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Abriendo Puertas

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ANGELA COTA GUIMARÃES MENDONÇA

Y
J. AUGUSTO MENDONÇA
Segunda edición, México, 2016
Primera reimpresión México, 2008
Primera edición, México, 2003

©Angela Cota Guimarães Mendonça y J. Augusto Mendonça


Rua Conde Linhares, 837 -Cep.: 30380-030- Belo Horizonte/MG
[email protected]

1ª. edición en portugués: Abriendo puertas con amor.


EDITORIAL DIAMANTE, 2002

D.R. ©publicado en español por Alom Editores S.A. de C.V., México, 2003

traducción al español: Teresa Robles


diseño de la colección y de la portada: Carmen Ramírez H.
corrección de estilo: Malú de Dios

D.R. ©Alom Editores, S.A. de C.V.


José Ma. Velasco Nº 72-402
Tels.: 8500-6161
8500-6767
[email protected]
www.hipnosis.com.mx

ISBN 968-6513-09-4

Queda rigurosamente prohibida, sin autorización de los titulares


del copyright, bajo las sanciones establecidas por las Leyes, la reproducción
total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares
de la misma mediante alquiler o préstamo públicos.

Impreso en la Ciudad de México


Nuestro logotipo es un glifo del Calendario Sagrado Maya o
Tzolkin.

Se llama CIMI, el Enlazador de Mundos y representa un


puente. Es también el glifo del cambio. Queremos enlazar la
Ciencia y la Espiritualidad, la Investigación y el Trabajo Clínico,
los distintos tipos de Medicinas y técnicas de Sanación, el
Conocimiento y el Servicio, La Razón, el Cuerpo y la Emoción, el
Afuera y el Adentro, sirviendo de puente entre el pasado, el
presente y el futuro de las personas que nos consultan, sirviendo
de enlace entre las personas, familias y grupos que llegan a
nosotros.

Al adoptar como Logo este símbolo sagrado, formalmente


nos ofrecemos como canales para realizar, desde nuestro lugar
y en la medida que nos corresponda, este enlace, trabajando
como un equipo que colabora, participa y crece en conjunto.
AGRADECIMIENTOS

Pensando en mí como madre, pensando en mí como hija, me di


cuenta de que las dos mayores fuentes de aprendizaje que yo
tuve fueron mis padres y mis hijos. Con ellos aprendí mucho de
lo que transmito en este libro.
A mis padres, gracias por su presencia constante, firme, a-
morosa, dedicada y por enseñarme que cuando se trata con un
niño lo que se puede, se puede y lo que no se puede, no se
puede.
A mis hijos, gracias por ser parte de mi vida: yo aprendí y
aprendo con ustedes cada día que pasamos juntos. Ustedes
son lo mejor que yo tengo.
Hoy, me encanta la presencia fascinante de Manuela, mi
nieta de tres años. Con ella me sorprendo cada día apren-
diendo más y más...
Por fin gracias a J. Augusto, compañero, padre de mis teso-
ros, y abuelo de nuestra Manuela. ¡Gracias por todo lo que he
aprendido y disfrutado junto a ti!
¡LOS QUIERO MUCHO!
* * *
Este libro fue posible gracias a la motivación, apoyo y ayuda
de mis hijos Cristina, Gustavo y Roberto.
Cristina, con una inteligencia muy viva y brillante, psicotera-
peuta de niños y adolescentes, maestra en los cursos de entre-
namiento de psicoterapeutas de niños, mostrando puntos que
podían ser modificados y ampliados, nos dio una ayuda
preciosa.
Gustavo trabajó en la edición, leyó, releyó, anotó puntos
que tenían que ser reescritos, y con sus ojos brillantes, me
decía: “Mamá, este libro tiene que ser publicado. Ustedes
están escribiendo en él muchas ideas y sugerencias
excelentes que pueden ayudar mucho a la gente”.
Roberto, que en un primer momento leyó, releyó y ayudó al
diseño gráfico inicial.
Angela Cota Guimarães Mendonça
Hijo mío,

todo hombre necesita, a lo largo de su vida, tener un hijo,


escribir un libro y plantar un árbol.

¿Por qué padre?

Porque, hijo mío,

el hijo de un hombre lo hace responsable de una vida, de


criar un hijo, por lo menos durante veinte años. Y él será
siempre responsable. También estará contribuyendo al
servicio de la sociedad;
el libro vuelve al hombre inmortal, la palabra nunca
muere;
el árbol es fuente de oxígeno, nos da sombra, confort.
Es una contribución del hombre para la vida.

Padre mío, estés donde estés, aquí está mi libro.

J. Augusto Mendonça
ÍNDICE

Presentación 15

Prólogo 17

Prólogo a la edición mexicana 19

Amigos padres 21

Nuestras relaciones 23

Abriendo puertas con amor 27

La gente linda encuentra gente linda 29

Los niños son personas 33

Los padres a veces tiene la razón y a veces se equivocan 35

Papá y mamá también son personas 37

Para los padres y adolescentes 39

Somos padres 43

Estimular el cariño 45

La escuela: no basta ser padre o madre, es necesario

participar 49

Autoestima baja 51

Las necesidades de los hijos y las necesidades de los

padres 53

Cómo ser autoridad 55

11
El control en la medida justa 59

Amarlos para entenderlos 63

Drogas 67

Quién invita al uso y cómo invita 69

daños en el cerebro 73

Para dejarla es necesario dejarla 77

¿Cómo parar? 79

Calidad de vida 83

El peligro es para los más jóvenes 85

El tratamiento de un adicto 87

Lo que los padres pueden hacer 91

El camino del éxito 97

Moviendo montañas 101

La presencia de los padres 103

La vida que es vida 107

regresando al inicio 111

Bibliografía 113

12
No podemos cambiar el pasado para tener un presente
diferente.
Pero podemos abrir puertas hoy para tener un futuro mejor.

Milton H. Erickson
PRESENTACIÓN

Este libro es una colección de textos producidos por nosotros a


lo largo de nuestra vida profesional, con el objetivo de ayudar y
orientar a los padres en la crianza de sus hijos.
Uno de los factores que nos motivaron a escribir este libro es
el trabajo que hemos realizado orientando padres. Los padres
y las madres llegan a nuestro consultorio con muchas
preguntas sobre lo que hicieron o lo que deberían estar
haciendo en relación con la educación de sus hijos. Si nos
detenemos un momento a pensar cómo lo padres aprendieron
a ser padres, nos daremos cuenta de que la mayoría aprendió a
educar a sus hijos a partir de su experiencia práctica, o de la
experiencia de otros, que aprendieron, también, en la práctica.
Y lo que se aprende en la práctica puede ser muy bueno y muy
útil, pero no siempre es lo mejor. Pensamos que eso puede
enriquecerse con conocimiento científico que proviene de
investigaciones.
Felizmente, esos padres, a pesar de no haber hecho ningún
curso sobre cómo educar un hijo, son padres cariñosos, que
quieren hacer las cosas bien, que quieren darse a los hijos y
que piensan estar haciendo lo mejor que pueden. Y para ellos,
el trabajo de orientación da buenos resultados. De vez en
cuando, sucede que nos encontramos con padres que han
estado con nosotros recibiendo orientación individual o en
grupo, y que nos dicen: “esas sesiones me ayudaron muchí-
simo a criar a mis hijos”, “ese grupo de orientación fue buení-
simo”, “fue lo mejor que hice en mi vida”, “si ahora fulano es lo
que es, se lo debo a ese grupo”. Da mucho gusto escuchar esos
comentarios, y esa es una de las razones por las que queremos
escribir y publicar este libro, que contiene algunas de las
principales ideas que guían nuestro trabajo de orientación de
padres.
También, creemos que es posible abrir algunas puertas que
pueden ayudarnos a resolver algunos de los problemas
sociales que enfrentamos actualmente. La familia todavía es la
célula de la sociedad. Todavía se puede educar en casa,
todavía se puede dar información en casa. Todavía se puede

15
cultivar el carácter, la bondad, la alegría, el respeto, la amistad,
la convivencia, la solidaridad, el placer y el amor en casa.
Hay personas que quieren ser padres. Hay personas que
tienen vocación para ser padres. Hay personas y afortuna-
damente son muchas que, solas o unidas, se dedican a cuidar,
a nutrir, a formar, a ayudar a crecer. Estas personas se sienten
satisfechas cuando ven que el otro es feliz.
Este libro no es obra de la casualidad. Trae un mensaje
universal: el amor. Léelo. Léelo con cariño. Léelo con amor. Y
predisponte también a ayudar. Y prepárate a hacer algo dife-
rente aquí en la tierra, en nuestro planeta, en nuestro país, en
nuestro estado, en nuestras ciudades.
Haz como sabes, haz como puedas.

Angela y J. Augusto

16
PRÓLOGO

Papá y mamá,
Cuando pienso en el trabajo con los niños, ya sea en
psicología o en educación, para mí, lo que me parece más
importante es la psicología preventiva. Yo creo que entre más
los padres, maestros y personas que trabajan con niños tengan
acceso a material de calidad que pueda ayudarlos a educar a
los niños, tendremos más posibilidades de tener una sociedad
mejor, con individuos que cumplen con su parte y participan de
forma saludable, actuando productivamente.
Yo creo que la propuesta de Milton H. Erickson de que la
terapia comience en la casa del terapeuta, tiene mucho
sentido. Por eso, entendemos que el hecho de haber vivido el
éxito como una experiencia personal puede ser muy útil para
ayudar al otro a encontrar su propio camino para solucionar
algo. Porque ya sabes que hay salidas y que se puede vivir una
vida disfrutando todas las cosas buenas que tiene.
Hoy, como madre, me remito a mi historia de hija...
En nuestra casa las cosas sucedían de forma tan natural,
que fueron pocas las veces en que me detuve para pensar
sobre este asunto. De dos cosas estaba segura: yo era amada
y los límites tenían que ser respetados.
Recuerdo cómo, naturalmente, las drogas fueron aversivas
para mí. Nunca necesité probarlas para saber que no me
gustaban. Simplemente no me hacía sentido.
Ustedes no sólo estuvieron siempre presentes, fueron
compañías que yo, Beto y Gu tenemos y tuvimos. Fueron
mucho más que presencias y no eran nada invasivos. A pesar
del control, nuestra privacidad siempre fue respetada y nuestra
autonomía e independencia estimuladas.
Leyendo el libro Abriendo puertas con amor entiendo un
poco más lo que pasaba por su cabeza en esos tiempos. Y,
mirando mi vida y la de mis hermanos, veo los resultados.
Ustedes aprendieron bien la lección que mi abuelo les enseñó:
quien planta buena semilla, cosecha excelentes frutos.

17
E, inexplicablemente o no... yo tengo la certeza de que mi
Manuela va a dar cosas muy buenas en la vida...
Papá, mamá, a medida que la vida sigue, voy aprendiendo a
quererlos más.

Besos

Angela Cristina Cota Guimarães Mendonça


Psicóloga Clínica
Directora Administrativa del
Instituto Milton H. Erickson de Belo Horizonte

18
PRÓLOGO A LA EDICIÓN MEXICANA

Es para mí un honor y un gran gusto tener en nuestra editorial


Abriendo puertas con amor de Angela Cota y J. Augusto
Mendonça, una pareja de psicólogos clínicos, que han sido
pioneros de la psicoterapia ericksoniana en Brasil y en
América Latina. Fundaron uno de los primeros institutos erick-
sonianos brasileños en Belo Horizonte, han sido maestros ya
de varias generaciones de terapeutas en su ciudad y en su
país y son, además, padres de tres hijos, abuelos de una linda
chiquita, mis amigos y personas lindas de verdad.
Abriendo puertas con amor es un libro dirigido a los padres
donde, a través de relatos sencillos, sobre temas universales,
Angela y J. Augusto ofrecen a los padres ejemplos prácticos
de su vida y consejos útiles para enfrentar situaciones de
todos los días.
Los terapeutas ericksonianos hablan de sí mismos, de su
historia, de sus logros y fracasos, para así invitar a quien los
escucha o lee a reflexionar sobre su propia historia, sus fraca-
sos y sus logros y a crear sus propias soluciones.
Milton H. Erickson decía que la terapia comienza en casa,
pero en la casa del terapeuta, que debe predicar con el
ejemplo. Angela y J. Augusto predican con el ejemplo, hablan
de su propia experiencia como padres y se abren al lector para
transmitirle sus vivencias, sus temores, sus satisfacciones.
Este es el enorme valor de Abriendo puertas con amor, un libro
de auto ayuda que no es teórico, sino práctico. Es un libro de
sentido común, uno de los sentidos más difíciles de preservar.
Y esa sencillez, está sustentada en la propia experiencia pero
también en un sustrato teórico y técnico sólido y complejo.
Abriendo puertas con amor, es también una aportación a la
psicoterapia ericksoniana latinoamericana que todos estamos
construyendo y así, además de ser un libro de cabecera para
los padres, es una obra de gran interés para los psicólogos y
educadores que trabajan con niños y adolescentes, o aseso-
rando padres y que tienen un enfoque profesional naturalista,
orientado al presente y a las soluciones y desean entrar en
contacto con este tipo de terapia.

19
Estoy segura de que este libro abrirá muchas puertas con
amor y será así de gran utilidad para los padres y profesionales
de nuestros países hispanohablantes.

Teresa Robles
Ciudad de México
Abril 21 del 2003

20
AMIGOS PADRES

Hace mucho tiempo que queríamos poner en un libro algunas


ideas que venimos transmitiendo en conferencias y en el
contacto individual con los padres. Son ideas que hablan de
corazón a corazón. Ideas para escuchar y reflexionar.
Queremos comenzar contándoles una pequeña historia
muy significativa para nosotros y tal vez también lo sea para
ustedes.
Una vez hubo un incendio en el bosque. Los animales
corrieron espantados, huyendo del fuego. Todos ellos despa-
voridos no sabían qué hacer y empezaron a lamentar que
habían perdido sus madrigueras y sus nidos. Algunos oraban
pidiendo que los salvaran contra cualquier desgracia que les
pudiera venir.
Un pequeño pajarito voló en dirección al río, trayendo una
gotita de agua en el pico y, sobrevolando el incendio, desde lo
alto, soltaba esa pequeñita cantidad de agua sobre el fuego.
Los animales lo miraban sorprendidos y le gritaron al ave
que eso no servía de nada. El incendio era enorme y lo mejor
que podían hacer era huir.
El pajarito respondió, desde lo alto, soltando el agua de su
pequeño pico:
¡Uf! ¡Yo hago lo que puedo!

21
NUESTRAS RELACIONES

Sobre la relación entre padres e hijos, me gustaría contarles


un hecho que sucedió conmigo y que cambió enormemente la
forma de relacionarme con mis hijos.
Cuando mi hija tenía once años de edad, arregló con su
mamá, que después de la escuela, llevaría a algunas compa-
ñeras a nuestro departamento a comer pizzas que ellas mis-
mas cocinarían.
Mi mujer estuvo de acuerdo y arregló con la empleada
doméstica que dejara listos los discos de masa precocidos, el
queso rallado, el jamón picado y la salsa de tomate en el refri-
gerador. También dejaron listos los refrescos, que en esa
época, venían en botellas familiares de vidrio.
Como los hermanos regresarían de la escuela más tarde,
mi mujer y yo estaríamos trabajando en nuestro consultorio
de psicología, y el departamento quedaría a disposición de
ella y sus amigas.
Alrededor de las 5:45 de la tarde, terminé mi trabajo en la
clínica. Mi mujer me pidió que fuera para casa, me dijo que no
necesitaba hacer nada, pero que me quedara allí por si mi hija
y sus amigas necesitaban algo. Cuando ella terminara su
trabajo, me alcanzaría. En esa época, ya estábamos acos-
tumbrados a quedarnos hasta más tarde en el consul-torio,
estudiando, después de la consulta.
Cuando los hijos regresaban de la escuela, sabían
cuidarse y nosotros estábamos al pendiente por teléfono de
que las cosas anduvieran bien.
Esa tarde me fui más temprano a casa. Cuando llegué,
encontré a las compañeras de mi hija sentadas a la mesa,
comiendo y bebiendo, riendo, alegres. Las saludé y me quedé
un momentito platicando con las que no conocía, para
conocerlas. El olor de la pizza en el horno llenaba todo el
departamento. Delicioso. Prendí la televisión y me quedé

23
viendo el final de una telenovela, mientras esperaba los
noticieros de la noche en distintos canales de televisión. Me
quedé así distraído, ajeno al ruido de fondo la plática de las
niñas.
De repente, brinqué asustado al escuchar un es-truendo
en la cocina que estremeció todo el departa-mento. Temblé,
en el cuarto de la televisión, asustado por el grito de una de las
compañeras de mi hija. Sucedió que una de las niñas había
tomado una botella de refresco del refrigerador con la mano
sucia de grasa de la pizza y la botella se le resbaló de la mano
y cayó en el piso de granito. El estruendo fue la caída de la
botella y también el estallido del gas del refresco. Se
desparramaron pedazos de vidrio y refresco por toda la
cocina.
Cuando llegué ahí, la muchachita estaba parada, muy
asustada, y las otras sentadas en la mesa, sin moverse. Quité
a la niña del lugar, con cuidado, para que no pisara los
pedazos de vidrio y les puse otra botella de refresco en la
mesa.
Empecé a limpiar. Recogí todos los pedazos de vidrio, los
envolví en un periódico para que no se lastimara la mano de
nadie en el bote de basura. Recogí todo el refresco con el
trapeador. Después limpié con detergente y agua el piso,
haciendo la limpieza más gruesa, y dejando para el día
siguiente, que la empleada doméstica hiciera la limpieza más
delicada, más a fondo.
Después de eso, regresé al cuarto de la televisión y me
quedé pensando. Pensé en cómo habrían sido las cosas,
cómo habría yo actuado si hubiera sido mi hija la que hubiera
roto la botella. Tal vez la habría regañado severamente y
habría dicho que era una descuidada. Tal vez la hubiera
mandado a limpiar el piso. O la hubiera amenazado con algún
castigo, incluso enfrente de sus amigas. Tal vez la hubiera
agredido físicamente, enfrente de sus compañeras, ¡para que
aprendiera a tener más cuidado!
Sin embargo, como era una extraña actué de esa manera.
Limpié todo, además de haber retirado a la niña del lugar con
mucho cariño. Creo que le dije que no se preocupara, que a

24
veces pasaban cosas así, que estuviera tranquila, que yo
estaba ahí para ocuparme de esas cosas.
Y pensé aún más; pensé cómo maltratamos a las personas
que amamos y tratamos bien a los extraños. Ni siquiera sé de
quién era hija esa niña. ¡Nunca la había visto en mi vida! Y mi
hija era sangre de mi sangre, trae genes que yo le transmití,
lleva mi apellido, que yo mismo le puse. Y la hubiera tratado
con tanta grosería y a su compañera, que ni conocía, le daba
todo mi cariño.
Fue entonces que comencé a poner más atención a estas
cosas. Y a partir de ese momento empecé a tratar con más
cuidado, con más cariño y atención a mis hijos y a mi mujer.
Comencé a tratarlos como si fuesen ”los compañeros”, y a mi
mujer como si fuera ”la mujer de un amigo”, o “la mujer del
vecino”.
Hoy me parecen hasta graciosas, extrañas estas ideas.
Pero creo importante ponerlas aquí, porque yo recibo en mi
consultorio padres, madres que agreden físicamente a sus
hijos, a sus hijas. Y que lo hacen en presencia de extraños, sin
darse cuenta de la humllación y el daño que les están
causando.
Algunas veces, caminando por ahí, veo madres agre-
diendo a sus hijos, padres abofeteando a sus hijos adoles-
centes. Y creo que actúan así porque tienen la idea de que
“nuestros hijos son nuestros, nuestra mujer es nuestra propie-
dad”. Tienen la idea de que los poseemos, y podemos hacer
con ellos lo que queremos, los tratamos como se nos ocurre.
No respetamos su individualidad, su independencia y su
autonomía. Pensando que son nuestras pertenencias, no
cultivamos los lazos de afecto y de ternura que mantenemos
con otras personas.

25
ABRIENDO PUERTAS CON AMOR

Ahora, puedes abrir tu corazón a ti mismo, a ti misma... abre tu


corazón a ti mismo, a ti misma... Ponte en contacto con el
centro de ti con tus sentimientos y quiérete... tú estás
abriendo la posibilidad de curar un corazón roto. Esto sucede
cuando abres la posibilidad de centrarte y profundizar en
quererte a ti mismo, a ti misma...
Amar es un acto de valor y es una habilidad...
Habla y mira con amor y la puerta se abre...
Educar es un acto de amor. Un acto de entrega y
confianza... Y el aprendizaje se da cuando la mente y el
cuerpo se conectan con experiencias. Cuando el otro, la otra
confía y es tocado, tocada con amor... Amar es ver la belleza
que existe en el otro, en la otra...
Cada emoción difícil corresponde a una emoción suave
que la equilibra...
¿Sabes qué es lo que necesitas para hacer un cambio,
salir de una situación a la que ya estabas acostumbrado,
acostumbrada? AMOR...
Hoy vas a sembrar, para que nazca siempre, porque las
cosas se transforman rápido. Siembra siempre y siempre
recibirás algo de ahí...
La vida es como un río que fluye, deja la vida que vaya
fluyendo, que fluyan el enojo, las tristezas, los miedos, las
alegrías, todas las emociones. Si alguien detiene el río, el río
acaba desbordando o provocando grandes inundaciones de
energía acumulada. Libera las energías, dejando que la vida
fluya con lo que venga, enfrentando y teniendo valor de
sobreponer los problemas para ser feliz. La vida es linda si no
dejamos que esos problemas nos estorben...
Y tú puedes dejarte vivir lo que viene, si primero vas
aprendiendo a amarte a ti mismo, a ti misma, y en seguida vas
aprendiendo a amar al otro, a la otra y vas, descubriendo la

27
belleza de él, de ella... y cuando lo hagas, seguramente,
tocarás su corazón y tu corazón se abrirá para recibir lo bello,
lo bueno, lo que realmente sana...
Tú puedes tener el valor de decirte a ti misma, a ti mismo:
yo no sé, pero voy aprendiendo a querer a mi hijo, a mi hija y a
ver la belleza, cómo sale de ahí lo que estaba escondido...
Pero es necesario tener el valor de amar lo que venga...
Libera tu corazón para que sienta y deja primero fluir el amor
por ti. Concéntrate, respira, ámate a ti mismo, a ti misma,
libera tu mirar, tus emociones y percibe cómo el otro, la otra te
toca.
¡Abre tu corazón para recibir... y deja que suceda... EL AMOR!
Amar es ver la belleza que existe (en ti) en el otro, en la
otra...

28
LA GENTE LINDA ENCUENTRA GENTE LINDA

Todo mundo sabe que cosechamos lo que sembramos.


Cuando los padres llegan a nuestro consultorio nos preguntan
cómo hacer para estimular lo mejor de sus hijos. En ese
momento, les contamos una historia que dice así:
Pedro, un niño de ocho años, estaba de vacaciones. Y salió
con su padre, su madre y su hermana, a pasar quince días en
un sembradío, a donde vivían sus abuelos.
Un día tranquilo y asoleado, salió a pasear con Totó, el
perrito del abuelo. Cuando llegaron a una parte montañosa del
camino, Totó se perdió. Entonces, rápidamente, Pedro se
puso a buscarlo.
Le gritaba:
—¡Totó, Totó...!
Y cuando llegó a lo alto de una colina, después de llamarlo,
escuchó una voz de niño que decía:
—¡Totó, Totó...!
—Quedó intrigado y gritó:
—¡¿Quién está ahí?!
Y recibió como respuesta:
—Está ahí...
Y continuó haciendo preguntas.
—¿Cómo te llamas?
—Te llamas... — recibió como respuesta. Y así continuó el
diálogo:
—Por favor dime, ¿cómo te llamas?
—Te llamas...
—¡Eres muy mal educado!
—Muy mal educado...

29
—Deja de repetirme.
—Mira niño, ¡tú eres un imbécil!
—Tú eres un imbécil...
—Mira niño, ¡me estás haciendo enojar!
—Me estás haciendo enojar...
—Vas a ver, si te encuentro la paliza que te voy a dar...
En ese momento, Totó apareció y se dirigió a casa.
Intrigado, de camino a casa, iba pensando en el niño con el
que había hablado. Al llegar a la casa, mientras su mamá le
servía de comer, le contó sobre el niño con el que había
estado platicando, el niño lo había hecho enojar y le contó
cómo estaba arremedando cada cosa que decía, tanto que si
lo encontraba, ¡le iba a pegar! La madre de Pedro lo escuchó
atenta y silenciosamente.
Al día siguiente, muy temprano, Pedro decidió volver a
pasear por las montañas, con Totó. Su mamá le dijo que
regresara al mismo lugar a donde había platicado con el niño.
La mamá de Pedro le dijo que esta vez le dijera al niño cosas
amables y que también le podría decir que quería ser su
amigo. Pedro no entendía bien de qué se trataba, pero
prometió a su mamá que lo haría, porque sabía que era una
mujer muy sabia y que siempre quería su bienestar. Pedro
llegó hasta la cumbre de la colina y gritó:
—¡Niño, ¿estás ahí?!
—Estás ahí... respondió la voz.
—Niño, quería darte una disculpa por ayer.
—Quería darte una disculpa por ayer —respondió la voz.
—Niño, ¡hasta que te portas bien educado!
—Te portas bien educado...
—Un día me gustaría encontrarte.
—Me gustaría encontrarte.
—Quién sabe, ¿podemos ser amigos?
—Podemos ser amigos...
Y así, continuaron preguntas y respuestas amigables.

30
Pedro, después de despedirse, continuó paseando con
Totó. Cuando regresó y vio a su mamá, ya en la noche, le
contó sobre la plática agradable que tuvo con el niño, de cómo
había sido diferente al día anterior y él creía que ya eran hasta
amigos...

31
LOS NIÑOS SON PERSONAS

Los niños son personas. Diríamos que es obvio. Pero


¿cuántas veces se nos olvida cuando estamos frente a
nuestro hijo, frente a nuestra hija? Vamos a ver unos ejemplos
que ilustran lo que estamos diciendo.
Cuando tu hijo o tu hija se caiga y empiece a llorar, prueba a
decirle que: “no pasa nada”, que “no duele”, que ya “está muy
grande y ya no debe llorar”, “vamos a ver que el piso se
lastimó”, que “a mí no me duele, entonces no te duele”, y todos
los otros argumentos que utilizamos en esta situación. Prueba
hacer esto y fíjate que lo único que vas a lograr es que tu hijo o
tu hija lloren más. Ahora prueba decirle: “te caíste y te debe
estar doliendo, déjame ver”, te vas a sorprender de que deja
de llorar inmediatamente y de que tu hijo o tu hija se
tranquiliza, se siente cómodo, cómoda, confortable.
Haz la misma experiencia con un adulto. Dile frases como
”no pasó nada”, “no duele”, “ya pasó”, “ya estás bien grande
para estar llorando como niño”, y verás cómo aumenta la
tensión y provocas una reacción agresiva en el adulto. Por lo
contrario, la simple descripción del hecho hecha con simpatía,
tendrá un efecto tranquilizador. Y por supuesto que si el que
se lastimó es un adulto, lo más probable es que tú optes por el
segundo método. Pero entonces, ¿por qué no actuar de la
misma manera cuando se trata de tu hijo o de tu hija? Tal vez
porque no has hecho conciencia de que los niños son
personas. Los niños sienten, perciben y entienden.
Vamos a detenernos un poco para reflexionar en qué
situaciones nos comportamos ignorando que los niños son
personas. Son generalmente situaciones en las que nos
cuesta trabajo ser sinceros, sinceras e íntegros, íntegras,
honestos, honestas con nuestros hijos.
a) Cuando lo vamos a llevar al doctor y sabemos que no va
a ser agradable, que la inyección de la vacuna le va a doler.
b) Cuando nuestro hijo o nuestra hija nos pide un juguete

33
que no le queremos dar.
c) Cuando nuestro hijo o hija nos ve tristes, llorando y
queremos esconder nuestras emociones.
d) Cuando nuestro hijo o hija nos pregunta sobre la muerte
y no sabemos cómo contestar.
e) Cuando la curiosidad sexual hace que nuestro hijo o hija
nos pregunte aspectos de nuestra intimidad.
f) Cuando queremos hablar de un problema de él o de ella y
frente a ellos afirmamos: “no entienden”.
Observa lo que está sucediendo contigo. Observa cómo
has estado manejando a tu hijo o a tu hija. Obsérvate a ti mis-
mo, a ti misma. Observa tus emociones. Puedes ir obse-
rvándote y volviéndote más sincero, sincera contigo misma,
contigo mismo.
¿Por qué “decimos mentiras” a nuestros hijos, a los niños?
Porque creemos que logramos engañarlos, distraerlos. Pero
no es así. El niño entiende, siente y percibe lo que está
pasando a su alrededor. Lo que realmente sucede es que aún
no ha desarrollado lo suficientemente algunos aspectos inte-
lectuales del lenguaje como para poder responder a sus
padres a su nivel. El niño no sabe expresar lo que siente.
Tú puedes ser sincero, sincera con tu hijo, con tu hija. Te
voy a decir un secreto: escucha lo más. Detente durante
treinta segundos antes de responderle. Así tendrás tiempo
par pensar y revisar lo que es mejor decirle. Y no digas cosas
de más. Las explicaciones largas lo confunden, la confunden.
Puedes ser firme y sincero, sincera.

34
LOS PADRES A VECES TIENEN LA RAZÓN
Y A VECES SE EQUIVOCAN

Nos gustaría decirles que, muchas veces, nos proponemos


hacer cambios en nuestras vidas y que no logramos cumplir.
Olvidamos nuestros objetivos. Dejamos de hacer esfuerzos.
Perdemos de vista nuestras metas y nos rendimos.
Cuando nos ponemos un objetivo, como es tratar bien a
nuestros hijos, a nuestra esposa o a nuestro marido, puede
ser que a veces nos descubramos tratándolos como antes
hacíamos, como estábamos acostumbrados, acostumbradas.
Los maltratamos, los despreciamos, los desdeñamos, los
agredimos, los castigamos y los tratamos así porque nos
sentimos seguros, seguras de que nunca los perderemos,
porque los vemos como nuestras pertenencias. Pero no es
así. Hay padres que pierden a sus hijos, maridos que pierden a
sus esposas, esposas que pierden a sus maridos, novios que
pierden a sus novias, amigos que pierden amigos, patrones
que pierden a sus empleados porque se han creído dueños y
señores de ellos y también porque creen que nada de esto va
a suceder.
Podemos pedirles disculpas y pedirnos disculpas a
nosotros mismos cuando los ofendemos, cuando los
maltratamos sin querer. Podemos admitir que no somos
perfectos, que nos equivocamos, que a veces fallamos, que
caemos, y eso nos ayuda a recuperar la amistad y la confianza
de los seres queridos. Podemos otra vez volvernos a hacer el
propósito, recordar por qué queremos alcanzarlo, pensar que
las cosas serán mejor si alcanzamos nuestra meta, y esto
puede darnos la fuerza que necesitamos para seguir adelante.
Tal vez lo más importante sea crear en nosotros mismos la
capacidad, la habilidad, el talento, de volver al camino, de
tener el valor de seguir nuestro rumbo para lograr relaciones
salu-dables, buscando el amor que nos unía a los otros.

35
PAPÁ Y MAMÁ TAMBIÉN SON PERSONAS

¡Los padres son personas!


Esta es una verdad que muchas veces olvidamos. Vamos a ver:
un hombre y una mujer, se encuentran y se enamoran. Se
casan. Y se olvidan de que son personas y pasan a vivir el
papel de esposo y esposa. Se anulan. Con el tiempo, se dispo-
nen para tener hijos. Asumen un nuevo papel: el de padre y el
de madre. Otra vez se olvidan de que son personas. Se olvi-
dan de que tienen deseos, cosas que quisieran, debilidades,
necesidad de privacidad. Empiezan a vivir en función de los
hijos, pensando que están haciendo lo mejor.
Aprendieron lo que debían hacer con sus propios padres
que, a su vez aprendieron con los padres de ellos, y así hacia
atrás. No cuestionan lo que están haciendo. Repiten.
Los padres se asombran cuando nosotros les decimos que
es bueno que se muestren frustrados, tristes delante de los
hijos: “¿Pero no tenemos que mostrarnos siempre fuertes para
que nuestros hijos crezcan seguros?” Aquí hay varios puntos
que tenemos que considerar. De veras, es muy difícil para un
individuo cargar dentro de sí un padre perfecto por el resto de
su vida. Este hijo va a exigir mucho de sí mismo y va a sufrir
mucho más cuando se sienta frustrado. Por el contrario, un
padre fuerte, pero que se permite estar frustrado y equivo-
carse, que expresa sus sentimientos negativos y positivos,
permite a sus hijos ser personas: sentir enojo, equivocarse,
frustrarse. El hijo o la hija va a encontrar así en el padre un
punto de identificación. Cuando tenga que enfrentar una frus-
tración, no se sentirá chiquitito, chiquitita, pues recordará que
un día también su padre estuvo frustrado.
Los padres se olvidan de que son personas. No se permiten
tener privacidad. Siempre tienen a alguno de los hijos
durmiendo con ellos; no viajan sin los hijos, no salen para no
dejarlos solos. Es más: cuando la madre está llorando porque
hay un mal entendido, una molestia con el marido, y el hijo o la

37
hija llega y pregunta:
—Mamá, ¿estás llorando?
—No, no responde la madre, procurando taparlo.
¿Por qué no responder “sí” y conservar la privacidad?
—Sí, hijito, estoy llorando.
—¿Por qué mamá?
—Hijo, hija, son problemas míos y cuando se resuelvan ya
no voy a llorar. Pero no te los quiero contar.
El padre y la madre tienen derecho de decir “no” a los hijos,
y cuando lo hacen en forma asertiva, los hijos aceptan. Lo
importante es que los padres también respeten la privacidad
del niño, el deseo del niño de estar solo con sus problemas.
Así, el hijo, la hija, aprende que se puede equivocar,
porque también es persona, aprende que puede tener proble-
mas y que no necesita contarlos, y aprende que puede reco-
nocer las emociones de los demás, ya que papá o mamá le
mostraron a su hijo, a su hija que lo que percibía era coherente
con lo que estaba sucediendo realmente.
Ser persona es una virtud de los buenos padres. Ser lo que
realmente son y no ponerse un disfraz hace bien a la relación
del padre, de la madre, con los hijos. Más tarde, si el hijo o la
hija tiene problemas, sentirá que puede contar con ese padre,
con esa madre, que también se equivoca y sabrá compren-
derlo, comprenderla.

38
PARA LOS PADRES Y ADOLESCENTES

Existen muchas definiciones de adolescencia, cada una


basada en un aspecto diferente. Algunos cambios nos mues-
tran que el individuo está dejando de ser niño, que está pasan-
do por una fase intermedia. Entre las manifestaciones de esa
transformación, podemos citar: el egoísmo infantil es susti-
tuido por el altruismo que es propio del adulto; la visión
egocéntrica del mundo es sustituida por una visión más obje-
tiva de la realidad; se establece la noción de la consecuencia
de los actos que realizamos; se logra el pensamiento
abstracto.
Para los propósitos del adolescente, la fase por la que está
pasando es delicada. El adolescente tiene que decidir entre la
orientación dada por los padres y el fruto de su propia
experiencia. En este momento surge un conflicto fundamental:
¿qué camino debo seguir? O ¿qué hacer con mi libertad?
¿Quién es él al final? O ¿quién va a ser él en la vida? Manejar
la propia libertad sin ser inconsecuente es uno de los mayores
problemas del adolescente. En la actualidad la crisis del
adolescente se ha hecho mayor por distintas crisis sociales,
económicas y de inseguridad vividas por nuestro país.
La constatación de que tu hijo, tu hija, está creciendo y
comienza a tener actitudes y deseos propios es un momento
difícil para los padres. El hecho de sorprender al hijo, a la hija
fumando, o aun el hecho de que no quiera participar en la
fiesta de Navidad porque quiere acampar con los compa-
ñeros, es parte de un conjunto de hechos que muestra que el
hijo o la hija ya no es un niño, una niña sin deseos. Estos
hechos y muchos otros no pueden ser vistos aisladamente,
porque son parte de un contexto significativo.
No es fácil para los padres aceptar la independencia de los
hijos, se sienten ansiosos y se preocupan por lo que vaya a
suceder a sus hijos. ¿Qué será de ellos? ¿Sabrán tomar las
decisiones correctas? ¿Seguirán reconociéndolos como
padres? Estas dudas surgen junto con la sensación de vacío

39
que acompaña al crecimiento de los hijos.
También es igualmente dolorosa la observación de que los
niños cada vez escapan más al control de los padres y de que
los padres participan cada vez menos de las expectativas de
los hijos. El adolescente afirma su deseo, comienza a
realizarse como persona, sin la tutela de su familia. Su
separación progresiva de los padres no es una ingratitud. Es
una parte necesaria y saludable de su proceso de desarrollo.
La independencia de los jóvenes, para los padres significa
pérdida de autoridad, de su liderazgo sobre el hijo, la hija.
Poco después, los padres pierden su posición de ídolos y
pasan a ser criticados por los hijos. No obstante que muchas
críticas no están debidamente fundamentadas, muchas otras
tienen una razón de ser. En la adolescencia, los superhéroes
son sobrepasados y los jóvenes buscan personas que les den
un testimonio de vida.
En estos casos, ¿sería importante que los adultos
revisaran sus valores, su manera se pensar? Por supuesto
que no podemos cambiar de repente nuestras creencias, pero
es muy importante estar dispuestos a aceptar los valores y las
formas de pensar de los más jóvenes. Tal vez, de esa manera,
la convivencia con los adolescentes se vuelva más fácil.
Por otra parte, la juventud de los más jóvenes provoca una
gran ambivalencia en los más viejos. Al mismo tiempo de que
se sienten revitalizados, pues ven en sus hijos la proyección
de su imagen, rejuvenecida, ven también la pérdida de su
juventud, sintiéndose débiles, envejecidos. El crecimiento de
los hijos, a pesar de ser vivido con intensidad es ser disfrutado
por los padres, también es muy sufrido por ellos. Pensamos
que, para evitar el sufrimiento de estar envejeciendo, los
padres tienden a recargar el desarrollo de sus hijos adoles-
centes, tratándolos como niños. Otra emoción que a veces
surge es la de pérdida. Los padres no quieren perder al hijo,
como a la hija, y el crecimiento se vive como una amenaza.
Normalmente, los padres, confundidos frente al hijo o la
hija adolescente, reaccionan en dos formas extremas para
resolver el impasse: el autoritarismo, que se manifiesta en
restricciones excesivas, o la permisividad que se manifiesta
en una libertad desmedida. Los padres privan a los hijos

40
SOMOS PADRES

Los padres tienen un papel y una responsabilidad dentro de la


familia.
Un gran problema de nuestra sociedad que afecta a los
jóvenes hasta a los niños tiene que ver en forma directa con el
consumismo y la falta de límites entre las personas, especial-
mente dentro de la familia.
Por falta de límites bien claros, por falta de conocimiento de
nuestros derechos y los derechos de los otros, por no haber
aprendido a hacer que se respeten nuestros derechos, y como
consecuencia, por no saber respetar los derechos ajenos,
acabamos siendo blanco de distintas agresiones y también
actuando con falta de respeto para con los demás.
Sufrimos adentro de los edificios, sin saber llevar una vida
comunitaria, peleándonos por el lugar del estacionamiento,
pegando por el retraso y el mal uso del elevador, por la
conservación del edificio, por los impuestos que tenemos que
pagar, quejándonos de los aumentos, del ruido producido
dentro de los departamentos, por el tráfico, huimos de un diá-
logo y perdemos la oportunidad de establecer lazos de
amistad. Martirizamos a nuestros delegados, a nuestros re-
presentantes porque no hemos aprendido a relacionarnos con
ellos aunque nosotros hayamos votado por ellos y los haya-
mos instituido.
La pregunta que muchos padres se hacen es más o menos
la siguiente:
—¿En qué me equivoqué? ¿Qué fue lo que hice o dejé de
hacer para que las cosas se desarrollaran en esa dirección y
no en el rumbo en que yo quería?
Algunos padres buscando soluciones, llegan a preguntar:
—¿Cómo debo de actuar? ¿Qué es lo que tengo que
hacer?

43
Los castigos físicos que se utilizaban hasta hace poco
tiempo, fruto de la herencia de la esclavitud en nuestro caso
específico de Brasil, y de una monarquía déspota, en otros
países solamente trajeron revoluciones y solamente crearon
personas sumisas y vivas sin sentido.
La necesidad de diálogo y de comprensión aparece al lado
de leyes razonables que es posible cumplir. De nada sirve
decir “no se puede” si este “no se puede” no fue comprendido
o si fue entendido como una arbitrariedad.
La vida moderna, la necesidad de conocimiento, de expan-
dir el saber y las comunicaciones tiene una velocidad tan
grande que los argumentos racionales se han vuelto más
importantes para sustentar los motivos por los que se hace
algo que los deseos individuales.
Ser padre, ser madre hoy en día, cuesta trabajo. Cuesta
trabajo principalmente porque los hijos necesitan que los
acompañemos. Antes, los padres tomaban a sus hijos y deci-
dían por ellos cuáles eran sus opciones, hoy en día, los padres
tienen que conocer las opciones que los hijos proponen e ir
juntos, observando y conociendo cada paso que se va dando.
Los padres pueden llegar a saber qué es lo que el hijo o la hija
hace, con quién lo hace, y cómo lo hace, vigilándolos sua-
vemente y sobre todo pidiéndoles cuentas de lo que están
haciendo. Muchos padres piensan que, haciendo eso, están in-
vadiendo la privacidad y la vida del hijo, de la hija, y que por lo
tanto no tienen derecho a hacerlo. Estos padres no tienen noción
de cuánto sus hijos necesitan y hasta les gusta sentirse cuida-
dos, protegidos. Los hijos necesitan de su presencia.
Es estar cerca, estar atento, atenta, estar sabiendo, obte-niendo
una información constante de “por dónde anda” el hijo o la hija da
seguridad y tranquilidad a los hijos más allá que una complicidad
entre todos.
El autor argentino Eduardo Kalina1 dice que, cuando hay amistad e
intimidad entre padres e hijos, difícilmente los padres tendrán pro-
blemas con sus hijos adolescentes porque no habrá pleito, sino juego.
Las crisis, los problemas podrán resolverse a través del diálogo.
1
. KALINA, E., Psicoterapia de adolescentes: teoria, técnicas e casos clínicos, Artes Médicas Sul, Porto Alegre,
1999, pp. 19-23

44
ESTIMULAR EL CARIÑO

Estimular el cariño es una tarea fundamental del profesional


que trabaja con niños y padres. Demostrar afecto a los hijos
es dar apoyo, protección y cariño. El amor de los padres se da
a través de gestos, dedicación, y no sólo de palabras. Y así
debe ser, por la vida. Dar cariño es enseñar la primera y más
importante forma de comunicación entre los seres humanos.
Formas sencillas de demostrar ese amor pueden ser extrema-
damente efectivas y los padres deben buscar adentro de
ellos, formas de ser más fluidos y seguros en su estilo de
mostrar cariño. Estas manifestaciones de amor serán el
modelo para las futuras acciones del niño. La idea es proveer
algo que es fundamental para los niños: contacto, amor,
cariño.
Cuando trabajamos haciendo orientación para padres,
buscando con ello recuerdos positivos de sus propios padres,
es frecuente que traigan situaciones en que el padre y la
madre los tocaron, estaban juntos sentados en un sillón o en
la cama, con la cabeza recostada en las piernas del padre o
de la madre, o andaban tomados de las manos con uno de los
padres, conversando amigablemente. Al hacer esto estamos
logrando que los padres busquen adentro de sí formas de ser
más fluidos y seguros en su estilo, en su manera de dar cariño
a sus hijos, porque todo esto son gestos de cariño, que ellos
podrían modelar desde sus propios padres.
En una relación entre padres e hijos, el amor es lo más
importante. Desde que nacen, mientras crecen y se desa-
rrollan, los niños necesitan sentirse queridos, necesarios,
ayudados, apreciados, para crecer emocionalmente equili-
brados y poder desarrollar en su vida adulta todo su potencial
humano. Pero necesitan aprender también que la principal
persona a quien deben dar cariño es a ellos mismos. Y a partir
de ser amados, apreciados por los padres, el niño o la niña se
va valorando y amando a sí mismo, a sí misma.

45
Según Lawrence Shapiro1, la mayor parte de las inves-
tigaciones han llegado a la misma conclusión: las personas
que recibieron suficiente cariño y estimulación desde niñas no
sólo son las más adaptadas y que les va 10vida, sino que
también tienen un mejor sistema inmunológico, es decir, son
personas que tienden a tener menos infecciones y que es más
difícil que contraigan enfermedades graves a lo largo de su
vida; y, si las contraen, parecen tener más oportunidades de
sanar.

***

El contacto físico es muy importante para desarrollar


habilidades en los niños. Cargar a los niños es darles amor.
Los padres pueden aprender técnicas de masaje, o aprender
a hacer cariñitos que son muy importantes para los hijos: los
ayudan al desarrollo motor, los enseñan a conocer su propio
cuerpo y cómo darse satisfacción a través del cuerpo en forma
adecuada, más allá de que se vuelven personas más
tranquilas y seguras.
Algunos padres tienen miedo de dar cariño, de tocar a los
hijos. Por ejemplo, los padres dejan de hacerles cariños a las
niñas por miedo de provocar una situación sexualmente
inadecuada. El padre y la madre dejan de hacer cariños a los
hijos por miedo de que el hijo se vuelva afeminado o por miedo
a chiquearlo, consentirlo más de la cuenta y hacerle daño.
Estos padres más bien necesitan saber cuáles son los cariños
saludables para un niño, una niña y cuáles cariños pueden no
ser saludables. Normalmente, cuando se dan cuenta de esto,
se relajan, se sienten felices, porque están haciendo lo que es
normal, o lo que debería ser hecho. Y a fin de cuentas, es
saludable que los padres hagan cariños físicos, acaricien y
permitan ser tocados por sus hijos.
¿Cómo hacer entonces? Los cariños adecuados son
muchos: abrazos fuertes, tocar la cabeza, guiñar los ojos,
palabras de cariño, sentarse juntos a ver televisión y darse las
1
. GOLEMAN, Daniel, Inteligência emocional: a teoria revolucionária que redefine o que é ser inteligente,
Objetiva, Rio de Janeiro, 1995, pp. 227-232.

46
manos, jugar, bromear, leer cuentos juntos, sentarse en una
mesita a dibujar contando historias, escuchar música juntos,
ir al teatro o al cine, comerse una pizza o una hamburguesa,
darse masajito en las espaldas, en las piernas, en los pies y
más y más y más. Si tú puedes recordar ese cariño, esa
palabra cariñosa que cuando eras niño o niña, recibiste de
papá, de mamá, de un abuelo, de una abuela, de un profesor,
de una profesora y que fue bueno, estuvo bien, puedes
repetirlo con tu hijo o con tu hija. Trata de acordarte y utilízalo.
Si todavía tuvieras dudas, puedes aprender a través de un
modelo. Trata de observar cómo otros padres u otras madres
hacen y adapta eso a tu forma de ser.
¿Y qué no debo hacer? Una vez recibí a una madre en mi
consultorio que estaba confundida. Me contó que su niño de
cuatro años se sentaba junto a ella para ver televisión y le
pedía que acariciara su pene. Ella hacía lo que el niño le
pedía, por no querer traumatizarlo. Entonces yo le pregunté:
“¿Si tu hijo tomara tu maquillaje, permitirías que lo usara en él
mismo, ensuciándolo y echándolo a perder?” “No”, me
respondió. “¿Cómo lo harías?” Entonces me dijo que le diría
que no se podía tocar eso, que el maquillaje no era un
juguete. Y yo le expliqué a ella que lo mismo haría en relación
a la petición de caricia en el pene, poniendo un límite. Podría
decir al hijo cualquier cosa como: “No te voy a hacer ese
cariño, esa parte del cuerpo es muy sensible y no lo vamos a
estar tocando para no lastimarlo”. Otra cosa que podría decir:
“No, no voy a hacer ese cariño. No quiero. Te hago otros
cariños: masajito en los pies, te agarro de la mano, ¿o qué
quieres?”

***

Cuando decimos a los niños que son importantes y que traen


alegría y orgullo a la vida de los padres, hace que los niños
aprendan a quererse, porque tienen la seguridad de que son
importantes para las personas más significativas que ellos.
Los padres deben decir siempre que los quieren. Poner
atención en las cosas bonitas que los niños hacen y entonces
elogiarlos de forma consistente y honesta. Esto hace que se

47
comporten de forma adecuada.
Otra forma de estimular una buena relación afectiva es
demostrar interés por lo que el niño está haciendo,
participando de sus actividades, describiendo lo que siente.
Tener una hora para estar o jugar con el niño, con la niña, con
toda la atención puesta en él o en ella, hace que el niño o la
niña se sientan que merecen cosas, que son valiosos, que
tienen derechos.

***

En nuestra práctica clínica, hablamos de todo esto con los


padres, les proponemos lecturas, les enseñamos que tienen
tesoros en casa y dentro de sí mismos. Cuando recibo en mi
consultorio a padres y percibo que son cariñosos y que
quieren a sus hijos, acostumbro decirles al final de la sesión:
“Yo pienso que fulano o fulana (el nombre de su hijo) es un
privilegiado o privilegiada de tenerlos como papás. Ustedes
realmente lo quieren, la quieren y saben demostrárselo. Son
muy cariñosos. Y yo pienso que eso es lo más importante”.
El cariño debe ser siempre estimulado porque, cuando se
expresa de forma adecuada, forma individuos sanos tanto
desde el punto de vista físico como emocional, mejora las
relaciones dentro de la casa y hace que los padres descubran
que tienen hijos que es padre tener.
Finalmente, el cariño puede ser expresado de varias
maneras. Puede ser verbalmente, físicamente o hasta a
través de la manera de mirar y de halagar. Las distintas formas
pueden utilizarse mezcladas, expresarse al mismo tiempo,
dando consistencia y empleando la acción cariñosa, afectiva.
Por ejemplo, mirar cariñosamente mientras se aproxima para
dar un abrazo y decir: “me siento feliz de poder convivir
contigo”. Todo este conjunto de acciones es un cariño fuerte,
una expresión de afectos sana y consistente. Estimula el
cariño.

48
LA ESCUELA: NO BASTA SER PADRE O MADRE,
ES NECESARIO PARTICIPAR

La aprobación de nuestro hijo, de nuestra hija en la escuela


empieza en los primeros días de clase. El rendimiento escolar
está ligado directamente a la adaptación, todos lo sabemos. Y
esa adaptación a la escuela puede lograrse con la ayuda
efectiva de los padres, independientemente de la edad del hijo,
de la hija y del año que esté cursando. En nuestro trabajo
clínico, nos buscan padres que no saben cómo pueden ayudar
a una buena adaptación de su hijo o de su hija en la escuela.
A nosotros nos gusta reflexionar un poco con los padres
sobre la palabra adaptación. Viene de apto, que significa estar
listo para, ser capaz. Por lo tanto, lograr la adaptación del hijo,
de la hija, significa hacerlo capaz, apto. Al principio, él, ella ne-
cesita conocer el ambiente donde está, el lugar donde estudia.
Después, él, ella deberá reconocer a las personas, colegas y
profesores con los que convive. Si preguntamos a los padres
cómo es la escuela del hijo o de la hija, si les pedimos que nos
describan brevemente el salón de clase donde el hijo o la hija
están, si les preguntamos el nombre de sus profesores, de los
coordinadores de la escuela, de los directores, el nombre de
algunos compañeros, si les preguntamos sobre el sistema que
utilizan los profesores, sobre sus métodos de dar clase, sobre
sus exámenes y trabajos, sobre lo que él o ella va a aprender
durante el año, generalmente los padres no saben y están se-
guros de que el hijo o la hija tampoco conoce la mayor parte de
esas informaciones. ¿Y cómo podría estudiar el alumno que no
sabe dónde está ni con quién se está relacionando? ¿Cómo
podrá saber lo que debe estudiar, lo que esperan de él o de ella?
El interés por la vida escolar del hijo o de la hija, con el objeto
de ayudarlo, ayudarla en su adaptación, permite la
aproximación del diálogo entre padres e hijos. Aquí también
tenemos una gran oportunidad para los padres que han tenido
dificultades para dialogar con su hijo o su hija. Y no se trata de
que los padres tengan que dedicar un tiempo especial más allá
de la vida cotidiana o de lo que creen necesario hablar con sus

49
hijos cada día para mantener una plática sin reclamos, sin
críticas y sin castigos. Es suficiente con platicar interesados,
tratando de saber de su hijo, de su hija, sobre sus compa-ñeros,
sobre cuántas niñas hay en el salón de clase, cuántos niños,
cómo es el salón, el color, el tamaño, las puertas y las ventanas,
el tipo de las bancas o de los escritorios. El papá, la mamá
pueden contar a su hijo, a su hija cómo era su salón de clase, en
qué forma estaban acomodados los pupitres, la mesa del
profesor o de la profesora, la posición del pizarrón y otros
detalles, lo que recuerden. Esto probablemente ayudará a
establecer el diálogo y ese intercambio ayudará a que el hijo, la
hija aprendan a observar con más atención, haciendo que él,
que ella perciba cosas parecidas. También en la relación con los
profesores, se puede preguntar el nombre de cada uno, cómo
dan su clase, cómo explica su materia, cuántos exámenes va a
hacer durante el año, si va a pedirles trabajos de grupo. Todas
estas preguntas se pueden hacer día tras día hasta que los hijos
traigan las respuestas. Sin prisa, pero desde el primer día, los
padres así se pueden ir acercando a la vida escolar del hijo, de
la hija, sin que tengan que dedicar más tiempo del que juzguen
necesario para descubrir estas cosas de la vida de sus hijos.
Probablemente, el primer día el hijo o la hija no sabrán la
respuesta de las preguntas que les hagan. Pero se puede
animar a los hijos diciéndoles que no importa si no sabe hoy,
pero que se fije bien, que trate de saber sobre eso y le cuente al
día siguiente. Y, si al día siguiente no hay respuesta o si todavía
no sabe, no se trata de que los padres demuestren impaciencia
o enojo, sino que poco a poco irán ayudando a que sus hijos
desarrollen esta aptitud de observar, de conectarse. Este es un
trabajo como para un mes o un poco más. A medida que el
padre, la madre van logrando tener informaciones a través de
los hijos verán cómo ellos cada vez están más integrados, más
motivados y más listos para lograr un buen desempeño escolar.
A nosotros nos gusta decir que para que los hijos aprueben en la
escuela, es necesario que la escuela sea aprobada por ellos.
Nuestra experiencia nos muestra que haciendo esto ganan
ventaja los hijos, pero ganan mucho más los padres, que son
realmente los motores reales, efectivos, principales del
desarrollo de los hijos.

50
AUTOESTIMA BAJA

Sabemos bien, por nuestro trabajo, que los niños que son
educados con total libertad, aunque sean queridos, se
encuentran en riesgo de no ir bien en la escuela, en riesgo de
volverse delincuentes y de entrar en contacto con drogas. Se
meten continuamente en situaciones de peligro. Pueden
volverse personas muy inseguras porque no se sienten
queridas y por eso están constantemente haciendo cosas
para probar si el otro los quiere.
Y lo más curioso es que esos niños educados con total
libertad, sin exigencias y con cariño, generalmente tienen una
autoestima baja y un alto nivel de inseguridad.
Cuando observamos a sus padres, encontramos que un
papá y una mamá, por miedo a equivocarse, o de castigar, o
de ser violentos, o por cualquier cosa, se vuelven débiles,
sumisos, esclavos de los deseos y de las órdenes de sus hijos.
Algunos padres se agachan tanto delante de los hijos,
corren y corren tanto por satisfacer sus deseos y sus capri-
chos, que es como si los hijos se quedaran sin padres; y que
en vez de eso tuvieran sirvientes, personas sumisas que se
dicen padres, pero que son más sus subordinados que sus
padres. Los padres que se anulan a sí mismos, están transmi-
tiendo a los hijos la idea de que ellos, los padres, no son perso-
nas, no tienen derecho, ni deseos y acaban no existiendo.
Lo curioso de eso es que podemos observar que los padres
que no se satisfacieron a sí mismos, que renunciaron a
muchas cosas a favor de los hijos, transmitieron a sus hijos
esa idea, inconscientemente, de que ellos no valían nada. Los
hijos aprendieron que “no valer nada” era lo que sus padres
les estaban enseñando. Como los padres les daban todo,
hacían todo por los hijos, los hijos absorbieron a través del
ejemplo de los padres, que lo que debían hacer era dar todo y
no darse ningún valor. Y así para ellos de manera espontánea
se volvió muy difícil tener autoestima, quererse a sí mismos,

51
cuidarse, creer en sus propias habilidades, hablar de sí
mismos con naturalidad. Tuvieron una autoestima baja porque
eso fue lo que transmitieron sin querer a sus propios hijos, los
padres que decidieron mantenerse sumisos a sus hijos.
Exactamente aquí en este punto, amigos padres, pueden
darse cuenta, comprender cómo se crea una situación para-
dojal: al mismo tiempo que los padres son los que ordenan, los
hijos aprenden, con los mismos padres, a ser sumisos. Esto
tiene un significado especial para nosotros que puede ser
explicitado de una forma menos paradojal y que es el hecho de
que tenemos personas inteligentes, que han estudiado, han
tenido una buena formación, ocupando lugares importantes
en nuestra sociedad, y que se encuentran constantemente
insatisfechas, infelices, tristes, con una autoestima baja. Son
personas que generalmente se someten a sus parejas y a sus
hijos.
¿Qué es lo que esos hijos transmitirán a sus hijos?

52
LAS NECESIDADES DE LOS HIJOS
Y LAS NECESIDADES DE LOS PADRES

Hay hijos e hijas de todas las edades que agreden verbal y


físicamente a los padres y a las madres, que les rompen cosas
que les pertenecen, que los amenazan con agredirlos, con
destruir cosas, con suicidarse, de irse de la casa, de que van a
usar drogas, con prostituirse. Incluso hay hijos e hijas que
amenazan a sus padres con revelar a toda la familia secretos
de ellos. Muchos llevan a cabo sus amenazas, muchos
también toman el camino de las drogas. Y eso ocurre en todo
tipo de familias, en todos los niveles y clases sociales.
Algunos padres no saben defenderse de esta situación. No
pueden resistir, no se sienten capaces de crear en el hogar
una atmósfera libre de violencia y sin amenazas. Algunos
padres no se sienten capaces de crear un ambiente donde
haya paz y armonía en las relaciones entre padres e hijos, en
el que ellos sean los orientadores y guías del desarrollo de los
hijos.
Volviendo a una reflexión que hicimos al principio y que de
alguna manera nos ha venido orientando, podemos pensar
que un niño que paraliza a los padres, que los vuelve
incapaces de actuar, que a través de sus manipulaciones, a
través de sus gritos y amenazas, utilizando su poder, que es
capaz de hacer que los padres sean incapaces de tomar una
iniciativa, una decisión, es un niño sin padres, que crece sin la
presencia de ellos. Es un niño que se desarrolla y crece sin la
presencia parental. Un niño necesita sentir que existe una
persona que está ahí, que lo percibe, que da órdenes, que lo
dirige, que coordina y con quien el niño puede contar. Necesita
a alguien ocupando el papel de padre y de madre. Necesita a
alguien que lo quiera, que perciba cuando él sufre, cuando
siente dolor, que lo perciba como ser humano, que necesita
ser respetado y considerado: el niño necesita sentirse com-
prendido y orientado.
Recordamos una muchachita de 17 años que vino a vernos
y que lloraba y lloraba en la sesión, cuando nos contaba que

53
su mamá le daba una libertad absoluta. Ella podía salir de su
casa y llegar a la hora que quisiera, cuando quisiera, podía
salir de su casa el viernes y regresar hasta el lunes sin avisar y
su mamá no se enojaba. Ella nos decía: “Mi madre no me
quiere. Las madres de mis compañeras quieren saben a
dónde van, les ponen una hora para regresar. Mi mamá no me
llama por teléfono, mi mamá no me quiere”.
Tuvimos otro paciente, un adolescente de 14 años, que
tenía todo, comodidades, dinero, libertad, pero se sentía poco
comprendido y amado por su papá y su mamá: ”No me com-
prenden, no me quieren. Termina un mes, empieza otro mes, y
mi padre me invita para ir a su casa, para ir a la hacienda con él
o para salir y yo le digo 'no' y no hace nada. Con mi mamá es la
misma cosa: me invita a salir, le digo 'no quiero' y le da lo
mismo”.
Sucede que los hijos que son más retraídos, son los que
más necesitan a los padres. Cuando ese sea el caso, los
papás pueden invitar al hijo, a la hija a salir planteándolo más
como una necesidad de ellos, decirle a su hijo o a su hija que
ellos tienen la necesidad de convivir con él, ella, que por favor
salga con ellos porque ellos quieren, porque necesitan su
compañía y el cariño que sólo el hijo, la hija les pueden dar. Así
estarán mostrando su amor al hijo, a la hija.
Los padres pueden empezar a descubrir cómo, poco a
poco, irán dando a sus hijos el derecho de escoger, lenta-
mente, a medida que se van volviendo más adultos. Y que, a
partir de cierta edad, el hijo o la hija aceptarán o estarán de
acuerdo con algunas de las elecciones propuestas por los
padres. Pero el hijo, la hija, necesitarán hacer esa elección
conociendo la necesidad del padre o de la madre de tener
presencia en la vida del hijo o de la hija.

54
CÓMO SER AUTORIDAD

Para comenzar, necesitamos distinguir entre autoridad y


autoritario. Las dos palabras tienen un origen común. Las dos
vienen de autor, creador, el que instituye, fundador, inventor,
causa principal de, origen. Pero sus derivados están ligados a
significados muy diferentes. Autoridad se refiere al derecho de
hacerse obedecer, de dar órdenes, de tomar decisiones, de
actuar de acuerdo a una experiencia lógica; autoritario está
relacionado con impositivo, arrogante, dominante, impetuoso,
violento e impulsivo. Para Diana Baumrind1, teórica de la psi-
cología, la preocupación actual de los padres es ayudar a los
hijos a desarrollarse de acuerdo con sus propios intereses,
necesidades y deseos. Esta preocupación los lleva a orien-
tarlos muy de cerca, adoptando un estilo de paternidad con
autoridad. Los padres con autoridad ponen límites, pero son
considerablemente flexibles y dan muchas explicaciones y
mucho cariño a los hijos. En cambio los padres autoritarios im-
ponen muchos límites y piden una obediencia rígida de parte
de los hijos, sin darles explicaciones. Eso, para nosotros,
quiere decir, que ejercer la autoridad es ser responsable de
que se obedezcan las leyes que están establecidas. Y, dentro
de un hogar, al seno de una familia, el padre y la madre son los
que proponen y ejecutan las leyes. Los padres van poco a
poco enseñando a los hijos lo que se puede y lo que no se
puede hacer. Compete a la madre y al padre ejercer su
autoridad, es decir, hacer que las normas de convivencia sean
obedecidas. En fin, actuar con autoridad es hacer que las
rutinas necesarias para un buen desarrollo se establezcan
con claridad, estén bien habladas y comunicadas. La auto-
ridad se basa en la experiencia y en la lógica.
Por el contrario, el autoritario quiere ser obedecido a
cualquier precio. Se exacerba, no se basa en la lógica, ni en la
experiencia. Supone que, por tener el poder de hacer obe-
1
.GOTTMAN, John e DECLAIRE, Joan, Inteligência emocional e a arte de educar nossos filhos: como aplicar os
conceitos revolucionários de inteligência emocional para uma compreensão da relação entre pais e filhos, Objetiva, Rio de
Janeiro, 1997, p. 33.

55
decer las leyes, y porque lo obedecen, puede crear nuevas
leyes sin avisar, a su estilo, de forma repentina e ilógica y
quiere ser obedecido por la fuerza, por la impulsividad y la
violencia.
Generalmente, los padres autoritarios tienen las leyes y los
principios dentro de su propia cabeza. ¡Quieren que los hijos
adivinen y obedezcan! Las leyes no siempre están claras, ni
siempre están explicitadas y explicadas. Se parecen a las leyes
del Derecho Público y Privado, el hecho de desconocerlas, la
ignorancia no disculpa a los que las infringen, de esta misma
manera las leyes de los padres autoritarios tienen que ser
obedecidas. Estos padres quieren que sus leyes sean obe-
decidas por la fuerza y castigan a los “infractores” de manera
violenta, agresiva e impulsiva.
Algunos padres son autoritarios porque fueron creados
dentro de una familia cuyos padres eran autoritarios. Y no se
detuvieron a pensar ni a tratar de hacer algo diferente. ¿Fue
bueno para ellos el régimen en el que fueron educados?
En nuestro consultorio hemos escuchado padres que nos
dicen que actúan de esa manera porque fueron educados así. Y
se asustan cuando les preguntamos si fue bueno para ellos
haber sido educados de esta manera o si se sintieron tratados
injustamente, agredidos, violentados en sus derechos básicos
de libertad de elegir, de escoger.
Algunos piensan que estuvo bien, que hoy en día son
profesionales exitosos, disciplinados, porque sus padres los
educaron así. Tal vez haya sido de esta manera por el amor de
los padres. Tal vez ellos ni siquiera obedecían tanto a sus
padres. O tal vez, lo más probable, es que sus padres no eran
tan autoritarios sino más bien autoridades. Posiblemente tenían
más reglas y leyes que lo normal, muchas de las cuales eran
para imponer la disciplina. Pero nosotros pensamos que eran
reglas claras y conocidas por los hijos.
Cuando se detiene agua con la mano, haciéndola como una
conchita, logramos asegurar el agua ahí, detenerla. Pero el
agua escurre entre los dedos cuando cerramos la mano. Entre
más apretemos la mano más rápidamente el agua se va, se
sale. La gente también es así.

56
Un tercer estilo de paternidad es descrito por Baumrind,
quien lo llama permisivo. En este estilo, los padres son
cariñosos y comunicativos con los hijos, pero ponen menos
límites.
Padres autoritarios fabrican hijos sumisos, excesivamente
obedientes, borregos, esclavos, dependientes, dominados e
indecisos, además de inseguros. Los padres que abusan de la
autoridad, del derecho a hacerse obedecer, crean hijos infe-
lices, personas que no encuentran una razón para vivir, que no
ven sentido a la vida, que no son capaces de disfrutar los place-
res de la convivencia, del contacto con la naturaleza y de todas
las cosas buenas creadas por el hombre para sí mismas.
Algunas veces, cuando esas personas tratan de dar sentido a
su vida, crean más conflictos, se irritan más y hasta se rebelan.
Los padres permisivos tienden a crear hijos impulsivos y
agresivos, además de inseguros, con autoestima baja y poco
realizados. Estos hijos constantemente se sienten poco
queridos, porque no aprenden a vivir la frustración.
Padres con autoridad crían personas con más buena volun-
tad, más seguras, firmes, simpáticas y ambiciosas.
Eso explica porqué los hijos de padres autoritarios y de
padres permisivos también se orientan más a los vicios que los
sacan de la realidad, como el alcohol y las drogas. O se quedan
removiendo sus culpas, aislados, por el resto de sus vidas,
deseando y esperando que la muerte llegue, sin tomar la ini-
ciativa de construir su propia felicidad. Son personas inseguras,
impulsivas y poco realizadas. Para ellos, la felicidad puede
parecer fugaz, distante e inexistente.

57
EL CONTROL EN LA MEDIDA JUSTA

Los padres tienen un papel insustituible en la tarea de educar


a un niño, a una niña para que se vuelva un adulto feliz,
ayudándolo a tener una base segura, con amor y con com-
prensión. Los padres son quienes enseñan las normas de
convivencia, sabiendo que cada niño o niña va a practicarlas a
su modo, con sus limitaciones, inclinaciones e imper-
fecciones. Y si todo esto se hace con mucho cariño y acep-
tación, el resultado es que tendremos individuos más bien
adaptados.
Todas las emociones y las características son aceptables
pero no así todo tipo de comportamiento.
Por lo tanto, los padres deben reprimir acciones pero no
emociones ni características individuales. Esa es una gran
contribución de Haim Ginott1, que escribió tres libros famosos
en los años cincuenta y sesenta.
De esta manera, si los padres están molestos, o no están
contentos con el hijo o la hija, pueden expresar honestamente
su molestia, siempre que esté dirigida a un problema espe-
cífico y no agreda el carácter ni la personalidad de los hijos.
Entonces, para ejercer el control en la medida justa, la regla
básica es:
Regañe, corrija el comportamiento y no al niño, a la niña.
John Gottman2 cita las aportaciones que Ginott ha hecho
en el tema de la comunicación entre padres e hijos y agrega
que las investigaciones realizadas por él y por otros que hoy
en día estudian la relación entre padres e hijos han compro-
bado las propuestas, las enseñanzas de Ginott.
¿Cómo pueden los padres reprimir el comportamiento y no
al hijo o a la hija? Tanto en nuestros grupos de orientación
1
.GINOTT, Haim G., Pais e filhos: novas soluções para velhos problemas, Bloch, Rio de Janeiro, 1972, passim.
2
. GOTTMAN, John e DECLAIRE, Joan, Inteligência emocional e a arte de educar nossos filhos: como aplicar
os conceitos revolucionários de inteligência emocional para uma compreensão da relação entre pais e filhos,
Objetiva, Rio de Janeiro, 1997, p. 35.

59
para padres como en el trabajo individual, enseñamos a los
padres a confirmar. Confirmar significa escuchar y mostrar
que entendió lo que el hijo o la hija está diciendo o haciendo y
aceptar esa actitud como una actitud del hijo, de la hija. Se
trata, entonces, de escuchar lo que los hijos dicen y de
observar lo que hacen. Después, es necesario entender que
los hijos tienen su propia manera de pensar, sus experiencias,
sus creencias, sus expectativas, sus capacidades y sus
limitaciones. Escuchamos y entendemos lo que los hijos dicen
y hacen a través de su forma de ver las cosas, sus habilidades
y sus limitaciones. Una vez que ya escuchamos y entendimos,
lo que se hace es aceptar esa actitud del hijo, de la hija. No es
necesario estar de acuerdo con él o con ella, pero sí aceptar
que el hijo, la hija tiene esa actitud. Así, los hijos perciben que
son aceptados, con sus habilidades y sus limitaciones, a pesar
de que a veces su comportamiento no sea bienvenido.
En el capítulo Los niños son personas, tenemos un ejemplo
de confirmación en la forma de hablar del padre, de la madre,
cuando el niño cae y se lastima: “te caíste y te debe estar
doliendo, déjame ver”.
Otro ejemplo de confirmación es algo que sucedió cuando
mi hijo más pequeño tenía cinco años. Un día, cuando le dije
que ya era tarde y era hora de irse a dormir, me contestó:
—No quiero ir a dormir. No voy a dormir.
Entonces lo confirmé diciéndole:
—Yo escuché que dijiste que no quieres ir a dormir, que no
vas a dormir.
—Ya nunca más voy a dormir. No quiero dormir nunca más.
—Estás diciendo que ya no vas a dormir nunca más, que no
quieres dormir nunca más.
—Yo no me quiero dormir porque si dormimos nos
morimos.
—Escuché que dijiste que no quieres dormir porque si
dormimos nos morimos.
—Juan no fue a la escuela hoy y la tía Marcia dice que fue por-
que su hermanito bebé se durmió y en la mañana estaba muerto.

60
—Yo escuché que dijiste que no quieres dormir porque si
uno se duerme se muere, pero eso que sucedió con el
hermanito bebé de Juan se llama “muerte súbita de cuna” y
sucede muy pocas veces, con bebés que tienen menos de
seis meses de edad. Y es que si el bebé tiene problemas para
respirar, como no sabe moverse, levantarse, se muere. Tú ya
estás grande, ya tienes cinco años, sabes muy bien moverte,
voltearte para un lado, levantarte, a ti no te va a suceder eso.
Tú puedes dormir igual que papá, mamá y tus dos hermanos,
sin preocuparte.
Este es un ejemplo bastante interesante que nos muestra
una forma saludable de descubrir por qué el niño no quiere
hacer algo, sin pasar por alto lo que cree, sin forzarlo a hacer
una cosa que tiene miedo de hacer. Además, después de
confirmarlo y descubrir por qué no quiere dormir, fue posible
orientarlo, enseñándole cosas que desconoce.
Enseñamos a los padres a confirmar, confirmar, confirmar y
después orientar a sus hijos. Los entrenamos a decir: “Yo
escuché que dijiste... (aquí ellos repiten exactamente lo que
el hijo, la hija dijo), pero yo creo... (y aquí ellos pueden abrir
otras posibilidades a los hijos, dándoles sugestiones)”.
Otra cosa que pueden decir es: “Yo observé que tú... (y
describen exactamente lo que el hijo, la hija hizo), pero yo
pienso... (y aquí ellos pueden abrir otras posibilidades a los
hijos dándoles sugestiones)”.

61
AMARLOS PARA ENTENDERLOS

En nuestra vida profesional recibimos padres que se asustan


al descubrir que sus hijos están usando marihuana. Y se
sorprenden más todavía cuando saben, después, que ya
experimentaron cocaína. Los jóvenes nos cuentan que la
marihuana fue la puerta para ese camino y que ya conocen el
éxtasis, que ya pusieron el LSD abajo de la lengua, ya tomaron
jarabes además de haberlos mezclado con bebidas alco-
hólicas. Hablan de viajes increíbles, de la pérdida momen-
tánea de sensaciones y de vivir una lucidez de un mundo
maravilloso, de colores y formas deslumbrantes y que no dan
ganas de regresar a esta miserable vida real.
Estos jóvenes piensan que conocen todo sobre las drogas,
que ya escucharon todo y todo lo que el gobierno dice y todo
aquello de que los profesores y educadores hablan. Afirman
también que cada uno debe vivir su propia experiencia y que la
experiencia de los padres no sirve para los hijos: esta época
es diferente, el mundo ya evolucionó, las oportunidades son
distintas, la comunicación, las ciencias, la tecnología... todo
sirve para que justifiquen esa vivencia. Algunos afirman que,
para los adultos, “en su época” la de adolescencia había
muchas otras cosas y que ellos pasaron por sus propias
experiencias y vivencias. Ahora les toca a ellos y lo que ahora
está de moda es la marihuana, la cocaína, el crack, etcétera.
Nos llama la atención observar cómo se sienten pode-
rosos, no creen que las drogas sean más fuertes que ellos y
que sea posible tener nada más la vivencia y después ya no
seguir usando drogas. Llama también la atención que casi
todos iniciaron en la misma forma, primos o amigos que la
utilizaban se la ofrecieron. Aprendieron rápidamente y con dos
o tres experiencias ya saben cómo fumar o cómo oler. Y todo
sucede dentro de un cierto ritual como, por ejemplo, hacerlo
apartados de todos, medio escondidos, en una intimidad de
sólo dos, o en un grupo de amigos en donde todos usan y
desarrollan los mismos procedimientos para preparar,

63
encender, chupar el humo y soltar el aire. Parte del ritual es
también quedarse parado esperando que llegue el efecto
agradable, soltar algunos gemidos queditos, suspirar, bajar un
poco la cabeza o dirigir la mirada al espacio. Piensan que esto
no tiene importancia en el acto de volverse adictos y hacen
todo para mantener un clima misterioso, místico y único del
grupo. Así como aprendieron, así lo transmiten. No saben que
todo el ritual es parte del proceso de adopción de un hábito,
que aumenta el poder seductor y adictivo del acto de
drogarse. Desconocen que los momentos que pasan juntos
haciendo eso se vuelven fundamentales para ellos:
compañía, algo escondido, compartir un secreto...
Creen que lo pueden dejar a la hora que quieran. Y que
unas cuantas veces no los van a llevar al vicio. Pero cuando
comienzan a querer dejar de hacer eso, se sienten atrapados
y no saben si es por los amigos, por el ritual, por el uso, por el
poder adictivo de las drogas, por el clima de viaje que se
establece. Y entre más tiempo queden atrapados, sin salir,
más fuerte va siendo la unión a las drogas. Algunos luchan
evitando los amigos; otros luchan evitando las drogas;
algunos luchan pidiendo ayuda a los padres, a los psicólogos,
a los adultos... pero ya no logran salir fácilmente de todo lo
que los atrapó.
Visto desde otro ángulo, la familia se asusta al darse
cuenta de un cambio en el comportamiento; y como el joven se
siente atrapado por el grupo que celebra el ritual de la droga,
ya no se siente comprendido en el ambiente familiar. Huye de
los padres, de los hermanos, de los parientes y de todos los
que viven “establecidos”. Se rebela sin razón contra toda
forma de poder. Pierde el sentido moral y su carácter empieza
a deteriorarse. Roba cosas de la casa para venderlas y tener
dinero para obtener la droga.
Un fuerte enojo se apodera de los padres y junto con él un
sentimiento de culpa y la célebre pregunta sin respuestas:
¿qué fue lo que hice mal? Empiezan a actuar entonces
impulsivamente sin pensar y ya no confían en el joven.
Empiezan a vigilarlo, a buscar en sus cajones, tratando de
encontrar dónde está escondida la marihuana.
Por un lado, tenemos padres desconfiados que no aceptan

64
el nuevo comportamiento del hijo, de la hija; del otro, tenemos
hijos rebeldes sin causa que perdieron los límites, y agreden
sin pensar. Amenazas, pleitos y violencia van distanciando
cada vez más a los padres y a los jóvenes. Y cuando los
padres perciben a distancia que esto continúa, empiezan a
hacer todo lo contrario, a hacer promesas que no se cumplen,
tratando de conquistar al joven. Las consecuencias son
terribles: ceden para detener la agresividad de los jóvenes
que cada vez más se sumergen en las drogas.
Sería muy bueno tener una actitud de comprensión cuando
se descubre que el joven está usando cualquier tipo de droga.
Y para atraerlo a la familia, para ayudarlo de verdad, es
necesario desarrollar actividades conjuntas, tareas y
convivencia. Por ejemplo, salir juntos, ir a restaurantes juntos,
promover juegos en la casa, ir a visitas juntos, asistir al cine
juntos, procurar crear en la casa un ambiente que pueda
atraer al joven. Un caso clínico que tuvimos, cuyos padres
actuaron rápidamente y con éxito, empezó con algo muy
simple y razonable: mantenían la mesa puesta día y noche. En
la mañana, el desayuno rico y variado se quedaba en la mesa
hasta la hora del almuerzo; después de servir el almuerzo y de
que ya se habían quitado los platos, se ponía en la mesa
dulces, galletitas, frutas que se quedaban ahí hasta la hora de
la cena en la noche; a la hora de cenar, se servia un día pizza,
otro día hot cakes, distintas cosas que se quedaban en la
mesa hasta la hora de dormir. Los padres descubrieron una
cosa que me dijeron: todavía más que el pez, el hombre se
pesca por la boca. Y esa frase era válida en todos los sentidos.
La comida era atractiva, pero también ellos procuraban
mantener una convivencia agradable contando anécdotas de
sus propias vidas, de la familia de cada uno de los dos, de los
abuelos, principalmente de las cosas que habían logrado.
No tenemos una fórmula mágica para apartar a alguien de
las drogas. Lo único que sabemos es que es difícil. Los padres
que no están dispuestos a trabajar para reconquistar a su hijo,
a su hija, simplemente viven el dolor de ver al hijo, a la hija
destruyendo su vida.
Pensamos que los padres pueden combatir las drogas
llenándose de amor y buscando comprensión para poder

65
poner límites. Perdiendo el miedo de poner límites, de decir no
a comportamientos indeseables y expresando el amor y la
aceptación a la persona del hijo, de la hija; esto acerca a los
hijos a los padres. Tratar al hijo, a la hija como algo querido,
estar cerca, acompañando, compartiendo el día y las cosas
buenas que suceden diariamente ayuda mucho a levantar
astralmente la autoestima del hijo y de la hija.

66
DROGAS

Hay una generación de padres que no conocen las drogas.


Hay una generación de padres que vinieron a conocer las
drogas a partir de sus hijos. Y hay otra generación de padres
que conoció y usó drogas. Estos últimos lograron sobrevivir.
Muchos compañeros suyos murieron, o adictos, se quedaron
perdidos en medio del camino.
Antes de hablar directamente sobre las drogas más
comunes y usuales en la actualidad, nos gustaría hacerles
una pregunta que ya nos hemos hecho en otros momentos,
cuando la campaña antidrogas empezó a funcionar:
¿POR QUÉ LOS ADICTOS QUE CONOCEN LAS CONSE-
CUENCIAS DAÑINAS DEL USO DE DROGAS Y DE LOS
TÓXICOS NO VAN A TRATAMIENTO?
Uno de nuestros objetivos al formular esta pregunta es que
los padres, los profesores, los profesionales que trabajan
ayudando, en general, pueden quedarse tranquilos de que
podrán tomar alguna iniciativa al final de nuestra explicación.
Deberíamos ahora sustituir la palabra droga por la palabra
tóxico y al mismo tiempo ir al sentido original de la palabra
tóxico, veneno.
Las personas se intoxican con cigarros, bebidas
alcohólicas, productos químicos para dormir, relajarse y
también con la canabis sativa, más conocida como
marihuana, con la cocaína, compuesto obtenido de la pasta
hecha con la coca, con la heroína, con el ácido lisérgico, el
famoso LSD, con jarabes, que se compran fácilmente en
farmacias, inhalando el pegol de zapatero, con el fulminante
crack, con pastillas como el éxtasis y con cualquier cosa que
venga.
Como sabemos, el cigarro, las bebidas alcohólicas y los
barbitúricos son aceptados y aprobados socialmente. Y son
aceptados socialmente porque son de alguna manera dosifi-

67
cados, se consumen con un cierto control y no causan ni
produ-cen daños inmediatos, ni llevan a los usuarios
necesariamente a causar daños a terceros. Tampoco causan
la muerte inmediata y en caso de una sobredosis es posible
atender a la persona.
Como las bebidas alcohólicas utilizadas en exceso pueden
traer como consecuencia daños a terceros, como cuando se
conduce un automóvil estando bebido, o en el caso de meno-
res que pueden tener consecuencias por su falta de madurez
física, de que su cuerpo todavía no está completamente
formado, estos tóxicos reciben algunas pequeñas sanciones
sociales. Pero son tolerados y, como en el caso de algunos
barbitúricos, recomendados.
También sabemos que los otros tóxicos no son aceptados
socialmente, en la mayor parte de los países. Algunos comba-
ten fuertemente su uso, como pueden, pero aún hoy en día sin
que exista una acción efectiva de los gobiernos y de las socie-
dades para enfrentar los distribuidores de estos productos.
No podemos olvidarnos del enorme poder económico, de la
gran cantidad de dinero que gira en torno a los tóxicos, en todo
el mundo. Los expertos tratan de sacar ventajas. Los incautos
se dejan engañar. Y la droga continúa circulando a través de
los traficantes, de personas astutas, palomas mensajeras,
distribuidores, consumidores y adictos.
Hoy en día sabemos que países como Holanda, donde se
suspendió la prohibición del uso de drogas, comienzan a dar
marcha atrás y vuelven a restringirlas por las tristes
consecuencias que tuvo el permitir su uso. Muchos jóvenes
fueron recogidos de barcos, estaciones de tren, muertos por
sobredosis.

68
QUIÉN INVITA AL USO Y CÓMO INVITA

Eduardo Kalina1, psiquiatra argentino, afirma que existen


personas que tienen una vulnerabilidad genética, una tenden-
cia a usar drogas, que hacen que estén más propensas y
estén más predispuestas a habituarse a ellas.
Existe un conjunto de factores, a lo largo de la vida, que se
van acomodando y que hace que estas personas se trans-
formen en toxicómanos. No es sólo la casualidad lo que hace a
los adictos. La adicción no es sólo a los tóxicos. Algunas per-
sonas prueban la droga y no continúan. Y otras quedan
envueltas en forma tal que a pesar de tener éxito, de hacer
deporte, etcétera, prueban una droga y no logran parar. Des-
graciadamente así van engrosando el número de los adictos.
Existen investigaciones que muestran que, de cada cien
personas que prueban el alcohol, sólo de 15 a 20 se vuelven
alcohólicos. Los otros no se vuelven adictos fácilmente.
Beben socialmente, de vez en cuando, disfrutan beber en
fines de semana, en la casa o en un bar, sin excederse y no se
vuelven propensas a la adicción. Saborean el alcohol y se
quedan satisfechos. Ese pequeño porcentaje, 15 a 20 por
ciento, se vuelve definitivamente amigo del alcohol. En ellos
hay algún tipo de vulnerabilidad, porque toman hasta destru-
irse, toman hasta morir. No beben por placer, sufren horr-
iblemente.
Muchas personas que experimentan otras drogas también
siguen por el mismo camino, van detrás del placer, y de
repente están atrapadas y se destruyen. Encuentran un placer
corto, falso, que se transforma en displacer, en depresión
cuando regresan a la realidad. Y también sufren con esto.
Las personas que usan drogas van creando una especie de
“pacto con el Diablo”. Van creando una neurosensibilización
en su cerebro, dentro de una parte del cerebro que se conoce
1
.KALINA, E., Os efeitos das drogas no cérebro humano: a contribuição das neurociências no campo da
depenpendência quimica, Bezerra, São Bernardo do Campo, SP, 1997.

69
como “núcleo acumulativo”, que retiene el recuerdo de la
cantidad de cigarros que se han fumado, de la cantidad de
droga ingerida, de la cantidad de veneno que el cuerpo recibió.
Esa neurosensibilización se conoce como “memoria
biológica”. Esas ”memorias” son el recuerdo que tiene nuestro
cuerpo de cómo utilizó el veneno o el cigarro alguna vez.
Nunca olvida la cantidad que necesitó para satisfacerse. La
persona deja de usar droga o de fumar y, cuando vuelve a
hacerlo, el cuerpo exige que sea en la misma cantidad y
frecuencia de cuando lo dejó.
Por eso, o uno lo deja totalmente o no se cura. La persona
necesita aprender a vivir lejos de las drogas para curarse. No
hay manera de dejar de fumar y volver a “fumar un cigarrito
nada más”, o tomar “sólo una dosis para matar el deseo”, o “de
inhalar sólo una vez”. Después de esa una vez el cuerpo pide
más como si la persona nunca hubiera dejado y quien conoce
cuánto esfuerzo tuvo que hacer para parar una vez, sabe el
esfuerzo que tendrá que hacer para parar otra vez, después
de esa “dosecita nada más y ya”. Una película muy interesante
sobre el tratamiento de adictos es 28 días, con la actriz Sandra
Bullock. En esta película, se ve claramente la necesidad de
dejar la droga de una vez para siempre, en forma drástica,
definitiva.
Para dejar la droga hay que cortar radicalmente el
contacto ya sea con el cigarro, con la marihuana, con la
cocaína, con el alcohol, etcétera, y, si es necesario, con
los amigos que invariablemente son los que introducen a
los jóvenes a la droga, se la ofrecen, y sustentan y apoyan
su uso cuando comienza.
Otra cosa que hacer es motivar a los adolescentes para
que no dejen que suceda la primera vez. Todo lo que hemos
hablado a lo largo de este libro se aplica para esto: el hecho de
hacer cosas juntos, un compromiso, intercambio afectivo,
demostrar el aprecio, solucionar las crisis, tener un diálogo
saludable y dar la información necesaria a partir de ese
diálogo.
Recuerdo algo comenta J. Augusto que mis padres
hablaban conmigo y con mis otros hermanos. Durante la

70
comida, en los momentos en que estábamos todos juntos,
ellos hablaban de amigos que tenían hijos usando drogas.
Contaban todos los sufrimientos de los padres, todo lo que el
hijo adicto había perdido, su retraso en la escuela, su pérdida
de trabajo, cómo el hijo adicto se había vuelto un esclavo de
las drogas. Cuando alguien moría por una sobredosis, ya
fuese un artista o una persona famosa, o incluso algún cono-
cido, también comentaban el hecho, resaltando siempre cómo
algo que se empezó haciendo sin pensar mucho lo había
llevado a un mal tan grande como era la muerte. Era muy
interesante, pues contaban el hecho y las consecuencias sin
referirse nunca a la posibilidad de que nosotros experimen-
táramos las drogas. Para ellos era como si dieran por hecho
que nunca fuéramos a usar drogas, como si no fuera para
nosotros. Y mis hermanos y yo absorbíamos esa expectativa.
Yo no sé exactamente qué tanto eso que nos decían tuvo
influencia para que no usáramos drogas, pero tengo la impre-
sión de que ayudó mucho. Tanto que yo hice lo mismo con mis
hijos y ellos tampoco ven las drogas como una posibilidad.

71
DAÑOS EN EL CEREBRO

Hay muchos estudios, mapeos cerebrales hechos del cerebro


humano de personas normales y de personas que utilizan
drogas. Una resonancia magnética nuclear muestra que el
cerebro de una persona de 42 años de edad que ha utilizado
alcohol y fuma marihuana se parece mucho al cerebro de una
persona de 73 años de edad que tiene ya un deterioro por
arteriosclerosis. Son jóvenes viejos. Hay un envejecimiento
invisible interno del cerebro y también el envejecimiento de la
piel, la caída del cabello, la lentificación de los movimientos
motores, la disminución en la capacidad de raciocinio. La
persona cree que se está divirtiendo, piensa que está tranqui-
lamente usando drogas, mientras sus neuronas se van que-
mando poco a poco.
Un fumador de marihuana pierde la memoria poco a poco,
presenta un desgaste cerebral irreversible. No recuerda
dónde dejó las cosas, se olvida de compromisos, no se acuer-
da del nombre de las personas, de hechos, mucho antes de lo
esperado. Su cerebro presenta un envejecimiento prematuro.
Todo esto va sucediendo poco a poco, con el pasar del tiempo.
Es mentira eso que se dice que la marihuana no hace
nada. Esta idea fue difundida por narcotraficantes, lógica-
mente, y no por investigadores y científicos.
Igual que el cigarro, la marihuana también libera dopamina.
La dopamina es una sustancia secretada en nuestro cerebro y
que está ligada al placer.
Pero, dependiendo de la cantidad liberada de dopamina y
del tipo biológico de la persona, la liberación de dopamina se
relaciona con distintos tipos de enfermedades. Lo que se ha
observado es que quema las neuronas del lóbulo frontal. Y
esto provoca en la persona que la usa la falta de deseo de
tratarse y de curarse. Pierde el deseo de hacer otras cosas
agradables que son parte de la vida y que son muchas veces
más importantes para vivir.

73
El buscar el tener más sensaciones, un efecto más fuerte,
la persona puede pasar de la marihuana a la cocaína. En
algunos casos el uso de la cocaína provoca una
transformación en la persona. Se vuelve agresiva, impulsiva y
peligrosa. Por eso, la cocaína se llama “la droga de la
inmoralidad”. La persona sufre un cambio en la personalidad,
pierde los límites y la noción de lo que está bien hecho y de lo
que está mal hecho. La cocaína puede provocar muerte súbita
porque produce alteraciones muy peligrosas en el sistema
nervioso simpático y en el parasimpático. La persona puede
llegar a tener convulsiones del tipo epiléptico y no recordar
nada. Cree que está bien pero muere de repente.
Las personas que utilizan este tipo de droga, también
acostumbran decir mentiras, son mentirosos por costumbre y
niegan el uso de la cocaína o de cualquier otro tóxico. Roban,
y niegan haberlo hecho; y roban y hacen fraudes para
conseguir el dinero que necesitan para comprar la cocaína o la
marihuana.
La heroína es una droga terrible por la problemática social
que produce. El precio para obtener la droga es muy alto. La
persona entonces roba, hace fraudes, asalta, se prostituye y
hasta mata para obtener el dinero para comprar la heroína. Es
una sustancia que se inyecta en forma intravenosa, es un
polvo que mezclado con agua produce daños menores que la
cocaína pero la persona no soporta vivir sin ella y es capaz de
todo para obtenerla.
El LSD o ácido lisérgico es una droga que provoca una
psicosis química. Las personas que lo experimentan tienen la
vivencia de la psicosis, de la locura. No sabemos qué cosa
tiene de interesante vivirse como enfermo mental. También
puede hasta parecer, a primera vista, dar la impresión de estar
haciendo algo completamente diferente, pero el daño que
produce es irreversible. La persona adquiere un boleto para
un viaje sin regreso. La muerte no tiene regreso.
Esas drogas llegan a nuestros hijos principalmente a través
de otros muchachos y adolescentes, que ganan algún dinero
por el hecho de pasarla a otros amigos. Un amigo de nuestros
hijos pasa la marihuana. Un compañero del salón la ofreció
como si nada. El hijo del vecino, que era adolescente, y

74
pertenece al mismo grupo de nuestro hijo, esta allí, con el
“pericazo en la bolsa, listo para ofrecer.
¿Y los padres saben de esto? ¿Los padres sospechan de
esto? Muchos padres no logran aceptar que su propio hijo esté
transmitiendo y llevando la droga a sus amigos y llamándolos
“sonsos” cuando no aceptan lo que les ofrecen. Sabemos que
los adolescentes necesitan pertenecer a un grupo, seguir sus
reglas, y por eso aceptan y hacen todo para permanecer junto
al grupo.
Actualmente varios sectores de nuestra sociedad que ya
están alertas han iniciado algún tipo de programa como para
volver la atención de los padres hacia los mecanismos que
originan la adicción. Hasta aquí hemos hablado de cómo se
transmite la adicción y quién la transmite.

75
PARA DEJARLA ES NECESARIO DEJARLA

Atendimos una vez a un muchacho muy seguro de sí mismo


que se decía consumidor de marihuana, pero que estaba
seguro de que a la hora que quisiera dejarla, la dejaría. Él
enfatizaba eso: “yo la fumo, pero yo sé que en el momento en
que quiera dejarla la dejo. Todavía no es el momento de
hacerlo, pero cuando yo quiera la dejo”. Él pensaba que podía
parar de consumir cuando quisiera. Nosotros sabemos que él
sólo va a saber si logró dejarla después de que la haya dejado.
Y después de que nunca más haya vuelto a usarla. Este
muchacho no la dejó. Desgraciadamente, nosotros no pode-
mos tomar esa decisión y la acción de dejarlo por él. Hasta hoy
en día no ha dejado de consumir.

77
¿CÓMO PARAR?

Una vez, estábamos atendiendo a una familia en nuestro


consultorio, y preguntamos a su hija, de 20 años, si conocía la
marihuana. Contestó que no. Le preguntamos si nunca le
habían ofrecido en la escuela, en el trabajo, en su grupo de
amigas. Otra vez la respuesta fue no. Entonces le pregun-
tamos por qué nunca le habían ofrecido. Ella contestó que no
sabía, pero que creía que las personas con quien ella convivía
en la escuela, en la calle, en la disco, no usaban y no tenían
para ofrecerle.
Le preguntamos a su hermano, de 22 años, cómo había
comenzado a usar la marihuana. Respondió que un primo lo
invitó y fumaron juntos. Después, el grupo de amigos de
infancia, los amigos de la escuela, amigos que jugaban futbol
el fin de semana fumaban juntos, y ellos lo llamaban para que
se incorporara al círculo.
El muchacho quería dejar de usar drogas. Por eso nos
buscaron. Propusimos atender a la familia, porque según
nuestra experiencia es lo que conviene. Este muchacho no
sabía qué hacer para lograr dejar la droga, y por más que
decía querer, no sabía por dónde comenzar y qué hacer.
Entonces nos dirigimos a la hermana que nunca había usado,
y le preguntamos cómo proponía ella que su hermano podía
hacer para parar. Ella nos dijo que pensaba que serían
necesarias tres cosas. La primera era cortar con los amigos. Y
antes de que ella pudiera decir las otras dos volteamos hacia
el muchacho y le preguntamos si estaba dispuesto:
¡Voy a tratar!
Cuando uno trata no lo hace, eso fue lo que dijimos. Si
realmente se quiere dejarla definitivamente, no se puede
tratar, sino es indispensable romper drásticamente con los
amigos. Los amigos ya se transformaron en aliados de la
droga, son usuarios, tienen este ritual de uso y seguir con ellos
es prácticamente imposible si él no hace lo que ellos hacen.

79
De alguna manera, lo que une a los amigos en este momento
es el uso de drogas. No usarlas es igual que ir en contra de lo
que ellos piensan que es bueno. Y esto se complica por el
hecho de que el uso de la droga es ilegal. Las personas que no
las utilizan, no simpatizan con ellos, y luego, están en contra.
Por todo eso él tenía que romper radicalmente con los amigos.
Nos dijo que lo haría.
Es interesante observar que muchos jóvenes dicen que se
sienten muy presionados por los padres para dejar de usar
drogas y esta presión es la misma que los amigos hacen para
que ellos continúen. La misma presión de los padres que tanto
les molestaba y que hizo que discutieran con ellos y se
alejaran de los papás, es la misma presión que los amigos
hacen...
La segunda cosa que la hermana le dijo que debería de
hacer era mantenerse ocupado. El muchacho no estaba
estudiando, no iba a la escuela, no trabajaba y pasaba el día
entero sin hacer nada. Prometió mantenerse ocupado, ayudar
al papá en una tienda que tenía o hacer algún trabajo en casa
y volver a la escuela.
Con mucha curiosidad, le preguntamos cuál era el tercer
punto. Ella nos dijo que tendría que mantenerse consciente.
“¿Consciente de qué?”, preguntamos. Consciente de esas
dos cosas, nos dijo. Que estuviera siempre pensando en que
podía encontrar nuevos amigos y en que podía estar ocupado
todo el tiempo. Nos dijo que ella tenía mucho trabajo en casa y
que si su hermano no tenía, se lo dijera y le diría en qué la
podía ayudar.
Nunca más fumó...
Seguramente existen muchas otras formas de dejar la
droga, muchos otros motivos personales que llevan a cada
quien a dejar de usar droga. Pero es cierto que “el estar
oliendo el humo de que otros fuman hace que guste”.
Separarse de los amigos, “amigos de onda” como dirían los
mayores, parece que es necesariamente el primer paso.
Es importante subrayar que, a pesar de que los padres
conocen la influencia que los amigos tienen para mantener la
adicción, no sirve de nada que los padres hablen mal de los

80
CALIDAD DE VIDA

Muchas personas que fuman esporádicamente, cuando otros


están fumando, o sólo cuando están bebiendo, o en reuniones
sociales o situaciones determinadas, están provocándose a sí
mismas un tipo de daño especial. Y es que, poco a poco y
gradualmente, sus organismos recrean una cantidad de
nicotina y la no satisfacción de intermitentemente. Y esto fun-
ciona como un bombardeo en una guerra, para cansar al ene-
migo: se ataca un poco en la mañana, un poco en la tarde y un
poco en la noche. El enemigo no tiene tiempo para volverse a
armar: incluso antes de recuperar su fuerza de llegar a des-
cansar, vuelve a ser bombardeado.
Este procedimiento mantiene al enemigo despierto, espe-
rando que el bombardeo venga, sin saber cuándo. La conse-
cuencia es el cansancio, un sueño general, indisposición, o
desánimo y una debilidad general.
De la misma forma que la guerra, el cigarro va cansando al
organismo, y hoy, con toda seguridad, podemos encontrar
personas que han fumado durante muchos y muchos años en
su vida, tal vez no mueran de cáncer ni padecerán enfisema
pulmonar, pero sí tienen una menor capacidad respiratoria, y
algunas otras señales físicas de los daños causados por el
uso de nicotina. No tienen calidad de vida. Han perdido el
interés por los placeres de la vida y su satisfacción de vivir
reside, en la mayoría de los casos, en poder fumar o ingerir
alguna dosis de alcohol. Esto no los hace mejores para su vida
sexual ni saben apreciar las relaciones humanas, pierden en
la interrelación y en el placer de convivir y generalmente
también han dejado ir comodidades mínimas.
Están también los que llegan al absurdo de comparar al
cigarro con medicamentos o refrescos, alegando que éstos
pueden causar más mal que el cigarro. Buscan siempre una
justificación sin bases científicas para mantener su adicción
ya que no admiten su debilidad. El cigarro es mucho más

83
poderoso que ellos que no tienen fuerza para reaccionar,
luchar inmediatamente y dejar de quemar sus sueños, sus
ideas, su dinero y su vida. Incluso llegan a ni siquiera
preguntarse si quieren tener un poco más de vida porque
dicen que es su vida y “bastante mala”.
El uso esporádico del cigarro trae constricción de vasos
sanguíneos, la posibilidad de que aparezca cáncer de piel,
envejecimiento prematuro, arrugas en la cara, entre otras
cosas. Quien fuma de vez en cuando no cree que tan poco
humo haga tanto desastre.
Todo esto tiene que ver con calidad de vida.

84
EL PELIGRO ES PARA LOS MÁS JÓVENES

¿Por qué la droga causa más daño en los más jóvenes?


Primero, estamos de acuerdo en que los más jóvenes se
consideran a sí mismos muy fuertes. ¿Y los son? No son más
fuertes que las drogas. Y ellos se creen más fuertes que ellas.
La omnipotencia es una característica del adolescente: “...a
mí no me va a suceder. Yo no me voy a volver adicto, yo paro
en el momento en que yo quiera...” y desgraciadamente no
paran.
Y en segundo lugar, según la teoría del desarrollo humano,
nuestro cuerpo, interna y externamente, está maduro
alrededor de los 21 años de edad. Por supuesto que esto varía
de persona a persona, algunos están físicamente totalmente
desarrollados con sus órganos internos completamente desa-
rrollados y formados alrededor de los 19 o 20 años. Pero tam-
bién es verdad que todas nuestras funciones no se en-
cuentran aún en plena actividad antes de los 18, 17 años. Por
esta razón, porque los más jóvenes todavía no tienen todos
los reflejos maduros, nosotros pensamos que hay que evitar
entregar el volante de un coche a un menor de edad.
Aunque él crea que ya está listo. Los adolescentes siempre
creen que pueden hacer las cosas. Pero en el momento nece-
sario, resulta que no aparece la respuesta esperada, deseada,
y sobrevienen accidentes, daños, prejuicios y se llegan
incluso a perder vidas.
¿Te imaginas todo lo que puede hacer un tóxico de daño al
cerebro de un joven que todavía no está totalmente formado?
¿Te puedes imaginar cómo estaría el sistema circulatorio de
alguien que recibe un poco de nicotina cada día? ¿Y los daños
causados en las arterias y en el cerebro de un adolescente
que bebe y fuma marihuana, por ejemplo?
Es fácil constatar que los daños que sufren los jóvenes son
mayores, no sólo causados por el cigarro sino también por el
uso prematuro de alcohol. Y cuando se utiliza cocaína, mar-

85
ihuana, heroína, pegol de zapatero, jarabes y barbitúricos en
general, los daños son irreversibles y los muchachos se vuel-
ven más sensibles y viven más en peligro de muerte.
Nuestro cuerpo sabe, mejor que nosotros mismos, qué es
lo que es bueno para él. Parece un juego cuando decimos
“mejor que nosotros mismos”. A través de una sensación de
incomodidad en el estómago nuestro cuerpo nos avisa que
tenemos hambre. No nos damos cuenta de que tenemos
sueño hasta que nuestro cuerpo no comienza a darnos seña-
les de querer cerrar los ojos en contra de nuestra voluntad, y
empieza a hacer que apartemos nuestra atención de lo que
está cerca de nosotros, etcétera. Y lo contrario también suce-
de cuando le damos cosas que no son para él. Cuando alguien
bebe más alcohol de lo que aguanta, el cuerpo rechaza el
exceso de alcohol y la persona vomita. O cuando la persona
fuma el primer cigarro tose con el humo, que es tan extraño,
tan ajeno al organismo.
El cuerpo joven necesita ejercicio físico, alimentos básicos,
digestivos, fortificantes. El cuerpo joven necesita de aire puro,
agua pura, pensamientos puros, respiración saludable, aten-
der a las sensaciones naturales.

86
EL TRATAMIENTO DE UN ADICTO

El mayor deseo de los padres, de los hermanos, de los amigos


de verdad, es ver al adicto lejos de las drogas. Ellos han sido
testigos del aniquilamiento, adelgazamiento, de cómo ha au-
mentado su agresividad, ha perdido el respeto y tantas otras
cosas, y por eso quieren ansiosamente que se cure, es decir,
que pueda permanecer sin necesidad de consumir. Algunas
familias llevan a los jóvenes a tratamiento a la fuerza. Otras
logran que asistan por su convencimiento. Lo mejor sería que
el adicto pidiera ayuda para tratarse, al darse cuenta de lo que
ha perdido, del sufrimiento de los padres y de los familiares y
reconociendo su impotencia para dejar las drogas. Todo
adicto necesita de una gran motivación para dejarlas. Desgra-
ciadamente, a veces, ellos encuentran muchos motivos para
continuar consumiéndolas. Los padres pueden ponerse a sí
mismos como motivo o razón, pueden pedirle al hijo que las
deje, pueden proponer el hacer un tratamiento para ayudarlos
a ellos, no tanto porque el adicto lo necesite. Desde un punto
de vista dinámico podemos darnos cuenta de que las mayores
víctimas, las que viven esto con un mayor sufrimiento, son los
padres.
Después de comprobar la adicción, y después de que el
muchacho o la muchacha acepten que necesitan ayuda de
parte de su familia, la primera cosa que hay que hacer es
buscar un tratamiento especializado en una clínica en donde
se hará en un primer momento la desintoxicación. La desin-
toxicación se realiza durante un periodo de aproximadamente
15 días de internación en donde se mantiene a la persona sin
droga, con medicamentos tanto por vía oral como inyectables,
que producen una relativa somnolencia. Se controla la ali-
mentación, así como los ejercicios físicos. Se trata de que no
mantengan ningún contacto con otras personas de afuera.
Cuando ya los profesionales de salud estén trabajando con el
adicto entonces ya podrán estar con él.
Pasados los 15 días, se empieza un programa especial

87
con una nueva forma de vida. Lo más importante en esta fase
es establecer reglas claras y bien explícitas. La exigencia del
cumplimiento de estas reglas es parte de un acuerdo que se
establece entre los profesionales que están actuando y la
persona que se está recuperando.
La familia se debe mantener a distancia, así como los
amigos en general, la novia o el novio, la esposa, o el marido,
los hijos y demás familiares. Las visitas serán programadas en
fechas predeterminadas y además estableciendo de ante-
mano un tiempo de duración. Este sufrimiento es parte del
proceso de curación; se reviven las emociones que habían
estado dormidas durante el uso de las drogas. También
regresan los verdaderos valores, que se habían cambiado: la
droga se había vuelto más importante que la familia, más
importante que los bienes, que los sentimientos y mucho más
importante que la persona misma.
El lugar donde se realiza la recuperación se prepara de
manera que posibilite la recreación, el ejercicio físico y la
ocupación. También hay sesiones de psicoterapia. El trata-
miento psicoterapéutico puede ser individual y, también nece-
sariamente, en grupo. Todo esto es parte de un conjunto de
apoyo que recibe la persona que se está recuperando. Esta
persona ve a los otros trabajando. Ve a los otros sufriendo
juntos. Ve a los otros abriendo sus corazones y hablando de sí
mismos, dando testimonio de sus conquistas en contra del
uso de drogas. Los ve practicando deportes, organizando su
vida personal, leyendo, escribiendo, arreglando su propio
cuarto, la cama, cuidando de la limpieza y de todo en general.
Y así se siente estimulada a hacer esas cosas.
A medida que la persona que se está recuperando va
logrando entrar en la vida del internado, cumpliendo el
contrato, haciendo las tareas que le corresponden, va
ganando puntos positivos, que algún coordinador o supervisor
del tratamiento va anotando. Estos puntos se transforman en
derechos que va teniendo esta persona dentro del lugar a
donde se está tratando. Por ejemplo, gracias a estos puntos
puede tener visitas familiares más seguidas, puede adquirir el
derecho de salir a pasar unos días con la familia, a pasar
vacaciones en casa, o puede ser que salga acompañado por

88
alguien de la institución, durante dos días, o hasta por una
semana. Los puntos positivos obtenidos se cambian por estos
derechos.
Después de nueve meses de tratamiento, sin haber usado
ninguna droga, manteniéndose disciplinada, la persona en
recuperación puede volver a casa. Se orienta a la familia sobre
cómo recibirlo y sobre cómo manejarlo.
Todo este tratamiento tiene un costo muy caro, aun cuando
en realidad no sea caro si se toma en cuenta el gran número
de profesionales de nivel superior que está involucrado, el
número de sesiones que se da, la alimentación y muchas otras
cosas.
El tratamiento es bastante largo y difícil, tanto para el adicto
como para la familia y no garantiza una curación para siempre.
Hay casos en que, después de 8 o 10 años sin uso de drogas,
la persona vuelve a usar una vez más y, desgraciadamente,
cae en la adicción otra vez.
También hay casos de recuperación, de curación. Y esas
personas no vuelven a consumir drogas, llevan una vida con
objetivos, establecen vínculos sociales, se enamoran, se
casan, tienen un trabajo estable, una profesión definida,
permanecen bien ajustadas a la vida, conviviendo con su
familia. Desgraciadamente, la mayoría de los casos no
termina así.
Nos gustaría hablar de un tratamiento posible para así
poder tener una idea de cómo sucede. Algunos de los
aspectos de este tratamiento se pueden percibir aun en
usuarios de drogas más ligeras, y algunas de estas técnicas
pueden ser utilizadas. También es obvio que el tratamiento es
más fuerte en tanto más fuerte sea la involucración con las
drogas. Cabe resaltar, sin embargo, que en caso de
internación, es importante que los padres conozcan la
institución, su forma de tratamiento, sus creencias, sus reglas,
los medicamentos y las técnicas que usa, etcétera, antes de
internar a sus hijos y, si fuera posible, que los hijos estén de
acuerdo en internarse.

89
LO QUE LOS PADRES PUEDEN HACER

Hay cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus
hijos una vez que ya conocen todo lo que dijimos
anteriormente. En un plan preventivo, pueden actuar de
acuerdo con algunas reglas que ya están establecidas
socialmente y que ayudan a recuperar o a mantener su
autoridad dentro de la familia.
En un plano terapéutico, la acción ya es un poco diferente,
pues implica a toda la familia. El primer paso es reconocer la
situación real. Aceptar que el hijo, la hija está realmente
caminando en dirección a las drogas y que esto es algo que no
le sucede solamente a las familias de los otros. A continuación
hay que mirar al hijo o a la hija con cariño, y al mismo tiempo
buscar una orientación específica de parte de profesionales
de salud física y mental. Es importante aceptar que no va a ser
el papá o la mamá quien le dé tratamiento al hijo. Sino aceptar
que papá y mamá simplemente no fueron entrenados para
eso y tienen que buscar ayuda profesional.
Una cosa importante para los padres es saber CÓMO
actuar, imponiendo y manteniendo su autoridad con amor, sin
utilizar violencia.
Vamos a partir de un concepto, de definir qué es violencia.
Para efectos prácticos, podemos decir que la violencia es
cuando alguien pega y lastima; o cuando alguien trata de
librarse de otro que lo molesta de alguna forma, dando una
cachetada, un golpe, o con palabras agresivas. El padre o la
madre que golpean, y que se van lejos, que desaparecen,
están usando violencia, están haciendo una agresión.
Por lo tanto, para no agredir es necesario agregar. No es
violencia llamar la atención del hijo o de la hija y mantenerse
cercano a él o ella. Poner a un niño que está haciendo
berrinche, gritando y pateando, cerca de mamá o de papá y
exigirle que se quede callado sin hacer ruido inmediatamente,
en ese momento, no puede ser llamado violencia. Abrazar

91
junto a sí mismo a un niño que está pateando, escupe o da
golpes, que pega, para impedirle sus movimientos hasta que
se calme por completo, no es violencia. Todo esto no puede
ser considerado violencia porque el padre, la madre se quedó
ahí junto, cerca, y no hubo ninguna hostilidad.
Los padres pueden tratar de estar físicamente cerca de los
adolescentes que se rehúsan a sentarse a la mesa, o a estar
cerca de los otros, de las personas con las que convive dentro
de la casa, o se aíslan y se encierran en el cuarto y les pueden
decir, en repetidas veces que “ese comportamiento no está
siendo aceptado en esa casa y todos queremos disfrutar de su
compañía”.
Nosotros pensamos que el mismo comportamiento se
puede tener con los hijos adultos que viven en la casa de los
padres. De hecho, quien pone las reglas en la casa son los
padres. Y las reglas sólo pueden, o sólo deben ser cambiadas
con el consentimiento de los padres, con un consentimiento
explícito. A medida que los hijos van creciendo, se van
volviendo independientes emocional y financieramente, inde-
pendientes en general, es normal que quieran tener su propia
casa, vivir aparte o con quien ellos decidan. Pero, si ellos
optan por quedarse en casa de los padres, deben obedecer
las reglas. Y los padres pueden quedarse tranquilos, porque
independientemente de la edad de los hijos, ya sea que
tengan 18, 20,30 o 40 años de edad, ellos siempre estarán
seguros si los padres ponen reglas y se ocupan de que sean
respetadas.
El respeto a las reglas de los padres es el respeto a los
padres.
Las reglas varían de casa a casa, de familia a familia. Para
algunos, es conveniente que haya movimiento en casa, hués-
pedes, amigos de los hijos que lleguen a comer o a dormir en
su casa, algunos dan el permiso de que abran el refrigerador
en el momento que quieran o de que los bienes materiales de
la casa sean utilizados por los amigos. Si algunas de estas
cosas molesta a los padres, deben decirlo al hijo o a la hija.
Deben decirlo de buena manera como para ser escuchados,
diciendo que tal comportamiento en su casa les molesta y no
debe continuar. Si el comportamiento se repite, y se trata de

92
algún amigo, se puede decir eso directamente al amigo del
hijo. De preferencia, con una sonrisa tranquila, afirmando que
aquí en nuestra casa tenemos este comportamiento,
reafirmando lo que debe ser mantenido.
En realidad, el tenerse que aguantar al ver que un límite no
está siendo respetado en casa es mucho peor que tener que
tomar la iniciativa de decirle a alguien que hay una molestia,
que están molestos por algún comportamiento suyo.
Si los hijos traen a casa personas que los padres consi-
deran inconvenientes, sin límites, que les gusta oír música
muy alta, molestando, etcétera, los padres pueden decirlo
aparte al hijo, en privado. Y en el caso de que el hijo no haga
caso a los padres, ellos mismos pueden decir a las visitas que
el hijo no tiene permiso de recibir amigos, o huéspedes, y que
los padres les piden que se vayan de la casa, que se retiren. Y
si el hijo continúa con ese compo-tamiento no deseado y pega
en la puerta, con el volumen de la música demasiado alto,
pega en las cosas o las rompe, los padres le pueden decir al
hijo que no les gusta su comportamiento y que “ese
comportamiento no está siendo aceptado en esta casa”.
Durante este procedimiento, los padres necesitan
mantenerse cercanos a los hijos, mirándolos, simplemente
apartándose después de notar que los hijos están ya dis-
puestos a dialogar, o cuando socialmente se cansan de man-
tenerse ahí. Deben volver a decir lo mismo, más tarde, espe-
rando una respuesta del hijo, disponiéndose y esperando el
momento del diálogo. Y para los padres, principalmente, así
como para los hijos, deben buscar que quede bien claro que la
casa es de la familia, que los muebles son comunes, que las
pertenencias que son usadas en casa son de todos. Los hijos
pueden utilizar esas cosas, pero la prioridad no es de ellos.
Tal vez sea bueno saber que siempre recibimos lo que
esperamos. Cuando alimentamos una expectativa positiva en
relación a los comportamientos de nuestros hijos, ellos res-
ponden teniendo el comportamiento que esperábamos.
Muchos padres dicen a los hijos cosas negativas de ellos,
con la esperanza de que están desafiándolos y que así los
hijos mejorarán. No es verdad. Los hijos escuchan las cosas

93
negativas y hacen lo que escuchan. Si decimos cosas buenas
a nuestros hijos respecto de ellos mismos, entonces también
van a escuchar y a seguir nuestras sugestiones positivas. Esto
porque nunca jamás alguien se transforma en una persona
buena por haber sido señalado como una persona mala. Es
también falsa la afirmación de que: señálame mis errores para
que entonces mejore. Cuando señalamos los errores la per-
sona continúa igual. La manera de cuidar y de mantener una
persona buena, pura, de buen carácter es señalarle las cuali-
dades positivas que naturalmente tiene. Si decimos cosas
negativas, esto funciona como etiquetas, al igual que las que
están pegadas sobre las botellas y que dicen el producto que
está adentro. Cuando etiquetamos a un joven como malo, va-
gabundo, marginado, recibe esa etiqueta y comienza a llenar
la botella. No es difícil encontrar personas que están frustradas
en su vida y que escucharon en su casa, desde que eran pe-
queñas, que no iban a lograr nada en la vida. Si pensamos en
nuestro propio pasado, podemos recordar personas que nos
decían que seríamos profesionistas, doctores, inteligentes,
que estábamos destinados a ser príncipes y princesas. Y así
escuchamos y llenamos nuestras botellas a partir de esas
etiquetas positivas.
Recibí a un hombre en mi consultorio comenta J. Augusto.
Como de costumbre, antes de entrar llenó una ficha con sus
datos personales. En este papel no puso la edad de la esposa
ni su ocupación. Empecé por ahí mi entrevista. Después de
hablar de la esposa, pregunté por sus hijos. Contestó son tres:
el más grande, de 24 años de edad, está siguiendo la misma
profesión del padre. El segundo, de 21, es estudiante unive-
sitario en otra área. Y el tercero, de 18 años, no va a pasar de
secundaria y se encuentra sin estudiar. Inmediatamente le
pregunté si su hijo estaba “mezclado con drogas”. “Debe
estar”, respondió el padre. “Seguramente fuma marihuana,
como todo joven por ahí. Pero no vine aquí para hablar de él.
Mi esposa se está ocupando de él, lo está llevando a la clínica
del doctor M., ya va a ir para allá. Yo quiero que usted me
ayude a ocuparme de mí. Yo fumé y estoy dejando de fumar.
Bebo y quiero también dejar de beber. Y quiero, principal-
mente, que me ayude a quererme a mí mismo”.

94
Me quedé pensando un poco en lo que me había dicho.
Pensé en su hijo y en su dificultad para quererse a sí mismo,
para sentirse responsable del comportamiento de su hijo,
adicto a la marihuana, que había dejado de estudiar y estaba
sin trabajar. Pensé cómo es duro y difícil para un padre
aceptar eso, admitir eso y no percibir que, mientras él no se
resuelva a abrazar a su hijo, a cuidarlo, a llamarle por teléfono,
muy probablemente la culpa que él traía “por haberse equi-
vocado en la educación de su propio hijo” no le va a permitir
quererse a sí mismo.
Para fortalecer mi hipótesis, este hombre me habló de que
ya había estado en otros consultorios, sin ningún resultado;
había abandonado otras terapias y tratamientos porque no
encontraba a través de ellos un camino que seguir.
Pensé que mientras ese padre no resolviera consigo
mismo el hecho de que tenía un pedacito de omisión y que
podía ayudar a su hijo, continuaría rodando la piedra de Sísifo.
Sísifo era un personaje de la mitología griega que, por castigo
de los dioses, debería rodar una piedra cuesta arriba. Al llegar
a cierta altura, cansado, se detenía, y la piedra rodaba cuesta
abajo y tenia otra vez que recomenzar el camino.
Afortunadamente, después de algunas sesiones de psico-
terapia, este hombre fue capaz de abrazar a su hijo.

95
EL CAMINO DEL ÉXITO

Una pareja nos buscó pidiendo terapia para su hijo de nueve


años de edad. Presentaba como queja inicial una llamada de
atención de la escuela: el niño no ponía atención, se descon-
centraba, estaba en la luna, era tímido, miedoso y no traba-
jaba en la escuela. En la casa la mamá le ayudaba a hacer la
tarea, era un buen hijo, quietecito, jugaba solo a pesar de
tener un hermano mayor de 11 años y una hermana más chica
de 7.
A través de una evaluación psicológica nos dimos cuenta
de que los hermanos tenían una buena percepción del niño y
de que realmente lo que necesitaba era un empujoncito en la
parte emocional para poder desarrollar todo lo que se
necesitaba para que fuera bien en la escuela, puesto que no
aparecía nada fuera de lugar en su desarrollo y en sus
relaciones familiares.
Lo tomé como paciente —relata J. Augusto— y se me
ocurrió un juego simple y fácil para hacer pensar al niño, para
ayudar a tener una buena relación con él, un juego que trataba
del control de los fracasos y las victorias. Pensé que lo
indicado en este caso sería un juego que ayudara al niño a
desarrollar la atención y la concentración y que me mantuviera
a mí en el control de la situación de ganar o perder. Era un
caso fácil, pero necesitaba una intervención profesional.
Pensé en el juego de ajedrez. Un juego fácil de aprender,
que obliga a pensar, a memorizar jugadas, a crear pases
nuevos, a conocer jugadas clásicas. Tomé el tablero, puse las
piezas en su lugar y le propuse al niño lo siguiente para
motivarlo: lo enseñaría a jugar, jugaría tres juegos para que
así aprendiera el movimiento de las piezas y después
jugaríamos de verdad. Le dije que yo era un buen jugador de
ajedrez, que había aprendido con buenos maestros y que me
encantaría enseñarle algunos pases clásicos. Hecha la
propuesta, pasamos a hacerlo, manos a la obra.

97
Después de los tres primeros partidos, empezamos a jugar
de verdad, pero me propuse perder, sin que él se diera cuenta,
con el objetivo de que se interesara más en el juego. Es bueno
ganar, principalmente al principio. Algunos dicen que es suerte
de principiantes... y así fue. Perdí los cinco primeros partidos
que jugamos. El niño estaba muy satisfecho y venía a sesión
con mucho gusto. En la sala de espera del consultorio, la
madre, que siempre lo traía, me contó que notaba un cambio
sustancial en el niño, me contó que la escuela todavía no
había dicho nada, pero que el niño estaba estudiando, siendo
amigo de los hermanos, y que ya llevaba a algunos
compañeros a la casa.
Llegó el momento del sexto partido. Había pensado que era
importante que el niño también perdiera un poco, puesto que
la vida no está hecha sólo de victorias y que perder alguna vez
era útil para desarrollar la resistencia a la frustración. Además,
el niño ya conocía algunas jugadas clásicas como por
ejemplo, el “jaque mate del pastor” que se da en cuatro
jugadas. Él ya sabía, y bien, planear jugadas con anticipación,
pensando cómo actuar si yo hacía una determinada jugada o
cómo neutralizar jugadas que él podría hacer. Ya había
ganado las suficientes veces como para soportar una derrota.
Y, entonces, jugué a ganar. Armé los pases con seguridad para
vencerlo rápidamente, sin que tuviera un dolor muy grande ni
angustia. Pero el niño estaba bien entrenado y resistió. Me
quedé sorprendido cuando escuché el primer ¡“jaque”!, que
venía de él. Mi rey estaba en apuros. Tenía que defenderlo. Y
otra vez llegó con otro ¡“jaque”!, y otro más hasta que dio el
golpe final con un ¡“jaque mate”!
El niño percibió mi sorpresa. Había perdido, cuando había
hecho todo para ganar. Le dije que quería una revancha
porque además yo era bueno en ese juego. El niño se extrañó
y me dijo: pero que si nunca me había ganado, desde el primer
par-tido, y que ahora no entendía por qué quería una
revancha. ¡Si él siempre me vencía!
Jugamos otras tres veces, que fueron otras tres derrotas.
Pensé que él, de tanto ganar, se estaba acostumbrando a
eso... y que no sería fácil ahora vencerlo. Platiqué con él sobre
lo que sucedió y le conté que a propósito me había dejado

98
ganar los cinco primeros partidos, como sucedió. Le hablé de
mi alegría de que él estuviera ganando y le dije que me
entrenaría más para jugar con él y ganarle.
La mamá me pidió una sesión. Para ella ya se había
acabado la terapia. Tuvo una entrevista en la escuela que le
dio muchísimo gusto porque no hubo ninguna queja y al
contrario, estaban muy satisfechos con el desempeño del
niño. Él estaba jugando ajedrez con todo mundo, en la casa
con los hermanos, con los amigos de la cuadra, con los
compañeros de escuela que iban de visita. Y por el interés de
todos ellos compró un libro de algún campeón de ajedrez para
poder estudiar las grandes jugadas. El ajedrez se había
convertido en un pasatiempo, en una diversión, en la ocu-
pación de todos los que jugaban, discutían y asistían a los
partidos de otros.
Así al darle oportunidad de ganar, abrí el camino de la victo-
ria, del éxito.
De esta forma trabajaba el doctor Milton H. Erickson, tera-
peuta estadounidense que tuvo una gran influencia en la prác-
tica psicológica actual. Él sabía que un cambio nos puede
llevar a otro cambio y así sucesivamente. Y con esta idea en la
mente, buscaba promover un cambio significativo en algún
compor-tamiento y esperaba que enseguida, naturalmente,
surgiera lo que él denominaba el efecto bola de nieve. Cuando
una bola de nieve empieza a descender por la montaña, es
muy chiquitita, pero cuando llega hasta abajo...

99
MOVIENDO MONTAÑAS

“Para caminar 300 kilómetros es necesario dar el primer


paso”

El pensar en las cosas que los padres pueden hacer y en los


posibles caminos para librarse de las drogas, nos recuerda
una historia que está citada en el libro La magia de la hipnosis
en la psicoterapia1, que copiamos a continuación:
Todo sucede medio e repente. Estaba almorzando y mi hijo
más pequeño llegó preguntando: papá, ¿cómo se mueve una
montaña? Pensé un poco por qué estaba haciéndome esa
pregunta, lo que realmente quería el niño saber. Tardé un poco
en contestar, o más bien, no respondí. Le dije que después de
almorzar iríamos al garage si él no tenía alguna cosa más
importante que hacer.
En el garage, había un cuartito para guardar llantas y otros
cachivaches para que no estorbaran en el departamento. Ahí
guardaba aproximadamente trescientos cascos de refrescos,
cervezas y otras bebidas.
Estacioné mi coche muy cerca del cuartito y le pedí a
nuestro hijo que colocara las botellas vacías en la cajuela del
coche. Al ver tantas botellas, se quedó como sin saber qué
hacer y un poco pensativo. Lo animé tomando dos botellas en
cada mano y empezando así a trabajar. Él continuó, pregun-
tándome si había que poner todo en la cajuela del coche.
Contesté que sí, y así siguió trabajando hasta que llenó la
cajuela. Todavía quedaban muchas botellas. Le pedí que se
subiera al coche conmigo para ir a venderlas al supermercado.
Ahí tomamos un carrito, lo llenamos con las botellas vacías y
las entregamos en el depósito a cambio de un recibo. Después
fuimos a donde están las botellas llenas y volvimos a llenar el
carrito. Hicimos esa operación hasta que el coche estuvo
1
.MENDONÇA, J. Augusto, A magia da hipnose en psicoterapia, Psy, Campinas, 1995, pp. 39-42.

101
completamente lleno. Volvimos a casa y empezamos todo el
trabajo otra vez. Por ahí de las cinco de la -tarde terminamos
todo. El cuartito estaba lleno de botellas llenas. Le dije que
podía quedarse con todas las que quisiera para él para tomar
en la casa. Salió satisfecho a sus 11 años de edad, tanto por el
trabajo realizado con su papá, como por el premio. No le dije
nada respecto de la pregunta que me hizo a la hora del al-
muerzo, esperando que me la volviera a hacer... y la pregunta
volvió, en la noche, en forma de respuesta, cuando todos nos
preparábamos para dormir.
—Papá estoy muy cansado hoy. Creo que fue porque
movimos una montaña...

102
LA PRESENCIA DE LOS PADRES

La presencia de los padres en la vida de los hijos se da a


través de pequeños contactos que se hacen a lo largo del día.
En la mañana, si el padre o la madre sale a trabajar, o si el hijo
sale a la escuela, el primer contacto se hace al despedirse,
tocando físicamente, ya sea abrazando, dando un beso, un
apretón de manos o a través de alguna otra forma de
establecer un contacto físico. Es como si el padre o la madre
dijera: Estoy aquí. Estoy contigo. Te quiero.
A la hora de comer, cuando regresan, pueden sentarse
juntos en la mesa para comer, creando una atmósfera amis-
tosa, en donde están prohibidas las discusiones de cualquier
tipo, las reclamaciones o las exigencias. Lo que se trata de
establecer en ese momento es una situación de convivencia
agradable y nada más, de modo que todos quieran estar en
casa para la hora de comer. El clima, el ambiente, debe ser
crea-do por todos, porque es un momento de cariño y de
afecto dentro de la familia y los padres son los responsables
de ver que se dé este momento.
También se pueden hacer varios telefonemas durante el
día para saber cómo está el hijo, demostrándole alguna curio-
sidad por lo que está haciendo, de cómo le va, o poniéndose a
su disposición para lo que necesite.
Es útil también dar algún regalito, cosas sencillas, princi-
palmente un alimento, como un chocolate, un dulce que sea,
que muestre que el padre o la madre se acordó del hijo, que
establezca su presencia. Es como si otra vez le dijera: Aquí
estoy. Estoy contigo. Te quiero. Me acordé de ti.
Otra cosa puede ser dejar una foto de papá o de mamá, o de
los dos, o de los dos con los hijos en el cuarto del hijo o de los
hijos. Esa foto representa y tiene la función de recordar la pre-
sencia de los padres. Otra vez es como decirle: Aquí estamos.
Estamos contigo.
Estamos recordando un dicho de una de las abuelas que

103
muy sabiamente acostumbraba decir que: cuando la gente
quiere a alguien, le gusta estar cerca de él o de ella.
Podemos pasar tiempo junto con los hijos trabajando,
divirtiéndonos, participando en ceremonias religiosas,
comiendo juntos y hasta viendo televisión si pueden escoger
el pro-grama con armonía y se puede tener especial cuidado
en comentar lo que se está viendo en la televisión. Lo
importante no es lo que se hace sino hacerlo.
Algunas veces, los padres tienen mucho trabajo y no tienen
tiempo para estar con los hijos. Nosotros, con nuestros hijos,
teníamos y todavía tenemos buenos momentos chiquititos,
paseos a mercados, viajes, o mirar la televisión en casa
compartiendo opiniones. Cuando eran chicos, el miércoles en
la noche era día de salir con ellos, a veces les gustaba ir a
alguna plaza a andar en bicicleta, tomar un helado, ver la luna
o un cielo estrellado, tomar aire fresco, ir a una pizzería, visitar
a los abuelos. Hacíamos distintas cosas, pero siempre que le
gustara a los niños.
Últimamente dimos una conferencia en una escuela. Ahí
estábamos discutiendo el tema de los padres que, por tener
necesidad de trabajar, salen muy temprano de casa, y cuando
regresan, los hijos ya están dormidos. Pasan tres, cuatro,
cinco días sin poder verlos. ¿Cómo solucionar esa situación, o
sea, cómo ese padre o esa madre pueden estar más
presentes? Uno de los padres me contó que aprendió a estar
junto, presente a pasar y pasar tres y hasta cuatro días sin ver
a sus dos hijos. Este padre tenía dos turnos, dos empleos,
salía muy temprano y cuando regresaba, los hijos ya estaban
durmiendo. Entonces él empezó a idear que cada noche,
cuando llegara a casa iría al cuarto de sus hijos y les daría un
beso. Como él quería estar presente y cercano y saber lo que
sus hijos estaban aprendiendo en la escuela, los niños
dejarían sus cuadernos en la mesa de estudio del cuarto para
que así él día tras día pudiera estar al pendiente del trabajo
que los hijos estaban haciendo en la escuela. Se le ocurrió
también que cuando saliera del cuarto, apagaría la luz de la
lamparita y haría un nudo en las sábanas de cada quien para
que supieran que había estado ahí. Y esto sucedía
religiosamente todos los días. Por la mañana, cuando los hijos
veían los cuadernos que los había estado hojeando, o los

104
había tocado, la luz de la lamparita apagada y un nudo en las
sábanas, los hijos sentirían la presencia cariñosa y cuidadosa
del papá. Y el padre contó que cuando pensó en proponer esto
así a los hijos, se quedó pensando en el esfuerzo que tendría
que hacer, puesto que llegaba a casa tan cansado. Pero para
su sorpresa, éste era tal vez el momento más placentero de su
día, porque era como plantar una buena semilla y después
verla germinar: los hijos mejoraron en la escuela y ahora eran
excelentes alumnos. Cuando se encontraban les producía una
gran alegría, había un intercambio mutuo de cariño y siempre
tenían muchas historias para contar a papá.
Hay familias, hay grupos que tienen un día de la semana en
que se reúnen para hacer una oración, para leer un texto y
después comer algo sabroso. Si esos momentos son encuen-
tros agradables, cariñosos, de intercambio de aprecios y
busca de soluciones para problemas familiares, son mome-
ntos esperados y aprovechados por los miembros de la fami-
lia, los mantienen unidos y la presencia saludable se da.
Una vez vino una pareja para pedir una orientación como
padres y nos contó que había decidido que todos los martes
en la noche harían con sus hijos una REUNIÓN. El papá, la
mamá, cada uno en su trabajo tenía muchas reuniones. De
este modo, cuando ellos propusieron la REUNIÓN del martes
fue muy bien aceptada por sus hijos de diez, ocho y cinco
años, que de este modo se sintieron muy importantes, porque
estaban haciendo lo mismo que papá y mamá hacían, y para
ellos sus papás con tantas reuniones eran muy importantes.
En esas reuniones trataban asuntos como ciudadanía, el
reciclaje de la basura, discutían sobre campañas para la
guardería que la familia ayudaba, textos que venían de la
escuela, de los libros que leían; hablaban de objetivos, de
metas que se ponían y que trataban de alcanzar; sobre libros,
textos, temas sobre sexualidad; planeaban en forma conjunta
los paseos, las vacaciones y otras cosas que fueran
surgiendo. Después de la REUNIÓN, del mismo modo que
sucedía en muchas reuniones de papá y mamá, había ya sea
un almuerzo o una cena sabrosa en casa o fuera de casa. En
estas reuniones había una regla: era un momento para
intercambiar cariño. No se podían hacer reclamos.

105
Nosotros aconsejamos a los padres que observen,
observen, observen, observen qué cosas pueden ser buenas
que hagan en conjunto padres e hijos. Lo que puede resultar
bueno para una familia, puede ser que no sea para otra. Las
características, los valores, lo que da satisfacción y bienestar
varía de familia a familia, de grupo a grupo. En esta familia que
hacía REUNIONES, los padres eran especialistas en hacer
reuniones.
Muchos padres quieren a sus hijos, pero no saben
expresar su cariño. Todavía no existe una escuela que nos
enseña a expresar los sentimientos en forma adecuada. John
Gottman1 nos dice que durante veinte años trabajó con la
psicología del desarrollo, estudiando la vida emocional del
niño. Sin embargo nos dice, que sólo después de que nació su
hija pudo entender la relación entre padres e hijos. Cuando
nació su hija pudo experimentar un sentimiento de excitación,
orgullo, satisfacción, junto a los sentimientos de frustración,
decepción y vulnerabilidad. Y cada padre, cada madre puede
escuchar su corazón, sentir sus emociones y expresarlas a su
hijo, a su hija diciéndole: Yo te amo. Tengo mucho orgullo de
ser tu padre, tu madre. Me encanta cuando estás feliz,
jugando, disfrutando... y otros sentimientos positivos que
surgen continuamente en la relación entre padres e hijos.
Aceptación, obediencia y responsabilidad vienen del amor
y de la unión que el niño siente en su familia. Así, las
interacciones emocionales entre los miembros de la familia se
convierten en la base de la transmisión de los valores y de la
formación de personas saludables y productivas.
La semilla está sembrada. Si la tierra es buena, la propia
naturaleza se encargará de mantener la humedad y el calor
para que la semilla crezca y dé flores y frutos.

1
.GOTTMAN, John e DECLAIRE, Joan, Inteligência emocional e a arte de educar nossos filhos: como aplicar
os conceitos revolucionários de inteligência emocional para uma compreensão da relação entre pais e filhos,
Objetiva, Rio de Janeiro, 1997, p. 15.

106
LA VIDA QUE ES VIDA

Aquí es el lugar de pensar cosas lindas. Ahora es el momento


para reflexionar. Una metáfora rica en contenidos y que dé
orientaciones para actuar da un aliento a nuestro corazón. Así
que vamos a tomar otra historia del libro La magia de la
hipnosis en psicoterapia1 para ayudarnos a reflexionar sobre
las acciones que pueden tener padres e hijos en la vida
familiar. La historia se llama La lluvia de septiembre, y sigue
así contada por J. Augusto:
Hay personas que tienen una buena mano para sembrar
plantas. Todo lo que plantan pega, nace, se vuelve un árbol
lindo. Y, si el árbol fuera de frutas, da lindos y sabrosos frutos...
Cada vez que se acerca el mes de septiembre, recuerdo
una enseñanza de mi padre que ahora les voy a contar.
Mi padre acostumbraba a ir al mercado a hacer compras
dos veces por semana. Y cada vez que iba llevaba a uno de
nosotros, niño o niña, para que lo ayudara a cargar las bolsas.
Cuando íbamos al mercado durante el mes de agosto, año tras
año nos decía que estaba esperando la lluvia de septiembre. Y
así, cada vez que compraba alguna cosa en algún puesto de
verduras o de frutas, nos mandaba que fuéramos a algún
almacén de esos que dejaban los costales de cereales
expuestos. Nos mandaba por ejemplo que fuéramos al costal
de maíz y que escogiéramos granos del tamaño de la uña del
dedo pulgar. ¡Y era bien grande la uña del pulgar de mi padre!
Íbamos ahí, escogíamos un grano de maíz bien grande,
varios, los medíamos con la uña de papá. Él guardaba los
maíces en la bolsa izquierda de nuestras camisas. Cuando
llegábamos a casa, tomaba los granos enormes, los guardaba
en una latita vacía de royal y repetía que estaba esperando la
lluvia de septiembre.
Cuando llegaba el mes de septiembre, casi siempre caía

1
.
. MENDONÇA, J. Augusto, A magia da hipnose en psicoterapia, Psy, Campinas, 1995, pp. 31-34.

107
alguna lluvia, generalmente los primeros diez días,
preparando así la llegada de la primavera2. Quien trabaja en el
campo sabe que hay una buena época para plantar cada
vegetal: el ajo, en el mes de marzo o abril, el maíz, en el mes
de septiembre, etcétera. Aunque se pueda plantar en
cualquier momento, seguir las observaciones del calendario
ayuda bastante para tener buenos resultados.
Pues bien, apenas caía la lluvia, mientras la tierra todavía
estaba húmeda, mi papá nos llamaba a todos, a los siete hijos,
que íbamos al terreno con él. Los más grandes hacían los
surcos en el suelo; los más chicos iban colocando los maíces
dentro y cerrando los surcos. Tenía que ser con las manos. Y,
después, todos tenían que traer agua, en regaderas, latas
vacías, cacerolas, y comenzar a regar. No perdíamos tiempo,
apenas se acababa de plantar, empezábamos a regar. Y
todos los días, apenas nos despertábamos, íbamos al terreno
a regar el maíz. También en la tarde, apenas el sol se ponía,
regresá-bamos a la tierra a mojar el maíz.
El maíz crecía rápidamente; las plantas eran muy grandes
y los elotes, cuando surgían, eran como para dar envidia a
cualquier agricultor. Porque quien planta una buena semilla,
siempre cosecha un buen fruto. Y así, cuando el maíz estaba
a punto de ser cosechado, regresábamos al terreno, y mi papá
organizaba la cosecha. Cosechábamos un poco de maíz cada
día y en la cocina preparábamos lo que se nos antojaba: elote
cocido, esquites, arroz con maíz, mole de olla, rajitas con
calabacita, tomate y maíz, tamales de maíz, etcétera. Mamá
lo preparaba con gusto y comíamos disfrutándolo mucho.
Cosechábamos todo el maíz y alcanzaba para alimentar a la
familia por un buen tiempo. Cuando ya no quedaban más
elotes, mi padre nos llevaba otra vez al terreno para arrancar
los tallos de maíz. Y decía en voz alta y bien fuerte: “todo lo
que ya no produce tiene que ser arrancado y tirado”.
Arrancábamos los tallos de maíz y las hojas y cuando estaban
ya secas las amontonábamos en medio del terreno. Mi padre
sacaba la caja de cerillos de su bolsa y, ahí veíamos alzarse
una fogata enorme. Otra vez nos decía: “este fuego no vale
2
. En Brasil, que se encuentra en el hemisferio sur, la primavera inicia el 21 de septiembre. Las estaciones están
al revés que en el hemisferio norte. Allá empieza la primavera el 21 de septiembre y cuando es invierno en el
hemisferio norte es primavera allá y viceversa. (N. de la T.).

108
nada, es sólo llamarada de petate, no deja ni siquiera una
ceniza que sea útil”. Y después barríamos el terreno, lo
limpiábamos todo. Y empezábamos a preparar el suelo, divi-
diéndolo en pedacitos para plantar diferentes hortalizas.
Hasta el día de hoy continúo esperando la lluvia de sep-
tiembre, época buena para plantar...

109
REGRESANDO AL INICIO...

Hay una historia que nos gustaría contarles para terminar.


Está inspirada en las obras de Loren Eiseley.
Eiseley era una persona muy especial porque integraba lo
mejor de dos culturas: era científico y poeta. Desde estas dos
perspectivas escribió obras profundas y atractivas sobre
nuestro mundo y nuestro papel dentro de él.
“Era una vez un hombre muy sabio, muy parecido con el
propio Eiseley, que acostumbraba ir a la playa a escribir. Tenía
la costumbre de caminar por la playa, antes de empezar a
trabajar”.
Un día mientras estaba paseando por la arena miró hacia el
frente una forma humana que parecía estar danzando. Sonrío
al pensar en alguien que pudiera pasar el día danzando. Apuró
el paso para alcanzarlo. Cuando llegó más cerca, vio que se
trataba de un muchachito y que no estaba bailando, sino que
se agachaba, tomaba algo de la arena y, cuida-dosamente, lo
tiraba al océano. Cuando llegó más de cerca le gritó:
—¡Buenos días! ¿Qué estás haciendo?
El joven se detuvo, lo miró y le respondió:
—Tirando estrellas de mar al océano.
—Creo que te debía haber preguntado por qué estás
tirando estrellas de mar al océano.
—El sol está fuerte y el mar está bajando. Si no las tiro, se
van a morir.
—Pero, amigo, ¿qué no te das cuenta de que hay muchas
playas y muchas estrellas de mar en todas ellas? Es imposible
que lo que haces haga alguna diferencia.
El joven escuchó con atención. Entonces se agachó,
agarró otra estrella de mar y la tiró al agua más allá de donde
revientan las olas.
—Para ésta, sí hace diferencia.

111
Su respuesta sorprendió al hombre. Se quedó confundido.
No sabía qué responder. Y entonces, se dio la vuelta y regresó
a casa para empezar a escribir.
Durante todo el día, mientras escribía, no podía apartar de
su mente la imagen del muchacho. Trató de ignorarla, pero la
visión persistía.
Finalmente, al caer de la noche, se dio cuenta de que él, el
científico, él, el poeta, había dejado pasar la naturaleza básica
de la actividad del joven. Entonces se dio cuenta de que lo que
el joven hacía era una opción para no ser simplemente un
observador del universo y verlo pasar. Puesto que él había
optado por actuar en el universo y hacer alguna diferencia.
Se sintió avergonzado. Y esa noche se fue a la cama
preocupado.
En la mañana temprano, se despertó, sabiendo que debía
hacer alguna cosa. Se levantó, se vistió, se fue a la playa y
encontró al joven y, junto con él pasó toda la mañana tirando
estrellas de mar al océano.
¿Se dan cuenta de lo que las acciones de ese muchacho
representan? Es algo muy especial en cada uno de nosotros.
Todos nosotros fuimos dotados con la capacidad para hacer
alguna diferencia. Y si podemos, como ese muchacho,
hacernos conscientes de ese don, seremos capaces de
modelar el futuro, lo conquistaremos a través de la fuerza de
nuestra visión.
Y ese es el desafío de ustedes como padres. También es
nuestro desafío como psicólogos. Cada uno necesita encontrar
su estrella de mar.
Y si tiramos al mar nuestras estrellas bien, con sabiduría, no
tengo duda de que el siglo XXI será un lugar maravilloso.
Recuerden:
Una visión sin acción no deja de ser un sueño.
La acción sin una visión es sólo un pasatiempo.
Una visión con acción puede cambiar al mundo1.

1.
EISELEY, L., The star thrower, in video: BAKER, Joe Arthur, The image of the future, Harcourt Brace Jovano-
vich, New York.

112
Bibliografía

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113
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.————,La magia de nuestros disfraces, Alom Editores, S.A.
de C.V., México, 1993
.————,Revisando el pasado para construir el futuro. Manual
de autohipnosis, 3a. reimp., Alom Editores, S.A. de C.V.,
México, 2001.
————, Terapia cortada a la medida. Un seminario
ericksoniano con Jeffrey K. Zeig, Alom Editores, S.A. de C.V.,
México,
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ZEIG, Jeffrey K., Seminários didáticos com Milton H. Erickson
(M.D.): hipnose, metáforas e cominicação em psicoterapia,
Psy II, Campinas, 1995.

114
“El amor
tocó en mi puerta
y yo de adentro respondí
mi casa está abierta
puede entrar
Estoy aquí.”

Milton Nascimento y F. Brant


TÉCNICAS
concierto para cuatro cerebros en psicoterapia, quince años
después por Teresa Robles
Te invitamos a que conozcas un libro ya clásico en español sobre
psicoterapia ericksoniana, que es la referencia obligada, no sólo
para los estudiosos del tema, sino para todo público interesado en
conocer nuevas propuestas para mejorar su calidad de vida.
terapia cortada a la medida. Un seminario ericksoniano con
Jeffrey K. Zeig por Teresa Robles
Trascripción del seminario impartido por el Dr. Jeffrey K. Zeig en la
ciudad de México, que propone una comunicación más eficien-
te, cortando las intervenciones a la medida de cada paciente y
envolviéndolas para regalo (conversación hipnótica).
la magia de nuestros disfraces por Teresa Robles
En este libro la autora muestra las bases teóricas que sostienen in-
tervenciones ericksonianas, aparentemente muy simples. Está
escrito de manera que nos lleva a reconocernos en cada párrafo, en
cada página y abre las puertas al cambio.
compartiendo experiencias de terapia con hipnosis editado por
Elizabeth Méndez
Recopilación de nueve capítulos escritos por terapeutas erick-
sonianos latinos, de los cuales dos son de corte teórico y los
siete restantes presentan técnicas originales que se pueden
aplicar en distintos estilos de terapia.
hipnosis y terapia sexual por Daniel Araoz
Este libro, establece un puente entre la terapia sexual y la
hipnoterapia. Propone el concepto de autohipnosis negativa,
así como un método para transformarla en positiva. El autor
presenta su esquema de trabajo, junto con numerosas téc-
nicas, fáciles de aplicar por cualquier terapeuta.
destrezas teatrales psicoterapéuticas por Pedro H. Torres-
Godoy con la colaboración de Mario J. Buchbinder y Elina
Matoso
A partir de una interesante experiencia con un grupo de
actores, este práctico libro te enseñará cómo aprender ame-
nos ejercicios que te permitirán desarrollar habilidades tea-
trales que podrás utilizar en la terapia y en la vida diaria.
la psicoterapia, un proceso de autoconstrucción: I. los cimientos
por Yolanda Aguirre
Primero de dos volúmenes. Un libro de texto sobre Epistemología
constructivista y Teoría de Sistemas que ilustra las explicaciones
racionales con cuentos, haciendo que el lector aprenda con sus
dos hemisferios cerebrales.
la psicoterapia, un proceso de autoconstrucción: II. la propuesta
por Yolanda Aguirre
Este segundo tomo nos presenta una propuesta psicotera-
péutica que utiliza la capacidad creadora que todo ser humano
tiene, y la posibilidad de ponerla a nuestro servicio en la cons-
trucción de nuestro propio ser.
jardineros, princesas y puerco espines, construyendo metáforas
por Consuelo Casula
Este primer libro de la autora en español es un verdadero tra-
tado sobre la metáfora, uno de los elementos esenciales del
lenguaje hipnótico, para ser aplicada tanto en la psicoterapia
como en la enseñanza. Los distintos lectores y estudiosos del
lenguaje hipnótico, de la comunicación indirecta, encontrarán
en este libro justo lo que les interesa.
estrategias de comunicación para el paciente crítico, por Katalin
Varga
En este libro está plasmada la experiencia de más de 20 años
de Katalin Varga y sus colegas trabajando en el sistema
hospitalario. Ofrece ideas prácticas, para lograr una comu-
nicación eficiente y emocionalmente positiva con el paciente
crítico. Estas técnicas de comunicación nos ayudan a lograr la
cooperación del paciente, evitar las resistencias y, sobretodo,
que tanto pacientes como profesionales de salud establezcan
una relación más humana entre ellos.
constelaciones familiares ericksonianas, una nueva mirada por
Cecilia Fabre
Cecilia Fabre integra las aportaciones de tres grandes
maestros: Bert Hellinger, Milton H. Erickson y Teresa Robles
para desarrollar una herramienta muy poderosa, eficiente y
agradable: las Constelaciones Familiares Ericksonianas. Un
libro para consteladores, ericksonianos y otros tipos de tera-
peutas.
para volver a disfrutar la vida, manual para trabajar la depresión
por Carlos Castro
Un Manual sencillo, práctico y muy eficiente, con sólidas ba-
ses científicas, que integra el enfoque cognitivo con el erick-
soniano. Ofrece muchos ejercicios prácticos y estrategias
para utilizar con los pacientes. Aunque está escrito para tera-
peutas, es interesante y útil también para cualquier persona
que sufra depresión.

MANUALES ERICKSONIANOS DE GRUPOS


manual del grupo de crecimiento por Teresa Robles
El primero de una serie de manuales de técnicas ericksonia-
nas para trabajar con grupos, escritos en forma tal que cual-
quier terapeuta puede aplicarlos. En cada capítulo se ofrece
con conversación hipnótica una visión original sobre el tema
que trata así como ejercicios para trabajarlo.
manual de grupo para aprender a manejar el estrés, y evitar el
síndrome de fatiga profesional crónica, por Teresa Robles editora
Este es el segundo título de la Serie de Manuales. Como todos
nuestros Manuales, trabaja con temas universales para
aprender a manejar en forma sencilla, automática y agrada-
ble, los distintos factores, internos y externos que facilitan la
aparición del estrés poniendo el trabajo y dejándolo en manos
de la Sabiduría Universal que, Teresa Robles propone y que
es en este momento el eje de su trabajo. Está escrito en forma
sencilla y clara para el coordinador del grupo y ofrece a los
participantes herramientas no sólo para manejar el estrés,
sino para su vida cotidiana.
manual de grupo para terminar con las dependencias por Teresa
Robles y Armelle Touyarot
La Terapia Breve orientada a las soluciones y la Psicoterapia
Ericksoniana basada en la Sabiduría Universal se integran
en este Manual para trabajar, a través de temas universales,
cualquier tipo de dependencia. Las autoras llevan de la mano
al coordinador del grupo con indicaciones precisas para ase-
gurar su éxito.

CASOS CLÍNICOS
salir del túnel y olvidar, hipnosis ericksoniana con sintomatología
psicótica por Cinthia de Gortari
Este libro muestra en cada sesión, cómo la actitud cercana, la
mirada compasiva del terapeuta y las técnicas ericksonianas,
pueden resolver problemáticas frente a las que otras psicote-
rapias se muestran escépticas.
ELIZABETH Y MILTON H. ERICKSON
homenaje a Elizabeth Moore Erickson, mujer extraordinaria,
profesional, esposa, madre, compañera por Marilia Baker
Te recomendamos este primer libro de la serie que se crea en
conmemoración del padre de la terapia breve, la hipnosis
moderna y de su compañera de vida. La obra nos muestra la
contribución de Elizabeth a la obra del Dr. Erickson a través
de la sinergia de una pareja que duró cerca de 16 mil días,
uno tras otro. Publicado en inglés y español.
seminarios de introducción a la hipnosis, california 1958 por
Milton H. Erickson
Este seminario, dictado a un grupo de médicos en la época de
madurez de su trabajo, muestra paso a paso su forma de hacer
hipnosis. Es así un excelente punto de partida para princi-
piantes, y aclara ideas a quienes ya trabajan con hipnosis.
estrategias psicoterapéuticas de Milton H. Erickson, por Dan
Short
El autor propone una sistematización de las estrategias psico-
terapéuticas del Dr. Erickson, ilustradas con casos clínicos. Se
incluye un capítulo de la terapeuta italiana Consuelo Casula
donde explica dos conceptos Esperanza y Resiliencia, que
marcaron la obra del Dr. Erickson.
Milton H. Erickson, un sanador americano, editado por Betty
Alice Erickson y Bradford Keeney
Es un honor y un placer contar con la publicación de este libro
en español, porque además nos ofrece una visión diferente del
Dr. Erickson. Una visión que propone que su trabajo era tam-
bién espiritual. Y esto queda claro a través de las aportaciones
de las personas más cercanas a él, y de sus amigos, discí-
pulos y colaboradores.
NUEVOS PARADIGMAS DE LA CIENCIA
tejiendo sueños y realidades, aportaciones del paradigma
holográfico a la psicoterapia ericksoniana por Guillermina Krause
La autora nos presenta en forma sencilla las últimas
propuestas de la física cuántica para entender el Universo.
Estas propuestas fascinantes, ofrecen una explicación a los
cambios “mila-grosos” que se dan a través de la psicoterapia
ericksoniana. Es un libro de interés general que nos lleva a
expandir la conciencia.
AUTOAYUDA - Libros
revisando el pasado para construir el futuro por Teresa Robles
A partir de elementos autobiográficos, la autora nos presenta
en lenguaje cotidiano, conceptualizaciones teóricas, junto con
sencillos ejercicios de autohipnosis. Lectores y lectoras se
reconocen en estas páginas constando que, si bien somos
únicos e individuales, en el fondo somos muy parecidos.
síndrome de pánico, una señal que nos despierta por Sofía
Bauer
La autora menciona que el síndrome de pánico o crisis de
angustia, es una señal que aparece para que cambies tu
estilo de vida. Si escuchas su mensaje, puedes curarte.
Ofrece ideas y ejercicios prácticos para disminuir la
ansiedad.la granja de la esperanza, transformando las
huellas de la vergüenza editado por Cecilia Fabre
La vergüenza es universal y puede surgir a partir de distintas
experiencias que generan una maraña de emociones. Este
libro de cuentos terapéuticos para niños y grandes te ayudará
a manejarla mejor.
abriendo puertas con amor, caminos en la educación de los hijos
y en la prevención de problemas futuros por Angela Cota
Guimarães Mendonça y J.Augusto Mendonça
Es un libro dirigido especialmente a los padres, psicólogos y
educadores, donde a través de relatos sencillos, sobre temas
universales, los autores ofrecen ejemplos prácticos y útiles de
su vida para enfrentar situaciones de todos los días.
guía de auto-preparación para el parto que sueñas tener, por
Armelle Touyarot
Este libro es una guía de auto-preparación para el aconte-
cimiento “nacimiento” y está construido como un programa. El
objetivo de la autora es que tengas una buena experiencia de
tu parto utilizando la hipnosis ericksoniana. En la medida que
vayas avanzando en su lectura podrás darte cuenta si respon-
de a tus dudas, si tranquiliza tus miedos, si te da las herra-
mientas que necesitas para sentirte lista para ese momento.
creando, sanando, disfrutando, la neuroplasticidad y las
metáforas para tu salud o enfermedad, por Elsa Lesser
Este libro muestra el valor de saber cómo funciona el cerebro
humano y cómo lo podemos usar para mejorar nuestra
existencia, aprendiendo nuestras propias metáforas. Casos
clínicos como una sólida introducción a la plasticidad
neuronal y a las metáforas y lenguaje de nuestro cuerpo.
las muertas que no son de juárez, siete historias de amor y una
canción desesperada: infidelidad y abandono por Laura Chávez
Cázares
Es un libro que presenta : la problemática de las mujeres que
viven violencia, ideas para que los terapeutas mejoren su
práctica en estos casos y ejercicios de auto hipnosis que las
mujeres que están en esta situación pueden utilizar para estar
mejor. Gran parte del texto es la presentación de casos.
constelaciones familiares alegorías y mandalas, construyendo
mi arcoiris por Elida Montoya y Fabiola Esmeral
El trabajo con constelaciones familiares y las técnicas erickso-
nianas son complementarios, como se muestra en este libro
para trabajar con niños. Las autoras unen las técnicas de cons-
telaciones, la narración de cuentos (técnicas ericksonianas) y
el dibujo (arte terapia) y nos presentan esquemas de trabajo
para diferentes problemáticas.
Audio
Y si quieres trabajar contigo mismo, evitar la terapia o salir de ella
en poco tiempo, prueba nuestra serie de audio presentada en
CD y en audiocinta. El Centro Ericksoniano de México, a través
de Alom Editores, promueve esta serie con ejercicios sencillos,
seguros, protegidos, para que puedas trabajar en casa.
recupera tu fuerza de vida por Teresa Robles
Es como un servicio general que todas las personas
deberíamos hacernos de vez en cuando para estar bien en la
vida, como hacemos servicio a nuestros coches y aparatos.
música para entrar en contacto contigo producción Francisco
Robles
Dos versiones producidas a partir del Canon de Pachelbel,
que te ayudan a entrar adentro de ti. Una, con instrumentos
musicales mexicanos. Otra, con el sonido del mar y un sonido
producido con diferentes cantos de sanación. Esta música es
el fondo de los otros materiales de audio. Al escucharla, se
reactivan y refuerzan los procesos desencadenados con los
ejercicios que realizaste con ellos.
Yo Soy sanando por Teresa Robles
Estamos en nuestro lugar cuando disfrutamos la vida y
tenemos paz interior. Yo Soy Sanando te ayuda a encontrar tu
lugar, cumpliendo tu Misión, resolviendo las dificultades que
encuentras en el camino y despertando tu Sabiduría Interior.
escuchando mi cuerpo, mis emociones y mi espíritu por Iris Corzo
El ser humano es integral: es mente, cuerpo y espíritu. Si
vivimos como un todo unificado, obtendremos la armonía.
Esta grabación te invita a atender estos aspectos para
favorecer tu bienestar.
salud y enfermedad por Iris Corzo
Salud y enfermedad son partes de la vida. Este audio te invita
a enfrentar la enfermedad de una manera diferente, partici-
pando activamente en tu curación, recuperando tu indepen-
dencia y autonomía, utilizando tus recursos internos.
para quererte tú a ti justo como necesitas por Teresa Robles
Aprendemos a mirar hacia fuera y olvidamos mirarnos a
nosotros mismos. Dejamos de percibir las señales de nuestro
cuerpo, tragamos nuestras emociones. Este CD te ayudará a
reconocer tus emociones, escucharlas y digerirlas. Es ideal
para personas que sufren de depresión, ansiedad y/o estrés.
la herencia. música que desata imágenes producción Francisco
Robles
Esta música compuesta te lleva a entrar adentro de ti, desen-
cadenando los procesos naturales que requieres en este
momento de tu vida. Contiene una introducción de Teresa
Robles para proteger el proceso y un final para facilitar que te
pongas nuevamente en contacto con el mundo externo.
para relacionarte mejor contigo y con los demás por Teresa
Robles
Si la vida es una escuela, las relaciones con los demás son la
universidad. Este compacto constituye un servicio general a
tus relaciones para ayudar a pasar al postgrado donde nos
toca disfrutar la vida con paz interior.
para volver a dormir como antes, por Montserrat Ramos
Los sueños son parte de nuestros mecanismos para digerir
las emociones que vamos acumulando día tras día. Cuando
tenemos muchas indigestas, viene el insomnio. Este CD te
ayudará a digerir las emociones viejas y nuevas de forma
agradable y protegida mientras descansas y vuelves a dormir
como antes.
construye tu realidad y ayúdanos a construir un mundo mejor, por
Teresa Robles
Hoy en día, la Física Cuántica nos dice que el mundo que con-
sideramos real es una proyección, algo como una ilusión y que
nosotros construimos la realidad material. La construimos con
nuestra intención, nuestro deseo y la imaginación. En este CD,
aprenderás algo sobre estos temas, pero sobre todo te invita-
remos a hacer un pacto entre tu parte humana y el Dios
adentro de ti, para construir tu mundo a tu estilo y ayudarnos a,
entre todos, construir un mundo mejor.
cuentos terapéuticos para chicos y grandes, por Cecilia Fabre
Los cuentos abren la puerta a una comprensión diferente de
los problemas abriendo opciones más saludables para
contactar con nuestras emociones y con nuestras expe-
riencias de vida. Con este CD verás que los cuentos permiten
que tanto adultos como niños se conecten con vivencias
pasadas de una manera segura y protegida, poniendo a
distancia los problemas mientras de manera cercana se
resuelven, aprendiendo de ellos, cómoda y protegidamente.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la
comida, por Teresa Robles
Nuestro cuerpo es tan sabio que nos provoca hambre cuando
le falta combustible y sed cuando necesita hidratarse. Y para
que nunca dejemos de alimentarnos, nos regala el disfrutar la
comida. Cuando éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio,
que nuestro cuerpo necesita para funcionar bien. Crecemos y
mal aprendemos a comer a la hora de comer, a llevarnos a la
boca cualquier cosa cuando tenemos hambre, que hay
comidas sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es
una obligación. En este CD, recordarás cómo escuchar las
señales de tu cuerpo y atenderlas para vivir con salud.
aprende autohipnosis, por Teresa Robles
El Dr. Erickson decía que adentro de ti, de mí, está todo lo que
necesitamos para resolver las dificultades que día a día la
vida nos presenta para crecer: las grabaciones en nuestra
mente inconsciente de nuestras experiencias de vida. Hoy día
la Física Cuántica propone que toda la información del
Universo está en cada una de sus partes, adentro de mí, la
misma información que el mar, el sol, la luna y las estrellas. En
este CD aprenderás a despertar esa Sabiduría Universal y a
utilizarla conscientemente para resolver esas dificultades.
metáforas universales para el crecimiento personal, por Teresa
Robles
El Dr. Milton H. Erickson decía: la vida es dura, es injusta, el
dolor existe, pero cómo la vivamos depende sólo de nosotros.
A mí me gusta decir que la vida tiene de todo, también hay
muybuenos momentos. Y si es injusta en nuestra contra,
también es injusta a nuestro favor. La vida tiene de todo y
siempre estamos creciendo como las plantas, los anima-les,
como todo en este Universo. Este CD te ofrece en forma
agradable, reflexiones y anécdotas que te ayudarán a disfrutar
más esta vida, en los buenos y en los malos momentos.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la
comida (para personas con diabetes e hipertensión), por Teresa
Robles
La diabetes es una enfermedad, pero también puede ser tu
mejor amiga. Puede enseñarte a vivir saludablemente, cosa
que muchas veces hemos olvidado. Nuestro cuerpo es tan
sabio que nos provoca hambre cuando le falta combustible y
sed cuando necesita hidratarse. Y para que nunca dejemos
de alimentarnos, nos regala el disfrutar la comida. Cuando
éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio, que nuestro cuer-
po necesita para funcionar bien. Crecemos y mal aprende-
mos a comer a la hora de comer, a llevarnos a la boca
cualquier cosa cuando tenemos hambre, que hay comidas
sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es una
obligación. En este CD, recordarás cómo escuchar las seña-
les de tu cuerpo y atenderlas para vivir con salud.
ejercicios para manejar el estrés y evitar el síndrome de fatiga
profesional crónica, por Teresa Robles y otros
El estrés y el síndrome de fatiga profesional crónica son parte
de los males de nuestro tiempo. El Centro Ericksoniano de
México (CEM) creó a través de algunos de sus maestros un
CD de dos volúmenes con ejercicios para aprender a mane-
jar el estrés y evitar la fatiga profesional crónica y muy pronto
nos ofrecerá también un Manual para trabajar con estos
ejercicios en grupos.

FASCÍCULOS
textos selectos

abriendo puertas con amor por Ángela Cota Guimarães


Mendonça y J. Augusto Mendonça
Los terapeutas ericksonianos sugieren y proponen a través
de contar anécdotas de su vida. Este fascículo es una se-
lección de textos dirigidos a maestros y padres de adoles-
centes, donde los autores narran sus experiencias como
padres y como terapeutas.
manual del grupo de crecimiento por Teresa Robles
Asómate a este ameno fascículo que te encantará y en donde
encontrarás una manera diferente de ver la vida, que corres-
ponde a la manera de hacer psicoterapia que estamos cons-
truyendo en el Centro Ericksoniano de México, incor-porando
otros marcos de referencia.
aprendiendo a caminar por la vida por Teresa Robles
Desde sus primeras páginas, este práctico fascículo Apren-
diendo a caminar por la vida, te enseña, de manera segura y
natural a utilizar los instrumentos necesarios, que de alguna
forma ya conoces, y poderlos aplicar efectivamente en tu vida
diaria.
ideas prácticas
para el manejo de conflictos y algunas reflexiones por Teresa Robles
Es un texto que te invita a mirar y cambiar los aprendizajes
que nos hacen competir por el primer lugar, tratar de ganar
aplastando a los demás. Te enseña a colaborar en lugar de
competir, a establecer negociaciones donde todos ganen y a
entrar en contacto con tu Sabiduría Interior y la de los demás.
para detectar y prevenir la anorexia y la bulimia entre tus seres
queridos por Adriana Barroso y Raúl D Ángelo
La anorexia y la bulimia son padecimientos que pueden ser
mortales y aparecen cada vez más y más temprano en
nuestros adolescentes. Te invitamos a leer este fascículo que
te ayudará a conocerlas y detectarlas con la ayuda del cues-
tionario que se incluye al final.
TESTIMONIOS
Victoria de las Mercedes por Laura Elena Barrientos
La biografía de una niña que, a pesar de graves errores y
negligencia médicos, gracias a su extraordinario apego a la
vida, la dedicación de sus padres y las “mercedes” de los
amigos, ha salido victoriosa sobre diagnósticos derrotistas.
voces abiertas al Amor Testimonios del Premio Nacional Victoria
de las Mercedes l999, editado por Laura Elena Barrientos.
Si te interesó el primer libro de esta serie, te cautivaremos
con el segundo de la colección, en donde convergen veinte
testimonios de vida, veinte vivencias y experiencias de seres
humanos (cuidadores, familiares, discapacitados) que han
aceptado el compromiso de vivir con orgullo y con valentía
una existencia que la vida les deparó o que ellos eligieron
como Misión.
HELIOS-VESTA
en alas de Luz I, por Ronna Herman
A través de sus páginas nos transmite mensajes sobre el amor:
el amor a uno mismo, a la vida y cómo disfruta de la experiencia
de ser un ser humano potencialmente espiritual. Reafirma
nuestra creencia en la unidad ya que sus mensajes nos
ayudan a entender quiénes somos y cómo crear nuestra
realidad perfecta, y ayudar a otros a hacer lo mismo,
compartiendo la experiencia de la sabiduría y el amor.

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