Por Que Terapia Cognitivo Conductual

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Por: Lic. Ariel Minici, Lic. José Dahab y Lic.

Carmela Rivadeneira

¿Por qué Terapia Cognitivo Conductual?

La diferencia entre la Terapia Cognitivo Conducutal y el


enfoque cognitivo puro

Nos gusta definir a la Terapia Cognitivo Conductual no como una teoría o una
escuela psicológica, sino como un enfoque cuya unidad se halla dada por una
metodología en la obtención del conocimiento. En otras palabras, se trata
sencillamente de la aplicación clínica de los conocimientos de la Psicología y
ciencias relacionadas a la solución de los problemas humanos; aclaramos clínica,
porque esos mismos principios se utilizan en ámbitos tan variados como la
educación, el trabajo, la publicidad, por sólo mencionar los más conocidos. No
obstante, se escucha hablar frecuentemente de la Terapia Cognitiva, sin el agregado
de la palabra Conductual. Pues bien, ¿por qué? ¿Indica esto una diferencia real en
cuanto a las prácticas o se trata sólo de una manera de expresarse, digamos, para
ahorrar palabras? Y si hay diferencias, ¿en qué consisten?

Empecemos por los orígenes, hagamos un poco de historia. Podríamos diagramar el


desarrollo de la Terapia Cognitivo Conductual en tres etapas. La primera de ellas se
desarrolla entre los años 1950 y 1970 de manera paralela pero independiente en
Inglaterra y Estados Unidos. Este período se halla signado por un fuerte auge de la
teoría del aprendizaje fruto de la investigación básica en laboratorio.

Por un lado, los psicólogos británicos dedicaron sus esfuerzos especialmente a los
desórdenes de ansiedad, apoyando sus intervenciones en la teoría del
condicionamiento clásico propuesta por Pavlov. En esta línea se destacan
claramente los trabajos de Hans Eysenck y Joseph Wolpe.

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Revista de Terapia Cognitivo Conductual n° 4 | Marzo 2003

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Por otra parte, en Norteamérica, los psicólogos se orientaron predominantemente al


tratamiento de pacientes institucionalizados y crónicos, fundamentalmente psicóticos
con elevado grado de deterioro. En este último caso, la teoría del condicionamiento
operante propuesta por Skinner dio el marco de referencia.

Más allá de estas diferencias, ambas líneas de trabajo se manejaron con escasa
teorización y excesivo empirismo, poniendo su énfasis en el comportamiento. Este
último era considerado el producto de los eventos ambientales, experiencias de
aprendizaje formadas casi exclusivamente a través del condicionamiento. Este
enfoque que otorgaba escasa importancia a los fenómenos mentales o cognitivos
representa históricamente la arista conductual de la actual Terapia Cognitivo
Conductual.

La insuficiente teorización del anterior modelo sumada a su dificultad para dar


solución a algunos desórdenes psicológicos son elementos claves en el surgimiento
de las Terapias Cognitivas, que inauguran el segundo período en el desarrollo. A
mediados de la década del 60, Aaron Beck y Albert Ellis comparten la visión de que
la mayor parte de los desórdenes psicológicos nacen por cogniciones incorrectas y /
o un procesamiento cognitivo defectuoso.

Coherentemente con lo anterior, proponen que el remedio para tales desórdenes


consiste en la corrección de los procesos cognitivos defectuosos y en el reemplazo
de las ideas incorrectas y disfuncionales por otras más realistas, adaptativas y
funcionales. Definitivamente, la Terapia Cognitiva de Beck selló su éxito en la
historia de la Psicología con el tratamiento de la depresión. El nuevo enfoque
enriqueció sustancialmente a las estrategias terapéuticas derivadas de las teorías
del condicionamiento que no habían logrado respuestas totalmente satisfactorias
para el desorden mencionado.

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Hacia finales de la década del 80, el desarrollo exitoso del tratamiento para el
desorden por pánico establece el vínculo de las dos corrientes mencionadas en un
sistema de trabajo más amplio, inaugurando así la tercera etapa del desarrollo de la
Terapia Cognitivo Conductual, que continúa hasta nuestros días.

De este modo, el enfoque de la Terapia Cognitiva, el enfoque cognitivo más puro, se


refiere a un sistema de trabajo terapéutico basado fundamentalmente en el rol que
las cogniciones y los procesos cognitivos juegan en generación de las emociones.
Se sostiene que el cambio en los pensamientos y en los sistemas de procesamiento
conducirán a cambios emocionales y comportamentales. En esta línea se ubican las
técnicas terapéuticas: identificación, discusión y puesta a prueba de pensamientos
automáticos; identificación, análisis y cambio de creencias y supuestos básicos;
modificación de esquemas disfuncionales de procesamiento.

Todos estos procedimientos se hallan orientados al proceso de reestructuración


cognitiva, su fin consiste en rediseñar, remodelar, cambiar el sistema de
pensamientos, ideas, creencias que presenta el paciente a fin de transformarlas en
más racionales, más realistas, más funcionales.

En comparación con lo anterior, el enfoque conductual se fundamenta en la


concepción de que el comportamiento en general y los desordenes emocionales en
particular, responden a contingencias ambientales de acuerdo con las leyes del
condicionamiento. Así, las técnicas derivadas proponen un cambio comportamental
basado en la creación de nuevas conexiones de estímulos y respuestas que
reemplacen a las viejas y menos funcionales asociaciones.

Esto se logra a través de una manipulación sistemática y cuidadosamente


planificada de las contingencias ambientales, tal como cuando para ayudar a una
persona a superar sus miedos, ordenamos los estímulos provocadores de ansiedad
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y los presentamos gradualmente mientras ella se relaja. Buscamos así crear una
nueva asociación entre el evento disparador de ansiedad y la respuesta de
relajación.

Hoy, más allá de los avances en el terreno cognoscitivo, se acepta ampliamente que
existen desórdenes psicológicos para cuyo tratamiento no se puede prescindir de las
técnicas conductuales. Tal es el caso de los hábitos nerviosos (tricotilomanía,
tartamudez), desórdenes del control de impulsos, adicciones, depresiones graves o
problemas de aprendizaje. Baste sólo para ilustrar, en el tratamiento de la agorafobia
la terapia de exposición con prevención de la respuesta, una técnica eminentemente
comportamental, constituye la opción más efectiva.

No obstante los orígenes relativamente independientes de ambas líneas de trabajo,


en la actualidad la mayoría de los psicólogos dedicados a la práctica clínica aceptan
que la integración de ambos paradigmas conduce a la mayor eficiencia terapéutica.
De hecho, encuestas realizada a psicólogos clínicos en distintas ciudades europeas
y norteamericanas, revelan que el 80 % de los profesionales declaran poseer una
orientación cognitivo conductual, un 10 % sólo cognitiva mientras que el 10 %
restante abarca a todas las otras formas de práctica clínica que hoy existen en
Psicología. Por supuesto, estas cifras no tienen absolutamente ningún tipo de reflejo
en la práctica clínica de los psicólogos argentinos… ¿verdad?

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