Tema 25 Clinicamedica ESTE SI
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El hígado, la glándula más grande del cuerpo, se puede considerar como una fábrica
química que produce, almacena, modifica y excreta un gran número de sustancias
implicadas en el metabolismo (Hall, 2015). La ubicación del hígado es esencial para su
función porque recibe sangre rica en nutrientes directo del tubo digestivo y después
almacena o transforma estos nutrientes en otras sustancias químicas que se pueden
utilizar en cualquier parte del cuerpo para cubrir las necesidades metabólicas.
El hígado es un órgano grande y muy vascularizado que se localiza por detrás de las
costillas en la porción superior derecha de la cavidad abdominal. En un adulto promedio
pesa entre 1 200 y 1 500 g, y se divide en cuatro lóbulos. Cada lóbulo está rodeado por
una delgada capa de tejido conjuntivo que se extiende por dentro y divide la masa
hepática en pequeñas unidades funcionales llamadas lobulillos.
La circulación de la sangre dentro y fuera del hígado es de suma importancia para la
función hepática. La sangre que irriga el hígado viene de dos fuentes: aproximadamente
el 80% proviene de la vena porta, que drena el tubo digestivo y es rica en nutrientes, pero
carece de oxígeno. El suministro restante de sangre ingresa a través de la arteria hepática
y es rico en oxígeno.
Este órgano sintetiza casi todas las proteínas plasmáticas (excepto la gammaglobulina)
incluyendo la albúmina, las α y β-globulinas, los factores de coagulación sanguínea,
ciertas proteínas transportadoras específicas y la mayoría de las lipoproteínas del plasma.
Los ácidos grasos se pueden degradar para producir energía y cuerpos cetónicos (ácido
acetoacético, ácido β-hidroxibutírico y acetona).
Formación de la bilis
Los hepatocitos producen bilis de forma continua y ésta se deposita en los canalículos y
conductos biliares. La bilis se compone sobre todo de agua y electrólitos, como sodio,
potasio, calcio, cloro y bicarbonato, así como de concentraciones elevadas de lecitina,
ácidos grasos, colesterol, bilirrubina y sales biliares. Esta sustancia se almacena en la
vesícula biliar y se vacía en el intestino cuando se requiere para la digestión. Las
funciones de la bilis son excretoras, de forma similar a la excreción de bilirrubina; también
sirve para ayudar a la digestión a través de la emulsificación de las grasas por las sales
biliares.
Excreción de bilirrubina
Más del 70% del parénquima del hígado puede dañarse antes de que los resultados de
las pruebas de función hepática sean anómalos. Por lo general, la función se mide en
términos de la actividad de ciertas enzimas (p. ej., aminotransferasas séricas, fosfatasa
alcalina, deshidrogenasa láctica) y concentraciones séricas de proteínas (albúmina y
globulinas), bilirrubina, amoníaco, factores de coagulación y lípidos.
Biopsia de hígado
Entre cada comida, cuando el esfínter de Oddi está cerrado, la bilis producida por los
hepatocitos entra en la vesícula biliar. Durante su almacenamiento, las paredes de la
vesícula biliar absorben una gran cantidad de agua de la bilis; por lo tanto, esta sustancia
se encuentra 5-10 veces más concentrada que la secretada originalmente por el hígado.
Cuando el alimento entra al duodeno, la vesícula biliar se contrae y el esfínter de Oddi
(ubicado en la unión del colédoco con el duodeno) se relaja. La relajación del esfínter
permite que la bilis entre en el intestino. Esta respuesta es controlada por la secreción de
la hormona colecistocinina (CCK) desde la pared intestinal.