Imagenes de La Niñez

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ENTRE LA CRIMINALIDAD

Y EL ORDEN CÍVICO: IMÁGENES


Y REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ
DURANTE EL PORFIRIATO

A l b e r t o DEL CASTILLO TKONCOSO*


Escuela Nacional de Antropología e Historia
El Colegio de México

ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XIX, Y COMO PARTE de un proceso cultural


muy complejo, se gestaron las condiciones para un cambio
de actitud respecto a la infancia en el mundo occidental.'
Por lo que respecta a México, advertimos que a lo largo
del siglo X I X el poder público comenzó a pensar en los
niños, con sus requerimientos y necesidades específicos,
entre los que destaca una imagen propia y un mundo inte-
rior muy complejo, y dejó de percibirlos como apéndices
del mundo adulto, a la manera en que los representaban
algunos retratos del siglo XVIII novohispano: niños peque-
ños de la élite vestidos a imagen y semejanza de los adultos,
con gestos solemnes, serios y calculados-

[ . . . ] el r e t r a t o d e l n i ñ o , e n l o q u e p r e d o m i n a acerca de é l e n
la p i n t u r a n o v o h i s p a n a , aparece despojado de su n i ñ e z , saca-
d o de cuajo de su á m b i t o n a t u r a l , ajeno a las actitudes es-
p o n t á n e a s , h o g a r e ñ a s e infantiles: acartonado y artificial. Esta

* Deseo expresar m i agradecimiento a la doctora Pilar Gonzalbo y al


doctor Aurelio de los Reyes por sus críticas y sugerencias para la elabo-
ración de este artículo.
1
ARIES, 1 9 8 7 ; BADINTER, 1 9 9 1 ; D E MAUSE, 1 9 8 2 , y POI.I.OCK, 1 9 8 3 .
2
Algunos buenos ejemplos pueden consultarse en El retrato novohis-
pano. Revista de Artes de México, 2 5 (jul.-ago. 1 9 9 4 ) .

HMex, XLVIII: 2, 1998 277


278 ALBERT O DEL CASTILLO TRONCOSO

a c t i t u d p r o d u j o retratos de n i ñ o s e n los q u e desaparece la


n a t u r a l i d a d y la a l e g r í a d e l e s p í r i t u i n f a n t i l *

Esta "naturalidad" y "alegría", lo mismo que las "actitudes


hogareñas" no son parte de la esencia infantil de ningún pe-
riodo. Por el contrario, forman parte de un complejo pro-
ceso de construcción histórica que se fue labrando poco a
poco a lo largo del siglo X I X . El cambio de actitud respecto
a los niños se tradujo en mayor cercanía afectiva, rechazo a
sus enfermedades, voluntad de cuidarlos y curarlos: un cam-
bio sustancial en la mirada que g e n e r ó una nueva concep-
4
ción de la vida y el tiempo.
Evidentemente, estamos frente a un proceso de largo
plazo, dentro del cual se fueron gestando nuevas estructu-
ras sociales entre las que cabe destacar la consolidación de
un Estado moderno, con matices y ritmos diferentes según
la región de que se trate, pero que terminaría imponién-
dose con modos, representaciones y medios diferentes.* A
partir del siglo X V I I I , pero muy particularmente en su
segunda mitad, como resultado de mayor intervención del
Estado en los asuntos de carácter público se produjo una
verdadera proliferación de discursos y saberes, a partir de
los cuales surgieron algunas ciencias modernas, como la
pedagogía, la sociología, la psicología y la demografía, en-
tre otras importantes disciplinas.^
Esta diferenciación de saberes produjo, entre otras la
posibilidad de cuestionar cada vez más sutilmente la reali-
dad en sus distintos aspectos, lo que desembocó en doble
proceso paradójico: por un lado, reforzamiento de la indi-
vidualización, con enriquecimiento del mundo interior, y
por otro, un incremento de los medios y estrategias de con-
trol social, que se tradujo en el establecimiento de nuevas
7
instituciones, cada vez más coercitivas y especializadas.

3
Ríos, 1 9 7 9 , p. 1 0 .
4
GÉLIS, 1 9 9 0 .
5
MUCHEMBLED, 1 9 9 2 .
6
FOUCAULT, 1 9 8 3 .
7
FOUCAULT, 1 9 8 4 .
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 279

Por lo que respecta al caso mexicano, la génesis de este


proceso puede encontrarse en la segunda mitad del siglo
X V I I I , con el fortalecimiento del racionalismo ilustrado en-
tre las élites criollas, que implicó la reinterpretación de las
tradiciones y costumbres populares, que fueron calificadas
desde esta nueva perspectiva como "caóticas" y "desordena-
8
das". Esta concepción vertical de los grupos populares con-
tinuó permeando el discurso de las diferentes élites políti-
cas y culturales a lo largo del siglo X I X . Sin embargo, no fue
sino hasta el porfiriato cuando se generaron las condicio-
nes idóneas para que pudiese llevarse a cabo una estrategia
9
de control social más realista y eficiente. En efecto, la es-
tructuración de un Estado nacional durante el último cuar-
to del siglo X I X traio consigo un periodo de estabilidad y una
continuidad en los proyectos políticos de los grupos diri-
gentes- Esta reorganización económica y política estuvo
acompañada de procesos de centralización y transformación
urbanas que consolidaron a la ciudad de México en su pa-
pel tradicional de rectora h e e e m ó n i c a de la vida política y
cultural del país. La capital vivió entonces momentos de gran
auge, transformando su imagen tradicional:

U n objetivo de la p o l í t i c a de u r b a n i z a c i ó n d e l r é g i m e n p o r f i -
r i a n o fue la a l t e r a c i ó n de la fisonomía de la C i u d a d de M é x i -
co m e d i a n t e m o d i f i c a c i o n e s p r o f u n d a s de su vieja traza y la
a m p l i a c i ó n d e l r e c i n t o c i t a d i n o . Se e d i f i c ó t r a t a n d o de que
h u b i e r a u n a c o r r e s p o n d e n c i a e n t r e el paisaje u r b a n o y la i m a -
g e n de " o r d e n y p r o g r e s o " que la é l i t e porfirista se h a b í a for-
j a d o de sí m i s m a y di la que h i c i e r a o s t e n t a c i ó n p ú b l i c a . Era

8
El historiador J.P. Viqueira ha estudiado con precisión las vicisitu-
des de este conflicto en el territorio específico de la ciudad de México.
En su investigación describe c ó m o a lo largo de la segunda mitad del
siglo xvm se estableció un nuevo sistema de exclusión social que literal-
mente "fabricaba" un nuevo tipo de marginados e implicaba la instau-
ración de una nueva moral. A l respecto véase VIQUEIRA, 1 9 8 7 .
9
Dos muestras representativas de la voluntad real del poder porfi-
riano en materia de control social fueron la construcción de la Peni-
tenciaría de Lecumberri ( 1 9 0 0 ) y el Manicomio General de la ciudad de
México, popularmente conocido como "La Castañeda" ( 1 9 1 0 ) .
1 0
FLORESCANO, 1987.
280 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

u n a p o l í t i c a a b i e r t a y d e l i b e r a d a q u e n o o c u l t a b a sus i n t e n -
ciones y q u e reflejaba la confianza y o p t i m i s m o i m p e r a n t e s . "

L A NOTA ROJA Y I A PREOCUPACIÓN POR LA INFANCIA

Resulta de gran importancia justipreciar el papel estraté-


gico que d e s e m p e ñ a r o n la prensa y su gráfica ilustrada en
el conjunto de las importantes transformaciones descritas
anteriormente. La prensa constituyó el espacio de comu-
nicación y difusión de ideas más importante del siglo pasa-
do. Todas las corrientes ideológicas y políticas acudieron a
sus páginas para difundir sus principios, refutar a sus adver-
sarios, buscar nuevos militantes, fieles o creyentes, propa¬
gar las nuevas ideas científicas e incidir en la opinión
12
pública, entre otros fines.
Como resulta lógico, su comportamiento fue bastante
h e t e r o g é n e o a lo largo del siglo. En particular, conviene
subrayar sus cambios más significativos durante el último
cuarto de la centuria, en los que se consolidó una nueva
percepción de la realidad y los fenómenos sociales. En es-
te periodo de transición, el contenido de la prensa experi-
m e n t ó un giro de 180°, y el predominio total que había
ejercido la orientación política formal y doctrinaria cedió
13
el paso a la h e g e m o n í a del reportaje social. Si a mediados
de siglo los acontecimientos y hechos importantes tenían
que buscar un periódico en donde ser publicados, ahora la
nueva prensa se encargaba de mandar a las calles a un ejér-

1 1
GORTARI y HERNÁNDEZ, 1 9 8 8 , p. 6 9 .
1 2
TOUSSAINT, 1 9 8 4 .
1 3
El más destacado representante de estos cambios fue Ellmparáal,
diario fundado en 1 8 9 6 por Rafael Reyes Spíndola, que introdujo lino-
tipos y rotativas modernos y renovó formatos y técnicas publicitarias.
Estos cambios permitieron abaratar los costos y ampliar los tirajes como
nunca antes se había visto en la historia de la prensa. En sus momentos
de auge, a principios del presente siglo, ElImparcialWegó a los noventa
m i l ejemplares. Piénsese en las implicaciones que tuvieron estos cambios
para los lectores. Por primera vez la prensa accedía a lectores más diver-
sificados. Al respecto véase MONSIVÁIS, 1 9 8 4 .
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 281

cito de "reporiers" a buscar, reseñar y, en cierto sentido,


14
fabricar y producir las notas convertidas en noticias. El
afán de estos personajes de retratar y describir una realidad
hasta sus últimos detalles era percibido en la época de la
siguiente manera:

V a a los talleres, e n t r a a las f á b r i c a s , c h a r l a e n los cuarteles,


visita las c á r c e l e s , r e c o r r e los hospitales, r í e e n los teatros, pasa
p o r burdeles, f r e c u e n t a las iglesias y cantinas, escucha en las
antesalas ministeriales, c o m e e n los banquetes solemnes y
goza en los a l m u e r c i t o s e n los barrios pobres, atraviesa p o r los
i n c e n d i o s , presencia los m a t r i m o n i o s , asiste a las apoteosis,
c o n t e m p l a los fusilamientos de los asesinos y e n los cemente-
1 5
rios conoce a los vivos [ . . . ]

Esta nueva actividad de los reporteros no hubiese tenido


un alcance revolucionario de no haber sido acompañada por
un elemento sustancial e innovador: el discurso gráfico. En
efecto, las imágenes y el diseño de la prensa nacional su-
frieron un cambio radical cuando los grabados y las foto-
grafías comenzaron a poblar sus páginas en forma más sis-
temática a mediados de la década de los noventa. El manejo
de estas imágenes no representaba un aspecto complemen-
tario, meramente ilustrativo, sino que formaba parte sustan-
cial de la estrategia de los diarios y las publicaciones. Desde
la perspectiva de la época, implicaba un reforzamiento de los
conceptos de verdad y objetividad, ya que las personas se
acercaban a la fotografía con la convicción de estar com-
probando y verificando una realidad:

Se d e p o s i t ó e n la f o t o g r a f í a u n a fe q u e n u n c a antes se h a b í a
puesto — y h u b i e r a sido i m p o s i b l e p o n e r — e n las anteriores
i m á g e n e s hechas a m a n o . H a h a b i d o m u c h a s r e v o l u c i o n e s e n
el p e n s a m i e n t o y en la filosofía, e n la ciencia y e n la r e l i g i ó n ,

1 4
Como parte de estos cambios, las "Gacetillas" y editoriales de las pri-
meras planas fueron sustituidos y / o complementados con reportajes no-
ticiosos que relataban los acontecimientos bélicos del momento —como
la guerra hispano-estadounidense en Cuba—, o se ocupaban de tragedias
conyugales y c r í m e n e s pasionales. DEL CASTILLO, 1 9 9 7 , pp. 26-32.
1 5
FRÍAS, 1 9 0 7 .
282 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

pero creo que en toda la historia de la humanidad nunca se


ha producido una revolución más completa que la que ha
tenido lugar desde mediados del siglo xix en la visión y el regis-
tro visual. Las fotografías nos dan una evidencia visual de cosas
que ningún hombre ha visto o verá nunca directamente [...]
El siglo xix empezó creyendo que lo razonable era cierto y ter-
minó convencido de que era verdadero todo aquello que apa-
16
recía en una fotografía.
Una muestra sugerente de esta convicción de objetivi-
dad la encontramos en una de las primeras fotografías que
aparecieron en la prensa diaria a principios del siglo X X , y
que se refiere a la demolición del teatro Vergara, ocurrida
el 21 de mayo de 1901 para abrirle paso a la calle Cinco de
17
Mayo. El texto que a c o m p a ñ a a las imágenes narra la for-
ma en que los albañiles ataron las columnas del viejo tea-
tro y la manera por demás impresionante en que se
vinieron abajo. Se muestra claramente la aureola de pres-
tigio que envolvía a la fotografía y la forma como ésta era
percibida, esto es, como una prueba irrefutable de lo que
estaba ocurriendo. Éste es el sentido del "antes" y "des-
pués" de estas fotografías. La primera, tomada "a las 10 de
la mañana", presenta las columnas del viejo edificio, que
permanecen todavía en pie, y la segunda, muestra los
escombros que quedaron justamente "a las 10 y 10". El
reflejo de la realidad no podía darse de una manera más
precisa v exacta A partir de esta primera prueba didáctica
de realismo las imágenes fotográficas comenzaron a apa-
recer en forma cada vez más recurrente, fomentando el
aprendizaje visual del lector.
La configuración de esta nueva mirada social, predomi-
nantemente urbana, en la que confluían los reportajes con
la utilización de las imágenes fue descubriendo, exploran-
do e inventando novedosos aspectos relacionados con la
cotidianidad de la urbe capitalina. En particular, nos inte-
resa revisar algunos de los primeros reportajes gráficos en
torno a la niñez en su vinculación con la delincuencia y la

1 6
IVINS, 1991, p. 136.
17
El Impaniai (22 mayo 1901).
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 283

marginalidad, fenómeno predominantemente urbano que


1
ya cobraba cierta relevancia para principios de este siglo. »
Una de las características más notables de estos reporta-
19
jes es su evidente preocupación por delimitar el periodo
de la infancia como una etapa vital en el desarrollo del ser
humano, que era muy importante conocer y estudiar, en la
medida en que las "anormalidades" y las "desviaciones" de
su desarrollo podían proporcionar explicaciones clave en
torno al comportamiento y las actitudes de los criminales
adultos.
Éste es el sentido del reportaje titulado "La cirujía supri-
20
miendo criminales", en el cual se exponía la manera en
que la ciencia criminalista lombrosiana, de corte positivis-
ta, había podido ubicar ciertos impulsos delincuentes en la
etapa de la infancia. Uno de los casos más notables del ar-
tículo se refería a un n i ñ o que a los ocho años de edad
sufrió un accidente que le produjo una herida en la cabe-
za y posteriormente se convirtió' en un ladrón. De esta
manera se había descubierto que "sus mórbidas inclina-
ciones provenían de ciertos desarreglos producidos en su
21
cerebro por la herida".
Resulta muy importante la apelación explícita a las ideas
de Lombroso a lo largo de todo el reportaje. Como es sabi-
do, uno de los planteamientos centrales del célebre crimi-
nalista italiano es el que se refiere a la teoría del "criminal
nato", según la cual cierto tipo de delincuentes resultan
equiparables a los hombres primitivos y, como ellos, pre-
sentan instintos sanguinarios, ausencia de escrúpulos y
una absoluta carencia de la conciencia moral que caracte-
1 8
Como expresa Elena Azaola, a finales del siglo pasado se desarro-
lló una "mirada" particular en torno a los f e n ó m e n o s de la delincuen-
cia infantil. Este proceso puede seguirse revisando por medio de la
legislación de la é p o c a y la fundación de Escuelas Correccionales depen-
dientes directamente de la Secretaría de G o b e r n a c i ó n . AZAOLA, 1990.
1 9
Para este artículo he consultado dos publicaciones que constituyen
verdaderos prototipos de los cambios que e x p e r i m e n t ó la prensa capi-
talina hacia finales del siglo pasado. Se trata de El Mundo Ilustrado (1894¬
1914) yEUmparáal (1896-1914).
20
El Impartial (25 oct. 1908).
21
Ellmparaal (25 oct. 1908).
284 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

riza a los hombres civilizados. El perfil del "criminal nato"


pasaba por el siguiente inventario: orejas en asa, mandí-
bulas enormes, grandes arcos cigomáticos, frente huidiza,
cabello espeso y rizado, precocidad sexual, insensibilidad al
dolor, pereza y agudeza visual - y fue aplicado en los casos
de graAdes bandidos y criminales célebres. Lo que nos in-
teresa destacar aquí es su influencia en las páginas de la
prensa mexicana en fechas tan tardías como 1908, al me-
nos diez años después de que las ideas lombrosianas fueran
23
ampliamente refutadas en el contexto europeo.
El papel de la imagen resulta de una gran importancia,
pues apuntala la visión mágica de una ciencia omnipotente
capaz de transformar de inmediato, mediante una inter-
vención quirúrgica, a un criminal en una persona supues-
tamente "normal", reforzando con esto una idea ascéptica
de la normalidad como un estado de pureza completa-
mente diferenciado de desviaciones contaminantes, como
la locura y la criminalidad.

2 2
LOMBROSO, 1896-1897.
2 3
La composición gráfica que rodea esta nota es muy sugerente. En
la parte superior destacan los grabados en forma de círculo del n i ñ o que
sufrió el accidente y de Robespierre. Ambas figuras aparecen vestidas a
la usanza de la é p o c a de la revolución francesa, el primero con su cole-
ta y el segundo con su peluca. Tienen la mirada fija, penetrante, y como
aparecen de perfil uno frente a otro, parece como si se observaran
mutuamente. Aquí encontramos el vínculo criminal entre la niñez y la
etapa adulta, ya que cabe recordar que en el texto el p e q u e ñ o es u n
ladrón, mientras que el político francés es descrito como un personaje
acosado por las ideas de grandeza y persecución. En la parte inferior
pueden apreciarse otros dos grabados en forma de m e d a l l ó n , que nos
muestran a un anciano epiléptico, que mira fijamente al lector y al lado
el retrato de un bandido famoso. Aquí se destaca el vínculo entre ciru-
gía y criminalidad, ya que en ambos personajes el saber científico habría
detectado una serie de anomalías en sus respectivos cerebros. Final-
mente, en la parte central, u n par de dibujos refuerzan la unidad de la
composición. En la parte derecha puede observarse una gran cabeza en
la que se muestran de una manera didáctica las circunvoluciones cere-
brales, mientras que en la izquierda sobresale la mano de un criminal
que porta u n cuchillo sangriento. El mensaje es claro: del cerebro salen
los instintos y los impulsos criminales que desembocan en escenarios
sangrientos.
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 285

24
Si, como sugiere Lambert, podemos considerar a las
imágenes como actos de lenguaje de la sociedad, que nos
permiten acercarnos a los mitos y creencias de una cultu-
ra y a su manera de entender la realidad en la medida en
que plasman de una manera simbólica los acontecimientos
narrados, tendríamos aquí una representación muy suge-
rente, que nos permitiría ir identificando al menos dos
ideas para su futuro desarrollo: la visión mágico-religiosa
de una ciencia representante del progreso y el saber, ca-
paz de efectuar curaciones mágicas que trastocan lo más
profundo de la naturaleza humana; y la visión de la niñez
como una etapa fundamental y estratégica del ser humano,
capaz de contener en germen el futuro desarrollo de lá
persona y sus características esenciales, al grado de que un
accidente o una experiencia traumática experimentada en
esta edad pueden acarrear funestas consecuencias poste-
riormente para el adulto.
25
En "¿Es el pueblo mexicano una raza degenerada?", se
26
muestran los fotograbados de dos niños revisados en for-
ma meticulosa por un par de doctores (ilustración 1). El
texto explica a los lectores que dos niños de diferentes
escuelas primarias serían revisados diariamente por los
médicos para determinar la posible "degeneración de la
raza mexicana". Entre los datos que revisaría esta investi-

2 4
LAMBERT, 1 9 8 6 .
2 5
Ellmparáal ( 8 ene. 1 9 0 9 ) .
2 6
El t é r m i n o "fotograbado" que utilizaremos en este texto parte de
IVINS, 1 9 9 1 , pp. 176-177: " [ . . . ] hacia 1 8 6 0 el inglés Bolton puso una foto-
grafía de una obra de arte sobre la superficie de un bloque de madera
y la grabó. El grabado en madera sobre o mediante una fotografía
impresa en la superficie del bloque siguió siendo hasta finales de siglo,
en Inglaterra y América, el m é t o d o típico para producir dibujos, pintu-
ras y fotografías destinados a ilustraciones de libros y revistas. Pero hasta
el comienzo del presente siglo la confección e impresión de fotograba-
dos no se perfeccionó lo suficiente para producir impresiones claras sin
el retoque suplementario con el buril del grabador" y REYES, 1 9 9 4 ,
p. 1 8 0 4 : " [ . . . ] el retoque era sumamente apreciado y valorado, pues
e n t r a ñ a b a uno de los medios para obtener la 'idealización de la autén-
tica obra de arte', de ahí, tal vez, el término de fotograbado para las imá-
genes que ilustraban los magazines".
286 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

I l u s t r a c i ó n 1. "¿Es el p u e b l o m e x i c a n o u n a raza degenerada?"


El Imparcial (8 ene. 1909).
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIPJATO 287

gación se encontraban la estatura, la talla, el color de la


piel, las medidas craneanas, del tórax y el abdomen, así
como de los miembros inferiores y superiores del cuerpo,
para rematar con un examen funcional del sistema ner-
vioso y la circulación, la agudeza del oído, el tacto y el apa-
rato respiratorio. La finalidad explícita de este trabajo era
"fijar el tipo de nuestra raza y verificar si vamos, como se ha
27
dicho, camino a una degeneración irremediable".
Resulta muy interesante constatar cómo el cuerpo infan-
til se convirtió a principios de este siglo en un objeto de
estudio susceptible de proporcionar una verdad "cientí-
fica", ligada en este caso al contexto determinista del evo-
lucionismo de la época. La labor del poder público y la
gestación de algunos saberes y disciplinas como la higiene
y la pediatría resultaron clave en la estructuración de este
proceso.»
Como ya se ha mencionado, esta diferenciación de dis-
cursos y prácticas desembocaba en un doble proceso: un
reforzamiento de la individualidad, con un enriqueci-
miento de un mundo interior cada vez más complejo; y u n
incremento de los procesos de control social, con técnicas
cada vez más complejas, como los registros fotográficos y
los gabinetes antropométricos.
En este sentido, la imagen de los fotograbados cumplía
cabalmente con la función de avalar y confirmar la serie-
dad de los trabajos "científicos" expuestos en el reportaje.
En el primero de ellos, u n médico revisa atentamente la
mano de un n i ñ o que luce enfermo y tiene los ojos semi-
cerrados. Curiosamente el galeno no viste la típica bata
blanca, sino que porta un traje con chaleco y corbata. En
todo momento destaca la presencia simbólica de la ciencia,
valiéndose entre otros elementos, de un microscopio que

2 7
Ellmparcial (8 ene. 1909).
2 8
En los primeros años del siglo xx se definieron los objetivos y carac-
terísticas de la pediatría como una ciencia moderna al incorporarla al
plan de estudios de la Escuela de Medicina. En las postrimerías del por-
firiato se i n a u g u r ó una sala de atención para niños en el Hospital Juá-
rez y se fundó la Sección de Pediatría de la Academia Nacional de
Medicina.
288 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

reposa en el escritorio del médico. A un lado puede apre-


ciarse la segunda imagen en la que otro médico ausculta y
palpa el pecho de un n i ñ o que tiene el torso desnudo y se
toca la nuca con los brazos extendidos hacia atrás. U n
p e q u e ñ o título llama la atención del posible lector: "Los
niños en el Instituto" situando el escenario desde el que se
29
está realizando el reconocimiento del cuerpo infantil.
Uno de los fotograbados más interesantes y significativos
es el que se refiere al descubrimiento del cadáver de un niño
30
ahogado en el colector del drenaje capitalino (ilustración 2).
Se trata de una de las imágenes más impactantes que pue-
dan encontrarse en el periodo, donde se alude a la pobre-
za y su entorno de tragedia social, por el decoro silencioso
y la dignidad de sus protagonistas. La familia de la peque-
ñ a víctima posa frente a la cámara de una manera dramáti-
ca: dos mujeres, u n hombre y un n i ñ o miran consternados
al fotógrafo, observados a su vez por dos gendarmes y un in-
dividuo vestido de traje y corbata, probablemente un bu-
rócrata que laboraba en el juzgado. El niño que aparece en
la foto, de unos doce años de edad y probablemente her-
mano de la víctima, está descalzo, con camisa y pantalón de
manta blanca y un sombrero de palma en su mano derecha.
Uno de los puntos centrales de la imagen lo constituye su

2 9
BARTHES, 1 9 8 6 , se refiere a este tipo de títulos que suele a c o m p a ñ a r
a las imágenes en los medios impresos, con el nombre de "enclajes", y
señala que su función es dirigir y orientar la atención hacia ciertos pun-
tos que el editor de la publicación considera relevantes, en detrimento
de otros. Por nuestra parte, recogemos el planteamiento del investiga-
dor francés y tomamos nota de la intencionalidad oficial de Ellmparáal
de validar el saber médico y legitimar sus mecanismos de reconoci-
miento de los cuerpos infantiles. A l mismo tiempo, t a m b i é n valdría la
pena destacar el punto de vista de otros autores como GINZBURG, 1989, y
CHARTIER, 1 9 9 2 , que enfatizan la posibilidad de otras lecturas e inter-
pretaciones a partir de los intereses de los usuarios y lectores. El mismo
GOMBRICH, 1 9 8 7 , p. 1 3 5 plantea el asunto en los siguientes términos: "La
información que se extrae de una imagen puede ser totalmente inde-
pendiente de la intención de su autor. La fotografía de un grupo de per-
sonas de vacaciones en una playa p o d r í a ser estudiada por u n miembro
de los servicios de inteligencia que prepara u n desembarco".
so "Peregrinación s u b t e r r á n e a en busca de los cuerpos de los peones
muertos en el colector." Ellmparáal ( l O j u l . 1 9 0 8 ) .
REPRESENTACIONES DE IA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 289

I l u s t r a c i ó n 2. " P e r e g r i n a c i ó n s u b t e r r á n e a e n busca de los cuerpos


de los peones muertos en el colector." Ellmparáal ( l O j u l . 1908).

mirada, cargada de coraje, frustración y tristeza. En un re-


cuadro aparece el cuerpo de la p e q u e ñ a víctima, con el vien-
tre hinchado y el brazo izquierdo doblado inverosímilmente
en forma de arco.
Siguiendo los cánones de una interpretación típicamen-
te evolucionista, el reportaje trazaba la analogía entre el cuer-
po de la ciudad y el del n i ñ o que trabajaba en el colector:

Las ciudades, c o m o los h o m b r e s , t i e n e n t o d o u n sistema y tie-


n e n nervios, venas, arterias y v i e n t r e , y e l v i e n t r e de las ciuda-
des tiene t o d o e l tipo de l o h o r r i b l e y t o d a la a t r a c c i ó n d e l
m i s t e r i o . L a cloaca es el v i e n t r e de ese m o u n s t r o que así abier-
t o , panza al aire, nos e n s e ñ a todas las h o r r i b l e s encrucijadas
de su esqueleto, p o r d o n d e se arrastra e n m a r c h a l e n t a t o d o
3 1
lo p o d r i d o y todo lo i n m u n d o [... ]

ElImparcial (10 j u l . 1908).


290 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

Resulta significativo en este tipo de reportajes que el pro-


tagonista del día no fuera en este caso, el típico niño de cla-
se alta que ha ganado un concurso o un premio. Por el
contrario, se trataba de un niño que provenía de la miseria,
de la "cloaca social" y que había muerto, literalmente, aho-
gado en la mierda, en la cloaca del drenaje público:

U n o de los c a d á v e r e s es u n n i ñ o a m o r a t a d o p o r la asfixia y
destrozado p o r el r u d o g o l p e a r c o n t r a las paredes d e l colec-
tor. Sus brazos r o í d o s p o r los codos, destrozados p o r las m u ñ e -
cas y sus piernas c o n los huesos de las rodillas c o m p l e t a m e n t e
pelados e s t á n e n u n a s e m i f l e x i ó n espantosa. Sus dedos c o n -
t r a í d o s , c o m o si e n los supremos m o m e n t o s de su a g o n í a
h u b i e r a n buscado algo a q u e asirse, hacen e l efecto de u n a
garra i n f o r m e y sangrienta. E s t á n cerrados sus ojos, y de su
cabellera a b u n d a n t e y n e g r a c o r r e el agua e n largos hilos
3 2
sucios [ . . . ]

Si bien, en el reportaje no se plantea la crítica social,


puede establecerse que la denuncia se encontraba implí-
cita, argumentada y estructurada bajo los patrones de una
lectura evolucionista. La imagen del fotograbado le impri-
me un mayor dramatismo. No deja de ser irónico que ésta
sea una de las pocas ventanas por donde los niños de las
clases bajas pudieron llegar a tener un cierto protagonismo
en las publicaciones gráficas del porfiriato.
El conjunto más relevante de reportajes criminales grá-
ficos sobre niños lo encontramos en la publicación El Mun-
do Ilustrado durante los meses de mayo y junio de 1908. Se
trata de varias historias realizadas con un afán documental
que intentaban acercar al lector de la clase media al mun-
do de los barrios marginados, cantera de donde salía la
33
mayoría de los niños criminales.
Resulta interesante detectar cómo el f e n ó m e n o de los
niños de la calle había adquirido una presencia importan-
te en la capital para comienzo, de este siglo. El reportero
ubica desde el principio su lugar de procedencia: "vienen

3 2
ElImparáal (10 jul. 1908).
3 3
El Mundo Ilustrado ( P mayo, 7, 14 y 21 j u n . 1908).
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 291

de allá, de los cuchitriles, de las barrancas, de las buhone-


34
ras, donde florece la miseria y fermentan los vicios".
Estos niños son percibidos como un grupo especial, con
elementos de identidad propios y específicos, que los dife-
rencian no solamente de los demás infantes, sino de cual-
quier otro grupo social:

[ . . . ] de abajo, de m u y abajo, de allá h a n salido esos rapaces


q u e f o r m a n e n t r e nosotros u n a clase especial, c a r a c t e r í s t i c a :
u n a casta c o n sus vicios distintivos, c o n sus costumbres p r o -
pias, c o n su lenguaje q u e s ó l o los suyos e n t i e n d e n . Es la "ham-
pa", la "gleba" i n f a n t i l q u e se n u t r e de m e n d r u g o s e n e l figón
d e l Baratillo, son los n ó m a d e s citadinos, los q u e n o caben en
35
ninguna parte.

A lo largo de estos reportajes destaca un hilo conductor:


la mirada del periodista que se cierne sobre estos niños y que,
como veremos más adelante, les va fabricando un perfil:

Yo los he visto j u g a r en los llanos de la Bolsa, a los dados, a las


canicas y al v o l a d o , apostando las sucias m o n e d a s de cobre
q u e g u a r d a n anudadas al p r i n g o s o p a ñ u e l o de colores [ . . . ] he
a n d a d o tras esos n i ñ o s que todos ven, pero que nadie mira, para
espiar las dilataciones de sus pupilas, las crispaturas de sus
manos, los gestos de su cara sucia y e s c u á l i d a ; para i n d a g a r
q u é olfatean, q u é se d i c e n los unos a los otros, p o r q u é f o r m a n
u n a f a m i l i a y se c o m p r e n d e n y se c o m p l e t a n , cual i n d i v i d u o s
36
de u n a t r i b u q u e m a r c h a a l o l a r g o d e l d e s i e r t o .

Se trata entonces de ejercer una especie de voyeurismo


social, que en este caso no se limita a las descripciones del
periodista, sino que va a c o m p a ñ a d o de la lente fotográfi-
ca como garantía de objetividad. El resultado es bastante
sintomático, en la medida en que los protagonistas son ver¬
daderos niños de la calle y los escenarios escogidos corres-
ponden a sus vidas reales, pero la trama que desarrollan,
sus actitudes y poses son las que va imaginando el reporte-

8
El Mundo Ilustrado ( l mayo).
s
El Mundo Ilustrado ( l mayo).
El Mundo Ilustrado ( P mayo). Las cursivas son nuestras.
292 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

I l u s t r a c i ó n 3. "La c o m i d a en el B a r a t i l l o . " El Mundo Ilustrado


(31 m a y o 1908).

ro de acuerdo con su visión estereotipada de los fenóme-


nos sociales (ilustración 3).
La escena es muy interesante. Los cuatro pequeños "gol-
fillos" lucen c ó m o d a m e n t e instalados en las tablas de
madera de un mercado popular. Descalzos, sucios y mal
vestidos, comen y charlan animadamente con rostros risue-
ños llevándose la comida a la boca con las manos; incluso
uno de ellos está a punto de recibir su porción de parte de
la señora que atiende el puesto. Curiosamente, aunque
estos niños están conscientes de la mirada del fotógrafo la
escena proyecta una gran naturalidad: la alegría y despar-
pajo que lucen los p e q u e ñ o s en estas imágenes contrasta
notoriamente con el tono evolucionista y determinista del
reportero, que insiste en recrear una. atmósfera mórbida en
la que estos infantes estarían en la antesala de la cárcel
debido a sus conductas y rasgos criminales.
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIR1ATO 293

El platillo principal lo constituye, sin embargo, el repor-


37
taje titulado "Los niños delincuentes". La crónica nos re-
lata una historia por demás previsible: un grupo de niños
de la calle asalta a u n t r a n s e ú n t e y lo despoja de su reloj
y de algunas monedas. Posteriormente, tiene lugar una
riña entre dos niños a la hora de repartirse el botín, con el
resultado de que uno termina matando al otro a navajazos.
U n policía detiene al p e q u e ñ o homicida y lo lleva ante el
comisario. Como colofón unos gendarmes conducen al cha-
maco a una escuela correccional.
El reportero se sitúa a sí mismo como testigo privilegia-
do de los hechos, por lo que está en condiciones de apor-
38
tar a las autoridades "toda la verdad" de la historia. Lo
interesante es que esa "verdad" se refiere a cosas que no
son detectables a simple vista, y que en realidad forman
parte de una interpretación más amplia del f e n ó m e n o de
la delincuencia infantil. De esta manera, en algún momen-
to de sus declaraciones ante el comisario, el testigo imagi-
nario interpela a la autoridad y señala:

Ah, Sr. Comisario, lo que hay en el fondo de todo esto —y esto


no puede usted consignarlo al Ministerio Público— es mucha
miseria, mucho abandono, mucha impiedad. Estos niños, o
han sido recogidos por la policía de en medio de la calle,
o han sido lanzados a sus casas, de sus "barracas" a correr la
aventura, después de haber recibido en ellas la primera lec-
ción: el padre beodo, la madre casquivana [...] allí aprenden
a injuriar, a blasfemar, a renegar hasta de la vida. Sus labios
balbucean las primeras palabras, y ya la flor del mal asoma a
39
ellos envenenando la misma atmósfera que respiran.

El papel de la fotografía en el reportaje es bastante com-


plejo (ilustración 4). Por un lado, ilustra la crónica, permi-

3 7
El Mundo Ilustrado ( 7 j u n . 1908).
3 8
La fotografía aparece aquí una vez m á s como garantía de objetivi-
dad. Las i m á g e n e s de los niños robando al t r a n s e ú n t e y luego peleán-
dose entre sí son presentadas a lo largo del reportaje como prueba
contundente de que el testigo había estado realmente en el lugar de los
hechos.
39
El Mundo Ilustrado ( 7 j u n . 1908).
294 ALBERTO DEL CASTILLO TRONC;OSO

Ilustración 4 . "Los niños delincuentes." El Mundo Ilustrado


(7jun.1908).
R E P R E S E N T A C I O N E S D E I A NIÑEZ DURANTE E l . l ' O R F I R I A T O 295

te al lector asomarse a la realidad del medio social que ro-


dea a estos niños y la forma en que éstos actúan. Sin em-
bargo, lo realmente significativo es que las imágenes no se
limitan a este encuadre, sino que empiezan a ser utilizadas
desde una perspectiva mucho más amplia, que, como hemos
señalado, va más allá de la simple ilustración: las fotografías
forman parte de la ficción del reportaje, en la medida en que
los niños de la calle están en realidad actuando, represen-
1
tando el papel que les asignó la crónica del reportero. "
Mucho más cerca del cinematógrafo que de la versión do-
cumental, estas fotografías parten de una ficción que el pe-
riodista comparte con sus lectores: ambos saben que la his-
toria no ocurrió nunca, ni se refiere a un hecho concreto o
determinado, pero que su verdadera importancia reside en
que podría haber ocurrido, y que de hecho ocurría coti-
dianamente en ciertas calles de la ciudad de México.
La secuencia fotográfica nos muestra tres episodios de la
pequeña historia criminal. En el primero, titulado "la hazaña
rateril", tres p e q u e ñ o s ladronzuelos de la banda abordan
a un adulto que viste impecablemente con sombrero y tra-
je con chaleco y corbata y que está leyendo distraídamen-
te un periódico con la lista de los n ú m e r o s de la lotería. Sin
que éste se percate en lo más mínimo, sustraen su reloj de
bolsillo del chaleco. La escena es bastante inverosímil, pe-
ro tiene la virtud de mostrarnos la visión moral de algunos
sectores de clase media en torno a la realidad cotidiana de
los niños de la calle de las clases populares visualizándolos
como potencialmente peligrosos y criminales. Una segun-
da fotografía lleva el título de "Un buen golpe" y muestra
una supuesta riña entre dos miembros de la banda, que se
lían a golpes mientras los demás sólo observan.
Finalmente, en una tercera y aleccionadora imagen, un
gendarme aparece corriendo detrás de uno de los pequeños
delincuentes, a punto de atraparlo, con lo cual se valida la
intención del reportaje de legitimar la vigilancia policiaca

4(1
En palabras de BARTHES, 1986, pp. 40-41: "observado por el objeti-
vo todo cambia: me constituyo en el acto de posar, me fabrico instantá-
neamente otro cuerpo, me transformo por adelantado en imagen".
296 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

sobre la urbe, única garantía de sostener el orden ante los


embates de la criminalidad.
La fotografía ocupa un lugar muy destacado, que la dife-
rencia del papel que representó en etapas anteriores. A
partir de ahora ya no pretende reflejar la realidad de una
manera exacta, sino proporcionar escenarios de represen-
tación, como ocurría en los cortos cinematográficos de la
época. A medio camino entre el documental y la obra de
ficción, este tipo de reportajes representa de una manera
bastante clara un momento de transición en el uso del
fotoperiodtsmo, que hasta ese momento se había limitado
a un uso tradicional de la imagen, según el cual ésta corro-
boraba la realidad de la manera más fidedigna.
La conclusión del reportaje es bastante clara y responde
al pensamiento liberal-positivista de la época: la necesidad
de crear un tribunal especial para menores infractores que
tomara en cuenta las características particulares de los in-
fantes: "pienso que tal vez sea preciso, absolutamente pre-
ciso, establecer tribunales donde se juzgue y se trate a los
pequeños delincuentes, no como se juzga y trata a los hom¬
4
bres avezados al crimen". '
La discusión sobre la pertinencia de un tribunal especial
para menores infractores en la capital estaba presente en los
espacios públicos, como la prensa, desde las postrimerías del
siglo pasado, pero no fue sino hasta finales de la década de
los años veinte del presente cuando cobró realidad. En este
sentido, como ya señalamos, la argumentación del reporta-
je y su reforzamiento mediante las imágenes fotográficas da
cuenta de la importancia de esta visión de las élites y secto-
res medios en torno al fenómeno de los niños de la calle.
En síntesis, podemos concluir que el discurso gráfico
que a c o m p a ñ ó a la llamada "nota roja" hacia principios de
este siglo formó parte del surgimiento de una nueva per-
cepción de la realidad, la cual se trazó desde las páginas del
naturalismo literario y los reportajes sociales, y continuó
con los grabados y las fotografías hasta desembocar en los
inicios del cinematógrafo. Dicha percepción formaba par-

41
El Mundo Ilustrado (7 j u n . 1908).
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 297

te de la ideología magnificadora del concepto de progreso


que p e r m e ó , en forma particularmente importante, a las
sociedades occidentales durante la segunda mitad del siglo
X I X , pero al mismo tiempo puso las bases para su cuestio-
namiento y casual superación, al evidenciarse poco a poco
que la pretensión de verosimilitud no constituía la esencia
ni la finalidad de la imagen. Esto es lo que ha quedado evi-
denciado en los últimos reportajes fotográficos que hemos
analizado, en los que, como intentamos mostrar, las imá-
genes fueron utilizadas no solamente como soportes de
objetividad, sino como elementos de representación.

LAS PUBLICACIONES EDUCATIVAS I L U S T R A D A S


Y EL MODELO CÍVICO INFANTIL

Como es sabido, la educación representó una de las herra-


mientas básicas con la que los grupos dirigentes imagina-
ron resolver todos los problemas del país a lo largo del siglo
X I X , llegándola a concebir como una especie de "panacea"
social. Lejos de apartarse de esta postura, los pedagogos e
ideólogos del porfiriato continuaron con la ilusión de uni-
ficar al país por medio de la educación, con la diferencia
notable que ya se ha señalado, esto es, que en esta ocasión
se presentaban condiciones más idóneas para la realización
de tales proyectos. Si bien es cierto que el régimen fracasó
rotundamente en su intento de lograr algunas metas bási¬
cas, como la disminución del analfabetismo, factor real que
impedía la realización de cualquier provecto racional de
modernización « lo que nos interesa resaltar aquí es su
notable capacidad para construir los lincamientos ideoló-
gicos del sistema educativo moderno los cuales fueron
retomados a lo largo de este siglo por los distintos regíme-
nes posrevolucionarios,«

4 2
STAPLES, 1 9 8 1 .
4 3
El promedio general de analfabetismo se mantuvo en 8 5 % a lo lar-
go de todo el porfiriato. BAZANT, 1 9 9 3 .
4 4
VÁZQUEZ, 1 9 7 0 .
298 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

En este sentido, una de las tareas prioritarias que se pro-


p o n í a el régimen era el reforzamiento de una moral cívica
como instrumento básico en la búsqueda de una unifor-
midad, objetivo que se evidenciaba mediante la realización
de medidas concretas, como la celebración del Primero y
Segundo Congresos Nacionales de Instrucción, en los años
1889-1890 y 1890-1891, los cuales marcaron una nueva épo-
ca en la historia política educativa del país, en la medida en
que trazaron directrices claras para el establecimiento de
instrucciones moral y cívica:

[ . . . ] la p r e o c u p a c i ó n f u n d a m e n t a l d e l Congreso fue trabajar


para l o g r a r la u n i f o r m i d a d de la e n s e ñ a n z a en t o d a la R e p ú -
blica, p a r a l o g r a r que la f o r m a c i ó n que r e c i b i e r a n todos los
m e x i c a n o s fuera e x a c t a m e n t e igual para que se p u d i e r a n for-
mar c i u d a d a n o s c u m p l i d o s y que r e s p o n d i e r a n a los mismos
15
ideales.

La enseñanza de la historia ocupaba un lugar estratégi-


co dentro de la formulación de estos planes. A principios
de la década de los noventa, la reflexión sobre la historia
patria había alcanzado un alto grado de desarrollo. Una
muestra clara de ello lo constituye la obra magna, México a
través de los siglos, coordinada por el Maestro Vicente Riva-
palacio en 1889, primera gran síntesis historiográfíca que
recorría en un sentido lineal la historia del país emplean-
do la idea de una nación embrionaria que se habría ido
mestando poco a poco desde los primeros asentamientos
prehispánicos hasta su consolidación con la victoria liberal
juarista y su prolongación porfiriana.
Esta obra, que representaba el punto de vista del libera-
lismo triunfante en transición al positivismo "científico"
con pretensiones de neutralidad, introdujo cambios impor-
tantes que reflejaban la nueva situación política del país, al
mismo tiempo que p e r m e ò debates y discusiones posterio-
res sobre estos temas. Entre otros logros, superó la con-
16
cepción criolla que veía con desdén el pasado indígena y

4 5
VÁZQUEZ, 1 9 7 0 , p. 9 7 .
4FI
MORA, 1 9 8 6 ; ALAMÁN, 1 9 8 5 .
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 299

p o n d e r ó el pasado colonial con una visión más equilibra-


da, pero muy particularmente, legitimó la épica de inde-
pendencia como el episodio fundador de la nación, con la
figura del cura Hidalgo como protagonista principal."
48
Como señala Koselleck, cada sociedad establece una
relación particular con el tiempo, definiéndolo a partir de
las contradicciones de su presente. En este sentido, la
memoria moderna, surgida de la construcción de los Esta-
dos-nación, ha inventado su propio pasado, seleccionando
sucesos y personales que considera dignos de conmemo¬
ración. En el caso mexicano, el régimen porfirista asumió
esta voluntad de reordenación y uülización del pasado con
funciones cívicas muy evidentes:

E n la é p o c a p o r í i r i a n a , la h i s t o r i a n o es s ó l o u n i n s t r u m e n t o
de p o d e r y de c o n s t r u c c i ó n de l a n a c i ó n , sino t a m b i é n la con-
ciencia h i s t ó r i c a , o de la h i s t o r i a , influye g l o b a l m e n t e e n la
m a n e r a de pensar. Es el m o d o de la c o n c i e n c i a p o r excelen-
cia [ . . . ] D e n t r o de este p e n s a m i e n t o d o m i n a d o p o r la histo-
ria, las c o n m e m o r a c i o n e s y manifestaciones de i d e n t i d a d
e s t á n animadas p o r u n a t e n s i ó n p e r m a n e n t e entre los deseos
de utilizar el pasado y la a s p i r a c i ó n de ser m o d e r n o s y colocar
a M é x i c o en el d i a p a s ó n d e l p r o g r e s o universal.
E l pasado, e n efecto, s u m i n i s t r a el m a t e r i a l para forjar el
p a t r i o t i s m o d e los ciudadanos [ . . . ] Dos p r o c e d i m i e n t o s his-

4 7
Todavía en la d é c a d a de los noventa, Justo Sierra r e m a c h ó este
asunto y a p u n t a l ó la paternidad de la nación a la cuenta de Hidalgo, en
u n duelo con los hispanistas que reivindicaban a Cortés: "Cortés fue,
como la personalidad capital de la Conquista, el fundador de la nacio-
nalidad; Hidalgo, como la personalidad capital de la Independencia, es
el Padre de la patria [... ] por eso admiraremos siempre al primero, pero
amaremos eternamante al segundo; a éste es a quien nos liga —lo sien-
te el pueblo mexicano en el fondo de su alma— el deber filial. Hidalgo
es el padre de la patria". SIERRA, 1984, p. 194.
4 8
"Ya hay que poner en duda la singularidad de un único tiempo his-
tórico, que se ha de diferenciar del tiempo natural mensurable. Pues el
tiempo histórico, si es que el concepto tiene un sentido propio, está
vinculado a unidades políticas y sociales de acción, a hombres concre-
tos que actúan y sufren, a sus instituciones y organizaciones". KOSEI.LECK,
1993, p. 14.
300 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

t o n o g r á f i c o s h a n p e r m i t i d o esta u t i l i z a c i ó n d e l pasado: la c o n -
v e r s i ó n de d e t e r m i n a d o s personajes h i s t ó r i c o s e n h é r o e s (tam-
b i é n e n la m e m o r i a sobreviven s ó l o los m á s aptos) y la
e l a b o r a c i ó n de la h i s t o r i a patria para los a l u m n o s de primarias
9
y secundarias.'

La idea de la historia como referencia estratégica para la


5
educación nacional de los distintos sectores » y la reflexión
sobre el papel del maestro como forjador de futuros ciu-
dadanos constituyen verdaderos puntos programáticos en
la obra de los pedagogos más influyentes del régimen
1
durante la década de los noventa. ' Es el caso de Justo Sie-
rra, sin duda el ideólogo educativo más importante del por-
firiato, que dedicaba su texto Elementos de historia patria a sus
hijos de la siguiente manera: "El amor a la patria com-
prende todos los amores humanos. Ese amor se siente pri-
mero y se explica luego. Este libro dedicado en vosotros a
52
todos los niños mexicanos, contiene esa explicación".

4 9
LEMPÉRIÉRE, 1 9 9 5 , pp. 3 2 1 - 3 2 2 .
5,1
Los católicos se adaptaron en términos generales al catecismo cívi-
co, aceptando para finales del siglo la paternidad de Hidalgo, y si bien
siguieron insistiendo en adoptar una visión conservadora de la historia,
su oposición f rontal más importante se registró en el campo de la llamada
"cuestión social". Influidos por la Encíclica Rerum Novarum, en la déca-
da de los noventa, los llamados "católicos sociales" percibían al liberalismo
individualista como la fuente de todos los males. Para uno de sus líderes
más importantes, la lucha por la patria pasaba por la defensa de la escuela
católica: "El agio devorando a los Estados [ . . . ] el capital avariento devo-
rando a los miserables [ . . . ] la familia convertida en carga insoportable
[...] la opulencia escandalizando y provocando al pauperismo [ . . . ] Este
r á p i d o análisis del medio social presente, pone de manifiesto la urgen-
cia insuperable de la instrucción cristiana de la niñez, es decir, la urgencia
insuperable de la escuela católica, único centro en que es posible esa en-
señanza amplia y eficazmente impartida". SÁNCHEZ SANTOS, 1945, p. 4 7 .
5 1
" [ . . . ] por medio de estos ejemplos se despertará desde luego en los
niños el amor por lo bueno, lo noble y lo bello, y el odio o la aversión a
lo malo. N o basta, sin embargo, despertar estos sentimientos, es ne-
cesario que en seguida este entusiasmo por los héroes de la patria se
convierta en voliciones y actos, esto lo consigue el buen maestro fácil-
mente, valiéndose del instinto de imitación que es tan fuerte en los
n i ñ o s . " RÉBSAMEN, 1 9 8 5 , p. 9 8 .
5 2
SIERRA, 1 9 8 4 , p. 2 9 1 .
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE El. PORFIRIATO 301

La idea se repite en los promotores directos de la edu-


cación, como el profesor normalista Celso Pineda, autor de
un sugerente texto que ameritó varias reediciones a prin-
cipios de siglo: El niño ciudadano. Lecciones de instrucción cí-
vica^ en el cual insistía a sus alumnos sobre la necesidad de
54
"amar a nuestra patria que es nuestra madre" y desarrollaba
un esbozo de historia patria que se ajustaba en su esquema
general a los lineamientos de la obra de Rivapalacio
La implantación de una moral cívica formó parte de un
largo y penoso proceso de construcción histórica, que pa-
55
saba por un proyecto de individualización. En esa medida,
"pensar" a los ciudadanos en el siglo X I X pasaba por un pro-
ceso de diferenciación de la infancia como la etapa clav¿ pa-
ra cimentar y construir los nuevos valores. Uno de los ins-
trumentos m á s importantes por donde pasaba esta
depuración y especialización del periodo de la niñez como
el lugar privilegiado para la formación de esta moral lo cons¬
tituyeron las publicaciones educativas ilustradas, diseñadas
para un público infantil y para los padres de familia y los
maestros, encargados de guiar a los infantes por los nuevos
senderos cívicos que requería la nación.
56
Estas publicaciones, dirigidas a sectores urbanos de las
clases media y alta, con acceso al sistema escolarizado, que
utilizaron las imágenes fotográficas como el vehículo más
i d ó n e o para la expresión de sus planteamientos, formaban
parte de la política educativa del régimen:

Para los liberales d e l P o r f i r i a t o y especialmente para los "cien-


tíficos" la e d u c a c i ó n c o n s t i t u í a la m e j o r m a n e r a de r e d i m i r al
p u e b l o m e x i c a n o . A t r a v é s de las letras, d e l alfabeto, se c o n -
q u i s t a r í a n mejores niveles de vida y e l p a í s l l e g a r í a a civilizar-
se [ . . . ] Los n i ñ o s t u v i e r o n a su alcance publicaciones diversas,
las cuales l l e n a r o n las necesidades de e d u c a c i ó n extraescolar

5 3
PINEDA, 1 9 0 6 .
5 4
PINEDA, 1 9 0 6 , p. 7.
5 5
ESCALANTE, 1 9 9 2 .
5 6
La Enseñanza Normal, 1904-1910; La Educación Contemporánea, 1904¬
1910; La Enseñanza Objetiva, 1890-1891; La Familia, 1890-1891; El Niño
Mexicano, 1895-1896, v El Mundo Ilustrado, 1894-1914.
302 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

y t a m b i é n el e n t r e t e n i m i e n t o de t i p o c u l t u r a l . L a e v o l u c i ó n de
los p e q u e ñ o s genios, c o m o M o z a r t , los cuentos infantiles, las
canciones y los juegos, las rondas, los consejos se v e r t í a n e n
p á g i n a s ornadas de grabados y dibujos. A buscar e l i n t e r l o c u -
tor de e d a d t e m p r a n a estuvieron dedicados 5 p e r i ó d i c o s e n la
5 7
capital [ . . . ]
Las p u b l i c a c i o n e s p e r i ó d i c a s dedicadas a los n i ñ o s f u e r o n
u n c o m p l e m e n t o de la e n s e ñ a n z a escolar. Las revistas y los
p e r i ó d i c o s destinados a la i n f a n c i a p r o p o r c i o n a b a n recrea-
c i ó n f o r m a t i v a , c o n el p r o p ó s i t o de i m b u i r en los m e n o r e s el
a m o r a la p a t r i a y la d e d i c a c i ó n al estudio y al trabajo. Dichas
p u b l i c a c i o n e s estuvieron casi siempre bajo la d i r e c c i ó n de
58
educadores.

El rasgo institucional que vinculaba estas publicaciones


con el aparato educativo del régimen estuvo presente en
casi todas ellas. La Educación Contemporánea, se asumía
como "órgano de la Sección de Instrucción y Beneficencia
Públicas" y su director era el profesor Miguel Díaz, presi-
dente de una sociedad pedagógica integrada por maestros
de las escuelas oficiales En uno de sus primeros números,
la revista planteaba claramente sus objetivos a los lectores:

L a e d u c a c i ó n m o d e r n a tiene p o r fin desarrollar de u n a m a n e r a


g r a d u a l , progresiva y s i m u l t á n e a el ser físico, i n t e l e c t u a l y m o -
r a l d e l n i ñ o [ . . . ] E l maestro, e n c a r g a d o de tan n o b l e ministe-
r i o y q u e a n h e l a la r e a l i z a c i ó n de ese ideal, debe poseer u n as-
59
c e n d e n t e sobre sus educandos, t a n t o m o r a l c o m o i n t e l e c t u a l .

La Enseñanza Normal, por su parte, estaba dirigida por


el maestro Alberto Correa, y en su portada señalaba que
su consejo de redacción estaba integrado por maestros
de escuelas normales de la ciudad de México. El director
explicaba en el primer n ú m e r o del periódico, publicado
significativamente el 15 de septiembre, cuáles eran sus
expectativas:

5 7
TOUSSAINT, 1984, pp. 42-43.
5 8
LOMBARDO y CAMARILLA, 1984, p. 3.
5 9 9
LaEducación Contemporánea ( l die. 1904), p. 19.
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 303

L a a c c i ó n d e l p r o f e s o r a d o de L a E n s e ñ a n z a N o r m a l e n la re-
d a c c i ó n de este p e r i ó d i c o , que obedece a u n p l a n m e d i t a d o ,
fijo y u n i f o r m e , forzosamen te va a d e t e r m i n a r las relaciones es-
trechas e n t r e todos y a despertar s e n t i m i e n t o s de s o l i d a r i d a d
[ . . . ] L a R e p ú b l i c a necesita u n e j é r c i t o de maestros y n o con-
tamos sino c o n u n a c e n t é s i m a parte de ellos c o n v e n i e n t e m e n t e
preparados. Para reclutarlos, precisa hacer u n l l a m a m i e n t o a
todos los factores de la grandeza n a c i o n a l . Precisa q u e alrede-
d o r de la b a n d e r a de la" escuela se a g r u p e n los q u e a m a n a la
Patria, pues ya es p e r f e c t a m e n t e sabido q u e la e d u c a c i ó n está
í n t i m a m e n t e ligada a su p o r v e n i r , que c o n ella se r e l a c i o n a n
los p r o b l e m a s p o l í t i c o s , sociales v e c o n ó m i c o s , y q u e n o pue-
d e n resolverlos satisfactoriamente los p u e b l o s que h a n olvida-
d o alistarse c o n las armas nuevas p a r a e n t r a r e n la batalla de la
60
ciencia y de progreso q u e agita a todas las n a c i o n e s .

Uno de los ejes didácticos más importantes de estas


publicaciones consistió en la realización de concursos cívi-
cos en los que se pedía la colaboración infantil por medio
de composiciones sobre temas de la historia patria. Al res-
pecto, la portada del primer n ú m e r o de El Niño Mexicano
está cargada de significados (apareció el 15 de septiembre)
y se encuentra dividida en dos partes: la superior o cabe-
zal y la inferior o cuerpo, cada una con imágenes signifi-
cativas. Ocupa la parte central de la sección inferior un
grabado que representa al Padre de la Patria, Miguel Hidal-
go, quien luce ya como el anciano bondadoso reivindicado
por Justo Sierra y porta un estandarte de la virgen de Gua-
dalupe. A su vez, el cabezal está dividido en dos partes A la
izquierda, el estereotipo de un niño estudioso, sentado en
su pupitre en el salón de clase; a la derecha, unos niños jue-
gan tal vez durante el recreo, tomados de las manos en uno
de tantos jueeos infantiles de la época. A l centro un sol
radiante ilumina una escuela, cuya arquitectura' semeja
la estructura del castillo de Chapultepec y en cuyo j a r d í n
juegan los niños mencionados. Toda la ornamentación
vegetal aue llena el cuadro sugiere riaueza abundancia
prosperidad y exuberancia. El centro del círculo solar es

La Enseñanza Normal (15 sep. 1904), pp. 2-3.


304 ALBERTO DEL CASTILLO 1RONCOSO

ocupado por la estatua de C u a u h t é m o c , el último tlatoani


azteca, vestido como si fuera un emperador romano. Sin-
tomáticamente, esta portada del primer n ú m e r o de la
publicación marcará un punto de referencia cívico obliga-
do para los ejemplares subsiguientes (ilustración 5).
El Niño Mexicano organizó un concurso con el tema de
"La conquista", ofreciendo como primer premio un mapa
geográfico de la invasión estadounidense de 1847, un ál-
bum "histórico-geográfico" con un fotograbado del castillo
de Chapultepec y su "hermoso bosque secular,- testigo de
las grandes glorias y de las grandes catástrofes del pSeblo
mexicano", así como la publicación de la fotografía y los
datos biográficos de los niños ganadores.'- Julio Dávila y
Micaela Amador obtuvieron el primero y segundo lugares"
respectivamente. Sus composiciones se inscribían dentro
del esquema historiográfico oficialista dominante a finales
del sielo pasado eme recuperaba linealmente al pasado
prehispánico como el germen del futuro Estado-nación del
sielo X I X v de esta manera ambos destacaban los aspectos
positivos'de los líderes indígenas que lucharon contra el
invasor español como Xicoténcatl que "no quiso servir al
lado de los invasores de la patria",-o Cuitláhuac, "héroe
64
que amaba a su patria hasta el extremo".
Las fotografías de cada uno fueron publicadas junto a
sus pequeñas biografías, en las que se destacaba su lugar de

La imagen del "bosque secular" del castillo de Chapultepec no es


gratuita. Por el contrario, está cargada de simbolismos: "Desde tiempos
inmemoriales, y en muchas civilizaciones, el bosque ha sido considera-
do como un lugar sagrado. El de Chapultepec así lo era y además se cre-
ía que era una de las entradas a la región de la vida eterna. Las leyendas
sobre sucesos sobrenaturales ocurridos ahí sobreviven hasta nuestros
días [ . . . ] El bosque, por su misterio, por los espíritus que en él habitan,
es el lugar i d ó n e o para una c o n m e m o r a c i ó n fúnebre como ésta. Pero
también lo es para señalar un renacimiento, pues el bosque renace cada
primavera, como cada 13 de septiembre renace el amor a !a patria y la
esperanza de vivir en un país más justo". PIASFNCIA, 1995, pp. 244-247.
,i2
El Niño Mexicano (3 nov. 1895).
6 3
El Niño Mexicano (19 ene. 1896), p. 4.
6 4
El Niño Mexicano (5 ene. 1896), p. 4.
REPRESEN ! ACIONES DE IA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 305

I l u s t r a c i ó n 5. El niño mexicano. P o r t a d a (15 sep. 1895).


306 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

nacimiento, su escuela de procedencia y, por supuesto, su


66
interés por la materia de historia:
La fotografía del n i ñ o Julio Dávila, ganador del concur-
so, resulta digna de análisis (ilustración 6). Se trata de u n
retrato de estudio en el que la figura del p e q u e ñ o parece
insertarse en el contexto de una representación teatral,
posando de frente y de pie, serio y solemne con su traie,
cargando una p e q u e ñ a guitarra con su brazo derecho,
entre una columna y una gran cruz de madera. El asunto
presenta un cierto grado de complejidad, en la medida en
que tenemos una imagen que corresponde originalmente
a un g é n e r o específico y determinado, el cual presenta su
propio código de valores, como es la llamada "tarjeta de
66
visita", inserto en medio con una cobertura más amplia y

.. r r , - # . r r if x

I l u s t r a c i ó n 6. N i ñ o J u l i o R. Dávila. El niño mexicano (19 ene. 1896).

6 3
El Niño Mexicano (29 dic. 1895) (5, 12 y 19 ene. 1896).
6 6
U n interesante estudio sobre el surgimiento del g é n e r o de las tar-
jetas de visita y su circulación en la ciudad de México durante la según-
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 307

que posee fines distintos, como es el caso de la prensa o de


las publicaciones educativas. De esta manera, lo que en las
tarjetas pertenecía exclusivamente al ámbito de lo privado,
o en todo caso se reducía a la b ú s q u e d a de un reconoci-
miento estrictamente familiar, en la revista pasa por una
exposición de carácter público, en el que este reconoci-
miento se pliega a la realización de un objetivo político más
amplio, como es la difusión simbólica de los valores patrios,
la cual busca como destinataria a una porción más amplia
de la población infantil: "No es el prurito de halagar la
vanidad de los niños suscriptores, sino el vivo deseo de
estimularlos al estudio y al trabajo, lo que nos mueve a
publicar los retratos de aquellos de nuestros abonados que
por algún motivo se hacen acreedores a esta distinción" -
En cuanto a los concursos cívicos mencionados, resaltan
varios elementos importantes- si en 1878 el Reglamento pa-
ra las Escuelas Primarias y Secundarias de Niñas, señalaba
la ausencia de preocupación por parte del Estado respecto
de la impartición de las materias de historia e instrucción
68
cívica al sector f e m e n i l en un lapso de dos décadas las
cosas habían cambiado 'sustancialmente, como lo muestra
la premiación de la o e o u e ñ a Micaela Por otro lado no
deja de ser significativa la alusión al castillo de Chapultépec
v el mana de la invasión estadounidense- refleian la herida
t o d a v í a n o Z ^ ^ p ^ S h ^ ^ ^ M ^ m ^ o ^
antes lo mismo m í e la voluntad de reconstruirlos v rein-
terp^
enudo no es c ^ u a l que la fiíura^mñica de Tos niños hé-
roes ^ f o r j a r a en este periodo-

Cabe subrayar [ . . . ] q u e e l c u l t o de los n i ñ o s h é r o e s se g e s t ó


sin l u g a r a dudas d u r a n t e e l p o r f i r i a t o [ . . . ] el r e c u e r d o de los

da mitad del siglo pasado puede consultarse en MASSÉ [en prensa]. Otro
texto sugerente es el de DELGADO, 1998, en el que la autora analiza la uti-
lización de algunas de estas tarjetas en el Registro de Mujeres Públicas ela-
borado durante el imperio de Maximiliano, lo cual imprimía a estas
fotografías un sentido muy distinto al de su intención original.
6 7
El Niño Mexicano (19 ene. 1896).
6 8
DUBIÁN y LOZANO, 1876, vol. xm, pp. 471-472.
308 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

n i ñ o s h é r o e s fue l e n t a m e n t e trascendiendo d e l estrecho á m b i -


to de la a s o c i a c i ó n — c u y o fin p r i n c i p a l era d e m o s t r a r q u e el
C o l e g i o M i l i t a r representaba lo m e j o r q u e t e n í a el p a í s y d e l
cual é s t e d e b í a e n o r g u l l e c e r s e - al c í r c u l o m á s a m p l i o de las
a u t o r i d a d e s educativas federales, q u e v i e r o n e n este c u l t o u n
e j e m p l o p a r a d i g m á t i c o : la m e j o r i n t r o d u c c i ó n a la e d u c a c i ó n
6 9
cívica de la n i ñ e z y de la j u v e n t u d .

La construcción del mito de los niños héroes refleja,


como quizá ningún otro ejemplo, la voluntad cívica del
régimen de Díaz de estimular los valores patrios en la niñez
mexicana como parte del gradual aprendizaje de las nue-
vas reglas y lincamientos de los ciudadanos en ciernes.™
La publicación de las fotografías recuerda los concursos
de niños, organizados en la misma década por los "maga¬
zines" ilustrados - que reforzaban la identidad de la infan-
cia por medio de las imágenes, sólo que ahora éstas se
asociaban al mérito académico como una forma de distin-
ción, lo cual terminaba por exacerbar este importante pro-
ceso de individualización. Evidentemente, la publicación
de las pequeñas notas biográficas contribuía a apuntalar
6 9
PLASKNCIA, 1995, pp. 255-256.
7 0
Como parte de este proceso, a principios de siglo proliferò toda
una literatura infantil de cuentos cívicos. En el momento más intenso de
este proceso, el 25 de septiembre de 1910, El Mundo Ilustrado publicó
"Un n i ñ o mártir", la historia trágica de José María de la Cruz, un indí-
gena de doce años que apoyaba la independencia, capturado por Anto-
nio Larragasti, un coronel realista "déspota y sanguinario", que lo
c o n d e n ó a muerte sin mayor trámite, con el resultado de que el n i ñ o fue
fusilado durante cuatro veces seguidas por la mala p u n t e r í a y el deplo-
rable estado de las armas de los miembros del pelotón, dando lugar,
naturalmente, a una horrible agonía de 15 minutos en los que el pobre
J o s é María se revolcó sobre su propia sangre, sufriendo tormentos inau-
ditos. El relato iba a c o m p a ñ a d o de fotorreportajes tan significativos
como el del solemne recibimiento del uniforme del general Morelos,
que el gobierno español había decidido regresar a México en gesto de
amistad, o el depósito de la urna con los restos de los héroes en e) Ángel
de la Independencia. La visión oficial porfiriana manejaba así una doble
perspectiva maniquea respecto a la cuestión indígena': condenarlos si su
participación había ocurrido en conflictos recientes, e idealizarlos, si se
trataba de recuperar un pasado glorioso, como lo era evidentemente la
gesta de independencia.
71
El Mundo Ilustrado (1895).
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 309

dicho proceso. El resultado es muy sintomático en la medi-


da en que el sujeto biografiado sólo contaba con diez años
y su vida era narrada en función exclusiva de su paso por
el aparato escolar como instancia socializadora:

J u l i o Rafael Dávila n a c i ó e n Puebla el 23 de e n e r o de 1885,


h i j o de D a n i e l Dávila y C a r m e n T a g l e de Dávila. A los cuatro
a ñ o s c o m e n z ó a c o n o c e r las letras p o r m e d i o d e l sistema obje-
tivo; desde entonces hasta la fecha h a cursado progresivamen-
te las materias pertenecientes a l a e n s e ñ a n z a p r e p a r a t o r i a ,
manifestando u n a p r e d i l e c c i ó n m u y m a r c a d a p o r las clases de

" ^ ^ ^ • ^ ^ ^ ^ ^ ^

Las reseñas y reportajes gráficos de visitas a los museos,


en particular al Nacional, ocuparon un lugar importante
dentro de los intereses y preocupaciones de las publicacio-
nes educativas ilustradas, que mostraban así su voluntad de
acercar a la población infantil a la difusión de los valores
patrios. El vínculo es altamente significativo, en la medida
en que dicho museo se convirtió en uno de los instrumen-
tos predilectos del régimen en su labor forjadora de una
conciencia histórica que legitimara el presente, transfor-
mando objetos antes considerados como "idolátricos" en
símbolos de culto cívico, y exhibiéndolos junto a escenas,
personajes y acontecimientos del siglo X I X que la memoriá
del poder porfiriano había ido seleccionando:

Se p u e d e a f i r m a r que a fines d e l siglo x,x, e l M u s e o N a c i o n a l


era algo m á s c o n c r e t o q u e u n s u e ñ o p a t r i ó t i c o . N o era ya el
d e p c l o de ™ . p e d i , u™d«
re 5» c o l e n d a . f U .
c o m e n z a d o a desarrollar u n m o d o de r e p r e s e n t a c i ó n de "lo
p r o p i o " y a convertirse e n u n a i n s t i t u c i ó n a c a d é m i c a de rele-
vancia [ . . . ] E l Museo N a c i o n a l c o n t r i b u y ó c o n eficacia a u n
d o b l e proceso i d e o l ó g i c o : al de la s a c r a l i z a c i ó n secular de l a
h i s t o r i a p a t r i a y, sobre t o d o , al de la r e f u n d a c i ó n de l a i d e n t i -
d a d n a c i o n a l a p a r t i r de la r e c u p e r a c i ó n d e l pasado prehis-
73
p á n i c o j u n t o c o n la "guerra de i n d e p e n d e n c i a " .

7
- El Niño Mexicano ( 1 9 ene. 1 8 9 6 ) , p. 4 .
7 3
MORALES, 1 9 9 4 , pp. 3 9 - 4 1 .
310 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

En este tono concluía una de las visitas típicas de esco-


lares al Museo, realizada en los últimos años del porfiriato:
" [ . . . ] con la revista de este salón terminamos nuestra inte-
resante visita, que dejó en nuestros corazones, con carac¬
teres indelebles, el recuerdo histórico de nuestros gloriosos
antecesores y el orgullo de ser sucesores de aquellos nobles
y valientes guerreros".-
Con todo, resulta importante destacar que la labor del Mu-
seo trascendía el ámbito de lo patriótico y abarcaba una es-
fera didáctica moral más amplia, legitimadora de las nuevas
costumbres urbanas, lo que enriquece su estudio como ins-
75
tancia formadora de una nueva cultura por aquellos años.
A partir de 1904, la Dirección de Enseñanza o r d e n ó que
la víspera de cada fiesta cívica se organizaran actos escola-
res en los que se explicara a los niños los detalles y porme-
nores de los actos que se estaban celebrando. La nueva
moral cívica debía ir más allá de la simple efeméride para
estimular la solidaridad y la unión entre todos los niños del
país. En 1907, un fuerte terremoto que afectó el sur del país
brindó la ocasión propicia para probar estas ideas. Con mo-
tivo de la celebración de la victoria sobre el ejército francés
ocurrida el 5 de mayo de 1862, y en el marco de una gran
fiesta cívica realizada en una Escuela Práctica anexa a la Nor-
mal el n i ñ o losé Pichardo de sexto año de primaria pro-
n u n c i ó el siguiente discurso:

S i e m p r e es h e r m o s o y s u b l i m e el canto que en h o n o r de la pa-


t r i a se desgrana de nuestras gargantas, p e r o hay algo de gran-
d i o s i d a d , m u c h o de poesía," c u a n d o ese h i m n o b r o t a de las
azules almas de los n i ñ o s [ . . . ] Felices nosotros q u e p o d e m o s
ayudar a nuestros c o m p a t r i o t a s d e l sur, a aquellos h e r m a n o s ,
descendientes de u n a raza de h é r o e s que l u c h a r o n p o r darnos

74
La Enseñanza Normal (8 jun. 1907), p. 62.
7 5
" [ . . . ] el Museo quedaba convertido no sólo en un divulgador, sino
t a m b i é n en un espacio que legitima una nueva ética de las costumbres
urbanas: la circulación razonada, el silencio, la prohibición de escupir
y fumar, la visita en familia y la instrucción de la conducta pública por
encima de la privada. Los hábitos de urbanidad forman parte de las salas
de exposición." MOIUI.ES, 1993, p. 53.
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL POREIR1ATO 311

libertad, a ellos debemos que hoy seamos libres y justo es que


76
sintamos el infortunio de sus hijos.

En este contexto, la Sociedad Infantil Científica y de


Ahorros "Enrique C. Rébsamen" se dio a la tarea de recau-
dar 75 pesos y los entregó a los niños de Chilpancingo, víc-
timas de la reciente catástrofe. Durante la ceremonia ritual
cargado de símbolos, se apreciaba claramente el trasfondo
religioso que subyacía detrás de los valores patrios exalta-
dos por el nacionalismo porfiriano. De esta manera, la cari-
dad religiosa aparecía secularizada, los valores patrióticos
representaban la nueva moral y la música sacra era susti-
tuida por el himno nacional: "La caridad de aquellos niños
fue saludada con aplausos, mientras las notas del himno
nacional semejaban la voz de la patria, que con acento deli-
rante arrebatador leía esa página de nuestra historia que
77
se llama Cinco de Mayo".
La apoteosis de las fiestas cívicas se presentó en septiem-
bre de 1910, con la celebración del centenario de la inde-
pendencia, sin duda la fecha y el momento más adecuados
para evaluar el impacto de toda la simbología patria en el
imaginario colectivo. La pretensión oficial tenía una carga
política evidente: se trataba de mostrar a los mexicanos, pe-
ro sobre todo a los extranjeros, el ingreso del país a la ci-
vilización y la modernidad, después de tres décadas de or-
den y progreso bajo la dirección del general Díaz, aunque
para ello hubiese que borrar de la escena a algunos inde-
seables. Era el caso de los niños vagabundos, esos "lunares
del progreso" que acostumbraban deambu ar por las ca-
lles de la capital:

[...] es indudable que en una ciudad en fiesta y pletórica de


forasteros, entre los cuales habrá muchos extranjeros, la nota
más triste que se pueda dar es la mendicidad y la vagancia. El
señor Gobernador, teniendo en cuenta esta circunstancia, ha
ordenado que se empiece a recoger a todos los mendigos,

7 6
La Enseñanza Normal (22 mar. 1907), p. 42.
7 7
La Enseñanza Normal (22 mar. 1907), p. 43.
312 ALBERTO DEL CASTILLO TRONCOSO

que s e r á n alojados e n los asilos, c o n el o b j e t o de q u e para las


grandes fiestas de s e p t i e m b r e n o se les vea p o r las calles. I g u a l
r e c o m e n d a c i ó n h a h e c h o para atrapar a los vagos, n i ñ o s Espe-
c i a l m e n t e q u e n o t i e n e n h o g a r fijo, y c i r c u l a n p o r las calles de
7 8
la c i u d a d causando la c o n m i s e r a c i ó n de los t r a n s e ú n t e s [ . . . ]

En estos festejos, la memoria histórica porfiriana selec-


cionaba recuerdos y acontecimientos del pasado, ligándo-
los a sus pretensiones de modernidad. En el entrecruza-
miento de estos dos factores, el mensaje estaba claramente
destinado a los futuros ciudadanos:

L a e v o l u c i ó n d e l festejo de los d í a s 15 y 16 de septiembre refle-


j a b a el m i s m o deseo de m o d e r n i d a d . Cada c e l e b r a c i ó n a n u a l
era o c a s i ó n para i n t r o d u c i r a l g u n a n o v e d a d . L a e l e c t r i c i d a d
d e c u p l i c ó las posibilidades de i l u m i n a c i ó n festiva sobre el
Z ó c a l o [ . . . ] L o que m á s se f o m e n t ó fue la p a r t i c i p a c i ó n de los
a l u m n o s de escuelas e n la p r o c e s i ó n cívica d e l desfile de la tar-
de d e l 15 de septiembre y los festejos particulares e n su h o n o r
[ . . . ] se trataba, en u n m i s m o m o v i m i e n t o , de asociar a los
futuros c i u d a d a n o s c o n u n e x c e p c i o n a l ejercicio de la m e m o -
ria n a c i o n a l , y de c e l e b r a r e l r e c u e r d o de l a l i b e r t a d conquis-
tada y los esfuerzos d e l r é g i m e n p o r el progreso d e l saber y de
79
la c i e n c i a .

Las diversas publicaciones educativas dieron cuenta de


la intensa participación de los grupos de infantes escolares
811
en los principales festejos cívicos: la inauguración del mo-
numento a la independencia, la entrega del uniforme de

78
ElImparáal ( 6 j u l . 1910).
7 9
LEMPÉRIÉRE, 1995, pp. 329-330.
8 0
"En septiembre de 1910 la ciudad de México q u e d ó convertida en
un museo patriótico vivo'. Instalados en vistosos carros alegóricos estu-
vieron en la imaginación popular, C u a u h t é m o c v Cortés [ . . . ] El mes de
la Patria había comenzado el dos de septiembre con el traslado solem-
ne al Museo Nacional de la pila bautismal [ . . . ] El público cautivo de esta
procesión casi religiosa fueron los escolares, empleados públicos, maes-
tros y directores de numerosas escuelas. La nieta del 'Libertador', d o ñ a
Guadalupe Hidalgo, formó parte destacada del homenaje cívico [ . . . ] "
MORALES, 1994, p. 44.
REPRESENTACIONES DE LA NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 313

Morelos por parte del embajador de España, la llegada de la


pila bautismal de Hidalgo, los desfiles militares, los festiva-
les y tablas gimnásticas, etcétera.
Cuando la fiesta terminó, el país comenzó, casi sin dar-
se cuenta, una nueva etapa política que iba a alterar radi-
calmente la vida de la nación en sus diferentes órdenes.
Por lo que respecta a la lectura y los cuestionamientos en
torno a la niñez, éstos se incrementarían y diversificarían
notablemente en las siguientes décadas. Un primera mues-
tra de ello fue la celebración del Primer Congreso Nacio-
81
nal de la Infancia, que tuvo lugar en la ciudad de México
del 17 al 25 de septiembre de 1920.

CONSIDERACIONESKINAI.ES

Como sugiere Michelle Vovelle, "el campo abordable a par-


tir de las fuentes iconográficas, con esenciales modulaciones
según la época, el lugar y los medios sociales, constituye el
centro de las preocupaciones de la historia de las mentali-
82
dades". En su investigación, el historiador francés sugie-
re que el hecho de redescubrir la imagen como una fuente
que va más allá de la ilustración implica una verdadera
revolución en el campo de la historiografía.
La influencia que la imagen ha adquirido en todos los
ámbitos de la cultura, todavía no se refleja hoy día en los es-
tudios de investigación histórica como es debido. La mayor
parte de los trabajos sigue girando en torno a la docu-
mentación escrita, y lo iconográfico sirve, en el mejor de
los casos, como simple ilustración. Frente a este panorama
hay que señalar, sin embargo, una historiografía reciente
que se ocupa de la imagen en general y de la fotografía en

8 1
Las diferentes líneas temáticas que se discutieron durante el Con-
greso muestran de manera fehaciente la diversificación discursiva que se
h a b í a producido en torno a los problemas de la infancia para las pri-
meras décadas del siglo xx: Eugenia, Higiene, Pediatría, Legislación y
Pedagogía. A l respecto véase: Memoria del Primer congreso mexicano del
« n o México, 1 9 2 1
8 2
VOVELLE, 1 9 8 2 , p. 7 1 .
314 ALBERTO DEL CASTILLO T R O N C O S O

particular como fuentes de primer orden para abordar los


3
problemas históricos.»
En el presente artículo hemos intentado mostrar cómo
en las últimas décadas del siglo pasado y a principios del
presente, en los soportes nacidos para la escritura, como
la prensa y los "magazines", la imagen fotográfica irrumpió
con una gran fuerza, complementando a veces a la palabra
y en ocasiones desplazándola a funciones marginales,
como parte de un proceso histórico en el cual, para cien-
tos de miles de personas, el mundo ya no se evocaba úni-
camente a partir del texto, sino que aparecía representado
84
por medio de las imágenes.
En el contexto de la historia de la imagen, la aparición
de la fotografía marcaría entonces un momento central en
la transformación de ésta en un f e n ó m e n o socialmente
masivo. Con la fotografía se pretende ofrecer una repre-
sentación exacta y objetiva de la realidad, una prueba tes-
timonial en sí misma, a c o m p a ñ a d a del estatus y la aureola
de prestigio de la ciencia y el progreso en las sociedades
occidentales en la segunda mitad del siglo X I X . Por ello
puede señalarse entonces la existencia de una era pre y
posfotográfica - y es que, como expresa Gisèle Freund, la
utilización de a fotografía por medio de la prensa sustitu-
yó el "retrato individual" por una serie de "retratos colec-
tivos" abriendo para la humanidad perspectivas culturales
más amplias.-
Los inicios de este importante proceso coincidieron y se
vincularon en forma por demás estrecha, como ya se ha

8 3
No es éste el espacio adecuado para intentar un inventario, pero
sí vale la pena destacar algunas de las investigaciones recientes en el
campo de la historia de la fotografía para el caso de México: MEYER, 1978;
CASANOVA y DF.BROI.SE, 1 9 8 9 ; MONTELLANO, 1 9 9 4 ; PRIEGO y RODRÍGUEZ, 1 9 8 9 ;
RODRÍGUEZ, 1 9 9 0 ; MATABUENA, 1 9 9 1 ; ACULAR, 1 9 9 6 ; REVÉS, 1 9 9 4 , y MASSÉ [en
prensa].
8 4
Respecto a estas imágenes, hay que destacar que tanto la utilización
del grabado litográfico como la fotografía ofrecían amplias posibilidades
para el simbolismo y la metáfora.
85
I V I N S , 1 9 9 1 , p. 7 8 .
8 6
FREUND, 1 9 8 1 , p. 9 5 .
REPRESENTACIONES DE I A NIÑEZ DURANTE EL PORFIRIATO 315

manifestado y documentado, con un incremento cualitati-


vo en los intereses y preocupaciones del Estado en torno al
f e n ó m e n o de la infancia, particularmente visibles en los
campos de la educación y la pedagogía, la pediatría y la
higiene infantil.
En las páginas de este artículo se han esbozado dos lí-
neas de investigación que permitirían recuperar, analizar e
interpretar una rica y significativa documentación icono-
gráfica de carácter hemerográfico en relación con dos áreas
« m c r e t a s de la problemática de la niñez capitalina que
requirieron de la acción institucional del Estado porfiria-
no, las cuales fueron complementarias: el control y repre-
sión de la delincuencia infantil y la recuperación cívica de
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