El Karma y La Ley de Consecuencia

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HACIA LA LIBERACIÓN POR

MEDIO DEL KARMA

FRANCISCO NIETO VIDAL


RECOPILACIÓN DE LOS SIGUIENTES
ARTÍCULOS

¿QUIÉN ES EL VERDADERO HOMBRE?

HASTA QUÉ PUNTO SOMOS LIBRES

LA DIFERENCIA DE CREER O NO CREER EN EL KARMA

EL DESTINO Y EL LIBRE AL BEDRÍO

CAUSAS QUE FORMAN NUESTRO KARMA

CÓMO ENTENDER EL KARMA Y EL LIBRE ALBEDRÍO

LA LEY DE CAUSA Y EFECTO Y EL LIBRE ALBEDRÍO

APUNTES SOBRE EL KARMA

EL KARMA, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

EL MECANISMO INTERNO CREADOR DEL KARMA

KARMA

POR QUÉ Y CÓMO SOMOS EL RESULTADO DE LO QUE


PENSAMOS

MANERAS DE QUITARNOS KARMAS MADUROS

RESPECTO AL KARMA

CÓMO EVITAR LA CREACIÓN DEL KARMA

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¿QUIÉN ES EL VERDADERO HOMBRE?

Como ya hemos visto en otras ocasiones, lo que


normalmente llamamos “hombre” está compuesto de: 1º. La
“individualidad” que renace en parte manifestándose en el
mundo físico, y 2º. La “personalidad” compuesta a su vez de
cuatro cuerpos que sirven de vehículos de manifestación a la
individualidad o Yo superior. Este Yo superior es en realidad
el “Espíritu manifestado como Ego” que reúne o manifiesta
sus aspectos a través de los cuerpos a la vez que obtiene un
desarrollo en cada vida gracias a las experiencias con los
mismos. Hay personas que creen y afirman que esta Ego o Yo
superior renace en cuerpos animales, nada más lejos de la
realidad, cuando un Alma que ha evolucionado lo suficiente a
través de cuerpos inferiores a los nuestros como humanos, ha
desarrollado la autoconciencia y se identifica como un “Yo”
separado de los demás. A partir de ese momento, el individuo
nunca renacerá en cuerpos de especies inferiores a los
humanos porque eso implicaría perder esa autoconciencia y
eso iría en contra de la evolución que reina en el universo.
En las primeras etapas del hombre como individuo
(primitivo) los impactos externos y sensaciones del mundo
físico sobre sus cuerpos físico-etérico, de deseos y su recién
nacida mente, eran como estímulos que, a través del cuerpo
de deseos, actuaban a modo de puerta para que el Yo
superior hiciera sus primeros ensayos en el mundo físico. Las

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imágenes mentales actuaban como incentivo para que el
hombre hiciera sus primeras deducciones pero, al actuar aún
instintivamente y con mucha maldad, fue necesario darle unos
mandamientos terrenales para que comenzara a discernir y
deducir los resultados de sus acciones negativas y de sus
satisfacciones y pasiones animales. Como efecto de sus
errores, aquel hombre (nosotros mismos en nuestra primera
etapa como tal) comenzó a utilizar más dinámicamente su
mente ya que, por un lado disfrutaba de los placeres como
hoy ocurre aún en muchos casos, y por otro experimentaba el
dolor. Estos conflictos entre la memoria y el deseo ayudaron a
que el Yo superior comenzara a poder manifestar su voluntad
y, aún hoy en menor grado, sigue la lucha del Yo superior
contra el cuerpo de deseos por medio de la mente y su
discernimiento. El deseo procede del “exterior” del verdadero
Yo, y la voluntad del interior.
El Yo superior o Ego tiene que conquistar el mundo
físico y desarrollar sus potencialidades, y para ello necesita
unos vehículos o cuerpos que se lo permitan. Una vez
adquiridos los cuerpos con los cuales puede renacer, el
mundo físico se le presenta como un incentivo para la acción
y una tentación para el disfrute del mismo pero, sin una
mente, le hacen caer en el materialismo, en el egoísmo, en los
placeres y pasiones que le dominan, y en el mal. Por
consiguiente, necesita una mente para razonar ante el bien y
el mal y unas leyes que le obliguen a deducir y extraer
conclusiones de lo que más le beneficia, por tanto y a raíz de
ese proceso, comienza a manifestarse la voluntad, la intuición
y la conciencia, es decir el mismo Ego. De esta forma, en el
principio el hombre era dominado por el deseo y las pasiones,
actualmente esos aspectos están en lucha contra la razón y el
discernimiento, y en un futuro, el deseo, el materialismo y el
egoísmo, morirán para quedar solamente la voluntad del
verdadero hombre.
Mientras tanto y como la mente solo puede deducir y
extraer conclusiones de las experiencias y éstas son muy

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limitadas para la expresión del Espíritu, la voluntad falla
muchas veces y hace mal. Pero como después de cada
muerte del cuerpo físico sufrimos en el purgatorio por los
errores, el resultado es que en la próxima vida esa voluntad
tendrá más poder y más sabiduría ¿Se comprende ahora por
qué sin los cuerpos y sin el mundo físico no se podría
desarrollar el Yo superior ni el hombre tampoco podría
alcanzar la perfección y la unión con su Espíritu?
El Ego “informa” al hombre (la personalidad) de los
medios y las posibilidades que está capacitado para llevar a
cabo, y estas posibilidades y medios son las que
reconocemos como mente concreta u objetiva en nuestro
cerebro. Esto es lo que diferencia al hombre primitivo del
hombre actual, el hombre primitivo no tenía medio de
expresión mental y casi ninguna posibilidad. El Yo superior
comenzó a trabajar y a influir en el cerebro del hombre
primitivo para manifestar tantos poderes mentales como el
cerebro era capaz de manifestar. Y lo mismo que la luz actúa
sobre la retina, así mismo actúa el Yo superior sobre el
cerebro para obtener la conciencia del mundo físico,
obteniendo como efecto lo que llamamos razón, ideas
originales, memoria, voluntad y discernimiento. El cerebro no
piensa por sí mismo sino que es el instrumento del Ego como
puede ser un piano para un pianista; si no hay pianista no hay
melodía. Es gracias al cerebro del hombre terrenal como
puede manifestarse el hombre celestial renacimiento tras
renacimiento, y es gracias a esos cerebros como recoge las
experiencias de las cuales irá fortaleciendo su “voz” como
Alma después de pasar por el Purgatorio y el Cielo. De esta
forma el hombre terrenal se hará celestial e inmortal gracias a
su Alma, y en su momento podrá recordar todas sus vidas
pasadas y ver cómo ha ido formando lo que en ese momento
es.
Cuando un niño nace no significa que esa Alma esté
recién creada. Esa Alma fue creada hace millones de años
con todas las cualidades y posibilidades para llegar a ser,

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como en su origen lo es, un Dios creador (Cristo dijo que
llegaríamos a hacer lo que Él hacía y mayores obras aún)
Pero para ser diferenciada fue necesario que obtuviera
cuerpos de diferente grado de materia para manifestarse en
este mundo físico y experimentar y renacer hasta obtener la
mente, que es la que nos hace individuos pensantes y
superiores a los reinos que nos siguen. Ahora estamos en el
intermedio, ya tenemos autoconciencia de lo que somos como
humanidad pero no sabemos nada de lo que somos en los
mundos espirituales y mucho menos de que podemos (y así lo
haremos) desarrollar los poderes del Espíritu y alcanzar su
perfección a través del renacimiento. Por consiguiente,
cuando un niño nace ya ha estado aquí en la Tierra otras
muchas veces antes como mujer y como hombre, pero no
como animal o planta una vez alcanzada la individualidad.
Este Alma utiliza un Cuerpo Causal o “cuerpo mental
superior” compuesto de materia mental más elevada (en su
vibración) que lo que aquí conocemos como “mente”, que es
la que utiliza para manifestarse e intentar controlar y dirigir sus
otros cuerpos. No tiene sexo y, a los ojos de los que han
alcanzado el desarrollo suficiente como para verla, aparece
como un ovoide resplandeciente alrededor del cuerpo físico.
Si bien esta Alma existe y se manifiesta gracias a los cuerpos
que en cada vida crea y de los cuales extrae el desarrollo
espiritual que aumenta su poder de manifestación, también es
cierto que representa al verdadero Espíritu creado por Dios y
que tarde o temprano manifestará su propia naturaleza. Ahora
es el principio pensante o “pensador” pero llegará el día en
que el propio desarrollo que va acumulando gracias a la
personalidad (cuerpos) sea la puerta para que el hombre
(como esencia espiritual) se unifique con el Alma y ya no
necesite renacer más en este mundo físico.
Este Yo superior se manifiesta de diferentes formas y
dos de ellas es como conciencia y voluntad. La conciencia es
el resultado del desarrollo obtenido en cada vida gracias a las
experiencias, pero también lo es del obtenido después de la

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muerte y más en particular de lo que sufre en el Purgatorio.
Por tanto, también es responsable de los errores aquí en la
tierra como lo es un padre respecto a un hijo menor de edad,
pues el “hombre” es sus vehículos (cuerpos sin voluntad ni
conciencia del ser) y él es quien se manifiesta a través de
ellos según su desarrollo y poder. Por ejemplo, si yo desde
muy joven ya me interesaba por todo lo oculto y misterioso y
cuando lo estudiaba parecía como si lo reconociera de nuevo,
significa que ya en otra vida he estado en contacto con este
conocimiento y en esta lo estoy ampliando. Pero si yo en esta
vida y por medio del conocimiento, me desvío hacia la magia
negra o el espiritismo y me hago mal a mí mismo o a otros, lo
tendré que pagar porque es mi voluntad (YO) quien lo ha
querido así o se ha dejado dominar por la personalidad.
A alguien le parecerá injusto que una persona pague
una deuda kármica que hizo la personalidad en su última vida,
pero lo cierto es que los cuerpos que utiliza el Yo superior no
cometen errores porque no tienen voluntad propia. Eso sería
como decir que un delincuente no es culpable cuando se le
arresta por el hecho de que lleve otra ropa diferente a la que
llevaba cuando hizo el mal. Cuanto más desarrollo tenga el
Alma más poder tendrá para dirigir sus cuerpos y, por tanto,
menos deudas kármicas negativas tendrá y menos tiempo
estará en el Purgatorio después de cada muerte. Es cierto que
la mente intenta pensar por sí misma y que el cuerpo de
deseos es el “gran tentador”, pero si escucháramos la voz de
la conciencia o intentáramos actuar en el puesto del Ego,
cometeríamos muchísimos menos errores. De lo que se trata
no es solo de que el Alma domine sus cuerpos, sino también y
más importante aún, que los dirija hacia el bien para poder
adquirir desarrollo.
Cuando hemos vivido algo más de la mitad de la vida y
retrocedemos en la memoria nos podemos dar cuenta de
cómo pensábamos cuando teníamos 18 o 20 años, qué
gustos teníamos, qué ideales, y cuántos errores cometíamos
porque, aun con esa edad, éramos como niños en

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comparación, con, por ejemplo, la edad de 60 años. Sin
embargo, todas las experiencias han sido muy útiles y si
hemos tomado nota de nuestra vida (y más aún si ha sido
dura) y del resultado de nuestros errores, podemos estar
seguros de que hemos aprendido mucho y estamos muy
preparados para afrontar otros aspectos de nuestro destino.
Algo así ocurre con el Yo superior, desde que se individualizó
y comenzó a desarrollar su mente hace millones de años,
(más allá de la prehistoria) Es decir, desde que se comportaba
como un animal hasta nuestros días, ese Yo ha evolucionado
hasta ver con horror lo que hacen hoy mismo otras personas
pero que, sin embargo, él mismo hizo en sus pasadas
reencarnaciones. Para cada personalidad que muere y con el
resultado de sus experiencias pasa al Purgatorio y al Cielo, es
como un recuerdo espiritualizado que se transforma en la
quintaesencia de esas experiencias, uniéndose la
quintaesencia al Alma a la vez que se olvidan las
experiencias.
Quien lleve algún tiempo estudiando filosofía oculta y
sepa meditar sobre lo que aquí se está exponiendo, siempre
tendrá alguna duda sobre el porqué del renacimiento. No voy
a entrar en el origen del mismo en este artículo porque no
quiero complicar el tema de la muerte, solo diré que tiene
relación con la “Caída” de la humanidad en el “pecado
original”, como así lo dice la Biblia, pero claro, con un aspecto
simbólico y más profundo de lo que se dice de la serpiente y
la manzana. Desde aquella época el hombre ha sido un
peregrino en busca de su origen y de lo que perdió (su
conciencia divina) El Yo superior es un ser celestial con todos
los aspectos de Su Creador, por tanto, su origen es divino
pero, como el niño recién nacido, tiene que desarrollar lo que
verdaderamente es y tiene, es decir, sus cuerpos, su mente y
su voluntad como herramientas que le servirán para mostrar
su poderes como hombre. Cuando ese niño nace no es
consciente del mundo físico hasta que no pasa cierto tiempo,
después toma conciencia del mundo físico y aprende a utilizar

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sus cuerpos y su poder (cuerpo físico, cuerpo de deseos y
mental, y la voluntad) y a partir de la mayoría de edad
aproximadamente se independiza y hace su vida individual
para ser padre y formar una familia. Algo parecido pasa con el
Alma, en determinada época nace pero sin ser consciente aún
del mundo físico. A través de la utilización de infinidad de
formas y cuerpos pierde su conciencia celestial y toma
conciencia del mundo físico hasta que está preparada para
utilizar una mente que la hace individual (como nuestra edad
adulta e independencia de los padres) A partir de ahí,
continuará su desarrollo vida tras vida (días tras día en el
hombre terrenal) hasta que desarrolle sus poderes y adquiera
sabiduría.
Al Alma también se le representa como un Ángel de la
guarda pero es a causa de las transformaciones que ha hecho
la teología a partir de la verdadera enseñanza que dio Cristo.
Es cierto que es responsable del mal y que debe procurar no
caer en él, pero eso es precisamente porque es el Alma. Lo
que no sería justo es que un Ángel pagara por el mal que
nosotros hacemos sin tener ninguna culpa y sin haber
cometido los errores de los cuales tenemos que aprender
nosotros para poder evolucionar. Ningún ser superior puede
hacernos santos si no hemos vivido, experimentado y
sacrificado nuestras vidas voluntariamente para merecerlo, si
se hace así, entonces recibiremos los efectos en nuestro
propio destino pero nada que haga otro puede venir a
nosotros. Por otro lado, no olvidemos que es la personalidad
quien sufre aquí encarnada y es el Alma quien cosecha el
resultado espiritual o desarrollo de los cuerpos allí en su
propio mundo celestial desde donde se manifiesta con su
voluntad. El Alma en su origen es como si la comparamos con
un diamante en bruto el cual, en cada pasada con la pulidora,
es decir en cada vida, se le va desprendiendo lo grosero para
dejar al descubierto su belleza.
Cuando el Ego no necesite renacer más en cuerpo
físico, continuará su evolución en los cuerpos pertenecientes

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a los planos superiores, pero entonces ya no existirá el
Purgatorio para él sino que solo tendrá la perfección como
meta y continuará auxiliando a los seres cuya evolución sea
inferior a la suya a modo de colaborar con los Planes de Dios.
La finalidad de la evolución, y por tanto del renacimiento, es
hacer que la personalidad desarrolle sus cualidades y se
purifique hasta poder identificarse con la naturaleza espiritual
de su Yo superior, del Alma, a la vez que ésta la tiene bajo su
control. Para ello, cada cuerpo representa y tiene una relación
con cada uno de los tres aspectos del Yo superior (como una
trinidad que es) los cuales, por cierto, son estímulos para que
la personalidad haga el bien. El hombre siempre ha sido, es y
será “Divino” en su esencia y por tal motivo debe actuar
siempre en el bien en pensamiento, palabra y obra, es decir,
como si el Yo superior estuviera actuando directamente a
través de sus cuerpos.
Según vaya actuando esta personalidad de acuerdo a
la voluntad divina, llegará un momento en su evolución en que
sea cada vez más consciente del Alma y de su propio mundo,
entonces participará de los bienes celestiales. El Yo superior,
con sus tres aspectos espirituales, influye y actúa en el
hombre de tres formas diferentes:

1ª.- Como voluntad y conciencia que, a su vez, es causa o


incentivo para la existencia y acción de la personalidad en el
mundo físico y para abstraerse en el momento de la muerte
del cuerpo. Es la voluntad de vivir y experimentar para obtener
un desarrollo evolutivo conectando la mente concreta con el
cerebro físico.
2ª.- Como una esencia o fuerza coherente que manifiesta toda
una serie de deseos, sentimientos y características
personales que diferencia a un hombre (subjetivo) de otro por
medio de su nota-clave vibratoria particular, actuando
mediante el cuerpo de deseos sobre el corazón.
3ª.- Como actividad y vida única que compenetra todas las
pequeñas vidas (átomos, moléculas, células, etc.) de cada

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órgano y parte del cuerpo físico y su funcionamiento. Estas
pequeñas vidas tienen su propia conciencia individual pero
dependen y están compenetradas por la vida y la conciencia
del Alma lo mismo que nuestra vida depende y está
compenetrada por la vida Universal que procede de Dios. Esta
influencia se produce a través del bazo etérico del cuerpo vital
o etérico.

Como ya analizaremos más adelante, el Espíritu es


una entidad espiritual compenetrada por una determinada
vibración que le identifica con la obra de Su Creador, Dios, así
como nuestros cuerpos tienen otra vibración que les identifica
con nuestro verdadero Yo, el Yo superior o Alma. Es una
chispa o energía vibratoria que, unida a los millones de
chispas, son parte y forman el Fuego Creador. Es, en parte,
consciente de Dios, es consciente de que existen otras
chispas y es consciente de sí mismo, por lo cual intenta
manifestar el amor de Dios y el amor al prójimo en la
personalidad para que, por medio de la experiencia del
renacimiento pueda convertir los poderes latentes del Padre
en poderes dinámicos en el hombre. Por consiguiente, es la
personificación de la Vida de Dios y renace con la intención de
mostrar la naturaleza del Padre Creador y Su propósito.
También se manifiesta como el principio inteligente o Ego
capaz de discernir, distinguir, analizar, elegir, rechazar, etc., y
que, como Hijo de Dios, también es creador por medio de sus
cuerpos. Como conciencia de Dios él compenetra las formas y
cuerpos y subsiste a su manifestación reaccionando ante las
vibraciones externas del medio ambiente.
El Yo superior no puede manifestarse aún en el común
de la humanidad tal y como es en su naturaleza como no lo
puede hacer un voltaje de 220 voltios en una bombilla de 125.
Él es una voluntad no condicionada, en su esencia ha estado
(y aún sigue estando en gran parte de la humanidad)
impedido casi totalmente en sus intenciones de manifestación
por el aspecto animal del hombre. Actualmente una parte de

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la humanidad está dominando ese aspecto a través de la
razón y el discernimiento, lo que facilita su expresión desde su
propio mundo, el mundo mental abstracto. Esto es así porque
la voluntad del Yo superior se va cristalizando en cada plano o
cuerpo donde desea actuar ralentizándose su vibración y
ocurriendo, como efecto, que en nosotros sólo lo podemos
reconocer principalmente como conciencia. Así es que el Yo
superior es el libre albedrío espiritual (libre en su propio
mundo) impedido por el hombre, es la voluntad que se debilita
ante los deseos y pasiones, es la mente superior sumergida
en nuestra mente concreta y objetiva pero, sin embargo, con
la capacidad de afirmarse a sí mismo. Él es el sentimiento de
“Yo” que discierne, decide y vence porque en su naturaleza
está la voluntad y la persistencia.
La razón o cualidad de pensar y considerar los hechos
que se observan y de donde después se deduce y extrae sus
consecuencias, es la herramienta o cuerpo mental (cerebro)
del Yo superior en la Tierra, creando así y a partir de ahí, una
hipótesis o idea original. Después de esta inducción, el Yo
superior comprueba sus hipótesis o ideas por medio de la
experiencia y su puesta en práctica, o lo que es lo mismo,
deduce y razona los resultados. La verdadera intuición es una
de sus facultades y deberíamos reconocerla mientras estemos
dominados por los deseos, sentimientos y pasiones del
aspecto inferior del cuerpo de deseos. Para oír esta manera
de hablar del Alma debemos aquietar los sentidos, discernir
entre lo bueno y lo malo y entre lo verdadero y lo falso, e
imponer la razón sobre el cuerpo de deseos.
Quien vence el aspecto terrenal en el hombre lo
suficiente como para percibir la luz de su Espíritu, reconoce
intuitivamente la Verdad y cometerá pocos errores de juicio.
Este mismo hecho en las personas más desarrolladas se
traduce como profecía e inspiraciones divinas, a partir de ese
grado de desarrollo espiritual el hombre se va familiarizando
con su verdadero Yo hasta que, como iniciados, se ven cara a
cara. Entonces, este iniciado se levanta sobre la muerte y se

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une a Cristo para solo renacer siendo consciente (actuando
como) de su Yo superior manifestando sus poderes aquí en la
Tierra. Mientras estuvo renaciendo estuvo sacrificado, ahora
ha obtenido la unificación y no necesita renacer. La necesidad
imperiosa que muchos cristianos tienen de aspirar a unirse a
Cristo o a Dios, su anhelo por lo Divino, no es otra cosa que la
expresión del desarrollo interno obtenido por medio de
muchos renacimientos, esfuerzos y sacrificios.

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¿HASTA QUÉ PUNTO SOMOS LIBRES?

Las personas que viven en países gobernados por


dictadores reclaman libertad, las personas que viven en un
país demócrata no reclamarán esa misma libertad pero
pedirán otras cosas en nombre de la libertad con tal de elevar
suposición social, con tal de alcanzar sus metas o con tal de
conseguir lo que desean aunque sea egoístamente. Pero, los
humildes, comprensivos, tolerantes y conformistas, ¿Han
alcanzado ya la verdadera libertad? Una persona puede
sentirse atada o presa por el simple hecho de tener que estar
atendiendo a otra que necesita ayuda, por el contrario, un
preso puede sentirse totalmente libre cerrando los ojos y
recordando los lugares que conoce o imaginando otros que le
gustaría visitar. Luego entonces ¿Cuál es la verdadera
libertad? Está claro que para la mayoría de la humanidad
sentirse libres es no estar aprisionado entre cuatro paredes o
en un recinto cerrado pero esto, aunque muchos no se paren
a pensarlo, está relacionado única y exclusivamente con el
cuerpo físico. Cada cual se puede sentir más o menos libe de
acuerdo a lo que piense y crea que es, por tanto, quien piense
que él es el cuerpo físico se sentirá aprisionado siempre que
no pueda ir a donde le apetezca. Quien piense que es algo
más importante que el cuerpo físico, se puede sentir más o
menos libre dependiendo de lo que piense y de los
sentimientos y deseos que generen esos pensamientos.
Cuando la humanidad daba sus primeros pasos no era
totalmente consciente de las limitaciones del cuerpo y del

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mundo físico como tampoco lo es el animal que desea cazar
porque tiene hambre pero no lo consigue porque no tiene
suficientes cualidades o medios para ello. El instinto no es la
razón, el discernimiento ni nada parecido, por tanto si no se
razona no nos podemos decir a nosotros mismos ni darnos
cuenta de que estamos limitados o que no tenemos libertad.
Cuando el hombre fue consciente de su cuerpo y del mundo
físico comenzó a razonar y a darse cuenta de las limitaciones
de dicho cuerpo y mundo, y esto fue empeorando según fue
interiorizando y convenciéndose de que era el cuerpo físico.
Por si fuera poco, el hombre fue limitándose más y más según
se identificaba con la materia y se hacía dependiente de casi
todo lo que le rodeaba. Es cierto que llegó un momento en
que comenzó a desligarse de algunos objetos, pero lo hacía
para ligarse a otros nuevos. Cada vez que el hombre pierde
algo que ama egoístamente o que le ata, sufre y se apena
porque sigue identificado con el cuerpo físico y atado al
mundo material, lo que significa que no es libre.
Pero, ¿Son sólo las limitaciones del mundo y el cuerpo
lo que nos ata? Aunque podríamos decir que estos dos
aspectos son la gran causa de que la humanidad siempre se
sienta limitada, impotente y falta de libertad; la realidad es otra
y ésta se encuentra en los cuerpos superiores llamados “de
deseos” (emocional) y “mental”. Excepto las almas más
avanzadas en sentido moral, intelectual y espiritual, la
mayoría de nosotros nos sentimos apegados y limitados, no
ya por el cuerpo físico sino por nuestros propios sentimientos
y deseos. Queremos ser bondadosos porque el mal carácter
no nos lo permite; queremos ver la belleza en el sexo opuesto
y quizás terminemos viendo y deseando el cuerpo físico;
queremos ser honrado y una tentación puede impedir que lo
seamos; queremos dedicarnos a cultivar el Espíritu y el ocio
nos domina y nos vence; queremos alcanzar cierto objetivo y
surge cualquier cosa que lo evita o lo ponen en contra
nuestra; queremos…. Es posible que en algunos de estos
ejemplos sea el propio karma individual el que nos limite e

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impida que logremos hacer lo que queremos, pero en la
mayoría de los casos suele ser: Primero, por falta de disciplina
mental para pensar (y como efecto sentir, desear y actuar)
positivamente, y segundo, por que no actuamos como un
verdadero Yo superior o Ego.
Puesto que la mente domina (o al menos debería
dominar) al cuerpo de deseos o emocional, está claro que
para actuar responsable y correctamente deberíamos utilizar
la mente conscientemente para no cometer errores ni actuar
con maldad en ningún sentido, es decir, sin malas acciones,
sentimientos, deseos ni pensamientos. Pero, aun así y puesto
que vivimos en un mundo gobernado por leyes divinas,
tampoco pueden salir las cosas bien en una corto espacio de
tiempo ni en un par de vidas; más que nada porque la Ley de
Consecuencia nos trae deudas del pasado. El Mundo de
Deseos o emocional y el Mundo del Pensamiento o mental, al
igual que el físico, nos permiten cierta libertad pero siempre
dentro de unos límites. Estos dos mundos superiores son
(hablando en sentido de espacio) más grandes que el físico
como el cuerpo de deseos y el mental también son más
grandes que el cuerpo físico y forman un aura alrededor del
mismo.
También respecto a la libertad nos permiten, como
dijimos al principio, ser más o menos libre como podemos ver
por medio en los siguientes casos:

1º.- Cuando en respuesta a una sensación, a un sentimiento o


a un deseo, tomamos una decisión y pasamos a la acción,
una vez efectuada dicha acción ya no se puede rectificar; nos
hemos limitado a nosotros mismos creando una causa que en
su momento tendrá inevitablemente un efecto sobre nosotros.
2º.- Si la decisión no pasa a la acción y se queda en un
sentimiento o deseo, siempre somos libres de razonar
profundamente para actuar o no o de manera que el efecto
kármico nos limite o no en un futuro.

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3º.- Si hay que tomar una decisión y imponemos la razón y la
buena voluntad sobre ella, siempre seremos más libres
todavía –sin sentimientos ni deseos que nos limiten o aten–
para actuar de manera que nuestro libre albedrío responda sin
apego al mundo físico –en busca de beneficio material– sin
apego respecto al cuerpo de deseos –sin deseos materiales,
sentimientos de maldad, instintos bajos o pasiones– y sin
actuaciones irrazonadas o automáticas de la mente.

Dicho esto, está claro que somos libres de decidir y


que podemos hacer uso de la voluntad para bien o para mal, y
también está claro que sea la decisión que sea puede tener
un efecto limitador sobre nosotros, sea total, parcial o en
cualquier sentido. De aquí que la manera de liberarse de las
ataduras y de las limitaciones del cuerpo y del mundo físico
sea a través de la voluntad. Las leyes divinas nunca dejan de
actuar y sus fuerza son tan efectivas e invisibles como la de la
gravedad que hace que si lanzamos una piedra hacia arriba
vuelva hacia nosotros por su propio peso. Todo lo que hoy es
el mundo físico con todos los descubrimientos, adelantos y
tecnologías es fruto de millones de años y de causas y efectos
desde que la humanidad dio sus primeros pasos e hizo sus
primeras causas. Según hemos ido evolucionando nos hemos
ido liberando un poco más en todos los sentidos
mencionados, pero mientras sigamos pensando que somos el
cuerpo o la mente no comprenderemos que es la voluntad,
utilizada conscientemente, la que nos puede liberar
definitivamente de los efectos kármicos producidos por
nuestros diferentes cuerpos. Es la voluntad la que debe evitar
que las influencias externas (de circunstancias o personas) y
los problemas estimulen en nosotros los sentimientos y
pensamientos negativos; es la voluntad la que se debe
imponer sobre el cuerpo de deseos y la mente para que no se
dejen dominar por todo aquello que no sea amor, fraternidad,
altruismo, compasión…; es la voluntad la que debe evitar que
la personalidad se desvíe del camino de perfección criticado,

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juzgando y perdiendo el tiempo en hechos que no aportan
ningún beneficio espiritual; es la voluntad la que debe evitar
los enfados, las discusiones y enfrentamientos y todo lo que
sea un veneno para nuestros cuerpos.
Es necesario que la voluntad sea utilizada
conscientemente segundo a segundo para que las
expresiones de los diferentes cuerpos no sean causa de
ataduras y limitaciones y sí de libertad y de paz. Para ser
plenamente consciente hay que auto-observarse y prestar
atención al Ser porque así nos identificamos cada vez más
con él y actuaremos correctamente. Cuando yo escribo estas
palabras pueden ocurrir dos cosas: Primero que las escriba tal
y como me vienen a la mente y, segundo que las escriba
siendo plenamente consciente de su significado y por tanto
con discernimiento. En el primer caso (ocurre con la mayoría
de las cosas que hacemos) al no ser verdaderamente
consciente, no va a ser tan real su significado para mí,
mientras que en el segundo sí va a ser real porque lo he
hecho con voluntad y consciencia. Cuando estamos en el
salón de casa escuchando música de fondo, leyendo un libro,
alguien que nos interrumpe de vez en cuando y muy
posiblemente pensando en preocupaciones y deberes, se
puede decir que no estamos viviendo la realidad porque
estamos siendo influenciados por muchas cosas (sin tener la
atención y la consciencia puestas en ellas) a las cuales
respondemos instintiva, automáticamente y casi como hábito.
Esto significa que las preocupaciones e interferencias pueden
estimular respuestas inconscientes en nosotros lo que, a su
vez, pueden traer nuevos problemas y limitaciones kármicas
en un futuro. Sí, por el contrario, nos auto-observamos y
ponemos atención a nuestro Ser, todo será real y
responderemos con consciencia y de acuerdo con el Yo
superior para sentirnos más libres y liberarnos del karma
futuro.
Cuando ponemos atención y consciencia en algo, se
hace real y podemos actuar o responder con la clara voluntad

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de liberarnos de las ataduras de los diferentes cuerpos y del
mundo físico. Cuando no actuamos así, los sentimientos,
deseos y pensamientos surgen sin control y hacen que nos
apeguemos a las cosas y a las personas creándonos karmas
y limitaciones. El recuerdo del pasado también estimula
deseos y emociones que nos pueden perjudicar, sobre todo si
son de resentimiento, odio, envidias, etc.; por otro lado, los
planes de futuro también suelen atarnos puesto que están
basados siempre en las experiencias del pasado. Por eso, de
lo que se trata es de ser voluntariamente consciente del aquí y
del ahora para actuar de acuerdo a los ideales más elevados
que tengamos y donde no quepa el egoísmo, el materialismo,
lo inmoral, los bajos deseos…. Si en nuestro pasado hay
miedo, ansiedad, violencia, rencor, etc. y seguimos actuando
sin esa atenta consciencia en todas nuestras expresiones,
seguiremos atándonos y limitándonos en el futuro. El alma no
está apegada ni necesita nada del mundo físico para expresar
lo que es, pues el Alma, el verdadero Yo, simplemente “Es”
conciencia y espiritualidad; por tanto no se ata ni limita por
muchas manifestaciones y renacimientos que tenga como
tampoco el guionista de una obra de teatro está implicado en
la interpretación de los actores.
Cuando se vive en el pasado, como normalmente
hacemos, no somos libres ni gozamos verdaderamente de la
vida interna por mucho que disfrutemos de lo que nos rodea;
para disfrutar de la vida hay que ser consciente y estar atento
a todo para vivir la belleza, el amor y la Verdad que yace en
ello. El hecho de ser consciente momento a momento de la
respiración, de hacer deporte, de alimentarse sanamente o de
estar vivo trae felicidad interna y sensación de ser libre, pero
hacer eso mismo o cualquier cosa sin consciencia de ello y
por instinto o automatismo casi no nos aporta nada ni nos
libera de nada. El hecho de ser consciente (gracias a la auto-
observación y a la atención) siempre en el presente ayuda a
que cada individuo impida que se expresen malos
sentimientos y pensamientos y a que penetren otros o

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cualquier otra cosa que le perjudique y le limite a algo
concreto y material. Cuando lo que aparentemente somos
(deseos, sentimientos, pensamientos) se implica en algo, se
limita a ese algo según lo vea, es decir, si nuestra
personalidad expresa (como carácter) una naturaleza
desequilibrada y desconfiada significa que es así por hechos
del pasado y que verá todo a través de ese color particular
que él da a la vida; por tanto, estará atado y limitado por esos
aspectos negativos que él ve respecto a la vida.
Cuando nos surgen problemas tenemos la mala
costumbre de buscar la solución fuera de nosotros e incluso
de culpar a los demás de ello, pero pocas veces se nos ocurre
pensar que la solución está dentro de nosotros y que si los
problemas nos afectan es porque algo tenemos que ver con
ellos. En mi opinión hay dos maneras de afrontar los
problemas:

1ª.- Como ya hemos dicho, teniendo la consciencia y la


atención en el presente o aquí y ahora, y utilizar la mente
consciente y voluntariamente para encontrar una solución
razonada y espiritual.
2ª.- Hacer lo mismo sin intervención de la mente y con un
sentimiento de “lo dejo en manos de Dios porque sé que me
protege y ampara”, es decir, con un sentimiento de estar
siempre conectado consciente y voluntariamente a Dios.

La primera opción debería ser la más aceptable para


nosotros puesto que en nuestra etapa evolutiva todavía
tenemos que usar la mente; en la segunda es la posición del
Alma puesto que ésta no tiene ninguna conexión directa con
el mundo físico que nos rodea, por tanto vive con la
conciencia en los mundos espirituales. Nuestro mundo no es
el físico sino que es aquel donde está nuestra Alma, allí no
hay nada que ate ni que limite sino todo lo contrario, allí no
hay preocupaciones, problemas ni obstáculos que obliguen a
actuar en ese sentido, por eso ese Yo no está preso por los

20
deseos, sentimientos, problemas, circunstancias ni obstáculos
como los nuestros. De aquí que cuando tenemos la
consciencia y la voluntad en el aquí y ahora presente,
tenemos la posibilidad de situarnos en la posición del Alma y
sentirnos más libres.
El mundo físico es la manifestación más densa de un
esquema de siete mundos creados o manifestados por Dios,
cada uno de ellos (del más denso al más sutil) compenetra al
inferior según se hace más grande puesto que su “materia” es
más etérea; y eso mismo ocurre respecto a los cuerpos que
utiliza el Espíritu. El más denso de éstos es el físico y la
composición de la materia se va dividiendo en células,
moléculas, átomos, electrones, protones, neutrones, quarks y
otros mucho más sutiles y desconocidos que pertenecen a
otros mundos relacionados con los deseos, pensamientos, y
demás. Por consiguiente, el origen de esta diversidad de
materia de la que también se forman los cuerpos que utiliza el
Alma es Dios y por eso Dios no es material y, como
consecuencia nosotros como espíritus tampoco. Dicho esto,
es fácil comprender que el Espíritu en su propio mundo es
totalmente libre y que cuanto más se identifica con el mundo
físico (el más denso) y con el de los deseos e incluso con el
mental, más difícil y más le costará ser libre. A simple vista, es
evidente que cuanto más nos identifiquemos con la conciencia
de Dios y cuanto menos con nuestros cuerpos inferiores más
libres seremos y más se elevará nuestra conciencia, de aquí
que debiéramos estar identificados constantemente con
nuestro Yo superior, es decir vivir, vibrar, pensar y actuar
como él para no tener la consciencia en los mundos de la
personalidad.
Cada uno de nosotros trae un destino en el cual,
además de afrontar nuestras deudas kármicas del pasado,
podemos elevar la conciencia y sentirnos más desapegados
del cuerpo y del mundo físico y, como consecuencia, más
libres. Todo lo que sea actuar, sentir y pensar en línea con
Dios tendrá esos efectos, lo contrario nos atara mucho más en

21
esta y en la próxima vida. Cuando se intenta “vivir” en línea
con Dios no sólo experimentamos paz y libertad sino que
también nos sentiremos protegidos en nuestro destino. Para
comenzar a vivir en Dios sólo es necesario tener el firme
propósito de ver la mano de Dios en cada circunstancia o
persona y así ser su instrumento de paz y amor. Hablando de
este propósito ¿Cuántas veces al día actuamos, hablamos,
sentimos y pensamos con amor hacia el prójimo o hacia Dios?
¿Quién, ante una seria preocupación, no ha dicho “Dios mío lo
dejo en tus manos, ayúdame” y desde ese momento se ha
sentido bastante liberado? Pues podemos imaginar los
resultados si viviéramos las 24 horas con la consciencia en
Dios, es decir, si nos propusiéramos actuar con compasión,
con amor, con altruismo y con fraternidad hacia todos y ante
toda circunstancias. Esta otra manera de actuar nos hace más
receptivos a las fuerzas espirituales de los mundos superiores
y nos cambia internamente, lo que significa que, a más
cambio interno y elevación de conciencia, más relajación y
tranquilidad por sentirnos colaboradores de la Obra de Dios.
Einstein dijo: “Lo único que deseo es aprender a pensar como
piensa Dios, todo lo demás son detalles.” Por tanto, si de
verdad queremos sentirnos en la paz de Dios y libres de
ataduras de este mundo debemos “pensar como Dios” y no
estar en los detalles.
El camino de la perfección y de la liberad comienza por
ser mejor que lo que fuimos ayer actuando siempre como
“amor de Dios en acción”; por pensar más en el beneficio y
desarrollo de los demás y no del nuestro; por expresar en
pensamiento, palabra y obra lo que creemos que expresaría
Dios; por ser humilde y estar en sintonía con el mundo de
Dios; por dar gracias por todo lo que nos viene (malo o bueno)
y lo que tenemos porque de todo podemos extraer un
beneficio o una enseñanza; por no faltar el respeto, criticar ni
juzgar a nadie; por ser consciente en el aquí y ahora para
actuar como el verdadero Yo superior porque actuando así
sabemos que estamos en el camino correcto.

22
No podemos culpar de nuestros errores ni de nuestras
malas actuaciones a los demás, ni buscar la solución de
nuestros problemas fuera de nosotros. Nosotros somos los
únicos dueños de nuestros cuerpos y de nuestra vida,
nosotros tenemos el libre albedrío y la voluntad para decidir si
hacer una cosa u otra, si hacer bien o hacer mal, si imponer
nuestra voluntad y nuestra consciencia o lo contario; en todo
esto radica la paz, la felicidad y la libertad personal. Debemos
ser conscientes de que una crítica contra nosotros, una
circunstancia negativa, o incluso un ataque verbal
malintencionado no nos puede afectar, sino que nos afecta
porque nosotros lo interiorizamos e interpretamos como tal
según sea nuestra naturaleza. Todas esas cosas no nos
afectan si no prestamos atención y si no pensamos en ellas
(lo contrario de tener la consciencia en el aquí y ahora
presente con la mejor voluntad) en el momento en que lo
interiorizamos surgen las preguntas al respecto y sus
correspondientes malos sentimientos, deseos y
pensamientos.
Por consiguiente, cada nueva atadura de este tipo nos
hace sufrir y nos ata puesto que estos hechos son terrenales y
de la personalidad. A veces no podemos controlar algunas
situaciones del destino, y menos aún si son karmas maduros,
pero lo que sí está claro es que nadie puede decidir por
nosotros ni puede obligarnos a hacer nada sin nuestra
voluntad, por consiguiente, si alguien nos molesta, si algo nos
limita, si alguien nos quiere hacer daño, si alguien nos
controla, no es que ellos tengan ese poder sobre nosotros
sino que nosotros se lo permitimos. Nadie puede crear
nuestro destino por muchas cosas que nos quieran hacer si
nosotros tenemos la voluntad puesta donde corresponde, son
nuestras decisiones, nuestros pensamientos y nuestras
acciones y deseos los que crean el destino, si todo esto está
controlado por la consciencia y la voluntad, estaremos en el
más recto camino hacia la verdadera libertad.

23
LA DIFERENCIA DE CREER O NO CREER EN EL KARMA

Cuando vemos a un animal herido de muerte y


sabemos que va a sufrir hasta morir, generalmente, deseamos
su muerte cuando antes para que no sufra; muchos
matrimonios al enterarse de que su futuro hijo va a tener
malformaciones o alguna enfermedad grave y para toda la
vida deciden abortar; algunos hijos, o incluso la misma
persona, deciden utilizar la eutanasia para no sufrir, y todo
según ellos, por compasión y para ayudarles. Claro que, a ese
pretexto como en otros muchos casos, habría que añadir que
también es por ignorancia de la Verdad; una Verdad, o al
menos parte de ella, representada por la filosofía oculta de las
escuelas u órdenes esotéricas. Sí, la filosofía oculta,
principalmente la de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel,
explica detalladamente las respuestas a las clásica preguntas
de ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿hacia dónde
vamos? Y si a esos añadimos las dos principales y más
conocidas leyes de Renacimiento y de Consecuencia,
entonces, una vez analizado todo, comprendemos la
ignorancia de la mayoría de las personas y las consecuencias
que tendrán por lo mismo.
Todavía hoy quien cree (también por falta de
razonamiento) que somos el cuerpo físico, pero cuando
razonan un poco profundamente se dan cuenta de que
tenemos una vida, deseos, emociones y una mente para

24
pensar. El ocultista sabe que eso es lo que normalmente
llamamos “personalidad” y que esa personalidad humana
desaparecería como tal si no hubiera una consciencia y una
voluntad. Por tanto, los deseos y las emociones pueden
impulsar al cuerpo físico a hacer algo de forma similar a los
animales, y si añadimos la mente comprenderemos que
entonces podemos gobernar esos deseos y emociones como
humanos que somos. Pero todo eso funcionará o no
dependiendo de si hay consciencia para darse cuenta de lo
que ocurre y de si hay voluntad para gobernar
razonablemente toda la personalidad. Así que en ocultismo se
dice que esa conciencia y esa voluntad forman la
representación del Espíritu que es el verdadero y real Ser.
Esto significa que en realidad somos un Espíritu que
está evolucionando gracias a la personalidad que utiliza en
cada vida (los diferentes cuerpos y la mente) y gracias y
principalmente también a las leyes de Renacimiento y de
Consecuencia. Gracias a todo esto hemos pasado, como
ejemplo, de un estado de conciencia prehistórico y de un
planeta salvaje y natural, a una conciencia e inteligencia como
la que tenemos hoy y a un planeta con las construcciones y
tecnologías actuales. Esto significa, principalmente, que
hemos desarrollado la mente bastante y que somos muy
inteligentes. Pero lo cierto es que no es así porque la mente
es la herramienta última que hemos adquirido y, por tanto,
está en sus primeros grados de desarrollo. Pero aun siendo
esto verdad, ya estamos en condiciones de conocer y
comprender como trabajan dichas dos leyes con tal de evitar
crear toda una serie de karmas maduros.
La ley de Renacimiento hace que renazcamos cada
aproximadamente 1000 años para tener experiencias nuevas
gracias a las cuales vamos evolucionando. Pero también
gracias al renacimiento estamos desarrollando la consciencia,
la voluntad, la mente a la vez que también estamos
perfeccionando los diferentes cuerpos del Espíritu. La ley de
Consecuencia que administra nuestro karma es la que

25
participa en nuestro destino poniéndonos lo que corresponda,
tanto bueno como malo, de acuerdo a los hechos de otras
vidas pasadas. Así que una de las cosas más importantes que
debemos hacer en cada vida es perfeccionar los diferentes
cuerpos y desarrollar la voluntad y la mente para no cometer
errores y así evitarnos sufrimientos. Y aquí es donde está la
gran diferencia entre el ocultista y la gran mayoría de
habitantes del planeta, la ignorancia de estos conocimientos y
leyes. Cuanto más conocimiento más responsabilidad, es
decir, si a mí me ponen al cuidado de un departamento que
conozco bien y ocurre algo, el responsable soy yo. Y eso
mismo ocurre con esas leyes, que el que las conoce es más
culpable de sus errores que el que no las conoce (como el
caso de un niño respecto a un adulto); lo que no evita que el
que sea ignorante de ellos no sea responsable o no pague
sus errores.
El ser humano no puede escapar ni dar de lado a la ley
kármica de Consecuencia porque ella está perfectamente al
corriente de todo lo que hacemos, pensamos, decimos, y
deseamos. Y gracias a eso nos corrige para enseñarnos lo
que es correcto y lo que es verdad, puesto que en el sendero
evolutivo no cabe lo erróneo, el mal ni la ignorancia. Los seres
que administran esa Ley toman nota de nuestros
comportamiento en la Tierra, nos dan las consecuencias de
ello en el estado post-morten, y nos ayudan a crear un futuro
destino mejor. Si no fuera por la Ley de Consecuencia no
podríamos evolucionar como ocurriría si no renaciéramos para
experimentar y aprender aquí en la Tierra. Así que, si
queremos evitar el sufrimiento que tenemos y espiritualizar el
carácter para elevar la conciencia debemos obtener el
conocimiento de por qué estamos sufriendo o por qué nos
pasan determinadas cosas. No cabe la menor duda de que no
se puede ser ignorante de la verdad o no querer ser
responsable y sensato y a la vez desear una vida sin
problemas.

26
Debemos saber que todo lo que nos ocurre y que
normalmente llamamos “malo” es efecto de los errores y
causas del pasado. Si yo abuso del alcohol en esa vida es
muy posible que en la siguiente tenga algún problema en el
hígado; si me dejo dominar por la gula es posible que en el
futuro tenga algún problema en el estómago; si utilizo para
mal la energía creadora (sexual, pensamiento y de palabra) es
posible que tenga algún defecto, posiblemente mental, en la
próxima vida. ¿Y todo por qué? Para enseñarnos, para evitar
esa ignorancia que nos trae sufrimiento aquí en la Tierra y
después de la muerte; para que valoremos y cuidemos
nuestros cuerpos (principalmente el físico) Si yo en esta vida
tengo grandes pérdidas es porque las he causado en otra; si
en esta vida tengo un accidente que me invalida es porque
algo hice muy mal que causó algo similar a otros; si en esta
paso necesidades es porque tengo que aprender a
administrar mi dinero y mis bienes porque en el pasado lo
derroché, etc.
Debemos hacernos perfectos y la Ley de
Consecuencia es la principal promotora para ello. Todo mal
hacia nosotros en esta vida es efecto del mal o de los errores
de nosotros en otra vida pasada. Y esto seguirá así hasta que
vayamos aprendiendo cómo funciona y vayamos aplicándola
a nuestra vida para vivir cada vez más en armonía con las
Leyes de Dios, o lo que es lo mismo, hasta que seamos total y
perfectamente libres de esas leyes que solo quieren
enseñarnos y ayudarnos para que no suframos. Debemos ser
conscientes de que somos libres de utilizar la voluntad para
decir sí o no, para actuar en una línea o en otra, para
colaborar con el mal o con el bien, etc. Por tanto, somos
nosotros quienes estamos construyendo el destino de nuestra
futura vida según lo que hagamos o expresemos en esta. Es
cierto que no vamos a perfeccionarnos en todos los sentidos
en una sola vida pero si no comenzamos a trabajar con la Ley
de Consecuencia desde ya, en la próxima vida será más de lo
mismo. Así que, si comenzamos a cuidar nuestro cuerpo

27
tendremos un cuerpo más saludable en la próxima vida, si
somos responsables y respetamos al prójimo y a sus bienes
tendremos mejor destino futuro, si servimos y amamos al
prójimo obtendremos mayor desarrollo espiritual y la voz de la
conciencia nos hablará y advertirá más claramente, y así
sucesivamente.
Volviendo ahora al primer párrafo donde hablaba de
causar la muerte por compasión, he de de hacer hincapié en
algunos hechos que nos causan sufrimiento aunque la gente
crea que es una buena acción. Me da igual que sea el aborto
que la eutanasia que otro hecho similar. El cuerpo físico se
forma por la agregación de átomos, moléculas y células a un
cuerpo etérico que, entre otras cosas, es la vida de este
cuerpo. Y ese molde se forma de acuerdo a un arquetipo
vibrante que creamos en el Mundo del Pensamiento (donde
se crean todos los arquetipos de todo lo existente en la Tierra)
con la ayuda de unas jerarquías. Este arquetipo se crea de
acuerdo a las deudas, hechos, virtudes y karma en general de
otras vidas más las propuestas de esas jerarquías para crear
un nuevo destino que nosotros, como espíritus, admitimos allí.
Por tanto, lo que somos y lo que traemos, bueno o malo, es lo
que nos corresponde y que nos han y nos hemos puesto para
esta vida. Este destino y cuerpo físico es lo que más nos
conviene para progresar más y para quitarnos las deudas del
pasado cuanto antes.
Así que, en ese arquetipo vibrante están las
enfermedades, los problemas que afectan a nuestro cuerpo
físico, los accidentes e incluso la fecha de defunción ¿Qué
ocurre cuando se aplica la eutanasia para que la persona
muera antes de su momento? Pues pueden ocurrir varias
cosas: 1ª.- Que si aplica la eutanasia para que se libere de
esa enfermedad que hace sufrir a esa persona, lo
conseguirán, pero será solo en esta vida porque en la próxima
renacerá con esa misma tendencia para que en determinada
fecha se desarrolle y termine de pagar esa deuda que contrajo
posiblemente por maltratar su cuerpo físico o por abusar de la

28
energía creadora divina que solo se debería utilizar para crear
positivamente o para procrear sin pasión.
2ª.- Que como esa muerte se ha producido antes de la fecha
prevista, en vez de cortarse el cordón etérico de forma natural
se ha forzado y ha causado un suicidio, por tanto, el arquetipo
sigue vibrando como si el cuerpo físico estuviera vivo pero con
la diferencia de que, al no estarlo, ese Ego sufre muchísimo
por sus necesidades físicas hasta la fecha prevista de su
muerte.
Se considera suicidio porque siempre se debe aplicar
con voluntad de la persona interesada. Y dicho sufrimiento es
intenso puesto que el Ego siente ciertas necesidades físicas
(como por ejemplo hambre) y no las puede satisfacer por no
tener cuerpo físico. En el acto egoísta de abortar también
tiene sus consecuencias muy graves, y por decir algo diré que
es muy posible que cuando esos Egos quieran hijos en ora
vida no los podrán tener o que se mueran porque han echado
por tierra todo el trabajo de las jerarquías sobre el destino de
ese Ego y de su cuerpo físico; un destino que iba a llevar a
ese Ego con ellos para saldar ciertas deudas, buenas o
malas, del pasado ¿Qué han ganado con abortar? Nada,
volverán a reunirse en otra vida con esos mismos problemas y
estarán juntos hasta que se salden las deudas entre ellos. Así
que nuestras “buenas intenciones de acabar con una vida por
compasión” están en contra de la Ley de Consecuencia y por
tanto del Plan evolutivo de Dios para nosotros. Como
consecuencia de todo esto está claro que, aun siendo siempre
responsables de nuestros hechos, la ignorancia de la Ley de
Consecuencia agravará sin la menor duda nuestros errores. Y
ahora ¿comprendemos a partir de esta lectura lo que digo de
que a mayor conocimiento mayor responsabilidad?

29
EL DESTINO Y EL LIBRE ALBEDRÍO

Antes de que el Ego, el Yo que utiliza el cuerpo mental


para manifestarse a través del cerebro y del sistema nervioso,
comenzara a utilizar su mente para lo que, actualmente
llamamos razonar, solo respondía a las vibraciones más
lentas del mundo físico. Su falta de sensibilidad le impedía
percibir algo de lo que hoy conocemos como moral, ideales
elevados, intelectualidad, etc., por tanto solo actuaba de
acuerdo a sus intereses más bajos, aunque naturales
entonces. Pero más tarde, este pensador comenzó a darse
cuenta, a través del uso de la mente, de que había algo
superior que le inclinaba a actuar de una manera diferente y
más positiva. Entonces se inició la lucha del Ego para poder
gobernar a la personalidad y no fue de otra forma que
utilizando la voluntad y el libre albedrío. Desde entonces, el
cerebro, el sistema nervioso y, en definitiva, el hombre, trabaja
con vibraciones más elevadas a través del pensamiento; es
decir, se está haciendo un instrumento del Alma.
La voluntad y el pensamiento son los medios más
poderosos que tiene actualmente el hombre para evolucionar
y por tanto para crearse un buen o mal destino futuro. La
voluntad y el libre albedrío siempre nos permiten elegir entre
hacer el bien o el mal pero, como la voluntad se manifiesta a
través de los diferentes cuerpos, hay varias opciones que
tienen diferentes resultados. Ya sabemos que nuestro
verdadero Yo, el Ego, funciona en las regiones superiores del
Mundo del Pensamiento, o dicho de otra forma, está
conectado a sus cuerpos desde una porción de materia de

30
ese mundo que ha especializado en la periferia de su cuerpo
mental. Allí recibe las impresiones del mundo externo gracias
a los sentidos físicos que están íntimamente unidos al cuerpo
etérico, a los que se unen los sentimientos y emociones que
como respuesta emite el cuerpo de deseos y que, por último,
se refleja todo en la mente.
La respuesta del Ego ante un impacto que procede del
exterior es crear una conclusión o idea respecto al tema que
corresponda. Esta idea se rodea de materia de la región
concreta del Mundo del Pensamiento y, ya como un
pensamiento forma, se manifiesta como sigue: Se comunica
con el cuerpo de deseos para que emita un sentimiento como
respuesta; a su vez, éste puede despertar interés en la
persona, el cual puede ser de atracción o de rechazo. Cuando
el sentimiento que ha despertado el interés es de atracción el
pensamiento se envuelve con la materia del cuerpo de deseos
que corresponda (según sea el sentimiento y el interés) y
actúa sobre el cerebro etérico para activar los impulsos
correspondientes sobre los centros cerebrales, el sistema
nervioso y los músculos; así se ejecuta la acción como
respuesta y queda grabada la imagen en el éter del cuerpo
etérico.
Supongamos que el impacto que llega al Ego es la
imagen de un animal herido que necesita ayuda, y
supongamos también que el sentimiento, en este caso,
despierta una actitud de repulsión. Los hechos suelen ser los
siguientes: La voluntad unida al pensamiento lucha contra el
cuerpo de deseos por no estar en sintonía, es decir, la
conciencia o naturaleza superior lucha contra la inferior
intentando cada una por su lado vencer a la otra. Si la
voluntad y el pensamiento son fuertes llegarán a los centros
cerebrales como en el caso de la atracción y se consumará la
acción que la voluntad (el Ego) quería quedando grabada la
lucha también en el éter reflector del cuerpo etérico uniéndose
así a lo que llamamos memoria subconsciente. Si gana el
cuerpo de deseos porque consigue agotar la vitalidad puesta

31
en el pensamiento, entonces ganará la repulsión y la persona
se marchará sin ayudar al animal herido. Naturalmente que
este hecho también queda grabado como todo puesto que
todas estas imágenes son necesarias para extraer la esencia
de la vida en el estado post-morten.
Como podemos ver, cuando la voluntad se alía con la
razón (mente) o lo que es lo mismo, cuando el Ego utiliza el
discernimiento con la voluntad de progresar en Espíritu,
terminan imponiéndose sobre el cuerpo de deseos que
representa la naturaleza inferior del hombre. Cuando la mente
no se deja dominar por los deseos y sentimientos negativos
de este cuerpo, está facilitando la comunicación del Ego con
la personalidad, está manifestando su propia naturaleza, y
está haciendo que los impulsos del Espíritu sean oídos por el
hombre. Está claro que la voluntad y el libre albedrío deben
ser una sola herramienta y trabajar junto a la mente para
vencer al cuerpo de deseos que es el que nos ata y no nos
deja ser libres como deberíamos serlo. Es la única manera de
que el hombre sea libre y sepa actuar con sabiduría en su
vida cotidiana para que su próxima vida sea más
prometedora. Cuando se actúa así vida tras vida nos
deshacemos del aspecto inferior del cuerpo de deseos y nos
unimos a nuestro verdadero Yo en su propio mundo.
No es muy común pero es necesario mencionarlo, si algo hay
parecido a la aniquilación del Espíritu es precisamente cuando
ocurre lo contrario de lo que se debería hacer tal y como se ha
dicho en el párrafo anterior. Cuando la personalidad, el
hombre, se deja dominar durante una o varias vidas por el
cada vez más poderoso aspecto inferior del cuerpo de
deseos, es decir, se va haciendo cada vez más “animal”,
entonces puede llegar hasta el punto de perder su Alma. Esto
es algo así como que el hombre actúa dominado por la lujuria,
la pasión, y por los más bajos sentimientos y deseos, hasta
que llega un punto en que la razón, apenas existente, se
desconecta del Yo superior. Estos seres, aún dominados por
el egoísmo más puro, por el deseo de poder, astutos y

32
perversos, pueden reencarnar y hacer mucho mal hasta que
se desintegran como personalidades.
Como podemos ver, es importante que el hombre se
esfuerce en progresar en cada vida y para ello tiene la
voluntad de esfuerzo y la razón que son las herramientas a
utilizar cuando su libre albedrío cree oportuno. El hecho de
aprender a utilizar el cuerpo como instrumento (trabajo,
manualidades, etc.); la mente para estudiar e interesarse por
la cultura y practicar el discernimiento; y el desarrollo de
sentimientos de amor, fraternidad, compasión, altruismo, etc.,
son medios a nuestro alcance que favorecen el desarrollo del
Alma y nos conceden cada vez más libertad. No olvidemos
que cada persona renace con una serie de cualidades y
defectos de los cuales debe utilizar las virtudes para crearse
otras nuevas y, a la vez, eliminar los defectos aunque solo sea
por inanición; es ahí donde mayor importancia tiene el libre
albedrío y la voluntad.
Lo mismo que renacemos con toda una serie de
virtudes y defectos, también lo hacemos con los aspectos
negativos que nos pueden traer sufrimientos y disgustos y, por
otro lado, con los medios que nos facilitarán cierto grado de
gozo y felicidad. Pero ¿Cómo podemos utilizar la voluntad y el
libre albedrío para obtener cada vez más felicidad y menos
sufrimiento? Sabiendo que tenemos tres principales cuerpos
para experimentar y evolucionar en la Tierra, debemos tener
muy en consideración lo siguiente: Los efectos de los trabajos
realizados por los diferentes cuerpos tienen unos efectos que
progresan geométricamente según van desde el cuerpo físico
hasta los ideales elevados de las regiones donde se
encuentra el propio Ego. Esto quiere decir que un acto físico
realizado con buena intención y más aún si sus efectos
benefician al prójimo, tendrá un beneficio material en la
próxima vida. Pero si una persona trae ideales elevados e
inspiraciones, no solo puede progresar en sentido material
sino que también tendrá éxitos y medios para solucionar los

33
problemas más una serie de oportunidades para el desarrollo
espiritual.
En el grado evolutivo en que se encuentra actualmente
la humanidad trae más karma malo que bueno, es decir, más
disgustos, problemas o limitaciones, que alegría, trabajos
cómodos y libertad de acción. Esto procede del “Banco
Universal” donde cada uno de nosotros tiene una cuenta con
su correspondiente “debe” y “haber”. Las actuaciones
positivas de nuestros cuerpos, más las aspiraciones, ideales,
etc. etc. aumentan nuestro saldo, mientras que lo contrario lo
disminuye y nos trae problemas, disgustos y toda una serie de
fuerzas que harán que estemos en determinadas
circunstancias y con determinadas personas que no nos
pondrán las cosas fáciles.
Cuando utilizamos el discernimiento antes de tomar
decisiones; cuando nuestro egoísmo no perjudica a los demás
como por lo general ocurre; cuando tenemos aspiraciones e
ideas espirituales, devocionales y fraternales; y cuando
controlamos la mente con la voluntad para no crear mal a
nadie, estamos eliminando parte de esas deudas kármicas
que tenemos en el Banco Universal como “debe”. Cuando
nacemos no lo hacemos con todas esas fuerzas buenas y
malas activas, siempre nacemos con algunas más virtudes o
fuerzas positivas que negativas para que podamos aumentar
nuestro saldo y porque, si fuera al contrario, las fuerzas o
karma negativo nos podría vencer y llevarnos al desastre. Así
es que, los Señores del Karma nos favorecen para que
nuestra vida no sea tan dura y nos dan la oportunidad de
mejorar por medio de nuevas oportunidades (causas) que, si
sabemos utilizar la voluntad y el libre albedrío, nos facilitarán
un mejor destino.
De todo lo anterior podemos deducir que si del karma
total negativo traemos un 25% y del positivo un 30% más las
oportunidades que nos ofrecen los Ángeles del Destino de
mejorar nuestro desarrollo y aumentar el buen karma,
tendremos muchas posibilidades de ir saldando nuestras

34
deudas y aumentando nuestro saldo. Pero no hay que
centrarse solamente en las posibilidades u oportunidades. Si
cada sufrimiento, problema o limitación la convertimos en
resignación, humildad, simpatías, etc. gracias a la rectificación
de nuestro carácter por medio de la fuerza de voluntad y el
sacrificio, engrandeceremos nuestro buen karma. Pero si
hacemos lo contrario, no sólo aumentaremos el malo sino que
agotaremos el bueno, lo que en la próxima vida se traducirá
en sufrimiento y dolor. ¿No es ésta razón suficiente para
conocernos a nosotros mismos, cambiar nuestro carácter y
procurar no hacer mal a nadie en pensamiento, palabra y
obra?
Por lo general y particularmente en occidente, no hay
grandes variaciones en los resultados del karma de una vida
respecto a otra, se suele mejorar algún grado pero siempre
hay altibajos hasta que la persona encuentra el sendero de
aceleración por medio de la devoción o del conocimiento
oculto. Cuando el hombre comienza a intuir o conocer el Plan
de Dios es cuando de verdad acelera su desarrollo espiritual
gracias a su fuerza de voluntad y a su libre albedrío. Esta es
la explicación al porqué hay un destino para cada persona, la
cantidad de karma bueno o malo puesto por los Ángeles del
Destino según sus deudas pendientes y según sus
necesidades de desarrollo. Sus padres, hijos, profesión, sus
amigos, las circunstancias, todo está previsto para que el
resultado de la vida sea bueno y, sin embargo, nada de ello va
a obligar a una persona a responder de determinada forma.
Siempre somos libres y podremos elegir entre hacer el bien o
hacer el mal, entre aumentar el karma bueno o saldo o
aumentar el malo y crearnos más deudas. Por muy duro que
sea el destino siempre tendremos a nuestro Ego intentando
aconsejarnos para que desarrollemos nuevas virtudes y para
que podamos crearnos un mejor destino.
El hombre no debe estar dominado por las personas ni
por las circunstancias, pero tampoco debe dejar de utilizar su
mente y su voluntad con la mejor intención. Aunque dos

35
personas tengan un destino duro y similar siempre pueden
ocurrir dos cosas: Primera, que uno de ellos decida luchar con
fuerza, optimismo y sabiendo que él mismo puede cambiar
muchos aspectos de su vida y, Segunda, que, el otro, desde
el primer momento se rinda y piense que no merece la pena
luchar porque así está escrito en sus destino. Dos mismos
barcos pueden competir en una regata con las mismas
ventajas y el mismo viento a favor pero llegará primero quien
sea más hábil y tenga más experiencia. Luego entonces no
podemos admitir que el hombre se vea manipulado y dirigido
de allá para acá aún en contra de su voluntad, sino que es el
hombre mismo quien, con su voluntad y libre albedrío puede
cambiar su destino en muchos aspectos. Todos tenemos un
Poder Interno que, bien utilizado, nos ayudará a cambiar
muchas circunstancias de esta vida y otras muchas en la
próxima, ese poder es la Voluntad trabajando sobre los
ideales elevados y con la intención de espiritualizar el
carácter.
Nuestro origen, como seres humanos, podría
compararse a un diamante en bruto el cual, si se le aplica una
pasada tras otra en la piedra de esmeril hasta permitir que la
luz penetre en su interior, veremos el diamante en todo su
esplendor y belleza. Si comprendemos que cada aplicación a
la piedra es una vida en la que nos esforzamos en desarrollar
la voluntad para colaborar en ese Esquema que Dios ha
creado cuyo fin es hacernos a imagen y semejanza Suya,
admitiremos que en cada vida estamos desarrollando nuevos
aspectos que nos acercan a Él en conciencia y en
espiritualidad. Si en cada vida nos esforzamos solo un poco y
actuamos y tomamos las decisiones correctas, cada vez
mostraremos y tendremos más posibilidades de forjarnos un
destino donde, además de obtener bienestar y felicidad,
obtendremos mayor dominio propio, más libertad de acción y
mayor volumen en la Voz de la conciencia. Recordemos que:

36
1º.- Las aspiraciones, anhelos e ideales elevados de una vida
se convierten en facultades y habilidades en la próxima.
2º.- La voluntad se convierte en capacidad y poder.
3º.- La repetición de pensamiento en determinada línea o
aspecto se convierte en tendencias para la mente creadora.
4º.- La experiencia se convierte en conocimiento y éste en
sabiduría.
5º.- Las ayudas materiales y el servicio a los demás serán
nuevas oportunidades de seguir haciéndolo en la próxima
vida.
6º.- El servicio y ayuda de forma oral, literaria, moral, etc.,
traen mayor desarrollo intelectual y espiritual.
7º.- Las oportunidades no aprovechadas y el no cumplir con
nuestros deberes y responsabilidades traerán problemas,
limitaciones y aspiraciones frustradas.

Es aconsejable tener siempre presente que:

1º.- Nuestros hechos, respecto a los diferentes cuerpos son la


base de nuestro futuro destino.
2º.- Que en lo que pensamos en eso nos convertimos.
3º.- Que los pensamientos son como semillas y se unen y
refuerzan para hacer bien o mal en el mundo.
4º.- Que podemos cambiar nuestra vida, carácter y destino
cambiando nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
5º.- Que somos nosotros mismos quienes creamos nuestro
mal destino cuando nos encerramos y obsesionamos con lo
negativo.
6º.- Que cuando actuamos consciente y voluntariamente para
hacer el bien y la voluntad de Dios estamos trabajando por
nuestra propia liberación del renacimiento.

Así es que: “Solo nuestros propios hechos pueden entorpecer


nuestra evolución y solo nuestra propia voluntad y libre
albedrío puede atarnos al renacimiento.”

37
CAUSAS QUE FORMAN NUESTRO KARMA

“Cualquier “incidente” que nos ocurra es fruto de la ignorancia


de las leyes espirituales y se debe a la acción de esas mismas
leyes que son desconocidas o que no se han tenido en
cuenta. Todas las fuerzas de la naturaleza pueden ser
empleadas en la proporción en que sean comprendidas. La
naturaleza se conquista por medio de la obediencia a sus
leyes.”

El ser humano está evolucionando en la etapa actual


en tres principales mundos:

Mundo Físico: Que a su vez se divide en una región etérica y


otra de materia sólida, líquida y gaseosa.
Mundo de Deseos: Relacionado con nuestros deseos,
sentimientos y emociones y donde se encuentran el
Purgatorio y el Cielo que es donde desarrollamos la
conciencia y donde fortalecemos la iniciativa para hacer el
bien.
El Mundo del Pensamiento: Dividido en dos regiones llamadas
Concreta y Abstracta que es donde surgen las ideas y donde
creamos los pensamientos.

En lo más elevado de estos mundos se encuentra el


verdadero Ego o Yo y, por tanto, debería tener poder sobre la

38
mente, los deseos y sentimientos y sobre el cuerpo físico. Sin
embargo no es así, el hombre se suele sentir dominado por el
cuerpo de deseos precisamente por no conocer las leyes
divinas, por no saber manejar la mente para dominarle y, en
resumidas cuentas, por falta de evolución.
Por otro lado, lo que llamamos humanidad está
compuesta de tres cuerpos, una mente y un Espíritu
manifestado como una trinidad a imagen y semejanza a su
Creador, Dios. Estos son:

1º. Un cuerpo físico formado por materia cuya composición es


análoga a cualquier otro cuerpo u objeto material y que, por
tanto, no tiene sentimientos ni puede pensar.
2º. Una vida, la cual vivifica el cuerpo físico, que durante la
existencia mantiene unidas a las células para que cumplan
con su misión hasta el momento de la muerte donde, al
abandonar el cuerpo, quedan libres (creando un caos en el
organismo) y descomponen el cuerpo para que la materia
vuelva a su origen.
3º. Un cuerpo, normalmente llamado de “deseos” o
“emocional”, que es el incentivo imprescindible para que
actuemos y, por tanto, para experimentar en la vida pero que
tampoco razona puesto que representa los deseos, los
sentimientos y emociones.
4º. Una mente que es la que se está imponiendo cada vez
más sobre el cuerpo de deseos para que seamos más
racionales y menos animales como lo fuimos en un tiempo
pasado cuando solo actuábamos por instinto y sin ningún tipo
de razonamiento.

Con lo dicho hasta aquí podemos llegar a la conclusión


de que desde que nacemos nos identificamos con el cuerpo
físico y que, dependiendo del grado de desarrollo mental y del
discernimiento que tengamos, así podremos imponer la razón
sobre el cuerpo de deseos o, por el contrario, nos dejaremos
llevar por ellos así como por los sentimientos y emociones.

39
Dicho de otro modo, el buen uso de la mente, de la razón, nos
capacitará para (por ejemplo) decir ¡No! ante una tentación
que sabemos que puede perjudicar el organismo mientras que
otros que se dejen dominar por este cuerpo accederán
gustosamente con tal de satisfacer ese deseo.
Ese mismo discernimiento del cual estamos hablando
es el que en estos mismos momentos debería hacer que el
lector se preguntara ¿quién utiliza la mente? o sea, ¿Quién
razona cuando le apetece para decidir si desea algo o no? Es
aquí donde tenemos que hacer una provisional pero necesaria
aclaración. Lo mencionado hasta ahora, incluyendo la razón,
es la “personalidad”, el ser humano físico tal y como lo
entienden la mayoría de las personas, sin embargo, a la
pregunta de ¿Quién se manifiesta a través de la voluntad a lo
largo de la vida para intentar dirigir y controlar los diferentes
cuerpos mencionados? hay que responder que es el Ego o Yo
superior. Con esta pequeña aclaración ya podemos definir al
ser humano como una “personalidad” a través de la cual se
manifiesta en parte, según el grado de desarrollo, el Yo
evolucionante o “individualidad”.
Lo mismo que la humanidad, a lo largo de su
evolución, ha ido descubriendo y clasificando las partes y
órganos que componen el cuerpo para encontrar respuesta a
sus muchas dudas sobre cómo funciona, así mismo, en el
futuro tendrá que continuar investigando y descubriendo
clases de “materia” más allá del átomo para encontrar otras
muchas respuestas que a lo largo de la historia han negado.
Todas las partes y órganos que forman nuestro cuerpo son
necesarios para que el mismo pueda funcionar correctamente,
pero es que también cada órgano necesita de sus
correspondientes células, y moléculas, y cada molécula de los
átomos, y cada átomo de sus protones y electrones, y de los
éteres que ya se comienzan a hablar como componentes de
la energía que hace que los órganos puedan funcionar y el
cuerpo pueda vivir.

40
A lo largo de la vida se renuevan las células y las
moléculas, los átomos se combinan para formar
inteligentemente esas diminutas vidas (bacterias, células,
moléculas, etc.) y también toda la materia de nuestro cuerpo
¿Quién o qué inteligencia hace que todo eso cumpla una
función de supervivencia en el organismo y evita que cada
una de esas vidas actué por su cuenta? Nuestro cuerpo físico
está compuesto por el mismo material que los cuerpos de los
tres reinos que nos siguen y en cada forma material cumplen
una determinada misión. La planta tiene una “vida” que no
tiene el mineral; el animal tiene deseos, sentimientos y
emociones que no tiene la planta; y el hombre tiene una
mente para razonar y una voluntad que no tiene el animal; y
sin embargo todos estamos evolucionando en un “cuerpo” y
en un planeta material y todos nos necesitamos para
continuar experimentando y desarrollando cualidades. Por
otro lado, nuestro planeta es parte de otro órgano llamado
sistema solar (como lo son los protones o electrones del
átomo) que a su vez es parte de un gran cuerpo llamado
macrocosmos ¿o quizás deberíamos decir que nosotros
somos átomos de la célula Tierra que es una más de las que
componen el cuerpo manifestado de un Ser Incognoscible,
Omnipotente y Omnisciente? ¿Por qué no? Todo lo que
compone nuestro cuerpo está dentro de nuestra influencia
como vida y conciencia y cuando la individualidad (la vida y la
conciencia) abandona el cuerpo en lo que llamamos muerte,
todo se descompone y vuelve a su origen atómico para formar
nuevos cuerpos evolucionantes. Luego entonces, nosotros no
somos nuestro cuerpo físico como yoes individuales y con
voluntad propia.
El hombre actual es como un puente entre el animal
que fue cuando aún no tenía autoconciencia y el hombre
futuro con cierto grado de conciencia del Alma, pero nunca ha
sido, es, o será su cuerpo físico. El Espíritu utiliza los cuerpos
en cada vida para experimentar y desarrollar sus poderes
(actualmente latentes en nosotros) como el niño utiliza los

41
libros cada día que va a clase hasta que en un futuro alcance
su meta o carrera donde pueda desarrollar sus cualidades
también latentes. El Yo superior intenta espiritualizar al yo
inferior o personalidad para manifestar su poder sobre sus
cuerpos como el ser humano intenta dominar el mundo físico
para crear formas más perfectas que le sean de mayor utilidad
en sus proyectos de convivencia. Pero algún día ambos se
encontrarán a mitad de camino y entonces la personalidad
tomará conciencia de la inmortalidad del Espíritu y éste podrá
desarrollar sus poderes y manifestarse en una común unión
con los demás. Entonces habrá continuidad de conciencia y la
pérdida del cuerpo (muerte) será como cuando tiramos un
traje porque ya no nos sirve o está viejo.
Aunque este tema pueda parecer aburrido, es
necesario dejar claro que no somos el cuerpo físico y que,
como ya se verá, tampoco es el cuerpo el que renace, es
más, tampoco lo hacen las emociones, ni los deseos, ni
siquiera la mente. Hasta ahora hemos dividido al ser humano
como un Ego o Yo superior y una personalidad, quienes lean
por primera vez esta clase de enseñanza o filosofía pueden
pensar que es absurda pero los que estén familiarizados con
la filosofía oculta o esotérica, verán que es la explicación más
lógica y razonable que se puede dar. He de decir que lo que
se expone en esta obra es una mínima parte, lo
imprescindible para poder explicar lo que deseo, sin embargo,
lo podría ampliar mucho más como lo han hecho tantos y
tantos verdaderos ocultistas.
Estas enseñanzas no son nuevas pero hasta hace
poco más de un siglo solo unos pocos tenían acceso a ellas.
El renacimiento en la India es comprendido sin ninguna duda,
Cristo mismo habló de “renacer” y de “Espíritu y cuerpo”,
incluso grandes filósofos enseñaban a sus discípulos que el
Espíritu renace en cuerpos físicos cada cierto tiempo. Platón
explicaba que el Espíritu había sido creado por lo que
comúnmente llamamos Dios, que los otros cuerpos eran
corruptos porque habían sido creados por los “dioses

42
menores” y que de esa unión y por medio del renacimiento se
forma un Alma. También San Pablo habla de “cuerpo terrenal”
y “cuerpo espiritual” y, junto a Platón y a Pitágoras, también
menciona tres principios (cuerpos) que a su vez se convierten
en siete.
En esta obra se tratará del Espíritu manifestado (que
es trino como Dios mismo, su creador) por medio de cuatro
herramientas, entendiendo que el Yo superior es el individuo
que en un momento dado de su evolución nace (se
individualiza como conciencia) al recibir la mente y al
reconocerse a sí mismo como separado de los demás, lo que,
por cierto, algún día les ocurrirá también a las vidas que
animan los cuerpos de los animales. Por tanto, estaremos
más acertados si al hablar del cuerpo físico, en vez de pensar
o hablar como un “yo”, lo hacemos como “nuestro cuerpo”. Si
nuestra autoconciencia fuera el cuerpo físico no
experimentaríamos el sueño puesto que el cuerpo no
desaparece, el sueño o pérdida de conciencia del mundo
físico no es otra cosa que la salida del Ego del cuerpo y, por
tanto, no somos conscientes del mismo.
Lo mismo que el niño que nace, va desarrollando los
sentidos según pasan los años y luego se va identificando con
los deseos, sentimientos y emociones a la vez que va
utilizando la mente para aprender y actuar hasta que a cierta
edad se le puede considerar maduro y responsable como
individuo, así mismo, la humanidad ha ido adquiriendo sus
cuerpos a lo largo de millones de años pasando por estados
de conciencia inferiores donde se guiaba por su instinto hasta
que adquirió la mente que es la herramienta que utiliza el Yo
superior para intentar dirigir su destino. ¿Qué es si no el típico
“fantasma” que tantas personas han visto incluso después de
haber muerto? ¿Qué es la imagen que sale de un médium en
una sesión espiritista? ¿Qué es lo que sale del cuerpo cada
noche e incluso en el momento de la muerte como se ha
comprobado con básculas muy precisas que demuestran que
hay una pérdida de peso? Ni más ni menos que el “Yo

43
superior” con sus cuerpos etéricos dejando en el lecho al
cuerpo físico y, por tanto, perdiendo la conciencia de él a la
vez que la adquiere en los otros mundos.
Estamos hablando del renacimiento del Ego en un
cuerpo físico, podríamos hablar de la eternidad de esa Ego
que adquiere sabiduría y desarrolla poderes en cada vida,
pero de lo que no se puede hablar es de “resurrección de la
carne.” La personalidad con sus deseos, pasiones,
pensamientos, etc. no puede ser eterna porque la meta es
“Sed perfectos como nuestro Padre es perfecto”. La carne y lo
corrupto y malévolo no pueden heredar el reino de los cielos,
de ahí que Cristo dijera que sólo llegaremos al Padre imitando
su amor y a través de Él. Pero, como es lógico, lo mismo que
un niño no consigue una carrera universitaria en un solo día
de clase, tampoco una persona puede adquirir la perfección
de la que habla Cristo en una sola vida. Luego entonces, si el
mal que cometemos no es eterno y tenemos que ser perfectos
para entrar en el Reino de Dios, está claro que algo tiene que
ir recopilando lo bueno de cada vida para que al cabo de
cierta cantidad de renacimientos sea perfecto. O ¿qué es si no
la conciencia que nos advierte antes de hacer el mal y nos
causa remordimiento después de haberlo hecho? Por
supuesto, el Yo superior.
Sócrates, Platón y otros filósofos griegos dividen al ser
humano en cinco principios que son: Espíritu, Alma, mente,
deseos y cuerpo físico. Mientras que los egipcios lo hacían en
siete como actualmente lo hacen casi todas las escuelas
serias de ocultismo; las religiones y escuelas de la India, del
Tíbet e incluso personajes como Lao Tse en su “Tao-Te-King”,
hablan del ser humano como de un Espíritu con varios
principios o cuerpos. Basándonos en todas estas escuelas y
estudios podemos decir que el Triple Espíritu (al cual está
unida el Alma o Yo superior) manifestado en nosotros como
voluntad, conciencia, intuición y mente abstracta, se sirve de
la mente concreta para imponer la razón sobre el cuerpo de

44
deseos y así extraer más provecho de las experiencias que
obtiene en el mundo físico a través del cuerpo físico.
Desde que teníamos una conciencia similar a la que
tienen actualmente los animales hasta nuestros días, en cada
renacimiento hemos ido aborreciendo o superando el aspecto
animal o más bajo de nosotros. Hemos pasado de matarnos
por el instinto de supervivencia a respetar la vida, de ser
tremendamente egoístas a comenzar a ser altruistas, de
dejarnos dominar por los deseos a imponer la razón y la
voluntad sobre ellos, de hacer la guerra por intereses
personales a no querer guerra, de ver las necesidades del
tercer mundo y no hacer nada a que haya cientos de ONG.
Pero eso no es nada para lo que nos queda por desarrollar
hasta alcanzar la perfección, y si no fuera así ¿Por qué unos
van a nacer con una naturaleza o carácter tan santo mientras
que otros son lo contrario? ¿Lo va a hacer Dios cuando nos
crea? Entonces no sería Dios puesto que, como dicen las
religiones “Dios es amor” y aunque así fuera ¿Qué motivos
tiene Dios para ello sabiendo que (según dice la iglesia) los
pecadores sufrirán por toda la eternidad? Lo mismo que el
niño comete errores y faltas en el colegio, los que tiene que
corregir después del examen o al siguiente día, también ese
Yo superior renace para aprender, para purificar su cuerpo de
deseos, desarrollar la mente y controlar sus cuerpos por
medio de la voluntad. Por tanto, es a través de renacimientos
en cuerpos (aunque ahora la mayoría de nosotros solo
veamos el físico) como cada uno de nosotros aprende, se
perfecciona y se adapta más que otro, lo que significa que
evoluciona más y desarrollará los poderes del Yo antes.
Dice San Juan en su evangelio de acuerdo a la
enseñanza de Cristo respecto a los principios del hombre: “Yo
soy la vid (el Yo superior o Alma) y mi Padre es el labrador (el
Espíritu como hijos creador por Dios que somos) Cada
sarmiento que en Mi no da fruto (cada personalidad o cuerpos
que utiliza el Alma en cada vida) lo arranca (el Espíritu hace
que muera)....” “Así como no puede el sarmiento dar fruto por

45
sí solo sino manteniéndose en la cepa, tampoco vosotros lo
podéis dar como no viváis en Mí, Yo soy la cepa, vosotros los
sarmientos. Si un hombre no vive en Mi, es desechado como
un sarmiento y se secará, luego se le echará al fuego y se
quemara.” Cristo está diciendo que para llegar a la perfección
de nuestro creador o Padre tenemos que imitar su vida y
hacer lo que predica. También está explicando que el Espíritu
(labrador) tiene que desarrollar sus poderes latentes gracias al
Alma reencarnante (la vid) la cual extrae la sabiduría de las
experiencias por medio de la personalidad (el sarmiento) y
que cuando ese sarmiento ya no cumple con su función, el
Espíritu hace que fallezca para prepararle y fortalecerle para
otro nuevo renacimiento (nuevo sarmiento) después de
asimilar el fruto de la última vida.
Si estudiamos un átomo nos daremos cuenta de que
su existencia (como todo lo manifestado) no puede ser casual,
si alguien lo piensa es simplemente porque la ciencia aún no
ha ido mucho más allá. Los elementos que componen un
átomo y sus movimientos son una manifestación de sabiduría,
a su vez, los átomos mismos demuestran “inteligencia” porque
tienen sus “preferencias” a la hora de combinarse para formar
los elementos químicos. Esa es la base de toda existencia o
manifestación de toda la materia y formas donde se pueda
manifestar la vida, es decir, los mismos átomos forman
nuestros cuerpos como también forma cualquier otro objeto.
Entonces, ¿podemos decir que nosotros somos la materia
física? Por supuesto que no, si lo fuéramos también nos
identificaríamos con todo lo material. Tenemos un cuerpo
físico porque lo necesitamos en nuestros renacimientos para
poder experimentar, aprender y evolucionar en este planeta
físico, pero cuando el Alma haya aprendido las lecciones
correspondientes, ya no lo necesitará más porque continuará
su desarrollo en los mundos donde se encuentra mientras
duerme y donde recopila el beneficio de sus experiencias de
una vida una vez abandonado el cuerpo físico tras la muerte.

46
Con lo dicho anteriormente debemos llegar a la
conclusión de que el hombre no es la materia, sin embargo,
todavía hay quien piensa que somos la “vida” que abandona
el cuerpo físico en el momento de lo que llamamos muerte.
Hay tres líneas de desarrollo en el ser humano, éstas son: La
forma, la vida y la conciencia. La forma o materia, evoluciona
gracias a la vida que la habita, es decir, la vida de la planta,
del animal y del ser humano ha hecho que la materia haya
evolucionado desde el origen de este planeta como tal hasta
nuestros días; y la conciencia (como resultado de esa unión y
desarrollo) es la que acelera ese proceso según el reino
donde se manifieste. Por ejemplo, la vida y la autoconciencia
del hombre transforman los elementos químicos (la materia)
en objetos que necesita para su propio progreso y evolución.
Así es que, aunque la vida de los diferentes reinos tiene un
mismo origen divino, la vida que anima nuestros cuerpos está
más evolucionada y lista para que el Ego la pueda utilizar con
su conciencia individual que hace que nos reconozcamos
como un “Yo”; lo que no pueden hacer los tres reinos que nos
siguen.
La vida es la que hace que el hombre respire y se sirva
de los éteres vitales del Sol (entre otras cosas) para tener
salud, la que hace que se extraigan los nutrientes de los
alimentos, la que hace que los órganos funcionen (pulmones,
corazón, etc.) y, en definitiva, la que nos mantiene vivos; por
tanto tiene que estar dentro del cuerpo físico. Pero si la vida
no se ha podido identificar como elemento químico o materia,
quiere decir que debe estar compuesta de otra clase de
materia más sutil que la que conocemos, que la ciencia aún
no ha descubierto y que debe estar más allá de los protones y
electrones; es decir, más allá de lo que llamamos energía. Así
es, la vida, en su manifestación más densa está compuesta
de éteres, unos éteres que ya desde hace bastantes años se
han podido detectar en las plantas, en los animales y en el
hombre en forma de aura o ectoplasma y que se relaciona con
los meridianos energéticos de la acupuntura y con el

47
magnetismo. La vida también es la manifestación de esos
cuerpos etéricos (fantasmas) que muchos y en muchas
ocasiones han visto, principalmente de personas fallecidas o a
punto de fallecer.
Por tanto, la vida en el hombre se manifiesta con la
misma forma e imagen del cuerpo físico como un molde sobre
el cual se construye el mismo desde los átomos hasta las
células. Es más, este molde o cuerpo etérico es el que
mantiene unidas a las células haciendo que éstas cumplan su
misión en la generación, desarrollo y regeneración del
organismo con tal de mantenernos vivos. Ya hemos dicho que
el hombre espiritual está compuesto de siete principios, a lo
que hay que añadir que, aunque está evolucionando en cuatro
mundos (de los que obtiene la materia para formar cada uno
de sus cuerpos en cada renacimiento) también terminará su
desarrollo espiritual futuro en siete mundos o planos creados
por Dios para ese fin. El cuerpo físico y la vida que lo anima
también forman siete grados de materia, los tres que todos
conocemos como sólido, líquido y gaseoso más los cuatro
éteres que forman el cuerpo etérico que anima o vitaliza el
cuerpo físico. Estos cuatro éteres están relacionados con la
actividad de los órganos internos, con lo sentidos, con el calor
de la sangre, con el sistema nervioso y con la conciencia, por
consiguiente son los medios por los cuales el Ego o Yo
superior maneja y dirige el cuerpo físico. O sea, el cuerpo
etérico es el medio de comunicación de lo que percibimos y
sentimos para el Yo superior por medio del cuerpo de deseos
(el cual normalmente crea un sentimiento, deseo o emoción) y
de la mente (la que, normalmente, emite un pensamiento
como respuesta) Pero, además, también es el medio por el
cual ese Yo superior impresiona el cerebro a través de la
voluntad en su intento de dirigir su destino.
Es muy fácil que alguien se pregunte ¿Si es el doble
del cuerpo físico, qué ocurre cuando se le amputa un miembro
a una persona? Pues por no poner muchos ejemplos diré que
se ha comprobado que, en muchos casos, la persona se

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quejaba de dolores o picores en ese miembro amputado ¿por
qué? Pues porque este doble etérico tarda en descomponerse
un tiempo y, mientras tanto y dependiendo de lo que hagan
con la parte amputada, puede ocurrir ambas cosas. Otro caso,
como ejemplo, aunque hoy su práctica ya no es tan común, es
cuando un espíritu extrae en gran parte este cuerpo etérico de
una persona que hace de médium, en esos casos el cuerpo
físico queda aletargado, muy débil por la falta de vitalidad, los
ojos se quedan sin expresión y la mente casi inactiva. Este es
también el “aliento de vida” que Dios insufló en la nariz de
Adán para darle vida, es decir “Nephes”, es el “prana” de los
hindúes, la vitalidad que especializa el Ego para mantener el
cuerpo vivo y activo; es el éter que circula por el sistema
nervioso y mantiene activas las neuronas, el que nos hace
sentir Dolor o placer a través de la envoltura física.
En un párrafo anterior he mencionado el aura como el
cuerpo etérico, en realidad, esos centímetros que algunas
personas pueden ver alrededor del cuerpo físico no es un
aura sino el cuerpo etérico que sobresale un poco del físico.
Normalmente se ve luminoso y con un color mezcla de violeta
claro y rosa. Los animales lo ven y le siguen el rastro como
ocurre con los perros policías; los niños también le pueden ver
cómo ven a otros seres en sus primeros años y hasta que
pierden la conciencia de los mundos de donde vienen y donde
estamos entre un renacimiento y otro. Puede variar en su
tamaño y color temporalmente según el estado de vitalidad o
salud y según las impresiones que le afecten del exterior. Los
verdaderos clarividentes le pueden ver con sus centros o
chacras multicolores y las energías que circulan por él a modo
de un sistema nervioso.
Hemos dicho que el Ego maneja el cuerpo físico por
medio del cuerpo mental cuya manifestación es la mente
concreta y sus pensamientos, por medio del cuerpo de deseos
que es el incentivo para la acción, y por medio del cuerpo
etérico que es el que da vida a todo el organismo y que facilita
a dicho Ego la expresión del cuerpo de deseos (sentimientos,

49
emociones, etc.) y de la mente haciendo que los
pensamientos lleguen al cerebro. Pero, además de la reacción
que el cuerpo pueda tener y comunicar al cerebro por medio
del sistema nervioso, también los sentidos cumplen esa unión
para que el Alma sea consciente de todo lo que le rodea y
afecte y para que pueda ponerse en contacto con el medio
ambiente que rodea su cuerpo físico. De hecho, toda la
evolución adquirida, principalmente, desde nuestros primeros
tiempos como humanidad, ha sido gracias a los sentidos
porque sin ellos no seríamos conscientes de las experiencias,
no podríamos haber investigado en este mundo físico, y no
desarrollaríamos la conciencia aquí y después de la muerte
del cuerpo físico. Entre las muchas ventajas que facilitan los
sentidos del hombre al Yo superior, están los de poder
discernir entre lo que es real y lo que no y la de poder
investigar y transformar este mundo para adaptarlo a sus
necesidades de progreso.
El ser humano es creador por medio de sus ideas y
pensamientos en base a los cuales maneja y transforma la
materia física. Cuando a alguien se le ocurre algo está
creando una idea en la región superior del Mundo del
Pensamiento, después lo ampliará y razonará hasta el grado
que quiera en la región concreta de este mismo Mundo, y
después lo acompañará con el sentimiento adecuado en el
Mundo del Deseo. Ese es el proceso normal, es decir, cómo el
Ego influye en sus cuerpos para manifestarse en su cuerpo
físico a través del cerebro y del sistema nervioso.
Todos los mundos se dividen en subplanos y en cada
plano hay infinidad de seres de muy diversos grados de
conciencia y otros que ni tienen conciencia como
individualidad. Cuando una persona crea un pensamiento en
la región concreta de este mundo, en realidad es una
vibración o sonido al cual se une la materia correspondiente
del mundo del deseo en forma de sentimiento, deseo o
emoción. Pero dependiendo de si su naturaleza es buena o
mala, así acudirá un elemental semiinteligente o subhumano

50
atraído para habitarle como vehículo en su desarrollo. Como
es lógico, nosotros no estamos evolucionando solos ni en el
planeta ni este mundo físico, hay infinidad de seres más
evolucionados que nosotros y también otros muchos menos
por debajo de nosotros. Bien, los elementales son formas de
vida no individualizadas que están evolucionando utilizando
como vehículos (cuerpos) nuestras emociones, sentimientos y
pensamientos entre otros. Según haya sido la voluntad y la
concentración que una persona haya puesto a la hora de
crear un pensamiento, así será la duración que tenga pero,
por lo general, cumple su misión y después vuelve a su
creador. Pero cuando decimos “vuelve” nos estamos
refiriendo a que el elemental le ha utilizado como vehículo
para cumplir una misión que puede ser buena o mala según
las intenciones del pensador. Lo mismo que nosotros
evolucionamos gracias a nuestros cuerpos y al mundo físico y
los espíritus de la naturaleza gracias a la materia etérica con
la que hacen los moldes de la materia física, también los
elementales lo hacen por medio de los pensamientos y la
materia de ese mundo.
De esta forma podemos comprobar que el ser humano
es un sembrador que va dejando muestras de su propia
personalidad y sembrando el espacio de elementos que
pueden beneficiar o perjudicar a la humanidad. Estos
elementales reaccionan y se fortalecen con cualquier otra
forma de pensamiento que esté en su misma vibración, por
eso, nuestro deber es pensar con las mejores intenciones de
ayudar y siempre de forma que no hagamos daño a los
demás. Todas las formas de pensamiento están animadas por
una entidad de diferente grado, ya que éstas forman los
vehículos individuales dentro de estos mundos vivificando
principalmente los sentidos del cuerpo de deseos. Son las
entidades del cambio porque transforman las vibraciones en
sensaciones. Son de muy diferente grado y están en todos los
cuerpos que son capaces de sentir. Lo mismo que nosotros
cogemos materia de los mundos para formar nuestros

51
vehículos, ellos utilizan la materia de nuestros cuerpos
invisibles para evolucionar. El hombre se pone en contacto
con estos elementales por medio del cuerpo de deseos, y
gracias a estos elementales contacta con los objetos que hay
a su alrededor. Contactamos por medio de la voluntad, las
emociones y los deseos que emitimos. Nuestro cuerpo de
deseos es el aparato que transforma las vibraciones que
vienen del exterior en sensaciones y descompone las
sensaciones, sentimientos u emociones que surgen de dentro
en vibraciones que irradiamos hacia fuera.
Como sabemos, el Ego actúa en la región abstracta
del Mundo del Pensamiento, por lo tanto, la forma de
pensamiento tiene su origen en la idea original. También se
crean pensamientos forma directamente de la región concreta
del Mundo del Pensamiento puesto que normalmente
pensamos de acuerdo a patrones y hábitos. Estas formas de
pensamientos están compuestas de partículas de materia
mental de esa región y producen vibraciones a su alrededor,
éstas a su vez, producen sensaciones de sonidos y colores en
cualquier entidad que esté en sintonía. Estas formas de
pensamiento actúan en todas direcciones como un color-
sonido y atraen hacia sí misma al elemental que corresponde
a aquel color, la entidad que lo habite será su alma
independiente. El hombre está hablando constantemente en
un lenguaje de colores atrayendo a un sinfín de elementales
buenos o malos, portadores de dicha o desgracia.
La vida de una forma de pensamiento animada
depende de la intensidad de energía o concentración mental
que le haya dado su progenitor y luego del alimento que se le
dé con la repetición de su creador o de cualquier persona.
Pero cuando es objeto de una concentrada repetición con la
intención de que ese pensamiento llegue a alguien adquiere
una gran estabilidad, y como estas formas se atraen y
fortalecen mutuamente, pueden ser de gran utilidad para
cualquier persona de muy diferentes maneras. Estas formas
de pensamiento están unidas a su creador por medio de un

52
lazo magnético y por medio de éste y la repetición de un
mismo pensamiento u oración, se puede adquirir un hábito de
pensamiento benefactor para la persona y el medio ambiente
donde se haga. Estas formas de pensamiento pueden ser
dirigidas hacia otras personas, y cuando los buenos deseos y
oraciones o pensamientos fraternales llegan a otro, forman un
grupo protector que les defiende de las malas influencias del
medio donde se encuentre y de sus enemigos.
Además de crear y proyectar formas de pensamiento,
también somos como un imán para atraer las de otros
siempre que estén en sintonía con nuestra aura y sus
vibraciones, es decir, podemos atraer grandes refuerzos de
energía del exterior sean buenos o malos. Algunas veces
actuamos de manera increíble preguntándonos después como
hemos sido capaces de hacer determinada obra y otras
hacemos cosas tan malas que pensamos que nos ha tentado
el demonio. Los elementales del exterior se unen a los
elementales del cuerpo de deseos y a los de la mente y así
actúan en nosotros, pero si no encuentran entidades de la
misma clase serán rechazados por el aura; aún así hay que
tener claro que una fuerte influencia del exterior en un
momento de débil voluntad puede ser la gota que colma el
vaso para actuar de una manera fuera de lo común.
A una escala mayor de familia o país, estas formas de
pensamiento que se atraen llegan a formar una gran fuerza o
entidad colectiva (espíritu de familia, país, localidad, etc.) y a
través de esa atmósfera astral vemos todo y nuestra
respuesta afecta a todos los cuerpos de deseos de los demás
miembros. Una ejemplo claro son los espíritus de la patria
pero, como otros muchos en los países modernos y
democráticos, ya no tienen tanta fortaleza e influencia sobre
los habitantes. Esta gran fuerza puede incluso limitar la
actividad de un individuo porque cuando tenga una idea la
tendrá a través de esa atmósfera que le rodea. Si una fuerza
así, sigue creciendo y es cada vez más negativa, puede llegar
a afectar a la naturaleza. La imagen mental que resulta de la

53
idea original creada por el Ego en la región del pensamiento
abstracto, queda grabada y unida a su creador como una
parte de su conciencia. Esta imagen la lleva consigo durante
la vida y después de la muerte hasta que, en su ascenso y
después de extraer la quintaesencia de la vida pasada, no
pueda resistir las vibraciones de la atmósfera y la deje atrás
temporalmente sin perder la conexión hasta la vuelta hacia un
nuevo renacimiento. Estas imágenes evolucionan según las
leyes, causan un beneficio indirectamente en los mundos, y la
agregación de imágenes y la repetición constituye el carácter.
Aunque el Ego es su creador, la imagen mental puede
ser puesta en actividad por diferentes impulsos (buenos,
malos o puramente mentales) pero siempre será el resultado
del poder creador de la mente del cual depende el karma, y
sin esta imagen no habrá karma que unifique una vida con
otra; por eso los otros reinos no crean karma. El Ego crea la
idea y el sonido construye la forma con materia mental de la
región concreta del Mundo del Pensamiento (como Dios
creando su mundo) El hombre va poblando el espacio con sus
pensamientos, vibraciones y su propio mundo. Las
vibraciones de la imagen mental quedan impresas en la
memoria de la naturaleza, pero en general, se sirve del hilo
que va formando el Ego por medio de las imágenes mentales
para formar su futuro destino kármico. Lo mismo que hay algo
similar a un hilo donde se unen y se relacionan todas las
vidas, también hay algo parecido donde unen y relacionan las
creaciones de cada personalidad.
El hombre crea innumerables imágenes mentales en
la vida, unas fuertes y reforzadas por más impulsos y otras
débiles y vagas, pero a la hora de la muerte se encuentra con
ellas. Todas sus imágenes con sus correspondientes efectos
están grabadas como semillas que tendrán que dar sus frutos,
sin importar si los pensamientos sólo han durado unos
momentos o han muerto hace mucho tiempo. Así estarán en
el Mundo del Deseo donde las imágenes se repetirán en el
purgatorio hasta que por medio del sufrimiento valla

54
despojándose de ellas y elevándose hacia planos superiores
(esto ocurre mientras las imágenes mentales unidas a la
materia de deseos le dominan). Esta persona se verá atraída
hacia los lugares donde le lleven sus deseos y donde tengan
su origen las imágenes grabadas.
Según se eleva la personalidad hacia el cielo se va
limpiando de materia de deseos grosera. Estas ideas van
quedando latentes en la conciencia y en esos mismos planos
hasta que en su próxima vida encuentren su papel. La
persona sigue despojándose de los vehículos inferiores que
se van destruyendo progresivamente según pasan los años,
así queda el Ego limpio y desnudo cuando llega al 3º Cielo. A
la vuelta hacia el renacimiento, las imágenes mentales
latentes despiertan y atraen la materia de las diferentes
subdivisiones que se convertirán en las tendencias hacia los
deseos, sentimientos y emociones del futuro cuerpo de
deseos. Así mismo, en el 1º Cielo recogemos todo lo positivo
que será el material de nuestro futuro vehículo. El crecimiento
de una vida depende del número y variedad de imágenes
mentales, porque el cielo convierte estas imágenes en
capacidades y esto hace que el Ego renazca con mayor poder
de desarrollo.
De una forma general suele ocurrir que:
Las aspiraciones de progresar en la vida y el deseo mismo de
vivirla se convierten en facultades personales y posibilidades
de desarrollo para la siguiente vida.
La voluntad de trabajar y actuar se convierte en capacidades
o habilidades para la ejecución.
Los pensamientos comunes repetidos y que no tienen
carácter de aspiración ni anhelo se convierten en tendencias
de pensamiento que, a la larga, se convertirán en hábitos.
Las aspiraciones y deseos de hacer cosas elevadas pero que
no han tenido la oportunidad de desarrollarse en el mundo
físico, dan lugar a formas de pensamiento que después serán
ejecutadas a la menor oportunidad que se presente.

55
El deseo intenso de obrar en cierta dirección en una vida se
presentará como impulso en la siguiente.
Por otro lado, hay que saber que la repetición de un acto hace
que éste se haga automático, esto mismo ocurre en los otros
mundos, resultando a veces que se hacen cosas que no se
desean. Por ejemplo: el toxicómano que necesita dinero y
piensa persistentemente en robar, al final es fácil que termine
haciéndolo. Esto ocurre porque hemos agotado la libertad de
escoger y siempre hemos escogido la misma idea una y otra
vez.
Como resultado de este proceso suele ocurrir que
después de trabajar y meditar el Ego en todas las
experiencias acumuladas, relacionándolas entre sí y viendo el
valor que tienen, extrae las lecciones que encierran. De esta
forma adquiere sabiduría y vuelve a la Tierra con el resultado
de las experiencias pasadas y listo para crear nuevas ideas y
causas. Así pues, tenemos que los principios de la Ley del
Karma actúan sobre las formas mentales de la siguiente
manera:
Las aspiraciones y deseos elevados se convierten en
posibilidades para la ejecución de sus proyectos.
Los pensamientos repetidos o hábitos de pensamiento se
harán tendencias.
La voluntad de actuar y de construir se convertirá en medios
para futuras acciones.
La quintaesencia de las experiencias se convierte en
sabiduría.
Las experiencias dolorosas en conciencia.
De vuelta a la tierra, el Ego desciende desde el Mundo
del Pensamiento hasta el Mundo del Deseo donde forma su
cuerpo de deseos como primer resultado del karma
extinguido. Entonces las imágenes que habían quedado
latentes en la conciencia a su ascenso y paso por el
purgatorio, son exteriorizadas y atraen el material que
corresponde a su naturaleza según su vibración, siendo estos
los futuros elementos que formen la base del futuro cuerpo de

56
deseos y que se manifestarán como deseos, emociones y
sentimientos. Una vez hecho esto, recibirá el molde del
cuerpo vital de manos de los Ángeles del Destino, construido
también con arreglo a los elementos proporcionados por el
Ego y de acuerdo con la naturaleza y duración del arquetipo
que se formó en el Mundo del Pensamiento antes de
comenzar a descender; a este molde se adaptará el cuerpo
físico según se vaya formando en el vientre de la madre y
según vaya creciendo.
Estas poderosas inteligencias espirituales están
relacionadas con el karma de los hombres y los nacimientos
de los niños, son los registradores del karma y los que dan el
molde del cuerpo vital adaptado a la expresión de sus
facultades mentales y pasionales. Cuando estos Ángeles
forman el molde del cuerpo vital, escogen los elementos
adecuados para su construcción dependiendo de las
cualidades que haya de manifestarse. Así el cuerpo vital se
convierte en un instrumento kármico que será el fundamento
para las facultades y limitaciones del Ego. Este cuerpo vital es
llevado a la raza, país, familia y condiciones sociales más
convenientes para la extinción de su karma.

ACTUACIONES QUE DETERMINAN EL MEDIO DE VIDA:


El que se haya esforzado por servir en unas condiciones
normales de vida, tendrá mayores medios para hacerlo en la
futura vida.
El que haya servido mucho en una esfera limitada, nacerá con
una buena posición para auxiliar a otros más a menudo.
Las oportunidades que se tienen en el destino y que no se
aprovechan serán limitaciones y desdichas en la próxima vida.
Los medios no aprovechados se transformarán en
aspiraciones frustradas.
Las violaciones de la Ley y los daños causados a otros, traen
un cuerpo vital defectuoso que causará defectos congénitos y
limitaciones del cuerpo físico.

57
Los servicios en forma de escritos e ideas escritas o habladas
suelen favorecer el desarrollo espiritual y mental.
Una persona que regala algo para el disfrute del prójimo,
obtendrá un medio de vida confortable, pero el disfrute que
haga de esa “recompensa” dependerá del individuo.
El Ego suministra los materiales del karma y estos son
empleados por los Señores del Destino, el Ego forma el
carácter y los Ángeles forman el cuerpo y la esfera de acción.
Nosotros construimos nuestra propia prisión por medio
del karma. El ser humano tiene limitaciones y defectos (como
por ejemplo una mente débil que cede ante las pasiones y
tentaciones) es ignorante, está limitado en sus habilidades y
no puede evitar ciertas penalidades entre otras cosas. Está
limitado por sus acciones y forma de pensar en su vida
pasada, sin embargo, el Ego, aún dentro de esa prisión que él
mismo se ha creado, tiene un libre albedrío y una voluntad
para crear un futuro mejor y más libre por medio de intentar
hacer las cosas bien y así vencer sus debilidades y
fortalecerse en lo espiritual. Por consiguiente, él es el
carcelero de su prisión y, aún dentro, puede derribar los
muros que construyó en el pasado. Si sufre una injusticia por
su mal pensar en el pasado la debe sufrir con paciencia y
intentar ser creador de sentimientos y pensamientos nuevos y
elevados, así la ley que encadena y que es considerada muy
dura, se convierte en alas para liberarse de sus propias
ataduras y para elevarse en su desarrollo espiritual.
Ya mirando al futuro, cuando conocemos las leyes
divinas y las comprendemos y llevamos a la práctica, tenemos
la obligación de comenzar a cambiar nuestro carácter para
aumentar la fuerza de voluntad y las facultades mentales,
morales y espirituales; sabiendo que en lo que pensamos nos
convertimos, debemos trabajar sobre ideales elevados y
pensando en el efecto futuro de nuestras nuevas causas. A
diario, debemos (sin prisa pero sin pausa) meditar y vivir con
persistencia los ideales espirituales para construir unos
buenos cimientos. Conociendo la Ley, superaremos los

58
obstáculos y aprovecharemos las experiencias. Cuando el
hombre llega a adquirir este conocimiento oculto y cuando
sabe cómo trabajan las leyes divinas sabe que, además de
formar su carácter, también puede construir su destino
momento a momento en la presente vida. Si a uno le mandan
un mal pensamiento él puede responder con uno bueno
evitando que se fortalezcan en su unión y que causen un mal
mayor a otros; a la vez serán neutralizados y destruidos (la
compasión destruye al odio) La persona que conoce la Ley
crea pensamientos de pureza, de amor y devoción para
destruir el mal. Los pensamientos elevados dirigidos con
fuerza vencerán a los que otra mucha gente crea
ignorantemente a diario y que causan mal allá donde estén.
Además de formar el carácter y obrar con buena
voluntad sobre las formas de pensamiento que
constantemente estamos creando, el hombre puede empezar
a comprender los hechos de su pasado y programar los
hechos de su futuro; por estos medios puede cambiar el
porvenir. Debemos introducir nuevas y poderosas fuerzas
espirituales para contrarrestar las negativas que nos vienen
del pasado y así hacer que tomen una nueva dirección. No
podemos quitarnos el pasado, pero sí podemos modificarlo o
neutralizarlo introduciendo causas nuevas y deseos y
aspiraciones nobles.
Sabiendo que la base del karma es el pensamiento unido a
los deseos y sentimientos, podemos decir que el karma nos
ata a la rueda de renacimientos porque la humanidad necesita
pensar y sentir. La Ley Kármica que sujeta a la humanidad no
está en la acción, sino en el deseo o apego al fruto de la
acción. El Ego desea y la naturaleza responde otorgando,
cada causa en pensamiento, palabra y obra tiene un efecto y,
el deseo es el hilo que une la causa con el efecto.
La solución está en hacer las cosas como deber o
incluso como si fueran para Dios y sin ningún apego o interés
por el resultado, así actuamos en armonía con las Leyes
divinas operando como una fuerza que trabaja de acuerdo con

59
la Voluntad de Dios. Así, todas las actuaciones tienen un
carácter de sacrificio y perfecta obediencia a la Ley, por tanto,
“La acción se ejecuta como deber y el fruto se dona como
obsequio a la humanidad”. La persona que ha alcanzado el
estado de inanición en la acción, ha alcanzado el secreto de
hacer cesar el karma. Se trata de discernir nuestras acciones
y no de matar el sentimiento que viene del corazón, ni matar
el deseo haciéndonos piedras insensibles sino al contrario,
nos perfeccionamos respondiendo a todo, precisamente
porque nada deseamos sino que lo damos a los demás.
Nuestra única misión es romper las cadenas para ser útiles a
los demás dándoles todo sin esperar nada a cambio. En
principio somos atraídos por los deseos para gozar, luego por
los deseos más elevados y espirituales. Ningún deseo puede
retener a los Maestros y sin embargo, ellos renacen por un
impulso divino interno para ayudar a la humanidad a elevarse.
RESUMEN: La humanidad puede liberase de la esclavitud y
acelerar su evolución por medio del conocimiento,
convirtiéndose así en ayudantes para la salvación del mundo.
El conocimiento de la Ley nos da serenidad, sobre todo
cuando sabemos que todo lo que nos ocurre es por nuestra
propia causa. Así debemos hacer frente al karma doloroso
con un corazón alegre sabiendo que hay que agotar el karma
y que lo que hemos pasado, ya no volverá a pasar. Es muy
útil para nuestro desarrollo hacernos uno con la Ley del
Karma en cada minuto que pasa, porque nos hacemos
fuertes, serenos y dichosos. Debemos intentar que nuestros
pensamientos sean siempre vehículos de elementales
espirituales que por donde vallan causen el bien.

RECORDAD QUE:
Nuestro cuerpo de deseos es el complemento de los
pensamientos y según sea el pensamiento así será el
sentimiento o deseo.

60
Según la naturaleza y la fuerza que pongamos en el
pensamiento, así puede alcanzar su objetivo o no, para bien o
para mal.
Si pensamos en positivo siempre tendremos un escudo
protector contra el mal.
Que los pensamientos se unen y fortalecen y son atraídos por
otros.
Que vamos poblando la atmósfera con nuestros pensamientos
y deseos.
Que en lo que pensamos en eso nos convertimos.
Que estamos creando nuestra futura vida, nuestros cuerpos y
nuestras tendencias.
Que podemos cambiar nuestra vida haciendo frente a nuestro
destino por medio de pensamientos espirituales y deseos
elevados.
Que nosotros creamos nuestra prisión por medio de la
repetición de lo negativo.
Que el karma cesa cuando actuamos como instrumentos de
Dios y de acuerdo con Su voluntad, actuamos sin apego ni
deseo, sino como un deber.

AXIOMA
“Sólo nuestras propias obras pueden estorbarnos, sólo
nuestra propia voluntad puede encadenarnos. La naturaleza
no puede esclavizar al Ego que ha obtenido el poder por
medio de la sabiduría y emplea ambos por medio del Amor”.

61
CÓMO ENTENDER EL KARMA Y EL LIBRE ALBEDRÍO

“Karma es la ley espiritual que administra nuestras causas y


nos hace individuos.”

Analizando detalladamente lo que llamamos Karma


podría decir que se suele interpretar solamente como ley de
“Causa y Efecto” pero cabe hacer alguna distinción para
diferenciar el karma individual de la ley de Causa y Efecto. Si
una persona cae en la drogadicción o en la ludopatía puede
llegar a la ruina como efecto del derroche sin control del
dinero, (esto es causa y efecto) pero cuando esas causas
crean dependencia, sufrimiento, enfermedad e incluso
dominan a la persona, se considera karma individual por su
reacción directa sobre el individuo. Sin embargo, si las causas
son hechas con conocimiento de causa no se considera
karma sino un acto voluntario que en su momento tendrá su
efecto bueno o malo. Para que sea karma, no tiene que haber
intención por parte del causante, sino que debe ser algo sobre
lo que no tenga control.
Desde antes de nacer todos traemos cierta
“programación” respecto a las líneas generales de lo que va a
ser nuestro destino donde experimentaremos, aprenderemos
y resolveremos ciertos aspectos de nuestro desarrollo y del
carácter según las causas de las vidas pasadas pero
respetando nuestro libre albedrío. Cuando en nuestra
búsqueda laboral nos surge algún trabajo que nos causa
ilusión e incluso hace que planifiquemos nuestro futuro, no
significa que sea la acción del karma sino que, por lo general
y como somos libres, nos dejamos llevar por esas ilusiones y

62
lo cogemos como profesión. Pero, si en realidad tenemos que
estar en otro lugar o profesión según nuestro karma, llegará el
momento en que nos sintamos incómodos en ese trabajo y
buscaremos o nos dejaremos llevar por las circunstancias
hacia lo que de verdad sentimos en nuestro interior. Entonces
nos sentiremos felices con nosotros mismos porque hemos
cumplido con el karma establecido y comprometido por el Ego
mucho antes de nacer.
Hay veces que sufrimos cambios bruscos en nuestra
vida y parece que van a echar por tierra todos nuestros planes
futuros, es cierto que puede ser el efecto del pasado, pero a lo
largo de la vida traerá un resultado sobre el verdadero ser y
entonces veremos que esa nueva causa tiene unos efectos
positivos sobre la persona y que es la actuación de karma. A
la vez, la manera como afrontemos libremente ese cambio
brusco hará cambiar nuestros sentimientos y pensamientos y
así progresaremos o no de acuerdo a las nuevas causas en
relación con nuestro destino maduro. De ahí que sea más
aconsejable afrontar el destino y actuar más bien creando
nuevas causas que no tomándolo todo como efectos. Es más
constructivo y consolador puesto que, al final, repercutirá
sobre la propia evolución del Yo.
También es muy importante estudiar la naturaleza de
la persona desde la infancia para educarle correctamente. En
estos casos es necesario tener en cuenta el nacimiento de los
cuerpos a los 7, 14 y 21 años, porque según sea la educación
así será fortalecido en su razonamiento para desarrollar
positivamente sus tendencias naturales. Esto es una manera
de ayudar al niño a que cumpla con su karma del destino y
que cree causas positivas pensando en sus efectos un futuro
cercano y lejano. Lo correcto, en el caso de cada uno, es que
recordáramos los primeros ciclos septenarios (comenzando
por la infancia) para ver cómo y en qué medida se relacionan
con el presente y comprobar cómo hemos cumplido con
nuestro karma. Por ejemplo: Una exagerada tendencia al
juego sin control puede traer como efecto una ludopatía, o sea

63
un mal karma futuro para el individuo, pero si esta persona
obtiene conocimientos como estos y se esfuerza en crear
causas nuevas positivas, transformará su karma negativo.
Esto muestra de qué manera una persona puede crear el
efecto deseado creando causas nuevas y pensando en el
futuro.
Si analizamos lo que ocurre después de la muerte
veremos que el karma se refleja en el Purgatorio y en el Cielo,
es decir, tenemos que purgar los hechos que tienen una
relación directa con nosotros para, como resultado final,
elevar los sentimientos, deseos, etc. Sin embargo, la ley de
causa y efecto se reflejará más en la próxima vida física
obligándonos a ir por determinados senderos o a aceptar
determinados hechos los que, en muchos casos podremos
cambiar. Pero a la vez, el efecto del karma en el Purgatorio y
en el Cielo serán causa de un karma más elevado en la
próxima vida y la ley de causa y efecto darán la oportunidad
de atraer bien o mal según se haya asimilado el fruto de ese
karma. Ejemplo: Un ludópata elevará su conciencia para no
caer de nuevo en ese vicio después de hacer frente a esa
debilidad en el Purgatorio, y la Ley de Causa y Efecto (como
efecto del Purgatorio) le enseñará a administrar su dinero por
medio de la necesidades que le hará pasar en la próxima vida.
Si en este caso, una gran pérdida económica o la necesidad
de determinadas cosas en la próxima vida hace que lo
veamos como una desgracia, no actuaremos bien, pero si lo
vemos como un efecto que nos enseña a ser más prudentes y
a administrar bien nuestro dinero comprenderemos el sentido
espiritual del karma.
Otros aspectos a tener en consideración es el efecto
del karma a lo largo de la evolución de los individuos y de la
humanidad en común. Sabiendo que renacemos cada
aproximadamente 1100 años, comprenderemos que la
actividad individual que lleva a una persona a interesarse por
determinada ciencia en su anterior vida, le puede hacer un
gran científico en ésta como efecto de su propio karma. Pero

64
el efecto de este karma, que a su vez hace que cree nuevas y
determinadas causas, repercutirá sobre la humanidad como
causa y efecto y para bien o para mal según cuales sean. De
esta forma vemos como el karma y la ley de causa y efecto
construyen el destino de la humanidad. Ejemplo: Un médico
investigador de la edad media con deseos y aspiraciones de
ayudar a la humanidad, se verá compensado con toda una
serie de facilidades para ello en la próxima vida. Si este
investigador comete errores elevará su conciencia cuando los
analice en el purgatorio y, por otro lado, la ley de causa y
efecto le pondrá obstáculos en la siguiente vida para que se
esfuerce y desarrolle las cualidades contrarias a sus errores.
El karma de la humanidad va unido al individual y al
contrario aunque a veces no comprendamos sus efectos. Un
ser ambicioso puede ser puesto al frente de un país o una
religión para que esas personas aprendan (una vez vean los
efectos de las causas que crea) que ese camino no es el
correcto y se hagan más solidarios, comprensivos y tolerantes
como efecto de sus fracasos o de verse rechazados por otras
naciones (como se han dado casos con líderes de algunos
países del Este europeo entre otros) En este caso la Ley de
Causa y Efecto les puede traer pobreza y sufrimiento pero el
karma de la humanidad hará que se esfuercen en desarrollar
nuevas cualidades humanas y espirituales. Cuando este
cambio se produzca como nuevas causas las naciones más
avanzadas les ayudarán materialmente y esto se convertirá en
prosperidad.
Es importante saber que muchas veces el karma
individual repercute en la humanidad como en el caso de una
guerra apoyada ignorantemente por el espíritu patriótico de
esa nación. El efecto de la guerra no sólo recaerá sobre el
líder y los soldados sino también sobre los que apoyan moral
y físicamente, lo mismo que en una secta dañina también
recaerá sobre los que se benefician de los ignorantes que en
ella participan. Sin embargo, y sabiendo que todo mal es un
bien en formación, el aprendizaje (para esas personas en

65
particular) de que las guerras y las sectas no son buenas,
será un hecho positivo a tener en cuenta en el futuro, y eso al
fin y al cabo, ayudará en el camino de perfección de la
humanidad.
Lo mismo que los primeros ciclos septenarios se hacen
notar en las actitudes de cada individuo a partir de los 42
años, así mismo los hechos de hace varios siglos o milenios
repercuten en la sociedad actual. Ejemplo: La práctica de la
democracia en Grecia. De esta forma descubrimos que los
individuos y la sociedad están evolucionando dentro de un
esquema desde el principio de los tiempos. Por eso, cuando
un líder importante tiene un karma llamativo en algún sentido,
bien puede ser el efecto de acciones importantes en su
evolución del pasado y que ahora repercute en la sociedad,
ejemplo: Gandy. Respecto a las razas o civilizaciones, vemos
cómo la cultura de un pueblo repercute en otros. Las nuevas
causas o descubrimientos tienen un efecto positivo sobre esas
personas en futuras vidas, porque a la vez se verán
compensadas por las personas que se ven beneficiadas de
esos descubrimientos; además, el karma grupal le atraerá
nuevas posibilidades en otra vida. Así vemos como las causas
de los individuos y las civilizaciones ayudan a los demás y
estos a su vez ayudan a otros en su progreso.
Lo mismo que el ser humano se vale de las
experiencias adquiridas con cada uno de sus cuerpos a través
de la reencarnación en razas hasta que llega el momento en
que ya no puede sacar más experiencias en esos cuerpos de
raza, así mismo el karma administra el progreso individual y
colectivo de unas razas para beneficio de otras hasta que esa
raza deje de practicar ciertas actitudes y pasen a otro nivel
superior de conciencia. Este sería el caso de la ayuda de
occidente a otros países para que se valgan por sus propios
medios. Si damos marcha atrás en el tiempo hasta la
prehistoria en que éramos más animales que humanos por el
poco desarrollo moral y mental que teníamos, y lo
comparamos con lo que somos hoy respecto al pensamiento y

66
a los sentimientos, podemos deducir que lo que nos rodea y lo
que somos en pensamiento, palabra y obra, es el efecto del
karma individual principalmente en el Purgatorio y de la Ley
de Causa y Efecto en cada renacimiento. Los errores de un
pueblo, los sacrificios humanos, las guerras, etc. traen una
enseñanza de lo que no se debe hacer a otros, esa es su
parte positiva, pero en un futuro se volverán a unir los
implicados para recibir la enseñanza que se merecen por
medio de catástrofes, accidentes, enfermedades colectivas,
etc. Algunos morirán pero otros no, quedando inválidos o
sufriendo durante muchos años según su colaboración en los
hechos pasados.
También las catástrofes actuales (terremotos,
volcanes....) son efecto de las acciones de la humanidad hace
muchos miles de años, pero además de ese efecto global,
algunas personas reciben su karma individual para que se
grabe en su conciencia como beneficio o enseñanza propia.
Estas personas son deudoras de la humanidad, algunos de
ellos renacen después de varias vidas de aprendizaje para
hacer un gran bien a la humanidad a través de alguna ciencia
o descubrimiento. Actualmente algunos países y personas
están creando causas (bombas, radiactividad, etc.) que
perjudicarán en futuras vidas a muchas personas, bien con
enfermedades o bien en forma de catástrofes, y ese karma les
obligará a devolver con buenas hechos y sacrificios el mal que
hicieron. De cualquier forma tendrán alguna vida de intenso
sufrimiento. Otro caso actual es el de los animales, las
matanzas por las pieles o por alimento, repercutirán en las
conciencias de quienes lo hacen como karma individual pero,
a la vez, en algún momento tendrán que saldar la deuda en
forma de servicio y ayuda a esas vidas por impedirles su
desarrollo y evolución a través de los cuerpos.
Hay casos en que la humanidad se ve fortalecida por
las enseñanzas de líderes espirituales, esto suele ser un
sacrificio voluntario (Zoroastro, Buda, etc.) y muy pocas veces
como deuda respecto a la humanidad. Sin embargo, esa

67
acción crea un karma muy elevado en ese Espíritu como
recompensa por su sacrificio, mientras que la humanidad se
sirve de su enseñanza para salir de un período de obscuridad
(el más elevado ejemplo es Cristo) o simplemente como un
nuevo paso en la evolución. En realidad, las actitudes de cada
momento de nuestra vida están basadas en nuestros hechos
pasados, en nuestros sentimientos y en nuestra forma de
pensar. Sabiendo que tenemos una voluntad y un libre
albedrío, deberíamos ser más conscientes de ello y meditar
más nuestros actos.
Nosotros llevamos 2 libros de cuentas, uno interno y más
relacionado con nuestro propio ser, y otro externo y más
relacionado con las acciones en el mundo material, pero de
una forma otra y según sea de rentable esa contabilidad, así
será nuestro karma y los medios físicos de que dispongamos
en el futuro.
El karma lo administran las Jerarquías Superiores de
acuerdo a las necesidades sociales, mentales y espirituales
de cada individuo, pero siempre pensando en sus efectos
sobre los demás. En realidad, karma está actuando
constantemente con cada causa o pensamiento que creamos.
La evolución es el resultado de estas Leyes Divinas excepto el
principio de la creación o Primera Causa. Esto es algo así
como cuando un escritor dramático hace una obra. Ésta nace
de la voluntad, se forma en su mente y se ejecuta físicamente
en el escenario, pero a fin de cuentas, todos los personajes
están en el pensamiento y la voluntad del autor (primera
causa) y por muchas causas y efectos o karmas que haya en
la obra, el desenlace será el que el autor quiera. Eso mismo
ocurre con la humanidad, nosotros estamos en el escenario, y
cada causa y efecto o karma repercute en nosotros y puede
afectar a los demás para que aprendamos a desarrollar las
cualidades espirituales que nos llevará a valorar y a amar al
prójimo. De una forma u otra, llegaremos a la meta de
perfección a la que nos ha destinado Dios. Cuando cada uno
de nosotros llegue a esa meta, llevará consigo la

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quintaesencia de todo su karma y de los efectos de todas sus
causas. El resultado será un efecto o karma de Dios (como
Primera Causa) que le engrandecerá en todos los sentidos, y
para nosotros será el desarrollo de todas las posibilidades
espirituales que tenemos latentes en poderes activos, es decir
seremos dioses. Nuestro desarrollo se mostrará en poderes
individuales, pero no debemos olvidar que todo lo que seamos
será gracias a las leyes kármicas y al resto de nuestros
hermanos.
Las leyes kármicas se hicieron cargo de la humanidad
a partir de la caída del hombre a causa de la intervención
luciférica. La humanidad era entonces inocente (estaba en el
paraíso) porque no era consciente de su cuerpo ni del mundo
físico, es decir, no era responsable de sus actos como no lo
son los animales. Pero esta intervención de los Ángeles
luciferes nos abrió los ojos para que descubriéramos que
éramos individuos y para que comenzáramos a actuar como
tal, por tanto, hicieron que naciera el yo personal y egoísta.
Por el mismo hecho de darnos esa libertad y de despertarnos
las pasiones y deseos egoístas, las leyes kármicas han hecho
que nos esforcemos en superarnos por medio del sufrimiento
en el purgatorio y que aceleremos más el desarrollo de las
cualidades espirituales. Estas leyes kármicas y de Causa y
Efecto hacen que el mismo impulso egoísta que nos llevó a
conquistar el mundo materia después de la individualización
nos lleve a conquistar el mundo espiritual en busca de nuestra
salvación. Por consiguiente, el nacimiento o caída del hombre
en el mal hace que las leyes divinas nos obliguen a luchar por
el bien. Sin embargo, gracias a esta influencia luciférica
hemos desarrollado la mente, la voluntad y el libre albedrío.
Pero esto tampoco es posible si no tenemos en cuenta el
estado postmorten porque es allí donde, después de darnos
cuenta de nuestros errores, tomamos un nuevo punto de
partida para superar los defectos y crear nuevas causas para
la próxima vida. Es en el Purgatorio donde vemos las
debilidades de nuestra voluntad y de nuestra mente y esto, a

69
su vez, nos libera de la ley de causa y efecto y nos impulsa a
actuar desde otro punto de vista más elevado.
Para vencer el karma hay que conquistar la libertad y
desarrollar la voluntad y el discernimiento, y para conquistar
esto de una forma acelerada es necesario adquirir el
conocimiento oculto. El resultado será una nueva forma de
vida donde se actúe con plena conciencia de los resultados.
El enemigo a vencer es el cuerpo de deseos (Lucifer
indirectamente) que es quien nos induce al mal por medio de
tentaciones, deseos y pasiones, pero para vencer a Lucifer
hay que practicar el amor, y cuando al amor se instaure en
nosotros y expulse todo lo negativo, seremos más libres.
Debemos llegar hasta el punto en que utilicemos la misma
fuerza que nos arrastra en forma de deseos y pasiones, en
actuar con amor y sabiduría.
Nosotros estamos unidos por el karma a los reinos
inferiores por medio de nuestra actuación sobre ellos
incluyendo las privaciones de sus vehículos, pero también es
cierto que estamos involucrados en el karma de las Jerarquías
superiores que velan por nosotros, sea de una forma general
o individual. Por consiguiente, cuanto antes comencemos a
utilizar este conocimiento y el discernimiento podremos ver de
qué manera podemos colaborar para su solución. Por último,
es muy aconsejable que meditemos la acción de estas leyes
kármicas sobre nosotros y sobre la humanidad porque, a partir
de este momento tenemos más responsabilidad para enseñar
y practicar este conocimiento. En el grado en que pongamos
en práctica estas verdades así será el efecto en el futuro. Las
causas de otras vidas nos han traído aquí y nuestro deber es
tener presente este conocimiento para nuestro propio bien y el
de la humanidad. Este conocimiento hace la vida más rica en
experiencias, nos ayuda a comprender el sentido de la vida y
del ser y nos eleva moral, intelectual y espiritualmente. Nos
debe hacer más responsables y confiados ante lo que nos
depare el destino, puesto que el futuro está basado en
nuestros propios actos, pensamientos y sentimientos.

70
LA LEY DE CAUSA Y EFECTO Y EL LIBRE ALBEDRÍO

Nuestra vida lleva una determinada línea de desarrollo


en todos los sentidos (estudios, profesión, deberes y
responsabilidades de adulto, etc.). En la infancia comenzamos
a aprender, pero al día siguiente de cada noche de reposo,
continuamos donde lo dejamos hasta que a lo largo de la vida
conseguimos algunas de las metas deseadas. Si
comenzásemos cada día desde cero, sería muy difícil adquirir
esas metas (como ocurriría con los estudios) Así vemos que
las acciones del pasado nos inclinan a actuar en el presente.
Si nos adaptamos a los estudios y nos esforzamos en
aprender estaremos mejor preparados para el futuro, si no lo
hacemos, nos costará más superar el siguiente curso o
incluso tendremos que repetir. Así mismo, la Ley de Causa y
Efecto nos trae el destino que necesitamos, pero en nosotros
está afrontarlo de una manera u otra. Los deberes,
responsabilidades y deseos de desarrollo de un día, forman el
destino del siguiente, nosotros hemos creado las causas y por
eso debemos hacerlas frente y cumplir con sus efectos.
Supongamos que un día no conseguimos hacer lo que
pensamos, si analizamos el porqué veremos el error y al día
siguiente rectificaremos donde haga falta para conseguir lo
deseado. Estudiando el efecto de nuestros errores podremos
hacer nuevas causas para conseguir nuestros objetivos; pero
es que además, al tener ya la experiencia, hemos elevado

71
nuestro conocimiento y conciencia y afrontamos los hechos
desde otra perspectiva. De esta forma vemos como el pasado
crea el presente y está con nosotros para afrontar el futuro.
Esto mismo ocurre entre una vida y otra. Cada día
comenzamos la actividad basándonos en el pasado (no
salimos de la nada) y es el efecto de ese pasado el que ha
creado las circunstancias de hoy. Nuestras acciones del
pasado en forma de causas están en el planeta Tierra
esperando a que tengan una continuación a través de los
efectos, y según con qué voluntad y libre albedrío estén
hechos éstos, así estaremos creando nuevas causas para la
próxima vida.
El Espíritu necesita un medio ambiente familiar para
continuar su desenvolvimiento, lo mismo que cada persona
continua en sus quehaceres todos los días en vez de
levantarse en un mundo extraño que no conoce. El espíritu no
puede continuar su desarrollo si no es por medio de las
experiencias pasadas y los efectos de las mismas en la
presente vida, por eso nosotros continuamos experimentando
y aprendiendo por medio de nuestros trabajos, amigos,
familia, etc. Todas las personas que renacen tienen infinidad
de experiencias que les lleva a renacer en determinadas
circunstancias según los hechos de sus vidas pasadas,
cuando alguien demuestra que es un genio en cualquier
materia, es porque ya ha experimentado sobre ella, en otra
vida y con otro cuerpo. La intuición, la lógica, la razón y el
discernimiento no se forman desde cero en una vida, sino que
se forman sobre la base o experiencias de las vidas pasadas.
La facilidad de adaptación y comprensión de las normas y
leyes, así como la voluntad de evolucionar, proceden del Ego,
que es quien recoge el fruto de las experiencias de cada vida.
No recordamos el aprendizaje de las vidas pasadas
porque aquí tenemos la memoria consciente que se relaciona
con el cerebro físico, sin embargo, la vida se graba en la
memoria inconsciente o supraconsciencia, que es la que
obtenemos en los mundos invisibles. Esa memoria es la que

72
une cada una de las vidas a través de la Ley de Causa y
Efecto o kármica. Lo mismo que no nos acordamos de cómo
aprendimos a leer y a escribir, y lo mismo que los hábitos o el
instinto de protección ante determinadas circunstancias son
una especie de memoria inconsciente, así mismo, venimos
con ciertas facultades que no recordamos en qué vidas las
aprendimos.
El origen de que la ley de consecuencia actúe sobre
nuestro destino está en el despertar de la conciencia a este
mundo físico hace millones de años, si no, no hubiéramos
conocido el karma. En aquella época nos guiábamos por los
instintos, impulsos y pasiones, estábamos muy lejos de lo
elevado en sentido moral y espiritual, como lo está el niño que
entra en párvulos respecto al que termina la carrera. Como
consecuencia, teníamos que aprender (como lo hacemos
ahora) hasta llegar a la perfección, y es por medio de la Ley
de Causa y Efecto y del Renacimiento como lo hacemos. De
esta forma, estamos creando una “macrovida” y un carácter
que vamos espiritualizando hasta que alcancemos la
perfección, así, pasaremos de actuar guiados por pasiones a
actuar por deseos voluntarios espirituales.
La Ley del Karma eleva la manera de pensar, de sentir
y de actuar según cumplimos con el destino de cada vida.
Podríamos asegurar que la base del karma está en el
cuerpo de deseos y mientras no le transformemos y
espiritualicemos, seguiremos creando karma negativo que nos
llevará a renacer. Se trata de morir sin deseos terrenales,
porque aunque el cuerpo físico muera, los deseos siguen
existiendo y nos harán renacer aunque los borremos en el
purgatorio. Sin embargo, esta Ley del Karma, además de
ayudarnos a perfeccionar el carácter basando el destino en
hechos pasados, forma ese mismo destino de tal manera que
lo podamos cumplir, para así elevar el desarrollo espiritual.
El Espíritu conoció el mundo físico gracias a su
actividad a través del cuerpo físico, por eso necesita
experimentar aquí para dominar el mundo y a su propia

73
naturaleza. Cuando ya no necesitemos más experiencias nos
quedaremos con el resultado de las mismas pero sin
necesidad de renacer.
Si alguien piensa que no podemos ayudar a otros a
superar su karma, diré que en parte sí. Naturalmente que
nosotros no podemos anular las causas que cometieron, pero
si podemos aconsejarles o guiarles para que lo afronten de tal
manera, que las nuevas causas sean positivas y por lo tanto
su destino sea mejor. Todas nuestras actividades en la vida
nos unen a las personas que nos rodean, y es nuestro deber
actuar en conciencia buscando siempre lo bueno, así como
intentar ayudar a los demás para que puedan superar su
karma y dominar su destino.
El karma hace que pasemos por fases de consciencia
que van de la inconsciencia del mundo físico a la plena
consciencia y dominio del mismo. Esto se produce a través de
la Ley de Consecuencia y de Renacimiento. Aunque algunos
piensan que todo procede de la herencia de los padres, hay
que decir que eso es solamente en lo que respecta al cuerpo
físico. El Karma lleva a renacer al Ego a unos padres con los
que ya estuvo en contacto y con los que tiene deudas, pero es
que incluso en la enfermedad, renacemos de unos padres que
tengan los genes o cromosomas que debemos heredar para
sufrir esa enfermedad.
Respecto al que nace siendo un genio, indica que ya
ha trabajado para la perfección de cierta parte del cuerpo en
otras vidas, y en esta vida renace de unos padres que le
puedan dar la materia que necesita para expresar lo
aprendido. Sin embargo, lo que no se puede heredar es el
desarrollo espiritual, el fruto de su evolución; eso lo llevamos
consigo en cada vida y es lo que demuestra el desarrollo que
ha obtenido el hombre desde sus primeros tiempos hasta
ahora.
¿Cómo es posible que la Ley Kármica reúna a una
cantidad de personas en una catástrofe? No es fácil de
comprender porque nuestra mente se ha formado aquí en el

74
mundo físico y sólo admite lo que concuerda con lo aprendido.
El que lo cree es porque su alma ya ha contactado
anteriormente con este conocimiento, la Ley del Karma
pertenece a los mundos superiores. Puede ocurrir que dentro
de un incidente haya personas que solamente necesiten pasar
esa experiencia, en este caso es un karma individual el que
les ha llevado allí, pero eso sólo se puede comprobar en los
mundos superiores. El hecho de estar juntos en un accidente
no implica un karma conjunto, puesto que no todos tendrán la
misma experiencia. Por otro lado, puede que la experiencia sí
sea la causa de una futura obra.
También hay que tener en cuenta que las
“casualidades” no existen en sentido de que, el hecho de
caernos algo y herirnos no tiene porque ser una deuda del
pasado, sino una necesidad de experimentación; no todo es
porque lo merecemos o por culpa nuestra. La
irresponsabilidad, el efecto del alcohol y otras muchas cosas,
pueden causar grandes males a los demás sin tener culpa de
nada, en estos casos, el causante lo pagará y el que ha
recibido los daños se verá recompensado de alguna manera.
Si a una persona le gusta hacer el loco con su coche y no
hace caso de las normas ni pone precaución, tarde o
temprano tendrá un accidente, pero aquí entra en juego el
libre albedrío y la voluntad del individuo que desea actuar así,
ha creado una causa negativa y en su momento tendrá que
sufrir los efectos y aprender la lección.
Una persona puede estar limitada mentalmente a
causa de un karma pasado, pero después de la muerte
aprende una serie de lecciones que le compensarán esa
pérdida para así nacer con grandes posibilidades de
desarrollo, pero además, si en su vida anterior fue objeto de
burla, indiferencia y cosas similares, puede que renazca con
un destino hecho para que él pueda ayudar a los que son
como él fue en su anterior vida. Así un efecto negativo nos da
oportunidades positivas. Yo puedo tener mucho dinero en esta
vida porque lo merezca, pero el uso que yo haga de él es de

75
mi incumbencia y nadie me obliga a utilizarlo en determinado
sentido, pero haga lo que haga con él, tendrá un efecto en el
futuro, para bien o para mal.
En una vida podemos caer en determinados vicios
(puesto que estamos desarrollando la mente y la voluntad), o
no cuidar nuestro cuerpo y derrochar la energía vital, esto nos
puede llevar a la enfermedad. Después de la muerte del
cuerpo sufriremos por esos hechos, pero en la próxima vida
tendremos que superar la tentación en la que caímos. Si
aprendemos bien la lección es posible que no pase nada y
solamente tengamos una tendencia a la enfermedad, pero si
volvemos a caer, el resultado será una enfermedad grave
como efecto de nuestros anteriores hechos. El karma
individual admite modificaciones, no todo se debe a la
fatalidad sino que todo es compatible con la voluntad y el libre
albedrío. La Ley del Karma asegura una respuesta justa para
cada causa, nada se produce por casualidad, sino que
nuestro libre albedrío y la voluntad están regulados por esta
Ley. De una forma u otra, nada queda sin compensación, el
inconveniente es que no podemos saber si el problema viene
del pasado o es una causa pendiente del futuro. Aún así,
podemos cambiar muchas cosas de nuestro destino.
Cuando a una persona la ocurre una desgracia (por
ejemplo: Se queda sin trabajo), se puede decir que nos da
pena porque vemos un “efecto”, pero si lo enfocamos como
una “causa”, todo puede ser diferente, esa persona deberá
esforzarse en solucionar su futuro laboral y económico.
La superación y elevación del ser humano para
alcanzar su perfección y para que su destino sea mejor, está
basado en que después de la muerte del cuerpo físico, y ya
en el purgatorio y el cielo, extraemos la quintaesencia de las
experiencias de la vida pasada quedando esta como
tendencias, predisposiciones y facultades para formar el futuro
destino en la próxima vida. De esta forma vemos como el
espíritu nunca puede retroceder, ya que el karma de su futura
vida está basado en su vida pasada, pero la hará frente con el

76
desarrollo obtenido después de la muerte. Esto es: El que
suspende un curso y no estudia para aprobar en una segunda
oportunidad, no aprobará; pero el que sí estudie, aprobará y
pasará a otro curso más preparado para asimilar las
enseñanzas. De esta forma el hombre guía su destino por
medio de los resultados de sus vidas pasadas.
Cuantas más encarnaciones más experiencias y más
desarrollo del Ego, a la vez, somos más libres porque nos
liberamos de las ataduras del deseo y, cuanto más libre, más
dueños de nuestro destino somos. De esta forma llegará el
momento en que en nuestro destino no haya ninguna deuda
negativa pendiente, entonces colaboraremos con las Leyes
Divinas y no necesitaremos renacer porque el karma no nos
atará a la Tierra. Para el desarrollo progresivo debemos
renacer en cuerpos nuevos. Durante la infancia adaptamos el
pasado del Ego al presente del cuerpo físico, no puede ser de
otra forma, (es muy difícil adaptar las experiencias de hace
2000 años directamente a las actuales como adulto), desde el
nacimiento hasta la pubertad sirve para ello.

77
APUNTES SOBRE EL KARMA

¿QUÉ ES KARMA? Karma es una oportunidad cíclica de


vida, es la relación como resultado de la necesidad de
expresar o crear, no es premio ni castigo y su meta es la
perfección de todo lo existente y la espiritualización de la
materia. Karma es también necesidad de manifestarse a
través del renacimiento porque donde hay objetividad actúa la
Ley de Consecuencia; gracias a Karma se produce la
redención de la vida a través de la forma o materia.
LA LEY DEL KARMA. Como Cristo explicó y San Pablo
predicó, el hombre recogerá lo que siempre; esta es la Ley de
Causa y Efecto o de Acción y Retribución. Una Ley que afecta
a todo el universo y a todas las Jerarquías que en él habitan
porque gracias a ella (y en nuestro caso también al
renacimiento) y a su justicia se acelera el desarrollo y se
evoluciona. Esta ley nos hace comprender que nosotros
somos los causantes de nuestro destino, bueno o malo y, por
tanto, somos el gobernante pero también el que aplica la
justicia según sea nuestra propia manera de actuar. Están
muy equivocados aquellos que entienden al destino como
fruto del azar, de la casualidad, del fatalismo o de un Dios
personal. Somos cada uno de nosotros los que vamos
creando nuestro destino con cada causa creada momento a
momento con cada uno de nuestros cuerpos (pensamiento,
palabra y obra) Solo nosotros somos los responsables de las

78
consecuencias que tengan nuestras actitudes ante la vida y
ante los demás, por tanto, nos afectará principalmente a
nosotros como causantes. Sin embargo, una de sus ayudas
está en que nos muestra cómo nuestras aflicciones son el
efecto de nuestras actitudes y errores para que no lo
volvamos a repetir, o dicho de otro modo, nos muestra que
cada uno de nosotros está capacitado para crearse su propio
destino colaborando con las Leyes Divinas o retrasando su
propia evolución.
Lo mismo que una enfermedad nos puede servir como
instrumento regenerador para corregir determinada actitud
causante de dicha enfermedad, como suele ocurrir, así mismo
la Ley de Consecuencia tiene un aspecto purificador para
corregir nuestra manera de utilizar nuestros cuerpos en cada
vida, enseñándonos a través del dolor que no estamos
colaborando con Dios ni con la naturaleza. La ignorancia de
las leyes divinas y el egoísmo en todos sus aspectos son los
más grandes enemigos en el desarrollo de la humanidad
porque su práctica nos trae una respuesta negativa kármica.
Por ejemplo: Una persona dominada por la gula puede
terminar afectando físicamente a su estómago y al organismo
en diferentes aspectos, y si esa persona no se corrige puede
llegar a tener cánce, si ya trae consigo algo de karma al
respecto de otra vida. Por consiguiente, como el efecto de una
causa solo puede ser neutralizado por el mismo causante,
decimos que karma nos ayuda porque nos da la oportunidad
de corregirnos a nosotros mismos y así poder evolucionar.
Sabiendo que el cuerpo de deseos, de sentimientos y
pasiones, es decir el gran tentador, es el que nos ha hecho
caer en todo lo peor desde que obtuvimos la propia conciencia
y el libre albedrío, deber ser un deber para nosotros
desarrollar un carácter fuerte y positivo para actuar
rectamente en pensamiento, palabra y obra.
Debemos ser conscientes de que estamos tomando
decisiones en cada momento y de que cada decisión no solo
tendrá el efecto correspondiente sino que, además, puede

79
cambiar el rumbo de las cosas haciendo que tengamos que
responder o actuar de otra manera y que tengamos que tomar
nuevas decisiones. De aquí la necesidad y el deber de hacer
un correcto uso de la voluntad y del discernimiento en nuestro
libre albedrío. Lo mismo que cada día que pasa nos aleja más
de la ignorancia y la inexperiencia de la infancia, cada
decisión nos trae una enseñanza a través de su efecto, la cual
nos puede acercar a la meta de nuestra vida y a la sabiduría o
nos puede alejar de dicha meta al dejarnos dominar por el
cuerpo de deseos. El que más discierne y el que mejor
planifica con antelación lo que tiene que hacer cada día, auto
programándose nada más despertarse para actuar
correctamente, más se acerca al cumplimiento de su destino y
más sabiduría obtendrá a lo largo de su vida.
Como la Ley de Causa y Efecto es un poder que está
por encima de todas las cosas y que controla de forma justa e
infalible las leyes que, de cualquier forma, produzcan efectos,
está ley actúa durante la vida, después de la muerte y en
cualquier renacimiento futuro. Esto es así porque, aunque el
cuerpo físico muera, al no ser el verdadero yo creador de las
causas, la ley actuará sobre el Yo, el pensador y creador
después de la muerte y, como consecuencia también de la
vida pasada, sobre el destino futuro. Las causas no se pueden
borrar del historial del Ego hasta que los efectos
correspondientes las cambien e invaliden dentro de las Leyes
de Dios o que ese mismo Ego las compense en la propia vida
de forma adecuada. El fin es restablecer la armonía como
efecto y esa intención persistirá incluso durante varias vidas si
hiciera falta. Por tanto, el hombre crea las causas y la ley del
Karma ajusta sus efectos de manera que el resultado esté en
sintonía con la armonía del universo. El karma ayuda en el
desarrollo y evolución de la humanidad ayudando a los
buenos e introduciendo toda una serie de problemas y
aflicciones en el destino de los malos para que rectifiquen, lo
que también traerá consigo la recompensa o castigo después
de la muerte. Solo la creación de nuevas causas (epigénesis)

80
puede suplantar a esta ley pero, aún así, las nuevas causas
de una vida tendrán su origen en el resultado de todos los
anteriores renacimientos.
Si de verdad queremos colaborar con la Ley de
Consecuencia para que nos ayude en nuestro propio
desarrollo y, por el contrario, no nos afecte negativamente,
deberíamos saber y discernir sobre lo siguiente:

1º.- Los karmas maduros (inevitables porque son deudas que


debemos afrontar) han sido aceptados en el Mundo del
Pensamiento con la conciencia como Ego y antes de
descender para un nuevo renacimiento, por tanto no
deberíamos de combatirlos ni rechazarlos.
2º.- Las deudas que no se consideran karmas maduros se
pueden evitar siempre y cuando se rectifique en conciencia y
se compense moral y físicamente el mal causado.
3º.- Las causas cuyos efectos se producen en el momento y
que enseñan la lección correspondiente, por ejemplo, pillar in
fraganti al que comete un delito, o bien un accidente causado
como efecto de la droga.
4º.- Un defecto físico o mental puede tener su origen en una
vida pasada por haber causado ese mal físico a otro o por el
mal uso de la energía divina y creadora.
5º.- Podemos sustituir una deuda o karma cuando por amor y
altruismo nos sacrificamos por otros.
6º.- Por medio del ejercicio de la retrospección podemos
borrar muchos pecados para no sufrirlos en el purgatorio
siempre que se haga correctamente y de corazón.
7º.- De forma general, hay dos clases de karma en el destino
de cada persona:
A: El que nos trae felicidad, prosperidad y
oportunidades de progreso material y espiritual porque
colaboramos con las Leyes Divinas en vidas pasadas.
B: El que nos trae impedimentos, aflicciones y mal
estado social como efecto del mal que hicimos en
nuestras actitudes en general y a determinadas

81
personas en particular. El fin de este karma es
enseñarnos toda una serie de lecciones que nos
llevarán a elegir el bien como norma en la vida.
8º.- Como el origen del universo es Dios y Dios es amor y Sus
leyes están basadas en el amor, la Ley de Consecuencia
actúa con amor con la sola intención de despertar en nuestra
conciencia el amor en todos sus aspectos. De ahí que se
dijera “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, y es que en un
universo de amor no puede existir el mal y, por tanto, debe ser
transmutado.
9º.- Toda causa (pensamiento, palabra o acción) que no esté
de acuerdo con las Leyes de Dios tendrá un efecto negativo
sobre esa persona hasta que sus nuevas causas o
transmutaciones estén en armonía con el Universo y no sean
causantes de desequilibrios.
10º.- Lo mismo que la medicina estudia e investiga para
descubrir el origen de la enfermedad, también el ser humano
debe razonar más lo que hace como causas y no fijarse tanto
en lo que le trae el destino como efecto o deudas de otras
vidas.
11º.- Es aconsejable tener siempre presente que nuestras
causas y decisiones afectan a todo lo que nos rodea
incluyendo, en la mayoría de los casos, a las personas con las
que tienen relación, por consiguiente, a mayor conocimiento y
desarrollo mayor responsabilidad por nuestras causas; por
eso está escrito: “Al que más se le dé más se le exigirá.”
12º.- Sabiendo que cada semilla o causa lleva consigo el fruto
o efecto de la misma, deberíamos razonar más y pensar en
los posibles efectos a corto y a largo plazo. Hacer las cosas
de forma consciente, voluntaria y con buena intención trae
felicidad y progreso.
13º.- Aunque no tengamos claro el sentido de nuestro destino
y no comprendamos el porqué de nuestros problemas, no
debemos desesperarnos; una vida es solo un día de otra vida
que comprende toda nuestra evolución, por eso, cuando
comprendemos cómo trabaja la Ley de Consecuencia lo

82
vemos todo más claro y más lógico, lo que nos debería llevar
a ser más previsores y a estar más en guardia.
14º.- También el Nuevo Testamento hace referencia a la Ley
de Consecuencia cuando afirma: “Te he curado, pero no
peques más no sea que te venga algo peor”; “El que a hierro
mata a hierro muere”; “No juzguéis y no seréis juzgados”;
“Con la misma medida que midáis se os medirá.”

Al hablar de karma hay que decir que en el destino de


la humanidad no existe la suerte, la casualidad ni el accidente
puesto que la Ley de Causa y Efecto se basa en que cada
suceso tiene como causa u origen una acción del pasado.
Aunque en cada vida tenemos la posibilidad de responder
libremente ante las circunstancias y personas y aunque nos
dan la posibilidad de crear nuevas causas que aceleren
nuestro desarrollo, lo cierto es que su efecto se hará sentir en
un futuro, sea en la misma vida o en otra. Como aún no
recordamos las vidas pasadas ni sabemos cuál es nuestro
destino, la mayoría de la humanidad piensa que los sucesos y
circunstancias surgen de la casualidad o de la nada, sin
embargo, el ocultista sabe que no es así. Lo mismo que está
confundido el salvaje ignorante de las leyes físicas del
universo al pensar que todo lo que sucede tiene como origen
la casualidad o los milagros, así mismo ocurre respecto al
común de la humanidad por no conocer la Ley de
Consecuencia ni las que regulan el desarrollo respecto a la
moral y a los pensamientos; algunos llaman a esto incluso
buena o mala suerte. Cuando el salvaje comienza a conocer
las leyes físicas piensa que todo lo que haga está controlado
por esas leyes inmutables y comienza a resignarse ante ellas,
pero tarde o temprano se da cuenta de que es libre dentro del
mundo limitado donde actúa. Al final, cuando conoce cómo
funcionan las leyes divinas, sabe en qué dirección trabajan,
con qué fuerza actúan y colabora con ellas sintiéndose libre.
Cada no mucho tiempo se descubren nuevos hechos
de las leyes físicas, el hombre adquiere cada vez más poder

83
sobre la naturaleza como podemos observar cuando trabajan
con el átomo o con los genes así como en otros aspectos y
leyes que hasta no hace muchos años estaban ocultas. A
medida que el hombre comprende estas leyes las utiliza como
fuerzas con las cuales puede calcular, trabajar e incluso
predecir hechos futuros; es decir, comprendiendo y
manejándolas puede producir efectos. Así es que, podemos
decir que el ignorante es esclavo de su destino y de las
circunstancias, mientras que el sabio es libre y utiliza las leyes
o energías según sea su voluntad.
Esto mismo ocurre respecto a las Leyes Divinas que
rigen en los mundos ocultos y en el nuestro respecto al
pensamiento, a la moral y a nuestros actos. Cuando más
violamos las Leyes más nos limitamos a nosotros mismos
para que, gracias a esas limitaciones, aprendamos a razonar
pensando en tomar otro camino mejor. Cuando más
conocemos las leyes más nos damos cuenta de que haciendo
el bien colaboramos con ellas y tenemos más liberad, es más,
el conocimiento de estas Leyes nos da fe, esperanza en un
mundo mejor y confianza propia. El hombre es creador de su
propio destino según utilice sus cuerpos, lo que a su vez dará
origen a una respuesta en el mundo que corresponda. Así un
mal pensamiento está regido por las leyes del Mundo del
Pensamiento y nos traerá el efecto que ese pensamiento
cause al mundo y a las personas que nos rodean. Y si a ese
pensamiento va unido un deseo de hacer bien o mal, también
entrarán en juego las leyes del Mundo del Deseo o astral; y si
ese pensamiento y deseo unidos nos impulsan a la acción y
cometemos un acto malévolo, en su momento, las leyes
físicas también actuarán sobre nosotros; no sabremos cuando
vendrán estos efectos pero podemos estar seguros de que
vendrán. Por consiguiente, cada uno de nosotros es dueño y
causante de su destino, sea como sea el presente como
efecto de nuestro pasado.
La mente es creadora y poderosa, un pensamiento
puede influir a otras personas según sea su naturaleza. Toda

84
acción del hombre tiene su origen en su mente, lo mismo que
todo lo que ha creado también ha sido gracias al
pensamiento. Por esta razón se dice que así como el hombre
piensa así es él, por consiguiente, si queremos comenzar a
cambiar nuestro destino o karma debemos empezar por
gobernar nuestra mente para que sus pensamientos sean
creadores de bien. Controlando la mente podemos controlar
los deseos y sentimientos y, como efecto, las acciones, pero
además, sabiendo que esos cuerpos pertenecen a los
mundos superiores, quien desea cambiar su carácter y, por
tanto, su destino, debe saber que podrá hacerlo también
después de la muerte. Las ideas y pensamientos de una vida
serán las tendencias mentales para la próxima pero también
serán la causa que lleve al hombre a la región del los mundos
del pensamiento y del deseo que le corresponda. De alguna
manera, las leyes hacen que los pensamientos y los deseos
modelen al hombre después de la muerte y que sean la causa
principal de su reconocimiento y del lugar donde la haga.
Sabemos que los pensamientos cumplen la misión
encomendada cuando van dirigidas hacia alguien, pero
también que son atraídos por otros que piensan en hechos de
la misma naturaleza. Así es que, si un pensamiento de
maldad creado por nosotros, crea un impulso de acción para
que otra persona cometa un delito, estaremos unidos a esa
persona por el karma y en un futuro nos relacionaremos para
afrontar nuestra deuda. Si no fuera así, en algún momento
tendremos algún problema o perjuicio imprevisto y, aunque
como hombres no comprendamos porqué nos ocurre eso,
nuestro Ego sí lo entenderá.
Karma también tiene en cuenta (además de los
sentimientos, deseos y pensamientos) nuestros actos sean en
la forma que sean, es decir, un mal hábito como efecto de
repetir una mala acción; el mal uso de la energía vital como
efecto de la función creadora, (sexo) de la palabra hablada
(crítica, injurias, etc.); el mal ejemplo que damos; nuestra
colaboración o no respecto a la sociedad; el cuidado y la

85
responsabilidad de nuestro cuerpo físico; etc. De esta forma
podemos ver cómo quien siembra dicha recoge felicidad en el
mismo mundo donde lo hizo afectando en bien a los demás.
Una persona puede crear de manera altruista una guardería
para niños necesitados y otro puede hacer algo similar pero
no pensando en los niños sino en obtener renombre, pues
bien, los dos recibirán su recompensa física en una vida
futura, sin embargo, el desarrollo de su carácter no tendrá la
misma respuesta por parte de karma. Cada uno nace en la
familia y posición económica y social que le corresponde
según lo que hizo en el pasado y eso será una prueba e
influirá de nuevo en su carácter y destino. Una persona puede
disfrutar de lo material porque benefició a la sociedad en otra
vida pero si su carácter no fue lo suficientemente noble
tampoco será feliz en su riqueza. El que crea miseria recibe
miseria pero si esa misma persona cambia su carácter, en la
próxima vida será feliz en su miseria. De ahí la necesidad de
dar importancia a la formación de un buen carácter. Un mal
hecho sin mala intención no es lo mismo que cuando hay
mala intención, así mismo karma tampoco considera similar al
motivo que a la acción. Una mala acción tendrá un efecto
perjudicial sobre la persona causante pero en sentido físico y
hasta que el karma se agote, pero posiblemente sin que la
persona haga nada por regenerarse; sin embargo, el motivo
(los motivos) crea carácter bueno o malo y éste, a su vez,
tendrá un efecto regenerador en el futuro y muy en particular
después de la muerte.
El carácter, como resultado del karma acumulado, se
puede cambiar de acuerdo a la voluntad y a la fuerza mental
con que se ha creado, claro que unos lo transforman más
fácilmente que otros. La persona que piensa reiteradamente
en robar terminará robando, bien por su propio pensamiento o
bien por el de otros que piensen como él, pero lo curioso es
que lo hará impulsivamente porque es su carácter. En estos
casos vemos como cambiar un mal hábito, o lo que es lo
mismo, el carácter, es tan simple como crear pensamientos de

86
naturaleza contraria, lo que estimulará a la mente y al Alma a
elegir otro camino mejor. Un mal hábito crea limitaciones en el
destino pero siempre tenemos el libre albedrío para actuar de
otra manera en esas limitaciones, de tal forma que al final las
vencemos. Algo similar ocurre con las tentaciones, cuanto
más las resistamos razonando e intentando buscar la victoria
sobre ellas, más fuertes nos hacemos y antes las
venceremos.

87
EL KARMA, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

Como muchos estudiantes de ocultismo saben, la


enfermedad es un fuego invisible que trata de desintegrar las
cristalizaciones que hemos formado en el cuerpo; es como un
sistema de alerta que advierte de que algo anda mal porque
hemos alterado el equilibrio en los diferentes vehículos del
Espíritu. La fiebre es un ejemplo de ello pero, en realidad,
todas las enfermedades tratan de purificar el cuerpo de las
condiciones anormales que hemos creado en él cada vez que
hemos violado las leyes divinas. Tanto en ocultismo como
incluso científicamente, está demostrado que los
pensamientos, los sentimientos y las emociones afectan al
cuerpo físico y, quien ha profundizado en las enseñanzas
esotéricas, sabe que toda nuestra vida y nuestras actitudes
tienen su base en los cuerpos de deseos y mental que son el
origen de todo eso. Todas nuestras acciones tienen su origen
en la mente, bien como pensamientos originales, bien como
respuesta a lo que en cada momento vemos u oímos, o bien
como respuesta al cuerpo de deseos donde radican los
sentimientos, deseos, emociones, etc. Luego entonces,
nosotros somos los únicos responsables de lo que nos pasa y,
cómo no, de la salud de nuestro cuerpo.
La enfermedad es la manifestación de los actos
ignorantes que cometemos, de hecho la ignorancia es el
mayor enemigo de la humanidad, por tanto, la “curación” es el

88
resultado de aplicar el “conocimiento de las leyes divinas”
(principalmente la de Consecuencia), conocimiento que, una
vez trasformado en sabiduría será el que algún día nos traiga
la salvación como fin a la “caída” de la humanidad. La
ignorancia en la tierra es un grave impedimento para
progresar en todos los sentidos, pues así mismo, la ignorancia
del conocimiento oculto sobre cómo funcionan esas leyes
divinas según nos dejemos llevar o no por el cuerpo de
deseos, por los hábitos del cuerpo etérico y según seamos
dueños de nuestra mente, también nos trae enfermedades,
problemas y tristezas en cada vida. ¿Y esto por qué? Pues
porque el Espíritu reencarnante, en su ciclo evolutivo, tiene
que gobernar sus diferentes vehículos para poder desarrollar
sus poderes latentes hasta que por fin no necesite renacer
más en un cuerpo físico. Según vamos controlando los
vehículos menos actuamos en contra de las leyes divinas y,
por tanto, menos tendremos que sufrir sus efectos.
El antiguo testamento dice que el ser humano fue
expulsado del Jardín del Edén después de ser tentado por la
“falsa luz” –Lucifer- y que a partir de ahí sufrimos toda clase
de enfermedades y dolores del mundo. Esto es el efecto del
mal uso del poder creador, del abuso y derroche de la energía
creadora divina después de tomar conciencia del mundo y del
cuerpo físico y actuar por nuestra cuenta sin razonamiento
alguno, por eso se dice que éste es el único pecado que no
tiene perdón. Por tanto, el origen de las enfermedades
actuales y de la acción de la ley de consecuencia está en la
“caída en el pecado original” hace millones de años y, el único
fin que tiene es enseñarnos a dominar las pasiones y
purificarnos de todo egoísmo personal. La “caída” no fue otra
cosa que la pérdida de la conciencia de los mundos
superiores invisibles para enfocarla en el mundo físico, si no
hubiera sido así no hubiéramos podido evolucionar hasta
adquirir nuestra propia “auto-conciencia” y, por tanto ser
individuos separados de los demás; es decir, hubiéramos
tenido una conciencia grupal similar a la que tienen cada

89
especie animal. De esta forma despertamos la conciencia en
el mundo físico y poco a poco nos dimos cuenta que éramos
individuos y comenzamos a actuar por nuestra cuenta y
riesgo. Desde aquella época hasta nuestros días hemos
creado un mundo como el que tenemos con todas las
tecnologías y adelantos incluyendo por supuesto la medicina.
Pero también hemos adquirido, entre otras cosas,
responsabilidad, sentido del deber, más moral y cultura, y el
conocimiento de que hay que cuidar el cuerpo físico. En un
futuro, cuando todo el mundo comprenda las enseñanzas
esotéricas, actuaremos más a favor del Espíritu e
intentaremos controlar nuestros vehículos de tal manera que
nuestra vida sea más saludable y placentera.
Para encontrar respuesta al porqué de la enfermedad no
hay que buscarla solamente en esta vida sino que también
hay que buscarla en otras del pasado. Hoy los médicos
combaten a los microbios porque creen que son los
causantes de la enfermedad pero, aunque en parte es
cierto, esa no es la verdadera razón sino que lo que hay
que buscar es la causa del porqué esos microbios están en
el cuerpo. La verdadera enfermedad radica en el Cuerpo
Etérico (cuerpo donde se crean los hábitos por medio de la
repetición) y en el de Deseos (donde radican los
sentimientos y deseos negativos que nos dominan para
nuestro propio mal) que son los afectados como fruto de
nuestra ignorancia, irresponsabilidad y negligencias, pero
su efecto se aprecia en el cuerpo físico en forma de
enfermedad.
El cuerpo físico es materia física y el etérico es la vitalidad
que le compenetra, anima y procura que se conserve en
buen estado de salud, por tanto, es lógico pensar que esa
vitalidad puede estar equilibrada o no según nuestro uso o
abuso del cuerpo físico, pero tampoco nos podemos
conformar con eso porque, si está débil o desequilibrada es
porque hay causas que lo producen. Entonces es cuando
debemos observar el Cuerpo de Deseos, el que nos tienta

90
y pone a prueba ante nuestras debilidades, el que debilita
el Cuerpo Etérico, por tanto es quien nos lleva a actuar de
manera incorrecta. Un ejemplo muy simple aunque
importante sería el del drogadicto que se deja llevar por el
“deseo” de consumir droga, es decir, se deja dominar por el
cuerpo deseos; pero cuando esa persona, por diferentes
motivos, comienza a razonar y comprende cómo puede
terminar su vida, lo que está haciendo es imponer su mente
sobre el cuerpo de deseos hasta que, poco a poco, vence
el hábito y purifica su cuerpo físico. Si esta misma persona
terminara obteniendo una salud radiante, diríamos que ha
vencido una enfermedad que ella misma se creó y que lo
ha hecho gracias al cumplimiento de las leyes divinas que
son las que hacen que se manifieste determinada
enfermedad cuando no se cuida y además se maltrata el
cuerpo físico.
El Cuerpo Etérico es el que desarrolla el crecimiento y
intenta mantener el cuerpo sano pero el Cuerpo de Deseos
está siempre desgastando su vitalidad por medio de su
egoísmo, pasiones y actividades, por lo tanto siempre
están en lucha, uno por la vida y otro por la muerte. El
cuerpo etérico hace que brote una nueva rama donde se
ha cortado otra, que en los cangrejos nazcan nuevas patas,
o que en la lagartija surja un nuevo rabo, sin embargo en
los animales más desarrollados y en el hombre no actúa
así porque nosotros tenemos un cuerpo etérico (vital)
individual y no grupal como en los animales. Como es una
herramienta individual lo podemos mantener en buen
estado o no, dependiendo del dominio que tengamos sobre
el Cuerpo de Deseos y la mente. El ser humano se
considera tal por haber adquirido su individualización y, por
tanto, según sean sus sentimientos, sus pensamientos y su
actividad, así se reflejará en su Cuerpo Etérico y así será
su salud.
Como sabemos, después de la muerte nos llevamos las
grabaciones de la vida que tenemos en el Cuerpo Etérico

91
para extraer el beneficio de las experiencias de la vida
pasad. Si nuestra vitalidad ha sido mal utilizada y si hemos
sido débiles ante las pasiones y malos hábitos, queda todo
grabado en esa película para que en el purgatorio podamos
extraer la enseñanza correspondiente, de tal forma que
cuando volvemos a formar un nuevo cuerpo etérico para
renacer llevará esa debilidad consigo. No tiene otra forma
de ser, lo mismo que un santo no se hace santo si no hace
méritos para ello, la materia que nos corresponde y que
debemos utilizar para formar el nuevo Cuerpo Etérico tiene
que estar relacionada con las debilidades de la vida pasada
para que su efecto (la enfermedad) sea una prueba a
superar por nosotros.
Como, a su vez, el Cuerpo Etérico es el molde sobre el
cual se forma el cuerpo físico, podemos comprender que
ya traemos toda una serie de tendencias, debilidades o
defectos que se mostraran a lo largo de la vida como
“karma” basado en las actuaciones ignorantes o
debilidades ante las tentaciones y pruebas del cuerpo de
deseos. Y son estas debilidades y pruebas basadas en
anteriores vidas las que fortalecen y desarrollan al Ego,
como se fortalece una persona que padece cáncer a lo
largo de los años, o como se fortalece el coraje por medio
de la desesperación.
La energía creadora es la que utilizamos para actuar,
procrear, hablar y pensar, y todo mal uso que hagamos de
ella tendrá su respuesta por parte de la Ley de
Consecuencia. Así, una persona que abusa o derrocha sin
control la energía sexual, se puede ver afectada en el habla
o en su mente por el mal uso de esa energía creadora.
Esos medios son los que tenemos para poder evolucionar
en la vida: la palabra, el pensamiento y los cuerpos físicos
que creamos gracias a la procreación, por consiguiente,
todo mal uso nos traerá un efecto que debe servir para
enseñarnos que esa energía debe utilizarse sólo para

92
nuestro propio progreso y para facilitar nuevos cuerpos a
otros espíritus reencarnantes.
Sabemos que en el purgatorio sufrimos el mal que hemos
causado a otros, y ese sufrimiento deja su marca en
nosotros en forma de “conciencia” para que en la próxima
vida nos hable antes de que lo volvamos a cometer el
mismo error. Pues también el dolor, el sufrimiento y los
errores que han causado enfermedad en el cuerpo, dejan
su marca en nosotros de tal forma que (como efecto) nos
ayudan a tener una mejor salud basada en unos más
elevados sentimientos y pensamientos. Así, la persona
elevada moral y espiritualmente, tendrá mejor salud que la
que fue egoísta y que renacerá con su organismo débil, o
que el mentiroso que renacerá con cierto desequilibrio en
sus órganos internos porque, todos estos aspectos
negativos tienen un efecto desequilibrador en el cuerpo
vital. De esta forma vemos que es solamente en el ser
humano (y no en los otros reinos) donde se muestra el
karma individual por tener un “Yo” evolucionante que
necesita aprender de sus errores.
Hasta que no comprendamos y vivamos las enseñanzas de
Cristo no estaremos libres de la enfermedad y de la ley
kármica porque, Cristo, el Salvador de la humanidad, está
influyendo con sus más elevadas vibraciones para que
nosotros nos podamos servir de ellas para adquirir la
perfección. El enfermo es en realidad: “Un violador de las
leyes divinas recibiendo su castigo”. Todo el mal de la
humanidad radica en su “egoísmo” y, mientras el hombre
no transforme su egoísmo en altruismo, su ignorancia en
sabiduría y su odio en amor, no obtendrá una buena salud
y un buen destino kármico.
Si no fuera por la Ley de Consecuencia que nos trae
dolor y sufrimiento, no aprenderíamos las lecciones y
pasaríamos de un cuerpo a otro engrandeciendo cada vez
más nuestro egoísmo y maldad. Pero como la Ley de

93
Consecuencia hace que renazcamos con las debilidades
correspondientes basadas en el último cuerpo que
utilizamos, eso hace que el Ego se esfuerce por superar
sus errores y desarrollar sus poderes, por fortalecerse
interiormente para luchar contra la enfermedad.
De esta forma vemos que, una persona dominada por
la pasión y el sexo que ha arruinado su cuerpo en una vida,
puede nacer con las conexiones entres sus cuerpos mal
hechas para que no pueda tener un completo control sobre
el mismo. En este caso diríamos que la fuerza del deseo en
una vida ha sido desperdiciada y ahora no puede dominar
su cerebro para enviar impulsos a través de los nervios.
Las enfermedades mentales son, en muchos casos, el
efecto del abuso de las funciones creadoras, pero en otros,
estos abusos también pueden traer enfermedades físicas.
Decimos en la filosofía rosacruz que “Una mentira es a la
vez asesina y suicida en el Mundo del Deseo”. Cuando
ocurre un hecho formamos un pensamiento forma sobre él
en los mundos invisibles y, si volvemos a contar ese hecho
tal y como ha sido otra vez, se unirá al pensamiento
anterior. Pero si lo contamos de diferente forma o
mentimos se atraerán por ser el mismo hecho, pero se
enfrentarán hasta destruirse por ser de diferente vibración.
Si el pensamiento bueno es suficientemente fuerte vencerá
al falso, de esta forma vemos como somos sembradores de
armonía o de discordia. Si actuáramos siempre con verdad
y en armonía con las leyes divinas, estaríamos sentando
las bases para la formación del arquetipo de la futura vida
con un perfecto estado de salud, lo que se reflejaría en el
Cuerpo de Deseos y en el Etérico también como buena
salud. Por el contrario, los que fomentan la mentira, el
egoísmo, el error, etc. no podrán crear un arquetipo que
represente la verdad y la justicia, o lo que es lo mismo: la
buena salud. De esta forma vemos como nuestra salud y
nuestro destino depende de lo que hacemos con nuestra

94
voluntad respecto a nuestro Cuerpo Mental y a nuestro
Cuerpo de Deseos.
Hasta ahora he hablado más bien en sentido causa y
efecto de una vida sobre la otra, pero esto no es una regla
fija puesto que la ley de consecuencia también actúa en la
misma vida. Lo mismo que la ley de la gravedad hace que
vuelva a caer una piedra que lancemos al aire, así mismo
hay causas que hacen que su efecto se manifieste al poco
tiempo. Otras se pueden manifestar a lo largo de los años,
y otras incluso se corrigen y no se manifiestan porque
hemos enderezado nuestra vida. Una persona que en su
juventud tiene un comportamiento incorrecto con los
demás, que no respeta nada porque quiere hacer lo que le
apetece y que incluso crea conflictos con los demás estaría
creando unas causas que en esta misma vida le pueden
traer unos resultados similares hacia él por parte de otros;
de esta forma aprendería lo que se siente cuando le hacen
lo que él ha hecho. Pero, si esa persona se pone en
contacto con una religión o escuela filosófica espiritual y
aprende todas estas verdades y se pone a practicarlas a lo
largo de su vida, no cabe la menor duda que los Ángeles
del Destino sabrán ayudarle y beneficiarle aplicando las
leyes divinas. Es más, él mismo transformaría su aura en
positivo, cambiaría su carácter y se haría mucho mejor
persona, lo que atraería las simpatías y la ayuda de los
demás.
Cuanto más atrás en la historia menos se ha practicado la
moral y más normal ha sido vivir con el egoísmo, la
mentira, la desconsideración y la ignorancia. Lo que era
moral en la edad media hoy es inmoral, por eso había
muchas más enfermedades, epidemias y peor destino. Se
han efectuado algunas investigaciones de vidas pasadas
que han demostrado que los obsesos sexuales han nacido
con problemas mentales y, otros que además de este vicio
tenían un buen grado de maldad, han nacido con epilepsia,
histerismo, cuerpos deformes o incluso con cáncer. Otros

95
que cometieron serias crueldades en vidas pasadas se ven
afectados a la vista (aunque en algunos de esos casos es
el efecto de la densidad que está adquiriendo el éter que
rodea la tierra, por el enrarecimiento del aire como paso
previo a la siguiente etapa de la humanidad)
En general pero con excepciones, las enfermedades
agudas y de poca importancia tienen su origen en la misma
vida y, las crónicas y más graves o duraderas, la tienen en
vidas pasadas. Por otro lado, nos podemos preguntar por
qué unas enfermedades se curan y otras no, o dicho de
otro modo, por qué el resultado del purgatorio nos ayuda a
vencer algunas enfermedades y en otros casos no. Esto
depende del resultado del purgatorio, si la grabación en la
conciencia es fuerte daremos al Cuerpo Etérico la fortaleza
suficiente para resistir ante la enfermedad (como ocurre
con las personas que trabajan con enfermos contagiosos y
no les pasa nada) Eso a su vez, se refleja en el Cuerpo de
Deseos para llevar una vida más elevada, de tal forma que
el odio o la pasión de una vida pasada ya no volverán a ser
causa de enfermedad en la siguiente. Naturalmente que las
actitudes negativas persistentes de una vida o la
acumulación de otros hechos similares, da como resultado
un karma maduro frente al cual nos sentiremos impotentes.
Hace pocos siglos, la duración media de vida era de 40
años, actualmente, sin embargo, es de 80. Este resultado
se ha obtenido gracias a que, en cada vida, intensificamos
los esfuerzos para dominar el Cuerpo de Deseos y para no
dejarnos llevar por los vicios, pasiones, odios, etc., y
gracias a que, también como resultado del purgatorio, nos
proponemos investigar en todos los campos científicos. Por
consiguiente, cada vez creamos mejor destino kármico y
colaboramos más con la Ley de Causa y Efecto. No
podemos considerar a la enfermedad como un mal sino
más bien como un auxilio para nuestro desarrollo, hace el
mismo papel que un castigo que puede corregir un mal
hábito a un niño, o el suspenso en los estudios que hace

96
que el estudiante se esfuerce más en estudiar y en
aprobar.
Cuando una persona lleva una vida superficial,
como si fuera un espectador de su destino y no se esfuerza
por imponer su voluntad (su Yo) sobre sus cuerpos de
deseos y mental, debilita su cuerpo etérico (vehículo de la
memoria) y, por lo tanto, su salud. Cuando esta persona
llega al purgatorio se da cuenta de su error y comprende
que debe esforzarse para imponer su voluntad y para que
su organismo responda y se fortalezca; además, la
actuación del karma le llevará a contagiarse o a contraer
una enfermedad grave para que así sea. Pero también hay
casos contrarios, cuando una persona ha sido precipitada
por falta de razonamiento, ha sido egoísta o demasiado
confiada en sí misma, etc., también puede ser víctima de
una epidemia en la que él no pueda hacer nada para
curarse y para que comprenda que debe fortalecer sus
vehículos.
De una forma u otra, la enfermedad fuerza al Yo a cambiar
su actitud y a controlar su Cuerpo de Deseos y su mente.
Sin embargo no hay que olvidar que la mayoría de estas
enfermedades han sido aprobadas en el Mundo del
Pensamiento, antes de renacer, con la única intención de
fortalecer al Yo. Pongamos un ejemplo: Un fumador se ve
dominado por el Cuerpo de Deseos, éste debilita su
voluntad hasta el punto de que el “Yo” no puede vencer el
mal hábito. Esto, a su vez, debilita el Cuerpo Etérico
quedando grabada esta debilidad para ver el resultado
después de la muerte. Es en ese estado, cuando la
conciencia del Yo comprende que esa debilidad crea una
enfermedad y se propone hacerla frente por medio del
fortalecimiento interno mientras la sufre. Por consiguiente,
la ley kármica nos favorece a través de la enfermedad y
nos previene para futuras tentaciones o pruebas. De esta
forma aprendemos a utilizar de manera constructiva las

97
energías que derrochamos al dejarnos llevar por los
deseos y pasiones.
Como ya hemos visto, la enfermedad es el efecto de
dejarnos llevar por el Cuerpo de Deseos, el gran tentador.
También sabemos que la ley kármica actúa sobre nosotros
a raíz de la intervención de las fuerzas luciféricas en forma
de tentaciones y pruebas, las que no tienen otro fin que el
de hacernos “individuos auto-conscientes” de nuestras
obras de una forma voluntaria. Esto nos obliga a tener en
cuenta el principio de polaridad que hace que, según
actuemos, consciente o inconscientemente, atraigamos
otros elementos afines. Quiero decir que lo mismo que un
perfume estimula al Cuerpo de Deseos hacia la
sensualidad, también otros aspectos de la vida nos pueden
estimular hacia una vida más moral y espiritual. En
resumidas cuentas, debería obligarnos a estar pendientes
de todo lo que hacemos, sentimos y pensamos si
queremos lograr una mejor salud y un mejor destino. De
aquí que nos debamos esforzar en transformar los
sentimientos egoístas y personales en sentimientos
altruistas y desinteresados, en utilizar la mente para
discernir correctamente entre lo verdadero y lo falso. Las
enfermedades radican en el Cuerpo de Deseos, el día que
consigamos imponer nuestra voluntad sobre la mente y
seamos creadores de pensamientos positivos, optimistas,
de felicidad y de bienestar, comenzaremos a dominarle y
anularemos nuestro karma sobre la enfermedad. Esto es,
al fin y al cabo, el resultado del “impulso interno de
perfeccionamiento”.
Una de las explicaciones a la muerte prematura es
cuando una persona lucha contra una enfermedad grave
durante un tiempo para después morir. Entonces se está
fortaleciendo sobre esa debilidad del Cuerpo Etérico según
los planes previstos para su fortalecimiento antes de
renacer. Cuando llega el momento de la muerte es porque
ya no tiene a qué oponerse ni nada que vencer, así recoge

98
el fruto de su lucha y prepara una nueva vida más
fortalecida para afrontar nuevos karmas y nuevas
debilidades.
Podríamos decir que, para que el Yo se fortalezca, en
muchos casos, éste trae al renacer el germen de la
enfermedad, sin embargo, también suele traer consigo los
medios para vencerla, (lo mismo que ante cualquier otro
karma) Con las fuerzas resultantes del éxito, vencerá otros
obstáculos o karmas a lo largo de la vida y si no es así,
utilizará esa fuerza en el estado post-morten. Sabiendo que
la enfermedad es el resultado de malas acciones, cabe
preguntarse que si podemos evitarlas por medio de un
desarrollo espiritual voluntario. La respuesta es que sí. De
hecho la mayoría de nosotros estamos luchando contra la
enfermedad y otras manifestaciones kármicas, mientras
que el que no se esfuerza en desarrollar su Yo y en
discernir los actos de su vida, está facilitando la
manifestación de la enfermedad o creando causas para lo
mismo en otra vida. Por consiguiente, el que pone en
práctica los conocimientos esotéricos está venciendo las
enfermedades y creándose un buen karma futuro. La
filosofía oculta es una energía que inunda y fortalece el
alma facilitándole su desarrollo en todos los sentidos. El
resultado de aplicar el conocimiento que llamamos Filosofía
Oculta a nuestra vida cotidiana, es adquirir mejor salud y
mejor destino porque, gracias a este conocimiento
sabemos quiénes somos, por qué estamos aquí y qué
medios tenemos para elevar nuestro Yo Superior.
Es cierto que, como efecto del karma, algunas
enfermedades se declaran cuando el organismo está en
cierto grado de debilidad, pero también es cierto que el
karma actúa en las enfermedades externas (fracturas,
intoxicaciones, etc.) como efecto de otras causas del
pasado. Naturalmente que esto, para muchas personas, es
casualidad, sin embargo, no deja de ser el efecto de
nuestras propias acciones ignorantes e irresponsables.

99
Según desarrollamos las cualidades del Espíritu y somos
más responsables y conscientes de nuestros actos
voluntarios, evitaremos todo lo que normalmente llamamos
“mal destino.” No hay que olvidar que la “responsabilidad”
es una cualidad más que se va adquiriendo a través del
renacimiento, por tanto, si la unimos al “conocimiento” de la
Verdad podremos decir que “a mayor responsabilidad y
conocimiento mejor salud y mejor destino.”
Lo mismo que un genio tiene que buscar a unos
padres que le faciliten un cerebro y los medios necesarios -
como herencia- para desarrollar esa genialidad, así mismo
cuando una persona tiene como karma una determinada
enfermedad, busca en su renacimiento a las personas con
las que esté unido kármicamente y que tengan el germen
de esa futura enfermedad en su ADN. Así vemos que,
además del parecido físico, también podemos heredar una
enfermedad u otras cualidades. En esto tienen mucho que
ver los Ángeles del Destino que son los administradores del
karma y relacionan a unas personas con otras según las
necesidades de cada uno para saldar sus deudas y para
hacer un desarrollo espiritual más rápido. Ellos son los que
modelan el Cuerpo Etérico según su destino kármico y lo
depositan en la matriz de la futura madre para que se
forme el cuerpo físico.
El Cuerpo Etérico es el asiento de la memoria y su
principio es la “repetición.” Cuando una persona se deja
llevar por el Cuerpo de Deseos y actúa con egoísmo,
vanidad, pasión, etc. está formando la base de una futura
enfermedad, la cual hará que el Ego se esfuerce en
desarrollar su voluntad sobre sus cuerpos pero,
naturalmente, esto se puede combatir con una nueva
educación del carácter a través del discernimiento y de una
moral más elevada. Cuando se persiste en ser negligente e
irresponsable en nuestras actitudes, estas debilidades
quedan grabadas en el cuerpo etérico hasta que la
enfermedad se manifiesta para que, también por medio de

100
la repetición, encaucemos de nuevo nuestro carácter y
actitud en la vida. Vemos así como, no sólo es obligatorio
practicar el bien en pensamiento, palabra y obra para el
bien de nuestro desarrollo espiritual, sino que también lo es
para obtener una buena salud. Cuando alguien practica
estas verdades y las lleva consigo como parte de su alma,
no sólo obtiene buena salud, sino que se hace una persona
tolerante y distinta, su aspecto es sereno, se mantiene más
joven y irradia unas vibraciones que se diferencian de la
mayoría de las personas.
No se puede ir por la vida asegurando que ciertos
hechos sean un “castigo” o un “premio” como efecto de
determinados actos que hemos hecho en otras vidas, eso
sólo puede asegurarlo los verdaderos y pocos clarividentes
que existen. Además, en todo este tema que estamos
tratando en general, la filosofía oculta enseña que además
de estas leyes kármicas, hay otro aspecto que nos permite
crear causas nuevas a modo de mostrar cuáles son
nuestros ideales y desarrollo interno, esto es lo que se
llama “epigénesis”. En esto radica una de nuestras
obligaciones, en que nuestras creaciones originales sean
buenas para la humanidad. Por lo tanto, siempre tenemos
la posibilidad de transformar nuestro carácter y crear
nuevas causas que modifiquen nuestro karma y por
consiguiente nuestras enfermedades. Es cierto que dentro
de esas causas nuevas podemos cometer errores o tener
accidentes por falta de responsabilidad y razonamiento,
pero eso se mostrará como karma en la próxima vida,
aunque su efecto a veces lo veamos en el mismo momento
de los hechos. Si alguien duda de esto no necesita nada
más que examinar la historia para ver que está llena de
nuevas acciones, inventos y cambios muy importantes
como efecto de los actos individuales de ciertos espíritus
reencarnados.
Examinando el karma grupal, podemos ver que hay
casos en que cierto grupo de personas muere o quedan

101
inválidos para toda la vida en una catástrofe porque en
alguna vida anterior hicieron alguna cosa en común,
(guerra, terrorismo, etc.) ese es el efecto de la ley kármica
pero, no siempre es así. A veces, personas sumamente
materialistas, o incluso todo lo contrario, pueden morir en
un “accidente” sin tener relación alguna anterior, sino que
los Ángeles del Destino lo han hecho así con el único fin de
que en otra vida (ya que están unidos por esta causa o
“accidente” kármico) se unan para hacer una nueva obra
en común que les enseñe la lección que necesitan y que,
de alguna forma, beneficien a la humanidad. Otras veces
es la persona misma quien inconscientemente corta su
vida. Cuando uno nace con la tendencia a ser probado en
forma de tentación en la droga, alcohol, etc. para probar su
fortaleza adquirida después de su anterior muerte en el
purgatorio y con el suficiente poder de dominarlo, pero falla
porque se ve dominado de nuevo por su Cuerpo de
Deseos, los Ángeles del Destino pueden cortar su vida en
un acto amoroso para que no se cree más deudas con las
personas que le rodean y para prepararle un destino “duro”
donde no le quedará más remedio que enfrentarse a la
enfermedad para fortalecer su Yo e imponer su voluntad y
sacrificio sobre su Cuerpo de Deseos.
Hay otros casos también de personas de gran
desarrollo espiritual que vienen para dar un ejemplo de
vida, fundar una asociación espiritual o hechos similares, y
tienen una vida de enfermedad y sufrimiento para luego
morir siendo joven. Esto también puede ocurrir porque ese
espíritu ha elegido quitarse cuanto antes el karma de la
enfermedad, desarrollar ciertas cualidades espirituales que
necesita, o pagar una deuda que tenga con la humanidad
pero, sea cual sea la causa, estará de acuerdo a su
desarrollo espiritual. También, sabiendo que cada uno de
nosotros podemos acortar o alargar la vida, a veces llega el
momento en que hemos cumplido positivamente con
nuestro destino y nuestra actitud en la vida es tan

102
benefactora para la sociedad que se nos permite vivir
algunos años más. Aunque parezca mentira, cuando una
persona debe verse implicada en una epidemia o en una
catástrofe, su karma le llevará al lugar preciso para que se
cumpla lo que él mismo eligió antes de renacer, porque sin
ello no conseguiría el mismo desarrollo en el futuro.
Tampoco se descubrirá el remedio contra el cáncer
hasta que las personas que lo deben padecer cumplan con
su karma del pasado y, por esa misma regla, irán
apareciendo nuevas enfermedades o volverán otras ya
erradicadas hasta que la humanidad adquiera el poder
interno necesario para no caer en esos mismos errores.
Las leyes kármicas no permiten que la humanidad
descubra nuevos métodos y fármacos hasta que no esté
preparada para hacer un uso correcto después de haber
aprendido de sus equivocaciones. Y es eso mismo lo que
guía a determinados espíritus a investigar, como deuda
kármica, y a utilizar los descubrimientos para beneficio de
los enfermos.
Cuando el Ego ha aprendido toda una serie de
lecciones y tiene cierto control sobre sus cuerpos,
comienza a tener una vida más placentera incluso en
sentido materialista, pero no debemos bajar la guardia,
porque eso no deja de ser otra prueba más. Actualmente
se disfruta mucho de la vida material y de los placeres y, en
muchos casos, el alma cada vez está más vacía por la falta
de trabajo espiritual. También aquí interviene el karma
creando angustias, estrés y otras enfermedades similares
para que el Yo busque algo nuevo que satisfaga su hambre
de desarrollo. De esta forma y tarde o temprano, llegamos
todos a interesarnos en algún momento por las
enseñanzas ocultas y espirituales.
Como podemos ver, todas las conferencias terminan
en la misma invitación hacia los asistentes, QUE
DEBEMOS ESFORZARNOS EN SER MÁS ALTRUISTAS,

103
SERVICIALES Y AMOROSOS CON LOS DEMÁS Y QUE
DEBEMOS OBTENER UN MAYOR CONTROL SOBRE
NUESTROS CUERPOS para obtener felicidad, mejor
destino y mejor salud. La filosofía oculta es una gran ayuda
porque nos da el conocimiento necesario para ello, un
conocimiento que, llevado a la práctica, se convierte en
sabiduría. Los que se interesan por primera vez por esta
filosofía lo pueden entender como un descubrimiento
sensacional donde dejar volar su imaginación y sus
fantasías como un niño con un juguete nuevo, pero los que
ya han estado antes en contacto con estas verdades y no
encuentran satisfacción en la vida material, son los que
trabajan en silencio y con paciencia para que estas
verdades sean la luz que alumbre su destino. Intentemos
alumbrar humildemente el camino de los demás allá donde
nos encontremos y así desarrollaremos antes el Cristo
Interno.

104
EL MECANISMO INTERNO CREADOR DEL KARMA

Cuando una persona contacta en esta vida con la


filosofía oculta suele ocurrir alguno de los siguientes hechos:

1º.- Que busque la verdadera enseñanza a través de libros y


de todo lo que esté a su alcance hasta conectar con alguna
escuela de ocultismo o de Misterios donde encuentre
satisfacción a todas sus inquietudes y dudas.
2º.- Que lea un montón de libros, que asista a conferencias,
que gaste dinero en cursos y en actividades que desarrollan
poderes y un sinfín de cosas jamás que, al cabo de un tiempo
pasarán casi todas al olvido y que le habrán servido para
poco.

En el primer caso yo aseguro que esa misma persona


(si persiste en su desarrollo oculto y espiritual a lo largo de su
vida) llegará a la siguiente conclusión certera: que no es la
primera vida que dedica su esfuerzo a desarrollar su Espíritu.
En el segundo caso sí lo es, pero la quintaesencia de esas
experiencias hará que en la próxima vida busque la Verdad de
una forma más directa. Yo soy una de las personas que se
encuentra en el primer caso y por eso no me gusta perder el
tiempo asistiendo a conferencias que (a mí en particular) no
me sirven para nada, ni suelo leer artículos o libros de la
mayoría de estos movimientos o escuelas nuevas que dicen
que sus enseñanzas proceden de enviados, contactados o
mensajeros especiales de otros mundos o de Maestros

105
elegidos, etc. Eso servirá a muchas personas, bien para que
sigan buscando en determinada línea o bien para que
aprendan que no todo vale ni es verdad y que hay muchos
farsantes que solo buscan adeptos para sacarles el dinero o
para hacerse famosos.
La escuela con la que yo contacté porque así estaba
escrito en mi destino es la Fraternidad Rosacruz Max Heindel,
una escuela iniciática donde imparten la verdadera filosofía
oculta sin pedir nada a cambio. En ella he aprendido a ser
humilde, a no pedir dinero a cambio de cursos ni de ninguna
otra enseñanza, a no buscar fama ni nada parecido, a servir a
los demás en la forma que pueda y siempre que pueda, a
hacer trabajos espirituales, a amar al prójimo y, entre otras
muchas cosas buenas más, a aplicar a mi vida sus
enseñanzas ocultas. Evidentemente a esa escuela llegarán
los que necesitan esas enseñanzas pero no los buscadores
de lo fenoménico, ni de poderes, ni de maestros o iniciaciones
a cambio de dinero, ni nada parecido. Los primeros se
quedarán con la enseñanza para toda la vida aunque dejen de
ser miembros por algún motivo, los segundos apenas
entenderán dichos enseñanzas (por ejemplo “El Concepto
Rosacruz del Cosmos) y abandonarán hasta que estén más
preparados para entenderlas y llevarlas a la práctica. Quien
está en una escuela iniciática como la Fraternidad Rosacruz
puede adquirir alguna iniciación en esta vida y así acelerar su
proceso evolutivo a pasos agigantados, y todo esto sin decir
nada a nadie pero sí haciéndose un servidor de la humanidad
de la manera más anónima posible.
Alguno de los que comprenden algo la filosofía oculta
pueden contactar en esa vida con una escuela de ocultismo
sería y también acelerar algo su desarrollo, pero los que
andan de conferencia en conferencia y leyendo todo lo que
cae en sus manos sin llevar a la práctica nada y sin esforzarse
por buscar la Verdad y por discernir, poco conseguirán en
esta vida. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros? Pues en
que unos se conforman y son felices con que les digan que

106
nos tenemos que amar unos a otros o con que les expliquen
que tenemos (por ejemplo) unos chacras que se pueden
despertar para obtener poderes; y los otros que no buscan
nada de eso y que solo intentan purificar y espiritualizar su
personalidad porque saben que ese es el único y verdadero
camino del desarrollo interno. Para los principiantes en la
búsqueda de la verdad puede ser muy interesante saber que
tenemos un aura de diferentes colores que cambian según lo
que se piensa y lo que se sienta, es más, intentan que todo el
mundo lo sepa. Pero para el veterano eso no es suficiente, él
razona y medita el conocimiento, lo lleva a la práctica y
comprueba sus resultados desde un punto de vista altruista y
fraternal, pero nunca con intención de beneficiarse
egoístamente de ello.
Así es que, como suelo hacer en casi todos mis
artículos, voy a intentar explicar una de las mejores
enseñanzas que he aprendido en la Fraternidad Rosacruz. Y
digo que voy a intentar porque quiero que ese conocimiento
llegue a esos principiantes pero sinceros buscadores de la
Verdad para que puedan llevarlo a la práctica. Naturalmente
que no voy a explicar profundamente lo que la filosofía oculta
dice sobre los mundos donde evolucionamos ni de la función
de los diferentes cuerpos que utilizamos como Espíritus que
en realidad somos. Explicaré lo imprescindible para que lo que
quiero decir se entienda. Veamos pues.
Como casi todas las religiones y culturas dicen, somos
un Espíritu o Alma que utiliza este cuerpo para vivir aquí en la
Tierra. Pero lo que no dicen todas y algunos incluso han
escondido, es que el Espíritu renace en estos cuerpos para
perfeccionarse, para desarrollar sus posibilidades latentes en
poderes dinámicos, para desarrollar la mente y la voluntad y
para reconocerse a sí mismo como un Yo, que es lo que
hemos alcanzado hasta ahora a lo largo de muchos
renacimientos durante millones de años. Como Alma o Yo
autentico que cada uno de nosotros somos, utilizamos varios
cuerpos para poder experimentar aquí en ese mundo físico.

107
Para funcionar en un mundo debemos tener un vehículo
adoptado a las leyes que rigen en ese mundo, y por eso digo
que tenemos varios cuerpos. Estos son: El físico cuya materia
pertenece al mundo físico, la vida que le anima que pertenece
a los planos superiores y gracias a la cual el hombre nace,
crece, se reproduce, tiene sentidos y memoria, y muere.
Pero también tenemos deseos, sentimientos y
emociones que tienen su origen en el mundo que está por
encima del físico y que se llama Mundo de Deseos o
Emocional. Este mundo, al igual que el físico, está compuesto
de una materia (mucho más sutil que el estado gaseosos de
nuestro mundo físico) de diferente grado de densidad y, lo
mismo que aquí tenemos materia física, líquida, gaseosa, etc.,
allí están los deseos y emociones más groseros en las
regiones inferiores mientras que los más elevados y
espirituales están en los superiores. Y de acuerdo con esto,
nosotros llevamos alrededor de nuestro cuerpo físico un aura
que muestra cómo somos en ese sentido, es decir, qué
deseos y emociones solemos llevar siempre con nosotros y
cómo estamos en un momento dado emocional y
sentimentalmente. También, como todos sabemos, tenemos
una mente que, a modo de cuerpo, nos sirve para adquirir
conocimiento y para extraer y asimilar todo el beneficio de las
experiencias de cada vida para que se acumulen en el Alma y
nos guíen en cada vida como la voz de la conciencia. Bien, ya
tenemos más o menos claro el sentido de la vida, pero quien
ha buscado un poco en ese mundo del ocultismo, sabe que
también se habla de una ley de Caura y Efecto y que creamos
un karma que traeremos en la próxima vida para bien o para
mal. Por lo tanto, vamos a ver de qué manera funcionamos
internamente y cómo y por qué creamos ese karma.
Imaginemos a nuestro cuerpo en el centro de una
forma ovoidal de materia etérica, veamos después una
pequeña aura alrededor del cuerpo que es la vitalidad
sobrante del cuerpo o vida que anima el físico; a continuación
imaginemos otro cuerpo también con forma de huevo y de

108
materia más sutil que representa a los deseos y las
emociones y que rodea a los otros cuerpos compenetrándolos
como el aire compenetra las nubes pero con los colores más
feos y obscuros en la parte inferior y los más bellos y claros
en la superior. Y, por último imaginemos otra especie de
cuerpo en forma de nube de materia aún más sutil que
compenetra, principalmente la cabeza y que sería el cuerpo
mental o mente razonadora. De esta materia que se
compenetran los cuerpos están hechos los mundos, así el
mundo físico está también en el centro y es el que perciben
los sentidos. La vida de Dios se individualiza en el hombre, en
el animal y en las plantas; el mundo de los deseos
compenetra también el planeta pero se individualiza en los
animales y en las personas; y el mundo del pensamiento o
mental también ocupa y tiene su aura sobre el planeta y se
individualiza como cuerpo mental en el ser humano. Así
vemos que esa aura en forma de ovoide es de materia de
diferentes grados de sutilidad y que se compenetra
mutuamente formando lo que son nuestros vehículos que
necesitamos para pensar, sentir, vivir y experimentar
físicamente.
Pues bien, nuestro mundo personal, como Ego o Yo
verdadero, está por encima de la materia que forma nuestra
mente concreta o razonadora, es decir, nosotros estamos en
las divisiones superiores de ese mundo mental y que
normalmente identificamos como el origen de la mente
abstracta, de las ideas o de la intuición. Por tanto, entre
nosotros, como Egos, y el cerebro del cuerpo físico hay una
mente, unas emociones y deseos, una parte etérica y vital
para que tengamos sentidos y memoria, y un cuerpo físico
con su cerebro y su sistema nervioso que permite mover y
dirigir el cuerpo. Entre esos vehículos o mecanismo interno
está todo lo que somos, lo que podemos ser y lo que estamos
creando para nuestro futuro kármico. Por tanto, veamos como
funcionamos, actuamos y respondemos ante los demás y ante
las circunstancias del destino. Naturalmente que todo ocurre

109
tan instantáneamente que no nos damos cuenta de cómo
ocurre ni tampoco cómo utilizar cada vehículo de manera que
nos ayude a progresar en el sendero espiritual y a no crearnos
karmas negativos.
Desde el mismo momento que nos despertamos por
las mañanas porque acabamos de entrar en el cuerpo físico
después de estar en esos mundos superiores, comenzamos a
recibir impresiones en nuestro cerebro físico. Esas
impresiones o sensaciones proceden del contacto físico o de
los sentidos, llegan al cerebro etérico de ese cuerpo vital que
compenetra el cerebro físico y de ahí se comunica al cuerpo
de deseos o emocional donde un deseo o una emoción
estimulará una acción como respuesta o simplemente actuará
de forma indiferente. Pero, de una forma o de otra, la
impresión o sensación llega a la mente, o lo que lo mismo, a
nosotros como Egos que estamos por encima de todos esos
cuerpos. De esas impresiones creamos ideas en la región de
la mente abstracta y esas ideas, al descender para
expresarse como pensamiento de nuestra mente más familiar,
se transforman en pensamientos-formas o concretas que son
con las que normalmente estamos familiarizados.
Pongamos un ejemplo: Si estamos durmiendo y nos
despertamos por una sensación de dolor porque la misma
postura del cuerpo nos molesta, esa sensación pasa por el
sistema nervioso al cerebro, de ése pasa al cerebro etérico a
la vez que despierta el interés por movernos, para terminar en
la mente que es la que (gracias a la voluntad del Ego) toma la
decisión de cambiar de postura. A la vez y casi
instantáneamente, el Ego emite la idea que se hace
pensamiento y decide, como he dicho, cambiar la posición del
cuerpo; y todo gracias a que esa orden pasa por el cerebro
etérico, al físico y al sistema nervioso. Esto es simple, pero
pongamos otro ejemplo de una impresión de los sentidos.
Imaginemos que vemos a un señor robar, aquí igualmente, los
sentidos comunican al Ego lo que están percibiendo los ojos,
el Ego creará una idea (o quizás no) que se convertirá en

110
pensamiento pero, aunque el Ego crea ideas positivas, es
posible que nuestra mente (nosotros con nuestro propio
carácter personal, nuestra forma de ver la vida y nuestra
manera de pensar) no las capte correctamente, las transforme
o las mal interprete, pero, de cualquier forma pueden pasar
varias cosas:

1ª.- Que el sentimiento nos impulse a actuar.


2ª.- Que seamos indiferentes.
3ª.- Que razonemos y que llamemos a la policía y le demos la
descripción correspondiente.

Bien volvamos a ese mecanismo automático que actúa


por sí mismo la mayor parte del tiempo en nosotros pero que
algún día controlaremos para el bien de nuestro propio
desarrollo espiritual. De forma similar a lo que ocurre con
nuestro cuerpo de deseos donde los colores más obscuros y
la materia más densa están en la parte inferior, también en el
mundo de deseos hay varias divisiones necesarias para
mantener la armonía y para que reine el bien. Este mundo (y
de forma similar nuestro cuerpo de deseos) tiene siete
divisiones de manera que en las tres superiores reina lo más
positivo que conocemos y que en el estado post-morten
llamamos “Cielo”. Las tres inferiores van desde lo menos malo
(la tercera comenzando por abajo o más densa) que llamamos
“Purgatorio”, hasta la más inferior o peor en vibraciones de
pasiones, etc. que conocemos como “Infierno”. Por eso, si
cuando morimos llevamos muchas pasiones y maldades, no
pasaremos al Cielo hasta que nos hayamos despojado de
todo por medio de sufrir lo que hemos hecho de mal al prójimo
entre otras cosas. La cuarta división o intermedia es donde se
manifiesta el sentimiento, y por tanto, no es buena ni mala.
En el mundo de deseos existen dos grandes leyes con
las cuales, como es evidente, estamos muy relacionados y
que son muy influyentes respecto a nuestro karma según
sean nuestras decisiones, éstas son la Ley de Atracción y la

111
de Repulsión. En las tres regiones o divisiones superiores
(cielo) gobierna la Ley de Atracción sola y exclusivamente con
el fin de atraer todo lo positivo. Si esto lo pasamos a nuestro
cuerpo de deseos y nuestra aura, diríamos que si fuésemos
muy desarrollados mental y espiritualmente, un clarividente
nos diría que llevamos una vibración y unos colores con
nosotros que bien podrían representar el Cielo. En las tres
regiones inferiores gobierna la Ley de Repulsión pero también
está presente la de Atracción con tal de equilibrar la balanza,
aún así en la más baja región es donde es más poderosa la
Ley de Repulsión y, aunque parezca que no, tiene un buen fin.
Si reinara solo la Ley de Atracción en esas bajas regiones,
también atraería y fortalecería el mal creándose así un caos, y
eso no puede ocurrir en la Creación de Dios. Así es que es la
Ley de Repulsión la encargada de combatir el mal haciendo
que lo inarmónico que atrae la ley de Atracción pero que no es
idéntico a lo ya existente allí, lo destruya la Ley de Repulsión
porque crea desarmonía.
Veamos, todo lo armónico, bello y elevado se ve
atraído hacia las regiones superiores, esto es como decir que
todos nuestros buenos deseos y emociones se unen a todos
los sentimiento y pensamientos elevados que nos llegan por
cualquier otro medio para fortalecernos en el bien y emitir
elevadas vibraciones. Pero cuando nuestra falta de auto-
observación y auto-análisis y la falta de interés por la vida
espiritual hacen que caigamos una y otra vez todos los días
en los peores deseos y sentimientos, entonces creamos y
atraemos el mal y se quedan con nosotros hasta que después
de la muerte llegamos a dicho purgatorio o infierno.
Pongamos algún ejemplo, si yo creo pensamientos y
sentimientos de odio se quedan conmigo porque soy su
creador y porque la Ley de Atracción los atrae, solo si creo
odio hacia varias personas independientes intervendrá la Ley
de Repulsión porque, aunque sea odio en ambos, casos no
será igual porque tampoco lo son las circunstancias ni los
protagonistas. Pero veamos hasta qué punto son justas estas

112
leyes en el sentido de que intentan mantener la armonía. Si yo
cuento una historia sobre algo que me ocurrió y no la cuento
con la sinceridad o veracidad correspondiente, se verán
atraídas las formas y emociones que correspondan pero se
creará un conflicto por la ley de Repulsión y una desarmonía
porque no lo he contado exactamente.
Así que, el mal se destruye a sí mismo en el mundo de
deseos pero no ocurre así exactamente en nosotros porque
las experiencias quedan grabadas en forma de película de la
vida y solo se borran allí excepto en las siguientes casos. Las
leyes mencionadas mantienen el orden y la armonía en los
mundos superiores pero no es así en nosotros porque
tenemos memoria y un archivo donde se guardan esos
hechos. Pero sí podemos eliminarlos y crear esa armonía si
hacemos un verdadero arrepentimiento de corazón y nos
ponemos en el lugar de la persona ofendida o dañada para
sufrir lo que ella. Si hemos ofendido a otras personas, en
nuestros momentos de meditación deberemos ponernos en su
lugar y sentir la ofensa como creemos que la sintió él. Si
hemos robado devolveremos lo robado y pediremos perdón
con sinceridad, o haremos una donación a quien lo necesite si
no podemos reponerlo a quien corresponda, y así con todo el
mal que hagamos. Si actuamos así y revisamos y revivimos
nuestros malos actos para arrepentirnos o pedir perdón a la
vez que nos proponemos no volver a hacerlo, se borrarán los
hechos de ese archivo y no tendremos nada que purgar en el
más allá.
Con lo dicho podemos comprender que incluso las
mentiras causan mal y desorden en el mundo de deseos. Lo
mismo que el bien se une y se fortalece por la Ley de
Atracción también ocurre lo mismo con el mal, y entonces ese
mal destruye el bien. ¿Qué ocurre con las personas que se
dejan dominar por los vicios, las pasiones o los deseos? Pues
que pueden terminar siendo alcohólicos, drogadictos,
violadores, etc. Comienzan por un mal deseo que estimula un
mal pensamiento y que, si no es percibido como tal y se

113
repite, pueden ir aumentando hasta el punto que obsesionan a
la persona para que cometa un delito. Aun cuando vemos algo
malo y lo criticamos, o lo comentamos, o lo pensamos,
estamos creando desarmonía en el mundo de deseos y en
nuestro cuerpo de deseos ¿Y esto por qué? Pues porque
estamos fomentando el mal por diferentes medios ¿Cómo
podemos evitarlo? Intentando ver o comentar solo la parte
positiva que siempre existe en todo. De aquí que debamos
hablar, pensar, sentir y actuar siempre de forma positiva y que
intentemos ver el bien en el mal. Si hacemos lo contrario no
solo nos estamos creando un mal karma sino que, además,
estamos creando negatividad y destrucción del bien en los
mundos superiores.
Aunque consideradas como el lugar donde se acumula
el mal que el hombre crea, las tres divisiones inferiores del
mundo de deseos son de gran importancia para nuestra
experiencia y nuestra evolución, puesto que ésta depende (en
la etapa actual) de la lucha interna que llevará al desarrollo de
la buena voluntad y de la conciencia para superar el mal en
nosotros. El conocimiento del mal no hace que le superemos,
debemos desarrollar los poderes del Espíritu para superarnos
a nosotros mismos y para espiritualizar nuestro carácter, y eso
solo se consigue cuando hay buena voluntad y consciencia de
sí mismo. Entonces es cuando se llega a entablar luchas y a
conseguir victorias gracias al libre albedrío que nos permite
decidir en cada momento si hacemos o no una cosa o si
decimos sí o no otra. Y con esto tiene mucho que ver la cuarta
región del mundo de deseos que se relaciona con el
sentimiento. Como ya he dicho, un sentimiento puede ser
neutral hasta que respondemos a él, bien sea manifestando
indiferencia o bien sea por interés. Pero si mostramos interés
puede ser en forma de atracción o de repulsión, y por tanto,
ahí es cuando la auto-observación nos sirve de ayuda para
así poder discernir de forma correcta.
La indiferencia no nos ayuda en nada pero el interés
nos lleva a la actividad y a la experiencia. La repulsión hacia

114
alguien nos causa un karma negativo con esa persona, por
tanto es preferible buscar alguna cualidad en ella y fijarnos y
razonarla para que el karma que nos una sea bueno. La
atracción, generalmente, es siempre beneficiosa excepto
cuando procede de las regiones inferiores donde está el
egoísmo, las pasiones, etc., por tanto, es preferible la
indiferencia o la buena voluntad para ver el lado bueno de los
hechos. Ahora cabe preguntarnos ¿Cuántas veces medito o
me auto-observo para ver cómo respondo ante las pruebas,
tentaciones y circunstancias de la vida? ¿Me dejo dominar por
el interés hacia lo negativo? ¿Muestro indiferencia ante quien
necesita ayuda? ¿Soy auto-consciente de todos estos
aspectos internos y utilizo la buena voluntad y el
discernimiento para responder ante todo ello? De cuál sea la
respuesta y la decisión que demos ante cualquier sentimiento
o impresión dependerá el karma futuro que estamos creando.
Si nos dejamos arrastrar por la indiferencia ante las
necesidades humanas o por la atracción hacia lo negativo y la
repulsión de lo positivo, que no quepa la menor duda de que
llevaremos con nosotros ese Purgatorio o ese Infierno que
encontraremos después de la muerte.
Ya he dicho que nosotros nos situamos, como Egos,
por encima de las regiones del mundo del deseo y de la
mente razonadora o concreta, por consiguiente, deberíamos
tener poder sobre todo ello. Pero lo cierto es que cuanto más
atrás en la historia de la humanidad, más dominados
estábamos por el instinto, por los deseos y por los peores
sentimientos. Nosotros estamos desarrollando la mente desde
hace relativamente poco tiempo, pero ha sido gracias a las
experiencias y a lo que hemos aprendido en los mundos
superiores después de la muerte. Ahora estamos en la etapa
donde debemos aprender a dominar y a concentrar a la mente
para que no actúe por su cuenta y para que no se deje
dominar por los malos deseos y sentimientos. Por tanto, una
vez visto cómo funciona el mecanismo de los deseos y de las
emociones, ahora deberíamos ver cómo funciona la mente y,

115
a partir de ahí, ponernos atrabajar sobre nosotros mismos.
Sabiendo que casi todo lo que hacemos y decimos pasa por la
mente (aunque no pongamos mucho interés en que la
respuesta sea buena) deberíamos saber qué opciones
tenemos cuando ésta se usa voluntaria y conscientemente
para luego intentar observarla durante todo el día y así ver
qué piensa y cuándo actúa por su propia cuenta. No
olvidemos que toda acción, palabra, deseo o pensamiento
crea karma bueno o malo, pero como una de nuestras metas
es el conocimiento de nosotros mismos, deberíamos gobernar
nuestra mente para que no sea la fuente de dolor que suele
ser por falta de discernimiento y por dejarse llevar por el
cuerpo de deseos.
Sabemos que la mente está creando pensamientos
constantemente (seamos o no conscientes de ello) y si éstos
no son creados por la buena voluntad o de forma consciente,
es muy posible que nos perjudiquen más que ayuden respecto
al karma futuro. Veamos las opciones que solemos tener en la
proyección de nuestros pensamientos. Podemos proyectarlos
sobre el cuerpo de deseos para que sirva como estímulo o
aliciente para la acción. Como ya he dicho, si despertamos el
interés tendremos que decidir entre la atracción y la repulsión.
Si nos interesamos por algo y despertamos la atracción, el
pensamiento se verá complementado por un deseo o una
emoción que llegará al cerebro y al sistema nervioso para que
el cuerpo físico reaccione. El final de esta opción es que la
experiencia quedará grabada en el archivo que nos
llevaremos al mundo de deseos después de la muerte, es
decir, al Infierno, al Purgatorio o al Cielo. Si el pensamiento
forma se relaciona con algo que nos produce repulsión pero
que está en contra de la naturaleza del Alma, entonces habrá
una lucha interna entre la fuerza espiritual y el cuerpo de
deseos que intenta dispersar esa fuerza para que no le impida
disfrutar de sus bajos intereses terrenales. Cuando la buena
voluntad y la conciencia vencen a los bajos deseos, esa

116
victoria también queda grabada para su recopilación en el
Cielo.
En general, las imágenes o pensamientos
inconscientes, así como los que proceden de las impresiones
externas que no impulsan a la acción quedan grabadas y
podrán surgir a la consciencia en cualquier momento futuro,
sobre todo cuando hay voluntad del Espíritu sobre la mente.
Si lo guardado en la memoria subconsciente es bueno y se
utiliza de vez en cuando, se verá fortalecido cada una de las
veces que se practique e incluso impulsarán a la persona a
que las repita. Cuando se repiten buenos actos, pensamiento,
deseos y sentimientos se crean nuevos canales en el cerebro,
lo que, a su vez, forman los buenos hábitos. Cuando la
persona tiene buenos hábitos respecto a su forma de ver los
hechos, a su forma de pensar, a practicar la oración y la
meditación, a intentar crear armonía de una forma voluntaria y
consciente, etc., entonces esa persona puede recibir impulsos
y consejos o tener intuiciones dese la memoria
supraconsciente inherente al Espíritu. Estos mensajes del
Espíritu no necesitan envolverse con materia mental ni de
deseos para impulsar a la persona a que haga algo bello o
elevado, es más, cuanto más se esfuerce una persona por
seguir las directrices del Alma y por controlar estos
mecanismos internos, más influencia recibirá del mundo del
Ego y del Espíritu.
Como podemos apreciar, solo conociéndonos a
nosotros mismos y controlando el funcionamiento de nuestros
cuerpos podemos desarrollar los poderes del Espíritu, la
voluntad y la conciencia. En principio y aparentemente es muy
difícil, pero no hay nada que nos impida observarnos a
nosotros mismos para ver cómo pensamos o cómo piensa
nuestra mente, como sentimos, y cómo hablamos o actuamos.
Cuando esta auto-observación nos lleva a crear el hábito de
corregir lo que está en contra de nuestra naturaleza divina,
todo es más fácil, y más aún si practicamos la oración, la
meditación y el discernimiento.

117
KARMA

Si tuviera que decir hasta qué punto se comprende lo


que significa karma entre los españoles, diría que muy poco,
aunque esa palabra sea cada vez más usada desde
aproximadamente 40 años. El significado general que se
suele dar es que todo lo que hacemos nos traerá sus
consecuencias o que cosechamos lo que sembramos y poco
más. Lo cierto es que si tomáramos conciencia de eso y
fuéramos más cautos en nuestras expresiones en general,
evolucionaríamos mucho antes porque nos crearíamos
mejores destinos. Los ocultistas sabemos que karma es
“acción”, lo que significa que con cada acción, o mejor dicho,
con cada expresión, sea en pensamiento, sentimiento, deseo,
palabra u obra, estamos creando una causa que en su
momento presente o futuro nos traerá un efecto; y esta
relación causa-efecto está representada por la Ley de
Consecuencia. Si escuchamos a las personas que se dedican
a dar conferencias sobre el karma en centros, escuelas, etc.,
nos daremos cuenta rápidamente de que de lo que hablan
mayormente es de cómo afecta el karma a las personas en su
vida cotidiana pero no profundizan mucho más allá. Está claro
que poner ejemplos de cómo afecta la Ley de Consecuencia
en la vida de las personas está bien porque nos hace más
precavidos a la hora de expresarnos. Pero si queremos
explicar un poco más profundamente lo que es karma, sobre

118
todo como ocultistas, podemos hablar de otros aspectos,
porque una cosa es cómo nos afecta el karma a nivel personal
como ayuda para el desarrollo, y otra es cómo actúa el karma
a nivel de entidades elevadas que se relacionan con nuestra
humanidad, o cómo se origina el karma respecto a nosotros y
por qué actúa de otro modo respecto a otras jerarquías y
mundos.
Debemos tomar conciencia de que cada
manifestación, expresión, transformación, acción,
pensamiento, etc., sea a nivel de humanidad o sea al de
macrocosmos, es el efecto de una causa anterior, sea de
persona, Ángel, Arcángel o del propio Dios; con la diferencia
de que nuestro karma está relacionado con el bien y el mal y
el de Dios y el de las jerarquías no. Quien escuche esto y
haya oído algo de lo que es karma pero no haya profundizado
en la filosofía oculta pensará que es absurdo que Dios tenga
karma o que se exprese de acuerdo a su karma individual y
según la Ley de Consecuencia, pero así es; Dios tiene su
propio karma y se manifiesta o crea de acuerdo a cual sea.
Cada acción produce un efecto y cada efecto suele tener una
reacción que es otra causa que generará otro efecto mientras
la entidad esté evolucionando; sea del grado que sea y se
encuentre en el mundo que se encuentre.
Un día de manifestación de Dios o una vida nuestra
contiene unas líneas generales para cumplir que se suelen
llamar “destino maduro” en el sentido de que hay que
afrontarlo o trabajarlo para que todo vaya dirigido hacia un
mismo fin, en nuestro destino entra el mal en el de Dios no,
pero como ambos tenemos fines similares en sentido de que
ambos tenemos que llegar a determinada meta evolutiva (en
el caso de Dios va muy por delante nuestro) ambos estamos
influenciados o gobernados por la Ley de Consecuencia. Sea
en una manifestación de Dios o sea en una vida nuestra
siempre hay evolución, oportunidad, creatividad, originalidad,
voluntad o deseo, etc., lo que significa que no hemos llegado
a la meta ni Dios tampoco. Sólo lo Absoluto e Inmanifestado

119
está libre de karma, el resto de las entidades sean del grado
que sean evolucionan de acuerdo a la Ley de Consecuencia.
Pero cuidado, una cosa es estar evolucionando bajo la
influencia de esa Ley que nos trae los efectos de nuestras
anteriores causas y otra es que nosotros o que cualquier
entidad se cree un karma individual, porque la Ley de
Consecuencia no actúa igual en todos los casos. La Ley de
Consecuencia no puede actuar igual (aunque al final consiga
lo mismo) con nosotros que hemos conocido y que
practicamos el mal que con los ángeles que no lo han hecho,
y mucho menos con ciertos espíritus de la naturaleza y
elementales que no han obtenido la conciencia de sí mismos.
Todos tenemos que hacernos responsables de nuestros actos
y de los efectos de nuestras causas pero esos efectos no
serán los mismos para nosotros que somos responsables
directos que para otros espíritus que no lo son y mucho
menos para los Ángeles que no tiene mala intención. Pero,
repito, todos alcanzaremos las metas previstas de acuerdo al
karma que nos traiga la Ley de Consecuencia.
El hecho de que yo escriba esto y todo lo que he
escrito antes es efecto del trabajo de otras vidas cuya esencia
de esas experiencias quedó guardada en el Yo superior que
es el que nos habla, aconseja y guía siempre que puede y de
diferentes formas. Cualquier persona que en esta vida tenga
la intención o necesidad de ayudar a los demás de alguna
manera es porque en su pasado lo ha hecho y se ha
interesado por hacer el bien, y el resultado de eso se presenta
en la siguiente vida para que siga en esa misma línea. Esto no
quita que tengamos que sufrir o afrontar pruebas o dolor por
los errores, pero el karma de cada uno viene de acuerdo a las
causas y al desarrollo del pasado. Las consecuencias del mal
karma del pasado lo vamos eliminando y las del buen karma
las vamos aumentando y asimilando en forma de
quintaesencia en el Yo. Pero tanto lo bueno como lo malo
repercute en Dios, o mejor dicho, en Su manifestación y por
tanto con Su karma. Lo que si significa que nosotros estamos

120
ayudando o lo contrario a que se desarrolle el Plan previsto
por Dios.
Esto es algo así como si yo creo una empresa con 10
trabajadores y cuando pasan unos meses y aun teniendo
todos sus derechos y teniendo yo buena voluntad hacia ellos,
hay dos que comienzan a crear disturbios y a no cumplir con
sus deberes. Yo tengo el poder de cambiarles de puesto, de
hablar con ellos para llegar a acuerdos o de despedirles. Pero
si ellos siguen en esa línea y aunque yo tenga que
despedirles, ellos han alterado los resultados previstos y han
creado desarmonía; por tanto, en un futuro tendrán que
asumir sus consecuencias (por ejemplo quedarse sin trabajo o
sin ingresos) y yo, como efecto, habré aprendido algo nuevo
que me será útil para futuras empresas o negocios y algún día
recuperaré las pérdidas si las hubiere. Con esto quiero decir
que nosotros participamos en los planes de Dios y, por tanto,
de Su karma como Dios lo hace respecto a las mismas cosas
pero del Ser Supremo a nivel macrocósmico. Y esto es así
porque nosotros estamos evolucionando dentro de Él como Él
lo está dentro del Ser Supremo. Cristo mismo está unido
voluntariamente al karma de la humanidad desde que aceptó
la misión de ayudarnos a salir de ese mundo interno de
maldad que habíamos creado y, por tanto, a guiarnos para
que encontremos nuestra salvación. Cristo, obtendrá un gran
desarrollo como efecto del sacrificio que le unió a nosotros
pero nosotros estamos en deuda con Él. Es más, cuanto más
tardemos en perfeccionarnos y cuanto más mal hagamos,
más le atamos a nuestro karma y más sufre por nuestras
maldades, o lo que es lo mismo, más retrasaremos su
liberación que le llevará a decir por última vez “consumado
está”.
He dicho al principio que nuestro karma no es igual
que el de ciertos espíritus ni tampoco como el de los Ángeles,
y esto es así, como he explicado hace poco en otra grabación,
porque nosotros caímos o conocimos el mal cuando vivíamos
en el “Paraíso”. Si no hubiéramos conocido el mal, por

121
supuesto que también estaríamos bajo la influencia y guía de
la Ley de Consecuencia pero los efectos no serían los mismos
como no lo es el castigo de un padre severo y otro amoroso a
la hora de educar a un niño. Debe quedar claro que lo que
llamamos Ley de Consecuencia está representada y aplicada
por Jerarquías y entidades muy superiores a nosotros pero
esas entidades actúan de manera que, actuando
amorosamente, recibamos los efectos de las propias causas y
errores que cometemos. Ellos ni añaden ni quitan, sino que
con su sabiduría nos dan lo que más necesitamos para que
abandonemos la manera de crear desequilibrio en el universo
y abracemos cualquier forma de hacer el bien y de respetar
las leyes divinas.
El plan evolutivo para la humanidad, en sus orígenes,
era que desarrolláramos los poderes latentes del Espíritu sin
conocer el mal, y eso se conseguiría teniendo la conciencia
interna y no la de vigilia y dejándonos guiar como autómatas
por las jerarquías superiores. Es decir, algo así como si el
padre más amoroso y de mejor voluntad del mundo aislara a
su hijo y le enseñara y explicara el porqué y cómo de todo
pero sin que conozca el mal impidiéndole salir y relacionarse
con otros. Nosotros también estábamos aprisionados así en
cierto modo, pero cuando los Luciferes nos estimularon para
que despertáramos la conciencia de vigilia y nos convencieron
para que obtuviéramos la conciencia de nuestro cuerpo físico
y del mundo físico, todo cambió. A partir de ahí comenzamos
a actuar por nuestra propia cuenta, teníamos que buscar
alimento, cuidados, pareja para procrear, etc., y así
comenzamos a hacernos egoístas y materialistas y a hacer
las peores maldades. Esta fue (a grosso modo) la causa que
hizo que la Ley de Consecuencia fuera diferente en sus
efectos sobre la humanidad; habíamos conocido y
practicábamos el mal. Por eso nuestro karma, aunque bajo la
misma ley, es más duro y trata de enseñarnos a hacer el bien
y a evitar el mal para que haya armonía en el universo.

122
Antes de caer en el pecado original los Ángeles unían
a las parejas (sin que fuéramos conscientes como yoes) para
facilitar los cuerpos, por tanto, y como está escrito, no éramos
conscientes del nacimiento ni de la muerte porque teníamos la
conciencia interna como los animales. Pero cuando obtuvimos
la conciencia de vigilia y copulábamos dominados por el
deseo y la pasión creábamos cuerpos físicos y nos hicimos
conscientes de ellos y por eso nació el concepto de
renacimiento o reencarnación. ¿Qué significa esto? Pues que
en nuestra etapa actual donde hemos caído en el pecado
original, dependemos principalmente de dos leyes para poder
alcanzar la siguiente etapa de perfeccionamiento que nos
liberará del renacimiento, esas dos leyes son la de
Consecuencia y la del Renacimiento. La del Renacimiento
comenzó a actuar para nosotros a partir de la caída, pero es
que también desde entonces está unida a la de Consecuencia
porque muchos efectos de nuestros karmas no los podemos
recibir en la misma vida sino que tiene que ser en otra y con
otras circunstancias. Estas dos leyes nos llevan a afrontar
nuestros karmas con la misma conciencia de vigilia y en el
mismo mundo físico donde las hicimos; pero es que, además,
tiene que ser siendo una nueva personalidad que no se
acuerde del mal que hizo y del que le hicieron porque si lo
supiera no adelantaría tanto. Si se trata de encontrar el
equilibrio en nuestro mundo y de equilibrar la balanza entre
nosotros tienen que existir estas dos leyes para que podamos
evolucionar y para que podamos dar y recibir lo que es justo y
que necesitamos para desarrollar el amor mutuo.
Una vez comentadas, aunque solo sea un poco, las
líneas generales del karma a nivel global y en sentido
evolutivo, pasaré a hablar, también en sentido general, de la
humanidad porque creo que interesa en mayor grado.
Hay quien opina que nuestro karma del destino se
acabará cuando ya no tengamos necesidad de renacer pero,
en mi opinión, creo que no es del todo cierto puesto que aún
estaremos evolucionando y lo mismo que los resultados de la

123
manifestación de Dios (el Día Cósmico ) tiene que tener sus
efectos y, por tanto, tiene que repercutir sobre su siguiente
manifestación, así nosotros obtendremos unos resultados o
consecuencias que marcarán la obra a realizar en el siguiente
trabajo evolutivo que hagamos en ese momento futuro aun sin
renacimientos en cuerpo físico. Por consiguiente sería lícito
decir que en nuestro pequeñísimo conocimiento sobre todo lo
que estamos tratando, solo lo Absoluto está libre de karma. Es
evidente que para no crear karma negativo futuro no
deberíamos pensar, ni sentir, ni actuar, ni hablar, etc., pero
como he dicho, la Ley de Consecuencia seguiría actuando
sobre nosotros como Almas puesto que aún no hemos llegado
a nuestra meta. Es cierto que en cada renacimiento nos
quitamos mucho karma maduro o negativo y creamos más
positivo de acuerdo al progreso moral, intelectual y espiritual,
pero aunque el karma siempre fuera positivo, la Ley de
Consecuencia nos tiene que devolver la retribución que nos
corresponda, tanto si es en desarrollo espiritual como si es en
bienes materiales.
La Ley de Consecuencia y, por tanto, el karma que nos
creamos, nos llevan de un lado para otro en cada
renacimiento siempre de acuerdo a las deudas que
mutuamente tengamos con otras Almas, así los que hoy son
nuestros padres han podido ser nuestros hijos y la que es
nuestra pareja ha podido ser una hermana. Renacemos cada
1000 años aproximadamente y en diferente sexo (salvo
excepciones) para que las experiencias sean muy diferentes,
tanto por el sexo del cuerpo físico como por el aspecto del
planeta y del aspecto social y tecnológico que haya. Pero las
líneas generales de cada renacimiento están basadas en el
karma que tengamos pendiente de afrontar para bien o para
mal. La manifestación de este universo, las jerarquías que
colaboran con el esquema evolutivo de Dios, cada una de
nuestras vidas “programadas” por los Ángeles y todo lo
demás, parten de una misma base: “la armonía en el universo
o el equilibrio en toda la creación. Y eso hace que en nuestro

124
caso sea diferente todo por haber caído en el mal, es decir,
por estar haciendo el mal constantemente y de diferente
forma.
La meta principal que tenemos a nivel individual es
adquirir la conciencia del Espíritu y que desarrollemos sus
poderes pero mientras llega eso tenemos que ser
responsables de nuestros errores y esforzarnos por controlar
nuestros diferentes cuerpos, es decir, la mente, los deseos,
los sentimientos y todo lo que hagamos con el cuerpo físico.
Esto debe ser así porque estamos dando los primeros pasos
desde que despertamos la conciencia en este mundo físico y
porque tenemos que progresar en una sociedad de miembros
que forman familias, que trabajan, que producen y que
disfruta. Pero precisamente por ser así es por lo que tenemos
más oportunidades de aprender según el karma que
tengamos de la anterior vida, porque a través de la etapa
actual en la que debemos renacer es como estamos
desarrollando la voluntad, la mente, la conciencia y el
discernimiento entre otras cosas; y el buen uso de todo eso
nos liberará del karma que nos ata al renacimiento aunque no
de la Ley de Consecuencia. Es lógico decir que, aunque
estemos dando los primeros pasos en sentido ascendente
deberíamos procurar esforzarnos para que la armonía y el
equilibrio del universo no se vean afectados en sentido
contrario por nuestras causas.
Recordemos que cosechamos lo que sembramos que
es como decir que lo que manifestamos en el universo es lo
que el universo nos tendrá guardado para el futuro, sea en
forma de sufrimiento o sea en forma de saldo en nuestra
cuenta del Banco Universal. Eso significa que lo feliz o no que
seamos y dónde y cómo nos encontremos dependerá de
nuestras propias creaciones y expresiones. Una de las
mejores prácticas para progresar y evitar la formación de tanto
karma negativo (aunque pronto se olvida o nos cansamos de
llevarla a cabo) es ser conscientes, o sea, tener presente en
cada ahora la conciencia de sí mismo, para poder darnos

125
cuenta de cómo y cuándo metemos la pata y nos creamos un
mal karma futuro. Solo nosotros podemos hacer que lo malo
se convierta en bueno, que las decisiones sean correctas, que
digamos si a lo bueno y no a lo malo, y que el desequilibrio se
convierta en armonía. Tenemos 3 herramientas importantes
para ello: el cuerpo físico con el que actuamos, la voluntad
para decidir y la mente para discernir, si todo eso gira en torno
al corazón, representante del amor, nuestro futuro estará
basado en el equilibrio en la armonía y en la felicidad.
Para la Ley de Consecuencia es igual que seamos
conscientes o no de lo que hacemos, da igual si son
respuestas instintivas que automáticas, de lo que se trata es
de hacernos conscientes del mal y del bien, aunque ahora lo
que más nos interese sea el mal. Nuestro karma nunca será
tan negativo o tan pesado como para que no podamos
superarlo, porque el karma de nuestro destino está
“programado” para que podamos afrontarlo y avanzar un poco
más. Peo los Ángeles del Destino no pueden dejar pasar una
maldad por el hecho de no ser intencionada porque de lo que
se trata es de hacernos ver que somos responsables de todos
nuestros actos. Si lo dejaran pasar no aprenderíamos esa
lección y no progresaríamos, que es lo mismo que decir que si
a un niño no le corrigen ni le enseñan sus fallos en los
cálculos matemáticos no debería pasar al siguiente curso.
Mientras manifestemos maldad no podemos ascender ni dar
el siguiente paso hacia los mundos espirituales.
Estoy seguro de que alguien se preguntará que si
sufrimos en el Purgatorio por el mal que hemos hecho por qué
tenemos que sufrir aquí otra vez cuando renacemos en un
cuerpo físico. Para responder voy a poner un ejemplo que
creo que ya he puesto alguna otra vez. Como parece ser que
hoy está tan de moda el machismo, los malos tratos del
hombre hacia la mujer y otras cosas similares, veamos qué
ocurriría a un hombre que maltrata a la mujer y a los niños por
culpa de la droga, del alcohol o porque está poco
desarrollado. Cuando muera ese hombre se lleva la película

126
de su vida, pasa al purgatorio, y comienza a “revivir” las
escenas del mal trato sintiendo él el dolor o sufrimiento que
padecieron su esposa e hijos. Esto hará que grave en la
conciencia que eso no se debe hacer y que hay que tener un
respeto y un amor hacia esas almas, etc. ¿Podríamos decir
que con ese sufrimiento es suficiente? No, no porque el mal
que hizo en la vida física pudo afectar al destino de él con el
de su esposa e hijos, pudo obstaculizar su profesión o
derrochar la economía, puedo entorpecer el desarrollo de la
vida de esas personas, pudo evitar que disfrutaran de ciertos
bienes materiales que merecían, etc. Por consiguiente, tiene
que volver a reunirse con esas Almas para devolverles
físicamente o en forma de bienes materiales todo lo que él
impidió y entorpeció. Esto puede llevar varias vidas, sea como
mujer o como hombre y, además, es muy posible que cuando
renazca como mujer se vea humillada y maltratada por
alguien que se cruce en su destino y que sea como él fue.
Esto significa que aprendemos de nuestros errores y de los de
los demás aquí en la tierra, más lo que nos trae el destino
como karma, más los efectos del Purgatorio.
Los ocultistas sabemos que cuando decimos “yo” nos
estamos refiriendo a un cuerpo físico que tiene deseos,
sentimientos, forma de pensar, etc. Y eso lo tiene en cuenta la
Ley de Consecuencia porque igual mal puede causar una
crítica frente a una persona que un mal deseo o pensamiento
en sus correspondientes mundos, es decir, ambos crean mal y
desequilibrio en la balanza de la justicia divina. Lo mismo que
podemos hacer mal de muy diferentes maneras así la Ley de
Consecuencia nos devolverá el mal de la manera más
adecuada para que aprendamos la lección y para que
corrijamos el desequilibrio que también creamos en nuestra
balanza personal, ya que si no fuera así no podríamos
evolucionar. Pero el mal que hagamos con nuestros cuerpos
no solo tiene que ver con los problemas que nos traiga el
futuro destino sino que también creamos desarmonía (que
también podríamos llamar enfermedad) Así que, el mal karma

127
que creamos con nuestros vehículos afectarán a dichos
vehículos y como consecuencia al cuerpo físico y al destino.
Este es otro motivo por el que nacemos a veces con
enfermedades crónicas, defectos físicos, problemas
emocionales o psíquicos, etc. Evidentemente, lo podemos
comprobar muy directamente cuando maltratamos el cuerpo
físico, por ejemplo, intoxicándolo. El derroche de la energía
creadora en sus diferentes aspectos también puede traer
alguno de esos problemas. No se trata de cuidar, por ejemplo,
el cuerpo físico solamente porque es imprescindible para
tener experiencias en esta vida, la Ley de Consecuencia lo
tendrá en cuenta, pero la persona que se obsesiona con su
cuerpo y derrocha dinero en operaciones y en belleza
pensando solo en lucirlo ante el sexo opuesto y necesitándolo
para otras cosas, también lo tendrá en cuenta dicha Ley y le
enseñará que hay que ser responsables incluso con la
economía.
Se trata de actuar y de expresarnos con la mejor
voluntad y con discernimiento porque con eso y conociendo
un poco las Leyes Divinas, no cabe la menor duda de que
cambiaremos nuestros destinos por haber creado karma
positivo. Meditemos las siguientes preguntas para ver hasta
qué punto nos creamos un mal destino ¿Qué hábitos
tenemos? ¿En qué pensamos durante el día y sobre todo en
los momentos de ocio? ¿Actuamos egoístamente ante
cualquier circunstancia? ¿Cómo respondemos ante las
pruebas que nos surgen y ante las personas que aparecen en
nuestra vida cotidiana como una oposición clara hacia
nosotros? ¿Qué deseos y sentimientos emitimos hacia el
exterior y cuáles nos dominan? ¿Dejamos a la mente que
piense por sí misma o la controlamos para que no cree karma
negativo? Si razonamos estas preguntas, entre otras muchas,
y respondemos sinceramente comprenderemos cómo y
cuándo solemos crear un mal destino futuro. No solemos dar
importancia a estos hechos ni al caso, por ejemplo, de que
una mala respuesta puede ser casusa de otra peor por parte

128
de un tercero, y así continuar una cadena hasta que pueda
terminar incluso pegándose varias personas; y todo por una
simple casusa no razonada.
Imaginemos por un momento que antes de hablar, de
desear, de pensar o de actuar nos viéramos interrumpidos por
una voz que nos dijera “razona con sentido común y con
buena voluntad lo que vas a hacer” y a continuación lo
hiciéramos ¡Cuánto mal evitaríamos y qué buen destino nos
crearíamos para cada vida! A ese hecho es lo que yo llamo
tantas veces ser conscientes de sí mismo porque al
recordarse a sí mismo una persona se hace consciente de lo
que hace; es decir, nos damos la oportunidad de corregir
nuestras intenciones, nuestros hábitos y nuestras respuestas
instintivas y automáticas que tanto mal destino kármico nos
traen. Si conociéramos perfectamente las Leyes Divinas y la
manera de administrar el karma los Ángeles del Destino
ocurriría lo mismo, o sea, casi no cometeríamos errores. Pero
como no es así, estamos aquí para aprender, y por eso
también nos habla la voz de la conciencia cuando vamos a
crear o acabamos de crearnos un mal karma, lo que
demuestra que antes ya hemos sufrido por haber hecho eso
mismo. Por insignificante que sea lo que hagamos tiene su
lugar en el universo y será administrado por la Ley de
Consecuencia; puede causar armonía o desarmonía, puede
hacer feliz o perjudicar a otros, puede procurar ayuda al
prójimo o hacernos egoístas y puede traer sus efectos en esta
vida o en la próxima, pero nada se escapa a la acción de
dicha Ley.
En el Banco Universal, cuyo presidente es Dios,
tenemos el saldo que se corresponde con las buenas obras
que hemos hecho, por eso, quien tiene pocas deudas
negativas en su vida y además suele ser feliz, es porque tiene
una buena cantidad de saldo. Pero quien tiene la cuenta sin
saldo o en números rojos porque no se ha esforzado en ser
mejor ni ha ayudado al prójimo no puede esperar que su
destino sea muy bueno. Los sentimientos, la buena voluntad,

129
la esperanza, los ideales elevados, los buenos deseos y
pensamientos, el altruismo, etc., siempre que sean de
naturaleza positiva nos traerán oportunidades de progresar en
todos los sentidos y de hacer buenas obras al prójimo. Si
somos de los que vamos por la vida actuando de manera que
nos venga algún beneficio, o si ayudamos con la intención de
obtener compensación alguna, o si simplemente hacemos
donativos para obtener renombre o fama, de poco nos servirá.
Pero si rezamos por los enfermos y por los que no tiene techo
ni alimentos, si somos voluntarios de corazón y de forma
desinteresa, si somos comprensivos y tolerantes con los
demás y si damos cariño a quienes nos rodean, entonces
recibiremos mucho y de muy diferentes maneras. Creemos
que somos buenos y que no nos estamos creando un mal
destino por el simple hecho de no hacer grandes maldades,
por no robar, maltratar o asesinar y por eso, cuando nos
ocurre una “desgracia” o nos vienen karmas maduros para
superar nos quejamos y decimos que tenemos mala suerte y
que no lo merecemos. Esto es lo mismo que cuando alguien
dice “no entiendo cómo ese hombre de tan mal carácter y
malo le va tan bien la vida.” Nosotros no podemos saber qué
causas hicieron en su anterior o en sus anteriores vidas
porque eso lo administran los Ángeles, pero lo que sí
podemos afirmar es que si tienen lo que tengan, bueno o
malo, es porque se lo merecen.
La mala suerte no existe como tampoco existe un Dios
parcial o antojadizo que quiera beneficiar a unos y perjudicar a
otros; la justicia es para todos igual porque todos tenemos que
llegar a la misma meta y con los mismos medios. Nos fijamos
en lo malo que nos ocurre y en vez de razonar y buscar una
explicación preferimos (en muchos casos) culpar a Dios o a
otros incluso antes de ver nuestros errores. Sin embargo no
ocurre lo mismo con lo bueno y ni siquiera damos gracias a
nadie ni a Dios porque, si lo analizáramos, en muchos casos
veríamos que somos lo que somos y tenemos lo que tenemos
gracias también a otras muchas personas y, naturalmente a la

130
Ley de Consecuencia. Deberíamos utilizar nuestro libre
albedrío con conciencia para que cuando hagamos mal lo
podamos analizar y preguntarnos a nosotros mismos que por
qué lo hemos hecho. También deberíamos mostrarnos tal
como somos y no aparentar lo que creemos que los demás
quieren ver en nosotros porque, así, cuando hagamos algo
malo nos haremos conscientes de nuestros defectos. Esta es,
al fin y al cabo, otra forma de crear armonía.
Cuando se es joven y andamos de acá para allá
buscando un trabajo estable, divirtiéndonos y disfrutando de la
vida material no nos damos cuenta de muchas cosas que nos
ocurren y que están relacionadas con el karma que tenemos
que cumplir. Pero cuando ya tenemos más de 60 años y
hacemos una retrospección de los senderos por donde hemos
caminado a lo largo de tantos años, nos damos cuenta de
cómo se ha ido cumpliendo lo previsto (al menos así lo pienso
yo de mi vida) de cómo, en muchos casos, hemos contactado
con personas que tenían un papel importante en nuestro
destino y luego han desaparecido, o de cómo hemos tenido
que estar irremediablemente con personas o en lugares que
no nos gustaban. Pero lo más importante es que, meditando
profundamente sobre todos esos hechos se suele llegar a la
conclusión de que nos hemos casado con quien debíamos
porque quizás tengamos que aprender algo o lo contrario, de
que hemos conocido a personas que nos han ayudado o
también lo contrario, de que nuestro papel con los hijos no es
siempre el mismo de acuerdo con el destino que cada uno
traiga, y un largo etcétera. Esto significa que, como he dicho,
las Leyes de Renacimiento y de Consecuencia van de la
mano para que evolucionemos gracias a las experiencias
relacionadas con las causas y karmas del pasado y gracias al
destino que con sabiduría nos ponen los Ángeles
archivadores de nuestras vidas. Otra cosa es que nosotros
aprovechemos o no dichas experiencias, que aprovechemos
las oportunidades de progreso o que tengamos una vida
ociosa, que busquemos el progreso en lo material pero

131
también en lo espiritual e intelectual, y que intentemos dejar
algo útil cuando nos vayamos para que progrese la
humanidad y como ayuda en el Plan de Dios.
Los personajes que tienen un papel en la obra que nos
toca interpretar en esta vida como personalidad van
apareciendo cuando les llega el momento, los padres,
hermanos, familia, la pareja, los hijos y algún que otro vecino,
amigo o compañero laboral con el que también tuvimos
alguna relación en otra vida. Unos nos ayudarán a pagar
nuestras deudas con amor, otros lo harán con pruebas y
obstáculos que nos costará superar, otros nos ayudarán
materialmente y otros nos aconsejarán para que no nos
dejemos llevar por lo negativo. Pero todos suelen tener un
papel en nuestra vida y aunque a algunas personas les
gustaría saber qué es lo que nos une, yo opino que eso sería
un atraso. Sí, un atraso porque nos podríamos encontrar
enemigos que en esta vida están cerca de nosotros para
pagar su deuda ayudándonos de alguna manera; o nos
podríamos enterar de que nosotros hicimos grandes cosas por
determinada persona que, sin saber por qué, nos desprecia, o
que un hijo del presente provocó un aborto del que teníamos
que renacer, etc. Es decir, nos crearíamos muchas
preocupaciones, malos pensamientos, deseos y sentimientos;
rencor, venganza, etc. Si no ¿Por qué nos sentimos muy
atraídos por algunas personas mientras que sentimos cierto
rechazo por otras sin habernos hecho nada y a veces sin
conocernos? Por eso debemos evitar los enfrentamientos y
malos entendidos entre nosotros, ya que si no lo hacemos,
nos volveremos a encontrar una y otra vez hasta que no
tengamos deudas.
Sin embargo, gracias a todas ellas hemos aprendido,
aprendemos y seguiremos progresando, sea con experiencias
positivas o negativas. De aquí que extraigamos la conclusión
de que, aunque aparentemente se aprende y se adelanta más
gracias a las buenas personas, no hay que evitar a las malas
porque nos pueden enseñar tanto o más que las buenas.

132
Tratar alguna vez (sobre todo si está en nuestro destino) con
personas “malas” o poco desarrolladas es tener la posibilidad
de aprender mucho de lo que no se debe hacer, de las
consecuencias de sus actos y de cómo se termina cuando se
va por ese camino. Pero los que creemos en las Leyes
Divinas y en el karma debemos pensar que si están puestas
en nuestro destino no es para que hagamos solamente de
observadores, sino que suele ser para algo más, ese algo
más lo debe razonar cada persona. Cuando alguien se cruza
en nuestro destino así como determinadas personas cercanas
a nosotros, lo hacen para algo y, por tanto, deberíamos
reflexionar o analizar de vez en cuando qué ocurre con esa
relación o cómo funciona porque, generalmente, se supone
que ninguna relación debería terminar mal en la vida de una
persona. Podríamos preguntarnos muchas cosas respecto a
cierta relación pero lo ideal es que nos preguntemos respecto
a todas ¿Qué deuda tendremos esta persona y yo? Cada
hecho, circunstancia, oportunidad, contacto con alguien,
relación, etc. que surja en nuestra vida es karma pendiente, y
si es algo importante, suele ser karma maduro, o sea, deudas
que debemos hacer frente inevitablemente en la presente
vida. Por tanto, deberíamos ser cautos en nuestras acciones y
afrontarlo con la mejor voluntad, discernimiento y amor.
Evidentemente, también creamos karma sin tener que
implicar a otros, es decir, tomamos decisiones que afectarán
muy directamente sobre nuestra vida. Un ejemplo sería el
aborto por parte de una madre soltera. El hecho de que un
Alma renazca de determinados padres no es una casualidad
porque eso lleva una preparación o programación de varias
jerarquías. Son los Ángeles del Destino quienes enlazan las
experiencias y las deudas que una persona tiene con otra; y
buscan la madre adecuada que se encuentre en tal o cual
circunstancia, y buscan el momento más adecuado para que
renazca esa Alma para que al cabo de cierta cantidad de años
le ocurra determinado suceso, etc. Y todo eso lo tira por tierra
la madre que decide abortar. ¿Qué sabe para qué venia esa

133
Alma respecto a ella? ¿Qué sabe hasta qué punto, además de
impedir su nacimiento, ha impedido el desarrollo moral,
intelectual y espiritual de ese ser? Pues bien, si analizáramos
nuestras decisiones veríamos que, aún sin ser tan graves
como lo es un aborto, podemos hacer mucho daño a las
Almas que nos rodean y más aún a nosotros mismos.
Cuando nos surge un problema grave intentamos mirar
a otro lado, culpar a las circunstancias, decimos que no
entendemos por qué el destino puede ser tan injusto, e incluso
culpamos a otros sin darnos cuenta y sin averiguar de quién
es la culpa o quién hizo la causa que ha repercutido en algo
que nos afecta, y claro, si es de la vida pasada no lo podemos
averiguar. Por eso, deberíamos ser más responsables de
nuestros actos y discernir y meditar más nuestra manera de
responder ante determinadas circunstancias que no nos
gustan. Por esto mismo las decisiones no pueden estar
basadas en los hábitos ni en el instinto, ni tampoco ser una
respuesta automática, aunque eso sí, si tuviéramos siempre
presente la buena voluntad, nuestro karma sería de otra
manera.
Hay otro aspecto personal en nosotros que es muy
común, y es que cuando alguien tiene un carácter algo
negativo o contrario al nuestro, o simplemente no opina como
nosotros, entre otros muchos casos, solemos rechazarlo
siempre que podemos. Cuando reconocemos el mal en los
demás es porque ya lo practicamos en el pasado y recibimos
su efecto o es porque aun lo tenemos y lo detestamos. De una
forma u otra, de lo que se trata es de tomar conciencia de que
se trata de algo negativo y no practicarlo, pero lo que nunca
se debe hacer es crear malos deseos, sentimientos y
pensamiento sobre la otra persona porque entonces
volveríamos a caer en lo mismo del pasado. Deberíamos
tener siempre presente aquello de que “toda causa tiene su
efecto y todo efecto tiene su causa” y si las causas son
cometidas por nosotros no podemos culpar a otros ni a las
Leyes Divinas de nuestras desgracias, y aquí entra incluso los

134
efectos que surgen de las buenas intenciones porque,
¿Cuántas veces han tenido malos resultado o han hecho daño
nuestras buenas intenciones? seguro que todos recordamos
alguna. Si queremos dejar de crearnos un mal destino o
simplemente tener un futuro mejor (sea en esta vida o en la
próxima) debemos mentalizarnos de que, en la mayoría de los
casos, somos nosotros quienes debemos de cambiar y verlo
todo con una mente más comprensiva y tolerante. Nadie nos
obliga a responder mal, a ofender, a criticar, a odiar o a juzgar
y sin embargo lo hacemos a diario. Creemos que solo
hacemos mal en cosas más graves como robar o maltratar, lo
que sin duda nos afectará seriamente cuando nos venga el
karma resultante, pero estos otros hechos cotidianos también
nos traerán sus efectos, sobre todo a través de personas y
circunstancias que nos obstaculizarán y que harán que nos
duela para que nos demos cuenta o para que nos
preguntemos por qué. En el dar está el recibir, por tanto, mis
causas me traerán respuestas similares que me harán
comprender que eso no lo debe hacer porque duele.
El karma que llamamos malo porque nos trae
problemas y disgustos nos hacer evolucionar tanto o más que
el bueno porque nos hace ver y razonar cómo afecta a cada
persona (sea interna o externamente) es decir, sufrir
internamente o tener pérdidas físicas; nos hacer comprender
la Ley de Consecuencia que es la que mantiene la armonía en
el universo; nos hace sentir lo que sintió, perder lo que perdió
o sufrir como sufrió el prójimo. Por otro lado, nadie puede
impedir que creemos causas nuevas llenas de afecto, de
bondad, de solidaridad, etc. Cada vez que tratamos con el
prójimo ¿Qué efecto me obliga a mí a enviar buenos deseos y
pensamientos hacia los demás mientras voy en el autobús?
¿Hay algún efecto que me obligue a pedir cada noche por las
personas necesitadas? ¿Alguno que me obligue a mí a ser
voluntario en una ONG para ayudar a otros? Ninguno, son
causas que yo hago por propia voluntad. Pero lo mismo que
estas causas tendrán sus buenos efectos bore el prójimo y

135
sobre mí, así mismo ocurrirá respecto al mal que cometemos
aun inconscientemente. Pero karma no siempre actúa igual en
todos los mismos casos porque si una persona se dedica a
sembrar amor y armonía por medio de deseos, sentimientos y
pensamientos, no está creando un lazo kármico con todo el
mundo, sino que simplemente recibirá la recompensa de
cualquier persona que le trate o le atienda bien. Sin embargo,
cuando un voluntario, vecino o cualquier otra persona trata
directa y voluntariamente durante un tiempo con otra porque
necesita su ayuda (o hechos similares) entonces sí se crea un
lazo kármico que quizás les vuelva a unir en otra vida aunque
sólo sea un día, para compensar los hechos físicos. Digo
hechos físicos o materiales si los hubo porque los efectos
internos de una buena obra voluntaria ya se reciben en el
cielo.
Los efectos del karma pueden ser predecibles en
algunos casos pero en otros no. Lo mismo que el hecho de
lanzar una piedra al aire trae consigo su descenso por la ley
de la gravedad, así puede ser de predecible que un suicida o
un asesino que planifique bien sus intenciones consiga lo que
desea, pero en esos casos sus efectos físicos suelen ser
inmediatos, en un caso pasará a los mundos invisibles donde
sufrirá mucho hasta el momento en que debería ser su
muerte, y en el otro casi seguro que vaya a la cárcel donde
también sufrirá. En ambos casos lo pagarán muy caro en cada
uno de los mundos y de forma individual porque está todo
muy claro y parece muy lógico para cualquier persona. Pero
¿Por qué mueren grupos de personas en catástrofes como
por ejemplo un alud, un terremoto o un tsunami? Estos
karmas son grupales y lo mismo que los Ángeles preparan el
destino de una persona para que le ocurran ciertos hechos,
incluidos los accidentes o una invalidez, los mismo preparan
los destinos que tienen en común un grupo de personas para
que paguen su deuda juntos. En algunos casos puede que
hicieran algo en común o que cometieran las mismas causas
juntos, como es el caso de un comando terroristas u otros

136
similares, o en una guerra donde un pelotón tortura o fusila a
un grupo de personas. Sin embargo, puede ocurrir que, en
otros casos, han podido cometer sus errores por separado y
los Ángeles les juntan en ese mismo lugar para que mueran
así.
Luego están las catástrofes donde solo se producen
daños materiales a determinadas personas. En estos casos
también están pagando una deuda del pasado como puede
ser crear un incendio intencionadamente o estafar a cierta
cantidad de personas entre otras muchas cosas. ¿Qué karma
le vendrá a quien roba un coche, a quien se enriquece
ilegalmente o a quien abusa de sus trabajadores? Creo que
todos lo podemos imaginar pero, aun así, cuando vemos a
alguien que lo pasa mal porque no tiene trabajo, porque su
economía está en números rojos, porque le embargan la
vivienda, etc., nos entristecemos o incluso decimos que no
puede haber Dios porque Dios no lo permitiría. El problema es
que no sabemos lo que hicieron en su anterior vida, pero
sabiendo que los Ángeles tienen una gran sabiduría, no
deberíamos poner en duda su justicia a través del karma;
evidentemente esto tampoco significa que no debamos ayudar
a esas personas siempre que podamos y que sea razonable.
Yo conozco personas que llevan casi toda la vida sin trabajar,
viven de pensiones muy bajas pero prefieren malvivir y pasar
necesidades antes que trabajar, otros también jóvenes de
hasta 30 años y más tampoco trabajan porque no quieren y
porque piden dinero cada día a la familia para tabaco y para
cerveza. ¿Puede ser este su destino? Por supuesto que no,
los Ángeles no programan destinos para desperdiciar la vida
ni para hacer el mal, lo hacen para que el ser humano
evolucione y desarrolle virtudes en todos los sentidos. Por
tanto, estas personas algún día se pueden ver necesitados de
dinero o de trabajo y se preguntarán que por qué no
encuentran.
Cuando hacemos mal a otro intencionadamente solo
pensamos en eso y no nos damos cuenta de los efectos

137
colaterales o de la repercusión que puede tener. Una persona
que impide que los vehículos de un garaje puedan salir
porque ha aparcado su coche en la puerta no solo impide el
hecho de que una persona no pueda, por ejemplo, ir a
trabajar, sino que puede causar otros daños que también
tendría que pagar como podría ser el caso de que se
produzca un incendio en el garaje y se quemen todos los
coches. Cuando hacemos mal sin escuchar a la conciencia
que es el Espíritu que nos advierte de que eso ya lo hicimos
otra vez en el pasado y pagamos por ello, lo que estamos
haciendo es repetir la historia, con la diferencia de que en este
caso lo pagaremos más caro y la prueba que nos pongan en
el futuro será más difícil de superar.
Cuando hacemos mal a menudo es porque, o estamos
poco desarrollados o porque algo anda mal dentro de
nosotros. En estos casos hay que analizar nuestro carácter,
las circunstancias, el estado interno o de ánimo, etc. Si nos
hemos desviado del sendero del bien es importante que lo
recuperemos cuanto antes para evitar que nuestro futuro
karma sea muy malo, para ver dónde, cómo y con quién
hemos fallado, para arrepentirnos de corazón y para pedir
perdón directamente a la persona si podemos. También es
importante hacer cada mañana una programación y
visualización de todas nuestras actividades pero viéndonos
hacer todo con amor, con verdadera amistad, tolerancia,
perdón, comprensión, etc. Y, por último, practicar la
meditación y la concentración para analizar dónde y por qué
caemos en determinados errores para resolver ese problema
interno. Estas mismas normas son aplicables a otros tipos de
fallos y errores que nos traen mal karma futuro. Pero como
complemento para todas ellas es muy aconsejable la auto-
observación, es decir, procurar estar pendientes de nosotros
mismos en cada momento para no cometer errores con el
pensamiento, con la palabra y con hechos.
La ignorancia hace que en la mayoría de los casos
hagamos resistencia u oposición al karma maduro que nos

138
viene para causarnos problemas o para hacernos sufrir y no
nos damos cuenta de que así lo que hacemos es fortalecer
ese karma para que venga con más fuerza en el futuro.
Cuando no resistimos, cuando no respondemos con fuerza ni
violencia, cuando no creamos desarmonía en ningún sentido
porque acatamos el destino con discernimiento y
responsabilidad, es cuando disminuye y termina agotándose
esa clase de karma. Quizás, para algunos, pueda ser una
exageración lo que voy a decir pero deberíamos aceptar con
amor ese mal karma que tanto nos duele porque nosotros
fuimos quienes lo creamos, da igual que sea una enfermedad
que cualquier otra cosa. Cristo dio el mejor ejemplo
comprometiéndose a liberar al planeta del karma negativo que
habíamos creado sin tener ninguna relación él.
A veces queremos cambiar las cosas sin saber que es
un hecho que está programado así para que lo
experimentemos, por ejemplo, estamos en un trabajo o lugar o
estamos con más personas que no son de nuestros agrado y
buscamos una salida pero no lo conseguimos, sin embargo,
con el paso del tiempo esos problemas o personas que no nos
gustan cambian o desaparecen, o incluso nos surge un nuevo
trabajo que es imposible que rechacemos. Así trabaja la Ley
de Consecuencia, manteniéndonos o llevándonos donde nos
corresponda o teniéndonos junto a personas de las que
tenemos que aprender o porque son las que tenemos que
aguantar. Lo importante en todos estos hechos es que nos
demos cuenta y aprendamos la lección, aunque nos parezca
que es mala porque todo el karma de nuestro destino tiene un
único fin, y ese fin es hacernos bien. Evitar unas experiencias
kármicas maduras no significa que nos hayamos librado de
ellas para siempre. Ni escapar de una relación con una
persona porque su carácter no nos guste tampoco será para
siempre porque otra persona con el mismo carácter aparecerá
en nuestra vida. Solo cuando hacemos algo que luego
comprendemos que está mal podemos cambiar sus efectos
por medio de una verdadero arrepentimiento o pidiendo

139
perdón directa y sinceramente a la persona; en el caso de que
ya no podamos pedir perdón o compensar el daño, a veces se
puede ver compensado o se puede cambiar el karma con
algún servicio a la humanidad.
Hay quien piensa que lo que traemos en nuestro
destino e incluso el carácter, lo heredamos o tiene relación
directa con nuestros padres pero no es así. Cada uno de
nosotros trae el carácter que tiene según sea su progreso
(hay hijos totalmente diferentes siendo educados de la misma
forma) y, aunque sí es cierto que los padres influyen en
nuestro carácter durante la infancia porque también para eso
renacemos de ellos, cuando somos adultos mostramos
nuestra propia naturaleza y carácter. Lo único que si podemos
heredar de nuestros padres es lo relacionado con la materia
de nuestros cuerpos físicos, como por ejemplo una
enfermedad. Y aun así, eso ocurre precisamente porque
debemos sufrir ese karma en forma de una determinada
enfermedad que solo pueden heredarse a través de la
genética de unos padres que la tengan. Esos padres pueden
ser elegidos para que nos eduquen, para que nos ayuden y
para mil cosas más, pero también para que nos faciliten la
enfermedad que debamos sufrir.
Otras veces traemos karmas que no son conceptuados
como maduros y, por tanto, no tienen por qué manifestarse
irremediablemente salvo que ocurran determinados hechos.
Ese es el caso de algunas enfermedades como, en mi
opinión, podría ser el sida, alguna enfermedad del hígado y
otras muchas que, dependiendo del uso o trato que se dé al
cuerpo físico, puede manifestarse la enfermedad o no. Si una
persona se hace alcohólica en esta vida y al final consigue
vencer el deseo es muy posible que en la próxima tenga o le
pongan los Ángeles del destino la tentación para ver si vuelve
a caer en el alcohol y para comprobar si ha fortalecido lo
suficiente la voluntad. Entonces, si vuelve a caer, el hígado
enfermará para que luche contra la enfermedad, para que
fortalezca su voluntad y para que tome conciencia de que hay

140
que cuidar el cuerpo. Hay otros karmas maduros relacionados
con hechos multitudinarios de la humanidad en el pasado que
se manifiestan como enfermedades en forma de plagas,
intoxicaciones y otras similares que afecten a mucha gente.
La propia maldad de la humanidad de hace varios miles de
años puede crear enfermedades que cuestan mucho curarlas,
es muy posible que aún estemos pagando las deudas de la
Época Atlante cuando tanta maldad hubo. Los mismos daños
que hoy causa el hombre el planeta con sus armas y con sus
bombas nucleares tendrán sus efectos en un futuro sobre la
humanidad como lo tendrá a nivel personal el consumo de
drogas y estupefacientes.
A veces nos creamos karmas de la manera más tonta
haciendo cosas que perjudican al prójimo o a nuestro cuerpo
físico simplemente porque la hacen otros, porque es la moda,
por malos hábitos o por el placer de disfrutarlo. Un ejemplo de
ello es el cáncer de piel que nos puede salir en esta misma
vida por abusar del sol y otra los accidentes que se causan
algunos por practicar deportes o modas nuevas donde hay
mucho riesgo. Todo lo que hagamos y que no esté de acuerdo
con el Plan o la Intención de Dios, o que cree desarmonía en
el universo, tendrá una respuesta por parte de la Ley de
Consecuencia porque su fin es enseñarnos la manera de
progresar sin hacer el mal. Podríamos decir que no hay
castigo ni recompensa sino solo consecuencia, cada
renacimiento está condicionado por los hechos del pasado,
vengan del cuerpo físico o de los cuerpos superiores y sean
de una forma u otra. El karma esta unido al renacimiento en
nosotros pero nosotros podemos hacer que cada renacimiento
sea más llevadero si tuviéramos mejor voluntad y fuéramos
más conscientes de lo que hacemos.
La mente debe ser controlada para que formemos un
nuevo y más positivo hábito de pensar, las malas actitudes
que nos dominan deben ser erradicadas o transformadas en
positivas, las creencias erróneas, los malos sentimientos y
deseos, etc. deben llegar a la consciencia para decirnos y

141
hacernos ver que estamos creando el karma de nuestro
destino futuro. Es la única manera de que la historia no se
repita, de que no suframos otra vez por las mismas cosas. No
solo debemos estar “atentos” a nuestras expresiones y a
nuestros actos respecto al mundo y a los demás, sino que
deberíamos estar también especialmente atentos para ver
cómo y cuándo podemos crear causas originales que nos
puedan beneficiar o que puedan beneficiar al prójimo. La
intención, la buena voluntad y el discernimiento son las
mejores herramientas para hacer o para crear buenas causas
o, al menos, para decidir con responsabilidad y conocimiento
de causa.
Si alguien nos agrede, nos ofende, injuria, etc. no nos
preguntemos que por qué, porque la única respuesta que
encontraríamos sería que nosotros lo hemos hecho antes o lo
hacemos. Pero sabemos que también el libre albedrío puede
llevar a una persona a ofender o a dañar a otra
voluntariamente, por tanto y si nos toca a nosotros,
afrontémoslo de la mejor manera o como si nos quitáramos
una deuda de las que tenemos con otras Almas. Así, si la
ofensa viene de una persona con poco desarrollo, se lo
pondremos más fácil para que reflexione y nosotros no
caeremos en crearnos otra deuda. El hecho de estar con una
sonrisa en los labios ante los demás, el hecho de ser humilde
y compasivo, y el hecho de tener buena voluntad en todo
momento, ya nos trae buenas consecuencias en la vida
cotidiana porque hacemos bien, porque damos un ejemplo de
vida y porque estaremos en armonía con el prójimo. Pero si, a
la vez, hacemos unas oraciones por los necesitados, por los
enfermos, por los que pasan hambre y frio, etc., entonces,
podemos pasar a los mundos invisibles en su momento con la
tranquilidad de que extraeremos un gran enseñanza de esta
vida y un elevado desarrollo espiritual.

142
RESPECTO AL KARMA

Contando con que el lector ya comprenda las líneas


generales de actividad del karma, quisiera ampliar en este
artículo algo más lo dicho hasta ahora. Hay casos en la vida
en que no comprendemos cómo una persona puede hacer un
gran mal o cometer un gran error pero, si ponemos el
gobierno en manos de un dictador lo veremos más claro; y si
damos armas de fuego a una tribu, es muy probable que
alguno termine matando a otro; o también si una persona
poco evolucionada se le facilitan ciertos placeres, es fácil que
se vea dominada por ellos. El ser humano está evolucionando
desde un estado de conciencia más inferior aún que los
prehistóricos, por tanto y entre tantas gradaciones de
pasiones, maldades, sentimientos, deseos, etc., por
espiritualizar, es lógico que en cada vida caigamos un sinfín
de veces.
Y es ahí donde las Leyes de Renacimiento y
Consecuencia principalmente vienen en nuestro auxilio, pero
centrémonos más en la de Consecuencia o kármica. Es difícil
creer que una Ley Divina “obligue” a hacer el mal a alguien,
sin embargo y puestos a meditar ¿qué es la pérdida del
cuerpo físico para los administradores del karma? Es solo
eso, la pérdida del vehículo que nos sirve para experimentar y
evolucionar ¿qué más les puede dar que perdamos el cuerpo
físico en un accidente o catástrofe donde quizás sufrimos más

143
que si nos asesinan repentinamente de un tiro? Por tanto ¿por
qué determinadas circunstancias no pueden dar pie a que
cometamos un asesinato?
Sabemos que, excepto determinadas oportunidades,
posibilidades y circunstancias que nos facilitan la creación de
nuevas causas, por lo general, actuamos impulsados por el
karma de otras vidas. También sabemos que cuanto más
evolucionados somos más libres de pensar, sentir, desear y
actuar de manera más positiva somos, sin embargo, aunque
eso crea un karma más positivo para el futuro, no evita el que
ya tenemos (que es mucho) del pasado. Recordemos que
algunas personas aun pueden estar pagando deudas de la
época Atlante, sobre todo en forma colectiva, luego entonces,
sabiendo las maldades a veces inimaginables que hemos
hecho en el pasado ¿hasta qué punto podemos asegurar que
no vamos a cometer una barbaridad en esta vida o que no
vamos a morir en manos de otro?
Cuando valoramos a una persona por su forma de
pensar y actuar estamos valorando ael resultado de su
anterior vida más un pequeño cambio, es decir por sus
pensamientos, deseos, sentimientos y hechos de su anterior
vida y poco más nuevo de ésta, puesto que lo que es en esta
vida es el resultado de la anterior principalmente. El hombre
expresa los resultados de lo que fue y lo que hizo por eso se
dice que no se debe juzgar porque, sobretodo, no sabemos lo
que fue ni lo que hizo, ni los efectos en esa vida así como
tampoco hasta qué punto las circunstancias le obligaron a
actuar de tal o cual forma.
La acción es el resultado de los deseos y de los
pensamientos. O sea, si nos dejamos llevar por los deseos
más bajos y no imponemos la mente y la razón para rectificar,
nos degeneraremos; si utilizamos la razón voluntariamente
con tal de vencer las tentaciones y bajos sentimientos y
deseos, evolucionaremos, si una persona se deja llevar por
deseos del sexo y se obsesiona, ese deseo (sin
razonamiento) le impulsará a cometer una violación aunque

144
luego sea una buena persona Una persona dominada por el
alcohol puede torturar y hacer sufrir a otras personas que se
vean obligados a estar a su lado pero, ¿qué pasa si estas
personas pasan años pensando incluso en matarle y desear
hacer con él no sé cuantas maldades pero no lo hacen?
Cuando una persona que necesita dinero traza un plan para
robar y se obsesiona durante un tiempo con ello, es posible
que un solo pensamiento de otra persona sobre el hecho de
robar le impulse a hacerlo. La debilidad y culpa en este caso
sería suya pero el creador de ese pensamiento también tiene
responsabilidad en ese hecho. Por tanto, las acciones son el
resultado de deseos y pensamientos ¿Cuántas deudas
tenemos que saldar precisamente por esos deseos y
pensamiento inmanifestados físicamente? ¿Podemos cometer
una locura o cometer un grave “error” aun estando ya en el
sendero de aceleración espiritual? ¡Por supuesto que sí!
Una persona que murió llena de odio y con muy malos
deseos hacia alguien será puesta tarde o temprano junto a
ese malhechor para superar esa deuda pendiente pero, si no
lo supera o incluso se desvía de lo previsto, esta persona se
podría ver impulsada (por aquellos malos deseos y
pensamientos) a matar; es más, si su maltratador del pasado
la hubiera asesinado y este último hubiera muerto lleno de
odio y malos deseos hacia él, es posible que le mate. ¿Es
culpa de los Ángeles del Destino? No, porque ellos no pueden
obligarnos a actuar de determinada forma y no saben cómo
vamos a actuar ante las circunstancias ¿es la culpa del que
asesina? Sí por no superar la prueba, por volverse a dejarse
llevar por los malos deseos y pensamientos en un momento
dado, por no razonar y utilizar la voluntad positivamente, y
porque, aunque somos libres, se ha vuelto a dejar dominar por
la personalidad.
Un hecho que ha de consumarse como resultado de
toda una serie de pensamientos y deseos puede esperar
muchos años en una vida como lo hace a lo largo de los
renacimientos hasta ver la oportunidad de manifestarse pero,

145
tanto si es bueno como si es malo, tarde o temprano se
manifestará, es decir el individuo efectuará el hecho bien o
mal según su estado de ánimo y mental y según las
circunstancias. Este hecho puede tener su origen hace cuatro
vidas (por ejemplo) y ahora quizás seamos hombres de buena
voluntad y de paz, pero eso no garantiza nada como ha
ocurrido con tantos santos, con personas que han tenido una
conversión y con otras que han asesinado siendo buenas
personas y ante el asombro de los demás.
Los pensamientos y los deseos son la causa de la
acción por lo que, al tener libre albedrío y voluntad, podemos
cambiarlos, sin embargo, cuando hemos acumulado muchos
deseos y pensamientos de la misma clase, su poder en
nuestros cuerpos mental y de deseos nos pueden obligar a
actuar. No cabe la menor duda que si nuestras ultimas vidas
ya han sido rectas y hemos vivido manteniendo y luchando
por conseguir elevados ideales, estaremos muy fortalecidos
para utilizar correctamente el libre albedrío, pero como no
somos aún perfectos y nos queda mucho por controlar
respecto a la mente y al cuerpo de deseos, nadie puede decir
que en esta vida no va a caer en determinada cosa o hecho.
Puede haber una lucha entre el cuerpo de deseos y la mente
para que un individuo haga bien o mal pero el resultado será
siempre que habrá una acción en cuanto se presente la
oportunidad. Si cuando se presente dicha oportunidad de
hacer lo que se ha estado desarrollando internamente, la
persona actúa instintivamente, puede cometer errores o volver
a caer en el mismo error, sea robar, hacer mal a alguien, etc.
Pero si la persona está en el sendero de espiritualidad
siempre tendrá la oportunidad de razonar y cambiar el destino.
Como no sabemos en qué momento nos han puesto
determinada prueba que nos puede pillar desprevenidos ni ver
en los “archivos akásicos” cómo se creó y cuándo nos vienen
las deudas pendientes, no nos queda más remedio que
intentar desarrollar un autocontrol que nos haga conscientes

146
momento a momento de lo que pensamos y deseamos para
que éstos no nos traicionen en ese momento.
Lo mismo que los Hermanos Mayores envían
pensamientos de amor a la humanidad y transmutan el mal
que ésta crea para que podamos llegar al fin previsto, y lo
mismo que Cristo está sufriendo por nuestra maldad a la vez
que ayuda a eliminar el mal que nosotros creamos, así
también nosotros podemos pensar y desear la paz, el amor y
la fraternidad hacia todas las personas y muy en particular con
los que, por las circunstancias que sean, no simpatizamos. La
gran mayoría de las cosas que nos ocurren y las
circunstancias que nos rodean y que consideramos malas aun
sabiendo que tenemos karma pendiente, están hechas con la
mejor voluntad para ayudarnos por parte de los Hermanos
Mayores, Ángeles y Guías de la humanidad, y aunque
creamos que cometen errores no es así, sino que están
actuando de acuerdo a los cambios necesarios y respecto a
los karmas colectivos. Lo mismo que Jehová mandaba a un
pueblo contra otro para hacer la guerra con la intención de
desarrollar ciertos aspectos que se necesitaban desarrollar en
el hombre así mismo nosotros podemos aun cometer grandes
barbaridades cuando los ángeles del Destino se ven obligados
a ponernos en determinadas circunstancias por las deudas del
pasado; la única diferencia es que ya no estamos tan
dominados por el cuerpo de deseos y tenemos más voluntad y
razonamiento para discernir antes de actuar. Pero, aun así,
cuando una deuda madura se debe cumplir, las circunstancias
se complicarán, perderemos la cabeza o surgirá cualquier
cosa para que actuemos de determinada forma. Así se va
cumpliendo el karma, es la única manera de quitarnos esas
deudas del pasado. Aun somos muy imperfectos y por eso
nuestras obras no pueden ser ni total ni siempre perfectas, por
tanto, generan mal karma, de aquí que, conociendo estas
leyes divinas podamos elegir, en lo posible, el sendero de la
razón y del bien; así el mal siempre será menos y estaremos
más preparados para hacer frente a las deudas del pasado.

147
Nosotros hemos llegado a ser lo que somos gracias
también al mal y a las formas y reinos evolucionantes que
hemos utilizado como vehículo. Pero lo mismo ocurre con el
Creador de nuestro planeta, del sistema solar y de todo lo
demás. Esos exaltados Seres han llegado a ser lo que son
después de pasar por infinidad de circunstancias, estados de
conciencia y formas evolucionantes y, sin embargo, han
llegado a ese nivel. Sí, es cierto que somos insignificantes a
su lado pero ellos también pasaron por un estado de
conciencia similar al nuestro (autoconciencia) y están pasando
por otros inferiores respecto a otros grandes seres superiores
a ellos. Todos nos ayudamos y debemos ayudarnos por
medio de la más granes virtudes, los más elevados ideales y
el amor y la fraternidad como hijos de un mismo Ser. Todo
buen sentimiento y pensamiento son una semilla que puede
fructificar en los demás, son aspectos que producirán armonía
y equilibrio en el universo, en nuestros cuerpos y en las vidas
diminutas que componen todo ser viviente.
Todo lo malo que nos rodea es creación actual del
hombre o efecto del mal de otras vidas, pero ese mal es
necesario para que nosotros desarrollemos la conciencia
superior y la buena voluntad. El mal es bien en formación y
por eso debemos ver siempre su aspecto positivo en vez de
interpretarlo como un mal contra nosotros o como un castigo.
El mal, a la larga, hará que desarrollemos los poderes del
Espíritu pero el discernimiento y la buena voluntad acelerarán
nuestro desarrollo y harán que colaboremos con estas Leyes
Divinas que tanto nos cuesta comprender. Todas nuestras
vidas tienen como resultado una mayor evolución, y todo mal
entre nosotros tendrá unas consecuencias después de la
muerte que nos harán ver la sabiduría de estas Leyes y que
es mejor colaborar con ellas que oponerse. Según
comprendamos la Ley de Consecuencia emitiremos juicios
más razonados, deseos más altruistas y fraternales, y
pensamientos de amor, lo que tendrá como resultado toda
una serie de acciones físicas que ayudarán a cambiar nuestro

148
futuro y el de la humanidad. Por consiguiente, este
conocimiento nos lleva no solo a ayudarnos a nosotros
mismos, sino también a todo ser viviente y a Dios mismo.
Estar enfadados, actuar sin razonar, dejarnos llevar
por la impulsividad y por el instinto y dejarnos dominar por los
deseos y pasiones animales, no nos ayuda en nada sino que
nos llevará a obtener unos resultados negativos al final de
esta vida. Unos resultados que, en la siguiente, harán que nos
preguntemos que porqué somos desgraciados o sufrimos o
porqué Dios nos castiga de esa forma. Sin embargo, aun en
medio de la tempestad y aun con problemas que nos agobien,
siempre somos libres de actuar con conocimiento de causa y
elegir el sendero del bien o el del mal ante cualquier
pensamiento, palabra y obra. Esta es la manera de ir
eliminando el mal de nuestra vida y de nuestro futuro destino.
El mal nos traerá desarrollo pero a costa de sufrimiento pero
el que trabaja por el bien y la fraternidad de la humanidad irá
eliminando la desgracia y el sufrimiento de su destino.

149
POR QUÉ Y CÓMO SOMOS EL RESULTADO DE LO QUE
PENSAMOS

Quien esté familiarizado con la filosofía oculta


seguramente que alguna vez habrá oído o habrá leído la
siguiente frase: “Somos lo que pensamos” pero, ¿Cómo se
produce eso? Como uno de los hechos puestos en mi destino
es escribir sobre estas enseñanzas intentaré explicar lo que
ocurre con los pensamientos como una clase más de filosofía
oculta. Los asiduos lectores de lo que escribo saben
perfectamente que existen unos cuerpos y unos mundos
donde evolucionamos, pero como yo escribo normalmente
pensando en enseñar al que no sabe, volveré a repetir algo
sobre ellos para una mejor comprensión de quienes no están
familiarizados con la filosofía oculta.
El ser humano está compuesto de tres cuerpos y una
mente, que son:

1º.- Un cuerpo físico compuesto de átomos físicos como


cualquier otra cosa material.
2º.- Un cuerpo etérico o doble del cuerpo físico que tiene dos
funciones muy especiales, entre otras, estas son a) Mantener
el cuerpo físico vivo y b) mantener las funciones relacionadas
con la memoria y el funcionamiento del organismo en general.
3º.- Un cuerpo de deseos de donde surgen nuestros deseos,
sentimientos, emociones, pasiones, etc. buenas o malas.

150
4º.- Una mente razonadora que se conecta con el cerebro
etérico y físico y con el sistema nervioso para dar órdenes al
cuerpo físico.

Con estos cuerpos nos podemos sentir superiores a


los reinos que nos siguen en sentido evolutivo porque el reino
mineral solo tiene cuerpo físico; el vegetal solo tiene cuerpo
físico y etérico que le permite nacer y crecer para luego morir;
y el animal que tiene esos mismos dos cuerpos más el deseos
similar al nuestro. Por lo tanto, nosotros somos superiores a
ellos porque tenemos la mente para razonar.
Por otro lado, vivimos en un mundo físico al que
pertenece nuestro cuerpo físico donde se queda después de
su muerte para desintegrarse. Como continuación de la
materia sólida, líquida y gaseosa de nuestro cuerpo físico y de
nuestro mundo físico hay otros cuatro estados de materia
etérica que pertenecen a nuestro mundo, de cuyos cuatro
éteres está compuesto nuestro cuerpo etérico. Por “encima”
del mundo físico y su región etérica está el Mundo de Deseos
de donde se forma nuestro cuerpo de deseos ; y por encima
de este mundo siendo todavía de materia más sutil, está el
mundo del pensamiento al que pertenece y de cuya materia
está formada nuestra mente. En los planos superiores de este
Mundo del Pensamiento está el Espíritu Humano o Yo
superior donde está desarrollando, entre otras cosas, la
consciencia, la voluntad y la mente y por tanto, es desde ahí
desde donde domina o debería dominar todos sus cuerpos
por medio del pensamiento y de la voluntad.
Si el Espíritu no tuviera esa cadena de vehículos no
podría dominar el valioso cuerpo físico y, como consecuencia,
no podría extraer el conocimiento y el fruto de las experiencias
en cada renacimiento; digamos que el cuerpo sería como un
zombi sin control. Pero gracias al cerebro físico y al cerebro
etérico de ese mismo cuerpo se le puede controlar gracias a
la mente. Pero, claro, si solo fuera así controlaría un cuerpo
físico viviente pero sin deseos ni emociones, por eso el cuerpo

151
de deseos o emocional tiene que estar unido o hacer de
intermediario entre los cuerpos físico y etérico y la mente. Y
no es que tenga que hacer solo de intermediario, es que tiene
que poner un deseo, sentimiento o emoción a las creaciones
de la mente. Así que, si la persona piensa en algo elevado y
espiritual surgirá un elevado sentimiento o deseo de este
cuerpo, y si es al contrario surgirá un mal sentimiento o deseo
del mismo. Pero esto será de una forma u otra dependiendo
principalmente de la evolución moral, intelectual y espiritual
que tenga la persona. Así que, podemos imaginar que un
toxicómano se pasará el día pensando en cómo conseguir
droga robando si fuera necesario, a lo cual responde el cuerpo
de deseos con un deseo interno de la misma clase; y ese
deseo estimula a la mente para que siga haciendo lo mismo
de tal forma que la persona se obsesiona afectando así al
cuerpo etérico creado en él el hábito y la pasión por consumir
droga. Pero eso no es lo peor, lo peor es que al dominar el
deseo a la mente está debilitando cada vez más la voluntad
personal (no la del Yo superior en su mundo) y, como
consecuencia esa persona puede terminar su vida de dos
maneras:

1ª.- Muriendo a causa de la droga antes de lo marcado en su


destino (una especie de suicidio) por lo que tendrá que sufrir
mucho por varias razones.
2ª.- Que por un tratamiento refuerce progresivamente su
voluntad y su consciencia y el hecho de darse cuenta de lo
que está haciendo cambie sus deseos bajos por unos más
elevados y piense en otros ideales que le lleven a buscar una
vida nueva como cualquier persona.

Ahora imaginemos un caso contrario, como por


ejemplo un aspirante espiritual que a través de una religión o
escuela despierta unos ideales espirituales que le inducen (a
través del cuerpo de deseos) a buscar enseñanzas, oraciones
y ejercicios que desarrollan el Espíritu. Aquí ocurriría como en

152
el caso anterior, es decir, sus pensamientos estimulan buenos
deseos y sentimientos para hacer esos ejercicios y esas
prácticas y sus deseos estimulan a la mente para que piense
en todos esos asuntos elevados creando así un hábito en el
cuerpo etérico, el cual le incitará a hacer los ejercicios todos
los días. Así que podemos comprobar que un pensamiento
estimula el cuerpo de deseos y éste hace lo mismo sobre la
mente y que cuando se repite algo unas cuantas veces
creamos el hábito. Pero, como he dicho, el Yo o Espíritu
Humano está representado en nosotros como Voluntad y
como Conciencia, por tanto, habrá que aclarar otro aspecto de
esta cadena de cuerpos respecto al Yo superior. Si cuando el
toxicómano comienza a consumir droga razona con la mente
en vez de dejarse dominar por el deseo es posible que no se
haga toxicómano pero para que esa persona razone y no
consuma tienen que ocurrir dos hechos:

1º.- Que se haga consciente del mal que él mismo se está


haciendo.
2º.- Que sepa gracias a su aspecto “voluntad” que si no
fortalece a ésta y la pone en práctica no lo conseguirá.

Esta es la prueba de que en nuestra vida cotidiana y


en cada instante estamos actuando de esa forma aunque sea
sin darnos cuenta. Ahora bien, ¿Cómo repercute todo esto en
los mundos? Evidentemente, si damos una orden voluntaria y
conscientemente para hacer algo en ese mundo no cabe la
menor duda de que lo hará porque el pensamiento atrae un
deseo, un sentimiento o una emoción que hará
(generalmente) que el cuerpo físico pase a la acción. Pero si
el pensamiento, es, por ejemplo, sobre estudiar estas
enseñanzas, lo que ocurre es que surge un deseo y ese
deseo, acompañado del sentimiento correspondiente y bueno,
nos llevará a utilizar el cerebro y la mente mientras estamos
cómodamente sentados. Pero también hay otras cosas en que
pensamos cosas sin importancia que se quedan en el

153
inconsciente o en los negocios o hechos que queremos hacer
en otro momento y, por tanto, no entran en juego ni el cuerpo
de deseos ni el cuerpo físico. Lo cierto es que, respecto al
cuerpo deseos y a la mente, cada vez que pensamos,
sentimos o deseamos atraemos materia de esos mundos, lo
que significa que en nuestra aura llevamos materia de todos
los grados de vibración de esos mundos de deseos y del
Pensamiento ¿Qué significa esto? pues que sabiendo que en
las regiones inferiores está el Purgatorio y en las superiores el
Cielo, según lo que pensamos y sintamos así atraeremos a
nuestra aura una parte de ese Purgatorio y ese Cielo. Y como
consecuencia de todo eso, después de la muerte del cuerpo
físico estaremos más o menos en el Purgatorio o en el Cielo
dependiendo de la clase y cantidad de pensamientos y
sentimientos que hayamos creado aquí en la Tierra. Sabiendo
que estamos haciendo un intercambio y atracción de nueva
materia de esos mundos, significa que según sea la clase de
los mismos así estamos elevando la vibración y la calidad de
la materia de deseos y del pensamiento o lo que es lo mismos
estamos aumentando el mal del Purgatorio o el bien del Cielo.
Volvamos a hacer la afirmación del principio pero en
forma de interrogación, o sea, ¿cómo es que somos lo que
pensamos? Sabiendo que toda acción, todo deseo y
sentimiento, todo hábito y toda palabra tienen como origen de
desarrollo y la acción del pensamiento, está claro que somos
lo que pensamos. Si nos acostumbramos a pensar en
positivo, a ver lo bueno de las personas y de los hechos, si
desarrollamos ideales espirituales, si pensamos en cómo
hacer el bien a los demás o al mundo, etc., entonces
SEREMOS el resultado de todo eso, o sea, una buena
persona; y si hacemos lo contrario nos convertiremos en
malas personas. ¿Aquí acaba todo? No, por supuesto,
porque cuando dejemos el cuerpo físico en la muerte y
pasemos con nuestro cuerpo de deseos y con nuestra mente
al Mundo de Deseos seguiremos siendo los mismos, o sea,
SEREMOS buenas o malas personas también allí. Y

154
dependiendo de lo que seamos allí también así será el tiempo
y el sufrimiento o la felicidad que viviremos en el purgatorio o
en el cielo. Solo cuando acabemos nuestra estancia en el
Mundo de Deseos (purgatorio y cielo) ya no seremos nada
porque se olvida la vida pasada con sus hechos, experiencias,
relaciones sociales, etc.
Alguien pensará que todo está muy bien y que está
claro que debemos pensar, desear, sentir, hablar y actuar
siempre bien para así SER unas buenas personas y que así
todo irá bien. A lo que yo respondo que no es todo tan fácil
por dos razones:

1ª.- Porque en el descenso para un nuevo


renacimiento tenemos que tomar materia de cada mundo para
formar nuestros futuros cuerpos.
2ª.- Porque la siguiente vida está basada en esta, lo
que significa que tendremos que hacer una serie de pruebas y
tentaciones que nos podrán a prueba.

Esto significa que cuando atraigamos materia de


deseos para formar nuestro futuro cuerpo de deseos, será la
materia que nos corresponda de acuerdo a la evolución que
tengamos pero también y principalmente al destino que
traigamos “programado” de acuerdo a los hechos de la
anterior o anteriores vidas. Así que, si al morir en la anterior
vida acabábamos de superar la drogadicción, atraeremos
materia relacionada con esa clase de deseos porque
tendremos que ser tentados para demostrar que de verdad lo
hemos superado. Y si morimos siendo entonces una bellísima
persona entonces atraeremos materia de esa clase y
tendremos que confirmar que seguimos buscando el
desarrollo espiritual. Por tanto, las causas (pensamientos,
deseos, sentimientos y hechos) de una vida nos hacen SER
de una forma, pero después de pasar por el Purgatorio y al
Cielo y de renacer, seguimos teniendo algo de la anterior
personalidad. Sin embargo, si sabemos usar la mente y el

155
cuerpo deseos para crear nuevos y buenos hábitos y para
hacer buenas obras, entonces crearemos otra nueva
personalidad que SERÁ diferente y superior a la de la anterior
vida.
Así que, es evidente que si queremos ser lo que
pensamos debemos autoobservarnos (tener una atención
plena sobre nosotros mismos siempre que no tengamos que
hacer y pensar en cosas importantes que sean deberes y
responsabilidades) Las personas normales que piensan en
cualquier cosa porque no observan a su mente no pueden
decir que estén trabajando para ser tal o cual cosa futura. Y
los que están dominados por algún vicio o pasión creando
pensamientos y deseos sobre ese vicio o pasión, pueden
terminar siendo unos viciosos o apasionados con poco
carácter y poca voluntad. Los que solo piensen en sus
negocios y en diversiones y placeres harán de su vida, una
cosa aparentemente buena para ellos pero sin ningún fruto
para el Espíritu. Por tanto, quien de verdad quiera ser en esta
vida algo bueno y próspero para el Espíritu y prepararse algo
similar o mejor para la vida próxima, debe comenzar a
autoobservarse y a hacer una serie de ejercicios que obliguen
a la mente a enfocarse en ellos y en superar los defectos del
carácter a la vez que desarrolla nuevas virtudes.
En sentido del pasado ocurre lo mismo, es decir, todo
lo que somos como carácter y personalidad así como todo lo
que tenemos, es fruto de lo que pensamos y, por tanto, de lo
que fuimos en otras vidas. Los problemas, la mala salud, las
malas relaciones con las personas que nos rodean, los
inconvenientes y obstrucciones para que no alcancemos
nuestros deseos, etc., son fruto de lo mal que pensamos y,
como efecto, de lo que deseamos, sentimos, hablamos o
hicimos. No podemos ni debemos culpar a nadie de nuestros
males ni de nuestros problemas porque la Ley de
Consecuencia nos pone en nuestro destino los efectos de lo
que fuimos y lo que pensamos en el pasado. Por consiguiente
si alguien no está conforme con su carácter, con su vida o con

156
su destino, que cambie su forma de pensar y todo lo que se
deriva de ella. Entonces las casusas serán buenas y las
consecuencias también y, aunque no lo vean tan claro porque
en esta vida continuarán las cosas más o menos igual, en la
próxima, aunque no se acuerden, será todo muy diferente.
Los pensamientos que creamos aquí en el presente
suelen tener varios efectos que repercuten también sobre
nosotros mismos tanto ahora como en el Mundo de Deseos.
Ya he dicho que según la clase de pensamientos habituales
que tengamos así se va formando el carácter o personalidad
de cada individuo, y eso, sea bueno o malo, se puede ver
reforzado por lo que esos pensamientos atraigan. Si yo pienso
bien sobre una persona que conozco, o mejor aún, la envío
pensamientos de amor, de salud, de consuelo, etc., esos
pensamientos llegarán a ella, la afectarán a su cuerpo mental
en sentido positivo, y en algún momento regresarán a
nosotros (como creadores suyos que somos) con la respuesta
que hayan obtenido; por tanto, nos reforzarán nuestra manera
positiva de pensar. Evidentemente, si lo pensado es negativo
ocurriría lo mismo y nos traerán todo lo que se haya unido a
ellos (nuestros pensamientos) que sea de la misma
naturaleza. Respecto al Mundo de Deseos, cuando revivimos
allí la película con las experiencias buenas o malas de nuestra
vida pasada, revivimos, en cierto modo, dichos pensamientos.
Esto es así porque, en el caso de un pensamiento
negativo contra una persona que, (por ejemplo) odiábamos
hasta hacerla algo malo, nosotros sufrimos el dolor moral que
sufrió esa persona fruto de nuestros pensamientos.
Recordemos que los pensamientos son la base para la
acción, para hablar, para desear, etc..., por tanto, todo lo que
salió de nuestra mente que causó sufrimiento a alguien lo
sufriremos allí nosotros como si fuéramos la otra persona
dañada u ofendida. Así que, los pensamientos que aquí nos
hacen SER de una manera allí lo pueden reforzar si son
buenas o rectificar si son malos. Me explico, en el caso
mencionado de pensar habitualmente bien y mandar

157
pensamientos buenos a otra persona allí, reforzarán lo que
somos para bien. Pero si los pensamientos son malos contra
otros allí, vendrán a nosotros pero para enseñarnos que eso
está en contra de las Leyes Divinas y, como consecuencia,
tendremos que cambiar la costumbre en la próxima vida. Así
que incluso desde el más allá, desde el Purgatorio
comenzamos a trabajar para SER mejores personas en la
futura vida. Y ahora me dirijo a quienes me dicen que les
gusta mis artículos y a los aspirantes espirituales y les
pregunto ¿No merece la pena esforzarnos un poco por SER
mejores personas sabiendo que los resultados de dicho
esfuerzo serán enormemente fructíferos en la próxima vida?
En Proverbios 23:7 dice que “como un hombre piensa
en su corazón así es él” a lo que yo añado que si el
pensamiento es el creador del carácter, también debe serlo de
todas las circunstancias y condiciones que rodean a la
persona puesto que el carácter es el resultado de todo lo que
se piensa y, como consecuencia de todo lo que se siente,
desea, hace, etc. Habrá quien lo dude pero es tan verdad
como que de una semilla surge una planta. Todo lo inventado
por la humanidad desde el fuego hasta el satélite del espacio
pasando por la rueda y la manipulación genética, ha sido
pensado y planificado antes en la mente. La diferencia es que
unos pensamientos se reflejan inmediatamente como deseo,
sentimiento, palabra o acción, y en otros casos no es así
quedando guardados en el subconsciente. Pero es que,
incluso estos pensamientos guardados, a veces salen como
impulsos o como instinto, o lo que es lo mismo “no creados
voluntaria y conscientemente” pero con un mismo origen que
si lo fueran.
¿Qué le ha ocurrido a una persona que se ha
amargado a partir de una serie de problemas kármicos?

1º.- Que no ha sabido asumir como suyos los problemas


efectos de pensamientos y causas del pasado.

158
2º.- Que se ha dedicado a pensar negativamente en esos
problemas creando una especie de monstruo elemental que le
absorbe su voluntad para que siga pensando en eso una y
otra vez para que él pueda alimentarse.

Cuanto más piense en los problemas menos voluntad


tendrá para salir y más grande será el problema y el elemental
hasta el punto de amargarle la vida y de amargársela esa
persona a quienes la rodean. Así que, la felicidad o la
amargura reside en nosotros, las creamos nosotros con
nuestros pensamientos.
Nuestros propios pensamientos son los que nos hacen
como somos, ellos forjan y moldean nuestra personalidad,
aunque también ocurre lo mismo a la inversa, es decir,
nuestra manera de expresarnos fomenta nuestra manera de
pensar. Pero dentro de esa forma general de pensar y de
expresarnos hay que dejar claro que a veces nos llegan
pensamientos de otros y que creamos pensamientos de
acuerdo a lo que vemos y oímos. En estos casos podemos
pensar bien o mal según sea nuestra voluntad, pero si
albergamos pensamientos de baja moral, groseros y de los
peores deseos y sentimientos, no podremos esperar nada
positivo en nuestro futuro destino. Si es al contrario y
albergamos pensamientos y sentimientos de amor, de ayuda,
de compasión, de altruismo y del resultado de ver la parte
buena en todo lo que vemos y que nos rodea, tampoco
podemos tener dudas de que en nuestro futuro habrá muchos
motivos de alegría y bienestar. Lo mismo que la gravedad nos
devuelve la piedra que lanzamos al aire, así, la perfecta y
justa Ley de Consecuencia nos traerá del mundo invisible lo
que nos corresponde, tanto en esta vida, como en la próxima
e incluso después de la muerte.
Cuando conocemos a una buena persona y nos
asombramos por su carácter admirable, normalmente, no nos
paramos a pensar cómo puede ser así, sino que pensamos
que es así por casualidad o porque nació así. Sin embargo, la

159
realidad es otra muy distinta. Ese carácter benévolo y
agradable es el resultado de varias vidas de buenas
intenciones; de buena voluntad al desear, al hablar y al hacer;
y de buenos pensamientos y sentimientos. Porque después
de cada progreso moral y espiritual de cada vida, sus
resultados se graban en la conciencia y así renace con un
carácter más moral y más espiritualizado cada vida. En
sentido contrario, quien vive dominado por las pasiones, por
los deseos más bajos y que es egocéntrico y egoísta, algo
adelantará en el Purgatorio pero nacerá con un carácter
similar y con un montón de pruebas y tentaciones para que
cambie y fortaleza con su carácter para bien. El ser humano,
como dueño y señor de su mente siempre tiene la posibilidad
o la capacidad de transformar y regenerar su carácter, y como
consecuencia su destino. Nadie le obliga a decir sí o no ante
una prueba o tentación, ni a nadie le obliga a elegir hace el
mal ante el bien. Cuando la persona actúa y piensa
sabiamente es el capitán de su barco y hará que éste llegue a
buen puerto aunque las circunstancias sean adversas.
A veces somos tan ignorantes y tan necios que ante
una serie de problemas y disgustos que hacen sufrir no somos
capaces de discernir un poco para preguntarnos cómo o por
qué se produce todo, es más, seguimos en la misma línea o lo
empeoramos. Quienes lo hacen y lo consiguen comprender
las razones ocultas adquieren sabiduría y cambian
radicalmente de actitud en la vida y ante los demás creando
buenos y nuevos pensamientos. Por tanto, mi consejo es
autoanálisis cada noche de lo que se piensa, se dice, se hace
y se habla. Así es como nos conocemos a nosotros mismos y
nos damos cuenta de que la conciencia nos habla cuando
vamos a hacer el mal o incluso después de haberlo hecho.
Este conocimiento de nosotros mismos puesto en práctica
gracias a la autoobservación y al autoanálisis se convierte en
sabiduría.
Desde que nos dieron el germen de la mente como
comienzo para hacernos responsables de nuestros

160
pensamientos y actos (del karma) hemos sufrido mucho por la
ignorancia de la Ley de Consecuencia y por no conocernos a
nosotros mismos para darnos cuenta de que todas nuestras
expresiones parten de lo que pensamos. A partir de ahora, en
estos tiempos, cuando estas enseñanzas van llegando
progresivamente a las mentes de todos, debería dar un giro
importante la humanidad como lo está dando respecto al
maltrato de la mujer o de los animales; eso evitará a su vez,
mucho sufrimiento en el estado post-morten. Lo mismo que un
jardín está destinado a producir bellas flores, nuestra mente
es inevitablemente creadora de pensamientos, pero en
nosotros está tener una mente creadora de basura y de hierba
o de las más bellas y espectaculares flores. Por tanto,
sembremos cada día buenas semillas en nuestra sociedad y
en nuestro carácter y convertiremos el mundo en el sitio ideal
para vivir y para disfrutar de la vida y de Dios.

161
MANERAS DE QUITARNOS KARMAS MADUROS

Cuando un veterano estudiante de filosofía oculta


considera hablar sobre el renacimiento y el karma con algunos
amigos se puede encontrar con la negativa a creer de
algunos, con la fe ciega de otros y con los que razonan y
siempre tienen alguna pregunta que hacer. Hay ya muchas
personas que creen en el karma pero no tienen muy claro
cómo actúa, y por eso la interpretación general que hacen es
que quien mata será asesinado o que quien roba será robado.
Así que no saben que las Leyes Divinas o Leyes de Dios no
pueden obligar a alguien a hacer el mal (eso iría en contra de
la naturaleza de amor de Dios) sino que, a lo sumo, ponen a
una persona en determinadas circunstancias para ponerle a
prueba o para ver si ha superado realmente una deuda del
pasado. Un drogadicto que muere sin haber superado su
adicción lo pasará muy mal en el Purgatorio cuando no pueda
consumir y entonces vencerá el deseo por no poder
satisfacerlo; un maltratador sufrirá por los malos tratos que
haya hecho a otras personas y el resultado quedará guardado
en la conciencia como que eso no se debe hacer; un asesino
sufrirá también por el dolor causado a la familia del fallecido y
si muere pronto se verá junto al fallecido sintiendo una
especie de tortura; el alcohólico irá a buscar alcohol donde lo
haya y sufrirá porque no tiene cuerpo físico para consumirlo
compenetrando luego los estómagos de los bebedores o las

162
cubas donde guardan el alcohol y así podríamos encontrar
respuesta para todos los supuestos. La mayoría de las
personas entenderán que esto es comprensible y que es una
manera de pagar el mal o los vicios que les dominan, pero no
se ponen a pensar en más, es decir, en que hay otras formas
de completar el pago de esas deudas y de superar esos
vicios.
Nosotros estamos destinados a ser perfectos, o mejor
dicho, a ser dioses creadores, lo que significa que no puede
haber ningún mal ni ningún vicio en nosotros. Así que, aunque
en el Purgatorio suframos por todas esas cosas no significa
que ya seamos unos vencedores natos sobre esos males o
defectos. Sí, es cierto que respecto a esos hechos concretos
se les puede considerar “inocentes” cuando los Espíritus
vuelven a renacer pero, como he dicho, si tenemos que
hacernos perfectos tendremos que haber desarrollado el
poder de vencer el mal, las tentaciones o las malas
tendencias que tengamos. Así que, de lo que se trata es de
vencer el mal, el vicio, las malas inclinaciones, etc. de una
manera consciente y voluntaria. Quien se hace alcohólico o
drogadicto conscientemente y por su poca voluntad para decir
no, tendrá que fortalecer su voluntad para superarlo
conscientemente. ¿Y cómo puede ser esto? pues con
tentaciones, pruebas, tendencias a superar, etc.
El alcohólico o drogadicto que superó ese vicio en el
Purgatorio salió de allí como” inocente” pero esa superación
no es suficiente para considerarla como “poder” del Espíritu.
Para considerar que se ha desarrollado ese poder o virtud del
Espíritu hay que superarlo en un futuro renacimiento y para
ello se necesita una tentación o una prueba, etc. Así que será
en la próxima vida cuando los Ángeles del Destino pongan a
otros Espíritus conocidos de otras vidas para que le tienten o
pongan a prueba para que beba o para que consuma. Si de
verdad supera la tentación o tentaciones habrá obtenido el
poder de superar el alcohol o la droga para siempre, pero si
vuelve a caer tendrá que volver a sufrir en el Purgatorio por no

163
poder consumirlo tantas veces como haga falta hasta que lo
repugne. Ahora supongamos que esta persona se ha gastado
el dinero que necesitaba su familia para vivir y progresar como
todo el mundo (alimentación, ropa, pago de estudios, etc.) En
este caso también sufrirá lo que hizo sufrir a su familia por
esas necesidades o incluso si hubo malos tratos, así que,
aunque el sufrimiento le haga salir del Purgatorio inocente
libre de culpa por esas cosas, no significa que haya terminado
o superado su deuda lo suficiente como para obtener el poder
necesario. En otra vida tendrá que renacer junto a esos
Espíritus para devolverles lo que no les dio como era su deber
en la vida pasada; solo así quedará totalmente saldada la
deuda. El maltratador tendrá que beneficiar a su víctima en
otra vida; el que roba será puesto en una situación propicia
para que le roben o pierda algo que le haga sentir más rabia y
dolor de lo que sintió quien él robó y así sucesivamente.
El fin último es que todos nos consideremos hermanos
o amigos en el más elevado sentido, por tanto, los Ángeles del
Destino crean el escenario ideal para que esto ocurra por
propia voluntad. Para que las superaciones creen poder
espiritual se deben hacer con voluntad y propia conciencia,
solo superando las pruebas y tentaciones quedamos libres de
karma. Así vamos evolucionando vida tras vida a través del
pago de nuestras deudas y nuestros errores, primero nos
limpiamos en el Purgatorio y luego liquidamos la deuda en
otra vida. ¿Haríamos eso así sí supiéramos que hemos sido
asesinos, drogadictos o maltratadores respecto a las personas
que actualmente nos rodean? Por supuesto que no porque si
nos reconociéramos volverían los malos sentimientos, deseos
y pensamientos de unos contra otros. Y es por este motivo por
el que en el Purgatorio borramos los pecados a través del
sufrimiento y del arrepentimiento de manera que cuando
pasemos por esas regiones camino de un nuevo renacimiento
no pasemos un nuevo Purgatorio; de ahí que se diga que
nacemos inocentes. Por tanto, es deber de cada uno situarse
como observador de nuestras expresiones (acciones,

164
sentimientos, deseos y pensamientos) para evitar hacer el mal
en todas las circunstancias posibles. Si lo hacemos siempre
cabe la posibilidad de pedir perdón, de devolver la deuda y de
arrepentirse para evitar sufrimiento en el Purgatorio pero, eso
sí, si todos esos medios de purificación y de quitarse deudas
no se hacen con amor y sincero arrepentimiento de nada
servirá.

165
CÓMO EVITAR LA CREACIÓN DE KARMA FUTURO

Dentro de la evolución que está llevando a cabo la


humanidad podríamos definir su desarrollo progresivo en tres
diferentes grados:

1º.- Los que más han evolucionado y que no suelen crear


karmas negativos.
2º.- Los que comenzamos a comprender las enseñanzas
ocultas e intentamos cambiar nuestro carácter y nuestras
vidas para no crearnos karmas negativos futuros.
3º.- Los que no saben y no quieren saber nada respecto a ser
mejores personas moral y espiritualmente y se crean mucho
karma negativo que en un futuro deberán hacer frente con
dolor y pérdidas.

No recuerdo exactamente el pasaje ni las palabras


escritas en algún lugar de la Biblia pero ese pasaje viene a
decir alago así como que ningún gorrión muere si no es la
voluntad de Dios. También en otro lugar se dice que “en Dios
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”. Está claro que
en el primer pasaje se afirma que todo lo que ocurre llega a la
conciencia de Dios y que todo lo que ocurre está de acuerdo
con la voluntad de Dios. ¿Qué significa esto? Si según el
segundo pasaje “vivimos y tenemos nuestro ser (el Espíritu)
en Dios”, podríamos compararlo con que seríamos como una

166
célula de nuestro cuerpo que para ella el organismo sería
infinito pero que está evolucionando dentro de él. Pero como
estamos hablando de Espíritu quiere decirse que la conciencia
y la vida de la célula están y son parte de la vida y de la
conciencia del Ser que habita el cuerpo físico. La gran
diferencia entre la célula y nosotros y entre nosotros y Dios es
de grado evolutivo y de conciencia como lo es entre Dios y el
Ser Supremo. Así que cuando un gorrión muere Dios es
consciente de ello y si muere es porque sus jerarquías
Creadoras que mantienen su esquema evolutivo y que
cumplen y que hacen cumplir las Leyes Divinas (ellas son las
leyes divinas) así lo han decidido de acuerdo a la voluntad de
Dios.
Lo que estoy diciendo es que todo lo que ocurre es
porque así está previsto por estas grandes y sabias entidades
administradoras (entre otras) de la Ley de Consecuencia y de
Renacimiento; en definitiva del karma. Si un Alma encarnada
tiene que hacer un gran descubrimiento primero se creará
como arquetipo en el mundo de la mente y luego se pondrá
(por méritos propios) en el destino de esa Alma para que así
sea. Si una persona nace con un defecto físico es porque en
otra vida ha hecho una serie de cosas que ha perjudicado a
otros gravemente o él mismo ha actuado erróneamente en
determinado sentido una y otra vez; con ese defecto valorará
más su cuerpo. Y así con todo lo demás, las leyes son las
propias jerarquías y entidades que cumplen la voluntad de
Dios como un juez aplica las leyes según fueron dictadas; con
la diferencia de que el juez es humano y tiene sus defectos y
estas jerarquías son de una elevadísima espiritualidad y
sabiduría. Por tanto, estas leyes no son ciegas ni tampoco
parecidas a la ley del talión que decía aquello de “ojo por ojo y
diente por diente”.
La sabiduría de estos grandes Seres está muy por
encima de nuestra comprensión y por eso, a veces, incluso
los ocultistas, tenemos dudas de su aplicación pero estoy
seguro de que nuestros hijos pequeños tampoco entienden

167
por qué les limitamos en algunas cosas o les castigamos y,
sin embargo, es por su bien. Algunos de nosotros creeos que
todo lo que ocurre es porque existe la Ley de Consecuencia y
que todo es causa y su correspondiente efecto, pero no es
así. Hay dos excepciones:

1º.- Que podemos crear una causa nueva u original.


2ª.- Que nos podemos quitar karma futuro en el presente.

¿Cómo creamos una causa nueva? Cuando


despertamos en el Mundo del Pensamiento porque el deseo
de nuevas experiencias nos impulsa a renacer comenzamos a
crear nuestro arquetipo del cuerpo físico de acuerdo al futuro
desarrollo y posibilidades que debemos tener y de acuerdo al
karma bueno y malo que tenemos pendiente. Hasta ahí
podríamos decir que todo es causa y efecto pero dentro de
esa “programación” ha unas excepciones para que cada
individuo cree nuevas causas de acuerdo a su grado evolutivo
de cada vida, y esas nuevas causas son las que debemos de
aprovechar para que el siguiente destino sea mejor; si luego
en la vida las cumplimos el resultado será siempre bueno. De
esta forma ya no todo es casusa y efecto y tenemos más
libertad y posibilidades de elevarnos hacia el mundo del
Espíritu.
Respecto a la segunda excepción de que nos
podemos quitar karma, antes de explicarlo he de hacer alguna
aclaración. Normalmente, quienes creemos en la Ley de
Consecuencia, sabemos que toda causa tiene su efecto como
todo efecto tiene su casusa, por tanto, es difícil escapar, por
ejemplo, de un castigo merecido impuesto por las Leyes
Divinas. Es más, se han dado casos (alguno contado por Max
Heindel) en que se le ha advertido a alguien que, de acuerdo
a las progresiones astrológicas, iba a tener o sufrir algún
altercado o accidente y aunque esa persona intentó evitarlo
no lo consiguió. Entonces, cuando nosotros pensamos estas
cosas llegamos a la conclusión de que no tiene remedio y

168
sentimos frustración, tristeza y, a veces, mal humor por no
querer comprender que son errores del pasado que nos tienen
que enseñar algo que necesitamos. Pero es en ese
pensamiento donde fallamos porque, como he dicho antes, las
Leyes Divinas son las propias jerarquías de gran espiritualidad
y sabiduría y no nos paramos a pensar que precisamente por
ser eso mismo aplican su sabiduría en algunos casos
concretos como estos:

1º.- Cuando nos reformamos.


2º.- Cuando pagamos intencionadamente a otros.

¿Qué significa “reformarnos” respecto a quitarnos


karma futuro? Dichas Jerarquías Divinas cumplidoras del Plan
de Dios y administradores del karma en nuestro universo,
además de las virtudes mencionadas, es evidente que jamás
buscarían venganza o castigo de una forma unilateral, sino
que su actuación va dirigida a ayudarnos a quitarnos deudas
del pasado y a desarrollar nuevas virtudes, por tango y
aunque nos limiten, solo buscan nuestro beneficio para que
ascendamos cuando antes. De acuerdo con esto, cuando
nosotros sabemos que tenemos una serie de karmas
negativos de esta vida y que, como deudas, tendremos que
pagarlas, si rectificamos esa forma de actuar y lo hacemos en
sentido contrario con el deseo de progresar y de crearnos un
mejor destino, entonces, dichas Jerarquías borran dichos
errores del libro de nuestras deudas futuras. Pero que quede
claro que se debe rectificar para bien y vivir en armonía con
las Lees Divinas, si no, no se borrarán. Es decir, primero se
debe dejar de transgredir las Leyes y luego trabajar en sentido
contrario; entonces eso ya no figurará en nuestro destino.
En el segundo caso de “pagar voluntariamente a otros”
pondré un ejemplo para que se comprenda mejor. Si yo causa
un daño material o robo algún bien a alguien y al cabo de
unos años me arrepiento y ya no puedo devolverlo o pedir
perdón a la persona porque ya no la veo, puedo hacer una

169
donación o servir amorosamente a otra persona y con todo
arrepentimiento de corazón con la intención de quitarme esa
deuda. Esas jerarquías que, además de gran sabiduría tienen
todas las virtudes conocidas y otras que no conocemos, así lo
entienden y lo borran de nuestras deudas siempre y cuando
no volvamos a actuar otra vez de la misma forma. Hacernos
sufrir ante ese arrepentimiento sincero y ante esa deuda, sería
mala intención (por no decir maldad) por parte de esas
Jerarquías. Así que debemos quitarnos de la cabeza eso de
que toda causa tiene inevitablemente su efecto y sí pensar
que todo y todos estamos en la conciencia de Dios y que esas
Jerarquías actúa bajo la dirección amorosa y la voluntad de
Dios. Las Leyes cambian si nosotros cambiamos, nada malo e
intencionado por parte de esas Jerarquías puede sucedernos
salvo que sea justo y por nuestro bien. Por lo demás pensad
que estamos evolucionando bajo la mano protectora de Dios y
si, como todas las religiones afirman, Dos es amor, nada malo
nos puede pasar.
Aunque no pensaba explicar nada más respecto a la
manera de evitar karma, he recordado el ejercicio de
retrospección que también sirve para evitar estar tiempo en el
purgatorio y en el cielo, por tanto, os dejo lo que escribí en el
pasado al respecto.

LA RETROSPECCIÓN
La retrospección es el método más eficaz y de mejores
resultados dado actualmente a los aspirantes a la vida
superior para que, durante la vida misma, pueda adelantarse
a los efectos del Purgatorio y del Cielo, es más, permite
aprender durante la presente vida lecciones que serán
aprendidas en un futuro. La técnica es la siguiente: nada más
acostarse y después de relajar el cuerpo y la mente, hay que
concentrarse en los hechos que hemos vivido (de ahí la
importancia de la observación externa y de la auto-
observación interna) pero visualizándolos y reviviéndolos en
orden inverso como ya se ha dicho. Hay que intentar

170
imaginarse lo más fielmente posible cada acción, sentimiento,
pensamiento, actos impulsivos o inconscientes, etc., para
comprobar si lo hicimos con buena o mala intención; si estuvo
basado en la verdad o en la mentira y la falsedad; si en el
egoísmo o en el altruismo; si intentamos crear casusas
positivas o lo hicimos basándonos en nuestros personales
patrones de conducta; analizar el daño u ofensa que pudimos
haber causado nosotros mismos; comprobar si emitimos
sentimientos de perdón y de humildad siempre que fue
necesario; si juzgamos o criticamos; si vivimos para comer o
comemos para vivir; cómo y por qué nos dejamos dominar por
las pasiones y vicios; analizar nuestros deseos, emociones y
pensamientos para ver cuándo y por qué surgen
involuntariamente con la intención de controlarlos; si
aceptamos responsablemente nuestros destino o lo
rechazamos; si somos comprensivos y tolerantes con los
demás o los rechazamos porque no son o no tienen nuestras
mismas ideas; si vemos al sexo opuesto como un objeto de
placer o de diversión o como un hermano; si nos
comportamos creyendo que somos superiores a los demás; si
intentamos ver el aspecto positivo de los demás y de las
circunstancias o nos fijamos solo en lo negativo, etc. etc. etc.

Es lógico que si examinamos, desde la conciencia


superior del Ego, los hechos que como personalidad ignorante
repetimos todos los días, nos daremos cuenta de la cantidad
de palabras malsonantes que decimos; de los pensamientos y
deseos que expresan negatividad; de emociones que nos
dominan y de hechos que consciente o inconscientemente
afectan negativamente a los demás. Esta es la diferencia
entre hacer algo malo como el común de la humanidad y no
darle importancia, y procurar no hacerlo ni ningún daño a
nadie porque sabemos lo que ocurre gracias al conocimiento
oculto. Si a este conocimiento añadimos la retrospección,
veremos más claro por qué debemos actuar con la mejor
intención y buena voluntad. La retrospección nos ayuda a ser

171
más felices, a vivir más en armonía, a comprender el porqué
de nuestro destino diario y a dirigir nuestra vida como
verdaderos aspirantes espirituales. Por otro lado, nos hace
más humildes y benevolentes; más comprensivos y tolerantes
con el prójimo; hace que le valoremos más y que le
disculpemos y perdonemos de corazón; y hace que nuestros
errores se conviertan en la fuerza que nos impulse para
superarnos a nosotros mismos.

El aspirante espiritual debe juzgarse y criticarse o


elogiarse y alabarse según sea el caso. Puesto que de lo que
se trata es de ganar el tiempo que utilizamos en el Purgatorio
y en el Cielo, debemos expulsar cada noche los sucesos o
grabaciones negativas de nuestra memoria subconsciente
para que nuestros pecados queden borrados y para que
sintamos el impulso hacia el bien en la propia vida. Por
consiguiente, lo mismo debemos martirizarnos con el
remordimiento en los casos de culpabilidad, que sentir la
felicidad y el impulso del buen obrar para que al siguiente día
nos levantemos con la intención de seguir haciendo el bien en
pensamiento, palabra y obra allá donde podamos.

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