Sesión 3 El Orden Social Emile Durkheim

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El orden social:

Emile Durkheim
Unidad 2

Apunte de cátedra

SOCIOLOGÍA (14)
Cátedra B: Lorenzi
Curso Intensivo de Invierno 2021
El orden social: Emile Durkheim Curso Intensivo de Invierno 2021

El orden social: Emile Durkheim

Introducción
El pensamiento sociológico se funda a partir de la crisis a nivel político, económico y social que trae aparejada la
Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Tal como se explicó en el apunte “La construcción de la
modernidad: nacimiento de la sociología”, las consecuencias del fin del viejo orden devienen en la Modernidad.
Dentro de este contexto de profunda transformación, los llamados clásicos de la sociología se comienzan a
interrogar ante el nuevo ordenamiento social, desde distintos abordajes epistemológicos, e intentan dar
respuestas a la configuración de lo social.

El andamiaje teórico de la sociología, permite la convivencia de diferentes enfoques y abordajes metodológicos


para explicar la realidad, así como también, se encuentra inmerso en un acto inacabado de conocimiento. Las
problemáticas planteadas por los clásicos de la sociología siguen teniendo preeminencia en la actualidad y sus
aportes son fundamentales para comprender el presente. En este apunte se realizará una introducción al
pensamiento de Durkheim, se desarrollará el concepto de solidaridad mecánica y solidaridad orgánica y una
explicación de los hechos sociales como objeto de estudio para la sociología, utilizando un ejemplo: el suicidio -
que Durkheim trabaja en su libro El suicidio -.

Emile Durkheim y el problema del orden


Emile Durkheim fue un sociólogo francés que vivió en tiempos de crisis y convulsiones sociales, por lo que su
pensamiento estuvo determinado por estas transformaciones y su objetivo fue la fundación de un nuevo orden
moral. Su idea no era volver al viejo orden, sino fundar las bases para la estabilidad en esta nueva etapa,
tomando el modelo de las ciencias naturales. Consideraba que, al igual que existen leyes naturales que explican
los fenómenos de la naturaleza, se debían descubrir leyes sociales que regulen el funcionamiento de lo social.
Entonces, su preocupación consistía en el restablecimiento del orden social, buscando las regularidades del
mundo social.

Durkheim estuvo influenciado por pensadores, tales como: Auguste Comte y Henri de Saint-Simon, que lo llevan
a desarrollar una sociología positiva, con carácter científico. El autor parte de un modelo epistemológico
organicista para realizar un análisis del mundo social, basado en las ciencias naturales que se encontraban en
auge en ese momento histórico. Esto implica pensar a la sociedad como análoga a un organismo, dándole a la
sociología un carácter científico y objetivo alejado de las prenociones y prejuicios sobre la realidad. La sociedad,
según este modelo, es comprendida como una realidad sui generis (que va más allá del todo, el todo es más que
la suma de las partes) compuesta por órganos diferentes que contribuyen a la conformación de un todo, que
tienen que estar equilibrados para garantizar la armonía, semejante al cuerpo humano que debe tener un
equilibrio entre sus partes. La sociedad es más que la suma de los individuos, al igual que el cuerpo humano se
encuentra compuesto por partes integradas, la sociedad es más que la suma de las partes y trasciende al
individuo.

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Solidaridad mecánica y solidaridad orgánica


Teniendo en cuenta el momento de crisis social en el que vivía Durkheim, propone para el análisis de la sociedad
dos modelos de organización social basados en el criterio de la solidaridad. En su libro, La División del Trabajo
Social, diferencia la solidaridad mecánica de la solidaridad orgánica.

En el modelo de organización social basado en el criterio de la solidaridad mecánica, distingue las pequeñas
comunidades o comunidades primitivas en donde hay un alto grado de integración social, los lazos de
parentesco son altamente cohesivos, la división del trabajo se encuentra en un estado incipiente, la propiedad
es comunitaria y tanto la religión como la tradición determinan los valores morales de la organización social.
Según Durkheim:

“Además, desde el momento en que esta solidaridad ejerce su acción, nuestra personalidad se desvanece,
podría decirse, por definición, pues ya no somos nosotros mismos, sino el ser colectivo.

Las moléculas sociales, que no serían coherentes más que de esta única manera, no podrán, pues, moverse con
unidad sino en la medida en que carecen de movimientos propios, como hacen las moléculas de los cuerpos
inorgánicos. Por eso proponemos llamar mecánica a esa especie de solidaridad (1994: 162-163)”.

En este tipo de sociedades el individuo se encuentra replegado, ensimismado en lo social, no es tal sino como
parte constitutiva de la comunidad y su libertad queda sujeta al bien social. En cambio, la solidaridad orgánica,
propia de las sociedades industriales, se basa fundamentalmente en la división social del trabajo. Cada órgano
de la sociedad debe cumplir su función para que luego en su conjunto la sociedad pueda funcionar. Por tanto, el
desarrollo de la especialización que trajo aparejada la división social del trabajo en todas las áreas es producto
de los cambios que implicó la modernidad con el impulso de la industrialización, la urbanización y los avances
tecnológicos. Los individuos en esta organización dependen mutuamente uno de otros, cada uno es parte del
todo a través de la especialización en la división de trabajo. A partir del desarrollo del capitalismo, predomina la
solidaridad orgánica y se basa fundamentalmente en prácticas de consenso. Las tradiciones, los lazos de
parentesco, los tipos de relación social característicos del medievo como lazo de unión entre los individuos, se
transforman, así como las características fundamentales de homogeneidad de las organizaciones sociales en la
solidaridad mecánica. Esto da paso a este nuevo tipo de sociedad basado en la solidaridad orgánica, en donde
prevalece la división del trabajo como forma de integración. La autonomía personal y el desarrollo de la
individualidad es constitutiva de este último tipo de solidaridad, por lo que la heterogeneidad entre los
individuos es una de sus características. Para Durkheim: “Es la división del trabajo la que llena cada vez más la
función que antes desempeñaba la conciencia común; ella es principalmente la que sostiene unidos los
agregados sociales de los tipos superiores” (1994:216).

El suicidio como hecho social


Al inicio de la era industrial, Durkheim da cuenta del desorden social, de la anomia en la que vivía la sociedad, la
angustia, la desesperación, la desorientación, la carencia del lazo social, la soledad y la desesperanza. En ese
momento histórico en que todo se transforma, en el cual aún no estaban sedimentadas las bases del nuevo
sistema capitalista analiza la falta de integración y de cohesión social. Durkheim vislumbra, de este modo, una
situación patológica de lo social en relación a su teoría biologicista. El autor estudia una serie de hechos sociales,

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tal como se explicita en la bibliografía, que condicionan a los individuos, que son externos a él y lo determinan,
como ser el suicidio.

A partir del análisis del suicidio, Durkheim explica sociológicamente una práctica considerada individual. Aplica la
metodología positivista desde una perspectiva científica, para estudiar lo social. Durkheim demuestra que la
sociología constituye un campo de estudio propio cuyo objeto de estudio son los hechos sociales y su finalidad
es analizar la sociedad. La práctica del suicidio a partir del sentido común, suele verse como un hecho personal,
íntimo, por tanto subjetivo, estudiado por la psicología y la filosofía. Durkheim demuestra que es posible
estudiarlo desde la sociología.

El autor pone de manifiesto, en su libro Las reglas del método sociológico, que los hechos sociales son
observables, externos al individuo, coercitivos y afectan a las prácticas sociales ya que se imponen a los
individuos, influyendo sobre ellos y favoreciendo, en este caso particular, la práctica del suicidio. Durkheim dice:

En efecto, si en lugar de no ver en ellos más que acontecimientos particulares, aislados, que deben ser
examinados por separado, consideramos el conjunto de los suicidios cometidos en una sociedad dada, durante
una unidad de tiempo determinada, comprobaremos que el total no es una simple suma de unidades
independientes ni una colección, sino que constituye por sí mismo un hecho nuevo y sui generis, con su propia
unidad e individualidad, es decir, con naturaleza propia, una naturaleza eminentemente social (2016: 15).

El suicidio, tiene la cualidad de ser observable y es posible construir tasas que lo miden a partir de un método
empírico como la estadística. Al tratar a los hechos sociales como cosas (que no pueden modificarse por la
voluntad ni conocerse por la intuición) se pueden estudiar los fenómenos sociales de manera objetiva al poder
cuantificarse.

Teniendo en cuenta el momento histórico en el que vivía Durkheim, donde todo se transformaba y la sociedad
se encontraba en crisis, él no estudia el suicidio en sí, sino el trastorno que se evidencia en la sociedad a través
de este fenómeno.

A finales del siglo XIX, había una gran cantidad de suicidios en Europa y esto deviene en una preocupación social
por lo que se comienza a estudiar el fenómeno. Durkheim comienza analizando los registros estadísticos y extrae
la tasa de suicidios. El pensador construye porcentajes y, a partir de la lectura de las razones y sus causas por las
cuales se inscribe el fallecimiento, tipifica cuatro tipos de suicidio. Los diferentes tipos de suicidio los clasifica
según el exceso o efecto patológico de la integración social.

El primer tipo que determina es el suicidio egoísta que se produce en sociedades donde no hay integración
social suficiente y las personas están solas. En este sentido, las condiciones sociales de crisis generan un
sentimiento de angustia que lleva a los individuos a suicidarse. En comparación a la vida en sociedades rurales,
el excesivo individualismo es característico del forjamiento de la modernidad. Durkheim nota que en sociedades
más individualistas se advierten mayores tasas de suicidio, es decir que, en las sociedades donde prima la
solidaridad de tipo orgánica.

El segundo tipo de suicidio es el altruista, definido por el exceso patológico de integración, por lo que la persona
puede llegar a dar la vida por la sociedad. En relación al suicidio egoísta, este tipo funciona como el otro
extremo, por el exceso de integración. Para Durkheim: “una individuación excesiva conduce al suicidio, una
individuación insuficiente produce los mismos efectos. Cuando un hombre está separado de la sociedad, se

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mata fácilmente, y también se mata cuando está demasiado fuertemente integrado” (2016: 233).

El siguiente tipo de suicidio es el anómico que implica la ausencia o carencia de normas y es característico en
comunidades donde la regulación de la vida es deficitaria, los individuos se encuentran desvinculados del mundo
social al igual que el suicidio egoísta, donde lo social como integración no está presente. Por ejemplo, en
situaciones de crisis o guerras, la regulación de la vida pierde sentido, hay un cambio en la vida que favorece al
suicidio.

Por último, el cuarto tipo es el fatalista, la patología deviene por el exceso de regulación. El condicionamiento en
la conciencia individual es tal que el individuo se encuentra sin salida. Este tipo de suicidio no es estudiado de
modo completo ya que no encontró datos empíricos que lo avalaran.

A partir de esta clasificación, usando el método empírico, Durkheim busca regularidades con el propósito de
encontrar una causa anterior a la muerte, es decir, algún hecho social anterior que provoque o no el suicidio. Tal
como Durkheim menciona, los hechos sociales se explican por un hecho social anterior y los individuos por tanto
se encuentran determinados por los hechos sociales. En este sentido, lo social determina lo individual y las
acciones sociales son vistas como hechos o datos para ser explicados. La clasificación de los distintos tipos de
suicidio se relaciona con el grado de integración entre el individuo y el grupo al que pertenece. Por lo tanto, las
regularidades que encuentra consisten en que hay más suicidios en la ciudad que en el campo, como también,
hay menos casos entre casados o individuos con hijos ya que se encuentran más integrados socialmente. Al
respecto, también, observa que hay una mayor tasa de suicidios entre los protestantes alemanes que en los
católicos. Durkheim interpreta que al ser los protestantes más individualistas hay déficit de integración, lo que
conduce a mayores tasas de suicidios. De este modo, establece una relación causal entre tipo de suicidio y
religión. Las comunidades protestantes en ese tiempo vivían en la ciudad y las católicas en el campo.

Consideraciones finales
Durkheim desarrolla su pensamiento en un momento de cambio social político, económico y cultural: el pasaje
de la sociedad tradicional a la sociedad industrial. A partir de esto, podríamos preguntarnos si se puede
considerar que vivimos actualmente en un momento de transición, un cambio de una sociedad a otra. La
propuesta es interrogarse, qué sociedad somos y hacia dónde vamos. A su vez, y en función de lo explicado, se
ha mostrado el concepto de solidaridad como puente entre dos estilos de sociedades con características
distintas. La solidaridad mecánica es típica de las sociedades rurales o tradicionales y la orgánica se relaciona con
la división social del trabajo, es decir con sociedades más urbanas. El método de estudio presentado por
Durkheim y su concepto de hecho social como objeto de estudio para la sociología, en tanto externo, colectivo y
coercitivo, permite dar cuenta del suicidio como hecho social.

Bibliografía
DURKHEIM, É. (1982). Las reglas del método sociológico. Hyspamérica, Ediciones Orbis.

DURKHEIM, É. (1994). La división del Trabajo Social. Planeta - Agostini.

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DURKHEIM, É. (2016). El suicidio. Un estudio sociología. Titivillus.

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