Consejos Esenciales para El Momento de La Muerte (Spanish Edition)
Consejos Esenciales para El Momento de La Muerte (Spanish Edition)
Consejos Esenciales para El Momento de La Muerte (Spanish Edition)
PREFACIO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 3: EL PROCESO
NOTAS
RECURSOS ÚTILES
BIOGRAFÍAS
GLOSARIO
CRÉDITOS
Ediciones Mahayana
Título original: Heart Advice for Death and Dying
Publicado originalmente por: FPMT Education Publications, FPMT Inc.
© FPMT Inc., 2008
1ª edición: Mayo de 2012
Traducido del inglés por Marina Brucet, Marian Márquez y Nicolás Viñés
para el Servicio de Traducción de la FPMT.
© De la traducción al español: Servicio de Traducción de la FPMT
(CPTM), 2012
De la edición en español:
© Ediciones Mahayana
C. Santa Engracia 70, 3º dcha.
28010, Madrid (Madrid)
http://www.edicionesmahayana.es
Diseño de la cubierta: Hans Burghardt
Fotografía de la cubierta: Marina Brucet
Ilustraciones del interior: © de las ilustraciones de Milarepa, de Buda
Shakyamuni, de Chenrezig Mil Brazos y de Chenrezig Quatro Brazos, de
Robert Beer. Reproducidas con su permiso. © de las ilustraciones del Buda
de la Medicina de Andy Weber. Reproducidas con su permiso.
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción de
cualquier parte de este libro mediante medios electrónicos o mecánicos,
incluido el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema o tecnología de
grabación y recuperación de información conocido o desarrollado en el
futuro, sin permiso previo y por escrito del editor o del propietario del
copyright.
Prefacio
Todas las tradiciones espirituales cuentan con enseñanzas sobre la muerte y
sobre cómo vivir nuestra vida para lograr el mejor resultado posible tras la
muerte. El ajetreo de los tiempos modernos no deja mucho tiempo libre para
reflexionar en el fin de nuestra vida y, de hecho, puede que nos sintamos
incómodos con el mero hecho de pensar en ello. Es posible que este
pensamiento nos resulte deprimente y que temamos vernos embargados por
la tristeza, que la alegría vaya a desaparecer de nuestra vida. Sin embargo,
cuando pensamos en la muerte y nos preparamos para ella, ocurre justamente
el fenómeno contrario: nuestra vida se llena de felicidad y de paz, y nos
sentimos realizados al tiempo que desaparece el miedo a morir.
La tradición budista tibetana imparte extensas enseñanzas sobre la muerte
desde todos los ángulos concebibles, y ofrece respuesta a prácticamente todas
las diversas preguntas que sobre ella se puedan plantear: cómo tiene lugar su
proceso, qué ocurre después, cómo hemos de prepararnos o cómo podemos
llenar nuestra vida de significado.
El maestro de budismo tibetano Lama Zopa Rimpoché nos pidió que todos
los estudiantes (tanto principiantes como avanzados) pudieran tener acceso a
sus enseñanzas acerca de la muerte, que incluyen consejos esenciales para ese
momento crucial que supone la transición de una vida a la siguiente. Muchos
centros de dharma auspiciados por Rimpoché iniciaron cursos sobre la
muerte en respuesta a su petición, y la organización por él dirigida, la
Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana (FPMT), ha
elaborado este libro y también un programa que se ofrece en los centros de
dharma de la FPMT de todo el mundo.
Este libro contiene consejos esenciales de Lama Zopa Rimpoché para el
momento de la muerte y para alcanzar la más profunda de las aspiraciones de
la vida. Los consejos útiles y las prácticas de meditación para prepararse para
la propia muerte incluidas en el libro serán de gran ayuda, pues contienen las
prácticas esenciales para prepararnos desde ahora mismo, las prácticas a
realizar en el momento mismo de morir y el conocimiento práctico que se
necesita para ayudar a otras personas moribundas o ya fallecidas. Este libro
va dirigido a estudiantes de cualquier nivel.
Las meditaciones reunidas aquí son esenciales para interiorizar estas
enseñanzas y poder así transformar nuestra vida. El presente volumen incluye
además notas, meditaciones y una lista de lecturas adicionales recomendadas.
El libro comienza con una introducción de Kathleen McDonald, seguida de
las conferencias de Lama Zopa Rimpoché, las cuales constituyen el material
de lectura del curso además de ser, por sí mismas, una profunda enseñanza
sobre el tema de la muerte.
El libro también contiene una práctica corta del Buda de la Medicina, que
se puede hacer para beneficiar a los moribundos o a las personas que ya han
fallecido, así como una hoja suelta con un mantra muy valioso impreso que
puede colocarse sobre el cuerpo de los fallecidos a fin de procurarles un gran
beneficio. El resto de prácticas, mantras y oraciones mencionadas en este
ejemplar se encuentran en el volumen que acompaña este libro, Prácticas
esenciales para el momento de la muerte.
La FMPT ofrece un amplio abanico de programas de estudio tanto
presenciales como por correspondencia, desde cursos cortos introductorios,
como Meditación budista y Budismo en pocas palabras, pasando por cursos
básicos como Descubre el budismo, de dos años de duración sobre las etapas
del camino a la iluminación y Fundamentos del pensamiento budista,
impartido en el centro Jamyang de Londres, hasta avanzados cursos de
estudio de tratados filosóficos, como el Programa Básico, los cursos en el
Maitripa College y el Programa de Maestros, de siete años de duración. Para
más información: http://www.fpmt.org/education.
La elaboración de este libro y del curso ha sido posible gracias a la
contribución de muchas personas. Queremos mostrar nuestro más profundo
agradecimiento a V. Tenzin Chogkyi por crear el esbozo general del curso; a
los creadores y editores del programa Descubre el budismo; al Archivo de
Sabiduría de Lama Yeshe (http://www.lamayeshe.com), por facilitarnos el
glosario y por su inestimable trabajo en el registro y la divulgación de las
enseñanzas de Lama Thubten Yeshe y Lama Zopa Rimpoché. También
queremos agradecer a V. Constance Miller y a Sherry Tillery el tiempo
dedicado para ofrecernos su opinión.
Queremos transmitir nuestro especial agradecimiento a Kathleen
McDonald por sus hermosas enseñanzas y por compartir su tiempo y su
considerable experiencia con todos nosotros. Por último, queremos mostrar
nuestro más profundo agradecimiento a Lama Zopa Rimpoché, quien gracias
a su gran compasión y amabilidad ha hecho posible el acceso a estas
instrucciones esenciales para el beneficio de todos nosotros. Esperamos que
este material confiera felicidad duradera a todos los seres, en todos los
confines.
Gyalten Mindrol
FPMT International Office
Portland, Oregón, USA
Octubre de 2008
Introducción
Por Kathleen McDonald
La muerte no es el final
De acuerdo con el budismo, nuestra vida actual es sólo una dentro de una
sucesión de vidas que se remontan muy lejos en el pasado y que continuarán
durante mucho tiempo en el futuro, hasta que alcancemos la liberación o el
despertar. Cada persona es una combinación de cuerpo y mente, donde el
cuerpo está formado por todos los aspectos físicos del ser: piel, huesos,
sangre, órganos, células, átomos y demás componentes, mientras que, por el
contrario, la naturaleza de la mente no es física; no está constituida por
átomos, células ni por cualquier otra sustancia material. En realidad, la mente
está compuesta de todas nuestras experiencias conscientes: pensamientos,
emociones, percepciones, recuerdos, sueños, fantasías y demás. No es un
fenómeno fijo y estático sino una corriente de experiencias en constante
cambio. Este hecho lo podemos comprobar por nosotros mismos
simplemente observando nuestro mundo interior: en un momento
determinado aparece un pensamiento feliz o una sensación de felicidad, y al
instante siguiente asoma la infelicidad. Podemos ser afectuosos en un
momento determinado y estar enfadados en otro. Los recuerdos del pasado y
las fantasías de futuro entran y salen en mitad de las percepciones del
momento presente. Por consiguiente, la mente nunca es la misma, pues
cambia de un momento a otro.
Mientras vivimos, nuestro cuerpo y mente tienen una relación
interdependiente: lo que sucede en la mente afecta al cuerpo, y viceversa.
Esta circunstancia ha sido confirmada por estudios recientes que han
investigado los efectos de las emociones sobre la salud de las personas y
sobre la duración de la vida; pero la relación cuerpo-mente es transitoria y
finaliza con la muerte, que es el momento en el cual la mente se separa de él.
El cuerpo se deja atrás (se entierra o se incinera), y la mente, que nunca
muere, viaja para conectarse con un nuevo cuerpo y comenzar una nueva
vida. Por tanto, la muerte no es un punto final sino más bien una puerta hacia
otra vida, aunque lo que pasa de una vida a la siguiente no es una identidad
personal inmutable o un alma, sino más bien la corriente mental impersonal
en constante cambio que transporta las huellas o impresiones kármicas de
todo lo que hemos hecho en la vida. Estas impresiones determinan las
experiencias que tendremos en el futuro.
Normalmente la mente de una persona no se separa del cuerpo en el mismo
instante en que la respiración cesa, sino más tarde, en ocasiones horas o
incluso días después. El budismo tibetano propone una explicación sobre el
proceso del morir que incluye ocho etapas. Lama Zopa Rimpoché nos
muestra una breve descripción de dicho proceso en el capítulo tercero,
aunque si se quiere tener mayor información sobre el tema también se puede
consultar la lista de lecturas recomendadas.
Asimismo, el renacimiento tampoco suele tener lugar inmediatamente
después de la muerte, sino que puede tardar hasta siete semanas (49 días). El
periodo que transcurre entre la muerte y el siguiente nacimiento se conoce
como bardo o estado intermedio. Como en el caso anterior, este tema sólo se
comenta de forma resumida en este libro, por lo que también ofrecemos una
lista de lecturas recomendadas.
El karma
Las circunstancias de nuestra próxima vida (el lugar de nacimiento,
nuestros padres, si estaremos sanos o enfermos, si seremos ricos o pobres,
inteligentes o torpes, así como todas nuestras experiencias) no se pueden
elegir, tal y como algunas personas creen, sino que son el resultado de lo que
hicimos en esta vida y en vidas anteriores. Esto es el karma. Karma es un
término sánscrito que literalmente significa «acción», y cuyo sentido entraña
que cada vez que realizamos una acción, depositamos una huella en nuestra
mente que producirá resultados en el futuro, cuando las condiciones idóneas
se reúnan.
El karma puede descomponerse según sea de las acciones del cuerpo, del
habla o de la mente. Creamos karma con las acciones físicas, las palabras e
incluso con los pensamientos. Asimismo, de modo general, el karma puede
clasificarse en positivo y negativo. El factor principal que determina si una
acción es positiva o negativa es la motivación subyacente: el karma es
positivo cuando actuamos con el deseo de ayudar y no dañar a otros y con
una mente libre de engaños, como el enfado o el apego. Los resultados
futuros de tales acciones serán experiencias positivas, como gozar de buena
salud, ser tratado con amabilidad, disponer de lo necesario y otras
experiencias similares. Por el contrario, cuando nuestra motivación está
causada por una actitud negativa, como el odio o el apego, y realizamos
acciones como herir a otros, robar o ser deshonestos, estamos creando karma
negativo. El karma negativo es la causa de sufrir experiencias desagradables
en el futuro, como padecer problemas de salud o pobreza, experimentar el
fracaso o ser maltratado.
Lama Thubten Yeshe solía decir que no hace falta esperar a la próxima
vida para saber cómo funciona el karma ya que en esta vida, incluso en un
solo día, podemos darnos cuenta de que nuestra actitud y comportamiento de
un momento dado afectan a nuestra experiencia en un momento posterior. Si
nos levantamos de mal humor (descontentos con la vida, con nuestra
ocupación, con el mundo, con la clase de persona que somos) y acudimos al
trabajo con semejante estado mental, podemos casi asegurar que ese día
tendremos problemas. Pero si empezamos el día con un estado mental
positivo (satisfechos con nosotros, con nuestra vida, con las personas que nos
rodean), casi todas las experiencias de ese día serán gratas y agradables.
Sin embargo, el karma no es algo inamovible, como las palabras gravadas
en piedra: sólo porque hayamos hecho algo negativo no significa
necesariamente que tengamos que sufrir, ya que el karma negativo se puede
purificar para así no tener que experimentar su resultado en forma de
sufrimiento.
La purificación kármica es un proceso psicológico que incluye cuatro
pasos:
1. Igualarse uno mismo con los demás. Todos los seres (yo y cualquier
otro) somos iguales a la hora de desear la felicidad y no querer el
sufrimiento. No hay ninguna razón por la cual mi deseo de ser feliz y
verme libre del sufrimiento sea más importante que la de cualquier otro.
Meditación
La meditación en la transitoriedad
Cuando meditemos en la transitoriedad de esta vida, resultará útil pensar de
la siguiente forma:
Aquellos que viven en países peligrosos se preguntarán por qué hablo tanto
del tema de la muerte, pues para ellos es un tema recurrente. Pero eso no es
de lo que tratamos aquí. De hecho, si observáramos por ejemplo todos los
indicios que sobre la transitoriedad ocurren a nuestro alrededor, nos debería
ser fácil llegar a la comprensión de esta cualidad, pero el caso es que no lo
hacemos. Sean cuantos sean los ejemplos externos de transitoriedad que
veamos, el hecho es que no comprendemos que nosotros mismos somos
también transitorios.
Además, incluso los animales temen a la muerte (cuando se sienten
amenazados o se caen, por ejemplo), y no es que les sea muy útil. A las
personas, les suele acuciar el miedo a la muerte cuando sufren un accidente o
caen enfermas, pero este miedo no perdura. Al cabo de unos días, después de
que el peligro haya pasado, el suceso ocurrido pierde importancia y se olvida
el miedo, y esa experiencia acaba resultando inútil debido a que no la
utilizamos para practicar el dharma.
Por lo tanto, no basta generar miedo a la muerte durante un par de minutos;
se trata de generarlo durante más de unos pocos minutos, durante más de una
hora, ya que la práctica del dharma no se completa en una hora. Debemos
mantener este sentimiento hasta saber que podremos renacer de acuerdo con
nuestra propia elección, o al menos hasta estar seguros de haber alcanzado el
objetivo mínimo de esta meditación, que es no sufrir en el momento de la
muerte. De todos modos, el objetivo de meditar en la transitoriedad y la
muerte es que ese miedo perdure hasta que logremos conseguir los logros
más difíciles y elevados.
Incluso las personas comunes que no saben nada de dharma piensan en
alguna ocasión que su muerte acontecerá, pero piensan que está lejana en el
tiempo. Pero si se ha tenido la experiencia real, si de verdad se tiene miedo a
la muerte y se ha experimentado la transitoriedad mediante la meditación,
uno nunca se quedará, por ejemplo, dormido durante una meditación. A veces
conseguimos meditar durante un par de minutos, pero después la mente se
distrae y se va de picnic, sin embargo, si hemos entendido e integrado la
transitoriedad, nuestra mente será tan firme que este tipo de cosas nunca
sucederán, nuestra mente nunca se distraerá fácilmente. Quedarse dormidos
durante la meditación, distraerse con facilidad o encontrar dificultades para
concentrarse en un tema particular son signos de que necesitamos energía, de
que es necesario trabajar en una mayor comprensión de la transitoriedad y la
muerte. Si uno no ha experimentado la transitoriedad a través de la
meditación, sin esta comprensión directa, cualquier pequeño problema
afectará a la meditación.
A los meditadores que poseen una comprensión y una experiencia
auténticas, profundas y verdaderas acerca de la transitoriedad y la muerte
nunca les extraña escuchar la expresión «renuncia a esta vida». Son palabras
que sólo les complacen, y es que aquellos que comprenden la transitoriedad y
la muerte sienten un gran entusiasmo por practicar el remedio más potente
para acabar con los engaños, no importa lo difícil que sea. Si nosotros no
somos capaces es porque no hemos integrado en nuestras vidas la
transitoriedad de la vida y la muerte.
Dado que la meditación está diseñada para acabar con los problemas, hay
que saber cómo practicar correctamente; así que hacerlo sólo un día o dos no
es suficiente para aprender, ni tampoco es suficiente escuchar una única vez a
alguien explicar este tema y después practicar a solas.
1. La muerte es inevitable
• Ningún ser ha eludido jamás la muerte.
• Me estoy acercando continuamente a la muerte.
• No se dispone de mucho tiempo para practicar el dharma.
Conclusión: debo practicar el dharma.
La muerte es inevitable
La muerte es ineludible: no ha existido jamás un ser en los reinos del
samsara que no haya sufrido sin cesar los sufrimientos de la muerte y el
renacimiento. En este instante, si examino detenidamente mi situación, no es
posible encontrar ninguna prueba o garantía de que vaya a seguir viviendo
durante un periodo de tiempo determinado.
Pensemos desde lo más hondo de nuestro ser: «Dentro de un tiempo todo
este mundo estará completamente vacío, y yo también voy a dejar de existir
en esta tierra». Siente el vacío total de todas las cosas de esta vida y concluye:
«Por lo tanto, la muerte es inevitable».
Contemplemos lo siguiente: «No existe causa o condición cooperativa
capaz de detener la muerte, no hay condición externa que pueda detenerla. No
ha sido posible, desde que el mundo es mundo, escapar de la muerte, así que
la muerte es definitiva. La vida no se puede prolongar, es más, se va
acortando incesantemente, por lo tanto la muerte ocurrirá, sin duda alguna».
Hay que personalizar la meditación pensando en nuestra propia vida.
«Además, la muerte me sobrevendrá antes de haber podido disponer de
mucho tiempo para practicar el dharma. Cuando llegue la hora de mi muerte,
ninguna ayuda externa, ni los mejores hospitales ni los fármacos más
modernos, podrá ayudarme a eludirla. Sea donde sea que esté, no podré
escapar de la muerte.»
«Si pienso en mis padres, en los padres de mis padres, en los padres de
estos, y me remonto hasta el tiempo de mis ancestros, comprendo que había
multitud de personas, infinitas; pero ahora no queda ninguna de ellas. Todas
aquellas generaciones han desaparecido, ninguna de ellas pervive». Pensamos
en nuestros padres, en nuestros abuelos, en nuestros bisabuelos que han
muerto. «Por lo tanto, es definitivo que yo también voy a morir, tal como les
sucedió a ellos. Pronto llegará mi turno: mi muerte es inevitable».
Estos son sólo algunos ejemplos que ilustran que el momento de la muerte
es incierto. Del mismo modo que vemos las cosas que suceden alrededor
nuestro, es necesario que nos apliquemos estos ejemplos a nosotros mismos,
meditando en que lo que les sucede a otros nos puede pasar también a
nosotros. Es importante que pensemos: «Algún día yo también moriré de
alguna manera, antes de poder acabar lo que tenga entre manos». Así como
vemos a otros muriendo antes de poder finalizar sus planes, hemos de vernos
a nosotros mismos en la misma situación; esta es una manera muy efectiva de
meditar. No hay duda de que vamos a morir durante el día o durante la noche,
por la mañana o por la tarde, sin poder finalizar algo. Exhalaremos por última
vez sin poder volver a inhalar más. Nos ocurrirá con total seguridad,
moriremos de alguna manera, dependiendo de nuestro karma, en casa o fuera
de ella.
Reflexionemos también en cómo las necesidades temporales pueden
convertirse en causa de muerte, en cómo hay más condiciones en el mundo
que ponen en peligro la vida que no las que la sustentan. Por lo tanto y de
nuevo, la hora de la muerte es incierta.
Incluso cosas que amparan la vida pueden ser también un riesgo, como por
ejemplo la comida: es posible morir mientras se come carne o pescado al
atragantarse con algún huesecillo o espina. También es posible que la muerte
acontezca si se derrumba la vivienda; hay quien es asesinado por discusiones
sobre dinero o en reyertas de borrachos; hay quien muere de sobredosis. Así
que aquello que supuestamente sustenta la vida la puede destruir. Por lo
tanto, la hora de la muerte es incierta.
Además, este cuerpo es extremadamente frágil, como una burbuja de
jabón. Incluso un suave movimiento puede causarle daño. En consecuencia,
es muy fácil poner en peligro la vida. Por lo tanto, la hora de la muerte es
incierta.
La hora de la muerte es incierta porque ocurre cuando la vida finaliza en
dependencia del karma previo, cuando los factores que apoyan la vida ya no
están presentes, y debido a la ignorancia.
Examinemos en nuestra mente si podemos saber cuándo vamos a morir.
Investiguemos si podemos albergar la seguridad de que ocurrirá dentro de
mucho tiempo, de aquí a diez años por ejemplo, o si realmente podemos estar
tan seguros de que vamos a vivir tanto tiempo. Examinemos también si,
como solemos pensar, podemos estar seguros de que mañana vamos a seguir
vivos: acostumbramos pensar que vamos a vivir durante mucho tiempo, pero
¿es seguro que viviremos hasta mañana? ¿Qué razones tenemos para pensar
que para entonces estaremos aún vivos? Del mismo modo, examinemos si
podemos tener la certeza de que vamos a seguir vivos esta noche, si vamos a
vivir lo suficiente como para poder acostarnos. ¿Qué convencimiento es el
que nos lleva a pensar que vamos a vivir todo ese tiempo? Si no podemos
encontrar ninguna evidencia de que definitivamente seguiremos existiendo,
entonces no podemos estar seguros de vivir lo suficiente como para irnos a la
cama esta noche.
Quizás pensemos: «Tengo esta sensación instintiva de que voy a seguir
existiendo. No veo nada que me indique que voy a morir en tal o cual
momento, simplemente albergo esta sensación». Hablamos mucho de
nuestros instintos, pero resulta que esta sensación instintiva se mantiene hasta
el momento mismo en que morimos. Incluso si fuéramos a morir dentro de un
minuto, seguiríamos teniendo esta sensación, la cual es el mayor obstáculo
para la práctica del dharma.
Muchos son los que se preocupan pensando: «¿Cuál es el método para
detener las distracciones? No soy capaz de concentrarme, no puedo hacer esto
o aquello». La razón por la cual tienen estos problemas es porque la
sensación instintiva antes mencionada («no voy a morir hoy, voy a seguir
existiendo, no moriré ahora ni moriré mañana») que siempre tenemos es un
impedimento para que nuestra concentración se sostenga; es una concepción
perturbadora a la que deberíamos poner fin meditando en la transitoriedad y
la muerte.
Por un momento, imaginemos a alguien atravesando una jungla infestada
de tigres. Alguien que conoce el peligro de ser atacado por uno de esos
animales y que por eso permanece en estado de alerta. De una forma
espontánea no se atreve a perder ni unos pocos minutos observando cualquier
otra cosa sin mirar si hay tigres alrededor. ¿Por qué esta extrema atención?
Del mismo modo actúa la persona que ha comprendido plenamente que la
hora de la muerte es incierta, que siente constantemente que la muerte le
podría llegar en cualquier momento, en la próxima hora o minuto, que piensa
de forma opuesta a como pensamos nosotros habitualmente. En efecto,
nosotros pensamos: «No me estoy muriendo, no voy a morir ahora»; pero la
persona que ha comprendido que la hora de la muerte es incierta piensa justo
lo contrario, el meditador piensa: «Moriré dentro de una hora, de un minuto,
esta noche», y por eso posee una gran energía para realizar toda acción de
manera honesta y perfecta. Por lo tanto, si meditamos en este pensamiento,
evitaremos los obstáculos para nuestra práctica y nuestra mente no se
distraerá con facilidad. Nuestra concentración durará mucho más porque ese
pensamiento y el miedo que lo acompaña no permitirán que caigamos bajo el
control de los obstáculos.
La muerte de Buda
Estando el maestro Buda Shakyamuni a punto de morir, se quitó los
hábitos, se tumbó y se dirigió así a sus discípulos: «Este es el último cuerpo
sagrado del Tathagata, así que observadlo». Un tathagata es un ser superior
que ha trascendido el sufrimiento y la mente ilusoria, así que cuando
pronunció tathagata, se refería a sí mismo. Entonces impartió su última
enseñanza: «Todos los fenómenos causados son transitorios; esta es la última
enseñanza del Tathagata». Al instante siguiente falleció.
Este fue su legado para nosotros los seres con mente oscurecida, lo más
importante que nos dejó: una enseñanza sobre la transitoriedad. Cuando
animó a sus discípulos a observar el último cuerpo sagrado del tathagata,
muchos de ellos se desmayaron, y algunos arhats incluso murieron, ya que no
podían soportar el ser testigos de su muerte.
Su último legado, lo más beneficioso que el maestro Buda Shakyamuni
pudo dejarnos para que nosotros entendiéramos y comprendiéramos fue esta
enseñanza acerca de la transitoriedad. Fue como su testamento, como el de
las personas comunes y corrientes, que suelen mencionar aquello que más
estiman, que en su caso son a menudo temas de dinero u otros a los cuales
están más aferrados. Al final de su vida, Buda nos dio una enseñanza sobre la
transitoriedad, toda su enseñanza finalizó de esta manera; esto es lo que nos
dijo: «Vosotros, seres con mente oscurecida, deberíais practicar el dharma, y
si no lo hacéis sólo habrá transitoriedad y muerte»; al decir esto, se refería al
sufrimiento. En efecto, la palabra transitoriedad encierra toda la extensión
del sufrimiento samsárico: «Vosotros, seres con mente oscurecida, deberíais
practicar el dharma porque vivís en el sufrimiento, vivís en la transitoriedad y
bajo el control de la muerte».
A la hora de meditar en la muerte, otra técnica útil es la de recordar a todos
los familiares y amigos fallecidos. En este caso, no nos referimos, como
antes, a los antepasados lejanos, sino a aquellas personas que hemos conocido
en esta vida.
Muchos de mis amigos y familiares de esta vida ya han muerto: laicos,
monjes, lamas y muchos más. Nunca llegué a conocer a mi abuelo, sólo
recuerdo a mi abuela: con el cabello gris, siempre llevando un rosario y
sentada cerca de la lumbre de la cocina. Durante mi estancia en el Tíbet, ella
enfermó y después perdió la vista, así que mi tío la cuidó durante muchos
años; la alimentaba, la acompañaba al baño, situado fuera de la casa, y la
volvía a entrar. Atendió a su madre durante mucho tiempo, hasta que murió,
y en sus ratos libres hacía postraciones.
También podría mencionar el caso de mi padre, pues cuando yo estaba a
punto de salir del vientre materno, él pasó a su siguiente renacimiento.
Durante mi infancia, todos los hermanos dormíamos juntos bajo el viejo
abrigo de mi padre, la chuba, como se conoce en tibetano, hecha de piel y
con el pelo por dentro. Dormíamos bajo el abrigo de nuestro padre y a veces
nos decíamos: «Esto perteneció a papá».
Mi madre tuvo varios hijos, pero muchos murieron antes de que yo
naciese. Ahora sólo vivimos tres, aunque pronto desapareceremos y sólo
quedarán nuestros nombres. La gente dirá: «Esta persona hizo esto y
aquello», pero nadie podrá ya ver nunca más nuestro cuerpo físico.
También está el caso de mi primera amiga occidental con la que mantuve
correspondencia al instalarme en India; la conocí por medio de nuestra
profesora, que era una monja budista, una de las primeras monjas budistas
occidentales, si no me equivoco. En un principio era cristiana, pero después
viajó a Ceilán, donde recibió los votos de un maestro theravada, y finalmente
se fue a vivir y trabajar a India. Por aquel entonces, corría el año 1959, se
produjo el alzamiento en Tíbet y muchos de sus habitantes escaparon a India,
donde esta monja formaba parte del comité de acogida para los refugiados
tibetanos organizado por el gobierno indio. En el puesto en el que trabajaba
casi todos los refugiados eran monjes que procedían de Lhasa.
Por medio de ella, decía, conocí a mi amiga epistolar occidental, ya que
una de las maneras como ayudaba a los monjes era buscándoles amigos
occidentales con quienes mantener correspondencia. La amiga que encontró
para mí era una señora judía con domicilio en Londres, quien algunas veces
me enviaba fotos de su juventud y otras veces, fotos actuales. Por aquel
entonces ella era ya muy mayor, por lo que yo, que era muy joven, estaba
bastante confundido, ya que no lograba identificarla en las fotos que me
enviaba; no me percataba de que en todas ellas se trataba de la misma
persona, sino que pensaba que eran dos personas distintas.
Aquella señora era inteligente y de buen carácter, y creo que escribió
algunos libros, aunque no leí ninguno. Durante siete años me escribió una
carta semanal: ¡acumulé un montón de ellas!, llenaban mi habitación, pero yo
sólo respondí ocasionalmente, quizá tres o cuatro veces en total. Contaba con
más de 87 años y demostraba mucho interés por entender el dharma, pero por
aquel entonces yo no podía hacer mucho por ayudarla ya que mi inglés era
muy escaso, y donde me encontraba tampoco había tibetanos que pudiesen
escribir bien en ese idioma.
Un día, la avalancha de cartas se detuvo y me pregunté qué le habría
ocurrido. Creo que ella pensó que si me explicaba que se iba a someter a una
operación quirúrgica me iba a preocupar y por eso no me contó nada. Cuando
salió del hospital, intentó reiniciar la correspondencia pero su letra ya no era
buena, ya no tenía la energía suficiente para redactar y necesitó la ayuda de
una chica para finalizar la carta. Fue la última carta que recibí, y en ella me
decía que le acaban de dar el alta en el hospital.
Le envié un regalo pero no estoy seguro de que lo recibiera a tiempo.
Después de aquello, un día soñé que estaba cerca de mi casa y alguien me
entregaba una carta blanca; al día siguiente de haber soñado aquello, recibí
una carta exactamente igual a la del sueño, escrita por una amiga suya, que a
su vez era amiga epistolar de otro lama, en la cual explicaba que mi amiga
había muerto. Los más de mil monjes que compartíamos el lugar hicimos
pujas para ella, e incluso algunos maestros de su santidad el Dalái Lama y
otros altos lamas oraron para que tuviese un buen renacimiento. Fue
incinerada y sus cenizas se esparcieron por su jardín. Antes de su muerte,
donó las pinturas que yo le había enviado desde India a un centro tibetano
local. Esta es otra pequeña historia que ilustra la transitoriedad.
Del mismo modo que todo esto les ocurre a los demás, también nos
ocurrirá a nosotros. Nuestra primera estudiante occidental, por poner otro
ejemplo, la monja Zina, planeaba acudir a Katmandú y Dharamsala para
recibir enseñanzas de nuestros maestros e hizo muchos preparativos para
realizar el esperado viaje. Sin embargo, justo antes de descender de las
montañas donde se encontraba haciendo un retiro, de forma repentina cayó
enferma, y murió tres o cuatro días más tarde. Durante esos últimos días
estuvo postrada en la cama, pero justo antes de morir se incorporó,
sosteniendo el rosario en la mano. Su hija estaba ahí, mirándola a los ojos y
suplicándole que no se muriera. Sin embargo, si bien cuando falleció, la niña
lloró mucho, al cabo de un par de días ya jugaba en el patio con toda
normalidad.
Aunque enferma, Zina dispuso de algo de tiempo para preparar su muerte.
Seguro que le habría gustado completar todos sus planes, pero de improviso
su vida terminó antes de tener tiempo para ello. Aún así tuvo la fortuna de
morir como monja; es decir, más afortunada que muchos de los que fallecen
en sus costosos y bonitos apartamentos rodeados de parientes y pertenencias.
Zina murió en una habitación diminuta y muy sencilla habiendo pasado su
último año en retiro. Además, sentía un deseo constante de ayudar a los
demás, especialmente a los occidentales, mientras que a la vez estaba
preocupada porque se sentía incapaz de hacerlo. No le fue posible ni firmar la
última carta que nos envió.
Lo aquí expresado no es más que pura lógica. Incluso dentro de una hora,
es más probable estar muerto que vivo. Porque como la muerte es inevitable,
lo que es seguro es que no viviremos eternamente y, por lo tanto, la certeza
de la muerte es mayor que la de la existencia, incluso en este mismo instante.
Pensar así es extremadamente útil.
Si examinamos nuestra mente comprobaremos que es cierto, y no porque el
maestro Buda Shakyamuni lo apuntase, sino porque es la evolución natural.
Es más probable la muerte que el continuar viviendo, incluso en este
momento; así que es más provechoso hacer algo que sea beneficioso para las
vidas futuras que no algo que beneficie sólo el cuerpo actual. Nunca
estaremos seguros del momento en el que vamos a tener que abandonar este
cuerpo. Por ello, en momentos de mucha agitación, durante un enfado por
ejemplo, es más útil reflexionar acerca de la muerte que no sobre las
profundas enseñanzas de la vacuidad, que es una materia que no entendemos
a fondo. En términos generales, reflexionar sobre la vacuidad es algo
profundo, pero cuando nos encontramos con un problema inmediato, pensar
en la muerte es aún más profundo.
Cuando tenemos un problema con alguien, como cuando sentimos avaricia
extrema, aferramiento a las posesiones o a una persona, enfado, orgullo, o
cualquier otro estado negativo de la mente, habría que intentar pensar lo
siguiente, para detener la creación de karma negativo, serenar nuestra mente
y alejar la confusión: «El maestro Buda Shakyamuni dijo que la muerte es
más probable que el continuar viviendo, así que si voy a morir ahora mismo,
si mi respiración se va a detener ahora mismo, ¿de qué me sirve estar
enfadado?». ¿Por qué estar enfadado, sentir orgullo o estar apegado? Ello
carece de utilidad, ya que es evidente que no nos podremos llevar a la
persona a la cual estamos apegados a la próxima vida. Todo lo que hacemos
es crear más causas de sufrimiento. Cada vez que surja apego hacia otras
personas deberíamos pensar: «Es más seguro que deje este cuerpo que no que
permanezca en él. No hay garantía de que no vaya a abandonar mi cuerpo
ahora mismo». Pensemos, desde lo más profundo de nuestro corazón, que
estamos a punto de dejar este cuerpo.
Pensar de esta manera es verdaderamente útil, porque si realizamos bien
esta práctica, de repente, toda sensación de incomodidad se disipará, y
nuestra mente negativa se relajará y nos daremos cuenta de que enfadarnos
no sirve para nada, descubriremos por nosotros mismos que es absurdo. De
esta forma, no causaremos problemas a los demás, la mente se suavizará y
dejaremos de crear karma negativo y más confusión. Actuar así es muy
práctico: se trata de utilizar la meditación en el momento crítico, no en vano
es la meditación un instrumento para acabar con los problemas, no es algo
que se puede practicar sólo en la quietud de una montaña. Las meditaciones
como estas sobre la muerte están pensadas para resolver problemas; si no se
utilizaran para este propósito, ¿de qué servirían?
Protección inmediata
A medida que nos vamos acercando a la muerte es muy recomendable
pensar: «Voy a experimentar la muerte para beneficio de todos los seres». De
esta manera morimos por los demás, que es la mejor manera de morir. Todos
los budas y bodisatvas, todos los seres santos nos admirarán y se sentirán
satisfechos de que muramos con este pensamiento, que es el mejor camino
para abrir la puerta a toda felicidad. Al morir de esta manera, no habrá ni
miedo ni un renacimiento en los reinos inferiores de los infiernos, ni tampoco
como animal o espíritu hambriento.
La práctica más importante es la bodichita, seguida de los cinco poderes.
Ambas confieren una protección inmediata, y deberíamos aprenderlas y
ponerlas en práctica; deberíamos recordar los cinco poderes a diario y estar
preparados para morir cualquier día, ya que la muerte puede suceder en
cualquier momento. No esperemos a padecer cáncer o cualquier otra
condición adversa, porque hay muertes prematuras o a destiempo. Si
pensamos: «Ya practicaré los cinco poderes en el futuro», quizá la muerte se
adelante a ese futuro, mientras que si la mente está centrada en la práctica de
los cinco poderes cada día, aunque haya un terremoto, suframos un accidente
de tráfico, o padezcamos alguna enfermedad grave, la mente ya estará
preparada. Los cinco poderes también son una ayuda inmediata para aliviar el
miedo a la muerte. Este es mi principal consejo en relación con el miedo a
morir.
oración del camino gradual común , que tratan del estadio gradual de
3
mendicante renació como una serpiente que fue capturada por Buda en la
jungla; el reptil se enfadó, con tal grado de intensidad que el bosque entero
ardió y la serpiente renació en los infiernos; su consciencia transmigró a los
infiernos. La lectura de la historia es que el cuerpo humano del monje
plenamente ordenado fue consumido por el fuego del apego y eso le hizo
transmigrar al cuerpo de una serpiente, cuyo cuerpo, más adelante, fue
quemado por el enfado, provocando así su transmigración a los reinos
infernales, donde el cuerpo de ese ser infernal también fue consumido por el
fuego, así que finalmente los tres cuerpos fueron consumidos por las llamas.
También se cuenta la historia de alguien que, por estar obsesionado con un
oro enterrado, renació como una serpiente, y más adelante se vio forzado a
ofrecer el oro a Buda.
Si estamos apegados al cuerpo de alguien o al nuestro de ahora, esta puede
ser la causa de renacer como gusano dentro de este mismo cuerpo. En la
antigua India se encontró, tirado en la orilla del océano, el cadáver de una
mujer en cuyo interior habitaba un gusano que parecía una serpiente y que se
deslizaba sin parar, entrando y saliendo por los orificios del cadáver, la boca,
la nariz, los oídos, los ojos y demás. Se decía que el gusano era la
encarnación de una chica que estaba muy apegada a sí misma, siempre
mirándose en el espejo, lo que provocó que renaciera como un largo gusano
que recorría su propio cadáver. Hay otra historia de un humilde monje que
estaba extremadamente apegado al dinero y que después de morir renació
como una rana que se pasaba el tiempo aferrándose a ese dinero con sus
ancas.
El proceso de la muerte puede resultar muy difícil en algunas personas por
culpa del aferramiento. De nuevo y para ilustrar esto, el gran ser iluminado
Pabongka Dechen Nyingpo explicó la historia del viejo monje de Amdo que 16
estaba apegado a las comidas con grasa y lo estaba pasando mal durante el
proceso de la muerte. Aunque conocía las técnicas meditativas y los métodos
tántricos para transferir la consciencia, a la hora de la verdad tuvo muchas
dificultades y se sentía incapaz de realizar la transferencia de su consciencia a
la tierra pura de Buda. Un gran lama de Amdo llamado Gungtang
Jampälyang se dio cuenta de que el monje se resistía a morir y no transfería
su consciencia, así que utilizó sus medios hábiles y le dijo: «Anhela partir
hacia la tierra pura de Tushita. La comida grasa allí es aún mejor que la que
tomamos durante los festivales sagrados en el séptimo mes de cada año». Y
el monje expiró inmediatamente después de escuchar estas palabras.
Como existe el riesgo de que nosotros también tengamos que enfrentarnos
a dificultades parecidas, es muy urgente que renunciemos al aferramiento. Si
no practicamos el soltar el aferramiento, el deseo y demás ahora, cuando nos
llegue la muerte nos podrán pasar cosas similares a las de las historias
mencionadas.
Shariputra, el discípulo más cercano a Buda y poseedor de una gran
sabiduría, marchó un día a pedir limosna a la ciudad y fue a parar a una casa
donde el padre solía comer pescado del estanque vecino. Pues resulta que
cuando el padre murió renació como un pez en dicho estanque. Por su parte,
la madre estaba muy apegada a la vivienda, así que ella renació como el perro
del marido. El enemigo del padre, que había violado a la madre y que fue
ejecutado por ello, renació como su hijo debido al gran apego que sentía por
ella. Y se cuenta que el hijo pescó al pez, su padre, y se lo comió, y mientras
se lo comía, el perro, su madre, roía las espinas, por lo cual su hijo le propinó
un par de golpes. En cambio, el hijo pequeño, que era su anterior enemigo,
descansaba ahora sentado en sus rodillas. Shariputra observó esta escena a
través de la ventana de la casa y dijo:
en la próxima vida. Lama Tsong Khapa hizo especial hincapié en este tipo de
renacimiento, ya que una vez conseguido puede resultar muy eficaz en la
obtención de logros y en el avance en el camino a la liberación o al completo
despertar.
De la misma forma, si uno muere con pensamientos negativos de enfado,
aferramiento e ignorancia, no podrá disponer más adelante de un cuerpo
humano con todas las oportunidades para practicar el dharma, como lo sería
vivir en un lugar con las cuatro ruedas del dharma mahayana . La primera de
19
Por lo que hay que detener el aferramiento a este cuerpo en todo momento
y circunstancia: al ser felices o al sufrir o incluso a la hora de la muerte.
Por el hecho de tener un cuerpo y estar apegado a los placeres físicos es
por lo que las personas se implican en toda clase de conductas sexuales
erróneas, y por lo que los que están ordenados rompen sus votos raíz. Debido
al aferramiento al placer físico, la gente roba, mata, miente, calumnia, increpa
y demás. El aferramiento al cuerpo hace emerger la codicia de utilizar el
cuerpo de otros para alcanzar confort físico y placer.
Debido a que estamos tan aferrados a las necesidades físicas y al placer
sensorial, cuando alguien interrumpe nuestra comodidad puede desatar en
nosotros la hostilidad, la generación de visiones erróneas e incluso el
abandono al maestro, que es la raíz del camino al despertar. El aferramiento
al cuerpo provoca que la gente cree el karma negativo de consumir alcohol,
que, a su vez, crea las causas para renacer en el infierno caliente más intenso
y en los grandes infiernos, por lo que se experimenta sufrimiento durante
miles y miles de millones de años; también hace madurar el sufrimiento
debido al karma de haber golpeado a otros y de ser golpeado por los demás.
Todo esto es por causa de poseer un cuerpo.
También, debido a este aferramiento, desperdiciamos cantidades ingentes
de dinero. En efecto, hay un gran abanico de objetos que se utilizan con
aferramiento al cuerpo y que, además, nos cargan con las mayores facturas de
nuestra vida. Asimismo, nos hacen malgastar esta preciosa vida humana
dedicándola a cuidar del cuerpo. Hay tanto tiempo de esta preciosa vida
humana que se escapa de las manos a causa del aferramiento, para obtener
todo lo que el cuerpo necesita… ¡Qué cantidad de precioso tiempo
desperdiciado!
Por ello es conveniente reflexionar sobre lo que realmente es el cuerpo: un
esqueleto sujeto por diferentes tejidos y segmentos de músculos, lleno de
órganos, venas, sangre y otros fluidos; con una capa de piel que lo cubre, y
adornado por pelo, uñas y dientes. En su estado natural ninguna de estas
cosas parecería atractiva: el cuerpo está repleto de sustancias malolientes y
repulsivas, y tampoco lo que sale de él es muy atractivo. Entonces, ¿por qué
estar tan aferrados al cuerpo y sufrir tanto por él ?
24
En todo caso, es necesario reflexionar acerca de todo esto, hay que extraer
una clara conclusión: «¡No voy a tomar nunca más este cuerpo negativo, que
acarrea tantos males! Después de esta vida, no tomaré nunca más un cuerpo
que comporta el sufrimiento creado por el karma y los engaños. Emplazaré
esta mente, que carece de esencia, en su naturaleza última, que no posee
existencia verdadera, el estado del dharmakaya».
Así que uno ha de pensar: «No permitiré que surjan el aferramiento al yo,
ni las distorsiones mentales o las distorsiones derivadas . Nunca permitiré
27
Además:
Toda la alegría del mundo viene de desear que los demás sean felices,
y todo el sufrimiento, del deseo de la propia felicidad.
Incluso Buda fue una vez como nosotros: adolecía de las mismas
delusiones, engaños y problemas. Pero Buda al dejar atrás el yo para pensar
en los demás fue capaz de completar el camino del método y la sabiduría; no
sólo de alcanzar la liberación de los océanos de sufrimiento del samsara, sino
también de cesar los oscurecimientos burdos y sutiles y conseguir los dos
kayas: el dharmakaya y el rupakaya. Y aún más, también les mostró a
innumerables seres de este mundo el camino a la liberación y al despertar, y
en consecuencia, innumerables seres de este mundo se han liberado y han
conseguido la budeidad.
De forma parecida, Buda también liberó a un sinfín de seres en muchos
otros universos del océano de sufrimiento del samsara, conduciéndolos al
despertar. Buda ilumina en cada segundo a innumerables seres, sin esfuerzo,
de forma espontánea, y para conseguirlo, trabaja hasta que cada uno de ellos
es conducido a la budeidad. Y lo repito: todo esto se debe a que cambió su
actitud egoísta por una altruista.
Hemos de pensar: «Por haber sido infantil hasta ahora y no haber cambiado
nunca de actitud, por haber estado siempre aferrando al yo, no he alcanzado
el despertar ni la liberación del samsara. Antes al contrario, he estado
experimentando los océanos de sufrimiento comunes del samsara y en
particular los océanos de sufrimiento de los seres del infierno, los océanos de
sufrimiento de los pretas, de los animales, de los humanos, de los asuras y de
los suras, y también los océanos de sufrimiento de los seres del estado
intermedio».
«Es terrible saber que debido al pensamiento egoísta he estado sufriendo
desde tiempos sin principio. El pensamiento egoísta no me ha permitido
recorrer el camino gradual común de los seres de capacidad inferior, de los
seres de capacidad intermedia o de los seres de capacidad superior . No me
33
logros de los estadios iniciales del camino al despertar (lam rim), como el
reconocimiento de la muerte, la transitoriedad o el karma. Mi continuo
mental ha estado desprovisto de todo logro desde renacimientos sin
principio.»
«Este pensamiento egoísta es lo que más me perjudica. ¡Es más nocivo que
cualquier otra cosa! Mientras permanezca en mi corazón, jamás alcanzaré el
despertar ni la liberación del samsara, ni tampoco ninguno de los logros de
las etapas del camino. En cambio, sí experimentaré los sufrimientos generales
del samsara y los particulares océanos de sufrimiento del reino de los
infiernos, los océanos de sufrimiento del reino de los pretas, del reino de los
animales, del reino humano, los océanos de sufrimiento del reino de los
asuras y de los suras y los océanos de sufrimiento de los seres del estado
intermedio, una y otra vez, sin fin.»
Considerando todo el daño que ha provocado en el pasado y todo el que
causará en el futuro, no hay peor pensamiento, ni uno más dañino, ni uno que
espante más, ni tan siquiera más peligroso, que el pensamiento egoísta. Es el
pensamiento egoísta el que proporciona dificultades a las personas, desde los
vagabundos hasta los monarcas, pasando por gobernantes o multimillonarios,
el que perjudica la reputación sea cual sea la posición social que se mantenga,
bien sea precaria o privilegiada. Es debido a este pensamiento egoísta que el
apego, el enfado y todo tipo de ignorancia y demás engaños aparecen. En
efecto, se realizan acciones que dañan a los demás porque la única meta es
buscar la propia felicidad. Uno se aprovecha de los demás; los perjudica, los
engaña o los estafa, les hace pasar apuros y dificultades y les fuerza a vivir
situaciones indeseadas.
Si constantemente seguimos al pensamiento egoísta, así como al
aferramiento y al enfado, cualquier acción que llevemos a cabo hacia los
demás siempre será negativa. Como provocaremos sufrimiento en los demás,
entonces, nos ganaremos una mala reputación y cabe la posibilidad incluso de
que nos encierren en prisión, que nos multen, que nos lleven a juicio, que nos
demanden y que, por todo ello, perdamos dinero.
Un claro ejemplo de esto son los alcohólicos que, debido a su adicción,
desperdician toda su vida. Huelga decir que no son capaces de practicar la
meditación, ni de vivir con rectitud, ni les es posible llevar una vida normal.
No pueden trabajar, perjudican su cuerpo y a su familia. Cuando su mente se
descontrola se vuelven violentos incluso con los suyos, enloquecen y pueden
llegar a matar además de poner en riesgo su propia vida. Su vida entera se
vuelve de esta manera, muy triste y como una alucinación.
Algo similar sucede con los ladrones: al seguir su pensamiento egoísta,
roban una y otra vez, en vez de practicar renuncia y estar satisfechos con lo
que poseen. Las personas que roban crean problemas constantemente,
adquieren mala reputación y tienen una y otra vez complicaciones con la
policía.
Con una mente así, aunque no quieran sufrir todo este tipo de castigos ni de
dificultades, las han de afrontar una y otra vez y, aunque nadie termine
asesinándolos, pueden acabar suicidándose, pues cuando surgen problemas
emocionales que no se pueden controlar, la conclusión inmediata y más
sencilla es suicidarse, porque no hay espacio en la mente para pensar en otra
solución. La falta de virtud y los actos inmorales del pasado así como el
karma negativo hacen surgir problemas emocionales; en momentos así, no
hay fortuna, el karma positivo es débil y el negativo poderoso, así que es fácil
ser dañado por espíritus cuya influencia impulsa a matar o pensar en el
suicidio. Es así como las personas piensan en saltar hacia su propia muerte y
en cometer todo tipo de actos que en condiciones normales no harían. Lo
mismo ocurre con el aferramiento y la aversión: cuando uno va detrás del
pensamiento egoísta no puede controlar esa mente negativa.
Otro ejemplo lo constituye las dificultades en las relaciones, en las cuales
se experimentan problemas una y otra vez debido, de nuevo, a las desventajas
del pensamiento egoísta. El aferramiento surge, y por seguirlo, hay quien
mata a su marido, a su esposa, o a otras personas.
El egoísmo es, a mayor escala, la causa de todas las guerras. De hecho,
estas constituyen un claro ejemplo, pues cuando el egoísmo invade la mente y
el corazón de alguien, al mismo tiempo, aparecen el orgullo y el
aferramiento, y, entonces, ese alguien puede utilizar su poder y riqueza para
dañar o asesinar a multitud de gente. Al hacerlo, acumula tal cantidad de
karma negativo que es difícil imaginar cómo podrá alguna otra vez volver al
reino humano; es difícil imaginar cómo podrá escapar de los reinos inferiores
y obtener un renacimiento humano ordinario, y es también difícil imaginar
los terribles sufrimientos que deberá experimentar durante eones. Ahora bien,
aunque en tiempos de conflicto armado muchos millones de seres humanos
sufran, si lo comparamos con el número de animales que sufren, este es
todavía mayor.
El pensamiento egoísta es también la causa de que los practicantes de
dharma cometan errores o sean incapaces de confiar correctamente en el
amigo virtuoso. Soltando el pensamiento egoísta y siguiendo al amigo
virtuoso es como se puede practicar una devoción correcta hacia él. Si
seguimos el pensamiento egoísta en vez de al amigo virtuoso, entonces, al
ignorar sus consejos, las visiones erróneas hacia él abundaran, así como el
enfado y los pensamientos negativos, capaces incluso de dañar directamente
al amigo espiritual. Todos los obstáculos para practicar el dharma, obtener
logros espirituales y alcanzar rápidamente la liberación y la budeidad se
deben al pensamiento egoísta. Así pues, el egoísmo nos causa problemas y
debido a él somos incapaces de practicar, pero, sin embargo, sí somos
capaces de cometer errores en relación al amigo espiritual.
Todos esos puntos son, en suma, los inconvenientes del pensamiento
egoísta. El egoísmo destruye la raíz del camino (la devoción correcta al
amigo espiritual), hecho que, a su vez, perjudica todos los logros hasta el
despertar, y, por consiguiente, impide que seamos capaces de liberar a otros
seres y conducirles al despertar, con lo cual también obstaculiza y perjudica
el bienestar de todos ellos.
Otra forma en la que el pensamiento egoísta daña la práctica del dharma es
que impide la obtención de shamata. El término shamata (calma mental) se
refiere al adiestramiento superior de la concentración, que es la base para el
adiestramiento superior de la sabiduría, o visión superior, que, a su vez, es la
base para lograr el camino de los aryas: la sabiduría que conoce directamente
la vacuidad y que extingue definitivamente todas las obstrucciones a la
liberación, tanto las adquiridas como las innatas. Sin esta sabiduría que
conoce directamente la vacuidad no se puede obtener la liberación, el estado
de felicidad imperecedera.
Y, en efecto, el pensamiento egoísta nos crea obstáculos para lograr
shamata. En primer lugar, el aferramiento al yo genera deseo y aferramiento
hacia esta vida, y además nos amilana a la hora de tomar votos o preceptos,
por lo que no les prestamos la debida atención y los rechazamos o, en caso de
haberlos tomado, el aferramiento al yo no nos deja guardarlos sin tacha. Y
este último es otro de los inconvenientes del aferramiento al yo, ya que como
el pensamiento egoísta obstaculiza la práctica de la moralidad, perjudica
nuestra habilidad para lograr shamata, la meditación que permanece en la
calma. Llegados a este punto, hay que recordar que una vez se obtiene la
concentración en un solo punto uno es capaz de concentrarse todo el tiempo
que desee pues la mente se encuentra libre de agitación y de sopor, que son
los dos obstáculos para la concentración perfecta. Ahora bien, aunque
intentemos lograr la calma mental, si hay aferramiento al yo no obtendremos
un buen resultado, porque genera numerosos obstáculos y muchas emociones
que nos impiden continuar o completar la meditación. Estos obstáculos, las
emociones y pensamientos negativos, y en particular el aferramiento, están
todos relacionados con el aferramiento al yo. Además, el pensamiento egoísta
puede causarnos enfado, que, a su vez, sea la causa de la enfermedad del
rlung , por lo que se vuelve muy nocivo. Por consiguiente, todo esto no hace
35
Por otro lado, me gustaría mencionar aquí que la postura para la práctica de
la transferencia de la consciencia es la de estar tumbados en la posición del
león, mientras recordamos que Buda pasó al estado libre de aflicciones en
esta misma posición. Resulta muy útil recordar a Buda porque planta la
semilla de la iluminación y nos protege de renacer en los reinos inferiores,
dificultando, además, que seamos controlados por engaños y favoreciendo los
pensamientos virtuosos. Hay que tumbarse sobre el costado derecho con la
cabeza orientada hacia el norte y con la mejilla reposando sobre la mano
derecha. Se bloquea el orificio nasal derecho con el dedo meñique de la mano
derecha para que no circule el aire y se coloca la mano izquierda sobre el
muslo izquierdo, respirando a través del orificio nasal izquierdo mientras se
realiza tong len . 40
El hecho de adoptar esta postura del león como hizo Buda cuando falleció
puede ya representar una gran diferencia en la manera de morir, pues
semejante postura facilita el poder renacer en una tierra pura de Buda.
Puede que alguien se pregunte cómo es posible renacer en una tierra pura
de Buda sólo por meditar en bodichita, y la respuesta se ilustra en diferentes
relatos. El primero, sobre el gueshe kadampa Chekawa , quien siempre
41
rezaba para renacer en los reinos infernales para ayudar a los seres. Un día, a
punto de morir, le pidió a su asistente que realizara ofrecimientos en el altar,
y le comentó: «No ha salido bien, siempre he rezado para renacer en los
reinos infernales para el beneficio de los seres pero no es lo que está
sucediendo hoy, ¡veo aparecer las tierras puras!». También se cuenta una
historia similar acerca de gueshe Potowa.
En otra historia se narra que, cuando una madre y su hija fueron arrastradas
por una corriente, ambas generaron mutua compasión y renacieron en la tierra
pura de Tushita.
En otra, se cuenta que en el sur del Tíbet, en la región de Lokha, donde
Milarepa construyó una torre de nueve pisos y donde los gueshes kadampa
establecieron monasterios y ermitas, se encontraba un bote hecho de piel de
animal a punto de naufragar debido a que estaba sobrecargado. Entre todas
las personas en él alojadas, había un mensajero que decidió lanzarse al agua
para proteger a los demás, y al hacerlo, no sólo un arco iris irradió de su
cuerpo, sino que además se salvó.
Así que no hay duda de que generando bodichita, sea artificial o
espontánea , renaceremos en el mejor lugar. El gueshe kadampa Chekawa
42
dijo:
No hay una técnica mejor que esta, pues aunque recemos para renacer en
los infiernos, naceremos en una tierra pura de Buda. Así que frente a
cualquier dificultad que atravesemos, como la muerte, una enfermedad o
cualquier adversidad como tener una mala reputación, ser criticado y demás,
debemos recordar y aplicar siempre la técnica de la transformación de la
mente del tomar y dar.
Además, el ser excelso y despierto Pabongka Dechen Nyingpo explicó que
aunque pensemos que el powa (técnica especial tántrica para transferir la
consciencia a una tierra pura) o la recitación de los mantras HIK y PHE, y el
obtener signos de haber logrado el powa son algo excepcional, no es del todo
así. De hecho, si nos entrenamos en recitar numerosas veces la sílaba HIK sin
ninguna visualización, puede que obtengamos un signo de la transferencia de
la consciencia en la coronilla, pero será simplemente debido a la acción de los
vientos, es decir, no se trata de algo a lo que debamos aspirar. La técnica del
lo jong (transformación de la mente) para la transferencia de la consciencia a
través de la transformación de la mente no utiliza los mantras mencionados,
y, no obstante, la práctica de transferir la consciencia utilizando la
transformación de la mente es la más profunda de todas las técnicas tántricas
de transferencia .
44
Epílogo
Estos consejos están dirigidos a practicantes budistas, pero pueden servir
de base en la elaboración de alguna otra guía para no creyentes o para
aquellos que nunca han oído hablar del budismo ni lo han estudiado. Cuando
se intente ayudar a personas no budistas, podemos utilizar estos consejos
como base para explicar lo que hacer, podemos escoger y seleccionar aquello
que pueda ser de mayor ayuda y que mejor se adapte a la persona. De esta
forma, los cinco poderes servirán para ayudar.
En las enseñanzas no se detalla la relación de los cinco poderes con el
momento de la muerte, pero en este libro, como se trata específicamente el
tema de la muerte, me he extendido en la explicación de los cinco poderes en
este crucial momento en particular. En las enseñanzas, por otro lado, la
explicación de los cinco poderes a la hora de la muerte está precedida por la
práctica de los cinco poderes durante la vida, que contiene los temas de la
meditación en bodichita, intercambiarse por los demás, los inconvenientes de
aferrarse al yo y la forma de integrar los cinco poderes en la vida de cada
uno, pero aquí no hay una gran necesidad de extender la explicación para los
que ya estén familiarizados con esos temas, que pueden concentrarse
directamente en los puntos esenciales. La manera en que cada uno utilice
estas instrucciones es una cuestión individual y, si bien existen explicaciones
muy extensas sobre alguno de los poderes, el practicante tiene que volver a
los puntos esenciales, a la conclusión.
Meditación: Tomar y dar (tong len)
Introducción
Tomar
En primer lugar, generamos compasión pensando en cómo los seres sufren
constantemente aun sin desearlo, bien debido a que ignoran las causas del
sufrimiento o bien a que, incluso conociendo sus causas, la pereza les impide
abandonarlo.
Pensamos: «Qué maravilloso sería si todos los seres se libraran del
sufrimiento y de sus causas, el karma y los engaños».
A continuación generamos gran compasión, pensando: «Yo mismo los
liberaré de todo su sufrimiento y de sus causas».
Al inspirar, imaginamos que tomamos todo el sufrimiento y las causas del
sufrimiento de los seres, que entran por la nariz en forma de humo negro. Si
tenemos una enfermedad o cualquier otro problema, nos centramos primero
en los innumerables seres que padecen nuestro mismo problema, y después
pensamos en todas las otras dificultades experimentadas por los demás, así
como en sus causas, de manera que, al ir inhalando lentamente el humo
negro, estamos tomando todo este sufrimiento y sus causas. Es como arrancar
una espina clavada: estamos liberando, de forma inmediata, a los
innumerables seres de todo su padecimiento.
Después tomamos los oscurecimientos sutiles de los arhats y los bodisatvas
superiores. Por lo que respeta a los maestros y los budas, no hay nada
negativo que podamos tomar de ellos; todo lo que podemos hacer es hacerles
ofrecimientos.
El humo negro entra por la nariz y se absorbe en el pensamiento egoísta
que se encuentra en nuestro corazón, destruyéndolo por completo. Nuestro
egoísmo, creador de todos los problemas, deja de existir; es como dirigir un
misil directo a su diana: nos estamos dirigiendo directamente a la diana de
esta meditación, que no es otra que el egoísmo.
Tomamos también los entornos indeseables en que viven algunos seres:
imaginamos que inspiramos, en forma de humo negro que entra por la nariz,
todos los lugares indeseables donde habitan. Así, imaginamos que inspiramos
la tierra quemada, caliente y roja de los infiernos calientes, el hielo de los
infiernos fríos, los ambientes inhóspitos de los espíritus hambrientos y los
animales, los lugares inmundos en que viven algunos humanos. El humo
negro desciende a nuestro corazón, donde se absorbe en nuestro pensamiento
egoísta, destruyéndolo completamente y haciendo que deje de existir.
El egoísmo proviene de la ignorancia que sostiene el concepto de un yo
verdaderamente existente. Aunque este «yo verdaderamente existente» no
existe, es falso, lo queremos y lo consideramos como el más precioso e
importante de todos los seres.
En el mismo instante en que nuestro egoísmo se vuelve completamente
inexistente, el falso yo sostenido por la ignorancia como verdaderamente
existente se vuelve también completamente vacío, tal como es en realidad.
Hemos de meditar tanto tiempo como nos sea posible en esta vacuidad, la
naturaleza última del yo.
Meditar en vacuidad de esta forma tiene una gran fuerza purificadora:
purifica la causa real de la enfermedad y, por lo tanto, es la mejor forma de
curarla.
Dar
A continuación generamos amor pensando que, aunque el deseo de todos
los seres es el de ser felices, no lo consiguen sea porque ignoran las causas de
la felicidad o porque la pereza les impide crear dichas causas. Y si bien puede
ser que efectivamente consigan una felicidad temporal, aún les faltaría la
felicidad última del pleno despertar.
Pensamos: «Qué maravilloso sería si todos los seres tuvieran felicidad y las
causas de la felicidad».
A continuación generamos el gran amor bondadoso: «Yo mismo les llevaré
a alcanzar la felicidad y sus causas».
Visualizamos nuestro cuerpo como la joya que concede todos los deseos a
todos los seres y que damos todo lo que tenemos a cada uno de ellos. Así,
damos todo nuestro karma positivo de los tres tiempos y toda la felicidad que
de él deriva, hasta el despertar; entregamos nuestras posesiones, familia y
amigos, y también nuestro cuerpo, visualizado como una joya que concede
los deseos. Hacemos además ofrecimientos a todos los seres que han
alcanzado el despertar.
De esta forma, los seres reciben todo lo que quieren, incluyendo todos los
logros del camino hacia la iluminación. Aquellos que quieren un amigo, lo
encuentran; los que quieren un maestro, encuentran un maestro perfecto;
quienes quieren un empleo, lo hallan; si necesitan un médico, encuentran uno
eficaz; si necesitan medicamentos, encuentran medicinas efectivas, y, para
aquellos que sufren enfermedades incurables, nosotros mismos nos
convertimos en la medicina que los sanará.
El mayor de los problemas de los humanos es la dificultad de encontrar un
medio de vida, y por eso imaginamos que cada uno de ellos recibe una
abundante lluvia de dinero proveniente de nuestro propio cuerpo, que es una
joya que concede todos los deseos. También podemos imaginar que el
entorno en que vivimos se transforma en una tierra pura, por ejemplo la tierra
pura de Amitabha o del Buda de la Compasión, y desde allí damos a todos los
seres humanos todo lo que quieren, incluyendo una tierra pura colmada de
ornamentos perfectos, que son el medio para generar en su mente el camino
hacia el despertar, que al final todos ellos logran.
De forma similar damos a los dioses mundanos, los asuras y los suras, todo
lo que necesitan como, por ejemplo, protección, y así ellos también alcanzan
el despertar.
Cuando hacemos la práctica de dar a los seres de los infiernos,
transformamos completamente su entorno en una tierra pura y llena de gozo,
con ornamentos perfectos y sin sufrimiento alguno. Visualizamos los
infiernos como si fueran reinos puros, tan bonitos como sea posible; las casas
de hierro de los que allí moran, que son como el fuego, devienen mandalas y
palacios repletos de joyas, y todos los seres de los infiernos reciben lo que
necesitan y alcanzan el despertar.
Hacemos lo mismo con los espíritus hambrientos: transformamos su
entorno en un reino puro y les ofrecemos manjares variados con sabor a
néctar, de forma que reciben todo lo que necesitan, y especialmente el
objetivo final, el despertar.
Dado que lo que más necesitan los animales es protección, nos
manifestamos como alguna deidad furiosa como, por ejemplo, Vajrapani,
para protegerlos del ataque de otros animales. Hacemos que reciban todo lo
que quieren, y todo lo recibido deviene la causa para que generen el camino y
alcancen el despertar.
También damos a los arhats y a los bodisatvas: les damos cualquier logro o
comprensión que necesiten para completar el camino hacia el despertar.
Después de que todos los seres hayan alcanzado así la iluminación, nos
alegramos: «Qué maravilloso es que haya podido llevar al despertar a todos y
cada uno de los seres vivos».
Integrar la práctica de tomar y dar en el momento de
la muerte
El momento justo antes de morir es clave, y si en ese instante conseguimos
usar esta meditación para transformar la mente en bodichita, eso sería mejor
que haber ganado el premio gordo de la lotería. En lugar de rechazar la
muerte y temerla, es posible utilizarla para desarrollar la mente en el camino
hacia el despertar; pero si no somos capaces de realizar esta meditación en
ese preciso momento, habremos perdido una oportunidad increíble de
ayudarnos y de ayudar también a los demás.
Hemos de intentar hacer de nuestra muerte algo beneficioso para los otros
seres, y eso hay que aplicarlo incluso en el momento mismo del tránsito,
pensando: «En el pasado deseé tomar yo mismo el sufrimiento que la muerte
acarrea en otros, y ahora estoy experimentando la mía propia en nombre de
todos los seres que están muriendo en este mismo instante y de los que
fallecerán en el futuro. Qué maravilloso sería que todos ellos pudieran
liberarse del sufrimiento de la muerte, y que solamente yo lo pudiera
experimentar. Que puedan gozar de esa felicidad última».
Capítulo 6: Ayudar a los moribundos
y a los que han fallecido
En el momento de la muerte
Si previamente hemos estudiado el proceso de la muerte, en el momento en
que alguien esté muriendo podremos identificar los estadios que su
consciencia está atravesando, qué elementos se están absorbiendo y el resto
de pasos del proceso.
Por una parte, es mejor que los miembros de la familia que lloren se
mantengan a cierta distancia para que el agonizante no les escuche, pues le
provocarían aferramiento. Por otra parte, hay que tener en cuenta que hay
sonidos que ayudan a la consciencia en el momento de la muerte y que son
muy beneficiosos, como por ejemplo los mantras. Aparte de esto, lo mejor es
mantener un ambiente sereno y exento de ruidos, y asimismo es muy
aconsejable explicar a la familia cómo crear semejante atmosfera.
Por lo que se refiere al tratamiento, está bien administrar analgésicos contra
el dolor para permitir que la persona pueda pensar, pero no es recomendable
suministrar medicamentos contra la angustia, ya que este tipo de sedación
impide que se agote el karma negativo. En realidad, la angustia le resultará
beneficiosa si se le permite experimentarla y agotar así el karma negativo. De
todas formas, es difícil encontrar el punto medio, y más si añadimos la
circunstancia de que los allegados a menudo son partidarios de medicar al
paciente, aunque eso sea más para su propia comodidad que para beneficio
del moribundo.
Dentro de lo posible, es recomendable invitar a miembros de la sangha
ordenada para que en el momento de la muerte reciten mantras de una forma
agradable e inspiradora, porque cuando se cantan así, se despierta la
sensación de que no hay nada más importante que el Buda Amitabha y la
persona se siente protegida, apoyada y guiada.
Recitar los nombres de los 35 budas de la confesión tiene un increíble
poder (ver el volumen que acompaña este libro, Prácticas esenciales para el
momento de la muerte); puede reunirse un grupo de gente en la habitación y
recitarlos. También es bueno recitar los mantras de las cinco deidades
utilizados habitualmente en la puja de jangwa, cuyo poder es liberar tanto a
los moribundos como a aquellos que ya han fallecido, purificar a otros seres y
liberar a los que se encuentran en los reinos inferiores. Asimismo, se
recomienda recitar el texto Dar aliento a los que sufren y los poderosos
mantras que contiene (ver Prácticas esenciales para el momento de la
muerte).
También podemos colocarle una estupa sobre el pecho o dársela para que
la sostenga, así cada vez que la estupa le toque purificará karma negativo.
Además, la persona puede visualizar rayos de luz que se irradian desde la
estupa. Es también beneficioso que la estupa contacte con el cuerpo aunque la
consciencia ya lo haya dejado, cosa también aplicable a los bebés o a la gente
que no lo puede comprender como, por ejemplo, los no budistas, a los cuales
les podemos decir que la estupa proporciona paz o que tiene una gran fuerza
curativa o purificadora. Asimismo, es recomendable tener alguna estupa a
mano para curar o alejar males provocados por espíritus. Otra cosa
importante es situar una hoja de papel con los diez grandes mantras escritos
en ella sobre el cuerpo del moribundo, de forma especial en su corazón,
mientras recitamos una oración de dedicación (ir a la página).
(Esta práctica puede ser realizada por cualquier persona que tenga
confianza en el dharma. Sin embargo, aquellos que no hayan recibido la
iniciación del Buda de la Medicina no podrán visualizarse como el Buda sino
que deberán visualizar al Buda en el espacio frente a ellos.)
Beneficios de la práctica del Buda de
la Medicina
por Lama Zopa Rimpoché
Visualización
A unos diez centímetros por encima de mi coronilla hay una flor de loto, en
cuyo centro se encuentra un disco de luna blanco, sobre el cual está sentado
mi maestro raíz, la esencia del dharmakaya de todos los budas, en la forma
del Buda de la Medicina. De cuerpo azulado, irradia rayos de luz del mismo
color. La mano derecha, que descansa sobre su rodilla derecha, se encuentra
en el mudra de conceder los logros sublimes y sostiene, entre pulgar e índice,
el tallo de una planta arura. Con la mano izquierda, en el mudra de la
concentración, sostiene un cuenco de lapizlázuli lleno de néctar. Está sentado
en la posición del vajra completo y lleva los tres hábitos rojizos de un monje.
Su cuerpo posee todos los signos y cualidades de un buda.
Mandala interno
Los objetos de mi apego, aversión e ignorancia: amigos, enemigos y
extraños, también mi cuerpo, riqueza y disfrutes; los ofrezco sin ningún
sentimiento de pérdida. Te ruego que lo aceptes con placer y que me
bendigas liberándome de los tres venenos.
Peticiones
Te suplico, Bhagavan Maestro de la Medicina, cuyo venerable cuerpo
de celeste lapislázuli refleja la sabiduría omnisciente y la bodichita
vastas e ilimitadas como el espacio; por favor, concédeme tus
bendiciones.
Visualización
Encima de la coronilla del maestro Buda de la Medicina hay una joya que
concede los deseos, la cual es en esencia mi maestro.
Encima se encuentra el buda Claro Conocedor por el Juego de Suprema
Sabiduría de un Océano de Dharma (Ngön khyen gyäl po), de cuerpo rojo
coral, con la mano derecha en el mudra de conceder los logros sublimes y la
izquierda en el mudra de la concentración.
Encima de él, el buda Melodioso Océano de Dharma Proclamado (Chö
drag gya tso yang), de cuerpo rosa oscuro, con la mano derecha en el mudra
de conceder los logros sublimes y la izquierda en el mudra de la
concentración.
Encima de él, el buda Glorioso y Supremo Libre de Pena (Nya ngän me
chog), de cuerpo rosa claro y con las manos en el mudra de la concentración.
Encima de él, el buda Oro Excelente Inmaculado (Ser zang dri me),
dorado, con la mano derecha en el mudra de exponer el dharma y la izquierda
en el mudra de la concentración.
Encima de él, el buda Rey del Sonido Melodioso, Brillante Resplandor de
Destreza, Adornado con Joyas, la Luna y el Loto (Rin chen da wa dang pä
ma rab tu gyän pa kyä pa zi ji dra yang gyi gyäl po), de cuerpo amarillo, con
la mano derecha en el mudra de exponer el dharma y la izquierda en el mudra
de la concentración.
Encima de él, el buda Glorioso y Célebre Rey de Signos Excelentes (Tshän
leg yang drag), dorado, con la mano derecha en el mudra de exponer el
dharma y la izquierda en el mudra de la concentración.
Visualización
Al concederme todas las peticiones, del sagrado cuerpo y del corazón del
Rey de la Medicina, maestro Buda de la Medicina, emanan infinitos rayos de
luz blanca que se absorben completamente en mí, colman mi cuerpo por
completo de la cabeza a los pies y purifican toda enfermedad y aflicción
provocada por espíritus junto con sus causas, así como todo el karma
negativo y la confusión mental. Mi cuerpo deviene de la naturaleza de la luz,
limpio y claro como el cristal. Los rayos de luz descienden hacia mí dos
veces más, y mi cuerpo se purifica al absorber esa luz clara y límpida que me
llena de gozo. Me transformo así en el cuerpo sagrado del maestro Buda de
45
Mantra corto
TADYATHA / OM BHAISHAJYE BHAISHAJYE MAHA BHAISHAJYE
[BHAISHAJYE] / RAJA SAMUDGATE SVAHA
[Pronunciación habitual: TAYATA OM BHEKANDZYE BHEKANDZYE MAHA BHEKANDZYE
[BHEKANDZYE] RADZA SAMUDGATE SOHA]
Visualización simplificada
Si prefieres realizar una versión más corta, visualiza el maestro Buda de la Medicina encima de
tu coronilla y repite siete veces la siguiente petición:
Maestro Buda de la Medicina, Rey de la Luz Lapislázuli; sabio
plenamente realizado que destruyes todos los engaños, buda que has
alcanzado todos los logros y que conoces plenamente la verdad absoluta
de todo fenómeno; ante ti me postro, te hago ofrecimientos y en ti me
refugio. Que tu promesa de ayudar a todos los seres pueda madurar
ahora mismo en mí y en los demás. (x7)
Al recitar el mantra del Buda de la Medicina, visualiza como se indica a continuación:
Dedicación
Que gracias a estos méritos complete las acciones de los hijos de los
victoriosos, vastas como el océano. Que me convierta en salvador,
refugio y ayuda para todos los seres que, en tantas ocasiones en vidas
pasadas, me han tratado con amabilidad.
Que por el mérito de intentar hacer esta práctica todos los seres que me
vean, me oigan, me toquen o me recuerden, incluidos aquellos que
simplemente digan mi nombre, sean liberados de sus penas en este
mismo instante y experimenten siempre más felicidad.*
El volumen que acompaña a este libro, Prácticas esenciales para el momento de la muerte,
contiene muchos otros mantras, oraciones y prácticas muy beneficiosas para los moribundos y
para aquellos que ya han muerto.
Lámina de mantras para ayudar a los que han
fallecido
Los mantras que figuran en la imagen descargable en
http://edicionesmahayana.es/sites/default/files/documentos/mantras.pdf son
muy poderosos cuando se colocan en contacto con el cuerpo de alguien que
ha fallecido.
Notas
1 Editor: Se puede encontrar una breve enseñanza sobre los dos tipos de
cinco poderes en La liberación en la palma de tu mano, de Pabongka
Rimpoché, pp. 434-436. La enseñanza completa del camino gradual al
despertar (lam rim) es la enseñanza preliminar a la de los cinco poderes.
2 Lama Zopa Rimpoché: El significado literal de la puja al maestro es
«complacer al maestro». Es una práctica del tantra supremo más secreto,
que permite lograr el despertar en una vida tan breve como las de estos
tiempos degenerados o incluso en solo un número determinado de años.
3 Lama Zopa Rimpoché: El camino del paramita.
4 Puja al maestro, vv. 111-112.
5 Lama Zopa Rimpoché: La luz clara es la causa directa del dharmakaya y el
cuerpo ilusorio es la causa directa del rupakaya.
6 La liberación en la palma de tu mano, p. 435.
7 Lama Zopa Rimpoché las traduce como «las seis que han ido más allá»,
aunque son también conocidas como las seis perfecciones, las cuales son:
generosidad, ética, paciencia, perseverancia entusiástica, concentración y
sabiduría.
8 Tibetano kye kyang. Esta es una palabra oscura, pero Lama Zopa
Rimpoché cree que significa ofrecer una fiesta, invitar a la gente y
regalarles cosas.
9 Lama Zopa Rimpoché: si se va a dar algo a la familia, debería ser algo que
no les haga discutir o pelearse.
10 De Collection of One Hundred Teachings of Thought Transformation of
the Kadampa Geshes.
11 De acuerdo con la filosofía budista, hay cinco consciencias sensoriales
que se basan en los cinco órganos sensoriales de los ojos, oídos, nariz,
lengua y tacto. Las consciencias sensoriales no son lo mismo que los cinco
órganos pero dependen de ellos. La sexta consciencia es la mental.
12 Lama Zopa Rimpoché: El sufrimiento del dolor, el sufrimiento del
cambio y el sufrimiento de composición que todo lo abarca, que no es otro
que los «agregados contaminados» (tib. sag che kyi püng po),
contaminados por la semilla de las delusiones. Debido a esta semilla o
impresión surgen las delusiones, creando el karma negativo que provoca
que los seres se reencarnen en los reinos infernales y demás. La
continuidad de los agregados contaminados va renaciendo en el samsara,
circulando de vida en vida.
13 Liberación, pp. 435-436.
14 Liberación, pp. 436-437.
15 Lama Zopa Rimpoché: Guelong, que significa el «vagabundo de la
virtud».
16 Lama Zopa Rimpoché: «Una parte del Tíbet».
17 Liberación, p. 338.
18 Los ocho aspectos madurados son: una vida larga, un cuerpo atractivo,
nacimiento en una familia de alta posición social, muchos recursos, habla
que transmite confianza, poder y fama, nacer hombre y ser fuerte de
cuerpo y mente.
19 Estas cuatro son: vivir en un lugar armonioso, confiarse a seres santos, ser
capaz de acumular méritos y hacer oraciones.
20 Estas siete son: buen linaje familiar, físico atractivo, larga vida, buena
salud, buena fortuna, riqueza y sabiduría.
21 Capítulo VIII, v.121.
22 Ibid, vv.122-124.
23 Lama Zopa Rimpoché: Se le debería culpar.
24 Esta sección se ha extendido por el editor a petición de Kyabje Zopa
Rimpoché, siendo la idea principal el contemplar las faltas del cuerpo en
detalle.
25 Lama Zopa Rimpoché sugiere el uso alternativo de «dedicación» o
«motivación» en vez de «intención» como nombre para este poder.
26 Estos dos últimos párrafos son la traducción de una nota escrita en el
texto de Lama Zopa Rimpoché. La opinión de Rimpoché es que podría
tratarse de una explicación impartida por su santidad el Dalái Lama.
27 Lama Zopa Rimpoché: Las aflicciones principales y las 20 aflicciones
secundarias.
28 Lama Zopa Rimpoché: O el poder del «remordimiento».
29 Capítulo VIII, vv.135-6
30 Ibid, vv.131-2
31 Ibid, vv.129-30.
32 La traducción al inglés de Stephen Batchelor del texto de Shantideva
Guía para el estilo de vida del bodisatva concluye esta estrofa con el verso
«¡observa la diferencia entre ambos!».
33 Las tres capacidades o enfoques del camino gradual al despertar (lam
rim).
34 Los logros que son previos a estas tres capacidades.
35 Tib. rlung: viento o aire. La enfermedad del rlung se refiere a un
desequilibrio de los vientos del cuerpo.
36 Los grandes objetivos (o significados) de las tres capacidades son: un
buen renacimiento, la liberación y el despertar.
37 Capítulo VII, v.62. El significado es que sería preferible experimentar
cualquiera de estas terribles circunstancias que permitirse caer bajo el
control de los pensamientos perturbadores.
38 Liberación, p. 436.
39 Liberación, p. 434.
40 La práctica de «tomar y dar», consultar el libro Curación definitiva. El
poder de la compasión, Capítulo 14.
41 Esta y las siguientes historias las cuenta Pabongka Rimpoché, Liberación,
p. 436.
42 La bodichita artificial es la bodichita generada gracias a un esfuerzo
deliberado, mientras que la bodichita espontánea es una mente generada
sin esfuerzo.
43 Los cinco poderes.
44 Este párrafo y el siguiente son citas de Liberación, p. 436.
45 Según Lama Zopa Rimpoché: «Es mejor no utilizar la palabra
transformar, ya que esto es como si nuestro cuerpo ordinario se volviera el
cuerpo de un buda, y esta no es la forma de meditar. En lugar de esto,
nuestro cuerpo ordinario es purificado en vacuidad y entonces la sabiduría
que ve la vacuidad toma la forma del Buda de la Medicina. Realmente,
esto es el dharmakaya, aunque en el tantra inferior no hay el resultado
temporal futuro del dharmakaya. De todas formas, nos estamos
visualizando realmente a nosotros mismos como el Buda de la Medicina, y
esto se vuelve el resultado temporal de la deidad; y esto está allí en el
kriya tantra. Nuestra sabiduría toma la forma del Buda de la Medicina. El
punto es que no estamos simplemente cambiando la forma de nuestro
cuerpo humano ordinario en la forma de un buda, como si fuera una
estatua de un dios hindú cuyo material se deshiciera para volver a darle
una nueva forma, la forma de un buda. Deberíamos purificar en vacuidad,
en aquello que está vacío, sin siquiera pensar «no existe», sino
simplemente purificarlo en la sabiduría que ve la vacuidad. Entonces
etiquetamos los nuevos agregados, que son completamente nuevos y
puros, como el Buda de la Medicina».
Referencias:
Pabongka Rimpoché; La liberación en la palma de tu mano (revisado por
Trijang Rimpoché, traducido al inglés por Michael Richards y al español
por Mercedes Pérez-Albert); Ediciones Dharma, 2006.
Lama Zopa Rimpoché; Curación definitiva. El poder de la compasión;
Ediciones Dharma, 2008.
Recursos útiles
Libros
Muerte, bardo y renacimiento (disponible en inglés con el título Death,
Intermediate State, and Rebirth), Lati Rimpoché y Jeffrey Hopkins. En este
apasionante libro se aborda el complejo sistema de la psicología más sutil
según el budismo tibetano, y se describe de forma detallada y completa el
sistema de canales, gotas y vientos que sirven de base para la conciencia. En
el tantra del yoga supremo se simulan los procesos de la muerte, el estadio
intermedio y el renacimiento, por lo que es importante para el practicante
tener un buen conocimiento de cómo morimos, de los estadios del proceso de
la muerte y de razones psicológicas que hay detrás de ellos. Snow Lion
Publications.
Libros de práctica
Prácticas esenciales para el momento de la muerte. Se trata del volumen
que acompaña el presente libro y contiene prácticas esenciales para ayudar a
otros en el momento de morir y después de la muerte. Incluye una colección
completa de oraciones y prácticas tradicionales que se pueden hacer en ese
trascendental momento. Ediciones Mahayana.
Puja del Buda de la Medicina: la joya que concede los deseos. Como
comenta Lama Zopa Rimpoché: «Es muy importante hacer la puja extensa
del Buda de la Medicina regularmente, para ayudar a todos los seres.
También podemos hacerla para aquellos que están muriendo y los que ya han
fallecido, así como para que nos vayan bien las actividades personales. Esta
práctica es extremadamente poderosa y beneficiosa». Se puede encontrar en
el volumen que acompaña este libro, Prácticas esenciales para el momento
de la muerte, y en el Libro de oraciones de la FPMT, Volumen II. Ediciones
Mahayana.
CD
Cantos desde la tierra pura de Amitabha. En un valle secreto, escondido
en las montañas del Himalaya, vive una comunidad tibetana de monjes y
monjas budistas procedentes de comunidades fundadas a principios del siglo
pasado por Dupa Rimpoché, quien compuso unas oraciones especiales con
profundas melodías que inspiran y calman la mente. Los Cantos desde la
tierra pura de Amitabha son oraciones para pedir a Buda Amitabha que
transfiera la consciencia de los fallecidos a su tierra pura, que es un lugar
especial donde se dan las condiciones perfectas para el estudio y la práctica
que, a su vez, ayudan a alcanzar el despertar con rapidez para poder ayudar a
todos los seres. Los beneficios procedentes de la venta de este CD se dedican
directamente a los monjes y monjas del Valle de Tsum. Interpretado por las
monjas del monasterio de Tsum. Daka/Dakini Productions. (Disponible bajo
el nombre de Chants from Amitabha’s Pure Land en la web de la Foundation
Store de la FPMT).
arhat (sánscr.; tib.: dra chom pa) Literalmente significa «destructor del
enemigo». Aquel que ha destruido su enemigo interno, los engaños, y ha
alcanzado la liberación de la existencia cíclica.
arya (sánscr.; tib.: phag pa) Literalmente significa «noble». Aquel que ha
logrado la sabiduría que conoce la vacuidad.
bhagavan (sánscr.; tib.: chom dän dä) Epíteto para denominar a un buda,
a veces traducido como el Bienaventurado, Señor, etc. Aquel que ha
destruido (chom) todos los oscurecimientos, posee todas la cualidades (dän) y
ha trascendido lo mundano (dä).
bhumi (sánscr.) Tierra o estadio. Término usado para referirse a los diez
estadios o niveles de los bodisatvas.
budista (tib.: nang pa) Aquel que ha tomado refugio en las Tres Joyas
(Buda, Dharma y Sangha), y que acepta la visión filosófica del mundo según
los «cuatro sellos»: todos los fenómenos compuestos son transitorios, todos
los fenómenos contaminados son de la naturaleza del sufrimiento, todas las
cosas y acciones están vacías de existencia propia, y el nirvana es la paz
verdadera.
cinco caminos Los caminos a través de los cuales los seres progresan hacia
la liberación y el despertar: el camino de la acumulación, el de la preparación
(conjunción), el de la visión, el de la meditación y el de no más aprendizaje
(más allá de la práctica).
cuatro nobles verdades, las Fue el tema que trató Buda la primera vez que
hizo girar la rueda del dharma. Las verdades sobre el sufrimiento, el origen
del sufrimiento, la cesación del sufrimiento y el camino hacia la cesación del
sufrimiento tal como las percibe un arya.
diez acciones no virtuosas, las Hay tres del cuerpo: matar, robar, conducta
sexual incorrecta; tres de la palabra: mentir, usar palabras hirientes, las
críticas y el habla sin sentido y tres de la mente: codicia, malicia y visiones
erróneas. Son acciones generales que se deben evitar para no crear karma
negativo.
guru raíz (tib.: tsa wäi lama) El maestro que ha tenido más influencia en
el discípulo a la hora de que este entre o siga el camino espiritual.