Apuntes de Metafísica Cuántica

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El Aleph es en ciertos sentidos el opuesto del Zahir , el objeto de otro cuento corto de Borges

publicado al mismo tiempo.

Mientras que ver el Aleph causa que el observador vea todas las cosas, mirar el Zahir provoca
que el observador finalmente lo perciba como único objeto existente.

William James (Hermano de Henry Lames). Este tiene una obra que se llama “Pragmatismo: un
nuevo nombre para una antigua forma de pensar”. En este dice que hay que desconectar la
pregunta por la verdad porque esta es muy difícil de hallar. Hay una región en que es plausible
preguntarse por la verdad, pero sobrepasado un límite cognoscitivo podemos por una parte
dejar de plantearse ciertas cosas o, por otro lado, elegir la opción que nos es más útil y
beneficiosa.

Borges, en su obra, en vez de pensar en la utilidad elige la opción que es más estética. Esto se
ve mucho en “Otras Inquisiciones”. Él valora diferentes ideas cada cual más fantasiosa y al final
se decanta por la más estética.

Esta sanción de un rigor geométrico, que automáticamente castiga el abuso de la fuerza, fue el
objeto primero de meditación entre los griegos. Constituye el alma de la epopeya; bajo el
nombre de Némesis es el resorte de las tragedias de Esquilo; los pitagóricos, Sócrates, Platón,
partieron de allí para pensar el hombre y el universo. La noción se hizo familiar en todos los
lugares donde penetró el helenismo. Esta noción griega es quizá la que subsiste, con el nombre
de kharma, en los países orientales impregnados de budismo; pero Occidente la ha perdido y
ya ni siquiera tiene en sus lenguas palabras para expresarla; las ideas de limite, de mesura, de
equilibrio, que deberían determinar la conducta de la vida, sólo tienen un empleo servil en la
técnica. No somos geómetras más que ante la materia; los griegos fueron primero geómetras
en el aprendizaje de la virtud.

(La Iliada o el Poema de la fuerza de Simone Well)

Yo digo: desde una revisión de la heroicidad se puede llegar a una nobleza de eros y de destino
en que haya un equilibrio de fuerzas y no una victoria. En el Aleph hay una pugna entre
protagonista que intentan sobreponer su voluntad de poder.

Los romanos despreciaban a los extranjeros, a los enemigos, a los vencidos, a sus súbditos, a
sus esclavos; así no tuvieron ni epopeyas ni tragedias. Reemplazaban las tragedias por los
juegos de gladiadores. Los hebreos veían en la desgracia el signo del pecado y por ende un
legítimo motivo de desprecio. Consideraban a sus enemigos vencidos como horribles ante Dios
mismo y condenados a expiar crímenes, lo que permitía la crueldad y hasta la hacía
indispensable. Por eso ningún texto del Antiguo Testamento tiene un tono parecido al de la
epopeya griega, salvo quizá ciertas partes del poema de Job. Romanos y hebreos han sido
admirados, leídos, imitados en actos y palabras, citados siempre que hubo necesidad de
justificar un crimen, durante veinte siglos de cristianismo.

extraño siglo, por otra parte, en el cual, al contrario de la edad ´épica, sólo podía percibirse la
miseria humana en el amor, mientras que los efectos de la fuerza en la guerra y en la política
debían siempre estar envueltos de gloria. Quizá podrían citarse otros nombres. Pero nada de
lo que han producido los pueblos de Europa vale lo que el primer poema conocido que haya
aparecido en uno de ellos. Reconquistarán quizá el genio ´épico cuando sepan que no hay que
creer nada al abrigo de la suerte, no admirar jamás la fuerza, no odiar a los enemigos ni
despreciar a los desgraciados. Es dudoso que esto ocurra pronto.

EL ESPEJO DE LOS ENIGMAS El pensamiento de que la Sagrada Escritura tiene (además de su


valor literal) un valor simbólico no es irracional y es antiguo: está en Filón de Alejandría, en los
cabalistas, en Swedenborg. Como los hechos referidos por la Escritura son verdaderos (Dios es
la Verdad, la Verdad no puede mentir, etcétera), debemos admitir que los hombres, al
ejecutarlos, representaron ciegamente un drama secreto, determinado y premeditado por
Dios. De ahí a pensar que la historia del universo —y en ella nuestras vidas y el más tenue
detalle de nuestras vidas— tiene un valor inconjeturable, simbólico, no hay un trecho infinito.
Muchos deben haberlo recorrido; nadie, tan asombrosamente como León Bloy. (En los
fragmentos psicológicos de Novalis y en aquel tomo de la autobiografía de Machen que se
llama The London Adventure, hay una hipótesis afín: la de que el mundo externo —las formas,
las temperaturas, la luna— es un lenguaje que hemos olvidado los hombres, o que
deletreamos apenas… También la declara De Quincey: “Hasta los sonidos irracionales del globo
deben ser otras tantas álgebras y lenguajes que de algún modo tienen sus llaves
correspondientes, su severa gramática y su sintaxis, y así las mínimas cosas del universo
pueden ser espejos secretos de los mayores”. Un versículo de San Pablo (I, Corintios, XIII, 12)
inspiró a León Bloy. Videmus nunc per speculum in aenigmate: tunc autem facie ad faciem.
Nunc cognosco exparte: tunc autem cognoscam sicut et cognitus sum.

Torres Amat miserablemente traduce: “Al presente no vemos a Dios sino como en un espejo, y
bajo imágenes oscuras: pero entonces le veremos cara a cara. Yo no le conozco ahora sino
imperfectamente: mas entonces le conoceré con una visión clara, a la manera que soy yo
conocido.”

Cuarenta y cuatro voces hacen el oficio de veintidós; imposible ser más palabrero y más
lánguido. Cipriano de Valera es más fiel: “Ahora vemos por espejo, en oscuridad; mas entonces
veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.”
Torres Amat opina que el versículo se refiere a nuestra visión de la divinidad; Cipriano de
Valera (y León Bloy) a nuestra visión general. Que yo sepa, Bloy no imprimió a su conjetura una
forma definitiva. A lo largo de su obra fragmentaria (en la que abundan, como nadie lo ignora,
la quejumbre y la afrenta) hay versiones o facetas distintas. He aquí unas cuantas, que he
rescatado de las páginas clamorosas de Le mendiant ingrat, de Le Vieux de la Montagne y de
L’invendable. No creo haberlas agotado: espero que algún especialista en León Bloy (yo no lo
soy) las complete y las rectifique.

La primera es de junio de 1894. La traduzco así: “La sentencia de San Pablo: Videmus nunc per
speculoum in aenigmate sería una claraboya para sumergirse en el Abismo verdadero, que es
el alma del hombre. La aterradora inmensidad de los abismos del firmamento es una ilusión,
un reflejo exterior de nuestros abismos, percibidos “en un espejo”. Debemos invertir nuestros
ojos y ejercer una astronomía sublime en el infinito de nuestros corazones, por los que Dios
quiso morir. Si vemos la Vía Láctea, es porque existe verdaderamente en nuestra alma.” La
segunda es de noviembre del mismo año: “Recuerdo una de mis ideas más antiguas. El Zar es
el jefe y el padre espiritual de ciento cincuenta millones de hombres. Atroz responsabilidad
que sólo es aparente. Quizá no es responsable, ante Dios, sino de unos pocos seres humanos.
Si los pobres de su imperio están oprimidos durante su reinado, si de ese reinado resultan
catástrofes inmensas, ¿quién sabe si el sirviente encargado de lustrarle las botas no es el
verdadero y solo culpable? En las disposiciones misteriosas de la Profundidad, ¿quién es Zar,
quién es rey, quién puede jactarse de ser un mero sirviente?.”

La tercera es de una carta escrita en diciembre: “Todo es símbolo, hasta el dolor más
desgarrador. Somos durmientes que gritan en el sueño. No sabemos si tal cosa que nos aflige
no es el principio secreto de nuestra alegría ulterior. Vemos ahora, afirma San Pablo, per
speculum in aenigmate, literalmente: en enigma por medio de un espejo y no veremos de otro
modo hasta el advenimiento de Aquel que está todo en llamas y que debe enseñarnos todas
las cosas”. La cuarta es de mayo de 1904. “Per speculum in aenigmate, dice San Pablo. Vemos
todas las cosas al revés. Cuando creemos dar, recibimos, etc. Entonces (me dice una querida
alma angustiada) nosotros estamos en el cielo y Dios sufre en la tierra.” La quinta es de mayo
de 1908. “Aterradora idea de Juana, acerca del texto Per speculum. Los goces de este mundo
serían los tormentos del infierno, vistos al revés, en un espejo. La sexta es de 1912. En cada
una de las páginas de L’Ame de Napoleón, libro cuyo propósito es descifrar el símbolo
Napoleón, considerado como precursor de otro héroe —hombre y simbólico también— que
está oculto en el porvenir. Básteme citar dos pasajes: Uno: “Cada hombre está en la tierra para
simbolizar algo que ignora y para realizar una partícula, o una montaña, de los materiales
invisibles que servirán para edificar la Ciudad de Dios.” Otro: “No hay en la tierra un ser
humano capaz de declarar quién es, con certidumbre. Nadie sabe qué ha venido a hacer a este
mundo, a qué corresponden sus actos, sus sentimientos, sus ideas, ni cuál es su nombre
verdadero, su imperecedero Nombre en el registro de la Luz… La historia es un inmenso texto
litúrgico donde las iotas y los puntos no valen menos que los versículos o capítulos íntegros,
pero la importancia de unos y de otros es indeterminable y está profundamente escondida.”
Los anteriores párrafos tal vez parecerán al lector meras gratitudes de Bloy. Que yo sepa, no se
cuidó nunca de razonarlos. Yo me atrevo a juzgarlos verosímiles, y acaso inevitables dentro de
la doctrina cristiana, Bloy (lo repito) no hizo otra cosa que aplicar a la Creación entera el
método que los cabalistas judíos aplicaron a la Escritura. Estos pensaron que una obra dictada
por el Espíritu Santo era un texto absoluto: vale decir un texto donde la colaboración del azar
es calculable en cero. Esa premisa portentosa de un libro impenetrable a la contingencia, de un
libro que es un mecanismo de propósitos infinitos, les movió a permutar las palabras
escriturales, a sumar el valor numérico de las letras, a tener en cuenta su forma, a observar las
minúsculas y mayúsculas, a buscar acrósticos y anagramas y a otros rigores exegéticos de los
que no es difícil burlarse. Su apología es que nada puede ser contingente en la obra de una
inteligencia infinita.

León Bloy postula ese carácter jeroglífico —ese carácter de escritura divina, de criptografía de
los ángeles— en todos los instantes y en todos los seres del mundo. El supersticioso cree
penetrar esa escritura orgánica: trece comensales articulan el símbolo de la muerte; un ópalo
amarillo, el de la desgracia... Es dudoso que el mundo tenga sentido; es más dudoso aun que
tenga doble y triple sentido, observará el incrédulo. Yo entiendo que así es; pero entiendo que
el mundo jeroglífico postulado por Bloy es el que más conviene a la dignidad del Dios
intelectual de los teólogos. Ningún nombre sabe quién es, afirmó León Bloy. Nadie como él
para ilustrar esa ignorancia íntima. Se creía un católico riguroso y fue un continuador de los
cabalistas, un hermano secreto de Swedenborg y de Blake: heresiarcas.

EL TROMPO
Franz Kafka (1918)

Un filósofo solía frecuentar los juegos de los niños. Y cuando veía a un chico
con un trompo, se ponía al acecho. Apenas estaba el trompo en movimiento,

el filósofo lo perseguía para atraparlo. Que los niños  hicie-


ran bulla y procurasen alejarlo de su juego le tenía sin cuidado, y era feliz
sujetándolo tras giraba, pero esto duraba sólo un instante, entonces lo
arrojaba al suelo y se marchaba. Creía, en efecto, que el conocimiento de
cualquier bagatela, como por ejemplo un trompo que giraba sobre sí mismo,
bastaba para alcanzar el conocimiento de lo general. De ahí que se
desentendiera de los grandes problemas, que no le parecían provechosos.
Conocer realmente la bagatela más insignificante, era conocer el todo, por lo
cual se ocupaba tan sólo del trompo casi inmóvil. Y cuando se hacían los
preparativos para hacer girar el trompo, tenía siempre la esperanza de que
todo saliera bien y, si el trompo giraba, en medio de las carreras sin aliento,
su esperanza se convertía en certeza, pero cuando se quedaba con el inmóvil
trozo de madera en la mano, se sentía mal, y el griterío de los niños, que
hasta entonces no oyera y que ahora, de súbito, le atronaba los oídos, lo
arrojaba fuera de allí, y se tambaleaba como un trompo bajo una cuerda
torpe.

Si me dijeran que hay unicornios en la luna yo aprobaría o rechazaría ese informe o


suspendería mi juicio, pero podría imaginarlos. En cambio, si me dijeran que en la luna
seis o siete unicornios pueden ser tres, yo afirmaría de antemano que el hecho era
imposible. Quien ha entendido que tres y uno son cuatro no hace la prueba con
monedas, con dados, con piezas de ajedrez o con lápices. Lo entiende y basta. No puede
concebir otra cifra. Hay matemáticos que afirman que tres y uno es una tautología de cuatro,
una manera diferente de decir cuatro... A mí, Alexander Craigie, me había tocado en suerte
descubrir, entre todos los hombres de la tierra, los únicos objetos que contradicen esa ley
esencial de la mente humana.
Al principio yo había sufrido el temor de estar loco; con el tiempo creo que hubiera preferido
estar loco, ya que mi alucinación personal importaría menos que la prueba de que en el
universo cabe el desorden. Si tres y uno pueden ser dos o pueden ser catorce, la razón es una
locura.
En aquel tiempo contraje el hábito de soñar con las piedras. La circunstancia de que el sueño
no volviera todas las noches me concedía un resquicio de esperanza, que no tardaba en
convertirse en terror. El sueño era más o menos el mismo. El principio anunciaba el temido fin.
Una baranda y unos escalones de hierro que bajaban en espiral y luego un sótano o un sistema
de sótanos que se ahondaban en otras escaleras cortadas casi a pico, en herrerías, en
cerrajerías, en calabozos y en pantanos. En el fondo, en su esperada grieta, las piedras, que
eran también Behemoth o Leviathan, los animales que significan en la Escritura que el Señor es
irracional. Yo me despertaba temblando y ahí estaban las piedras en el cajón, listas a
transformarse.

—No sé aún cuál es tu limosna, pero la mía es espantosa. Te quedas con los días y las noches,
con la cordura, con los hábitos, con el mundo. No oí los pasos del mendigo ciego ni lo vi
perderse en el alba.

La “adventura” significa en latín “las cosas que han de llegar”.


Como señala Serge Champeau en su estudio sobre la metafísica en la obra Borges, cuando un
sistema metafísico se reivindica como representación del universo cae en un diadelo o círculo
vicioso, puesto que «la representación misma sólo puede definirse circularmente.» (1990: 28)

Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera
realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?);
(La biblioteca de Babel)
Vi todos los espejos del mundo y ninguno me reflejaba. El fin de su estirpe.

Inútil observar que el mejor volumen de los muchos hexágonos que administro se titula
Trueno peinado, y otro El calambre de yeso y otro «Axaxaxas mlö». Esas proposiciones, a
primera vista incoherentes, sin duda son capaces de una justificación criptográfica o
alegórica;

Libro de introducción a la filosofía oriental escrito por Borges.

“La triangulación hace que ambos estén presentes al mismo tiempo mediante un cambio
en la distancia, el remplazo de la acción erótica por un ardid del corazón y del lenguaje.
Porque en esta danza la gente no se mueve. Se mueve el deseo. Eros es un verbo”
(Anne Carson sobre un poema de amor en que hay tres personas y una posible temática
de celos)

“El deseo (…) evoca la carencia de ser bajo las tres figuras de nada que constituye el fondo
de la demanda de amor, del odio que viene a negar el ser del otro y de lo indecible de lo
que se ignora en su petición”
Pareciera que estas voces diversas persiguen la misma percepción. Todo deseo humano se
balancea sobre el eje de una paradoja, la ausencia y la presencia son sus polos, el amor y
el odio su energía motriz.
(…)
¿Quién desea lo que no está ausente? Nadie. Los griegos dejaron esto en claro. Para
expresarlo inventaron el Eros.
(Amor dulce amargo -Anne Carson)

En el primer volumen de Parerga und Paralipomena releí que todos los hechos que pueden
ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido
prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda
humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No
hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa
teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la
divinidad.

Yo me creía capaz de apurar la copa de la cólera, pero en las heces me detuvo un sabor no
esperado, el misterioso y casi terrible sabor de la felicidad. Ensayé diversas explicaciones; no
me bastó ninguna. Pensé: Me satisface la derrota, porque secretamente me sé culpable y sólo
puede redimirme el castigo. Pensé: Me satisface la derrota, porque es un fin y yo estoy muy
cansado. Pensé: Me satisface la derrota, porque ha ocurrido, porque está innumerablemente
unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un solo
hecho real es blasfemar del universo.

Hay una mirada sobre la Teodicea, la reflexión de porqué existe el mal si dios existe. El mal
no existe ya que es solo una visión limitada o dios no existe o dios no es omnipotente o
deja el mundo para que estemos dotados de libertad.

Una de las razones por las cuales dependemos de la poesía en momentos de crisis es porque la
poesía, de alguna manera, formaliza emociones difíciles de articular, porque en esos
momentos es cuando resulta importante saber en unas cuantas palabras aquello que nos
aqueja. Pienso, sobre todo, en los funerales aunque también es válido para los matrimonios y
los alumbramientos. Sin poesía tendríamos silencio o banalidad. El primero nos deja a merced
de nuestros propios e inadecuados recursos para experimentar la iluminación: la segunda
abarata con generalizaciones lo que pretendemos nos pertenezca sólo a nosotros, empobrece
nuestra experiencia, hace bochornosa nuestra propia imagen. Si mi padre hubiera vivido más
tiempo tal vez se hubiera convertido en lector de poesía. Habría descubierto que le resultaba
necesario –no sólo una necesidad de mi poesía, sino del lenguaje de la poesía, las maneras
especiales que tiene de cobrar sentido–. Y ahora, años más tarde, cuando escribo bien, a veces
pienso que mi padre estaría complacido y pienso, también, que si mi madre escuchara estas
líneas despertaría de su breve sueño para darme su aprobación. (Mark Strand, “La vida secreta
de la poesía”).
La poesía nos hace perder el control del mundo, pero quizá nos da control de nuestras
emociones.

Los místicos dan cuenta de experiencias en que se trasciende, por un momento, la carne.
En El Aleph, en ese sótano de una casa de la calle Brasil, el autor trasciende la carne. Y
esto significa no ser ya presa de los sentidos, significa ver todas las cosas como debe
verlas Dios. Y el éxtasis ha de parecerse al estallido del orgasmo, intenso y compartido, ese
instante en que dos seres dejan de ser dos para ser uno. Las ataduras caen. Pero Borges
ve aquí más que el placer de la liberación instantánea: ve los mundos a los cuales puede
llevarle esa liberación, la unión con el cosmos, el encuentro. Quizás él no sabía hasta qué
punto sus percepciones eran místicas o, en todo caso, no quería saberlo… o no quería que
se supiera. Ese reino era de él y sólo de él. Quizá podía compartirlo en el amor, pero él
temía al amor. El amor significa franquear las barreras.
 

   Por último, tenemos el miedo al nombre de Dios. Esta prohibición judía estaba arraigada
en Borges. El objeto mágico que dejaba ver el universo podía haberse llamado de cualquier
modo, pero Borges se decidió por la primera letra de lo Innombrable. Y el cuento entra así
en una categoría trascendente, un terreno en el cual pocos osan avanzar.
 
   Me atrevo a suponer que si El Aleph se hubiera llamado de cualquier otra manera, por
ejemplo, «Ikor», la sangre en los poemas homéricos, o el «Graal», esa leyenda cristiana,
su impacto hubiera sido menor. Justamente es la prohibición judía de pronunciar el nombre
de Dios o de usar el sexo para el placer y no para la reproducción lo que da fuerza secreta
a este encuentro con Dios que es el aleph.
 
Estela Canto
Escrito tomado del libro Borges a contraluz, publicado por Espasa Calpe (Colección Austral)
en 1989

Ojo de Horus
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El Ojo de Horus, Udyat «el que está completo» (Udjat en inglés), fue un
símbolo de características apotropaicas, es decir: mágicas, protectoras,
purificadoras, sanadoras, símbolo solar que encarnaba el orden, lo
imperturbado, el estado perfecto. El Udyat es un símbolo de estabilidad
cósmico-estatal.1

Para Hegel lo real es la Idea, que va desplegándose y manifestándose


fenomenológicamente en lo finito a través de un discurrir dialéctico de tesis, antítesis y
síntesis. Se irá encarnando al salir de sí en el estado, el derecho, la moral, la
antropología, la psicología. para lograr su síntesis en el arte, la religión y la filosofía.
La fenomenología será el transcurrir desde un saber sensorial para llegar a una
profundización del conocimiento de lo absoluto como un sujeto y como sustancia.
(Garaudy, 1973 :352). El espíritu desde lo inmediato se eleva a lo Universal y a la
libertad, en la conciencia de la unidad de lo finito y lo infinito, del sujeto y del objeto
en una experiencia mística. (Ib.).
Pero ahí se da la realización total, donde la Idea y lo humano se hacen uno en su
reconciliación. (Ib.:373), el hombre deviene Dios alcanzando la verdad absoluta y
definitiva. Es la unión de la Verdad y del sí mismo que se sabe. (Hegel, :472).

Y por ello es que se podría pensar en un acercamiento al sentido de la escultura, donde


se lleva a cabo la transformación de las páginas de la "Fenomenología" en glucosa para
ser asimiladas por células cerebrales. Ese nuevo artefacto artificial, post- evolución,
superior al obsoleto humano actual, ahora tendría las condiciones para concluir el
devenir de la Idea, de lo absoluto, como lo postula Hegel. Finalidad para pueda
arribarse a un cuerpo creado por la tecnociencia, ya no limitado por lo que se
desgasta, sufre y muere.
Término de la historia y de lo humano, donde ya no hay una apertura a lo de lo que
deviene, a un escuchar el habla de lo originario, para entrever solo una inteligibilidad
de lo real como medida y validación de toda verdad objetiva. Pura claridad y fijación
lógica que pone fin al juego del ser y a su flujo y que, por esto mismo, no es
constitutiva del pensar científico-técnico. Fantasía ilusoria de un Yo-Todo o Yo-Dios,
que ya ha cumplido y realizado la historia. Tal vez sea a esto a lo que alude la escultura,
en donde el hombre sería el lugar del venir a sí mismo de lo absoluto, sobrepasando la
finitud, es decir negando la muerte. (Albizu, 2004:119).
Finalmente, también es interesante considerar cómo la instalación propone un
recorrido que va desde las páginas de papel de la obra de Hegel que van a ser
trituradas, a su conversión en glucosa, para terminar en un recipiente de vidrio para
nutrir a células cerebrales artificiales que se hallan sumergidas en un líquido, y que
parecerían similares a un embrión dentro de un útero materno. Ello podría
interpretarse como la fantasía de un retorno a una matriz y a un deseo de
autodisolución en lo indiferenciado, en lo pasivo de la carencia de historia y de lo
estático, en un Pleroma que recordaría a antiguas concepciones neognósticas. (Sibilia,
2005). Recuperación de lo perdido por el nacimiento y el lenguaje, nostalgia por una
totalidad narcisista sin sufrimientos y de un acaecer de la existencia que evita la
dolorosa conciencia de un ser para la muerte (Heidegger,2009).
La obra, también, destaca tres faltas que hacen a la constitución de lo humano: 1) Una
serie de hojas de papel con textos de la "Fenomenología" son trituradas, lo que hace
que desaparezca la palabra, escrita en este caso, que es la casa del ser y que lo
convoca (Heidegger, 1960). Ella deja su particularidad para convertirse en una
sustancia química que nutre, como la glucosa. El lenguaje ya no existe, sino que se
añora la vuelta al reposo de lo absoluto sin tiempo, como también pensaba Hegel.
(Albizu, 2004:317). Y es así que lo singular, el nombre propio, las prohibiciones, es
decir las leyes de alianza y parentesco que marcan a las sociedades humanas, sean
puestas en cuestión, ya que ellas son del mismo orden que el lenguaje. El inconciente
está estructurado con las leyes del discurso.(Porge, 2000:82) y donde ahora ya no se lo
tomaría en cuenta. Podría pensarse, entonces, que "Páncreas" expone una fantasía de
un retorno a lo indiscriminado incestuoso, donde la palabra pierde su función de
distinción de lo confundido y de develamiento de la verdad. 2) Tampoco se hace
referencia alguna a la diferenciación sexual, donde no hay masculino, femenino o
andrógino. Y ello lleva a reflexionar en aquello de la época actual en que la filosofía y la
ciencia junto al capitalismo establecen lo que Lacan llama el discurso del amo
moderno, donde este "no está especificado sexualmente y los discursos no tiene
carácter sexual". (Porge,2000:327), y que correspondería a la caracterización que hace
Heidegger de la técnica como el momento máximo de la voluntad de poder. (Albizu,
2004:271). Ella se presenta como lo ingobernable, en un mandato de control y
exigencia propia del calculo y de la apropiación masificante. 3) Asimismo la tecnología
afirma una voluntad de inteligibilidad que suprime lo que hace a todo otro pensar
como lo mito-poético, el de las imágenes, la sensibilidad. Y tanto la tecnología como el
pensar de Hegel entienden el arte como un residuo del pasado a desaparecer, ya que
serán trascendidas por formas de razón sin ese residuos de lo sensorial.
(Bucher,1996:199).

Así, el artista, desde nuestro punto de vista, se propone mostrar cómo la técnica
intenta superar la condición humana actual hacia un absoluto. La incorporación de la
"Fenomenología del Espíritu" de Hegel en las células cerebrales como glucosa, a través
de un dispositivo científico-técnico, cambia lo limitado de lo orgánico, que sería
inadecuado para esa adaptación futura. Post-evolución, en la que desaparece lo
humano mismo, hacia una fantasía de totalidad en un despliegue de la tecnociencia.
La obra de arte expone un mundo, en este caso el de la época de la técnica, lo hace
visible y lo desoculta (Heidegger,1960 :64), señalando un imperativo de trascender
todos los límites con su voluntad de dominio, en este caso el cuerpo orgánico y sus
contingencias, a fin de llegar a lo Absoluto. Fabricación de seres con cualidades de
máquina y no como sujetos de deseo, nociones estas que son sus fundamentos
ideológicos.

Te envío en adjunto el libro (si no te llega, pues es muy pesado, avísame y te lo envío
por wetransfer). No lo he leído, pero suena muy interesante. También podría
interesarte leer algo sobre "la incomunicación de las esferas del conocimiento", tal y
como lo expuso Jürgen Habermas, así como sobre la conferencia de Snow titulada "Las
dos culturas":
https://enroquedeciencia.blogspot.com/2019/05/las-dos-culturas-conferencia.html
Asimismo, Borges tiene algunos textos de divulgación científica en el cuarto tomo de
las obras completas y en los tomos adicionales de "Textos recobrados". Tiene alguna
explicación de la teoría de la relatividad, de Whitehead, de Russell, etc. 
Estas semanas estoy algo liado porque acabo de sacar un libro y me tienen mareado
con la promoción, pero más adelante podemos vernos y charlar (aunque mis
conocimientos de ciencias son lamentablemente escasos), 
Un abrazo,
Bernat 

ASTROLOGÍA: COSMOS – AMOR – POESÍA (narratividad)

“Y la poesía pura fue a establecer, desde el lado opuesto


del romanticismo pero con más profundidad, con más derecho,
diríamos, el que la poesía lo es todo. Todo, entendamos, en
relación con la metafísica; todo en cuanto al conocimiento, todo
en cuanto a la realización esencial del hombre. El poeta se basta
con hacer poesía, para existir; es la forma más pura
de realización de la esencia humana.”
MARÍA ZAMBRANO

“Nosotros los metafísicos hemos santificado la realidad.”


GIORGIO DE CHIRICO

“Todo esto confirma mi metafísica: el cuerpo no es malo,


el alma sí lo es. El cuerpo es la sangre: es puro. El alma es
el cerebro: es grasa. La grasa del cerebro inventó el mal.”
AMÉLIE NOTHOMB

Cualquiera se da cuenta de que Morelli no se complica la vida por gusto, y además su libro es
una provocación desvergonzada como todas las cosas que valen la pena. En ese mundo
tecnológico de que hablabas, Morelli quiere salvar algo que se está muriendo, pero para
salvarlo hay que matarlo antes o por lo menos hacerle tal transfusión de sangre que sea como
una resurrección. El error de la poesía futurista —dijo Ronald, con inmensa admiración de Babs
— fue querer comentar el maquinismo, creer que así se salvarían de la leucemia. Pero no es
con hablar literariamente de lo que ocurre en el Cabo Cañaveral que vamos a entender mejor
la realidad, me parece.

—Me pregunto —dijo Oliveira—. Hasta hace unos veinte años había la gran respuesta: la
Poesía, ñata, la Poesía. Te tapaban la boca con la gran palabra. Visión poética del mundo,
conquista de una realidad poética. Pero después de la última guerra, te habrás dado cuenta de
que se acabó. Quedan poetas, nadie lo niega, pero no los lee nadie. —No digas tonterías —dijo
Perico—. Yo leo montones de versos. —Claro, yo también. Pero no se trata de los versos, che,
se trata de eso que anunciaban los surrealistas y que todo poeta desea y busca, la famosa
realidad poética. Creeme, querido, desde el año cincuenta estamos en plena realidad
tecnológica, por lo menos estadísticamente hablando. Muy mal, una lástima, habrá que
mesarse los cabellos, pero es así. —A mí se me importa un bledo la tecnología —dijo Perico—.
Fray Luis, por ejemplo... —Estamos en mil novecientos cincuenta y pico. —Ya lo sé, coño. —No
parece

******* También era occidental, dicho sea en su alabanza, por la convicción cristiana de que
no hay salvación individual posible, y que las faltas del uno manchan a todos y viceversa. Quizá
por eso (pálpito de Oliveira) elegía la forma novela para sus andanzas, y además publicaba lo
que iba encontrando o desencontrando.

El anillo de Clarisse (Magris)


La inexistencia de un centro que regule los ambitos estético y ético del
ser humano no exime a nadie del esfuerzo de construir una morada
habitable. Y quienes no claudican nunca en ese esfuerzo son los
artistas.
"el eclipse del gran estilo va unido a la disolución de la totalidad"
magris

En muchas ocasiones la literatura contemporánea buscará como el


Irineo Funes de Borges un imposible lenguaje anticategorial y
antilingüístico adecuado a la mutación de cada instante de la
existencia”

“las cosas no se hayan ya en su sitio y la lengua ha dejado de


nombrarlas”
Magris

Fórmulas como «el encuentro del hombre con su reino», de


Teoríadel túnel
, o «ese encuentro incesante con las carencias, con todo lo que le
habíanrobado al poeta», de Rayuela no podrían aparecer en Musil, ya
que el autor austria-co se opone radicalmente a una perspectiva
esencialista sobre el ser humano, niega cualquier forma arquetípica
que subsumiría la variedad in
nita de los individuos y desmiente todo «reino» o «fondo» originario
que provocaría la nostalgia del hombre inclinado hacia el
romanticismo. Ahora bien, si las posiciones intelectuales de los dos
escritores son tan distantes, cabe la pregunta del porqué de esta
atracción de Cortázar hacia Musil, y la primera respuesta estaría
relacionada con una lectura in
el, que asocia la empresa musiliana con la orientación a la nostalgia,
como lo deja ver esta morelliana:
¿Qué es en el fondo esa historia de encontrar un reino milenario, un
edén, un otromundo? Todo lo que se escribe en estos tiempos y que
vale la pena leer está orientadohacia la nostalgia. Complejo de Arcadia,
retorno al gran útero, back to Adam, le bonsauvage (y van!) [!] Y dale
con las islas (. Musil) o con los gurús
2
En este caso se trata de una renovada y a lo mejor pos-trera
manifestación de una vanguardia que fomenta una actitud
irracionalista a travésde la cual estima que podrá reencontrar una
esencia humana prístina, expresando así,con las últimas fuerzas, una
sed de absoluto de raigambre romántica.

Después de Borges renuncia al Aleph:


La religión de los ateos (Mèlic).

Los grandes relatos del tiempo y del espacio. De nuestras últimas seguridades metafísicas.

Parmenides quizá diría que la verdad es inmutable, o sea, que la metafísica no puede
transformarse.

Hegel: todo lo racional es real y todo lo real es racional.

Tenemos la sensación de existir en un universo que es indiferente a la crueldad. El fascismo de


la realidad. Los mitos, las fábulas, los rituales… puden ser formas de dominar ese fascismo.

Dejar de pensarnos como yo y pasar a pensarnos como existencia supone pasar de un


pensamiento metafísico a uno narrativo o literario.

Aunque dios ha mueto sigue viviendo en la gramática.

Julio Cortázar, o la cachetada metafísica


Siete voces
LUIS HARSS: Los nuestros
(Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1966, pp. 252-300)

Si en nuestra literatura el abrazo fraterno está cediendo lugar a la provocación y


a la afrenta, es porque al profundizar su experiencia de la realidad el novelista
ha ido más allá de la inmediata preocupación social para mirarse y cuestionarse
en su soledad. Al margen de todos los sistemas de valores establecidos, se ve
menos como el profeta de un orden social que como un apóstata envuelto en
una singularidad absoluta. Desde esa posición de completa violencia, se instala
en las dudas fundamentales, «metafísicas». Es el «solitario forzado» de Octavio
Paz: no un simple disconforme sino un rebelde ante la condición humana.
También Cortázar, a su manera —por medio de su protagonista, Oliveira, un
hombre entre dos mundos, como el autor—, ha tocado fondo en Rayuela. O por
lo menos ha tratado de hacerlo. «La tentativa de encontrar un centro era y sigue
siendo un problema personal mío», dice. Es un problema omnipresente en su
obra. Nunca alcanza una solución concreta. Hasta la inagotable Rayuela, que es
como un gran catálogo por el que desfilan todas las alternativas abordables,
finalmente sólo puede ofrecer subterfugios parciales.

». Recuerda una frase de Cocteau, según la cual las estrellas individuales que
forman una constelación no tienen idea de que forman una constelación.
«Nosotros vemos la Osa Mayor, pero las estrellas que la forman no saben que
son la Osa Mayor. Quizá nosotros somos también Osas Mayores y Menores y no
lo sabemos porque estamos refugiados en nuestras individualidades.

Los comienzos del criticismo moderno: Los gusanos de seda de Hume, la hoja de parra de Kant
y el taquígrafo de Moratín (Juan Carlos Rodríguez)

Iluminación – ilustración capacidad de dominar la naturaleza, los instintos.

Noción de naturaleza, noción de naturaleza humana y noción de literatura. La naturaleza


humana es un invento de las burguesías occidentales.

Tlon Uqbar tertiuus Hume no todo tiene relación causal.

La relación entre lo natural y lo artificial se volverá grotesca en la cópula sexual del padre y la
madre del Tristram Shandy de Sterne (que por eso vivirá triste y algo sandio) cuando, en el
momento álgido, la mujer le dice a su marido si se ha acordado de darle cuerda al reloj de la
sala.

Laplace, el físico francés que, según una historia quizá algo legendaria pero más que plausible,
al entregar a Napoleón su libro Exposición del sistema del mundo, habría recibido del
Emperador una pregunta obligada: «Pero ¿dónde está Dios en esta explicación del mundo?».
La respuesta de Laplace es conocida: «Sire, es que yo no he necesitado contar con esa
hipótesis»

Sin embargo, el eje de la relación entre naturaleza y naturaleza humana tiene un nombre
básico: obviamente el de Newton. Los cálculos de Newton no admiten dudas. Son exactos y
precisos y casi sin necesidad de ver por el telescopio (como Galileo) esos cálculos le habían
permitido descifrar el orden del cosmos: la ley de la gravedad. Otra pregunta nos queda
flotando: si Newton la llamó ley de la atracción de los cuerpos —cuando es obvio que los
cuerpos celestes no se atraen— quizá eso fuera un índice inconsciente de que también la
sexualidad necesitaba de un nuevo orden.

las leyes de la naturaleza humana eran similares a las leyes de la naturaleza, sólo que
añadiéndoles la libertad, la moral y la norma individual del gusto sensible

En este primer mordisco el hombre empieza a vislumbrar la razón, comienza a descubrirla. En


ese primer momento, en el instinto de nutrición, la razón sin embargo sólo ayuda a los
sentidos. Por el contrario, en un segundo momento, en el instinto de reproducción, la razón se
impone a los sentidos, los idealiza, los convierte en sensibilidad: así el sexo animal se
transforma en amor y se hace perdurable y familiar. Pero a la vez esa sensibilidad moral se
transforma en moral estética y surge el primer artificio: la hoja de parra que cubre el sexo. La
piel de las ovejas o de otros animales con que se cubre el hombre posee una doble finalidad
objetiva: abrigarse y a la vez mostrar al hombre que es superior a los animales. La hoja de
parra en cambio es sólo un símbolo de que el sexo animal se ha idealizado, se ha convertido en
sensibilidad moral. De modo que esa sensibilidad idealizada en la hoja de parra convierte a
ésta en un signo estético y moral a la vez. El arte de la hoja de parra es subjetivo, pero
normativo en cierto modo —y al lado de la objetividad de las pieles de oveja— le sirve al
hombre para descubrir que él es la verdadera finalidad de la naturaleza. De algún modo el
arte, siendo una finalidad sin fin, se inscribe sin embargo en la finalidad global a través del
símbolo de la hoja de parra y de la idealización del sexo.

Es su línea horizontal de fondo. Pero a la vez observamos una línea vertical: la diferencia entre
lo puro y lo impuro. Por ejemplo entre quid ius y quid iuris, entre la moralidad y los códigos
jurídicos. Aquélla —la moralidad— debe ser siempre pura, pero los códigos rozan lo empírico y
por tanto siempre serán en cierto modo impuros. Lo mismo ocurre con los juicios del gusto, ya
que una cosa son los juicios de los sentidos y otra cosa la idealización de esos juicios. La
sensibilidad trascendental es sólo el dorso de la razón pura —como la imaginación
trascendental—.6 ¿Cómo relacionarse entonces con lo empírico impuro?

Los juicios reflexionantes derivan de la obra de arte en sí misma: ella no ofrece conceptos,
pero sí incita a pensar, a reflexionar. ¿Cuándo? Cuando se trata de obras de arte con espíritu.
Existen obras estéticas a las que no hay nada que objetar pero que carecen de espíritu
(Geistlos, dice Kant en estricto). Por el contrario las obras de arte con espíritu, esas que incitan
a reflexionar, serían como un chispazo que pondría en marcha no sólo la sensibilidad sino todo
el aparato cognitivo humano. Y como ese aparato cognitivo se le supone a todos los hombres,
así se establecería una norma universal del gusto, una norma quizá no explícita pero implícita
en el kantismo: algo así como lo que Kant llamó ideas estéticas (Eliot hablaría luego de ideas
poéticas mezclando en cierto modo a Kant con el empirismo). Junto a ellas, los juicios
orientadores que serían los más plenamente normativos y que supondrían además una
especie de impulso hacia la vida.7
La hoja de higuera delante de los genitales de las figuras desnudas fue inventada durante este
periodo.

Dentro del mundo reprimido de la época, la reelaboración de la estética clásica era el espacio
en que se podría desarrollar ciertos temas prohibidos sin ser considerados una fuente de
inmoralidad.

Borges: Nueve ensayos dantescos.

En el tiempo real, en la historia, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas
opta por una y elimina y pierde las otras; no así en el ambiguo tiempo del arte, que se parece
al de la esperanza y al del olvido. Hamlet, en ese tiempo, es cuerdo y es loco.4 En la tiniebla de
su Torre del Hambre, Ugolino devora y no devora los amados cadáveres, y esa ondulante
imprecisión, esa Incertidumbre, es la extraña materia de que está hecho. Así, con dos posibles
agonías, lo soñó Dante y así lo soñarán las generaciones

. El hecho es obvio, pero se propende a olvidarlo, porque la Comedia está redactada en


primera persona, y el hombre que murió ha sido oscurecido por el protagonista inmortal.
Dante era teólogo; muchas veces la escritura de la Comedia le habrá parecido no menos ardua,
quizá no menos arriesgada y fatal, que el último viaje de Ulises. Había osado fraguar los
arcanos que la pluma del Espíritu Santo apenas indica; el propósito bien podía entrañar una
culpa, había osado equiparar a Beatriz Portinari con la Virgen y con Jesús.5 Había osado
anticipar los dictámenes del inescrutable Juicio Final que los bienaventurados ignoran; había
juzgado y condenado las almas de papas simoníacos y había salvado la del averroísta Siger, que
enseñó el tiempo circular. ¡Qué afanes laboriosos para la gloria, que es una cosa efímera!

Dante, determinada la forma general de su libro, pensó que éste podía degenerar en un vano
catálogo de nombres propios o en una descripción topográfica si no lo amenizaban las
confesiones de las almas perdidas. Este pensamiento le hizo alojar en cada uno de los círculos
de su Infierno a un réprobo interesante y no demasiado lejano. (Lamartine, agobiado por esos
huéspedes, dijo que la Comedia era una gazette florentine.) Naturalmente, convenía que las
confesiones fueran patéticas; podían serlo sin riesgo ya que el autor, encarcelando a los
narradores en el Infierno, quedaba libre de toda sospecha de complicidad.

Carl Sagan Cosmos “La armonía de los mundos”:

La astrología floreció y sobrevivió porque parece que aporta un sentido cósmico a la rutina de
nuestra vida cotidiana. Intenta satisfacer nuestro deseo de sentirnos conectadoas
personalmente con el universo. Pero posee un fatalismo peligroso: si nuestras vidas están
dirigidas por señales de los astros para que intentar cambiar nada?
La renovación constante del sol y la luna.

En los cielos aparecía una metáfora de inmortalidad.

Los errantes eran planetas.

La preminencia ptolemaica de pensar quie somos el centro del mundo.

Tiempo de espíritu humano encerrado tras creencias en ángeles y demonios (metafísica de la


moralidad)

Dios era la metáfora de la fuerza creadora del mundo. Kepler quería leer la mente de dios.

Dijo que la geometría estaba antes de la creación, que la geometría es el mismo dios.

La superstición era un refugio natural para la desesperanza.

Modelos ocultos bajo el caos imprevisible de nuestra vida diaria.

La fe en las esferas que rechazaba la opción de la elipsis.

El inmortal:

Esta Ciudad (pensé) es tan horrible que su mera existencia y perduración, aunque en el centro
de un desierto secreto, contamina el pasado y el porvenir y de algún modo compromete a los
astros. Mientras perdure, nadie en el mundo podrá ser valeroso o feliz.

Únicamente sé que no me abandonaba el temor de que, al salir del último laberinto, me


rodeara otra vez la nefanda Ciudad de los Inmortales. Nada más puedo recordar. Ese olvido,
ahora insuperable, fue quizá voluntario; quizá las circunstancias de mi evasión fueron tan
ingratas que, en algún día no menos olvidado también, he jurado olvidarlas.

Recordé que es fama entre los etíopes que los monos deliberadamente no hablan para que no
los obliguen a trabajar y atribuí a suspicacia o a temor el silencio de Argos. De esa imaginación
pasé a otras, aun más extravagantes. Pensé que Argos y yo participábamos de universos
distintos; pensé que nuestras percepciones eran iguales, pero que Argos las combinaba de otra
manera y construía con ellas otros objetos; pensé que acaso no había objetos para él, sino un
vertiginoso y continuo juego de impresiones brevísimas. Pensé en un mundo sin memoria, sin
tiempo; consideré la posibilidad de un lenguaje que ignorara los sustantivos, un lenguaje de
verbos impersonales o de indeclinables epítetos

Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo
divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal. He notado que, pese a las religiones,
esa convicción es rarísima. Israelitas, cristianos y musulmanes profesan la inmortalidad, pero la
veneración que tributan al primer siglo prueba que sólo creen en él, ya que destinan todos los
demás, en número infinito, a premiarlo o a castigarlo Más razonable me parece la rueda de
ciertas religiones del Indostán; en esa rueda, que no tiene principio ni fin, cada vida es efecto
de la anterior y engendra la siguiente, pero ninguna determina el conjunto... Adoctrinada por
un ejercicio de siglos, la república de hombres inmortales había logrado la perfección de la
tolerancia y casi del desdén. Sabía que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las
cosas. Por sus pasadas o futuras virtudes, todo hombre es acreedor a toda bondad, pero
también a toda traición, por sus infamias del pasado o del porvenir. Así como en los juegos de
azar las cifras pares y las cifras impares tienden al equilibrio, así también se anulan y se
corrigen el ingenio y la estolidez, y acaso el rústico poema del Cid es el contrapeso exigido por
un solo epíteto de las Églogas o por una sentencia de Heráclito. El pensamiento más fugaz
obedece a un dibujo invisible y puede coronar, o inaugurar, una forma secreta. Sé de quienes
obraban el mal para que en los siglos futuros resultara el bien, o hubiera resultado en los ya
pretéritos... Encarados así, todos nuestros actos son justos, pero también son indiferentes. No
hay méritos morales o intelectuales. Homero compuso la Odisea; postulado un plazo infinito,
con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la
Odisea. Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio
Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa
manera de decir que no soy.

Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no
hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales,
tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y
cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o
el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté
como perdida entre infatigables espejos.

LIBROS ACONSEJADOS POR MONTERDE:

VATIMMO:

“La obra de arte es verdadera obra de arte tan solo en cuanto es un origen, es decir, una
apertura a un mundo nuevo”

Esta idea permanece de distintas maneras en el pensamiento de Nietzsche, al menos tal y


como lo interpreta Vattimo, de modo que las diversas estrategias deconstructivas de su
pensamiento: la “muerte de Dios” y el “nihilismo”, la “transvaloración de los valores”, la crítica
a la moral cristiana, a la metafísica occidental, a la ciencia moderna y a su concepción del
conocimiento y de la Verdad, incluso la ontología de la Voluntad de Poder y la temporalidad
del Eterno Retorno, son procesos que conducen o que legitiman el desenmascaramiento del
desenmascaramiento, es decir, el refuerzo de la creencia en que no existe algo estable y
permanente, un primer principio o fundamento, que sirva de pilar o de eje sobre el que
construir ni un sistema moral, ni lingüístico o de conocimiento, ni social, ni político, ni
económico, ni, por supuesto, psicológico, auténticos u objetivos. “No hay hechos, sólo
interpretaciones (y esto mismo es una interpretación)”, “El mundo verdadero se ha convertido
fábula”, “Debemos soñar sabiendo que estamos soñando” o “El ser humano rueda del centro
hacia la “x””: son distintos dictums nietzscheanos, que Vattimo retoma y repite una y otra vez
en su obra, principios an-árquicos o desfundamentadores, que pretenden mostrar que en el
comienzo o al final no hay nada sólido, ni definitivo, ni absoluto, ni totalmente estable.
Tampoco nosotros mismos, ya que el sujeto no funda, ni es comienzo ni final de nada, sino que
también es un “efecto de superficie”; esto es, está también fundad

En El sujeto y la máscara se manifiesta una concepción artística del Übermensch, según la cual
este se define por su capacidad para experimentar, innovar y alterar, jugando y danzando
como un niño hace con el entorno material que le rodea, pero también, o sobre todo, consigo
mismo. Nuevamente, el arte emerge como una disciplina esencial, concibiéndose como la
actividad que permite el acaecer de una nueva distribución de lo sensible. No obstante, a
nuestro juicio, conviene también hacerse cargo de la llamada a la alteridad que se pone en liza
en esta des-pertenencia o división de la identidad en la Pensamiento al margen. Revista digital.
Nºespacial Gianni Vattimo, 2018. ISSN 2386-6098 http://www.pensamientoalmargen.com
_________________________________________________________________________ 243
medida en que se es consciente del carácter relacional que define toda subjetividad: el ser
humano no es auténtico porque está conectado y a la vez escindido de lo demás7 – también
internamente-; en esa medida, se encuentra en constante re-definición y reconstrucción; es
politikón y es precario, es necesitado e inconsistente. Y además debe quedar claro,
igualmente, que pertenece a un entorno vital-biológico-ecológico que lo excede y en el que se
integra. No hay individuo porque no hay separación total respecto del resto de lo existente, no
hay “yo” primero e incondicionado porque no hay aislamiento ni independencia; al contrario,
más bien, se debe enfatizar la dependencia mutua, y el mutuo hacerse cargo de los unos con
los otros que conforma la comunidad8, pero que también remite, aunque de ello nos
olvidamos demasiado fácilmente, al el entorno vitalnatural al que se pertenece y que nos
constituye.

Vattimo cree que esta subjetividad debilitada potencia el acaecimiento del ser al permitir que
los otros sean, que la alteridad –que nos constituye y destituye- sea. Esta identidad sin títulos,
es la que permite y deja que aparezca la igualdad social, la comunidad de los que son
diferentes pero que, a la vez, son también semejantes; que permite que acaezca, en definitiva,
una comunidad im-posible

SEBALD, AUSTERLICH:

Desde el principio me asombró cómo elaboraba Austerlitz sus ideas mientras hablaba; cómo,
por decirlo así, partiendo de la distracción, podía desarrollar las frases más equilibradas, y
cómo, para él, la transmisión narrativa de sus conocimientos especializados era una
aproximación gradual a una especie de metafísica de la historia, en la que lo recordado
cobraba vida de nuevo.
Señalando el agua extensa que centelleaba al sol de la mañana, dijo que, en un cuadro pintado
por Lucas van Valckenborch hacia mediados del XVI, durante la llamada pequeña época glaciar,
se podía ver el Escalda helado desde la orilla opuesta y, detrás de él, muy oscura, la ciudad de
Amberes y una franja de tierra llana que se extiende hasta la costa. Del sombrío cielo que hay
sobre la torre de la catedral de Nuestra Señora está cayendo una nevada y allá en el río, al que
miramos trescientos años después, dijo Austerlitz, los habitantes de Amberes se divierten
sobre el hielo, gente corriente con trajes de color terroso y personas distinguidas de capa
negra y gorguera de encaje blanco. En primer plano, hacia el margen derecho del cuadro, una
señora se ha caído. Lleva un vestido amarillo canario; el caballero que se inclina solícito hacia
ella, unos pantalones rojos, muy llamativos a la pálida luz. Cuando lo miro ahora y pienso en
ese cuadro y sus diminutas figuras, me parece como si el momento representado por Lucas
van Valckenborch nunca hubiera terminado, como si la señora de amarillo canario acabara de
caerse o desmayarse, y se le hubiera ladeado de la cabeza la cofia de terciopelo negro, como si
el pequeño accidente, que sin duda no han notado la mayoría de los espectadores, volviera a
repetirse una y otra vez, como si no cesara ni pudiera remediarse ya, ni por nada ni por nadie.

Aquel día, Austerlitz, después de que hubiéramos dejado nuestros puestos aventajados en la
terraza y paseado por el centro de la ciudad, habló largo rato de las huellas del dolor que,
como él decía saber, atravesaban la historia en finas líneas innumerables.

El concepto es introducido en la obra de Jacques Lacan en los años sesenta, al


profundizar las postulaciones freudianas de objeto perdido del deseo y de objeto de la
pulsión.
En una cierta consonancia con el objeto transicional de Winnicott, Lacan inventa esta
formulación lógica algebraica para definir lo irrepresentable para el sujeto del cuerpo del
que emerge al asumir el significante.
El concepto va teniendo diversas funciones, según el momento de la teoría en que va
operando. Es resto, es plus de goce, causa de deseo, objeto del fantasma, objeto de
identificación en la melancolía, etcétera.
No es ningún objeto de los que habían sido definidos por el psicoanálisis. Es más bien el
objeto epistemológico que Lacan formula como el operador que le permite elaborar un
gran número de articulaciones teóricas y clínicas, apoyado en el álgebra, la topología y la
lógica.
 
HISTORIA DEL "Objeto a"
 
El objeto a es uno de los conceptos mayores del psicoanálisis lacaniano y abordar su historia,
tal como acontece en todo sistema de saber, incluso en toda ciencia, requiere tener en
cuenta lo que Foucault llamó genealogía: "Llamamos genealogía al acoplamiento de los
conocimientos eruditos y de las memorias locales que permite la constitución de un saber
histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales". 1
Todo concepto tiene una historia, sus antecedentes y sus derivaciones; esto lo hace
necesariamente diacrónico y, según los cortes sincrónicos que hagamos en la obra de un
autor, veremos un panorama momentáneo del devenir de ese concepto. 
El objeto a de Lacan no es una excepción. Encuentra sus antecedentes en diversas fuentes
dentro y fuera del psicoanálisis. 
Dentro de la teoría psicoanalítica, por supuesto, la fuente principal es la definición de Freud
acerca del objeto perdido del deseo, considerando la relación de ese objeto con el objeto
contingente de la pulsión. En la obra de Freud, ambos objetos difieren radicalmente de
cualquier otro que haya sido definido, tales como los de interés yoico o preconsciente, como
podríamos definir al objeto del amor o de la demanda, que se expresan como objetos
anhelados en el discurso manifiesto. Pero no debemos olvidar que estos objetos encuentran
su fundamento en otros niveles que iremos considerando, ya que son más una consecuencia
que la expresión plena de algo en sí mismo.
En esta línea podemos ir anticipando que el objeto a, es expresado mediante varios nombres,
uno de los cuales es el de "objeto causa del deseo". Esto implica que el propio deseo adquiere
el valor de algo causado.
En el mismo momento de su surgimiento, esta conclusión revoluciona teóricamente el
psicoanálisis, tal como sucedió con la aparición de la pulsión de muerte en 1920, a partir
de Más allá del principio de placer.
El objeto a tiene esta nominación para evitar confusiones con lo que Lacan nominó con A, el
gran Otro, para diferenciarlo del pequeño otro, el semejante. Debemos aclarar que las
letras a y A derivan de la palabra Autre, que en francés es el modo de decir Otro; y de la
misma forma el objeto a es una derivación de esta misma alteridad pero en un nivel
drásticamente diferente.
Se trata de matemas y no tienen nada que ver con el tamaño de algo.
Con relación a los orígenes extra-analíticos de este objeto tenemos que remitirnos a la
filosofía, tomada por Lacan desde los antiguos griegos, pasando por los filósofos más
significativos de todas las escuelas. Podríamos mencionar desde los griegos presocráticos y
socráticos transitando por Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, Sartre,
Merleau-Ponty, y otros que, en tanto se ocuparon de definir el objeto propio de lo humano,
aportaron diversas perspectivas a este objeto buscado por Lacan.
Vemos así, en el Seminario 8 sobre la transferencia, aparecer el agalma griego, como
antecedente de lo que luego se revelará tras ese brillo como el objeto a. Del mismo modo lo
vemos ligado al develamiento de la Cosa (das Ding) freudiana y sus vinculaciones con la Cosa
en Kant, Hegel, Nietzsche, y Heidegger. Si bien la fundamentación y la comparación del
objeto a con estos otros objetos es crucial para comprender lo que denominamos genealogía
del concepto, es importante destacar que Lacan inventa un objeto distinto a todos estos,
diferenciando lo que es la aspiración del filósofo de la del psicoanalista.
Tenemos que considerar que el psicoanálisis estuvo siempre a la búsqueda de su "Objeto", no
sólo aquel que mueve a cada sujeto en su pretensión de reencontrar lo perdido, sino como
objeto epistemológico para una aspiración científica. Si bien Lacan termina formulando que el
psicoanálisis se trata de una praxis más que de una ciencia, las aspiraciones estuvieron
siempre presentes. Si seguimos el primer párrafo del Seminario 13 sobre objeto del
psicoanálisis, el objeto a es el objeto del psicoanálisis; y es a partir de ahí que surge un
sujeto, pero como irán notando, es tal su singularidad que se torna difícil definirlo, ya que se
trata de un objeto que por nominación se hace presente, pero es y seguirá siendo un objeto
ausente, una falta.
Para comprender esto hay que partir de una hipótesis fundante desde la perspectiva
lacaniana, que propone que el desarrollo del psiquismo humano, y en particular del
inconsciente, derivan de la ausencia de instinto en la especie; Lacan lo denomina "el
desarraigo instintivo". Instaura la hegemonía del significante y la organización simbólica de la
subjetividad humana.2 Y ahí queda una hiancia ocupada, en la teoría, por la pulsión. Sin
embargo, entre la pulsión y el inconsciente persiste la brecha; uno de los modos de intentar
zanjar ese límite con audacia es introduciendo el objeto a.
En el Seminario 4 sobre las relaciones de objeto, Lacan presenta las operaciones que
configuran la castración como aquellas mediante las cuales se define el estatuto del sujeto
frente a los objetos, regidos por un valor dado por la significación fálica. Ahí articula la
frustración, la privación y la castración que ubicarán a un sujeto en cierta posición sexuada y
así se puede definir cuál es el objeto elegido o creado por ese sujeto. La dialéctica sujeto-
objeto se conserva aún en términos "complementarios", pero queda claro que el objeto en
cuestión es el objeto perdido freudiano. Se "crea" una sustitución por vía de operaciones
metafóricas que hacen que algún elemento se objetivice.
El falo, en su dimensión imaginaria, va a ocupar con su brillo agalmático el lugar de esa
ausencia. Precisamente el falo, en su dimensión simbólica como uno de los Nombres-del-
Padre, resolverá la falta de significación posible de la diferencia de los sexos, por lo tanto no
hay complementariedad lógica posible entre el hombre y la mujer. Para Freud, el hombre
queda sujeto de un modo angustiado a su atribución fálica, que no es sinónimo de posesión
del pene, y la mujer queda envidiando esa atribución.
En el Seminario 6 sobre el deseo y su interpretación, el deseo sólo existe como hecho
interpretativo, nuevamente se enfatiza su ausencia, sólo alcanzada por la palabra que,
nominando interpretativamente, muestra lo deseado. El valor fálico rige en el campo
neurótico del Edipo mediante toda la organización deseante.
Pero a partir de la aparición, en seminarios posteriores, del concepto de goce y más
drásticamente cuando termina por definirse el núcleo de cualquier sujeto como
irrepresentable, sin posibilidades de ser simbolizado ni imaginado, se configura una nueva
concepción, donde lo que se destaca es la no-relación posible con un objeto en cuanto a su
capacidad de ser el adecuado.
En el Seminario 10 sobre la angustia, Lacan termina de formalizar el objeto a planteándolo
como un resto que cae de la operación de constitución del sujeto, es decir que el sujeto pasa
a existir simbólicamente. Pero hay algo que no termina de poder ser incluido en la
simbolización y, como venimos considerando, tampoco es imaginable, por tanto es un Real
residual presentado como un resto algebraico, producto de la operación de constitución del
sujeto en el campo del Otro del significante.
 

 
Podemos apreciar cómo la propuesta de ir refinando este concepto está ligada a la intención
de Lacan de matematizar el psicoanálisis, crear elementos, en este caso algebraicos, que
permitan luego operar teóricamente.
El objeto a cae como resto de una operación de simplificación donde hay algo que "sobra".
Resto es otro de los nombres o funciones del objeto a. Lo que "cae", categorizado como los
objetos parciales oral o anal, a los que Lacan agrega la mirada y la voz. No son parciales en
sí, sino que representan parcialmente al objeto. Se desprenden del cuerpo a partir de los
orificios "naturales" que operan como borde para dar paso a estos restos: la boca, el ano, los
ojos, los oídos. Y los denomina como especies del objeto a. Los esfínteres oral, anal,
palpebral o auditivo, cercenan un trozo de perceptum que cae en algún lugar que se rastreará
como destinos del objeto a, tal como Freud propone interrogar los destinos de pulsión.
Más tarde, en algunas teorizaciones poslacanianas, podemos hallar la expresión "formaciones
del objeto a", parafraseando las formaciones del inconsciente. Sin embargo, estas
descripciones suponen diferencias esenciales con las formaciones derivadas del significante,
aunque siempre el significante va a estar implicado como borde, o como inductor de esas
formaciones, pero ésas son más cercanas al accionar, al impulso, ya sea como acting-out,
pasaje al acto, acto sublimatorio o acto pleno.
Cuando este objeto se presentifica, suscita angustia. Ésta es una hipótesis teórico-clínica muy
importante: la angustia no es sin objeto, es con la presencia del objeto a.
El título de un trabajo sobre la angustia metaforiza esta propuesta "La angustia, rostro
imaginario de lo Real"; si bien la angustia es vivida como afecto yoico, su aparición denuncia
la cercanía del objeto.
Otras implicancias teórico-clínicas despejadas en el mismo Seminario son los resultados del
accionar como salida de la angustia por la presencia del objeto. Las alternativas para el
sujeto son: la formación de síntoma, el acting-out o el pasaje al acto. Si la posición del sujeto
está más alejada, se despliegan los otros afectos yoicos y afectaciones del sujeto.
Se intenta atravesar el "lecho de roca" de la castración de "Análisis terminable o
interminable", para acceder a un determinismo que logre mayor acercamiento a la causa. El
deseo pasa a ser consecuencia y el objeto a causa es el ordenador ético de cualquier
búsqueda.
En ese momento, Lacan inventa la palabra "separtición", esta esquicia del sujeto que es su
condena y su fecundidad.
El sujeto se constituye en una doble operación que queda claramente dilucidada en El
Seminario 11 sobre los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Una primera
operación es la alienación en el universo significante, y la segunda es la separación del
objeto a. Esto está formulado como un velo lógico, una disyuntiva que siempre perdura y
hace al sujeto dividido por su adscripción a lo simbólico y su pertenencia a un cuerpo del que
no se puede deshacer.
Estas operaciones tienen un ordenador teórico que es el Nombre-del-Padre, pluralizado más
tarde como los Nombres-del-Padre, en los tres registros que deben garantizar, en su
intrincación, que haya subjetividad y un lugar para ese residuo de goce corporal.
Otro de los nombres del objeto a es el de "plus de goce". Esa dimensión de goce que ni se
perdió, ni se puede dejar avanzar por ser, desde una categorización freudiana, "incestuosa".
La no reintroyección del producto como mandamiento de la no efectivización del incesto, es
una versión dramática del mito de humanización que es el Edipo, pero que en esencia obliga a
la renuncia y a perder viejas aspiraciones narcisistas de reunificación gozosa.
En la psicosis no se acepta esa renuncia, lo cual lleva a un aforismo de Lacan: "El psicótico
lleva el objeto a en el bolsillo". Es como decir que alguien lleva consigo materialmente el
pecho materno, pero no aquel objeto simbólico que cada uno llevará en algún rincón de su
alma, sino que lo lleva materialmente. Notarán el carácter imposible de este accionar, sin
embargo, en el delirio hay lugar para esa descripción, por tanto el estatuto de objeto
perdido, o bajo represión, queda cuestionado en la psicosis.
Es importante aclarar que en los desarrollos clásicos de Freud vinculados a las propuestas de
Abraham, y luego continuadas por las teorizaciones de la escuela inglesa, se ubica lo fálico
como objeto pregenital y se concibe para algunos una posibilidad de integración de todas las
tendencias parciales en una totalidad que configuraría lo genital.
Para Lacan, lo fálico no tiene un objeto a, se sustentaría en la adscripción significante y lo
que "subyace" a lo fálico son los objetos a, ya mencionados.
La hipótesis de totalidad como aspiración unificante narcisística imaginaria es muy
cuestionada y la genitalidad se plantea como imposible; en la teoría, esto culmina con el
aforismo "la relación sexual no existe".
Sin embargo, Lacan reconoce haberse inspirado en el objeto transicional de Winnicott para
desarrollar la hipótesis de este objeto, que no es simbólico ni imaginario, por lo menos en
todos sus "atributos", sino real. No obstante, veremos que esto tiene sus complejidades, ya
que en ciertos desarrollos el objeto en cuestión no pertenece a ningún registro en particular,
sino que es el resultado del anudamiento de los tres registros que crea un lugar para que él
"habite".
El objeto winnicottiano se ubica de un modo muy singular en un espacio transicional como
desprendimiento materno. El estatuto que de todos modos alcanza el objeto lacaniano deja al
de Winnicott en una disposición intermedia, como objeto imaginario atípico, o como objeto
metonímico (la parte por el todo), al modo de fetiche. En Lacan, pretende alcanzar una
inscripción en lo Real.
La aspiración más denotada en la última parte de la obra de Lacan es alcanzar y formalizar lo
Real. El registro más alejado de los desarrollos más frecuentes, que se lee entre líneas en la
noción de pulsión de muerte y repetición de Freud, y se toca tangencialmente en las ideas de
Klein o en este aporte de Winnicott.
Es característico en el pensamiento de Lacan que aquello esbozado a medias tintas, en otras
teorías termina radicalmente por ser, o bien definido como desechable, o llevado a un nuevo
estatuto pleno y determinante. Lo insinuado se hace causa o se lo desecha por espejismo.
Con relación al yo, en un discurso en la Escuela Freudiana de París, Lacan dice:
 
"Así funciona el i(a) con el que se imaginan el Yo y su narcisismo al hacer de hábito a ese
objeto a que hace la miseria del sujeto. Esto porque el a causa del deseo, por estar a merced
del Otro, angustia pues en ocasiones se disfraza contrafóbicamente con la autonomía del Yo,
como hace el cangrejo con cualquier caparazón".3
 
Así entramos en un capítulo importante: la relación del objeto a con el amor. Para
comprender esto hay que tener en cuenta que este objeto, íntimamente vinculado a la noción
de ello, está involucrado en la configuración misma del narcisismo, por tanto es el punto
central de todo movimiento pasional.
Aunque se haya despejado al yo (moi) como entidad imaginaria, es importante destacar que
tanto el yo (moi) como el objeto a y el ideal del yo, forman un trípode de funcionamiento
amoroso-pasional. Por eso se afirma que el amor es con deseo y con el objeto a implícito
como causa del deseo.
En el Seminario 11, Lacan dice:
 
"Pero lo presento de una forma más sincopada, señalando que el analizado dice en suma a su
interlocutor, al analista: Yo te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que a
ti -el objeto a minúscula-, yo te mutilo."
 
Queda claro que este objeto es el organizador del amor y podemos considerar que es el
soporte mismo de la transferencia analítica. Detrás del brillo idealizado agalmático y del
Sujeto supuesto Saber, está la dimensión Real de la transferencia.
En el Seminario 17 sobre el revés del psicoanálisis, aparecen los cuatro Discursos que implican
la propuesta que termina por establecer Lacan como diferencia con el estructuralismo. Éstos
están configurados por cuatro términos, entre los cuales se encuentra el objeto a.
 

 
LOS CUATRO DISCURSOS
 

 
En el Seminario 20, donde vuelven a aparecer los Discursos, se agrega una hipótesis clínica
que fundamentará el acto analítico, ya basado en el objeto a. La hipótesis es que existe la
posibilidad de que el objeto a adquiera un semblante. Eso hará que el dispositivo del análisis
logre un nuevo sentido. Las variaciones de búsqueda que habían sido recorridas a lo largo de
los años contaron siempre con una misma orientación ética. El propósito fundamental era
alcanzar una mayor profundidad teórica y una mayor eficacia clínica, sin claudicar en los
fundamentos del psicoanálisis. Esta intención se encuentra frente a un nuevo desafío: que el
analista logre hacer fulgurar lo opaco, que haga aparecer lo oculto, pero en su máxima
radicalidad lindera con lo intolerable para el sujeto. Esto acelera el paso de una clínica que
cuenta con el significante, pero se lanza a un más allá de cualquier decir o mostrar del orden
de lo dialogal.
La propuesta es netamente rupturista: que se active o se alcance este Discurso que lleva
como agente al analista, haciendo éste semblante de objeto a. Es una clínica que acepta el
malentendido para que se revele la causa que se considera encubridora de la verdad, que
pasa a estar ligada a lo Real, a ese objeto a, o a esos objetos que hacen del sujeto una
consecuencia, una respuesta.
Sin subjetividad no hay logro analítico, esto va a dar paso a las ideas de atravesamiento del
fantasma para alcanzar ese objeto, o de la vacilación del fantasma como facilitadora de dar
oportunidad al sujeto de reposicionarse. Es una clínica de riesgo, el acto analítico pasa a ser
de riesgo y, en caso de fracasar, el discurso se invierte, el analizante queda como analista, y
el analista es interpretado por su fracaso. Pero al mismo tiempo se abre una prerrogativa
para abordar aquellos casos que eran refractarios, y comprender más aquellas entidades que
forman la serie de la llamada clínica de borde, como la anorexia, las adicciones, los actos
delictivos, etcétera.
Digamos de paso que la llamada resistencia queda del lado del analista, ya que es él quien no
logra alcanzar el efecto analítico.
El fantasma se formula como una relación lógica entre el sujeto y el objeto a, donde se
contraponen paradójicamente las operaciones de reunión y separación por medio de un
rombo.
 

 
FÓRMULA DEL FANTASMA
 
En este Seminario 20 se despliegan las fórmulas de la sexuación, ahora sí con la inclusión del
protagonismo del objeto a que, como era de esperar, queda del lado de la mujer. No
obstante, para los que no están habituados a las definiciones de Lacan sobre la sexuación,
vale la pena aclarar que hombres y mujeres "optan" dónde ubicarse con relación a lo
masculino o lo femenino.
Esto abre todas las ambigüedades que aparecen en la clínica de la neurosis, la perversión y la
psicosis, en cuanto a qué pasa con lo femenino y lo masculino.
Por ejemplo, surge el goce femenino como aquel que no acepta la vigencia de las
restricciones de la significación fálica establecida por la castración; y se presenta en
cualquier psicótico, sea hombre o mujer. Ahí veremos una dificultad de resolver el objeto a,
o bien alguna forma dislocada del mismo al fracasar la represión, dada la forclusión 4 del
Nombre-del-Padre en la psicosis.
Aun en la neurosis podemos observar algún trastorno en la asunción de la sexuación, donde
las identificaciones con uno u otro sexo pretenden sostener una ambigüedad calmante frente
a la dificultad de asumir una posición. Es una falla relativa de la represión, pero falla al fin.
En el Seminario 22 se afronta la cuestión, recurriendo, como en algunos otros momentos a las
matemáticas, esta vez a la topología. Siendo que el asunto es una falta radical, en definitiva
es darle a esa falta un borde que evite que quede como un vacío sin límites. Borde que será ni
más ni menos que conformado por los tres registros que Lacan establece como sus parámetros
metapsicológicos: Imaginario, Simbólico y Real. Estos tres bordes, que se continúan uno al
otro formando el contorno del agujero, son el centro de la figura topológica que es el nudo
Borromeo.
 
 
R real
S simbólico
I imaginario
a objeto a
 
NUDO BORROMEO Y MATEMAS
 
En el Seminario 23 surge la propuesta de que estos anudamientos incluyan suplencias para
resolver el nudo y el sujeto encuentre una solución a lo desanudado que se le presenta como
un goce pendiente. De este modo, el síntoma que lo llevaba a alguna forma de padecimiento
podría ser transformado y hacer de soporte para una identificación que fundaría una
subjetividad, ya no dependiente de la problemática de padecer los reclamos y deudas del
Otro, sino que se soporte en sí mismo.
En esta hipótesis, el objeto a tendrá su lugar, pero no será ninguna forma convencional la que
genera el lugar, sino un invento. Dicho sea de paso, al objeto a Lacan lo llamó su invento.
Resta referirnos al objeto a con relación a la creación y al arte.
Hablando de un escritor japonés llamado Tanizaki, Catherine Millot nos ubica de un modo muy
directo en la función del objeto en la repetición como creación en el arte.
 
"Ese objeto a que viene a ocupar el lugar del vacío, en tanto este lugar es el del significante
de la castración, no lo hace para oficiar de tapa-agujeros. No se produce ningún
completamiento. Más bien, tanto por su carácter de artificio como por su fugacidad, el
objeto a redobla la ausencia de la que emanó. Si se proyectase sobre él una luz demasiado
viva, desaparecería, él que no es más que el fruto de la sombra: ese objeto inapresable no es
sino una pequeña nada. 'Dirán algunos que la falaz belleza creada por la penumbra no es la
belleza auténtica. Sin embargo, nosotros, los orientales, creamos belleza haciéndola nacer de
las sombras en lugares que son insignificantes en sí mismos'. La sombra, en vez de servirle de
velo a ese objeto, es la única que lo hace existir, con la precaria existencia de un espejismo.
Más bien es él el que oficia de velo apropiado para hacer surgir la dimensión del más allá en
que se sustenta el deseo. Así, la sublimación es reproducción, repetición indefinida del
engendramiento del vacío al cual el significante da la estructura."

Diccionario de psicoanálisis: ¿Qué es el agalma?


El agalma es el brillo fálico del objeto a, donde lo deseable se
define no como fin del deseo sino como causa del deseo. La
palabra <<agalma>>, surgida de la poesía épica griega, se
ha convertido en uno de los conceptos más fecundos de la
teorización lacaniana del de- seo en la trasferencia.

Este término fue destacado por Louis Gernet en su artículo


«La notion mythique de la valeur en Grece» (Journal de
Psychologie, oct.-dic. de 1948). Designa cierto número de
objetos muebles preciosos y brillantes. Agalma viene de
agallein, <<adornad> y <<ll.onraD>. Lacan lo compara con
las raíces de agaomai, <<admirad>, y de aglaé, «la
brillante>>.

En ese proyecto de arqueología de la noción de valor, Louis


Gernet muestra que los agálmata son objetos de intercambio
y de trasmisión: trípode de los Siete Sabios, collar de Erifila,
vellocino de oro, anillo de Polícrates. Su origen, siempre
misterioso -surgimiento del mar, encuentro y prodigio, bodas
divinas-, hace de ellos insignias del poder, pero también de
su pérdida siempre posible. Objetos mágicos benéficos o
maléficos, son el atractivo de búsquedas y de trasmisiones,
cuyo brillo forja la poesía épica con el lenguaje mismo. Al
principio de la época mercantil, el objeto precioso,
representación y signo del valor, indica el origen de la
moneda en la medida en que esta escapa a la pura
racionalidad de los intercambios y las trasmisiones
calculables. Agalma, por lo tanto, es, de entrada, lo que vale
en y por medio del intercambio, y por consiguiente apropiado
para situar lo deseable en su naturaleza de comercio y de
lenguaje.

Lacan, en el seminario de 1960-61, La trasferencia en su


disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones
técnicas, introduce la noción de agalma a propósito de las
cuestiones susciladas por el amor de trasferencia: ¿cuál es la
relación del sujeto inconciente con el objeto de su deseo? El
objeto del deseo no es ese objeto redondo y totalizante,
parecido a un soberano Bien, cuya presencia colma y cuya
ausencia frustra en un contexto dual; la re!ación de objeto
sólo es pensable a partir de una relación de tres.

Cuando comenta el Banquete de Platón, Lacan muestra que el


agalma moviliza el amor de Alcibíades por Sócrates: el
agilima es se objeto precioso y brillante que estaría escondido
en ese sileno grotesco con el que es comparado el filósofo en
su atopía. Ahora bien, Sócrates rehúsa responder a los
avances de Alcibíades, no para frustrarlo o exacerbar su
deseo, sino para mostrarle la naturaleza trasferencia! de su
amor y designarle el verdadero lugar del agalma: Agatón, el
tercero.

Sin embargo, Lacan no va a proseguir con Platón la dialéctica


que orienta al alma desde el amor por lo Bello hacia el
soberano Bien. Insiste no en lo que debe orientar al deseo,
sino en ese objeto que lo moviliza: situación laica del objeto a
que causa, hace hablar al deseo [causer: causar /hablar].
Pues en este diccionario, el carácter operatorio de las
nociones no es separable de los juegos de significantes de la
lengua donde estas se elaboran: así sucede con causar
[causer] y hablar.

El psicoanalista, que se fia en lo que indica Lacan con la


noción de agalma, no es por lo tanto el gran sacerdote que
«inicia» en lo que es bueno y precioso, ni tampoco es el
evaluador de los buenos o malos objetos, es la belleza, ni la
ascesis, ni la identificación con Dios lo que desea Alcibíades,
sino ese objeto único, ese algo que vio en Sócrates y de lo
que Sócrates lo desvía, porque Sócrates sabe que no lo tiene.
Pero Alcibíades desea siempre lo mismo. Lo que busca en
Agatón, no lo duden, es ese punto supremo preciso en que el
sujeto es abolido en el fantasma, sus agálmata» (Seminario
sobre la trasferencia, cap. 11).
El agalma es el objeto adornado por sus reflejos fálicos, es el
objeto a, en tanto pasa a él un relumbre de pérdida, pues lo
que se puede esperar de otro no pasa más que por ahí, por
esta dimensión negativa del falo (-phi). En «Subversión del
sujeto y dialéctica del deseo», Ecrits, pág. 825, Lacan
escribe: «Incluido en el objeto a está el agalma, ese tesoro
inestimable al que Alcibíades proclama encerrado en la caja
rústica que forma para él la figura de Sócrates.

Pero observemos que está afectado con el signo (-). Porque


no ha visto el rabo de Sócrates ... Alcibíades el seductor
exalta en él el agalma, la maravilla que hubiera querido que
Sócrates le cediese confesando su deseo, revelando en la
ocasión con todo fulgor la división del sujeto que lleva en sí
mismo».

La insistencia de Lacan en el agalma, su decisión de no


amalgamar de ningún modo el objeto causa del deseo con el
ideal de un Bien, indican una posición rigurosamente ética en
la conducción y en el fin de la cura psicoanalítica: la que
puede llevar al analizante a apresar el objeto que lo guía y a
concluir en ese saber.

Esta noción, en la medida en que se aleja de toda


idealización, puede aclarar ciertos aspectos de la práctica
artística: el esplendor de la obra está muy cerca de la división
subjetiva para quien goza de ella, sea artista o aficionado,
pero sin estar aprisionada en el estatuto de ilustración del
fantasma: por el contrario, en la repetición temporal de ese
momento fugitivo y enigmático de esplendor relumbra el
álgama del objeto.

Por último, la focalización en el álgama del objeto a en el


análisis de la transferencia y de la resolución de esta ha
permitido aclarar ciertos aspectos de la trasmisión práctica
psicoanalítica. En la proposición de del 9 de octubre de 1967,
Lacan muestra además que el carácter operatorio de esta
noción esttablece su posición de concepto. Esta trasmisión,
lejos de esencializar al sujeto, lo destituye subjetivamente a
través del análisis del fantasma, mientras que el
psicoanalista, supuesto al saber, es marcado por un desser
respecto del cual deben ser criticadas todas las tentativas de
normalización y de fundación metafísica de esta práctica.

El rigor teórico de este pasaje no es tributario, en efecto, ni


de la convención ni de la evidencia. “En este viraje en el que
el sujeto ve zozobrar la seguridad que tomaba ese fantasma
en el que se constituye para cada uno su ventana sobre lo
real, lo que percibe es que la captura del deseo no es otra
que la de un desser. En ese desser se revela lo inesencial del
sujeto supuesto al saber, desde donde el psicoanalista se
consagra al álgama de la escencia del deseo, dispuesto a
pagarlo reduciéndose, él y su nombre, al significante
cualquiera (...). Así, el ser del deseo alcanza al ser del saber,
para renacer de allí en una banda hecha del único borde en el
que se inscribe una sola falta, la que sostiene el álgama.
Justamente, sobre lo real de tal hiancia, con la idea y la
experiencia del pase, en la Escuela Freudiana de Paris se
intentó plantear la cuestión de la formación de los
psicoanalistas y de la transmisión del psicoanálisis sobre
bases conceptuales que no permitiesen el dominio perverso
de la relación del sujeto inconsciente con el objeto que causa
su deseo.

Fuente: Chemama, Roland (1996) "Diccionario de


Psicoanálisis". Amorrortu editores.

Julio Cortázar, o la cachetada metafísica


Siete voces
LUIS HARSS: Los nuestros
(Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1966, pp. 252-300)

La filosofía oriental, particularmente el budismo zen y el Vedanta, ofrece


«posiciones metafísicas» que siempre le han parecido fértiles a Cortázar. El
Vedanta «equivale a negar la realidad tal como la entendemos parcialmente; por
ejemplo, la mortalidad del hombre, incluso la pluralidad. Somos mutuamente la
ilusión el uno del otro; el mundo es siempre una manera de mirar. Cada uno de
nosotros es, desde sí mismo (pero entonces ya no es “sí mismo”), la realidad
total. Lo demás son siempre manifestaciones fenoménicas, exteriores, que
pueden llegar a anularse porque esencialmente no son; su realidad, por así
decirlo, existe a costa de nuestra irrealidad. Todo está en invertir la fórmula,
alterar la posición de los platillos de la balanza. Por ejemplo, la noción del
tiempo y del espacio como la concibió el espíritu griego y tras él casi todo el
Occidente carece de sentido en el Vedanta. En cierto modo, el hombre se
equivocó al inventar el tiempo; por eso bastaría realmente renunciar a la
mortalidad (en alguna parte de Rayuela se habla de eso) para saltar fuera del
tiempo, desde luego en un plano que no sería el de la vida cotidiana.

Escribir el cuento también me curó de muchas inquietudes. Por eso, si se quiere,


los cuentos fantásticos ya eran indagaciones, pero indagaciones terapéuticas, no
metafísicas.»

El positivismo en su origen fue una filosofía francesa del S.19 liderada por Auguste Comte que
divide a la Historia en tres etapas: en una primera corresponde a la infancia de los pueblos (la
mágica), una segunda que sería la juventud (Etapa metafísica) y una tercera que ya es la de
madurez que es la científica. Es una filosofía atea. Un poco la versión francesa del empirismo
inglés.

Charla del mal:

Autum como “yo estoy presente”

Ego “como yo público”

Si alguien hacía algo mal no lo hacia otro sino contra toda la gente de la polis.

Con el pecado religioso todo mal que se hace es un atentado a la ley divina. Los terremotos y
demás tb es mal que se hace hacia dios.

Jesus solo era uno de loas mesias.


Medea para el mundo griego no era un villana a pesar de que mata a sus hijoas (vs María
virgen e impoluta). Pero ella mata lo que es más preciado pero ve que se van a convertir en
malos governantes y no puede permitir ese mal.

Ya no nos habita tanto la noción de pecado y que este vaya a ser castigado en el mundo de lo
divino.

Hannah Arendy dirá que la idea del mal ha adquirido un estatuto metafísico. Pero Eichman en
jerusalem es demostración de que el mal puede llevarlo a cabo un burócrata. Aparece la
noción del mal como un problema de orden sistémico.

Akili Bembé tiene un libro que se llama la necropolítica donde dice que las colonias ya tenían
campos de exterminio.

La aparición del cine modifico nuestro imaginario del mal. Entre otras cosas pone la muerte en
movimiento.

Al principio del cine las figuras del mal son seres que por su mosntruosidad ya transfiguran su
maldad (Golem, kink Kong) Pero en King Kong el malo ya es el humano.

Todo producto cultural habla de su época (Bach hace pensar que dios existe, Mozart evoca la
naturaleza, en el Jazz se oye la gran ciudad…) King Kong es previo a la guerra, Godzilla
posterior.

El cine de acción de los 90 sacraliza de forma metafísica el mal proponiendo de que las
personas o son buenas o malas maniqueamente. Se despersonaliza al individuo y no importa
que se maten los que son malos. El mal es una entidad metafísica al que hay que destruir. Vs el
cine de Haneke que nos hace participe del rostro del sufrimiento de las personas.

El lenguaje con el que loas ciudadanoas donde hay un conflicto se vuelve cada vez más angosto
y retorcido desde los medios y el estado hasta la intimidad. Como dijo el artón de Kafka el
mundo es cada vez más estrecho. Cuando se deja de reducir ala otroa a unoa enemigoa el mal
desaparece.

El término perverso surge desde Freud. Ahora vivimos en una sociedad en la que sujetoas que
se enriquecen con el sufrimiento de loas demás están bien vistoas.

El capitalismo tiene la posibilidad de proponer cánones sagrados. La voluntad es que todo lo


que hagamos sea individual. Una ideología en que si cada cual se cuida a si mismoa todoas
estaríamos bien.

Con las redes sociales se hace un simulacro del mundo y nos mudamos a este en nuestros egos
hiperbólicos. Hemos vuelto a la condición metafísica del mal, se juzga de forma inmediata pero
no permite la reflexión. Exigimos un nuevo sentido de pureza.

En no country for old men el prota no puede desdecirse de lo que ha prometido hacer aunque
sea un asesinato. Tiene una moral intachable.

Lo que han fallado las grandes revoluciones es no saber que hacer con la diversidad y la
sexualidad.

La representación de lo irrepresentable es el fantasma que hiere nuestra sensibilidad. Si nos


hiere desconectamos de su sufrimiento.
La Poesía reúne el acto de voluntad del superhombre y por otra el amor y, a su vez, es la
creación de un mundo aparte. Es la única que es capaz de atenuar la fuerza de gravedad. No
hay vuelo, sino que tan solo hay resistencia a la caída.

Ahora bien ¿Qué significa que la poesía salva? Salva porque introduce sentido en el mundo. La
vida sería una condena sino le damos cierta narratividad a las cosas.

En segundo lugar, la poesía puede redimir, porque ahonda y comunica el amor.

La poesía también nos salva en el sentido existencial. También sería una herramienta que nos
permite reducir las potencias tristes. La poesía tiene una función redentora en el ámbito
existencial.

SI SE TIENE CONFIANZA EN LA POESÍA SE PUEDE INTRODUCIR SENTIDO EN EL MUNDO. PERO SI


NO SE ES CAPAZ DE HACERLO COLECTIVAMENTE NO SE PODRÁ CREAR SENTIDO MORAL Y
COMPARTIRLO CON LOAS DEMÁS PARA CREAR COMUNIDAD.
“Dios no juega a los dados con el universo” Einstein

La luna no está allí cuando no la miras.

Ser o no ser, ser y no ser.

Nuestra capacidad de asombro ante las maravillas de la ciencia está aburguesada. En los
horrores de los crímenes que vemos por los medios sucede lo mismo.

Las simetrías ocultas de la naturaleza (como tiempo-espacio)

Kepler tuvo que aceptar que Dios trazaba aberrantes elipsis en vez de perfectos círculos como
el ansiaba que fuera.

Por simetría se entiende que haces un cambio y a las ecuaciones no les pasa nada.

La palabra poética es la que puede curar y resucitar al mundo, salvarlo. Este elemento
soteriológico de la poesía, la poesía salva.

Si nos fijamos, aun no queda muy claro qué es el Creacionismo. Mirar el mundo con una
visión renovada y también la creación de imágenes nuevas. Ambivalencia:
Bergson: para él, el concepto fundamental es la creación. Para él, la función de la poesía y
de la filosofía es la recuperación de una “mirada ingenua”. No dice algo demasiado nuevo,
sino que es lo que antes se llamaba “mirada metafísica”.
Esta mirada ingenua o metafísica según Aristóteles: hay un tipo de pensamiento superior,
que es la metafísica, que consiste en ser capaz de ver la “maravilla”. Para nosotros, las
mentes poco desarrolladas necesitan ver maravillas (monstruo 2 cabezas, milagros, etc.),
pero, para Aristóteles, solo las sensibilidades que están bien educadas son capaces de ver la
maravilla en lo más corriente, en el mero hecho de ser. Este mero hecho de ser Aristóteles
lo llama la “maravilla de las maravillas”. La metafísica sería la ejercitación de una mirada
de esa cosa que es muy evidente, pero a la vez muy difícil de ver, ya que se escapa todo el
rato.
Para Aristóteles, esa mirada tiene un efecto estético, una experiencia muy intensa. También
es una experiencia ética, ya que en muy pocos momentos en la vida nos damos cuenta del
mero hecho de ser, porque estamos muy ocupados, y cuando sucede, nos reconciliamos con
nosotros mismos.
Esta mirada metafísica se fue perdiendo porque fue secuestrada por la religión.
La poesía intenta recuperar esta mirada metafísica que refería Aristóteles.
Para Aristóteles ¿qué impide ver que las cosas son, ese milagro? Lo utilitario. La mirada
utilitaria. Es la que hace que se oculte el milagro del ser porque lo inunda bajo una serie de
relaciones, intereses, funciones, urgencias…
Bergson recoge esta tradición y considera que esta metafísica hace restaurar la mirada
ingenua, porque hace ver las cosas como si fuera la primera vez que las vemos, pero
también la última. Y para esto hay ejercicios de contingencia: las cosas podrían no ser. Si tú
no ves las cosas y, finalmente, consigues tener una mirada ingenua que te hace verlas, es
como si crearas las cosas. Esto es un tipo de lectura del Creacionismo: mirar las cosas de
nuevo y hacerlas emerger.

Podemos entonces hablar del Surrealismo como un método. Método etimológicamente quiere
decir camino, como itinerario que se recorre para llegar a otro sitio. El arte entonces deja de
ser una representación de la realidad, sino que ahora es una liberación del deseo a través de
una modificación del discurso. Lo cual es tanto un proyecto individual como colectivo. De ahí
conexiones como Amor (Eros)-Poesía-Libertad.

Objeto A de Lacán

Cuántica más cristianismo de Dalí

NOSTALGIA DE INFINITO:

H i s t o r ia d o r e s y s o c ió lo g o s e s tá n d e a c u e r d o , y t a m b i é n h a y o c a s io n e s
e n q u e d e b e r í a m o s c r e e r lo s , a la h o r a d e c o n s t a t a r u n a a p r e c i a b l e d e c
a d e n c i a / d e l p a p e l d e s e m p e ñ a d o p o r lo s s is te m a s re lig io s o s f o r m a le s ,
p o r la s ig le s ia s , e n la s o c ie d a d o c c id e n t a l, j L o s o r í g e n e s y la s c a u s a s d e e
s te f e n ó m e n o p u e d e n s e r f e c h a d o s y a r g u m e n t a d o s d e m a n e r a s m u y d
iv e rs a s y, e n e f e c to , d iv e rs a s s o n la s e x p lic a c io n e s o f r e c id a s . A lg u n o s s
itú a n s u o r i g e n e n e l d e s a r r o llo d e l r a c io n a lis m o c ie n tíf ic o d u r a n t e e l R e
n a c im ie n to ; o tr o s lo a tr ib u y e n a l e s c e p tic is m o y e l s e c u la ris - m o e x p líc ito
d e la I lu s tr a c ió n c o n su s ir o n ía s s o b r e la s u p e r s tic ió n d e to d a s las ig le sia s ; o
tr o s m a n t i e n e n q u e f u e e l d a r w in is m o y la te c n o lo g ía m o d e r n a 13 d e la r e
v o lu c ió n in d u s tr ia l lo s q u e h i c i e r o n q u e la s c r e e n c ia s s is te m á tic a s , la te o
lo g ía s is te m á tic a y e l a n tig u o c e n tr a lis m o d e la s ig le s ia s q u e d a r a n ta n o b s
o le to s .

la d e s c o m p o s ic ió n d e u n a d o c t r i n a c r is tia n a g lo b a liz a d o r a h a b í a d e
ja d o e n d e s o r d e n , o s e n c illa m e n te h a b í a d e j a d o e n b la n c o , la s p e r c e
p c i o n e s e s e n c ia le s d e la j u s t i c i a s o c ia l, d e l s e n t i d o d e la h is to r ia h u
m a n a , d e la s r e la c io n e s e n t r e la m e n t e y e l c u e r p o , d e l l u g a r d e l c o n
ocimientoennuestraconductamoral

E n s e g u n d o lu g a r , u n a m ito lo g ía , e n e l s e n tid o e n e l q u e e s to y e m p l e a n d
o la p a la b r a , t e n d r á c o n s e g u r i d a d u n a s f o r m a s f á c ilm e n te r e c o n o c ib le
s d e . in ic io y d e s a r r o llo . H a b r á h a b id o u n m o m e n t o d e re - i v e la c ió n c r u c
ia l o u n d ia g n ó s tic o c la r iv id e n te d e l q u e s u r g e to d o e l s is te m a . E

ia g n ó s tic o c la r iv id e n te d e l q u e s u r g e to d o e l s is te m a . E se m o m e n t o y la h
is to - 17 ; r ia d e la v is ió n p r o f è tic a f u n d a d o r a se c o n s e r v a r á e n u n a s e r ie d e
te x to s c a n ó n ic o s .
U n a m ito lo g ía v e r d a d e r a d e s a r r o l l a r á u n l e n g u a je p r o p i o , u n id io m a c a
r a c te r ís tic o , u n 18 c o n j u n t o p a r tic u la r d e im á g e n e s e m b le m á tic a s , b a n d
e r a s , m e tá f o r a s y e s c e n a r io s d r a m á tic o s . G e n e r a r á su p r o p i o c u e r p o d
e m ito s . U n a m ito lo g ía d e s c r ib e * e l m u n d o e n té r m i n o s d e c ie r to s g e s to s ,
r itu a le s y s ím b o lo s e s e n c ia le s ^ E

¿ N o e s in te r e s a n te , y e n c i e r t a m a n e r a s o r p r e n d e n t e , q u e c u a n d o M a
rx e r a j o v e n lo ú ltim o q u e p e n s a r a e s c r ib ir f u e s e u n a c r ític a i m p o r t a n t e d
e e c o n o m í a p o lític a ? E n lo q u e , s in e m b a r g o , e s ta b a t r a b a j a n d o e r a e n u
n p o e m a é p ic o s o b r e P r o m e te o . Y p u e d e a d iv in a r s e c ó m o se d e s a r r o lla p
o s t e r i o r m e n t e e l g u ió n . C o m o p o r t a d o r d e l (. 1 f u e g o d e s t r u c t o r , p e r
o t a m b i é n p u r if ic a d o r , d e la v e r d a d , o lo q u e e s ig u a l, d e la i n t e r p r e t a c i ó
n m a te r ia lis ta - d ia lé c tic a d e la f u e r z a e c o n ó m i c a y s o c ia l d e la h is to r ia , P r
o m e te o - M a r x c o n d u c i r á a la h u m a n i d a d e sc la v iz a d a h a s ta la n u e v a a u r
o r a d e la lib e rta d .

¿ N o e s in te r e s a n te , y e n c i e r t a m a n e r a s o r p r e n d e n t e , q u e c u a n d o M a
rx e r a j o v e n lo ú ltim o q u e p e n s a r a e s c r ib ir f u e s e u n a c r ític a i m p o r t a n t e d
e e c o n o m í a p o lític a ? E n lo q u e , s in e m b a r g o , e s ta b a t r a b a j a n d o e r a e n u
n p o e m a é p ic o s o b r e P r o m e te o . Y p u e d e a d iv in a r s e c ó m o se d e s a r r o lla p
o s t e r i o r m e n t e e l g u ió n . C o m o p o r t a d o r d e l (. 1 f u e g o d e s t r u c t o r , p e r
o t a m b i é n p u r if ic a d o r , d e la v e r d a d , o lo q u e e s ig u a l, d e la i n t e r p r e t a c i ó
n m a te r ia lis ta - d ia lé c tic a d e la f u e r z a e c o n ó m i c a y s o c ia l d e la h is to r ia , P r
o m e te o - M a r x c o n d u c i r á a la h u m a n i d a d e sc la v iz a d a h a s ta la n u e v a a u r
o r a d e la lib e rta d .

A h o r a b ie n , e s te s e n t i m i e n t o d e u n a c a tá s tr o f e d is ta n te , d e u n a d e s g r a
c ia c ó s m ic a - y p o d r í a e s c r ib ir la p a l a b r a c o n u n g u ió n , u n a d e s -g ra c ia , u n
a b a n d o n o d e la g r a c i a - , lle g a d i r e c t a m e n t e h a s ta n o s o tr o s c o n u n v iv o t
e r r o r e n la v is ió n m a r x is ta , c o m o e n C o le r id g e , e n e l « v iejo m a r in e r o » o e n
e l « a n illo » d e W a g n e r . E x ig e a ú n m á s im p e r i o s a m e n te u n a d e f in ic ió n , u
n a s itu a c ió n h i s t ó r i c a / ¿ D ó n d e s u c e d ió a q u e l a c o n t e c i m i e n t o h o r r ib
le ? ¿ E n q u é n o s e q u iv o c a m o s ? ¿ P o r q u é f u im o s e x p u ls a d o s d e l J a r d í n d
eEdén?

P a r a p r o v o c a r e s ta c o n s u m a c i ó n e d é n i c a - y q u i e r o e m p l e a r la p a l a b r
a « e d é n ic a » p o r q u e p ie n s o q u e e s la ú n ic a c o r r e c t a - d e l d e s t i n o h is tó r
ic o d e l h o m b r e , se h a in f lig id o u n s u f r i m i e n t o i n d e c ib le a d is id e n te s , h e r
e je s y s a b o te a - X. 27 d o r e s . E l to ta lita r is m o m á s b r u ta l se p u d o in t e r p r e -
h(í ta r c o m o la n e c e s a r ia e t a p a d e tr a n s ic ió n e n t r e la ¡ f i lu c h a d e c la s e s y la
u to p ía , y e n c o n s e c u e n c i a h o m b r e s y m u je r e s r a c io n a le s f u e r o n p r e p a
r a d o s p a r a s e rv ir a l e s ta lin is m o . v

Si se q u i e r e c o m p r e n d e r el f e n ó m e n o d e e s ta c la s e d e c o n d u c ta , s ó lo p u
e d e h a c e r s e a la lu z d e u n a v is ió n m e s iá n ic a y r e lig io s a , d e la g r a n p r o m e s
a q u e d ic e q u e te a b r ir á s p a s o a tra v é s d e l in f i e r n o , h u n d i d o e n é l h a s ta e l
c u e l l o si es p r e c is o , p o r q u e e s tá s e n e l c a m in o s e ñ a l a d o p o r e l d e s tin o , e
n e l c a m in o p r o f è tic o h a c ia la r e s u r r e c c ió n d e l h o m b r e e n e l r e i n o d e la
ju s t i c i a .
E s p r e c i s a m e n t e e n e l g r a n p u n t o c r ític o d e s u p e n s a m i e n t o c u a n d o la d
is ta n c ia d e u n m o d o c ie n tíf ic o d e a r g u m e n t a r y p r o b a r e s m á s c la r a , y c u
a n d o m e jo r o b s e r v a m o s la a f in id a d c o n u n p r o c e d i m i e n t o r e lig io s o o r e
lig io s o - m e ta f ís ic o c o m o , p o r e je m p lo , e n P la tó n . L a d e m o s tr a c ió n d e F r e
u d d e la u n iv e r s a lid a d d e s u s m e tá f o r a s te r a p é u tic a s , a s í c o m o d e l c o m
p le jo d e E d ip o , s o n e n s í m is m a s c o n s tr u c c io n e s m e ta f ó r ic a s , d r a m a s a r
q u e típ ic o s , e n c a r n a d o s y t r a n s m itid o s e n m ito s . ^ 4

E f e c tiv a m e n te , v e ja d o c o m o f u e a l fin a l d e s u v id a , e n e l e x ilio , d e s t r u i d o


p o r e l d o l o r fís ic o , F r e u d s u p o q u e e l p s ic o a n á lis is h a b í a lle g a d o a s e r u n f
e n ó m e n o m u n d ia l. S o s p e c h a b a q u e A m é r ic a p o d r í a s e r s u t i e r r a p r o m
e t i d a , y e r a p l e n a m e n t e c o n s c ie n te d e q u e s u n o m b r e h a b ía p a s a d o a la
c a s a d e l le n g u a je .

F r e u d tr a t a b a d e d e s t e r r a r las s o m b r a s a r- c a ic a s d e l ir r a c io n a lis m o , d e
la fe e n lo s o b r e n a t u ra l. S u p r o m e s a , c o m o la d e M a rx , e r a u n a p r o m e sa d
e lu z . N o se h a c u m p lid o . A l c o n tr a r io

P a r a C la u d e L é v i-S tra u s s lo s m ito s s o n , s e n c illa


m e n te , lo s i n s t r u m e n t o s d e la s u p e r v iv e n c ia d e l
h o m b r e c o m o e s p e c ie p e n s a n t e y s o c ia l. E s a tra v é s
<lr lo s m ito s c o m o e l h o m b r e c o m p r e n d e e l s e n tid o
<lel m u n d o , c o m o lo e x p e r i m e n t a d e u n a f o r m a c o
h e r e n t e , c o m o a f r o n t a s u p r e s e n c i a ir r e m e d i a b l e
m e n te c o n t r a d i c t o r i a , d iv id id a , a je n a . E l h o m b r e se
e n c u e n t r a e n r e d a d o e n c o n t r a d i c c i o n e s p r im a r ia s
e n t r e s e r y n o s e r, m a s c u lin o y f e m e n i n o , jo v e n y
v ie jo , lu z y o s c u r i d a d , c o m e s t i b l e y tó x ic o , m ó v il
e in e r te . N o p u e d e , d ic e L é v i-S tra u s s , r e s o lv e r e sta s
f o r m id a b le s a n títe s is e n f r e n t a d a s m e d i a n t e p r o c e
so s p u r a m e n t e r a c io n a le s . E n lo s d o s p o lo s d e l
tie m p o c o n c e b ib le se e n c u e n t r a e n f r e n t a d o p r im e
ro c o n e l m is te r io d e s u s o r í g e n e s y l u e g o c o n el
m is te r io d e s u e x tin c ió n . E l c a o s c o e x is te c o n s im e
tría s a p a r e n t e m e n t e e x q u is ita s . S ó lo lo s m ito s p u e
63
d e n a r tic u la r e sa s a n tin o m ia s u n iv e r s a le s , e n c o n t r a r
e x p lic a c io n e s m e ta f ó r ic a s p a r a la e s c in d id a s itu a
c ió n d e l h o m b r e e n la n a tu r a le z a .

, s ó lo c u a n d o te n e m o s u n a e s tr u c t u r a v e r b a l s u f i c i e n t e m e n t e r ic a y p
a la b r a s s u fic ie n te s p a r a d e f i n i r a l s o b r i n o c u a r t o d e l tío d e la m a d r e p o d
e m o s t e n e r in c e s to y r e g la s d e p a r e n t e s c o . D e m o d o q u e la g r a m á tic a e
s, e n c ie r to m o d o , c o n d i c i ó n n e c e s a r ia d e la le y m o r a l b á s ic a . L a s r e g la s
d e p a r e n t e s c o s o n , l i t e r a l m e n t e , la s e m á n tic a d e la e x is te n c ia h u m a n
a.P
e n t é r m in o s d e d in e r o y d e g a s to , d e l n ú m e r o d e h o m b r e s y m u je r e s im p
lic a d o s e n m a y o r o m e n o r g r a d o , e n t é r m in o s d e la l i t e r a t u r a g e n e r a d a
y d e las r a m if ic a c io n e s in s titu c io n a le s , n u e s t r o c lim a p s ic o ló g ic o y s o c ia l
es e l m á s in f e c ta d o p o r la s u p e r s tic ió n y e l ir r a c io n a lism o d e to d o tip o d e s d
e e l d e c lin a r d e la E d a d M e d ia y, q u iz á s , in c lu s o d e s d e la c risis d e l m u n d o h e
l e n ís tic o . U

L a p e r c e p c i ó n e x tr a s e n s o r ia l e s tá c o m p l e t a m e n te d e m o d a . B a s a d a e
n a c o n t e c i m i e n t o s ta le s c o m o e l déjà-vu, s a c a n d o to s c a s a n a lo g ía s d e la e
x is te n c ia d e lo s c a m p o s e le c t r o m a g n é t i c o s e n t o r n o a lo s a c o n t e c i m i e
n t o s y o b je to s m a te r ia le s , r e c u r r i e n d o d e f o r m a t r e m e n d a m e n t e i n g e
n u a a la s h ip ó te s is d e la i n d e t e r m i n a c i ó n y la c o m p l e m e n t a r i e d a d d e la
fís ic a d e p a r tíc u la s , e l lobby d e la p e r c e p c i ó n e x tr a s e n s o r ia l p r o s p e r a

S e h a e r ig id o to d o u n e d if ic io d e p s e u d o c ie n c ia s o b r e lo s c im ie n to s d e c ie r
ta s a n o m a lía s i n d u d a b l e m e n t e in t e r e s a n t e s d e la p e r c e p c i ó n h u m a n
a y d e la s le y e s d e la e s ta d ís tic a , q u e n o s o n , p o r s u p u e sto , le y e s e n n i n g ú n
s e n tid o ir r e v o c a b le y t r a n s c e n d e n 93 t a lm e n te d e te r m in is ta . A c o in c id e
n c ia s , m u c h a s d e e lla s t o t a l m e n t e in v e r if ic a b le s , se le s a s ig n a u n p e s o m
is te r io s o . R e p e tic io n e s , o g r u p o s a p a r e n t e m e n t e a n ó m a lo s e n lo q u e d
e b e r í a s e r s o la m e n te u n a s e r ie d e s u c e s o s f o r tu ito s - l a c a r ta a c e r t a d a q
u e se v u e lv e h a c ia a r r ib a , u n a a d iv in a c ió n m e jo r q u e e l p r o m e d io d e lo s s
ím b o lo s o c u lta d o s , e t c - , t o d o e s to se c ita c o m o e v id e n c ia d e u n a v is ió n a n
im is ta u o c u lta d e l u n iv e r s o .

L a s p r e s e n c ia s a s tr a le s s e r á n m a n if ie s ta s ; e l d a d o m o s tr a r á s ie m p r e e l
seis; e l n ú m e r o d e la lic e n c ia d e tu p e r r o es tr e s v e c e s e l c u b o p a r t i d o p o r d
o s d e l n ú m e r o d e te l é f o n o d e l s e r a m a d o . L o s c o n s t r u c t o r e s d e la s p ir á
m i d e s s a b ía n , N o s tr a d a m u s s a b ía , M ad a m e B la v a tsk y t r a n s m itió e l s e c r
e to a W illie Y e a ts.

E l d e s a r r o l l o d e la fís ic a c u á n tic a h a t r a í d o c o n s ig o u n d e b a t e f ilo s ó f ic o


d e g r a n in t e n s id a d y g r a n r e p e r c u s i ó n s o b r e las b a s e s m is m a s d e lo q u e
lla m a m o s o b je tiv id a d . L o q u e c a r a c te r iz a a las h ip ó te s is a c tu a le s s o b r e la e
n e r g í a , e l e s p a c io , la d ir e c c i o n a l i d a d d e l tie m p o , e s u n a s u tile z a y u n a p
r o - v is io n a lid a d s in p r e c e d e n t e s ; in c lu s o , d ir ía y o , la lic e n c ia p o é tic a .

E l m e c a n ic is m o d e L a p la c e , o d e la t e r m o d i n á m i c a d e l s ig lo XIX, si ta l e r a ,
h a s id o p r o f u n d a m e n t e s o c a v a d o n o p o r lo s tr a f ic a n te s d e m is te r io s , s in
o p o r la s p r o p ia s c ie n c ia s e x a c ta s y m a te m á tic a s . M u y r e c ie n te s c o n j e t u
r a s c o s m o ló g ic a s a d m i t e n in c lu s o la p o s ib ilid a d d e q u e la s c o n s ta n te s fís
ic a s y la s le y e s d e la r e la c ió n m a s a - e n e r g ía se h a y a n m o d if ic a d o e n la h is
to r ia d e l u n iv e r s o . L a s itu a c ió n a c tu a l d e la filo s o fía e s d e u n a a m p l i t u d e s
p e c u la tiv a i n c o m p a r a b le .

El exorcista e s s o la m e n te la m á s c a lc u l a d a y n a u s e a b u n d a d e la s i n n u m e r a
b l e s e x p lo ta c io n e s d e la m o d a d e lo o c u lto . L a b a s u r a s a tá n ic a se e x p a n d
e a h o r a e n lib r o s , re v ista s , p e líc u la s , s e s io n e s d e e s p ir itis m o , o e n la p o r n
o g r a f í a h o m ic id a q u e s ig u e a a c o n t e c i m i e n t o s ta le s c o m o lo s a s e s in a to
s d e M a n s o n . L a a f ir m a c ió n d e q u e lo s a g e n te s m a lig n o s e s tá n a h í a f u e r a
y d e b e n s e r c a lm a d o s e s u n a e x p lo ta c ió n d e l i b e r a d a d e lo s m ie d o s y la s m
is e r ia s h u m a n a s . R e c u e r d e n q u e e n la m a g ia h a y s i e m p r e u n c h a n ta je .

a s c e tism o c o n t r a p r o d ig a lid a d d e la p e r s o n a y la e x p r e s ió n ; c o n t e m p l a c
i ó n f r e n t e a a c c ió n ; u n e r o tis m o p o lim ó r f ic o , a l tie m p o s e n s u a l y a b n e g a
d o , c o m o c o n tr a r i o a la c o d ic io s a , y s in e m b a r g o ta m b ié n s a c r ifi101 c ia l, s
e x u a lid a d d e la h e r e n c i a j u d e o h e l é n i c a : é s to s s o n lo s té r m in o s d e la d ia
lé c tic a . E

L a v u e lta a lo ir r a c io n a l e s, a n te s d e n a d a , u n i n t e n t o d e l l e n a r e l 107 v a c ío
c r e a d o p o r la d e c a d e n c i a d e la r e lig ió n . P o r d e b a jo d e la g r a n o l e a d a d e in
s e n s a te z e s tá e n a c c ió n e s a n o s ta lg ia d e l A b s o lu to , e s e h a m b r e d e lo t r a
n s c e n d e n t e , q u e o b s e r v a m o s e n las m ito lo g ía s , e n las m e tá f o r a s to ta liz a
d o r a s d e la u t o p í a m a r x is ta , d e la lib e r a c ió n d e l h o m b r e , e n e l e s q u e m a d
e F r e u d d e l s u e ñ o c o m p l e t o d e E r o s y T á n a to s , e n la p u n itiv a y a p o c a líp tic
a c ie n c ia d e l h o m b r e d e L év i-S tra u ss. L

Su extensión está relacionada con una cierta concepción de la peosía. El poeta es algo así
como la voz del cosmos, un profeta del universo. Neruda quiere poetizar todo el cosmos.
Nombrar cada uno de los elementos del cosmos de la A a la Z. Es una especie de
enciclopedia lírica.
CUANDO UNO LEE EL ALEPH ES COMO SI SE INTENTARA BURLAR DE
NERUDA.
El falso don, el pecado de Hibrys, del mal poeta que escribe una enciclopedia lírica del
mundo.
Borges tb comete pecado de Hibris hace una disemineción recolectiva para intentar
describir el Aleph.

Pero en este mismo libro el amor pasión ya se revela como algo insuificiente que debe ser
trascendido y se anuncia ya una especie de panteísmo erótico. El ser amado no es solo un
individuo concreto, sino que es el emblema de todo el cosmos y como la puerta o escalera
para acceder a este. Así como en el neo-platonismo era entendido como un “escala dei” una
escalera para acceder a dios. Aquí es una escala natura que permite amar todo el cosmos
amando a una persona. Aparece la sexualidad es una vía de unión con el cosmos, circunstancia
que aparece en muchas religiones.

Entusiasmo= dios en unoa mismoa


Lenguaje, tiempo y espacio son fenómenos absolutos que impregnan todo en su
invisibilidad. Estructuras metafísicas en las que estamos inmersoas y que rigen nuestra
mentalidad sin que nos demos cuenta.

La expulsión de los poetas por parte de Platón sería un acto anti-apofénico preventivo.
La poesía ha de servir para imaginar, no para alterar la percepción de la realidad. Para
imaginar realidades potenciales, pero no para elegir de estas la que más nos convenga como
verdad. En todo caso, para mirar de hacer realidad alguna de la invenciones poéticas,
comprobando por otros medios que así sea.

Aleph como mitología desde la ciencia y la fantasía. Explicación de absoluto. Cuadro


completo del ser humano en el mundo.

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Como ustedes pueden ver, para mí la idea de lo fantástico no significa solamente una
ruptura con lo razonable y lo lógico o, en términos literarios y sobre todo de ciencia ficción,
la representación de acontecimientos inimaginables dentro de un contexto cotidiano.
Siempre he pensado que lo fantástico no aparece de una forma áspera y directa, ni es
cortante, sino que más bien se presenta de una manera que podríamos llamar intersticial,
que se desliza entre dos momentos o dos actos en el mecanismo binario típico de la razón
humana a fin de permitirnos vislumbrar la posibilidad de una tercera frontera, de un tercer
ojo, como tan significativamente aparece en ciertos textos orientales. Hay quien vive
satisfecho en una dimensión binaria y prefiere pensar que lo fantástico no es más que una
fabricación literaria; hay incluso escritores que sólo inventan temas fantásticos sin creer en
modo alguno en ellos. En lo que a mí se refiere, lo que me ha sido dado inventar en este
terreno siempre se ha realizado con una sensación de nostalgia, la nostalgia de no ser capaz
de abrir por completo las puertas que en tantas ocasiones he visto abiertas de par en par
durante unos pocos fugaces segundos. En ese sentido la literatura ha cumplido y cumple una
función que debiéramos agradecerle: la función de sacarnos por un momento de nuestras
casillas habituales y mostrarnos, aunque sólo sea a través de otro, que quizá las cosas no
finalicen en el punto en que nuestros hábitos mentales presuponen.
Julio Cortázar

Raúl César Arechavala Silva.

De entre la infinidad de reconocimientos, distinciones y premios que recibió Jorge Luis Borges
durante su vida, quiero mencionar uno que no figura entre ellos. Se trata de un
reconocimiento más esencial, el que hace Michel Foucault en el prefacio de Las palabras y las
cosas (Les mots et les choses), al citar un cuento de Borges: El idioma analítico de John Wilkins.

Dice Foucault:
Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al
pensamiento -al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geografía-, trastornando todas
las superficies ordenadas y todos los planos que ajustan la abundancia de seres, provocando
una larga vacilación e inquietud en nuestra práctica milenaria de lo Mismo y lo Otro. Este texto
cita “cierta enciclopedia china” donde está escrito que “los animales se dividen en a]
pertenecientes al emperador, b] embalsamados, c] amaestrados, d] lechones, e] sirenas, f]
fabulosos, g] perros sueltos, h] incluidos en esta clasificación, i] que se agitan como locos, j]
innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l] etcétera, m] que
acaban de romper el jarrón, n] que de lejos parecen moscas”. En el asombro de esta
taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como
encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto.

[Un poco más adelante]

La monstruosidad que Borges hace circular por su enumeración consiste, […], en que el espacio
común del encuentro se halla él mismo en ruinas. Lo imposible no es la vecindad de las cosas,
es el sitio mismo en el que podrían ser vecinas. Los animales “i] que se agitan como locos, j]
innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello” ¿en qué lugar podrían
encontrarse, a no ser en la voz inmaterial que pronuncia su enumeración, a no ser en la página
que la transcribe? ¿Dónde podrían yuxtaponerse a no ser en el no-lugar del lenguaje?p21

Este texto de Borges me ha hecho reír durante mucho tiempo, no sin un malestar cierto y
difícil de vencer. Quizá porque entre sus surcos nació la sospecha de que hay un desorden peor
que el de lo incongruente y el acercamiento de lo que no se conviene; sería el desorden que
hace centellear los fragmentos de un gran número de posibles órdenes en la dimensión, sin ley
ni geometría, de lo heteróclito2; y es necesario entender este término lo más cerca de su
etimología: las cosas están ahí “acostadas”, “puestas”, “dispuestas” en sitios a tal punto
diferentes que es imposible encontrarles un lugar de acogimiento, definir más allá de unas y de
otras un lugar común. P3

Lo que se arruina en esta taxonomía de la supuesta Enciclopedia china es el espacio. El espacio


profundo de los ordenamientos, que, finalmente, como lo indica explícitamente Borges en el
cuento citado, son arbitrarios y conjeturales.

Es la misma arbitrariedad del lenguaje, y es la que se refiere a la coordinación de significante y


significado. Es la arbitrariedad del signo lingüístico que aparece claramente expresada en el
Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure.

Dice Borges en el cuento:


“He registrado las arbitrariedades de Wilkins, del desconocido (o apócrifo) enciclopedista
chino y del Instituto Bibliográfico de Bruselas; notoriamente no hay clasificación del universo
que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el
universo”. 3

La risa a la que hace alusión Foucault, no brota solamente de la extraña clasificación de la


Enciclopedia china, sino también de la ironía que Borges despliega, entre otras cosas, contra la
erudición estéril; sustituyéndola por un aparato crítico totalmente inventado, como la
supuesta referencia de un doctor Kuhn a la Enciclopedia china, que se llama, además: Emporio
celestial de conocimientos benévolos. Pero sin embargo, en medio de la ficción aparece la
filosofía, sin ambages, citando en el relato que nos ocupa a David Hume. Los límites que en un
afán clasificatorio queremos establecer entre la filosofía y la literatura, se vuelven borrosos y
es donde es posible que un pensador como Foucault, que es también un escritor brillante y de
genio, pueda encontrarse con Borges, en las páginas de uno de sus libros más importantes: Las
palabras y las cosas. Se encuentran porque el cuento de Borges, como muchos otros de sus
relatos, es verdaderamente provocador; tal como lo son muchos de los textos de Foucault.

Lo que está en juego aquí es el destino de occidente, el espacio “racional” que ha abierto, el
espacio de las clasificaciones y categorías, el espacio de las lenguas hindoeuropeas, y luego del
griego y del latín. La arbitrariedad de las clasificaciones pone en cuestión toda la civilización
occidental, relativizando al ser humano y sus logros.

Los dos se ubican en una zona primigenia en la cual, del caos surge un orden particular que no
es el único posible.

La clasificación es la primera operación de la razón; pero esta operación fundamental que


había hecho Aristóteles con sus categorías y mucho después Linneo en un plano muy
diferente, queda totalmente arruinada con la que propone la Enciclopedia china. Es necesario
traer a otro pensador fundamental de la crisis de la racionalidad occidental y que es esencial
para entender tanto a Borges como a Foucault: me refiero a Friedrich Nietzsche, uno de los
mejores escritores en lengua alemana y otro pensador limítrofe, que está entre la literatura y
la filosofía y que propone también una nueva forma de concebir el tiempo y la vida.

Hay todavía otro “homenaje” que no mencioné en el título de estas palabras, aunque es
mucho más ambiguo que el de Foucault. Me refiero al que le hace Umberto Eco en su novela El
nombre de la rosa (Il nomine della rosa), al incluir a Borges como uno de los personajes de su
novela. Dice Eco: “quería que un ciego custodiase una biblioteca (…) y biblioteca más ciego
solo puede dar Borges”.
Remito, a los lectores de estas palabras, a un ensayo de Teodosio Muñoz Molina (Universidad
de Buenos Aires, donde también profesó Borges), “Las cuentas pendientes entre Eco y
Borges”, Espéculo, Revista de estudios literarios de la Universidad Complutense de Madrid,
1999.

1 Foucualt, Michel, Las palabras y las cosas, Edición Siglo XXI, México, 1972

2 Del otro lado, del otro extremo.

1) Que se aparta de las reglas de la morfología // 2) que destaca por lo extraño de sus
características, que se sale de lo habitual.

3 Borges, Jorge Luis. Borges esencial. Alfaguara, Barcelona, 2017

Basta señora arpa de las bellas imágenes 65


De los furtivos comos iluminados
Otra cosa otra cosa buscamos
Sabemos posar un beso como una mirada
Plantar miradas como árboles
Enjaular árboles como pájaros 70
Regar pájaros como heliotropos
Tocar un heliotropo como una música
Vaciar una música como un saco
Degollar un saco como un pingüino
Cultivar pingüinos como viñedos 75
Ordeñar un viñedo como una vaca
Desarbolar vacas como veleros
Peinar un velero como un cometa
Desembarcar cometas como turistas
Embrujar turistas como serpientes 80
Cosechar serpientes como almendras
Desnudar una almendra como un atleta
Leñar atletas como cipreses
Iluminar cipreses como faroles
Anidar faroles como alondras 85
Exhalar alondras como suspiros
Bordar suspiros como sedas
Derramar sedas como ríos
Tremolar un río como una bandera
Desplumar una bandera como un gallo 90
Apagar un gallo como un incendio
Bogar en incendios como en mares
Segar mares como trigales
Repicar trigales como campanas
Desangrar campanas como corderos 95
Dibujar corderos como sonrisas 100
Embotellar sonrisas como licores
Engastar licores como alhajas
Electrizar alhajas como crepúsculos
Tripular crepúsculos como navíos
Descalzar un navío como un rey
Colgar reyes como auroras
Crucificar auroras como profetas
Etc. etc. etc.

Discurso de George Steiner “Nostalgia del absoluto”.

De apuntes:
Esta mirada ingenua o metafísica según Aristóteles: hay un tipo de
pensamiento superior, que es la metafísica, que consiste en ser
capaz de ver la “maravilla”. Para nosotros, las mentes poco
desarrolladas necesitan ver maravillas (monstruo 2 cabezas,
milagros, etc.), pero, para Aristóteles, solo las sensibilidades que
están bien educadas son capaces de ver la maravilla en lo más
corriente, en el mero hecho de ser. Este mero hecho de ser
Aristóteles lo llama la “maravilla de las maravillas”. La metafísica
sería la ejercitación de una mirada de esa cosa que es muy
evidente, pero a la vez muy difícil de ver, ya que se escapa todo el
rato.
Para Aristóteles, esa mirada tiene un efecto estético, una
experiencia muy intensa. También es una experiencia ética, ya
que en muy pocos momentos en la vida nos damos cuenta del
mero hecho de ser, porque estamos muy ocupados, y cuando
sucede, nos reconciliamos con nosotros mismos.
Esta mirada metafísica se fue perdiendo porque fue secuestrada por
la religión.
La poesía intenta recuperar esta mirada metafísica que refería
Aristóteles.
Para Aristóteles ¿qué impide ver que las cosas son, ese milagro? Lo
utilitario. La mirada utilitaria. Es la que hace que se oculte el
milagro del ser porque lo inunda bajo una serie de relaciones,
intereses, funciones, urgencias…
Bergson recoge esta tradición y considera que esta metafísica hace
restaurar la mirada ingenua, porque hace ver las cosas como si
fuera la primera vez que las vemos, pero también la última. Y
para esto hay ejercicios de contingencia: las cosas podrían no ser.
Si tú no ves las cosas y, finalmente, consigues tener una mirada
ingenua que te hace verlas, es como si crearas las cosas. Esto es
un tipo de lectura del Creacionismo: mirar las cosas de nuevo y
hacerlas emerger.
Luego hay otro camino que tomara Huidobro, el crear
realidades/objetos diferentes. Por supuesto, este camino será
limitado.

Esta es la historia de un mundo fascinante y misterioso, donde las


reglas de la física que conocemos, esas que rigen el bote de una
pelota o la caída de una manzana, no funcionan. El mundo
subatómico es una especie de país de las maravillas, un lugar
minúsculo y extraño donde Alicia podría estar a caballo entre
situaciones aparentemente incompatibles, donde lo que se hace
en un lugar puede afectar instantáneamente a un objeto que está
muy lejos, y donde no se puede mirar impunemente porque esa
mirada altera el objeto observado, como explica Andrés
Cassinello, autor de La realidad cuántica.
El inmortal o Funnes el memorioso en Borges nos ilustran como sin un límite la vida o la
memoria pierden sentido.

Una especie de afasia frente al milagro. Una admisión de que


nuestras experiencias más importantes son comunicables
solamente a través de metáforas, y en todo caso de forma
imperfecta, demostrando más que afirmando. Si esto te recuerda
un poco a Safo, no estás solo. El tema oficial de la conferencia de
1929 es ética, pero quisiera sugerir que en realidad Wittgenstein
está hablando de amor.

La magia es la coronación o pesadilla de lo causal y no su contradicción.

El arte narrativo de la magia (Borges)

La anterioridad lógica, si no la temporal, de]


espacio a su contenido físico era un dogma que pocos se atrevían
a poner en duda. Para Newton, lo mismo que para Gassendi y

More, esta anterioridad era también temporal ; el espacio abso-


luto, siendo atributo de Dios, tenía que existir, naturalmente, con

anterioridad a la creación del mundo 10, No había nada absurdo


en esta creencia, aunque la coeternidad del espacio y la materia

era igualmente compatible con la estructura conceptual de la cien-


cia clásica. La opción entre estas dos ideas dependía de las pre-
ferencias religiosas personales. Con el cambio de la inclinación

pública del deísmo al panteísmo o ateísmo se adoptó la segunda


alternativa, que era lógicamente más simple. Pero la falta de

simplicidad lógica y la falta de consistencia son dos cosas dife-


rentes. La coeternidad del espacio y la materia parece ser una
hipótesis más económica y más elegante que la arbitraria creación
de la materia en una fecha definida del pasado
Considerados o no como coeternos el espacio y la materia, el

caracter absoluto del espacio, o sea, su independencia de la ma-


teria, apenas se ponía en duda.

Mientras que la nada parece ser autosuficicntc y autoafirmativa, el Ser parece requerir una
razón suficiente para su propia presencia. (¿Por qué existe cualquier ser, y >;no precisamente
la nada?) 17^ Esta, según Heidegger, es la cuestión fundamental de la metafísica alrededor de
la cual gira el existencialismo contemporáneo.

Otras dos facetas del espacio clásico — la infinidad y la continuidad matemática (divisibilidad
infinita)— se deducen directamente de su homogeneidad. Todo límite de espacio se
presentará a nuestra imaginación como arbitrario, debido a la presencia de alguna barrera
material que, estando localizada en el espacio, no puede ser término del espacio.

William Thomson manifestó seguro de sí mismo : ce Digo que lo finito es incomprensible, pero
que es comprensible la infinidad en el universo. ... Aun si se camina millones y millones de
años, la idea de llegar a u nfm es incomprensible» 2S^

El mundo de los átomos, en el que toda diversidad cualitativa se reduce a diferencias de


configuración y movimiento de los elementos homogéneos y permanentes, se halla en
sorprendente contraste con el «confuso» reino de las cualidades sensoriales perecederas y
heterogéneas.

¿Qué es la metafísica?
BORGES:
El mismo Borges recoge en uno de sus textos “La muralla y lo libros” dice que “El hecho
estético es la inminencia de una revelación que no se produce”.

CORTÁZAR:

Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en


cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que
ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el
acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría
transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta
luego, querida. Que te vaya bien.
Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su
advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta,
negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto
más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver
el café.
En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del
volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. En la plaza
del Quirinal, en Roma, hay un punto que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el
cual, con luna llena, se ven moverse lentamente las estatuas de los Dióscuros que luchan con
sus caballos encabritados.

- Patafísica. Alfred jarry

MACEDONIO FERNÁNDEZ:

PRÓLOGO A LA ETERNIDAD Todo se ha escrito, todo se ha dicho, todo se ha hecho, oyó Dios
que le decían y aún no había creado el mundo, todavía no había nada. También eso ya me lo
han dicho, repuso quizá desde la vieja, hendida Nada. Y comenzó. Una frase de música del
pueblo me cantó una rumana y luego la he hallado diez veces en distintas obras y autores de
los últimos cuatrocientos años. Es indudable que las cosas no comienzan; o no comienzan
cuando se las inventa. O el mundo fue inventado antiguo.

Novela de la Eterna y mi metafísica Ella (teoría de la Eternidad de Figura, Sentir y Memoria)” , y


de este comienzo de página independiente: “ Explicación. -Habiendo vivido de joven entre
poetas, pensadores, músicos, estadistas, no me conquistó ni repugnó la inclinación a ocupar la
atención pública y a dejar recuerdo público. Por primera vez, ya en las sombras y sobras de la
llamada vida me aparece impulso a publicar y perpetuar una persona y un hecho, lo que no ha
de ocurrírme nuevamente. Así es que entro para salir en el mundo de los profesionales de la
expresión del sentir y pensar, sin posible pretensión, no poseyendo, ni lamentándome de ello,
el tino y fuerza de la profesión; antes más bien rogando perdones y ayuda para que se logre mi
afán de un poco de gloria para ese nombre (afán que Ella mirará con desaprobación y lástima
de mí) y principalmente de simpatización e inteligencia de aquella persona, su carácter y su
hecho.” (N. del E.)

SOMOS UN SOÑAR SIN LÍM ITE Y SÓLO SOÑAR. NO PODEMOS, PUES, TENER IDEA DE LO QUE
SEA UN NO-SOÑAR Todo cuando es y hay es un sentir y es lo que cada uno de nosotros ha sido
siempre y continuadamente. ¿De dónde puede un sentir, una sensibilidad, tomar noción
alguna de lo que pueda ser un no-sentir, un tiempo sin sucesos, pues sólo hay, sólo existe lo
que es suceso, nuestro estado en nuestra sensibilidad? Nuestra eternidad, un infinito soñar
igual al presente es certísimo.

El zapallo que se hizo cosmos

Por Macedonio Fernández.


Dedicado al señor Decano de una Facultad de Agronomía.

¿Le pondré "doctor"? A lo mejor es abogado.

Érase un Zapallo creciendo solitario en ricas tierras del Chaco. Favorecido por una zona
excepcional que le daba de todo, criado con libertad y sin remedios fue desarrollándose con el
agua natural y la luz solar en condiciones óptimas, como una verdadera esperanza de la Vida.
Su historia íntima nos cuenta que iba alimentándose a expensas de las plantas más débiles de
su contorno, darwinianamente; siento tener que decirlo, haciéndolo antipático. Pero la historia
externa es la que nos interesa, ésa que sólo podrían relatar los azorados habitantes del Chaco
que iban a verse envueltos en la pulpa zapallar, absorbidos por sus poderosas raíces.

La primera noticia que se tuvo de su existencia fue la de los sonoros crujidos del simple natural
crecimiento. Los primeros colonos que lo vieron habrían de espantarse, pues ya entonces
pesaría varias toneladas y aumentaba de volumen instante a instante. Ya medía una legua de
diámetro cuando llegaron los primeros hacheros mandados por las autoridades para
seccionarle el tronco, ya de doscientos metros de circunferencia; los obreros desistían más que
por la fatiga de la labor por los ruidos espeluznantes de ciertos movimientos de equilibración,
impuestos por la inestabilidad de su volumen que crecía por saltos.

Cundía el pavor. Es imposible ahora aproximársele porque se hace el vacío en su entorno,


mientras las raíces imposibles de cortar siguen creciendo. En la desesperación de vérselo venir
encima, se piensa en sujetarlo con cables. En vano. Comienza a divisarse desde Montevideo,
desde donde se divisa pronto lo irregular nuestro, como nosotros desde aquí observamos lo
inestable de Europa. Ya se apresta a sorberse el Río de la Plata.

Como no hay tiempo de reunir una conferencia panamericana -Ginebra y las cancillerías
europeas está advertidas- cada uno discurre y propone lo eficaz. ¿Lucha, conciliación,
suscitación de un sentimiento piadoso en el Zapallo, súplica, armisticio? Se piensa en hacer
crecer otro Zapallo en el Japón, mimándolo para apresurar al máximo su prosperación, hasta
que se encuentren y se entredestruyan, sin que, empero, ninguno sobrezapalle al otro. ¿Y el
ejército?

Opiniones de los científicos; qué pensaron los niños, encantados seguramente; emociones de
las señoras; indignación de un procurador; entusiasmo de un agrimensor y de un toma-
medidas de sastrería; indumentaria para el zapallo; una cocinera que se le planta delante y lo
examina, retirándose una legua por día; un serrucho que siente su nada; ¿y Einstein?; frente a
la facultad de medicina alguien que insinúa: ¿purgarlo? Todas esas primeras chanzas habían
cesado. Llegaba demasiado urgente el momento en que lo que más convenía era mudarse
adentro. Bastante ridículo y humillante es el meterse en él con precipitación, aunque se olvide
el reloj o el sombrero en alguna parte y apagando previamente el cigarrillo, porque ya no va
quedando mundo fuera del Zapallo.

A medida que crece es más rápido su ritmo de dilatación; no bien es una cosa ya es otra: no ha
alcanzado la figura de un buque que ya parece una isla. Sus poros ya tienen cinco metros de
diámetro, ya veinte, ya cincuenta. Parece presentir que todavía el Cosmos podría producir un
cataclismo para perderlo, un maremoto o una hendidura de América. ¿No preferirá, por amor
propio, estallar, astillarse, antes de ser metido dentro de un Zapallo? Para verlo crecer volamos
en avión; es una cordillera flotando sobre el mar. Los hombres son absorbidos como moscas;
los coreanos, en la antípoda, se santiguan y saben que su suerte es cuestión de horas.

El Cosmos desata, en el paroxismo, el combate final. Despeña formidables tempestades,


radiaciones insospechadas, temblores de tierra quizá reservados desde su origen por si tuviera
que luchar con otro mundo.

"¡Cuidaos de toda célula que ande cerca de vosotros! ¡Basta que una de ellas encuentre su
todocomodidad de vivir!" ¿Por qué no se nos advirtió? El alma de cada célula dice despacito:
"yo quiero apoderarme de todo el 'stock', de toda la 'existencia en plaza' de Materia, llenar el
espacio y, tal vez, los espacios siderales; yo puedo ser el Individuo-Universo, la Persona
Inmortal del Mundo, el latido único". Nosotros no la escuchamos ¡y nos hallamos en la
inminencia de un Mundo de Zapallo, con los hombres, ciudades y las almas dentro!

¿Qué puede herirlo ya? Es cuestión de que el Zapallo se sirva sus últimos apetitos, para su
sosiego final. Apenas le falta Australia y Polinesia.

Perros que no vivían más de quince años, zapallos que apenas resistían uno y hombres que
rara vez llegaban a los cien... ¡Así es la sorpresa! Decíamos: es un monstruo que no puede
durar. Y aquí nos tenéis adentro. ¿Nacer y morir para nacer y morir...? se habrá dicho el
Zapallo: ¡oh, ya no! El escorpión, que cuando se siente inhábil o en inferioridad se pica a sí
mismo y se aniquila, parte al instante al depósito de uniformes de la vida escorpiónica para su
nueva esperanza de perduración; se envenena sólo para que le den vida nueva. ¿Por qué no
configurar el Escorpión, el Pino, la Lombriz, el Hombre, la Cigüeña, el Ruiseñor, la Hiedra,
inmortales? Y por sobre todos el Zapallo, Personación del Cosmos; con los jugadores de póker
viviendo adentro y altercando los enamorados, todo en el espacio diáfano y unitario del
Zapallo.
Practicamos sinceramente la Metafísica Cucurbitácea. Nos convencimos de que, dada la
relatividad de las magnitudes todas, nadie de nosotros sabrá nunca si vive o no dentro de un
zapallo y hasta dentro de un ataúd y si no seremos células del Plasma Inmortal. Tenía que
suceder: Totalidad todo Interna, Limitada, Inmóvil (sin Traslación), sin Relación; por ello Sin
Muerte. Historia externa del zapallo que sorbiéndose entero el Cosmos hizo cesar la
Externalidad, de donde nos viene la Muerte.

Parece que en estos últimos momentos, según coincidencia de signos, el Zapallo se alista para
conquistar no ya la pobre Tierra, sino la Creación. Al parecer, prepara su desafío contra la Vía
Láctea. Días más, y el Zapallo será el Ser, la Realidad y su Cáscara.

(El Zapallo me ha permitido que para vosotros -queridos cofrades de la Zapallería- yo escriba
mal y pobre su leyenda y su historia. Vivimos en ese mundo que todos sabíamos pero todo en
cáscara ahora, con relaciones sólo internas y, así, sin muerte. Esto es mejor que antes.)

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