Historia de Las Mentalidades 2

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Lucien Febvre (

Mandrou (1968

Surgió a mediados del siglo XX dentro de la escuela de los Annales francesa como una
forma de historia social, historia cultural utilizando además del método histórico, modelos
metodológicos multidisciplinares como los de la filosofía, la psicología, la antropología y la
historia del arte con el fin de analizar, investigar y estudiar lo que otras sociedades o
personas del 
pasado
Dubypudieron pensar,
establecía razonar oy "duraciones"
tres categorías manifestar enmentales:
su tiempo y contexto
aquella que pertenecía a un grupo
social determinado y que era posible conocer gracias a un testimonio individual; por debajo La historia de l
de ésta, una mentalidad que permeaba a todos los grupos y cuya evolución era menos historia del acto
de las mentalidades son los procesos mentales de los pensar la mane
precipitada y se encontraba en relación con los cuadros económicos, sociales y políticos;
asados y para llegar a ellos trabaja con estados de reaccionar fren
finalmente los cuadros mentales más resistentes a los cambios que "durante siglos,
presados en símbolos, ideas y procesos imaginativos historia del pen
determinaban, generación tras generación, las actitudes profundas y las conductas de los
asados como se han en
individuos. pretenderlo la
definición, com
casos— no e
 Por otra parte, en este mismo trabajo, Duby hacía una primera enumeración de lasdimensiones de
herramientas de trabajo de las cuales podía servirse la historia de las mentalidades: enexplícitos y amp
primer lugar, el estudio del lenguaje, ya que éste mostraba no sólo una forma determinadapáginas que sigu
de ver el mundo sino, sobre todo, las diversas relaciones que se establecían entre las ideas a
expresar y el vocabulario que se utilizaba para enunciar dichas ideas y el cual cambiaba a lo
largo de los siglos. En segundo término, siguiendo a Lefebvre, mencionaba el estudio de los
mitos y de las creencias en tanto que las mentalidades colectivas sólo podrían conocerse
mediante las imágenes que producían y, por lo tanto, se hacía necesario "inventariar los
mitos, los símbolos, en su lento, muy lento paso de una época a otra, de un medio cultural al
otro".11 En este mismo sentido y como tercera herramienta, el estudio de la iconografía
podría dar lugar a un amplio conocimiento de los universos mentales ya que, según Duby, la
creación artística es, en la práctica, la recreación de una materia recibida pero transformada
por el artista en función no sólo de su propio espíritu sino también de los medios culturales y
sociales en los que se encuentra inserto.
 Le Goff calificaba a esta historia como un "frente pionero" y la definía como "un objeto de
estudio impreciso". Tal imprecisión demandaba del historiador un diálogo con otras ciencias
sociales como la etnología, la sociología —donde ya existían los trabajos pioneros de
Maurice Halbwachs (1877–1945) sobre la mentalidad colectiva.
 Le Goff afirmaba que

 la historia de las mentalidades […] se sitúa en el punto de conjunción de lo individual con lo
colectivo, del tiempo largo y de lo cotidiano, de lo inconsciente y lo intencional, de lo
estructural y lo coyuntural, de lo marginal y lo general. El nivel de la historia de las
mentalidades es el de lo cotidiano y de lo automático, lo que escapa a los sujetos
individuales de la historia porque es revelador del contenido impersonal de su pensamiento.
 Finalmente, el autor señalaba que la necesidad de estudiar las mentalidades en una larga
duración debido a la lentitud con que la que éstas cambian obligaba al historiador a practicar
un método arqueológico que revelara los diferentes estratos de una mentalidad, las
continuidades, los cambios, las rupturas, la forma en que los individuos se adaptaban a los
cambios y, particularmente, las relaciones y los juegos que se establecían entre las
mentalidades de distintos grupos. Por todo ello se hacía necesario no perder nunca de vista
ni el momento ni el lugar al que pertenecía una mentalidad dada como tampoco dejar de
tomar en cuenta los lugares de producción y los medios de difusión de ésta: imágenes,
discursos, sermones, textos literarios, etcétera
 Al igual que Duby,23 Vovelle retomaba las propuestas de Louis Althousser y entendía la
ideología como "la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de
existencia", es decir, "como un conjunto de representaciones, de prácticas y de
comportamientos conscientes e inconscientes". Para el historiador de la muerte era claro
que el concepto de ideología remitía a Marx, quien en La ideología alemana la concebía
como un "éter particular que definía todas las formas de existencia".
 al concepto de mentalidad, el estudioso francés se remitía no tanto a las definiciones de
Febvre y de Bloch, que se quedaban en el ámbito de lo cultural, sino a los conceptos que el
propio Duby había establecido y señalaba que, más que de mentalidad, debía hablarse de un
"imaginario colectivo" en tanto que lo que se pretendía era estudiar "los comportamientos y
las representaciones colectivas inconscientes". Para Vovelle, el concepto de mentalidad
obedecía pues, más que a una teorización sistemática —como la ideología—, a una práctica
voluntariamente empírica y, por lo tanto, ampliaba el campo de investigación en tanto una
prolongación más fina de la historia social.
 Tal renovación conoció dos vías teórico–metodológicas de implantación. La primera se
originó en el mundo anglosajón en la primera mitad de la década de los años setenta y es
conocida como el "giro lingüístico" (linguistic turn).
 La segunda, conocida como el "giro cultural" (cultural turn), surgió de forma más o menos
simultánea, aunque independiente, tanto en Gran Bretaña como en Francia y
posteriormente fue cultivada en otros países como Estados Unidos y España. En esta
corriente se conjugaron las herramientas del análisis del discurso y la importancia dada a la
forma narrativa con el estudio de las relaciones existentes entre las representaciones
culturales y las prácticas sociales de una sociedad determinada.
 el giro lingüístico proporcionó a los historiadores tres aportes fundamentales: primero, una
serie de marcos teóricos para analizar la historiografía en tanto discurso construido desde un
lugar de producción (el método deconstruccionista); segundo, unas herramientas teórico–
metodológicas para estudiar las relaciones entre el texto y su contexto, y tercero, llamar la
atención sobre la importancia de la narrativa dentro de la práctica histórica.
 Giro cultural fueron tres las claves que estimularon el giro cultural: en primer lugar, el papel
desempeñado por la antroplogía cultural o simbólica que puso en circulación conceptos
como representación o símbolo y nuevas formas de análisis; en segundo término, la
utilización de los aportes realizados por el posmarxismo, la historia de género, el análisis de
imágenes y su mutua contaminación en una marcada interdisciplinariedad; tercero, el
surgimiento de nuevos estudios que analizaban los productos culturales y su relación con las
prácticas sociales
 En "El mundo como representación", publicado en 1989, Roger Chartier señalaba que la
ruptura de los tres paradigmas que habían sustentado las prácticas historiográficas hasta ese
momento permitía el surgimiento de "una pluralidad de enfoques y de comprensiones"
sobre el pasado. Así, los postulados a los que renunciaba la historiografía eran, primero, la
pretensión de hacer "una historia global capaz de articular al mismo tiempo los diferentes
niveles de la totalidad social"; segundo, "la identificación territorial de los objetos de
investigación": tercero, "la importancia acordada a la división social considerada como apta
para organizar la comprensión de las diferenciaciones y las diferencias culturales".

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