Leemos

Para saber qué aprendimos

Durante la lectura

4. Lee el texto en silencio. Subraya las palabras que

te llaman la atención.
5. Escucha la lectura de tu profesora o profesor.

¡Unas vacaciones diferentes!

E ste ha sido un año

diferente a los demás.
Debido a la pandemia por
la Covid-19, casi no
hemos podido salir de
casa. Y mis hermanos y yo
realmente extrañamos
mucho esas tardes de
verano en las que nos
íbamos a divertir a la playa.
¡Nos encantaba tanto jugar
pelota y correr sin zapatos
en la arena!
Ahora, en cambio, al único lugar al que hemos podido ir en
estas vacaciones es al parque. No saben la emoción que
sentí cuando mi papá
me dijo: “Alonso, tus
hermanos y tú ya
pueden ir a jugar
al parque”. Todos
saltamos de alegría.
Antes de salir de casa,
nos colocamos bien
las mascarillas y
llevamos siempre
una botellita de alcohol.
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Para saber qué aprendimos

Salir de casa
fue toda una
experiencia:
me di cuenta
de que había
pocas personas
en la calle, que
todas llevaban
sus mascarillas
puestas y
casi nadie se
acercaba a
saludarse. Aunque parecía extraño, sabía que respetar
esas normas era importante para evitar contagiarnos
de Covid-19.

Cuando
llegamos al
parque, mis
hermanos y yo
nos alegramos
muchísimo,
pues nuestras
amigas y
nuestros
amigos
estaban ahí.
Corrimos rápidamente
hacia donde ellos estaban y nos saludamos de lejos,
aunque teníamos muchas ganas de abrazarnos.
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Para saber qué aprendimos

Yo me encontré con mi amiga Fátima y juntos decidimos ir

a los juegos.
Incluso subir a los juegos era una experiencia diferente,
pues teníamos que formar una fila y esperar a que nos
midieran la temperatura y a que nos coloquen alcohol
en las manos.
Luego de esperar nuestro turno, Fátima y yo subimos a
nuestro juego favorito: el sube y baja. ¡Estábamos muy
felices de jugar juntos una vez más!
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Para saber qué aprendimos

Cuando terminamos de jugar en el sube y baja, un perrito

sin pelo se acercó a nosotros. Empezó a mover la cola
y a dar brincos de alegría. ¡Él quería jugar con nosotros!
A Fátima se le ocurrió una fantástica idea: ponerle
un nombre a nuestro nuevo amigo. Ella dijo que lo
llamaríamos Viringo, pues ese es el nombre que se le da
a la raza del perro “calato”.

Viringo, Fátima
y yo jugamos sin
parar. Ella y yo
corríamos y el
perrito no dejaba
de perseguirnos.
Era muy, muy
gracioso.
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Para saber qué aprendimos

Como ya se estaba acercando la hora de volver a casa,

mi papá nos dijo que podíamos jugar diez minutos más.
Yo aproveché en despedirme de mi amiga Fátima y de
Viringo. Sin embargo, me di cuenta de que cuando me
alejaba, el perrito empezaba a llorar.
Fátima me llamó y me dijo: “Creo que
Viringo quiere seguir jugando con
nosotros”. Y yo le dije: “Sí, lo sé. Pero
pronto debo regresar a casa”.
En eso, mis hermanos se acercaron a
nosotros y nos dijeron que en donde ellos estaban
jugando, había una niña con su abuelita que estaban
buscando a un perrito que llevaba tres días perdido. De
pronto, Fátima y yo nos miramos y dijimos: “¿Viringo será el
perrito que están buscando?”.
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Para saber qué aprendimos

Cuando fuimos adonde estaban jugando mis hermanos,

vimos a una niña que, junto a su abuelita, mostraba un
cartel de su perrito desaparecido. ¡No lo podíamos creer!
El perrito de la imagen era Viringo.
Era tanta nuestra emoción que empezamos a gritar:
“¡Aquí está tu perrito!”, “¡Aquí está tu perrito!”. La niña y su
abuelita se acercaron y Viringo empezó a ladrar y a dar
saltos de alegría: ¡por fin sus dueñas lo habían encontrado!
La niña y la abuela nos dieron las gracias por haber jugado
con Viringo y por haberles avisado que lo teníamos.
Viringo, Fátima y yo nos despedimos. Él se fue con su
familia, y mi amiga Fátima y yo quedamos en encontrarnos
en el parque todos los viernes hasta que se terminen las
vacaciones.

• Comenta con tus compañeras y compañeros lo que

más te gustó de esta historia. Luego, dialoga sobre lo
que hiciste en tus vacaciones.
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