Toma de La Bastilla

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Sophia Alejandra González Paredes

8vo A
Miércoles, 5 de julio de 2023

La toma de la Bastilla

La toma de la Bastilla se produjo en París el martes 14 de julio de 1789. A


pesar de que la fortaleza medieval conocida como la Bastilla solo custodiaba a
siete prisioneros, su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso
simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el punto inicial de la Revolución
francesa.

Antecedentes
Durante el reinado de Luis XVI, Francia tuvo que confrontar una grave crisis
financiera originada por los elevados gastos de la intervención en la Guerra de
Independencia de los Estados Unidos y el despilfarro de la Corte real,
exacerbada por un desigual sistema tributario que solo gravaba al pueblo llano y
a la burguesía (Tercer Estado). Aconsejado por su ministro de finanzas Necker,
el rey decidió convocar los Estados Generales el 5 de mayo de 1789 para
buscar una salida a la crisis, aceptando aumentar la representación del Tercer
Estado hasta entonces infra representado. Por ese último motivo, los debates
previstos fueron bloqueados por la nobleza (Segundo Estado) y el clero (Primer
Estado). El 17 de junio de 1789, los representantes del Tercer Estado y de una
parte del bajo clero se desgajaron de aquellos Estados Generales y se
constituyeron como Asamblea Nacional. El rey inicialmente se opuso a esta
idea, pero fue forzado a reconocer la autoridad de la Asamblea, que el 9 de julio
se autoproclamó Asamblea Nacional Constituyente, una institución cuyo
propósito era crear una constitución para el país.
Los acontecimientos acaecidos en los días siguientes condujeron a la toma de la
Bastilla el 14 de julio de 1789, y la Revolución francesa comenzó a expandirse.
La rendición de este bastión real fue sin duda un importante hito simbólico de los
inicios de la Revolución más que un factor detonante en sí.

Hechos

El Palais-Royal, residencia parisina del duque de Orleans, simpatizante de la


revolución, se había convertido en el punto de encuentro favorito de los
revolucionarios parisinos. Fue aquí donde se reunieron las masas indignadas el

1 / 6
12 de julio, cuando se hizo pública la noticia de la destitución y el exilio de
Necker. Las emociones se exacerbaron, algunos llevaban bustos de Necker y
otros procedieron a golpear públicamente a una "mujer de calidad" por escupir el
retrato de Necker. Por la tarde, más de 6000 personas se habían congregado en
el palacio, buscando un lugar al que dirigir su ira.

El periodista Camille Desmoulins (1760-1794), de 29 años, les dio un propósito.


Saltando sobre una mesa del Café Foy, en los jardines del Palais-Royal,
Desmoulins pronunció un discurso enardecedor en el que alababa a Necker y
subrayaba la amenaza de los soldados, cuya presencia opresiva podía provocar
otra masacre de San Bartolomé. Blandiendo una pistola, Desmoulins hizo un
llamamiento a las armas, afirmando: "prefiero morir a someterme a la
servidumbre". (Schama, 382).

Con su discurso, Desmoulins encendió el polvorín de la multitud que


rápidamente se echó a la calle. Miles de parisinos se dirigieron a los Campos
Elíseos, lo que alarmó a los funcionarios reales. Se envió una unidad de
caballería, el regimiento real alemán, para expulsar a los manifestantes de la
plaza Luis XV (actual plaza de la Concordia), empujándolos hacia los jardines
del palacio de las Tullerías. Allí, los parisinos arrojaron sillas, piedras y trozos de
esculturas a los soldados de caballería, mientras los soldados seguían
disparando e hiriendo a varias personas. Al ver que la multitud no retrocedía, el
comandante real ordenó a regañadientes la retirada de todas las tropas al
Campo de Marte para evitar un baño de sangre.

Al día siguiente, con gran parte de la ciudad en manos de las masas,


comenzaron los verdaderos disturbios. Se quemaron más de 40 peajes, junto
con los documentos y registros fiscales que contenían, y el monasterio de Saint-
Lazare fue saqueado en busca de todos sus alimentos. Ante el temor a las
inminentes represalias de los soldados del rey, la gente empezó a asaltar a
todos los armeros y armerías de la ciudad. Aunque el Hotel de Ville, sede del
gobierno de la ciudad, autorizó que se formara una milicia ciudadana parisina
(más tarde rebautizada como Guardia Nacional) para la defensa, esto no aplacó
a la multitud, que asaltó la armería de los Inválidos en la mañana del día 14 de
julio de 1789, llevándose más de 30.000 mosquetes. A falta de municiones, la
multitud buscó un lugar donde encontrarlas: la fortaleza de la Bastilla.

Consecuencias

Según la famosa anécdota, cuando Luis XVI le preguntó si el ataque a la Bastilla


había sido una revuelta, el duque de La Rochefoucauld respondió: "No, señor,

2 / 6
es una revolución" (Schama, 420). Y, efectivamente, lo fue. Los sans-
culottes habían expresado su opinión y se negaban a ser ignorados. El 15 de
julio, el rey anunció la retirada de las tropas de la región de París, entre los
aplausos de la Asamblea, y el 29 llamó a Necker para que ocupara su ministerio
por tercera vez.

El 15 por la noche, el rey y la reina saludaban a una multitud desde lo alto de un


balcón de Versalles. El marqués de Lafayette (1757-1834) pronunció un discurso
en el que aseguró a la multitud que el rey había sido engañado, que no había
tenido ninguna mala intención y que volvía a ser totalmente benevolente. Esa
misma noche, Lafayette recibió el mando de la Guardia Nacional y Jean Sylvain
Bailly, orquestador del Juramento de la Corte de Tenis, fue nombrado alcalde de
París.

Cabe destacar que el rey no hizo ninguno de los dos nombramientos, quien al
día siguiente aceptó de manos de Bailly una escarapela revolucionaria roja y
azul. Para simbolizar la reconciliación del rey con su pueblo, Lafayette añadió
posteriormente el blanco borbónico al diseño, creando el moderno tricolor
francés. Sin embargo, cada vez era más evidente que Luis XVI estaba perdiendo
poder. El 16 de julio, el Conde de Artois se escapó de Versalles en plena noche
y se llevó consigo un séquito de monárquicos. Huyendo primero a la frontera y
luego del país, Artois y sus seguidores se convertirían en la primera oleada de
emigrantes que abandonaron Francia a causa de la Revolución.

De esta manera, dos procesos se unieron: una revuelta de hambre y la agitación


política suscitada por la destitución de Necker. Así, los revolucionarios reunidos
en la Asamblea y en el Ayuntamiento comenzaron a contar con la fuerza de la
movilización popular. La constitución de una Guardia Nacional armada permitió a
los revolucionarios comenzar a aplicar sus nuevas normas y políticas. La
monarquía tuvo claro que ya no se trataba de una revuelta que podía
apacigüarse o reprimirse, que había que contemporizar con ella, que las cosas,
si no había una intervención exterior, ya no admitían una vuelta atrás.

Sin embargo, después de esta violencia, la nobleza, poco confiada en la


aparente y, como se demostró con posterioridad, temporal reconciliación entre el
rey y el pueblo, comenzó a exiliarse. Los primeros émigrés incluyeron al conde
de Artois (futuro Carlos X de Francia) y a sus dos hijos, el príncipe de Condé y
el príncipe de Conti, la familia Polignac y algo más tarde Charles Alexandre de
Calonne, el antiguo ministro de finanzas. Estos se instalaron en Turín, desde
donde Calonne, como agente al servicio del conde de Artois y del príncipe de

3 / 6
Condé, comenzó a trazar un intento de guerra civil dentro del país y conspiró
para formar una coalición europea contra la Francia revolucionaria.

La insurrección parisina se extendió por toda Francia. El pueblo se organizó en


municipios para conseguir un propósito de autogobierno y crearon cuerpos de
guardias nacionales para su propia defensa, de acuerdo al principio de
la soberanía popular, medidas espontáneas que fueron normalizadas al poco
tiempo mediante leyes aprobadas por la Asamblea Nacional. En las áreas
rurales, muchos fueron más allá de esto: frente a la resistencia de la nobleza
que se negaba a perder su poder local, algunas fincas y un significativo número
de castillos fueron quemados.

4 / 6
Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789.

Luis XV

5 / 6
Plaza de la Bastilla, París, Francia.

6 / 6

También podría gustarte