El Derecho. Una Verdad Traducida (Wolfzun)

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Contenido

_______________________PRESENTACIÓN_______________

Los derechos fundamentales en la Constitución: interpretación y lenguaje


Coordinado por Carlos M. Cárcova. Pág. 3

DOCTRINA

Desafíos hermenéuticos: ad intra ad extra sentido


Por José Calvo González. Pág. 5

Racionalidad formal o racionalidad hermenéutica para el derecho de las sociedac


complejas

Por Carlos M. Cárcova. Pág. 13

El desafío del juez constitucional

Por Raffaele De Giorgi. Pág. 26

Derecho, comunidad política e interpretación


Por Marina Gorali. Pág. 34

Kafka, identidad(es) y autoridad(es): ejercicios de Filosofía, Derecho y Literatura


Por Vera Karam de Chueiri. Pág. 40

Una constitución all-inclusive: apuntes sobre la constitucionalización de los derecf


y la ley

Por José M. Monzón. Pág. 53

Las palabras y el proceso


Por Eligió Resta. Pág. 64

Jueces y memoria

Por Alicia E. C. Ruiz. Pág. 72

La aplicación de la ley como “otra legalidad’’. Un análisis desde la hermenéutica


Por Lenio Luiz Streck. Pág. 76

El derecho: una verdad traducida


Por Nora Wolfzun. Pág. 89
El derecho: una verdad traducida

El derecho: una verdad traducida


Por Nora Wolfzun (*)

SUMARIO:
I. Introducción.- II. Ricoeur: batalla íntima entre derecho y traducción.- III. El
historiador como juez imparcial.- IV. Traducir el derecho: una hermenéutica si­
lenciosa.- V. Referencias bibliográficas

“Pero, mientras tanto, el sentido se transmite, de los vivos a los muertos,


de los muertos a los vivos, de generación en generación.
Entendamos bien, la traducción, en definitiva, como la palabra, fracasa.
Pero esta imposibilidad, lejos de firmar nuestra impotencia,
es el resorte más íntimo de nuestro poder de decir’’.
"Traduire”, François Ost

I. INTRODUCCIÓN problemática la idea de reinscribir el pasado en


el presente (¿describir, traducir, decir lo mismo
El universo ha tomado la forma de una bibliote­ de otra manera, interpretar, extrapolar, represen­
ca universal que reúne todos los libros escritos tar, relatar?). Se habla sobre lo que aconteció, có­
e imaginables, galerías interminables que ningu­ mo aconteció, por qué aconteció, pero siempre a
na vida puede recorrer, sede de todo lo que se expensas de la ¡rreductibilidad del acontecimien­
puede decir, traducir, extrapolar, en todas las len­ to: lo que aconteció no es un suelo firme y reifi-
guas. Ningún hombre puede totalizar semejan­ cado. La realidad, como dice White, no tiene que
te experiencia, porque, si bien la biblioteca pre­ ver con los acontecimientos tal como ocurrieron,
vé una combinación infinita de signos alfabéticos, sino cómo fueron recordados y cómo serán ubi­
sólo se puede acceder a una pequeña parte. El cados en una secuencia significativa [2001:17],
lector de ia biblioteca infinita deviene prisionero Nuevamente, Borges magistralmente nos recuer­
de las palabras, deambula fantasmáticamente en da, en “Ficciones”, que "La verdad histórica no es
un texto sin principio ni fin, como habiendo renun­ lo que sucedió, sino lo que juzgamos que sucedió”.
ciado a encontrar de nuevo el sentido, perdido en
un saber total que alguna vez pretendió dominar. El mito de Babel, leyenda del origen de todas las
lenguas, ha sido objeto de innumerables comen­
La exquisita metáfora borgeana de “La bibliote­ tarios, glosas y relecturas que legitiman Interpre­
ca de Babel” (“Ficciones”) sugiere un sentimien­ taciones muy diversas. Mito universal proveniente
to de nostalgia por la perdida de la lengua adámi­ del capítulo XI, 1-9 del Génesis, nos enfrenta con
ca, síntesis de la univocidad semántica. Al mismo dos claves de lectura: por un lado, la idea de lo­
tiempo, este drama lingüístico nos enfrenta con grar una lengua única, universal, simple y eficaz,
la Ineludible necesidad de la búsqueda del senti­ que posibilite una comunicación transparente. Sin
do múltiple a través de la tarea de la traducción. embargo, la destrucción de la torre ha condenado
a los humanos a abrazar la innoble tarea de la tra­
Este trabajo propone unas breves reflexiones en ducción. Frente a la imagen trágica del mundo por
torno a la manera en que se reinscribe o se tradu­ la univocidad perdida, traducir se impone como
ce un cierto recorte del pasado: los hechos de un apertura, hibridación, creatividad. No se trata de
caso jurídico, en términos de una traducción po­ la traducción como una cuestión técnica que res­
sible y plausible. Desde la historia y el derecho, ponde a ciertas recetas de “buena” traducción,
autores como François Ost, Paul Ricoeur, Duncan sino como un aparato semioiógico alojado en las
Kennedy, Hayden White, Frank Ankersmit tornan entrañas del discurso social, tal como lo expone

(*) Abogada, Universidad de Buenos Aires. Magister en Ciencia Política (UNSKM). Profesora adjunta de Teoría y
Filosofía del Derecho, UBA. Doctorado, UBA. Ha escrito numerosos ensayos y artículos de su especialidad. Se
especializa en Teoría del Derecho y temática del Mercosur.

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Van Roermund [1997:14] al conectar el derecho de traducir. La dualidad temporal entre la comi­
con el relato de manera interna: “Quisiera hacer sión de los hechos y el momento decisorio impli­
unos comentarios sobre la creencia, actualmen­ ca la presencia de distorsiones temporales de tipo
te muy a la moda, según la cual el carácter ne­ estructural., ya que necesariamente se transforma
gativo del derecho debe inducirnos a sumergirnos un tiempo (el de los acontecimientos, las situa­
en el arte literario para aprender sobre el dere­ ciones, los hechos ocurridos) en otro tiempo, el
cho, lo que el estudio de éste nunca podría en­ de su traducción.
señarnos. La contrapartida positiva y que antici­
pa la línea central del libro, es la idea de que la Como todo “sujeto situado”, el juez sólo puede ha­
‘narrativa’ es un aparato epistemológico profun­ blar, interpretar, traducir desde un determinado án­
damente escondido en el derecho y que sólo po­ gulo, lo que Genette llama “focallzación", Todorov
dremos llegar a comprender si apreciamos su al­ denomina “mirada” y otros autores, como Ingarden
cance estratégico”. y Bajtin, '“ perspectiva” . El juez no puede no hablar
sino desde cierto ángulo visual y desde una deter­
La traducción es una operación interna, no exter­ minada actitud moral (sanción o reconocimiento).
na, al discurso jurídico: derecho y traducción no Es decir que la focalización implica dos acepcio­
pueden pensarse aisladamente. A partir de es­ nes: por un lado, un fenómeno físico de restricción
ta ¡dea de traducción, bien puede afirmarse, con del campo visual, de incompletitud del objeto foca­
Francois Ost [2009:55], que si existe un fondo lizado (en términos luhmannianos, el “punto ciego”
común lingüístico de la humanidad, éste no res­ del observador); por el otro, una toma de posición.
ponde a un idioma que pretende ser universal, si­ El primero es un fenómeno de percepción y el se­
no más bien a la posibilidad que tienen todas las gundo, de voz (Klein, 2007: 39-65).
lenguas de darse sus propios sentidos, como len­ La voz del juez da forma al mundo del expedien­
guas en marcha. te: su actividad (como la del historiador), en tanto
operación compleja, hace parte de un macro-pro-
La tarea del juez, como la del historiador, consti­ ceso social, político y cultural que imprime las
tuye una ardua reconstrucción de un pasado que huellas de sus particulares condiciones de pro­
pide ser “hablado”, ser “dicho”. Parafraseando a ducción en su textura discursiva (como diría Elíseo
Frank Ankersmit [2011:4], se trata de una tarea Verán: al analizar un producto se analizan proce­
que incluye, a la vez y paradojalmente, la articu­ sos). Dicho de otra manera, el discurso jurídico
lación entre la compulsión del lenguaje y la com­ (como el histórico) es caja de resonancia del con­
pulsión de la experiencia. junto de representaciones sociales y de los nive­
les cognitivos del medio del cual forma parte. En
Tradicionalmente se han distinguido dos momen­ este sentido, el juez reflexiona, organiza, seleccio­
tos en la tarea de traducir acontecimientos del pa­ na la dimensión factual de un caso, en el marco
sado: el nivel de la historia y el nivel del discurso, de sobredeterminaciones epocales e imperativos
que pone en evidencia la tarea de intervención del extra-históricos que proyecta sobre su material,
juez (o del historiador) sobre el material del caso. tomándolo significativo.
Gerard Genette (“Figuras III” , de 1972) introduce
un tercer nivel, el de la situación juez-lector (des­ Para apresar y capturar un pasado que “ya ha si­
tinatario), que pone en foco la idea de proceso, do” y que constituye la “historia” de un caso, afir­
de recorrido en la tarea de organización y selec­ ma Van Roermund [1997:36]: “Un caso es todo
ción de hechos y normas, de su direccionaiidad salvo una descripción neutral del problema de la
hacia un destinatario y de sus distorsiones tem­ realidad. Es un ensamble fatigoso a partir de ac­
porales. Esta tripartición focaliza y permite el aná­ tas de juzgados, informes, testimonios, confesio­
lisis de los distintos recursos o, estrategias discur­ nes, comentarios, pericias, documentos y objetos
sivos que vehiculizan las variaciones en la tarea aportados al proceso” (1).

(1) Algunos de estos datos (por ejemplo, cuando el agente de policía levanta un Informe) han sido recortados
tan a la medida de las categorías en que se encuadra una decisión jurídica, que se ha resuelto de antemano la
pregunta sobre la relevancia antes de ser formulada para el caso como un todo. Esto nos lleva a afirmar que el
conocimiento de un caso remite, por un lado, al colador conceptual de la dogmática jurídica y que, a su vez, se
enmarca en un determinado contexto en el que el proceso decisorio es un producto.

yo
Mediando entre hechos y normas, el juez secuen­ argumentación y la interpretación en el plano del
cia, ordena, pondera los relatos de las partes, de derecho no es otra que la dialéctica entre expli­
testigos, de peritos, entre otros, y a su vez com­ car y comprender en el plano epistemológico: la
pleta los vacíos e intersticios de la secuencia ar­ explicación y la comprensión hacen parte de la ta­
gumentativa que se va gestando, en el marco de rea de traducir.
una tarea hermenéutica sobredeterminada por un
sentido de final (en términos de sanción o de re­ Rícoeur encara el desarrollo del paradigma de la
conocimiento). En esta “manera de hacer mun­ traducción en el último de los estudios de “Lo jus­
dos" (parafraseando el libro de Nelson Goodman), to 2 ” (el acto de traducir como modelo paradig­
el juez “rehace”, no “refiere”, a partir de mate­ mático en el sentido ejemplar). En tanto proble­
rial preexistente, lo reformula para dar su versión. ma de doble entrada: traducción de una lengua
Fabricar no es falsificar, sino admitir varias versio­ a otra y traducción Interna en la lengua habla­
nes sobre “los mismos hechos". Dice Goodman: da, dicha tarea muestra, por un lado, la dificultad
“Confiemos que nuestras teorías están tan car­ de traducir y, por el otro, las armas de la traduc­
gadas de hechos como éstos lo están de teorías” ción [2008:29], Existe en principio la amenaza
[1990:134], que significa la presunción de intraducibilidad, de
incomunicabilidad, que se inscribe en las figuras
II. RICOEUR: BATALLA ÍNTIMA ENTRE de no-poder, producto de la irreductible pluralidad
DERECHO Y TRADUCCIÓN de las lenguas, de una humanidad fragmentada
en poblaciones, etnias, culturas, comunidades
Paul Ricoeur, en sus últimos años, vuelca su Inte­ históricas, creencias, religiones. El mito de Babel
rés filosófico al ámbito de lo jurídico para redefi­ (la dispersión en el espacio y la confusión en la
nir sus teorías y ajustarlas a este campo específi­ comunicabilidad) le confiere a la dispersión y la
co del saber. Uno de sus temas fundamentales es confusión su sesgo dramático. ,Pero, como afirma
expuesto en “Lo justo I” (desarrollo de “la peque­ Ricoeur, la traducción existe de hecho y entonces
ña ética” de “Sí mismo como otro”): se trata de la hay algo que la hace teóricamente viable. Dice
persona del juez, emblema de la tercera persona George Steiner que después de Babel compren­
del derecho, que ocupa un lugar intermedio entre der es traducir (sobre todo en su posibilidad de
la moral y la política. La institución judicial crista­ traducción interna en el uso de la lengua propia).
liza, en la figura del juez, la relación con el pró­
jimo, esa dimensión ética del diálogo donde son Para comprender situaciones que no se compren­
equivalentes la estima de sí mismo como otro y den (base original de toda tarea hermenéutica),
la estima del otro como sí mismo: relación triàdi­ interpretamos, definimos, argumentamos. La tra­
ca yo-tú-tercero (Zaccaria, 1999:635). El razona­ ducción se ve confrontada por la transparencia y
miento jurídico, como razonamiento de carácter la opacidad al mismo tiempo, convirtiéndose en
público, no identifica una relación Ínter-personal, el medio y el remedio de la pluralidad semántica
sino la condición Institucional (y la confianza que frente a la dispersión y confusión. Se traduce todo
esto conlleva) de cada relación interpersonal. Es aquello que transcurre en el tiempo. La cualidad
decir que en la performatividad de cada sentencia común de la experiencia humana, marcada y arti­
judicial se presupone siempre de antemano la co­ culada por el acto de relatar en todas sus formas,
munidad jurídica. es su carácter temporal. Todo lo que relatamos
(traducimos) transcurre en el tiempo, lleva tiem­
Desde esta dimensión hermenéutica, que rechaza po, se desarrolla temporalmente y, a su vez, todo
tanto la pura actividad mecánica de subsunción lo que se desarrolla en el tiempo puede ser tradu­
como la plena discrecionalidad en la actividad ju­ cido (Ricoeur, 2007:39). El historiador, como el
risdiccional, Ricoeur explora una zona intermedia juez, organiza los acontecimientos reales en una
en la que recurre a la phronesis: “el de la pru­ secuencia cronológica dentro de una estructura
dencia como arte de la decisión equitativa en si­ significativa que articula pasado, presente y fu­
tuaciones de incertidumbre y de conflicto, es de­ turo y cuya integridad sólo podemos Imaginar, no
cir, en lo trágico de la acción” [2008:60], 0 sea experimentar. Más que un vehículo para transmitir
que una sentencia coordina un componente ló­ información (dimensión episódica), traducir el pa­
gico-argumentativo con un componente axiológi- sado conforma un proceso de producción de sen­
co de preferencia razonada. Esta tensión entre la tido. No se trata de la mera crónica: la tarea de la

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traducción articula una dimensión episódica, con­ En la teoría histórica tradicional de mediados del
formada por su aspecto referencial y una dimen­ siglo 19, Hayden White [1992:45-50] marca una
sión configurativa que implica convertir lo episó­ dupla relevante para la tarea de la traducción: na­
dico en una estructura con sentido, o, como dice rrativa-disertación. La primera es la historia de lo
Ricoeur, una intriga planteada con sentido dé fi­ que sucedió realmente y la segunda, la interpre­
nal. Este planteo implica pasar de la "intratempo- tación de lo. que el propio historiador, considera.
ralldad” característica de la crónica a la “historici­ como historia verdadera. Hegel marca la ambi­
dad” en tanto extensión temporal de los hechos. güedad del término “historia”, que une,, por.un la­
El aspecto configurativo es la base de la Inteligibi­ do, un momento objetivo acerca de lo que efec­
lidad en la tarea de traducir. tivamente sucedió y un momento subjetivo-en la
narración de los acontecimientos. Ya en este si­
La situación original de toda tarea hermenéuti­ glo, por ejemplo, el grupo francés de los Annales,
ca es hacernos comprender. Como dice George orientado hacia las ciencias sociales, acusa a-la
Steiner en “Después de Babel” , lo extraño no es­ estrategia narrativa como no científica, subjetiva,
tá afuera, sino en nuestra propia casa lingüística. de corte dramático y cortoplacista, a diferencia
“ Decir lo mismo de otra manera”, núcleo duro de de su propia búsqueda en tendencias a largo pía-,
la idea de traducción, es para Ricoeur, hacer jus­ zo y procesos impersonales o con aspiración a la
ticia a lo extraño, renunciando al sueño de la tra­ objetividad.
ducción perfecta: traducir implica siempre un tra­
bajo de duelo. Tal como sucede en toda instancia social de pro­
ducción de sentido, la tarea de traducir se en­
frenta con la vitalidad subversiva de un pasado
III. EL HISTORIADOR COMO JUEZ evanescente que sólo se vuelve asible a través
IMPARCIAL de su inevitable mediación: el nivel simbólico. El
discurso histórico, para Hayden White, se desli­
La verdad por correspondencia y la verdad tradu­ za entre materialidades en bruto y la inesclndl-
cida conectan con los problemas de la objetividad ble interpretación de sus vacíos, mediando entre
y la subjetividad, que han preocupado a los hu­ un nivel descriptivo (mimesis), su necesaria tra­
manos desde los inicios de sus reflexiones hasta ducción (dlégesis) y un nivel dlatáctico, de aza­
hoy y continuarán siendo disparadores de nuevas rosa combinación de los anteriores, en el mar­
propuestas y nuevos interrogantes en todas las co de un proceso orientado hacia la comprensión
áreas del conocimiento. En el campo del derecho, [2001:17], Desafiar la “falacia de la referencia-
una verdad esenciallsta versus una verdad como lidad” en los estudios históricos es, para Roland
resultado de luchas por el logro del sentido hege- Barthes, poner en descubierto el carácter ideoló­
mónico sigue siendo una cuestión medular en la gico de su modo de representación. Se trata en
medida en que sus efectos y derivaciones condu­ todo momento de corroborar la existencia de una
cen a muy disímiles entradas a la vida jurídica en instancia de objetividad en referencia a una reali­
particular y a la vida social en general. dad acontecida y la subjetividad puesta en ¡a tra­
ducción de ella. En realidad, es el enigma nunca
En el campo de la historia, los términos “subje­ sorteado entre vivir la experiencia y su infranquea­
tividad” y “objetividad” sugieren que los historia­ ble diferencia con el-relato de lo experimentado,
dores deben “contar el pasado como realmente el salto entre vivirla y construirla en el lenguaje
ha sido”, “escribir como un juez imparcial, evi­ (como diría Ricoeur, el sentido es tanto noètico
tando todo partidismo", sin estar autorizados a como noemático).
agregar al objeto investigado algo que pertenece
exclusivamente al sujeto, es decir, al historiador White pone en foco una temática muy resistida
(Ankersmit, 2011:15). Como vemos, dos campos por las perspectivas realistas,' cual es la presencia
del saber como la historia y el derecho, atravesa­ insoslayable del elemento trópico constitutivo de
dos por la certeza científica y la Indeterminación todo discurso social. El tropo (desvío del uso lite­
de lo humano, ofrecen renovados debates episte­ ral) es el proceso pór el cual todo discurso consti­
mológicos en torno a la búsqueda de la “mejor” tuye su objeto discursivo. En este sentido es que
combinación posible de las dimensiones objetivas White habla de proceso de llteralización (literali­
y subjetivas en sus respectivas tareas. dad de un conjunto de proposiciones discretas)

n
El derecho: una verdad traducida

y proceso figurativo o alegórico (tropos y figuras al tema, ya que sólo por analogías difusas y algu­
del pensamiento). Un cambio en la forma trópi­ na experiencia de similitud, el “juez de Kennedy”
ca sin cambiar su contenido puede producir un comienza a recordar y asociar normas que, frente
cambio en la producción de significado: por ejem­ al caso concreto, pudieran abonar el camino nor­
plo, elegir la forma crónica o la traducción narrati­ mativo hacia la sentencia-a-la-que-quiere-llegar.
va deriva en distintas realizaciones y distintas sig­ A esta primera etapa le sigue una fase metoními-
nificaciones. Este autor echa mano de los modos ca de individuación de cada uno de los elemen­
tropológlcos del discurso en el campo de la his­ tos constitutivos de su campo jurídico (normas,
toria (y lo hace extensible a otras áreas del sa­ precedentes, principios de conveniencia pública,
ber social) para dar cuenta de estas categorías estándares, estereotipos), para luego sinecdóqui-
como modos lingüísticos que facilitan los desliza­ camente componer un todo significativo a la ma­
mientos de sentido y desafían la autoridad unívo­ nera gestáltica y finalizar reflexionando autocríti­
ca de una actitud lógica de percepción de la rea­ camente (irónicamente) sobre la legitimidad de
lidad [2001:14] (2). su desarrollo intelectual. Su análisis argumenta­
tivo alrededor de los componentes normativos y
El historiador E. R Thompson hace un uso mani­ no normativos que culmina en la decisión judicial
fiesto del esquema tropològico para el análisis del sostiene una mirada perturbadora para una pers­
desarrollo de la conciencia de la clase trabajado­ pectiva que centre lá tarea del juez en su aspecto
ra Inglesa en los siglos 18 y 19, comenzando por exclusivamente temático, literal y objetivo.
un tipo de conciencia metafórico (los trabajadores
perciben mutuas semejanzas pero son aún inca­ En síntesis, la revolución realizada por White en
paces de formar una clase “para sí”); una eta­ la teoría histórica contemporánea relacionada
pa metonimica (se organizan en distintos tipos de con el giro lingüístico postula que nuestra com­
trabajo dentro del panorama Industrial, como ele­ prensión del pasado está determinada tanto por
mentos de una serie); la instancia sinecdóquica lo descubierto en los archivos como por lo cons­
(la cristalización de la conciencia de clase habili­ truido desde el lenguaje de los historiadores. En
ta su Identificación como partes de un todo) y una el mismo sentido, el filósofo y teórico de la histo­
mirada irónica de cierre (conciencia de segunda ria Frank Ankersmit, para quien la publicación en
clase o autoconciencia, que permite ver la fatal 1973 del libro “Metahistoria” de White significa
escisión dentro del propio movimiento obrero). una ruptura en torno al estatus cognitlvo del es­
Thompson reivindica el enfoque empírico al ana­ crito histórico, observa que el tema sobre lo que
lizar una realidad histórica concreta y no la mera efectivamente se discute es sobre el lenguaje que
aplicación de un método o de una teoría abstrac­ usamos, en una suerte de combinación ambigua
ta, además de utilizar el abordaje trópico para el entre la “compulsión del lenguaje” y la “compul­
análisis de fenómenos colectivos (a diferencia de sión de la experiencia”. En un nivel profundo, el
Piaget y de Freud, que enfocaron tropològicamen­ giro lingüístico tiene Implicancias antiempiristas,
te fenómenos individuales de conciencia). sobre todo en el punto de distinguir dos niveles:
el hablar y el hablar acerca del hablar. En esta Ins­
El discurso jurídico también participa estructu- tancia, los empiristas identificarán el hablar con
ralmente del elemento trópico. Es paradigmático la verdad empírica o sintética, y el hablar acerca
en este sentido el trabajo que presenta Duncan del hablar con la verdad analítica. Se trata de un
Kennedy [1997:91-221] en tomo a las diversas verdadero “dogma del empirismo”, aún no com­
estrategias discursivas que el razonamiento ju ­ probado según los partidarios del giro lingüístico.
dicial despliega como fenómeno de conciencia. Entre éstos últimos, Quine afirma que, en el cam­
Sumamente elocuente es su entrada “metafórica” po de las ciencias, el hablar acerca del hablar es

(2) La retórica moderna presenta cuatro tropos principales: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la ironía,
cuyas conceptualizaciones difieren de aquéllas ofrecidas por el diccionario. Así como la conciencia metafórica
nos propone una entrada imaginaria a partir de una experiencia de semejanza o similitud, la metonimia, por el
contrario, sugiere una diseminación de elementos a través de una serie. La sinécdoque, por su parte, conforma
una entrada integradora, clasificatoria, sistèmica, en tanto que la ironía conduce a una reflexión acerca del pro­
pio discurso (conciencia de segundo orden o autorreflexividad).

Buenos Aires, mayo 28 de 2014 - JA 2014-U, fascículo n. 9 93


parte de la adquisición del conocimiento empíri­ la representación como sustituto o reemplazo de
co. A este procedimiento Quine lo llama “ascenso algo que está ausente (teoría de la sustitución de
sem ántico” (por ejemplo, en la ley de Newton, la la representación que se opone a su rival, la tesis
fuerza es producto de masa por aceleración y esto de la semejanza de la representación). Una impli­
es un enunciado empíricamente verdadero. Pero cación de esta teoría que merece la atención es
también podemos decir que esa ley es una ver­ que una representación apunta a ser, desde cier­
dad conceptual acerca de las nociones de fuerza, ta perspectiva, tan buena, creíble y efectiva como
masa y aceleración). Por lo tanto, la implicancia su original, y, sin embargo, inscripta en ia parado-
crucial es que no siempre podemos estar segu­ jaíidad de ser diferente. El escrito histórico incluye
ros de si nuestras creencias tienen su origen en descripciones pero no se reduce a ellas, sino que
la “compulsión de la experiencia” o en la “com­ la lógica narrativa ofrece además una “tesis” o un
pulsión del lenguaje” [2011: 55], Él campo his­ punto de vista acerca del pasado (3). La catego­
tórico nos ofrece muchos ejemplos al respecto: ría de la descripción “refiere” a la realidad, mien­
el historiador Crane Brinton analiza,; en su libro tras que la representación “es acerca de” la rea­
"The Anatomy of Revoíution”, cuatro revoluciones lidad. La descripción no conoce las limitaciones
(inglesa, norteamericana, francesa y rusa) y sos­ de coherencia y consistencia que entran a jugar
tiene que comparten una estructura evolutiva si­ en el nivel de la representación. Lejos de una ló­
milar (desde el antiguo régimen, a Una fase inter­ gica “o-o”, el autor pondera la lógica “y-y”: dicho
media, luego otra más extremista hasta llegar a la de otra manera, a partir del uso del giro lingüístico
fase de Thermidor). Las críticas a esta obra parten se incorporan la noción de “ascenso semántico”
no desde lo descubierto en el pasado, sino por lo y los criterios de rastreo de la verdad expresada
construido desde el lenguaje: una teoría marxis- en términos de plausibilidad, que necesariamente
ta diría que la revolución norteamericana no pue­ abarca ambos niveles del hablar y del hablar acer­
de considerarse una revolución, ya que carece del ba del hablar. Los dos niveles de “descripción” y
basamento de lucha de clases. de “representación” operan a la manera de la di­
mensión episódico-configurativa de Ricoeur, o mi-
Si bien Ankersmit rechaza frontal y enfáticamente mético-diegésica en la obra de White.
el representacionalismo (el lenguaje como espe­
jo de la naturaleza y la mente como forum inter­ Sólo la historia parece referirse a lo real, aun si
no de. evaluación de la relación entre el lenguaje se trata de un real pasado. Sólo ella pretendería
y la realidad), va a privilegiar la noción de “repre­ hablar de acontecimientos realmente producidos.
sentación”, pero pensada desde la teoría del ar­ Ahora, no es que el pasado sea irreal, sino que io
te (representaciones pictóricas), siguiendo en es­ real pasado es, en el sentido propio de la palabra,
to a Danto, Gombrich y Goodman. La distinción inverificable. Como ya no es, el discurso de la his­
nodal para Ankersmit es entre la “descripción”, toria sólo puede referirse a él en forma indirecta.
es decir, la investigación histórica que nos remi­ El historiador, en virtud de los vínculos entre histo­
te al establecimiento de lo que de hecho ocurrió, ria y relato, configura tramas que los documentos
y la “representación”, o sea, el escrito histórico autorizan o prohíben, pero nunca contienen. Lejos
que refiere a cómo integrar esos hechos en una de la ilusión positivista de una objetividad textual
estructura narrativa consistente o en una sinop­ cerrada en sí misma e independiente de la sub­
sis aceptable del pasado. Su propuesta es ver a jetividad del autor y del lector, insiste Ricoeur que
la representación histórica en la misma línea en la traducción de un pasado nunca es “por sí mis­
que una obra de arte representa aquello que des­ m a”, “para su propia gloria”, sino que trata, en to­
cribe. La teoría estética que Ankersmit adopta es dos sus usos, de llevar al lenguaje una experien-

(3) La propuesta de Ankersmit se orienta a diferenciar la función descriptiva y la función representativa para lo­
grar un criterio de objetividad que se aleje del fundacionalismo. A ffertir de la discriminación entre el hablar acer­
ca del mundo y el hablar acerca del hablar, postula que el criterio de evaluación de los méritos de las represen­
taciones es independiente de valores y, en este sentido, un acto de síntesis estética es necesariamente previo
a cualquier instancia ética. El autor propone que la prioridad de la estética sobre los valores morales, lejos de
desmerecer lo ético, es una propuesta para que el escrito histórico se convierta en una guía para la futura elec­
ción de los mejores valores morales e ideales políticos.

94
iwa muu II aUUUIUCl

cía, un modo de vivir y de estar-en-el-mundo que La transformación de factum en artefactum re­


lo precede y pide ser dicho. quiere de varios niveles de selectividad, un con­
texto y un modo de observación. El aconteci­
miento pasado sin procesar carece per se de
IV. TRADUCIR EL DERECHO: UNA capacidad explicativa; es materia inerte, de valor
HERMENÉUTICA SILENCIOSA neutro, no posee “temporalidad” y sólo adquie­
re sentido a partir de algún tipo de trama que le
Mostrando un paralelismo sorprendente, la bús­ dé inteligibilidad. Soslayar la dimensión simbóli­
queda de una lengua perfecta está sistemática­ ca de la traducción es tarea de complicada factu­
mente acompañada por la búsqueda del derecho ra, en la medida en que hablar o experimentar no
perfecto: como afirma Ost [2009:69], se trata de puede jamás coincidir con lo hablado o lo expe­
la doble historia de la justeza (lingüística) y de la rimentado. El símbolo está siempre en lugar de
justicia. Estos dos mitos se retroalimentan en pe­ otra cosa, jamás coincide con ella, con lo cual la
riodos de gran tensión social (política, religiosa, actividad Interpretativa se prepara para completar
económica), adoptando formas diferentes según sus intersticios.
las épocas, desde formas a priori (la lengua he­
brea en la tradición de la Cébala y el derecho na­ En nuestras sociedades modernas “desencanta­
tural racionalmente derivado de la naturaleza de das” que han renunciado a las garantías metaso-
las cosas), como ciertas elaboraciones a poste­ ciales, los humanos se han hecho cargo de sus
riori (el volapük o el esperanto y los principios ge­ propias narraciones. Desde su entrada a la vida,
nerales derivados del derecho comparado). Sin el lenguaje coloca al hombre “fuera de carril”. Ya
embargo, entre la utopía de la lengua-derecho no hay lugar para un lenguaje neutro, como tam­
perfectos y la destrucción de Babel, sólo nos que­ poco para un derecho objetivo, sólo una alianza
da la paciente tarea de la traducción. Al interior estructural entre poiesis (creatividad, producción
de la perspectiva comprensivista, son numerosas y también poesía) y noesis (saber, conocimien­
las figuras de la traducción: interpretación, repro­ to). La opción planteada en este trabajo puede
ducción, transcripción, calco, versión, represen­ leerse de manera paradojal: optar por no optar
tación, puesta en escena, paráfrasis, definición, entre poiesis y noesis. Su continuidad estructural
reformulación, adaptación, imitación, transforma­ nos habilita y estimula a echar mano de protoco­
ción,. transposición (Ost, 2009:112). Sin embar­ los de traductibilidad entre modos alternativos de
go, en un nivel profundo de análisis, en contraste percepción de lo real, que, habiéndose muchas
con el nivel semántlco-pragmático de superficie, veces petrificado en calidad de opuestos, carecen
el desarrollo de una teoría de la traducción sostie­ de puentes vinculantes de comprensión.
ne la idea de traducir como re-formulación, frente
a la imposibilidad de plantearse un punto cero de
La gran pregunta sigue siendo: qué viene primero,
la no-traducción. Decir es traducir.
la unidad o la diversidad lingüística. El capítulo XI
del Génesis, el más conocido, nos habilita a la ta­
Resumiendo, entonces, la tarea de la traducción
rea de la traducción a partir de la destrucción de
es una operación multidimensional, compleja,
Babel y, con ella, la destrucción de la lengua adá­
alejada de cualquier lógica silogística que pudie­
mica. Pero otro capítulo del Génesis, el X, mucho
ra predeterminar resultados, en la que confluyen
menos conocido, nos da a entender que la dife­
lenguaje y experiencia; que apela al uso de diver­
renciación lingüística es natural y precede al epi­
sos mecanismos discursivos (selección, compo­
sodio de Babel, puesto que ella se remontaría al
sición, eliminación, condensación, desplazamien­
día de la dispersión de los hijos de Noé. Esto es
to, ponderación, reubicación, al decir de Nelson
otra prueba más de que el decir es traducir es
Goodman); de estrategias de desembrague tem­
re-traducir es reformular.
poral (como sugiere Hayden White); de tropos
que hacen cuerpo con el contenido factual, herra­
mientas orientadas al logro de una traducción ve­ Entre vivir y traducir lo vivido, se abre siempre un
rosímil, plausible, fructífera para la comprensión espacio, por más ínfimo que sea. La vida es vivi­
del pasado. da; la historia, traducida.

Buenos Aires, mayo 28 de 2014 - JA 2014*11, fascículo n. 9 95


Doctrina

V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Ricoeur, Paul, 2009. “Tiempo y Narración III”, Ed. Siglo
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Ankersmit, Frank, 2011. “Giro lingüístico, teoría literaria Ricoeur, Paul, 2008. “Lo justo 2. Estudios, lecturas y
y teoría histórica”, Ed. Prometeo, Buenos Aires. ejercicios de ética aplicada”, Ed. Trotta, Madrid.

Goodman, Nelson, 1990. “Maneras de hacer mundos”, Van Roerna^ind, Bert, 1997. "Derecho, relato y reali-
Ed. Visor, Madrid. dad”, Ed. Tecnos, Madrid.

White, Hayden,'1992. “El contenido de la-forma”, Ed.


Kennedy, Duncan, 1997. “Libertad y restricción en la
Paidós, Barcelona.
decisión judicial: una fenomenología crítica”, en "La de-
cisión judicial”, Ed. Siglo del Hombre, Bogotá. White, Hayden, 2001. “Tropos del discurso", Ed. Edusp,
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Klein, Irene, 2007. “La narración”, Ed. Eudeba, Buenos
Zaccaria, Giuseppe, 1999. “Explicar y comprender. En
Aires.
torno a la filosofía del derecho de Paul Ricoeur", Revista
Ost, François, 2011. “Traduire", Ed. Fayard, Francia. Doxa 22.

' ' f .

En nuestro próximo fascículo:

• El daño al proyecto de vida, por Federico S. Carestía

• La posesión del inmueble com o defensa frente a la acción de desalojo, por Sebastián
E. Sabene

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