Fernando Silva

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Fernando Silva:

”El cuento sucede en la lengua”


Entrevista / Arnulfo Agüero

El poeta Fernando Silva Espinosa (Granada 1927), revela secretos claves de su escritura —
poesía, cuento, novela — tejida con el arte de lo simple, de lo que se lleva dentro, que aflora en la
voz cotidiana de la lengua nicaragüense, contemporánea y primigenia; que se descubre en gracia
y misterio, según el poeta, como una “narrativa que sucede en la lengua”.

“La gran virtud de Silva es transcribir al papel el lenguaje oral, con toda su hondura y su gracia,
aún con las mímicas de los personajes”, comentó en una entrevista, hace tres años, el escritor
Sergio Ramírez Mercado, cuando se le preguntó sobre la permanencia de lo popular y local de su
palabra escrita compenetrada del habla nica, propia de un “realismo mágico, muy nicaragüense”.

Silva, es su aspecto físico, no es el típico mestizo nicaragüense. Es un hombre más alto del
común promedio, de facciones más hidalgas; gusta de lucir boinas, a como acostumbra Ernesto
Cardenal, distintivo que los ha caracterizado como poetas revolucionarios y vanguardistas. Cursó
estudios avanzados de pediatría en Paris. Y como escritor se le ubica en la “Generación del 50”.

Su pasión natural por desentrañar los secretos de la lengua nicaragüense viva, lo ha llevado a
escribir textos extraordinarios, muy elogiados, como Barro en la sangre (poesía, 1952), El
chocorrón (poesia, 1973), y El comandante (novela, 1969); asimismo esas ansias infinitas de
conocer las profundidades del léxico popular, a producir textos filológicos como: La Lengua de
Nicaragua-Pequeño Diccionario Analítico (1996); La historia natural del Güegüence (2002), y La
lengua nuestra de cada día (2005).

Así, en este conversatorio bajo el alero de su “terraza literaria”, este poeta nos develó que parte
de su estructura narrativa le viene de adentro, con un estilo simple, directo, verdadero y auténtico;
y que sus personajes, incluyendo su familia mimetizada en sus relatos, son los nicaragüenses, los
que vemos pasar todos los días por nuestras calles.

Es en este sentir que sus temas simples, con personajes nicas y lengua sonora forman parte de
su narrativa y poesía verbal, surgida por primera vez en las riveras del río San Juan, donde
navegó un día como capitán de su propio barco; y ha recorrido los rincones del país buscando su
destino, al que parece por fin ha llegado rebosante de triunfos al reafirmar retadoramente que: “el
cuento sucede en la lengua”, más allá de los argumentos, y la trascendencia de la narrativa
convencional.

Por una narrativa simple y auténtica


Toda escritura tiene su historia hiladas en los ovillos de la palabra, hábleme de sus recónditos
secretos.

Propiamente uno no tiene un dato exacto de su manera de ser y de vivir, pero te puedo hablar de
mi experiencia como escritor. ¿Cómo empieza mi experiencia de escritor?: cuando comienzo a
leer; porque nunca se escribe sino es que se lee, aunque esto parezca elemental, pero así es. Y
comienza un ensayo, y le va naciendo una especie de inclinación, y le va gustando o no lo que
escribe. Esto te da juicio del si y el no, y te vas encontrando una forma de posesión, de sentido de
la escritura.
Ya que tocó el oficio de la escritura, ¿cómo podría valorar su estilo?

Muy simple. Desde un principio lo aprendí, y no puedo decir que realmente lo inventé, porque yo
lo saqué de una conversación con mi maestro Carlos A. Bravo. Te voy a contar: después de una
larga plática con él quedé claro que realmente cuando uno va a escribir, uno primero cuenta con
el “objeto”. ¿Qué cosa es el objeto? Digamos que es el tema, y el tema lo ves como es, le quitas
los adornos, la importancia, el espacio y lo dejas solo; y de lo que ahí sale, es natural. Por lo que
mi narrativa, mi arte de narrar, es absolutamente simple, directa, verdadera y auténtica.

¿Entonces, cuáles son los componentes con que elabora sus cuentos?

Yo le quito a mis cuentos toda la importancia, hasta la teatralidad, hasta la trascendencia; a veces
unos cuentos míos no son nada, porque no es cierto que la trascendencia haga el cuento, ni el
argumento hace el cuento. El cuento lo hace la lengua. La lengua. Ahí sucede el cuento en la
lengua.

Ese es el gran secreto, la gente no se da cuenta de eso. Toda mi narrativa sucede en la lengua.
En mi cuento entran todos los elementos que son verdaderos, porque ya te dije, que yo los
pruebo. Les doy una leidita y los siento sabroso, entonces te digo probá, querés un traguito.

He leído en algunos de sus narraciones esa riqueza de la expresión verbal, del coloquio cotidiano
del nicaragüense.

Es que el diálogo es la madre, es la madre del cuento. ¿Cómo vas a contar algo si no referís lo
que está pasando; y entonces si está pasando algo tiene que pasar entre dos, entre tres, y esos
tienen que decir lo que está pasando.

Dice un hombre: “Te voy a contar lo que pasó: Iba un hombre en la calle y se encontró con otro…”

— Adiós Juan.

— Adiós Pedro.

— ¿Paro’nde vás?

— Voy hacer un mandadito por hay…

— Vení ve: ¿me podrías prestar unos realitos?

— No ando horita, estoy palmado, otro día.

— Bueno pues, no importa, nos vemos pues.

— Adiós pues.

Ves…, el diálogo está haciendo el cuento, un cuento tonto de dos hombres que se encontraron y
uno de ellos le pidió al otro que le prestara unos centavos. El diálogo hizo la madre del cuento.
Ahora el argumento del cuento eso lo vas haciendo vos en la medida que te vas metiendo vos en
el cuento, y lo que vos querés lo vas averiguando con lo que se llama el arte del cuento que es lo
que se debe de decir y de la mejor manera.

De sus influencias no se salva nadie, asegura


Poetas como Pablo Antonio Cuadra, y Antonio Aburto anduvieron recogiendo relatos
nicaragüenses y escribiendo los propios. ¿Ud. siente que los ha trascendido?

Juan Aburto no es más que un copiador mío. A Juan Aburto le enseñé lo principal, después se
puso medio molesto conmigo y se quiso zafar, pero de Silva no se salva nadie, y te voy a decir
algo: aquí en este país no hay, o habrá muy pocos escritores que no hayan recibido mi influencia,
porque mi influencia es simple, lo autentico y lo verdadero en arte. Y te vuelvo a repetir, yo no te
cuento un cuento si realmente vos al final no me decís que si, que vos leístes el cuento y que era
lo que vos esperaba que te iba a contar. Ese es el secreto.

¿Y esos secretos también lo podemos apreciar en tu poesía?, te pregunto esto porque algunas de
ellas nos sugieren “cuentos simples”.

Hay poemas que son cuentos, y hay cuentos que son poemas. En la narrativa entran otros
elementos que también habría que analizarlos; pero lo que pasa es que la poesía es un campo
abierto e irreductible y de gracia. La verdadera poesía es la gracia de Dios. Nunca nadie ha
recibido cosas sino es del infinito misterio de Dios, y es la gracia, y el que es poeta tiene gracia.

¿Tanto en su poesía, cuentos, como en su novela El comandante, está ese sentir de la gracia del
nicaragüense?

No hay ni podrá haber una producción literaria, una producción de arte que no sea local. ¿De
donde es el Quijote? “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” de Ahí
salió el Quijote, el Quijote es eso, el Quijote tiene dos grandes patrias, que es la lengua que hizo
el Quijote, y España, que es realmente el carácter de España es el Quijote.

Y fue la resonancia del renacimiento, que acabada de salir del Medioevo. El Quijote es localista.
Entonces ser nicaragüense es lo mejor que se en mi vida, porque eso me he comido, bebido,
vivido, amanecido; y más todavía en mi condición de ser un hombre vago, un hombre libre. No
hay un lugar de Nicaragua que no te conozca. Con decirte que hasta viví en un rio donde fui hasta
capitán de barco.

Esas vivencias sobre las riveras del rio San Juan, están en algunos de sus libros como en Tierra y
agua, y Barro en la sangre. Coméntenos un poco.

Todo lo mío tiene relación con la naturaleza, Barro en la sangre, Tierra y agua, y Son cuentos; y
últimamente los cuentos que me está editando Hispamer. Pero no se te olvide, que yo soy un
cuentista que ofrezco una cosa: contarte el cuento. Y yo te reto, cualquier cuento mío lo podes
buscar, y me digas: ese cuento que me dijiste que me ibas a contar es cierto, me lo contastes.

He apreciado en algunos de sus narraciones el tema del misterio visto desde la superstición nica.

Fíjate que no lo decís vos, lo dice un extranjero, en varias ocasiones — he andado por todo el
mundo —, siempre me han dicho “hay un misterio en el nicaragüense”. Y porque usted es así, y
porque usted es asá. Hasta en la manera de señalar, en ninguna parte del mundo, el nica señala
con la boca (uh…uh… uh…), ahí está. Es cosa rarísima. Curiosamente el nica tiene su propio
misterio y lengua, que debe de ser estudiada, y este es su manera de ser.

Por ejemplo, hay una cosa con esta película de la Yuma, que algunas gentes se oponen porque
dicen vulgaridades, como chanchadas de los barrios de donde salieron, pero si esa es Nicaragua.
No tiene porque, nadie, avergonzarse; lo interesante es que las cosas se den como son. Ahora no
es verdad que vale más la violencia. Sabes, lo que vale, es la bondad, más todavía la tristeza,
más todavía el llanto, más todavía el canto.
Hábleme de los personajes de sus obras.

Espérate que pasen te digo, porque todos ellos andan en la calle, como ando yo. Todos viven,
son todos los nicaragüenses mismos, a todos les he dado vida; y no hay un personaje, en mi
novela, o en mi cuento que no sea cierto, no hay uno solo, tienen cara. Y ve que curioso: no
encontrás en mis cuentos o novela que yo ando definiendo o describiendo caras, y describiendo
comportamiento, algo que suceda, ya te vuelvo a repetir, un cuento sucede y tiene que suceder.
En un cuento pongo una sopa, y el hombre se bebe la sopa.

Mi familia está en mis cuentos, pero con otros nombres, mis hermanos, mi padre, mis amigos,
conocidos, gente que encuentro en las calles. Mis personajes andan en la calle. Hay una familia
López en Washington que me dicen que ellos por lo menos cada semana se reúnen con una
cervecita por lo menos para leer uno de los cuentos míos, para tener viva a Nicaragua.

Cuando he escrito novela es que tomado un asunto que me da tiempo, y una serie de
motivaciones, y he escrito un cuento cuando tengo algo que contarlo, y he escrito poesía cuanto
estoy lleno de sentimientos, de amor y de la gracia, porque la poesía es gracia. El cuento es
ejecución de algo verdadero, y la novela es el tratamiento de una cosa general.

Su conciencia poética

Su poemario Barro en la sangre (1952), es considerado uno de sus libros estelares, ¿cómo lo
aprecia Ud?

Es mi conciencia poética. Mi primera relación con mis goces poético, con mis lecturas, mis
paisajes, con el conocimiento de mi tierra, de ahí salieron mis palabras en forma de poemas, ese
es Barro en la sangre. De tal manera, que fíjate vos: que esa forma de tratar la literatura
nicaragüense, la tierra nicaragüense, el barro nicaragüense, lo quiso hacer el poeta Joaquín
Pasos y no logró; lo quiso hacer Pablo Antonio, en Poemas nicaragüenses, hizo una cosa
hermosa; pero el barro, el barro, lo logré yo.

De ahí viene que el primero que se asusta es José Coronel Urtecho. Me manda a llamar con
PAC, y no hallaba que decirme, sabes que me dijo “caramba, jamás me imaginé que ibas a dar
propiamente, jodido, en el punto”, “que alegre, que alegre”, me dijo. Y Salomón de la Selva me
dijo a mí en París, que yo había tocado, con las manos pero metiéndome hasta el codo, el barro
nicaragüense. Que bonito eso.

Yo estaba adentro. A los seis años, chavalito, me fui a vivir en el monte, me fui a vivir a la ladera
de la laguna, y después al rio San Juan a ser capitán de barco, y después anduve por todos lados
a la orilla de mi padre (El comandante) viviendo el barro, el barro como mi sangre. Yo no miento,
barro en la sangre.

Asi me siento como hombre, como nicaragüense en el barro, en mi tierra que toco. De tal manera,
que durante uno de mis servicios de pediatra, alguien me criticó, porque yo al niño recién nacido
lo ponía en el suelo,que tocara tierra, ¡tierra viva, tierra nicaragüense!,que ya viniera con el
contacto de tierra nicaragüense. Esto lo hacia cuanto tenía oportunidad, pero claro, no era con
toda clase de gente. Y esto era como un bautizo de la gracia del ser nicaragüense.
JUEVES, 22 DE MARZO DE 2007
Fernando Silva (1927 - 2016 )

Este poeta y narrador nacido en Granada en 1927. Falleció el


01 de octubre del 2016. Generacionalmente se le ubica en la
“Promoción del 50”, como un escritor inicialmente influido por
el vanguardismo que posteriormente derivó hacia el
exteriorismo. Más que vanguardista o exteriorista, lo que me
ha parecido es un escritor desinhibido de influencias, quizás
por su inicial formación autodidacta, y si con algo o alguien
tiene deudas literarias es con la naturaleza, el río San Juan,
donde se crió y creció bajo la sombra libertaria de su padre
Francisco Silva Guerrero, el Comandante de su infancia, de su
novela y de su poesía.

Uno de los autores mejor compenetrados con el habla nica, llegó a la poesía por medio de la naturaleza:
“En 1933, después de la muerte de mi madre, Concepción Espinosa, me fui con mi padre, Francisco Silva
Guerrero, al río San Juan, y lo primero que me llenó el vació de la falta de mi madre fue la naturaleza.

Una mañana estaba pescando, esperando con la paciencia simple del pescador, y me quedé viendo un
tronco de árbol seco que tenía un hueco, y entonces, se me ocurrió escribir: ‘Un hueco a un lado se pega al
ojo y al otro lado se pega al río’. No me pareció gran cosa, pero se lo enseñé a mi padre, con quien tenía
una total y absoluta cercanía, le gustó mucho y él comenzó a fomentar mi interés en las letras conversando
conmigo”.

Desde su niñez era un lector ávido y “todo libro que encontraba lo iba leyendo”; por medio de una revista
se encontró con la obra de José Coronel Urtecho (1906-1994), Joaquín Pasos (1914-1947) y Pablo Antonio
Cuadra (1912-2002), y comenzó a tener “ese acercamiento simpático que da el arte”.

Al trasladarse a Managua para terminar sus estudios secundarios conoció a José Coronel en persona,
porque en el colegio los estudiantes habían fundado una revista llamada Matinal, y un día la llevaron al
autor de Pequeña biografía de mi mujer. Puesto que Coronel era un mentor y promotor nato, se mostró
muy interesado y apoyó el joven Fernando Silva. “Así empezó esa comunicación directa y muy nutritiva
para mi mente y mi formación de escritor”, rememoró.
AMÉRICA LATINA, UN RÍO QUE DESBORDÓ EL ESPAÑOL, DICE ROTHSCHUH TABLADA
Nicaragua tiene su propia lengua

El académico Francisco Arellano Oviedo aseguró que el Diccionario de Española (DRAE) sólo “nos dice cosas
apropiadas para España, donde hay 40 millones de usuarios del español, pero los que usamos el español no
somos eso, sino 400 millones”.

Fernando Silva, por su parte, confió su certeza a EL NUEVO DIARIO: “Nicaragua cuenta con su propia
lengua y el español es de España y no de otro país”, mientras Guillermo Rothschuh Tablada exaltó la
riqueza idiomática de Hispanoamérica, al punto que el mejor novelista no nació en España, sino en
Aracataca.

En un país donde la sociedad se desayuna, almuerza y cena con la política y sus escándalos o diatribas, es
extraño encontrarse con otro tipo de debate en la agenda nacional. Que académicos de número de nuestra
lengua como Arellano, Rothschuh y Silva hablen ahora de que el DRAE urge de las voces que se han
originado en el subcontinente lleva el mérito de mover el interés al rumbo novedoso de lo que es el
lenguaje, principal herramienta de comunicación, incluso de los mismos políticos Francisco Arellano Oviedo
subrayó que el centro de gravedad del Español dejó de ser España. Ahora se trasladó a América. “Hay una
serie de cosas que tenemos que ver en los diccionarios, que muchas veces no se definen porque están
limitados al uso de determinada región”, indicó.

El desborde

El académico, que recién presentó el Diccionario del Español de Nicaragua (DEN, dijo que “normalmente
nos ha regido el diccionario de , ¿qué ocurre con este diccionario? Nos dice cosas apropiadas para España,
donde hay 40 millones de usuarios del español, pero los que usamos el español no somos esos, sino 400
millones que estamos hablando Español”. “Este diccionario no puede absorber todo eso, tiene que
auxiliarse cada vez de las marcas si quiere ser un diccionario de ”.

El centro de gravedad del Español no está en España, en ninguno de los aspectos. Está en América, donde
está la mayoría de los usuarios, y donde muchas veces atropellamos más el idioma es donde está la lengua
más viva. Es donde la lengua se va modificando con mayor rapidez, apostilló.

Matices

Guillermo Rothschuh Tablada admite lo afirmado por Arellano: “El centro de gravedad de la lengua del
Español está en Hispanoamérica, son los aportes como un río con muchos afluentes que baja desde
México, pasa por Centroamérica y va al Sur. Después cada país va aportando, hay matices que los mismos
españoles no comprenden”.
El poeta del Clan de Chontales ilustró: “El mejor novelista no está en España, está en Hispanoamérica, es
Gabriel García Márquez. Usa tanto el colombianismo como el arcaísmo, maneja bien el pasado y el
presente, las palabras locales, el habla. Se habla el español que sale de su centro de gravedad que no está
en España. Es lo que sale en América lo que hablamos nosotros”.
El lingüista y novelista Fernando Silva plantea una novedosa tesis: “El idioma Español, así dicho, sólo se
habla en España, pertenece sólo a España”.

--¿Qué hablamos los nicaragüenses?

Dos cosas. Si nosotros, por ejemplo, decimos una palabra del Español acomodada a Nicaragua tiene su
propia lengua Nicaragua, eso no es Español de Nicaragua, es la lengua de Nicaragua. Porque de acuerdo a
la lengua, ésta se debe con sus reglas y sólo a esas reglas.

Lo que nosotros decimos sobre cantina u otro vocablo es nicaragüense, porque como lo dice España, eso
se llama español, y como lo decimos nosotros, eso se llama nicaragüense. Decir que es español de
Nicaragua es un error.

De tal manera que cuando vos hablás del español que se habla en México, es la lengua de México. La
palabra “casa” es español, si decís casa en México es español, pero si decís “la cueva donde vivo”, que se
refiere a casa, aunque sea del Español, como está acomodada al sentido mexicano es lengua de México.
El “camión” de México, que nosotros decimos bus, no está dicho en español, sino en mexicano.

Cualquier vocablo que así se habla, que así se aplica, y que así se entiende en España es exactamente
español. Si ese vocablo se dice en otro país, acomodado a la manera de ser y a una forma de decirlo en el
país, eso ya no es español si no la lengua de ese país o el modo de hablar de ese país.

Productores de palabras

El poeta Rothschuh recordó a Neruda que dijo: El habla pasa a ser lengua, el productor de palabras es el
pueblo. “Te libreteaste”, es una expresión que no existe, pero uno lo comprende. Con esos matices somos
más ricos que España. El español en España, además, no es el de toda la península.

El poeta de Chontales coincide con Silva cuando dice que el sonido náhuatl envuelve el español, como se
comprueba con el uso de la “j”, como en “puej”.

--¿El DRAE le queda pequeño a lo que se habla en América?

No tanto, poeta, un 30 por ciento se le escapa a ellos, pero hay una comisión permanente de que estudia
buscando nuevos vocablos; hay americanismos regionalismos, localismos. Aquí mismo, en Nicaragua, hay
una variedad de regionalismo, como “chingasteando”, el último en irse de la fiesta. Tiste, además del
fresco puede significar, en “lo tistearon”, muerto. Esos matices los da la lengua nuestra. Ahí andan las
voces indígenas soterradas, pero están patentes en el día a día.

El servilismo lingüístico

El poeta Fernando Silva aclara: el diccionario es un insumo del lenguaje. Ahí está registrado el lenguaje y
todo lo demás que puede reconocerse. El lenguaje es, en general, muy amplio, porque es el modo de
hablar de cualquier lugar y de cualquier forma con tal que se exprese. Por eso hay unas reglas muy amplias
dentro de esa enorme ciencia que se llama la lingüística.

A 400 millones le sirve ese diccionario, primero para saber que este vocablo se dice de tal manera y
significa tal cosa como español de España. Todo lo español es de España, además tiene otras acepciones
que aplica en otros países y recoge el diccionario, porque da cabida en su ámbito de lengua. El español es
la lengua gobernadora, jefe, de tiempos inmemoriales y que estuvo encima de nuestra lengua.
Hablamos la lengua que nos rige y nos rige con español. El español nos exige que escribamos hacer con
“h”, y debemos cumplirlo. Pero no nos puede exigir que una regla de uso sirva para un vocablo nuestro de
nuestra lengua primigenia. Eso es servilismno lingúístico.

--¿Güegüence, por ejemplo, en vez de Güegüense?

Gueguence. Éstos quieren poner una regla, que inventa la “c” original náhuatl, poniéndole una “s”. No
pueden jamás hacerlo. Eso se llama servilismo lingüístico.

En resumen: a) El español de España no puede ser español de Nicaragua ni de El Salvador. Sólo es de


España.
b) Cuando un vocablo español se dice en otro país significando otra cosa, eso está dicho en la lengua de
ese país, no es español.
c) ¿ Por qué el diccionario del español puro, propiamente dicho, es para 400 millones si está lleno de otros
vocablos, de otros países? Porque entonces los españoles han tomado esas otras expresiones de otros
países como acepciones que la incorporan al diccionario, pero no lo reconocen como español propiamente
dicho, sino una variación de la lengua de ese país, como una característica de esa nación que así le dice a
las cosas.
De tal manera, que yo digo: el diccionario de Arellano “El español de Nicaragua”, en realidad eso no es
correcto.

--¿Por qué?
Porque el español sólo es de España. ¿Qué sucede, y por qué dice Arellano Diccionario del Español de
Nicaragua? porque al decir eso, Arellano abre las puertas a la lengua nicaragüense, porque eso que se
llama en abstracto DEN, en concreto debe llamarse lengua nicaragüense.

–-¿En qué consiste la lengua nicaragüense?


En una fragmentación que se tiene que ver así, como habla lingüística:
a) Vocablos que se caen del español, como una fruta, y la semilla crece aquí en esta tierra. Son vocablos
que caen de la lengua española.
b) Otros vocablos que caen de otras lenguas: francés, alemán, inglés, árabe…
c) Lo principal, vocablos que todavía están vivos, que pertenecen a nuestra lengua primigenia. El náhuatl y
el mangue, principalmente.
Es con estos ramos de fragmento lingüístico con que se hace el tronco de la lengua nicaragüense.

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