Teoría de La Reproducción Y RESISTENCIA
Teoría de La Reproducción Y RESISTENCIA
Teoría de La Reproducción Y RESISTENCIA
Bourdieu y
Passeron
Los trabajos de Pierre Bourdieu y con la
colaboración de Jean-Claude Passerón giran
en torno a la transmisión cultural. Hace
referencia a la transmisión de valores
culturales entre las clases sociales y a cómo la
burguesía se reproduce dentro de un mismo
entorno cultural.
Para Passerón la educación es el agente
fundamental de reproducción y de la estructura de las relaciones de poder y las
relaciones simbólicas entre las clases, pone énfasis en la importancia del capital cultural
heredado en la familia como clave del éxito en la escuela.
Afirma que las escuelas son parte del universo de las instituciones simbólicas que
reproducen las relaciones existentes de poder, a través de la reproducción de la cultura
de las clases dominantes en las sociedades contemporáneas.
La escuela, por lo tanto, tiene la misión de inculcar, transmitir y conservar la cultura
dominante, reproducir la estructura social y sus relaciones de poder.
Al profesor le corresponde la responsabilidad de formador y autoridad
pedagógica. Este ejerce sus funciones mediante sus acciones pedagógicas, pero todas
ellas dominadas y sometidas a las clases dominantes, donde se enseña siempre un tipo
de arbitrariedad cultural (instrumentos de dominación y de reproducción) de tal forma
que la cultura se reproduce y toda acción pedagógica se convierte en un tipo de
violencia simbólica.
El grupo de académicos o profesores se convierte así en una variante del capital
cultural que posee maneras propias de apropiación a través del llamado currículum
escolar.
Lo anterior significa que la reproducción cultural define aquello que es importante
aprender (capital cultural) y con ello la estructura de relaciones de poder o de clases
sociales al interior de la sociedad.
La escuela nos enseña a obedecer, a ser leales con el sistema al legitimizar los
hábitos, prácticas, valores y un conjunto de normas catalogadas como válidas. Se debe
procurar así el capital cultural del estudiante, que es el que tiene que ver con todo
aquello que el régimen quiere que se interiorice.
Bourdieu y Passerón afirman que los profesores están siempre atentos al lenguaje
que utilizan sus alumnos, ya que en el mercado cuando un joven domina tal lenguaje
cultural, se establece una relación entre el origen social y el éxito social. En pocas
palabras en la medida que poseamos más conocimientos y sepamos cómo utilizarlos,
podremos ascender de clase social y tener éxito.
El sistema educativo refleja así la estructura de dominación y control social, que
utiliza el trabajo pedagógico para imponer a través del accionar docente y directivo, la
familia y las instituciones de Estado, las normas, códigos y reglamentaciones que
enmarcan las conductas (acción coercitiva del estado) del individuo en sociedad.
Las sociedades estratificadas o estructuradas en clases sociales, en especial las
sociedades latinoamericanas, poseen en su seno una gran diversidad cultural que se
caracteriza históricamente por la coexistencia, relaciones y unión entre diversas
tradiciones culturales (todas ellas tratarán de influir política e ideológicamente en el
aparato o sistema educativo). Cada grupo social, a su vez, promueve la instauración de
reglamentaciones que se imponen de forma arbitraria pero inteligible, al menos para los
niños que provienen de las clases sociales dirigentes, mismos que aprenderán no sólo a
aceptarlas y seguirlas, sino a reproducirlas como parte de su cultura cotidiana, a
diferencia de los estratos inferiores que, tomando conciencia de clase, buscarán
cuestionarlas y transformarlas en su momento.
A fin de buscar una respuesta, hemos de considerar a las escuelas a la luz de las
relaciones sociales de la vida económica “(…) sugerimos que los aspectos primordiales
de la organización educativa son réplica de las relaciones de dominio y subordinación
de la esfera económica. La correspondencia entre la relación social de la instrucción
escolar y el trabajo explica la capacidad del sistema educativo para producir una
fuerza de trabajo dócil y fragmentada. La experiencia de la instrucción escolar, y no
meramente el contenido del aprendizaje formal, es central para el proceso” (Bowles,
Samuel y Gintis, Herbert, “Educación y desarrollo personal: la larga sombra del
trabajo”, en La instrucción escolar en la América capitalista, p.169)
Bowles y Gintis sostienen que la desigualdad en el capitalismo no radica en
deficiencias de tipo individual, tal como teoriza la visión liberal de la educación, sino en
la estructura de la producción y en las relaciones de propiedad. De ahí su afirmación de
que la educación funciona como reproductora de la desigualdad a través de la
legitimación de la asignación de individuos a posiciones económicas a partir de méritos.
Las escuelas ayudan de esta forma a suministrar las capacidades técnicas y sociales que
necesita la empresa industrial, al tiempo de que infunden respeto por la autoridad y
disciplina en la mano de obra. De dicho análisis se infiere que las relaciones de
autoridad y control en la escuela, que son jerárquicas e incluyen un énfasis en la
obediencia, están en paralelismo directo con las que domina el lugar de trabajo. Las
recompensas y castigos obtenidos en la escuela son también una réplica de los del
mundo del trabajo.