LA - MISIÓN - DEL - VENERABLE - MAESTRO. - Artículo

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LA MISIÓN DEL VENERABLE MAESTRO 1

M uchos Maestros llegan a la Veneratura de sus Logias sin saber a ciencia


cierta cuál es la misión y la importancia del cargo que desempeñarán, y
en estas circunstancias es de suponerse que llegan a él sin la debida
preparación para desempeñarlo con éxito y atingencia. Esta condición les lleva
al mayor de los fracasos, o cuando menos al más notable de los ridículos,
porque siendo Maestros, los Aprendices y los Compañeros les juzgan y les
suponen sabedores e instruidos en los asuntos de la Francmasonería, dando no
obstante muestras de desconocer lo más esencial del Arte Real, así como lo
mínimo indispensable acerca de los negocios de las Logias en relación con las
otras Logias y con el propio Alto Cuerpo, e incluso con el mundo profano.

Por otra parte, la mayoría de los Venerables Maestros desconocen las reglas
básicas que deben seguirse para conducir adecuadamente una sesión o un
debate de modo ordenado, armónico y eficiente, y es así que, presas del
“consejero de al lado”, se ponen prácticamente en sus manos, demostrando con

1
Humbert Santos, Luis, Manual Ortodoxo del Maestro Masón, Ed. Pax; México, 1971. pp. 121-122.
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ello su falta de pericia masónica y personal. Por esta razón, muchos Maestros
de Logia (Venerables), creen que deben dar la palabra a todos los asistentes
cuantas veces éstos se la soliciten, admitiendo ingenuamente que no hacerlo
constituye una falta a la fraternidad o bien un atentado contra la libertad. A su
vez, muchos hermanos asistentes a las Tenidas estiman que la palabra esta de
su lado cuantas veces se les ocurra, y no faltan quienes hacen uso de ella de
modo extenso y abusivo, muchas veces sin necesidad y sin razón.

Es indispensable que los Venerables Maestros conozcan los procedimientos


parlamentarios que los «Estatutos de la Fraternidad Masónica» disponen,
además de expresar un estilo respetuoso, fino y elegante para conducir los
Trabajos de modo exitoso, de tal suerte que las Tenidas de sus Logias
promuevan el entusiasmo, el respeto, la fraternidad, el interés, la asistencia y el
estudio de los hermanos. Las Logias crecen y se desarrollan cuando sus
Maestros, y en especial su Venerable, las transforman en “Centros de la Unión”,
estudio, espiritualidad e intelectualidad en un ambiente de fraternidad.

Por regla general, un Venerable Maestro (VM) no debe monopolizar el uso de la


palabra, pues él no es la “estrella” de la noche ni tampoco de la tenida. Es más,
ni siquiera debe ser un actor protagónico. El VM es un árbitro de los Trabajos,
un coordinador de la Tenida y del debate, no es un jugador, y en cambio debe
promover y motivar la participación de los asistentes, y cuando sea necesario
enseñar los fundamentos del Arte. En todo momento, un VM prudente e
instruido entiende que su misión consiste en equilibrar, armonizar, establecer
justicia y lograr que su Logia sea modelo de hermandad y unidad. Él es ante
todo “el primero entre sus iguales”.

También debe un Venerable presentarse a dirigir su Logia decorosamente


vestido, conforme lo estipulan los rituales y los reglamentos de la Orden,
especialmente en las Ceremonias importantes. Esto supone el traje negro y los
arreos del Maestro, y consecuentemente debe, con tacto y buenas maneras,
hacer que los demás hermanos vayan adquiriendo estas normas de conducta
ritual masónica. La puntualidad para iniciar los Trabajos, tanto como para
concluirlos, es un claro gesto de respeto a los asistentes, pues trabajar bien no
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significa trabajar “mucho”. Por otra parte, la puntualidad no es cuestión de


tiempo, sino de respeto a los demás.

Un VM probablemente no deba ser un «sabio», pero si un conocedor de los


temas centrales de la Masonería, es decir, del Arte Real, así como de sus rituales
y protocolos ceremoniales, de sus leyes, usos y costumbres generalmente
aceptados en su jurisdicción o en su respectiva región. Debe saber cómo
conducir las operaciones ritualísticas y cómo resolver los trámites
administrativos de su Logia, de modo que éstos tópicos no den lugar a
discusiones insulsas que consuman tiempo valioso para el debate filosófico o
bien para la enseñanza y el aprendizaje de los principios fundamentales de la
Orden.

Un VM debería trabajar con base en un «Programa Anual», trimestral o


semestral, o como estile su Taller. Pero, en todo caso, los miembros de su Logia
deben estar anticipada y debidamente informados del Programa de acción del
Taller, así como del tema a tratar o de la ceremonia a celebrar en cada tenida.

Un VM que procure la notoriedad de su Logia debe trabajar orientado a


«resultados», medidos éstos como logros en términos de asistencia, pagos,
número de trabajos, iniciaciones o promociones, eventos para promover las
relaciones humanas internas y externas, y lo más importante: programas de
acción externa en la comunidad o bien de servicio filantrópico. Por ello, un VM
no debe contentarse únicamente con “presidir” su Logia, sino además dirigirla
efectivamente, lo cual implica que debe orientarla a conseguir metas y
resultados factibles dentro de su periodo. Es recomendable que platique y
acuerde con los Vigilantes, el Secretario y el Tesorero. Es altamente
recomendable que nombre un «Director de Programa», que se encargue de
anunciar los temas en cada Tenida y promueva la asistencia usando los medios
de comunicación que la tecnología ofrece.

Un VM entusiasta y motivado procura reunirse con sus Vigilantes, su Secretario


y Tesorero, se toma un café con ellos y resuelve los asuntos oficiosos del Taller
sin necesidad de llevarlos al pleno de la Tenida, ocasionando con ello
discusiones estériles y baladíes que desmotivan a los nuevos miembros
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haciéndoles pensar que la Masonería no constituye una Fraternidad de Estudios,


sino una asociación de trivialidades a la cual no vale la pena dedicar tiempo.

Si lo anterior fuera insalvable, entonces debe el VM evitar las discusiones


cansadas, molestas, personalistas y claramente antifraternales, agrias y
mordaces, llamando al orden a los oradores, pertenezcan o no al Taller. Con
habilidad, debe ejercer el mando y aconsejar a los hermanos para que sus
discursos e intervenciones sean pertinentes al tema, breves y concisos,
haciendo que eviten las repeticiones o digresiones inútiles y al margen de las
cuestiones a debate.

No obstante, debe dar participación en los trabajos a todos los hermanos por
modestos y humildes que sean, ya encomendándoles el desempeño de
comisiones, ya consultándoles sus opiniones, aunque éstas sean expuestas en
forma breve y sencilla o bien señalándoles y asignándoles temas para su
desarrollo, de acuerdo con sus capacidades y grado de cultura.

Un VM debe ser un hombre afable, austero, perseverante y con probado celo


masónico, espíritu de servicio y cooperación, constituyendo un ejemplo digno
de ser imitado. Jamás debe olvidar que su comportamiento masónico, familiar,
privado o público, representan un espejo en el cual han de mirarse todos los
miembros del Taller.

Un VM dedicado procura que la celebración de los Rituales sea de forma


ordenada, ortodoxa y disciplinada, con la desenvoltura y distinción necesarias
para sembrar en la mente de los asistentes el mensaje sublime del simbolismo
masónico; tampoco abrevia rituales ni actúa con prisa, pues por ello planea sus
tiempos, agenda debidamente su Tenida y es puntual. Procura memorizar los
parlamentos de apertura y cierre, y trata que sus Vigilantes también lo hagan.

Se considera propio y necesario que un VM comprenda que los Trabajos en


Primera Cámara están especialmente dedicados a los Aprendices, y que por
ningún motivo deben ser estos Trabajos el escaparate de discusiones ajenas a la
Cámara. Muy importante es que los Venerables Maestros comprendan que los
negocios y expedientes de Gran Logia y de sus Grandes Tenidas o Asambleas, u
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otros tópicos delicados, deben tratarse en la Cámara correspondiente. La labor


de la Cámara de Aprendiz es de trabajo activo, de cultivo intelectual y moral, de
investigación, de constantes enseñanzas y aprendizajes acerca de los
fundamentos y principios filosóficos, iniciáticos y morales de la Orden. Además,
es de considerarse la necesidad de insistir que el masón, indistintamente de su
antigüedad o grado, siempre es un Aprendiz, esto es, un estudiante continuo de
Masonería.

También es de destacarse que un VM verdaderamente ocupado en su Logia,


procura que ésta reciba únicamente elementos preparados, solventes en todos
los sentidos, educados y de conducta inobjetable, capaces de cumplir con sus
deberes, teniendo en cuenta que “lo que la Masonería necesita es calidad y no
cantidad en sus canteras”.

Esencialmente, un VM debe evitar los debates religiosos y políticos, así como la


toma de posiciones públicas en este orden de asuntos, pues los masones como
individuos son libres para adherirse a la religión o al partido político que más
juzguen conveniente. En este sentido, tampoco debe olvidar que la Tolerancia
es una virtud y no una debilidad, y es aquélla un atributo masónico que evita
que los hermanos se sientan ofendidos o incomprendidos cuando sus opiniones
no sean aceptadas y piensen mejor abandonar el Taller. Para adquirir el hábito
de la Tolerancia y el espíritu de la Fraternidad es menester contar con
educación, inteligencia e instrucción masónica.

Lo más importante durante la gestión de un VM entusiasta, es que su Logia


crezca y se desarrolle en todos los aspectos, y que vaya cumpliendo sus
objetivos y metas de formación humana y de acción externa, ya sea ésta social o
filantrópica. Es una tristeza que muchos Venerables asuman que “ya hicieron lo
que tenían que hacer” tan pronto han celebrado la tenida de aniversario de sus
Logias. ¿Para ello fueron electos Venerables Maestros?

Finalmente: Un VM debe darle dignidad a su Logia, al Simbolismo y al Grado de


Maestro, y no debe permitir jamás, conforme al artículo 174 de los Estatutos de
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la Fraternidad Masónica 2 , que ningún hermano, por virtud de Grados que se


asuman superiores al de Maestro Masón, pretenda ejercer autoridad sobre éste.
La Masonería tiene sus leyes y sus formas internas de respecto y protocolo. Por
ello se ha dicho: “La autoridad la da la representación fraternal de la mayoría de
componentes de un Cuerpo, y tal autoridad tiene por objeto: guiar, dirigir,
enseñar, y de ninguna manera ejercer imperio; la Autoridad Masónica es el
Maestro, y la disciplina es el conocimiento perfecto de los deberes fraternales”. 3
La Masonería Simbólica es libre, autónoma, y además independiente de los Ritos
masónicos o sistemas de grados diferentes o adicionales a los simbólicos
universales, y es más: les antecede en tiempo y forma.

En consecuencia, es menester que los VV. MM. de las Logias comprendan la


importancia de su cargo y la trascendencia de su función dentro de la Orden. De
ellos depende el éxito o el fracaso de un Taller de operarios del Arte Real; su
labor consiste en crear el ambiente necesario para que los hermanos trabajen
“juntos y en armonía, como el buen óleo…”

¿QUIÉNES NO PUEDEN SER VENERABLES MAESTROS? 4

No puede ser VM el envidioso, el apasionado, el rencoroso, el soberbio y


vanidoso y el intrigante.
No puede ni debe ser VM el hermano burlón, el que ve con desdén a su Logia, a
sus hermanos y a la Masonería en general.
No puede ni debe ser VM el que hace alarde y abusa de su inteligencia.
No puede ni debe ser VM el que alega que sus méritos profanos son o pueden
ser superiores a los masónicos.
No puede ni debe ser VM el que pide, suplica o en cualquier momento gestiona
recibir esa gracia.
No puede ni debe ser VM el masón indiferente, el falto de entusiasmo y de
espíritu.

2
Vigentes en la Jurisdicción de la Gran Logia “Unida Mexicana” de Veracruz.
3
Artículo 8 de los Reglamentos Generales del Supremo Consejo de México del REA y A, Lucerna No. 56, México,
DF.
4
Humbert Santos, Luis, Manual Ortodoxo del Maestro Masón, Ed. Pax; México, 1971. pp. 121-122.
-7-

No puede ni debe ser VM de una Logia el que en su corazón no se sienta masón


antes que cualquier otra cosa del mundo.
No puede ni debe ser VM el intrigante, el conflictivo, el que habla mal de sus
hermanos y procura la formación de grupos que laceran la unidad de la Logia.
No puede ser VM el masón indiscreto, el injusto, el inmoral y el disipado, o el
que públicamente ejerce actividades, oficios o profesiones contrarias a la moral
pública.

¿QUIÉN ES EL GRAN CANDIDATO A VM?

El gran candidato para VM es aquél HERMANO que no pide el puesto; pero que
sin embargo lo trabaja sin insinuarlo, y que aspirando al puesto como un Ideal,
no se cree merecedor de él. El masón cumplido, asistente, colaborador.
¡Sentirse sin mérito para un puesto de distinción preeminente, es apreciar la
dignidad del cargo y empezar a ser acreedor del mismo! 5

Cuauhtémoc Molina García


Gran Logia Unida Mexicana de Veracruz

…por delante del futuro.!


El medio de comunicación e instrucción más importante
y numeroso de la Regularidad Masónica en nuestro idioma

5
Ibídem.

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