Prolapso Genital
Prolapso Genital
Prolapso Genital
DIAPO 2 Definición
El prolapso genital se define como la protrusión de una de las paredes de la vagina en el conducto
vaginal debido a un defecto de suspensión o de soporte. Donde los mecanismos responsables del
prolapso genital no están dilucidados. Esta es una patología compleja y multifactorial en cuya
atención participan tres disciplinas médico-quirúrgicas. En este sentido, cualquier modificación de
las movilidades de la pelvis puede afectar a las funciones urinarias, genitales y rectales.
Se trata de una patología funcional que compromete la calidad de vida de muchas mujeres.
Aunque sobre todo se observa en mujeres ancianas, también puede afectar a pacientes jóvenes.
Debido al envejecimiento de la población, es probable que el número de pacientes afectadas por
un prolapso genital se incremente, hasta tal punto que el 11-20% de ellas necesite una operación
por esta causa
El tratamiento es quirúrgico en la mayoría de los casos, con muchas controversias respecto al uso
de material protésico. Las recidivas y, por tanto, la necesidad de una reintervención quirúrgica son
relativamente frecuentes (30%).
El prolapso genital se define como la protrusión a través del conducto vaginal de una de las
paredes vaginales. La alteración de uno de los medios de suspensión y/o de soporte puede ser
responsable de la aparición de un prolapso. Sin embargo, la anatomía de la pelvis no está
perfectamente definida, sobre todo en lo que se refiere a las fascias y los ligamentos, ya que en las
disecciones anatómicas es difícil identificarlos. A pesar de los avances de las técnicas de imagen,
sobre todo de la resonancia magnética (RM), todavía no se ha conseguido una descripción
consensuada.
El piso pélvico, representado por los músculos elevadores del ano, sostiene como una hamaca los
distintos órganos. Este piso tiene una hendidura denominada hiato urogenital, que es un sector de
debilidad. Está delimitado por el fascículo pubovisceral y rectal del músculo elevador del ano
lateralmente, el pubis por delante y el centro tendinoso del periné por detrás. Los órganos están
sostenidos por el piso pélvico y suspendidos por las fascias y ligamentos que los conectan a la
pared pélvica. Todos estos elementos son móviles entre sí. Cuando uno de ellos falla, el
desequilibrio generado puede conducir a la aparición de un prolapso.
Fascias y ligamentos
Fascia pélvica
La fascia pélvica es una membrana que tapiza el piso pélvico, situado un poco por encima del
plano de los elevadores, y se prolonga sobre los órganos pélvicos. Esta fascia tiene algunas zonas
más gruesas. Lateralmente, el fascículo iliococcígeo del músculo elevador del ano se inserta en el
músculo obturador interno al nivel del arco tendinoso del elevador del ano, que es un
engrosamiento de la fascia pélvica sobre el obturador interno. El arco tendinoso del elevador del
ano se extiende de la espina isquiática al pubis. Un poco más medialmente se sitúa el arco
tendinoso de la fascia pélvica, otro engrosamiento de la fascia con el mismo origen que el anterior
y un trayecto más medial en dirección al pubis (. Estos arcos tendinosos son los puntos de fijación
de la porción media de la vagina a la pared pélvica.
Ligamentos uterosacros
Tal vez no sea correcto denominarlos «ligamentos», ya que más bien se trata de un engrosamiento
de la fascia pélvica que permite el paso de estructuras vasculonerviosas. La descripción anatómica
e histopatológica del ligamento uterosacro es imprecisa. Se inserta al nivel del tercio superior de la
vagina frente al fondo de saco vaginal lateral y sobre el borde posterior del cuello uterino, donde
se confunde con el paracolpos y el paracérvix. Se dirige lateralmente y termina sobre la fascia
presacra frente a las vértebras sacras S2-S4. El ligamento uterosacro no estaría presente en el
nacimiento, sino que se desarrollaría de forma progresiva como consecuencia de las fuerzas de
tracción en posición de pie.
Ligamentos cardinales
Son láminas de tejido conjuntivo que se extienden desde el mismo nivel que el ligamento
uterosacro hasta el origen de los vasos ilíacos.
Fisiopatología
El punto de inicio es una lesión del músculo elevador del ano, Estas lesiones producen un aumento
del área del hiato urogenital y Se produce estiramiento y ruptura de los elementos de sostén,
como son las fascias y los ligamentos, Dependiendo de cuál es la estructura que se rompe, será la
manera en que se manifestará el prolapso.
Digamos que cada mujer tiene un riesgo propio, hasta la fecha no evaluable, de desarrollar un
prolapso. El factor de riesgo común a todas las mujeres es el envejecimiento. Sin embargo, una
paciente joven puede desarrollar un prolapso debido a factores de riesgo sobreañadidos. Existen
factores de riesgo inevitables (raciales, genéticos, anatómicos) a los que se añaden factores de
riesgo adquiridos durante la vida. Cuanto más numerosos sean los factores de riesgo, mayor es la
posibilidad de que el prolapso aparezca a una edad más temprana.
Edad
El prolapso genital es una patología que afecta sobre todo a la mujer anciana; el envejecimiento es
uno de los factores de riesgo más importantes. El 74% de las mujeres mayores de 70 años tienen
un prolapso de un grado superior o igual a . Sin embargo, la mujer joven no está exenta de sufrir
esta patología, ya que el 27% de las mujeres de 18-29 años presenta un prolapso anatómico de
grado superior o igual a 2, aunque no todas las pacientes son sintomáticas.
La menopausia también podría desempeñar un papel significativo al modificar la impregnación
hormonal de los tejidos. Sin embargo, no se ha demostrado el nexo entre la menopausia y el
prolapso genital independientemente de la edad.
Paridad
La paridad es un factor de riesgo bien identificado en comparación con las nulíparas. El riesgo
aumenta con el número de partos.
Vía de parto
El parto por cesárea sería un factor protector en comparación con el parto por vía baja. Sin
embargo, no existe ningún estudio prospectivo con un buen nivel de evidencia. El carácter
protector de una cesárea efectuada antes del inicio del trabajo de parto no está demostrado.
El parto por vía baja con fórceps aumentaría el riesgo de desarrollar un prolapso genital. El parto
asistido con ventosa no aumentaría este riesgo. La episiotomía no parece ser un factor de riesgo.
Embarazo
Es probable que el embarazo sea un factor de riesgo en sí mismo. Esto puede deberse a la
impregnación hormonal que prepara los tejidos blandos para el parto y a las cargas sobre el periné
y el piso pélvico por el peso fetal, sobre todo en la medida que el eje de las presiones es
modificado por la basculación fisiológica de la pelvis durante el embarazo.
La histerectomía suele ser considerada como un factor de riesgo de prolapso genital, y con
frecuencia las pacientes hacen preguntas al respecto en la consulta preoperatoria [32 37] . La
sección de los ligamentos cardinales y uterosacros podría explicar el prolapso después de una
histerectomía total. Por lo tanto, se podría pensar que la histerectomía subtotal previene el riesgo
de prolapso genital. El único factor de riesgo de prolapso después de histerectomía sería la
presencia de un prolapso en el momento de la cirugía
Otros
El estreñimiento y las enfermedades pulmonares crónicas también podrían ser factores de riesgo
de prolapso debido a los esfuerzos para defecar o a las toses repetidas.
Se trata de la clasificación POP-Q, que estadifica el prolapso según las medidas de los puntos fijos
con relación al himen. El examen puede efectuarse en cualquier posición. Esta clasificación tiene la
ventaja de ser reproducible, pero hay que comprenderla bien.
Diapo 10 HISTEROCELE
Se define el histerocele o prolapso uterino como el descenso del útero a través de la vagina.
El prolapso ocurre cuando los ligamentos que soportan el útero se vuelven tan débiles que el
útero no se sujeta y desciende de su posición habitual. Estos ligamentos son: el ligamento redondo
del útero, los ligamentos recto-uterinos, el ligamento ancho del útero y el ligamento útero-
ovárico.
La causa más común es trauma al dar a luz, en particular en partos múltiples o complicados.
Alrededor del 50% de las mujeres que han tenido hijos desarrollan alguna forma de prolapso
uterino en su vida. Es más común conforme las mujeres envejecen, particularmente en las que han
pasado la menopausia.
Diapo 12 RECTOCELE:
El rectocele es la caída o descolgamiento del recto (la parte final del colon, intestino grueso) sobre
la vagina, como consecuencia del debilitamiento de los músculos de la pelvis. Puede
acompañarse del descolgamiento de otros órganos pélvicos. Es una enfermedad muy frecuente en
mujeres.
Han tenido varios partos por vía vaginal, han tenido niños muy grandes o han necesitado
de forceps en el momento del parto.
Son obesas.
Padecen estreñimiento.
Les han extirpado el útero (histerectomía).
Diapo 13
El rectocele puede no producir síntomas o puede provocar:
Ocupación de la vagina por un tejido que a veces puede incluso salir por la abertura de la
misma.
Sensación de pesadez en la zona de la pélvis.
Estreñimiento que para solucionarlo puede requerir introducir el dedo por la vagina para
empujar al recto y poder hacer de vientre.
Incontinencia fecal (se escapan las heces).
Dolor en la parte baja de la espalda que suele ceder al acostarse.
Dolor al orinar o al mantener relaciones sexuales.
Puede colocarse un pesario de caucho o plástico dentro de la vagina que impida que el
recto u otros órganos caigan hacia su interior. Los pesarios pueden ser fijos (solo los puede
quitar el médico) o pueden quitarse, limpiarse y reintroducirse por la propia paciente.
La cirugía, con o sin colocación de una malla, está indicada en los casos más graves,
generalmente en aquellos casos asociados a cistocele o prolapso uterino.
Diapo 14 CISTOCELE:
Un cistocele es una afección en la que los tejidos de sostén alrededor de la vejiga y la pared
vaginal se debilitan y estiran, permitiendo que la vejiga y la pared vaginal se hundan en el canal
vaginal.
Los músculos y tejidos conectivos debilitados o dañados que sostienen la vejiga y las paredes
vaginales causan un cistocele. Diversos factores pueden contribuir al estiramiento o
debilitamiento de estos músculos y tejidos, ente ellos:
Los síntomas pueden variar dependiendo del grado en el que se encuentre. En casos leves, los
síntomas no suelen ser visibles. Sin embargo, en grados superiores sí que suelen manifestarse y los
síntomas pueden ser los siguientes:
Infecciones en la vejiga
Dependiendo del grado los síntomas pueden variar, además pueden llegar a condicionar el día a
día de las mujeres afectando a su calidad de vida.
El tratamiento depende del grado en el que se encuentre el cistocele. En general, los grados leves
no requieren tratamiento, pero si es un grado más severo optamos por técnicas quirúrgicas.
Leer diapositiva……….
DIAPO 16 DIAGNÓSTICO ( en esta vaina se leen lo que dice en teoría, pero la explican con
parla -diapo)
El prolapso puede detectarse en la exploración física sin que la paciente presente síntomas.
También puede ser el motivo principal de consulta debido a la molestia que provoca o a los
síntomas urinarios o anorrectales asociados.
Anamnesis
La anamnesis tiene suma importancia porque permite orientar las posibles pruebas
complementarias y la decisión terapéutica. Sabiendo que los trastornos de la estática pélvica
tienen repercusiones urinarias, genitales y digestivas, por lo que es fundamental buscar síntomas
asociados.
Factores de riesgo
Se buscan los factores de riesgo de prolapso: edad, IMC, paridad, peso al nacer de los niños, vía del
parto, extracción instrumental y posibles antecedentes quirúrgicos. También es importante
descartar estreñimiento o tos crónica, ya que tratar el prolapso sin tener en cuenta estos factores
de riesgo aumentaría la posibilidad de fracaso o de recidiva.
Sintomatología genital
El síntoma principal es la molestia generada por la sensación de sentir un bulto vaginal y vulvar.
Este bulto puede estar presente a diario de manera constante o, al contrario, aparecer al final del
día, con desaparición de los síntomas por la mañana, cuando el prolapso se ha reducido. A veces,
las pacientes también describen una sensación de pesadez pélvica o de presión perineal.
Sintomatología urinaria
Siempre deben buscarse signos clínicos urinarios como incontinencia, urgencia miccional,
disuria, sensación de vaciado vesical incompleto, polaquiuria.
También se busca la presencia de una incontinencia urinaria de esfuerzo previa a la aparición del
prolapso y que habría cesado tras la aparición de éste. Es un dato esencial porque, asociado a la
exploración física, puede ser predictivo de la aparición de una incontinencia urinaria de esfuerzo
después de la corrección del prolapso.
Sintomatología digestiva
Ecografía
La ecografía pélvica debe efectuarse antes del tratamiento quirúrgico para no pasar por alto una
patología endometrial. También puede ser útil en presencia de una complicación o de una recidiva
para visualizar la posición de la prótesis y adaptar el tratamiento a su localización.
Resonancia magnética
La RM permite un estudio morfológico. Se visualizan el útero, los anexos, la vejiga, los riñones, el
rectosigmoides y algunos músculos (elevadores del ano, esfínter anal).
La paciente se coloca en decúbito supino con las piernas semiflexionadas. Se efectúan distintas
secuencias: reposo, contracción, empuje gradual y empuje máximo. Es necesario que el radiólogo
motive a la paciente durante todo el examen. La evacuación del gel es indicio de la eficacia del
empuje y permite visualizar el conducto anal. El procedimiento dura unos 15-20 minutos.
Permite precisar si existe un eritrocele, un hedrocele o un prolapso rectal interno que han pasado
inadvertidos en la exploración física. También se puede determinar el carácter retencionista de un
rectocele. Ante una recidiva del prolapso después del primer tratamiento quirúrgico, en algunos
casos la RM hace posible la visualización de la prótesis y del segmento afectado por el prolapso, lo
que puede ayudar a comprender las razones de la recidiva.
● Urocultivo
● Función renal
● Uroflujometría/ residuo post miccional
● Estudio urodinámico multicanal (se recomienda previo al tratamiento de POP estadío II o mayor
dado presencia de IOE oculta).
diapo 18 TRATAMIENTO
Cabe señalar que cualquier tratamiento, con más razón si es invasivo, sólo debe proponerse a las
pacientes con síntomas vinculados al prolapso.
Tratamiento médico
Este tratamiento se prescribe a veces en pre y postoperatorio para mejorar la calidad de los
tejidos vaginales. Sin embargo, no se ha efectuado ningún estudio con alto nivel de evidencia, y se
dispone de muy pocos datos publicados sobre este tratamiento. En un estudio aleatorizado se ha
comparado el grosor de la vagina con o sin estrogenoterapia tópica preoperatoria en pacientes
con un prolapso de grado POP-Q superior o igual a 2 [73] . No se observó ninguna diferencia entre
ambos grupos. Una revisión de la Cochrane Database concluyó en la necesidad de evaluar este
tratamiento con ensayos aleatorizados. La estrogenoterapia no se recomienda para la prevención
de las exposiciones protésicas en ausencia de datos fiables.
Pesarios
Una de las indicaciones principales es el prolapso anterior o medio. En este sentido, la mayoría de
estos dispositivos, que tienen forma de anillo, se colocan en el fondo de saco vaginal por detrás y
debajo de la sínfisis del pubis por delante. Por esta razón, resultan poco eficaces en las pacientes
con un prolapso posterior de grado 3 o 4.
Uno de los obstáculos para la colocación de un pesario puede ser la vida sexual. El pesario podría
alterar la imagen de la feminidad y afectar la vida sexual, que a menudo ya está perturbada a
causa del prolapso.
Un pesario se puede usar para predecir los resultados de una corrección quirúrgica del prolapso o
la aparición postoperatoria de una incontinencia urinaria.
El 11-20% de las mujeres serán operadas de un prolapso. Las recidivas siguen siendo frecuentes y
generan la necesidad de una reintervención en alrededor del 30% de los casos. No existe una
solución quirúrgica única para todas las pacientes. El tipo de cirugía depende de muchos factores
como la edad, la actividad sexual, los antecedentes, el deseo de preservar la fertilidad, los
compartimentos afectados por el prolapso, el grado de éste, los síntomas, etc.
20. leer diapo, meter parla
Diapo 22 Complicaciones
Complicaciones postoperatorias
Hematoma postoperatorio
Oclusión intestinal
Exposición de la prótesis
Estas exposiciones se pueden diagnosticar mediante una exploración física sistemática o a partir
de sintomatología orientadora, como leucorrea abundante, dispareunia o dolor pélvico. Puede
prescribirse tratamiento médico con estrógenos tópicos si la superficie expuesta es limitada y no
hay síntomas. El tratamiento quirúrgico consiste en retirar por vía vaginal la mayor cantidad de
material expuesto. En un primer tiempo no sería necesario extraer toda la prótesis si ésta es de
polipropileno, ya que el riesgo infeccioso es bajo.
El material protésico puede retraerse sobre sí mismo hasta provocar una recidiva, incluso dolor. El
diagnóstico es clínico y se establece al palpar la zona retraída, a veces con reproducción del dolor.
El tratamiento de las retracciones es la exéresis amplia de la zona de retracción.
Una complicación excepcional es la compresión rectal por la prótesis. Esto puede ocurrir en caso
de tensión excesiva sobre los brazos protésicos posteriores. El tratamiento es quirúrgico y consiste
en la ablación del material protésico responsable de la compresión.
Infección protésica
En una cirugía por vía vaginal, la prótesis debe ser de polipropileno monofilamento debido a su
bajo riesgo de infección. Por vía alta pueden usarse dos tipos de material: polipropileno y
poliéster. La infección de la prótesis es un accidente infrecuente. En una serie de 524 prótesis
colocadas por vía vaginal se ha encontrado un solo caso (0,2%). Cuando la prótesis está infectada,
el tratamiento es la exéresis completa del material. El mayor riesgo infeccioso es la
espondilodiscitis, una infección del cuerpo y el disco vertebral después de promontofijación. Esta
complicación es infrecuente, pero puede provocar graves secuelas funcionales. El diagnóstico es
clínico, ante una paciente con dolores lumbares y un antecedente de promontofijación. El
diagnóstico se puede confirmar con una RM.