Reacción en Cadena de La Polimerasa
Reacción en Cadena de La Polimerasa
Reacción en Cadena de La Polimerasa
Así, se trata de disponer en un tubo de ensayo el ADN de la especie objeto de estudio. Además
debemos añadir en dicho tubo un par de oligonucleótidos que actúen como cebadores para la
ADN polimerasa. La elección de estos oligonucleótidos (cebadores o primeros) es crucial dado que
han de delimitar la región a amplificar.
Además del ADN y de los primeros, es necesario añadir al tubo de reacción los 4 tipos de
desoxirribonucleótidos trifosfatos (dNTPs) que componen el ADN (dATP, dGTP, dTTP y dCTP, en
una mezcla equimolar de cada uno de ellos). Por supuesto, añadiremos por último también la ADN
polimerasa que, en este caso, ha de ser una polimerasa especial capaz de resistir las elevadas
temperaturas a la que vamos a someter a nuestro tubo de reacción. Dicha ADN polimerasa es la
llamada Taq-polimerasa, aislada de la bacteria Thermus aquaticus.
Una vez tenemos todos los componentes en nuestro tubo de reacción (Figura 1), tenemos que
favorecer de alguna forma que ocurra la síntesis de ADN. Para ello, lo primero que debemos hacer
es facilitar la desnaturalización del ADN. A continuación, permitir el alineamiento de los primers
(apareamiento con su región complementaria) y, por último, facilitar que la polimerasa lleve a
cabo la síntesis de ADN utilizando como cebadores los extremos de los primeros utilizados. Así,
nuestra reacción constaría de 3 pasos:
2. Alineamiento. Se desciende la temperatura hasta una temperatura que puede oscilar entre 40
oC y 60 oC (dependiendo de diversos parámetros como la secuencia de los primeros, su
especificidad,...). La duración de este paso puede oscilar entre ½ minuto y 2 minutos.
Estos tres pasos constituyen un ciclo. La repetición de este ciclo unas 40 veces, por ejemplo,
permite obtener, como resultado de un experimento de amplificación, millones de copias del
fragmento de interés.
Todo esto, por supuesto, se realiza de forma automatizada. Para ello, los tubos de reacción se
introducen en un termociclador que de forma automática realiza los 40 ciclos de amplificación.
LA REACCIÓN EN CADENA DE LA
POLIMERASA
La reacción en cadena de la polimerasa, conocida como PCR por sus siglas en inglés (polymerase
chain reaction), es una técnica de biología molecular desarrollada en 1986 por Kary Mullis.1 Su
objetivo es obtener un gran número de copias de un fragmento de ADN particular, partiendo de
un mínimo; en teoría basta partir de una única copia de ese fragmento original, o molde. Esta
técnica sirve para amplificar un fragmento de ADN; su utilidad es que tras la amplificación resulta
mucho más fácil identificar con una muy alta probabilidad, virus o bacterias causantes de una
enfermedad, identificar personas (cadáveres) o hacer investigación científica sobre el ADN
amplificado. Estos usos derivados de la amplificación han hecho que se convierta en una técnica
muy extendida, sobre todo en el ámbito de la investigación forense, con el consiguiente
abaratamiento del equipo necesario para llevar a cabo dicha técnica.
Fundamento e importancia
Esta técnica se fundamenta en la propiedad natural de los ADN polimerasas para replicar
hebras de ADN, para lo cual se emplean ciclos de altas y bajas temperaturas alternadas para
separar las hebras de ADN recién formadas entre sí tras cada fase de replicación y, a
continuación, dejar que las hebras de ADN vuelvan a unirse para poder duplicarlas
nuevamente. La reacción en cadena de la polimerasa fue perfeccionada por Kary Mullis
perteneciente a la Cetus Corporation en California, en la década de 1980. Inicialmente la
técnica era lenta, ya que las polimerasas se desnaturalizaban al realizar los cambios de
temperatura y era necesario agregar nuevas polimerasas en cada ciclo. Puesto que las
temperaturas del ciclo (95 °C en las fases de desnaturalización del ADN) suponen la inmediata
desnaturalización de toda proteína, se emplean ADN polimerasas termoestables, extraídas de
microorganismos adaptados a vivir a esas temperaturas, restrictivas para la mayoría de los
seres vivos. Dichos microorganismos, generalmente arqueas, son: Thermus aquaticus
(polimerasa Taq), Pyrococcus furiosus (Pfu), Thermococcus litoralis (Vent) y Thermus
thermophilus (Tth). Generalmente se emplean mezclas de polimerasas muy procesivas (Taq)
con otras capaces de hacer corrección de errores (Pfu, Vent).
Enfermedades raras
Esta enfermedad se explica por una anomalía genética que impide sentir dolor, calor o frío. Los
enfermos tienen, además, alteraciones de la sudoración, lo que causa episodios de fiebre. Afecta
de forma grave al sistema nervioso. Al no sentir los estímulos, los enfermos pueden autolesionarse
con mayor facilidad. Muchos de sus síntomas aparecen tarde. Además, no existe ninguna técnica
específica que permita diagnosticarla antes de su aparición. Afecta a una de cada 100 millones de
personas.
2. Progeria
3. Elefantiasis
Esta enfermedad causa un aumento anormal y considerable de algunas partes del cuerpo,
especialmente de las extremidades inferiores y los órganos genitales externos, lo que origina a la
vez discapacidad y estigmatización social. Se trata de una enfermedad tropical, que se produce por
la transmisión de unos parásitos denominados filarias a través de mosquitos, lo que causa daños
en el sistema linfático, especialmente en la infancia.
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que en 2014 originó una enorme corriente de solidaridad a
través de la campaña del cubo helado, es una enfermedad neurodegenerativa que causa una
pérdida progresiva de las neuronas motoras, acompañada de un deterioro muscular asimétrica de
los miembros. Causa minusvalías crecientes y, a falta de tratamiento, conduce a la muerte en un
plazo que no suele superar los cinco años.
Es un desorden cutáneo que modifica el color de la piel humana hacia un tono gris azulado. Se
produce por la exposición prolongada a la plata o algunas de sus sales. Esta decoloración se
produce sobre todo en casos de personas que han trabajado con este metal o que han consumido
suplementos coloidales.
7. Tricotilomanía
9. Síndrome de Moebius
Es una enfermedad neurológica congénita que se caracteriza por el desarrollo incompleto de dos
nervios craneales, lo que afecta al sistema nervioso y origina parálisis facial y falta de movimiento
en los ojos. Los enfermos tienen dificultades de habla, aunque, salvo por las dificultades propias
del síndrome, el desarrollo intelectual no suele quedar afectado. En España nacen cada año 3 ó 4
niños con este síndrome.
Esta enfermedad se caracteriza por movimientos rápidos, repetitivos, en forma de 'tics', tanto
motores como vocales. Suele aparecer en la infancia, aunque en muchos casos desaparecen en el
tránsito a la adolescencia. Es mucho más raro en la edad adulta.
ENFERMEDADES RARAS
1. Síndrome X-frágil
2. Síndrome de Moebius
El Síndrome de Moebius es una enfermedad rara del desarrollo. Dos importantes nervios
craneales, el 6º y 7, no están totalmente desarrollados en estos pacientes. Estos nervios controlan
tanto el parpadeo y movimiento lateral de los ojos, como las múltiples expresiones de la cara, por
lo que causa parálisis facial y falta de movimiento en los ojos. La falta de expresión facial puede
acompañarse de babeo, dificultades en el habla y problemas de pronunciación.
El Síndrome de Prader Willi es una enfermedad rara del desarrollo embrionario. Fue descrito por
primera vez, en 1887, por Langdon Down, y se estima una frecuencia de 1 por cada 25.000 nacidos
vivos. Una descripción literaria muy detallada del mismo se puede leer en la novela de Charles
Dickens titulada “Los papeles de Mr. Pickwick?. Clínicamente se caracteriza por obesidad,
hipotonía (tono anormalmente disminuido del músculo), retraso mental e hipogenitalismo (menor
desarrollo o actividad genital).
5. La púrpura de Schönlein-Henoch
6. Progeria de Hutchinson-Gilford
7. Síndrome de Marfan
El síndrome de Marfan es una enfermedad hereditaria rara del tejido conjuntivo que sobre todo
afecta al esqueleto, los pulmones, los ojos, el corazón y los vasos sanguíneos. Clínicamente se
caracteriza por talla superior a la media, envergadura que supera a la altura y malformaciones
óseas que incluyen aracnodactilia (dedos desproporcionadamente largos y delgados),pectus
carinatum (pecho hacia afuera) o pectus excavatum (esternón desplazado hacia dentro). Se
acompaña de hiperextensibilidad de las articulaciones, rodillas y piernas curvadas hacia atrás, pies
planos, cifoescoliosis (combinación de cifosis, curvatura anormal en sentido antero posterior de la
columna vertebral y escoliosis, curvatura anormal en sentido lateral) y grasa subcutánea escasa.
Puede acompañarse de miopía aguda y suele afectar a las arterias y al corazón.
La Insensibilidad Congénita al Dolor (CIP) es un desorden genético que afecta al sistema nervioso
autónomo, que es el que controla la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, el sudor, el sistema
sensorial nervioso y la habilidad para sentir el dolor y la temperatura. Los pacientes que la
padecen interpretan de forma anormal los estímulos dolorosos. Como consecuencia, corren el
riesgo de sufrir lesiones (traumatismos, fracturas, luxaciones, quemaduras…) y morir más jóvenes.
Deben estar bajo supervisión en edades tempranas para que no se autolesionen
involuntariamente, por ejemplo mordiéndose la lengua.
El Síndrome de Gilles de la Tourette, también llamado “enfermedad de los tics”, es una patología
rara del sistema nervioso. Se caracteriza por tics consistentes en movimientos rápidos, repetitivos
e involuntarios de un grupo de músculos esqueléticos relacionados funcionalmente, carentes de
finalidad como acto motor, o bien en una producción involuntaria de ruidos (gruñidos, aspiración
de aire por la nariz, tos) y palabras.
Esta enfermedad se explica por una anomalía genética que impide sentir dolor, calor o frío. Los
enfermos tienen, además, alteraciones de la sudoración, lo que causa episodios de fiebre. Afecta
de forma grave al sistema nervioso. Al no sentir los estímulos, los enfermos pueden autolesionarse
con mayor facilidad. Muchos de sus síntomas aparecen tarde. Además, no existe ninguna técnica
específica que permita diagnosticarla antes de su aparición. Afecta a una de cada 100 millones de
personas.