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Libro

El documento presenta dos historias en primera persona. La primera historia es de Elizabeth Robinson, una madre soltera que lleva a su hija Amelia a su primer día de escuela. La segunda historia es de Nicolás Williams, un exitoso empresario que lleva a su hija Mónica a la escuela, donde enfrenta sus temores de ser intimidada como en la guardería. Ambos padres enfrentan la reticencia de sus hijas a ir a la escuela y las animan a asistir.

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El documento presenta dos historias en primera persona. La primera historia es de Elizabeth Robinson, una madre soltera que lleva a su hija Amelia a su primer día de escuela. La segunda historia es de Nicolás Williams, un exitoso empresario que lleva a su hija Mónica a la escuela, donde enfrenta sus temores de ser intimidada como en la guardería. Ambos padres enfrentan la reticencia de sus hijas a ir a la escuela y las animan a asistir.

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1

Índice

Portada……………………………………….1
Unidos por el destino……………………………..3
Escritoras, dedicatorias y agradecimiento………. 4
Prólogo…………………………………………….5, 6
Capítulo 1………………………… 6, 7, 8, 9, 10, 11 y
12
Capítulo 2………………………12, 13, 14, 15, 16, 17 y
18
Epílogo y advertencia………………………………19
Biografías de las autoras…………………………20
Contraportada…………………………………….21

2
Unidos por el destino

´´Aunque el mundo se nos venga encima, yo seguiré


por siempre contigo, porque tú me hiciste querer
volver a amar ´´.

C.L

3
ESCRITORAS:

CRISTAL LEDESMA: Escritora e ideóloga.

YILLIANA MARTE: Corregidora e ideóloga.

GENESIS LEDESMA: Diseñadora de la portada.

DEDICATORIAS:

CRISTAL LEDESMA: Dedico este libro a mi familia, a Dios, a mis


amigos y compañeros de curso, los cuales, aunque no sepan fueron de
gran ayuda en las ideas que llegaron a mi mente.

YILLIANA MARTE: Dedico este libro a las personas que estén


interesadas en leerlo y lo tengan en sus manos.

AGRADECIMIENTO:

Estamos agradecidas con todas las personas que hicieron


posible este proyecto, con Dios y con nuestras familias,
especialmente con nosotras mismas por esforzarnos para que
fuera posible.

4
Prólogo.

«Elizabeth Robinson»
Me pregunto todos los días el porqué me enamoré de… tal hijo de put**, realmente no
lo sé, pero eso es lo que me hace estar aquí hoy. El haberme superado, y eso me
hace feliz, superé aquel momento tan doloroso en mi vida el cual no se lo
recomendaría a nadie. Cuando lo conocí tenía apenas 19 años, me sentía tan feliz
porque empezaba mi vida en la universidad pero también, lo había conocido, y terminé
enamorándome completamente de él, y él cambio solamente me utilizaba para sus
tareas y deberes, algo de lo que nunca me di cuenta y ahora que lo sé, quisiera
matarlo por ser tremendo hijo de put**, no me importa, pero lo que más me duele es
que le di todo de mí a ese bastardo y eso me dejó embarazada y cuando se enteró de
que íbamos a tener un bebé viene y me dice: - "no te preocupes preciosa vamos a
hacer unos grandes padres, después de graduarnos" -. Para una semana después de
haberlo hecho, viniera el muy bastardo, me dijera que me dejaba, después de que lo
había encontrado con otra encima de nuestra cama y lo más tonto y idiota de mi parte
es haberlo perdonado, pero eso ya no importa, lo que importa ahora es qué he
comenzado una vida nueva y ahora soy madre soltera de una niña la cual amo con
todo mi corazón y bueno aquí comienza la historia de cómo me ha ido últimamente sin
el idiota en mi vida.

«Nicolás Williams»
Toda mi vida he aprendido a ser perfecto en múltiples ocasiones, mis padres siempre
fueron muy estrictos, bueno mi padre realmente, soy el mayor de hermanos trillizos y
una adorable hermana menor, lo que me hace muy responsable a ellos. También hace
no mucho tiempo estuve casado con una mujer la cual consideraba el amor de mi vida,
pero ella solo quería estar conmigo por una sola cosa, por mi dinero y el de mi familia.
También tuvimos una hija, la niña de mis ojos, pero el problema fue que a ella no le
gustó que nuestra hija fuese tan distinta a ella y que se pareciera más a mí abuela y a
mi madre, lo cual me hizo sentir muy feliz ya que mi madre murió cuando apenas tenía
16 años, y fue un momento muy doloroso en mi vida y la de mis hermanos, y también
me hizo ser el que los ayudara, aunque realmente no soy el hermano mayor ya que
éramos trillizos, pero yo nací primero así que eso me hace el mayor. Cuando vi que mi
esposa rechazó a nuestra hija por el simple hecho de haber nacido con los ojos de un
color verdoso, que para nada era de su agrado me sentí muy mal porque naturalmente
mis ojos son de ese color, sólo que por las reglas y normas de la familia Williams no
puedo mostrarlos, así que usó lentillas de color azulado y cómo sea no puedo ver bien
sin ellas así que las usó como lentes, y bueno porque soy tan perfecto, soy un
empresario multimillonario, nacido en una familia muy adinerada y una educación
integral e impecable y culta, bueno en mi vida lo tenido todo y aún lo sigo teniendo.
Pero siempre he sentido, que desde que mi mamá murió me falta algo, también mi
padre se volvió a casar con una mujer que le dio dos hijos los cuales son mis
insoportables hermanastros y también para colmó dejé a mi esposa por el hecho de
que a ella yo nunca le importé así que ya no me interesa y, me di cuenta que
realmente nunca me interesó el amor. El cual es un sentimiento que a la vez hermoso
y a la vez te hiere; el cual te rompe en pedazos si te descuida. Gracias a mi hija, la
niña de mis ojos puedo ver lo que es el sentimiento de alegría y de felicidad, ella es la

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persona más especial para mí obviamente después de mi familia y bueno, espero
algún día volver a darle una buena aprobada al amor y que no sea ni tan dulce, ni tan
amarga pero si especial y encantadora.

Capítulo I

«Elizabeth Robinson»

Siento como el sol ilumina la ventana de mi cuarto y eso me hace abrir los ojos; ah y
también el sonido tan molesto de mi alarma la cual me avisa que son las 7:30 am, oye
espera un momento son las 7:30 am, me levanto corriendo de la cama ya que hoy es el
primer día de mi pequeña en la escuela y si no llega temprano en su primer día, puede
tener problema con sus notas, llegando al cuarto de mi hija veo que todo está
arreglado, pero ella está durmiendo, me acerco y le digo:

– Mi amorcito despierta, tienes que ir a la escuela.

Ella se despierta y me dice:

– Mamá no quiero ir, me siento mal.

{Yo no entiendo cómo ella piensa que me voy a creer que se siente mal si ayer estaba
como loca saltando y brincando para aquí y para allá}.

Así que le digo como buena madre que soy:

– Aunque llueva, truene o relampaguee, tú irás a la escuela, jovencita.

Ella se voltea y me dice:

– No quiero, no quiero y NO QUIERO!

{Lo sabía, no tiene nada} me levanto de su cama y le digo: – no que te sentías mal?

Me ve y me dice: Ok, no me siento mal, pero en serio mami, no quiero ir.

{Si ella cree que con eso ojitos de cachorrito regañado me va a convencer, pues se
equivoca}, entonces le digo:

– Es que esto no es asunto de querer o no, muévete y te espero abajo. Entendido?

Y responde: Ok mami
Le dije: Te veo abajo en cinco minutos.

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- Salgo de la habitación y voy a la cocina pensando que voy a preparar el
desayuno.

– Bueno que haremos de desayuno hoy, debe ser algo rápido y modesto, pero qué
alimente bien, bueno por suerte preparé el desayuno de Amelia ayer sólo lo busco en el
refrigerador y listo.

Después de haber encontrado el desayuno que había hecho ayer, que por suerte para
mí solo bastará con calentarlo, lo puse en la lonchera de Amelia, después me termino
de alistar para llevarla al colegio.

– Amelia, hija date prisa o llegarás tarde.

– Ya estoy lista, vamos mamá.

Nos dirigimos hacia el auto y después de subirnos, procedo a encenderlo para irnos.
De camino a la escuela me terminé de maquillar mientras conducía (no es buena idea).

«Nicolás Williams»

Cómo todas mañana dejaba a mi hija en la guardería y después la recogía, era algo
sencillo, pero ahora que ella empieza su primer día de escuela, no podría aceptar que
llegue tarde en su primer día de escuela, así que aunque se que tengo mucha prisa para
el trabajo, la llevaré primero y listo; al fin y al cabo, soy mi propio jefe, así que no
importa si llego tarde o no, todos los días es igual.

– Mónica hija, date prisa o llegarás tarde.

– Lo siento papi, pero no me presiones es que estoy muy nerviosa…. papi no quiero ir.

{En serio ella piensa que la voy a dejar en la casa sin hacer nada y sobre todo que falte a
su primer día de clases, qué tipo de padre cree que soy}.

– Lo siento hija, pero tienes que ir, es muy importante que vayas a la escuela, como
todos los demás niños.

– *Amelia lo mira con una mirada triste* - : Papi, y si se burlan de mí cómo lo hacían
los otros niños?

- No quiero ir, por favor papi, no quiero ir.

Me parte el corazón, escucharla contarme lo difícil que fue para ella su relación con
otros niños en la guardería. El problema es que en la guardería le hacían bullying a
Mónica, sí sé qué es una guardería donde hay simples niños traviesos, pero mi hija no
la pasaba muy bien, ahí sus maestras igual que sus compañeros no la trataban bien,

7
algo que al darme cuenta me hizo enojar bastante y me hizo ir a hablar con la directora
y si ella me confirmó que era cierto, la profesora que le daba clases a mi hija o mejor
dicho la que le enseñaba junto a los otros niños abusaba de la amabilidad de mi hija, ya
que mi hija siempre fue una niña muy amable y muy sociable igual que su padre,
solamente con las personas amables y conocidas, pero mi hija es una niña muy
inocente ya que todavía es una bebé, una niña pequeña que aún no sabe la diferencia
entre el bien y el mal, y me duele mucho el hecho que haya sufrido tanto, y lo único
que pude haber hecho por ella fue ir a regañar a la directora y a la profesora junto
también a los padres de los niños y haberla sacado de inmediato de ese lugar.

Me le acerco y me pongo a un poco a su altura y ya estando arrodillado le digo:

– Ash… Hija, sé que es difícil recordar eso pequeña, pero te digo algo, tu eres la niña
más fuerte y más dulce que conozco y te quiero mucho por eso y sé que cuando
estuviste en esa guardería no disfrutaste para nada la estadía allá, así que déjame
decirte algo, sé que la profesora te dijo cosas horribles igual que los otros estudiantes,
pero tú no eres para nada cómo todo eso que te dijeron. Primero no eres fea; Segundo,
tu papá te quiere muchísimo igual que todos tus tíos (as), y tu abuelo; Tercero, no me
importa lo que piensen de tu madre y de mí, y tú no tienes la culpa de que tu madre y
yo nos hayamos divorciado, y sé que no soy el mejor padre del mundo, pero te amo
muchísimo. Y tú mi pequeña, amas a papá?...

– Si, yo te quiero mucho papá.

– Bueno, así se habla ahora vámonos rápido, porque si no vas a perder tu primer día
de clases y no podemos permitir que llegues tarde.

– Claro que no podemos permitirnos llegar tarde porque somos la familia Williams.

– Bueno entonces vámonos, te espero en el auto, baja rápido mi amor.

– Sii, ya bajo papá.

Me monto en el auto y Mónica también, pero todavía tiene que usar el cinturón para
bebés por precaución, y nos vamos, porque sino llegaremos tarde y tenemos que evitar
manchar el nombre de la familia Williams.

«Elizabeth y Nicolás»

Al llegar al colegio, ambos se desmontan de los autos y dejan a sus hijas en el la


entrada del colegio, pero una profesora los detiene a ambos para pedirles que subieran
a la dirección ya que querían informarles algo acerca de las reuniones de padres.

8
– Buenos días Señora Robinson y Señor Williams yo soy la directora Sigrid Johnson.
Los he citado aquí rápidamente para decirles que, aunque es muy pronto, realizaremos
una reunión de padres para que los padres de los niños se relacionen un poco más con
la escuela y tener una socialización más segura entre los estudiantes de la escuela, para
poder tener una mejor organización.

En ese instante ambos se miran, y después, Elizabeth dicen su opinión sobre el tema
que mencionó la directora:

– Eh… directora, en mi opinión creo que no será posible para algunos padres, porque
para mí en este momento no lo es.

– Disculpe directora, lo que la señorita quiere decir es que la reunión es muy rápida y
no creo que todos los padres asistan a esta, y también no creo poder asistir.

– Si, es a lo que se refiere el señor… ¿Cómo era su nombre?

– Eso en este momento no importa señora Robinson.

– Para su información, es señorita, no soy tan mayor.

– Permiso y disculpen, Señor Williams y Señorita Robinson, entiendo que la reunión es


muy prematura, pero es para crear una convivencia entre el colegio, los estudiantes y
los padres. Y espero que entiendan que es muy importante mantener una buena
convivencia con los niños y la escuela, por parte de ustedes los padres.

– Ok.

– Está bien.

– Gracias por entender Señor Williams y Señorita Robinson se que sus trabajos son
muy importantes, pero por favor entiendan en este instante estamos hablando de la
educación de sus hijas y hay que entender que… *Suena el teléfono de Nicolás*, este le
pide permiso a la directora para poder contestar la llamada y esta accede, al salir de la
oficina de la directora, Nicolás revisa quién lo llamaba y ve el nombre de su secretaría
personal Sabrina González.

– Buenos días, ¿qué pasa Sabrina?

– Buenos días Señor Williams, el asunto es que la reunión con el señor Julián está por
empezar y su hermano Erick y usted no han llegado, he intentado comunicarme con el
Señor Erick, pero no contesta el teléfono, así que tuve que llamarlo a usted. Y lo siento
Señor Nicolás por interrumpir su reunión con la directora de la escuela de su hija, pero
necesito que venga urgentemente o si no vamos a perder el negocio con el señor Julián.

9
– Sabrina te pido que por favor vuelvas a llamar a Erick, y por favor envía a Lucas mi
chófer a buscarlo a su casa.

– Si, señor Williams y disculpen la interrupción.

– No te preocupes, está bien, adiós Sabrina.

– Sí, señor Williams. *Termina la llamada*

Nicolás vuelve a entrar a la oficina y se sienta para continuar escuchando lo que les
estaba informando la directora, pero recibe una llamada otra vez.

– Disculpe nuevamente directora.

– No está bien, puede contestarla aquí mismo.

– Ok, gracias. (Nicolás toma la llamada)

– Hola, ¿qué pasa ahora Sabrina?

– Disculpe señor Williams, mi nombre no es Sabrina.

– Si ese soy yo, espere un momento ¿quién es usted?

– Buenos días,, yo soy la oficial Claris.

– Oh, ¿qué pasa oficial?

– Usted es familiar del señor Erick Williams?

– Si, él es mi hermano.

– Ah ok, pues tengo que informarle que su hermano está aquí en la comisaría y
necesito que venga a buscarlo, es que ahora mismo se encuentra desmayado y quería
saber si podría pasar a pagar su fianza.

– Ok, pero una pregunta. ¿Cómo mi hermano llegó a la comisaría o mejor dicho porque
se encuentra allí?

– Bueno, lo único que le puedo informar señor Williams, es que su hermano se


encontró involucrado en una pelea de borrachos ayer en el "Club - Night Stars".

– Ah ok, entiendo, eh… Pasaré a recogerlo pronto, es que ahora me encuentro en una
reunión muy importante.

– De acuerdo, adiós señor Williams.

10
– Adiós, oficial Claris, (Termina la llamada).

Nicolás vuelve a sentarse y a continuar con la reunión que tenía con la directora o
acerca de la próxima reunión de padres.

– Bueno, señorita Robinson y señor Williams espero poder verlos la próxima semana
para así estar todos presentes en la reunión, y por favor entiéndanlo, estamos hablando
del aprendizaje de sus hijas.

Nicolás se levanta y se retira rápidamente para buscar a su hermano a la comisaría,


pero no sé da cuenta y termina dejando su teléfono sobre la mesa de la directora, pero
por suerte Elizabeth se da cuenta, lo toma y se va a entregárselo, pero cuando llega a la
salida, él ya no estaba. Así que se dirige a su auto para retirarse y se va a la casa de su
madre.

«Elizabeth Robinson»

Ya dentro del auto me dirijo a la casa de mi madre, ya que debo ayudarla con la
remodelación del restaurante familiar que se llama «Goût D'amour». De un momento a
otro escucho sonar mi teléfono y procedo a contestar.

– Hola, buenos días. ¿Quién me habla?

– Hola, buenos días hermana.

– Ah, eres tú, ¿cómo estás?

–Wow, me sorprende tu amabilidad Elizabeth.

– *Contesta en francés* “Pardon” (perdón).

– No me vengas con tu “Pardon” o perdón o lo que sea, ya sabes que no me gusta que
me contestes sarcásticamente en francés.

– *Se burla en silencio*. Ok, lo siento, aunque sabes muy bien que el francés es nuestro
idioma natal, así que no entiendo porque no te gusta, Eleonor.
– En serio eres muy insoportable, pero igual así te quiero tonta.

– Y yo igual te quiero Eleanor, adiós, nos vemos en la casa de mamá.

– Si, ya voy para allá y ya le avisé Samanta para que también esté allá, nos vemos
luego.

– Si, está bien (Termina la llamada).

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«Nicolás Williams»

Después de revisar la hora en la pantalla de mi auto, me doy cuenta de lo tarde que es,
pero decido buscar mi celular para llamar a mi secretaria Sabrina, y al buscar en mis
bolsillos me doy cuenta de que no estaba ahí y después me pongo a pensar donde
puede estar, y me acuerdo de que lo había olvidado en la oficina de la directora Sigrid.

– (Golpea el volante) MIERDA!, MIERDA!, MIERDA!.

Después comienzo a conducir, pero de pronto veo cómo un auto que iba frente al mío
frena de prisa, yo hago lo mismo y siento como un el auto de atrás golpea fuertemente
al mío, eso me hace bajar del auto para ver cómo estaba y la parte trasera estaba
destrozada, me dirijo hacía el señor que provocó el accidente para reclamarle, pero al
darme la vuelta observo cómo el auto detrás del mío estaba peor y dentro había una
mujer la cual al acercarme un poco más pude reconocer quién era…

Capítulo II

Elizabeth Robinson.

Al terminar de hablar con mi hermana continúo manejando a la casa de mi


madre, pero de momento me acuerdo que tenía que retocarme el maquillaje,
por accidente se me resbala el labial y cae al piso del auto, así que decidí
estacionarme en una acera, después de un momento observo como el auto
delante del mío frena de una manera muy rápida, pero no me dio tiempo a
frenar y veo como mi cabeza se dirige al cristal del auto, por suerte llevaba el
cinturón puesto, de todas maneras me di un fuerte golpe en la cabeza con la
bolsa de aire, y ahora me siento mareada y con dolor de cabeza, al final terminé
desmayándome…
Nicolás Williams.

Era la señorita Elizabeth Robinson,, me acerco hacía la puerta de su auto para sacarla
ya que estaba desmayada, pero no puedo abrirla así que intenté con las demás puertas,
pero todas tenían seguro, así que no tuve otra opción que romper el cristal de la puerta
del conductor con el seguro de mano de mi auto. Y logro abrir la puerta y sacarla, le
pregunto algo para asegurarme de que ella estuviera bien.

– Señorita Elizabeth se encuentra bien, puede escucharme?

Pero no responde, reviso su pulso para ver si estaba bien y si lo estaba (dentro de lo
que cabe), después procedo a revisar su respiración la cual estaba un poco forzada. Y

12
luego decido llamar a emergencias, pero recuerdo que se me había olvidado el celular
en la escuela, me dirijo al conductor que produjo el accidente y le digo:

– Buenas tardes señor.

– Al fin puedo ver al imbécil que chocó la parte trasera de mi auto nuevo.

– Enserio lo lamento, pero no fui yo el quien produjo el accidente, señor – digo con
disgusto en mis palabras.

– ¿Y quién se cree usted para contestarme así?

– Mi nombre es Nicolás Williams y usted quién es?

– WILLIAMSSS!!!- dice un poco alterado y emocionado - Usted es Nicolás Williams, el


hijo del expresidente de la empresa WSM? Es un placer, yo soy José Antonio Molina –
dice y extendiendo la mano.

– También es un placer – estrecho su mano por cortesía, ya que un caballero nunca


puede dejar de ser un caballero.

– Enserio perdón y discúlpeme señor Williams, ¿que necesita? – dice sonriendo.

– Me prestaría su teléfono por favor – digo, evitando seguir con la conversación.

– Está bien, aquí tiene – dice -, y me lo entrega.

– Gracias señor José – digo con una sonrisa amable, pero falsa a la vez.

– No se preocupe – dice, retirándose para dejarme hablar en privado.

En ese momento decidí llamar a mi otro hermano Eduard Williams.

Suena el teléfono y contesta – Hola. ¿Con quién hablo?

– Eduard soy yo Nicolás.

– Ah, eres tú hermano. ¿Qué necesitas? – dice con un tono de desilusión.

– Puedes traer una ambulancia a la Av. Madison.

– ¿Para qué?, Oh no me digas que mataste a alguien y me quieres hacer cómplice – dice
en broma

– No Idiota!, claro que no – digo indignado.

13
– Entonces para qué? – dice con risas.

– Hubo un accidente y hay personas heridas – le digo directamente.

– Y porque no empezaste por ahí, voy hacía allá, llego en cinco minutos.

– Entendido. Te veo aquí, adiós.

– Ok, adiós – cierra la llamada.

Después le devuelvo el teléfono a José y le agradezco nuevamente. Después de unos


cinco minutos llega la ambulancia, de la cual baja mi hermano y otros médicos, él me
ve y se acerca, le digo:

– Hola.

– Hola hermano, no te ves muy bien que digamos.

– Déjate de tonterías y ven aquí dame un abrazo.

– Estás loco si piensas que lo haré, primero te ves fatal y segundo estás herido.

– Lo sabía, pero tenía que intentarlo, no exageres.

– No es por nada, pero lo estás.

– Gracias por el halago.

– (Se ríe), en serio estás loco de remate, ven vamos a curarte. (Lo ayuda a caminar)

– Sabes que puedo sólo ¿verdad?

– Por Dios hombre, déjate ayudar.

– Ash, está bien, gracias.

– Sabes que lo haría, aunque no me lo pidieras.

– Lo sé, lo sé; así que no te sobre estimes.

– Ok, pero igual soy genial.

– Qué te dije?

– Lo siento, pero sabes que es verdad. – dice en tono egocéntrico

14
– Jódete Eduard.

– Gracias por el halago. – dice y me deja en la ambulancia para revisarme y después


irnos al hospital.

Ya en el hospital, después de que me hayan revisado y asegurado de que estaba bien,


decidí ir a averiguar sobre cómo se encontraba la señorita Elizabeth, así que decido
preguntar en la recepción del hospital en que habitación se encontraba, y ahí me dicen
que se encontraba en la habitación 307, piso 2.

Elizabeth Robinson

Despierto y observo a mi alrededor, y deduzco que estoy en una habitación de hospital,


también veo que tengo conectada intravenosa, la cual transporta una especie de
sustancia que es suero, después observo que la puerta de la habitación se abre, y por esta
entra una enfermera así que la llamo y le pido que se acerque.
- Buenos días señorita, usted podría decirme la hora por favor -preguntó para
saber la hora exacta, ella ve su muñeca derecha en la cual llevaba un reloj y
después procede a decir.

- Bueno señora Williams, son las 12 en punto y hoy es lunes.

- Ah, qué bueno – digo tranquila hasta que me doy cuenta de cómo me habían
llamado así que respondo:

- Espere. ¿Cómo me llamó? - Esta me mira asustada y repite.

- Señora… - la detengo y no la dejo terminar, le digo indignada:

- Para su información soy aún joven para que me digan señora, esta me mira
asustada, mientras yo aún sigo indignada, después esta procede disculparse.

- Discúlpeme seño… señorita Williams – dice entrecortada y temblado, así que le


respondo de manera tranquila:

- Ves así está mejor señorita, no señora, entiendes – digo feliz, hasta que me vuelvo
a dar cuenta de algo más mientras ella esta por irse, la detengo y digo: Espera –
esta voltea asustada–.

¿Me dijiste señorita Williams? - ella asiente con la cabeza y yo la miro confundida,
así que le digo: lo siento, pero creo que te equivocaste de cuarto – yo la miro
avergonzada y ella responde:

- No señorita, me dijeron que aquí era donde estaba la señorita Elizabeth Robinson
Williams – la miro confundida.

15
Cuando le voy a responder veo como entra un hombre alto, con cabello negro y una bata
blanca que le queda perfectamente bien, hasta que voltea y logro ver su cara, a lo que
procedo a decir en voz alta y casi gritando.

- ¡¡¡NICOLAS WILLIAMS!!! – y este procede a mirarme y dice con una sonrisa en


el rostro.

- Ay, lo siento hermosa, pero te equivocaste de trillizo – lo veo y mis ojos se abren
como platos. Después de ver como otros dos hombres que se parecen al primero
entran y detrás entra una mujer creo que de mi misma edad, y termino
desmayándome de la impresión.

Nicolas Williams:

2 minutos antes..

Después de preguntar en la recepción del hospital la habitación donde se encontraba la


señorita Elizabeth, camino y me dirijo al ascensor y siento como alguien me tocó el
hombro, volteo enojado y me quedo perplejo, por lo que acababa de ver, no era ni mas
ni menos que mi otro hermano Erick, a lo que le pregunto.

- ¿Puedes decirme cómo demonios llegaste aquí? – este me mira sonriente y


responde con sarcasmo.

- Yo llegué en mi auto – lo miro con ganas de ahorcarlo y le digo:

- Eso ya lo sé, imbécil – este me mira y responde:

- Pues si ya lo sabes para que preguntas – me mira sonriente y cuando le voy a


responder me quedo atónito…

- Natalia?! – digo asombrado y ella responde:

- Me alegra verte de nuevo hermano – dice sonriente y corre hacia mí con los
brazos abiertos, llega hasta mí y me abraza, a lo cual respondo de la misma
forma, y ella pregunta - ¿me extrañaste hermano?

- Si, te extrañe mucho, tú además sigues siendo tan pequeña como antes – digo
feliz e impresionado, a lo que ella responde:

- Si, yo también lo hice. ¿Acaso te estás burlando de mi estatura? – me dice enojada


y le respondo:

16
- Bueno.. Sólo un poco, minion – digo entre risas, mientras Erick trataba de no
reírse y Natalia nos veía con ganas de matarnos a ambos, entonces paro de reir y
pregunto: ¿Cuándo llegaste? – ella me mira aún enojada y responde:

- Hace unas horas. ¿No leíste el mensaje que te envié? – me dice, y la miro con
confusión y pensando, a lo que respondo:

- No, no lo he visto, déjame revisar, – busco mi celular en mis bolsillos y recuerdo


que lo había dejado en la escuela. Joder, lo dejé en la escuela – digo en forma de
susurro, para que no se enteren mis hermanos y Erick me ve con preocupación y
dice:

- ¿Todo bien, Nico? – dice preguntando, a lo que respondo.

- Si, pero creo que dejé mi celular en el auto, ambos se miran y no están muy
convencidos con mi respuesta, después pregunta mi hermana:

- ¿Y a dónde ibas? – a lo que le respondo:

- Ah, pues yo iba a ver a Eduard – digo un poco nervioso.

- Pues que bien, ¿podemos ir contigo hermano? – dice mi hermana.

- Ok. No hay problema, vamos. – digo mientras entramos al elevador

- Después de que todos entramos, presiono el botón del piso #2, al llegar a este
busco la habitación 307, la cual se encuentra al final del corredor blanco en el que
estábamos, al llegar a la puerta, noto que esta entre abierta y decido abrirla y
entrar, entonces noto como Elizabeth al verme y a mis dos hermanos idénticos a
mí, se desmaya y mi hermano Eduard procede a decir:

- Ehh, creo que se ha desmayado de la impresión, hablando de impresión. ¿Qué


carajos haces aquí, Nicolás?, ¿y tú cómo carajos saliste de la comisaría Erick? ¿y
tú cuándo llegaste Natalia? – dice mi hermano con cara de preocupación y
molestia, a lo que le contesto.

- Primero, yo no tengo ningún problema, me encuentro bien; Segundo, Natalia


llegó hace unas horas, y tercero Natalia pagó la fianza de Erick. ¿Algo más que
quieras saber, hermano?– le digo mirándolo con cara de molestia y me contesta:

- Bueno, está bien, es que estoy muy asombrado y Natalia ven a darle un abrazo a
tu hermano – dice con emoción.

- Natalia corre y abraza fuertemente a Erick el cual hace lo mismo y casi la levanta
en el proceso, después de eso decido acercarme a la enfermera que se encontraba
en la habitación, para preguntarle por Elizabeth, a lo que ella responde:

- Señor Williams, su esposa se encuentra en perfecto estado, sólo necesitamos la


orden del doctor para darle de alta – ella me dice, asiento con la cabeza y
pregunto al darme cuenta de la situación:

17
- Espere señorita, ¿usted acaba de decir mi esposa.? – digo y ella me contesta:

- Sí señor Williams, ¿ella es su esposa, no? – dice preguntando y yo al ver la


situación, decido responder con un:

- Si, ella es mi esposa, jaja – digo de manera nerviosa e improvisada. Mis hermanos
se acercan a mi para preguntarme algo, lo cual no pude oír porque en la puerta
entra una mujer con una bata blanca y unos lentes y dice de manera firme y seria.

- Hola, buenas tardes. Se pude saber cuál de ustedes es el doctor Eduard? – dice
mirándonos a los tres y mi hermano Eduard se acerca a ella y dice:

- Que gusto verte de nuevo Samanta o mejor dicho, doctora Robinson – dice él con
una sonrisa extremadamente coqueta en su rostro y ella contesta.

- Si, a mí también me da gusto verte doctor Williams – dice mientras se forma una
sonrisa en su rostro, después esta gira la mirada y da con Elizabeth la cuál ya se
esta despertando y esta siendo ayudada por la enfermera y de pronto veo como
los ojos de Elizabeth se abren con emoción, y se para rápidamente de la camilla,
corre hacía la doctora la cuál abre los brazos en su espera y al llegar a ella, ellas
se dan un gran abrazo mientras dicen juntas – te extrañe prima – en el momento
que lo dijeron juntas, todos quedamos sorprendidos y Nicolás dice en pregunta:

- ¿Ustedes dos son primas? – digo sorprendido y después de que ambas giran sus
caras hacía mí, me fijo en su gran parecido y digo mentalmente – parecen más
hermanas que primas – y después dice la doctora:

- Somos prima-hermanas, por eso el parecido – con una sonrisa en el rostro y yo


digo sin créemelo:

- Demonios son idénticas – digo asombrado y ellas sonríen juntas, pero algo dentro
de mí las diferencia, no sólo es que no traen el mismo atuendo, sino que la sonrisa
de Elizabeth es aún más brillante para mí que la de su prima, y eso me hace
darme cuenta de lo hermosa que es esta mujer…

Continuará….

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Uniendo nuestras vidas.
Es una historia de un hombre y una mujer con vidas
muy diferentes, pero a la vez muy iguales, en ciertos
casos, también las diferencias de sus estados sociales y
sus diferentes rasgos ya sean físicos y sentimentales, este
es un breve resumen, adiós.

Advertencia:

Todo lo escrito aquí es ficticio e inventado por Cristal y


con ayuda de sus compañeras. Si hay algunas referencias
de algún otro libro, nos disculpamos por eso...

ATT: Las escritoras.

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Biografías:
Cristal Ledesma

Nació el 29 de diciembre del año 2005, sus padres son la


señora Esmirna Adames el señor Ricardo Ledesma.
Desde su niñez fue una niña muy alegre, entusiasta,
inteligente y dedicada, sus pasatiempos son leer y
cantar. Empezó sus primeros estudios a la edad de 4
años en el Centro Riachuelo infantil, luego en el colegio
Pitágoras, actualmente estudia en el Liceo
Experimental O&M. Su expectativa para el futuro es
hacer un doctorado en psicología.

Yilliana Marte

Nació el 27 de enero del año 2006 en Jarabacoa,


República Dominicana. Sus padres son Yisneiry
Altagracia de la Rosa Domínguez y Juan Carlos Marte
Abreu. A lo largo de su vida a estudiado en varios
colegios, actualmente estudia en el Liceo Experimental
O&M. Desde siempre ha sido una muchacha tranquila,
responsable, respetuosa, cariñosa, inteligente…Tiene
varios pasatiempos.

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