Las Flechas Italo-Españolas
Las Flechas Italo-Españolas
Las Flechas Italo-Españolas
Es curioso que los italianos solicitaran el ingreso en esta unidad de voluntarios de otras
nacionalidades, austriacos, rusos blancos, cosa que no fructificó, salvo raras
excepciones como la del Teniente argentino Pablo Longhi Bragaglia, de ascendencia
italiana y cuya capacidad para hablar ambos idiomas le permitió ingresar en las Flechas
Azules.
Tras la profunda depuración del C.T.V. por lo sucedido en Guadalajara, éste se reúne
entre Valladolid y Palencia y se reestructura. Su primer jefe sería el General de División
Ettore Bastico, quien a pesar de sus grandes servicios, resultaría problemático en más
de una ocasión llegando a ser destituido tras tomar Santander. No fue solo él quien llegó
nuevo, también el nuevo encargado del Estado Mayor del C.T.V., el Coronel Ettore
Gambara y una gran lista de oficiales que sustituiría a la no inferior lista que se marchó,
demostrando que hasta el momento las cosas no habían funcionado del todo bien.
Sumado al descenso del número de la tropa italiana que oscila entre 7000 y 10000 que
también se repatriarían.
Italianos en la guerra civil española - Brigada mixta italo-española Flechas negras - CTV
Álvaro García
El 29 de enero surge una nueva Brigada Mixta, Flechas Negras compuesta por
italianos y españoles provenientes del Ejército y de Falange y el inconmensurable
refuerzo de una Compañía de Guardias de Asalto españoles de Badajoz. Cuando
hubo finalizado su entrenamiento partieron para el frente de Madrid. Allí estarían tan
solo cuatro días pues enseguida son enviados al de Vizcaya en donde se sumarían a la
“Artillería Legionaria” y a la “Agrupación Legionaria” formadas también por italianos.
Las Flechas Negras entrarían en combate en Ondárroa para terminar entrando el día
29 en la villa de Guernica. La actuación fue en general bastante buena, cabiendo
destacar, como anécdota, la deserción de cuatro de sus miembros que se pasarían al
otro bando en Lequeito, siendo tres italianos y un español.
Fueron muchos los encuentros encarnizados con las tropas republicanas. El avance, si
bien era constante, provocaba muchas bajas llegándose a repetir enfrentamientos con
bayoneta en Munguia, con la intervención de los Guardias de Asalto de Badajoz. El
14 de junio se disuelve la agrupación formada por la unidad italo-española y la formada
solo por italianos, dejando Roatta de estar al frente de la misma.
Tras asegurarse Baracaldo, siguieron avanzando, hasta que en Peña Amarilla fueran
atacados después del fuego de artillería por el Batallón Malatesta, compuesto
por anarquistas italianos, ya mencionado antes, que también se
autodenominaba Batallón de la Muerte, enfrascándose en un combate duro y
sangriento, contraatacando y rechazando a los “Malatesta”, que según el parte de
guerra republicano, perdió a 340 hombres de los 450 que les quedaban. Al día siguiente
rechazaron el ataque de dos batallones republicanos, el uno vasco y el otro anarquista.
Con estas intervenciones se acabará su participación en este frente, siendo trasladados
a Santander.
Así pues, llegado el verano las tropas nacionales se centran en la cornisa cantábrica.
La victoria se supone, e incluso se cree que puede ser fácil, con lo que Franco estima
oportuno permitir al C.T.V. que lleven la iniciativa para recuperar la moral y el orgullo
después de Guadalajara.
Terminada esta ofensiva se concentran las tropas italianas del bando nacional en el
Valle del Ebro con la intención de volver a Guadalajara, en donde el C.T.V. avanzaría
flanqueado por tropas españolas. Caído en desgracia Bastico, es sustituido siendo
acusado de desobedecer las órdenes del propio Franco, retrasando la victoria hasta en
dos meses, siendo sustituido por Berti, y manteniendo a Gambara como Jefe de Estado
Mayor. Se procedió a la fusión de las Flechas Negras y las Flechas Azules.
Antes del regreso de Berti se barajó la posibilidad de repatriar a las fuerzas italianas, y
según las pretensiones de Franco, se marcharían dejando el material en manos de las
tropas españolas, previa insinuación de una retirada de los italianos aprovechando la
coyuntura internacional, pero se dará un nuevo capítulo de imposición de Mussolini,
(desoyendo los consejos del propio su propio Ministro de asuntos Exteriores, Galeazzo
Ciano), y llegando a plantearse el envío de una nueva División a España.
La División Flechas
Desde este momento, la División Flechas estará al mando de Roatta integrada dentro
del C.T.V., cosa que provoca tensiones pues no gozaba de muy buena reputación ni
siquiera entre los oficiales italianos, y enemistándose con los oficiales españoles al
intentar italianizar la unidad, provocando la solicitud de traslado de varios de ellos.
Si bien la intención original era marchar nuevamente sobre Guadalajara, el C.T.V. fue
enviado a Teruel para contener una ofensiva del Ejército Popular, dando paso a la
preparación para entrar en el frente de Aragón, campaña que se estaba preparando y
que vendría a continuación, en la que destacaré la Batalla del Ebro. Allí la participación
italiana no fue de infantería, sino de artillería y la Agrupación de Carros Legionaria,
dando a la infantería un merecido reposo mientras se encaminaban ya hacia Levante.
Con las tropas restantes de italianos en España, se procede a formar la última División
italo-española, Flechas Verdes a las órdenes del Coronel Battisti. Seguirán llegando
italianos, pero nunca en número suficiente como para suplir a las bajas, constituyendo
una inmensa mayoría de españoles en dicha División.
Utilizaré pasajes de la película, convinados con hechos reales para ver a los italianos,
(concretamente a los que intervinieron en el lado Nacional), a través de los ojos del
Director de cine Carlos Saura, quien a mi juicio, refleja fielmente la opinión que se tenía
de ellos, no sólo desde la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, sino incluso desde
la que tenían los propios combatientes españoles que convivían con ellos.
El Ejército Nacional tenía asumidos unos valores que en cierto modo contrastaban con
los del italiano, era de carácter más austero, “castellano” si vale la expresión, por lo que
los italianos, altaneros, orgullosos y con aires de superioridad chocaban con el talante
de los españoles, que sin embargo, no eran menos orgullosos a pesar de su austeridad.
Carlos Saura se basa en la obra de teatro del autor Sanchís Iniestra. Quien en una
maravillosa demostración de ingenio es capaz de hacer un drama protagonizado por
cómicos cuyo desenlace solo es comparable al desarraigo que produce el
enfrentamiento fratricida dejando seres queridos en el camino. También se descubre
como conocedor del contexto histórico militar de su obra, pues hila muy fino
encuadrando a los soldados italianos dentro del C.T.V. y mencionando de soslayo sus
consignas fascistas y recreando sus pasos marciales.
Carlos Saura vuelve a hilar muy fino para intercalar algunas críticas, casi todas sutiles,
a los soldados italianos. Hay tres escenas relevantes en las que me baso para hacer
este comentario:
1. Cuando los cómicos son llevados ante el Teniente Ripamonte. Se dan a
conocer y se presentan como actores. Tratan de ocultar su inclinación por la
República, justificando la posesión de una bandera republicana como elemento
de uno de sus números cómicos. A lo largo de la conversación, Paulino descubre
la afición por la poesía del Teniente, y en un intento de ganarse su simpatía
empieza a recitar unos versos que hablan de la muerte de “Federico” García
Lorca. Al percatarse del error, Paulino se para sabedor del peligro que corre
alabando al poeta. Ripamonte no sólo no reconoce la figura de la que está
hablando sino que lo felicita por su declamación, llama la atención sobre el
desconocimiento del personaje por parte del italiano, no sólo por militar en el otro
bando, sino por haberse declarado a sí mismo como amante de la poesía. Se
asume implícitamente la falta de cultura del Teniente
2. Habrá otro momento en que se deje de sutilezas para ser completamente
explícito. Cuando los artistas comparten el rancho con los soldados italianos,
Paulino, una vez más se pone a hablar con uno de ellos, a quien en medio de la
conversación le dice una frase en latín. El soldado, no sólo no le entiende, sino
que le dice que “lo siento, pero no hablo español”. Paulino, con cara de sorpresa
dice que es un inculto al no distinguir una lengua de la otra
3. Y como último ejemplo de estas críticas, antes de la representación,
Ripamonte lleva a los actores a una casa para que Carmela pueda hacerse un
vestido. El Teniente se marcha y deja a un soldado vigilándolos. Después de
tomar un poco de vino con Paulino, el soldado se sienta junto a una radio, se
enciende un cigarro y se duerme escuchando música “napolitana”, demostrando
su falta de profesionalidad y dejando en entredicho su disciplina y
profesionalidad, cosa inadmisible en un soldado
Pero al margen de estereotipos, es justo reconocer que los italianos que vinieron a
España lo hicieron para combatir. Ya fuera en uno u otro bando, fueron soldados y
milicianos decididos a arriesgar sus vidas en defensa de sus ideales y de lo que unos y
otros creían justo.
Más de 4000 italianos se quedaron en España cuando terminó la guerra. Repartidos por
diferentes cementerios a lo largo y ancho de la geografía española. Fueron muchachos
que regaron las tierras españolas con su sangre luchando, como he mencionado varias
veces a lo largo del trabajo, contra sus propios compatriotas. Trasladando las diferencias
políticas que ya tenían en su Italia natal a los campos de batalla españoles, (*5)
El Gobierno italiano levantó en Zaragoza una Torre Mausoleo en memoria a sus caídos.
Recogieron sus cuerpos dispersos en varios cementerios y los juntaron a todos para
brindarles el reposo que merecen. Este mausoleo era solo para soldados caídos
defendiendo la causa Nacional. Con el paso del tiempo, los cuerpos de 526 brigadistas
italianos fueron acogidos en este territorio italiano en la misma España en la que
murieron sus compatriotas.
A la entrada del Mausoleo podemos ver una lápida en la que se lee la siguiente
inscripción:
SEPOLTI A P. DI MAIORCA 36
SEPOLTI A CIUDADELA 4
SEPOLTI A MAHON 27
CIVILI SPAGNOLI 50
RIMPATRIATI 274
SCONOSCIUTI A P. MAHON 3
Brigadista italiano en la tumba de un compatriota que luchaba en el bando nacional con el CTV - Italianos en la guerra civil
española - el troblogdita - Álvaro García