La Renuncia Silenciosa

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DESPUÉS DE LA GRAN RENUNCIA,


LLEGA LA RENUNCIA SILENCIOSA

La pandemia ha trastocado las relaciones laborales y el estado de ánimo de los


profesionales, cansados de jornadas interminables, de poca flexibilidad en el
trabajo, y de aspiraciones y ascensos frustrados.
Muchos han decidido abandonar la empresa y empezar un nuevo camino.
Es lo que psicólogo y experto en organizaciones Anthony C. Klotz, profesor de
la escuela de negocios Mays de la Universidad de Texas A&M, ha bautizado
como la gran renuncia.
Según un informe sobre tendencias laborales, elaborado por Microsoft, el
41% de los profesionales probablemente considerará dejar su trabajo este año.
Un tornado que amenaza a la productividad de las empresas y que parece que
no tiene visos de amainar.
Porque, tras el verano, el regreso a la oficina y la vuelta a la rutina, las
inquietudes laborales aumentan. A pesar de la incertidumbre, los profesionales
meditan cada vez más sobre el impacto que tiene el trabajo en su día a día,
pero sobre todo en su salud mental.
Un estudio sobre el estado de la salud laboral en las empresas, elaborado
por Cobee, una plataforma digital de gestión de planes de beneficios para
empleados, en colaboración con Ifeel, Sanitas y DKV, alerta sobre algunos
problemas dentro de las plantillas mundiales. El 79% de los empleados asegura
haber padecido estrés prolongado en el último año, siendo una excesiva carga
de trabajo (59%) la razón principal.
A esto se suman las dificultades para compaginar la vida laboral con las
responsabilidades personales. Por ello, más del 40% ha pensado dejar su
trabajo en el último año. La razón que ampara esta decisión es una
insatisfacción generalizada respecto al trabajo, que tiene una consecuencia
directa para la empresa y su productividad. En la mayoría de los casos, esta
dimisión va precedida de otros fenómenos, que también son muestra de este
descontento.
Entre ellos destaca el burnout o síndrome del empleado quemado:
aquel que sufre de un estado de cansancio laboral constante o se encuentra
desmotivado por la labor que desempeña. Y esto lleva a otro riesgo, muy más
preocupante, como es la renuncia silenciosa, o lo que es lo mismo, la postura
que toma el empleado: hacer lo mínimo, sin excederse en horarios ni tareas,
para no ser despedido.
“Esto está ocurriendo entre los que no están en posición de abandonar
voluntariamente la empresa, pero tampoco pueden cambiar de trabajo ni tienen
la flexibilidad horaria ni la motivación que les gustaría. Necesitan su sueldo para
vivir, pero no quieren dar más de lo que le corresponde”, explica Álvaro Álvarez,
secretario general y del consejo de Manpower Group.
En este sentido, señala que la asignatura pendiente de las empresas, tras
dos años en los que se ensayó de manera improvisada el teletrabajo, es tomar
iniciativas atractivas para que el empleado pueda tener flexibilidad.
“Es muy complicado volver al modelo presencial y esta falta de
propuestas, por parte de las empresas, a lo único a lo que lleva es a la
desafección y a la falta de compromiso”.
Apunta, además, que las oficinas han dejado de ser lugares atractivos,
donde antes ocurrían cosas, y ahora raramente sucede algo emocionante: “se
organizaban actividades, había clases de zumba, se ofrecía servicio de cocina,
que algunos no han recuperado al no haber masa crítica, y el no tener ese
modus vivendi también repercute en el agotamiento mental de los
profesionales. Hay que convertir los espacios de trabajo en lugares donde
apetezca ir, donde se intercambien ideas, donde se conecte con la gente”.
La entrega de los profesionales durante la pandemia ha sido ejemplar, en
ese afán “por atender cuestiones profesionales a horas intempestivas, por un
sentimiento de solidaridad, pero ahora llega el momento de trabajar las 40
horas semanales, de no trabajar más allá de lo que es la jornada laboral
establecida”, señala Álvarez, que enlaza esta tendencia con las inquietudes de
las nuevas generaciones que se han incorporado al mercado laboral.
“Trabajan, pero sin renunciar a desarrollar otras habilidades, otros
complementos que les satisfagan o que les permitan conseguir otro empleo”.
Las empresas, dice Jaime Sánchez, jefe de seguros de Cobee, deben
entender las necesidades de las plantillas para mejorar el ambiente interno,
favorecer la productividad de sus empleados y reducir sus índices de rotación.

Editado por QH:. Manuel Steele Alatorre


Con datos de la Sección de Finanzas del diario El País (España)

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