Manual Del Curso - TS0201 PDF
Manual Del Curso - TS0201 PDF
Manual Del Curso - TS0201 PDF
Introducción a la
TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA
L. Berkhof
i
Preámbulo
Curso de
Introducción a la Teología Sistemática – TS0201
Manual de Estudiante
2019 – MINTS-CA
Seminario Internacional MINTS en Centroamérica
Preparing Christian Leaders for Ministry
Preparando Lideres Cristianos para el Ministerio
ii
Preámbulo
Apreciados Estudiantes:
El libro de texto que se les ha provisto ha sido preparado con la intención de que sirva como manual
del curso de “Introducción a la Teología Sistemática”. Este forma parte del programa de estudios
teológicos a nivel de licenciatura del Seminario Internacional MINTS en Centroamérica. Por otro
lado, consideramos importante motivar a los estudiantes a que promuevan el programa de estudios
de MINTS-CA en la iglesia local. Es decir, la iglesia a la que sirven.
El fin primario de esta obra es introducir al estudiante que comienza en el largo camino del estudio
de la Teología Sistemática a un panorama introductorio de las doctrinas bíblicas. Para iniciar se
definen los terminaos dogma y dogmática. Se prosigue a definir de una manera escueta la historia
y el desarrollo de la dogmática, así como la naturaleza de las Sagradas Escrituras y los principios
de la misma.
Con esta obra no se pretende adjudicar de ninguna manera autoría o cambiar alguna parte del texto,
sino más bien se mantiene el texto original [Introducción a la Teología Sistemática] intacto, por:
Dr. Louis Berkhof; una obra de 157 páginas. Además, se han creados cinco apéndices: 1) la guía
del estudiante, 2) la guía para el facilitados, 3) la guía de cuestionarios para el estudio, 4) modelo
de informe de lectura y 5) modelo de ensayo académico. Estos apéndices le ayudan al estudiante
a cumplir con los requisitos para aprobar este curso, según lo exija el profesor del curso.
Mi oración es que el estudiante saque el mayor y mejor provecho a la obra que se le presenta para
que así pueda servir con excelencia a la iglesia de Señor Jesucristo, con un ministerio pertinente y
una vida devocional que rinda gloria a Dios.
iii
Preámbulo
Tabla de Contenido
APÉNDICES …… …… …… …… …… …… …… …… …… …… … 85
1 GUÍA DEL ESTUDIANTE
2 GUÍA DEL FACILITADOR
3 GUÍA DE CUESTIONARIOS
4 MODELO DE INFORME DE LECTURA PARA MINTS
5 MODELO DE ENSAYO ACADÉMICO PARA MINTS
iv
Preámbulo
v
LECCIÓN 1
Durante los dos primeros siglos de la era cristiana se hizo poco o ningún intento de presentar
en forma sistemática la verdad doctrinal entresacada de la Palabra de Dios. Pero la exigencia de la
mente humana de ver la verdad, hasta donde sea posible, como un todo, no podía impedirse durante
largo tiempo. El hombre está dotado de razón, y la razón humana no puede descansar satisfecha
con una mera colección de verdades aisladas, sino que quiere verlas en sus mutuas relaciones para
poder entenderlas con claridad. La mente comienza involuntariamente a unir verdades dispersas,
a clasificarlas y a completarlas, de tal manera que su correlación se hace evidente. Con frecuencia
se han levantado objeciones en contra de la presentación sistemática de las verdades doctrinales
de la Escritura; y también en la actualidad hay algunos que son decididamente contrarios a ello.
Parece haber un temor secreto de que mientras más sistematicemos la verdad, más nos alejaremos
de la presentación de ella tal como se encuentra en la Palabra de Dios. Pero no existe tal peligro
si la sistematización no se basa en los principios fundamentales de alguna errada filosofía, sino en
los principios permanentes de la misma Escritura. Dios ciertamente ve la verdad como un todo, y
es el deber del teólogo pensar las verdades de Dios según la mente divina. Debe existir un constante
esfuerzo para considerar la verdad como Dios la ve, aunque sea perfectamente evidente que el
ideal está más allá del dominio del hombre en su condición presente.
La Iglesia nunca ha dudado acerca de este punto. Desde principios del siglo III en adelante,
aparecieron diversas obras que pretendían dar una presentación cabal de las verdades doctrinales
de la Escritura. Su aspiración era parecida, pero diferían en carácter, y no siempre tomaban el
mismo título. Orígenes fue el primero de los Padres de la Iglesia que dio una presentación
sistemática de la doctrina teológica con el título de Peri Archon. Del original tan sólo fragmentos
han sido preservados; pero la obra completa ha llegado hasta el presente en la traducción latina de
Rufino, procedente del siglo cuarto. con el título: De Principiis. Origenes, al utilizar el título:
''Primeros Principios" quería indicar "las doctrinas fundamentales y los artículos sobresalientes de
la fe". Lactancio fue el segundo que escribió una obra de esa naturaleza. Le dio el título de:
Divinarum Institutionum Libri VII. En realidad, se trata de una apología de la religión cristiana,
caracterizada por un estilo de grande elocuencia. En el siglo quinto, Agustín, con su Enchiridion,
(que significa, "Manual") ocupó el tercer lugar, y describió el contenido de su obra con el subtítulo:
"sive de fide, spe et caritate". Realmente se trata de una exposición del Credo, en la cual el autor
exalta la soberana gracia de Dios y la obra salvadora de Cristo en relación con su muerte en la
cruz. La obra de Lactancio adquirió en la Iglesia casi tanta autoridad como la del mismo Credo.
Juan de Damasco, hacia el fin del período patrístico, escribió un tratado sistemático titulado:
6
Los Nombres que se Aplican a la Presentación Sistemática de la Teología
Ekdosis Akribes Tes Orthodoxou Písteos (Una Exposición Cuidadosa de la Fe Ortodoxa). Esta
obra se parece, más que cualquiera de las anteriores, a una obra moderna de Dogmática. Se dividía
en cuatro libros que trataban, él lo. de Dios y la Trinidad, el 2o. de la Creación y la Naturaleza del
Hombre, el 3o. de Cristo y su Encarnación, Muerte y Descenso al Hades; y el 4o. de la
Resurrección y el Reino de Cristo, incluyendo el resto de la teología.
El carácter de las obras doctrinales que aparecieron durante la Edad Media fue de naturaleza
un tanto diferente. No se fundaron al mismo grado en la Escritura; sino más bien, en gran parte,
sobre lo que los Padres primitivos habían escrito. En esa época fue cuando entró en uso el término
Sententiae. El nombre mismo indica que las obras consistían en su mayor parte de compilaciones
de los Padres. La obra más importante de esta clase fue la de Pedro Lombardo, titulada: De Libres
Sententiarum. Esta obra no es una mera compilación, sino que contiene mucho material original.
Durante tres siglos se mantuvo como el Manual por excelencia para el estudio de la teología. Junto
con el nombre Sententiae, fue entrando al uso este otro, Summa, y con el correr del tiempo suplantó
a aquél. De las diferentes Suntmas la más importante es la de Tomás de Aquino, gran autoridad de
la Iglesia Católico-Romana. Tomás de Aquino no vivió para terminar su obra. Pero de otras obras
suyas se le hicieron adiciones que hasta cierto punto suplen lo que le faltó a la obra original.
En la época de la Reforma y posteriormente, todavía estuvieron en uso otros títulos para las
obras doctrinales. Melanchton fue el primer gran dogmático de la Iglesia Luterana. Intituló su obra:
Loci communes rerum theologicarum (Asuntos comunes en materias teológicas). Este libro se
produjo como resultado de un curso de conferencias sobre la Epístola de los Romanos. Otros varios
teólogos luteranos usaron títulos muy parecidos. Sin embargo, con el correr del tiempo también
cayeron en desuso. Zuinglio escribió un Comentarius de vera et falsa religione que se ha
considerado "la primera exposición sistemática de la fe Reformada". Y Calvino intituló a su
principal producción: Institutio Religionis Christianae, título que también fue adoptado por otros
autores. En pleno siglo XIX aparece el título en forma modificada en la obra de Watson:
Theological Instituí es, y sin cambio de ninguna clase en la de Gerhart: Institutes of the Christian
Religión.
Sin embargo, después de la Reforma, el nombre Teología se fue haciendo mucho más usual
entre los teólogos Luteranos y los Reformados. Y con la multiplicación de los estudios teológicos
se dejó ver claramente la necesidad de que el nombre "teología" se fuera delimitando,
encontrándose que los adjetivos didáctica, sistemática, teórica, positiva y dogmática servían muy
bien a ese propósito. L. Reinhart (1659) parece haber sido el primero que hizo uso del nombre,
Teología Dogmática. Intituló su obra Synopsis Theoiogiae Dogmaíicae. En vista de que el
contenido de la fe cristiana desde tiempo atrás había sido designado como Dogmata, el
modificativo dogmático fue entrando al uso ya sólo, en tanto que el primero, Teología, se
abandonó, aunque siempre se daba por entendido. Bajo la influencia de Schleiermacher entró en
uso el título: Doctrina de Fe.
En libros más recientes encontramos diversos títulos como estos: The Christian Faith
7
Introducción a la Teología Sistemática
Preguntas
1. Según el autor, ¿Qué fue lo que no se hizo durante los primeros dos siglos?
2. ¿De que está dotado el hombre?
3. Según el autor, ¿Qué fue lo que apareció del singlo III en adelante?
4. ¿Qué obra fue la que adquirió tanta autoridad como la del credo en la iglesia?
5. ¿Cuáles obras incluía la obra de Lactancia?
6. ¿Quién fue el primer dogmático de la Iglesia Luterana?
7. ¿Qué es lo que ha gozado de popularidad en los Estados Unidos?
1
Presbyterian and Reformed Review, April 1986, Pág. 243.
8
9
LECCIÓN 2
La Teología Sistemática, o Dogmática trata de los dogmas, las doctrinas aceptadas por la
Iglesia. Esto hace necesario, primero que todo, que consideremos el carácter general de las
doctrinas. En relación con esto, merece breve consideración el nombre "dogma".
La palabra "dogma" se deriva del verbo griego dokein. En el griego clásico la expresión
dokein moi no sólo significa me parece, u, opino, sino también, he llegado a la conclusión, estoy
cierto, es mi convicción. Y de modo especial, esta idea de certidumbre es la que encuentra
expresión en la palabra "dogma". Aunque en lo abstracto, un dogma podía ser considerado como
una mera opinión particular, cuando se convertía en tema de conversación, por lo general se le
consideraba como verdad axiomática o evidente por sí misma, como ordenanza oficial, o como un
artículo de fe bien fundado y formulado. No sólo hay dogmas religiosos, sino también los hay
científicos, filosóficos y políticos. Los principios fundamentales de la ciencia, supuestamente
considerados como infalibles, las enseñanzas filosóficas arraigadas, los decretos gubernamentales,
y las doctrinas religiosas aceptadas en lo general, — todos son dogmas. Los teólogos modernos
amplitudistas harían bien en recordar esto, porque gran parte de sus críticas al concepto del dogma
proceden de la hipótesis equivocada de que se trata de algo que es por completo peculiar a la
religión.
Todos los dogmas tienen en común esto, que están revestidos de cierta autoridad. Como es
natural, la base de autoridad no es la misma en cada caso. Los dogmas científicos tienen autoridad
de verdades axiomáticas, o evidentes por sí mismas. Los dogmas filosóficos derivan su autoridad
de los argumentos generalmente admitidos, y mediante los cuales se dan por comprobados. Los
dogmas políticos van revestidos con la autoridad del gobierno que los decreta. Y los dogmas
religiosos se fundan en la revelación divina, (verdadera o supuesta), y por tanto gozan de autoridad.
10
La Naturaleza de los Dogmas
resulta de particular importancia, porque habla de una decisión eclesiástica, y, por tanto,
implícitamente proporciona una base para el uso teológico del término. Es verdad que el Concilio
de Jerusalén no formuló ninguna doctrina, pero su resolución, innegablemente, tuvo consecuencias
doctrinales, Además, esta decisión estuvo ataviada con la autoridad divina y obligada en forma
absoluta a las iglesias por cuyo bien se tomó. No era una simple advertencia que la iglesias podrían
obedecer o ignorar, como mejor les conviniese; sino una obligación impuesta sobre ellas, y a la
cual tendrían que someterse. De consiguiente, el pasaje que estamos considerando contiene, al
menos, una insinuación de que un dogma religioso es una doctrina definida oficialmente por la
Iglesia declarando que descansa sobre la autoridad divina.
Los Reformadores y los teólogos protestantes, en general, rompieron con este concepto
jerárquico, y consideraron que los dogmas son verdades divinas, reveladas claramente en la
Palabra de Dios, formuladas por algún cuerpo eclesiástico competente, y de reconocida autoridad
porque se derivan de la Palabra de Dios. Aunque los protestantes atribuyen a los dogmas mucha
firmeza y estabilidad, nunca los consideraron, ni los consideran hoy como infalibles.
A este respecto se produjo un cambio notable debido a Schleiermacher, que viró del concepto
objetivo al subjetivo en relación con el origen de los dogmas. Puesto que Schleiermacher consideró
que tenían su origen en la experiencia cristiana, vio en ellos las expresiones intelectuales,
autorizadas por la iglesia, respecto al significado íntimo de las experiencias religiosas de la
comunidad cristiana. La teología ritschliana pretende ser más objetiva en su concepto de los
dogmas, pero de hecho es igualmente subjetiva. Considera que los dogmas son afirmaciones
científicas de la fe de la iglesia, es decir, no del contenido de esta fe sino de lo que en ella queda
2
Ottea, Manual of the History of Dogma I, Pág. 2.
11
Introducción a la Teología Sistemática
envuelto. En esta explicación de la fe, la fides qua creditur, se convierte en la fuente de los dogmas,
y esta es precisamente tan subjetiva como la experiencia religiosa. En tanto que es del todo cierto
que esta fe no surge sin la revelación divina, esto es también cierto de igual manera, respecto a la
experiencia religiosa de la que habla Schleiermacher.
En muchos círculos todavía prevalecen los conceptos que Schleiermacher y Ritschl tuvieron
acerca de los dogmas, Pero en la teología más reciente se está manifestando una nueva tendencia
a reconocer su carácter objetivo. P. T. Forsyth, al cual menciona McConnachie llamándolo "un
bartiano anterior a Barth," habla del dogma como "la revelación final de una definición en
germen", y como "un acto de Dios expresado como verdad" 3. Los hechos fundamentales y
redentivos de Dios, revelados en la Biblia (y por tanto, expresados en palabras), constituyen
dogma, el cual es fundamento de la Iglesia. A diferencia del dogma, la doctrina es la interpretación
del dogma revelado, y por tanto, no es fundamento sino producto de la Iglesia. Las mismas
interpretaciones de los hechos de Dios según se encuentran en la Escritura deben considerarse
como doctrinas más bien que como dogmas.
Ciertamente hay algún concierto entre la posición de Forsyth y la de Barth, aunque también
hay puntos de diferencia. Barth distingue entre "dogma" en el singular y "dogmas" en el plural.
Define el "dogma" como "una proclamación de la Iglesia, hasta donde, en verdad concuerda con
la Biblia como la Palabra de Dios"4. En otro lugar vuelve a hablar de él como "la concordancia de
la proclamación de la Iglesia con la revelación atestiguada en la Santa Escritura" 5. Y esta
revelación no se ha de tomar como una proposición doctrinal sino más bien como acto divino,
como un imperativo o decreto que invita a la acción de parte del hombre. No obstante, "dogmas"
en plural, son las proposiciones doctrinales, reconocidas y confesadas por la Iglesia, las cuales,
con su relativa autoridad, están depositadas en los símbolos eclesiásticos". Son palabra del hombre,
derivada de la Palabra de Dios, digno, en verdad, de veneración y respeto, pero de todos modos,
nada más palabra humana. No constituyen objeto de fe, (como el "dogma"). «Uno que son nada
más expresión de fe6.
Por último, Micklem está estrechamente alineado con estos dos autores, cuando dice: "Los
dogmas fundamentales y distintivos de la fe cristiana no se expresan en términos de verdad
abstracta, sino en los de actos poderosos de Dios. Aquello que forma parte esencial de la historia
del evangelio, es dogma; lo que es interpretación de la historia, es teología" 7. Esta última
afirmación también se aplica a la interpretación que se encuentra en la Biblia misma. ¿Apenas se
haría necesario decir que los conceptos de estos autores proceden sobre líneas de pensamiento que
son por completo extrañas a la teología Reformada?
3
Theology of Church and State, Pág. 15.
4
The Doctrine of the Word of God, Pág. 308.
5
Obra citada, Pág. 30; compárese también God in Action, Pág. 53.
6
Obra citada, págs. 304-315.
7
The Faith, Pág. 70.
12
La Naturaleza de los Dogmas
Los católicorromanos hablan de dogmas, diciendo que en el estricto sentido de la palabra son
"verdades contenidas en la Palabra de Dios, esté o no esté escrita — es decir, en la Escritura o en
la tradición — y propuestas por la Iglesia para la fe de los fieles"8. El Concilio Vaticano se expresa
de la manera siguiente: "Además, han de creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas
contenidas en la Palabra de Dios, escrita o transmitida, y las cuales, la Iglesia, ya sea mediante un
8
Capítulo III, On Faith.
13
Introducción a la Teología Sistemática
solemne juicio, o mediante su magisterio ordinario y universal, propone para la aceptación, como
que han sido reveladas por Dios". Por supuesto, el protestantismo histórico no coordina de
semejante modo la Escritura y la tradición. Sostiene que las verdades doctrinales incorporadas en
los dogmas, o están contenidas explícitamente en la Escritura o se deducen de ella "mediante
buenas y necesarias consecuencias". Los dogmas no son meras repeticiones de las afirmaciones
bíblicas, sino cuidadosas — a pesar de ser humanas y por tanto falibles — formulaciones de las
doctrinas contenidas en la Palabra de Dios. Su contenido se deriva de los escritos sagrados. Si no
fuera así, no serían dogmas.
No tiene que resultar superfluo que en la actualidad acentuemos este hecho. Desde principios
del siglo XIX, en algunos círculos protestantes fue adquiriendo preponderancia, poco a poco, otro
concepto del origen de los dogmas. Schleiermacher, el padre de la teología moderna, no deriva el
contenido de los dogmas de la Iglesia, de los hechos o verdades revelados en la Escritura, sino del
conocimiento, o de la experiencia cristiana. Declara que los artículos de la fe "son conceptos de
sentimiento piadoso expresados en palabras". En tal carácter, dejan de ser afirmaciones de la
verdad respecto a Dios y a su voluntad para convertirse en meras expresiones del significado de
la experiencia humana siempre cambiante. Dice correctamente Mackintosh: "Si las palabras tienen
algún significado, la doctrina es para Schleiermacher una afirmación acerca de nuestros
sentimientos, no acerca de Dios"9. Y de esto, también se deduce que para Schleiermacher, el asunto
no es si los dogmas religiosos son objetivamente verdaderos, sino nada más si expresan
correctamente los diversos estados del sentimiento. Dice Edghill que éste concibe el dogma como
la expresión de una "vida siempre cambiante". Y hace notar que esto envuelve la negación de
cualquiera autoridad permanente en la afirmación de una "creencia" religiosa10.
Aunque materialmente el concepto ritschiliano no difiere del anterior, pretende ser más
objetivo porque toma su punto de partida en la revelación de Dios dada en Jesucristo Parece muy
alentador encontrar a Kaftan diciendo • "La presuposición es, pues, que el Dogma se deriva de la
revelación divina, en la esfera del evangelio, a la cual deben corresponder la fe y la confesión de
la congregación". Pero en seguida se deja ver que aunque ciertamente quiere tomar en cuenta la
revelación objetiva de Dios en Jesucristo, interpone la fe de la Iglesia entre esta revelación y el
teólogo. Y cuando habla de fe, no se refiere a ella en su sentido objetivo, tal como se expresa en
los símbolos de la Iglesia, la fides quae creditur; sino a la fe en el sentido subjetivo, la fides qua
creditur. Además, ni siquiera concibe esta fe como una aprehensión de la verdad revelada en la
Palabra de Dios, sino como fiducia, confianza, es decir, como una relación espiritual condicionada,
prácticamente, a su objeto, el cual se presenta en la Palabra de Dios. Esta fe incluye conocimiento,
pero este conocimiento es práctico, experimental, más que intelectual, como que resulta de una
vida en comunión con Dios El hombre no puede conocer a Dios a menos que Él se deje reflejar
en la fe. (Expresión Kantiana). Y este conocimiento práctico, incluido en la fe, está expresado en
los dogmas. De manera que los dogmas no son el objeto, sino la expresión de la fe. La fe se
9
Types of Modern Theology, Pág. 66.
10
Faith and Fact, Pág. 35.
14
La Naturaleza de los Dogmas
convierte en la fuente de los dogmas. Esto significa que la teología ritschliana rechaza el antiguo
concepto protestante que considera los dogmas como definiciones de la verdad que se funda en la
Palabra de Dios, y procura derivar su contenido de la fe cristiana tal como ésta queda determinada
en forma muy especulativa por medio de conceptos de valor. Lobstein, otro erudito ritschliano,
dice que el dogma "es la exposición científica de la fe protestante"11. En la página 75 de la misma
obra asienta explícitamente que "la fuente de los dogmas es la fe".
Un concepto subjetivo un tanto parecido se encuentra también entre los moralistas de los
Países Bajos. J. Van der Sluis en su libro intitulado De Ethisclte Richting, página 23, cita una
palabra del profesor D. Chantepie de la Saussaye, la cual guarda mucha armonía con la posición
ritschliana: "Después de la vida y por medio de la vida surge la doctrina. Esta es fruto de la mente
que reflexiona sobre la verdad, cuando esa verdad se ha convertido en vida del alma". Y el Dr. Is.
Van Dijk dice: "Si tuviéramos que dar una definición de dogma, lo haríamos en la forma siguiente:
Dogma es el fruto del esfuerzo para expresar cierta relación de la vida de la Iglesia en el lenguaje
del intelecto"12.
La Iglesia no encuentra sus dogmas en forma acabada en las páginas de la Santa Escritura,
sino que los obtiene reflexionando sobre las verdades reveladas en la Palabra de Dios. La
conciencia cristiana no sólo se apropia la verdad, sino que también siente una incontenible presión
para reproducirla y verla en su grandiosa unidad. Aunque el intelecto guía y dirige esta reflexión,
no se trata nada más de una actividad intelectual, sino de la que también es moral y emocional. El
entendimiento, la voluntad, los afectos, en una palabra, el hombre completo entra en juego. Todas
las facultades de su alma y todos los movimientos de su vida interior contribuyen a este resultado
final. En sentido más amplio, no es únicamente el individuo cristiano, sino más bien la Iglesia de
Dios, como un todo, bajo la dirección del Espíritu Santo, la que es sujeto de esta actividad
reflexiva. El hombre espiritual es el único que es apto para este trabajo, y hasta él mismo puede
obtener un conocimiento correcto y adecuado de la verdad en todas sus relaciones, y en toda su
plenitud y magnificencia, únicamente en comunión y cooperación con todos los santos. Cuando la
Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, reflexiona sobre la verdad, ésta toma una forma definida en
el conocimiento de ella, y gradualmente cristaliza en conceptos y expresiones doctrinales
claramente definidos. La formación de dogmas no siempre es un proceso corto o sencillo. Su curso,
frecuentemente, está determinado por más o menos prolongadas controversias. Estas no siempre
resultan edificantes, puesto que con frecuencia generan temperaturas achicharrantes y conducen,
a menudo, a malsanos antagonismos. Al mismo tiempo los dogmas son de la mayor importancia y
sirven para enfocar certeramente la atención sobre el punto a debate, a clarificar la corriente que
peligra, a presentar abiertamente los diferentes aspectos de un problema, y a señalar el camino para
una solución correcta. La Iglesia tiene deuda muy grande con las grandes controversias doctrinales
11
An Introduction to Protestant Dogmatics, Pág. 61.
12
History of Doctrine I, Pág. 19; compárese también Harnack, Histoy of Dogmas I, Pág. 12.
15
Introducción a la Teología Sistemática
Seeberg llama la atención sobre los varios elementos que entraron en la estructura de los
dogmas?, cuando dice: "El dogma es una estructura histórica extraordinariamente complicada
Tiene varias partes constituyentes las cuales han sido formuladas de cara a múltiples formas de
oposición y bajo la inspiración de muchos impulsos prácticos (éticos y devocionales) y ocasiones
externas (políticas y canónicas) habiendo recibido la impresión de diferentes tendencias teológicas.
No todos los períodos de la historia han sido igualmente favorables para la reflexión requerida para
la formación de los dogmas.
Se necesita espiritualidad profunda, fervor religioso, sujeción voluntaria a la verdad tal como
está revelada en la Palabra de Dios, una pasión consumidora por ganar una cada vez mayor
penetración en la verdad con todas sus consecuencias, un estudio exegético diligente y habilidad
constructiva. El frío racionalismo y el sentimental pietismo son, por igual, hostiles al dogma. Y en
verdad, una época como la nuestra, en la que las especulaciones filosóficas y los análisis
psicológicos han tomado en gran parte el lugar del estudio verdaderamente teológico, no se
propicia para la construcción de dogmas teológicos. Se reconoce muy poco la suprema importancia
de meditar sobre la verdad, según se encuentra revelada en la Palabra de Dios. De hecho hay una
amplia y decidida oposición a la idea de que el hombre tiene que dirigir sus pensamientos sujetos
a la obediencia de Cristo y que en la investigación de la verdad respecto a Dios y al hombre, el
pecado y la redención, la vida y la muerte, debe el hombre fundamentar su pensamiento sobre la
palabra de autoridad, la Palabra inspirada de Dios, más que sobre los descubrimientos de la falible
razón humana.
(c) LOS DOGMAS TIENEN QUE SER DEFINIDOS OFICIALMENTE POR ALGÚN
CUERPO ECLESIÁSTICO COMPETENTE.
El último paso para la formación de los dogmas es que sean formulados específicamente y
aceptados formalmente por algún cuerpo eclesiástico oficial. Se concuerda, generalmente, en que
se hace necesaria tal acción oficial de la Iglesia. En este punto son de la misma opinión los
católicorromanos y los protestantes, y hasta los teólogos modernos, pese al subjetivismo que los
caracteriza, proclaman su acuerdo, porque creen que "el dogma debe estar adherido a la idea de
colectividad y a la de autoridad". Schleiermacher reconoció como dogmas únicamente aquellas
verdades religiosas aceptadas con ese carácter por la Iglesia. Lobstein dice: "Es muy evidente, en
efecto, que el dogma, en su sentido preciso e histórico no es otra cosa que un credo definido
oficialmente y formulado por una autoridad competente, lo que en este caso quiere decir, por la
Iglesia que va de la mano con el Estado"13. Y el mismo George Burman Foster declara: "Los
dogmas son definiciones respecto a la fe, sostenidas por la autoridad eclesiástica" 14.
13
An Introduction of Protestant Dogmatic, Pág. 21.
14
Christianity in its Modern Expresión, Pág. 4.
16
La Naturaleza de los Dogmas
Puede surgir la pregunta: ¿Cuál es el cuerpo eclesiástico que tiene el poder para determinar
lo que debe ser creído? Harnack de manera implícita toma la posición de que esto sólo lo puede
hacer un Concilio ecuménico que represente a la Iglesia como un todo. Por la misma razón niega
la existencia de un dogma protestante. Indica que la unidad de la Iglesia fue rota por el
protestantismo y que éste no presenta un frente unido. Como es natural, las Iglesias de la Reforma
no comparten el concepto de Harnack. En lo particular, las Iglesias Reformadas siempre han
acentuado el hecho de que cada iglesia local es una representación completa de Jesucristo, y que,
consiguientemente, tiene también la potestas dogmática o docendi, el poder para determinar dentro
de su propio radio qué es lo que se ha de reconocer como dogma.
Pero si determinada iglesia local está afiliada a un número de iglesias similares en una
organización más grande, tendrá que dejar que el asunto lo decidan las asambleas mayores. Es
obvio que los dogmas definidos por los concilios ecuménicos satisfacen mejor la conciencia común
de la Iglesia, pero es arbitrario hablar de los dogmas formulados por estos concilios como de los
únicos dogmas verdaderos. Los dogmas oficialmente recibidos por la Iglesia tienen autoridad
dentro del círculo en el cual se les reconoce. Sin embargo, hay diferencia de opinión en cuanto a
la naturaleza de dicha autoridad. La Iglesia Católicorromana atribuye a sus dogmas autoridad
absoluta, no sólo porque son verdades reveladas, sino más particularmente porque son
infaliblemente aprehendidos, y propuestos por la Iglesia para la fe de los fieles. La siguiente
definición tomada de A Catholic Dictionary, en el artículo Dogma, es importante: "De aquí que
con respecto a una nueva definición, digamos por caso, la de la transubstanciación, los cristianos
tengan un doble deber. Primero, están obligados a creer que la doctrina definida es verdadera, y
Segundo, que es parte de la revelación cristiana". Aquí la declaración de la Iglesia tiene la
prioridad. Dice Wilmers que la Escritura y la tradición son, "únicamente, las reglas de la fe remotas
o mediatas, en tanto que la inmediata es la iglesia docente" 15. La fe consiste en la aceptación
implícita de la verdad, de manos de la ecclesia docens (el sacerdocio), y la autoridad de los dogmas
se basa, en realidad, sobre la declaración formal de la Iglesia. Esa autoridad es absoluta, porque la
Iglesia es infalible.
Las Iglesias de la Reforma se apartaron de este concepto. Aunque sostienen que una doctrina
no se convierte en dogma y no adquiere autoridad eclesiástica a menos que sea oficialmente
definida y aceptada por la Iglesia, le atribuyen autoridad, únicamente hasta donde y sólo debido a
que se funde en la Palabra de Dios. El concepto reformado acerca de este asunto puede, quizá
formularse mejor de la manera siguiente: En cuanto a la materia o contenido los dogmas derivan
su autoridad exclusivamente de la Palabra infalible de Dios, pero en cuanto a la forma, la derivan
de la Iglesia. Barth tiene acerca de este punto, un concepto un tanto diferente Según él, el dogma.
en singular, es proclamación de la Iglesia hasta donde concuerde con la revelación testificada en
la Escritura. Esa revelación no es, fundamentalmente, una exposición de la verdad, aunque esto se
incluye, sino un kcrugma, la invitación de un heraldo, un imperativo divino que espera respuesta
de parte del hombre. Ese kerugma que ordena, debe hacerse contemporáneo de la proclamación
15
Handbook of the Christian Religión, Pág. 134.
17
Introducción a la Teología Sistemática
que la Iglesia hace. De aquí que no deba introducirse a Dios como un objeto acerca del cual el
hombre deba hablar, sino como sujeto que se dirige al hombre, y a quien éste debe responder. Y
hasta donde la kerugma hace esto, y queda realmente en armonía con la revelación testificada en
la Biblia, es dogma. La proclamación de la Iglesia es una aproximación a la revelación original, y
no una reproducción perfecta de ella, pero hasta donde concuerde con ella y sea, por lo mismo,
Dios quien verdaderamente hable a los pecadores en el presente, está revestido con autoridad
divina. El dogma concebido así debería distinguirse de los dogmas (plural), en los que no habla
Dios sino la Iglesia, y los cuales, por esa misma razón, sólo tienen autoridad relativa. Son
proposiciones doctrinales reconocidas y formuladas por la Iglesia, palabra del hombre, que brota
de la Palabra de Dios. En ellos, la Iglesia del pasado habla a las generaciones presentes y transmite
o reproduce la verdad de la revelación de Dios hasta donde ha aprendido a entenderla, bajo la
dirección del Espíritu Santo.
La edad presente es antidogmática. Hay aversión manifiesta no sólo contra los dogmas, sino
aún contra las doctrinas y contra la presentación sistemática de la verdad doctrinal. Durante los
últimos cincuenta años muy pocas obras dogmáticas han hecho su aparición, mientras el mercado
librero se vio inundado con libros sobre la Historia de las Religiones, la Filosofía de la Religión,
y la Psicología de la Religión. Se escucha con frecuencia la afirmación de que el cristianismo no
es una doctrina sino una vida, y que importa muy poco lo que creamos si después de todo
participamos de la vida de Cristo. Hay un clamor insistente, especialmente en nuestra propia
tierra17, por un cristianismo sin dogmas. No se ve con buenos ojos la predicación dogmática y,
por lo tanto, en muchos círculos se le evita. Muchos cristianos conservadores claman por una
predicación puramente experimental, en tanto que otros de un tipo más amplitudista prefieren en
16
Obra Citada, Pág. 33.
17
El autor alude a los E.U.A. – Nota del Traductor
18
La Naturaleza de los Dogmas
Procedió como los gnósticos del siglo II, sobre la hipótesis de que si se hiciera notar que el
cristianismo es realmente una filosofía, de manera natural se volvería popular en los círculos
educados. De consiguiente, acentuó el hecho de que la verdadera filosofía, llevada en forma
consistente, conduce necesariamente hacia las creencias de la Iglesia, y que las doctrinas cristianas
son nada menos que verdades especulativas presentadas en forma pictórica. Opinaba que lo único
que se necesitaba era despojarlas de esa forma para liberar y descubrir el embrión realmente
espiritual de la verdad filosófica. Pero resultó un aborto aquel intento de cambiar la locura de Dios
por la sabiduría del mundo. En las manos de los hegelianos de la izquierda, como Strauss y
Biedermann, pronto se hizo evidente que, después de remover el llamado hollejo, quedaba muy
poco cristianismo, y que el embrión filosófico era algo del todo diferente de la verdad revelada en
la Palabra de Dios. La operación hegeliana se convirtió en verdad, como dice Kaftan, en "la
desaparición del dogma"18.
18
The Truth of the Cristian Religión, Pág. 313.
19
Introducción a la Teología Sistemática
formas se convirtieron en obstáculo, en otra época en que ya los conceptos religiosos habían
sufrido un cambio fundamental; y (b) que los dogmas ponen en peligro la independencia y libertad
que es indispensable para la fe cristiana. Se verá de inmediato que sólo el segundo argumento ataca
al dogma como tal, pero precisamente este argumento es el que marca la tendencia verdadera de
la obra que estamos considerando. Kaftan y Lobstein casi concuerdan con Dreyer en que los
dogmas a menudo han constituido un obstáculo para la fe, pero al mismo tiempo los consideran
necesarios y abogan por un nuevo dogma. Troeltsch llega a la conclusión de que "ya no existe un
sistema de dogma eclesiástico, protestante" y que las iglesias protestantes tendrán que buscar
"unión y cohesión" en alguna otra esfera fuera del dogma19.
Juntamente, por supuesto, con esta dirección de pensamiento filosófico ha habido muchas
otras influencias, demasiado numerosas para enumerarlas, que han operado y siguen operando para
hacer que los dogmas pierdan popularidad. Los librepensadores religiosos repetidamente levantan
su voz en contra de los dogmas como si fuesen invasores de su libertad religiosa, y demandan
libertad en la Iglesia. Con no poca frecuencia posan como los verdaderos campeones del derecho
del juicio privado, uno de los principios fundamentales de la Reforma. En más de una ocasión un
dogmatismo exagerado condujo a su reacción pietista. Y el pietismo se caracteriza por su hostilidad
a todo intelectualismo en religión, y exalta el emocionalismo y la experiencia como la única
manifestación verdadera de la vida religiosa. Ofrece al pueblo cristiano un escape del escándalo
de las controversias, retirándolos a la ciudadela del corazón, al asiento de los afectos. En nuestro
país (U.S.A.) el pietismo ha encontrado un muy apreciable aliado en el activismo que afirma que
tiene muy poco que ver lo que uno crea con tal de que uno esté ocupado en la obra del Señor.
Gran número de cristianos estadounidenses están demasiado ocupados en toda clase de actividades
de la Iglesia para preocuparse gran cosa respecto del estudio de la verdad. En la práctica son
pragmatistas y sólo se interesan en una religión que de inmediato rinda resultados tangibles. Han
reducido al mínimo su conocimiento de los dogmas. De hecho, tanto pietistas como activistas, con
frecuencia demandan que el pueblo cristiano se desprenda de las complejidades de los sistemas
doctrinales de la actualidad y retorne a la sencillez de la época apostólica, prefiriendo, ante todo,
las palabras de Jesús, quien no se preocupaba por dogmas. Podríamos mencionar muchas otras
tendencias antidogmáticas; pero éstas bastan para dar una idea, al menos, de la oposición actual a
los dogmas.
Hay varios modos de poner argumentos en favor de la necesidad de los dogmas. Hasta los
seguidores de Schleiermacher y Ritschl, subjetivistas, haciendo caso omiso de esto, los defienden,
sin que les estorbe su misticismo y su moralismo. Ellos mismos, de inmediato, sugieren varias
razones debido a las cuales el cristianismo no puede pasarse sin los dogmas.
19
The Social Teaching of the Christian Churches, Pág. 1009.
20
La Naturaleza de los Dogmas
20
Juan 17:3.
21
I Tim. 2:4.
22
Efesios 4:12.
23
II Pedro 1:3.
24
Juan 17:20.
25
Efesios 4:13.
21
Introducción a la Teología Sistemática
La Biblia enseña la unidad de la Iglesia de Jesucristo, a la vez que habla de ella como de
''columna y baluarte de la verdad"26. En Efesios 4, Pablo acentúa la unidad de la Iglesia de Dios,
indicando con claridad que el ideal de sus miembros ha de ser que todos alcancen la unidad del
conocimiento del Hijo de Dios. Esto recibe énfasis adicional en el Vr. 14; "que ya no seamos niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina". Exhorta a los Filipenses a que "estén
firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio" 27. En este pasaje la
palabra "fe" tiene, con toda probabilidad, el mismo significado que tiene en Judas 3, en donde el
escritor exhorta a sus lectores "a contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos". Si no tiene por completo el mismo significado ciertamente se aproxima. El Apóstol
amonesta a los corintios a que todos "hablen la misma cosa", y que no haya divisiones entre ellos 28.
Debieran ser de una misma mente y un mismo parecer. Considera que esto es de tanta importancia
que lanza su anatema a aquellos que predican un evangelio diferente del que él ha predicado29, y
hasta insiste en la exclusión de los herejes30. Es un juicio severo el que pronuncia en I Tim. 6: 3-
5; "si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo,
y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de
cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas
sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que
toman la piedad como fuente de ganancia". La unidad en el conocimiento se considera,
evidentemente, como de la mayor importancia para el bienestar de la Iglesia. Si incluyera en su
seno hombres de toda clase de convicciones, albergaría las semillas de la discordia, la lucha y la
división. Y eso, de seguro que no serviría para la edificación de los santos y el bienestar de la
Iglesia, ni coadyuvaría a su eficacia en la obra del Señor. Y en la lucha por la unidad de la Iglesia,
será muy difícil quedar satisfecho con el más insignificante común denominador en la confesión
de la verdad, y decir: Olvidemos la doctrina, y unámonos para trabajar juntos.
(iii) Para que la Iglesia cumpla con su deber se requiere que tenga unidad en la doctrina.
Naturalmente, la Iglesia como tal sólo puede ser una en doctrina si cuenta con una confesión
común. Esto significa que la Iglesia tiene que formular la verdad, y de esta manera dar expresión
a su conocimiento de ella. Por lo tanto, la unidad de doctrina envuelve la confesión de un dogma
común. No sería lógico admitir que la Iglesia necesita doctrinas, y al mismo tiempo negar que
necesita dogmas. La Iglesia no puede cumplir su función en el mundo a menos que se haga
consciente del contenido de su fe y le dé expresión clara. La Iglesia de Jesucristo fue designada
26
I Timoteo 3:15.
27
Filipenses 1:27.
28
I Corintios 1:10.
29
Gálatas 1:8,9.
30
Tito 3:10.
22
La Naturaleza de los Dogmas
como depositaría, vigilante y testigo de la verdad, y sólo puede ser fiel a su llamamiento si tiene
un concepto definido de la verdad A los ministro-, se les exhorta a retener la forma de las sanas
palabras31, y a los creyentes, en general, a que contiendan ardientemente por la fe que ha sido una
vez dada a los santos, pero ¿cómo podrán cumplir su importante tarea si no están de acuerdo en
cuanto a las "sanas palabras" y a lo que la Iglesia cree? La Iglesia tiene que tratar con los
equivocados, corrigiéndolos, reprendiéndolos y, posiblemente excluyéndolos del redil, pero no
podría hacerlo de manera inteligente y eficaz a menos que posea una aprehensión clara de la verdad
y por lo mismo una medida definida de juicio. La Historia enseña con claridad que antes de que la
Iglesia pudiera juzgar a los herejes tuvo que contar con alguna medida o prueba oficial. Y es obvio
que no podrá sostener un testimonio unido y poderoso en pro de la verdad a menos que presente
un frente indivisible.
Cada Iglesia tiene deuda con otras Iglesias y con el mundo que la rodea en cuanto a hacer
declaración pública de sus enseñanzas Resulta natural que tengamos deseos de saber algo acerca
del carácter y las convicciones de las personas a quienes quisiéramos confiar nuestros intereses
materiales, estimaríamos mucho muy deseable, y de hecho, por completo esencial, que supiéramos
con exactitud dónde hay una Iglesia en la que quisiéramos encontrar dirección para nosotros y para
nuestros hijos. Además, una Iglesia tendrá que informarse sobre la posición de otra, para poder
determinar, hasta donde sea conveniente, la cooperación y posible afiliación con una de ellas. La
Iglesia de Jesucristo jamás debe refugiarse en la simulación, ni tratar de esconder su identidad. Y
esto que no debiera hacer, es precisamente lo que hace en la medida en que deja de dar una clara
e inequívoca expresión de su fe.
Cada iglesia tiene sus dogmas. Hasta las iglesias que constantemente declaman contra los
dogmas, también los tienen en efecto. Al decir que quieren un cristianismo sin dogmas, en esa
misma afirmación están declarando un dogma. Todos ellos, en materias religiosas, tienen ciertas
convicciones definidas, y también les atribuyen cierta autoridad; aunque no siempre las definen
oficialmente, ni las reconocen con candidez. La historia prueba con claridad que aun la oposición
actual, no es, en realidad, oposición a los dogmas como tales, sino mera oposición a cierta clase
de dogmas, o a ciertos dogmas específicos, los cuales no encuentran acogida entre los teólogos
modernos. Una iglesia sin dogmas sería una iglesia muda, y esto resulta una contradicción de
términos. Un testigo mudo, no serviría de testigo, y jamás convencería a nadie
Los dogmas cristianos incluyen varios elementos que son de gran importancia para la vida
31
II Timoteo 1:13.
23
Introducción a la Teología Sistemática
Los dogmas religiosos no son producto de individuos cristianos, sino de la Iglesia como un
todo. Aunque originalmente la apropiación de la verdad revelada en la Biblia es personal,
gradualmente toma un aspecto comunal y corporativo. Sólo en comunión con todos los santos
pueden los creyentes entender la verdad y reproducirla confiadamente. La reflexión personal de
cada cristiano gana de esta manera la ventaja de un control colectivo, y como es natural, se
fortalece en gran manera la confianza que debe poseer en sus propios descubrimientos por el hecho
de que otros millares aparte de él arriben a la misma conclusión. El carácter comunal o social que
de esta manera requieren los dogmas no debe ser considerado como algo accidental y sólo de
importancia relativa, sino que debiera tenerse como algo que es de importancia absoluta. Sin
embargo, las opiniones personales, a pesar de lo verdaderas y valiosas que puedan ser, no
constituyen dogmas cristianos. Algunos extremistas objetan al elemento social de los dogmas.
Admiten la necesidad de escudriñar la verdad, pero opinan que el respeto personal propio debe
impulsar a cada uno a decidir por sí lo que es la verdad. Cada uno debiera construirse su propio
sistema de la verdad, y no preocuparse de las ideas de los otros. No obstante, no puede decirse que
estos extremistas representen actualmente la tendencia dominante en el campo del pensamiento
teológico. Schleiermacher y Ritschl, a pesar de que su respectivo subjetivismo los lleva al
individualismo en religión, acentúan enérgicamente el elemento comunal en los dogmas. Harnack
dice que está "introducido en la idea del dogma un elemento social...; los que confiesan uno y el
mismo dogma forman una comunidad"32. Sabatier, al hablar del origen de los dogmas se expresa
de la manera siguiente: "El dogma surge nada más cuando la sociedad religiosa, considerándose
distinta de la civil, se convierte en sociedad moral, que se recluta mediante adherentes voluntarios.
Esta sociedad, como otra cualquiera se da a sí misma lo que necesita para vivir y para defenderse
y propagarse"33. Y por último, McGiffer dice:34 "El reconocimiento que Schleiermacher hace del
elemento social, ha sido reforzado en los tiempos modernos por el estudio de la historia y de la
psicología de la religión las cuales han hecho muy evidente que nuestras creencias son, en gran
parte, productos sociales, y de que es una mera ficción la idea de que nuestra razón individual
trabaja aisladamente para crear independientemente nuestras fes" (credos).
32
History of Dogma I, Pág. 14
33
Outlines of a Philosophy of Religión, Pág.. 237.
34
The Rise of Modern Religious Ideas, Pág. 291.
24
La Naturaleza de los Dogmas
la Iglesia de todos los siglos. Jamás puede un solo cristiano tener la esperanza de lograr asimilar
y reproducir adecuadamente el contenido completo de la revelación divina. Y tampoco ha habido
jamás una sola generación capaz de ejecutar la tarea. La formulación de los dogmas es la tarea de
la Iglesia de todas las épocas, es tarea que requiere grande energía espiritual de parte de
generaciones sucesivas. Y nos enseña la historia que, a pesar de las diferencias de opinión, y de
prolongadas luchas, y pese aun a temporales regresiones, la comprensión que tiene la Iglesia de
la verdad iba ganando gradualmente claridad y profundidad. Una verdad tras otra se, convirtieron
en centro de atención y llegaron en turno a un mayor desarrollo. Los Credos históricos de la Iglesia
incorporan actualmente en forma concreta los mejores resultados de las reflexiones y el estudio de
los siglos pasados. Es a la vez deber y privilegio de la Iglesia de nuestro día entrar a la herencia de
los años que se fueron y continuar la construcción sobre el fundamento que fue puesto.
Sin embargo, los modernos teólogos amplitudistas tienen tendencia a romper con el pasado.
Muchos de sus representantes, con frecuencia hacen mucho ruido con sus alabanzas a los Credos
de la Iglesia, considerados como documentos históricos; pero se rehúsan a concederles valor
doctrinal para el presente. Y, triste es decirlo, los llamados fundamentalistas de la actualidad
estrechan manos con los amplitudistas en cuanto a este punto, con su bien conocido lema: "Ningún
Credo, excepto la Biblia". Parece que no se dan cuenta de que con tal lema se envuelve un
rompimiento con el pasado histórico de la Iglesia, una actividad negativa para aprovecharse de las
lecciones que las Iglesias de la Reforma transmitieron a las generaciones siguientes como una
preciosa herencia en sus grandes Credos y Confesiones, y una negación práctica de la dirección
que en el pasado dio el Espíritu Santo a la Iglesia. Pero la moderna teología amplitudista no se
detiene ni siquiera allí; rompe también con la Biblia misma considerada como la fuente de
autoridad para la verdad doctrinal. Reville declara esto mismo, sin sombra de duda, en las
siguientes palabras: "(El amplitudismo) no sólo ha arrojado el yugo de las Confesiones
protestantes, fundándose en que un completo examen de ellas daba prueba de que de ninguna
manera reflejaban la enseñanza de Cristo. Sino, además, gracias a los inmensos resultados
alcanzados por las ciencias históricas y filológicas durante el siglo XIX, ha llegado al
reconocimiento de que en la Biblia misma hay muchas doctrinas que ni vienen de los profetas ni
de Jesús; las cuales, en consecuencia, no pueden considerarse como la expresión fiel de la
enseñan/a de Cristo"35... De consiguiente, semejante posición envuelve un rechazamiento de la
Biblia como Palabra de Dios, un manifiesto desprecio y negación de la dirección del Espíritu Santo
en la historia del pasado doctrinal de la Iglesia, y una falta de respeto para las oraciones, los trabajos
y las luchas de los más grandes y más piadosos maestros de la Iglesia. Representa un arbitrario
individualismo en el desarrollo y formulación de la verdad, una idea exagerada de la habilidad de
un solo individuo, o de la Iglesia de una sola generación, para alcanzar de nuevo una estructura
mejor de la verdad religiosa que el sistema venerable del pasado.
35
Liberal Christianity, Pág. 40
25
Introducción a la Teología Sistemática
Cuando las Iglesias de la Reforma definen oficialmente sus doctrinas y las convierten, por
tanto, en dogmas, declaran también implícitamente que descansan sobre la autoridad divina y que
expresan la verdad. Y porque las iglesias consideran sus dogmas como formas concretas de la
verdad revelada en la Palabra de Dios, estiman que merecen el reconocimiento general e insisten
en tal reconocimiento dentro de sus propios círculos. La Iglesia Católicorromana reclama absoluta
infalibilidad para sus dogmas, en parte debido a que son verdades reveladas, pero de modo especial
porque son propuestos para la fe de los fieles por medio de una iglesia infalible. Sus dogmas son
absolutamente inmutables. El Concilio Vaticano declaró36: "Si alguno afirma que es posible que
algunas veces, de acuerdo con el progreso de la ciencia, tenga que darse a las doctrinas propuestas
por la Iglesia un sentido diferente del que la Iglesia ha entendido y entiende: Sea anatema". Las
iglesias protestantes no participan de este absolutismo En tanto que esperan que sus dogmas sean
aceptados porque los consideran como formulaciones correctas de la verdad escrituraria, admiten
la posibilidad de que la Iglesia se haya equivocado al definir la verdad. Y al descubrir que los
dogmas son contrarios a la Palabra de Dios, dejan de gozar de autoridad.
36
(de Fide IV. 3).
37
An Introduction to Protestant Dogmatics, Pág. 49.
38
Religious Authority, Pág. 259.
26
La Naturaleza de los Dogmas
Preguntas Repaso
39
The Doctrine of the Word of God, Pág. 356 y Sig.
27
LECCIÓN 3
LA IDEA DE LA TEOLOGÍA DOGMÁTICA
40
Dogmatik, Pág. 2
41
History of Dogma, Pág. 2
42
Theology in Church and State, Pág. 12 y Sig.
28
La Idea de la Teología Dogmática
en verdadero acuerdo con la Palabra de Dios, Barth considera a la dogmática como la ciencia no
de los dogmas, sino del dogma, la cual investiga el acuerdo que pueda haber entre el dogma y la
revelación atestiguada en la Escritura. Por tanto, la dogmática sirve para probar el dogma 43. Barth
no cree que los dogmas (en plural) formen el contenido de la dogmática, aunque para entenderlos
y formularlos tenga que ser de enorme ayuda la dogmática. Forsyth considera al dogma como
parte, y de hecho, como el corazón vital de la revelación, y Barth se acerca mucho a la misma
evaluación, tan cerca, en efecto, que éste como Forsyth considera al dogma como el objeto de la
fe. Además concuerdan en negar que los dogmas o doctrinas se consideren como objeto de la fe, e
insisten en que no son más que meras expresiones de la fe de la Iglesia. Ambos también son de
opinión que el concepto predominante de dogma es el del escolasticismo protestante, y no el de
los Reformadores. Al considerar el concepto histórico de las iglesias protestantes respecto a la
relación entre los dogmas y la dogmática debemos llamar la atención a varias proposiciones.
Oponiéndose a Harnack dice Seeberg: "Aún cuando la forma del dogma es obra de la
teología, su contenido se deriva de la fe común de la Iglesia cristiana" 44. Sea bienvenida esta
corrección al concepto de Harnack de que los dogmas son producto de la teología, pero
difícilmente puede considerarse como designación correcta de la fuente de donde se originan. Lo
que Harnack dice, más bien está en armonía con la posición ritschliana. Rainy piensa con acento
más Reformado cuando señala primero que las doctrinas (dogmas) se derivan de la Escritura, y en
seguida añade: ''No creo que sea el interés científico el que fundamentalmente haga surgir la
doctrina cristiana, ni obedece propiamente esta actividad a la obligación de cumplir con las
condiciones formales de la ciencia; ni creo que, históricamente, haya sido el impulso científico la
fuerza creadora en este departamento. ... Se sostiene que la doctrina surge, originalmente, no del
interés o el impulso científico, sino de las necesidades de la inteligencia creyente"45.
Los dogmas no pueden fabricarse a la orden. No pueden ser producidos por teólogos en
particular, ni por la teología científica en general, y luego impuestos desde afuera sobre la
comunidad de creyentes. Las probabilidades son que los dogmas construidos v propuestos de esa
manera no expresarían, la verdadera fe de la Iglesia, ni tocarían una cuerda sensible en la vida
común de los creyentes, y como consecuencia no se le reconocerá como autoritativas. Los dogmas
únicamente se forman durante períodos de intensa vida espiritual, de amplia y ardiente
consideración sobre la verdad, y de profunda experiencia religiosa. Sólo cuando la Iglesia piensa
profundamente en las verdades de la Escritura; sólo cuando bajo la violencia de las controversias
religiosas ha aprendido a ver la verdad con agudeza y claridad, y sólo cuando determinadas
convicciones se han convertido gradualmente en propiedad común de la comunidad religiosa, y de
43
The Doctrine of the Word of God, Pag. 11 y Sig., 15, 284, 304 y Sig.
44
Ver History of Doctrine I, Pág. 19.
45
Delivery and Development of Christian Doctrine, Págs. 109 y 567.
29
Introducción a la Teología Sistemática
esa manera ha quedado formada una comunis opinio, — sólo entonces estará lista para confesar,
y sentirá dentro de ella una irresistible urgencia de dar expresión a su fe. Solamente la verdad
confesada de esta manera constituye una confesión de fe, queda enraizada en la vida y en la
experiencia de la Iglesia, y por tanto hace sentir su influencia sobre la Iglesia. Únicamente los
dogmas que brotan de este suelo vivo pueden designarse con las palabras de Rainy "el eco humano
de la voz divina", o "la respuesta humana al mensaje divino".
Aunque la teología puede servir como auxiliar en la formación de los dogmas, su cuidado
principal con ellos no es esto. Los dogmas forman el núcleo del material con el cual la teología
debe construir y con el cual tiene que edificar una estructura sistemática; tendrán naturalmente una
influencia determinante sobre la estructura y la conformación del sistema como un todo. Los
dogmas ocuparán un lugar muy importante en la teología y le prestarán un carácter distintivo. El
dogmatista se afirma en las enseñanzas confesionales de la Iglesia a que pertenece, es decir, ellas
determinan su inclinación. Se objetará que, como es natural, tal circunstancia pone en peligro su
libertad intelectual; pero no necesariamente ha de ser así. Mientras permanezca como miembro de
una determinada iglesia, debe considerarse que lo hace por convicción. Y siendo así, será natural
que considere los dogmas de su iglesia no como odiosos grillos que encadenan su libertad, sino
más bien como amables guías que le informan acerca de la dirección en la que debe movilizarse.
Además, es bueno recordar que no hay nadie que carezca por completo de alguna determinada
inclinación en su trabajo científico; y que aquel que rehúse dejarse afectar por los dogmas de su
30
La Idea de la Teología Dogmática
iglesia no podrá posar como dogmatista de ella. Hacerlo sería incurrir en un acto moralmente
reprensible. Repetimos que estos dogmas constituyen la parte más importante de los materiales
que el dogmatista debe usar en la construcción de su sistema y que por tanto entrarán en esa
estructura para formar su núcleo y corazón, como también su elemento unificador.
Pero el teólogo no puede limitarse a los dogmas que están contenidos en la Confesión de Fe
de la Iglesia porque dicha confesión de ninguna manera podría ser expresión exhaustiva de la fe
de esa Iglesia. El teólogo tiene que utilizar todas las verdades doctrinales que están reveladas en
la Palabra de Dios y tiene también que recurrir a las fuentes de otros estudios, por ejemplo:
Exégesis, Teología Bíblica, Historia de las Doctrinas y otras. Encontrará de provecho allegar la
contribución de individuos y de grupos. Pero cualesquiera que sean los elementos que incorpore
en su sistema, tiene que presentarlos no sólo como datos históricos, sino como partes componentes
de la estructura que está edificando, y las cuales considera no solamente como expresión de su
propia creencia, sino como verdad absolutamente válida. Además, no puede considerar estas
doctrinas como desnudas y abstractas fórmulas intelectuales, o como otras tantas verdades
aisladas; antes bien, tendrá que estudiarlas y presentarlas como plantas vivas que han alcanzado
su desarrollo en el curso de los siglos y se han enraizado profundamente en el suelo escriturario,
contemplándolas en su majestuosa unidad.
Is. Van Dijk, uno de los representantes del Movimiento Etico en los Países Bajos, y que nos
trae algo del recuerdo tanto de Schleiermacher como de Ritschl, pero que parece tener una
inmensa deuda con Vinet, se expresa en este asunto del modo siguiente: "El dogma es fruto del
intento para reproducir un determinado punto, una cierta relación de la vida de la Iglesia en el
lenguaje del intelecto, en tanto que la dogmática viene siendo la descripción, la transformación en
46
History of German Theology in The Nineteenth Century, pág. 142.
47
An Introduction to Protestant Dogmatics, Págs. 58-62
31
Introducción a la Teología Sistemática
conceptos de aquella vida como un todo". La objeción, de que esto obstruye la distinción entre
dogmática y ética, se contesta haciendo notar que aunque ambas describen la vida, no la
contemplan en el mismo sentido: . . . "La dogmática describe la base y el contenido, en tanto que
la ética, la manifestación y el ideal de vida"48.
La pregunta acerca del objeto de la teología, y por tanto también acerca del objeto de la
teología dogmática, puede considerarse muy apropiadamente en relación con su definición. La
teología no siempre se ha definido de la misma manera. Al determinar cuál ha sido y cuál debe
considerarse el objeto de la teología, puede sernos muy provechosa una breve consideración de las
definiciones más importantes que se han sugerido en el correr del tiempo.
Antes de la Reforma, hubo varias ideas respecto al objeto de la Teología Dogmática. Según
el concepto de S. Agustín, trata de Dios, el mundo, el hombre y los sacramentos. Pedro Lombardo
compartió este concepto. Otros consideraron como objeto de la Teología Dogmática al cuerpo
místico de Cristo, es decir, la Iglesia (Alejandro de Hales y Buenaventura) y todavía otros, la obra
redentora de Dios (Hugo de San Víctor). Tomás de Aquino se expresó de la manera siguiente:
"Theologia a Deo docetur, Deum Docet, et ad Deum ducit" (Dios enseña teología, la teología nos
enseña a Dios, y nos conduce a Dios"). Esto está más en armonía con la etimología del vocablo
hasta donde con él se presenta a Dios como el objeto de la teología. Un número considerable de
teólogos Luteranos y Reformados del período posterior a la Reforma definieron la teología como
el conocimiento o ciencia que se refiere a Dios. Algunos objetaron esta definición fundándose en
que no nos es posible tener un conocimiento perfecto de Dios mientras estamos sobre la tierra.
Pero aquellos que hicieron uso de esta definición, en lo general tuvieron cuidado de indicar que no
tenían de Dios el conocimiento que Él tiene de Sí mismo (conocimiento arquetípico) sino el que
el hombre tiene acerca de Dios, en virtud de la revelación que El ka hecho de Sí mismo
(conocimiento ectípico). Consideraban posible tal conocimiento de Dios, porque Él se ha revelado.
El deseo de acentuar la naturaleza práctica de esta ciencia impulsó a algunos teólogos del siglo
XVII a definirla con referencia a su finalidad o propósito más bien que con vista a su objeto. La
concibieron (a la teología) como la maestra que enseña al hombre la religión verdadera para
salvación, la vida para Dios en Cristo, o el servicio para Dios según a Él le agrada.
48
Begrip en Methode del Dogmatick, Págs. 14, 16 – Se hallará una crítica de esta posición comparando Horing. Dogmatick en
Ethiek, Págs. 40-46.
32
La Idea de la Teología Dogmática
esta sencilla definición a menudo recibe ciertas adiciones complementarias. Con frecuencia toma
formas parecidas a las siguientes: La teología es la ciencia de Dios y de las cosas divinas; o ... de
Dios y de sus relaciones con el universo; o . . . de Dios, tal como es en Sí mismo y en sus relaciones
con todas sus criaturas.
Esta tendencia subjetiva, con el transcurso del tiempo, dio origen a la definición tan popular
en nuestro día, según la cual, la teología se define como "la ciencia de la religión", o, de modo más
49
An Introduction to Protestant Dogmatics, Pág. 63.
33
Introducción a la Teología Sistemática
específico, como "la ciencia de la religión cristiana". En esta definición, tal como por lo general
se usa en la teología moderna, la palabra "religión" se toma en el sentido subjetivo, para designar
a la religión como un fenómeno de la vida humana. Además, con frecuencia se concibe a esta
religión en forma muy unilateral e insatisfactoria, y a veces se la explica como un mero fenómeno
natural. De manera que, aquel aspecto de la vida humana que indica las relaciones del hombre con
un Ser Divino se convirtió en el objeto de la teología. Este concepto dio por resultado un énfasis
mayor en el estudio de la historia de la religión, de la filosofía de la religión y de la psicología de
la religión.
De consiguiente, hay serias objeciones hacia este concepto de la teología, de las que
señalaremos tres: (a) que divorcia a la teología de su fundamento objetivo en la Palabra de Dios,
y la funda por completo en experiencias subjetivas desprovistas de valor normativo; (b) que
despoja a la" teología de su carácter positivo y la reduce a una ciencia meramente descriptiva,
describiendo fenómenos históricos y psicológicos en lugar de aspirar a la verdad absoluta; y (c)
que involuntariamente conduce hacia una representación de la religión cristiana como nada más
que una de tantas religiones del mundo, difiriendo de ellas, realmente, en grado, pero no en esencia.
Sin embargo debe llamarse la atención al hecho de que la definición de teología como la
ciencia de la religión a veces se encuentra en las obras de los más antiguos teólogos Reformados,
y todavía se encuentra en los escritos teológicos de hombres de la generación próxima anterior a
la nuestra, tales como Thornwell, A. A. Hodge y Girardeau. Pero cuando estos hombres definen
así la teología, usan el término "religión" en sentido objetivo, es decir, designando la revelación
divina, la cual es norma para el verdadero servicio de Dios, la regla para la vida religiosa del
hombre, la devoción y la adoración. Entendida de esta manera, la definición no queda expuesta a
la crítica que dejamos consignada. Al mismo tiempo, debido a su ambigüedad tampoco merece
que la recomendemos.
34
La Idea de la Teología Dogmática
sus criaturas. En este concepto Shedd dice: "La teología es una ciencia relacionada tanto con el
Infinito como con el Finito, con Dios y con el Universo" 50. Y A. H. Strong da la siguiente
definición "La teología es la ciencia de Dios y de las relaciones entre Dios y el Universo"51. Otros
bien conocidos teólogos que consideran a Dios como el objeto de la teología y que por lo mismo
hablan de ella como de la ciencia de Dios, son Hill, Dick. Heppe, Schmid, Dabney, Boyce, Hastie
Orr y Warfield.
El párrafo precedente no menciona a los teólogos holandeses. Sin embargo, esto no significa
que la posición de ellos difiere materialmente de la de aquellos autores que acabamos de mencionar
Se les menciona aparte nada más porque algunos de ellos variaron un tanto su definición,
precisamente como Charles Hodge hizo en nuestra propia tierra (E. V. A.) Este cambio fue
motivado, al menos en parte, por el deseo de evitar la dificultad sugerida por la consideración de
que no podemos convertir a Dios en el objeto directo de nuestro estudio científico. Hodge
encuentra el objeto de la teología en las "verdades" y "hechos" de la Escritura, los cuales, los
teólogos deben "coleccionar, comprobar, arreglar y exhibir, en la relación natural que guardan el
uno con el otro"52 Según lo estimaba Kuyper esta definición "no es básicamente incorrecta", pero
tanto él como Bavmck objetaron juntamente a la idea de que el teólogo debe '"comprobar" las
verdades y hechos de la Escritura, porque tal cosa, prácticamente, destruye el concepto de la
teología ectípica, y lógicamente coloca el teólogo, una vez más, bajo el dominio de una ciencia
natural53.
Kuyper prosigue sobre la hipótesis de que Dios no puede ser objeto directo de un estudio
científico. En un estudio tal, el sujeto se levanta por arriba del objeto, y tiene potencia para
examinarlo y comprenderlo. Pero el hombre pensador no puede relacionarse en tal forma con Dios,
I Cor 2: 11. Según Kuyper es por completo esencial distinguir entre dos clases de teología, es a
saber: (a) teología como conocimiento de Dios, en la cual Dios es el objeto, y (b) teología corno
ciencia, la cual encuentra su objeto en la revelación que Dios ha hecho de sí mismo. La primera
consiste en el conocimiento ectípico de Dios, contenido en la Escritura, y adaptado a las facultades
cognoscitivas del hombre; en tanto que la otra se define como "aquella ciencia que toma el
conocimiento revelado de Dios cerno el objeto de su investigación y lo levanta al grado de sunesis
(intuición, comprensión)". Procuró por medio de esta distinción establecer una relación orgánica
general, entre teología y ciencia Y ahora habrá que preguntar si esta posición equivale a una
negación del hecho de que Dios es el objeto de la teología. Por una parte; en verdad, así parece, y
de hecho Kuyper claramente dice que el conocimiento revelado de Dios y nada más es el objeto
de la teología como ciencia.2 Este punto llegó a convertirse en asunto de debate teológico en los
Países Bajos. Al mismo tiempo también dice que esta ciencia todavía no merece el nombre de
teología si no profundiza nuestra penetración en el conocimiento ectípico de Dios.3 Se preguntará
50
Dogmatic Theology I, Pág. 16.
51
Systematic Theology, Pág. 1
52
Systematic Theology I, Pág. 1.
53
Encyclopaedie der Herlige Godgeleerdheid II, Pág. 28 y Sig.
35
Introducción a la Teología Sistemática
si el método de Kuyper de presentar las cosas no es nada más otro modo de decir que Dios es el
objeto de la teología como ciencia, únicamente hasta donde El mismo se ha revelado en su Palabra.
O, para decirlo en otras palabras, que Dios no es el objeto directo de la teología, aunque sí, es el
último objeto de ella; que Dios no es el objeto inmediato, pero sí, el objeto mediato por medio de
la divina revelación de Sí mismo. Después de todo, según su concepto, la teología como ciencia
trata del Conocimiento de Dios, procura apropiarse y asimilarse sus diferentes datos, para
explicarlos en su grandiosa unidad, y forjarlos en una estructura que satisfaga el conocimiento
humano, y puede llamarse teología, únicamente, en la medida en que profundiza nuestra
penetración en el conocimiento de Dios. Además, merece atención (a) que Kuyper afirma que la
ciencia de la teología no admite otro motivo que "conocer a Dios o aprender a conocerlo"; (b) que
su negación de que Dios pueda ser el objeto de la ciencia humana, significa nada más que no
podemos por nosotros mismos alcanzar un conocimiento científico de Dios, sino que estamos
sujetos a su propia revelación54; (c) que él considera como un fenómeno muy precario que en
teología "el objeto de la investigación ya no sea la realidad de Dios sino la realidad de la religión"55.
Esta idea del asunto se corrobora con el hecho de que Bavinck considera a Dios como el
objeto de la teología, y sin embargo, define a la dogmática como "el sistema científico del
conocimiento de Dios"; que Hepp, uno de los discípulos y sucesores de Kuyper, dice que
Dogmática "es aquella parte de la ciencia que hace de Dios su objeto, tal como puede ser conocido
mediante su revelación, o para expresarlo más brevemente, que hace de la Escritura su objeto"; y
que Honig, uno de los primeros discípulos de Kuyper también sostiene que ambas definiciones, —
es decir que la teología es la ciencia de Dios, y que es la ciencia del conocimiento de Dios, —
son buenas, y que la disputa referente a ellas fue, en su mayor parte, una disputa de palabras.4
Evidentemente el Dr. Warfield también siente que no están en conflicto esas dos definiciones. El
Dr. Warfield define la teología como "la ciencia que trata de Dios y de las relaciones entre Dios y
el universo", pero también dice: "Realmente el objeto de la teología, como el Dr. Kuyper
justamente ha insistido con frecuencia, es el conocimiento ectípico de Dios". Para él esto no
equivale a decir que las Escrituras constituyen el objeto de la teología, porque explícitamente dice
que "Las Escrituras, después de todo, no son el objeto de la teología, sino nada más su fuente".1
En Alemania, en años recientes, surgió una reacción en contra del subjetivismo que introdujo
Schleiermacher, en la teología colocando al hombre en el centro, más bien que a Dios De nuevo
hay quienes acentúan el hecho de que Dios es el objeto propio del estudio teológico. Esta nueva
tendencia encuentra expresión en la obra de dos volúmenes de Schaeder. Este autor comienza su
segundo volumen con esta^ significativas palabras: "La teología tiene que ver con Dios; siempre
y en todo con Dios. Cada pregunta de la teología aun cuando se trata de la naturaleza e historia del
mundo, o del hombre y su vida, es realmente de carácter teológico sólo cuando en última instancia
gira alrededor de Dios". La teología de crisis difiere considerablemente de la teología teocéntrica
de Schaeder, y eso, entre otras cosas porque se aparta más completa y radicalmente del método de
54
Bavinck, Gereformeerde Dogmatick I, Pág. 81 y Sig.
55
Encyclopaedie der Herlige Godgeleerdheid II, Pág. 249.
36
La Idea de la Teología Dogmática
En realidad, no hay una buena razón por la que no debiéramos seguir hablando de la teología
considerándola como la ciencia que se ocupa de Dios De consiguiente, es posible considerar el
conocimiento ectípico de Dios como el objeto inmediato de la teología, y bajo determinadas
circunstancias sería deseable explicarlo de esa manera; pero desde todo punto de vista sería
preferible hablar de Dios, según se ha revelado en su Palabra, considerándolo el objeto verdadero
de la teología. Esto no implica que el sujeto pensador pueda colocarse por encima de Dios
considerándolo como objeto, y que el hombre pueda de sí mismo extraer del Ser Supremo el
conocimiento de la Deidad, ni que el sujeto humano pueda comprender a Dios y de ese modo
alcanzar acerca de El un conocimiento perfecto. Cuando empleamos la definición antigua damos
por entendido: (a) que Dios se ha revelado y de este modo ha traído al hombre el verdadero
conocimiento del Ser Divino; (b) que el hombre, creado a la imagen de Dios, es capaz de apropiarse
y entender esta verdad divina; y (c) que el hombre tiene una tendencia inherente de sistematizar
este conocimiento con la idea de tener un mejor entendimiento acerca de Dios y de sus relaciones
con sus criaturas. Estamos con Bavinck y hacemos nuestra su definición: "La dogmática es el
sistema científico del conocimiento de Dios".
37
Introducción a la Teología Sistemática
considerada ciencia, y hasta se le negó explícitamente. Esto se debió en parte a la crítica de Kant
respecto a la facultad de conocimiento, según la cual es imposible obtener cualquier conocimiento
teórico acerca de Dios y de lo supersensible en general; y en parte a la presuntuosa demanda de
las ciencias naturales de ser las únicas ciencias dignas de ese nombre. Esta actitud negativa fue
fortalecida en gran manera por el positivismo con su idea de que cada rama del conocimiento
pasa sucesivamente por tres diferentes etapas: La teológica o ficticia, la metafísica o abstracta, y
la científica o positiva El hombre que llega a la etapa final tiene que haber dejado muy atrás a la
teología. El gran agnóstico Herbert Spencer prosiguió invariablemente sobre la hipótesis de que la
teología es extraña en los dominios de la ciencia.
No dejó de sentirse el efecto que produjo en la actitud de los teólogos y del pueblo religioso
en general, esta extendida negación de hombres de ciencia y filósofos, repetida por gran número
de personas menos ilustradas que popularizaban la opinión en boga. Especialmente fue doble la
reacción de aquellos teólogos que aceptaron el fallo de los hombres de ciencia. Algunos
simplemente abandonaron la pretensión de la teología al elevado honor de ser científica, y
aparecieron perfectamente de acuerdo en asignarle una posición inferior. Dice Macintosh:
38
La Idea de la Teología Dogmática
"Recientemente bajo la presión de mucha crítica hostil, ha habido una retirada estratégica, y las
definiciones que generalmente resultan favorecidas son afirmaciones modestas de las que resulta
que la teología es la expresión intelectual de la religión".
Sin embargo, otros se han dedicado a la tarea de reconstruir la teología en forma tal que
vindique su antigua y venerable reclamación a que se le reconozca una posición científica. En
lugar de la experiencia religiosa, de la fe religiosa, o de la religión en general, tomaron a Dios
como objeto de la teología, lo que significa que se volvieron de lo objetivo a lo subjetivo, de lo
divino a lo humano, de lo suprasensible a ciertos fenómenos psicológicos que caen bajo la
observación humana. Constantemente se empeñan más y más en el estudio y la interpretación de
la vida religiosa, por medio de la aplicación del verdadero método científico, el que Macintosh
describe como "el método de observación y experimento, de generalización y explicación teórica".
Añade este autor que "si la teología, verdaderamente, se ha de convertir en científica, lo ha de
lograr convirtiéndose, fundamentalmente, en empírica". No cree que los métodos de
Schleiermacher, Ritschl y Troelsch hayan tenido éxito, pero no por eso abandona toda esperanza.
Se expresa así: "La teología sistemática ni ahora, ni nunca ha sido una ciencia empírica. Sin
embargo, esto no quiere decir que no pueda convertirse en ciencia, y eso en un futuro muy
cercano". Es muy notable que este teólogo moderno, al igual que Schaeder en Alemania, acentúa
de nuevo el hecho de que el objeto de la teología no es la religión, sino Dios tal como se ha revelado
en la experiencia religiosa (tomando la experiencia en su más amplio sentido) y en la historia de
las religiones.
39
Introducción a la Teología Sistemática
La situación resulta muy diferente si el vocablo "ciencia" se toma en el sentido del vocablo
alemán "wissenschaft" o del holandés "wetenschap". Eisler, en su Handwoerterbuch der
Phlosophie, define al primero de estos vocablos ("Wissenschaft") como "el conocimiento
sistematizado, unificado en el principio de una perspectiva determinante, que se ocupa, mediante
un mismo punto de vista unificador, en ligar metodológicamente el resumido conocimiento en
forma de unidad sistemática". Según esta definición no hay ninguna razón válida para que no
consideremos a la teología dogmática como ciencia. Sencillamente, la ciencia resulta conocimiento
sistematizado. Esta ciencia se erige sobre el fundamento del conocimiento común de la humanidad.
Tal conocimiento, según la naturaleza de su objeto, puede obtenerse de varias maneras. Puede ser
mediante observación, reflexión o revelación, pero debe ser conocimiento verdadero. Pueden y
deben aplicarse pruebas experimentales en el caso de las ciencias naturales, pruebas racionales en
el caso de las ciencias espirituales, y pruebas bíblicas en el caso de la teología. La materia de la
teología solamente puede ser dada mediante revelación, y es deber del teólogo sistematizar los
conocimientos adquiridos por este medio, y rígidamente sujetarlos a prueba por la analogía de la
Escritura. Si del contenido logra el teólogo formar un concepto comprensivo, a la vez que
40
La Idea de la Teología Dogmática
La teología tiene su método distintivo, pero después de todo hay mucho que tiene en común
con otras ciencias. Si el asunto que trata ha sido dado mediante revelación, también así acontece,
estrictamente hablando, con los asuntos que las otras ciencias erigen en sistemas. La razón no
puede considerarse como la fuente de este asunto, sino nada más como el instrumento por medio
del cual lo domina, analiza, clasifica y sistematiza. Y si en general, las ciencias se valen de la razón
humana para la construcción de sus sistemas de conocimientos, así también depende la teología de
la razón humana santificada, para su trabajo de investigación y construcción. Es verdad que en el
trabajo del teólogo resulta fundamental el elemento de la fe, pero tampoco hay un solo hombre de
ciencia que por completo pueda excluir la fe de su trabajo. Y si el teólogo tiene que dejar sin
solución un gran número de preguntas decisivas, esto también es cierto en alto grado respecto a
cada una de las otras ciencias.
La teología, pues, no se mueve en la esfera de las ciencias naturales y, por eso, no aplica ni
quiere aplicar sus métodos. Si lo hiciera tendría como único resultado destruirse a sí misma
mediante la aplicación del método experimental. Tiene mucho más en común con las llamadas
Geisteswissenschaften un término que Baillie tradujo como "ciencias del espíritu". Recuérdese que
la teología no es nada más una ciencia descriptiva que proporciona sólo conocimientos históricos,
sino muy ante todo, es decididamente una ciencia normativa que trata de la verdad absoluta, dada
por medio de revelación y que obliga a la conciencia. Shedd habla de ella como de una ciencia
absoluta que resulta verdadera no sólo para el intelecto humano sino para toda inteligencia
racional. También la llama ciencia positiva para indicar que la fe produce el conocimiento real y
verdadero de su objeto, aunque tenga que dejar muchos misterios sin explicación. Si
ocasionalmente otros niegan que sea ciencia positiva, dan a entender con ello que no es ciencia
positiva en el sentido en que Comte utilizó la palabra.
Bajo este encabezado general consideremos la pregunta respecto al grupo al que pertenece
la dogmática, y de manera más particular, la relación que guarda con la apologética y la ética.
Hay muy poca diferencia de opinión en cuanto al grupo de estudios teológicos al que
pertenece la dogmática. Casi siempre se le clasifica con la Sistemática o, como Kuyper la llama,
el grupo dogmatológico, es decir, el que se centra alrededor del dogma de la Iglesia. Los otros
estudios más importantes que Kuyper incluye en el mismo grupo son los Símbolos o Credos, la
Historia del Dogma, la Ética, la Apologética y la Polémica. Esto, no obstante, Schleiermacher se
aparta de la clasificación común y la clasifica con la Teología Histórica. Esto se debió al hecho de
que concibió la dogmática como la exposición sistemática de la fe cristiana en cierta etapa de su
desarrollo, y de todo más específico, como la ciencia de la doctrina confesada por una iglesia
41
Introducción a la Teología Sistemática
Sin embargo, esta idea de Schleiermacher no resultó muy favorecida en el mundo teológico,
ni siquiera entre los teólogos amplitudistas. Rothe y Dorner son los eruditos más notables que en
este asunto siguieron a Schleiermacher. Raebiger dice correctamente: "Según el lugar que
Schleiermacher asigna a la dogmática, ésta debe ser una historia de la doctrina comúnmente
aceptada el día de hoy" El mismo George Burman Foster levanta objeciones a la definición de
Schleiermacher, en las siguientes palabras: "Pero la teología histórica tiene que ver con hechos, no
con verdades: con lo que fue, no con lo que debe ser. Y ciertamente, esta limitación de la tarea
dogmática a la teología histórica no ha encontrado adherentes, ni siquiera entre estos mismos
grandes teólogos, y mucho menos en Schleiermacher, el gran campeón de la idea".
Este concepto de Schleiermacher fue adoptado por Ebrard, un teólogo Reformado. Beattie
también lo favorece en su libro sobre Apologética. Dice así: "Sería mejor, por tanto, dar a la
Apologética un lugar propio y considerarla como una disciplina introductoria a todo el sistema
teológico. Esta, a no dudarlo, es la mejor idea" El Dr. Warfield comparte este concepto acerca de
la apologética. La concibe como "el departamento teológico que establece los principios
42
La Idea de la Teología Dogmática
Kuyper, Bavinck y Hepp tienen objeciones serias contra el concepto que tiene
Schleiermacher de la apologética, y las críticas tajantes de aquéllos parecen estar plenamente
justificadas. Registran de manera especial las siguientes objeciones: (a) aunque, como el nombre
lo indica, la apologética es propiamente una ciencia defensiva, resulta que bajo el concepto de
Schleiermacher se cambia en ciencia constructiva, que aspira a la construcción de un sistema
independiente, surgido de datos filosóficos y por medio de argumentos racionales nada más. (b)
Según este concepto la apologética precede a los cuatro departamentos de la teología como una
clase de Principios y la teología tiene que construir sobre un fundamento colocado por la razón
humana, (c) De esta manera la teología queda despojada de su carácter independiente y deriva sus
principios de un sistema que es producto de la razón pura, todo lo cual 'resulta en contra de la
naturaleza de la teología.
Los teólogos con cuyos nombres iniciamos el párrafo anterior le conceden a la apologética
un lugar en relación con el estudio de la dogmática, y le señalan la tarea de vindicar el sistema
cristiano de la verdad en contra de los ataques de la falsa filosofía y la ciencia. Por una parte tratan
de evitar que se dé a la apologética un valor exagerado, y por la otra, que no se la menosprecie.
No quieren descuidarla, ni considerarla nada más como un estudio de importancia práctica, sino
señalarle una tarea modesta y sin embargo, importante, cual es la defensa del dogma de la Iglesia
en contra de todos los ataques, y que al hacerlo lo haga en forma constructiva y fundamental, y no
nada más ocasionalmente según lo determinen las controversias en boga.
43
Introducción a la Teología Sistemática
Ninguna rama de los estudios teológicos está tan estrechamente relacionada con la dogmática
como la Ética Cristiana o Teológica. Antes y durante la Reforma muchos teólogos incorporaron la
ética cristiana en sus dogmáticas, y varios teólogos del siglo XVII la tratan en una segunda parte
que sigue a la dogmática, y sin embargo, hasta en esos primeros tiempos algunos comenzaron a
descubrirla como una disciplina separada, con objeto de hacerle mayor justicia que la que se podría
hacerle en una semana tratando de dogmática. Según Geesink Daneau fue el primero que publicó
una Ética Reformada en 1577. Esta separación entre la dogmática y la ética no se generalizó de
inmediato, aunque los teólogos comenzaron a hacer en sus tratados una distinción más aguda entre
el material dogmático y el ético, credenda y faciendo, (entre el creer y el hacer). Sin embargo,
gradualmente, fue aumentando la práctica de separarlas. Aunque esto, en sí, nada tenía de
perjudicial, tuvo resultados desastrosos puesto que la ética gradualmente se fue apartando de sus
amarras religiosas. Bajo la influencia de la filosofía del siglo XVIII la ética cristiana gradualmente
quedó despojada de su carácter teológico. En la filosofía de Kant la religión se fundó sobre la
ética más bien que la ética sobre la religión. Y en los escritos de autores como Schleiermacher,
Ritschl, Rothe, Herrmann y Troeltsch la moralidad queda divorciada de la religión y adquiere
carácter autónomo.
Volvieron a ligar la ética con la religión escritores como Dorner, Wuttke y Luthardt, sólo
que lo hicieron en forma muy insatisfactoria. De hecho, no hay diferencia de principios entre la
dogmática y la ética. Los principios de la una, son también los de la otra. Por tanto, no hay por qué
admirarse de que algunos hayan vuelto a buscar una relación más estrecha entre las dos. En el siglo
pasado Raymond incluyó por separado un sistema de Etica en su Systematic Theology, George
Burman Foster en su obra, Christianity in Modern Expression hizo lo mismo. Y teólogos
Reformados tan distinguidos como Charles Hodge y Robert L Dabney incorporaron una discusión
sobre los Diez Mandamientos en sus tratados de teología sistemática. Kuyper considera deseable
tratar por separado a la ética teológica debida: (a) las verdades éticas se han venido desarrollando
de manera diferente a las verdades dogmáticas; y (b) el estudio de cada una de ellas tiene sus
propios requisitos y métodos. La dogmática discute los articula fidei, en tanto que la ética los
praecepta decalogi. Y Geesink dice que se admite por lo general que es incorrecta la separación
entre dogmática y ética, aunque su estudio por separado es recomendable. x Fuera de toda duda,
es cierto que las dos debieran considerarse y estudiarse siempre teniendo en cuenta que guardan
entre sí la más estrecha relación. La verdad revelada en la Palabra de Dios demanda una vida que
armonice con esa verdad. Las dos son inseparables en esencia.
Preguntas de Repaso
44
La Idea de la Teología Dogmática
45
LECCIÓN 4
El concepto que uno tenga acerca del dogma, o de los dogmas y de la dogmática,
determinaría, como es natural, el que uno tenga respecto a la tarea de la dogmática Puesto que la
noción referente al dogma, o a los dogmas y a la dogmática, que prevaleció en el siglo XIX difiere
radicalmente de la noción que prevaleció en la teología de la época de la Reforma, existe también
una separación fundamental del concepto original de la tarea de la dogmática. Llamaremos la
atención nada más a algunos de los conceptos modernos más importantes.
La escuela erlangiana que contó con hombres como J.C.K Hofmann, Thomasius y Frank,
representa una reacción contraria al subjetivismo de Schleiermacher y a favor del luteranismo
ortodoxo Ciertamente participa de partida subjetivo de Schleiermacher, y hasta allí resulta también
J teología de la experiencia, pero partiendo de la experiencia, retrocede buscando una base
objetiva, y la encuentra, no en ciertos pasajes aislados de la Biblia sino en la verdad doctrinal de
la Escritura considerada como un todo. Edghill, hablando de Hoffmann, indica en verdad su
46
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
método con claridad en las siguientes palabras: “Comenzando con la experiencia personal del
cristiano, retrocede buscando la experiencia de la Iglesia Cristiana según yo expresada en sus
credos y sus confesiones; y de allí sigue hasta alcanzar las pruebas documentales sobre las que
se funda en la Escritura".
Una posición un tanto parecida a la de Schleiermacher aunque refleja mucho más claramente
la influencia de Vinet, es la de los eticistas de los Países Bajos. Encuentra su punto de partida en
la vida de los creyentes en comunión con Cristo es decir, no solo en la vida del individuo creyente,
sino en la de los creyentes colectivamente, en la comunidad de los creyentes, que consiste no
solamente en la Iglesia. Cuando la Iglesia reflexiona en esta vida que consiste no solamente en
sentimientos sino también en pensamiento y en acción, esto da surgimiento a los dogmas, que
vienen a ser una mera expresión intelectual de aquella vida. Y la tarea de la dogmática es describir
la vida de la Iglesia en un tiempo determinado y en un modo sistemático y científico. Uno de sus
más notables representantes,Van Dijk define la dogmática como la descripción de la vida de la
Iglesia.Prefiere usar el término "vida”y no el término "sentimiento” que usa Schleiermacher,
porque con aquel se indica algo más permanente y también es más comprensivo y bíblico.
Además,Van Dijk sostiene que esta descripción de la vida de la Iglesia debiera estar bajo el
constante examen de la Escritura como una constancia de lo que los escritores experimentaron de
la vida del Señor, y se rehúsa a considerar a la Dogmática como una disciplina puramente histórica,
desprovista de autoridad normativa.
47
Introducción a la Teología Sistemática
verdades v se las apropia Sin embargo no la acepta porque sean infaliblemente dadas mediante
revelación y por tanto, autoritativas sino porque se recomiendan por sí mismas al sujeto religioso
debido a su valor practico El contenido intelectual de la fe por tanto es después de todo, un
contenido seleccionado por el hombre. La consecuencia el mismo Kaftan no tuvo éxito al sostener
el carácter objetivo de la dogmática.
El concepto de Troeltsch nació del deseo de asegurar para la dogmática una medida mas
grande de objetividad, y por eso sugirió una norma religiosa histórica de validez más universal que
la de los ntschhanos, para establecer la verdad de la religión cristiana Su parecer era que esto no
debería nada más buscarse en el estudio de lo que tiene que ofrecernos la religión cristiana, sino
en el estudio de las religiones en general. Según su esquema, la dogmática deriva en realidad
su contenido de la historia, la historia de las religiones. Su opinión es que la dogmática tiene
una tarea triple. La primera es fundamentar la supremacía de la religión cristiana sobre las otras
religiones. El dogmatista debe comenzar con el estudio de la historia de varias religiones. En el
curso de este estudio surge una regla o norma en virtud de un a priori religioso de la conciencia
humana que no puede demostrarse, pero que, sin embargo, es real y determinativa y nos capacita
para decidirnos en favor del cristianismo. El juicio al que de esta manera llegamos no es un mero
juicio de valor, sino de importancia ontológica. Después de establecer el carácter de la religión
cristiana, el dogmatista debe, en segundo lugar, determinar el significado verdadero del
cristianismo o descubrir su esencia. Dice Troeltsch que es característico del cristianismo que
siempre conduce a nuevas interpretaciones de tal manera que el concepto de su esencia
naturalmente cambiará de tiempo en tiempo. Respecto a este expresa su concepto propio en las
siguientes palabras: "La fe religiosa y cristiana, es fe en la regeneración del hombre enajenado de
Dios, regenerador efectuada por medio del conocimiento de Dios en Cristo. El resultado de esta
regeneración en la unión con Dios, y fraternidad social, tal y como se necesitan para constituir el
reino de Dios". Por último, la tercera tarea de la dogmática consiste en exponer el contenido del
cristianismo así concebido, y en formular las doctrinas de Dios, del hombre, y de la redención que
48
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
quedan envueltas en este concepto general del cristianismo. Este concepto es más objetivo que el
de los ritschlianos en cuanto que apela a la historia de las religiones en general, pero no se aparta
por completo del empirismo de Schleiermacher y de Ritschl.A diferencia de la idea de estos
hombres Troeltsch no quiere excluir la metafísica Sin embargo, no representa un retorno a la base
que se encuentra en la Palabra de Dios.
El concepto de Barth respecto a la tarea de la dogmática puede indicarse mejor y con mayor
brevedad citando algunas de sus propias palabras. Dice: "Considerada como disciplina teológica,
la dogmática es la prueba científica a la cual la Iglesia cristiana se sujeta con respecto a las
49
Introducción a la Teología Sistemática
expresiones acerca de Dios que son peculiares de ella";2 por lo tanto, la tarea de la dogmática es
sujetar a prueba las expresiones de la Iglesia respecto a Dios para comprobar su armonía con la
revelación divina. Bajo el encabezado: God in action, página 53, Barth se expresa de la manera
siguiente: "La dogmática debe sujetar a prueba al dogma (no a los dogmas) para ver que el dogma
corresponda al objeto verdadero. . . La dogmática tiene la tarea de interpretar la correspondiente
correlación de los dogmas. Pero además tiene que conducir a una investigación completa de todas
las expresiones, conceptos y frases de la Iglesia y su modo actual de pensar." Barth rechaza el
concepto católicorromano de la dogmática y la tendencia hacia un concepto análogo en la antigua
tradición protestante, en que la tarea de la dogmática se concrete a "la combinación, repetición y
transcripción de un número de "verdades de la revelación" ya presentes, ya expresadas una vez
para siempre en forma definitiva, y definidas en forma auténtica en lo que se refiere a los vocablos
y su significado". Pero se expresa en El Credo de una manera un poco diferente: "La dogmática
se empeña en tomar lo que acerca de Dios se le dice primero en la revelación, y en pensarlo de
nuevo con pensamientos humanos, y en volverlo a decir en lenguaje humano. Con esa finalidad la
dogmática desdobla y exhibe aquellas verdades en las cuales, concretamente, nos atañe la verdad
de Dios. Redacta de nuevo los artículos de fe; intenta verlos y explicarlos con claridad en su
interrelación y contexto, donde necesariamente la dogmática investiga nuevos artículos de fe, es
decir, artículos que aún no han llegado a ser conocidos y reconocidos".
La idea fundamental de la que hay que partir para entender la explicación de Barth es la de
la "proclamación hecha por la Iglesia''. ¿Qué quiere decir Barth con eso? Quiere decir que no todo
lo que la Iglesia dice acerca de Dios es proclamación hecha por la Iglesia Las palabras dirigidas a
Dios en oración, en el canto y la confesión no forman parte de esa proclamación, ni tampoco las
actividades sociales de la Iglesia, ni siquiera la instrucción de la juventud considerarse tal, puesto
que "tiene que enseñar, no convertir, no traer a una decisión y en tal sentido no es proclamar". La
teología no puede pretender ser tal proclamación aunque también habla a los hombres acerca de
Dios. La proclamación es premisa de la teología, es la materia cruda y su meta práctica, no su
contenido, ni su tarea. Naturalmente la proclamación también significa hablar acerca de Dios, pero
en ella "está escondida como su parte importante la intención de hablar la Palabra de Dios mismo".
Consiste en hablar con la esperanza de que en ella Dios mismo será el que hable. "La proclamación
es el lenguaje humano en el que, y por medio del cual Dios mismo habla, como un rey por medio
de la boca de su heraldo. . . En donde la lengua humana es proclamación acerca de Dios levanta
esta demanda; vive en esta atmósfera de expectación". Actualmente el dogma es proclamación de
la Iglesia, hasta donde realmente concuerda con la revelación original atestiguada por la Escritura,
en la cual, de consiguiente, Dios es el que habla. El dogma es verdad revelada, y por tanto, del
todo diferente de los dogmas que no son más que meras proposiciones doctrinales formuladas por
la Iglesia, y por eso mismo, palabras de hombres. Y ahora "la dogmática necesita probar al dogma,
(no a los dogmas) para ver que el dogma corresponda con el objeto verdadero". "Es la investigación
referente a la Palabra de Dios en la proclamación que hace la Iglesia; debe ser la investigación
crítica respecto al acuerdo de la proclamación de la Iglesia, no con alguna norma de verdad o de
valor humanos. . . sino con la revelación atestiguada en la Santa Escritura".í La meta de la
50
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
A diferencia de los conceptos discutidos en los párrafos precedentes, los teólogos reformados
sostienen que "la tarea de la dogmática es presentar la verdad, en forma científica, absolutamente
válida, abarcando la totalidad de la doctrina cristiana". (Hodge). Esto mismo lo expresa Bavinck
en las siguientes palabras: "La tarea exacta de la dogmática consiste en reproducir intelectualmente
aquel contenido de la revelación que tiene que ver con el conocimiento de Dios". Procura dar una
explicación sistemática de todas las verdades doctrinales de la religión cristiana. No puede sentirse
satisfecha con una descripción de lo que en algún tiempo fue el contenido de la fe de la Iglesia,
sino que aspira a la verdad absoluta e ideal. No se trata de una ciencia meramente histórica o
descriptiva, sino de una que tiene importancia normativa. Podemos distinguir tres fases diferentes
en la tarea que la dogmática tiene que desempeñar.
No basta con sistematizar los dogmas de la Iglesia, puesto que esto sería convertir la
dogmática en materia meramente descriptiva. El dogmatista debe demostrar la verdad del sistema
que presenta como suyo. Debe demostrar que cada una de sus partes prende sus raíces
profundamente en el subsuelo de la Escritura. Para cada uno de los dogmas por separado, para los
51
Introducción a la Teología Sistemática
eslabones de unión y para los nuevos elementos sugeridos debe aportarse prueba bíblica que tome
en cuenta el carácter progresivo de la revelación divina. La dogmática sale en busca de la verdad
absoluta. No podrá alcanzarla en cada caso particular; no obstante, procurará acercársele tanto
cuanto sea posible. Además, debe tomar en cuenta las desviaciones históricas de la verdad, a fin
de que todo esto sobresalga con mayor claridad. Deben prevenirse todos los ataques contra los
dogmas incorporados en el sistema, de tal manera que la fuerza verdadera de la posición asumida
se destaque claramente.
De manera que la primera pregunta que viene a consideración es la que se refiere a la fuente
y norma de la dogmática. Desde el punto de vista histórico, hay especialmente tres conceptos que
vienen a consideración, es a saber: (a) que la Escritura es la fuente de la Dogmática; (b) que la
enseñanza de la Iglesia constituye la fuente verdadera; y (c) que la conciencia cristiana debe ser
considerada como la fuente. Veremos cada uno de estos conceptos sucesivamente.
52
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
En general, desde los primeros tiempos, la Biblia fue reconocida, si no como la fons o
principium unicum, al menos como la fons primarius de la teología, y por tanto, también de la
dogmática. Como fuente secundaria fue reconocida frecuentemente la revelación general de Dios
en la naturaleza, como ahora también se le reconoce algunas veces. Warfield dice que "la fuente
única de la teología es la revelación". Sin embargo, tomando en consideración que Dios se revela
de diferentes maneras, reconoce también como fuentes "verdaderas y válidas" la revelación de
Dios en la naturaleza, en la providencia y en la experiencia cristiana. Todas estas fuentes
proporcionan algunos datos para la teología. "Pero", dice que, "a pesar de todo, sigue siendo verdad
que estaríamos relegados a una teología pobre y dudosa si estos datos no estuvieran confirmados,
reforzados y suplementados por las revelaciones más seguras y completas de la Escritura; y que la
Biblia es la única fuente de la teología no sólo en cierto grado sino también en un sentido en que
ninguna otra cosa puede serlo".1 Sin sombra de duda llama a la Santa Escritura la fons primarius
de la teología.
El dogmatista que haga uso de la Escritura, naturalmente tomará en cuenta los resultados de
sus estudios previos referentes a Revelación e Inspiración, Introducción General y Especial,
Historia Sagrada y de manera muy particular, la Historia Rwelationis o Teología Bíblica. Según la
opinión de algunos esto significa que tendrá que considerar a la Biblia como una colección literaria
del antiguo Israel y de la primitiva literatura cristiana, de incomparable veracidad y valor, aceptará
como históricamente verdaderas sólo aquellas partes comprobadas por la crítica histórica y
concederá importancia normativa únicamente a los elementos que por sí solos se demuestran ante
la conciencia cristiana. Estos principios conducirán, como es natural, a imponer toda clase de
limitaciones arbitrarias a la revelación especial de Dios considerada como fuente de la teología.
53
Introducción a la Teología Sistemática
Los teólogos empíricos modernos se oponen a la idea de una revelación autoritaria de Dios
y están ávidos de asegurar el carácter científico de su teología mediante la aplicación de métodos
científicos en su estudio; desacreditan por completo la Biblia como fuente de teología, aunque
en algunos casos le atribuyen cierta clase de importancia normativa. Buscan la fuente de su teología
en la conciencia cristiana. La teología de Schleiermacher es puramente subjetiva y experimental.
Los ritschlianos, en verdad, todavía le atribuyen importancia de revelación a la Escritura, sin
embargo la limitan al Nuevo Testamento, y más particularmente a aquellos elementos en los que
se afirma la fe de la Iglesia y que son aprehendidos y comprobados por la fe.
Sin embargo, los teólogos Reformados rehúsan ser conducidos al laberinto del subjetivismo,
y aceptan toda la Escritura como la revelación de Dios, divinamente inspirada, y fuente de la
teología. Eso no obstante, comprenden que no todas las partes de ella tienen igual importancia
doctrinal, que las revelaciones primitivas no son tan completas y explícitas como las posteriores,
y que las doctrinas no deben basarse en aislados pasajes de la Escritura, sino en la suma total de
las enseñanzas doctrinales de la Biblia. Sienten que es absolutamente erróneo seguir lo que cierto
escritor llama "estilo cafetería" al usar la Biblia sólo para seleccionar lo que satisface al propio
gusto, ignorando todo el resto. El dogmatista debe estudiar siempre la Biblia de acuerdo con la
analogía Scriptura.
Al mismo tiempo, los teólogos Reformados no siguen el llamado método bíblico de Beck,
que aunque evitó el misticismo de Oetinger, quedó fuertemente influenciado por éste. Beck se
opuso al subjetivismo de Schleiermacher y de sus seguidores. Acentuó el hecho de que el teólogo
debe reunir todo su material de la Escritura, y solamente de ella, ignorando no sólo todas las teorías
filosóficas, sino también todas las doctrinas eclesiásticas. Beck considera que la revelación divina
en la Escritura es un todo orgánico, que consiste de diversas partes interrelacionadas que se mueven
avanzando en un desarrollo indivisible, y alcanzando finalmente su consumación bajo la dirección
del Espíritu Santo. El teólogo nada más tiene la tarea de reproducir la verdad tal como ha sido dada
objetivamente en la Escritura, y al hacer tal cosa no debe seguir otro método que el que la misma
Escritura sugiere. Su exposición debe seguir la línea de desarrollo indicada en la Santa Escritura,
en la cual todas las partes de la verdad están relacionadas orgánicamente.
El método que acabamos de citar no toma en cuenta debidamente el hecho de que la Escritura
no contiene un sistema lógico de doctrina que tendríamos nada más que copiar; que el orden que
en ella se sigue considerada como relato de la revelación de Dios, es histórico más bien que lógico;
que la teología dogmática debe ser una exposición de los pensamientos de Dios tal como la
conciencia humana se los ha apropiado y asimilado, que deben expresarse en lenguaje y forma
científicos adaptados a la propia época del dogmatista, y que éste jamás puede acercarse al estudio
de la Escritura sin determinados prejuicios, sino que representa siempre un determinado punto de
vista eclesiástico y tiene ciertas personales y positivas convicciones, las cuales, naturalmente, se
reflejarán en su obra.
54
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
Uno de los nombres más recientes aplicados a la teología de Barth es "Teología de la Palabra
de Dios". Barth niega la revelación general, se opone con violencia al subjetivismo de la teología
moderna y acentúa la necesidad de la revelación especial para el conocimiento referente a Dios.
Sin embargo, sería un error inferir de esto que Barth esté de acuerdo con el protestantismo de la
Reforma en el concepto que éste tiene de que la Biblia es la fuente de la teología. En primer lugar
la Biblia no debe identificarse con la revelación de Dios, sino considerarla nada más como un
testigo de esa revelación. Y en segundo lugar la revelación especial es siempre, sencillamente,
Dios hablando; nunca puede objetivarse y quedarse inmóvil en un libro, de manera que se
convierte, según las palabras del Dr. Machen, en "el supremo libro de texto en cuanto al asunto de
la fe". La revelación especial de Dios no es un libro del que el teólogo pueda recoger, nada más,
su material. En consecuencia, esa revelación especial no es la Biblia, ni una parte de ésta, sino
simplemente, el habla de Dios al hombre, hecho al cual la Biblia testifica, y mediante el cual, el
mensaje de la Iglesia acerca de Dios tiene que ser probado. Y si se preguntara: ¿En dónde encuentra
la teología su material?, la respuesta sería una solamente: En la proclamación que la Iglesia hace
de la Palabra de Dios hasta donde tal proclamación sea verdaderamente Dios quien habla. Dice
Barth: "En la dogmática nunca puede haber un problema de mera combinación, repetición y
sumarización de la doctrina bíblica". l Definiendo el concepto de Barth, dice Mackintosh: "La
dogmática, pues, principia en el mensaje predicado y enseñado por la Iglesia, y encuentra allí los
materiales para su discusión.
Cuando la Iglesia habla de Dios, pretende estar declarando su Palabra. Y para la dogmática
el asunto central es este: La manera en que se adapta el lenguaje en su intención y contenido, para
servir y exponer la Palabra de Dios". Atendiendo a esto, no causa asombro que Barth diga:
"Concedamos que hay una historia de las Iglesias Reformadas y que hay afirmaciones
documentales de sus creencias, juntamente con exposiciones clásicas de su teoría y práctica, las
cuales exigen y siempre exigirán la atención, el respeto y la consideración de cuantos se llamen
clérigos Reformados; pero en el sentido más verdadero no hay tal cosa como una doctrina
Reformada". (Las itálicas son del autor).
55
Introducción a la Teología Sistemática
tanto la Escritura como la tradición y que la misma iglesia determina los libros que pertenecen al
canon y cuál es la tradición auténtica. Además, sostienen que ambas deben leerse usando los
anteojos de la iglesia.
Este concepto católicorromano es un error respecto a la relación que existe entre la Iglesia y
la verdad con la que trata la teología. Fue la verdad la que dio nacimiento a la Iglesia y no la Iglesia
la que produjo la verdad. En consecuencia la Iglesia no puede ser considerada como el principium
theologiae. Todas sus pretensiones y todas sus enseñanzas deben ser probadas por la Escritura y
son válidas únicamente hasta donde estén garantizadas por la Escritura. La Iglesia de Roma no
puede sostener su pretensión a una perpetua inspiración apostólica y, por tanto, hasta su llamada
tradición debe ser sometida a la prueba de la Escritura. Las pruebas que la Iglesia Católicorromana
misma se aplica no son suficientes.
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La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
oficiales de la Iglesia que se suscriban a sus respectivos credos. Allen convoca a los miembros de
la Iglesia Anglicana a permanecer firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y a romper
el yugo de la esclavitud que les ha sido impuesta en el Credo. Y aunque William Adams Brown,
en su reciente libro A Creed for Free Men, todavía aboga por un credo, no quiere ser malentendido
y en consecuencia dice: "Permitidme que desde luego explique que por un credo unificador no
quiero dar a entender un conjunto de creencias prescritas por autoridad, sea de la Iglesia o del
Estado las cuales uno debe tomar en prueba de ortodoxia, tal como se las dan. Doy a entender un
conjunto definido de convicciones que den significado a la vida, y dirección a la actividad; que en
la conducta personal puedan servir como guía y como medio para entendernos con nuestros
vecinos". Hasta los mismos Barth y Brunner, aunque consideran que los credos son venerables y
dignos de respeto, rehúsan atribuirles autoridad y considerarlos como rígidas pruebas de ortodoxia.
Acentúan estos señores el hecho de que los credos son 'expresiones, pero no objetos de la fe'. Casi
por lo general se acepta que aunque el teólogo aprecie el valor histórico de los Credos y las
Confesiones de las iglesias protestantes y con gratitud las use, considerándolos como guías
históricos, no debe sentirse comprometido por sus enseñanzas sino que debe estar completamente
desembarazado en sus investigaciones científicas.
Sin embargo, resulta adecuado evitar los dos extremos ya descritos. No necesitamos decirlo;
los Credos y las Confesiones nunca pueden colocarse al nivel de las Santas Escrituras como fuentes
de teología La Biblia es la fuente única, y los Credos tendrán que interpretarse a la luz de la
Escritura, y no ésta a la luz de aquéllos. Al mismo tiempo los Credos contienen el testimonio de la
Iglesia respecto a la verdad revelada en la Biblia, y el hecho de que fue guiada por el Espíritu
Santo en el desarrollo de la verdad, resulta, para decirlo con las palabras de Thornwell, "una
venerable hipótesis en favor de la autoridad divina de todo lo que la Iglesia propone". La Iglesia,
al formular un credo lo propone como una concepción y expresión de la verdad absoluta revelada
en la Palabra de Dios, y aceptada mediante cuidadosa consideración y oración; de manera que
aquellos que se unen a esa iglesia dan a entender con ello su apego a la verdad de Dios tal como
está expresada en los credos de la iglesia. La honradez común demanda de quienes son miembros
de una iglesia que estén firmes en la forma en que ella expresa la verdad y que nada enseñen que
sea contrario a sus símbolos doctrinales.
De consiguiente esta demanda tiene que ver acentuadamente con los oficiales y maestros de
la Iglesia. El teólogo siempre tiene que serlo en relación con la iglesia particular. En comunión
con ella recibe la verdad, ella le hace partícipe de sus convicciones, y promete que las enseñará y
las propagará entre tanto que no se demuestre que son contrarias a la Palabra de Dios. Aunque no
considere que los credos son infalibles acepta sus enseñanzas como la expresión de una verdad
absoluta entre tanto que no se haga evidente lo contrario. Se dirá que tales enseñanzas constituyen
una tendencia, y esto es perfectamente cierto; pero jamás entra alguien a un estudio sin algunos
prejuicios. Todo teólogo al iniciarse en su tarea tiene determinadas convicciones, que no puede a
voluntad, dejar a un lado, porque no puede eliminarse a sí mismo.
57
Introducción a la Teología Sistemática
Los ritschlianos critican el subjetivismo de Schleiermacher y de sus seguidores que dan por
resultado cambiar el carácter normativo de la dogmática en una ciencia meramente descriptiva y
hacer un intento para salvaguardar el carácter objetivo de la teología. Pretenden derivar sus dogmas
de una revelación histórica de Dios en Jesucristo tal como se consigna en los Evangelios, es decir,
Ir, revelación incorporada en la vida y en las enseñanzas de Jesús y especialmente en su obra como
fundador del Reino de Dios. Con frecuencia hablan de esa revelación como la fuente de la teología.
Sin embargo, esto no quiere decir que la consideren como la fuente directa de las doctrinas
teológicas. Hasta niegan explícitamente que tenga que considerarse con ese carácter y esto no
resulta sino natural. Puesto que limitan la fuente Escrituraria a la revelación histórica de Dios en
Jesucristo surge naturalmente la pregunta respecto a la base para tal limitación, base que se
encuentra solamente en la fe de la Iglesia La fe se afirma sobre aquellos elementos de la revelación
histórica y que son de verdadero valor para la vida cristiana puesto que engendran la verdadera
piedad Y los elementos que de esta manera se apropian constituyen el material para el sistema
doctrinal. De aquí que la fe de la iglesia sea realmente la fuente directa de su teología y que el
contenido del sistema teológico sea, después de todo, determinado subjetivamente. La fe se
introduce entre la revelación histórica en Cristo y el teólogo. Todavía resulta que el conocimiento
religioso es la fuente de la teología. Pero aún así el subjetivismo pleno de la posición ritschliana
todavía no aparece. La dogmática no debe considerarse como "la ciencia de los objetos de la fe"
sino como "la ciencia de la fe cristiana". * La tarea del dogmático, dice Lobstein, "consiste en
analizar la fe de la Iglesia, desarrollando su contenido y enlazando sus afirmaciones". Lobstein se
preocupa con la manera en que la fe conoce la revelación y considera los datos de la fe a la luz de
una teoría particular de conocimiento religioso, al cual aplica una prueba sencillamente
pragmática. Lo que surte efecto en religión, resulta verdadero en teología. Garvie dice que de
acuerdo con Ritschl, "Una doctrina es verdadera no porque esté en la Biblia, sino porque se
comprueba a sí misma en la experiencia y en la práctica".
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La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
59
Introducción a la Teología Sistemática
Se han sugerido y aplicado diversos métodos para obtener y manejar las verdades teológicas,
y de ellos, los siguientes son los que consideramos más importantes.
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La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
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Introducción a la Teología Sistemática
explicarse es el hecho mismo: sea idea, pensamiento o creencia que pueda demostrarse que está
necesariamente incluido o implicado allí como su prius es un pensamiento verdadero, tan verídico
como el antecedente mismo, para decir lo menos posible". Según este método la razón humana no
es nada más el instrumento del pensamiento, sino la precisa fuente de él, y todo pensamiento
necesario y coherente es también la realidad. Y no solamente la filosofía sino también la teología
(la que Hegel considera como la filosofía que habla en símbolos) es tejida por la mente humana.
La filosofía de Hegel proporciona el ejemplo clásico de su método, y los idealistas absolutos siguen
en sus obras este ejemplo.
Hay varias objeciones obvias a la aplicación del método especulativo según queda definido.
(1) Se desarrolla sobre la hipótesis de que la conciencia del hombre que aquí se representa como
pensamiento absoluto es la fuente de la teología, pero como ya vimos en lo que dijimos arriba,
resulta verdaderamente imposible que la conciencia humana preste servicio de tal capacidad. (2)
Dentro de este método nos movemos por completo en la esfera del pensamiento, y no tocamos lo
objetivo, en el sentido de algo independiente de nuestra vida mental y, por decirlo así, fuera del
dominio de ella; en tanto que en la teología tenemos que ocuparnos con realidades objetivas. Podría
decirse que lo que el hombre necesariamente piensa tiene que ser objetivamente real, pero tal idea
no tiene fundamento. (3) Este método ignora los hechos históricos del cristianismo, los cuales
existen independientemente de la razón humana y no pueden deducirse de ella. Además está
limitado a ideas muy generales, puesto que como indica Schleiermacher, el pensamiento puro
siempre está limitado a lo general, y nunca puede producir detalles particulares. (4) Tuerce la
distinción esencial entre filosofía y teología y hace de ésta algo puramente intelectual. Según Hegel
la filosofía interpreta la última realidad en términos de pensamiento puro, en tanto que la teología
explica la misma realidad en forma pictórica, es decir, en términos imaginativos. La filosofía es
superior a la teología; la teología es inferior a la filosofía. (5) Despoja a la fe de su verdadero
carácter bíblico reduciéndola a un mero conocimiento. Es el mero sentido cristiano común que
sólo puede levantarse al nivel del verdadero conocimiento mediante la razón especulativa. De esa
manera, la fe se convierte en algo parecido a la pistis de los gnósticos, para distinguirla de la gnosis
de que ellos (los gnósticos) se enorgullecían.
62
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
Schleiermacher puede ser considerado como el padre del método empírico en la teología.
Ritschl y los ritschlianos se opusieron al subjetivismo de Schleiermacher, sugiriendo un método
más objetivo, pero en último análisis hasta el método ritschliano es experimental. Los teólogos de
Erlangen siguieron con este método, y aún Troeltsch no se apartó por completo de él. El método
religioso-psicológico de Wobbermin es de hecho un retorno a la posición de Schleiermacher y
hasta el mismo Schaeder encuentra a Dios, fundamentalmente, en las experiencias del alma. De
esta manera, la teología moderna se ha caracterizado por buscar a Dios en el hombre, y en algún
sentido de la palabra, considera a Dios como la continuación ininterrumpida del hombre. Es cierto
que Barth acentúa la distancia infinita que hay entre Dios y el hombre, y pone énfasis en el hecho
de que el hombre solamente puede conocer a Dios mediante una especial revelación divina. Pero
si se pregunta: ¿Dónde está precisamente la revelación de Dios?, Barth no lo puede decir porque
la revelación no tiene existencia objetiva independiente. Es algo que no existe en forma definida
como para que uno pueda decir Aquí está. La Biblia no puede considerarse como la Palabra
infalible e inspirada de Dios Únicamente da testimonio de la revelación original y divina dada a
los profetas y particularmente en Cristo: Barth únicamente puede decir que la revelación de Dios
está allí en donde Dios habla directamente al alma humana, y habla una palabra que queda
reconocida como la Palabra de Dios únicamente por medio de una operación especial del Espíritu
Santo en cada caso particular. El acto de Dios de hablar es una revelación de Dios sólo para aquel
a quien Dios le hace llegar su palabra en fe. La recepción de esta revelación constituye una
experiencia única para quienes la reciben Hablando estrictamente, ¿tiene la proclamación de la
Iglesia alguna otra fuente que presentar? y si no ¿hasta dónde puede Barth realmente librarse del
63
Introducción a la Teología Sistemática
método experimental? Puede decirse que según Barth la proclamación de la Iglesia tiene que ser
probada mediante la revelación original atestiguada por la Escritura, pero eso en nada cambia el
asunto. La mayor parte de los teólogos experimentales consideran a la Biblia como si fuera, en
algún sentido de la palabra, una norma para el estudio de la teología. Nada sorprende encontrar a
Rolston diciendo: "sobre premisas bartianas no hay manera de evitar que los hombres caigan en
una posición que para los mismos bartianos sería odiosa. Inevitablemente este sistema tendería
hacia un vasto subjetivismo en el que cada individuo tendría que decidir por sí mismo precisamente
cuál porción de la Escritura tiene autoridad para él".
No obstante lo mucho que el método empírico esté en boga en la teología moderna, se presta,
sin embargo, a varias objeciones serias. (1) La aplicación de este método eoipso destierra a Dios
como objeto de la teología, puesto que no es posible investigar a Dios experimentalmente. No
podemos sujetarlo a las pruebas de la observación y el experimento. Si algunos de los que aplican
este método sienten que en el estudio de la teología deben ir más allá del conocimiento de los
fenómenos de la religión hacia el conocimiento de Dios, y hacen en realidad un intento serio para
moverse en esa dirección, tienen que hacerlo a expensas de su método empírico. (2) Debido a
que el método empírico tiene que ver con los fenómenos de la religión experimental más bien que
con Dios como su objeto, realmente no tiene éxito de ninguna clase para estructurar un sistema de
teología. La obra de James, Las Variedades de la Experiencia Religiosa está considerada como
una producción clásica de este método Pero este libro, a pesar de la importancia que tenga, no es
teológico (3) La aplicación estricta del método empírico no capacita a uno para penetrar siquiera
la superficie en el estudio de la religión. Las pruebas externas pueden aplicarse a los fenómenos
de la vida religiosa, pero no a la misma vida interior ni a las profundidades escondidas del alma de
donde surgen las experiencias religiosas. El método empírico pura y sencillamente nos ata a un
desnudo fenomenalismo sin unidad o conciencia, lo que no merece siquiera el nombre de ciencia.
(4) Por último, el método empírico, aún cuando deja de ser puramente empírico y concede la
validez de la reflexión y de la influencia, y admite la aplicación de las categorías generales de
pensamiento, no va generalmente más allá de la descripción de los estados subjetivos de
conocimiento con sus constantes fluctuaciones, Esto da por resultado una ciencia puramente
descriptiva en lugar de una que tenga importancia normativa. Abandona el campo de la religión
objetiva y procura adquirir sus triunfos en el reino de lo subjetivo.
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La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
fidedigno de Él. Cualquier conocimiento que se derive de otras fuentes tales como la naturaleza y
la conciencia cristiana tienen que ser probados por la Palabra de Dios.
Conforme a este método el dogmatista, aunque tome la Confesión de su Iglesia como punto
de partida, sin embargo, en la construcción de su sistema procede de acuerdo con los datos que le
proporciona la Escritura. Entra en la rica cosecha de los trabajos que se han hecho de manera
especial en la exégesis y en la historia de la revelación o la teología bíblica, y procura demostrar
la manera en que los dogmas de la Iglesia están enraizados no en pasajes aislados de la Escritura,
sino en la Escritura considerada como un todo y que de esa revelación divina, en forma orgánica
se desarrollan los dogmas. Hasta donde seleccione de la Escritura sus materiales, su método puede
llamarse inductivo; pero esto no debe interpretarse como una clase de método experimental como
hasta cierto punto lo hizo Hodge y también Edgar. Para el dogmatista la Biblia no sólo le revela
ciertos hechos que él puede permitirse interpretar como considere adecuado y hasta donde estime
necesario según la época en que viva; sino que también la Biblia misma da una interpretación
infalible de los hechos, la cual no puede soslayar a voluntad, sino que debe aceptar como
autoritativa.
65
Introducción a la Teología Sistemática
de la Reforma.
Calvino y Zwinglio, hasta cierto punto, pavimentaron el camino para la distribución trinitaria
del material dogmático. Su clasificación no fue estrictamente trinitaria, sino que se derivó de la
confesión apostólica, o sea, el Credo de los Apóstoles. Siguieron el sendero del Credo tratando
primero a Dios como Creador, a Dios como Redentor y a Dios como Santificador, y en un libro
aparte que trataba de la Iglesia y de los Sacramentos. El teólogo holandés, Melchor Leydekker
(que nació en 1642), discípulo de Voetius, fue el primero en aplicar estrictamente el método
trinitario. Sin embargo, el método no se hizo popular. Hegel, que consideraba que la doctrina de
la Trinidad era la doctrina central del Cristianismo, la colocó una vez más en el primer plano, y
Marheineke y Martensen lo siguieron. Como es natural, este método conduce en la Dogmática a
un indebido énfasis sobre lo metafísico. Como es lógico, excluye la discusión de la doctrina de la
Trinidad. Esta sólo puede tratarse como una premisa en un capítulo preliminar. Además, este
método con su excesivo énfasis por separado sobre cada una de las Personas de la Deidad tiende a
oscurecer el hecho de que las opera ad extra de Dios son todas opera essentialia, es decir, obras
del Ser divino como un todo, y les da la apariencia de opera personalia, obras de las personas por
separado. Por último, los diversos elementos de la antropología y la soteriología no encuentran
lugar natural en semejante esquema. Por estas razones, este método de distribución ha encontrado
poco favor, y no merece recomendación.
En tanto que el método sintético comienza con Dios y sigue luego a tratar los temas del
hombre, Cristo, la redención, etc., hasta que por último llega al fin de todas las cosas, el método
analítico propuesto por Calixto (1614-1656), comienza con lo que su método considera la causa
última o la finalidad de la teología, es decir, la bienaventuranza, y luego procede a una
consideración del sujeto (Dios, los ángeles, el hombre, el pecado) y por último se ocupa de los
medios por los que la bienaventuranza se asegura (predestinación, encarnación, Cristo,
justificación, la Palabra, los sacramentos, etc.) De seguro produce una impresión extraña que la
teología comience por la finalidad y que ésta sea la bienaventuranza más que la gloria de Dios.
Igualmente extraño resulta que en la segunda parte quedan coordinados Dios, los ángeles y los
hombres como si la bienaventuranza fuera la finalidad de la teología tanto para el hombre como
para los otros. Además, la tercera parte hace escasa justicia a la soteriología, puesto que pasa en
silencio temas como la regeneración, el llamamiento, la conversión, la fe, la santificación y las
buenas obras. A pesar de esto, algunos luteranos siguieron el método de Calixto aunque en la
actualidad ya nadie lo favorece.
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La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
Coccejus fue el primero que dedujo de la idea del pacto un principium divisionis. Distinguió
y trató con éxito el foedus naturae e operum, y el foedus gratiae con sus tres subdivisiones: ante
legem, sub lege, y post legem. Entre los teólogos reformados de los Países Bajos lo siguieron
Witsius y Vitringa, pero en otros círculos su sistema no encontró aceptación. Y aún en la teología
Reformada tuvo vida muy corta. Entre los Presbiterianos del Sur, en nuestra tierra, el Dr.
Thornwell siguió una división parecida. Su principio de distribución lo deriva del gobierno moral
de Dios y trata este gobierno en su forma más sencilla, es decir, el gobierno moral modificado por
el pacto de obras, y luego modificado por el pacto de gracia. Pero en esta división claramente se
descubre que el principio de distribución no se deriva del contenido como tal, sino de la historia
de su desarrollo. Partiendo del pacto entre Dios y el hombre, discute como es natural, la doctrina
de Dios y del hombre, sólo por vía de introducción. Además, de hecho borra la distinción entre la
Historia de la Revelación y la Dogmática, priva a ésta de su carácter absoluto y lleva a repeticiones
constantes.
Varios teólogos, tanto de Europa como de América opinan que toda teología genuinamente
cristiana debería ser Cristo-céntrica, y por lo mismo derivan su principio de distribución, de
Cristo y de sus operaciones salvadoras. Tomaron esta posición Hase, Thomasius, Schultz, T. B.
Strong, A Fuller, H. B. Smith y V. Gerhart. Schultz trata de Dios y del mundo, y del hombre y el
pecado considerándolos como premisas de la Salvación Cristiana y luego continúa la discusión de
la obra salvadora del Hijo de Dios (Persona y Obra de Cristo) y los actos salvadores del Espíritu
de Dios (Iglesia, Medios de Gracia, ordo salutis, perfeccionamiento de la salvación.) Un curso algo
parecido sigue Smith, quien trata sucesivamente de los antecedentes de la redención, de la
redención misma y de los resultados o (para usar un término subsecuente) del reino de la redención.
Baste para condenación de este método que las doctrinas de Dios, del hombre, y del pecado tengan
que ser colocadas fuera del sistema, y se las trate como preámbulos. Ciertamente Cristo es el centro
de la revelación de Dios, pero por esa misma razón no puede ser el punto de partida. Además,
algunas veces este método se combina (como por ejemplo, en la obra de Gerhart) con la falsa
noción de que Cristo y no la Escritura es el principium cognoscendi extemum de la teología.
Bajo la influencia de Ritschl, que hace del Reino de Dios el centro de su teología, algunos
teólogos quisieron derivar de este importante concepto el principio de distribución. Ritschl mismo
no aplica esta división; ni tampoco Kaftan, Haering y Herrmann que son algunos de los más
importantes teólogos de la escuela ritschliana. Van Ooesterzee ofrece un ejemplo de ello, el cual
no es muy convincente En realidad da la división sintética acostumbrada, y nada más substituye
los antiguos títulos de las varias divisiones con designaciones derivadas de la idea del Reino Trata
67
Introducción a la Teología Sistemática
sucesivamente de Dios; o del Rey Supremo (teología), el hombre o el sujeto del reino
(antropología), Cristo o el fundador del Reino (Cristología), redención o ser salvos para el Reino
(soteriología objetiva), el camino de la salvación, o constituidos para el Reino (soteriología
subjetiva), la Iglesia o la escuela de preparación del Reino (eclesiología) y la venida futura del
Señor, o la consumación del Reino (escatología). Esta división es puramente formal, y de ninguna
manera se deduce orgánicamente de la idea del Reino. Además una división fundada sobre la idea
del Reino le roba a la dogmática su carácter teológico, y es lógicamente imposible. La doctrina de
Dios, del hombre en general, del pecado y de Cristo en su multifacética importancia no puede
derivarse de la idea del Reino de Dios.
Este es el único método que producirá la deseada unidad en dogmática. Tiene su punto de
partida en Dios y trata las diversas doctrinas en su orden lógico, es decir, en el orden en que surgen
en el pensamiento, y lo cual hace que se preste a un tratamiento más inteligible. Cada verdad, con
excepción de la primera, al tratársele en este orden, tiene que relacionarse con las precedentes para
que se contemple en la más clara luz. Dios es la verdad fundamental en teología, y por eso,
naturalmente, es el primero en el orden. Cada verdad siguiente para que se contemple en su
verdadera perspectiva tiene que examinarse a la luz de la verdad primera. Por esa razón la
Antropología debe preceder a la Cristología, y ésta debe preceder a la Soteriología y así
sucesivamente. Siguiendo con este orden lógico, trataremos:
Preguntas de Repaso
1. ¿Cuál es la diferencia entre la teología bíblica y la dogmática y cómo se relacionan entre sí?
2. ¿Qué objeciones han surgido en contra de la sistematización de la verdad teológica?
3. ¿Qué distinción hacen los teólogos modernos entre la fuente y la norma de la verdad
teológica?
4. ¿Es válida esta diferencia?
5. ¿Por qué debe considerarse a la Biblia como el principium unicum de la teología?
6. ¿Cómo distinguen Kuyper y Bavinck entre un principium y una fuente o fons?
7. ¿Qué verdad importante está contenida en el énfasis moderno que se pone sobre la conciencia
68
La Tarea, el Método y la Distribución de la Dogmática
cristiana?
8. ¿Cómo difieren los conceptos de Troeltsch, Schaeder y Barth respecto a la tarea de la
dogmática?
9. ¿Cuál es el concepto Bartiano respecto a la fuente de la teología?
10. ¿Es posible que un dogmatista se despoje de toda parcialidad en sus estudios teológicos?
11. ¿Cuál es el método místico?
12. ¿Cuál es el método religioso histórico de Troeltsch?
13. ¿Cuál es el método pragmático?
69
LECCIÓN 5
HISTORIA DE LA DOGMÁTICA
Tal como lo indica el subtítulo, el plan de esta obra se deriva de las tres virtudes paulinas: fe,
esperanza y amor. Bajo el primer encabezado el autor discute dos principales artículos de la fe;
70
Historia de la Dogmática
bajo el segundo la doctrina de la oración siguiendo el orden de las seis peticiones de la Oración
del Señor; y bajo el tercero, toda clase de problemas morales. Aunque este arreglo de ninguna
manera resulta ser el ideal, y la obra no siempre es consistente consigo misma, proporciona
evidencia del pensamiento profundo y del empeño esforzado puestos en la estructuración de toda
la doctrina cristiana desde un punto de vista estrictamente teológico El autor contempla el mundo
entero con toda su rica variedad sub specie aeternitatis, y hace de todo el universo un solícito
servidor de Dios. Por medio de éste y de sus muchos otros tratados dogmáticos Agustín ejerció
una influencia tremenda, que resulta poderosa, especialmente en círculos reformados hasta el día
de hoy. En los tiempos anteriores a la Reforma, él hizo más que ningún otro erudito para desarrollar
las doctrinas bíblicas del pecado y de la gracia.
En relación con lo que antecede debemos hacer mención también del Commonitorium de
Vicentius Lerinensis que da una explicación de la doctrina de la Antigua Iglesia Católica, pero que
difícilmente puede considerarse como una exposición sistemática de la verdad dogmática. Sin
embargo, sirve para dar una forma definida a las enseñanzas de los Padres. El ideal del autor era
dar una exposición de doctrina en armonía con la tradición de la Iglesia, a la cual definía como
quod ubique, quod semper, quod cb ómnibus creditwn est. La obra tiene sabor semi-pelagiano.
Esta obra es notablemente el intento más importante que se ha hecho dentro de la Iglesia de
Oriente para dar una exposición sistemática de teología dogmática, considerada esta materia tanto
en su carácter especulativo como en el eclesiástico. La obra se divide en cuatro libros, que tratan
respectivamente, a) de Dios y de la Trinidad; b) de la creación y de la naturaleza del hombre; c)
de la Encarnación de Cristo, su muerte y su descenso al hades; y d) de la resurrección y el reino de
Cristo, y además, temas como la fe, el bautismo, la adoración de las imágenes, etc. El orden de
este último libro es muy deficiente. Y no obstante, tiene gran importancia, siendo indudablemente,
desde el punto de vista de su forma, la mejor presentación sistemática de la verdad, dentro de esa
época. Es totalmente conservadora y está en armonía con las enseñanzas de la Iglesia tal como
habían llegado al autor.
El período que siguió a Juan de Damasco se caracterizó por una notable actividad dialéctica,
especialmente en teología. Los primeros siglos fueron bastante estériles, pero hacia el final del
siglo X hubo un avivamiento científico. En el siglo XI surgió el escolasticismo; en el siglo XII y
a todo lo largo de él apareció el misticismo; y en el siglo XIII el escolasticismo ligado al misticismo
ganó completo predominio y llegó a su más alta gloria. El escolasticismo representó un intento de
tratar el material doctrinal que hay en la Escritura, según el método estrictamente científico de las
71
Introducción a la Teología Sistemática
escuelas. Globalmente aceptó el contenido de la Biblia con fe infantil; pero a la vez intentó explicar
las diversas doctrinas de la Escritura en su unidad íntima, para promover de esta manera un
conocimiento más profundo de la verdad. Con el correr del tiempo el escolasticismo se convirtió
en vasallo de la dominante influencia de la filosofía platónica y aristotélica, nominalista y realista,
desenvolviéndose en dirección muy precaria. De la filosofía derivó no sólo su método dialéctico
sino también muchos problemas y asuntos de naturaleza del todo filosófica. Un resultado de esto
fue que la dogmática gradualmente degeneró hasta convertirse en un sistema filosófico. Con
frecuencia, la forma interrogativa en la que a menudo se redactaba suscitaba dudas y en muchos
casos daba como resultado que la autoridad y la razón quedaran colocadas una contra la otra en
posición antitética. Entre los tratados dogmáticos de este período sobresalen los siguientes:
El primer trabajo sistemático importante del período escolástico, que intentó abarcar el
campo completo, fue la obra de Pedro Lombardo, Sententiarum Libri IV, compuesta de cuatro
libros: el primero acerca de Dios, el segundo acerca de sus criaturas, el tercero acerca de la
redención, y el cuarto acerca de los sacramentos y de las cosas finales. En general la obra nada
más reproduce las enseñanzas de los Padres, aunque a diferencia de muchas otras obras de esta
época, contiene también una buena porción de material original. Durante vanos siglos esta obra se
usó ampliamente como un manual de teología, y se consideró como la exposición más autorizada
de la verdad Muchos eruditos siguieron el ejemplo de Pedro Lombardo escribiendo libros de
Sentencias
Juntamente con las Sentencias aparecieron gradualmente las Sunmae Theologiae. Alejandro
de Hales, un hombre de gran saber escribió una Summa universae theologiae que en realidad es
72
Historia de la Dogmática
un comentario a la obra de Lombardo. Su obra quedó forjada en una forma estrictamente dialéctica
y silogística, y sirvió para establecer el método escolástico. La obra trata de Dios, de la criatura,
del Redentor y su obra, y de los sacramentos. Desde un punto de vista formal esta obra se parece
un tanto a las obras modernas de Dogmática Alejandro se ocupa de los dos lados de un asunto,
afirma lo que se puede decir a favor de cada uno, y luego presenta su propia conclusión.
Buenaventura, su discípulo, añadió a la agudeza dialéctica de su maestro el elemento místico que
hacía su aparición en esta época.
Sin lugar a dudas, Tomás de Aquino es el más grande de los escolásticos. Su Summa Totius
Theologiae abarca en tres tomos casi todo el campo de la Dogmática. El primer tomo trata de Dios
y de sus obras; el segundo del hombre como imagen de Dios, y que encuentra en Dios mismo el
fin supremo de su existencia; y el tercero de Cristo y de los medios de gracia. La obra quedó
incompleta, pero el material para la doctrina de los sacramentos y de las cosas últimas fue
seleccionado de entre algunas de sus otras obras y añadido a la Summa. En su forma, la obra está
dominada por la filosofía aristotélica; y en su materia, por la obra de Agustín, aunque la obra de
este Padre de la Iglesia primitiva queda modificada en puntos importantes y puesta en mayor
acuerdo con la doctrina de la Iglesia. Tomás de Aquino es la más grande autoridad de la Iglesia
Católicorromana, y el tomismo es su teología oficial. Duns Escoto fue el gran oponente de Tomás
de Aquino; pero su obra fue más bien critica y destructiva, en lugar de ser sistemática y
constructiva. Ella marca la declinación del escolasticismo
73
Introducción a la Teología Sistemática
Schaft habla de esta obra del gran reformador suizo considerándola como la primera
exposición sistemática de la fe Reformada. Pero aunque contiene los pensamientos fundamentales
de la fe Reformada, difícilmente puede considerarse como un todo perfecto y sistemático. No
acentúa Zuinglio como Lutero la doctrina de la justificación por la fe como superior a todas las
otras, sino más bien la absoluta soberanía de Dios, y la dependencia manifiesta del hombre. Habla
de la predestinación en términos más fuertes y menos cautos que los de Calvino. Y en la doctrina
de la Cena del Señor se acerca, aunque sin llegar, al concepto espiritual de Calvino.
No es de sorprender que la teología del siglo XVII fuese, en su totalidad, de carácter polémico
muy marcado. La Reforma tuvo que romper con el pasado inmediato, apelando a un pasado más
remoto. Tuvo que demostrar que la Iglesia jerárquica de la Edad Media se había alejado mucho
del sendero señalado por la teología de la Iglesia primitiva. Además con su defensa del derecho
del juicio privado, la Reforma sacudió los fundamentos tradicionales. Un resultado fue que pronto
aparecieran opiniones divergentes en las iglesias de la Reforma y que tomaran cuerpo en
Confesiones separadas. Hubo muchas discusiones sobre asuntos sin importancia, y al correr del
tiempo salió ganando con efectos desalentadores el espíritu de formalismo y de intelectualismo,
que condujo a la introducción del método escolástico en el estudio de la teología.
74
Historia de la Dogmática
La posición vacilante de Melanchton pronto condujo a la reacción. Hacia el fin del siglo XVI
y en los primeros años del XVII surgió un partido que manifestó un fuerte y a veces hasta fanático
apego a la primitiva fe luterana, a la fe de Lutero mismo y a la primera edición de la Confesión de
Augsburgo. Este partido encontró hábiles representantes en Hutter y especialmente en Juan
Gerhard (1582-1637), reconocido como "el más grande de todos los teólogos luteranos." Su libro
intitulado Loci Communes theologici es una obra de primera importancia, notable por su desarrollo
filosófico y por el arreglo sistemático de su contenido. Calixto se opuso a la actitud de los luteranos
estrictos e insistió en volver al Credo de los apóstoles y a la doctrina de los primeros cinco siglos.
Gozaba de un apacible estado de ánimo y procuró seguir la teología de Melanchton. Sin embargo,
el movimiento calixtino encontró violenta oposición en la persona de Calovio, hombre de gran
saber y ardientemente devoto de la estricta posición luterana. En su Systema Locorum
theologicorum, que consiste de doce volúmenes, da una exposición cuidadosa de la fe luterana
ortodoxa. Las obras de otros dos notables e influyentes teólogos luteranos llamados Quenstedt y
Hollaz siguen los mismos lineamientos.
Las diferencias de opinión no fueron patrimonio exclusivo de los luteranos, sino que también
aparecieron entre los Reformados. Algunas de ellas fueron de naturaleza puramente formal y otras
de naturaleza más material Hubo teólogos que fueron completamente leales a la verdad Pero iban
más allá que Calvino en su arreglo esquemático y en toda clase de distinciones lógicas. y hubo
otros que empequeñecieron las verdades fundamentales, a veces, hasta hacerlas desaparecer.
Algunos fueron influenciados indebidamente por los postulados filosóficos de la época y
especialmente por la filosofía de Descartes.
Teodoro Reza, el sucesor de Calvino en Ginebra, fue más escolástico que Calvino y más
extremista en su concepto supralapsariano de la predestinación. Xo escribió ningún tratado
dogmático de importancia, pero no obstante, ejerció gran influencia sobre los dogmáticos del siglo
XVII. Wollebio y Wendelino ambos escribieron libros de gran conocimiento, estrictamente
calvinista, pero enormemente afectado por el conflicto con el luteranismo, y por tanto, de forma
escolástica. Además de éstos, Polanus y Pictel también produjeron sendas exposiciones
sistemáticas de la fe Reformada. Después de Beza, Guillermo Twisse, el prolocutor de la Asamblea
de Westminster, fue uno de los primeros en desarrollar la doctrina de la predestinación con gran
precisión lógica y en forma supralapsariana muy exagerada. Sus producciones dan evidencias de
gran poder especulativo, y proporcionan uno de los mejores ejemplos de la aplicación inexorable
del pensamiento básico del supralapsarianismo en la doctrina Reformada. Tres de las obras
verdaderamente mejores de este período son la Synopsis Purioris Theologiae por los cuatro
75
Introducción a la Teología Sistemática
Coccejus hizo surgir una reacción contraria al método especulativo y escolástico de algunos
de los más consumados calvinistas. Coceejus sustituyó aquél por un método completamente
bíblico, y distribuyó su material de acuerdo con el esquema de los pactos. Sin embargo, su posición
representó no sólo una divergencia formal, sino también una separación material de la tradicional
teología Reformada, y entró cada vez más y más en liga con el cartesianismo. Su verdadera
novedad no fue la doctrina del pacto, porque ésta ya se encontraba en las obras de Zuinglio,
Bullinger, Olevianus, Snecano, Gomaro, Trelcatio y Gloppenburg, sino su método "federalista".
Prácticamente cambió la dogmática en Teología Bíblica, convirtiéndola de este modo en una
disciplina histórica. Su método fue antropológico más que teológico. Dos de los mejores
representantes de esta escuela son Burmanno y Witsio. La Synopsis Theologiae del primero es con
mucho la mejor de las dos, y está libre de aquella forzada exégesis que con tanta frecuencia
caracteriza la obra de la escuela coceejiana. La obra del segundo, intitulada, Over de Verbonden
(Acerca de los Pactos) es inferior a aquélla, pero es mejor conocida. Representa el elogiable, pero
vano intento de reconciliar la tendencia más escolástica con la representativa, en la teología. Otros
representantes de esta escuela son Leydekker, Van Til, C. Vitringa, Lampe, d'Outrein y Van der
Honerts. Este tipo de teología, gradualmente ganó influencia en la misma época en los Países
Bajos, aunque encontró un fuerte opositor en Voecio, y aun cuando el tipo más escolástico de
teología todavía había de aparecer en la obra de á Marck, Merch der Cristene Godgeleertheit, y en
la de Brakel, Redelijke Godsdienst.
76
Historia de la Dogmática
fueron combatidos por Heidegger y Turretin, dos de los autores de la Formula Consensus
Helvética.
Los dogmatistas de este período (siglo XVIII) son de carácter un tanto reaccionario. Por una
parte hubo reacción en contra del intelectualismo y del formalismo fríos del estudio corriente de
la teología; en contra de lo que se llamó "ortodoxia muerta", y un intento de inyectar vida nueva
en el estudio de la teología y hacerla más directamente subordinada a una fe viva y práctica. Y por
otra parte hubo una persistente y particularmente fuerte reacción en contra de la influencia
dominante de la Escritura y de la tradición eclesiástica en la dogmática, y en contra de las doctrinas
que se enseñaban en los Credos históricos de la Iglesia; y hubo también un amplio movimiento
bajo la dirección de la razón humana para abrir sendas nuevas, no bloqueadas por la autoridad. Se
derrumbaron las antiguas barreras, y la apostasía racionalista apareció alarmantemente común
dentro de la Iglesia
El crepúsculo del siglo XVII y la aurora del siglo XVIII vieron el surgimiento del pietismo,
especialmente en la Iglesia Luterana. Sus principales representantes fueron, Franke,
Freylinghausen, J. Lange, Rambach, y Oetinger. Deseaban libertar a la dogmática del formalismo
escolástico, e insistían en un retorno a la simplicidad bíblica. Desde este punto de vista algunos de
ellos hicieron verdaderas contribuciones a la dogmática, por ejemplo, Spener, Francke,
Freylinghausen y Oetinger, aunque ninguno de ellos produjo una exposición sistemática, de la
verdad, que se considere sobresaliente. Al principio se le opuso la ortodoxia en boga, pero al fin
77
Introducción a la Teología Sistemática
78
Historia de la Dogmática
En el siglo XIX las corrientes teológicas se multiplican de tal manera que será necesario
llamar la atención sobre diversas escuelas, aunque difícilmente puedan llamarse escuelas en el
sentido estricto de la palabra. Algunas, simplemente representan una tendencia general, la cual, no
obstante, se expresa en diversidad de modos y aun pueden revelar agudas diferencias.
79
Introducción a la Teología Sistemática
Ninguno aceptó la dogmática de Schleiermacher como un todo, y sin embargo, él tuvo una
influencia dominante sobre todo el desarrollo teológico que lo siguió. Entre los inmediatos
discípulos de Schleiermacher ninguno fue tan fiel a sus principios dogmáticos como A. Schweizer.
Sus obras más importantes son: Die Glaubenslehre der reformirten Kirche; Die Protestantischen
Centraldogmen innerhalb der reformirten Kirche, y Die christliche Glaubenslehre. En la primera
de estas obras combina el sentimiento de dependencia de Schleiermacher con la doctrina
Reformada de la predestinación, y en sus últimas obras acentúa el hecho de que la dogmática debe
ir por su material a la consciencia de los cristianos verdaderos. Su explicación de la doctrina
Reformada está expuesta a varias objeciones. Un tanto parecidas a las obras de Schweizer son las
de J. H. Scholten, De Leer der Hen'ormde Kerk y de Schenkel, Die christliche Dogmatik vom
Standpunkte des Geivissens. Lipsius aceptó un punto de partida esencialmente distinto del de
Schleiermacher, pero aun así tiene esto de común con él, que procura construir sus sistemas desde
el punto de vista de la conciencia cristiana. Para Lipsius la religión no consiste sólo en un
sentimiento de dependencia, sino también en uno de libertad. Niega la importancia única de la
encarnación y hace de Cristo el típico Hijo del Hombre en quien el hombre realiza por vez primera
su comunión espiritual con Dios. Rothe también debe mencionarse en la misma relación. Como
Schleiermacher, tomó su punto de partida en la consciencia cristiana de comunión con Dios y de
redención por medio de Cristo, considerando a la dogmática como disciplina histórica.
El movimiento filosófico desde Kant hasta Hegel tuvo una influencia determinante sobre el
desarrollo histórico y científico de la teología. La influencia de Hegel fue la que llegó más lejos.
A semejanza de Schleiermacher, este hizo mucho para barrer el viejo y vulgar racionalismo y
demostrar lo insostenible del supranaturalismo. Pero aunque Schleiermacher procuró librar a la
teología del dominio de la filosofía, Hegel estimuló el estudio de aquélla en los precisos términos
de la filosofía Los teólogos que aceptan y aplican los principios de Hegel se llaman adecuadamente
teólogos especulativos. Su teología es en esencia y en principio especulativa.
El "ala izquierda" de la escuela hegeliana está representada de manera especial por Strauss y
Biederman. Sacrifica el contenido antiguo de la verdad cristiana a la nueva forma especulativa. La
80
Historia de la Dogmática
obra de Strauss. Christliche Glaubenslehre es del todo crítica y destructiva. Mediante las
exigencias de la ciencia moderna se sujetan a prueba los diversos dogmas y se les encuentra
deficientes. En la obra de Biederman, Christliche Dogmatik, los principios de Hegel se estudian
de un modo completamente panteísta. No se reconoce la autoridad de la Biblia y se niegan tanto
la personalidad de Dios como la inmortalidad personal. Pfleiderer desechó la terminología
hegeliana, pero se mantiene en completa armonía con los principios fundamentales de Hegel.
Frank de Erlangen también se apartó del luteranismo puro, en diversos puntos. En su System
der christlichen Wahrheit postula dos principia cognoscendi en teología, es decir, la Escritura y el
sujeto creyente, sostenidos en unidad mediante el principium cssendi, el cual es Dios. La idea de
Dios haciéndose hombre es el pensamiento central de su teología, y de ese pensamiento deriva su
principium divisiones. En sus amplios rasgos su teología está en armonía con la doctrina de la
Iglesia. La obra de Kaehler de Halle muestra algún parecido a la de Frank. También él toma su
punto de partida en la experiencia cristiana, y postula una clase especial de conocimiento en el
cristiano. Philippi es el mejor representante del luteranismo puro en Alemania. Su obra Kirchliche
Glaubenslehrc es una clara y bien arreglada exposición de la doctrina de la Iglesia desde un punto
de vista estrictamente confesional. Según él la dogmática procura elaborar el pensamiento de la
restauración del hombre en comunión con Dios, y de este punto es de donde deriva su principio de
división. Aquí en los Estados Unidos el luteranismo estricto encuentra expresión en la obra
Schmid, intitulada Doctrinal Theology of the Evangélical Lutheran Church; en la de Pieper,
intitulada Christliche Dogmatik, y en la de Mueller, intitulada, Christian Dogmatics.
81
Introducción a la Teología Sistemática
equilibrio. De aquí que se les llamara "teólogos de la medianía". Globalmente, estos teólogos
dependen claramente de Schleiermacher y justamente con él parten, no de la revelación objetiva
de Dios, sino de la conciencia religiosa subjetiva. Pero con este punto de partida
Schleiermacheriano combinan la especulación hegeliana. Lo que al principio se acepta como el
contenido de la experiencia, en seguida se presenta como una necesidad del pensamiento, y así se
justifica ante la barra de la filosofía. Aquí nada más podemos mencionar unos cuantos nombres.
El más grande los "teólogos de la medianía” es Dorner quien por una parte asume una actitud
comprensiva hacia la confesión de la Iglesia, pero por la otra la crítica ilimitadamente, a la vez que
incorpora en su sistema toda clase de elementos especulativos que no pueden armonizarse con la
posición ortodoxa y Escrituraria. Esto se hace del todo evidente en su intento de explicar la
Trinidad, y en su concepto de Cristo como el hombre ideal con quien el Logos se une
progresivamente. Su System der christlichen Glaubenslehre contiene un tesoro de material
dogmático e histórico y es notable por su detallada y aguda crítica.
Juntamente con Dorner debemos mencionar a Julio Mueller, un hombre de gran fervor moral
y de profunda penetración en la verdad. Su Die christliche Lchre von der Suende es aún la
monografía más grande escrita sobre el tema del pecado. Mueller revivió la antigua idea de una
determinación propia y pretemporal de cada hombre en relación al pecado, con la finalidad de
sostener el origen voluntario del pecado en la vida de cada individuo, a pesar del hecho de que el
hombre es pecador desde la hora de su nacimiento. Nitzsch y Martensen pertenecen también a esta
clase de teólogos. Martensen en su Christliche Dogmatik, escrita en un estilo muy atractivo, revela
una tendencia sincretista. Globalmente es leal a la doctrina luterana, pero la relaciona con un
elemento místico y especulativo. Sigue en la dogmática la división trinitaria, y en su Cristología
defiende cierto tipo de doctrina de la kenosis.
Otro teólogo alemán que hizo escuela es Albrecht Ritschl; y aun tratándose de él no puede
afirmarse esto sin cierta limitación. Resulta difícil decir lo que constituye la unidad de la escuela
ritschliana. Sus seguidores escasamente convienen en algún punto, excepto en su gratitud por la
inspiración que recibieron de su maestro común, y en su convicción de que el hecho característico
del cristianismo considerado como religión histórica se encuentra en Cristo como su Fundador.
Ritschl entregó la exposición más completa de su sistema en su Die Christliche Lehre von der
Rechtfertigung und Versoehnung. Pretende estar en armonía con el Protestantismo en general, y
más particularmente, con la doctrina de la Iglesia luterana. Aunque desea desterrar la metafísica
(especialmente la ontología) de la teología, se encuentra dominado él mismo por una teoría del
conocimiento puramente especulativo. Hablando estrictamente, su posición científica es la de un
agnóstico. En su doctrina de Dios, realmente resulta un unitario, y en relación con la expiación
acepta la teoría de la influencia moral como la única sostenible. Distingue entre verdad científica
y verdad religiosa. Esta última está fundada no sobre decisiones del ser, sino exclusivamente sobre
decisiones de valor. La verdad de una idea religiosa queda determinada por el valor que ella tenga
82
Historia de la Dogmática
para la vida cristiana. Honramos a Cristo como Dios no porque lo consideremos verdadero Dios,
sino porque para nosotros tiene el valor de un Dios. En la doctrina del pecado y de la redención se
desvía de la confesión de la Iglesia. Ignora en gran parte la obra del Espíritu Santo y profesa
ignorancia respecto a la vida futura. La doctrina del Reino de Dios tiene lugar céntrico en su
sistema. Cristo es su Fundador, y todos aquellos que están bajo su influencia son sus ciudadanos,
y están gobernados por el principio del amor de Dios.
Herrman, en general, acepta los principios de Ritschl. Mediante su obra sobre Der Verkehr
des Christen mit Gott hizo mucho para popularizar los principios sobresalientes de la teología
ritschliana. Es más subjetivo y hasta menos bíblico que Ritschl, y revela una tendencia a cambiar
el elemento racionalista de Ritschl por un cierto misticismo religioso. El dogmatista más
prominente de esta escuela es Julio Ka f tan. Modifica la posición dogmática de Ritschl en más de
un punto, afirma que las decisiones de valor no pueden separarse de las decisiones del ser, y niega
la distinción entre verdad científica y verdad religiosa tal como acostumbran a explicarla los
críticos de Ritschl. Su obra sobre Die Wahrhcit der christlichen Religion tiene importancia por la
Introducción a la dogmática, y su Dogmatik es una clara presentación sistemática de la verdad.
Parece que se inclina a hacer importantes concesiones a la teología ortodoxa en las doctrinas del
pecado, de la redención y de la persona de Cristo. De todos los seguidores de Ritschl ninguno ha
retornado en medida mayor a las doctrinas de la Iglesia que Haering en su obra sobre The Christian
Faith.
83
Introducción a la Teología Sistemática
Preguntas de Repaso
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APÉNDICES
GUÍA DEL ESTUDIANTE
II. GENERALIDADES
Curso: Introducción a la Teología Sistemática – TS0201
Profesor: José J. Ramírez
Créditos: 3
Modalidad: Semi-Presencial
IV. OBJETIVOS
El alumno, al finalizar este estudio:
(Cognitivo) Comprenderá los principios fundamentales de la teología sistemática.
(Afectivo) Se sentirá motivado a mejorar su relación personal con Dios, ajustándola a la
correcta presentación sistemática de la teología.
(Psicomotriz) Aplicará en su ministerio los conocimientos aprendidos de tal forma, que pueda
ejercer una adecuada sistematización teológica.
V. METODOLOGÍA
• La metodología de la enseñanza es una combinación de exposición magistral con un enfoque
más participativo del grupo de estudiantes. Esperamos que los estudiantes se involucren en
todas las actividades el curso enfocadas para desarrollar un mejor y más completo
aprendizaje del material del curso.
• Las tareas serán entregadas al Facilitador del Curso en las fechas que el Profesor del Curso
indique. El Facilitador las entregará al profesor por la vía que él designe.
• Todas las actividades tendrán una fecha límite de entrega. El examen final será aplicado por
el Facilitador y será su responsabilidad enviarlo al Profesor.
• Las consultas sobre los contenidos del curso o las actividades serán atendidas por el
facilitador del grupo. Si fuere necesario el apoyo del profesor, podrá consultar al correo
electrónico: mints-ca@hotmail.com
85
Introducción a la Teología Sistemática
VI. REQUISITOS
• Adquirir este Manual del Curso «Introducción a la Teología Sistemática», preparado por
Rev. José J. Ramírez
• Libro de Lectura «Teología Sistemática» Louis Berkhof
- (Bachillerato) lee 150 pgs, y hace un informe de lectura de 2 pgs según el modelo de MINTS.
- (Licenciatura) lee 300 pgs, y hace un informe de lectura de 3 pgs según el modelo de MINTS.
- (Maestría) lee 600 pgs, y hace un informe de lectura de 5 pgs según el modelo de MINTS.
• Poseer algunas de las versiones de la Biblia: RVR 1960, NVI, Dios Habla Hoy.
• Disponer de un Cuaderno de Trabajo, para anotaciones de Clase, resolución de Cuestionarios
y registros de investigaciones.
• Estar inscrito en el Centro de Estudios de MINTS en el que recibirá el Curso.
• Cumplir con los requisitos académicos de la modalidad con Crédito de MINTS, si desea
recibir créditos académicos al aprobar el Curso.
• Obtener una Calificación Final mínima de 60% para aprobar el Curso.
VII. EVALUACIÓN
• (15%) Asistencia a Conferencia (8 Horas) y Sesiones de Trabajo (8 Horas), cada hora tiene
un valor de 1 % por asistencia.
• (15%) Lectura del Manual y Resolución de los Cuestionarios. La presentación se hará en un
solo documento, agregando una página de portada con los datos generales.
• (20%) Informe de Lectura Adicional. El estudiante leerá adicionalmente al Manual del Curso
300 páginas (Licenciatura) ó 600 páginas (Maestría). Las lecturas serán indicadas por el
Profesor del Curso. Las Lecturas que sean propuestas por el estudiante, estarán sujetas a la
aprobación del Profesor.
• (30%) Proyecto Final. El estudiante deberá elaborar un ensayo escrito sobre un tema
relacionado con la Teología Sistemática.
• (20%) Examen Final. Incluye todos los contenidos estudiados en el Curso. El estudiante
tendrá un tiempo 40 minutos, sin prórrogas y sin material de apoyo.
86
Apéndices
I. GENERALIDADES
Curso: Introducción a la Teología Sistemática – TS0201
Profesor: José J. Ramírez
Créditos: 3
Modalidad: Semi-Presencial
87
Introducción a la Teología Sistemática
LECCIÓN #1
1. Lea del Lección 1 del manual del estudiante; Int. A la Teología Sistemática, por L. Berkhof de la página
5 – 7.
2. Contestar las preguntas del cuestionario al final de la lección 1.
3. Empiece con la lectura adicional del libro de Teología Sistemática por L. Berkhof.
4. Comience con la investigación para el ensayo. Recuerde que si comienza temprano con las actividades
finales tiene más posibilidad de terminar a tiempo con todas las tareas.
LECCIÓN #2
1. Lea del Lección 2 del manual del estudiante; Int. A la Teología Sistemática, por L. Berkhof de la
página 8 – 25.
2. Contestar las preguntas del cuestionario al final de la lección 2.
3. Continúe con la lectura adicional del libro de Teología Sistemática por L. Berkhof y tome apuntes
para la redacción del informe de lectura.
4. Continúe con la investigación para el ensayo. Recuerde que si no aja la guardia en la preparación de
las actividades finales tiene más posibilidad de terminar a tiempo con todas las tareas.
LECCIÓN #3
1. Lea del Lección 3 del manual del estudiante; Int. A la Teología Sistemática, por L. Berkhof de la página
26 – 43.
2. Contestar las preguntas del cuestionario al final de la lección 3.
3. Continúe con la lectura adicional del libro de Teología Sistemática por L. Berkhof y tome apuntes para
la redacción del informe de lectura.
4. Continúe con la investigación para el ensayo. Recuerde que si no aja la guardia en la preparación de las
actividades finales tiene más posibilidad de terminar a tiempo con todas las tareas.
LECCIÓN #4
1. Lea del Lección 4 del manual del estudiante; Int. A la Teología Sistemática, por L. Berkhof de la
página 44 – 67.
2. Contestar las preguntas del cuestionario al final de la lección 2.
3. Continúe con la lectura adicional del libro de Teología Sistemática por L. Berkhof y tome apuntes
para la redacción del informe de lectura.
4. Continúe con la investigación para el ensayo. Recuerde que si no aja la guardia en la preparación de
las actividades finales tiene más posibilidad de terminar a tiempo con todas las tareas.
LECCIÓN #5
1. Lea del Lección 5 del manual del estudiante; Int. A la Teología Sistemática, por L. Berkhof de la página
68 – 81.
2. Contestar las preguntas del cuestionario al final de la lección 2.
3. Continúe con la lectura adicional del libro de Teología Sistemática por L. Berkhof y tome apuntes
para la redacción del informe de lectura.
4. Continúe con la investigación para el ensayo. Recuerde que si no aja la guardia en la preparación de
las actividades finales tiene más posibilidad de terminar a tiempo con todas las tareas.
Nota: todas las tareas del curso deben ser entregadas el día del examen final. La demora en la entrega
de las tareas conducirá a la pérdida de puntos en la aplicación global… 10% por semana de
abrazo en la entrega.
88
Apéndices
INTRODUCCIÓN
La comunicación por escrito es sumamente importante para nuestro desarrollo
académico. El estilo que MINTS usará es el siguiente:
I. PÁGINA TITULAR
TITULO del Ensayo
NOMBRE del Autor (usted)
Nombre y Número del Curso
Nombre del Profesor
Nombre de la institución
académica Fecha
II. ÍNDICE
Hay dos estilos básicos: Numeración Clásica y Numeración Antropológica.
NOTA DE REFERENCIA
Libro: (fuera del cuerpo) 1. Autor, Título,
Página. (Autor, Título, Página)
Artículo: Autor, “Título”, Periódico, Página.
BIBLIOGRAFÍA
Libro: Autor. Título. Ciudad: Editorial, fecha.
Artículo: Autor. “Título”, Periódico. Volumen. Fecha. Página.
89
Introducción a la Teología Sistemática
Breve Resúmen
En este punto el estudiante no debe mezclar su opinión personal acerca de la lectura, sino hacer
una síntesis del argumento del autor del libro que se le ha asignado. Debe resumir en pocas
palabras lo que el autor propone como tesis en su libro. Es importante que el estudiante busque
la tesis del libro.
Critica de la Lectura
El argumento del autor es, Es claro, preciso, confuso, bien documentado, fuera de contexto, muy
simple, muy profundo, antibíblico, muy técnico, etc. lo importante es que el estudiante respalde su
opinión con argumentos bíblico, teológicos y lógicos.
Aplicación Personal: como esta lectura a afectado su manera de pensar y comportarse en la iglesia y
sociedad.
Aplicación ministerial: como puede ayudar a otros con este material para que conozcan mas al Señor.
Nota: siga las instrucciones en los cuadros que se le han presentado arriba. No olvide que el informe
a nivel de Bachillerato es de 2 páginas, el de Licenciatura es de 3 páginas y el a nivel de Maestría
es 5 páginas.
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