ALANDALUS

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AL ANDALUS

INTRODUCCIÓN
La clave de la conquista musulmana de la Península Ibérica estuvo en las luchas internas
de la Monarquía visigoda por ser precisamente electiva y no hereditaria. Así, dirigidos por
Tariq, los musulmanes derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). En unos
tres años conquistaron la Península excepto las zonas montañosas del norte. Esta rapidez
se debe a la desaparición del Ejército visigodo y a los pactos con la nobleza hispano-
visigoda. Además, la conquista árabe de la Península y la formación de Al-Ándalus se
inscriben en el proceso general de expansión del Islam, el “despertar” de una civilización, la
árabe, que obedecía a la idea de yihad o guerra santa. Al-Ándalus pasó por diferentes fases
en su organización política desde el siglo VIII al XI.
DESARROLLO
Tras la invasión musulmana, la mayor parte de la península ibérica se convirtió en una
nueva provincia del califato islámico (imperio musulmán), Al-Andalus. Al frente de este
territorio se colocó a un Emir o gobernador que actuaba como delegado del Califa
musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya, con capital en ciudad de
Damasco.
1. El emirato dependiente de Damasco (714-736)
En el 714 queda Abd al-Aziz como gobernador de Al-Ándalus. Se marcaron los límites del
avance islámico hacia el norte con la derrota en la Batalla de Covadonga en el 722 que
garantizó la independencia del núcleo astur y la victoria de los Francos en la batalla de
Poitiers que frustró los intentos de expansión más allá de los Pirineos, además de
enfrentamientos entre los grupos musulmanes. Se estableció la capital en Córdoba y el
territorio conquistado se dividió en “Coras” repartidas entre los guerreros para protegerlas
que pagaban tributos.

2. El emirato independiente
Abd Al-Rahmán I, único miembro de los Omeya, superviviente a la revolución abbasida, se
proclamó en la Península emir independiente. durante este periodo se acrecentó el poder
del estado. Hisam I se convirtió en su heredero estableciendo así un sistema sucesorio
hereditario. Entre los sucesores destacan Al-Hakam I y Abderramán II. En este periodo, Al-
Ándalus conoció numerosas conmociones internas, debido a las luchas entre árabes y
bereberes, a las revueltas de los muladíes y de los mozárabes, así como la revuelta de
Umar ibn Hafsun a finales del siglo IX, y a la creación de los primeros reinos cristianos en el
norte de la Península.
3. El califato de Córdoba (929- 1031)
En el año 929, el emir Abderramán III decidió autoproclamarse Califa en Córdoba,
convirtiéndose así en el líder político y religioso de todos los musulmanes, la vez que
rompía definitivamente con Bagdad. Ordenó la construcción del Palacio de Medina azahara
a las afueras de Córdoba y promovió un renacimiento artístico e intelectual que continuó su
sucesor e hijo Al-Haram II. A su muerte, el gobierno pasó a manos de un visir, Almanzor. Él
y sus hijos, los Amiris, fueron los auténticos gobernantes del Califato. Siguió con
expediciones de castigo a los reinos cristianos como el saqueo de Barcelona y Santiago. A
raíz de la muerte de Almanzor (1002), el Califato entró en un periodo de disgregación
destacando la Revolución en Córdoba 1009 donde los Amiríes fueron asesinados.
Finalmente en 1031 una Asamblea de notables decretó en Córdoba el fin del Califato. Su
lugar será ocupado por una serie de reinos independientes que se conocen con el nombre
de Reinos de Taifas.
4. Reinos de Taifas (1071-1090)
Fueron muy frecuentes las disputas entre los diferentes reinos de taifas y contra los
cristianos del norte que avanzaban hacia el sur. Su número inicial se redujo por la
incorporación de los más pequeños en otros mayores. Por ejemplo, el reino de Sevilla se
anexionó a otras taifas como Algeciras, Córdoba o Huelva. Estos reinos fueron sumisos
hacia los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos tributos llamados parias; esta
debilidad se hizo patente en el 085 con la conquista de Toledo por Alfonso VI, lo que
provocó que los taifas solicitaran la ayuda de los pueblos musulmanes del norte de África,
los almorávides.
5. Imperio Almorávide (1090-1145) y los Segundos Taifas (1145-1175)
Los almorávides llegan a la Península unificando Al-Ándalus e incorporándola a su Imperio
tras la batalla de Zalora. Pero la presión de los cristianos y el hundimiento de los
almorávides frente a un nuevo Imperio, los almohades, motivaron la llegada de las
segundas Taifas. Tendrán una corta existencia por la invasión de los almohades (1146) que
unifican de nuevo Al-Ándalus. Frenan el avance cristiano con la victoria de Alarcos en 1195,
pero son derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Situación que desembarca
en las terceras taifas muy pronto conquistadas por los cristianos, a excepción del reino
nazarí de Granada.

6. Emirato de Granada (1238- 1492)


Último reino musulmán de la Península, se extendió por Granada, Málaga y Almería. Su
fundador fue Muhammad I. Consiguió que el rey Fernando le admitiera como vasallo.
Razones de que permaneciera por dos siglos y medio fueron su hábil diplomacia y la
compleja topografía que facilitaba su defensa. Así no se daría hasta los Reyes Católicos la
reconquista del reino de Granada finalizando en 1492 cuando el último rey nazarí, Boabdil,
entregó las llaves de la ciudad.

CONCLUSIÓN
La toma de Granada supuso el fin de ocho siglos de presencia musulmana en la Península
caracterizado por una cultura árabe-islámica que ha dejado un destacado legado cultural en
arte, patrimonio, urbanismo, filosofía, etc que tendría gran repercusión en los reinos
cristianos. Todavía la herencia andalusí forma parte de las señas de identidad de la cultura
española.

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