Jueves Santo

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NUESTRA MISA

MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR


06 DE ABRIL DE 2023

“Hagan esto en memoria mía”

1. Monición

La Eucaristía edifica la Iglesia, y la Iglesia hace la Eucaristía (Ecclesia de Eucharistia, 26).


Queridos hermanos, con esta celebración solemne (In Coena Domini) termina la Cuaresma
e inicia el Triduo Pascual, punto culminante de todo el año litúrgico. Nos alegramos en el
Señor, puesto que con este don hacemos memorial de la institución de los sacramentos con
los que se pastorea y alimenta al Pueblo de Dios, junto con la vivencia del mandamiento
que lo caracteriza, el mandamiento del amor. Llenos de gozo celebremos esta fiesta.

2. Canto de entrada (n. 600)

Cristo nos une, en torno a su altar;


altar de hermandad y esperanza.
Cristo nos une, nos da su manjar,
manjar celestial, Pan de Pascua.

Su Palabra es Camino,
es Verdad y da la Vida;
su manjar es sacramento,
y es maná de Eucaristía.

Con la lámpara encendida,


esperamos tu llegada;
con los himnos de la Iglesia,
celebramos hoy la Alianza.

Cuerpo de Cristo,
cáliz de salvación;
santo misterio eucarístico.

3. Signo de cruz y saludo sacerdotal


CP. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

CP. La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con
todos ustedes.

4. Acto penitencial

CP: Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros
pecados.

CP: Tú que no has venido a condenar, sino a perdonar: Señor, ten piedad.
CP: Tú que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente:
Cristo, ten piedad.
CP: Tú que perdonas mucho a quien mucho ama: Señor, ten piedad.

CP: Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna. Amén.

5. Gloria (Campanas; MR, p. 490)

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa
gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo; Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo de Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros; porque solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

6. Oración colecta (MR, p. 275)

Al congregarnos, oh Dios, para celebrar esta sacratísima Cena, en la cual tu Unigénito,


cuando iba a entregarse a la muerte, encomendó a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno y el
banquete de su amor, concédenos, te rogamos, que por la celebración de tan sagrado
misterio obtengamos la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.

7. Monición
Las lecturas del día de hoy giran en torno a la celebración de la Cena Pascual que
realizaban los judíos, misma que también celebró Jesús, a la que le dio un nuevo sentido, tal
como lo narra San Juan en su evangelio y nos lo recuerda San Pablo. La Pascua (paso) se
extiende a lo largo de la historia de la salvación en tres acontecimientos concretos: La
Pascua del antiguo pueblo de Israel (1a lectura), La Pascua de Cristo (Evangelio) y nuestra
propia Pascua, la de la Iglesia (2a lectura).  Escuchemos con atención.

8. Del libro del Éxodo (12,1-8.11-14; Lecc. I, p. 816)

En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será
para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno
por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y
elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda
comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta
el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel lo inmolará al
atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa
donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán
panes sin levadura y hiervas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en
los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del
Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país
de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo,
el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea
la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la
tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en
honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como institución
perpetua’”. Palabra de Dios.

9. Salmo responsorial (Del salmo 115)

R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

¿Cómo le pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Levantaré el cáliz de


salvación / e invocaré el nombre del Señor. R.

A los ojos del Señor es muy penoso / que mueran sus amigos. / De la muerte, Señor, me has
librado, / a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio / e invocaré tu nombre. / Cumpliré mis promesas al
Señor / ante todo su pueblo. R.

10. De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (11,23-26; Lecc. I, p. 818)

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la
nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban
de él”. Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la
muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.

11. Aclamación (Jn 13,34)

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

12. Del santo Evangelio según san Juan (13,1-15; Lecc. I, p. 819)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de
Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había
puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se
levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en
una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se
había ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los
pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo
comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le
contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese
caso, Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: ‘El que se
ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están
limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos
están limpios’. Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la
mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman
Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les
he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado
ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan. Palabra del
Señor.

Homilía
El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado
la hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les
lavó los pies y les dio el mandamiento del amor (Jn 13,1-17). Para dejarles una prenda de
este amor, para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua,
instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus
apóstoles celebrarlo hasta su retorno, “constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo
Testamento”.

13. Lavatorio de los pies (MR, 276; Rit. 89)

Un mandamiento nuevo nos dio el Señor:


que nos amáramos todos como él nos amó.

La señal de los cristianos


es amarse como hermanos.

Perdonemos al hermano
como Cristo nos perdona.

Quien no ama a sus hermanos


miente si a Dios dice que ama.

Donde hay caridad y amor


Cristo está y está su Iglesia.

14. Oración universal

Como hermanos que somos los unos de los otros, reunidos alrededor de la mesa del Señor,
oremos juntos por las necesidades del mundo, en esta noche en que Cristo ha compartido su
cuerpo con su Iglesia.

Todos: Cristo, Pan de vida, escúchanos.


- Por toda la Iglesia de Dios: para que allí donde está presente, sea fermento de comunión y
de paz entre los hombres. Roguemos al Señor.

- Por el Papa, los obispos, los presbíteros y todos los que ejercen algún ministerio en la
Iglesia: para que su vida sea siempre, a imagen de Cristo, servicio y entrega a sus
hermanos. Roguemos al Señor.

- Por los gobernantes de las naciones, para que, siguiendo el ejemplo de humildad y
servicio del Señor, cumplan con honestidad sus funciones, haciendo realidad en los pueblos
sus anhelos de justicia y paz. Roguemos al Señor.

- Por nuestras familias, para que estén siempre unidas en el amor, aun en los momentos de
dificultad, y permanezcan fieles a su vocación cristiana. Roguemos al Señor.

- Por todos nosotros, que compartimos el pan del cielo en la mesa eucarística: para que
estemos dispuestos a compartir los valores y los bienes de este mundo con los que tienen
hambre y sed de justicia y de misericordia. Roguemos al Señor.

Padre, haz que este pueblo reunido para celebrar la institución de la Eucaristía, viva
con plenitud cada uno de estos banquetes que adelantan el que tú nos tienes
preparado. Por Jesucristo, nuestro Señor.

15. Canto de ofrendas (n. 551)

Señor te ofrecemos el vino y el pan,


así recordamos la cena pascual.

Porque solo tú eres bueno, Señor,


queremos cantar tus misericordias,
¿quién podrá cantar?

Solo tú eres nuestro auxilio, Señor,


tú nos salvarás.
Tus misericordias
¿quién podrá cantar?

16. Oración sobre las ofrendas (MR, p. 277)


Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues cada vez que
celebramos el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

17. Prefacio: Santísima Eucaristía I (MR, p. 537)

18. Canto de comunión (n. 174)

Donde hay caridad y amor,


allí está el Señor, allí está el Señor.

Una sala y una mesa, una copa, vino y pan,


los hermanos compartiendo en amor y en unidad.
Nos reúne la presencia y el recuerdo del Señor,
celebramos su memoria y la entrega de su amor.

Invitados a la mesa del banquete del Señor,


recordamos su mandato de vivir en el amor.
Comulgamos en el Cuerpo y en la Sangre que Él nos da,
y también en el hermano, si lo amamos de verdad.

Este Pan que da la vida y este Cáliz de salud


nos reúne a los hermanos en el nombre de Jesús.
Anunciamos su memoria, celebramos su pasión,
el misterio de su muerte y de su resurrección.

19. Momento de silencio

20. Oración después de la comunión (MR, p. 284)

Dios todopoderoso, concédenos, que así como nos alimentas por la Cena de tu Hijo en esta
vida, merezcamos ser saciados también en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

21. Avisos pastorales

22. Incensación del Santísimo (Altar)

23. Procesión (MR, p. 285; n. 650)


Cantemos al Amor de los amores,
cantemos al Señor;
Dios está aquí:
venid, adoradores, adoremos
a Cristo Redentor.

Gloria a Cristo Jesús,


cielos y tierra,
bendecid al Señor;
honor y gloria a ti
Rey de la gloria,
amor por siempre a ti,
Dios del amor.

24. Incensación (Lugar de la reserva)

25. Canto: Tantum Ergo

A tan grande Sacramento adoremos con fervor;


y a Jesús aquí presente, renovemos nuestro amor.
Acudamos todos juntos al encuentro del Señor.

Gloria al Padre Omnipotente y a su Hijo Redentor,


y al que de ambos procedente, el espíritu de amor,
tributemos igualmente, alabanza, gloria y honor. Amén.

26. Adoración en silencio…

AGENDA LITÚRGICA

SEMANA SANTA
07 Viernes Jn 18-19 Pasión del Señor
08 Sábado Os 6,1-3 Sábado Santo

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