0% encontró este documento útil (0 votos)
22 vistas

Grupo 2

Este documento resume dos teorías sobre la naturaleza jurídica del Estado. La teoría de la doble personalidad sostiene que el Estado tiene dos personalidades, una de derecho público y otra privado. La teoría de la unidad de la personalidad afirma que el Estado solo tiene una personalidad regida por las reglas jurídicas. También explica que el servicio público puede ser prestado no solo por la administración, sino también por asociaciones u otros entes a los que se les deleguen funciones de naturaleza pública.

Cargado por

Ali Gabriel
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
22 vistas

Grupo 2

Este documento resume dos teorías sobre la naturaleza jurídica del Estado. La teoría de la doble personalidad sostiene que el Estado tiene dos personalidades, una de derecho público y otra privado. La teoría de la unidad de la personalidad afirma que el Estado solo tiene una personalidad regida por las reglas jurídicas. También explica que el servicio público puede ser prestado no solo por la administración, sino también por asociaciones u otros entes a los que se les deleguen funciones de naturaleza pública.

Cargado por

Ali Gabriel
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 1

SERVICIO PÚBLICO Y DERECHO ADMINISTRATIVO

Criterio General de competencia. Teoría de la doble personalidad – Teoría de la Unidad de la

Personalidad.

En el siglo XIX, inspirada en buena medida en la teoría del fisco, surgió con fuerza la teoría de la
doble personalidad del Estado, según la cual éste tiene dos personalidades, una de derecho público y
otra de derecho privado; actúa como persona de derecho público cuando, en ejercicio de su imperio, se
ubica por encima de los particulares; utiliza la segunda personalidad, la de derecho privado, cuando se
despoja de su poder para actuar como una persona moral ordinaria, capaz de adquirir derechos y
contraer obligaciones, al situarse en un plano de igualdad con los gobernados y someterse a
las normas del derecho privado.

Como crítica a esta doctrina surge la teoría de la unidad de la personalidad, la cual afirma que el Estado
de Derecho -como indica el nombre- se halla íntegramente regido por las reglas jurídicas, sin escisión
posible. En tales condiciones no puede persistir la imagen de un Estado bifronte, “Su personalidad es
única; solo el ámbito en que se mueve es plúrimo, y así como el hombre con dos trajes no por ello tiene
dos figuras, el Estado que obra iure imperii no es el sosia del que obra iure gestionis “(Ferrara). El
Estado ostenta una personalidad única que comporta un “status mixto”.

No se trata tanto de que la persona jurídica tenga uniformemente una calidad pública o privada sino de
esclarecer la especialidad del “status” que le corresponde en cada uno de sus actos. Es la naturaleza
jurídica de estos actos -identificada por definición o por los efectos producidos- que determina el
“status” público o privado, independientemente de la configuración de la persona misma.

En cuanto a la persona que presta el servicio, observa la doctrina actual que no es ya sólo la
administración por sí misma o a través de concesionarios, como se sostenía en un principio, sino que
también existen otras entidades encargadas de un servicio público. Surgen a veces asociaciones
profesionales o corporativas (Colegios de Abogados, asociaciones gremiales, etc.), cuya actividad está
frecuentemente sometida a un régimen “exorbitante al derecho común,” es decir, que tienen asignadas
por ley atribuciones de poder público en ciertas cuestiones: Ingreso a la profesión, control de la
matrícula, etc., he allí un servicio público, prestado directamente por particulares, o al menos por
órganos que no forman parte de la administración ni tienen un contrato de concesión con ella para
realizar tal actividad.

Dado que la administración no es sino un órgano del Estado, carente de personalidad jurídica propia, no
es sólo a través de ella y mediante su intervención que puede hacerse una delegación de función
administrativa. Dicho en otros términos, el contrato temporal de concesión no es la única forma en que
el Estado puede delegar poderes de naturaleza pública en un ente determinado para que realice una
parte de la función administrativa; también puede la ley directamente crear un ente y conferirle tales
facultades sin limitación temporal prefijada. Su actuación está controlada por la jurisdicción
contencioso administrativa.

Participante:
Ochoa S., Vanessa C.
C.I 17.434.536

También podría gustarte