Las Flechas Italo-Españolas

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Las Flechas italo-españolas

Italianos en la guerra civil española - Brigadas mixtas de legionarios italianos y españoles -


Flechas Verdes - Flechas negras y Flechas azules (Frecce verdi - Frecce nere - Frecce
azzurre) - CTV - Álvaro García

De hecho en febrero de 1937 aparecería la primera unidad italo-española. En Andalucía


se reuniría un conjunto de oficiales y suboficiales de ambas nacionalidades para formar
la base de la primera unidad de este género recibiendo el nombre de Flechas Azules,
(*4), compuesta en su gran mayoría por españoles, cuya cifra aumentaría en la misma
medida que fueran teniendo bajas los italianos al no sustituirlas.

Esta unidad intervendría en la zona de Extremadura y su primera intervención sería en


Azuaga el día 14 de abril. Aunque la confusión en el Ejército republicano les llevó a creer
que ya estaban en activo con anterioridad, mencionándolo incluso en su parte de guerra
del día 1 de abril. Esta intervención se prolongaría hasta el 28 de mayo, fecha en que
sería conducida a retaguardia presa del cansancio y de la malaria. Volverían a la acción
dos semanas después en la zona de Campillo en donde con gran empuje toman las tres
Sierras en apenas hora y media desplazando a los defensores.
Italianos en la guerra civil española - Brigada mixta italo-española Flechas azules - CTV
Álvaro García

Es curioso que los italianos solicitaran el ingreso en esta unidad de voluntarios de otras
nacionalidades, austriacos, rusos blancos, cosa que no fructificó, salvo raras
excepciones como la del Teniente argentino Pablo Longhi Bragaglia, de ascendencia
italiana y cuya capacidad para hablar ambos idiomas le permitió ingresar en las Flechas
Azules.

Tras la profunda depuración del C.T.V. por lo sucedido en Guadalajara, éste se reúne
entre Valladolid y Palencia y se reestructura. Su primer jefe sería el General de División
Ettore Bastico, quien a pesar de sus grandes servicios, resultaría problemático en más
de una ocasión llegando a ser destituido tras tomar Santander. No fue solo él quien llegó
nuevo, también el nuevo encargado del Estado Mayor del C.T.V., el Coronel Ettore
Gambara y una gran lista de oficiales que sustituiría a la no inferior lista que se marchó,
demostrando que hasta el momento las cosas no habían funcionado del todo bien.
Sumado al descenso del número de la tropa italiana que oscila entre 7000 y 10000 que
también se repatriarían.
Italianos en la guerra civil española - Brigada mixta italo-española Flechas negras - CTV
Álvaro García

El 29 de enero surge una nueva Brigada Mixta, Flechas Negras compuesta por
italianos y españoles provenientes del Ejército y de Falange y el inconmensurable
refuerzo de una Compañía de Guardias de Asalto españoles de Badajoz. Cuando
hubo finalizado su entrenamiento partieron para el frente de Madrid. Allí estarían tan
solo cuatro días pues enseguida son enviados al de Vizcaya en donde se sumarían a la
“Artillería Legionaria” y a la “Agrupación Legionaria” formadas también por italianos.
Las Flechas Negras entrarían en combate en Ondárroa para terminar entrando el día
29 en la villa de Guernica. La actuación fue en general bastante buena, cabiendo
destacar, como anécdota, la deserción de cuatro de sus miembros que se pasarían al
otro bando en Lequeito, siendo tres italianos y un español.

Hago un alto en Guernica para recomendaros la


película Gernika
Una película española que refleja como ninguna otra la influencia comunista en la
república española. Habla de la censura ejercida por la propia República y refleja,
también, la labor de los comisarios políticos comunistas (de los que leeríes y os
sroprenderéis en Sinfonía en Rojo Mayor).
Flechas Negras y la Agrupación Francisci quedan bajo el mando de Roatta, quien
seguía gozando de la confianza de Mussolini a pesar de lo sucedido en Guadalajara.
Uno de los episodios más duros fue en el Monte Jata, el 19 de mayo, que dio lugar a
una lucha cuerpo a cuerpo llegándose a luchar con los puñales que llevaban
los Camisas Negras.

Fueron muchos los encuentros encarnizados con las tropas republicanas. El avance, si
bien era constante, provocaba muchas bajas llegándose a repetir enfrentamientos con
bayoneta en Munguia, con la intervención de los Guardias de Asalto de Badajoz. El
14 de junio se disuelve la agrupación formada por la unidad italo-española y la formada
solo por italianos, dejando Roatta de estar al frente de la misma.

Tras asegurarse Baracaldo, siguieron avanzando, hasta que en Peña Amarilla fueran
atacados después del fuego de artillería por el Batallón Malatesta, compuesto
por anarquistas italianos, ya mencionado antes, que también se
autodenominaba Batallón de la Muerte, enfrascándose en un combate duro y
sangriento, contraatacando y rechazando a los “Malatesta”, que según el parte de
guerra republicano, perdió a 340 hombres de los 450 que les quedaban. Al día siguiente
rechazaron el ataque de dos batallones republicanos, el uno vasco y el otro anarquista.
Con estas intervenciones se acabará su participación en este frente, siendo trasladados
a Santander.

El C.T.V. no participará en la Batalla de Brunete. Sin embargo sí lo harán los brigadistas


internacionales, concentrando el más basto Ejército hasta entonces reunido por la
República. Se juntan también altos mandos como Líster y El Campesino, al frente de
numerosas Brigadas Internacionales y republicanas, la XVª la XXXVª y la XLª, a las
que se les unirían las XIª y XIIª BB.II.

Así pues, llegado el verano las tropas nacionales se centran en la cornisa cantábrica.
La victoria se supone, e incluso se cree que puede ser fácil, con lo que Franco estima
oportuno permitir al C.T.V. que lleven la iniciativa para recuperar la moral y el orgullo
después de Guadalajara.

Y efectivamente, a pesar de las bajas y las dificultades, se produjo la victoria, e igual


que sucediera en Málaga, los italianos pretendieron atribuirse todos los méritos,
careciendo de autocrítica pues aún seguían teniendo graves vicios a la hora de combatir,
como vemos en el informe del T.C. de Estado Mayor español Rodríguez Urbano, en
donde enumeraba una serie de conclusiones a propósito de los italianos, tales como el
abuso de los ataques frontales, en vez de envolventes, como los practicaban los
españoles, teniendo como resultado cuatro veces el número de las bajas españolas.
Uso excesivo de la artillería, que en general es bueno, pero derrochando muchísima
munición. Lagunas en las transmisiones, escaso resultado de los vehículos
motorizados, apreciaciones a propósito de los mandos, para bien y para mal, y también
cosas positivas, como la efectividad de la aviación, destacando la efectividad de la caza
sobre las operaciones de bombardeo y reconocimiento, menciona también mejoras en
sanidad e intendencia y aludiendo a la moral de la tropa decía que era excelente, aunque
les califica de “impresionables”.

Terminada esta ofensiva se concentran las tropas italianas del bando nacional en el
Valle del Ebro con la intención de volver a Guadalajara, en donde el C.T.V. avanzaría
flanqueado por tropas españolas. Caído en desgracia Bastico, es sustituido siendo
acusado de desobedecer las órdenes del propio Franco, retrasando la victoria hasta en
dos meses, siendo sustituido por Berti, y manteniendo a Gambara como Jefe de Estado
Mayor. Se procedió a la fusión de las Flechas Negras y las Flechas Azules.

Antes del regreso de Berti se barajó la posibilidad de repatriar a las fuerzas italianas, y
según las pretensiones de Franco, se marcharían dejando el material en manos de las
tropas españolas, previa insinuación de una retirada de los italianos aprovechando la
coyuntura internacional, pero se dará un nuevo capítulo de imposición de Mussolini,
(desoyendo los consejos del propio su propio Ministro de asuntos Exteriores, Galeazzo
Ciano), y llegando a plantearse el envío de una nueva División a España.

La División Flechas
Desde este momento, la División Flechas estará al mando de Roatta integrada dentro
del C.T.V., cosa que provoca tensiones pues no gozaba de muy buena reputación ni
siquiera entre los oficiales italianos, y enemistándose con los oficiales españoles al
intentar italianizar la unidad, provocando la solicitud de traslado de varios de ellos.

Si bien la intención original era marchar nuevamente sobre Guadalajara, el C.T.V. fue
enviado a Teruel para contener una ofensiva del Ejército Popular, dando paso a la
preparación para entrar en el frente de Aragón, campaña que se estaba preparando y
que vendría a continuación, en la que destacaré la Batalla del Ebro. Allí la participación
italiana no fue de infantería, sino de artillería y la Agrupación de Carros Legionaria,
dando a la infantería un merecido reposo mientras se encaminaban ya hacia Levante.

Su participación en esta contienda se desarrollará hasta el día 8 de septiembre, en que


son retirados dando por terminada su participación en el Ebro.

Los italianos regresan a casa


En los combates de Julio, Berti se ausenta para ir a Roma y exponer personalmente al
Duce el cansancio de los soldados italianos empezando a otearse el fin de su
intervención y repatriación definitiva. Y efectivamente eso es lo que sucede. Se les
concentrará en Cádiz para su posterior marcha vía marítima rumbo Nápoles.
Italianos en la guerra civil española - Brigada mixta italo-española Flechas Verdes - CTV
Álvaro García

Con las tropas restantes de italianos en España, se procede a formar la última División
italo-española, Flechas Verdes a las órdenes del Coronel Battisti. Seguirán llegando
italianos, pero nunca en número suficiente como para suplir a las bajas, constituyendo
una inmensa mayoría de españoles en dicha División.

El siguiente paso es atacar Cataluña, pretendiendo cortar las comunicaciones


del Ejército Republicano con Francia, liberar Cataluña y destruir al ejército oponente.
Esta vez participarían las Flechas Verdes, las Flechas Negras y la Littorio, dejando
en la reserva a las Flechas Azules, amén del apoyo aéreo de la Aviazione Legionaria.

Se progresa muy deprisa, y el 24 de diciembre se produce un episodio tan dramático


como curioso. El Teniente Coronel Morpurgo muere en combate. Es un veterano nacido
en 1892, había sido nombrado jefe del Estado Mayor de la División Flechas Verdes,
pero al ser sustituido en el cargo, no quiso regresar a Italia dado su origen judío. Se dejó
acribillar por el enemigo al cruzar el puente de Serós en una última acción heroica,
recibiendo a título póstumo la Medalla de Oro al Valor Militar.
Las últimas Brigadas Internacionales empiezan a
caer una tras otra
Dejando constancia en sus partes de la crudeza de los combates contra los italianos del
bando nacional, que sería contraatacado en enero de 1939. El paso de las Divisiones
Flechas sería ya imparable, la caída de Tarragona desmoralizó al Alto Mando
republicano, perdiendo todas las esperanzas de defender Barcelona, quienes en su
progresiva retirada fusilaron a cuantos prisioneros italianos tenían en su poder.
El C.T.V. terminará su actuación en Cataluña el día 6 de febrero de 1939.

Rumbo a la Capital – Madrid en el horizonte


Cortadas las vías de comunicación republicanas, ya no queda sino marchar sobre la
Capital para terminar con la resistencia. Solo los comunistas querían resistir hasta que
estallase la gran guerra, pero acabarían por ceder a las presiones de sus compañeros
de filas, partidarios del fin de la contienda.

De camino hacia Madrid, el C.T.V. ocupa Guadalajara con la intención de restablecer


su honor.

Cuando terminó la guerra, el C.T.V. se quedó en


Madrid hasta que se produjo el desfile que
conmemoraba la victoria del bando Nacional
Inmediatamente después se procedió a su disolución y repatriación. Son recibidos en
Nápoles por el Rey-Emperador Victor Manuel III, con la ausencia de Mussolini por la
mala relación entre ambos. El Duce los recibirá en Roma al día siguiente.

Los italianos vistos con ojos de


españoles
Terminada la parte de enfoque histórico de la intervención italiana, no puedo resistir la
tentación de rescatar la figura del Teniente Ripamonte de la película ¡Ay, Carmela!,
para explicar, a través de este personaje y los compatriotas que lo acompañan, cómo
se interpreta en España la figura del soldado italiano en la guerra civil.

Utilizaré pasajes de la película, convinados con hechos reales para ver a los italianos,
(concretamente a los que intervinieron en el lado Nacional), a través de los ojos del
Director de cine Carlos Saura, quien a mi juicio, refleja fielmente la opinión que se tenía
de ellos, no sólo desde la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, sino incluso desde
la que tenían los propios combatientes españoles que convivían con ellos.

Al principio del trabajo ya mencioné al Teniente Ripamonte, calificándolo de


megalómano. Es capaz de jugar con el destino de los tres artistas para organizar un
espectáculo con el que elevar la moral a las tropas nacionales y ganar méritos entre los
oficiales españoles. En medio de la representación habrá un número en el que un grupo
de soldados italianos encabezado por el Teniente, subirá al escenario para hacer un
homenaje a los caídos italianos en tierras españolas, y es aquí, al entrar en escena,
cuando dos oficiales españoles se burlan de los soldados italianos que empiezan a
cantar, dejando su reputación en entredicho. Tampoco me resisto a mencionar la
canción que cantan en el escenario: “Faccetta nera”. Uno de los himnos fascistas por
antonomasia que habla de cómo, entrados en Abisinia (Etiopía) un soldado italiano se
llevará a Roma a una mujer (la de la carita negra) para que viva en libertad). Esto
demuestra que los fascistas no eran racistas por si mismo.

El bando nacional aceptó la ayuda de los italianos en la contienda, pero no podemos


olvidar que la llegada masiva de tropas extranjeras a la Península molestó, por no decir,
enojó al propio Franco, sobre todo si recordamos que estos soldados fueron enviados a
España por imposición de Mussolini. No habría pasado nada si, tras sus primeras
intervenciones no hubieran querido acaparar todos los méritos de las victorias, para lo
que me remonto a la actuación de las tropas italianas en Málaga y la polémica actitud
que ostentarían a partir de aquel momento.

El Ejército Nacional tenía asumidos unos valores que en cierto modo contrastaban con
los del italiano, era de carácter más austero, “castellano” si vale la expresión, por lo que
los italianos, altaneros, orgullosos y con aires de superioridad chocaban con el talante
de los españoles, que sin embargo, no eran menos orgullosos a pesar de su austeridad.

Es cierto que el comportamiento del Teniente para con la protagonista de la película,


Carmela, es siempre cortés, correcto y con ánimo de agradar, pero no es menos cierto
que estas atenciones que la ofrece están basadas en su propio deseo de sacar adelante
el espectáculo. Si no hubiera descubierto que Carmela y sus dos compañeros,
Gustavete y Paulino eran actores, probablemente hubieran permanecido en la Escuela,
que hacía las veces de prisión, y quién sabe si no habrían corrido la misma suerte que
los prisioneros polacos mencionados al principio del trabajo.

Credere, obbedire, combattere


Paulino repite a lo largo de la película el lema “Credere, obbedire, combattere”. Esta
frase es uno de los pilares del movimiento fascista. La pronuncia Ripamonte cuando se
encuentra por primera vez con los artistas, es una de las consignas que seguirían los
miembros del C.T.V., y hace referencia al Duce, a quien hay que creer, obedecer y por
quien habrá que combatir. Paulino lo usa con el fin de ganarse la simpatía del Teniente
en varias ocasiones.

Carlos Saura se basa en la obra de teatro del autor Sanchís Iniestra. Quien en una
maravillosa demostración de ingenio es capaz de hacer un drama protagonizado por
cómicos cuyo desenlace solo es comparable al desarraigo que produce el
enfrentamiento fratricida dejando seres queridos en el camino. También se descubre
como conocedor del contexto histórico militar de su obra, pues hila muy fino
encuadrando a los soldados italianos dentro del C.T.V. y mencionando de soslayo sus
consignas fascistas y recreando sus pasos marciales.

Este conocimiento del ambiente en que se desarrolla la acción, y la no menos


encomiable adaptación a la pantalla de Saura, hace que una persona ajena a la
intervención italiana en la guerra civil española sea capaz de hacerse una idea bastante
acertada de cuál sería el trato entre españoles e italianos viendo la película. Los
representa con buen gusto por la impecable manera de vestir, el vino, la música, el
espectáculo, la comida y las mujeres, aspectos que nos revelan a un pueblo sensible y
admirador de los placeres de la vida. Todo esto sería positivo si no enmarcáramos la
obra en el contexto castrense, es decir, en medio de una guerra. Estos mismos detalles,
a base de repetirse han ido creando un estereotipo del “italiano” en la conciencia de los
españoles, bastante arraigado y que perdura con el paso del tiempo. No es menos cierto
que este esterotipo lo vemos en el propio Cervantes cuando ensalza las costumbres de
la Italia española en sus tiempos.

Carlos Saura vuelve a hilar muy fino para intercalar algunas críticas, casi todas sutiles,
a los soldados italianos. Hay tres escenas relevantes en las que me baso para hacer
este comentario:
1. Cuando los cómicos son llevados ante el Teniente Ripamonte. Se dan a
conocer y se presentan como actores. Tratan de ocultar su inclinación por la
República, justificando la posesión de una bandera republicana como elemento
de uno de sus números cómicos. A lo largo de la conversación, Paulino descubre
la afición por la poesía del Teniente, y en un intento de ganarse su simpatía
empieza a recitar unos versos que hablan de la muerte de “Federico” García
Lorca. Al percatarse del error, Paulino se para sabedor del peligro que corre
alabando al poeta. Ripamonte no sólo no reconoce la figura de la que está
hablando sino que lo felicita por su declamación, llama la atención sobre el
desconocimiento del personaje por parte del italiano, no sólo por militar en el otro
bando, sino por haberse declarado a sí mismo como amante de la poesía. Se
asume implícitamente la falta de cultura del Teniente
2. Habrá otro momento en que se deje de sutilezas para ser completamente
explícito. Cuando los artistas comparten el rancho con los soldados italianos,
Paulino, una vez más se pone a hablar con uno de ellos, a quien en medio de la
conversación le dice una frase en latín. El soldado, no sólo no le entiende, sino
que le dice que “lo siento, pero no hablo español”. Paulino, con cara de sorpresa
dice que es un inculto al no distinguir una lengua de la otra
3. Y como último ejemplo de estas críticas, antes de la representación,
Ripamonte lleva a los actores a una casa para que Carmela pueda hacerse un
vestido. El Teniente se marcha y deja a un soldado vigilándolos. Después de
tomar un poco de vino con Paulino, el soldado se sienta junto a una radio, se
enciende un cigarro y se duerme escuchando música “napolitana”, demostrando
su falta de profesionalidad y dejando en entredicho su disciplina y
profesionalidad, cosa inadmisible en un soldado
Pero al margen de estereotipos, es justo reconocer que los italianos que vinieron a
España lo hicieron para combatir. Ya fuera en uno u otro bando, fueron soldados y
milicianos decididos a arriesgar sus vidas en defensa de sus ideales y de lo que unos y
otros creían justo.

Más de 4000 italianos se quedaron en España cuando terminó la guerra. Repartidos por
diferentes cementerios a lo largo y ancho de la geografía española. Fueron muchachos
que regaron las tierras españolas con su sangre luchando, como he mencionado varias
veces a lo largo del trabajo, contra sus propios compatriotas. Trasladando las diferencias
políticas que ya tenían en su Italia natal a los campos de batalla españoles, (*5)

El Gobierno italiano levantó en Zaragoza una Torre Mausoleo en memoria a sus caídos.
Recogieron sus cuerpos dispersos en varios cementerios y los juntaron a todos para
brindarles el reposo que merecen. Este mausoleo era solo para soldados caídos
defendiendo la causa Nacional. Con el paso del tiempo, los cuerpos de 526 brigadistas
italianos fueron acogidos en este territorio italiano en la misma España en la que
murieron sus compatriotas.

A la entrada del Mausoleo podemos ver una lápida en la que se lee la siguiente
inscripción:

NELLA SOVRASTANTE TORRE-

OSSARIO SONO RICORDATI I 4.183

ITALIANI CADUTI IN TERRA DI

SPAGNA NELLA GUERRA 1936 – 1939

SEPOLTI NELLA T.O. 2889

SEPOLTI A P. DI MAIORCA 36

SEPOLTI A CIUDADELA 4

SEPOLTI A MAHON 27

SEPOLTI IN ALTRI CIMITERI

CIVILI SPAGNOLI 50

RIMPATRIATI 274

MORTI IN PATRIA 142


DISPERSI 232

BRIG. INTERN. 526

SCONOSCIUTI A P. MAHON 3

Brigadista italiano en la tumba de un compatriota que luchaba en el bando nacional con el CTV - Italianos en la guerra civil
española - el troblogdita - Álvaro García

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