Dda Indemnizacion Perjucios Accidente Calle

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Procedimiento: ordinario mayor cuantía.

Materia: indemnización de perjuicios en responsabilidad civil extracontractual.

Demandante: Rosa del Carmen Castillo Parra.

R.U.T. N°: 7.291.410-4.

Domicilio: Jorge Washington N°2675 oficina N°501 de Antofagasta.

Abogado patrocinante 1: Aquiles Cerda Iturriaga.

R.U.T. N° 3.902.525-6

Demandado 1: ilustre Municipalidad de Antofagasta.

R.U.T. N°: 69.020.300-6.

Domicilio: Avda. Séptimo de Línea N°3505 de Antofagasta.

Demandado 2: Banco Itau S.A.

Domicilio: José de San Martin N°2668 de Antofagasta.

R.U.T. N°: 97.023.000-9.

%%%%%%%%%%%&&&&&&&&&&&&&&

En lo principal: demanda solidaria de indemnización de perjuicios por


responsabilidad civil extracontractual; en el primer otrosí: acompaña
documentos; y en el segundo otrosí: patrocinio y poder.

Sr. Juez de Letras en lo Civil de Antofagasta.

Rosa del Carmen Castillo Parra, R.U.T. N° 7.291.410-4, chilena, casada,


jubilada, domiciliada para estos efectos en calle Jorge Washington N°2675,
oficina N°501, comuna de Antofagasta, a S.S., respetuosamente digo:
Vengo por este acto en deducir demanda solidaria de indemnización de
perjuicios por responsabilidad civil extracontractual causando daño material,
físico y moral, en juicio ordinario de mayor cuantía, en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 5 letra c) y Art. 152 ambos de la Ley Orgánica
Constitucional de Municipalidades N°18.695, el artículo 589 y los Arts. 2314 y
siguientes, Art. 2320, Art. 2322, Art. 2324, Art. 2332 y siguientes, Art. 2509, 2520 y
siguientes, todos del Código Civil, en contra de: 1) Banco Itaú S.A., R.U.T.
N°97.023.000-9, representada legalmente por su Gerente General, don Manuel
Olivares Rossetti, ambos con domicilio en Av. Presidente Riesco 5537, Las Condes
de la ciudad de Santiago, y con domicilio en la ciudad de Antofagasta, en su
sucursal ubicada en calle San Martín N°2668; y 2) Ilustre Municipalidad de
Antofagasta, R.U.T. N°69.020.300-6, representada legalmente por su Alcalde,
doña Karen Paulina Rojo Venegas, R.U.T. N° 13.870.077-1, chilena, casada,
químico farmacéutico, ambos domiciliados en Avenida Séptimo de Línea N°3505,
de la comuna de Antofagasta, en razón de los siguientes hechos y argumentos
jurídicos que paso a exponer:

A.- Hechos.

A.1.- Hechos que sustentan la demanda.

1.- El día lunes 22 de enero de 2018, alrededor de las 10:00 horas de tal día, salí
de de la sucursal de AFP CUPRUM, ubicada en Avenida Libertador Bernardo
O’Higgins N°1784 de esta ciudad, en compañía de mi marido, Eduardo Videla
Arenas.

2.- Transitábamos en dirección al sur por esa avenida, cuando justo en frente de
la sucursal del Banco Itaú, ubicada en 14 de Febrero N°1776 (vereda este),
tropiezo con un monolito de material solido que se encuentra ubicado en la
acera de dicha intersección junto a 8 o más. Dichos monolitos, según es de
conocimiento público y notorio, que DEBEN ser colocados en tal vereda o acera
bajo la autorización de la Municipalidad de Antofagasta, con el objetivo de
evitar que vehículos motorizados traspasen de la calzada a la acera y se
estacionen en ella, por lo que favorece el acceso peatonal a la sucursal
bancaria aludida, así que se puede colegir que ellos la colocaron materialmente
con o sin autorización municipal.

Lo que se puede apreciar en la siguiente imagen obtenida desde google1


que el tránsito en tal domicilio y vereda está obstaculizado por tales monolitos:

1
https://www.google.com.ar/maps/@-23.6577338,-
70.4011965,3a,75y,156.16h,100.22t/data=!3m7!1e1!3m5!1sgSpCC6Xs-
qZHQpsDEPdDEw!2e0!6s%2F%2Fgeo0.ggpht.com%2Fcbk%3Fpanoid%3DgSpCC6Xs-
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3D96%26h%3D64%26yaw%3D170.06413%26pitch%3D0%26thumbfov%3D100!7i13312!8i6656
3.- Si analizamos la captura de la imagen precedente desde internet,
comparándola con la imagen del mismo sector que aparece en la contestación
de la I. Municipalidad de Antofagasta contenida en la causa C-4391-2018, bajo
el acápite denominado “II. IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN INTENTADA, FALTA
DE REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL”, página 2, numeral
5, que se observa a continuación:

4.- El resultado de esa comparación de imágenes demuestra que el


desplazamiento de los peatones por esa vereda, justo frente a la sucursal
bancaria, NO ES LIBRE y requiere prestar atención al transitar por allí.

5.- Consecuencia del choque con esa estructura, caí inmediatamente al suelo.
En esos instantes, como un acto reflejo, apoyo la pierna para evitar que mi
cabeza no se dañe. Así, todo el peso de dicha caída fue soportado por mi pierna
derecha.

6.- Luego, al intentar reincorporarme, no fui capaz de hacerlo por mi misma.


Rápidamente, un peatón que circulaba por la calle, concurre a mi auxilio, junto
con mi marido.
7.- Se me trasladó al servicio de urgencias del CAN2 por medio de una
ambulancia SAMU, donde fui atendida, recibí las primeras atenciones médicas y
de enfermería, como también, se me realizó el diagnóstico pertinente.

8.- El hecho de la caída relatada en los puntos precedentes, no solo es por el


relato de la actora, sino tal relato se ve respaldado conforme consta en el
formulario denominado “Dato de Atención de Urgencia” N°1801220055 de fecha
22 de enero de 2018, que se acompaña en el primer otrosí, bajo el epígrafe
“anamnesis/ examen físico”, se indica:

“Paciente traída por SAMU posterior caída en sus propios pies en vía pública

presentando traumatismo en rodilla derecha.”

9.- Tal documento aportado por el mismo Servicio de Salud de esta región 3,
consigna o señala que el ingreso de la actora al CAN, fue a las 11 horas con 49
minutos con 14 segundos, y su egreso fue a las 15 horas con 20 minutos, en las
cuales se le practicó 2 radiografías (codo izquierdo y rodilla derecha), donde
bajo el epígrafe categorización, se señala en ese formulario “Motivo de consulta:
TRAUMATISMOS - CAIDAS” y en el apartado “Observación: GOLPE EN RODILLA DERECHA”.

10.- En el aludido oficio ordinario dirigido a la actora, rubricado por el Director


Servicio de Salud de Antofagasta, en la cual se adjuntan el formulario ya citado
y la ficha de atención pre hospitalaria completado por el personal del SAMU, que
estaban a cargo de la ambulancia (móvil N°70) que recogió (N°0146703) a la
actora, indica que ello ocurrió a las 11 horas con 3 minutos del día 22 de enero
del año 2018, desde el domicilio de la sucursal de la institución bancaria
demandada.

11.- Ese mismo formulario completado por don Guillermo Plaza, paramédico
SAMU, según el timbre y rúbrica que aparece en tal formulario, bajó el epígrafe
“HISTORIA” se dice de manera clara y precisa:

“Paciente sin antecedentes mórbidos, sufre caída de nivel, por tropiezo golpeándose rodilla

derecha, al examen físico conciente (sic) orientada…”

Para luego, señalar bajo el mismo epígrafe “Impotencia funcional y se


inmovilizó”.

2
Centro Asistencial Norte de Antofagasta, calle Los Pumas N°10255 de esta ciudad.
3
Oficio ordinario N°1654 del 08.05.2019 dirigido a la actora, rubricado por don Juan Urrutia Reyes, Director Servicio
de Salud de Antofagasta, en la cual se adjuntan el formulario de Dato de Atención de Urgencia N°180122005 y la
ficha de atención hospitalaria N°0146703.
12.- La referida ficha atención pre hospitalaria, bajo el epígrafe “Datos
generales”, identifica a la paciente que recogió 11:03 horas en calle 14 de
Febrero N°1776 de esta ciudad, como la actora de estos autos; señalando que
se entregó a la paciente al CAN a las 11 horas con 42 minutos del día 22 de enero
2018.

13.- En el mismo sentido, el documento denominado “hoja de interconsulta” de


fecha 22 de enero de 2018, se acredita que el diagnóstico clínico de mis lesiones
es el de luxofractura de rótula derecha.

14.- Como consecuencia de la lesión descrita, se me indicó por parte del


personal médico que, solo tenía resolución quirúrgica. Así, se puede colegir de
los resultados de los exámenes imagenológicos que se encuentran en disco
compacto “Rodilla Ap y Lateral”.

15.- Así las cosas, me derivaron al Hospital Regional de Antofagasta,


asignándome al médico cirujano de especialidad traumatólogo, don Saúl
Muñoz, ya en mi pierna derecha, se me había colocado yeso para inmovilizarla
y el traslado se efectuó en silla de ruedas.

16.- En dicho Hospital finalmente, fui atendida por el Dr. Saúl Muñoz, quien me
confirmó que debía operarme para corregir la luxofractura que padecía. Con
ese antecedente, me recetó algunos analgésicos y reposo, mientras esperaba
que, existiera cupo para la operación.

17.- El día 6 de febrero de 2018, se fijó mi intervención quirúrgica, a cargo del


médico tratante Patricio Cid Mariángel, que según Protocolo Operatorio de ficha
clínica N°563396 del Hospital Regional de Antofagasta, consistía en:

“DD ANASTESIA RAQUÍDEA, ASEO CAMPO ESTERIL CON ISQUEMIA 50 MIN ABORDAJE SAGITAL
SOBRE PATELA DISECCIÓN ROMA HASTA PERIOSTIO SE IDENTIFICA TENDÓN PATELAR Y
FRACTURA DEL POLO INFERIOR CONMINUTA SE DECIDE REALIZAR PATELECTOMIA PARCIAL POR
MALA CALIDAD OSEA Y CONMINUCION SEVERA, SE REALIZA LIMPIEZA Y CRUENTACIÓN DEL FOCO
Y SE LE COLOCA 2 ANCLAS STRYKER DE 5.0 MM Y PUNTOS TRANSOSEOS TIPO KRACKOW CON
CIERRE COMPLETO DEL DEFECTO ASEO HEMOTASIA Y CPPP CON VICRYL 0 A FASCIA Y CELULAR
GRAPOAS A PIEL VALVA YESO TIPO RODILLERA”

18.- Luego de la intervención quirúrgica, se me aplicó una ortesis y muletas, junto


con la obligación de asistir a terapia kinesiológica y dentro de un año, se
evaluaría por parte del Dr. Cid, mi médico tratante.
19.- El día 5 de julio del año 2018, el médico traumatólogo Dr. Patricio Cid, informa
por medio de “informe médico” de esa misma fecha, lo que se transcribe
textualmente:

“El médico que suscribe informa atender a Rosa Castillo Parra, R.U.T.: 7.291.410-4, de 62 años, con
antecedentes de caída a nivel en la vía pública el 22/01/2018 resultando con fractura conminuta de patela
derecha.

Fue intervenida el 06/02/2018 realizándose patelectomia parcial con reconstrucción con anclas de tendón
patelar en el Hospital Regional de Antofagasta. Ha evolucionado en forma lenta con recuperación progresiva
del rango articular el cual se encuentra con una extensión de -5º y flexión de 75º y con atrofia moderada del
cuádriceps.

La evolución de la paciente será de alrededor de 1 año desde su cirugía y con probable limitación a la flexión
completa, por la gravedad de su lesión de ingreso, con imposibilidad a futuro de realizar sus actividades
previas a su lesión, como arrodillarse, subir o bajar escaleras en forma alternada o realizar fuerza con su
pierna operada.”

20.- Hasta la ocurrencia del accidente, me desempeñaba como técnico


paramédico en la Clínica La Portada, actividad técnica que he ejercido durante
toda mi vida laboral.

21.- Hasta los 60 años de edad, trabajé con contrato de trabajo y me pensioné.
Actualmente recibo como pensión de vejez, la suma de $125.350 (ciento
veinticinco mil trescientos cincuenta pesos). Monto que, no me alcanza para
satisfacer mis necesidades ordinarias, como también, mis necesidades
profesionales.

22.- Ha sido satisfactorio para mi persona, ejercer como técnico paramédico,


principalmente en servicios críticos como el de urgencias, básicamente el trato
con los pacientes, el ambiente laboral, y la independencia económica que se
obtiene cuando se cuenta con una actividad lucrativa, me mantenían activa, y
así comencé a desempeñarme en mis funciones en la Clínica La Portada, como
antes indiqué, a honorarios.

23.- Después de mi jubilación, no podía trabajar todo lo que podía y quería por
la edad que tengo, por lo que generalmente realizaba 17 turnos mensuales, por
los que recibía la suma de $510.000 (quinientos diez mil pesos) como honorarios,
por lo que no cotizó en una A.F.P..
24.- Como resulta lógico concluir, después de esta situación, me ví imposibilitada
de seguir desempeñándome como técnico paramédico en las funciones
descritas, perdí mi fuente laboral, y, con ello, mi independencia económica.

25.- Por consiguiente, ha ido generando a mi persona, cuadros depresivos


caracterizados por la tristeza y angustia, porque hasta antes del accidente fui
una adulta mayor activa, lo que, me permitía siempre no depender de otras
personas, lo que no ocurre hoy.

26.- En la actualidad, me encuentro en muy malas condiciones, debo depender


de los ingresos de mi marido y de su compromiso ético con mi persona, como
también, mis hijos quienes, están más preocupados de mí, respecto a mi salud
mental ya descrita.

27.- Tal como se señala en la prueba que rendiré en la oportunidad procesal


correspondiente, mi recuperación no ha sido buena. Aun en la actualidad me
encuentro con movilidad reducida, debiendo utilizar para desplazarme, sendas
muletas.

28.- Se debe tener presente que dada mi condición de pensionada NO poseo el


derecho a percibir subsidio de incapacidad laboral.

A.2.- Antecedente de hecho importante.

29.- Esta compareciente interpuso demanda de indemnización de perjuicios por


estos mismos hechos en contra de la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, que
se tramitó bajo el rol C-4391-2018 en el 2° Juzgado de Letras en lo Civil de esta
ciudad.

30.- La tramitación de este juicio concluyó con la resolución dictada el día 19 de


diciembre del año 2019, la cual ordenó (cita textual):

“Que, se acoge sin costas, el incidente interpuesto a folio 34, por el abogado don Roberto Castro Olmos,
por la demandada Ilustre Municipalidad de Antofagasta y, en consecuencia, se declara abandonado el
procedimiento.
Archívese en su oportunidad y tómese nota en la estadística, como “abandono de procedimiento”.
31.- Por tales razones tal causa se encuentra afinada y terminado para todos los
efectos legales.

B.- Fundamentos de derecho.


Los hechos así descritos, dan cuenta de la existencia de un hecho ilícito
dañoso, consistente en una falta de servicio por parte de la Ilustre Municipalidad
de Antofagasta conjuntamente con la institución bancaria demandada por su
actuar ilícito.

B.1.- Premisa fáctica y conclusión jurídica derivada de los hechos expuestos.

Que, en el caso sub-lite, la esencia de la discusión en el mismo radica en


las respuestas a las siguientes preguntas en el sentido si los monolitos ya indicados
¿Fueron instalados por el banco, cuya sucursal se aprecia en la fotografía, o por
el municipio?. Si los instaló el banco ITAU ¿Fue autorizado por el municipio o no?.
Si la institución financiera los instaló sin autorización ¿Alguna vez fue multada por
la Municipalidad?. Si el banco los instaló con autorización municipal ¿Lo hizo de
conformidad estricta a la forma, dimensiones, número de monolitos y ubicación
que el municipio los autorizó en el documento donde consta la misma?.
Las respuestas a estas preguntas pueden ser diversas cuyas respuestas se
conocerán con la prueba rendida, pero si tomamos la contestación de la I.
Municipalidad de Antofagasta contenida en la causa C-4391-2018,
aparentemente observamos la respuesta a una de las preguntas formuladas más
arriba.
En el acápite de tal contestación, página 1, denominada “I.- CUESTIONES
PREVIAS. NEGACION DE LOS HECHOS EXPUESTOS EN EL LIBELO. EXCEPCION DE
ONUS PROBANDI.”, bajo el N°3, se transcribe (destacados nuestros):

“3.- Luego, de manera concreta, se niega y controvierte –absolutamente-, lo narrado por


el demandante en el número 1 de su libelo y que dice lo siguiente: “Dichos monolitos,
según es de conocimiento público y notorio, han sido colocados en las acercas por parte de
la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, con el objetivo de evitar que vehículos motorizados
traspasen de la calzada a la acerca y se estacionen en ella.”. Lo anterior, pues no resulta ser
efectivo lo alegado, ya que la Dirección de Tránsito y Transporte Público de la
Municipalidad de Antofagasta no ha encargado la ejecución de dichos “monolitos”. En
consecuencia, la precitada alegación del demandante es antojadiza y carente de motivo
plausible, por lo que deberá rechazarse su pretensión..

Entonces, conforme a esa cita, declaración o confesión en juicio diverso


por parte de uno de los demandados, la hipótesis más probable es que el
municipio, entonces NO autorizó la instalación de tales monolitos, por lo que
advierte una omisión de parte de dicha institución estatal de su función y
atribución de fiscalización respecto de la administración de bienes nacionales de
uso público de acuerdo a lo que la Ley N°18.695, Art. 5° letra c), le confiere.
En consecuencia, podemos encontrar aquí el fundamento fáctico para
demandar a la institución bancaria ya individualizada y al municipio.
Así estamos frente a un hecho ilícito, buscado y querido, cometido por una
institución del Estado y privada.

B.2.- Normas legales que configuran la responsabilidad civil extra contractual de


los demandados.

B.2.i.- Respecto del municipio.

Hechos u omisiones descritas en esta demanda fueron cometidos, por una


institución del Estado transgrediendo la normativa legal que les impone
determinadas funciones con las pertinentes atribuciones para ello, por lo que
desde allí emana la responsabilidad que alegamos en este libelo por parte del
Municipio.
Lo anterior, se ve legitimada esta presentación ante este Tribunal a partir
de la premisa del acápite B.1.-, y tomando como base de argumentación el fallo
dictado por el 1° Juzgado de Letras en lo Civil de Concepción, causa Rol N° 4557-
2016, corresponde ahora indicar las fuentes legales de la responsabilidad estatal
que yacen en el artículo 38 inciso 2° de la Constitución Política de la República,
previene que cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las Municipalidades, podrá
reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la
responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el
daño.

Otra de las fuentes legales, el artículo 2° de la ley 18.575, Orgánica


Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, establece
que los órganos de la Administración someterán su acción a la Constitución y a
las leyes; que deberán actuar dentro de su competencia y no tendrán más
atribuciones que las que expresamente les haya conferido el ordenamiento
jurídico; y que todo abuso o exceso en el ejercicio de sus potestades dará lugar
a las acciones y recursos correspondientes; luego, el artículo 4 de la misma ley
previene que el Estado será responsable por los daños que causen los órganos
de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las
responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere
ocasionado; norma que es reiterada de conformidad a lo expuesto en el Art. 42
al decir que los órganos de la Administración serán responsables del daño que
causen por falta de servicio y no obstante, el Estado tendrá derecho a repetir en
contra del funcionario que hubiere incurrido en falta personal.

El fallo aludido, indica que respecto del último artículo, corresponde afirmar
que le es aplicable a la Institución de la Municipalidad de Antofagasta, como
órgano de la Administración del Estado según se expresa en el Inc. 2° del Art. 1de
la Ley N°18.575.-, puesto que allí expresamente se dispone que, entre otras,
constituyen la Administración del Estado, los municipios.

El fallo citado concluye que el sistema de responsabilidad del Estado tiene


una identidad propia, de derecho público, donde se prescinde de
consideraciones subjetivas en torno al actuar del órgano, por lo que lo
determinante es sí la víctima ha sufrido un daño que no estaba obligada a soportar,
como el caso de esta compareciente.

Esto es, una causalidad material que hace nacer la obligación de reparar
los perjuicios; de manera que es evidente que no se trata de una responsabilidad
objetiva en el sentido estricto, ya que ella requiere que se justifique la falta de
servicio que se imputa al órgano público, el daño que se alega y la relación de
causalidad entre la falta de servicio y el daño.
Se trata, entonces, de una responsabilidad que se aparta de las normas de
derecho común, siendo de carácter orgánica, porque quien responde es el Estado

siendo indiferente la persona del funcionario autor del perjuicio; en relación a este punto, cabe
hacer notar que como la responsabilidad de los órganos del Estado dimana de los daños que
produzca su actividad en la situación de una víctima que no se encuentra jurídicamente
obligada a soportarlos, es lógico concluir que el derecho a la reparación nace
tanto si esos órganos han actuado dentro del marco legal como fuera de él.
Por consiguiente, preciso es concluir que en nuestro sistema jurídico existe un

estatuto de responsabilidad extracontractual del Estado, distinto al régimen de derecho


común que regula el Código Civil, el que solo se aplica de manera supletoria
conforme a las reglas generales; podemos señalar como lo dejó sentado nuestra
Excma. Corte Suprema en una de sus sentencias referentes al tema, “que al
establecer la responsabilidad por falta de servicio – la falta que existe cuando la organización pública ha
funcionado mal, o sea, cuando el daño es causado por una acción positiva; o cuando no ha funcionado, vale
decir, cuando el daño se ha cometido por omisión; o cuando existe un deber de actuar y se ha actuado
tardíamente, esto es, cuando el daño es cometido por una falta de diligencia funcional; cuando el actuar de
la administración, no obstante licito, crea un riesgo a los particulares que no están obligados a soportar –
hace desaparecer el elemento tradicional de dolo o culpa del funcionario para los efectos de la
determinación de la responsabilidad de la administración, y por ello se dice que la responsabilidad se
objetiviza y se transforma en responsabilidad directa de la administración cuando no actúa en la forma
que prescribe la ley; lo anterior no significa que la responsabilidad sea objetiva, ya que en todo caso debe
probarse la circunstancia que se alega derivada del funcionamiento anormal del servicio” que es
totalmente aplicable al caso.

Por lo analizado no estamos interponiendo una acción indemnizatoria por


responsabilidad de un hecho ajeno, pues como indica el fallo la responsabilidad
perseguida por esta acción indemnizatoria, y concierne pues, a la I.
Municipalidad de Antofagasta el deber de asumir la responsabilidad por falta de
servicio; puesto que dicha institución integrante de la Administración del Estado
reconoce como deben responder los órganos del Estado hoy en día, por falta de
servicio; responsabilidad respecto de la cual se prescinde de la actuación de los
funcionarios causantes directos del daño.

Es por eso, que le asiste el deber como responsable institucionalmente en


la errada actuación de sus integrantes y, por ende, la falta de servicio es
institucional y no está relacionada con la culpa personal de los miembros de la
organización, ni con la culpa personalísima de los mismos, si sus actuaciones
fueron en nombre de la institución y en el ejercicio de sus funciones y atribuciones,
aunque éstos hayan cometido ilícitos, máxime cuando éstos sólo pueden
cometerlos funcionarios municipales en el ejercicio de sus funciones.

Así la responsabilidad del Estado exige como primer supuesto la


justificación de la falta de servicio; ésta, en todo caso, ha sido entendida por la
doctrina y la jurisprudencia, como aquella que se tipifica cuando el servicio no se presta

debiendo prestarse, o cuando otorgándose se hace en forma deficiente o tardía (Enrique Silva
Cimma, Derecho Administrativo Chileno y Comparado. Ed Jurídica, año 1996) , o “Se produce cuando

los órganos o agentes estatales no actúan debiendo hacerlo, o cuando su accionar es tardío
o defectuoso, provocando, en uno u otro caso, o concurrencia total o parcial, un daño a los
usuarios o beneficiarios del respectivo servicio público. En estos casos, si bien los
perjudicados no requieren individualizar ni perseguir al funcionario cuya acción personal
origina la falta, en cambio deben invocar y acreditar la existencia de esta falta de actividad
del órgano administrativo, y que ella es la causa del daño experimentado.”4 5, cayendo
evidentemente dentro de la nomenclatura del actuar deficiente, in casu ante la
actuación o delictual de sus agentes.
En el caso sub-judice, la actuación del agente público está relacionada
con el servicio u órgano público, lo que quedará plenamente claro según los
hechos que probaremos en su oportunidad procesal correspondientes.
Conforme a esto, y dada la actividad específica desarrollada por el
agente del Estado y sus circunstancias, se desprende que concierne entender
que fue el órgano, Municipalidad de Antofagasta, quien actuó en forma errada,
deficiente, puesto que no logró cumplir adecuadamente con la administración
de bienes nacionales de uso público. Es, en el sentido que, su actuación debe
ceñirse a la normativa legal y sin exceder las facultades que le confiere la ley en
su obrar, debiendo primar que no se dañe a los peatones que circulen en las
veredas o aceras.

Por lo que debe concluirse que en este hecho dañino invocado constituye
una falta de servicio, grave, reiterada, querida y desproporcionada por parte de
la institución pública Municipalidad de Antofagasta; así este el primer supuesto de

la acción de responsabilidad impetrada se encuentra acreditado.

Sin perjuicio de lo anterior, cabe hacer presente que la jurisprudencia de


nuestros Tribunales Superiores de Justicia ha sentado como doctrina la
responsabilidad estatal y establecido sus caracteres específicos; lo que no
derivan únicamente de una determinado cuerpo constitucional, sino que son
consecuencia necesaria de la naturaleza del Estado, en cuanto organización
jurídica y política de la comunidad y de las variadas actividades que debe
desarrollar en el amplio ámbito de las funciones que le corresponde llevar a
cabo, haciendo uso de potestades revestidas de imperio y ejecutoriedad, cuya
aplicación se enmarca y regula por normas de derecho público, lo que hace
que las distintas responsabilidades que puedan causar esas acciones se sometan
a normas y principios de esa rama del derecho.
Se ha sostenido también, que en nuestro ordenamiento jurídico no existe
por regla general una responsabilidad estatal objetiva, por cuanto, sólo las
actuaciones que merecieran reproche por causar injustamente un daño o por

4
Corte de Apelaciones de Chillán, 23 de julio de 2008, Rol N°527-2005, N' LegalPublishing 39391.
5
Torres y otros con Servicio de Salud Talcahuano, C.A. Concepción, 18 diciembre 2003, Rol N° 17032003, vLex:
30938570, cons. 6° (redacción de la Ministra Silvia Oneto); también en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo
CII, sec. 5a.
haberse ejecutado de forma arbitraria, podrían traer consigo una reparación
patrimonial, en la medida que sean objeto de algún reparo de ilegitimidad.6

Necesariamente, todo lo anterior, debemos relacionarlo con las normas


legales que a continuación citamos:

El Art. 152 de la Ley N°18.695.-, dispone que:

“Las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que causen, la que

procederá principalmente por falta de servicio.”

Disposición legal que debe necesariamente relacionarse también con lo


dispuesto en el Art. 5 letra c) de la misma Ley, que dice:

“Para el cumplimiento de sus funciones las municipalidades tendrán las siguientes

atribuciones esenciales:

….

c) Administrar los bienes municipales y nacionales de uso público, incluido el subsuelo,


existentes en la comuna, salvo que, en atención a su naturaleza o fines y de conformidad a
la ley, la administración de estos últimos corresponda a otros órganos de la Administración
del Estado.”

En tal sentido, el Art. 589 del Código de Bello, define que,

“Se llaman bienes nacionales aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda. Si

además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de calle, plazas,
puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales de uso
público o bienes públicos. Los bienes nacionales cuyo uso no pertenece generalmente a los
habitantes, se llaman bienes del estado o bienes fiscales.”

Junto con lo expuesto, lo preceptuado por el Art. 26 literal c) de la Ley


Orgánica Constitucional de Municipalidades:

“A la unidad encargada de la función de tránsito y transporte públicos corresponderá:

….

6
Causa Rol 428-2003 Excma. Corte Suprema, caratulada "Santibáñez Viani, María Paz con Fisco", sentencia de
fecha 16 de Agosto de 2004, Considerando 6°.
c) Señalizar adecuadamente las vías públicas.”

Con lo dispuesto hasta este momento, debe también relacionarse con lo


ordenado en los Arts. 94 y 169 inciso 5°, ambos de la Ley N°18.290 que regula el
tránsito en las vías públicas, que fijan:

“Art. 94: Será responsabilidad de las municipalidades la instalación y mantención de

la señalización del tránsito, salvo cuando se trate de vías cuya instalación y mantención
corresponda al Ministerio de Obras Públicas.”

“Art. 169 inciso 5º: La Municipalidad respectiva o el Fisco, en su caso, serán

responsables civilmente de los daños que se causaren con ocasión de un accidente que sea
consecuencia del mal estado de las vías públicas o de su falta o inadecuada señalización. En
este último caso, la demanda civil deberá interponerse ante el Juez de Letras en lo civil
correspondiente y se tramitará de acuerdo a las normas del juicio sumario.”

A modo de conclusión, por consiguiente, teniendo presente el régimen


legal, debe bastar con acreditar la existencia de un hecho ilícito, el que, se
establece con la respectiva falta de servicio, unido al daño causado por aquel,
sin necesidad de estimar si los demandados de autos han obrado o no con culpa
o dolo.

B.2.ii.- Aspectos específicos de la falta de servicio en relación a la Municipalidad.

Entonces, según lo hechos, la conducta de la administración para generar


responsabilidad consiste en una omisión, es decir, una inactividad unida al deber
de actuación, o sea, falta de fiscalización.

Lo anterior, aplicado en la especie, implica saber que nos señala la ley


sobre lo que denominamos como “acera”, entonces el Art. 2 de la Ley N°18.290.-,
la define para todos los efectos legales como:

“…parte de la vía destinada al uso de peatones.”

Considerando esta cita legal, la mínima lógica indica que las aceras deben
encontrarse en condiciones que permitan el libre tránsito de peatones. No debe
obstaculizarse, de manera injustificada, el tránsito de aquellos.
Por ello, es que el Art. 97 de la ley ya citada, establece sendas prohibiciones
al respecto (destacados nuestros):

“Se prohíbe colocar o mantener en las vías públicas, signos demarcaciones o

elementos que imiten o se asemejen a las señales del tránsito y alterar, destruir, deteriorar o
remover dichas señales o colocar en ellas anuncios de cualquier índole. Asimismo, no
podrán instalarse ni mantenerse, en las aceras, bermas, bandejones o plazas, a menos de
veinte metros del punto determinado por la intersección de las prolongaciones imaginarias de
las líneas de soleras o cunetas que convergen, quioscos, casetas, propaganda ni otro
elemento similar, ni vegetación que impida al conductor que se aproxima a un cruce la plena
visual sobre vehículos y peatones.

No se podrá colocarse propaganda ni otro elemento que afecte la debida percepción


de las señales del tránsito.”

Sin embargo, las prohibiciones siempre contemplan excepciones y es aquí


donde se genera, a juicio de esta parte, la concreta responsabilidad de la
Municipalidad de Antofagasta.

Según lo dispone el Art. 160 N°7 de la Ley N°18.290.-:

“Las vías públicas deberán destinarse a cumplir su objetivo. Prohíbase en las vías
públicas:

7.- Ejecutar cualquier trabajo en las aceras o calzadas sin permiso de la Municipalidad o de
la Dirección de Vialidad, en su caso, y sin dar aviso previo de ello a la unidad de carabineros
del sector.”

De esta forma, puede verse que cualquier intervención que se efectúe en


las aceras debe contar con permiso municipal. Enseguida, la Municipalidad en
el caso de autos es quien se autoriza a instalar monolitos, los cuales, son de
conocimiento público y notorio, se han implementado como una medida
tendiente a evitar que automóviles se estacionen en las aceras, impidiendo el
normal tránsito de peatones, especialmente, los que deben desplazarse a través
de sillas de rueda.
Sin embargo, pese a que estos monolitos pudiesen o no contar con
autorización, para su instalación, no es óbice para estimar que aquellos
constituyan un riesgo latente para las personas en la comuna de Antofagasta.

Si la medida de la demandada persona jurídica de derecho público,


busca descongestionar las aceras de vehículos mal estacionados, no puede con
ello sacrificarse la seguridad de las personas en el tránsito por las aceras. Así, la
municipalidad demandada, estimando que la medida de instalar monolitos en
el sector generaría un beneficio para los ciudadanos, debió implementar un plan
de acción para evitar accidentes asociados a estos.

Una manera de evitar un accidente, podría ser la de pintar estos monolitos


con colores llamativos, que contrasten, de manera que sean apreciados desde
lejos y desde cerca, para así, evitar encontrarse con ellos y sufrir un grave
accidente, como le ocurrió a la demandante de autos.

Así las cosas, la falta de servicio se configura, entre otras cuestiones, en la


no implementación de medidas de seguridad que permitieran advertir la
presencia de dichas estructuras en la acera, que dicha implementación es
obligatoria para la municipalidad, en atención a todas las disposiciones legales
citadas hasta este momento, y porque el concepto de falta de servicio, también
se relaciona estrictamente con la expectativa razonable, es decir, la víctima en
este caso espera razonablemente que, si se instalan este tipo de monolitos, exista
una adecuada señalización, un adecuado espacio, en fin, adecuadas medidas
de seguridad que permitan evitar estos resultados dañosos.

En la especie, entiendo que la conducta del municipio demandado,


conforme a una interpretación sistemática de todas las normas legales citadas,
fue de falta de servicio dado que no otorgó el permiso para que un tercero, en
este caso el banco demandado, instalará los monolitos en el lugar ya señalado;
o que habiéndolos autorizados para su instalación, los mismos no fueron
instalados conforme a la ley o no de la manera en forma y cantidad en que se
autorizó, lo que, en todos los casos, no fue fiscalizado por el municipio en cuanto
a la seguridad para los peatones.

B.2.iii.- Respecto del Banco Itau.


La responsabilidad es la obligación que pesa sobre una persona en orden
a indemnizar el daño sufrido por otra. Es extracontractual cuando tiene su origen
en algún delito o cuasidelito civil, siendo el primero último el hecho ilícito y doloso
que provoca un daño. Y el cuasidelito civil es el hecho ilícito y culpable que
causa un daño, conforme a los Arts. 1437 y 2284 del Código Civil.

Tanto el delito como el cuasidelito pueden surgir de un hecho (culpa in


committendo) o de una abstención (culpa in omittendo).

Lo que distingue el delito o cuasidelito civil del delito o cuasidelito penal es


que en el primer caso hay hechos culpables o dolosos que causan perjuicio, en
tanto que en el segundo, hecho culpables o dolosos penados por la ley penal.
En razón de lo anterior, un mismo hecho puede ser a la vez delito o cuasidelito
civil y penal (el hurto); un hecho puede ser cuasidelito o delito penal sin ser
cuasidelito o delito civil (delitos de mendicidad, vagancia); y un hecho puede ser
cuasidelito o delito civil sin ser cuasidelito o delito penal. Este último es lo normal,
pues el concepto de ilícito civil es mucho más amplio que el de ilícito penal.

La responsabilidad civil extracontractual, en cambio, es propiamente


hablando, es una fuente de responsabilidad. Hay algunos autores que sostienen
que en la responsabilidad extracontractual también hay una infracción de una
obligación preexistente que sería el deber genérico de cuidado.

La culpa extra contractual civil no admite gradación, según el Art 44 y Art.


1547 del Código Civil. En esta materia de responsabilidad civil extracontractual,
se responde de toda especie de culpa (esto es, de la levísima), In lege Aquilia et
levissima culpa venit.

Nuestra jurisprudencia NO ha sido además reacia a aceptar la


indemnización del daño moral en materia de responsabilidad civil
extracontractual y la responsabilidad es solidaria dado lo señalado en el Art. 1511
y 2317 ambos del Código Civil.

En esta misma materia extracontractual7, el acreedor debe probar el ilícito


y además debe probar que fue culpable o doloso, salvo en los casos en que se
presume culpabilidad (Art. 2323, Art. 2326 y Art. 2329).

En atención a su origen, la responsabilidad extracontractual puede ser


simple (proviene del hecho personal del autor del daño) o compleja (proviene de un hecho ajeno,

7
http://www.josemiguellecaros.cl/v2/wp-content/uploads/2014/11/La-Responsabilidad-Extracontractual-en-el-
Derecho-Civil.pdf
del hecho de un animal o de una cosa de los cuales la ley hace responsable a alguien). En la especie,
alegamos la responsabilidad compleja, la ley presume la culpabilidad del
civilmente responsable.

La teoría clásica o subjetiva, supone que sin culpa o dolo no puede haber
ni exigirse responsabilidad. La víctima debe asumir los riesgos de todo caso
fortuito o fuerza mayor. La dificultad de probar esa subjetividad ha hecho que
hayan ido surgiendo correctivos destinados a aliviar la carga probatoria a la
víctima. En este contexto hay que entender las presunciones de culpabilidad,
que pueden ser simplemente legales, como lo señalan el Art. 2320, Art. 2322, Art.
2326, Art. 2328 y Art. 2329 todos del Código de Bello; entendemos que en la especie

estamos frente a una presunción de culpabilidad que le afecta a la institución bancaria, de


aquellas señaladas en el Inc. 1° e Inc. 4° del Art. 2320 y la contenida en el Art.
2329, en su Inc. 1° como regla general y subsumible al N°3 del Inc. 2° del mismo.
También debe entenderse en tal contexto la extensión que la doctrina y la
jurisprudencia han ido haciendo acerca de la noción de culpa. Lo que hace
años no era considerado culpa hoy sí lo es.

La teoría del riesgo creado o de la responsabilidad objetiva, precisa que


el que crea una situación de riesgo debe responder en el evento de que se
produzca el daño que se arriesgaba. Aun cuando no haya habido culpa alguna
ni dolo. Para esta teoría, la responsabilidad es un problema de causalidad; no de
imputabilidad. La ventaja teórica de esta teoría consiste en que logra diferenciar
nítidamente la responsabilidad civil (que pretende restablecer un equilibrio de justicia) de la
penal (que involucra la idea de pena o castigo). La ventaja práctica consiste en que la
víctima ya no se encuentra frente a la dificultad de probar la subjetividad del
autor del ilícito.

Entre nosotros encontramos responsabilidad objetiva en diversas


normativas. Así, existe un convenio sobre responsabilidad internacional por los
daños causados por objetos espaciales, en el Código Aeronáutico hay varios
casos de responsabilidad objetiva tanto en la responsabilidad por daños durante
el transporte aéreo como por daños a terceros en la superficie. La ya citada Ley
N°18.290 del Transito establece en algunas materias responsabilidad objetiva,
como la del propietario del vehículo por las infracciones o perjuicios. La Ley
General de Ferrocarriles también establece responsabilidad objetiva de la
Empresa de Ferrocarriles del Estado por el hecho de los administradores y
empleados o dependientes.
Para los autores clásicos (Planiol, Ripert, Colin y Capitant, Mazeaud), la
teoría de la responsabilidad objetiva tiene los siguientes inconvenientes. Primero,
suprime de la responsabilidad civil el elemento moral, que es el que crea en el
hombre la conciencia de su deber de reparar el daño causado. Es decir, se hace
indemnizar sin que exista la convicción de un deber en tal sentido. Reduce la
indemnización a un problema de causalidad.

Es cierto que nuestro Código Civil consagra claramente la teoría de la


responsabilidad subjetiva, dado los Arts. 2314 y Art. 2284. Exige voluntad en el Art.
2319 del mismo, negligencia es exigida en los Arts. 2320 y 2322 incisos finales entre
otros de tal código.

B.2.iv.- Elementos de la responsabilidad civil extracontractual de la institución


bancaria demandada.- 8

Conforme a los Arts. 2284, 2314 y 2319, los elementos que se deben probar
asociados a los hechos descritos en relación a la demandada persona jurídica de
derecho privado, son:

i.- Capacidad delictual o cuasidelictual.

ii.- Dolo o culpa.

iii.- Perjuicio.

iv.- Relación de causalidad.

Analicemos cada una, brevemente:

i.- Capacidad delictual o cuasidelictual.

Las personas jurídicas son capaces de delito o cuasidelito civil: deben


indemnizar los perjuicios provocados con culpa o dolo por las personas naturales
que obran en su representación o que están bajo su cuidado o servicio. Eso sí que
es necesario que la persona jurídica tenga plena existencia legal como es del
caso de autos.

Las personas jurídicas tienen tanto responsabilidad simple como compleja,


siendo ésta última la que alegamos. Poseen una responsabilidad personal por los
delitos o cuasidelitos cometidos por sus órganos dentro del ámbito de sus
funciones como en el Art. 552 de nuestro código, sin perjuicio de la
responsabilidad solidaria del órgano, al haber actuado conjuntamente como se
indica en el Art. 2317. También son responsables de los delitos o cuasidelitos por

8
Idem anterior.
hechos ajenos o de las cosas en los mismos términos que si se tratase de un
persona natural. Es decir, es plenamente aplicable lo dispuesto en los Arts 2320,
2322, 2323, 2326 a 2328 del Código Civil, por lo que es procedente la demanda
respecto de esta demandada.

ii.- Dolo o culpa.


El dolo es la intención positiva y directa de causar daño como lo define el
Art 44 del ya aludido código. No una simple conciencia o representación del
resultado sino una intencionalidad, así lo indica el Art. 2284 del Código Civil. Pero
en ciertos casos se habla de dolo cuando hay un compartir una actitud dolosa,
pero sin una subjetividad propiamente intencionada así se ejemplifica en el Art.
2468 N°1 de tal cuerpo legal.
La culpa es la falta de diligencia o cuidado en la ejecución de un hecho.
Debe ser apreciada en abstracto, comparando la conducta del agente con la
ordinaria esperable en tal caso. Se habla de "culpa contra la legalidad" cuando la
sola violación de una norma legal genera culpabilidad en el infractor, como
podría ocurrir en la especie. Hay abstención en la acción cuando el agente, al
ejecutar el acto perjudicial, omitió tomar todas las providencias que habrían
podido evitar el daño, que creemos que es lo más factible en estos hechos y allí
estamos frente a la negligencia. La abstención pura y simple, en cambio, es la
pura pasividad.

iii.- Daño o perjuicio.

Si bien lo desarrollaremos más ampliamente en el acápite siguiente,


incluido el daño moral, debemos señalar que los daños que sufrió la actora, se
han descrito en la parte denominada “hechos” de esta demanda.

Es esencial la concurrencia de este elemento para configurar la


responsabilidad extracontractual, dado que si falta no hay interés alguno y sin
interés no hay acción.

Sabemos que perjuicio es cualquier detrimento o menoscabo, dolor o


molestia que sufra un individuo en su persona, bienes, libertad, honor, créditos,
afectos, creencias y también la pérdida de una legitima ventaja o beneficio.

Como requisito, se debe acreditar que el daño debe ser cierto, real,
efectivo, como es del caso. No importa que el monto sea incierto, indeterminado
o de difícil avaluación. No sólo es cierto el daño actual o presente. Puede ser
cierto un daño futuro, cuando se han producido las circunstancias que lo
determinarán, esto es, están sentadas las bases para la determinación
anticipada como consecuencia del desarrollo de una situación ya existente.

iv.- Relación de causalidad.

Este elemento será analizado de manera más abundante en el acápite


subsiguiente, persiguiendo un objetivo de economía procesal y que es un
elemento común para ambos demandados, por lo que entendemos que sin la
conducta de la demandada de derecho privada, los daños producidos a esta
compareciente, no se habrían ocasionados.

En resumen, la conducta de la institución financiera aparece para esta


parte, como culpable dado que fue esta institución la que instaló materialmente
los monolitos sin la autorización del municipio para ello o que poseyendo la
autorización legal para ello, no lo realizo conforme a lo autorizado por la entidad
edilicia demandada además de no mantener tales elementos en su acera frente
a su acceso de la sucursal con mínimas medidas de seguridad para el peatón;
estas conductas omisivas y/o materiales son las causantes de los hechos
descritos.

B.3.- El Daño producido por ambos demandados.

B.3.i.- Lucro cesante presente y futuro.9

En los hechos descritos, es daño emergente actual los gastos de


reparación, de hospitalización, medicamentos, y lucro cesante actual lo que
hasta la fecha ha dejado de ganar la victima por el impedimento. Daño
emergente futuro serán los gastos de tratamiento hacia futuro y lucro cesante
futuro será la no obtención futura de un lucro legítimo.

Según la prueba que se rendirá en autos, la demandante ejercía como


técnico paramédico, obteniendo mensualmente una renta de $510.000
(quinientos diez mil pesos).

Producto del hecho ilícito que se atribuye a los demandados de autos, la


actora no ha podido trabajar a honorarios desde el mes de febrero de 2018 a la
fecha lo que en total implica una suma no percibida por honorarios de
$12.240.000.- (doce millones doscientos cuarenta mil pesos). Asimismo, la actora,
según se acreditará, no se ha recuperado de sus lesiones al día de hoy, habiendo

9
Idem punto 4.
transcurrido dos años desde el incidente, por lo que de no acaecer el hecho
ilícito de la demandada, hubiera podido percibir sus honorarios derivados de su
trabajo en la Clínica La Portada de esta ciudad.

B.3.ii.- Daño moral.

La doctrina y la jurisprudencia nacionales, entiende que el daño moral


consiste, equivale, y tiene su fundamento en el sufrimiento, dolor o molestia que
un hecho ilícito ocasiona en la sensibilidad física o afectos o sentimientos de una
persona, que por su propia naturaleza, lesiona sus facultades espirituales,
creencias o condiciones morales inherentes a la persona humana, lo que refleja
un estado de perturbación psíquica, una angustia permanente y constante, a
causa del atentado contra la salud e integridad psíquica del agraviado y de su
familia, comparecientes en este acto; lo que se debe tener por acreditado,
respecto de ellos por la sola consideración del indiscutible dolor, sufrimiento,
humillación, molestia, impotencia e indefensión que se generó al recibir y sufrir un
trato ilegítimo, violento, brutal y vejatorio por parte de funcionarios policiales.
Producto de lo anterior, este daño moral sufrido, un daño no patrimonial, al
afectar la integridad física y psíquica de la actora, como así también la libertad
de trabajo de la víctima, y perturbar la tranquilidad espiritual de toda una familia,
lo que debe ser reparado. Esto es indemnizado, por el dañado causado, lo que
originó sufrimientos físicos y psíquicos, tanto para la víctima como para sus
familiares y afectos personales a largo plazo. Por los efectos de tales daños
causados por los demandados y las consecuencias para la víctima.
Deseamos destacar o ahondar, en un hecho concreto derivado de las
omisiones de los demandados que afecta a mi persona, es que estoy desde los
hechos hasta el día de hoy, imposibilitada de realizar el trabajo remunerado ya
descrito que me entregaba dignidad y autonomía financiera, una facultad
inmaterial.

Esta compareciente, hasta antes de los sucesos relatados, podía trabajar y


costearse todas sus necesidades sin la necesidad de depender
económicamente de otras personas. Esto, para cualquier persona significa un
estado de plenitud emocional. Producto del hecho ilícito, ya no podrá seguir
desarrollándose laboralmente en la forma que quisiera y pudiera en el futuro.

Aun cuando pueda recuperarse en el futuro mediato, es probable que


nunca más podrá desarrollarse en la actividad que ejercía. Este derecho de
libertad de elegir trabajo, se ve conculcado de gravedad suma, es una privación
inconmensurable. El daño producido a su capacidad de trabajo, un bien
inmaterial, es claramente insoslayable.

B.3.ii.- Cuantía solicitada de indemnización por daño moral.

La doctrina y los tribunales de nuestro país, están contestes que se deben


considerar los criterios de la gravedad y de permanencia para la avaluación del
daño moral. En efecto, son nuestros tribunales los que han reconocido que los
daños morales deben ser significativos, dejando de lado aquellos que se basan
en simples molestias o en turbaciones carentes de significación moral
propiamente tal, por lo que dichos criterios deben considerarse dentro de
justificaciones racionales que utilizan los magistrados en el proceso de avaluación
del daño moral.
En cuanto a los criterios referidos, respecto de la gravedad se ha resuelto
que “para regular la cuantía de la indemnización del daño moral causado por lesiones es

necesario tener presente la naturaleza y gravedad de las lesiones medicamente


comprobadas”10
Del criterio de permanencia, en relación al sufrimiento como daño, se
refiere a la intensidad del daño, que viene determinada por su naturaleza y
duración (Barros B., E., Tratado de Responsabilidad Extracontractual, pp. 321-322). En la
misma línea, la reparación de los perjuicios de agrado, entendidos como la
pérdida de oportunidades de vida (Barros B., E., Tratado de Responsabilidad
Extracontractual, pp. 234, 323), lleva implícita un elemento de permanencia que
justifica la misma.
En cuanto al monto del resarcimiento pecuniario por daños
extrapatrimoniales, la doctrina citada por nuestra jurisprudencia se ha referido a
ello en el sentido que “Se debe buscar compensar el daño no patrimonial producido,

porque si bien se ha causado una pérdida irreparable, se debe colocar a la víctima en una
situación patrimonial mejorada, que posibilite, por lo tanto, mayores satisfacciones que de
alguna manera compensen las sensaciones desagradables sufridas”.(Barrientos Zamorano,
Obra citada).

La indemnización por daño moral en este punto se realiza de acuerdo con


los perjuicios que se deben compensar. Hay que tomar en cuenta el alcance de
las lesiones, así como su intensidad; la duración de los dolores, sufrimientos y los

10
Sentencia dictada por la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 28 de agosto de 1992, contenida en
Gaceta Jurídica N° 146, pág. 68.
perjuicios y, por lo tanto, su regulación pecuniaria se halla por entero entregada
a la apreciación del tribunal”.11

Respecto al daño moral, al no existir una referencia normativa expresa que


establezca posibles montos a conceder por este rubro, se ha conceptualizado
en el sufrimiento, en el trastorno psicológico y en la afectación espiritual, y por lo
que la jurisprudencia se ha allanado a su reparación, asilándose en lo dispuesto
en el Art. 2329 del Código Civil, que dispone imperativamente la reparación de
todo daño sin distinguir la naturaleza de éste. Dadas estas condiciones los
tribunales tienen espacio para determinar el quantum de la indemnización del
daño moral; teniendo presente que para su regulación se debe considerar
además de la aflicción sufrida por los actores, las posibilidades del demandado
para el pago de la suma que se determine, debiendo, además, estos
sentenciadores actuar con moderación y buen juicio, lo que se tendrá en cuenta
para la determinación del monto a fijarse por daño moral.12

En cuanto al carácter de la indemnización monetaria que se pedirá por


este ítem, como lo han señalado nuestros tribunales superiores en varias
oportunidades, no posee un carácter reparatorio, dado que su pago no borra el
daño y atendido que su existencia y su consiguiente regulación, sabido es que
por su naturaleza, de carácter eminentemente subjetivo, y su fundamento se
encuentra en la propia naturaleza de la psicología afectiva del ser humano, de
tal manera que ese daño se produce siempre que un hecho externo afecte la
integridad física o moral de un sujeto, y por lo tanto, la constatación en autos de
que la actora sufrió un serio menoscabo que ha afectado su diario y cotidiano
vivir, se regulara discrecional y prudencialmente por esta corte.13
En virtud de todo lo señalado, en especial, por el daño moral que hemos
sufrido con el actuar arbitrario e ilegítimo de los dos demandados, en el ejercicio
omisivo de sus funciones, y el otro actuar interviniendo un bien nacional de uso
público fuera de la ley, demandó a título de indemnización del daño o perjuicio
moral sufrido por mi persona, la cantidad de $ 100.000.0000 (cien millones de
pesos ) como víctima de los hechos dañosos, o la cantidad que US., determine
juiciosamente considerar, según al mérito de lo probado, más las costas de la
causa.

11
Sentencia dictada por Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, en fecha 27 de septiembre de 2016, rol N° 795-
2016.
12
Sentencia dictada por Ilma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, en fecha 19 de junio de 2012, rol N° 584-2012
13
Sentencia dictada por Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, en fecha 5 de septiembre de 2008, Rol N° 11241-
2004
B.4.- Relación causal entre la actuación u omisión atribuida al municipio y a la
persona jurídica bancaria. 14

Consiste la relación causal, en que el daño sea la consecuencia directa y


necesaria de la acción u omisión culpables o dolosas. El Art. 2314 habla de "inferir"
y el Art. 2329 de "imputar", ambos del Código de Bello.
Como dice Mezger en su Tratado de Derecho Penal, "la punibilidad del

resultado presupone que éste se encuentra en relación de causalidad con el acto de voluntad
del que actúa. El acto de voluntad es causal respecto al resultado cuando suprimido "in
mente" desaparecería también el resultado en su forma concreta".
En el ámbito civil, existe la teoría de la equivalencia de las condiciones,
mayoritaria en la doctrina y la jurisprudencia chilenas en lo civil, en el sentido de
que cuando la culpa o el dolo es UNA de las causas necesarias y directas del
daño, su autor es obligado a repararlo íntegramente. No podría pretenderse la
reducción a pretexto de existir otras causales, ni aunque alguna de ellas fuere
caso fortuito o fuerza mayor. Sólo se exceptúa el caso de imprudencia de la
víctima, pues entonces la apreciación del daño está sujeta a reducción como lo
que indica el Art. 2330 del Código Civil, lo que en la especie no procede dado
que los monolitos se encuentran en la vereda por donde DEBE transitar un
peatón.
Consecuencia de esta teoría es que las predisposiciones, esto es, las
particularidades inherentes a la víctima o su estado de salud no influyen en la
responsabilidad del agente (salvo que la víctima a sabiendas se hubiera expuesto, sabiendo su
predisposición, lo que no aplica en la especie).

Es indiferente que la relación de causalidad sea mediata o inmediata.


Aunque es más probable que la relación de causalidad vaya desapareciendo a
medida que se aleja la distancia entre el ilícito y el daño. Precisar los hechos
materiales de donde el actor pretende derivar la relación causal es una cuestión
de hecho, pero en cambio si la relación de causalidad existe o no es una cuestión
de derecho, susceptible de revisión en casación.

Lo anterior, vale para la demandada persona jurídica privada, por lo que


se requiere un análisis un tanto distinto para la institución estatal demandada, en
relación a este supuesto o requisito de la acción impetrada referente al vínculo

14
Idem al punto 4.
causal entre “la falta de servicio y el daño producido”, este debe darse por
acreditado, puesto que la actividad de los funcionarios del Municipio al efectuar
una eventual autorización a un tercero para instalar tales monolitos o que los
mismo se instalaron sin tal permiso, implica no desarrollar la actividad de fiscalizar
la utilización de un bien nacional de uso público conforme a lo autorizado u
ordenar que tal instalación sea retirada o corregida, respectivamente, lo que
implica una actuación u omisión en su actuar que redunda en el mismo es fuera
de todo marco legal, originando una vulneración ilegítima de la integridad física
y psíquica de la víctima y de sus familiares, actores de autos, lo que a su vez es la
causa el daño moral alegado, lo que constituye la causa inmediata y directa del
daño sufrido.

B.5.- Marco jurídico en relación a la conducta de la actora como peatón.

Conforme dispone la ley del tránsito en su Art. 162 N°1, dispone que el
tránsito de los peatones debe realizarse por las aceras:

“El tránsito de los peatones deberá hacerse de acuerdo con las normas siguientes:

1.- Por las Aceras…..”

Esta última fue la conducta que desarrollé como actora en el día y hora de
los hechos relatados, es decir, ajustada a derecho.

B.6.- Fuente legal que hace procedente que se demande solidariamente a los
demandados.

En su actual reglamentación, las obligaciones solidarias, conforme a los


arts. 1511, 1513 y 1514 del Código Civil, se caracterizan porque cualquiera de los
acreedores tiene la facultad de exigir del deudor el cumplimiento de la
prestación por entero (solidaridad activa), o cualquiera de los deudores debe
realizar esa prestación en su totalidad al acreedor (solidaridad pasiva). Existe
consenso en nuestra doctrina en que las fuentes de la solidaridad son la
convención, el testamento y la ley. Respecto de esta última, la determinación
final de la solidaridad surgirá en la sentencia judicial que declarará los sujetos
deben responder en esa calidad. Ello porque las normas legales que establecen
esta forma de responder lo hacen a través de supuestos generales, que el juez
debe calificar para cada caso, conforme a la conducta desplegada por el
deudor, para poder imputarle esta responsabilidad.15

La responsabilidad solidaria por contribución culposa o dolosa de varios


agentes al daño tiene como hipótesis general el Art. 2317, inc. 1° del Código Civil,
cuando dispone que:

“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas

será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o cuasidelito,
salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328”.

Dicho precepto asume, como supuesto, que es la comisión o


coparticipación en un mismo hecho lo que permite hacer exigible esa
modalidad de responsabilidad civil, reclamando, a cualquiera, el total de la
prestación. Esta hipótesis general ha sido ampliada gradualmente por nuestra
doctrina y jurisprudencia.

La responsabilidad solidaria pasiva por garantía tiene, como singularidad,


el deberse la misma prestación por dos sujetos, uno como autor del daño, el otro
en función de la garantía que impone la ley, lo que es aplicable a la especie. En
explicación de Corral, “se reconoce a la víctima poder obtener la reparación de una

persona que sea patrimonialmente solvente, aunque no haya participado directamente en el


ilícito que produce el daño. En estos casos, el autor directo es imputable por responsabilidad
subjetiva (dolo o culpa), pero la ley hace responsable solidariamente a otra persona que
entiende puede reparar el daño con más facilidad, y luego repetir contra el autor directo del
daño”.

Son manifestaciones positivas de lo anterior el Art. 169 inc. 2° de la Ley del


Tránsito, respecto del propietario del vehículo y del tenedor de este; y también el
Art. 18 inc. 6° del D.F.L. N° 458, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, respecto
de las personas jurídicas y los profesionales que actúen por ellas como arquitecto,
ingeniero civil, ingeniero constructor o constructor civil.16

15
Romero Seguel, Alejandro. “La Obligación Solidaria pasiva y Debido Proceso”. Rev. chil.
derecho vol.46 no.1 Santiago abr. 2019. versión On-line ISSN 0718-3437
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-34372019000100099

16
Idem anterior.
Por lo tanto, es procedente la demanda solidaria conforme a lo expuesto,
dado que los hechos descritos y la participación que se alega en ellos de los
demandados, hacen procedente la presente demanda en estos términos.

B.7.- Prescripción de la acción indemnizatoria.


En estos autos se ejerce una acción de contenido patrimonial y de
naturaleza civil, cuyo fin es hacer efectiva la responsabilidad extracontractual
que le cabe a las demandadas por los daños indicados, provocados por la
comisión de un ilícito civil, acontecido el día 22 de enero de 2018, en la ciudad
de Antofagasta.
La acción por responsabilidad extracontractual impetrada, y cuya regla
general en materia de prescripción corresponde a la contenida en el artículo
2332 del Código Civil, el cual textualmente señala que: “Las acciones que contempla

este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años contados desde la perpetración del
acto”. Tal norma rige una prescripción extintiva de corto tiempo que afecta a las
acciones fundadas en esta clase de pretensiones, estableciendo que su
cómputo o conteo se inicia a partir de la realización del hecho generador del
daño, que según dispone el artículo 2524 del cuerpo legal en comento, corre
contra toda persona.
Es también cierto que sobre este tema, tanto la doctrina y jurisprudencia
uniforme de la Corte Suprema han sido contestes en el sentido de afirmar que no
existe duda respecto a que el cómputo de la prescripción extintiva comienza en
la fecha exacta en que se consumó el hecho generador del daño, no antes ni
después.

Por tanto, en mérito de lo expuesto, lo dispuesto en el Arts. 5 letra c) y 152 ambos


de la Ley N°18.695.-, el Art. 589 y el Art. 2314 y siguientes del Código Civil, y toda
otra normativa legal aplicable a la resolución del caso,

Pido a VS., tener por interpuesta demanda solidaria de indemnización de


perjuicios por responsabilidad civil extracontractual causando daño material,
físico y moral, en contra de las personas jurídicas: Banco Itaú S.A., representada
legalmente por su Gerente General, don Manuel Olivares Rossetti; y a la Ilustre
Municipalidad de Antofagasta, representada legalmente por su Alcalde, doña
Karen Paulina Rojo Venegas, todos ya individualizados, admitirla a tramitación
en juicio ordinario de mayor cuantía, y en definitiva condenar de manera
solidaria a las demandadas a pagar a doña Rosa del Carmen Castillo Parra, la
suma total de $112.240.000.- (ciento doce millones doscientos cuarenta mil
pesos) por los siguientes conceptos:

1.- A título de lucro cesante, la suma de $12.240.000.- (doce millones doscientos


cuarenta mil pesos), aumentada con el lucro cesante que se vaya generando
hasta que se dicte sentencia de término que acoja el pago a la demandante
por este concepto desde o por parte de los demandados solidarios.

2.- A título de daño moral, la suma de $100.000.000. (cien millones de pesos).-

3.- Todas estas sumas reajustadas en conformidad con la variación del Índice de
Precios al Consumidor y los intereses penales que se generen entre la fecha de la
perpetración del hecho y el efectivo pago de las sumas,

4.- Expresa condena en costas a las demandadas.

Primer otrosí: sírvase SS., tener por acompañados los siguientes documentos,
conforme lo dispuesto en el artículo 255 del código de procedimiento civil:

i.- Copia Simple de Ficha Clínica Nº 563396 del Hospital Regional de Antofagasta
Dr. Leonardo Guzmán de la paciente doña Rosa del Carmen Castillo Parra.

ii.- Certificado emitido por doña María Alejandra Meriño, Enfermera Jefe del
Servicio de Medicina y Cirugía de Clínica La Portada del mes de junio de 2018.

iii.- Informe Médico de don Patricio Cid Mariángel, traumatólogo de fecha 5 de


julio de 2018.

iv.- Copia simple de contestación del Municipio de Antofagasta, realizada en el


juicio tramitado en el 2° Juzgado de Letras en lo Civil de Antofagasta, bajo el rol
C-4391-2018.

v.- Oficio ordinario N°1654 del 08.05.2019 dirigido a la actora, rubricado por don
Juan Urrutia Reyes, Director Servicio de Salud de Antofagasta, en la cual se
adjuntan el formulario de Dato de Atención de Urgencia N°180122005 y la ficha
de atención hospitalaria N°0146703.

Segundo otrosí: pido a VS., tener presente para todos los efectos legales, que por
este acto confiero patrocinio y poder para representarme en estos autos en el
abogado Aquiles Cerda Iturriaga, R.U.T. N° 3.902.525-6, domiciliado en calle Jorge
Washington N°2675, oficina N°501 de Antofagasta, pudiendo obrar con todas y
cada una de las facultades contenidas en ambos incisos del artículo 7° del
Código de Procedimiento Civil, especialmente las de desistirse en primera
instancia de la acción deducida, aceptar la demanda contraria, absolver
posiciones, renunciar los recursos o los términos legales, transigir, avenir, conciliar,
comprometer, otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar
convenios y expresamente percibir, así como también la facultad de delegar
este mandato, sin necesidad de comunicar al poderdante, como reasumir de
manera conjunta o separadamente la representación conferida.

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