Semana Santa 2023 Original - Proyecto Terminado
Semana Santa 2023 Original - Proyecto Terminado
Semana Santa 2023 Original - Proyecto Terminado
Postulantado Mercedario
Presentación
Afrontar este desafío no es posible sin una adecuada pastoral que prevea la preparación,
celebración y actualización del misterio en la vida de la comunidad. Por eso, objetivo de
fondo que nos hemos propuesto para este instrumento, ha sido propiciar una mayor toma
de conciencia, sobre la necesidad de seguir haciendo todo lo posible para ayudar a
descubrir la celebración del Triduo Pascual y sobre todo de la Vigilia Pascual como el
corazón de la Iglesia, la matriz fontal de toda la vida litúrgico-sacramental de nuestras
comunidades.
Sin una recuperación real, vital y existencial de la pedagogía que encierra la Semana
Santa seremos consumidores de culto, sin una radicación pascual de nuestra existencia.
Que las celebraciones de la Semana Santa y sobre todo del Triduo Pascual, nos ayuden a
acoger, adorar, celebrar y compartir -personal y comunitariamente-, el encuentro con el
Misterio Pascual.
SEMANA SANTA
L
- CATEQUESIS -
Inicia con el sexto domingo de cuaresma, más conocido como Domingo de Ramos en la
pasión del Señor, que conmemora su entrada gloriosa en Jerusalén, como presagio de su
triunfo pascual y el anuncio de su pasión. La doble denominación y contenido de la fiesta
proviene del encuentro de dos celebraciones distintas, una romana (la pasión) y otra
jerosolimitana (ingreso triunfal en la ciudad santa).
Debido a las dos caras que tiene este día, se denomina “Domingo de Ramos” (cara
victoriosa) o “Domingo de Pasión” (cara dolorosa). Por esta razón, el Domingo de Ramos -
pregón del Misterio Pascual- comprende dos momentos en la celebración: la procesión de
ramos y la Eucaristía. Lo que importa en el primer momento no es el ramo bendito, sino la
celebración del triunfo de Jesús. Por ser creyentes, por estar convertidos y por haber sido
iniciados sacramentalmente a la vida cristiana, pertenecemos de tal modo al Señor que, al
celebrar litúrgicamente su entrada en Jerusalén, nos asociamos a su seguimiento. La
Semana Santa inicia y termina con la entrada triunfal de los redimidos en la Jerusalén
celestial, recinto iluminado por la antorcha del Cordero.
GUIA DE LA CELEBRACIÓN
Los fieles reunidos en una iglesia o en otro lugar adecuado, fuera de la iglesia, hacia la cual,
los fieles llevan ramos en sus manos.
1. Acetre con agua bendita e hisopo.
2. Ritual de Semana Santa 2023.
3. Sonido y cantos.
4. Incensario y naveta
5. Cruz Alta adornada con ramos.
6. Ciriales
Liturgia de la Palabra
KERIGMA VOCACIONAL
Introducción.
Mensaje:
Tu vida no es resultado de la casualidad o de un error, se ha originado en el amor y
ha sido creada por Dios. Por ello puedes estar seguro de que eres incondicional y
definitivamente amado. Este amor originario ha impreso en tu existencia un orden, según
el modelo de Cristo. Tu vida tiene un sentido objetivo que necesitas descubrir poco a poco.
Se trata de un don que no se agota en ti mismo, porque se ordena a los demás. Desarrollar
ese don es tu tarea. Cuando asumes este designio y esta dirección, podrás servir de una
manera más libre y plena en la vocación que tú elijas para tu vida.
LUNES SANTO
TEMA 1: La vocación como una invitación.
Dinámicas.
Rey Amiba: Al iniciar todos son amibas, buscan una pareja para jugar piedra, papel o
tijera, quien pierde permanece como amiba, y quien gana evoluciona a cangrejo y
sucesivamente (conejo, chango y humano).
Ver:
Se puede iniciar con preguntas sobre el tema para tener un diagnóstico de lo que las
personas saben del tema.
El término “vocación” tiene muchos significados dependiendo del contexto en que se use.
Quizá el más común, fuera de los ambientes cristianos, es cuando se emplea para designar
una forma de realización de la persona, sobre todo en el ámbito profesional. Para los
cristianos tiene muchísimos sentidos. Así, por ejemplo, se habla de vocación cristiana como
aquella condición de vida compartida por todos los bautizados. El término también se
aplica a las diferentes formas de vida cristiana o “vocaciones específicas”. Incluso se habla
de “vocación” para designar la intervención de Dios que llama a algo específico. En todos
los casos está bien empleado. De ahí que sea conveniente educar al Pueblo de Dios en la
comprensión acerca de la riqueza de matices que la palabra encierra.
Juzgar:
La primera palabra que Dios pronunció sobre el ser humano fue una llamada: ¡vive!: “Y
dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn 1,26). La existencia de
cada persona es fruto del amor creador del Padre, de su voluntad eficiente, de su palabra
creadora. El acto creador del Padre tiene la dinámica de una invitación, de una llamada a
la vida. El hombre viene a la vida porque es amado, pensado y querido por una Voluntad
buena que lo ha preferido a la no existencia, que lo ha amado antes de que fuese, conocido
antes de formarlo en el seno materno, consagrado antes de que saliese a la luz (cf. Jer 1, 5;
Is 49, 1–5; Gal 1, 15).
Solo cuando la vida humana se entiende como un don, que se agradece profundamente
–“gracias, Señor, por la vida”–, solo entonces se pone en juego la vida para compartirla
con los demás, para donarse, para entregarse a los demás. Este es el sentido fundamental de
la vida que, posiblemente, tiende a olvidarse o a esconderse en nuestra cultura actual.
La segunda palabra que Dios pronunció sobre el ser humano fue otra llamada: ¡vive
con los demás!: “Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y
mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: sean fecundos” (Gn 1,27-28). Desde su origen, el
ser humano está llamado al encuentro con los demás y con Dios.
3. Vocaciones específicas.
a) Vocación laical.
A los laicos les corresponde vivir de lleno la vida secular, tanto en cada una de las
actividades y profesiones como en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social
con las que su realidad está tejida. Es allí donde están llamados por Dios a cumplir una
misión, guiándose por el espíritu de las bienaventuranzas, de modo que, igual que la
levadura, contribuyan desde dentro a la transformación del mundo, para que muestren a
Cristo a los demás.
La vocación de los laicos es, pues, la de ser discípulos misioneros que buscan el Reino de
Dios y su justicia (Mt 6,33) en la realización de su condición cristiana, y tratan de
organizar todos los asuntos de la vida social según el espíritu del Evangelio. El campo de su
actividad es la política, lo social, la economía, la cultura, las ciencias, el arte, los medios de
comunicación, la educación, etc. (cf. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, n. 70).
o Matrimonio-viudez.
o Familia-maternidad-paternidad.
o Soltería.
o Profesionalidad (educación, sanidad, política, economía, cultura, etc.).
o Virginidad consagrada (vírgenes laicas consagradas).
o Misión “ad gentes” (misiones donde la Iglesia aún no está implantada).
o Vida comunitaria (orden tercera, movimientos juveniles mercedarios, comunidades
de base, fraternidades seglares, etc.).
Todo bautizado recibe el regalo, a través del sacramento del agua y del Espíritu, de
ser hijo de Dios Padre en el Hijo. Existe una vocación común para todos los discípulos de
Jesucristo que nos abre, a su vez, a la misión. Así, en Cristo, cada bautizado es profeta, es
rey y es sacerdote. Es profeta porque anuncia la presencia del Dios vivo que conduce la
historia; es rey porque da paso con su vida al reinado del amor de Dios en el mundo; y es
sacerdote porque celebra y participa en los signos sacramentales que hacen posible la
propia santificación y por los que se da gloria a Dios. A este sacerdocio se le conoce como
sacerdocio común de los fieles.
El ministerio ordenado en cualquiera de los tres grados del sacramento del Orden –obispos,
presbíteros o diáconos– se configura con Cristo, Cabeza, Pastor y Siervo de la Iglesia. La
misión del ministro ordenado es la de practicar la caridad pastoral, apacentar el pueblo de
Dios por medio de la predicación, los sacramentos, etc.
Algunos ejemplos de formas de vida cristiana del ministerio ordenado:
o Celibato por el reino de los cielos (no es esencial para el ministerio ordenado).
o Matrimonio-viudez-paternidad y ministerio ordenado.
o Profesionalidad (comunicaciones, educación, etc.).
o Trabajo en equipo (clero secular).
o Vida común (fraternidades sacerdotales).
o Misión “ad gentes” (misiones donde la Iglesia aún no está implantada).
La vida consagrada ha brotado en la Iglesia como un don del Espíritu Santo, a modo de un
prisma que irradia la única luz de Cristo con distintos colores y matices. Como vida
cristiana, su propósito es seguir a Jesucristo según las huellas que marcaron sus pisadas en
la historia y que se recogen en los evangelios. Y su horizonte de vida es el de vivir la
plenitud del amor en el encuentro diario con el Señor.
Un elemento específico de la vida religiosa es que la persona hace un don de su propia vida
a Dios, para consentir que el Señor tenga la exclusiva de su corazón. Y esta donación de sí
se expresa a través de la profesión de los consejos evangélicos.
Actuar:
● Se da la breve explicación de la armonía de las vocaciones específicas y se les pide
que hagan un compromiso desde la situación de vida que quieren o que ya viven,
para prestar un mejor servicio a los demás en nuestra iglesia.
● Armonía de las vocaciones específicas.
MARTES SANTO
TEMA 2: Eres incondicionalmente amado (el amor).
Niños: El amor de Dios es maravilloso, yo tengo un amigo que me ama, chu chu hua
hua, hacer un gesto de amor hacia un peluche.
Adultos: Nadie te ama como yo, espejo “el más importante para Dios”, el nudo.
Ver:
Juzgar:
El amor es uno de los conceptos más complejos del mundo y tal parece que nadie lo
comprende. Según unos estudios realizados en el continente americano el 98% de las
personas no pueden definir ¿qué es el amor?
Muchas de las personas cuando se les interroga sobre el tema dicen que es un sentimiento,
pero no es así, el amor es causa de un sentimiento pero no es un sentimiento, porque no se
puede ordenar que se tenga una emoción, por ejemplo:
● No puedes pedirle a alguien que se sienta bien o que tenga ciertos sentimientos sobre
otra persona.
● Si el amor fuera una emoción Jesús no nos hubiera dicho amanse los unos a los
otros, esposos amen a sus esposas, esposas amen a sus esposos…
● Como si mamá pudiera decirte ¨ve a la escuela hoy lo vas a disfrutar¨, ella puede
hacerte ir a la escuela, pero no puede hacer que lo disfrutes.
Actividad:
Ef 5, 28-29
28. De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo.
Pues un hombre que ama a su esposa, en realidad demuestra que se ama a sí mismo.
El problema de todo esto es que el hombre no sabe cómo amarse a sí mismo.
29. Nadie odia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace
con la Iglesia.
Dios es Amor
Esa palabra resume todo el misterio de Dios y su relación con nosotros. Dios es un misterio
de amor: es un Padre amoroso, es un Hijo que por amor vino al mundo, es un Espíritu que
comunica su amor a todas las criaturas.
Dios nos ama. Por amor nos creó. El libro de la Sabiduría dice que si Dios hubiese
aborrecido algo, no lo hubiera creado. (Sab 11,24).
Dios es Padre
El nombre de Padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús quien más lo usó y
quien enseñó a sus discípulos a decir la palabra “Abbá”, que significa “papá”, cuando
fuesen a orar. Ser discípulo de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre, y a
tuitearlo confiadamente. También el amor de Dios se compara con el de una madre que es
incapaz de olvidarse de los hijos que llevó en las entrañas.
Se puede comparar también ese amor divino, al amor de un esposo que está totalmente
enamorado de su esposa, o al de,un amigo que se sacrifica por su amigo, o al de un pastor
que busca sus ovejas y no descansa hasta encontrarlas.
Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama antes de que nosotros le
amemos a Él. Como dice San Juan, “Dios nos amó primero” (1 Jn. 4,10) y nos hizo sus hijos.
El deber elemental de un hijo es amar al Padre que le da la vida, oír sus palabras y hablarle
expresándole sus necesidades y diciéndole su amor, su alabanza y su gratitud. Es lo que
deseamos proponer a quienes estudien esta enseñanza: que lean la Biblia y que oren con
devoción de hijos a su Padre y Creador.
Actuar:
● Se les pide hacer un compromiso, que llegando a casa manifiesten un gesto de amor
a sus familiares.
● Al levantarse, viéndose frente a un espejo se dan un abrazo.
● Hacer alguna obra de misericordia.
● Aumentar más el grado de interés, participación en las acciones de la familia, y
dando prioridad a toda persona que está a su alrededor.
MIÉRCOLES SANTO
Tema 3: Tu vida tiene sentido.
Niños: Encuentra tu número, el mango relajado,
Ver:
El problema es que muchos niños, jóvenes y adultos han perdido el sentido de la vida o les
es especialmente difícil encontrarlo. Se pierde el sentido cuando no hay capacidad de creer
y de confiar, cuando uno vive en la impresión de que todo parece un engaño. Entonces la
persona se refugia en el fragmento intentando una felicidad imposible. En muchos
ambientes juveniles el sentido es como agua en el desierto, un elemento escaso que es
importante rescatar. Por eso parece especialmente urgente proponer un camino educativo
que ayude a recuperar el sentido de la vida.
No se puede vivir sin saber para qué, para quién, o hacia dónde avanzamos. Quizá son
demasiadas preguntas, pero es necesario responderlas. Las personas que sufrieron el
terrible sin sentido de los campos de concentración, en medio de ello supieron encontrar un
sentido, porque lo necesitaban para sobrevivir. Ese sentido de vida fue algo original y
distinto de lo que había esperado nunca. Quizá estaba referido a un pequeño significado.
Por ejemplo, un esfuerzo por hacer la pena más ligera a los compañeros, o el sentido de
subrayar en medio de todo la propia dignidad. Pero les hizo descubrir el poder grande que
tiene nuestra capacidad racional, es decir, la capacidad de dar un significado a las cosas.
No podernos comparar la situación de muchos jóvenes a un campo de concentración, pero
sí es cierto que la falta de sentido que hoy se extiende como una epidemia se debe a las
limitaciones objetivas que todos vivimos. Quizá es en medio de esas limitaciones donde
podemos dar un significado original a lo que somos y hacemos y sobre todo al futuro. Desde
este punto de vista no nos extrañe que muchos jóvenes se debatan entre el sentido y el
sinsentido. Que experimenten por un lado el anhelo y la esperanza de algo mejor, pero al
mismo tiempo sientan el dolor y la frustración de una realidad que no responde a sus
esperanzas.
Hallar el sentido de la vida depende más de una actitud de las personas que de la realidad
misma. Porque hemos dicho que el sentido está allí, pero es necesario descubrirlo. Esta
actitud se puede llamar “apertura”. Consiste en mantener abierto el oído para escuchar la
música que la realidad ofrece y aprender a bailar con ella. No es fácil conseguir esta
actitud, porque se nos presentan muchos argumentos fáciles para fundamentar una duda y
una visión escéptica de la realidad y del futuro. Hemos insistido en que el sentido se
descubre poco a poco, por ello es posible ejercitarse en la búsqueda del sentido.
Juzgar:
Esta cuestión puede plantearse de distintas formas. Tal vez alguien se pregunte:
“¿Por qué estamos aquí?” o “¿Qué propósito tiene la vida?”. La Biblia indica que nuestro
propósito en la vida es llegar a ser amigos de Dios. Para comprender mejor este asunto,
veamos algunas verdades fundamentales que revelan las Escrituras.
Dios es nuestro Creador. La Biblia dice: “Es Dios quien nos ha hecho, y no nosotros mismos”
(Sal 100:3; Revelación [Ap] 4:11).
El Creador tiene un propósito para todo lo que ha hecho, incluida la humanidad (Is
45:18).
Dios nos creó con una “necesidad espiritual”, la cual incluye el deseo de hallarle sentido a
la vida (Mt 5:3). Él quiere que satisfagamos ese anhelo (Sal 145:16).
Satisfacemos nuestra necesidad espiritual cuando nos esforzamos por conocer a Dios y ser
sus amigos, algo que no está fuera de nuestro alcance. De hecho, la Biblia nos hace esta
invitación: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Sant 4:8; 2:23).
A fin de ser amigos de Dios, debemos cumplir con el propósito para el cual nos creó. La
Biblia deja claro cuál es ese propósito: “Para esto fue creado el hombre: para temer y amar
a Dios y obedecer sus mandatos” (Ecl 12:13, versión de Ángel Sánchez, nota; lenguaje
actualizado).
En el futuro, cuando Dios elimine el sufrimiento y conceda vida eterna a todos sus amigos
—aquellos que le sirven con lealtad—, se verá totalmente cumplido el propósito de Dios
para la humanidad (Sal 37:10, 11).
Actuar:
E
- CATEQUESIS -
La expresión Triduo Pascual, relativamente reciente, se remonta a los años treinta del siglo
XX. No obstante, ya a finales del siglo IV, Ambrosio de Milán hablaba de un triduum
sacrum, para referirse a los tres días en que Cristo padeció, descansó y resucitó; y, algunos
años más tarde, Agustín de Hipona mencionará un sacratissimum triduum de Cristo,
crucificado, sepultado y resucitado.
De este modo, durante los primeros compases de la vida de la Iglesia, la Pascua del Señor se
conmemoraba cíclicamente en la asamblea eucarística convocada el primer día de la
semana, día de la resurrección del Señor -dominicus dies- o domingo. Muy pronto, apenas
en el siglo II, se sintió la conveniencia de reservar un domingo particular del año que, en
consonancia con la fecha histórica de la pasión y resurrección de Cristo, celebrara el
misterio de salvación. Llegados a este punto, la institución de un Triduo sagrado era sólo
cuestión de tiempo, cuando la Iglesia comenzará a revivir los misterios de Cristo de un
modo mimético, hecho que acaeció en Jerusalén en el siglo IV, donde aún se conservaba la
memoria del marco donde acontecieron los sucesos de la pasión y glorificación de Cristo. De
todos modos, en el origen de la celebración del Triduo Pascual, dejó sentir también la
influencia de la respuesta dogmática y litúrgica frente a la herejía arriana, que negaba la
divinidad de Jesucristo; reacción que supuso una atracción de la piedad de los fieles hacia
la persona de Jesús -Hijo de Dios e hijo de María- y su vida en la tierra.
La liturgia del Triduo sacro se funda en la unicidad inescindible del Misterio Pascual de la
pasión y glorificación de Cristo. Cada momento del Triduo no debe considerarse
aisladamente, sino en su relación mutua, de manera que toda su celebración tiene como
punto central la santa Vigilia Pascual. El Triduo Sacro es, pues, una Pascua celebrada en
tres días. La celebración del Triduo no constituye un simple recuerdo subjetivo de la muerte
y resurrección de Cristo. Al contrario, por medio de los ritos pascuales, la Iglesia revive los
misterios salvíficos de la redención, participando de la pasión y glorificación del Señor, y
accediendo a los tesoros de la gracia obtenida con el precio de su sangre.
Con la misa vespertina y la cena dominical se abren las celebraciones del Triduo sacro. La
Iglesia de Jerusalén conocía ya, en el siglo IV, una celebración eucarística conmemorativa
de la Última Cena, momento de la institución de la Eucaristía, sacramento que actualiza el
sacrificio de Cristo en la cruz. En los orígenes, esta celebración se desarrollaba sobre el
Gólgota, en la basílica del martirio, al pie de la cruz, y no en el cenáculo; hecho que
confirma la relación originaria de la celebración eucarística con el sacrificio de la cruz. A
finales de esa misma centuria, tal tradición era ya vivida en muchas Iglesias occidentales,
aunque habrá que esperar hasta el siglo VII para encontrar los primeros testimonios
romanos.
Habrá que tener en cuenta que en este día la traslación del Santísimo Sacramento
hacia el lugar de la reserva, no debe confundirse con una gran procesión eucarística similar
a la del Jueves de Corpus. En esta celebración la procesión es sencilla pero solemne y solo
va del sagrario al lugar de la reserva (prácticamente dentro del mismo espacio celebrativo).
HORA SANTA
PRIMER MOMENTO
Animador 1:
Queremos ahora seguir escuchando el eco que aún resuena en nuestro corazón de esta
memorable Cena. Renovemos nuestra fe en su presencia. Jesús está aquí, y nos mira. Nos
conoce por nuestro nombre. Cada vez que nos mira, nos bendice. Un misterio, pero una
realidad que nos desborda. Gracias Señor porque estás entre nosotros (silencio).
Animador 2:
Nº 2. QUÉDATE MAESTRO
Animador 1:
Nº 3. ¡VENID A MÍ!
Animador 2:
Nos has dejado otro regalo: El mandamiento del amor: “Amaos los unos a los otros,
como yo os he amado”. La vida cambia cuando nos sentimos amados por Dios y amamos a
los demás. Porque el amor cura, perdona, sirve, nos sienta a la mesa, supera distancias y
regala ternura y misericordia.
Gracias Señor por el Regalo del Amor. La Eucaristía y el Amor son el testamento que nos
dejas en la víspera de tu pasión para ir por la vida haciendo el bien.
AGRADECIMIENTO:
SEGUNDO MOMENTO
Animador 1:
“Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní. Y dijo a sus discípulos:
“Sentaos aquí, mientras voy allá a orar”. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo,
empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: “Mi alma está triste hasta la muerte;
quedaos aquí y velad conmigo”. Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba
diciendo. “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo
quiero, sino como quieres tú. Y volvió a sus discípulos y los encontró dormidos.
Le dijo a Pedro: “¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en
la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil” De nuevo se apartó por
segunda vez y oraba diciendo: “Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba,
hágase tu voluntad” y viniendo otra vez los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban
de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras.
Volviendo a los discípulos los encontró dormidos y les dijo: “Ya podéis dormir y descansar.
Mirad, está cerca la hora y el hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.
Jesús fue verdaderamente hombre, por eso padeció. Saboreó el dolor en toda su
intensidad y variedad, en nada fue mitigado por el hecho de ser Dios. Es que también el
hombre, sufre. Este sufrimiento de Jesús, es la respuesta que Dios da al sufrimiento
humano. Dios responde a las lágrimas llorando, al dolor padeciendo, a la injusticia
sometiéndose a ella. Por esta encarnación dolorosa, Cristo redime el dolor, que puede llegar
a ser su epifanía, lugar teológico, encuentro con Dios. Getsemaní quiere decir tristeza y
miedo, hasta el límite, angustia mortal; dudas y desencantos, vacío y abandono hasta el
límite. Jesús ha luchado para no caer en la tentación. Caído en tierra gritando y pidiendo
ayuda al cielo. Así, se estaba solidarizando con todos los derrotados y débiles. Estaba
salvando al mundo.
Animador 2:
Oremos con Cristo y oremos por los cristos que siguen sufriendo.
TERCER MOMENTO
Animador 1:
En aquella noche de angustia de Jesús, los evangelios nos dejan un detalle precioso:
La mirada de Jesús a Pedro.
LECTOR: “Condujeron a Jesús a casa de Caifás. Pedro lo siguió de lejos; se sentó fuera, en
el patio; se le acercó una criada diciendo: Tú estabas con Jesús el Galileo, pero él lo negó:
No sé qué dices. Otra criada dijo: Este estaba con Jesús nazareno. Pedro juró: No conozco a
ese hombre. Por tercera vez dijeron: tú eres uno de ellos, tu acento te delata. Pedro dijo
entre maldiciones: No conozco al hombre que decís.
El Señor se volvió y miró a Pedro, Pedro se acordó de las palabras de Jesús: antes que cante
el gallo me habrás negado tres veces. Saliendo afuera, lloró amargamente”.
La mirada de Jesús se hace más misteriosa en esta tarde, víspera de su Pasión. Nos
dejamos mirar por Él. Es la mirada que nos cambia por dentro como a Pedro (silencio).
PLEGARIA:
LECTOR 2:
ORACIÓN FINAL:
Oh, Dios, al celebrar en esta noche la Cena en la que tu Hijo cuando iba a entregarse a la
muerte, confió a la iglesia el sacrificio nuevo y eterno y el banquete de su amor, te pedimos
alcanzar, de tan gran misterio, la plenitud de la caridad y de la vida. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
VIERNES SANTO.
CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (ROJO)
- CATEQUESIS -
E l Viernes Santo es el primer día del Triduo Pascual, día en que se celebra la
pascua passionis, como “paso” del Hijo de Dios de este mundo al Padre, su
sufrimiento solidario con los pecadores para destruir el pecado del mundo: su
muerte destruye la muerte, toda muerte. El Viernes Santo constituye el primer acto de este
paso.
El Viernes Santo conmemora la pasión y muerte del Señor, de donde surge la denominación
actual: Viernes Santo de la pasión del Señor. Dos documentos de venerable antigüedad -
Traditio Apostólica y Didaskalia Apostolorum- testimonian que era práctica común entre
los primeros fieles un ayuno el viernes y sábado previos a la celebración de la vigilia
pascual. Sin embargo, habrá que esperar hasta finales del siglo IV para encontrar, en
Jerusalén, las primeras trazas de una celebración litúrgica de la pasión. Se trataba de una
jornada dedicada íntegramente a la oración itinerante: los fieles se reunían en el cenáculo,
veneraban la columna de la flagelación, y acudían al Gólgota, donde el obispo presentaba el
madero de la cruz. Durante las estaciones se leían profecías y evangelios de la pasión, se
cantaban salmos y se recitaban oraciones.
Los testimonios más antiguos de una liturgia del Viernes Santo en Roma preceden, en
cambio, del siglo VII: manifiestan dos tradiciones distintas, que han llegado a través del
sacramentario Gelasiano(oficio presbiteral con adoración de la cruz, liturgia de la Palabra
y comunión con los presantificados:formas previamente consagradas)y del sacramentario
Gregoriano (liturgia papal, limitada a lecturas bíblicas y a una plegaria universal).
El oficio romano actual,recuperados a partir de las reformas de Pío XII y del Concilio
Vaticano II, contiene los tres elementos de la antigua liturgia presbiteral romana: liturgia
de la Palabra que incluye tres lecturas y oración universal, elementos procedentes de la
tradición papal, adoración de la Cruz, y comunión con la eucaristía consagrada la tarde
anterior.
La teología del Viernes Santo es particularmente rica: durante este día, la Iglesia
conmemora la pasión de su Señor y Esposo, adora su Cruz, recuerda su nacimiento del
costado de Cristo y, por la plegaria universal, intercede por la salvación del universo.
El Viernes Santo es, por tanto, para el cristiano, un día de esperanza y confianza en Dios,
aún en medio del dolor. Los sufrimientos de Cristo atrae la benevolencia del Padre. La cruz,
símbolo del patíbulo y de la ignominia, es adorada: el instrumento de humillación se
convierte en término de la gloria el viernes santo. El cristiano se encuentra, de modo
especial, con la cruz, y recuerda así que, para ser fiel discípulo del maestro, debe tomar su
cruz de cada día, pues sólo la cruz es la respuesta a las ansias de salvación y liberación de
una humanidad que gime bajo el peso de los pecados. Por otra parte, en consonancia con la
primitiva tradición de la Iglesia, el viernes y, según la oportunidad, también el Sábado
Santo, hasta la Vigilia Pascual, se vive el sagrado ayuno de la Pascua.
18. Prever altar desnudo, sin velas, un reclinatorio, una Cruz con velo morado, un
canasto para la ofrenda (destinada a los lugares santos).
19. A las 15:00 pm o en otra hora preestablecida, se celebra la Pasión del Señor, que
consta de tres partes.
I. Liturgia de la Palabra.
33. Se cubre el altar con un mantel blanco y sobre él un corporal extendido, el ministro
se coloca el paño de hombros y trae el Santísimo Sacramento acompañado de los
ciriales, mientras todos permanecen de pie y en silencio.
34. Al llegar al altar deposita el Santísimo Sacramento sobre él, lo descubre y hace
genuflexión. A continuación el ministro con las manos juntan inicia el Rito de la
Comunión.
35. Después de la Comunión, el ministro reserva el copón en el sagrario.
36. Después el ministro dice “Oremos”, guarda un breve silencio y dice la oración
después de la comunión.
37. Y todos haciendo reverencia a la Cruz, se retiran en silencio. Terminada la
celebración se desnuda el altar.
Podríamos considerar esta procesión como el cortejo fúnebre de Cristo. La imagen de Jesús
crucificado o muerto (muchas veces conocido como el Señor del Santo Entierro) encabeza la
marcha. Tras Él la Virgen María vestida de luto (la Virgen Dolorosa). Detrás el pueblo de
Dios en silencio acompaña a Jesucristo y su Madre.
Se reza un Padrenuestro y siete Ave Marías por cada dolor de la Virgen. Al mismo
tiempo le pedimos que nos ayude a entender el mal que hemos cometido y nos lleve a un
verdadero arrepentimiento. Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus
dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo
entero.
Acto de Contrición:
(Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada dolor)
Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras
con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida
Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había perdido a su
querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres
largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida,
cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del
Sacramento de la Reconciliación.
Cuarto Dolor - María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía
Crucis)
Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta
Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a
tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se
encontraron - el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo
también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos
y hermanas que sufren.
Sexto Dolor - María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (cf. Mc 15, 42-
46)
¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste
como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por
nosotros y alcanzamos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzame, sobre todo,
oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu
Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.
ORACIÓN FINAL:
ROSARIO DE PÉSAME:
Monición inicial:
Que a través de este Santo Rosario, en el que meditaremos acerca de cada uno de los
instrumentos de la pasión, oremos con ella junto al cuerpo yaciente de Jesús, y
acompañemos a María en su prolongada noche de dolor y de pena.
Misterios Dolorosos:
Pilato les preguntó ¿Quieren que deje en libertad al rey de los judíos? Pero ellos
gritaron: ¡No, a ese no! Deja en libertad a Barrabás. Entonces Pilato ordenó que lo
azotarán. (Jn 18, 34. 40; 19,1).
En toda tu vida Señor, amaste, hoy, en cambio se te odia. Tus manos estuvieron
siempre dispuestas a acariciar a los niños y a los pecadores, hoy en cambio has recibido solo
fieros flagelos. Estuviste presto para sanar la carne destruida por la enfermedad y la lepra,
pero hoy, te destrozamos la carne que con cariño te tejiera tu madre en su seno.
Hoy ciertamente se te sigue flagelando. Te golpeamos con nuestra indiferencia y apatía, con
la falta de solidaridad y unión de los que nos llamamos cristianos. Y dejamos que te golpeen
en la miseria de los pobres, en la tristeza de los deprimidos y en la esclavitud de los vicios.
Madre, que dejemos ya los flagelos con que nos golpeamos unos a otros, que tú nos enseñes
como a Jesús, a utilizar nuestras manos para levantar, para acariciar, para perdonar.
"El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al
cansado". (Is. 50, 4).
Era demasiado. Había ya traspasado por mucho los límites que la lógica humana
había impuesto al corazón del hombre. Y es que tu cabeza, tu corazón y tu boca,
íntimamente unidos, hicieron una combinación que hizo que los mismos cimientos del
mundo, de sus instituciones y de las personas, se cimbraron hasta lo más profundo. Las
bienaventuranzas, el perdón de los pecadores, el amor a los enemigos, un Dios que es Padre,
no se podían tolerar. La locura de tus palabras sólo podía recibir una corona magnífica,
pero nos equivocamos, una vez más nos equivocamos, tuvimos a bien ceñir sus sienes, no de
oro, sólo de espinas.
Así, nuestras palabras, nuestras mentes, ya no hablan ante la injusticia, ante la corrupción,
ante el pecado, por temor a ser tratados como locos. Por eso hoy tus palabras nos gustan
mucho, sí, pero no nos comprometen. Madre, que a ejemplo tuyo, hagamos vida las
palabras de tu Hijo.
"El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados." (1Jn, 4, 10)
M.-Hijito que entre mis brazos, yaces cansado y deshecho
"Él cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores." (Is 53, 1|2)
Así como amaste al Hijo Pródigo, así como buscaste la oveja perdida, así amas la
cruz. Que fue difícil, no hay que negarlo, pero bien sabes que en los caminos del amor,
siempre habrá senderos de sufrimiento. Porque tu amor "todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta" (1Co.13,7) Y así fue, el amor cegó a Dios y lo hizo cargar una cruz
para en ella hacer locuras insospechadas. Por eso, porque amas al pecador, porque me
amas, por eso Señor mío, amaste tu cruz.
Y mírame a mí, a mi vida, quejándome diariamente por mi cruz, evadiendo lo más que
puedo mis responsabilidades; y así porque no amo mi cruz, se hace más pesada y no me
decido caminar y cambiar la situación de mi vida, de mi familia y de mi comunidad.
Madre, enséñame a amar, mi vida, mis dificultades, mis responsabilidades para que una
vez amándonos, las tomé sobre mis hombros y comience así a caminar detrás de Jesús.
"Cuando llegaron al lugar llamado "la calavera" crucificaron allí a Jesús junto con dos
malhechores." (Lc 23, 33)
"Eran nuestras rebeldías las que lo traspasaron y nuestras culpas lo que lo trituraban" (Is.
53,5)
El dolor parecía insoportable. Los golpes del martillo se confunden con el lento
desgarrarse de tu cruz y de tu carne. Si el hecho de no haber desfallecido durante este cruel
momento nos sorprende, más aún nos conmueve las palabras de perdón y misericordia
para quienes somos el motivo de tanto dolor. ¡Fuiste tan cruelmente deshumanizado por los
"humanos"!. La longitud, la anchura, la altitud y profundidad con la que Dios nos amó
desde la cruz supera aquí toda palabra. Callemos, miremos, adoremos. (Un momento breve
de silencio)
Madre dolorosa, que con tu presencia en el sacrificio de Cristo, eres verdadera Madre,
permite que cuando el sufrimiento toque a las puertas de nuestras vidas, podamos contar
con tu maternal compañía.
"Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y enseguida brotó sangre y agua."
(Jn 19, 34)
Habías muerto ya. Y te quedaste sin nada. Lo diste todo, tu madre, tu vida, la última
gota de sangre.
Bendita lanza que traspasó tu costado y que ha dejado para nosotros tu corazón siempre
abierto. Bendita lanza que nos abre la posibilidad de retornar siempre a tú corazón que
perdona y que abraza. Por eso Señor, cambia este mi corazón de piedra que se niega acoger
al que me ha ofendido, que se niega abrirse al que me necesita, que se ha endurecido y que
poco le importa lo que le pase al prójimo. Traspasa pues este corazón y haz que se vuelva
más generoso y que entregue a ejemplo tuyo, todo lo que tiene.
Madre llena de dolor intercede por tus hijos que a costa de la sangre de tu Hijo han sido
redimidos, para que así como tú, al pie de la cruz contemplemos y busquemos a Jesús,
quien nos espera con el corazón siempre abierto ya que "habiendo amado a los suyos, los
amó hasta el extremo". (Jn 13, 1)
Letanías:
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
ORACIÓN FINAL:
Déjame pasar la vida, Madre mía, acompañando tu soledad amarga y tu dolor profundo.
Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojos y el desamparo de tu corazón.
No quiero en el camino de mi vida saborear las alegrías de Belén adorando en tus brazos
virginales al Niño Dios. No quiero gozar en la casita de Nazaret de la amable presencia de
Jesucristo. No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosa entre coros de ángeles. Quiero
en mi vida las mofas y culpas del Calvario; quiero la agonía lenta de tu Hijo; el desprecio la
ignominia, la infamia de la Cruz, quiero estar a tu lado, Virgen dolorosísima, fortaleciendo
mi espíritu con tus lágrimas, consumando mi sacrificio con tu martirio, sosteniendo mi
corazón con tu soledad, amando a mi Dios y tu Dios con la inmolación de mi ser. Amén
SÁBADO SANTO
- CATEQUESIS -
E l Sábado Santo, denominado gran sábado por los cristianos de Oriente, honra el
descanso de Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y su encuentro con
cuantos esperaban la apertura de los cielos. Este día los cristianos se recogen en
silencio y, mediante la oración y el ayuno,esperan la resurrección del Señor. Por esta razón,
la Iglesia no conoce reunión litúrgica alguna fuera de la celebración cotidiana de las Horas.
En los primeros siglos de la Iglesia, este sábado se caracterizaba por ser un día de ayuno
absoluto, previo a la celebración de las fiestas pascuales. A partir del siglo XVI, con la
anticipación de la Vigilia Pascual a la mañana del sábado, el significado litúrgico del día
quedó completamente oscurecido –“sábado de gloria”, se le denominaba popularmente-,
hasta que las sucesivas reformas del siglo XX le han devuelto su originaria significación.
El Sábado Santo debe ser un día de intensa oración, acompañando a Jesús en el silencio
del santo sepulcro. En apariencia, la historia de Cristo ha terminado; la causa de Dios se ha
perdido, pero Jesús desciende a los infiernos para librar a los justos de la antigua Ley, en
premio a su vida de fe en las promesas mesiánicas. El cristiano, unido a los dolores de
María sabe que el silencio de Dios en la historia es sólo aparente y se llena de esperanza
para la vida futura.
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando en su
pasión y muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio de la misa (por lo que conserva el
altar enteramente desnudo) hasta, que después de la Vigilia solemne o espera nocturna de
la resurrección, se desborda la alegría pascual, cuya exuberancia inunda los cincuenta días
subsiguientes.
- CATEQUESIS -
La celebración litúrgica de la Pascua del Señor se encuentra en los orígenes mismos del
culto cristiano. Desde la generación apostólica, los cristianos conmemoran semanalmente
la resurrección de Cristo, por medio de la asamblea eucarística dominical. Además, ya
desde el siglo II, la Iglesia celebraba una fiesta específica como memoria anual de la pascua,
aunque las distintas tradiciones subrayen otro contenido del misterio: pascua-pasión (se
celebraba el plenilunio de primavera, 14 de Nisán según el calendario lunar judío,
acentuando el hecho de la cruz) y pascua-glorificación, que, privilegiando la resurrección
del Señor, se festejaba el domingo posterior al primer plenilunio de primavera, día de la
resurrección de Cristo. Esta última práctica se impondría en toda la Iglesia desde
comienzos del siglo III.
Hoy día, la Vigilia Pascual posee una estructura litúrgica articulada a partir de cuatro
ritos de un hondo carácter simbólico: *lucernario o liturgia de la luz, *liturgia de la
palabra, *liturgia bautismal y *Liturgia eucarística.
*La liturgia de la luz encuentra su origen en el antiguo oficio del lucernario, celebrando
cada anochecer con la bendición de las lámparas. El rito actual simboliza a Cristo, luz del
mundo, que con su muerte y resurrección vence a las tinieblas del pecado. El oficio de
lucernario consta, a su vez, de la bendición del fuego, la bendición y encendido del cirio, la
procesión con el cirio y el canto del Pregón pascual.
*La liturgia de la palabra consta de nueve lecturas. Las lecturas del antiguo testamento
desarrollan los grandes temas de la historia de la salvación: creación (figura o anticipo de
la nueva creación obrada por la muerte y resurrección de Cristo), sacrificio de Abraham
(figura de sacrificio de Cristo, con el que se sella la nueva alianza), paso del mar Rojo
(figura del bautista), nueva Jerusalén (figura de la Iglesia y del cielo), la alianza perpetua
(figura de la alianza sellada en Cristo), fuente de la sabiduría (figura de la vida eterna),
rocío del agua pura (figura del corazón nuevo en la resurrección), … Acompaña a cada
lectura una oración que explica y subraya el significado de los textos, a la luz del misterio
de Cristo. Por su parte, las lecturas del Nuevo Testamento se centran en el bautismo,
sacramento de participación en la muerte y resurrección pascual de Cristo. Por último, el
Evangelio proclama los acontecimientos de la mañana del Domingo de Pascua.
La Vigilia Pascual siempre se ha considerado un día consagrado al bautismo. De Aquí que,
aun cuando no haya nuevas incorporaciones sacramentales a la Iglesia, la *La liturgia
bautismal debe siempre suceder a la liturgia de la palabra. Consta de letanías, bendición
del agua, bautismo (en su caso) y renovación de las promesas bautismales. Este último rito
es un momento adecuado para reavivar en los fieles la conciencia de que el bautismo no es
un rito pasajero, sino una realidad permanente, una vocación a la santidad que abarca
toda su existencia. La Vigilia alcanza su cima con la *Liturgia eucarística, máxima
expresión del Misterio Pascual como reactualización de la muerte salvífica de Cristo. La
oración sobre las ofrendas relaciona la Eucaristía con la nueva vida que nace de los
sacramentos pascuales; el prefacio se centra en el Misterio Pascual de la muerte y
glorificación de Cristo, y la oración después de la comunión contempla a la Eucaristía como
el sacramento pascual que dona y exige la caridad fraterna universal.
41. Prever el cirio, lámparas encendidas para los fieles, leña para el fuego, agua,
incensario, personas que van a revestir el altar y tocar las campanas en la apertura
del gloria. Invitar a las personas que vengan vestidas de blanco o que traigan algo de
blanco.
42. Esta es una noche de vigilia en honor del Señor. Los fieles llevan en las manos
lámparas encendidas.
AMBIENTACIÓN:
Hermanos: Nos reunimos para celebrar la Vigilia Pascual, que es la máxima celebración de
todo el Año, y el centro y corazón de la vida de la Iglesia. Esta Vigilia “es el culmen y centro
del Año Litúrgico; es la solemnidad hacia la que convergen todas las demás fiestas; es la
celebración de acontecimientos históricos y de prodigios divinos extraordinarios…” (Juan
Pablo II).
Es por eso que la celebración de esta solemne Vigilia Pascual contiene toda la verdad y
centralidad del Misterio Pascual. Nosotros en el aquí y ahora preguntamos y tomamos
parte en aquella Liturgia celestial que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la
cual nos dirigimos como peregrinos y donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Vivamos intensamente esta actualización del acontecimiento redentor de nuestra
existencia: la Muerte y Resurrección del Señor, su tránsito desde la Cruz al Cielo.
46. Uno de los ministros lleva el cirio pascual para que el sacerdote le haga sus
respectivos signos y enciende el cirio con el fuego nuevo con la antífona
correspondiente.
47. Encendido el cirio se inicia la procesión, se toman carbones para el incensario y el
sacerdote pone incienso. El ministro recibe el cirio pascual. El turiferario se coloca
delante del ministro, todos llevan sus velas apagadas.
48. En la puerta de la iglesia, el ministro se detiene y canta. El sacerdote enciende su
vela.
49. En seguida el ministro avanza hasta la mitad de la iglesia, se detiene y elevando el
cirio canta por segunda vez.
50. Al llegar ante el altar el ministro, vuelto hacia el pueblo eleva el cirio y canta por
tercera vez.
51. A continuación el ministro pone el cirio pascual en su lugar asignado.
52. Se proclama el Pregón pascual.
53. Terminado el Preǵon pascual todos apagan sus velas y se sientan.
54. El ministro exhorta a la asamblea. Siguen las lecturas desde el ambón con su
respectivo salmo, al finalizar el sacerdote dice “Oremos”.
55. Terminada la última lectura del A.T. con su salmo y oración, se reviste el altar y se
encienden todas luces incluyendo las del altar, mientras se canta el gloria y se tocan
todas las campanas.
56. Terminado el himno el sacerdote dice la oración colecta como ordinario. En seguida
un lector hace la lectura de la Epístola.
57. Concluida la Epístola, todos se ponen de pie y el sacerdote entona el Aleluya. Un
salmista proclama el salmo.
58. El sacerdote pone incienso, para la proclamación del evangelio no se llevan los
ciriales. Se hace una homilía.
59. Después de la bendición del agua, todos de pie hacen la renovación de las promesas
bautismales.
60. El sacerdote realiza la aspersión sobre el pueblo, mientras todos cantan.
61. Hecha la aspersión el ministro vuelve a la sede en donde, omite el credo solo dirige
la oración universal.
LECTURA
1. Uno de los presentes o un ministro proclama la Palabra de Dios. Se puede utilizar una
lectura apropiada de la Parte III o una de las siguientes:
3, 1-10
En aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las
tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente llevaban
y ponían ante la puerta llamada la "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban
en el templo.
Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió limosna. Pedro y
Juan fijaron en él los ojos, y Pedro le dijo: "Míranos". El hombre se quedó mirándolos en
espera de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: "No tengo ni oro ni plata, pero te voy a
dar lo que tengo: En el nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y camina". Y, tomándolo
de la mano, lo incorporó. Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto
se puso de pie, empezó a andar y entró con ellos al templo caminando, saltando y alabando
a Dios.
Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que
pedía limosna sentado junto a la puerta "Hermosa" del templo, quedaron llenos de miedo y
no salían de su asombro por lo que había sucedido. Palabra de Dios.
8, 14-17
En aquel tiempo, al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con
fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció la fiebre. Ella se levantó y se puso a
servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados. Él expulsó a los demonios con su palabra y
curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas
nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores. Palabra del Señor.
RESPUESTA A LA PALABRA
A) Salmo 101
El día de la desgracia,
Señor, no me abandones.
y enseguida respóndeme. R.
y aparezca glorioso,
para devorarme,
tropiezan y caen. R.
y él me pondrá a salvo. R.
PADRENUESTRO
Oremos confiadamente al Padre con las palabras que nos enseñó nuestro Salvador:
Todos dicen:
Padre nuestro…
ORACIÓN CONCLUSIVA
60. El ministro dice la oración conclusiva. Cualquiera de las siguientes le puede servir:
A) Padre nuestro, tu Hijo aceptó nuestros sufrimientos para enseñarnos la virtud de la
paciencia en el dolor humano. Escucha las oraciones que te ofrecemos por nuestro(a)
hermano(a) enfermo(a).
Que todos los que sufren dolores, enfermedades o males se den cuenta de que han sido
escogidos para ser santos y para conocer que están unidos a Cristo, que sufre por la
salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
B) Dios todopoderoso y fuente de la vida, que le das la vida a todos los que creen en ti,
escucha con tu amor vivo y activo las oraciones que te hacemos por este hermano a)
enfermo(a); devuélvele la salud, para que pueda darte gracias en tu Iglesia. Te lo pedimos
por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
C) Dios todopoderoso y fuente de la vida, tenemos la seguridad de que nos perdonas. Danos
serenidad y paz interna; que podamos disfrutar los dones de tu bondad y utilizarlos
siempre para tu gloria y nuestro bien. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN
61. El ministro puede dar la bendición con una de las siguientes fórmulas:
Bendice a N., porque tú nos has llamado a servirte amándote para que pueda sobrellevar
su enfermedad, en unión con los sufrimientos de tu Hijo, siempre obediente. Devuélvele la
salud,
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
COMUNIÓN EN
CIRCUNSTANCIAS ORDINARIAS
RITOS INTRODUCTORIOS
SALUDO
81. El ministro saluda a la persona enferma y a los presentes. Puede utilizar, para ello, una
de las siguientes fórmulas:
R. Y con tu espíritu.
B) La paz del Señor reine en esta casa y en todos los que en ella habitan.
R. Y con tu espíritu.
C) La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la Comunión del Espíritu
Santo estén con todos ustedes.
R. Y con tu espíritu.
D) La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con
ustedes.
R. Y con tu espíritu.
82. Si parece conveniente, el sacerdote o el diácono rocía con agua bendita a la persona
enferma y a todos los presentes. Se puede utilizar una de las siguientes fórmulas:
B) Que la gracia del Señor nos dé la vida, como un río en medio del desierto.
Si tiene lugar aquí el sacramento de la Penitencia (ver apéndice, p. 267), se omite el acto
penitencial.
ACTO PENITENCIAL
83. El ministro invita a la persona enferma y a todos los presentes a participar en el acto
penitencial, con estas u otras palabras parecidas:
A) Hermanos y hermanas,
B) Hermanos y hermanas,
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
LECTURA
84. Uno de los presentes o el ministro proclama la Palabra de Dios. Puede utilizar para ello
la Parte III o una de las lecturas que se proponen a continuación:
6,51
Jesús dice: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".
Palabra del Señor.
6, 54b 58
Jesús les dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré
el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come
mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado,
posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues
murieron. El que come de este pan vivirá para siempre". Palabra del Señor.
14.6
Jesús dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí".
Palabra del Señor.
15, 5
Jesús dice: "Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da
fruto abundante". Palabra del Señor.
Queridos hijos: Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese
amor. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Palabra de Dios.
RESPUESTA A LA PALABRA
PRECES
86. Se pueden enunciar las peticiones generales. Mediante una breve introducción, el
ministro invita a todos a orar. Después de las intenciones, el ministro recita la oración
conclusiva. Es recomendable que una persona distinta del ministro pronuncie las
intenciones.
LITURGIA DE LA COMUNIÓN
PADRENUESTRO
Todos dicen:
Padre nuestro...
COMUNIÓN
88. El ministro presenta el pan eucarístico a los presentes, con estas palabras:
A) Éste es el pan de la vida. Prueben y vean qué bueno es el Señor.
B) Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
El Cuerpo de Cristo.
La Sangre de Cristo.
forma acostumbrada. Terminado el rito, el ministro purifica los vasos sagrados, como de
costumbre.
ORACIÓN EN SILENCIO
90. El ministro reza la oración conclusiva. Puede utilizarse una de las siguientes:
Oremos.
A) Señor y Padre nuestro, que nos has llamado a participar del mismo pan y del mismo
vino, para vivir así unidos a Cristo. Ayúdanos a vivir unidos a él, para que produzcamos
fruto, experimentando el gozo de su redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
B) Señor Dios todopoderoso, te damos gracias por este don sagrado. que constituye nuestro
alimento. Derrama en nosotros tu Santo Espíritu y con el vigor que nos comunica este
alimento celestial, haz que nos entreguemos de corazón a tu servicio. Te lo pedimos por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
RITO CONCLUSIVO
BENDICIÓN
91. El sacerdote o el diácono bendice a la persona enferma y a los presentes, utilizando para
ello, una de las siguientes fórmulas. Pero, si han quedado algunas formas consagradas,
puede bendecir al enfermo, haciendo, en silencio, la señal de la cruz con el Santísimo
Sacramento.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
R. Amén.
B) Que nos bendiga y nos proteja Dios todopoderoso y lleno de misericordia, Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
R. Amén.