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Módulo 1

Desarrollo Humano Integral y Cuidado de la Salud

Productos

A lo largo de este Módulo te sensibilizaste sobre la importancia de


cuidar tu salud en el marco del desarrollo humano integral, logrando
establecer contacto contigo misma/o, reflexionando sobre tu experiencia
e identificando los hábitos que forman parte de tu estilo de vida. Ahora te
invitamos a poner en práctica lo aprendido y compartir con el personal
de zona, de escuela o con tus alumnas y alumnos, según sea el caso, para
así fomentar la formación integral de todas y todos.

Actividad 11. La salud como bienestar

Esta actividad tiene como propósito compartir con tus estudiantes


y/o colegas la perspectiva de la salud como bienestar, desde una
mirada integral, por tanto, es importante dar a conocer a los demás
esta perspectiva, la identificación de los determinantes, los factores
que contribuyen para lograrlo, así como los aspectos de una Vida
Saludable.

Recupera las ideas principales del Módulo, del texto 8.1.5 Eje
articulador “Vida Saludable” del Plan de Estudio para la educación preescolar
primaria y secundaria y del Video Eje articulador Vida saludable. Lizbeth Díaz
Trejo. Especialista en gestión y políticas de salud. CENAPRECE. SSA, a partir
de lo que consideres más relevante y acorde a tu contexto
Producto 1

Con base en la ideas principales de los materiales revisados,


(contenidos del módulo, eje articulador “Vida Saludable y del Video Eje
articulador Vida saludable) Elabora un material gráfico en el que
expreses el tema de la salud como bienestar

Elige la forma de presentar las ideas utilizando apoyos visuales


elaborados en el formato que mejor se ajuste a tus posibilidades y a
las condiciones de trabajo presencial o en línea, según corresponda.

Programa una asesoría sobre Vida Saludable con tus colegas de


zona/escuela (puede ser un espacio en el CTE o en la junta técnica) o
con tus alumnas y alumnos, en el que les expliques la perspectiva de
la salud como bienestar, desde la mirada del desarrollo humano
integral.

8.1.5 Eje Articulador “ Vida saludable”

Establecer un eje articulador de vida saludable supone una formación progresiva,


que permita a las y los estudiantes comprender el entramado de relaciones entre
el medio ambiente y la dinámica social, económica y cultural de las comunidades,
urbanas y rurales, el impacto de las acciones que se desprenden de dichas
relaciones y las consecuencias en su salud como en la de las y los demás.

Por eso es importante comprender que la salud es un hecho social que se


experimenta en el cuerpo de manera singular de acuerdo con las condiciones
concretas de existencia de cada una y cada uno dentro de la sociedad a la que
pertenecen. Las variaciones de peso, talla, composición corporal, signos vitales,
no sólo expresan salud o enfermedad, sino también las desigualdades entre las
personas, por ejemplo, niñas o niños con desnutrición debido a pobreza extrema
o a una mala alimentación y su relación con el sobrepeso y la obesidad propios de
una sociedad donde los alimentos son una mercancía y no un proceso incorporado
a la salud integral de las personas.

La salud también es un hecho histórico con un componente territorial que permite


definirla de diferente forma en el tiempo y el espacio. De este modo, lo que antes
se estimaba un estilo de vida "normal" como fumar, hoyes considerada una
enfermedad con consecuencias importantes en la salud humana. A la inversa, la
homosexualidad se consideró una enfermedad y un delito hasta hace pocas
décadas, hoyes un derecho y una orientación sexual que forma parte de la
diversidad de las personas.

Desde el punto de vista territorial, la idea de normalidad fisiológica o anatómica


no predomina en la definición de salud en todos los lugares, existen comunidades
cuyos saberes ancestrales les permiten combinar tradiciones médicas como la
acupuntura, homeopatía, herbolaria, temascales con la medicina alópata de los
centros de salud303 que, en conjunto, realizan acciones de salud como la
partería, la herbolaria y seguimientos clínicos personalizados.

Sin desconocer los factores hereditarios, estas condiciones sociales, individuales,


espaciales y temporales permiten pensar la salud desde una perspectiva histórica,
que exige de las personas un papel activo en el cuidado y conocimiento de sí
mismo en cada una de las etapas de su ciclo de vida, así como una conciencia
colectiva, solidaria y transformadora de la sociedad en la que viven para cambiar
las ideas, procesos, hábitos, formas culturales y de consumo que deterioran la
salud.

A pesar de que la esperanza de vida es mayor que hace unas décadas, ésta no va
acompañada de buena salud en la mayoría de los casos. Se ha dejado al
desarrollo de la ciencia y la tecnología la posibilidad de que vivir más años vaya
acompañada de una condición de vida saludable: la tendencia es la
sistematización de grandes volúmenes de información que se desprenden de la
historia clínica de las personas, así como el desarrollo de diagnósticos y
prescripciones médicas y farmacéuticas con la ayuda de la inteligencia artificial.

Sin negar los beneficios que tiene el uso de la tecnología en la salud humana, se
está estableciendo en la sociedad la idea de que una vida saludable es un asunto
de interpretación automatizada de su estado de salud que no cuestiona los
hábitos de consumo de la población ni los factores de riesgo ambientales, cuando
en realidad la salud es un derecho y un hecho social que requiere del aprendizaje
y la participación de todas y todos desde la primera infancia.

Una vida saludable está determinada por diversos condicionantes sociales que
influyen fuertemente en la salud, como contar con una alimentación apropiada,
una vida libre de adicciones y violencia, tener ingresos adecuados para procurarse
una vida digna, contar con protección social y ejercer los derechos humanos que
defiendan a las personas de actos de racismo, exclusión, humillación por cualquier
motivo, además de vivir con márgenes controlables de estrés, factores todos ellos
con repercusiones en la salud individual y colectiva.
La salud de niñas, niños y adolescentes en las últimas décadas se ha visto
mermada considerablemente porque no sólo no ha atendido los determinantes
sociales de la salud, sino que ha funcionado con un sistema segmentando,
diferenciado y profundamente desigual, que administraba oportunidades de
acuerdo con las posibilidades económicas de las familias.

Este enfoque mercantil de la salud desconoció la influencia de desigualdades o


determinantes sociales que comprenden las contextos, circunstancias y estados en
los que las personas nacen, crecen, alimentan, viven, educan, trabajan, divierten
y envejecen, así como las diferencias sistemáticas por género, edad, grupo étnico,
ingresos, educación, capacidades y territorio en donde viven.

La educación es buena para la salud porque brinda capacidades para todas las
etapas del ciclo de vida. Un desarrollo lento y un apoyo afectivo escaso durante la
educación preescolar, primaria y secundaria aumentan el riesgo de tener una
mala salud durante toda la vida. Hay diversos estudios que demuestran que existe
una relación entre las condiciones de desventaja económica, social, educativa,
económica y cultural respecto a su salud y la duración de su vida.

Una vida saludable debe ser parte de todos los momentos del ciclo de vida de
cada persona en contextos concretos en donde estén presentes de manera
solidaria los miembros de la comunidad. Hay que destacar el aspecto social del
cuidado que se plantea como un derecho humano con estrechos vínculos con los
derechos a la salud, a la educación, al trabajo, a la nutrición ya la vida.

Es necesario que la educación de los niños, niñas y adolescentes contribuya a


desarrollar comunidades saludables y sostenibles, procurando que la escuela
aporte capacidades y condiciones para darle a cada una y cada uno el mejor
comienzo en la vida.

Este es el papel central de la educación inicial que se convierte en una columna


vertebral de la sociedad y en un apoyo esencial para las familias, ya que brinda
cuidados a las niñas y los niños pequeños a través de diferentes agentes
educativos, así como información sobre el desarrollo integral de éstos como es el
sueño, la alimentación, el control de esfínteres, el juego y su relación con los
procesos de aprendizaje, el desarrollo de la imaginación, el lenguaje, la
socialización o el movimiento, compartiendo miradas y significados de la vida
infantil, fundamentales para iniciar una vida saludable.

En esto hay un elemento ético central. Lo que aprendan las y los estudiantes en la
escuela para vivir una vida saludable debe estar en congruencia con lo que ven en
su entorno inmediato, ya sea en el ámbito familiar y, por supuesto, en su
comunidad. De no ser así, es necesario que sepan identificar las contradicciones
que existen en sus espacios de convivencia, plantear los problemas y proponer
soluciones.

Esto conlleva mayor comunicación entre la escuela y las comunidades, asi como la
construcción de vínculos formativos con las familias para que conozcan lo que
están aprendiendo las y los estudiantes sobre su salud, y puedan incorporar estos
saberes y conocimientos en la vida cotidiana, por ejemplo, que las familias se
habitúen a leer el etiquetado de los productos y puedan tomar decisiones
conscientes e informadas.

Es necesario formar a niñas, niños y adolescentes para que comprendan que una
alimentación sana precisa que aprendan a diferenciar entre los alimentos que son
buenos para su salud de aquellos que no lo son. Problematizar una dieta
saludable en el salón de clases requiere identificar elementos biológicos, químicos,
tecnológicos y geográficos con los que se elaboran los alimentos, incluyendo los
pesticidas que en su mayoría causan efectos negativos en la salud.

Asimismo, requiere que aprendan que en la preparación de alimentos hay


elementos éticos involucrados como el uso de granjas industriales donde se crían
vacas, cerdos, pollos, ovejas y gallinas, muchas veces en condiciones de crueldad,
lo que va acompañado de una agricultura industrial que va desplazando a la
agricultura campesina asentada en México en tierras ejidales, sobre todo a partir
del maíz, que es un alimento y, a la vez, un elemento cultural que vincula la vida
comunitaria con el medio ambiente, en la que subsisten muchas y muchos niños,
niñas y adolescentes.

Se debe propiciar una perspectiva de género en la preparación de los alimentos,


enseñando a niñas, niños y adolescentes que los hombres deben participar en la
preparación de los alimentos, porque históricamente se ha dejado el cuidado de
los alimentos a las mujeres. En las zonas rurales se ocupan fogones abiertos que
causan daño en la salud de las mujeres, equivalente a fumar dos cajetillas de
cigarrillos cada día.

Con estos elementos, las y los estudiantes pueden construir una perspectiva más
amplia de una dieta saludable, además de que se impulsa la toma de conciencia r
sobre el papel activo que requiere de ellos y de su comunidad la preparación de
los alimentos o la selección responsable de los mismos.

Una educación que favorezca una vida saludable implica que se enseñe a las y los
estudiantes a desarrollar un poderoso sentido de dignidad sobre sí y sobre las
demás personas, que les permita proyectar en el presente y en el futuro un
sentido de certeza de que las acciones que realicen tienen un impacto real en los
distintos momentos de su ciclo de vida.
Es fundamental que niñas, niños y adolescentes participen en la construcción de
una sociedad en la que pueden verse como sujetos cuya vida es importante para
las y los demás y viceversa; en donde las emociones, los afectos, los cariños, las
pasiones, el amor, las alegrías, los sentimientos de frustración, rechazo y tristeza,
que en principio se expresan de manera individual, pueden vivirse en compañía,
en solidaridad y con vínculos de cuidado con otras personas para fortalecer
estados de salud mental desde lo común.

Desde la escuela en colaboración con la comunidad se debe propiciar la conciencia


y acciones a tomar por las y los estudiantes respecto a su salud mental y la de las
y los demás, la cual se relaciona con factores biológicos, psicológicos, culturales y
sociales, que se conectan con el momento de desarrollo físico, afectivo, mental,
lingüístico y sexual de éstos.

Un factor de primer orden es que aprendan a valorar el mundo en el que viven. Es


necesario que crean posible que contribuir al mejoramiento de su comunidad
significa hacerla un lugar más saludable. Esto requiere que aprendan a reconocer
cómo influyen en su salud mental y en la de los demás los valores mercantiles de
la sociedad, la violencia, la pobreza, la exclusión de cualquier tipo, la migración
por cualquier causa, pero también la autorrealización, la convivencia con las y los
otros, la posibilidad de seguir sueños y utopías, el amor en todas sus expresiones,
así como ser parte de una familia en cualquiera de sus formas.

Es importante que las y los estudiantes aprendan que los efectos sobre la salud se
ejercen en los distintos momentos de desarrollo de la vida humana, con diferente
intensidad y duración de acuerdo con la edad, el género, la alimentación, la etnia,
r la clase social, la cultura, la actividad productiva -o su ausencia-, y, por
supuesto, el medio ambiente.

Este eje procura introducir en la vida escolar la comprensión de que salud humana
y medio ambiente son organismos vivos interdependientes; el cuidado de uno
tiene efectos positivos en otras personas y viceversa. Existe un circulo vital entre
las actividades humanas: producción energética, extracción de minerales,
actividad industrial y agropecuaria; el medio ambiente: suelo, aire, clima, agua,
flora, fauna, etcétera, y la salud de las personas.

El principio fundamental de una vida saludable vinculada al medio ambiente radica


en que todas y todos somos seres humanos que convivimos en el planeta Tierra
con otros seres vivientes: animales, plantas y seres inanimados con los que
tenemos una responsabilidad ineludible e intransferible, con los que conformamos
una comunidad planetaria.

Es importante que las y los estudiantes aprendan a separar la basura y el impacto


positivo que tiene en el medio ambiente esta acción; al mismo tiempo, es
necesario que comprendan el ciclo de producción de las cosas que consumen y el
lugar que tiene el manejo de los desechos y su impacto en la salud humana, como
el daño que ocasiona la exposición al polvo de aluminio y los disolventes en las
personas que fabrican aparatos electrónicos como teléfonos celulares o
computadoras, así como la inhalación de humo tóxico que sufren los trabajadores
que reciclan las tarjetas de plástico de estas tecnologías que todos usamos: para
identificarlas, los trabajadores las queman sobre la llama de un encendedor, las
clasifican por el olor que suelta el plástico quemado y las depositan en distintos
recipientes.

La toxicidad de ciertas sustancias químicas o minerales se introducen en el cuerpo


a través del agua, los alimentos, el aire o la exposición a ciertas radiaciones. Se
calcula que las industrias han introducido en la vida cotidiana de las poblaciones
unas 80 mil sustancias químicas, de las que entre 4000 y 5000 son sospechosas
de ser tóxicas. En el caso de los alimentos, el 45% que se consumen contienen
residuos tóxicos, sobre todo pesticidas.

Es central que durante la educación preescolar, primaria y secundaria se enseñe a


las y los estudiantes que viven una era geológica que se conoce, entre otras
formas, como Antropoceno, la cual se manifiesta por la alteración de las
estaciones, los ciclos del agua, carbono y nitrógeno, así como por los efectos de la
depredación y contaminación de la naturaleza que genera la sociedad de
consumo, la cual ha puesto en riesgo la diversidad biológica y a la civilización323,
con efecto directo en la salud humana.

Esta condición civilizatoria marcada por la pandemia del virus SARS-CoV-2 exige
de los sistemas educativos, las maestras, los maestros y las familias, un mirada
transformadora y no negociable del cuidado del medio ambiente y de la salud que
no permita el agotamiento del patrimonio natural común como la tierra, el agua y
el aire en las zonas urbanas y rurales, ni tampoco la adaptación al cambio
climático. Adaptarse a la degradación ambiental significa aceptar que las personas
sigan enfermando, sobre todo las más vulnerables, o, que no se tome en cuenta
como caso particular el aumento de la temperatura que propicia mayor presencia
de mosquitos que propagan enfermedades tropicales como el dengue o la
malaria.

El medio ambiente y la salud humana se ven afectadas con las sequías, la


degradación del suelo, las inundaciones, el robo y la privatización del agua, lo cual
vulnera la estabilidad de las comunidades, pueblos, municipios, ciudades o
regiones enteras, además de que limita el abasto para el consumo humano, su
uso agrícola o en servicios públicos como clínicas u hospitales, generando
conflictos por su aprovechamiento; por eso es importante enseñar a las y los
estudiantes a problematizar estas situaciones con el fin de que vean sus efectos
en su vida cotidiana, además de que puedan plantear propuestas de cambio en su
comunidad.

El eje de vida saludable impulsa una formación que hace visible desde la niñez la
importancia de los procesos de salud-enfermedad-cuidado-atención para todas y
todos en condiciones de igualdad y equidad. Por lo que es particularmente
importante que se observe la atención a las mujeres, debido a que para ellas
prevalece una visión patriarcal de la salud y la ciencia en donde la prevención,
diagnóstico y tratamiento de enfermedades son confundidos o minimizados o mal
diagnosticados. En este sentido es ineludible visibilizar las desigualdades de
atención a la salud existentes entre las mismas mujeres, por la edad, la clase
social, el territorio, las culturas, la educación disponible, su condición migrante o
por alguna discapacidad.

Una vida saludable desde la perspectiva de género reconoce que existe una
relación entre las desigualdades entre hombres y mujeres en la sociedad y las
desigualdades de género en la salud mental. Promover en niñas, niños y
adolescentes el respeto, la igualdad y el ejercicio efectivo de los derechos de las
mujeres en todos los ámbitos de la vida, asl como mayor participación social de
éstas repercutirá positivamente en la disminución de las desigualdades en salud
mental entre hombres y mujeres.

Propiciar aprendizajes de vida saludable requiere de la proximidad de diferentes


sectores de la comunidad en la escuela que contrarresten los condicionantes
sociales de la salud en la comunidad escolar, pero también para que apoyen a las
maestras y los maestros con programas de promoción de la salud alimentaria,
salud bucodental, salud mental, higiene personal, uso del tiempo libre, prevención
de enfermedades transmisibles e intransmisibles, prevención del embarazo no
deseado, consumo de drogas y tabaquismo.

Las actividades físicas son acciones fundamentales para generar estados de


bienestar en el que están interrelacionados el desarrollo físico con el afectivo, en
donde importan los cuerpos y el despliegue de sus potencialidades físicas, como
las emociones, los vínculos con el medio ambiente y las demás personas, todo ello
como parte de un proceso formativo en el que se integre lo físico, mental,
emocional y social.

Secretaría de Educación Pública (SEP). (2022). Plan de Estudio para la educación preescolar
primaria y secundaria p p 108 -116. Disponible en:
http://gestion.cte.sep.gob.mx/insumos/php/docs/sesion8/Plan_de_Estudios_para_la_
Educacion_Preescolar_Primaria_y_Secundaria.pdf?1686960531987
Eje articulador Vida saludable. Lizbeth Díaz Trejo. Especialista en gestión y
políticas de salud. CENAPRECE. SSA. Disponible en
https://educacionbasica.sep.gob.mx/consejos-tecnicos-escolares-ciclo-escolar-
2022-2023-recursos-e-insumos-2/

Producto 2

Revisa el Video animado Eje articulador “Vida Saludable” Disponible en:


https://www.youtube.com/watch?v=UkorLqPeDt4
A partir de esta revisión, implementa con el personal de zona, de escuela o
con tus alumnas y alumnos, según sea el caso una de las estrategias
propuestas, para favorecer la Vida Saludable.
 La danza de los animales
 Vamos al Mercado
 Una fiesta sana y divertida

Realiza las adecuaciones necesarias a la actividad, con apego al Plan de


estudios para la Educación Básica para Preescolar, Primaria y
Secundaria de la NEM, tomando en cuenta el nivel educativo en el que
laboras.

Durante la actividad toma una fotografía, una captura de pantalla o solicita


una evidencia gráfica de su trabajo, y con ese material elabora un
collage.

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