Auto Supremo
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Organo Judicial
AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CIVIL
Expediente: LP-36-19-S.
Partes: Yola Riveros Ledezma representada legalmente por María Rosmery Layme Riveros c/ Bernardo Layme Mayta,
Distrito: La Paz
VISTOS: Los recursos de casación cursantes de fs. 349 a 352 vta. y de fs. 355 a 360, interpuestos por Constancia
Chambi, Genaro Chávez en calidad de demandados y en representación de la demandante María Rosmery Laime
Riveros, respectivamente, contra el Auto de Vista N° S-542/2018 de 2 de octubre, cursante de fs. 344 a 345 vta.,
pronunciado por la Sala Civil Cuarta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, en el proceso ordinario sobre
anulabilidad de escritura pública seguido por Yola Riveros Ledezma contra Bernardo Layme Mayta, Genaro Chávez
Escobar y Constancia Chambi Gutiérrez, las respuestas de fs. 363 a 365 vta., y de fs. 367 a 370, Auto de concesión a
fs. 371, Auto Supremo de Admisión Nº 267/2019-RA de 14 de marzo, cursante de fs. 377 a 379, y todo lo inherente:
CONSIDERANDO I:
1. Yola Riveros Ledezma mediante su representante legal María Rosmery Layme Riveros, planteó inicialmente
demanda por nulidad de escritura pública, por memorial de fs. 15 a 18 subsanando la acción de fs. 105 a 108 vta., por
anulabilidad de escritura pública, contra Bernardo Layme Mayta, Genaro Chávez Escobar y Constancia Chambi
Gutiérrez; por su parte, esta última contestó negativamente mediante memorial cursante de fs. 38 a 41, también
Genaro Chávez Escobar contestó negativamente a la demanda, por memorial de fs. 52 a 55 vta., interponiendo
demanda reconvencional por reconocimiento del derecho de propiedad sobre la edificación y por los daños y perjuicios
generados, asimismo, por memorial de fs. 80 a 82 opuso excepciones previas de oscuridad, contradicción e imprecisión
de la demanda, declarándose PROBADA mediante Resolución Nº 231/2015 de fs. 101 a 102 y determinando se
2. El titular del Juzgado Público Cuarto de Familia de la ciudad de El Alto en el departamento de La Paz, mediante
Sentencia Nº 67/2017 de 27 de enero, cursante de fs. 285 a 289 vta., declaró PROBADA la demanda de anulabilidad
de Escritura Pública Nº 224/10 de 23 de febrero de 2010, sin lugar a dejar sin efecto la inscripción de la misma,
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disponiéndose sin embargo la compensación a la parte demandante en el 50% del costo actual del terreno por los tres
Resolución que mereció la apelación de la parte demandante mediante fs. 290 a 294.
3. El 02 de octubre de 2018, la Sala Civil Cuarta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, por Auto de Vista Nº
S- 542/2018, cursante de fs. 344 a 345 vta., CONFIRMÓ la Sentencia Nº 67/2017 de fs. 285 a 289 vta.
Con base a esos antecedentes, la referida resolución de alzada fue recurrida en casación por Constancia Chambi y
Genaro Chávez de fs. 349 a 352 vta., y por la demandante Yola Riveros Ledezma cursante de fs. 355 a 360,
CONSIDERANDO II:
1. Denunciaron vulneración e incorrecta interpretación del art. 559 del Código Civil y la no aplicación del art. 229.I y II
del CPC, al confirmar la condena a los adquirentes, puesto que la anulabilidad no perjudica a los derechos adquiridos
Solicitaron casar el Auto de Vista, limitando la condena de pagar la compensación únicamente al ex cónyuge de la
demandante.
Recurso de casación de Yola Riveros Ledezma representada por María Rosmery Laime Riveros.
1. Acusó que el Auto de Vista quebrantó lo determinado por el art. 385 del Código de las Familias y del Proceso
Familiar, incumpliendo el deber de motivación, vulnerando los arts. 115 y 117 de la Constitución Política del Estado.
2. Expresó que el Ad quem vulneró lo dispuesto por los arts. 190 del Código de Procedimiento Civil, 203 del Código
Procesal Civil, y 361 del Código de las Familias y del Proceso Familiar y del Proceso Familiar, respecto al principio de
congruencia; puesto que si bien la resolución de segunda instancia reconoce la ganancialidad del bien inmueble, pero
no reconoce los derechos emergentes sobre el mismo, aseverando que no se demostró el carácter oneroso de la
transferencia y por lo tanto, a su criterio, los compradores no serían terceros onerosos o de buena fe.
3. Enunció existencia de error en la apreciación de las pruebas, al determinar la buena fe de los compradores, cuando
se demostró por prueba auténtica la mala fe de los mismos, ya que se habría realizado la transferencia con la única
finalidad de privar del bien ganancial a la demandante, puesto que el vendedor Bernardo Layme Mayta sigue viviendo
Asimismo, refirió que, si bien la transferencia fue realizada el 23 de febrero de 2010, sin embargo, la registraron en
Derechos Reales recién el 5 de febrero de 2013, teniéndose en cuenta que ese mismo año se inició el proceso de
declaratoria de bien ganancial, por lo que es claro que su objetivo fue eludir el derecho ganancialicio sobre el bien.
4. Atribuyó vulneración a los arts. 180 de la Constitución Política del Estado, 559 del Código Civil, porque en el proceso
existiría prueba documental y confesión judicial espontánea que acredita la mala fe de los compradores, así como la
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5. Denunció vulneración de los arts. 1318 y 1319 del Código Civil, porque el proceso fue precedido por un proceso de
declaratoria de bien ganancial con resolución de cosa juzgada que al ser declarativo tiene efecto retroactivo y es cosa
juzgada, consecuentemente se generó una prueba por presunción legal establecida en el art. 1318 del Código Civil, y
no puede ser revisada por autoridad judicial ni disponer contra ella, por no ser competente.
Concluyó solicitando se disponga la anulabilidad de la escritura pública y en consecuencia disponer la inscripción del
derecho propietario de Yola Riveros Ledezma sobre el bien inmueble objeto de la litis.
Refirió que el recurso de casación no cumple con el art. 393 del Código de las Familias y del Proceso Familiar, por lo
Expresó que su contraparte solamente refirió normas civiles y no familiares, puesto que la normativa familiar protege la
familia, el matrimonio y la comunidad de gananciales, no siendo aplicable en su opinión el art. 559 del Código Civil, a
un proceso de derecho de familia, normativa que prohíbe la disposición de los bienes gananciales conforme lo
disponen el art. 116 del Código de Familia y el art. 192 del Código de las Familias y del Proceso Familiar.
A su criterio no correspondería que solo el demandado Bernardo Layme Mayta proceda a la devolución del valor del
inmueble. Expresó que debe aplicarse lo establecido en el art. 547 del Código Civil, de forma que el acto jurídico nunca
se habría realizado, y por ende además de restituir las prestaciones recibidas debe cancelarse el registro en Derechos
Exprearon que no sería evidente que el Auto de Vista recurrido careciera de motivación, puesto que absolvió todos los
Asimismo, refirieron falsedad en cuanto a que la demandante afirmara que el vendedor continuaría viviendo en el
inmueble, cuando ella misma en su proceso de divorcio refirió desconocimiento del domicilio de su ex cónyuge, por lo
Indicaron también, que al haber adquirido el terreno de buena fe no les corresponde realizar ninguna restitución, en su
criterio no existió vulneración alguna al principio de verdad material, por ende, concluyeron estableciendo que no existió
vulneración a ninguna norma legal, ni tampoco vulneración a norma formal ni mala valoración de la prueba.
Sin embargo, expresaron que, si existió mala aplicación por los de instancia del art. 559 del Código Civil, por lo que
CONSIDERANDO III:
Al respecto, este Supremo Tribunal de Justicia a través de sus diversos fallos (Autos Supremos Nros. 651/2014 y
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254/2016) orientó que la congruencia de las resoluciones judiciales orienta su comprensión desde dos acepciones;
primero, relativo a la congruencia externa, la cual se debe entender como el principio rector de toda determinación
judicial, que exige la plena correspondencia o coincidencia entre el planteamiento de las partes (demanda, respuesta e
impugnación y resolución) y lo resuelto por las autoridades judiciales, en definitiva, es una prohibición para el juzgador
considerar aspectos ajenos a la controversia, limitando su consideración a cuestionamientos únicamente deducidos por
las partes; y, segundo, la congruencia interna, referido a que, si la resolución es comprendida como una unidad
congruente, en ella se debe cuidar un hilo conductor que le dote de orden y racionalidad, desde la parte considerativa
de los hechos, la identificación de los agravios, la valoración de los mismos, la interpretación de las normas y los
efectos de la parte dispositiva; es decir, se pretenden evitar que, en una misma resolución no existan consideraciones
Nº 0486/2010-R de 5 de julio, donde razonó que: "El principio de congruencia, responde a la pretensión jurídica o la
expresión de agravios formulada por las partes; la falta de relación entre lo solicitado y lo resuelto, contradice el
principio procesal de congruencia; la Resolución de primera y/o segunda instancia, debe responder a la petición de las
partes y de la expresión de agravios, constituyendo la pretensión jurídica de primera y/o segunda instancia…".
Razonamiento que es reiterado por el Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de las Sentencias Constitucionales
Plurinacionales Nº 0255/2014 y Nº 0704/2014. De donde se deduce que en segunda instancia, pueden darse casos de
incongruencia “ultra petita”, que se produce al otorgar más de lo pedido; extra petita, al extender el pronunciamiento a
cuestiones no sometidas a la decisión del Tribunal; y cuando omite decidir cuestiones que son materia de expresión de
En este entendido, se orientó a través del Auto Supremo Nº 304/2016 que citando al Auto Supremo Nº 11/2012 de
fecha 16 de febrero de 2012, señala que: “Todo Auto de Vista deberá circunscribirse a los puntos resueltos por el
inferior y que hubieren sido objeto de la apelación conforme lo determina el art. 236 del Código de Procedimiento Civil,
toda vez que la infracción de este principio determina la emisión de fallos incongruentes como: a) Auto de Vista Ultra
Petita, cuando el tribunal de alzada se pronuncia más allá del petitorio o los hechos; b) Auto de Vista extra petita,
cuando el Tribunal Ad quem se pronuncia sobre un petitorio o hechos no alegados; c) Auto de Vista citra petita, en el
caso en que el tribunal de alzada omite totalmente el pronunciamiento sobre las pretensiones formuladas; d) Auto de
Vista infra petita, cuando el tribunal a quem no se pronuncia sobre todos los petitorios o todos los hechos relevantes del
litigio; omisiones y defectos del Auto de Vista que infringen el debido proceso”.
El Auto Supremo N° 275/2014 de 2 de junio que en su parte referente a la falsificación de documentos y sus efectos
jurídicos, estableció: “Si bien el art. 554 inc. 1) del Código Civil establece la causal de anulabilidad por falta de
consentimiento, se debe puntualizar que esta causal no contempla dentro sus previsiones aquellas causales que
derivan de una ilicitud sancionada incluso penalmente, sino que esta contempla esencialmente aquellos casos en los
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en que por ejemplo: un cónyuge transfiere un bien inmueble sin el consentimiento de su cónyuge, cuando este bien
inmueble resulta ser un bien ganancial, sin encontrar en este acto de disposición un ilícito sino simplemente, una
ausencia de consentimiento del cónyuge quien resultaría el legitimado para validar esa transferencia, o; en el caso de
que se le confiera poder a una persona para hipotecar un bien inmueble, y este mandatario va más allá de lo dispuesto
en su mandato y transfiere el bien inmueble, acto que, per se, no constituiría un ilícito, sino que solo implicaría la
ausencia de consentimiento del legitimado para disponer la venta del bien inmueble”.
CONSIDERANDO IV:
FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN
1. Denunciaron vulneración e incorrecta interpretación del art. 559 del Código Civil, y la no aplicación del art. 229.I y II
del CPC, al confirmar la condena a los adquirentes, puesto que la anulabilidad no perjudica a los derechos adquiridos
Solicitaron casar el Auto de Vista, limitando la condena de pagar la compensación únicamente al ex cónyuge de la
demandante.
Al efecto corresponde precisar que de la revisión al proceso, cursa de fs. 24 a 25 vta., Testimonio Nº 224/2010 de la
compra venta del lote de terreno objeto de la litis, suscrito entre Bernardo Layme Mayta en su calidad de vendedor y
Genaro Chávez Escobar y Constancia Chambi Gutiérrez como compradores, en cuya cláusula segunda, ambas partes
acordaron un precio libremente convenido, suma de dinero que el vendedor expresó haber recibido a su entera
buena fe.
Con base en esos antecedentes, los compradores hoy codemandados pagaron un precio al vendedor, ex cónyuge de
la demandante, el cual dispuso unilateralmente el inmueble, soslayando la calidad de ganancialidad del mismo y
porque figuraba ser único propietario, por lo que los compradores asumieron como cierto el registro de Derechos
Reales en el cual figuraba únicamente Bernardo Layme Mayta (vendedor), ya que al tenor del art. 1538 del Código
Civil, se tiene que la inscripción del título en el registro de Derechos Reales, surte como regla general de publicidad
frente a terceros; por lo tanto los compradores asumieron que el vendedor era único propietario, porque así figuraba en
En esa línea el art. 559 del Código Civil establece que: “La anulabilidad no perjudica los derechos adquiridos por
terceros de buena fe y a título oneroso…”, al respecto el Auto de Vista recurrido invocó la normativa supra y estableció
la buena fe de los compradores porque pagaron el precio convenido entre partes, no ameritando por ello fragmentar el
derecho propietario adquirido por dichos compradores; sin embargo, bajo el principio de equidad y de acceso a la
justicia, dicha resolución de segunda instancia confirmó la sentencia estableciendo por ello la compensación a la
demandante del 50% del costo actual del terreno a cargo tanto del ex cónyuge como de los compradores,
compensación que es correcta, porque la demandante comprobó tener acciones y derechos gananciales sobre dicho
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inmueble.
Sin embargo, el razonamiento resulta errado en cuanto toca que sean los compradores juntamente al vendedor quienes
deban restituir dicho 50% del valor o costo del mismo; puesto que los compradores efectuaron un pago que les fue
oneroso y se entiende por la documentación adjunta ya citada, que pagaron el monto total al ex cónyuge vendedor, por
lo tanto tal razonamiento de la sentencia confirmada por el Auto Vista merece ser modificado, solamente en lo que
concierne a que sea el ex cónyuge en su calidad de vendedor de buena fe (así establecido en el contrato de
transferencia), quien deba restituir a la demandante la mitad del costo actual por la venta total del inmueble de
referencia.
Concluyendo precisar que la normativa familiar en los arts. 116 del Código de Familia (abrogado) y 192 del Código de
las Familias y del Proceso Familiar es clara en lo que respecta a que el cónyuge que dispone un bien ganancial, sin el
consentimiento expreso del otro, se hace pasible a que el otro cónyuge demande la anulabilidad de ese acto, lo cual
sucedió en el caso concreto; Al respecto corresponde precisar la normativa civil citada en referencia a que la
anulabilidad no alcanza a los derechos adquiridos por terceros de buena fe, por lo tanto y dado que en el caso concreto
se tiene que los codemandados Constancia Chambi y Genaro Chávez fueron declarados terceros adquirientes de
buena fe, porque la demandante no pudo probar lo contrario, no corresponde que ellos repongan ni compensen nada,
sino que sea únicamente el ex cónyuge quien restituya el 50% del costo actual del terreno en el marco de los principios
de equidad, justicia, respondiendo a los principios de verdad material y congruencia, postulados a los que debe
Recurso de casación de Yola Riveros Ledezma representada por María Rosmery Laime Riveros.
1. Acusó que el Auto de Vista quebrantó lo determinado por el art. 385 del Código de las Familias y del Proceso
Familiar, incumpliendo el deber de motivación, vulnerando los arts. 115 y 117 de la Constitución Política del Estado.
En relación a la denuncia corresponde precisar que el Auto de Vista de fs. 285 a 289 vta., se circunscribió a los puntos
resueltos por el A quo, efectuando un análisis de los antecedentes y también de los agravios formulados en las
apelaciones de ambas partes, fundamentando, motivando su decisorio en la normativa familiar y civil, dando respuesta
a todos los agravios formulados, por lo cual no se observa la existencia de quebrantamiento normativo aludido,
tampoco a recurrente precisa el agravio en específico que fue soslayado por el Ad quem, siendo por tanto su reclamo
genérico e infundado.
2. Expresó que el Ad quem vulneró lo dispuesto por los arts. 190 del Código de Procedimiento Civil, 203 del Código
Procesal Civil y 361 del Código de las Familias y del Proceso Familiar, respecto al principio de congruencia; puesto que
si bien la resolución de segunda instancia reconoce la ganancialidad del bien inmueble pero no reconoce los derechos
emergentes sobre el mismo, aseverando que no se demostró el carácter oneroso de la transferencia y por lo tanto, a
Al respecto corresponde precisar que la demanda versa sobre anulabilidad de la escritura pública de transferencia
realizada unilateralmente por el ex cónyuge de la demandante en razón a que dicho bien transferido constituyó ser un
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bien con carácter de ganancialidad sustentado por la resolución a fs. 8 y vta., por ello es que tanto la sentencia, como
el Auto de Vista recurrido reconocieron tal derecho a la demandante y declararon la anulabilidad del 50% de la
transferencia, asimismo, ambas resoluciones, refirieron claramente que en el caso de autos los compradores Genaro
Chávez Escobar y Constancia Chambi Gutiérrez fueron reconocidos como terceros adquirentes de buena fe cobijados
por el art. 559 del Código Civil, porque la demandante no pudo desvirtuar la misma.
En ese entendido los jueces de instancia reconocieron los derechos emergentes de la anulabilidad declarada a favor de
la demandante y también resguardaron los derechos registrales de los adquirentes de buena fe, por lo tanto los de
instancia asumieron interpretar las normas bajo el método sistemático (interpretar la ley atendiendo a las conexiones de
la misma con la totalidad del ordenamiento jurídico del cual forma parte), tanto del ordenamiento legal sustantivo y
adjetivo, por lo que no puede alegarse que se hubiera generado quebrantamiento de la normativa aludida.
3. Denunció error en la apreciación de las pruebas, al determinar la buena fe de los compradores, cuando se demostró
por prueba auténtica la mala fe de los mismos, ya que se habría realizado la transferencia con la única finalidad de
privar del bien ganancial a la demandante, puesto que el vendedor Bernardo Layme Mayta sigue viviendo en el
Asimismo, refirió que, si bien la transferencia fue realizada el 23 de febrero de 2010, sin embargo, la registraron en
Derechos Reales recién el 5 de febrero de 2013, teniéndose en cuenta que ese mismo año se inició el proceso de
declaratoria de bien ganancial, por lo que es claro que su objetivo fue eludir el derecho ganancialicio sobre el bien.
Al respecto corresponde precisar que de los datos extractados del documento de transferencia del bien, se tiene que en
el mismo el vendedor figura como soltero, por otra parte, en el registro en Derechos Reales, el bien inmueble
únicamente se encontraba a nombre del cónyuge vendedor, lo cual impidió que opere la publicidad frente a terceros,
puesto que de acuerdo al 1538 del Código Civil, se requiere que esté a nombre de ambos cónyuges.
En ese sentido, no se tiene prueba que haga suponer que los compradores adquirieron el bien conociendo que el
mismo fuera ganancial, mucho menos que haya existido intencionalidad de privarle derechos a la demandante,
tampoco que el vendedor siga viviendo en el inmueble, ni que tal aseveración haya sido objeto de la prueba. Por ende,
no es cierto que existiera error en la apreciación de las pruebas, por lo tanto, su reclamo no tiene fundamento.
4. Atribuyó vulneración a los arts. 180 de la Constitución Política del Estado, 559 del Código Civil porque en el proceso
existiría prueba documental y confesión judicial espontánea que acredita la mala fe de los compradores, así como la
Al respecto, se tiene que tal aseveración no fue sustentada por la recurrente, puesto que no precisa con exactitud a que
prueba en específico alude dicha mala fe, siendo, por el contrario, que en el proceso los compradores del inmueble
demostraron haber actuado de buena fe. Por lo tanto, tal aseveración no es conducente ni puede ser sustentable de
En tanto que en lo que respecta a que los bienes gananciales son de orden público y de aplicación preferente sobre las
normas de derecho privado, al respecto se estableció el análisis preferente de las mismas a partir del art. 192 del
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Código de las Familias y del Proceso Familiar, estableciendo claramente que para transferir o disponer bienes comunes
por parte de uno de los cónyuges, se requería la autorización expresa del otro, en ese sentido el Auto de Vista realizó
un análisis pormenorizado y preferente de la normativa familiar, siendo el fallo conducente a restablecer el 50 % del
derecho ganancial a la parte perjudicada, por lo tanto su reclamo no tiene sustento legal.
5. Denunció vulneración de los arts. 1318 y 1319 del Código Civil, porque el proceso fue precedido por un proceso de
declaratoria de bien ganancial con resolución de cosa juzgada que al ser declarativo tiene efecto retroactivo y es cosa
juzgada, consecuentemente se generó una prueba por presunción legal establecida en el art. 1318 del Código Civil y
no puede ser revisada por autoridad judicial ni disponer contra ella, por no ser competente.
Concluyó solicitando se disponga la anulabilidad de la escritura pública y en consecuencia disponer la inscripción del
derecho propietario de Yola Riveros Ledezma sobre el bien inmueble objeto de la litis.
En relación a estos reclamos, corresponde precisar que la cosa juzgada en este caso sólo tiene efecto entre las partes
(ex cónyuges) y sus sucesores a título universal, puesto que al tenor del art. 229 del Código Procesal Civil, la cosa
juzgada en ningún caso alcanza o afecta a terceros adquirentes de buena fe a título oneroso de bienes y derechos
inscritos en el registro público, tal el caso del registro en Derechos Reales, por lo tanto la aludida cosa juzgada de
declaratoria de bien ganancial afecta únicamente a los actos de disposición realizados por el ex cónyuge en lo que toca
a la responsabilidad emergente de ellos y sea quien deba restituir el valor del 50% de acciones y derechos sobre el
No pudiendo la parte recurrente pretender la inscripción de su derechos propietario que equivaldría a que se anule todo
el acto de transferencia, puesto que en el proceso no se demostró causal que afecte la anulabilidad de la transferencia
total efectuada por el ex cónyuge de la demandante, y si bien la parte demandante solicitó la inscripción de su derecho
propietario, ello no es viable en razón que en el proceso se demostró únicamente la anulabilidad del 50% y no se pudo
establecer que habría existido mala fe en los compradores, por el contrario se pudo establecer fehacientemente que
ellos desconocían la calidad de ganancialidad del bien inmueble adquirido, por lo tanto se salvaguardaron sus derechos
Corresponde establecer que los argumentos vertidos por la demandante fueron respondidos en el tenor de su propio
Por lo manifestado, corresponde a este Tribunal resolver conforme lo estipulado en los arts. 220.II y IV del Código
Procesal Civil.
POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad
conferida en los arts. 41 y 42.I num.1) de la Ley del Órgano Judicial y, en aplicación de lo previsto por el art. 220.IV del
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Código Procesal Civil, y en atención al recurso de casación de fs. 349 a 352 vta., planteado por Constancia Chambi y
Genaro Chávez, CASA EN PARTE el Auto de Vista Nº 542/2018 de 02 de octubre, cursante de fs. 344 a 345 vta.,
pronunciado por la Sala Civil, Comercial Cuarta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz y deliberando en el
fondo declara PROBADA la demanda, únicamente en lo que respecta al ex cónyuge vendedor, debiendo este restituir
el 50 % de la venta efectuada.
Respecto al recurso de Casación interpuesto por la demandante cursante de fs. 355 a 360 conforme con el art. 220.II
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