Libreto - Cuitlahuátzin

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Cuitlahuátzin

Cantata épica para voces solistas,


coro, danzantes, pantallas, orquesta y
grupo de instrumentos musicales prehispánicos

Idea original y libreto: Samuel Máynez Champion


Traducción al náhuatl y asesoría histórica: Patrick Johansson Keraudren
Música: Samuel Zyman Reinisch

Ciudad de México-Tenochtítlan, 2020

1
Registro público de derecho de autor: (En trámite)

D. R. © Máynez-Johansson-Zyman, 2020

2
INDICE SUMARIO

Exordio del director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia 7

Proemio de los autores 9

Glosas sobre la versión en náhuatl y sobre la cantata 13

Dramatis Personæ 17

Perfiles biográficos 19

Argumento 25

Libreto 28

Propuestas de vestuario, ornamentos y accesorios 87

Bibliografía 95

Cuitlahuátzin, Ensayo sobre el personaje histórico 97

Agradecimientos 133

Apéndice 137

Semblanzas de los artífices 149

3
4
A la valerosa promotora de la cultura y la identidad
patria Clara Marina Brugada Molina,
con genuino reconocimiento

Al distinguido, loado, enaltecido y ponderado amigo


José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
con agradecimiento sempiterno

5
6
EXORDIO

Aunque la labor del historiador resulta imprescindible para la compresión de los


tiempos pretéritos, y su obra escrita sea un importante vehículo para inocular en las
generaciones venideras aquellos hechos y personajes que en diferentes contextos
forjaron un país, nuestra pluma no tiene, en ocasiones, el alcance masivo que algunos
quisiéramos. Si bien es cierto que el rigor académico, característico de las
publicaciones históricas, sustenta la credibilidad de cada uno de nosotros, éste es
también, en los más de los casos, el principal obstáculo para acercarnos a un mayor
número de lectores.
Es por ello que celebro el valioso trabajo presentado por Samuel Máynez
Champion, Patrick Johansson Keraudren y Samuel Zyman Reinisch, quienes
consiguieron entretejer —con gran maestría— la música, la historia antigua de México
y el idioma náhuatl para recrear Cuitlahuátzin, cantata épica que busca desempolvar
del olvido la figura de este penúltimo gobernante mexica y destacado capitán de la
enérgica resistencia que los hijos de Huitzilopóchtli ejercieron en contra de los
conquistadores. Paradójicamente, el también Señor de Iztapalapan, no murió en el
fragor de la batalla como cualquier guerrero del Anáhuac hubiese deseado, sino
víctima de una corrosiva y voraz totumonaliztli, la viruela española que
lastimosamente enfermó y mató a un sinnúmero de indígenas; circunstancia que tal
vez, en cierta medida, desdibujó su nombre de la historia.
Me parece un gran acierto que los especialistas fusionen diversas disciplinas y se
fundamenten en la materia histórica para desenvolver sus proyectos, tal y como lo
hicieron los autores de esta obra melodramática que, concertadamente, nos narra los
últimos meses de vida de Cuitláhuac. Suele decirse que la música es un lenguaje
universal, con ella se transmiten emociones y se comunican mensajes, por lo que no

7
debe de extrañarnos que también sea utilizada para recrear no sólo algunos pasajes de
nuestro pasado, sino también el carácter y personalidad que tuvieron sus actores.
Con Cuitlahuátzin, Samuel Máynez Champion culmina una trilogía histórico-
sonora dedicada a los últimos tres gobernantes del poderoso imperio mexica:
Motecuhzomatzin II, Cuitlahuátzin y Cuauhtemóctzin. En su obra, Máynez Champion
nos ha demostrado que el caracol, el teponaztli y el huéhuetl pueden entenderse
armoniosamente con el corno inglés, la trompeta y el violín, y que todos juntos, nos
proporcionan el cuadro perfecto para enmarcar un discurso histórico narrativo capaz
de llegar y emocionar a un amplio espectro de espectadores, ávidos todos ellos de
nuestra historia nacional; tal y como se demostró en noviembre de 2019 con la
monumental puesta en escena de la ópera Motecuhzoma II en el Zócalo capitalino,
corazón de nuestra antigua y nueva ciudad de México, y en la Alcaldía de Iztapalapan.
Hoy, después de quinientos años de la caída de México-Tenochtítlan, esta cantata
épica resulta un inmejorable incentivo para estrechar los lazos que nos hermanan
como mexicanos y para fortalecer nuestra identidad ante el mundo.

Baltazar Brito Guadarrama


Director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
Mayo de 2020, Ciudad de México

8
PROEMIO DE LOS AUTORES

Resulta difícil de creer que dentro del corpus melodramático y dramatúrgico nacional
no haya existido jamás ninguna obra que celebrara la gesta del Señor de Iztapalapan,
décimo regidor de México-Tenochtítlan y único vencedor de las huestes invasoras
hispanas. Tamaña ausencia, nos parece, ha sido producto del apocamiento y desinterés
de los creadores nativos para acercarse a una figura histórica sobre la que, ciertamente,
no abunda información biográfica. Aunque, dicho sea de paso, esa no es una razón
suficientemente válida para justificar la omisión.
Era inadmisible, asimismo, que de cara a las conmemoraciones por el Quinto
Centenario de la Conquista de México, esa afrentosa laguna subsistiera. Era tanto más
extraño, dado que sí se han producido muchas creaciones autóctonas alrededor de
Cuauhtemóctzin, desde obra escultórica, gráfica, poética, novelística y pictórica, hasta
dramatúrgica y musical; en este rubro hay poemas sinfónicos, marchas y la ópera del
1871, compuesta por el Dr. Aniceto Ortega del Villar, para conmemorar,
precisamente, los 350 años del derrumbe del imperio mexica.
Y con respecto a Motecuhzomátzin Xocoyótzin, la situación es aún más
desconcertante, puesto que se conoce la existencia de 32 creaciones ‒entre drammi per
musica, óperas, tragedias líricas, marchas, canciones, músicas incidentales, melólogos,
ballets y bandas sonoras1‒ que han sido producto de la mirada extranjera ‒europea y
norteamericana‒ que ha caracterizado al tendencioso acercamiento a los personajes y
los hechos históricos del México precortesiano a lo largo de los siglos.
En ese sentido, es de subrayar que apenas en 2006 surgió la primera refutación
argumental sobre una ópera europea ‒el dramma per musica Motezuma de los clérigos
venecianos Girolamo Giusti y Antonio Vivaldi‒ en la que se le dio un espacio a la

1
La lista completa puede consultarse en el libro Vivaldi y la Conquista de México; una verdadera tragedia musical de la
autoría de Samuel Máynez Champion. UNAM y Libros Proceso. 2019. pp. 118-120.
9
réplica indígena sobre su subyugación2. A partir de ahora, auguramos que se abrirá
una nueva era de apropiaciones para que sean los connacionales quienes se encarguen
de darles voz a los personajes fundacionales del México Antiguo3.
Merced a lo antedicho, surgió por iniciativa de la alcaldesa de Iztapalapan, doña
Clara Marina Brugada Molina y de su titular ejecutiva de Cultura doña María
Antonieta Pérez Orozco, el encargo concreto para crear esta obra melodramática que,
finalmente, colmará el vacío que ha circundado a la figura de Cuitlahuátzin.
Con respecto a la partitura, hemos concebido un retablo sonoro donde se plasma
el entramado circunstancial del personaje protagónico en sus últimos meses de
existencia, con énfasis en su oposición a permitir el arribo de los invasores y su
comandancia de la refriega que los derrotó en la mal llamada “Noche triste” (en esta
cantata será puesta en escena, justamente, como Noche Victoriosa). Atendiendo a los
pocos hechos conocidos y a la verosimilitud, lo hemos retratado como a un héroe
trágico que, aún a sabiendas de la imparable destrucción de su mundo, está dispuesto a
ofrendar la existencia. Con esto en mente, quedará claro que funge, de modo
subliminal, como un adalid de la defensa de los ecosistemas del planeta, ya que,
incidentalmente, fue víctima de los estragos de la contaminación (la viruela que lo
ultimó, cual prueba de los estigmas virales que asolan, hoy como entonces, el
equilibrio de la vida humana).
Naturalmente, le hemos devuelto la palabra en su lengua materna, a él y a sus
allegados, como elemento básico para reinsertarlos, vindicativamente, en el armazón
anímico y conceptual de su ser; además de resolver con ello los dislates filológicos del
melodrama. Como es de imaginarse, esta compleja operación lingüística no habría
sido posible sin la docta, dúctil y autorizada labor del Dr. Patrick Johansson
Keraudren, quien no escatimó esfuerzos para que la visión indígena se refractara

2
Se trata de la ópera Motecuhzoma II, que el autor de este libreto realizó sobre las músicas de Antonio Vivaldi.
3
De hecho, ya está próxima a estrenarse una ópera sobre Motecuhzoma II, escrita –su letra y su música- por el
compositor y literato mexicano Jesús Echevarría Román.
10
nítida, sin menoscabo del original castellano. En cuanto a la presencia hispana, la
hemos representado como una pesadilla ubicua que se cierne, implacable, sobre el
horizonte existencial del indígena y su hábitat.
Hemos pensado, ulteriormente, que la integración de los instrumentos musicales
prehispánicos con la orquesta sinfónica europea proporciona el adecuado marco
sonoro que el argumento presupone; amén de que con ello coadyuvamos
asertivamente en la preservación de la amenazada cosmoacústica mesoamericana.
No podemos negar la complicación que implicó ceñirnos a las divergentes y
ambiguas fuentes históricas para tener un sólido sustento argumental, mas hasta donde
nos es dado saber, pudimos sintonizar la propuesta artística con el rigor que impone la
historia; parodójicamente, la carencia de datos “duros” nos dio un cierto margen de
maniobra melodramática, y a él apelamos para enaltecer la figura del héroe de la
manera más verosímil posible. Hurgamos, también, dentro de la literatura indígena del
siglo XVI, y la tuvimos como modelo a la hora de componer los versos para ser
cantados. Los personajes van a entonar esencias de los Yaocuicah, o cantos de guerra,
de los Miccacuicach, o cantos fúnebres, e Icnocuicah, o cantos tristes y de orfandad;
estos últimos resuenan en los momentos de mayor dramatismo. De especial regocijo
fue la inclusión del guerrero Temilótzin dentro de la trama argumental, a quien
conseguimos hacer que se expresara con sus propias imágenes poéticas.
De la misma manera, tampoco fue fácil condensar los hechos acaecidos durante
cinco meses y medio ‒de finales de junio a principios de diciembre de 1520‒ en una
acción teatral de una hora aproximada de duración, por lo que recurrimos a un trazo
atemporal basado en la secuencia lógica de los acontecimientos que pretendimos
resaltar. El resultado acabará de afinarse con las aportaciones de la dirección escénica
en concordancia con las propuestas de los artífices de las imágenes para ser
proyectadas y de los encargados de vestuario y maquillaje. Quisimos, ya en un delirio

11
de justa historicidad, proponer la aparición de águilas reales y de un perro
xoloitzcuinti, por la importancia que tenían dentro de la cosmogonía prehispánica.
Para sintetizar, el trabajo que emprendimos se ancla en una lectura del hecho
histórico que permite conocer lo anecdótico de “lo que fue” en un sentido más
profundo, mediante el discurso sensible que el arte entraña. Es inevitable asentar que
la oportunidad creativa que se abrió para nosotros en esta coyuntura histórica posee el
potencial para elevar la conciencia de los espectadores, emocionándolos al tiempo que
los cuestiona, y entreteniéndolos al tiempo que los orilla a la reflexión. Bien sabemos
que la etnia dominante de Mesoamérica cuando acaeció la llegada de los europeos
tenía una indeclinable confianza en sí misma, consumada la conquista, sus hijos la
extraviaron y sus nietos ignoraron haberla tenido.
Creemos que al ser mestizo, inconforme y resentido, que es hoy el mexicano hay
que hablarle de su antigua grandeza y cantárselo en la lengua de sus ancestros. Se verá
entonces cómo se le iluminan el rostro y el corazón. El maridaje de sonoridades que
proponemos tiene la capacidad de operar como los mitos, procesando la intuida
realidad histórica a través del tamiz que el discurso artístico suscita.
Las subjetividades propias de la producción de sentido, tienen un valor cognitivo
mayor si son inducidas al filtro alquímico que el arte ofrece. No importa que los
hechos sean enteramente verificables, pues la verdad emocional que genera el
fenómeno artístico inhibe la necesidad racional de validar lo que se observa. Por ello,
hemos querido manipular las pulsiones de la convulsa unidad nacional mediante el
fenómeno artístico, en aras de engendrar una percepción más favorable del ser
mexicano y su esencia. Entendiendo quién fue y qué hizo Cuitlahuátzin, la identidad
patria sumará un agente poderoso de cohesión y arraigo.

Samuel Máynez Champion y Samuel Zyman Reinisch


Marzo de 2020, Ciudad de México
12
GLOSAS SOBRE LA VERSIÓN EN NÁHUATL

El encuentro de Cortés con Cuitlahuátzin, en 1519, primero en la región de Cholula y


luego en Iztapalapan, fue un encuentro de dos mundos, y un encuentro de dos lenguas:
el náhuatl y el castellano, las cuales transitaron en la mente, la voz y los oídos de la
intérprete indígena, Malíntzin.
Una lengua es un mundo podríamos decir, de manera algo hiperbólica, si
consideramos los aspectos léxicos, morfológicos y sintácticos específicos que la
componen, así como la episteme4 y la axiología que conlleva. Numerosos son los
filósofos y lingüistas quienes expresaron este hecho mediante lapidarios aforismos
vinculando la lengua con el ser mismo de sus hablantes. Ludwig Wittgenstein,
declaraba: “Los límites de mi lengua son los límites de mi mundo”. “Soy lo que digo”
escribió el filósofo alemán Martín Heidegger, quien reiteró: “el lenguaje es la casa del
ser”; “los seres se definen y se sitúan en y mediante el lenguaje”, afirmó el lingüista
Emile Benveniste. A su vez, Johann Gottlieb Fichte decía: “La lengua de un pueblo es
su alma”. En este contexto, la traducción de una lengua flexiva como el español a una
lengua polisintética5 como lo es el náhuatl es, sin duda, un encuentro de dos mundos.
La traducción que realicé del texto en español de la cantata, se efectuó en varios
tempi. Primero traduje literalmente los diálogos tal y como los concibió el Dr. Samuel
Máynez Champion para no perder el sentido ni los matices expresivos que contenían.
Hice luego una traducción de mi traducción, es decir, una transposición o, mejor
dicho, una “trans-formación” del original castellano en los términos y frasis propios
del náhuatl clásico: tecpillahtólli, el lenguaje de los nobles, usado por los señores
mexicas en los albores del siglo XVI.

4
Episteme: “Conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas
épocas”. Cf. Diccionario de la Lengua Española (Real Academia Española, 2001).
5
Polisintética: característica de una lengua en la cual las unidades de una frase se funden para constituir una sola palabra.
13
A su vez, al justificar, por no decir “negociar”, los giros lingüísticos de mi
traducción con el autor, éste efectuó cambios en su versión castellana para adecuarla a
mi versión en náhuatl, estableciendo igualmente un diálogo entre la lengua de
Cervantes y la de Nezahualcóyotl, paralelo a las réplicas de los personajes de la obra.
Sin embargo, en este diálogo no “diluí” el texto original en la discursividad indígena,
borrando asimismo los contornos frásticos que confieren una forma a las ideas, sino
que procuré conservar esta configuración verbal, a veces algo abstracta, en el léxico, la
sintaxis, y la morfología náhuatl.
La parte más ardua fue, probablemente, trabajar el texto y conciliar la
pronunciación y la prosodia del náhuatl con las líneas melódicas creadas por el
eminente compositor Samuel Zyman Reinisch. El carácter polisintético de la lengua
que hablaba Cuitlahuátzin hace que las partes de lo que sería una frase en español se
funden en una palabra compleja, difícil de pronunciar y de desmenuzar silábicamente
para que se ajuste a la música. La solución fue buscar sinónimos o cambiar el tiempo
de los verbos para reducir su tamaño.

14
GLOSAS SOBRE LA CANTATA

Situado entre los trágicos titubeos y las desafortunadas vacilaciones de


Motecuhzomátzin, y la gesta heroica de Cuauhtémóctzin, el mando efímero de
Cuitlahuátzin fue dramático, en el sentido coloquial de la palabra, pero también y,
sobre todo, en el sentido teatral del vocablo que la cantata aquí presentada expresa
magistralmente.
Cuitlahuátzin había expulsado a los españoles, estaba reuniendo a varios pueblos
indígenas que se federarían bajo su mando para seguir luchando contra ellos. Llevaba
la esperanza de dichos pueblos. Había ganado una batalla e iba a ganar una guerra que
habría cambiado la historia del planeta. Iba a contradecir el hado que la soberbia y la
crueldad de Motecuhzomátzin Xocoyótzin habían suscitado; pero el vencedor fue
vencido… por una enfermedad. La cantata resuelve estéticamente esta aporía6 del
destino mediante el arte.
Compendio de resonancias desde esta perspectiva abismal, la fúlgida obra de
Samuel Máynez Champion y Samuel Zyman Reinisch es un oleaje de réplicas, una
sinfonía verbal que “hace vibrar las ideas” y toca cuerdas sensibles de la memoria
histórica de México. Es también una música que habla con múltiples tonalidades
temáticas, una verdadera percusión eidética7, un ritmo que abre surcos reflexivos en el
campo de la lógica, generando, asimismo, una legítima causalidad de la impresión.
Son escalas conceptuales con sus nociones tónicas, dominantes y sensibles, que dejan
entrever un nuevo horizonte para esta necesaria y esperada meditación cognitivo-
estética sobre la Conquista de México.

Patrick Johansson Keraudren


Abril de 2020, Ciudad de México

6
Paradoja o dificultad lógica insuperable.
7
Que se refiere a la esencia.
15
16
DRAMATIS PERSONǼ

Cuitlahuátzin: Héroe de la resistencia y décimo tlahtoani (Barítono)

Tlilpotónqui: Hijo de Tlacaélel y primer cihuacóatl


o “serpiente femenina” (Mezzosoprano)

Matlatzincátzin: Señor de Coyohuácan, hermano del tlahtoani


y segundo cihuacóatl (Mezzosoprano)

Cuauhtemóctzin: Señor de Tlatilúlco y sobrino del tlahtoani (Tenor)

Temilótzin: Guerrero águila, miembro del tlahtócan (Tenor)

Tecuhichpótzin: Sobrina y consorte del tlahtoani, hija de


Motecuhzomátzin Xocoyótzin (Soprano)

Amatlamátqui: Agorero, sabio y chamán encargado de consultar el


espejo adivinatorio y miembro del tlahtócan (Tenor)

Mayordomos indígenas, cihuatlánque, animales y comparsas ad libitum


Coro de voces mixtas
Danzantes
Grupo de instrumentos musicales prehispánicos
Orquesta sinfónica
Pantallas de gran formato
17
18
CUITLAHUÁTZIN (ca. 1476-1520)

Sobresaliente guerrero formado en el Calmécac de Iztapalapan, hijo de Axayácatl,


hermano de Motecuhzomátzin II y nieto de Huéhue Cuitlahuátzin, reconocido como el
héroe trágico por antonomasia dentro del mundo mesoamericano. Se cree que durante
su tirocinio militar logra éxitos en las batallas contra los insumisos pobladores de
Tzólan y Mitla y que eso lo hace acreedor al rango de tlacatécatl o “comandante de
hombres”. Posteriormente viene electo Señor de Iztapalapan, lugar donde sucede su
segundo encuentro con Hernán Cortés y sus huestes, el 7 de noviembre de 1519 (el
primero avino en una fecha imprecisa en la región de Cholula).
Acorde con el Códice Ramírez o Tovar, se opuso a que Motecuhzomátzin
recibiera a los invasores, espetándole: “Plega a nuestros dioses que no metáis en
vuestra casa a quien os eche de ella y os quite el reino, y quizá cuando lo quieras
remediar no sea tiempo.” No sobrevive ninguna descripción de su aspecto físico,
únicamente de su palacio en Iztapalapan por parte de Bernal Díaz del Castillo y el
propio Cortés y de los rasgos de su carácter, por Torquemada. Con respecto a la
etimología de su nombre tampoco hay acuerdo, apegándose este trabajo al de
“excrecencia vegetal” o “lama de agua” (Cuítlatl es lo anterior, pero también significa
excremento; hua que expresa posesión, la c de la apócope de ca, o lugar y el
reverencial tzin). Cortés lo nombra Cuetravacín y Díaz Coadlabaca.
Después de la matanza del Templo Mayor, en mayo de 1520, acometida por
Pedro de Alvarado, en ausencia de Cortés, es quien prosigue la revuelta iniciada por
Cuauhtemóctzin. Se piensa que Cortés lo había hecho prisionero ‒junto a
Motecuhzomátzin y varios nobles de su corte‒, y que éste accedió a liberarlo para que
reabriera el tianguis de Tlatilúlco en pos de recibir los bastimentos que escaseaban.
Ante el feroz sitio sobre las “Casas Viejas”, o palacio de Axayácatl, donde se habían
atrincherado los invasores y, al tiempo de su huida, es el guerrero que les inflige la

19
mayor derrota conocida, el 30 de junio de 1520. Mentada como Noche tenebrosa en
las fuentes hispanas, es también la Noche Victoriosa indígena.
Tras el asesinato de Motecuhzomátzin, los nobles y sacerdotes mexicas lo ungen
como nuevo tlahtoani y lo confirman como jefe de la guerra. Asimismo, es maridado
por cuestiones de linaje ‒él no fue el primogénito de Axayácatl y el primer vástago de
Motecuhzomátzin murió a manos de españoles‒ con su sobrina Ichcaxóchitl
Tecuhichpótzin, que era aún niña. Con buena posibilidad, ese matrimonio estratégico
no se consuma. Su gobierno dura ochenta días, o los cuatro meses indígenas con sus
veintenas. La viruela o totumonalíztli, acaba con él a finales de noviembre, o
principios de diciembre de 1520. Por las características de su muerte, en el contexto
religioso indígena le corresponde dirigirse al Tlalocan, o reino paradisíaco del
inframundo presidido por Tláloc, dios de la lluvia, y los tlalóque, sus ayudantes. Lo
sucede en el trono su sobrino Cuauhtemóctzin (quien tampoco ostentaba ninguna
primogenitura y que, por eso mismo, sería maridado también con Tecuhichpótzin).

TLILPOTÓNQUI (ca. 1450-1520)

Hijo de Tlacaeléltzin ‒máximo ideólogo de los mexicas que estableció junto con
Motecuhzomátzin Ilhuicamina las “Guerras floridas”‒ que funge de cihuacóatl
durante los reinados de Axayácatl, Tízoc, Ahuítzotl y Motecuhzomátzin Xocoyótzin.
En cuanto a su rango de “Serpiente femenina” es el personaje del alto mando mexica
encargado de ejercer el control de todas las actividades relacionadas con lo siniestro,
lo lunar, el chamanismo y la muerte. En ese sentido, es el personaje dual que opone su
poder al del tlahtoani, quien ha de encargarse de regir sobre las acciones solares,
diestras y diurnas del Imperio. Mencionado en las fuentes como “virrey” o “coadjutor
es, dentro de la cosmogonía mexica, el verdadero ayudante de Cuitlahuátzin, en su

20
papel de corregidor. Con buena probabilidad, a él le correspondió participar
activamente en la toma de protesta de Cuitlahuátzin como décimo gobernante de
México-Tenochtítlan. Se cree que muere de vejez en algún tiempo impreciso de 1520
y es sustituido, por orden de Cuitlahuátzin, por Matlatzincátzin, para que este
comandara al ejército mexica en la malhadada batalla de Otumba.

MATLATZINCÁTZIN (ca. 1480-1520)

Señor de Coyohuácan y hermano de Cuitlahuátzin, de quien no sobreviven mayores


datos biográficos. Lo único relevante de su participación en la defensa del Anáhuac, es
que sustituye a Tlilpotónqui en el cargo de cihuacóatl y que conduce las tropas que
pelean en la batalla de Otumba, en Julio de 1520, contra los españoles y sus aliados.
En dicha refriega pierde la vida, así como su ejército queda vencido.

CUAUHTEMÓCTZIN TLACATECÚHTLI XOCÓYOTL (ca.1496-1525)

Joven guerrero, último hijo de Ahuítzotl ‒octavo tlahtoani mexica‒ y de la princesa


tlatelolca Tiyacapátzin ‒nieta de Nezahualcóyotl‒, a quien un sino trágico sitúa
primero como opositor al recibimiento honroso a los españoles en 1519 y, después,
como defensor del último bastión mexica antes del derrumbe de México-Tenochtítlan
en agosto de 1521. Desde 1515 es electo Señor de Tlatilúlco, sucediendo en el trono
de la Triple Alianza a su tío Cuitlahuátzin, quien había perecido de viruela, cinco
meses después de haber liderado, junto con él, la batalla contra los españoles de la que
derivó su huida. La única descripción que de él existe es de Bernal Díaz Del Castillo:
“De muy gentil disposición así de cuerpo como de facciones y la cara algo larga y

21
alegre y los ojos más parecía que cuando miraba que era con gravedad que
halagüeños.”
En aras de validar su ascensión al trono, también es maridado con Ichcaxóchitl
Tecuhichpótzin, hija predilecta y única heredera de Motecuhzomátzin II, mas tampoco
hay certeza de que la unión se haya consumado. Una vez prisionero de los españoles,
es atormentado ‒le queman los pies‒ para que revele el paradero de más tesoros.
Resiste heroico y no pronuncia palabra, salvo las que se consignaron en el siglo XIX
de no “estar en un lecho de rosas”, que fue otra mistificación del original
decimonónico “en un baño de temazcal”. Su muerte por ahorcamiento aviene por
orden de Cortés durante la expedición a las Hibueras.

TEMILÓTZIN (ca. 1490-1525)

Amigo y compañero de Cuauhtemóctzin que destaca por su valiente resistencia a la


invasión extranjera. Oriundo de Tlatilúlco, es entrenado en el arte de la guerra y, más
tarde, se convierte en Señor de Tzilacátlan. Es también forjador de cantos, y esta
afición deja un fruto que sobrevive, de hecho, su único poema es retomado, con las
adecuaciones necesarias, para que resuene, lozano, dentro de esta cantata. Participa
activamente en la revuelta de mayo de 1520 y, con muy buena probabilidad, es uno de
los guerreros que ocasiona bajas a las huestes invasoras durante su huida del 30 de
junio. Al tiempo del asedio contra Tenochtítlan, resiste al lado de Cuauhtemóctzin de
manera heroica. Con la rendición mexica, el 13 de agosto de 1521, es hecho prisionero
y quizá es torturado. En 1525 es embarcado como parte del botín de guerra, con
destino a Las Españas. Prefiere suicidarse lanzándose al océano, donde se cree que,
efectivamente, perece. No existe descripción alguna de su apariencia física.

22
ICHCAXÓCHITL TECUHICHPÓTZIN (ca. 1509-1550)

Hija de Motecuhzomátzin Xocoyótzin y de la princesa Tecalco cihuapilli que


sobrevive la debacle indígena. Primero es maridada con su tío Atlixcátzin, quien es
asesinado en la matanza del Templo Mayor. Después es casada por dualidad con
Cuitlahuátzin y se piensa que con él no se consuma el matrimonio. Muerto éste, la
enlazan con Cuauhtemóctzin. Fraguada la Conquista, Hernán Cortés la casa con el
visitador de Indias Alonso de Grado que fallece, asimismo, al poco tiempo. Siendo
viuda por cuarta vez es incorporada por Cortés a su serrallo personal de Coyohuácan,
donde le inflige una violación. Antes de dar a luz a esa hija no deseada, Cortés vuelve
a darla en matrimonio con Pedro Gallego de Andrada, otro de los veteranos de la
Conquista que también perece pocos años después. Fruto de este quinto esponsal es
Juan de Andrada Moctezuma cuya descendencia sobrevive hasta la actualidad. Como
sexto marido figura Juan Cano Saavedra, hombre con quien procrea cinco hijos y a los
que la Corona española otorga el Condado de Moctezuma. Con respecto a su
personalidad y apariencia, Díaz del Castillo escribe: “Era bien hermosa mujer para ser
india. Era en su condición apacible, sufrida, sin turbulencias de cólera. Su palabra
dulce, embebida de ternura; más tierna se le tornaba la voz cuando se dirigía a su
marido y así hablaba con los indígenas que eran de su raza vencida.” Recibe el
Señorío de Tacuba de manos de Cortés en 1526 y con el producto de sus rentas
financia la construcción del convento de San Agustín en la Ciudad de México. Ahí
está enterrada en espera de que sus restos sean localizados.

AMATLAMÁTQUI (¿…?)

Personaje ficticio pero que corresponde a varias funciones reales. Ejerce como sabio
“cortador” de los papeles, comisionado “por los dioses” para descifrar los presagios y
para consultar al espejo adivinatorio y al libro de los destinos o Tonalpohuálli. A pesar
23
de las visiones apocalípticas que desvela, es quien tendría la encomienda de vaticinar
el éxito de las acciones tácticas y militares de Cuitlahuátzin. En ese sentido, también
es un opositor a que los ejércitos se enfrasquen en más luchas, dado el resultado
funesto que ya está profetizado. Su edad es incierta, pero puede darse por hecho que es
un hombre maduro con fuertes dotes adivinatorias y chamánicas. Sería uno de los
encargados de suministrar los infructuosos alivios contra la viruela que se cierne sobre
Tenochtítlan, de la cual Cuitlahuátzin y él no podrán librarse.

24
ARGUMENTO

A la invasión de extranjeros y enemigos en México-Tenochtítlan le tomó varios meses


para degenerar en el conflicto mortal que ya se había vislumbrado desde antes de su
arribo. Motecuhzomátzin II y varios miembros de su corte estaban prisioneros y en
mayo de 1520 resonó el clamor sangriento de la matanza del Templo Mayor que
acometió Pedro de Alvarado, aprovechándose de la ausencia de Hernán Cortés. Tal
salvajismo enardeció los ánimos suscitándose, finalmente, una revuelta cuyo fin era
acabar con la presencia hostil y colmar el vacío de poder que había ocasionado la
aprehensión del tlahtoani. Cuitlahuátzin y la princesa Tecuhichpótzin, entre otros hijos
de Motecuhzomátzin, estaban también retenidos en el palacio de Axayácatl, lugar
donde se hallaba el tesoro que los invasores ya habían incautado.
Dicho palacio fue sitiado por las tropas mexicas que comandaban
Cuauhtemóctzin y Temilótzin, sumos guerreros de Tlatilúlco. Entre los elementos
clave para obtener la rendición del contingente invasor estaba el desabasto de
alimentos, empero, a finales de junio, el regreso de Cortés da un giro inesperado al
sitio. Fortalecido con más hombres, caballos y armamento, traspasa el cerco,
ingresando de nuevo al palacio de Axayácatl donde le ordenaría a Motecuhzomátzin
que arengara a su pueblo para que cesaran las hostilidades. Prioritario era reabrir el
mercado de Tlatilúlco para paliar la hambruna reinante.
El tlahtoani aduce que su voz ya no tenía eco en los ánimos de sus súbditos y que
el único capaz de resolver la situación era su hermano Cuitlahuátzin. De cualquier
forma, Motecuhzomátzin es obligado a salir a la terraza del palacio, recibiendo
abucheos y la famosa pedrada que precipitaría su muerte (esta aviene, con toda
seguridad, por una puñalada de parte de los barbudos, antes de huir).
Simultáneamente, en el recinto de los guerreros águila se discute cuáles son las
faenas por emprender y se consulta al espejo adivinatorio para encontrarle soluciones
25
al caos ciudadano en acto. Mientras se confirman presagios trágicos y la caída del
imperio, también se ruega porque la liberación de Cuitlahuátzin suceda pronto.
Lograda ésta y en aras de asumir el mando de la revuelta, el Señor de Iztapalapan
emite las ordenanzas para pertrecharse y estar preparados para la inminente salida de
los invasores. Una voz de alarma, por parte de mujeres insomnes, en la noche del 30
de junio, prepara a los mexicas para atajar la huida del contingente por la calzada que
conduce a Tlacópan (sucederá ahí esa primera y última victoria indígena que la
historia consigna con la polaridad de visiones que pervive: tanto la “Noche tenebrosa”
de la historiografía hispana, como la “Noche Victoriosa” de las fuentes autóctonas).
Dada la naturaleza “acuática” de la batalla, los invasores son blanco fácil y caen
muertos, con todo y caballos, sobre el lago. La ferocidad del ataque que comanda
Cuitlahuátzin da el resultado esperado, mismo que debería fungir como el escarmiento
definitivo para los intrusos. Lamentablemente, Cuitlahuátzin no persigue a los
extranjeros sobrevivientes, limitándose a designar a su hermano Matlatzincátzin como
jefe de guerra en la batalla de Otumba. Como es sabido, ésta concluirá en derrota para
los anahuácas ‒perece ahí Matlatzincátzin‒ y en la consecución positiva de los planes,
por parte de los hombres de Castilla, para conquistar al señorío mexica.
Hecho el recuento de daños y tomadas las providencias para subsanarlos, se
procede a celebrar la victoria dentro de la fiesta de Tlaxochimáco ‒noveno mes del
calendario indígena dedicado a la honra de Huitzilopochtli‒ donde, además, se realiza
el sacrificio de los españoles que no lograron huir, de sus aliados y de los “venados
monstruosos” (se habla de un total de 400 seres humanos). En la visión postrera de la
celebración se verá el tzompántli con los cráneos equinos y humanos incrustados.
Transcurrido el tiempo reglamentario, el tlahtócan ordena los esponsales de
Cuitlahuátzin y su sobrina Tecuhichpótzin, en pos de validar su entronización. La
boda se realiza en el palacio real de Iztapalapan. Inmediatamente después, la escena se
traslada a las habitaciones de las Casas Nuevas de Motecuhzomátzin, lugar donde el
26
próximo tlahtoani prosigue en las acciones que determinarán su nominación como
décimo mandatario de la Triple Alianza. Al tiempo de su nombramiento, Cuitláhuatzin
opta por seguir ignorando los malos augurios que siguen manifestándose. Piensa en
emprender obras de reconstrucción de la urbe, en sanear las aguas y en pactar con los
pueblos sometidos mejores condiciones tributarias. Determina las tareas pertinentes y
persiste, de común acuerdo con el cihuacóatl, en levantar el optimismo colectivo, en
iniciar un gobierno menos autoritario y en reducir la cuota de sacrificios humanos.
Ante la exhortación de sus allegados, accede a pedir auxilio a varios señoríos
renuentes a aliarse con la Triple Alianza para reforzar las defensas contra el peligro
latente de un regreso de los invasores. Mediante el espejo adivinatorio y la eficaz tarea
de los informantes, ha ido enterándose de los avances obtenidos por aquellos,
trocándose la amenaza hispana en una pesadilla que no cesa.
Merced a su voluntad de mando, la ciudad lacustre parece retomar su cauce y la
“normalidad” ciudadana se instaura con relativa confianza, pero, cual punición
decretada por Tezcatlipoca, de pronto, los primeros síntomas de la viruela, o
totumonalíztli, se hacen presentes. Y en un par de semanas la mortandad se torna
incontrolable. Cuitlahuátzin es vencido por este flagelo y en su lecho mortuorio
pronuncia sus palabras postreras. La escena conclusiva muestra adelantos del futuro e
imágenes poéticas que ubican la tragedia del penúltimo gobernante mexica como parte
de un mestizaje que, sin medrar en la gravedad de las pérdidas, conformó al pueblo
mexicano, con las luces y sombras que nos caracterizan.

27
Itzmolíni in neyolcuepalíztli
toyóllo íihtic.
¿Tléin tópan mochíhuaz?
Tzayána in ilhuícatl
ítloc tonechixcayéliz.
¿Tléica quiquinácah in átl, in tlétl?

28
OBERTURA CORAL

(En la pantalla va proyectándose gradualmente ‒primero desde lo alto, mediante un


dron que luego recala en la pirámide‒ la visión de la cuenca del Anáhuac desde la
cima del Huizachtécatl, hoy “Cerro de la Estrella”. Es el ocaso del día, la lluvia es
pertinaz y en el cielo se distinguen truenos y nubarrones, cual amenaza virtual de
tormenta. En un cintillo se lee: Año 2 pedernal, o 1520, vista de los lagos desde
Iztapalapan. Posteriormente la imagen se traslada, a vuelo de águila, hasta
Tenochtitlan. Los acercamientos a la urbe muestran un vacío inusual de macehuáltin y
hay tomas de las escalinatas del Templo Mayor con escurrimientos de sangre y de las
calzadas del norte y el poniente cuyos puentes están destrozados. La sensación
general es de desasosiego y conforme la música lo subraya, las tomas comienzan a
acelerarse en un vértigo visual paralelo al vértigo sonoro que ha ido creándose.)

(En la escena aparecen los danzantes y el coro de voces mixtas. Representan al


pueblo y se mueven conforme a una coreografía que evidencia la desazón colectiva
reinante. La masa coral lamenta su desamparo ante la constatación de que los
presagios están cumpliéndose y que su futuro es cada vez más incierto.)

(Los sonidos de la orquesta sinfónica se funden con las sonoridades de los


instrumentos musicales prehispánicos. Resuenan en primer plano los silbatos de la
muerte y los palos de agua autóctonos junto a la lámina de truenos europea. Acorde
al plan compositivo, la galería de Leitmotiven se presenta íntegra.)

Germina la duda
en nuestros corazones.
¿Qué será de nosotros?
Se desgarra el cielo
junto a nuestras esperanzas.
¿Por qué gimen el agua y el fuego?

3:00” ca.

29
AMA: Moneltilía toaltepéhuan ipolíhuiuh íhuan nóchi ticmátih…
Xoxoxhuixtonacáyo, tzahtzilíztli… In tetlalihiyohuiltilíztli ehecahuía, tech-huitéqui
manóceh techtóca…

CUA: Amo xicnenpolóa in cáhuitl inic titetzauhmátiz tléin tópan mochíhuaz.


Totechmo-néqui ticnemilízqueh itéchpa quen tictlamízqueh titepantlecózqueh in
áhcan nécih tlácah.
TEM: Íntla ámo tiquintlamácah, Motecuhzomátzin no míquiz, yéica tehuántin
titemictianímenecízqueh. Áchi cuálli ma ticencuícan tiquincuitihuétzih ixquíchca
quicáquih ámo momaquixtízqueh. ¿Ámo moyóllo iúhca Cuauhtemóctzin?
CUA: In ohuihtilíztli ca ámo in Castillan tlácah, yéhce tomacehualyáohuan
itecuányo. Macámo titotequipachócan itéchpa Motecuhzomátzin, ma ticchihuácan
tléin monéqui mochíhuaz. Ye oquipólo totlacáhuan inteixtíliz; no íhuan yuh
oquíttac ípan motlachialtézcauh, amatlamátqui, quin yaz ompa Míctlan
quenonamícan…
TEM: Ma oquitetzauhmátca in tetzáhuitl, íhuan oc cénca Cuitlahuátzin itlahtolmacáliz
ínic ámo quincáhuaz nícan huállauh… ¿Tléica omeyollohuecáhuac?
CUA: Nicmáti Cuitlahuátzin miécpa oquimocuauhtentíli… Íhuan oc achi ahchiuhcáyo
oquincallóti tlaaxcatílpan ináhuac…

30
PRIMERA ESCENA

(El amatlamátqui, Temilótzin y Cuauhtemóctzin.)

(La pantalla proyecta el interior del recinto de las águilas. Es de nuevo el ocaso y
como elementos escenográficos hay braseros y el espejo adivinatorio de obsidiana)8

AMATLAMÁTQUI: (Observando con angustia el espejo e invocando las imágenes


con vocalizaciones de espanto). Se confirma la destrucción de nuestras
ciudades y de todo lo que conocemos… Cuerpos desfigurados, alaridos…
Un flagelo flota en el aire lacerándonos sin siquiera tocarnos…
CUAUHTEMÓCTZIN: Ya no pierdas tiempo escrutando designios funestos. Hay que
pensar cómo finalizaremos el asedio a los invasores…
TEMILÓTZIN: Si los dejamos sin comer de tajo, morirá también Motecuhzo-
mátzin y eso nos haría quedar como asesinos. Mejor sigamos atacándolos
hasta que entiendan que no tienen salida, ¿no crees Cuauhtemóctzin?...
CUAUHTEMÓCTZIN: El problema no son los hombres de Castilla, sino la ferocidad
de nuestros enemigos indígenas. Ya no nos preocupemos por
Motecuhzomátzin y hagamos lo que se espera de nosotros. De cualquier
forma, ha perdido el respeto; además de que ya vio en tu espejo,
amatlamátqui, que pronto irá a la región de los muertos…
TEMILÓTZIN: Ojalá les hubiera hecho caso a las abusiones y sobre todo
a Cuitlahuátzin, de no permitirles llegar… ¿Por qué dudó tanto?
CUAUHTEMÓCTZIN: Me constan las veces que Cuitlahuátzin le insistió… Y para
colmo de males, tenía que hospedarlos junto al tesoro…

8
Consultar el Apéndice para su reproducción.
31
AMA: Oniquilhui yéhuan quiixpantilizquíah, níman oquitlatzácuac...
CUA: Áxcan itéchpa moyaochihualíah. Ínin áhzo techpaléhuiz…
TEM: ¿Tléica ámo tiquincuitihuétzih yohuálpan?... Aócmo cualtía tiquixtilízqueh
toyaotlamanitilizhuan…
CUA: Ahtlazóyo yezquía totechcópa. Íntla in áhcan nécih tlácah yuh quichíhuah ca
ipámpa yéhuan ámo yolchipahuáqueh…
AMA: Xinechcaquícan: in tetéoh amo mocayáhuah. Zan nen tictlahuelixnamiquízqueh
in oquitláli inyóllo. In manel titoyolchicáhuah itéchpa, áhtle ítech quízaz. Tezcatli-
póca techtzacuiltía, auh oc achi momatlahpaltíliz ica inepoáliz.
TEM: ¿Áxcan quéma, tléin ticnéqui, te, titlahueltetzauhtotópol?... ¿Ticnequi ma
mománaz in mitl, in chimálli? Ticnéqui in titotemáctih auh amo tiquinyaonamí-
quih? In Calmécac itenahuatíliz ticchihchihuilizquíah.
AMA: Nochi in yoyóltic ipan tlahcuilolmachíyo… Zan monéqui tictetzauhmachíliz.
Monéqui ma toyóllo ítech áhci…

In ilhuícatl ámo mocayáhua,


ámo no in quiáhuitl nózo in tletl.
In chimaltéuhtli momána
yúhqui toicnotlacáyo ícuic.

¡Tloqué nahuaqué!
¡Xitechtlaocólti!
Téhuan in tiicnotlácah in tichócah,
téhuan in tiicnotlácah in timitztlamácah..

32
AMATLAMÁTQUI: Yo le advertí que iban a hallarlo y por eso lo tapió...
CUAUHTEMÓCTZIN: Que ahora estén peleándose por él, podría sernos de ayuda…
TEMILÓTZIN: ¿Por qué no atacamos de noche?... Respetar nuestros códigos
de guerra ya no tiene sentido…
CUAUHTEMÓCTZIN: Sería vil de nuestra parte; si los invasores lo hacen es por su
falta de honorabilidad…
AMATLAMÁTQUI: Escúchenme bien: los dioses no se equivocan. Es inútil opo-
nerse a sus designios. Por más que se esfuercen no cambiará el resultado.
Tezcatlipoca nos está castigando, y será aún más severo con su arrogancia.
TEMILÓTZIN: (con rabia) ¿Entonces qué quieres, execrable pajarraco de mal
agüero?... ¿Pretendes que depongamos las armas, rindiéndonos sin luchar?
Iríamos contra las enseñanzas del Calmécac…
AMATLAMÁTQUI: Está escrito en todo lo viviente… Sólo hay que saber interpre-
tarlo. Sólo hay que aguzar los sentidos…
2:00” ca.

El cielo no se equivoca,
tampoco la lluvia y el fuego.
Se extiende un polvo de escudos
cual canto de nuestra orfandad.

¡Oh dios del Cerca y del Junto!


¡Ten piedad de nosotros!
Los pobres que sollozamos,
los pobres que te alimentamos…

3:00” ca.

33
TLI: ¡Tiacahuané: Totepantemóliz cualtía. Malinche motlahuelpolóa, oquitlahtlaníli
in Motecuhzomátzin ma quinhuícaz tlacuálli… Íhuan totécuh oquinanquíli zan
Cuitlahuátzin huel tianquizóaz íca in pochtécah Tlatilólco.

CUA: ¿Ye íman quízaz?


TLI: Ye quíntzin… Ohuíhtic in yaonetlalilíztli. In áhcan nécih tlácah moteixcomácah
íhuan inmacehualyaopalehuianíme áchi xihxitícah…
TEM: ¿Tlein ticmátih itéchpa tohueytécuh?
TLI: Oquitlahtlaníli in Cuitlahuátzin ma quipohpohuíliz ipámpa ámo cuálcan oquícac
tléin quinahnahuatiaya…
CUA: ¿Auh tléin oquíhto?
TLI: Oquinanquíli mahuiliztíca: oquinahuatequíli, íhuan oquílhui in tepolóliz
tiacáhuan ahquémman moyolpátlah.
TEM: Quema ca, choquizotláhua ca tetzícatl yúhqui in metl ehecauhyópan. Monéqui
tíyaoc tlayecóah ixquíchca yéhuan ayócmo huel momanahuíah.

AMA: Ce mahuíztic tlamántli ónez: “Ce océlotl ítech óquiz Motecuhzomátzin


itecuancálpan íca miec yolcáme in quitócah…”

34
SEGUNDA ESCENA

(Dichos y el cihuacóatl Tlilpotónqui)

(La pantalla sigue proyectando el interior oscuro del recinto de las águilas)

TLILPOTÓNQUI: (Con euforia) ¡Mis guerreros: la estrategia está funcionando!


Malinche está desesperado, exigiéndole a Motecuhzomátzin que les lle-
ven de comer… Y nuestro Señor ha respondido que el único que puede
transar con los mercaderes de Tlatilúlco es Cuitlahuátzin…
CUAUHTEMÓCTZIN: ¿Estarán ya por liberarlo?
TLILPOTÓNQUI: En cualquier momento… La situación es crítica. Los teúles se
insultan entre sí y los aliados indígenas están al borde del colapso…
TEMILÓTZIN: ¿Qué sabemos de nuestro gran Señor?
TLILPOTÓNQUI: Le ha ofrecido disculpas a Cuitlahuátzin por no haberle hecho
caso a tiempo…
CUAUHTEMÓCTZIN: ¿Y cuál fue su reacción?...
TLILPOTÓNQUI: De gran nobleza: lo abrazó, diciéndole que los guerreros
victoriosos no deben arrepentirse.
TEMILÓTZIN: Tiene razón, lamentarnos es tan estéril como un nopal en las
sombras. Hay que seguir combatiendo hasta romper su resistencia.

(El amatlamátqui no ha participado porque ha estado consultando el espejo)

AMATLAMÁTQUI: Aparece algo importante: Un ocelote escapando de la “casa de


las fieras” de Motecuhzomátzin y muchos animales atrás de él…

35
CUA: Inin quihtoznéqui Cuitlahuátzin zan níman quízaz… ¡Teteoyé!... ¡Ma nélli yez
ínin tlachialíztli!
TLI: Capitán Malinche amo quinenehuilía tléin ipan mochíhuaz íhcuac
quiquixtízqueh. Yéhuatl ye népa oquicahcicámat iiztlacanelhuíliz. Zan yéhuatl ámo
oquitólo itzontécon íhcuac oquinnámic ómpa Iztapalapan…

In átl motlahtlauhuía,
Ica iézo in áhcan néci tlácatl.
Ca itechpóhui Cuitlahuátzin
in ocelóyotl yaoyópan.
Ipal iahcolchicahuáliz
améyaz totemaquixtíliz…

36
CUAUHTEMÓCTZIN: Eso significa la inminente liberación de Cuitlahuátzin…
¡Dioses!... ¡Que la visión sea cierta!
TLILPOTÓNQUI: No imagina el capitán Malinche lo que les espera liberándolo.
Fue el primero en entender la falsa naturaleza de sus intenciones. Fue el
único que no agachó la cabeza cuando se vio obligado a recibirlos en
Iztapalapan…
1:30” ca.

Las aguas se tiñen de rojo,


con la sangre del invasor.
Es de Cuitlahuátzin
el valor en la lucha.
Es por su mano firme
que manará la salvación…

2:30” ca.

(Al concluir su aria, oscuro en la escena y en la pantalla se observa Tenochtítlan,


desde el “Cerro de la Estrella”, bañada con el azul del alba)

37
COR & DAN: ¡Temictianímeh! ¡ahoquichyolloqueh! ¡tamechmiccaticnequih!
¡Iztlacatqueh! ¡Ichtecqueh! ¡Ma miquican in áhcan nécih tlácah! ¡tláhuel tlacátqueh!
¡Ma miquícan in tlaxcaltécah! ¡Xiquizácan totlálpan! ¡Ma miquícan in
huexotzíncah! ¡Temictianimeh! ¡Ma míqui in temactecahuáni Motecuhzóma!
¡Ma quiza, ma teixpánti! ¡Tenochtítlan xoxóuhqui! ¡Cuilonpoléqueh!
¡Tlanamoyanímeh! ¡Nentlácah, tzohyáqueh!

¡Ca Iztapalapan itécuh! ¡Ca yéhuatl! ¡Ca yóltoc! ¡Ma némi!

Huey océlotl,
huey titemellahuáni.
¡In tetéoh tiitlántli!
¡Zan yéhuatl íntech cáhci!
¡Zan yéhuatl! ¡Zan yéhuatl!...

38
TERCERA ESCENA

(Danzantes, coro y Cuitlahuátzin)

(En la pantalla se proyecta la fachada del Palacio de Axayácatl, al atardecer


y con amenaza de lluvia. Es notorio su deterioro por las refriegas que
han sucedido en su entorno)

CORO Y DANZANTES: (Apostados frente al palacio, lanzan sus invectivas, sus


piedras y sus flechas) ¡Asesinos! ¡Cobardes! ¡Muertos los queremos!
¡Mentirosos! ¡Ladrones! ¡Mueran los teúles! ¡Mal nacidos! ¡Mueran los
de Tlaxcallan! ¡Largo de esta tierra! ¡Muerte a los de Huexotzingo!
¡Criminales! ¡Muera el traidor de Motecuhzoma! ¡Que salga, que dé la
cara! ¡Tenochtitlan libre! ¡Maricones! ¡Pillos! ¡Viles y malolientes!

(La lluvia arrecia y dispersa a la multitud. Se acentúa el ocaso; pero


algunos curiosos reconocen a Cuitlahuátzin que es liberado)

¡Es el Señor de Iztapalapan! ¡Es él! ¡Está vivo! ¡Qué viva!

Gran guerrero ocelote,


colosal testigo eres.
¡Emisario de los dioses!
¡El único a su altura!
¡El único! ¡El único!...
2:30” ca.

CUITLAHUÁTZIN: (Camina primero azorado, pero después se yergue con la


gallardía que le es propia. Se aposta sobre un promontorio y canta)

39
¡Tetzauhmahuíztic mexicatlácah!
¡Totlazohtlálpan!
¡Totáhhuan, tocólhuan, topílhuan!
¡Tlamatquetetéoh itlacamecáyo!

Tópan mochíhua
In tecocóca tlaciuhcáyotl,
Nómac íhuan ínmac
Yoltetecuíni in cuáuhyotl, in ocelóyotl.

Yáoyotl ihuícpa in ahcan nécih tlacah,


ahnecehuiliztíca,
oquimahuizpólo toilhuíca.
Niquéhua notlanitlácoch ínic intohtoquíliz.

Monéqui titocencáhuah
In tiquiixtoyáhuah in mahuíztic ézo
In ítech quízaz totlacamecáyo
totetéoh imíxpan titlamanitíah.

Cehhpa (i)huan occéhppa tlatetectílo,


in mexícatl oc némi.
Ma icemíhcacnextláhual
ce xochimiquizcuícatl mocuépaz.

40
¡Heroico pueblo mexica!
¡Primorosa tierra nuestra!
¡Padres, abuelos e hijos!
¡Linaje de dioses sabios!

Sobre nosotros se cierne


un destino cruel y aciago,
En mis manos y en las suyas
palpita inmutable el valor.

Guerra sin tregua al intruso


que nuestros cielos profanó.
Alzo mi lanza invicta
en aras de su expulsión.

Es menester prepararnos
vertiendo la sangre honrosa
que de nuestra estirpe en afanes
a los dioses ofrendamos.

Una y otra vez heridos,


los mexicas sobreviven.
Sea su eterno sacrificio
oda a la muerte florida.

4:00” ca.

41
TLI: Techpactía timitzíttah pactáni, Cuitlahuátzin. Itencópa totlahtócan: ¡ma
moyolicáhtzin! Áxcan, téhuatl in ahiximachonezcáyotl itenecahuíliz
tonameyoxóchitl timocuépa.
CUI: Tlazohcamáti, titlahzocihuacóatl. Ahzo anquimátih tlein tópan omóchiuh in
“Huehuecalpan” íhuan in tlamahuizpololíztli otiquihiyohuiltíqueh…
TLI: Tomachiltíhuan cuálli tequitíqueh mánel ticmahuiliayah in áhcan nécih tlácah
tepehualiztíca technamíquizquíah... ¿Quén otícteuh tohuey tlahtóani?
CUI: Zotláhuac. Onquiztiquíza imictíliz. Zan quinéqui in cihuapílli Tecuhichpótzin ma
itloc mocáhuaz…Yéica ámo huel oniccuicuitlahuílti ma nic-huícaz.

CUA: ¿Tlein itechpa toyáohuan innemanahuíliz?


CUI: Oc quipíah tlíltic teuhtli in cuepóni, auh Malinche hualmohuícac ica miec
tlácah, tlequiquíztin, íhuan mamázah. Amo quipíah tlacuálli auh ínin ayachi
quimatih. Ónca tetlatzacuiltilíztin ipámpa mahcománah. No ninotequipachóa
ipampa quixihtínih in calcuáitl ínic quinchíhuah cuauhpántin in huel quitquílo.
TEM: Otiquinyaotlalíqueh oc ye cenca tepantemolíztin, auh tictatacázqueh ce
atlacomólli in técpan tlayahualiúhcan.
CUI: Ca ye cuálli…Áxcan monéqui tiquihcíhuih ticchihuázqueh toyaonechihchiúhuan
CUA: Noyúhqui oticahxíli in tianquíztli techichtácatiamictepaléhuiz, yéhce amo huel
otiquinahxíli occequíntin altepéme techyaoctepaléhuih. In tlatelchihualiztlácah
oquincemihtóqueh miec tlamántli totlacalaquiltequítqueh íntla quinpaléhuih
techtepéhuaz.
42
CUARTA ESCENA

(Cuitlahuátzin, Tlilpotónqui, Cuauhtemóctzin, Temilótzin y después el


amatlamátqui)

(La pantalla proyecta el tlillan o cuarto renegrido, sede del cihuacóatl)

TLILPOTONQUI: Nos alegra verte a salvo, Cuitlahuátzin. A nombre del


tlahtócan te doy la bienvenida. Tu presencia se convierte ahora en la flor
más radiante del desafío a lo incognoscible.
CUITLAHUÁTZIN: Gracias, venerable cihuacóatl. Imagino que están enterados de
la situación en las “Casas viejas” y de las vejaciones que sufrimos…
TLILPOTONQUI: Los informantes han hecho su trabajo, aunque temíamos más
acciones violentas de los intrusos... ¿Cómo dejaste a nuestro gran Señor?
CUITLAHUÁTZIN: Abatido. Presiente la cercanía de la muerte y sólo pide que le
guarde compañía la princesa Tecuhichpótzin… Por eso no logré
convencerlo de que la dejara salir conmigo.
CUAUHTEMÓCTZIN: ¿Cómo están los pertrechos enemigos?
CUITLAHUÁTZIN: Les queda todavía el polvo negro que estalla y Malinche
regresó con más hombres, armas y caballos. La privación de alimento los
ha desquiciado y hay escarmientos por insurrecciones. Me preocupa,
además, que están derribando techos para construir puentes portátiles.
TEMILÓTZIN: Tenemos preparadas más ofensivas y pensamos cavar un foso
alrededor del palacio.
CUITLAHUÁTZIN: Muy bien… Urge ahora acelerar la fabricación de armas…
CUAUHTEMÓCTZIN: También hemos logrado que el mercado abastezca en
secrecía, pero no hemos podido crear nuevas alianzas. Los malditos han
prometido muchas más cosas a los tributarios si les ayudan a derrotarnos.

43
TLI: Nicmáti yéhuan quitehtéquih in teocuitlatlapiálli inic quialtíah:
cahtlazopilcayotíah íhuan quintlatepeuhtlalíah inic huel zatépan quihuícaz. …
CUI: Quema ca, nicneltóca yéhuan cholózqueh áchto in ticmátih. Quizázqueh íca
centlamántin tomacehualyáohuan in tlayacanquétzaz íhuan ócce in quitzácuaz
tlacuitlápan. In tecpántli iyollóco in teocuítlatl quitquíloz, ca zan ínin quipatiyotíah.
TEM: ¿Tléin oc ye cénca ticchíhuah Cuitlahuátzin?
CUI: Ticcéncuih ica in nehcalilíztli íhuan tictéquih incalcencahuáliz, oc cénca
tictlapihuíah in teihzalíztli. Auh monéqui tiyectlalíah toacálhuan.
CUA: ¿Áhzo cuálli yez íntla tinehnéquih oticpóuhqueh in tianquíztli occéhppa, auh
tiquinhuiquilih tlacuálli, ce nózo óme tonáltin, ma tel pahuialotlacuálli?
TLI: Amítla quiyectíliz; yéhuan mihmátcah auh íntla in tetzáhuitl ámo mocayáhua,
ca toyóliz itlamíyan in motlahtlanilía…
CUI: ¡Ximoyolcehuícan! Téhuan titiacáhuan auh nitlacuauhtlamáti toyaochihuáliz
iahcicaquíliz, yehce ámo totlaciuhcáyo ihuehcatlachiáliz…
TLI: Ma hualla in amatlamátqui ínic titlayehyecoltilízqueh…

AMA: Tlazohtlacatzitzintiné in itechpóui in tlahtocanecentlalilíztli, Iztapalapan


tecuhtli... Namechmachiltía ca nocochtlachiáliz oc nómah tecuacehcénoh…
Motecuhzomatzin moixpánti ica ce castilantepuztécpatl iíhtic íhuan ónca miec
miccatlácah ohtlípan íhuan calíhtic…
TEM: Amo xiiztlacatíli, xóxo, zan ticnéqui titemahmáuhtih…
AMA: Amo nicnéqui nicchihchihuíliz in nellíztli …

44
TLILPOTONQUI: Sé que están descuartizando el tesoro para fundirlo en
burdos pedazos y que los están apilando con miras a transportarlo…
CUITLAHUÁTZIN: Sí, creo que en menos de lo previsto intentarán huir.
Se pondrán a resguardo con una valla de indígenas al frente y otra atrás.
El corazón de la fila llevará el oro, que es lo único que les importa.
TEMILOTZIN: ¿Qué más hacemos Cuitlahuátzin?
CUITLAHUÁTZIN: Seguir con los ataques y el desabasto y, sobre todo, tenemos
que incrementar la vigilancia. Y hemos de tener listas las canoas.
CUAUHTEMÓCTZIN: ¿Y si fingimos que reabriste el mercado, y se les lleva comida
para un par de días, pero envenenada?
TLILPOTONQUI: No resolverá nada; son astutos y si los augures no mienten, es
nuestro fin el que está en entredicho…
CUITLAHUÁTZIN: ¡Calma! Somos guerreros y confiamos, antes que en
vaticinios, en la inteligencia táctica de nuestras acciones…
TLILPOTONQUI: Que venga el amatlamátqui para consultarlo…

(Éste entra sin el espejo y envuelto en brumas, como una aparición siniestra)

AMATLAMÁTQUI: Respetables miembros del Consejo, Señor de Iztapalapan...


Lamento informarles que las visiones siguen siendo atroces… A
Motecuhzomátzin lo ha mostrado con un pedernal de Castilla incrustado
en el vientre y hay muchos muertos en la calle y en sus casas…
TEMILOTZIN: No mientas, mentecato, sólo quieres infundir pánico…
AMATLAMÁTQUI: No es mi intención traicionar la verdad… (se interrumpe por
una agitación indefinible que llega del exterior)
3:00” ca.

45
COR MUJ: ¡Cholóah, quízah! ¡Óncan nehnémih in áhcan nécih tlácah!

TEC: ¿Tléin oticchiúhqueh ínin ticmacéhuah?

46
(La pantalla se adelanta al coro femenino, y comienza a proyectar sombras, con
un trasfondo rojo; son reconocibles las siluetas de los españoles que avanzan)

CORO DE MUJERES: ¡Están huyendo, están escapando! ¡Ahí van los teúles!
(escuchadas las voces femeninas, los guerreros se aprestan a tomar las armas)
1:00” ca.

QUINTA ESCENA
(Tecuhichpótzin sola, en medio del caos)
(La pantalla proyecta el interior del Palacio de Axayácatl)
(Mediante los artificios sonoros de la orquesta se reproduce la lucha entre los
mexicas y las huestes invasoras que tratan de escapar aquel 30 de junio de 1520)

TECUHICHPOTZIN: (Sale del arcón español en el que se había escondido cuando


los invasores iniciaron la matanza de los fardos humanos que ya no les
eran de utilidad. Si la escena contiene cadáveres, entonces irá a
reclinarse sobre el cuerpo inerte de alguno. Posteriormente deambula
por el cuarto tapándose los oídos. Aturdida por el fragor del combate,
lanza sollozos de temor y, al final inquiere, con el estupor de la inocencia
ultrajada) (En silencio absoluto)
¿Qué hicimos para merecer esto?
2:30” ca.

(Oscuro y en la transición a la Sexta escena se perfila el amanecer. Sigue lloviendo)

47
CUI: Ipámpa ámo onimitzíttac intzallan in tlatelchihuatlácah, oniccemmahuízcui in
omitzmictíqueh. ¿Cuálli timomáti, Tecuhichpótzin?...
TEC: Quémman oniquíttac nochi quintepotzmacuahuiáyah oninotlalotlatíco. Oniccac
notáhtzin in quintlahtlauhtiáya itéchpa ipílhuan inyóliz …

CUI: Ye nóchi opánoc, ámo ximotequipácho “ichcaxochítzin”. Oticmaquíxtiqueh


Tenochtítlan ihuícpa in tlahuelilocáyotl, íhuan tohuanyólqueh inmiquíliz ámo
nenquízaz. Nimitznehtoltilía!
TEC: Niquihiyocáuhtoc ipámpa in tzahtzatziliztin íhuan in huihuitequilíztin…
CUA: Huel cemilhuitl in manca yaoyaotl, yéhce cenquízca ocatca totepolóliz…
TEC: ¿Cánin yetóqueh in tlahuelíloc castilantlácah? ¡Ámo nicnéqui niquimíttaz
occéhppa…! ¡Aíc, ahquémman!
CUI: Ayáxcan oahcíco Tlacópan iténco, íhuan in aquíque quiyéhua otiquinánqueh
zan níman niquintlatzácuaz in ayamo nictlatláliz itéchpa intlaciuhcáyo. Néhuatl
nictequítiz itéchpa, nopilótzin, ye tel nimitzcáhua íca Cuauhtemóctzin…
CUA: Ámo ximotequipácho, totlatziné niquiixótiz.

TEC: ¡Monéqui ma ticcuepázqueh tléin oquichíuhqueh íca notáhtzin!


CUA: Totlacuepcayotiliz ihueyiliz quipipiniz in ihuicatl. Ámo ximoyolpólo itéchpa.

48
SEXTA ESCENA
(Tecuhichpótzin, Cuauhtemóctzin y Cuitlahuátzin con su estandarte de guerra.)
(La pantalla proyecta otra vez el interior del palacio de Axayácatl y, luego,
secuencias del canal de los toltecas con el resultado de la lucha.
Se vislumbra un sol apagado y sigue lloviendo a cántaros)

CUITLAHUÁTZIN: Al no verte con los maldecidos, temimos que te hubieran


matado. ¿Estás bien, Tecuhichpótzin?... (Se acerca y la abraza)
TECUHICHPÓTZIN: Cuando vi que estaban apuñalando a todos, corrí a
esconderme. Alcancé a escuchar a mi padre que imploraba por la vida de
sus hijos… (Llora con desconsuelo)
CUITLAHUÁTZIN: Ya pasó todo, no te aflijas “florecita de algodón”. Hemos
liberado a Tenochtítlan de la presencia maligna y la muerte de nuestros
familiares no será en vano… ¡Te lo prometo!
TECUHICHPÓTZIN: Me han agotado tantos gritos y tantos golpes…
CUAUHTEMÓCTZIN: Fue una batalla larga, pero es rotunda nuestra victoria…
TECUHICHPÓTZIN: (Con rabia) ¿Dónde están los malvados hombres de Castilla?
¡No quiero volver a verlos…! (Con horror) ¡Nunca, nunca más!
CUITLAHUÁTZIN: A duras penas lograron llegar a la orilla de Tlacópan y a los
que acabamos de atrapar voy a encerrarlos de inmediato antes de decidir su
suerte. Voy a encargarme, sobrina, pero te dejo con Cuauhtemóctzin…
CUAUHTEMÓCTZIN: Descuide tío, yo me ocupo de ella.

(Cuitlahuátzin se despide de ella acariciándole tiernamente la cabeza)

TECUHICHPÓTZIN:(Con ira) ¡Hay que vengar lo que le hicieron a mi padre!


CUAUHTEMÓCTZIN: La cuantía de nuestra venganza impregnará los cielos, no lo

49
¡Ípampa tomacehuallacamecáyo imahuízo tlecomóniz totónal…! Auh itéchpa
tohueytécuh, Cuitlahuátzin otlanahuáti imiccanacáyo huicáloz ómpa Copúlco
ínic imiccaquimílol miccacuicatíca mahuiztilílo.
TEC: Tla xinechílhui in cochmahmauhtílli ye otlámic.…
CUA: Tocochmahmauhtílhuan áxcan, zan in castilan elehuilíztli inentzahtzíliz.
Oticmahuiztiliqueh toyaotlacanelhuáyo ípal tomiúhuan in ocaláquih huehcátlan
iíhtic toyaóhuan inpalanquinacáyo. Áxcan oc népa, in tlamatcayelíztli cahcítiz itech
toyóllo, macíhui ámo yúhqui yez ipámpa in áhcan nécih tlácah in
choquízatoyamocuépaz in ixáyotl in teyacánqui Malinche ye oixayonohnoquíti …
TEC: ¡Ma motózqui ce tlahtoani itózcauh yez!
CUA: Zan níman yúhqui yez ipámpa Cuitlahuátzin, ca in oc achi huelíti, in oc achi
huehcatlachialízqui. Ípan itenahuátil, totlálnan occéhppa xochihuehuetítlan,
xochiteponaztítlan yez, ica tlapápal mílpan…

Tlaltícpac xótla nócuic,


huehuetlacamecáyotl itenéhua.
Quin tlámiz in quiáhuitl íhuan in choquíztli,
occéhppa moquétza Anáhuac imahuízo.

Motláti nocualantlalhuáyo
tetecuíca noyaoyéliz íhtic;
Niczohzóa nocuauhahtlápal
cahuictláza in ahmeláhuac tlaciuhcáyotl.

¡Ma moquétza toixtlapaltíliz


ma tiquilcahuácan in tláhuel cualányotl!
¡Ma quimomachítiz in tlazohuéhuetl
in tepololyohuálli inenamictiliz!

50
dudes. ¡Por el honor de nuestra raza se inflamará el espíritu…! Y en cuanto
a nuestro gran Señor, Cuitlahuátzin ha ordenado que lleven su cuerpo a
Copúlco para que su bulto funerario tenga las exequias más solemnes.
TECUHICHPÓTZIN: Te suplico, dime que la pesadilla ha terminado…
CUAUHTEMÓCTZIN: Nuestros malos sueños son ahora los estertores de la avidez
extranjera. Hemos honrado nuestra estirpe guerrera gracias a nuestras
flechas que se hundieron, certeras, en la carne pútrida de los invasores.
De hoy en adelante, la serenidad tornará a nuestros corazones, en cambio,
para los teúles se volverán torrentes las lágrimas vertidas por su líder…
TECUHICHPÓTZIN: (Con tono de esperanza) ¡Que tengas voz de tlahtoani!
CUAUHTEMÓCTZIN: La tendrá pronto Cuitlahuátzin, el más apto y el más
visionario. Bajo su mando nuestra tierra volverá a ser lugar de atabales
floridos y de milpas de mil colores…
2:00” ca.
Sobre la tierra brota mi canto,
invocación de antiguos linajes.
Cesarán la lluvia y los sollozos,
resurge la gloria del Anáhuac.

Inflamadas mis venas de ira


palpitan en mi ser de guerrero;
despliego mis alas de águila
rechazando un inicuo destino.

¡Que se yerga nuestra valentía


olvidando furores siniestros!
¡Que anuncien los atabales briosos
la lid de una Noche Victoriosa!
3:00” ca.
(Oscuro y salen de escena)

51
TLI: Áxcan occéhppa cuepóni in yaoxóchitl. In mexíca yaocentlamántin huel
mochamáhua in oquintotócac in toyáohuan (……………………). Totiacáhuan
oquiohuíhtih inyóliz topámpa. (…………………….) Ma tiquintlazocamachilícan, oc
cénca Cuitlahuátzin in oquichicuauhhuícac in tenahuelóni teihcalíztli ihuícpa in
iztláca tetéoh.

CUI: Tlazohcamátih tocniuhuané, yehce in icnopílli monequi ticxelihuih íca in


tepíhpix cíhuah in ahcicaíttac íhuan otechnochilíqueh.
TLI: In ayamo ticpéhuah tiquilhuiquixtíah Tlaxochimaco, nicnéqui namechílhuiz
totlamátqui tlahtoani Motecuhzomátzin Xocoyótzin ómpa ximoáyan áxcan
mocáhua. Auh itencópa in huey tlahtócan, icontetóquil Cuitlahuátzin yétiuh.
Ticchiázqueh nauhpóhual ílhuitl ínic ticmiccazáhuah áchto in inetlahtocatláliz …

CUI: Néhuatl nictlamámaz in tlahtocatéquitl chipahuac-ixtíca íhuan ahcoyollotíca.


Anquimotlacuauhtlamachílih. Áuh áxcan, noyúhqui tlahtócan itencópa, tlámi
totlazohcihuacóa icihuacoacáyo. Oquihuénti iyóliz ínic quipíyaz in Yohuálli
imahuiztictétzauh íhuan otechpaléhui in quiyectíliz in teixnamiquilíztli. Ma
tenhuitecócan ipámpa tocihuacóa. Zan níman tictemahpilhuilízqueh icontetóquil.

52
SÉPTIMA ESCENA

(Todos excepto Matlatzincátzin)


(La pantalla proyecta la cima del Templo Mayor. Ha cesado la lluvia y el Sol
está en su cenit. Al final de la escena reproduce la imagen del tzompantli con cráneos
equinos y humanos)

TLILPOTÓNQUI: (Emite cuatro toques de caracol desde lo alto) Hoy volvieron


a abrir sus corolas las flores de la guerra. El ejército mexica puede
enorgullecerse de haber expulsado a los invasores. (Ovaciones de los
presentes) Nuestros guerreros han arriesgado la vida por nuestra libertad.
(Más ovaciones) Démosles gracias, especialmente a Cuitlahuátzin que
guió con mano firme el demoledor ataque a los falsos dioses. (Pide vítores
para el héroe, mientras lo señala…)
CUITLAHUÁTZIN: Gracias, amigos, mas el mérito también ha de compartirse
con las avizoras mujeres que dieron la voz de alarma. (Ovaciones)
TLILPOTÓNQUI: Antes de dar inicio a los fastos por nuestro Tlaxochimaco,
debo anunciarles que nuestro sabio tlahtoani Motecuhzómatzin
Xocoyótzin se encuentra ya en el lugar de los descarnados. Y por decisión
del supremo tlahtócan, su sucesor será Cuitlahuátzin. Cumpliremos con
los cuatro meses de duelo para proceder con su entronización…
CUITLAHUÁTZIN: Asumiré el cargo con el rostro limpio y el corazón levantado.
Pueden estar seguros. Y también por decisión del tlahtócan hoy concluye
el mandato de nuestro bienamado cihuacóatl. Ofrendó su vida para
preservar los misterios de la noche y ayudó a encontrar soluciones justas
a los conflictos… Vítores para nuestro “ofidio femenino”. En breve
se designará a su sucesor…

53
TLI: ¡Ma péhua in ílhuitl! ¡Áuh ma totentzónemálhuan inteomictíliz
teixcomáca tomacehuálhuan itlayáca…! ¡Ma amáca omeyollóhua téhuan
tiixpehpénqueh Tonátiuh íhuan Huitzilopóchtli ca in téotl in ontlahtóca
ipan cemanáhuac tlalxíccocopa!

COR: Ma tiquilhuiquixtícan,
in Tlaxochimáco.
Ma ticchihuácan in tzohuálli
ipámpa totéo Huitzilopóchtli,
huehuetzotzonaztíca.
¡Éa! Ma titohitotícan
ixquíchca in yohualtía.
¡Ma tonahuiácan!

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TLILPOTÓNQUI: (Acabando de embijarse de negro) ¡Que inicie la fiesta! ¡Y
que el sacrificio de los cautivos barbados sea la prueba final del
predominio de nuestro pueblo…! ¡Que nadie vuelva a dudar de que somos
los elegidos del Sol y que Huitzilopóchtli es el dios que rige desde el
ombligo del mundo!
2:00” ca.

(En la gran plaza de Tenochtítlan arranca la festividad, con una contagiosa


algarabía. El festejo incluye la composición de una estatua de Huitzilopóchtli con
flores. A Tláloc y a las otras deidades también las adornan con guirnaldas y
llamativos sartales de flores. Después aviene el festín de todo lo preparado en los días
previos y, al final, surgen los bailes cantados. En el baile, los hombres nobles y las
mujeres se traban unos con otros, echándose los brazos sobre los cuellos de los
demás. No hay meneos descompuestos del cuerpo, sino el andar, paso a paso, al son
de los que tañen y cantan. Los músicos están situados en un altar redondo que llaman
momóztli. Punto central de la fiesta es el sacrificio de los 400 españoles cautivos y de
sus caballos) (Los sacrificios se proyectan en la pantalla de manera velada… y para
que sea verosímil, durante el transcurso íntegro de la fiesta)

CORO: Celebremos la gran fiesta,


la fiesta de Tlaxochimáco.
Hagamos de tzohuálli
al dios Huitzilopóchtli,
con el son del atambor.
¡Éa! Todos bailemos
hasta el anochecer.
¡Alegrémonos!

4:00” ca.

(Con los últimos acordes de la música se ve en la pantalla el tzompántli. Oscuro)

55
TLI: Nipahpáqui ye otlámic notéquiuh. Onictlahcoyectíli Axayácatl, Tízoc,
Ahuítzotl íhuan Motecuhzomátzin intlapehualtílhuan, auh axcan niciáuhtoc,
monéqui in telpocáyotl nechtoquíliz.
CUA: Tlacatlé, amo ixtlamátqui tiquinyaonamíquiz in castíllan tlácah… ye
otechílhuih yálhua Temalcatítlan yaoyahualóqueh íhuan xihxitinilóqueh; miéc
tlácah omícqueh… Áuh ámo ticmátih tléin mochíhuaz íntla ahcitíhuih ixquíchca
Tlaxcállan…
CUI: Notencópa, yúhqui in pehpenálo tlahtoani, onicnemíli quitenéhuaz nócniuh
Matlatzincátzin yúhqui yancuic cihuacóatl. Niccuauhtlamáti yéhuatl quipíya nóchi
in monéqui ínic moquixtía ihuíc ínin mahuíztic téquitl.
TLI: Tetlacamáti yéhce, áhzo ámo tepehualtiáni…
CUA: Áuh huey míztli ípan quíztoc ípan in tepolóliz yohuálli …
CUI: Ma xipáno Matlatzincátzin…
CAL: Quéma, totécuh.
TLI: Áuh áxcan quéma, ye íman moyectlalía monenamictíliz íca in cihuapílli
Tecuhichpótzin. In mánel tiquelehuíliz ámo húel tiquehuáltiz… In acólhua-mexíca
tlacamecáyotl iézo atoyaquihquíza itlalhuáyoc; ítech quíza totlahtoáni in ye ómic…

56
OCTAVA ESCENA
(Cuitlahuátzin, Tlilpotónqui, Cuauhtemóctzin, Matlatzincátzin y un mayordomo)
(La pantalla proyecta el salón de audiencias de las “Casas Nuevas” de
Motecuhzomátzin. Atardecer con llovizna)

TLILPOTÓNQUI: Celebro que mis funciones concluyan. Estoy cansado después


de haberles hecho contrapeso a las drásticas acciones de Axayácatl, Tízoc,
Ahuítzotl y Motecuhzomátzin; justo es que un joven me releve.
CUAUHTEMÓCTZIN: (A Cuitlahuátzin) Máxime cuando ya no es prudente que
vuelva a combatir a los hombres de Castilla… Acaban de avisarnos que
ayer los atacaron en Temalcatítlan y que tuvieron muchas más bajas…
Pero no sabemos qué pueda pasar si llegan hasta Tlaxcallan…
CUITLAHUÁTZIN: En mi calidad de tlahtoani electo, he pensado en nombrar a
mi hermano Matlatzincátzin como nuevo cihuacóatl. No tengo duda en
que reúne los atributos para el honorable cargo…
TLILPOTÓNQUI: Es obediente, pero quizá le falte iniciativa…
CUAUHTEMÓCTZIN: Pero demostró mucha valentía en la Noche Victoriosa…
CUITLAHUÁTZIN: (A un guardia) Que pase Matlatzincátzin…
CALPIXQUI: Sí, mi gran Señor.
TLILPOTÓNQUI: (Con autoridad) Y, por cierto, urge que se dispongan tus
esponsales con la princesa Tecuhichpótzin. Sabe que, aunque lo desearas,
no podrás evitarlo… Corre por sus venas la sangre de la dinastía acolhua-
mexica que hereda de nuestro difunto tlahtoani…

(Entra Matlatzincátzin con paso raudo)

57
CUI: Ámo nic-hualixquétzaz yéhce niquixtíliz ipilpehuáyan. Íntla ámo oquíchiuh
Atlixcátzin, néhuatl ámo ninotlahpáloz nicxapótlaz. Áuh namechilhuicaquitía in
nenamictilíztli mochíhuaz notecpánco Iztapalapan.
TLI: Nimitztlatlauhtía ticmálhuiz yúhqui ce tlahtocáyo cihuapílli ipámpa zan
ipilpehuáyan ye cénca omoyolcócoc…
CUI: Ámo monéqui tinechilnamíctiz. Yéhce ma tiquittácan in oc áchi
totocatihuetzilíztic… Matlatzincátzin, áxcan mópan óhuetz in iixcóca in quipátlaz in
cihuacóatl ihuan ínic ce motéquiuh yez in tiquintohtócaz in tentzonéqueh. Xiyácan
zan níman, téhuatl íhuan Temilótzin, ómpa Otómpan, íca in centlamantin
totiacáhuan in tlatlalílo, auh ximoyollomahcitícan in nehnemilíztli motetecuintía
yúhqui ce itzmaquíztli …
MAT: Nicpatiyotía ínin tlazotéquitl, nocniúhtzin Cuitlahuátzin. Íntla monéqui,
niquintotócaz in tentzonéqueh ixquíchca Tamoánchan in oc achi huéhca
ixomólco…Áuh nicnonehtoltía iíxpan Ometéotl, nic-hualhuícaz yóltoc in
tenahnahuatiliáni capitán Malinche ínic itzontécon ma zozoatíca ípan in tzompántli
mocahuaz ixquíchca Tonátiuh itlamíyan …

Niczozóaz in mítl, in chimálli,


niquinhuícaz ahcópa.
Niquimíttaz, quimelehuía noyóllo.

Áhtle yúhqui in yaomiquíztli.


Áhtle yúhqui in xochimiquíztli.
Huéhca niquíttaz yúhqui quinéqui noyóllo.

58
CUITLAHUÁTZIN: No me opondré, mas tendré la entereza de respetar aún su
niñez. Si no lo hizo Atlixcátzin, tampoco seré yo quien ose desflorarla. Y
desde ahora anuncio que la boda se realizará en mi palacio de Iztapalapan.
TLILPOTÓNQUI: Te ruego que le des trato de mujer principal, para su corta
edad ya le ha tocado sufrir demasiado…
CUITLAHUÁTZIN: No necesitas recordármelo. Mas tornemos a lo urgente…
Matlatzincátzin, recae ahora en ti la responsabilidad de sustituir a
nuestro cihuacóatl y tu primera encomienda es perseguir a los barbudos.
Desplácense tú y Temilótzin de inmediato a Otumba, con toda la tropa
disponible, y cerciórense de que su marcha se trunque como brazalete de
obsidiana…
MATLATZINCÁTZIN: Valoro, hermano Cuitlahuátzin, esta honrosa tarea.
Si fuera necesario, perseguiré a los invasores hasta el último recodo del
Tamoánchan…Y prometo, ante Ometéotl, traer vivo al pérfido capitán
Malinche para que su cráneo se inserte, hasta el fin de los Soles, en el
tzompántli…
2:00” ca.
Desplegaré flechas y escudos,
los llevaré hasta lo alto.
Los veré, los anhela mi corazón.

Nada como la muerte en la guerra.


Nada como la muerte florida.
Lejos la veré, como quiere mi corazón.
3:00” ca.

(Durante la entonación, la pantalla ha de proyectar el girar de la rueda calendárica)

59
CUI: Ye ímantica, tlázoh Tecuhichpótzin…
TEC: Nimitz-ixhuetzquíliz nochípa, ticmáti noyollóco tinemi. Moteixpantíliz
oquipolólti notláocol intéchpa nomiccatzitzínhuan …
CUI: ¡Xiquítta moyahualolóyan!... Xicuauhtlachía quen onictláli in xochítla, íhuan
quen mahuiltía in átl. Quémman tiquíttaz moxáyac amanálpan, xiquilnamíqui
tiixhuétzcaz ipámpa tehuátzin tiicihuatecúhtzin ínin tecpántli. Áuh tiquíttaz, íhcuac
in totómeh quíttah timotlaocoltía yéhuan cemihtózqueh ínic mitzcuicatili.

TEC: Ninoyolchicáhuaz ínic ninocuépaz in cíhuatl ticnéqui…


CUI: Tinechtlazóhtlaz quemmanían timonemáchtiz; ámo xiquihcihuíti. Miec xíhuitl
toíxpan mománah, íhuan ticchihuazqueh ínin cáhuitl in oc achi cuálli tlamántli in
ítech póhui toyóliz.
TEC: Xínechnehtólti ámo noyópa tinechcactíhcaz, íhuan quemmánian tihuéliz,
tinechhuícaz ómpa Tenochtítlan…
CUI: ¡Quéma ca, noichcacihuátzin! Ínic timonemáchtiz nihuelítiz niccehcéhuiz in
ehecáyo quiáhuitl íhuan niquinciyáltiz in chichímeh inic tlahtóah…
TEC: ¡Ínin cénca nechpactizquía… ¿Ticnenehuilía itéchpa?...

CUI: Quéma, niquinciyáltiz nóchi in xoloitzcuíntin Iztapalapan in huállah ínic


mitznonochilízqueh inzazanílhuan…

60
NOVENA ESCENA
(Cuitlahuátzin, Tecuhichpótzin y su xoloitzcuínti. Después las
cihuatlánque y los convidados)

(La pantalla proyecta un gran salón pletórico de flores, desde donde se contemplan
los maravillosos jardines y los cristalinos estanques del palacio de Cuitlahuátzin en
Iztapalapan. Se vislumbra también una gran fauna avícola. El sol brilla con fuerza)

CUITLAHUÁTZIN: Llegó el día, amada Tecuhichpótzin…


TECUHICHPÓTZIN: Voy a sonreírte siempre, pues ya sabes que vives en mi
corazón. Tu presencia ha hecho que ya no llore tanto a mis muertos…
CUITLAHUÁTZIN: (Con orgullo) ¡Mira a tu alrededor!... Observa el esmero con
que he dispuesto los jardines y el juguetear de sus aguas. Cuando te
veas reflejada en los estanques acuérdate de seguir sonriendo, pues eres la
dueña y señora de este palacio. Ya verás que cuando te vean triste, todos
los pájaros van a ponerse de acuerdo para venir a cantarte.
TECUHICHPOTZIN: Voy a esforzarme para ser la esposa que necesitas…
CUITLAHUÁTZIN: Me querrás cuando tu corazón esté listo; no trates de
apresurarlo. Tenemos muchos años por delante y haremos de ese tiempo la
aventura más bella de nuestras vidas.
TECUHICHPÓTZIN: Prométeme que no me dejarás mucho tiempo sola, y que cada
vez que puedas me llevarás contigo a Tenochtítlan…
CUITLAHUÁTZIN: ¡Claro que sí, mi mujercita de algodón! Para tenerte contenta
soy capaz de acallar huracanes y de hacer que los perros hablen…
TECUHICHPÓTZIN: (Riendo con candor infantil) ¡Eso me gustaría muchísimo…!
¿Te imaginas?... (Voltea a ver a su perro y lo alienta para que hable)
CUITLAHUÁTZIN: (Riendo con ella) Sí, haré que todos los xoloitzcuintin de
Iztapalapan vengan a contarte sus historias…

61
CIH: Totecúhtzin, in tlatzotzónqueh ye ahcíco auh tehuántin ticencahualtitóqueh.

TEC: Yúhqui ahuiacaxóchitl mócuic…


CUI: Yúhqui ichcatéxtic mócuic
TEC: In tletótotl ipátlan mitzílhuiz
iuhquínma nimitztlazótla.
CUI: In izquixóchitl moyecyollonámic
yez itlamaníliz …
TEC & CUI: Toíxco, toyollóco
némi tonetlamáchtil.
Toíxco, toyollóco
toyecnamíctiliz moixpantía.

62
(asoma la cabeza una cihuatlánqui o casamentera)

CIHUATLÁNQUI: Mi gran señor, los músicos han llegado y nosotras estamos


listas…
1:30” ca.

(Cuitlahuátzin asiente con la cabeza, convidando a Tecuhichpótzin y al xoloitzcuinti a


dirigirse al lugar de las nupcias, que será en el medio de los jardines. Son sahumados
con copal y los entrelazan con sartales de flores. Como conclusión de la ceremonia,
las casamenteras anudan las puntas del huipilli de ella y de la tilmatl de él)

(La pantalla cambia el ángulo mostrando ahora el palacio de fondo. Inicia la música,
que funge como introducción del dueto.) (Puede haber coreografías durante la
entonación del dueto y en ella pueden participar los danzantes y los invitados)

1:30” ca.

TECUH: Como flor olorosa es tu canto…


CUITL: Cual copo de algodón es el tuyo…
TECUH: Muchos vuelos de ave de fuego
te hablarán de cuánto te quiero…
CUITL: Muchas flores de maíz tostado
serán mi ofrenda de esposo leal…
AMBOS: En nuestros rostros y corazones
mora libre nuestra felicidad.
En nuestros rostros y corazones
se manifiesta nuestra bella unión.
3:00” ca.

63
CUI: ¡Ámo meláhuac! ¡Oquipololtíqueh in yáoyotl!…
TEM: In tlaxcálan tlácatl itlahtlácol ocátca…
CUA: ¡Ámo, Temilótzin! Ximoyecmeláhua, nózo ámo, mocuaxícal quin mozózoz
ípan in tzompántli…
TEM: Ye zan áchi tómal ocátca in capitán Malinche, íhcuac totiacáhuan opéuhqueh
cuauhtzáhtzih ipámpa oticpolóhqueh totlahuizmatlaxópil. Zan níman nóchi
oquincáuhqueh ínmiuh íhuan inchímal in mánel Matlatzincátzin íhuan néhuatl
otiquinnahuatíqueh macámo quichíhuaz.
CUI: Áuh ¿tléin itechpa in tlaxcaltécah ipampa ínin?
TEM: Yéhuan quinahnahuatíqueh in castílan tlácah in techahcitihuétzih Tohuizmatla-
xopílli; yéhuan quimatíah ipampa ínin zan níman technacayomictizquíah…
CUA: Íntla oc ye cénca anihcalizquíah, in yaotequíhua amechhuicaltíah…
TEM: Amo huelíti. Zan níman mopehualnéqueh íhuan cholóqueh. Néhuatl
onicentócac, oc onicmícti ce yáotl yéhce ce tentzóne oquiquechcóton
Matlatzincátzin íhcuac oquiyehyecoáya quimecailpíliz in capitán Malinche…
CUI: ¡Yoyáhue! In tlamanilíztli itlacamátiz techohuihtíli. Ayócmo imantíca ocátca in
tlahtlámah yéhce quinmíctih. ¡Tléin ipámpa tiquinnequizquíah mamáltin íntla ihtólo
móztla huíptla téhuan timamáltin tiyézqueh.

CUA: ¡Ma zan íxquich oyezquiáni Matlatzincátzin in tlahuelíloc Malinche


quiquechcotonizquía ínic in quintzácuaz in áhcan nécih tlácah…

64
DÉCIMA ESCENA
(Cuitlahuátzin, Temilótzin y Cuauhtemóctzin)
(La pantalla proyecta el interior de la sala de audiencias de las “Casas Nuevas” de
Motecuhzomátzin. Atardecer lluvioso)

CUITLAHUÁTZIN: (Con rabia) ¡Es inaudito que hayan perdido la batalla!…


TEMILÓTZIN: Fue culpa de los de Tlaxcallan…
CUAUHTEMÓCTZIN: (Con ira contenida) ¡No, Temilotzin! Explícate bien porque
tu cráneo es candidato para el tzompántli…
TEMILÓTZIN: Habíamos logrado capturar al capitán Malinche, cuando
comenzó la gritería de nuestros guerreros por la pérdida de nuestro
estandarte. Todos bajaron las armas, a pesar de que Matlatzincátzin y yo
dimos voces para que no lo hicieran…
CUITLAHUÁTZIN: Pero, ¿qué tienen que ver aquí los tlaxcaltecas?
TEMILOTZIN: Fueron ellos quienes les aconsejaron a los hombres de Castilla
que nos lo arrebataran; sabían que con eso nos paralizaban…
CUAUHTEMÓCTZIN: Si ustedes hubieran seguido peleando los habrían imitado…
TEMILÓTZIN: No hubo forma, se dieron por vencidos y corrieron.
Yo sí seguí, logrando matar a un enemigo más, pero a Matlatzincátzin lo
degolló un barbudo mientras trataba de atar al capitán Malinche…
CUITLAHUÁTZIN: ¡Maldita sea! La obediencia a la tradición ha venido a jugar
en nuestra contra. Ya no era momento de traer enemigos con vida sino de
ultimarlos. (Gritando) ¡Para qué querríamos ahora más cautivos si el
futuro parece hablar de nuestro propio cautiverio!
CUAUHTEMÓCTZIN: (Exaltado) ¡Habría bastado con que Matlatzincátzin le
hubiera volado la cabeza al desalmado Malinche para que los invasores se
hubieran detenido…

65
CUI: Zan no néhuatl nochípa ninomamálhuiz onitetlacamáti… ¿Tléica ámo
onicquixtíhuetz iyóllo in tlahuelíloc capitán de Castilla íhcuac nóchan cochía?
¿Tléica in tecpilticáyotl íhuan ámo in xoxóhuic tenahualcaquíyotl?... ¡Nóyol
quimatía! ¡Nicmatía!...

CUA: Ámo ximonomamamálhui, Cuitlahuátzin. Tinóchtin otitoixtlapololtíqueh, ti


nóchtin otitoixcueptinénqueh, ínic ce ipámpa oticneltocácqueh iníqueh iztlacatetéoh
Quetzalcóatl itlánhuan ocátcah, íhuan hualláyah tlamatcayeliztíca…
TEM: Áhtle itéchpa monéqui titomamalhuíah ipámpa yéctli ca in tomexicatlamaníliz
tiquintlázohnahnamíquih in aquíqueh tocniuhtzitzíhuan tiquixtilíah…. In mánel
techixcuépah, ca ipámpa yéhuan in ticteocuitlaihcuilóah in totecelíliz…

Cuicatíca tiquimmilóah tocniúhhuan,


tozneneihuitíca tiquinyahualóah,
íntech titoneuhtilíah ixquíchca,
tiyázqueh Míctlan quenonamíccan.

Onahcíco, ninoquétza, néhuatl ni Temilótzin;


néhuatl nicpíya in xóchitl, in cuícatl,
in téotl itítlan níca, in icníuhyotl nicneltóca.

66
CUITLAHUÁTZIN: Me recriminaré siempre haber sido yo también obediente…
¿Por qué no le arranqué el corazón al alevoso capitán de Castilla cuando lo
tuve durmiendo en mi casa? ¿Para qué anteponer la buena educación a la
cruda realidad de las intuiciones?... (Temblando de coraje contra sí
mismo) ¡Yo lo sabía! ¡Yo lo sabía!...
CUAUHTEMÓCTZIN: No te recrimines, Cuitlahuátzin. Todos hemos cometido
errores, empezando por creer que los supuestos teúles eran emisarios de
Quetzalcóatl y que venían en son de paz…
TEMILÓTZIN: No debemos recriminarnos nada, ya que es una de las más
bellas tradiciones de la nación mexica ser hospitalarios con los que
creemos nuestros amigos… Aunque nos engañen, es para ellos que
pintamos con colores de oro la hospitalidad que les ofrecemos…

2:00” ca.

Con cantos envolvemos a los amigos,


con plumas de guacamaya los rodeamos,
a ellos nos consagramos en préstamo,
hasta que nos vamos a la región de los muertos.

Vengo y me pongo de pie, yo Temilótzin;


soy poseedor de las flores y los cantos,
soy mensajero de dios y creo en la amistad.

3:00” ca.

67
1° ANC: Cuitlahuátzin, tiahuéhuetl, tipóchotl, tiiehecáhuil tomexicaaltépeuh tíyez,
téhuatl tiócotl, titlahuílli, titlahtocáyotl, tiix, tiinácaz, tiixíptla totéuh Huitzilopóchtli
timocuépaz…

COR: ¡Ma némi in tlahtoani Cuitlahuátzin,


Iixíptla totéo Huitzilopóchtli!

2° ANC: Tlazotlacatlé, totecuyoé, ámo ximoyolmíqui, ámo ximocuapolólti ipámpa


motéquiuh, ínic ticmocuitláhuiz in átl íhuan in tépetl itéchpa moyáncuic
tlahtocayócan, toltítlan, acatítlan, cánin totócpa moquétza totéuh Huitzilopochtli.

COR: ¡Ma némi in tlahtoani Cuitlahuátzin,


Iixíptla totéo Huitzilopóchtli!

CUI: Áic ninoyolmíquiz, ámo no ninocuapolóltiz iíhtic in tlahtocáyotl iehecáhuil


in áxcan niccéli. Íntla monéqui, nictemácaz noyóliz ipámpa México-Tenochtítlan
ihueyitíliz. Niquiixótiz iahyóhui tlapáni xochimecáyotl in quimilpía in atézcatl.
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DÉCIMO PRIMERA ESCENA
(Coro, danzantes, consejo de ancianos, Cuitlahuátzin, Tecuhichpótzin y su séquito)
(La pantalla proyecta la cima del Templo Mayor donde aviene la entronización. Está
nublado y hay amenaza de lluvia)

PRIMER ANCIANO: Cuitlahuátzin, vas a ser sombra y abrigo de esta nación


mexicana, a tener su mando y jurisdicción y a ser semejanza de nuestro
dios Huitzilopóchtli…

(Cuitlahuátzin asiente; le colocan diadema y nariguera de turquesas)

CORO: ¡Viva el tlahtoani Cuitlahuátzin,


semejanza de nuestro dios Huitzilopóchtli!

SEGUNDO ANCIANO: Valeroso señor nuestro, no desmayes ni te pierdas por el


cargo que te es concedido, para que te ocupes del cuidado del agua y de la
tierra de este tu nuevo reino, metido entre esta aspereza de carrizales
y cañaverales, donde nos ampara nuestro dios Huitzilopóchtli.

CORO: ¡Viva el tlahtoani Cuitlahuátzin,


semejanza de nuestro dios Huitzilopóchtli!

(Mientras el coro entona, Cuitlahuátzin se punza con una espina de maguey,


y la sangre que mana de su pierna ‒o, idealmente, de su pene‒ se derrama
sobre una ofrenda para Huitzilopóchtli)

CUITLAHUÁTZIN: No desmayaré jamás ni me perderé en las sombras del poder que


se me confiere. Daré la vida, si es necesario, para preservar la grandeza de
México-Tenochtitlan. Cuidaré su delicado equilibrio entre los lagos y el

69
ihuan in ilhuicatl, ínic toaltépeuh yétiuh in oc áchi yehyéctzin altépetl, in
ixquichcáhuitl oquíchiuh in tlácatl. Ayócmo nicahcáhuaz in áhcan neci yáotl
huállaz ínic quitlahtlazóltiz íhuan quihiyohuíltiz. ¡Nitequipánoz íca noézo ínic
cemíhcac yolízqueh totetéoh!

COR: ¡Ma némi in tlahtoani Cuitlahuátzin,


Iixíptla totéo Huitzilopóchtli!

70
cielo para que siga siendo la ciudad más bella jamás creada. No permitiré,
nunca más, que un extraño enemigo venga a profanarla y maltratarla.
¡Contribuiré con mi sangre palpitante a la supervivencia eterna de nuestros
dioses!

CORO: ¡Viva el tlahtoani Cuitlahuátzin,


semejanza de nuestro dios Huitzilopóchtli!

(Concluida la tercera intervención del coro, comienza la danza. Cuitlahuátzin le toma


la mano a Tecuhichpótzin, y en sucesión, todo el séquito se sangra para ofrendársela
al dios tutelar mexica. El coro también participa de la danza mientras los macehuáltin
elevan alabanzas al nuevo tlahtoani.) (De contarse con águilas reales, serán echadas
a volar; idealmente el vuelo del águila más magestuosa concluirá posándose sobre
Cuitlahuátzin. Estos vuelos deben acompañarse de los sonidos de los silbatos de
águila. Otra opción funcional es pre grabar los graznidos de las aves de cetrería y
yuxtaponerlos con la ejecución de la orquesta)

(La música subraya, con gran ímpetu rítmico, la magnificencia de la ceremonia y el


regocijo colectivo que la anima. El grupo de instrumentos musicales prehispánicos
debe apostarse sobre el escenario, para que su tañer sea visto de manera enfática)

(La pantalla muestra, a manera de vuelos de águilas, el islote de Tenochtítlan y la


belleza de sus canales y chinampas).
5:00” ca.

(Oscuro, pero siguen sonando los instrumentos musicales prehispánicos,


para hacer la transición a la siguiente escena)

71
CUI: Oticentlalíqueh ínic ticmátih tléin ye omóchiuh itéchpa in yáoyotl, áuh ínic
tictemáchtih Tlilpotónqui ámo quicáhuaz icihuacoayotéquiuh.
TLI: Nohuehuecáyo ámo notlamíliz yez íntla in huey tlahtocayócan nechnéqui, oc ye
cénca áxcan, íhcuac ticnamíquih ócce ohuihtilíztli.
CUI: Xitláhto, tlazohtlacatlé cihuacóatl…
TLI: Otechnonotzázqueh, miéc tenóchca omícqueh ipámpa ce huey aíc neci záhuatl
in ámo huel tepahtilía…
AMA: Quéma ca. Onicyehyéco nicpahtíliz ce cocóxqui, áuh zan ónic-huéiyac
icocóliz. Ámo yéppa onictenquixtíli ínic ámo tetequipáchoz íca ce tlamántli zan
quineltilía in tetzáhuitl…
CUI: ¿Tléin ticmátih intéchpa in Castilan tlácah?
TLI: Oahcíto ómpa Tlaxcállan. Áuh áxcan teyolmiquimauhtilíah nohnohuían, ípan
miéc altepéme. Inmálhuan inxáyac quinmachiyotíah íca ce tepoztlamachiyotilóni.
Ónca cocóneh íhuan cíhuah…
CUA: Néci in choquíztli capitán Malinche in ixayotepéhui Popótla cuáhuitl itzíntla,
ce tlaxotlaltilóni ocatca ipampa inecuepcayotiliz…
CUI: Monéqui titachcauhyotíah; ámo zan zozótlac titocahuázqueh. ¡Xiquilnamiquícan
in mexíca cuauhocélotl áic motemactía!
CUA: Quéma ca. Néhuatl mixpantzínco ninoquétza. Niccáquiz motlanahuátil, totécuh.
TEM: Néhuatl noyúhqui, tohueytécuh.

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DÉCIMO SEGUNDA ESCENA
(Cuitlahuátzin, Tlilpotónqui, el amatlamátqui, Cuauhtemóctzin y Temilótzin)
(La pantalla proyecta el interior de la sala de audiencias de las “Casas Nuevas” de
Motecuhzomátzin y un cielo nublado)

(La escena incluye esteras, el trono de palma tejida del tlahtoani y braseros)

CUITLAHUÁTZIN: Estamos reunidos para enterarnos de los últimos sucesos y


para comunicar que Tlilpotónqui ocupa de nuevo su cargo de cihuacóatl.
TLILPOTÓNQUI: Mi vejez no es excusa si el alto mando mexica me requiere,
sobre todo ahora que enfrentamos nuevas amenazas…
CUITLAHUÁTZIN: Habla, noble cihuacóatl…
TLILPOTÓNQUI: Han reportado la muerte de varios tenóchcas por una
enfermedad extraña que parece no tener cura…
AMATLAMÁTQUI: Es cierto, yo traté de aliviar a uno y lo único que logré fue
agravar sus dolores. No lo había informado para no agobiar con algo que
confirma los presagios…
CUITLAHUÁTZIN: ¿Qué sabemos de los hombres de Castilla?
TLILPOTÓNQUI: Fue inexorable su llegada a Tlaxcallan y ahora están
sembrando el terror; en varias poblaciones a sus víctimas les han
marcado el rostro con metal candente. Hay niños y mujeres…
CUAUHTEMÓCTZIN: Parece que las lágrimas que derramó el capitán Malinche
frente al árbol de Popótla son fuelle de su venganza…
CUITLAHUÁTZIN: Aún hay acciones por emprender; no vamos a quedarnos
impávidos. ¡Recuerden que un guerrero mexica no se rinde nunca!
CUAUHTEMÓCTZIN: Por supuesto, estoy a sus regias órdenes, Señor.
TEMILÓTZIN: Yo también, mi gran Señor.

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AMA: In mexicatlahtócan imiquiztlatzontequíliz ye tenquixtílo…
CUI: Ahquémman! Nóchi tehuántin tixochimiquízqueh, yéhce titoyolchicahuázqueh
ínic ámo políhuiz in mexicáyotl yuh ticmátih… Ámo ticcáhuaz in totlazohtlálpan
icualnezcáyo motlaíloz ipámpa centlamántin ixpopoyoahcannecitlácah intompóxo
in quinéquih moaxcatíliz totlápan inecuiltónol in ámo cahcicamátih íhuan in ámo
quipatiyotíyah…

AMA: ¡Políhuiz! ¡Polihuítiuh! ¿Tléica ámo anquicaquiznéquih? ¿Áhzo


annacaztzátzah? ¿Áhzo anixpopóyoh?
TLI: Cuitlahuátzin yectlahtóa, monéqui téhuan toyóliz ticmácah ínic ámo políhuiz
tocoltzitzínhuan intlamanitíliz, macíhui totlaciuhcáyo ahhuícpa techhuícaz …

CUI: Ínic ce, monéqui ticceppahuíah in tlacalaquílli. Ca ipámpa ínin techcocolíah.


Temilótzin, nimitzmahpilhuilía inic ticchicahuáctiz in cetilíztli íca in altepéme
otiquinmacehualtíqueh. Ayócmo tlacalaquilízqueh íntla techpaléhuih.
Cuauhtemóctzin, téhuatl ticmomamáltiz in cuauhocelóyotl, auh ticmoyolahcítiz áchi
cuálli mochíhuaz in mítl, in macuáhuitl…
CUA & TEM: ¡Quéma totécuh!

CUI: Te íhuan ne, notlacanecóni cihuacóatl, tinemilítiuh itéchpa quen tiquinyoléhuah


toicnotepehpénqueh…
TLI: Tehuan áhzo huel occéhppa ticxochicueponítizqueh Tenochtítlan…
AMA: ¿Quinéquih quiyecchíhuaz ce teyomiccaquimilólli ezápan momána?

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AMATLAMÁTQUI: La sentencia de muerte del imperio mexica está escrita…
CUITLAHUÁTZIN: (Con ardor) ¡Eso jamás! La muerte florida nos aguarda a
todos, pero debemos llegar hasta el límite de nuestras fuerzas con tal de
impedir que el mundo como lo conocemos perezca… No vamos a
permitir que la magnificencia de nuestra tierra sea mancillada por la
estupidez ciega de un grupo de invasores que se siente con derecho a
disponer de las riquezas de este mundo que no entiende ni valora…
AMATLAMÁTQUI: (Con obstinación salvaje) ¡Perecerá! ¡Va a perecer! ¿Por
qué no quieren entenderlo? ¿Están sordos y ciegos?
TLILPOTÓNQUI: Tiene razón Cuitlahuátzin, a nosotros nos corresponde dar
la vida para preservar la herencia de nuestros antepasados, aunque el
destino nos señale un camino distinto…
CUITLAHUÁTZIN: Para empezar, hemos de revisar el sistema de tributación. Ahí
está el origen de tanto odio en nuestra contra. Temilótzin, te designo para
reforzar las alianzas con los pueblos sometidos ofreciéndoles exención
absoluta de tributo a cambio de ayuda. Cuauhtemóctzin, tú te encargas de
reorganizar el ejército y de exigir una mejor manufactura de armamento…
CUAUHTEMÓCTZIN
Y TEMILOTZIN: (Al unísono) ¡Sí, gran Señor nuestro! (Salen de escena)
CUITLAHUÁTZIN: Y tú y yo, fiel cihuacóatl, tenemos que ir pensando en las
maneras de levantar el ánimo de nuestros sufridos electores…
TLILPOTÓNQUI: Podríamos devolverle sus esplendores a Tenochtítlan…
AMATLAMÁTQUI: (Con desdén) ¿Quieren dedicarse a embellecer una mortaja de
piedras inmersa en agua ensangrentada?
2:30” ca.

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AMA: In tlaciuhcáyotl ye tenquixtílo
CUI: Aic momactía in mexíca.
TLI: Totéquiuh ca cuahnamíqui.
AMA: Políhui ca totónal.
CUI: Nicmanahuía totlápan
ca noílhuiuh.
AMA: In tetéoh innequíliz
áic huel ixnamiquílo.
TLI: Ámo tléyo, ámo mahuízo
íhcuac ye iximácho totlaciuhcáyo.
CUI: ¡Zan ye míctoc macámo pehuálo!

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AMATL: El destino ya está escrito.
CUITL: Jamás se rinde el mexica.
TLILP: Nuestro mandato es resistir.
AMATL: Perecer es nuestro sino.
CUITL: Resguardar a nuestra tierra
es la misión que me toca.
AMATL: La voluntad de los dioses
nunca debe contrariarse.
TLILP: No hay gloria en el conformismo
de un destino ya predicho.
CUITL: ¡Antes muertos que vencidos!
3:00” ca.

INTERLUDIO COREOGRÁFICO

(Cuitlahuátzin y el amatlamátqui; sale Tlilpotónqui)

(La pantalla proyecta ahora un desplazamiento hacia el exterior de las Casas Nuevas,
es decir, la plaza mayor de Tenochtitlan con una gran cantidad de macehualtin, los
mismos que serán duplicados en escena por el ingreso del coro y los danzantes.)

(Comienzan los movimientos generales con una música tendiente al optimismo.


Simboliza la recuperación del ánimo colectivo, merced a las acciones de
Cuitlahuátzin. Él estará en el punto más alto de la composición escénica. La
coreografía manifestará cómo la vida continúa y cómo va recuperándose la armonía
con el entorno urbano. Parece quedar lejos la pesadilla de la invasión extranjera.
Brilla la ciudad, sonríe el pueblo y renacen vigorosas las flores pero, de pronto, la
música se descompone arrasando con las personas. Se plasmará, en metáfora sonora
y coreográfica, el decurso de la viruela que se aposenta inmisericorde en el mundo
indígena. Comienzan los síntomas con fiebre, vómito y dolores de cuerpo, hasta que
los primeros planos de humanos purulentos van cayendo al suelo. Así, hasta que
quedan pocos sobrevivientes; al final, también al tlahtoani le llega, por ósmosis
inversa, el contagio. Cae de rodillas…) (Aparece el decaimiento de la luz,
mostrándose después un apagón total, alegoría de un futuro anticipado)
3:30” ca.

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TLI: Cenca titotequipáchoh ipámpa ihciúhca momáhua; ínin záhuatl oc áchi tecuáni
quen in castílan tlácah intepuzmácuauh…

TEC: ¡Tlilpotónqui, notécuh tonáhui!... ¿Tléin nicchíhuaz?... ¿Ahzo nicyollálíz,


nicnahuatequíliz?
TLI: ¡Amo!, macámo ximopácho ítloc …
TEC: ¿Oc ye cénca niquíttaz pacayohuía?...

CUA: ¡Tecuacehcénoh, ayócmo ónca yoltóqueh ínic tlaquimilóa in mimícqueh. …!

TEC: ¡Ye otihualmohuícac, Cuauhtemóctzin, cuálli ca!; Cuitlahuátzin


mitzmotlaihtlanilía. (…..) Xiquílhui macámo momáctiz in záhuatl. Ámo
huehcáhuah áquin quinéxtiz ce nepahtilóni ihuícpa ínin tlacentelchihuálli in
oquihuícac in áhcan nécih tlácah.…

CUI: Nomachtziné, quin tlámiz noyóliz áuh ninoyolcocóa ipámpa ámo


yaonamiquiztíca yez, imíxpan in castílan tlácah.

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DÉCIMO TERCERA ESCENA

(Tlilpotónqui, Tecuhichpótzin, Cuauhtemóctzin, Cuitlahuátzin, el amatlamátqui


y el xoloitzcuinti)

(La pantalla proyecta las habitaciones del palacio de Cuitlahuátzin en Iztapalapan)

(La escena contiene los petates donde yacen Cuitlahuátzin, el amatlamátqui y el


espejo adivinatorio; una tela transparente los aísla. Ambos tienen el
cuerpo lleno de pústulas)

TLILPOTÓNQUI: Estamos consternados por la velocidad del contagio; esta


enfermedad ha resultado más feroz que las armas de los hombres de
Castilla…
TECUHICHPÓTZIN: (Desesperada) ¡Tlilpotónqui, mi Señor arde en fiebre!...
¿Qué hago?... ¿No podría consolarlo con una caricia?
TLILPOTÓNQUI: ¡No!, lo más importante es que no te le acerques…
TECUHICHPÓTZIN: (Gimiendo) ¿Cuánto más voy a verlo sufrir?...

(Llega Cuauhtemóctzin)

CUAUHTEMÓCTZIN: (Consternado) ¡Es verdaderamente terrible, ya no hay vivos


suficientes para preparar a los cadáveres…!
TECUHICHPÓTZIN: ¡Qué bueno que llegas!; Cuitlahuátzin te está solicitando…
(En voz baja) Dile que no se rinda, pues ya no tardan en encontrar una cura
para esta maldición que trajeron los invasores…

(Cuauhtemóctzin se aproxima al borde la tela)

CUITLAHUÁTZIN: Sobrino, a mi vida le ha llegado su acabamiento y lo que más


me duele es que no haya sido luchando contra los invasores. Serás tú quien
79
Áxcan téhuatl tiquinmanáhuiz toaltépeuh, téhuatl tiquixnamíquiz in áhcan nécih
tlácah. Ámo ximozotláhua, ximotentlapaltíli ínic tohuanpóhuan techpaléhuih.
Notencópa, xiquimihtlánti tenamáctin in michoáqueh, áuh xiquimílhui monéqui in
cahcicáquih tléin móztla mochíhuaz.
CUA: Ca ye cuálli, totécuh, nictlacamátiz monahuátil…
CUI: Tlilpotónqui, tla ximopácho…
TLI: Mótloc yecyollotíca, ínic nicnahuallázaz in ehecamalácatl…
CUI: Xiquintzahtzíli totlacáhuan, íca in oc áchi xochíyo motláhtol. Xiquimílhui
itéchpa totlálpan icualnezcáyo íhuan quen quiixpíyaz. Ximotequitláza ínic
tiquimílhuiz íntla titohuehcatlázah totlálnan, timayanázqueh íhuan in
tlapatiyohualíztli mocallanehuízqueh toyohuálhuan, quincuetlahuiltízqueh cemíhcac
totechiuhcáhuan intémic. Macámo quilcáhuah tehuántin tiTonátiuh ipílhuan áuh in
toeztlaxtláhual quicemmahuiztíliz… yúhqui ce tlamanilíztli ipámpa tocólhuan.
TLI: Xiccuauhtlamáti nomahuíztic tlahtoani, mótloc oninomáchti in tlahtólli ipatíyo
tlachihualízpan mopepechtía, áuh in tlachihualíztli itlachiáliz mopátla íhcuac
moihiyoquiquixtía in mahuilíztli. Nimitzcáhua íca in tlazohcihuátzin in
quinmahuizótiz motláhtol …

CUI: Ichcatéxtzin, ninoyolihtlacóa ipámpa nonéhtol oniquihtláco. Nimitzcáhuaz iyópa


yéhce ínin zan yúhqui néci. Motlacamecáyo ichicahuáliz cemíhcac mocemmánaz
íhuan moihtítzin ítech quízaz in áquin monecpáchoz in ohuihtepanyalíztli. Ámo
xínech-choquíli ipámpa notónal oc quipahpaquiyahuáloz Tlalócan xochítlan, in oc
áchi yehyéctzin quen toxochítlan. Áxcan quéma, nimitztlahtlanilía tictócaz
notlaquennacáyo itzíntla in cuáhuitl in tic-huelítta. …
Ma notlacayéliz quiatocpachóa iteonelhuáyo.

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lleve en sus hombros el peso de la resistencia. No desfallezcas. Empecínate
en solicitar ayuda. Envía de mi parte regalos a los michoacanos y diles que
les rogamos no sean necios ante lo que se avecina…
CUAUHTEMÓCTZIN: Por supuesto, mi gran Señor. Acataré íntegros sus
mandatos… (Se aleja con una reverencia)
CUITLAHUÁTZIN: Tlilpotónqui, por favor acércate…
TLILPOTÓNQUI: Como siempre junto a tí para conjurar tormentas…
CUITLAHUÁTZIN: Arenga a nuestro pueblo con tus palabras más floridas.
Háblales de las bellezas de nuestra tierra y de cómo hay que preservarlas.
Insísteles en que si defraudamos a la naturaleza, un horizonte de penurias
poblará nuestras noches, marchitando para siempre los sueños de nuestros
ancestros. Que no se olvide que somos herederos del Sol y que el sacrificio
de nuestra sangre debe seguirse honrando… Cual ofrenda a los abuelos.
TLILPOTÓNQUI: Dalo por hecho, mi admirado tlahtoani, a tu lado aprendí que
el valor de las palabras se respalda en hechos y que la percepción de los
hechos cambia cuando el espíritu se libera de miedos. Te dejo con la bella
mujercita que honrará tus decires…

(Se acerca Tecuhichpótzin con su xoloitzcuinti)

CUITLAHUÁTZIN: Copito de algodón, lamento romper la promesa dejándote


sola, pero eso es sólo una ilusión. La potencia de tu linaje se extenderá
sobre los siglos y de tu pequeño vientre nacerá la esperanza de sobrevivir
catástrofes. No me llores porque mi espíritu rondará gozoso en los jardines
del Tlalócan, que son tan hermosos como los nuestros. Te pido, eso sí,
que mi envoltura corporal la entierres junto al árbol que más te guste…
Que mi esencia humana abone su enraizamiento cósmico.

81
TEC: Nineltócaz motláhtol, iccentíca, ninocuépaz ce neixcuitílli ipámpa nóchi in
cíhuah in oquinpolóqueh inpílhuan nózo innámic. Nimitznehtoltilía
ninoyolchicáhuaz, yuhqui otinechmáchti. Quémman nimitzaxitíliz ómpa Tlalócan
niccuauhtlamáti ye otic-hueliti ticnonochíliz íca in itzcuíntin …
Nimitzcahuilía Lenguxo ínic mitzhuícaz…

CUI: ¿Tléin tinechittítiz áxcan motezcápan, amatlamátqui? ¿Oc monextícah in


matláctli omóme acáltin in áhcan nécih tlácah ináxcauh?
AMA: Amo nicnéqui nimitzittítiz in amoxtlahcuilólli… … Áuh nicnéqui nimitzílhuiz
ipan niquítta ixpoliúhqueh tlamántin…
CUI: ¿Cátleh?
AMA: Toaltepéhuan mocemmánah yéhce amáca tehuántin tinicantlacah huelizquía
quimátiz. Cíntli ayócmo yétiuh yolíztli iaméyal íhuan in anahuatlácah
mieccahuízqueh yúhqui ce tóctli in itóca “trigo…” In chinánpan políhuiz íhuan
toacálhuan moihzoliuhcuepázqueh…
CUI: ¿Tléin itéchpa in átl?
AMA: Ihiyoquízaz yúhqui in ahuáchtli icuahuaquiyo…
CUI: Cénca nicnéqui ámo nimitzcáquiz …

AMA: Xichía, íntla ticochítiuh ma xicnéltili ce temíctli, ípan tioméntin ticcehuilízqueh


totónal …

82
TECUHICHPÓTZIN: Voy a creer en tus palabras, como siempre, volviéndome
ejemplo para todas las mujeres que han perdido a sus hijos o sus maridos.
Te prometo que seré fuerte, como tú me enseñaste. Y cuando te alcance en
el Tlalócan espero que ya hayas logrado conversar con los perros…
Te dejo a Lenguxo para que te acompañe… (Sale sin el perro)

(Cuitlahuátzin lo llama y luego lo apoya sobre sí) (Lenguxo: meñique en otomí)

CUITLAHUÁTZIN: (Con un filo de voz) ¿Qué vas a enseñarme hoy en tu espejo,


amatlamátqui? ¿Siguen apareciendo las 12 “casas flotantes” de los teúles?
AMATLAMÁTQUÍ: Prefiero no mostrarte las imágenes… Pero te cuento que en
ellas veo cosas incomprensibles… (Manipula para sí el espejo)
CUITLAHUÁTZIN: (Agónico) ¿Como cuáles?
AMATLAMÁTQUI: Nuestras ciudades sobreviven, mas ninguno de nosotros lograría
reconocerlas. El maíz dejará de ser fuente de vida y los hijos del Anáhuac
se multiplicarán como las espigas una planta que llaman “trigo…” Las
chinampas desaparecen y nuestras canoas se vuelven inservibles…
CUITLAHUÁTZIN: (Con el último atisbo de temor) ¿Qué pasa con el agua?
AMATLAMÁTQUI: Se irá evaporando con la fragilidad del rocío…
CUITLAHUÁTZIN: Prefiero ya no escucharte… (Deja caer la cabeza cerrando los
ojos)
AMATLAMÁTQUI: Espera, si vas a dormirte, que sea materializando un sueño,
aquel donde ambos reposaremos el alma…

(La pantalla proyecta el viaje póstumo de los moribundos: Las imágenes revolotean
en los jardines de Cuitlahuátzin y se enfocan en el árbol…. El mismo bajo cuya fronda
reposaría el tlahtoani que es también aquel donde presuntamente Hernán Cortés
vertió sus lágrimas… Una vez fundidos en uno solo, el transcurrir del tiempo lo

83
COR FEM: Átlan ticuíca, tlahtoani,
in axóchitl mitzihuínti;
teoacuecueyotíca timoyolchichilía
tiquinnemíti mopílhuan.

Chalchíhuitl moilnamicóca
cánin mocéhui totlálpan itenex-zoquío;
ínic tictlániz
quitletlalilía motléyo ixicocuítla …

YE IXQUICH

84
mostrará con los avatares que ha padecido en este medio milenio de existencia… Al
recalar en la segunda década del Siglo XXI, su ajado tronco regalará un brote verde
de vida…)

(La música es el vehículo para que este viaje de la imaginación sea vivido con la
sensibilidad a flor de piel. Las voces femeninas del coro imitan los apacibles oleajes
de los lagos, con sus azulinas tonalidades… desde lo alto reconfortan a los vivos y son
el elogio fúnebre del héroe)

CORO FEMENINO: Dentro del agua cantas, tlahtoani,


(En off) las flores acuáticas te embriagan;
con oleaje divino enardeces
infundiéndole vida a tus hijos.

Es tu memoria piedra preciosa


donde el cimiento patrio reposa;
en pos de tu gesta victoriosa
se encienden los cirios de tu gloria…
5:30” ca

Tiempo total: 68:00” ca.

FINIS

Ciudad de México, 27 de marzo de 2020

85
86
PROPUESTAS DE VESTUARIO,
ORNAMENTOS Y ACCESORIOS

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88
PROPUESTAS DE VESTUARIO, ORNAMENTOS Y ACCESORIOS

Las siguientes ilustraciones tienen el objeto, meramente, de mostrar algunas opciones


que los diseñadores del vestuario y los adeptos al maquillaje pueden tomar en
consideración para realizar su trabajo. Han de fungir de referencia para que su fantasía
creativa parta de un marco histórico proveniente de fuentes primarias.
En ese tenor, también ha de observarse que las dramatis personæ de esta cantata
pueden aparecer en escena con diferentes vestuarios. Sería el caso, ejemplar, del
tlatoani, ya que podría lucir una indumentaria específica para su entronización, otra
para sus esponsales y otra como comandante del ejército, o tlacochcálcatl. Y si eso
fuese demasiado arduo, al menos para que se agreguen elementos que delaten la
naturaleza de la escena (la colocación de la nariguera y la diadema de turquesa y
concha nácar, durante la toma de posesión, por ejemplo). De esta última, así como de
la “atadura real” ofrecemos dos imagenes pertinentes:

Xiuhuitzolli del Museo Etnográfico de Roma Quetzalpiloni del libro del Códice Mendocino

89
Tocante a la vestimenta de tlacochcálcatl, nos permitimos mostrar una opción extraída
del Códice Mendocino, ya que es la más cercana a la que pudo haber sido.

Con respecto a la tilma del tlahtoani, ha de lucir el reglamentario azul turquesa,


aunque pedimos que se le añadan elementos en tonalidades verdes para acercarla a la
idea de glifo que proponemos, es decir, al de “alga lagunar” que aquí consignamos.

Cuitlahuátzin según el Códice Aubin. Glifo ideal de Cuitlahuátzin

90
Concerniente al trono o tlahtocaicpalli, habría que mejorar la burda manufactura que
retratan los códices, volviéndolo más suntuoso.

“Asiento real” sugerido por fray Diego Durán

En cuanto al cihuacóatl ‒el funcionario, de no confundir con la diosa del mismo


nombre‒, no disponemos de muchas representaciones de su vestimenta. Sabemos por
Tezozómoc que “el cihuacóatl viste, en contextos rituales, una capa de plumas de
águila y empuña un tzotzopaztli, o bastón para tejer prendas indumentarias de la diosa
Cihuacóatl” y el Códice Borbónico así presenta, precisamente, a Tlilpotonqui (de lo
que no hay duda es de que los colores negro, tlili y blanco, iztac, predominan):

El cihuacóatl Tlilpotonqui

91
En lo que concierne al amatlamátqui, no hemos encontrado ninguna imagen que lo
represente, empero, presentamos la siguiente, pues contiene elementos que embonan
con su condición de encargado de desvelar los funestos designios del espejo
adivinatorio y de chamán vinculado con los mundos ocultos que rigen los destinos
humanos. En dicha condición de emisario de lo paranormal, se vincula con el Señor
del “espejo humeante”, o Tezcatlipóca, de ahí el humo que emana el sahumador y el
cuerpo embijado de negro. Podrá, sin embargo, mejorarse con algún antifaz y con la
aplicación de más plumas oscuras, tanto en el penacho como en los brazaletes.

Sacerdote con atributos de Texcatlipoca según, W. Solier

Con respecto al calzado, tenemos las siguientes alternativas que, aunque


elementales, son imprescindibles (nótese el absurdo de la representación previa de
Cuitlahuátzin, donde se le dibujó descalzo…)

92
En relación con Cuauhtemóctzin y Temilotzin dejamos abierta la propuesta, mas
sugerimos que se piense en ataviar al Señor de Tlatilúlco con una tilma que haga
referencia a la etimología de su nombre ‒águila que cae‒ y que se considere en
vestirlo también con su indumentaria de guerrero águila para la escena posterior a la
Noche Victoriosa. No obstante, mostramos una imagen de un penacho que se le
atribuye, tal como se encuentra en París, cuya localización acaba de publicitarse para
los interesados mexicanos (lo más probable es que sea parte de su cetro, de algúna de
sus insignias militares o. inclusive, de su rodela o chimalli…)

“Penacho” de Cuauhtémoctzin perteneciente


a la colección del Museo Quai Branly de Paris. © Foto de Miguel Gleason

93
Para ataviar a Matlatzincátzin habría de discurrirse un vestuario que tuviera
relación con el señorío de Coyohuácan que gobernó, es decir, algo con los coyotes, ya
sea en los motivos de la tilma como en la posibilidad de ponerle un tocado con una
cabeza de dicho animal.
Acerca de la princesa Tecuhichpótzin, son de anotar los elementos que cita fray
Bernardino de Sahagún refiriéndose a las nobles náhuas: A) Camisa de plumas de pato
con la enagua adornada de elementos en forma de meandros. B) Camisa con dibujos
de dalias y enagua con espigas de maíz. C) Camisa bordada en el hombro y enagua de
recantón.
Consignamos dos ilustraciones para que también se tomen en cuenta los tocados
y la manera de peinarse. Por ser una niña, puede haber llevado el pelo suelto, recogido
nada más con un listón, durante su vida diaria; pero para su boda pueden haberla
peinado como se ilustra.

Ilustraciones de W. Solier de una mujer principal náhua.

94
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96
CUITLAHUÁTZIN

ESTUDIO SOBRE EL PERSONAJE HISTÓRICO

97
98
CUITLAHUÁTZIN

Por la brevedad de su reino, por la escasez de las fuentes que lo evocan, y por las
flagrantes contradicciones de los datos que se manejan en dichas fuentes, los
contornos individuales de Cuitlahuátzin son difíciles de esbozar.
Señor de Iztapalapan, consejero de su hermano mayor Motecuhzomátzin
Xocoyótzin, firme opositor al recibimiento pacífico de los españoles, y luego efímero
tlahtoani de México-Tenochtítlán, Cuitlahuátzin destacó por su valentía e ímpetu, pero
estas pinceladas referenciales no bastan para dar una imagen veraz del que fuera,
probablemente con Cuauhtemóctzin, una de las máximas figuras de la resistencia
indígena frente al invasor español.
Instigador todavía anónimo de la sublevación de los mexicas en contra de los
invasores, a raíz de la “masacre del Templo mayor” perpetrada por Pedro de Alvarado,
iba a ser el corazón mismo de la insurrección. Cuitlahuátzin había anticipado la
duplicidad que yacía en el discurso afable de los invasores y lo había expresado
públicamente. Este ataque traicionero, cuando los guerreros mexicas, sin armas, con
sólo ramas de acxóyatl en las manos, se encontraban profundamente inmersos en la
motricidad músico-dancística del ritual de Tóxcatl, iba a provocar su legítima cólera y
nutrir el ardor vengativo de su reacción bélica.

Cuitlahuátzin, Señor de Iztapalapan

Hijo de Axayácatl y hermano menor de Motecuhzomátzin II, Cuitlahuátzin era Señor


de Iztapalapan. Su padre lo había hecho “rey natural” de este pueblo porque su madre,
hija de Huéhue Cuitlahuátzin, quien había sido a su vez rey de Iztapalapan, era
oriunda de aquel lugar.

99
Su hermana Xilomenco era madre del rey Cacamátzin9, y para ayudar a su
sobrino, fungió como juez en los líos políticos que Cacamátzin tuvo en Tetzcóco y lo
acompañó en lo que debía haber sido su toma de posesión como tlahtoani de
Tetzcóco, en 1517, ceremonia que finalmente se suspendió10.
Tuvo una relación estrecha con Motecuhzomátzin, como hermano y como
súbdito, ya que Iztapalapan estaba bajo la férula de México-Tenochtítlan. Con sus
hermanos Matlatzincátzin, Pinahuítzin, Cecepaticátzin, y con fuerzas iztapalapenses,
combatió en las guerras que libró Motecuhzomátzin contra Atlixco. Nombrado capitán
general del ejército mexica (tlacatécatl) sometió a los rebeldes tixtecas de Oaxaca. En
1518, con Maucaxacohítzin y Ezhuahuácatl se distinguió en la guerra contra los de
Quauhquechóllan.
Además de acompañar a los ejércitos mexicas en las guerras que libraban en
todos los rincones del Imperio, luciéndose por su valentía, ayudó con su gente en
obras públicas que el noveno tlahtoani mexica emprendía, como la construcción de la
albarrada entre otras cosas11.
Casó con una hija del señor llamado Quauhtlehuanítzin, hijo de Nezahualcóyotl.
Se desconoce el nombre de su esposa, pero se sabe que con ella tuvo cinco hijos: don
Alonso Axayáca Ixhuetzcatocátzin, quien fuera gobernante de Iztapalapan en tiempos
de los españoles, doña Ana y doña Luisa. Se ignora el nombre de los demás:

El señor Cuitlahuitzin tomó mujer allá en Tetzcoco Aculhuacan, se unió con


una princesa de la que no se sabe bien su nombre, hija de Quauhtlehuanitzin,
príncipe hijo de Nezahualcóyotl tlatohuani de Tetzcoco; y Cuitlahuitzin con
la princesa de Tetzcoco procrearon tres hijos, que de ellos salieron. El
primero se llama don Alonso Axayaca Ixhuetzcatocatzin tlatohuani de
Itztapallapan. La segunda se llama doña Anna. La tercera se llama doña
Luisa, y los dos demás no se sabe bien sus nombres12.

9
Alva Ixtlilxóchitl I, p. 152.
10
Torquemada I, p. 307.
11
Ibid., p. 218.
12
Crónica mexicáyotl, p. 160,
100
En 1520, después de haber sido elegido como tlahtoani, se maridó con la hija de
Motecuhzomátzin, Tecuhichpótzin, quien tenía entonces apenas unos 10 años. El
matrimonio no se consumó y Cuitlahuátzin murió poco tiempo después. La casaron
más adelante con Cuauhtémoctzin cuando éste fue elegido tras la muerte de
Cuitlahuátzin. Se percibe aquí, claramente, que estas uniones matrimoniales buscaban
establecer un linaje directo, gaje de legitimidad, con Motecuhzomátzin.

El antropónimo “Cuitlahuátzin”

El nombre propio de una persona, tocáyotl, tenía mucha relevancia en el mundo


prehispánico, era un predicado verbal, parte constitutiva del ser, verdadero atuendo
onomástico, semántico y sonoro, que lo revestía. Los personajes importantes tenían un
nombre calendárico que correspondía a su fecha de nacimiento, y un nombre
“terrenal”, tlaltocáyotl, otorgado cuando la partera cortaba el cordón umbilical del
recién nacido. Fungía como nombre propio, con un valor anímico, y según lo afirman
los cantos floridos, xochicuícah, el “renombre”, es decir, la fama, tléyo, mahuízo, era
lo único que permanecía de un individuo en la tierra, tlaltícpac, después de la muerte.
Si el nombre había sido el de un padre, de un abuelo o de un ancestro, conservaba la
carga anímica que el tocáyotl del pariente había contenido, y le tocaba al así nombrado
enriquecerlo con nuevos matices de gloria y valentía.
El nombre de una persona podía cambiar en el curso de la existencia si un
acontecimiento importante proveía un nuevo predicado identitario. Por tanto, resulta
interesante desentrañar el significado de Cuitláhuac o Cuitlahuátzin, mediante su
etimología, y eventualmente, a través de la imagen glífica que lo refiere en los
documentos pictográficos.
El significado del antropónimo Cuitlahuátzin, por el radical léxico cuitla(tl)
“excremento” más inmediatamente aprehensible, ha sido objeto de polémicas. En el

101
Códice Matritense (fig. 1), el glifo, la imagen del nombre, es una voluta que
representa un excremento cuitlatl.

Fig. 1

La espiral de la vírgula y el color remiten al excremento, pero se percibe un


formema13 presente en la representación del corazón yóllotl (fig. 2) en la semiología
indígena de la imagen, o a una flor xóchitl. En este último caso podría aludir la flor
cuitlaxóchitl o cuetlaxóchitl “nochebuena”, la cual remitiría fonéticamente a Cuitlá-
huac. Las vocales “i” y “e” son prácticamente homófonas en náhuatl por lo que lo
anterior es factible.

Fig. 2

El vocablo náhuatl cuítlatl corresponde a lo excrementicio animal, pero también


a lo excrementicio vegetal: cuitlacóchi el “hongo del maíz” (huitlacoche), así como a
lo excrementicio mineral: teocuítlatl “el oro”, literalmente “excremento solar” por lo
dorado y porque el téotl por excelencia es el sol14. Cuitla-hua-c sería entonces “el que
tiene –hua (sufijo que indica “posesión” o “lo que hay”) suciedad”. El morfema –c es

13
Formema: unidad mínima de significación formal en un contexto gráfico.
14
Iztacteocuitlatl es “la plata”.
102
un locativo poco común en los antropónimos. Es probable que fuera una apócope de -
ca: Cuitlahuaca. Recordemos que Bernal Díaz lo refirió como Coadlavaca.
Otra posibilidad sería que fuera Cuitlaahuac, con a larga o mejor dicho con una a
re-articulada lo que significaría “el que tiene agua (atl)… con algo excrementicio que
podría ser una basura acuática: algas” (o algo por el estilo). El glifo de Cuitlahuátzin
contenido en el Códice Aubin (fig. 3) corresponde a este sentido: consta de una vírgula
de excremento cuítla(tl) y de agua atl, lo que se lee cuitla-hua-a-c.

Fig. 3

Con el sufijo locativo –pan, cuitlatl remite también a la “espalda”, o a los


“riñones” como parte baja del cuerpo15: cuitlápan. Aun sin el sufijo, cuítlatl puede
significar “espalda baja”. El significado sería en este caso Cuitlahuátzin(a) “el que
tiene espalda”.
El señor de Iztapalapan fue generalmente referido en las fuentes en náhuatl con el
diminutivo –tzin: Cuitlahuátzin (como lo fueron Tizóctzin, Ahuitzótzin,
Motecuhzomátzin, Cuauhtemóctzin), lo que no altera el significado.

15
La palabra para “riñones” como órganos es yoyomoctli.
103
El carácter de Cuitlahuátzin

Lo intrépido de Cuitlahuátzin se había manifestado en las campañas bélicas de


conquista o punitivas que lanzaba Motecuhzomátzin. Sin embargo, es durante los
combates contra los españoles que su valentía llegó a su plenitud. Torquemada
describió algunos aspectos de su carácter y subrayó su determinación:

Hombre astuto, sagaz y bullicioso, y la principal parte de echar de México a


los castellanos, según se entendió, y que fortalecía la ciudad con fosos y
trincheras y armaba la gente con largas picas; soltaba los tributos; ofrecía
mercedes a los pueblos que resistiesen a los cristianos y los matasen y le
enviasen las cabezas. Dio a entender en todo su imperio cuánto los convenía
la unión para librarse de la opresión de los extranjeros y no se engañaba en
nada16.

Con esta voluntad férrea, es probable que de no haber fallecido a causa de la


epidemia de viruela, Cuitlahuátzin habría reunido tal cantidad de pueblos, que habrían
podido vencer a los españoles, cambiando asimismo la historia de México.

El encuentro de Cuitlahuátzin con Cortés

Cuando los españoles ya estaban en la región de Cholula y Huexotzínco, Cuitlahuátzin


fue enviado por Motecuhzomátzin, con otros principales, para tratar de disuadir a
Cortés de llegar a México:

Aquí me vinieron a hablar ciertas personas que parecían principales, entre


los cuales venía uno que me dijeron que era el hermano de Mutezuma, y me
trajeron hasta tres mil pesos de oro, y de parte de él me dijeron que él me
enviaba aquello y me rogaba que me volviese y no curase de ir a su ciudad,
porque era tierra muy pobre de comida y que para ir allá había muy mal
camino y que estaba todo en agua y que no podía entrar allá sino en canoas,
y otros muchos inconvenientes que para la ida me pusieron17.

16
Torquemada II, p. 248.
17
Cortés, “Segunda carta de Relación”, en Cartas y Documentos, p. 54.
104
El oro que Cuitlahuátzin llevó a Cortés, de parte de Motecuhzomátzin, más que
un presente podría haber sido una diversión, en el marco de una estrategia indígena.
En efecto, es probable que el Señor de Iztapalapan hubiera sido enviado para
coordinar un ataque sorpresivo a los españoles. Cortés lo presintió:

En este aposento que he dicho, según las apariencias que para ello vimos y el
aparejo que en él había, los indios tuvieron pensamientos que nos pudieran
ofender aquella noche, y como yo lo sentí, puse tal recaudo que
conociéndolo ellos, mudaron su pensamiento, y muy secretamente hicieron ir
aquella noche mucha gente que en los montes que estaban junto al aposento
tenían junta, que por muchas de nuestras velas y escuchas fue vista18.

Cuitlahuátzin regresó a México con la promesa formal de Cortés de volverse “si


fuese su voluntad (de Motecuhzomátzin) de no meterme en su compañía”19, y con una
intuición que se volvió pronto una certeza: que lo que decía el capitán español era
falsedad.

Cuitlahuátzin recibe a Cortés en Iztapalapan

Cuitlahuátzin se encontraba en México con Motecuhzomátzin cuando los españoles


estaban cerca de la ciudad. El tlahtoani mexica ordenó al Señor de Iztapalapan
dirigirse a su ciudad para recibir a Cortés en son de paz. Pese a su reticencia éste tuvo
que obedecer:

Y a Cuitlahuátzin le fue ordenado que se fuese a su pueblo de Itztapalapan a


aguardar los castellanos y que los recibiese con amor y caricia para que en
nada fuesen ofendidos y en todo fuesen regalados20.

El conquistador, en su Segunda carta de relación, recordó así su recibimiento por


Cuitlahuátzin:
18
Ibid., p. 55.
19
Ibid.
20
Torquemada II, p.144.
105
Llegado a esta ciudad de Iztapalapa, salió a me recibir algo fuera de ella el
señor y otro de una gran ciudad que está cerca de ella que será obra de tres
leguas, que se llama Caluanalcan (Colhuacan) y otros señores que allí me
estaban esperando y me dieron hasta tres mil o cuatro mil castellanos,
algunas esclavas, ropa y me hicieron un buen acogimiento21.

Podemos imaginar la rabia contenida de Cuitlahuátzin. Mientras tanto, en México


cundía el pánico:

Ma iuh tie, ma motelchioa, tle oc iez i anquichioa, ca ie timiquizque, ca ie


tipoliuizque, ca ie toconchixticate in tomiquiz22.

Que así sea, que se cumpla el destino nefasto. ¿Qué será que puedan hacer
ustedes? Ya moriremos, ya pereceremos, ya estamos en la espera de nuestra
muerte.

Si consideramos los augurios nefastos, tetzáhuitl, que anunciaban la venida de los


españoles, los cuales dictaban la reacción que los mexicas debían de tener frente a un
destino inexorable, la abnegación podría haber prevalecido. Sin embargo, es el ataque
traicionero de Tóxcatl y la vileza que entrañaba, lo que mostró que no era el destino
que se asomaba, sino la llegada contingente de unos invasores que venían a conquistar
y expoliar. Cuitlahuátzin lo había anticipado.

Cuitlahuátzin en el encuentro de Cortés con Motecuhzomátzin

El 8 de noviembre 1519, Cortés, sus españoles y los aliados indígenas, quienes habían
salido de Iztapalapan, llegaron a México por la calzada del mismo nombre.
Motecuhzomátzin, acompañado de su hermano Cuitlahuátzin y de Cacamátzin, se
había adelantado y esperaba a Cortés en Huitzillan (fig. 4). Cortés llegó, y según él
mismo lo escribió, el encuentro fue amistoso:

21
Cortés, “Segunda carta de Relación” en Cartas y Documentos, p. 56.
22
Códice Florentino, libro XII, capítulo 14.
106
Yo me apeé y le fui a abrazar solo y aquellos dos señores que con él
iban, me detuvieron con las manos para que no le tocase y ellos y él
hicieron asimismo la ceremonia de besar la tierra y hecha, mandó a
aquel su hermano que venía con él que se quedase conmigo y me
llevase por el brazo y él con el otro se iba delante de mí poco trecho23.

Fig. 4

El hermano era Cuitlahuátzin. Al detener, a la par de Cacamátzin, el gesto del


conquistador, el señor de Iztapalapan manifestó claramente que no le temía. Luego
Cacamátzin y Motecuhzomátzin se adelantaron hacia el templo de Toci (Tocitítlan), y
Cuitlahuátzin llevó a Cortés “del brazo” (cosa poco probable) hacia dicho templo.

Y tomando de mano de uno de sus grandes un muy rico collar de oro, todo
de muchas piezas de oro y piedras preciosas, se lo echó al cuello y en la
mano le puso un muy galano y curioso plumaje, labrado a manera de rosa.
Sin esto, le puso un sartal de rosas al cuello y una guirnalda de rosas en la
cabeza, y tomándose por la mano, los dos se fueron a la ermita de la diosa
Toci, que allí en el camino estaba, donde el poderoso rey y el Marqués se
asentaron en sus asentaderos, que aparejados les tenían.24

23
Cortés, “Segunda carta de Relación” en Cartas y Documentos, p. 58.
24
Durán II, p. 540-541.
107
El diálogo

La única versión de los términos del diálogo que se entabló es la del Códice
Florentino:

Luego dijo (Cortés) a Motecuhzomátzin:


¿Acaso no eres tú? ¿Acaso él no eres tú?
¿tú Motecuhzomátzin?

Dijo Motecuhzomátzin: sí así es, soy yo.


Luego, se levanta, se levanta para
encontrarlo cara a cara,
se inclina, se le acerca, se endereza.

Así se dirigió a él, le dijo:

“Oh señor, te has fatigado, te has cansado,


has llegado a la tierra, has venido a gobernar
tu agua, tu cerro25, México.

Ignoramos cuál puede haber sido la actitud de Cuitlahuátzin al escuchar las


palabras de Motecuhzomátzin, quien entregaba su reino a los españoles. En los días
que siguieron, Motecuhzomátzin estuvo encerrado, sin poder salir, en el Palacio de
Axayácatl, virtualmente preso de los españoles, pero es factible que Cuitlahuátzin
haya sido libre de ir y venir. Poco después, Cortés salió de México para ir a enfrentar a
Pánfilo de Narváez.

La fiesta de Tóxcatl y la masacre del Templo mayor

La llamada masacre del Templo mayor, perpetrada por Pedro de Alvarado en ausencia
de Cortés que había salido a enfrentar a Pánfilo de Narváez, fue un detonador de lo
que después iba a ocurrir. Las fuentes difieren en lo que concierne a la iniciativa de

25
In atl, in tepetl “el agua, el cerro”, difrasismo que remite a la “ciudad”.
108
celebrar la fiesta de Tóxcatl, dedicada a los dioses Huitzilopóchtli y Tezcatlipóca.
Cualquiera que fuera el que la concibió, Pedro de Alvarado, probablemente
aconsejado por sus aliados indígenas, aprovechó la oportunidad que se le presentaba
de acabar con la flor mexica de la guerra. En el baile solemne de la fiesta Tóxcatl,
cientos de guerreros salían sin armas, con solo ramas de acxóyatl (abeto) en las manos
y se encontraban profundamente inmersos en la motricidad músico-dancística del
ritual. Era el momento idóneo para decapitar al ejército mexica. Los españoles
irrumpieron en el patio del Templo mayor, cortando antes que nada los brazos de los
que tañían y generaban esta espiritualidad motriz.
A raíz de esta masacre, los mexicas se sublevaron, atacaron y sitiaron a los
españoles y sus aliados. No se sabe dónde se encontraba entonces Cuitlahuátzin.
¿Estaba preso con Motecuhzomátzin o estaba afuera y, de ser así, habría sido uno de
los participantes más empedernidos en la insurrección?

Cuitlahuátzin proclamado jefe de guerra

Tampoco se sabe a ciencia cierta cuándo Cuitlahuátzin fue proclamado jefe de guerra.
Se infiere que estaba preso con Motecuhzomátzin, y que por tanto no pudo participar
en los combates que sucedieron a la masacre del Tóxcatl. ¿Habría logrado salir de su
encierro antes del regreso de Cortés de Veracruz, para unirse a la rebelión?
La declaración de Cortés indicando que lo había “soltado” para hacer mercado,
en los últimos días que antecedieron la noche triste, es poco creíble.

Cortés (sin pensamiento de malicia) soltó a un hermano de Motecuhzoma,


señor de Itztapalapan y los mexicanos ni hicieron mercado ni le dejaron volver
a la prisión y le eligieron por su caudillo26.

26
Torquemada II, p. 209.
109
Los españoles estaban sitiados y los mexicas mataban a los que salieran y
entraran para abastecerlos, por lo que es difícil que alguien pudiera salir del encierro
para “hacer mercado”. Es factible que Cortés haya soltado a Cuitlahuátzin para traer
víveres, pero debe haber sido antes de que iniciara la rebelión, antes de Tóxcatl, o si es
después, lo habría soltado Pedro de Alvarado o podría haberse escapado del encierro.
Antes de su proclamación como jefe de guerra, Cuitlahuátzin se pierde en el
anonimato de la insurrección. Los mexicas peleaban reciamente y es poco probable
que no hayan tenido un mando claramente definido. ¿Quién pudo haber sido? Una
posibilidad es que fuera el cihuacóatl Tlilpotónqui. La otra podría haber sido
Cuitlahuátzin, ya que fue elegido por su valentía y no por su linaje, y por tanto tuvo
que haber demostrado previamente su capacidad de mando. De ser así, se habría
escapado en un momento indeterminado después de la masacre de Tóxcatl.
En este contexto, es probable que fuera él quien ordenara que dejaran entrar a
Cortés con sus tropas el 24 de junio sin atacarlos.
Motecuhzomátzin, encerrado, con grilletes en los pies, desamparado, rehén de los
conquistadores, tlahtoani, supremo gobernante de los mexicas todavía, pero sin
autoridad, no podía ayudar en los combates que su pueblo libraba contra el
contingente invasor. Un Consejo indígena compuesto por las más altas autoridades del
altépetl, nombró entonces a Cuitlahuátzin, quien había mostrado suma valentía y una
ponderada autoridad en los combates que sucedieron a la masacre, como jefe de
guerra, tlacochcálcatl, para encabezar la resistencia.
Es un hecho que estaba ya al mando de las fuerzas mexicas cuando asediaban a
los españoles día y noche, hasta que éstos tuvieron que huir el 30 día de la noche
“triste”.

110
Tetzáhuitl. Los presagios

Los mexicas bajo el mando de Cuitlahuátzin, iniciaron los combates, asediando a los
españoles e indígenas aliados quienes estaban atrincherados en las Casas reales. Como
de costumbre, el comienzo de la guerra y lo que se avecinaba habían sido enmarcados
por una lectura de presagios y sueños de los sabios lectores de destinos
tonalpóuhqueh, de los adivinos tlaciuhcayóqueh y, sobre todo, por los sabios
recortadores de papeles o amatlamátqueh. No sabemos lo que profetizaron, pero un
cantar expresa lo que podrían haber dicho:

Zan ye ic xichocacan aya


Anmexica antepilhuan.
Ye no ceppa tauh ipan
in totzaqual imanca
tipopolhuizque.
Quen quihtoa Ypalnemohuani ohuaya27

Solo así lloren


Ustedes mexicas, ustedes príncipes.
Ya esta vez, sobre nuestra agua,
donde se extiende nuestro encierro,
habremos de perecer.
Así lo dice Él, gracias a quien se existe.

Sin embargo, pese a los agüeros nefastos, la lucha debía continuar:

¿Yn mach oc quihualmati a yn tlacateuctli


In Motecuhzomatzin, a yn Cuitlahuatzin in?
Ximotlahpalocan anmexica yn antepilhuan yn
Quen quihtoa Ypalnemohuani ohuaya28

¿Acaso ya lo saben los señores


Motecuhzomátzin, Cuitlahuátzin?
Atrévanse ustedes mexicas, ustedes príncipes.
Así lo dice Él, gracias a quien se existe.

27
Cantares Mexicanos, p. 892. La traducción es mía.
28
Ibid., p. 894.
111
Es probable que este canto haya sido creado en el contexto bélico aquí aducido.

Los insultos a Motecuhzomátzin

No queda tampoco muy claro si la subida de Motecuhzomátzin a la azotea para


persuadir a los mexicas que cesaran el combate fue con Pedro de Alvarado, antes del
regreso de Cortés de Veracruz, o después. El Códice Florentino indica lo primero
mientras que Cortés afirma lo segundo.
Cortés, Bernal Díaz, y Cervantes de Salazar afirman que antes de que lo
apedrearan Motecuhzomátzin habría recibido una verdadera oleada de insultos:

“Calla, bellaco, cuilón, afeminado, nacido para tejer e hilar y no para Rey e
seguir la guerra, esos perros cristianos que tú tanto amas te tienen preso como
a macehual” (Cervantes de Salazar, 1985, p.480).

Siguió una lluvia de flechas y piedras una de las cuales alcanzó al tlahtoani
mexica: “Jamás consintió paños sobre la herida y si se los ponían quitábaselos muy
enojado, procurándose y deseándose la muerte” (ibid.). ¿Habría estado Cuitlahuátzin
entre los que insultaban a Motecuhzomátzin?
Según Bernal Díaz del Castillo, cuando Motecuhzomátzin apareció en la azotea,
lo reconocieron unos principales:

Cuatro dellos (principales) se llegaron en parte que el Montezuma les podía


hablar, y ellos a él, y llorando le dijeron:
“Oh, señor e nuestro gran señor, y cómo nos pesa de todo vuestro mal y daño
y de vuestros hijos y parientes! Hacemos os saber que hemos levantado a un
vuestro pariente por señor”. E allí le nombró cómo se llamaba, que se decía
Coadlavaca, señor de Iztapalapa29.

29
Bernal Díaz del Castillo, pp. 472-473.
112
La información que proporciona Bernal es algo ambigua ya que Cuitlahuátzin no
podía haber sido “levantado” como Señor, en el contexto protocolario mexica, sino
como jefe de guerra. La elección vendría después de la muerte de Motecuhzomátzin.
El nombramiento señalado por Bernal se sitúa en el contexto de la subida de
Motecuhzomátzin a la azotea. Pero como no está claro si dicha subida fue antes o
después del regreso de Cortés de Veracruz, la duda persiste.
Es probable que fuera antes de su regreso. Según Torquemada, ya en Tepeaca
Cortés, al enterarse de la entronización de Cuitlahuátzin como tlahtoani, recordó que
éste había sido nombrado “capitán general” antes de que muriera Motecuhzomátzin:

De los que prendían se entendió que habían hecho rey a Cuitlahuátzin, que es
el que antes habían elegido por su capitán general, viviendo Motecuhzomátzin,
cuyo hermano era, y señor de Itztapalapan, a quien en otra ocasión había
soltado Cortés30.

El regreso de Cortés de Veracruz

Advertidos por mensajeros de la situación, Cortés hizo su entrada a México, el 24 de


junio, día de San Juan Bautista. Sin que las fuentes lo señalen, por las razones que
aducimos, es probable que Cuitlahuátzin haya estado ya al mando de los mexicas
insurrectos.
Los mexicanos se pusieron de acuerdo en que no se dejarían ver, sino que
permanecerían ocultos, estarían escondidos. Era como si reinara la profunda
noche […] estaban atisbando por la rendija de las puertas o en los huecos de
los muros31.

Los mexicas estaban ya en pie de guerra:

Pues si hubieran visto los españoles la cantidad de guerreros que estaban en


acecho, luego su corazón se hubiera dado cuenta de que los mexicanos estaban

30
Torquemada II, p. 248.
31
Sahagún, p. 782.
113
preparados para dar principio a la batalla, que habían de comenzar la guerra en
breve32.

Los españoles llegaron “al interior de la Casa Real”, es decir el Palacio de


Axayácatl, donde estaban atrincherados Pedro de Alvarado y los que habían
permanecido en México. Cortés mandó disparar los cañones y se reinició la batalla.
Los mexicas se lanzaron al ataque bajo el mando de Cuitlahuátzin. Después de cuatro
días de combates, la situación se volvió insostenible para los españoles quienes
decidieron salir de la ciudad. Antes de salir, mataron a varios principales, al
gobernante de Tlatelolco Itzquáuhtzin y probablemente a Motecuhzomátzin, si es que
no había muerto antes. El hijo de Cuitlahuátzin Alonso Axayáca Ixhuetzcatocátzin,
entonces presente, partió con los españoles, quizás como rehén, en la huida.

Anuncian la muerte de Motecuhzomátzin a Cuitlahuátzin

Cualquiera que haya sido la causa de la muerte de Motecuhzomátzin, ésta tuvo lugar el
29 o 30 de junio 152033. Bernal Díaz señaló:

Mandó Cortés a un papa e a un principal, de los que estaban presos, que


soltamos para que fuese a decir al cacique que alzaron por señor que se decía
Coadlavaca, y a sus capitanes cómo Montezuma era muerto y que ellos le
vieron morir y de la manera que murió y de las heridas que le hicieron los
suyos34.

Cortés asimismo pidió a los mexicas…

Que le enterrasen como a gran señor que era y que alzacen a su primo del
Montezuma, que con nosotros estaba, por rey, pues le pertenecía de heredar, o

32
Sahagún, p. 782.
33
Cf. Johansson, “La muerte de Motecuhzoma. El mito y la historia”, en Arqueología Mexicana, Mayo-junio 2020, pp.
68-75.
34
Bernal Díaz, p. 474.
114
a otros sus hijos, e que al que habían alzado por señor no le venía por
derecho35.

No queda muy claro quién era el mencionado primo, pero estaba preso con
Motecuhzomátzin y probablemente, si no partidario de los españoles, por lo menos por
ellos controlado. Clavijero ofrece una versión más solemne del acontecimiento:

Cortés hizo saber a Cuitlahuátzin que había muerto Moctezuma por medio de
dos ilustres prisioneros que habían presenciado su muerte. Hizo sacar el real
cadáver por seis nobles mexicanos acompañados de algunos sacerdotes que
estaban igualmente en prisión36.

La versión de Clavijero parece teñida de romanticismo y difícil de admitir. En


efecto, dada la situación crítica en la que se encontraba Cortés, es poco verosímil que
hubiera dedicado un tiempo apremiante a informar a Cuitlahuátzin de la muerte de
Motecuhzomátzin y que hubiera dejado que varios nobles y sacerdotes salieran de su
encierro.
Según los informantes de Sahagún, los cuerpos sin vida de Motecuhzomátzin e
Itzquaúhtzin de Tlatelolco fueron arrojados 4 días después de haber sido expulsados
del templo donde se libraban los combates. Por tanto, es probable que haya sido
asesinado el 30 de junio.

Y desque aquello vio Cortés y todos nosotros acordamos que para otro día
saliésemos del real y diésemos por otra parte adonde había muchas casas en
tierra firme37.

35
Bernal Díaz. p. 474.
36
Clavijero, p. 337.
37
Bernal Díaz, p.474.
115
Los españoles salen el 30 de junio, en la noche

Advertidos por unas mujeres que vieron a los españoles huir (fig. 5), Cuitlahuátzin y
los mexicas atacaron durante toda la noche a los españoles y los persiguieron. Salieron
por la calzada de Tlacópan, llegaron a Popótla, lugar donde según la leyenda, Cortés
lloró la pérdida de México, bajo el árbol de la Noche triste.

Fig. 5

Esta “Noche triste” para Cortés fue una Noche Victoriosa para Cuitlahuátzin.
Antes de salir, si Motecuhzomátzin no estaba ya muerto, los españoles lo ultimaron y
mataron también a Cacamátzin de Tetzcóco y a tres hermanos suyos que “hasta
entonces no estaban muertos”, según lo aseveró don Alonso Axayáca, el hijo de
Cuitlahuátzin38.

La batalla de Otumba

Ya idos los españoles, Cuitlahuátzin había logrado persuadir a los indígenas de


Otómpan, a los de Teotihuácan y a todos los de los pueblos otomíes que vivían en

38
Alva Ixtlilxochitl, p. 454.
116
aquella comarca que se aliaran con los mexicas para exterminar a los españoles,
quienes habían sufrido una clara derrota:

“Salieron a los llanos de Otumba, tantos y tan innumerables indios, que


cubrían el sol, para atajar a los españoles”39.

Después de varios días de asedio los ejércitos mexicas se encontraban en


Temalcatítlan cerca de Otómpan. Cuitlahuátzin había permanecido en México y había
mandado a su hermano, el cihuacóatl Matlatzincátzin, como jefe. En los llanos de
Otumba, los españoles que creían haber pasado lo peor, se toparon con miles de
indígenas hostiles:

Halló grandes escuadrones de indios, tendidos por aquellos campos, dando


grandes alaridos y voces y haciéndoles grandes amenazas y visajes con los
cuerpos y arrojando muecas varas y piedras40.

Desafortunadamente, quizás aconsejados por los tlaxcaltecas, los españoles


arrebataron el estandarte mexica cuechpántli, provocando asimismo la desbandada del
ejército confederado de varios pueblos indígenas. Los rituales mexicas de la guerra no
habían tomado en cuenta el maquiavelismo estratégico europeo. A punto de ganar la
batalla de Otumba, el 7 de julio de 1520, Matlatzincátzin no solo la perdió, sino que
perdió la vida.

México-Tenochtítlán liberado

Una vez la ciudad liberada, los mexicas limpiaron sus templos, quitaron las imágenes
cristianas, colocaron de nuevo sus ídolos, y volvieron a celebrar sus fiestas:

39
Durán II, p.557.
40
Durán II, p.557.
117
Auh in oacic tecuilhuitontli occeppa, ie nocepa ilhuiquixtique in Mexica.
Oncan cempoaltica. In ixquich in inixiptlahuan, in impatillohuan, in diablome,
ie no ceppa quincecencauhque, quintlaquentique, quinquequetzalotique,
quincocozcatique. Quinonaaquique xiuhxayacatl, ihuan quinquequentia in
teuquemitl, in quetzalquemitl, in tozquemitl, in quauhquemitl41.

Y cuando llegó tecuilhuitontli otra vez ya también esta vez realizaron la fiesta
los mexicas. Durante veinte días, todas sus imágenes, sus representaciones, los
diablos, otra vez fueron adornadas, los vistieron, los colocaron en su lugar, les
pusieron sus collares. Les pusieron máscaras de turquesa y los visten con ropa
de sol, ropa de quetzal, ropa de perico amarillo, ropa de águila.

El Señor de Iztapalapan había sido elegido como tlahtoani de México y es


factible que la unión matrimonial (nenamictilíztli) de Cuitlahuátzin con
Tecuhichpótzin, la hija de Motecuhzomátzin, haya sido programada durante estos días
para realizarse después de la entronización, o en el contexto mismo de su toma de
poder (netlahtocatlalíztli).

Las exequias de Motecuhzomátzin Xocoyótzin.

Sin que se sepa a ciencia cierta cuál fue la postura de Cuitlahuátzin en relación con
Motecuhzomátzin, si ésta fue amistosa es probable que Señor de Iztapalapan, capitán
del ejército mexica, haya participado en las exequias del tlahtoani mexica, siguiendo
el protocolo que establecía la “ley de Topiltzin”, correspondiente a las exequias de los
señores mexicas.

La entronización de Cuitlahuátzin como tlahtoani

A la muerte de Motecuhzomátzin, Cuitlahuátzin había sido elegido tlahtoani:

41
Códice Florentino, libro XII, fol. 51v.
118
Auh in omic Motecuzumatzin niman oalmotlali in ipan tlatocayutl
Cuitlahuatzin, napoaliluitl in tlatocat ye ipan incastilan tlaca42.

Y cuando murió Motecuhzomátzin luego se vino a instalar en el gobierno


Cuitlahuátzin; gobernó ochenta días en tiempos de los españoles.

La fecha de la entronización

Según las leyes que regían la sucesión de los reyes, la entronización del tlahtoani que
había sido elegido tenía lugar 80 días después de la muerte de su antecesor. Ahora
bien, Motecuhzomátzin murió en el mes de Tecuilhuitóntli, el 29 o el 30 de junio de
1520, por lo que la entronización debía ser en Ochpaníztli, exactamente 80 días
después es decir el 15 o el 16 de septiembre de 1520.
Pasados los últimos días de Tecuilhuitontli, se celebraron los meses Huey
Tecuilhuitl, Miccailhuitóntli (Tlaxochimáco), Huey Miccailhuitl (Xócotl huétzi) y llegó
Ochpaniztli. De hecho, este lapso de 80 días corresponde a la fecha que propone la
Crónica mexicáyotl:

Auh zan niman ipanin in omoteneuh in 2 Tecpatl xihuitl 1520 años, in


motlahtocatlalli in tlacatl Cuitlahuatzin tlahtohuani Tenochtitlan ipan
cemilhui tlapohualli 8 Ehecatl, anozo 5, ic 16 de septiembre, ipan inin
Metztlapohual huehuetque ic cemilhuitia Ochpaniztli43.

Y luego, en el mencionado año 2-pedernal año 1520, se instaló como


gobernante el señor Cuitlahuátzin, tlahtoani de México-Tenochtitlan, el día 8-
viento o 5, entonces 16 de septiembre, en la cuenta de los meses de los
ancianos entonces en Ochpaniztli.

La fecha del 16 de septiembre corresponde exactamente a 80 días después del 30


de junio en que murió Motecuhzomátzin.

42
Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, fol. 51v.
43
Crónica mexicayotl, pp. 159-162.
119
Ya en Tepeaca (Segura de la Frontera) Cortés se enteró de la entronización de
Cuitlahuátzin:

Supe […] cómo después de la muerte de Mutezuma había sucedido en el


señorío un hermano suyo, señor de la ciudad de Ixtapalapa que se llamaba
Cuetravacin, el cual sucedió en el señorío porque murió en las puentes el hijo
de Mutezuma, que heredaba el señorío, y otros dos hijos suyos que quedaron
vivos; el uno dicen que es loco y el otro perlático, y a esta causa decían
aquellos que había heredado aquel hermano suyo; y también porque él nos
había hecho la guerra y porque lo tenían por valiente hombre muy prudente44.

Circunstancias de la entronización de Cuitlahuátzin

Cuando se realizó la ceremonia de entronización de Cuitlahuátzin, el 16 de septiembre


de 1520 (calendario juliano), ochenta días después de la “Noche triste”, los mexicas ya
controlaban la situación. Habían limpiado los templos, reparado lo que había sido
destruido por los españoles; habían quitado las imágenes cristianas y colocado las
estatuas de los dioses en su lugar. Las fiestas de los meses Huey tecuilhuitl, y
Miccailhuitóntli, Huey miccaihuitl habían sido debidamente celebradas, y la
ceremonia de investidura tendría lugar en el mes Ochpaniztli.

Dos caballeros que prendieron les dijeron: “que habían ido a Quauhquechollan
por mandato del nuevo rey Cuitlahuátzin, hermano de Motecuhzoma, cuya
voluntad era de morir o defender que no entrasen castellanos en su tierra45.

Es factible que, en este mismo contexto, la unión matrimonial con


Tecuhichipótzin (fig. 6), quien tenía, quizá, unos diez años de edad, haya sido
celebrada, integrando asimismo a Cuitlahuátzin, de manera más entrañable, en el
linaje de Motecuhzomátzin.

44
Cortés, “Segunda carta de Relación” en Cartas y Documentos, p.112
45
Torquemada II, p.240.
120
Fig. 6

El discurso de investidura de Cuitlahuátzin

Los españoles ya estaban lejos y el futuro se perfilaba como favorable. Es probable,


por tanto, que la ceremonia de investidura haya sido realizada de acuerdo con la
tradición. No tenemos una información sobre lo que ocurrió y lo que entonces se dijo,
pero en cuanto a los discursos que se pronunciaban en esas ocasiones, éstos eran
“formularios” por lo que el discurso que pronunció Cuitlahuátzin debe haber sido
parecido a lo que tradicionalmente se decía en esta ocasión, aunque con alusiones a las
circunstancias muy particulares en las que se encontraban los mexicas.
Dos discursos correspondientes a la entronización de un tlahtoani, fueron
aducidos por los informantes indígenas de Sahagún y transcritos en el Códice
Florentino. Dan una idea de lo que podría haber sido dicho. El discurso que pronunció
Cuitlahuátzin y la respuesta de un principal, sacerdote o jefe de guerra, tlacochcálcatl,
deben haber seguido este modelo.

121
Tlacatlé totecoé, tloqueé, naoaqueé iooallé ehecatlé: otlacauhquj in moiollo.
Aço tinechmotlanevilia in njmaceceoalli in njtlapalivi: in cujtlatitlan in
tlaçultitlan nonemja. In anjcemelle, in njteuhio, in njtlaçullo. Auh in anommati
in njxco, in nocpac: tleica, tle ipampa: cujx nolujl, cujx nomaceoal in
cujtlatitlan, in tlaçultitlan in tinechmanjlia? In petlapan, in jcpalpan
tinechmotlalilia?46

Noble persona, nuestro señor, dueño de lo que está cerca, de lo que está junto,
viento, aire, se inclinó tu corazón. Quizás me confundes con otro, yo soy un
hombre común, un trabajador. Mi lugar es un lugar de excrementos, un lugar
de suciedad. Yo que soy inquieto, yo estoy polvoso, sucio. Y no conozco (lo
que está) en mi rostro, sobre mí. ¿Por qué, para qué…? ¿Acaso es mi destino,
acaso es mi merecimiento que me tomes del excremento, de la suciedad? ¿Y
que me coloques en el petate, en el equipal?

Un principal responde el discurso de un tlahtoani entronizado

Conforme la tradición, en esta circunstancia, se evocaban o mejor dicho “se


convocaban” los reyes mexicas que habían fallecido.

Tlacatlé, tlatoanié, tlazotitlacatlé, tlazotzintlé, tlazotlé, chalchiuhtlé,


teuxihuitlé, maquiztlé, quetzallé, a ca tihualmohuetzitia, a can nican
mitzalmotlalilia in Tloque in Nahuaque, in Ipalnemoa. A ca nelle axcan ca
oyaque, ca omotecato, in motechiuhcahuan, in machcocolhuan, in oquinpolo,
in oquintlati in Totecuyo. In ye nachca omantihui47.

Señor, rey, preciosa persona, bella persona, precioso, piedra preciosa, turquesa
preciosa, ajorca, pluma preciosa, vienes a asentarte; aquí te colocó el Tloque
Nahuaque, Ipalnemoa. En verdad, ahora verdaderamente se fueron, fueron a
yacer tus engendradores, tus progenitores, a quienes borró, a quienes escondió
Nuestro Señor. Allá fueron a permanecer.

El tlahtoani electo estaba de pie, la cabeza inclinada, delante del fuego y


escuchaba las palabras del principal que podría haber sido el cihuacóatl Tlilpotónqui.

46
Códice Florentino, libro VI, capítulo 9.
47
Ibid., capítulo 10.
122
La muerte de Cuitlahuátzin: el vencedor vencido

Cuitlahuátzin, gobernó tan solo 80 días:

Nican motlali yn Cuitlahuatzin


ҫan nauhpoal ilhuitl yn otlatocat.
ҫan quiyehua,
ҫan quihualhuicaque yn totomoctli yn caxtilteca.
atle cocolistli catca yn ye huehcauh.
Ynic mic cuitlahuatzin48.

Aquí se entronizó Cuitlahuátzin


Solo ochenta días gobernó.
Además,
trajeron la viruela los hombres de Castilla.
No había esta enfermedad antes (hace mucho).
Así murió Cuitlahuátzin.

En este mismo Códice Aubin, el informante declaró:

Can nauhpoal ilhuitl yn tlatocat


Quecholli tlami.
Yn ipan mic totumonaliztli
Ynic omic
yhcuac yaque in tlaxcala castillan tlaca49.

Solo ochenta días gobernó.


Al terminar Quecholli
Fue cuando murió de la viruela.
Murió cuando los hombres de Castilla se habían ido a Tlaxcala.
Así murió Cuitlahuátzin”.

Curiosamente, Cuitlahuátzin murió 80 días (cuatro meses indígenas) después de


haber sido entronizado. Podría haber sido una coincidencia, pero es más probable que
este lapso fuera determinado simbólicamente para acatar un modelo religiosamente
pertinente, cualquiera que haya sido el tiempo en que vivió realmente.

48
Códice Aubin, fol.15v; Lehmann p. 128.
49
Códice Aubin, fol. 44v; Lehmann, Kutscher, p .33.
123
Auh zan ye ipan in in omoteneuh 2 Tecpatl xihuitl tlami Quecholli in huehue
Metztlapohualli, ic 3 mani Metztli de diciembre, in on momiquillico in tlacatl
Cuitlahuatzin Tlahtohuani Tenochtitlan, in ipiltzin Axayactzin, totomonalliztli
inic momiquilli, iquac zan ye ompa temi Tlaxcallan in españoles in tlatocat
zan napohualilhuitl in Tenochtitlan 50.

Y en este mencionado año 2-pedernal, al final del mes Quecholli en la cuenta


de los meses de los ancianos. Entonces correspondía al 3 de diciembre, vino a
morir el señor Cuitlahuátzin tlahtohuani de Tenochtítlan, hijo de Axayáctzin,
murió de viruelas. Cuando murió fue cuando los españoles ya andaban en
Tlaxcala. Gobernó Tenochtítlan solo ochenta días.

Este aliado inesperado de los españoles sería el que vencería a Cuitlahuátzin:

Andando el rey Cuitlahuátzin ocupado en estas cosas se le pegaron las viruelas


(enfermedad que dicen trajo un negro de Narváez) y murió de ellas por no
saberle curar, porque nunca tal mal habían visto ni tenido estos indios51.

La mayoría de las fuentes indican que gobernó 80 días (algunas refieren que
fueron 40 días, pero se debe a una mala lectura de nauhpohualli, lectura “decimal” y
no vigesimal de pohualli, en la que nahui aplicándose a “10”, dio cuarenta, en vez de
ochenta), antes de morir a causa de una epidemia de viruela, enfermedad que los
mexicas llamaron en náhuatl totumonaliztli por las ampollas que se formaban en la
piel. Los 80 días podrían constituir una simple aproximación ya que no pudieron
monitorear la duración de la enfermedad que le causó la muerte. Sin embargo, el
hecho de que no concuerde la duración de su mandato en las distintas fuentes podría
indicar que los mencionados 80 días correspondían a una elaboración con carácter
mágico-religioso que hubiera tenido consecuencias favorables sobre su destino post
mortem, o sobre la suerte de los combates que proseguían.

50
Crónica mexicayotl, pp. 159-162.
51
Torquemada II, p. 248.
124
Tomando en cuenta la cifra exacta de 80 días después de su entronización, el 16
de septiembre, Cuitlahuátzin habría muerto el 3 de diciembre de 1520 (lo que indica la
Crónica mexicáyotl).
Si no contamos los días de su lucha anónima, a partir de la muerte de
Motecuhzomátzin, fueron 80 días como capitán del ejército mexica, y 80 días como
tlahtoani de México-Tenochtílan.
A la muerte de Cuitlahuátzin, Cuauhtémóctzin fue nombrado capitán del ejército
mexica, y fue entronizado como tlahtoani mexica, en Atl Cahuálo (Cuáhuitl éhua), 4
meses, es decir 80 días después de la muerte del Señor de Iztapalapan.

Ipan nemontemi cuahuitl ehua motlahtocatlali In Cuauhtemoctzin (Códice


Aubin, fol. 45r).

“Durante los días baldíos de Cuahuitl ehua se instaló como gobernante


Cuauhtémoc”.

Cuitlahuátzin murió el 3 de diciembre de 1520. Con base en el hecho de que


tenían que ser exactamente 80 días (cuatro meses de veinte días), la toma de posesión
de Cuauhtémoctzin tuvo que haber sido el 20 de febrero de 1521.

El espejo de Tezcatlipoca y la “Ley de Topiltzin”

Enfermo, siguiendo el protocolo que establecía la “Ley de Topiltzin”, es probable que


mantas fueran colocadas sobre los espejos hechos de la piedra tezcapóctli, durante la
agonía de Cuitlahuátzin. Alva Ixtlilxóchitl recordó esta costumbre, en el caso de la
muerte del rey tepaneca Tezozómoc de Azcapotzálco:

“Y viendo los señores sus vasallos y los sacerdotes, pusieron un velo a


Tezcatlipuca, ídolo principal o señor de todos los ídolos de la tierra, como
entre los gentiles romanos a Júpiter que era señal de gran sentimiento. Y esta
ceremonia fue ordenada de Topiltzin, que cuando el rey enfermaba le ponían
125
si era el monarca, a Tezcatlipuca un velo, y no se lo quitaban hasta que moría
o sanaba”52.

El nombre de Tezcatlipóca deriva precisamente del nombre de la piedra


tezcapóctli con la que se hacían los espejos. Cuitlahuátzin no sanó por lo que quitaron
las telas e iniciaron el ritual.

Totumonalíztli “el ampollamiento”: la viruela

Cuitlahuátzin murió de la viruela totumonalíztli, una enfermedad desconocida contra


la cual no tenían remedios.

Cuitlahuátzin fue el décimo, gobernó en Tenochtitlan ochenta días cuando los


españoles ya habían llegado a México. En tiempo de él ocurrió que llegó una
gran enfermedad; hubo muchas muertes en todos los pueblos. Se dice que es la
gran enfermedad, la gran viruela; nunca se había visto, nunca se había sufrido
en México. A toda la gente se les partió la piel del rostro, se hicieron hoyos, se
hizo rugosa; ya no se enterraban a los muertos; a todos solo los echaban al
agua. Entonces eran cuando había mucha agua por doquier en México. Y el
mal olor se expandía, así lo despedían los muertos53.

Aún desconocida, siendo una enfermedad de la epidermis, la viruela podría


haberse considerado sagrada como lo eran otras enfermedades de la piel.

Primero las viruelas, también las apostemas que se hacen en el cuerpo y la


sarna; también las enfermedades oculares, como es el mal de ojos que procede
de mucho beber y todas las demás enfermedades que se causan en los ojos.54

Los que padecían estas enfermedades hacían votos a Xípe Tótec (fig. 7) de vestir
su “pellejo” el día de la fiesta. Es probable que los médicos que atendían Cuitlahuátzin
hayan mandado efectuar rituales a Xípe Tótec para curarse de la enfermedad, y que los
orfebres cuyo numen tutelar era, hayan hecho ofrendas de metales preciosos a la

52
Alva Ixtlilxóchitl I, p. 352.
53
Códice Florentino, libro VIII, capítulo1.
54
Torquemada II, p. 248.
126
divinidad y al sol. Es posible, inclusive, que hayan desollado a víctimas sacrificiales
en aras del tlahtoani. Pese a las ofrendas, Cuitlahuátzin murió.

Fig. 7

En el Códice en Cruz, el tambor huéhuetl y la flor xóchitl que figuran frente al


bulto mortuorio cuyo aspecto expresa la enfermedad de la que murió (fig. 8), no
constituyen un glifo antroponímico o gentilicio55.

Fig. 8

55
Sin embargo, la flor podría ser cuetlaxóchitl “nochebuena” y remitir fonéticamente a cuitla. El huehuetl podría
asimismo tener un valor fonétcio y corresponder a la sílaba –hue próxima a -hua con lo cual se referiría el nombre
Cuitláhuac.
127
Aluden probablemente al hecho de que, muerto, Cuitlahuátzin iba a ser recordado
con cantos floridos xochicuícah, en el lugar de los atabales huehuetítlan. Un verso de
los Cantares Mexicanos parece hacer alusión a su muerte:

Zan yuhqui nonyaz


in ompopoliuh xochitla56.

Sólo así me iré,


se destruyó el lugar de las flores.

El lugar de las flores es México-Tenochtítlan, y el verbo ompopóliuh


estrechamente vinculado con el término popoliúhqui, el cual indica un lugar
despoblado por la peste o la guerra57, corresponde al contexto de su muerte.

El destino post mortem de Cuitlahuátzin

Si bien Cuitlahuátzin pudiera haber hecho el voto de revestir la piel de una víctima
desollada, o lo hubiese hecho, en un ritual dedicado a Xipe Tótec, ya muerto,
siguiendo la lógica que presidía al andar post mortem de los que morían de una
enfermedad de la piel, su destino era el Tlalócan, regido por Tláloc (fig. 9):

Los que matan los rayos o se ahogan en el agua, y los leprosos, bubosos y
sarnosos, gotosos e hidrópicos.58

De ser así, Cuitlahuátzin no habría sido incinerado sino enterrado.

56
Cantares Mexicanos, edición de Miguel León-Portilla, p.120. La traducción es mía.
57
El término popoliuhqui, vinculado con popoliuh en términos semánticos, corresponde a un lugar “despoblado,
diezmado por la peste y la guerra”; Cf. Rémi Siméon.
58
Sahagún, p.207.
128
Fig. 9

Conclusión

Combatiente intrépido en la guerra contra los españoles, Cuitlahuátzin había triunfado


provocando su catastrófica huida y la de sus aliados tlaxcaltecas, huexotzincas y
tliliuhtepecas, por la calzada de Tlacópan, durante la famosa “Noche triste”.
Ponderado estratega, nombrado capitán general del ejército mexica durante la

129
insurrección, y elegido como décimo tlahtoani de México-Tenochtitlán, había
encarnado la esperanza de los mexicas.
Vencedor en la guerra, fue vencido por un arma letal, una enfermedad: la viruela
totumonalíztli, artimaña ofensiva más poderosa que los cañones, aunque involuntaria
de los españoles, y felonía del destino.
Los contornos individuales de Cuitlahuátzin se perdieron en el telón de fondo de
una valentía colectiva genérica frente al oprobio, lo que generó otro agravio: el lugar
exiguo que la historia le ha conferido en la memoria de los mexicanos. Rumbo al
Tlalócan, iba preguntándose quizás:

¿Ahtle notleyo yez in quemmanian?


¿Ahtle nocauhca yez in tlalticpac?59

¿Nada de mi fama permanecerá en el tiempo?


¿Nada quedará de mi en la tierra?

Interrogante a la que responde el mismo poema, en el umbral de esta cantata que


lo sublima:

Manel xochitl, manel cuicatl60


Al menos flores, al menos cantos.

Patrick Johanssn Keraudren


Ciudad de México, abril de 2020

59
Cantares Mexicanos, edición de Miguel León-Portilla, p.120. La traducción es mía.
60
Ibid.
130
Lista de imágenes

Fig. 1 Glifo de Cuitlahuátzin. Códice Matritense, Real Academia de la Historia, fol. 51v.
Fig. 2 Yollotl “el corazón”. Códice Laud, lámina 37 (34). Detalle.
Fig. 3 El glifo de Cuitlahuátzin. Códice Aubin, fol. 86.
Fig. 4 El encuentro de Cortés con Motecuhzomátzin. Códice Durán II lámina 58.
Fig. 5 Los gritos de las mujeres alertan a los mexicas. Códice Florentino, libro XII, fol. 42v.
Fig. 6 Tecuhichpótzin, la hija de Motecuhzomátzin. Códice García Granados. Biblioteca del
INAH.
Fig. 7 Xipe Tótec, Códice Borgia, lámina 49.
Fig. 8 El bulto mortuorio de Cuitlahuátzin. Códice en Cruz, fol. 60.
Fig. 9. Tláloc. Códice Borbónico, lámina 7.

BIBLIOGRAFÍA

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Alvarado Tezozómoc, Hernando, Crónica Mexicáyotl, México, UNAM, IIH, 1992.

Cantares Mexicanos, edición de Miguel León-Portilla, UNAM, Fideicomiso Teixidor, México,


2011.

Códice Aubin, (Ms. 85, Ms. 40), en Lehmann, Walter, und Kutscher, Gerd, Geschichte der Azteken,
Berlín, Gebr. Mann Verlag, 1981.

Códice Aubin, Histoire de la Nation Mexicaine, Ernest Leroux ; Editor, BNF, Paris, 1893.

131
Códice Borgia, Comentarios de Eduard Seler, facsímil, 3 vols., México, FCE, 1980.

Códice en Cruz, Atlas, by Charles E. Dibble, University of Utah Press, USA, 1981.

Códice Florentino, (Testimonios de los informantes de Sahagún). Facsímile elaborado por el


Gobierno de la República Mexicana, México, Giunte Barbera, 1979.

Códice Laud, Facsímile, Graz-Austria, Akademische Druck und Verlagsanstalt, 1994.

Códice Matritense del Palacio Real de Madrid, Edición fascimilar, Oklahoma, University of
Oklahoma Press, 1993.

Cortés, Hernán, Segunda carta de relación en Cartas y Documentos, Editorial Porrúa, México,
1963.

Clavijero, Francisco J. Historia antigua de México, México, Editorial Delfín, 1944.

Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, México,
Academia Mexicana de la Lengua, Tomo I, México, 2014.

Durán, Diego, Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme (dos tomos), México,
Editorial Porrúa, 1967.

Johansson, Patrick, “La muerte de Motecuhzoma. El mito y la historia”, en revista Arqueología


Mexicana, mayo-junio, 2020, pp. 68-75.

Lehmann, Walter, und Kutscher, Gerd, Die Geschichte der Konigreiche von Culhuacan und
Mexico, Berlín, Verlag W. Kohlhammer, 1974.

Sahagún, fray Bernardino de, Historia General de las Cosas de Nueva España, México, Editorial
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Siméon, Rémi, Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, México, Ed. Siglo XXI, 1977.

Torquemada, Fray Juan de, Monarquía Indiana, México, UNAM, IIH, 1992.

132
AGRADECIMIENTOS

133
134
AGRADECIMIENTOS

De acuerdo con Cicerón, la “gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino la
madre de todas las demás”, por lo que se torna obligatorio que apelemos a la que
sentimos propia para dejar por escrito nuestros agradecimientos más sonoros a las
personalidades que se solidarizaron con nosotros durante el arranque del proceso
creativo. Gracias a ellas, pudimos caer en la cuenta que esta cantata épica, aún antes
de su alumbramiento público, tiene el potencial de suscitar adhesiones.
Deliberadamente, presentamos la apretada lista onomástica en orden alfabético para no
incurrir en jerarquías forzadas que desvirtúen la naturaleza de nuestro sentir.
A Martha Elisa Ahumada de Lozada por abrir su bella morada en pos de generar
una convivencia inductora de ideas y buenos augurios. A don Raúl Arana Álvarez por
inyectar entusiasmo hacia la importancia histórica de Iztapalapan y hacia el quehacer
arqueológico, no en balde fue el descubridor del monolito de la Coyolxáuhqui; y para
su señora doña Josefina del Carmen íbidem. A Víctor Barrera García por creer, desde
un inicio, en la valía de este trabajo, proponiendo su vinculación con las actividades
del CENIDIM que atinadamente dirige. A Helea Bernal de Johansson por cobijar con
su regia hospitalidad un fructífero intercambio de reflexiones. A Gerardotzin Carrillo
Mateos por volverse parte medular de la obra, invitando a los sabios de Iztapalapan y
Culhuácan que habrían de ofrendar sus valiosos conocimientos. A José Luis Cruz e
Ignacio García por su majestuoso trabajo escénico en el Parque Cuitláhuac, mismo que
abrió las puertas para nuevos horizontes teatrales, el de Cuitlahuátzin en primer
término. A Rosa Esquivel Quiroz por su eterna complicidad con las causas que pueden
beneficiar al esforzado pueblo de México. A Tomás Filsinger por seguir siendo el
imprescindible copartícipe de todas las aventuras melodramáticas que el destino
prodiga. A Ana Elena García Robles por poner su inmarcesible talento a disposición

135
de los requerimientos de vestuario e imagen. A Miguel Gleason por reconfirmar su
generosidad, acercándonos al espejo adivinatorio de Motecuhzomátzin II, resultado de
sus investigaciones planetarias en torno a los vestigios mexicanos. Al caro Alejandro
González Acosta, por comulgar con el trabajo de sus cófrades. A Elisa Lemus por
brindar su enorme calidad humana en aras de la organización que desembocará en el
estreno mundial. A Juan López Hernández, por trocarse en un emisario de los poetas
del México Antiguo, sugiriendo su aparición escénica. A Rogelio Marín Escutia, para
quien no alcanzan los reconocimientos. Su involucramiento es el de un verdadero
temachtiani que empeña el aliento para que la Flor y el Canto permanezcan. A
Gerardo Medina, el mago de la Realidad Virtual que hará posible muchos ensoñares.
A Hildegard Mehnert, la asertiva consejera que sabe encontrar los propósitos que
yacen en todo lo importante. Al Príncipe azteca Mauricio Moncada, por la inefable
compartición de sus creaciones musicales. A Alejandro Ocampo, por allanar y resolver
los escollos materiales que pueden determinar el éxito. A José Ángel Pérez García por
encomendarle a su elegante pluma las crónicas de lo que se hace de relevante en
Iztapalapan. A María Antonieta Pérez Orozco, la entrañable mujer de cultura que
comparte, amorosamente, el madrinazgo de esta cantata. A Omar Quintanar, por la
inteligente lectura del esbozo literario y por los atinados escolios al respecto.
A Beatriz Ramírez González, depositaria de los saberes iztapalapenses, quien
manifestó su anuencia proponiendo contenidos y regalando su irremisible libro sobre
el héroe. A Salvador Reyes Equíguas por meter las manos al fuego en el nombre de la
amistad. A don Agustín Rojas, valedor de la herencia culhuacana, quien hizo patente
su alborozo por la creación en ciernes. A Nain Ruiz Jaramillo, el ilustre historiador y
Cicerone cuyas dádivas no tienen parangón. Al legendario Grupo Tribu que
desentrañó sonoridades ancestrales con miras a su inclusión. A doña Silvia Zugarazo
Sánchez por ayudarnos a repensar, dentro del Museo del Fuego Nuevo que preside, la
trascendencia de las labores reivindicativas. ۞
136
APÉNDICE

137
138
APÉNDICE

Espejo adivinatorio de Motecuhzoma II

Localización: Museo Nacional de Historia Natural, antes Museo de Botánica y


Geología de París

Dimensiones: Piedra de obsidiana de 25 cm. de diámetro y 3.5 cm. de grosor.

Ficha Técnica: Enviado por Hernán Cortés a Carlos V como parte del tesoro de
Motecuhzoma II, este espejo convexo de dos caras pasó a formar parte
de la colección de François I, después del abordaje que hizo, en 1522,
el pirata Jean Fleury de Honfleur al galeón español que lo trasportaba.
Es mencionado en 1742 por Dezallier d’Argenville en el Gabinete
Real de Historia Natural de Luis XV en el Jardín del rey, convertido
hoy en el Muséum National d’Histoire Naturelle.

139
© Fotografías de Miguel Gleason

Sobre el palacio de Cuitlahuátzin


(Nota para la recreación en pantalla)

Lamentablemente no quedó rastro de lo que fuera la majestuosa morada del Señor de


Iztapalapan y las únicas descripciones sobrevivientes son las que coligieron Hernán
Cortés y Bernal Díaz del Castillo. Es menester valerse de ellas para recrear las
imágenes que deben mostrase en las escenas novena y décimo tercera. Escribe Cortés,
cual testigo ocular lleno de azoro, en su Segunda carta de relación del 30 de octubre de
1520:

…y llegado a esta ciudad de Iztapalapa salió a me recibir algo fuera de ella el


señor y otro de una gran ciudad que está cerca de ella que será obra de tres
leguas, que se llama Caluanalcan, y otros muchos señores que allí me estaban

140
esperando, y me dieron hasta tres mil o cuatro mil castellanos y algunas
esclavas y ropa, y me hicieron muy buen acogimiento.
Tendrá esta ciudad de Iztapalapan doce o quince mil vecinos, la cual está en
la costa de una laguna salada, grande, la mitad dentro del agua y la otra mitad
en la tierra firme. Tiene el señor en ella unas casas nuevas que aún no están
acabadas, que son tan buenas como las mejores de España, digo de grandes y
bien labradas, así de obra de cantería como de carpintería y suelos y
cumplimientos para todo género de servicios de casa, excepto mazonerías y
otras cosas ricas que en España usan en las casas, que acá no las tienen. Tiene
muchos cuartos altos y bajos, jardines muy frescos de muchos árboles y rosas
olorosas; así mismo albercas de agua dulce muy bien labradas, con sus escaleras
hasta lo hondo. Tiene una muy grande huerta junto a la casa, y sobre ella un
mirador de muy hermosos corredores y salas, y dentro de la huerta una muy
grande alberca de agua dulce, muy cuadrada, y las paredes de ella de gentil
cantería, y alrededor de ella un andén que pueden ir por él cuatro paseándose, y
tiene de cuadra cuatrocientos pasos, que son en torno mil seiscientos; de la otra
parte del andén hacia la pared de la huerta va todo labrado de cañas con unas
vergas, y detrás de ellas todo de arboledas y hierbas olorosas, y dentro de la
alberca hay mucho pescado y muchas aves, así como lavancos y zarzetas y otros
géneros de aves de agua, tantas que muchas veces casi cubren el agua.

Coincidente en la admiración suscitada, es la descripción que hace Díaz del


Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, e incluso,
podría decirse que la supera en la adjetivación entusiasta. La pluma octogenaria del
soldado Bernal relata:

Pues desde que llegamos cerca de Estapalapa, ver la grandeza de otros


caciques que salieron a nos recibir, que fue el señor de aquel pueblo, que se
decía Coadlavaca y el señor de Culuacán, que entrambos eran deudos muy
cercanos de Montezuma.
Y después que entramos en aquella ciudad de Estapalapa, de la manera de
los palacios donde nos aposentaron, de cuan grandes y bien labrados eran, de
cantería muy prima y la madera de cedros y de otros buenos árboles olorosos,
con grandes patios y cuartos, cosas muy de ver, y entoldados con paramentos de
algodón. Después de bien visto todo aquello fuimos a la huerta y jardín, que fue
141
cosa muy admirable de verlo y pasearlo, que no me hartaba de admirar la
diversidad de árboles y los olores que cada uno tenía, y andenes llenos de rosas
y flores, y muchos frutales y rosales de tierra, y un estanque de agua dulce, y
otra cosa de ver: que podían entrar el vergel grandes canoas desde la laguna por
una abertura que tenían hecha, sin saltar en tierra, y todo muy encalado y
lucido, de muchas maneras de piedras y pinturas en ellas que había harto que
ponderar, y de las aves de muchas diversidades y raleas que entraban en el
estanque. Digo otra vez lo que estuve mirando, que creí que en el mundo [no]
hubiese otras tierras descubiertas como éstas, porque en aquel tiempo no había
Perú ni memoria de él.

Tocante al presunto estandarte de guerra

Acorde con la tradición oral de Iztapalapan, el doctor en derecho y teología Ignacio


Romero Vargas e Yturbide tuvo acceso a los archivos secretos del vaticano, donde
localizó diversos códices que nadie conocía y la bandera o pántli que usó
Cuitlahuátzín en la batalla del 30 de junio de 1520. Se refiere, asimismo, que
semejante hallazgo pudo lograrse ya que el padre Romero Vargas fungía como
secretario particular del Papa Juan XXIII. Como quiera que sea, el estandarte se ha
vuelto icónico en el imaginario iztapalapense y desde hace varios lustros se exhibe
durante las celebraciones de la Noche Victoriosa que la alcaldía celebra con toda la
solemnidad del caso. Por tanto, se consigna aquí la imagen, ya que ha de reproducirse
para ser mostrado en la sexta escena mientras su “verdadero” dueño lo empuña al cabo
de la heroica refriega en la que su genio guerrero alcanzó su ápice.
Sobre el color verde del fondo existen diversas tonalidades, apegándonos aquí al
“olivo” que sintoniza con la etimología que hemos adoptado para el nombre del
tlahtoani, es decir, la de excrecencia vegetal o “alga lagunar”.

142
El tzompantli con cráneos equinos y humanos

Tal como se especifica en las acotaciones teatrales de la Séptima escena, al final de la


misma ha de proyectarse en las pantallas el tzompantli del recinto sagrado de
Tenochtítlan con las cabezas de los sacrificados. La imagen de la que puede partirse
para su recreación aparece en el Libro XII del Códice Florentino.

143
Soneto A Cuitláhuac, por Francisco Sosa Escalante (1848-1925)

Brilla en su frente la imperial corona


cuando de Anáhuac, el sagrado suelo
profana Hernán Cortés, y allí en el cielo
la tempestad, las nubes amontona.

Noble y activo, su valor pregona.


Funda en la muerte su mejor anhelo
al ver que Anáhuac, entre sangre y duelo,
con horrendo fragor se desmorona.

Lanza sus huestes a la lid; Y resiste


al hierro y al corcel del castellano,
que con empuje formidable embiste.

¡Victoria!, su denuedo sobrehumano


quedó en la historia, con la “Noche triste”
la fama, del heroico mexicano.

Himno a Ixtapalapa (1940)


Pedro Espinosa Xolalpa

Es mi sangre del héroe Cuitláhuac


que llenó el corazón de grandeza,
fulgurando en el cielo de Anáhuac
y batiendo al traidor con fuerza.

Mas, mi raza ixtapalapense,


surge nueva con bríos de fiera;
y ¡ay! de aquel extranjero que piense
e intente ofenderla siquiera.
144
Canción a Cuitláhuac por Gabino Palomares (2007) (Extracto)

Gran tlatoani Cuitláhuac,


Señor de Iztapalapa,
Señor de la estrategia,
Señor en resistencia.

Yo quiero continuar, junto contigo,


la lucha pertinaz al enemigo,
contra los invasores y el olvido.

Se cumplen los presagios y leyendas


ya está aquí el español y sus caballos
silenciando el canto y el poema
y todo lo destruyen a su paso.

Hoy nos hablan con voces de sirena


que para nuestro bien fue la conquista.
¿Quién les puede creer esa mentira
cuando en nombre de Dios nos asesinan?

Prisionero ya estás con Moctezuma


Y para hacer la paz te liberaron,
Tú vuelves con tu pueblo, a organizarlo,
A rescatar tu raza y tu pasado.

No quiero oír hablar de “Noche triste”


de lo que fueron gritos de victoria,
el llanto junto al árbol sólo existe
para los que denigran nuestra historia.

Así desde ese día los poderosos


nos llaman a callar y resignarnos
tú lanzas un ejemplo decoroso:
¡Salvar la dignidad para salvarnos!
145
Ni sus dioses pudieron derrotarte,
la viruela dobló tu valentía
la amenaza mayor venía en la sangre
en la fiebre del oro que traían.

Permíteme, señor, reivindicarte,


sembrar en la conciencia tu enseñanza
retomamos tu lanza y tu estandarte
para adornar con flechas la esperanza.

Pero no hay cadenas que duren…300 años


Ni paisano, ¡por dios!, que las resista,
la dignidad latente en las entrañas
se rebela y nos pide derribarlas

146
AVALES

147
148
SEMBLANZAS DE LOS ARTÍFICES

149
150
SAMUEL MÁYNEZ CHAMPION
Músico y escritor

Nació en la Ciudad de México, donde inició sus estudios musicales. Después de


cursar parte de la licenciatura en el Conservatorio Nacional de Música, se graduó en la
Yale University School of Music de la Unión Americana, donde obtuvo una beca
completa; posteriormente revalidó su título de posgrado en el Conservatorio Giuseppe
Verdi de Milán. Fue acreedor del premio del Istituto Italo-latinoamericano de Roma.
Participó en los cursos de la Accademia Chigiana de Siena en sus ediciones de 1985 y
1986. Residió durante una larga temporada en Europa, donde llevó al cabo una intensa
actividad camerística y pedagógica. Recibió lecciones de los legendarios maestros
Henryk Szeryng, Peter Rybar y Franco Gulli, entre otros.
Ha tocado en múltiples foros, entre los que destacan la Scala de Milán, el Regio
de Turín, la Chartreuse de Avignon, el Collegio Papio de Ascona, el Lincoln de
Miami, la Arena de Nueva Orleans, la Sala de la Cancillería de Quito, el Museo Isaac
Fernández Blanco de Buenos Aires, el Teatro Juárez de Guanajuato, la Sala
Nezahualcóyotl y el Palacio de las Bellas Artes en la Ciudad de México. Ha sido
solista de muchas orquestas, tales como la Sinfónica Nacional, la sinfónica finlandesa
de Jyvaskyla, la Piccola sinfónica de Milán, las sinfónicas de Aguascalientes,
Guanajuato, San Luis Potosí, Coyoacán y el Conjunto de Cámara de la Ciudad de
México. Fundó en 1996 el Alauda Ensemble, agrupación con la que realizó giras,
estrenos y grabaciones. Entre éstas despuntan los fonogramas Mariposas del Paraíso
(con obras hechas por y para niños y patrocinado por Nestlé), Reencuentros (bajo el
sello Urtext Digital Classics), Encuentro de Dos Mundos Barrocos (con estrenos
discográficos de obras de J. S. Bach), Conquistador del Cielo (con rescates de
corridos aereonáuticos) y el Dúo de violín y guitarra (en colaboración con la escritora
y guitarrista mexicana Corazón Otero).
Es catedrático del Conservatorio Nacional de Música de México desde 1994 y
combina su quehacer musical con la creación literaria y el periodismo cultural. Sus
producciones comprenden géneros como el cuento, la dramaturgia y el ensayo. Su
cuento Rondó se ha presentado en numerosas ocasiones, tanto en forma coreográfica
como en teatro de marionetas. Su obra de teatro Antonio Lucio, la música de Dios,
fue puesta en escena por la Compagnia Italia que dirige Adalberto Rossetti. Su libreto
para la cantata escénica Un Ingenioso Hidalgo en América fue creado al alimón con

151
el eminente compositor argentino Luis Bacalov, estrenándose en el IV Centenario de
El Quijote, dentro del Coloquio Internacional Cervantino de Guanajuato y la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara. Es columnista desde 2007 de la revista
PROCESO ‒donde ha colegido más de 300 textos dentro de la columna Estro
Armónico‒y es doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Este doctorado le
fue concedido por su trabajo pionero de reelaboración del dramma per musica
Motecuzhoma II sobre músicas de Vivaldi.
Con respecto a sus publicaciones, son de señalar los tres volúmenes De música y
de músicos que comercializa la Editorial Libros Proceso, mismos que cuentan con
prólogos de Julio Scherer García, Miguel León-Portilla y Elena Poniatowska Amor.
Su tesis doctoral, Vivaldi y la Conquista de México; una verdadera tragedia
musical, cuenta con presentaciones y prólogos de Michael Talbot, Enrique Graue
Wiechers, Rafael Pérez-Taylor y Patrick Johansson Keraudren.
Alrededor de sus creaciones dramatúrgicas se han publicado diversos trabajos
académicos, entre los que sobresalen doctorados en las universidades Pompeu Fabra
de Barcelona, Autónoma de Madrid y de Alcalá de Henares. Todos ellos ponderando
su valía interdisciplinaria y su novedad de enfoque. Es el caso, sobre todo, de la
cantata Un Ingenioso Hidalgo en América y de la ópera Motecuhzoma II sobre
músicas de Vivaldi. Porciones de esta última fueron incorporadas en la App
Nezahualcóyotl que realizó CONACULTA, volviéndose acreedora del World Summit
Award for Apps de Dubai.
Reelaboró recientemente la ópera en un acto Cuauhtemóctzin del Dr. Aniceto
Ortega del Villar, obra señera del nacionalismo musical mexicano, dado que quedó
inconclusa y carente de un libreto que le diera unidad estructural y dramática. Es un
creyente fervoroso en los poderes curativos de la buena música y no tiene la menor
duda de que, volando sobre sus alas, el hombre tendría mejores posibilidades de
dignificar su existencia.

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PATRICK JOHANSSON KERAUDREN
Historiador y lingüista

Es Doctor en Letras por la Universidad de París (Sorbona), Investigador Titular “C”,


de Tiempo Completo en el Instituto de Investigaciones Históricas y profesor de
Literaturas prehispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores
(SNI) nivel III. Es miembro del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México,
miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro
correspondiente de la Real Academia Española; es también miembro honorario de la
Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas de México.
Ha publicado varios libros y artículos sobre la muerte en mundo náhuatl
prehispánico, la semiología de la imagen en los códices, la literatura náhuatl
prehispánica y la conquista. Entre sus libros publicados figuran: Festejos, ritos
propiciatorios y rituales precolombinos; Ángel María Garibay. La rueda y el río; La
palabra de los aztecas; Ahnelhuayoxóchitl Flor sin raíz; Voces distantes de los
aztecas; Ritos mortuorios nahuas precolombinos; La palabra, la imagen y el
manuscrito. Lecturas indígenas de un texto pictórico en el siglo XVI; Machiotlahtolli
“la palabra-modelo”. Dichos y refranes de los antiguos nahuas; Zazanilli “la
palabra-enigma”. Acertijos y adivinanzas de los antiguos nahuas; Xochimiquiztli “La
muerte florida”. El sacrificio humano entre los antiguos nahuas t. I, “La deuda de
sangre”; Xochimiquiztli t. II, Los ritos de la muerte sacrificial”; Historia de México
en palabras e imágenes. Los primeros mexicanos (co-autor);
Realizó las traducciones del francés al náhuatl de la obra Esperando a Godot de
Samuel Beckett y del Principito de Antoine de Saint-Exupery.
Asimismo, fue investigador y es curador de las aplicaciones digitales de
Nezahualcóyotl (CONACULTA) y el Códice Boturini (INAH).
Entre sus más recientes publicaciones figuran: los artículos “Año 1-acatl “1-
caña” (1519): Un encuentro de dos epistemes”, en Arqueología Mexicana (septiembre-
octubre 2019); “8 de noviembre 1519: El encuentro de Cortés y Motecuhzoma”, en
Arqueología Mexicana (noviembre-diciembre 2019); y los libros Ahuilcuicatl. Cantos
eróticos de los mexicas (2018); “Miccacuicatl. Las exequias de los señores mexicas
(2016).

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Ha recibido diversas distinciones entre las que destacan la presea
Tepuztlahcuilolli; Juchiman de Plata por la Universidad de Tabasco; la “Cátedra de
Estudios Mexicanos” en Toulouse, Francia (2002); el premio CANIEM 2003 por
Ahnelhuayoxochitl “flor sin raíz” como mejor ensayo literario; la “Cátedra Miguel
León-Portilla” del IIH/ UNAM; la “Cátedra Alfonso Reyes” de la Sorbona (Paris III),
y el premio del Comité Mexicano de Ciencias Históricas 2010 como Mejor Artículo
de Historia Antigua.
Ha colaborado en cuatro ocasiones con el Dr. Samuel Máynez Champion.
Primero dirigiendo su tesis Relectura y reelaboración del dramma per musica
Motecuhzoma II de Antonio Vivaldi; una visión desde Mesoamérica que confronta el
eurocentrismo, y después prologándola para la coedición que comercializan el IIA y la
Coordinación de Humanidades de la UNAM, junto a Libros Proceso. La tercera vez
fue encargándose de la traducción al náhuatl de su reelaboración de la ópera
Cuauhtemóctzin de Aniceto Ortega, obra trunca con la que arranca el nacionalismo
musical mexicano, y ahora con la cantata épica Cuitlahuátzin, para la que además de
hacer la traducción ha ejercido como asesor histórico.
Sus últimos libros Xochitlahtolli. La palabra florida de los Aztecas (Editorial
Trillas, 2019) y El español y el náhuatl. Un encuentro de dos mundos, 1519-2019
(Academia Mexicana de la Lengua, 2020) están en prensa.

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SAMUEL ZYMAN REINISCH
Compositor

Es profesor de teoría musical y análisis en la célebre Juilliard School de Nueva York y


está reconocido como uno de los principales compositores mexicanos en la escena
internacional. Su música se caracteriza por una vigorosa energía, un expresivo lirismo
y un uso frecuente de contrapunto imitativo con tintes jazzísticos, amén de que, a
menudo, evidencia su origen mexicano y su ascendencia judía. Su composición más
conocida, la Sonata # 1 para flauta y piano, es ya parte del repertorio universal. Otra
de sus piezas más populares es la obra orquestal Encuentros, una pieza rítmica de
carácter mexicano con mucho colorido. Su catálogo contiene 70 obras en una gran
variedad de géneros. Entre estos, 24 obras de cámara, 11 conciertos, 7 piezas para
orquesta (2 sinfonías y un Concierto para Orquesta), 6 piezas para piano, 3 para
guitarra, 2 para banda sinfónica, 1 banda sonora, 1 pieza para octeto de trombones,
música para coro y orquesta, por citar las principales.
En 2018 se llevó a cabo el estreno mundial de su Sefarad, un concierto para
guitarra inspirado en temas de corte sefaradita. El estreno tuvo lugar en Sevilla, con la
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por John Axelrod y el guitarrista José
María Gallardo del Rey. En 2018 compuso la partitura Sacrifixio para coro, cuarteto
de percusiones y piano, concebida para celebrar el acuerdo de paz firmado entre los
rebeldes de las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, quien recibió el Premio
Nobel de la Paz por dicho logro. Su estreno avino en el Teatro Mayor de Bogotá con
la asistencia del presidente Santos, siendo interpretada por 20 bailarines de la
compañía El Colegio del Cuerpo (con coreografía de Álvaro Restrepo y Marie France
Delieuvin), 28 cantantes del coro de la Ópera de Colombia (Luis Díaz Herodier,
director), Tambuco Ensamble de Percusiones de México y el pianista Duane Cochran.
El director musical fue Adrián Chamorro.
En 2016, Yo-Yo Ma y Carlos Prieto estrenaron su suite Canto a la Música, para
dos chelos, coro y orquesta en la Sala Nezahualcóyotl de la CDMX, con la Orquesta y
Coro Esperanza Azteca bajo la batuta de Julio Saldaña, una obra que pone en relieve
el significado de la música para el ser humano. Uno de los movimientos, Basta
Escuchar, fue adoptado como himno del Sistema Esperanza Azteca.
Pablo Espinosa de la Jornada escribió que su suite era un “banquete para los
sentidos, en el que el quinto movimiento era un edificio musical lleno de magia,

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fantasía y matemáticas sonoras”. Allan Kozinn del New York Times apuntó sobre su
pieza para piano Two Motions in One Movement: “el impresionismo y el jazz se
entrelazan como las ramas de una vid”. Y Punch Saw del Fort Worth Star-Telegram
indicó que su trío para violín, chelo y piano “fue convincente de principio a fin y logró
los objetivos del compositor con vívido éxito”.
Sus obras se han grabado en los sellos Island Records, I.M.P. Masters, Urtext
Digital Classics, Ambassador, Sony Classics, EMI, Quindecim, Albany Records y
Naxos. Su música, publicada por la Theodore Presser Company, ha sido interpretada
en EUA, México, América Latina, Europa y Nueva Zelandia por agrupaciones tales
como la American Symphony Orchestra, la Dallas Symphony, la Grant Park
Orchestra de Chicago, la Sinfónica Nacional de México, la OFUNAM, la Sinfónica
Nacional de Argentina, la Oakland Symphony, la Paris Sinfonietta y muchas otras.
Compuso la partitura original de la película La Otra Conquista, dirigida por
Salvador Carrasco y producida por Álvaro Domingo. Tal partitura fue grabada por la
orquesta Academy of Saint-Martin-in-the-Fields, bajo la dirección de David Snell, e
incluye el aria Mater Aeterna, interpretada por Plácido Domingo.
Nació en 1956 en la Ciudad de México. Estudió piano con María Teresa
Castrillón y dirección de orquesta con Francisco Savín y Eduardo Díazmuñoz y
contrapunto con Humberto Hernández Medrano en el Conservatorio Nacional de
Música. Estudió piano también con el legendario pianista de jazz Juan José Calatayud
y con Héctor Jaramillo (flautista principal de la OFUNAM). Obtuvo su maestría y
doctorado en composición en la Juilliard School, donde estudió con los compositores
Stanley Wolfe, Roger Sessions y David Diamond. Ha recibido múltiples
reconocimientos y encargos, incluyendo los donativos de Meet-the-Composer en
Estados Unidos, el Diploma de la Sociedad Mexicana de Críticos de Teatro y Música
como Mejor Compositor del Año (1992), la Medalla Mozart, otorgada por la
Embajada de Austria en México (1998) y la Medalla al Mérito en Artes, otorgada por
la Comisión de Cultura de la Legislatura de la CDMX (2014).

https://www.presser.com/samuel-zyman

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