Garland
Garland
Durkheim consideró el castigo como el objeto central del análisis sociológico. Lo consideraba
una institución relacionada con el corazón mismo de la sociedad. La sanción penal
representaba un ejemplo tangible del funcionamiento de la "conciencia colectiva" en un
proceso que expresaba y regeneraba los valores de la sociedad.
Durkheim toma una práctica social particular -como el castigo y verla como un fenómeno moral
que opera dentro de los circuitos de la vida moral, a la vez que cumple con funciones sociales y
penales de carácter más mundano. La preocupación más específica de Durkheim era entender
las formas variables de la solidaridad que surgían conforme las sociedades evolucionaban y su
estructura básica y organización comenzaban a cambiar.
Durkheim afirmaba que la sociedad requería un marco moral, pero que su forma y contenido
debían reflejar las condiciones vigentes de la organización social. Aseguraba que la división del
trabajo habia dado origen a una moralidad moderna bastante conveniente, centrada en el
culto al individuo y a un conjunto de valores tales como libertad, racionalidad y tolerancia.
Estos conceptos morales surgieron paralelamente a la restructuración de la sociedad
propiciada por la industrialización, la especialización y la secularización, y ya estaban
representados en el pensamiento y la acción de los individuos. En efecto, la sociedad moderna
comenzaba a producir la moralidad que necesitaba, aunque no lo hacía de manera consciente.
Su visión de la sociedad, incluida la sociedad moderna, se centra en esta noción del orden
moral y en su papel vital para la vida social.
La noción de orden moral es una abstracción. Se trata de un "hecho social" que no puede
observarse directamente ni ser objeto de un estudio científico.
Durkheim considera el castigo como la representación directa del orden moral de la sociedad y
un ejemplo de cómo este orden se representa y sostiene.
Durkheim considera el castigo como una institución social que es, en primera y última
instancias, un asunto de moralidad y solidaridad sociales. Los fuertes lazos de solidaridad moral
son la condición que provoca el castigo y, a su vez, éste es el resultado de la reafirmación y el
reforzamiento de esos mismos vínculos sociales.
Una característica de la sociedad moderna es que los vínculos morales que atan a los
individuos están representados en actos tales como contratos, intercambios o
interdependencias que, superficialmente, parecen no ser otra cosa que asuntos de interés
personal racional. La preocupación de Durkheim al señalar el contenido moral de la acción
instrumental era crear una mayor conciencia de esta moralidad con el propósito de preservarla
y desarrollarla mejor.
Durkheim afirma que los delitos son aquellos actos que violan seriamente la conciencia
colectiva. En esencia se trata de una violación al código moral básico que la sociedad considera
sagrado, por lo cual provoca el castigo. Debido a que los actos delictivos violan las normas
sagradas de la conciencia colectiva, producen una reacción punitiva.
Hasta ahora Durkheim ha afirmado que la relación con las cosas sagradas y los valores
fundamentales es lo que otorga al crimen su profundo significado moral, y por lo que requiere
una respuesta punitiva.
El derecho penal se basa, por lo menos en parte, en una reacción emocional compartida
causada por la profanación de las cosas sagradas.
Subraya que nuestro compromiso con estos valores colectivos tiene el carácter de un apego
religioso profundo. Están "fuertemente grabados" en nuestra conciencia, son "apreciados" y
"profundamente sentidos". Ocupan una posición profunda en nuestra organización anímica y
por ello nos resultan fundamentales.
Los delitos son ofensas en contra del orden moral sagrado de la sociedad, lo que a su vez
corresponde a sentimientos profundos de cada uno de sus miembros. Por ende, los delitos son
una violación a la moralidad social.
La esencia del castigo es una emoción irracional, irreflexiva, determinada por el sentido de lo
sagrado y su profanación. La pasión se encuentra en el corazón del castigo. Es una reacción
emotiva que estalla ante la violación de sentimientos sociales profundamente valorados.
Las pasiones provocadas por el crimen son, en su origen inmediato, las reacciones espontáneas
de individuos. No obstante, al ser expresadas de manera colectiva y simultánea, estas
reacciones se refuerzan y dan cabida a una consecuencia social importante.
La tesis postulada en La división del trabajo social es que el derecho penal, al igual que la
conciencia colectiva a la que refuerza, desempeñan un papel medular en la cohesión de las
sociedades simples; que es, de hecho, la base misma de la solidaridad mecánica. En cambio en
una sociedad moderna, orgánica, la división del trabajo se convierte en la fuente predominante
de la solidaridad, en "el vínculo esencial", de manera que el derecho penal y los valores
comunes desempeñan un papel más restringido, aunque no por ello menos esencial. En efecto,
la conciencia colectiva de las sociedades modernas deja de ser una fuerza intensa y extensa
que exige una conformidad religiosa en cada ámbito de la vida. Ocupa más bien un terreno
mucho más superficial aunque no menos importante: opera como el guardián de esos valores
fundamentales (tales como la "libertad y el "individualismo") en torno a los cuales florece la
moderna diversidad moral y social.
En vista de que la organización social de la conciencia colectiva se modifica con el tiempo, tales
cambios alteran considerablemente el tipo de sentimientos y pasiones provocados por
infracciones delictuosas. Las diferentes pasiones, así como las diferentes formas de
organización social, dan origen a diversas formas penales de modo que, si bien el castigo sigue
siendo una expresión de sentimientos colectivos.
Según Durkheim, los principales cambios en la historia penal son de dos tipos. La intensidad del
castigo tiende a disminuir en la medida en que las sociedades se vuelven más avanzadas y, al
mismo tiempo, la privación de la libertad por medio del confinamiento surge como la forma
predilecta de castigo, sustituyendo diversos métodos capitales y corporales que le
antecedieron.