Abriendo Puertas
Abriendo Puertas
Y
J. AUGUSTO MENDONÇA
Segunda edición, México, 2016
Primera reimpresión México, 2008
Primera edición, México, 2003
D.R. ©publicado en español por Alom Editores S.A. de C.V., México, 2003
ISBN 968-6513-09-4
J. Augusto Mendonça
ÍNDICE
Presentación 15
Prólogo 17
Amigos padres 21
Nuestras relaciones 23
Somos padres 43
Estimular el cariño 45
participar 49
Autoestima baja 51
padres 53
11
El control en la medida justa 59
Drogas 67
daños en el cerebro 73
¿Cómo parar? 79
Calidad de vida 83
El tratamiento de un adicto 87
Bibliografía 113
12
No podemos cambiar el pasado para tener un presente
diferente.
Pero podemos abrir puertas hoy para tener un futuro mejor.
Milton H. Erickson
PRESENTACIÓN
15
cultivar el carácter, la bondad, la alegría, el respeto, la amistad,
la convivencia, la solidaridad, el placer y el amor en casa.
Hay personas que quieren ser padres. Hay personas que
tienen vocación para ser padres. Hay personas y afortuna-
damente son muchas que, solas o unidas, se dedican a cuidar,
a nutrir, a formar, a ayudar a crecer. Estas personas se sienten
satisfechas cuando ven que el otro es feliz.
Este libro no es obra de la casualidad. Trae un mensaje
universal: el amor. Léelo. Léelo con cariño. Léelo con amor. Y
predisponte también a ayudar. Y prepárate a hacer algo dife-
rente aquí en la tierra, en nuestro planeta, en nuestro país, en
nuestro estado, en nuestras ciudades.
Haz como sabes, haz como puedas.
Angela y J. Augusto
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PRÓLOGO
Papá y mamá,
Cuando pienso en el trabajo con los niños, ya sea en
psicología o en educación, para mí, lo que me parece más
importante es la psicología preventiva. Yo creo que entre más
los padres, maestros y personas que trabajan con niños tengan
acceso a material de calidad que pueda ayudarlos a educar a
los niños, tendremos más posibilidades de tener una sociedad
mejor, con individuos que cumplen con su parte y participan de
forma saludable, actuando productivamente.
Yo creo que la propuesta de Milton H. Erickson de que la
terapia comience en la casa del terapeuta, tiene mucho
sentido. Por eso, entendemos que el hecho de haber vivido el
éxito como una experiencia personal puede ser muy útil para
ayudar al otro a encontrar su propio camino para solucionar
algo. Porque ya sabes que hay salidas y que se puede vivir una
vida disfrutando todas las cosas buenas que tiene.
Hoy, como madre, me remito a mi historia de hija...
En nuestra casa las cosas sucedían de forma tan natural,
que fueron pocas las veces en que me detuve para pensar
sobre este asunto. De dos cosas estaba segura: yo era amada
y los límites tenían que ser respetados.
Recuerdo cómo, naturalmente, las drogas fueron aversivas
para mí. Nunca necesité probarlas para saber que no me
gustaban. Simplemente no me hacía sentido.
Ustedes no sólo estuvieron siempre presentes, fueron
compañías que yo, Beto y Gu tenemos y tuvimos. Fueron
mucho más que presencias y no eran nada invasivos. A pesar
del control, nuestra privacidad siempre fue respetada y nuestra
autonomía e independencia estimuladas.
Leyendo el libro Abriendo puertas con amor entiendo un
poco más lo que pasaba por su cabeza en esos tiempos. Y,
mirando mi vida y la de mis hermanos, veo los resultados.
Ustedes aprendieron bien la lección que mi abuelo les enseñó:
quien planta buena semilla, cosecha excelentes frutos.
17
E, inexplicablemente o no... yo tengo la certeza de que mi
Manuela va a dar cosas muy buenas en la vida...
Papá, mamá, a medida que la vida sigue, voy aprendiendo a
quererlos más.
Besos
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PRÓLOGO A LA EDICIÓN MEXICANA
19
Estoy segura de que este libro abrirá muchas puertas con
amor y será así de gran utilidad para los padres y profesionales
de nuestros países hispanohablantes.
Teresa Robles
Ciudad de México
Abril 21 del 2003
20
AMIGOS PADRES
21
NUESTRAS RELACIONES
23
viendo el final de una telenovela, mientras esperaba los
noticieros de la noche en distintos canales de televisión. Me
quedé así distraído, ajeno al ruido de fondo la plática de las
niñas.
De repente, brinqué asustado al escuchar un es-truendo
en la cocina que estremeció todo el departa-mento. Temblé,
en el cuarto de la televisión, asustado por el grito de una de las
compañeras de mi hija. Sucedió que una de las niñas había
tomado una botella de refresco del refrigerador con la mano
sucia de grasa de la pizza y la botella se le resbaló de la mano
y cayó en el piso de granito. El estruendo fue la caída de la
botella y también el estallido del gas del refresco. Se
desparramaron pedazos de vidrio y refresco por toda la
cocina.
Cuando llegué ahí, la muchachita estaba parada, muy
asustada, y las otras sentadas en la mesa, sin moverse. Quité
a la niña del lugar, con cuidado, para que no pisara los
pedazos de vidrio y les puse otra botella de refresco en la
mesa.
Empecé a limpiar. Recogí todos los pedazos de vidrio, los
envolví en un periódico para que no se lastimara la mano de
nadie en el bote de basura. Recogí todo el refresco con el
trapeador. Después limpié con detergente y agua el piso,
haciendo la limpieza más gruesa, y dejando para el día
siguiente, que la empleada doméstica hiciera la limpieza más
delicada, más a fondo.
Después de eso, regresé al cuarto de la televisión y me
quedé pensando. Pensé en cómo habrían sido las cosas,
cómo habría yo actuado si hubiera sido mi hija la que hubiera
roto la botella. Tal vez la habría regañado severamente y
habría dicho que era una descuidada. Tal vez la hubiera
mandado a limpiar el piso. O la hubiera amenazado con algún
castigo, incluso enfrente de sus amigas. Tal vez la hubiera
agredido físicamente, enfrente de sus compañeras, ¡para que
aprendiera a tener más cuidado!
Sin embargo, como era una extraña actué de esa manera.
Limpié todo, además de haber retirado a la niña del lugar con
mucho cariño. Creo que le dije que no se preocupara, que a
24
veces pasaban cosas así, que estuviera tranquila, que yo
estaba ahí para ocuparme de esas cosas.
Y pensé aún más; pensé cómo maltratamos a las personas
que amamos y tratamos bien a los extraños. Ni siquiera sé de
quién era hija esa niña. ¡Nunca la había visto en mi vida! Y mi
hija era sangre de mi sangre, trae genes que yo le transmití,
lleva mi apellido, que yo mismo le puse. Y la hubiera tratado
con tanta grosería y a su compañera, que ni conocía, le daba
todo mi cariño.
Fue entonces que comencé a poner más atención a estas
cosas. Y a partir de ese momento empecé a tratar con más
cuidado, con más cariño y atención a mis hijos y a mi mujer.
Comencé a tratarlos como si fuesen ”los compañeros”, y a mi
mujer como si fuera ”la mujer de un amigo”, o “la mujer del
vecino”.
Hoy me parecen hasta graciosas, extrañas estas ideas.
Pero creo importante ponerlas aquí, porque yo recibo en mi
consultorio padres, madres que agreden físicamente a sus
hijos, a sus hijas. Y que lo hacen en presencia de extraños, sin
darse cuenta de la humllación y el daño que les están
causando.
Algunas veces, caminando por ahí, veo madres agre-
diendo a sus hijos, padres abofeteando a sus hijos adoles-
centes. Y creo que actúan así porque tienen la idea de que
“nuestros hijos son nuestros, nuestra mujer es nuestra propie-
dad”. Tienen la idea de que los poseemos, y podemos hacer
con ellos lo que queremos, los tratamos como se nos ocurre.
No respetamos su individualidad, su independencia y su
autonomía. Pensando que son nuestras pertenencias, no
cultivamos los lazos de afecto y de ternura que mantenemos
con otras personas.
25
ABRIENDO PUERTAS CON AMOR
27
belleza de él, de ella... y cuando lo hagas, seguramente,
tocarás su corazón y tu corazón se abrirá para recibir lo bello,
lo bueno, lo que realmente sana...
Tú puedes tener el valor de decirte a ti misma, a ti mismo:
yo no sé, pero voy aprendiendo a querer a mi hijo, a mi hija y a
ver la belleza, cómo sale de ahí lo que estaba escondido...
Pero es necesario tener el valor de amar lo que venga...
Libera tu corazón para que sienta y deja primero fluir el amor
por ti. Concéntrate, respira, ámate a ti mismo, a ti misma,
libera tu mirar, tus emociones y percibe cómo el otro, la otra te
toca.
¡Abre tu corazón para recibir... y deja que suceda... EL AMOR!
Amar es ver la belleza que existe (en ti) en el otro, en la
otra...
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LA GENTE LINDA ENCUENTRA GENTE LINDA
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—Deja de repetirme.
—Mira niño, ¡tú eres un imbécil!
—Tú eres un imbécil...
—Mira niño, ¡me estás haciendo enojar!
—Me estás haciendo enojar...
—Vas a ver, si te encuentro la paliza que te voy a dar...
En ese momento, Totó apareció y se dirigió a casa.
Intrigado, de camino a casa, iba pensando en el niño con el
que había hablado. Al llegar a la casa, mientras su mamá le
servía de comer, le contó sobre el niño con el que había
estado platicando, el niño lo había hecho enojar y le contó
cómo estaba arremedando cada cosa que decía, tanto que si
lo encontraba, ¡le iba a pegar! La madre de Pedro lo escuchó
atenta y silenciosamente.
Al día siguiente, muy temprano, Pedro decidió volver a
pasear por las montañas, con Totó. Su mamá le dijo que
regresara al mismo lugar a donde había platicado con el niño.
La mamá de Pedro le dijo que esta vez le dijera al niño cosas
amables y que también le podría decir que quería ser su
amigo. Pedro no entendía bien de qué se trataba, pero
prometió a su mamá que lo haría, porque sabía que era una
mujer muy sabia y que siempre quería su bienestar. Pedro
llegó hasta la cumbre de la colina y gritó:
—¡Niño, ¿estás ahí?!
—Estás ahí... respondió la voz.
—Niño, quería darte una disculpa por ayer.
—Quería darte una disculpa por ayer —respondió la voz.
—Niño, ¡hasta que te portas bien educado!
—Te portas bien educado...
—Un día me gustaría encontrarte.
—Me gustaría encontrarte.
—Quién sabe, ¿podemos ser amigos?
—Podemos ser amigos...
Y así, continuaron preguntas y respuestas amigables.
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Pedro, después de despedirse, continuó paseando con
Totó. Cuando regresó y vio a su mamá, ya en la noche, le
contó sobre la plática agradable que tuvo con el niño, de cómo
había sido diferente al día anterior y él creía que ya eran hasta
amigos...
31
LOS NIÑOS SON PERSONAS
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que no le queremos dar.
c) Cuando nuestro hijo o hija nos ve tristes, llorando y
queremos esconder nuestras emociones.
d) Cuando nuestro hijo o hija nos pregunta sobre la muerte
y no sabemos cómo contestar.
e) Cuando la curiosidad sexual hace que nuestro hijo o hija
nos pregunte aspectos de nuestra intimidad.
f) Cuando queremos hablar de un problema de él o de ella y
frente a ellos afirmamos: “no entienden”.
Observa lo que está sucediendo contigo. Observa cómo
has estado manejando a tu hijo o a tu hija. Obsérvate a ti mis-
mo, a ti misma. Observa tus emociones. Puedes ir obse-
rvándote y volviéndote más sincero, sincera contigo misma,
contigo mismo.
¿Por qué “decimos mentiras” a nuestros hijos, a los niños?
Porque creemos que logramos engañarlos, distraerlos. Pero
no es así. El niño entiende, siente y percibe lo que está
pasando a su alrededor. Lo que realmente sucede es que aún
no ha desarrollado lo suficientemente algunos aspectos inte-
lectuales del lenguaje como para poder responder a sus
padres a su nivel. El niño no sabe expresar lo que siente.
Tú puedes ser sincero, sincera con tu hijo, con tu hija. Te
voy a decir un secreto: escucha lo más. Detente durante
treinta segundos antes de responderle. Así tendrás tiempo
par pensar y revisar lo que es mejor decirle. Y no digas cosas
de más. Las explicaciones largas lo confunden, la confunden.
Puedes ser firme y sincero, sincera.
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LOS PADRES A VECES TIENEN LA RAZÓN
Y A VECES SE EQUIVOCAN
35
PAPÁ Y MAMÁ TAMBIÉN SON PERSONAS
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hija llega y pregunta:
—Mamá, ¿estás llorando?
—No, no responde la madre, procurando taparlo.
¿Por qué no responder “sí” y conservar la privacidad?
—Sí, hijito, estoy llorando.
—¿Por qué mamá?
—Hijo, hija, son problemas míos y cuando se resuelvan ya
no voy a llorar. Pero no te los quiero contar.
El padre y la madre tienen derecho de decir “no” a los hijos,
y cuando lo hacen en forma asertiva, los hijos aceptan. Lo
importante es que los padres también respeten la privacidad
del niño, el deseo del niño de estar solo con sus problemas.
Así, el hijo, la hija, aprende que se puede equivocar,
porque también es persona, aprende que puede tener proble-
mas y que no necesita contarlos, y aprende que puede reco-
nocer las emociones de los demás, ya que papá o mamá le
mostraron a su hijo, a su hija que lo que percibía era coherente
con lo que estaba sucediendo realmente.
Ser persona es una virtud de los buenos padres. Ser lo que
realmente son y no ponerse un disfraz hace bien a la relación
del padre, de la madre, con los hijos. Más tarde, si el hijo o la
hija tiene problemas, sentirá que puede contar con ese padre,
con esa madre, que también se equivoca y sabrá compren-
derlo, comprenderla.
38
PARA LOS PADRES Y ADOLESCENTES
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que acompaña al crecimiento de los hijos.
También es igualmente dolorosa la observación de que los
niños cada vez escapan más al control de los padres y de que
los padres participan cada vez menos de las expectativas de
los hijos. El adolescente afirma su deseo, comienza a
realizarse como persona, sin la tutela de su familia. Su
separación progresiva de los padres no es una ingratitud. Es
una parte necesaria y saludable de su proceso de desarrollo.
La independencia de los jóvenes, para los padres significa
pérdida de autoridad, de su liderazgo sobre el hijo, la hija.
Poco después, los padres pierden su posición de ídolos y
pasan a ser criticados por los hijos. No obstante que muchas
críticas no están debidamente fundamentadas, muchas otras
tienen una razón de ser. En la adolescencia, los superhéroes
son sobrepasados y los jóvenes buscan personas que les den
un testimonio de vida.
En estos casos, ¿sería importante que los adultos
revisaran sus valores, su manera se pensar? Por supuesto
que no podemos cambiar de repente nuestras creencias, pero
es muy importante estar dispuestos a aceptar los valores y las
formas de pensar de los más jóvenes. Tal vez, de esa manera,
la convivencia con los adolescentes se vuelva más fácil.
Por otra parte, la juventud de los más jóvenes provoca una
gran ambivalencia en los más viejos. Al mismo tiempo de que
se sienten revitalizados, pues ven en sus hijos la proyección
de su imagen, rejuvenecida, ven también la pérdida de su
juventud, sintiéndose débiles, envejecidos. El crecimiento de
los hijos, a pesar de ser vivido con intensidad es ser disfrutado
por los padres, también es muy sufrido por ellos. Pensamos
que, para evitar el sufrimiento de estar envejeciendo, los
padres tienden a recargar el desarrollo de sus hijos adoles-
centes, tratándolos como niños. Otra emoción que a veces
surge es la de pérdida. Los padres no quieren perder al hijo,
como a la hija, y el crecimiento se vive como una amenaza.
Normalmente, los padres, confundidos frente al hijo o la
hija adolescente, reaccionan en dos formas extremas para
resolver el impasse: el autoritarismo, que se manifiesta en
restricciones excesivas, o la permisividad que se manifiesta
en una libertad desmedida. Los padres privan a los hijos
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SOMOS PADRES
43
Los castigos físicos que se utilizaban hasta hace poco
tiempo, fruto de la herencia de la esclavitud en nuestro caso
específico de Brasil, y de una monarquía déspota, en otros
países solamente trajeron revoluciones y solamente crearon
personas sumisas y vivas sin sentido.
La necesidad de diálogo y de comprensión aparece al lado
de leyes razonables que es posible cumplir. De nada sirve
decir “no se puede” si este “no se puede” no fue comprendido
o si fue entendido como una arbitrariedad.
La vida moderna, la necesidad de conocimiento, de expan-
dir el saber y las comunicaciones tiene una velocidad tan
grande que los argumentos racionales se han vuelto más
importantes para sustentar los motivos por los que se hace
algo que los deseos individuales.
Ser padre, ser madre hoy en día, cuesta trabajo. Cuesta
trabajo principalmente porque los hijos necesitan que los
acompañemos. Antes, los padres tomaban a sus hijos y deci-
dían por ellos cuáles eran sus opciones, hoy en día, los padres
tienen que conocer las opciones que los hijos proponen e ir
juntos, observando y conociendo cada paso que se va dando.
Los padres pueden llegar a saber qué es lo que el hijo o la hija
hace, con quién lo hace, y cómo lo hace, vigilándolos sua-
vemente y sobre todo pidiéndoles cuentas de lo que están
haciendo. Muchos padres piensan que, haciendo eso, están in-
vadiendo la privacidad y la vida del hijo, de la hija, y que por lo
tanto no tienen derecho a hacerlo. Estos padres no tienen noción
de cuánto sus hijos necesitan y hasta les gusta sentirse cuida-
dos, protegidos. Los hijos necesitan de su presencia.
Es estar cerca, estar atento, atenta, estar sabiendo, obte-niendo
una información constante de “por dónde anda” el hijo o la hija da
seguridad y tranquilidad a los hijos más allá que una complicidad
entre todos.
El autor argentino Eduardo Kalina1 dice que, cuando hay amistad e
intimidad entre padres e hijos, difícilmente los padres tendrán pro-
blemas con sus hijos adolescentes porque no habrá pleito, sino juego.
Las crisis, los problemas podrán resolverse a través del diálogo.
1
. KALINA, E., Psicoterapia de adolescentes: teoria, técnicas e casos clínicos, Artes Médicas Sul, Porto Alegre,
1999, pp. 19-23
44
ESTIMULAR EL CARIÑO
45
Según Lawrence Shapiro1, la mayor parte de las inves-
tigaciones han llegado a la misma conclusión: las personas
que recibieron suficiente cariño y estimulación desde niñas no
sólo son las más adaptadas y que les va 10vida, sino que
también tienen un mejor sistema inmunológico, es decir, son
personas que tienden a tener menos infecciones y que es más
difícil que contraigan enfermedades graves a lo largo de su
vida; y, si las contraen, parecen tener más oportunidades de
sanar.
***
46
manos, jugar, bromear, leer cuentos juntos, sentarse en una
mesita a dibujar contando historias, escuchar música juntos,
ir al teatro o al cine, comerse una pizza o una hamburguesa,
darse masajito en las espaldas, en las piernas, en los pies y
más y más y más. Si tú puedes recordar ese cariño, esa
palabra cariñosa que cuando eras niño o niña, recibiste de
papá, de mamá, de un abuelo, de una abuela, de un profesor,
de una profesora y que fue bueno, estuvo bien, puedes
repetirlo con tu hijo o con tu hija. Trata de acordarte y utilízalo.
Si todavía tuvieras dudas, puedes aprender a través de un
modelo. Trata de observar cómo otros padres u otras madres
hacen y adapta eso a tu forma de ser.
¿Y qué no debo hacer? Una vez recibí a una madre en mi
consultorio que estaba confundida. Me contó que su niño de
cuatro años se sentaba junto a ella para ver televisión y le
pedía que acariciara su pene. Ella hacía lo que el niño le
pedía, por no querer traumatizarlo. Entonces yo le pregunté:
“¿Si tu hijo tomara tu maquillaje, permitirías que lo usara en él
mismo, ensuciándolo y echándolo a perder?” “No”, me
respondió. “¿Cómo lo harías?” Entonces me dijo que le diría
que no se podía tocar eso, que el maquillaje no era un
juguete. Y yo le expliqué a ella que lo mismo haría en relación
a la petición de caricia en el pene, poniendo un límite. Podría
decir al hijo cualquier cosa como: “No te voy a hacer ese
cariño, esa parte del cuerpo es muy sensible y no lo vamos a
estar tocando para no lastimarlo”. Otra cosa que podría decir:
“No, no voy a hacer ese cariño. No quiero. Te hago otros
cariños: masajito en los pies, te agarro de la mano, ¿o qué
quieres?”
***
47
comporten de forma adecuada.
Otra forma de estimular una buena relación afectiva es
demostrar interés por lo que el niño está haciendo,
participando de sus actividades, describiendo lo que siente.
Tener una hora para estar o jugar con el niño, con la niña, con
toda la atención puesta en él o en ella, hace que el niño o la
niña se sientan que merecen cosas, que son valiosos, que
tienen derechos.
***
48
LA ESCUELA: NO BASTA SER PADRE O MADRE,
ES NECESARIO PARTICIPAR
49
hijos cada día para mantener una plática sin reclamos, sin
críticas y sin castigos. Es suficiente con platicar interesados,
tratando de saber de su hijo, de su hija, sobre sus compa-ñeros,
sobre cuántas niñas hay en el salón de clase, cuántos niños,
cómo es el salón, el color, el tamaño, las puertas y las ventanas,
el tipo de las bancas o de los escritorios. El papá, la mamá
pueden contar a su hijo, a su hija cómo era su salón de clase, en
qué forma estaban acomodados los pupitres, la mesa del
profesor o de la profesora, la posición del pizarrón y otros
detalles, lo que recuerden. Esto probablemente ayudará a
establecer el diálogo y ese intercambio ayudará a que el hijo, la
hija aprendan a observar con más atención, haciendo que él,
que ella perciba cosas parecidas. También en la relación con los
profesores, se puede preguntar el nombre de cada uno, cómo
dan su clase, cómo explica su materia, cuántos exámenes va a
hacer durante el año, si va a pedirles trabajos de grupo. Todas
estas preguntas se pueden hacer día tras día hasta que los hijos
traigan las respuestas. Sin prisa, pero desde el primer día, los
padres así se pueden ir acercando a la vida escolar del hijo, de
la hija, sin que tengan que dedicar más tiempo del que juzguen
necesario para descubrir estas cosas de la vida de sus hijos.
Probablemente, el primer día el hijo o la hija no sabrán la
respuesta de las preguntas que les hagan. Pero se puede
animar a los hijos diciéndoles que no importa si no sabe hoy,
pero que se fije bien, que trate de saber sobre eso y le cuente al
día siguiente. Y, si al día siguiente no hay respuesta o si todavía
no sabe, no se trata de que los padres demuestren impaciencia
o enojo, sino que poco a poco irán ayudando a que sus hijos
desarrollen esta aptitud de observar, de conectarse. Este es un
trabajo como para un mes o un poco más. A medida que el
padre, la madre van logrando tener informaciones a través de
los hijos verán cómo ellos cada vez están más integrados, más
motivados y más listos para lograr un buen desempeño escolar.
A nosotros nos gusta decir que para que los hijos aprueben en la
escuela, es necesario que la escuela sea aprobada por ellos.
Nuestra experiencia nos muestra que haciendo esto ganan
ventaja los hijos, pero ganan mucho más los padres, que son
realmente los motores reales, efectivos, principales del
desarrollo de los hijos.
50
AUTOESTIMA BAJA
Sabemos bien, por nuestro trabajo, que los niños que son
educados con total libertad, aunque sean queridos, se
encuentran en riesgo de no ir bien en la escuela, en riesgo de
volverse delincuentes y de entrar en contacto con drogas. Se
meten continuamente en situaciones de peligro. Pueden
volverse personas muy inseguras porque no se sienten
queridas y por eso están constantemente haciendo cosas
para probar si el otro los quiere.
Y lo más curioso es que esos niños educados con total
libertad, sin exigencias y con cariño, generalmente tienen una
autoestima baja y un alto nivel de inseguridad.
Cuando observamos a sus padres, encontramos que un
papá y una mamá, por miedo a equivocarse, o de castigar, o
de ser violentos, o por cualquier cosa, se vuelven débiles,
sumisos, esclavos de los deseos y de las órdenes de sus hijos.
Algunos padres se agachan tanto delante de los hijos,
corren y corren tanto por satisfacer sus deseos y sus capri-
chos, que es como si los hijos se quedaran sin padres; y que
en vez de eso tuvieran sirvientes, personas sumisas que se
dicen padres, pero que son más sus subordinados que sus
padres. Los padres que se anulan a sí mismos, están transmi-
tiendo a los hijos la idea de que ellos, los padres, no son perso-
nas, no tienen derecho, ni deseos y acaban no existiendo.
Lo curioso de eso es que podemos observar que los padres
que no se satisfacieron a sí mismos, que renunciaron a
muchas cosas a favor de los hijos, transmitieron a sus hijos
esa idea, inconscientemente, de que ellos no valían nada. Los
hijos aprendieron que “no valer nada” era lo que sus padres
les estaban enseñando. Como los padres les daban todo,
hacían todo por los hijos, los hijos absorbieron a través del
ejemplo de los padres, que lo que debían hacer era dar todo y
no darse ningún valor. Y así para ellos de manera espontánea
se volvió muy difícil tener autoestima, quererse a sí mismos,
51
cuidarse, creer en sus propias habilidades, hablar de sí
mismos con naturalidad. Tuvieron una autoestima baja porque
eso fue lo que transmitieron sin querer a sus propios hijos, los
padres que decidieron mantenerse sumisos a sus hijos.
Exactamente aquí en este punto, amigos padres, pueden
darse cuenta, comprender cómo se crea una situación para-
dojal: al mismo tiempo que los padres son los que ordenan, los
hijos aprenden, con los mismos padres, a ser sumisos. Esto
tiene un significado especial para nosotros que puede ser
explicitado de una forma menos paradojal y que es el hecho de
que tenemos personas inteligentes, que han estudiado, han
tenido una buena formación, ocupando lugares importantes
en nuestra sociedad, y que se encuentran constantemente
insatisfechas, infelices, tristes, con una autoestima baja. Son
personas que generalmente se someten a sus parejas y a sus
hijos.
¿Qué es lo que esos hijos transmitirán a sus hijos?
52
LAS NECESIDADES DE LOS HIJOS
Y LAS NECESIDADES DE LOS PADRES
53
su mamá le daba una libertad absoluta. Ella podía salir de su
casa y llegar a la hora que quisiera, cuando quisiera, podía
salir de su casa el viernes y regresar hasta el lunes sin avisar y
su mamá no se enojaba. Ella nos decía: “Mi madre no me
quiere. Las madres de mis compañeras quieren saben a
dónde van, les ponen una hora para regresar. Mi mamá no me
llama por teléfono, mi mamá no me quiere”.
Tuvimos otro paciente, un adolescente de 14 años, que
tenía todo, comodidades, dinero, libertad, pero se sentía poco
comprendido y amado por su papá y su mamá: ”No me com-
prenden, no me quieren. Termina un mes, empieza otro mes, y
mi padre me invita para ir a su casa, para ir a la hacienda con él
o para salir y yo le digo 'no' y no hace nada. Con mi mamá es la
misma cosa: me invita a salir, le digo 'no quiero' y le da lo
mismo”.
Sucede que los hijos que son más retraídos, son los que
más necesitan a los padres. Cuando ese sea el caso, los
papás pueden invitar al hijo, a la hija a salir planteándolo más
como una necesidad de ellos, decirle a su hijo o a su hija que
ellos tienen la necesidad de convivir con él, ella, que por favor
salga con ellos porque ellos quieren, porque necesitan su
compañía y el cariño que sólo el hijo, la hija les pueden dar. Así
estarán mostrando su amor al hijo, a la hija.
Los padres pueden empezar a descubrir cómo, poco a
poco, irán dando a sus hijos el derecho de escoger, lenta-
mente, a medida que se van volviendo más adultos. Y que, a
partir de cierta edad, el hijo o la hija aceptarán o estarán de
acuerdo con algunas de las elecciones propuestas por los
padres. Pero el hijo, la hija, necesitarán hacer esa elección
conociendo la necesidad del padre o de la madre de tener
presencia en la vida del hijo o de la hija.
54
CÓMO SER AUTORIDAD
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decer las leyes, y porque lo obedecen, puede crear nuevas
leyes sin avisar, a su estilo, de forma repentina e ilógica y
quiere ser obedecido por la fuerza, por la impulsividad y la
violencia.
Generalmente, los padres autoritarios tienen las leyes y los
principios dentro de su propia cabeza. ¡Quieren que los hijos
adivinen y obedezcan! Las leyes no siempre están claras, ni
siempre están explicitadas y explicadas. Se parecen a las leyes
del Derecho Público y Privado, el hecho de desconocerlas, la
ignorancia no disculpa a los que las infringen, de esta misma
manera las leyes de los padres autoritarios tienen que ser
obedecidas. Estos padres quieren que sus leyes sean obe-
decidas por la fuerza y castigan a los “infractores” de manera
violenta, agresiva e impulsiva.
Algunos padres son autoritarios porque fueron creados
dentro de una familia cuyos padres eran autoritarios. Y no se
detuvieron a pensar ni a tratar de hacer algo diferente. ¿Fue
bueno para ellos el régimen en el que fueron educados?
En nuestro consultorio hemos escuchado padres que nos
dicen que actúan de esa manera porque fueron educados así. Y
se asustan cuando les preguntamos si fue bueno para ellos
haber sido educados de esta manera o si se sintieron tratados
injustamente, agredidos, violentados en sus derechos básicos
de libertad de elegir, de escoger.
Algunos piensan que estuvo bien, que hoy en día son
profesionales exitosos, disciplinados, porque sus padres los
educaron así. Tal vez haya sido de esta manera por el amor de
los padres. Tal vez ellos ni siquiera obedecían tanto a sus
padres. O tal vez, lo más probable, es que sus padres no eran
tan autoritarios sino más bien autoridades. Posiblemente tenían
más reglas y leyes que lo normal, muchas de las cuales eran
para imponer la disciplina. Pero nosotros pensamos que eran
reglas claras y conocidas por los hijos.
Cuando se detiene agua con la mano, haciéndola como una
conchita, logramos asegurar el agua ahí, detenerla. Pero el
agua escurre entre los dedos cuando cerramos la mano. Entre
más apretemos la mano más rápidamente el agua se va, se
sale. La gente también es así.
56
Un tercer estilo de paternidad es descrito por Baumrind,
quien lo llama permisivo. En este estilo, los padres son
cariñosos y comunicativos con los hijos, pero ponen menos
límites.
Padres autoritarios fabrican hijos sumisos, excesivamente
obedientes, borregos, esclavos, dependientes, dominados e
indecisos, además de inseguros. Los padres que abusan de la
autoridad, del derecho a hacerse obedecer, crean hijos infe-
lices, personas que no encuentran una razón para vivir, que no
ven sentido a la vida, que no son capaces de disfrutar los place-
res de la convivencia, del contacto con la naturaleza y de todas
las cosas buenas creadas por el hombre para sí mismas.
Algunas veces, cuando esas personas tratan de dar sentido a
su vida, crean más conflictos, se irritan más y hasta se rebelan.
Los padres permisivos tienden a crear hijos impulsivos y
agresivos, además de inseguros, con autoestima baja y poco
realizados. Estos hijos constantemente se sienten poco
queridos, porque no aprenden a vivir la frustración.
Padres con autoridad crían personas con más buena volun-
tad, más seguras, firmes, simpáticas y ambiciosas.
Eso explica porqué los hijos de padres autoritarios y de
padres permisivos también se orientan más a los vicios que los
sacan de la realidad, como el alcohol y las drogas. O se quedan
removiendo sus culpas, aislados, por el resto de sus vidas,
deseando y esperando que la muerte llegue, sin tomar la ini-
ciativa de construir su propia felicidad. Son personas inseguras,
impulsivas y poco realizadas. Para ellos, la felicidad puede
parecer fugaz, distante e inexistente.
57
EL CONTROL EN LA MEDIDA JUSTA
59
para padres como en el trabajo individual, enseñamos a los
padres a confirmar. Confirmar significa escuchar y mostrar
que entendió lo que el hijo o la hija está diciendo o haciendo y
aceptar esa actitud como una actitud del hijo, de la hija. Se
trata, entonces, de escuchar lo que los hijos dicen y de
observar lo que hacen. Después, es necesario entender que
los hijos tienen su propia manera de pensar, sus experiencias,
sus creencias, sus expectativas, sus capacidades y sus
limitaciones. Escuchamos y entendemos lo que los hijos dicen
y hacen a través de su forma de ver las cosas, sus habilidades
y sus limitaciones. Una vez que ya escuchamos y entendimos,
lo que se hace es aceptar esa actitud del hijo, de la hija. No es
necesario estar de acuerdo con él o con ella, pero sí aceptar
que el hijo, la hija tiene esa actitud. Así, los hijos perciben que
son aceptados, con sus habilidades y sus limitaciones, a pesar
de que a veces su comportamiento no sea bienvenido.
En el capítulo Los niños son personas, tenemos un ejemplo
de confirmación en la forma de hablar del padre, de la madre,
cuando el niño cae y se lastima: “te caíste y te debe estar
doliendo, déjame ver”.
Otro ejemplo de confirmación es algo que sucedió cuando
mi hijo más pequeño tenía cinco años. Un día, cuando le dije
que ya era tarde y era hora de irse a dormir, me contestó:
—No quiero ir a dormir. No voy a dormir.
Entonces lo confirmé diciéndole:
—Yo escuché que dijiste que no quieres ir a dormir, que no
vas a dormir.
—Ya nunca más voy a dormir. No quiero dormir nunca más.
—Estás diciendo que ya no vas a dormir nunca más, que no
quieres dormir nunca más.
—Yo no me quiero dormir porque si dormimos nos
morimos.
—Escuché que dijiste que no quieres dormir porque si
dormimos nos morimos.
—Juan no fue a la escuela hoy y la tía Marcia dice que fue por-
que su hermanito bebé se durmió y en la mañana estaba muerto.
60
—Yo escuché que dijiste que no quieres dormir porque si
uno se duerme se muere, pero eso que sucedió con el
hermanito bebé de Juan se llama “muerte súbita de cuna” y
sucede muy pocas veces, con bebés que tienen menos de
seis meses de edad. Y es que si el bebé tiene problemas para
respirar, como no sabe moverse, levantarse, se muere. Tú ya
estás grande, ya tienes cinco años, sabes muy bien moverte,
voltearte para un lado, levantarte, a ti no te va a suceder eso.
Tú puedes dormir igual que papá, mamá y tus dos hermanos,
sin preocuparte.
Este es un ejemplo bastante interesante que nos muestra
una forma saludable de descubrir por qué el niño no quiere
hacer algo, sin pasar por alto lo que cree, sin forzarlo a hacer
una cosa que tiene miedo de hacer. Además, después de
confirmarlo y descubrir por qué no quiere dormir, fue posible
orientarlo, enseñándole cosas que desconoce.
Enseñamos a los padres a confirmar, confirmar, confirmar y
después orientar a sus hijos. Los entrenamos a decir: “Yo
escuché que dijiste... (aquí ellos repiten exactamente lo que
el hijo, la hija dijo), pero yo creo... (y aquí ellos pueden abrir
otras posibilidades a los hijos, dándoles sugestiones)”.
Otra cosa que pueden decir es: “Yo observé que tú... (y
describen exactamente lo que el hijo, la hija hizo), pero yo
pienso... (y aquí ellos pueden abrir otras posibilidades a los
hijos dándoles sugestiones)”.
61
AMARLOS PARA ENTENDERLOS
63
encender, chupar el humo y soltar el aire. Parte del ritual es
también quedarse parado esperando que llegue el efecto
agradable, soltar algunos gemidos queditos, suspirar, bajar un
poco la cabeza o dirigir la mirada al espacio. Piensan que esto
no tiene importancia en el acto de volverse adictos y hacen
todo para mantener un clima misterioso, místico y único del
grupo. Así como aprendieron, así lo transmiten. No saben que
todo el ritual es parte del proceso de adopción de un hábito,
que aumenta el poder seductor y adictivo del acto de
drogarse. Desconocen que los momentos que pasan juntos
haciendo eso se vuelven fundamentales para ellos:
compañía, algo escondido, compartir un secreto...
Creen que lo pueden dejar a la hora que quieran. Y que
unas cuantas veces no los van a llevar al vicio. Pero cuando
comienzan a querer dejar de hacer eso, se sienten atrapados
y no saben si es por los amigos, por el ritual, por el uso, por el
poder adictivo de las drogas, por el clima de viaje que se
establece. Y entre más tiempo queden atrapados, sin salir,
más fuerte va siendo la unión a las drogas. Algunos luchan
evitando los amigos; otros luchan evitando las drogas;
algunos luchan pidiendo ayuda a los padres, a los psicólogos,
a los adultos... pero ya no logran salir fácilmente de todo lo
que los atrapó.
Visto desde otro ángulo, la familia se asusta al darse
cuenta de un cambio en el comportamiento; y como el joven se
siente atrapado por el grupo que celebra el ritual de la droga,
ya no se siente comprendido en el ambiente familiar. Huye de
los padres, de los hermanos, de los parientes y de todos los
que viven “establecidos”. Se rebela sin razón contra toda
forma de poder. Pierde el sentido moral y su carácter empieza
a deteriorarse. Roba cosas de la casa para venderlas y tener
dinero para obtener la droga.
Un fuerte enojo se apodera de los padres y junto con él un
sentimiento de culpa y la célebre pregunta sin respuestas:
¿qué fue lo que hice mal? Empiezan a actuar entonces
impulsivamente sin pensar y ya no confían en el joven.
Empiezan a vigilarlo, a buscar en sus cajones, tratando de
encontrar dónde está escondida la marihuana.
Por un lado, tenemos padres desconfiados que no aceptan
64
el nuevo comportamiento del hijo, de la hija; del otro, tenemos
hijos rebeldes sin causa que perdieron los límites, y agreden
sin pensar. Amenazas, pleitos y violencia van distanciando
cada vez más a los padres y a los jóvenes. Y cuando los
padres perciben a distancia que esto continúa, empiezan a
hacer todo lo contrario, a hacer promesas que no se cumplen,
tratando de conquistar al joven. Las consecuencias son
terribles: ceden para detener la agresividad de los jóvenes
que cada vez más se sumergen en las drogas.
Sería muy bueno tener una actitud de comprensión cuando
se descubre que el joven está usando cualquier tipo de droga.
Y para atraerlo a la familia, para ayudarlo de verdad, es
necesario desarrollar actividades conjuntas, tareas y
convivencia. Por ejemplo, salir juntos, ir a restaurantes juntos,
promover juegos en la casa, ir a visitas juntos, asistir al cine
juntos, procurar crear en la casa un ambiente que pueda
atraer al joven. Un caso clínico que tuvimos, cuyos padres
actuaron rápidamente y con éxito, empezó con algo muy
simple y razonable: mantenían la mesa puesta día y noche. En
la mañana, el desayuno rico y variado se quedaba en la mesa
hasta la hora del almuerzo; después de servir el almuerzo y de
que ya se habían quitado los platos, se ponía en la mesa
dulces, galletitas, frutas que se quedaban ahí hasta la hora de
la cena en la noche; a la hora de cenar, se servia un día pizza,
otro día hot cakes, distintas cosas que se quedaban en la
mesa hasta la hora de dormir. Los padres descubrieron una
cosa que me dijeron: todavía más que el pez, el hombre se
pesca por la boca. Y esa frase era válida en todos los sentidos.
La comida era atractiva, pero también ellos procuraban
mantener una convivencia agradable contando anécdotas de
sus propias vidas, de la familia de cada uno de los dos, de los
abuelos, principalmente de las cosas que habían logrado.
No tenemos una fórmula mágica para apartar a alguien de
las drogas. Lo único que sabemos es que es difícil. Los padres
que no están dispuestos a trabajar para reconquistar a su hijo,
a su hija, simplemente viven el dolor de ver al hijo, a la hija
destruyendo su vida.
Pensamos que los padres pueden combatir las drogas
llenándose de amor y buscando comprensión para poder
65
poner límites. Perdiendo el miedo de poner límites, de decir no
a comportamientos indeseables y expresando el amor y la
aceptación a la persona del hijo, de la hija; esto acerca a los
hijos a los padres. Tratar al hijo, a la hija como algo querido,
estar cerca, acompañando, compartiendo el día y las cosas
buenas que suceden diariamente ayuda mucho a levantar
astralmente la autoestima del hijo y de la hija.
66
DROGAS
67
cados, se consumen con un cierto control y no causan ni
produ-cen daños inmediatos, ni llevan a los usuarios
necesariamente a causar daños a terceros. Tampoco causan
la muerte inmediata y en caso de una sobredosis es posible
atender a la persona.
Como las bebidas alcohólicas utilizadas en exceso pueden
traer como consecuencia daños a terceros, como cuando se
conduce un automóvil estando bebido, o en el caso de meno-
res que pueden tener consecuencias por su falta de madurez
física, de que su cuerpo todavía no está completamente
formado, estos tóxicos reciben algunas pequeñas sanciones
sociales. Pero son tolerados y, como en el caso de algunos
barbitúricos, recomendados.
También sabemos que los otros tóxicos no son aceptados
socialmente, en la mayor parte de los países. Algunos comba-
ten fuertemente su uso, como pueden, pero aún hoy en día sin
que exista una acción efectiva de los gobiernos y de las socie-
dades para enfrentar los distribuidores de estos productos.
No podemos olvidarnos del enorme poder económico, de la
gran cantidad de dinero que gira en torno a los tóxicos, en todo
el mundo. Los expertos tratan de sacar ventajas. Los incautos
se dejan engañar. Y la droga continúa circulando a través de
los traficantes, de personas astutas, palomas mensajeras,
distribuidores, consumidores y adictos.
Hoy en día sabemos que países como Holanda, donde se
suspendió la prohibición del uso de drogas, comienzan a dar
marcha atrás y vuelven a restringirlas por las tristes
consecuencias que tuvo el permitir su uso. Muchos jóvenes
fueron recogidos de barcos, estaciones de tren, muertos por
sobredosis.
68
QUIÉN INVITA AL USO Y CÓMO INVITA
69
como “núcleo acumulativo”, que retiene el recuerdo de la
cantidad de cigarros que se han fumado, de la cantidad de
droga ingerida, de la cantidad de veneno que el cuerpo recibió.
Esa neurosensibilización se conoce como “memoria
biológica”. Esas ”memorias” son el recuerdo que tiene nuestro
cuerpo de cómo utilizó el veneno o el cigarro alguna vez.
Nunca olvida la cantidad que necesitó para satisfacerse. La
persona deja de usar droga o de fumar y, cuando vuelve a
hacerlo, el cuerpo exige que sea en la misma cantidad y
frecuencia de cuando lo dejó.
Por eso, o uno lo deja totalmente o no se cura. La persona
necesita aprender a vivir lejos de las drogas para curarse. No
hay manera de dejar de fumar y volver a “fumar un cigarrito
nada más”, o tomar “sólo una dosis para matar el deseo”, o “de
inhalar sólo una vez”. Después de esa una vez el cuerpo pide
más como si la persona nunca hubiera dejado y quien conoce
cuánto esfuerzo tuvo que hacer para parar una vez, sabe el
esfuerzo que tendrá que hacer para parar otra vez, después
de esa “dosecita nada más y ya”. Una película muy interesante
sobre el tratamiento de adictos es 28 días, con la actriz Sandra
Bullock. En esta película, se ve claramente la necesidad de
dejar la droga de una vez para siempre, en forma drástica,
definitiva.
Para dejar la droga hay que cortar radicalmente el
contacto ya sea con el cigarro, con la marihuana, con la
cocaína, con el alcohol, etcétera, y, si es necesario, con
los amigos que invariablemente son los que introducen a
los jóvenes a la droga, se la ofrecen, y sustentan y apoyan
su uso cuando comienza.
Otra cosa que hacer es motivar a los adolescentes para
que no dejen que suceda la primera vez. Todo lo que hemos
hablado a lo largo de este libro se aplica para esto: el hecho de
hacer cosas juntos, un compromiso, intercambio afectivo,
demostrar el aprecio, solucionar las crisis, tener un diálogo
saludable y dar la información necesaria a partir de ese
diálogo.
Recuerdo algo comenta J. Augusto que mis padres
hablaban conmigo y con mis otros hermanos. Durante la
70
comida, en los momentos en que estábamos todos juntos,
ellos hablaban de amigos que tenían hijos usando drogas.
Contaban todos los sufrimientos de los padres, todo lo que el
hijo adicto había perdido, su retraso en la escuela, su pérdida
de trabajo, cómo el hijo adicto se había vuelto un esclavo de
las drogas. Cuando alguien moría por una sobredosis, ya
fuese un artista o una persona famosa, o incluso algún cono-
cido, también comentaban el hecho, resaltando siempre cómo
algo que se empezó haciendo sin pensar mucho lo había
llevado a un mal tan grande como era la muerte. Era muy
interesante, pues contaban el hecho y las consecuencias sin
referirse nunca a la posibilidad de que nosotros experimen-
táramos las drogas. Para ellos era como si dieran por hecho
que nunca fuéramos a usar drogas, como si no fuera para
nosotros. Y mis hermanos y yo absorbíamos esa expectativa.
Yo no sé exactamente qué tanto eso que nos decían tuvo
influencia para que no usáramos drogas, pero tengo la impre-
sión de que ayudó mucho. Tanto que yo hice lo mismo con mis
hijos y ellos tampoco ven las drogas como una posibilidad.
71
DAÑOS EN EL CEREBRO
73
El buscar el tener más sensaciones, un efecto más fuerte,
la persona puede pasar de la marihuana a la cocaína. En
algunos casos el uso de la cocaína provoca una
transformación en la persona. Se vuelve agresiva, impulsiva y
peligrosa. Por eso, la cocaína se llama “la droga de la
inmoralidad”. La persona sufre un cambio en la personalidad,
pierde los límites y la noción de lo que está bien hecho y de lo
que está mal hecho. La cocaína puede provocar muerte súbita
porque produce alteraciones muy peligrosas en el sistema
nervioso simpático y en el parasimpático. La persona puede
llegar a tener convulsiones del tipo epiléptico y no recordar
nada. Cree que está bien pero muere de repente.
Las personas que utilizan este tipo de droga, también
acostumbran decir mentiras, son mentirosos por costumbre y
niegan el uso de la cocaína o de cualquier otro tóxico. Roban,
y niegan haberlo hecho; y roban y hacen fraudes para
conseguir el dinero que necesitan para comprar la cocaína o la
marihuana.
La heroína es una droga terrible por la problemática social
que produce. El precio para obtener la droga es muy alto. La
persona entonces roba, hace fraudes, asalta, se prostituye y
hasta mata para obtener el dinero para comprar la heroína. Es
una sustancia que se inyecta en forma intravenosa, es un
polvo que mezclado con agua produce daños menores que la
cocaína pero la persona no soporta vivir sin ella y es capaz de
todo para obtenerla.
El LSD o ácido lisérgico es una droga que provoca una
psicosis química. Las personas que lo experimentan tienen la
vivencia de la psicosis, de la locura. No sabemos qué cosa
tiene de interesante vivirse como enfermo mental. También
puede hasta parecer, a primera vista, dar la impresión de estar
haciendo algo completamente diferente, pero el daño que
produce es irreversible. La persona adquiere un boleto para
un viaje sin regreso. La muerte no tiene regreso.
Esas drogas llegan a nuestros hijos principalmente a través
de otros muchachos y adolescentes, que ganan algún dinero
por el hecho de pasarla a otros amigos. Un amigo de nuestros
hijos pasa la marihuana. Un compañero del salón la ofreció
como si nada. El hijo del vecino, que era adolescente, y
74
pertenece al mismo grupo de nuestro hijo, esta allí, con el
“pericazo en la bolsa, listo para ofrecer.
¿Y los padres saben de esto? ¿Los padres sospechan de
esto? Muchos padres no logran aceptar que su propio hijo esté
transmitiendo y llevando la droga a sus amigos y llamándolos
“sonsos” cuando no aceptan lo que les ofrecen. Sabemos que
los adolescentes necesitan pertenecer a un grupo, seguir sus
reglas, y por eso aceptan y hacen todo para permanecer junto
al grupo.
Actualmente varios sectores de nuestra sociedad que ya
están alertas han iniciado algún tipo de programa como para
volver la atención de los padres hacia los mecanismos que
originan la adicción. Hasta aquí hemos hablado de cómo se
transmite la adicción y quién la transmite.
75
PARA DEJARLA ES NECESARIO DEJARLA
77
¿CÓMO PARAR?
79
De alguna manera, lo que une a los amigos en este momento
es el uso de drogas. No usarlas es igual que ir en contra de lo
que ellos piensan que es bueno. Y esto se complica por el
hecho de que el uso de la droga es ilegal. Las personas que no
las utilizan, no simpatizan con ellos, y luego, están en contra.
Por todo eso él tenía que romper radicalmente con los amigos.
Nos dijo que lo haría.
Es interesante observar que muchos jóvenes dicen que se
sienten muy presionados por los padres para dejar de usar
drogas y esta presión es la misma que los amigos hacen para
que ellos continúen. La misma presión de los padres que tanto
les molestaba y que hizo que discutieran con ellos y se
alejaran de los papás, es la misma presión que los amigos
hacen...
La segunda cosa que la hermana le dijo que debería de
hacer era mantenerse ocupado. El muchacho no estaba
estudiando, no iba a la escuela, no trabajaba y pasaba el día
entero sin hacer nada. Prometió mantenerse ocupado, ayudar
al papá en una tienda que tenía o hacer algún trabajo en casa
y volver a la escuela.
Con mucha curiosidad, le preguntamos cuál era el tercer
punto. Ella nos dijo que tendría que mantenerse consciente.
“¿Consciente de qué?”, preguntamos. Consciente de esas
dos cosas, nos dijo. Que estuviera siempre pensando en que
podía encontrar nuevos amigos y en que podía estar ocupado
todo el tiempo. Nos dijo que ella tenía mucho trabajo en casa y
que si su hermano no tenía, se lo dijera y le diría en qué la
podía ayudar.
Nunca más fumó...
Seguramente existen muchas otras formas de dejar la
droga, muchos otros motivos personales que llevan a cada
quien a dejar de usar droga. Pero es cierto que “el estar
oliendo el humo de que otros fuman hace que guste”.
Separarse de los amigos, “amigos de onda” como dirían los
mayores, parece que es necesariamente el primer paso.
Es importante subrayar que, a pesar de que los padres
conocen la influencia que los amigos tienen para mantener la
adicción, no sirve de nada que los padres hablen mal de los
80
CALIDAD DE VIDA
83
poderoso que ellos que no tienen fuerza para reaccionar,
luchar inmediatamente y dejar de quemar sus sueños, sus
ideas, su dinero y su vida. Incluso llegan a ni siquiera
preguntarse si quieren tener un poco más de vida porque
dicen que es su vida y “bastante mala”.
El uso esporádico del cigarro trae constricción de vasos
sanguíneos, la posibilidad de que aparezca cáncer de piel,
envejecimiento prematuro, arrugas en la cara, entre otras
cosas. Quien fuma de vez en cuando no cree que tan poco
humo haga tanto desastre.
Todo esto tiene que ver con calidad de vida.
84
EL PELIGRO ES PARA LOS MÁS JÓVENES
85
ihuana, heroína, pegol de zapatero, jarabes y barbitúricos en
general, los daños son irreversibles y los muchachos se vuel-
ven más sensibles y viven más en peligro de muerte.
Nuestro cuerpo sabe, mejor que nosotros mismos, qué es
lo que es bueno para él. Parece un juego cuando decimos
“mejor que nosotros mismos”. A través de una sensación de
incomodidad en el estómago nuestro cuerpo nos avisa que
tenemos hambre. No nos damos cuenta de que tenemos
sueño hasta que nuestro cuerpo no comienza a darnos seña-
les de querer cerrar los ojos en contra de nuestra voluntad, y
empieza a hacer que apartemos nuestra atención de lo que
está cerca de nosotros, etcétera. Y lo contrario también suce-
de cuando le damos cosas que no son para él. Cuando alguien
bebe más alcohol de lo que aguanta, el cuerpo rechaza el
exceso de alcohol y la persona vomita. O cuando la persona
fuma el primer cigarro tose con el humo, que es tan extraño,
tan ajeno al organismo.
El cuerpo joven necesita ejercicio físico, alimentos básicos,
digestivos, fortificantes. El cuerpo joven necesita de aire puro,
agua pura, pensamientos puros, respiración saludable, aten-
der a las sensaciones naturales.
86
EL TRATAMIENTO DE UN ADICTO
87
con una nueva forma de vida. Lo más importante en esta fase
es establecer reglas claras y bien explícitas. La exigencia del
cumplimiento de estas reglas es parte de un acuerdo que se
establece entre los profesionales que están actuando y la
persona que se está recuperando.
La familia se debe mantener a distancia, así como los
amigos en general, la novia o el novio, la esposa, o el marido,
los hijos y demás familiares. Las visitas serán programadas en
fechas predeterminadas y además estableciendo de ante-
mano un tiempo de duración. Este sufrimiento es parte del
proceso de curación; se reviven las emociones que habían
estado dormidas durante el uso de las drogas. También
regresan los verdaderos valores, que se habían cambiado: la
droga se había vuelto más importante que la familia, más
importante que los bienes, que los sentimientos y mucho más
importante que la persona misma.
El lugar donde se realiza la recuperación se prepara de
manera que posibilite la recreación, el ejercicio físico y la
ocupación. También hay sesiones de psicoterapia. El trata-
miento psicoterapéutico puede ser individual y, también nece-
sariamente, en grupo. Todo esto es parte de un conjunto de
apoyo que recibe la persona que se está recuperando. Esta
persona ve a los otros trabajando. Ve a los otros sufriendo
juntos. Ve a los otros abriendo sus corazones y hablando de sí
mismos, dando testimonio de sus conquistas en contra del
uso de drogas. Los ve practicando deportes, organizando su
vida personal, leyendo, escribiendo, arreglando su propio
cuarto, la cama, cuidando de la limpieza y de todo en general.
Y así se siente estimulada a hacer esas cosas.
A medida que la persona que se está recuperando va
logrando entrar en la vida del internado, cumpliendo el
contrato, haciendo las tareas que le corresponden, va
ganando puntos positivos, que algún coordinador o supervisor
del tratamiento va anotando. Estos puntos se transforman en
derechos que va teniendo esta persona dentro del lugar a
donde se está tratando. Por ejemplo, gracias a estos puntos
puede tener visitas familiares más seguidas, puede adquirir el
derecho de salir a pasar unos días con la familia, a pasar
vacaciones en casa, o puede ser que salga acompañado por
88
alguien de la institución, durante dos días, o hasta por una
semana. Los puntos positivos obtenidos se cambian por estos
derechos.
Después de nueve meses de tratamiento, sin haber usado
ninguna droga, manteniéndose disciplinada, la persona en
recuperación puede volver a casa. Se orienta a la familia sobre
cómo recibirlo y sobre cómo manejarlo.
Todo este tratamiento tiene un costo muy caro, aun cuando
en realidad no sea caro si se toma en cuenta el gran número
de profesionales de nivel superior que está involucrado, el
número de sesiones que se da, la alimentación y muchas otras
cosas.
El tratamiento es bastante largo y difícil, tanto para el adicto
como para la familia y no garantiza una curación para siempre.
Hay casos en que, después de 8 o 10 años sin uso de drogas,
la persona vuelve a usar una vez más y, desgraciadamente,
cae en la adicción otra vez.
También hay casos de recuperación, de curación. Y esas
personas no vuelven a consumir drogas, llevan una vida con
objetivos, establecen vínculos sociales, se enamoran, se
casan, tienen un trabajo estable, una profesión definida,
permanecen bien ajustadas a la vida, conviviendo con su
familia. Desgraciadamente, la mayoría de los casos no
termina así.
Nos gustaría hablar de un tratamiento posible para así
poder tener una idea de cómo sucede. Algunos de los
aspectos de este tratamiento se pueden percibir aun en
usuarios de drogas más ligeras, y algunas de estas técnicas
pueden ser utilizadas. También es obvio que el tratamiento es
más fuerte en tanto más fuerte sea la involucración con las
drogas. Cabe resaltar, sin embargo, que en caso de
internación, es importante que los padres conozcan la
institución, su forma de tratamiento, sus creencias, sus reglas,
los medicamentos y las técnicas que usa, etcétera, antes de
internar a sus hijos y, si fuera posible, que los hijos estén de
acuerdo en internarse.
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LO QUE LOS PADRES PUEDEN HACER
Hay cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus
hijos una vez que ya conocen todo lo que dijimos
anteriormente. En un plan preventivo, pueden actuar de
acuerdo con algunas reglas que ya están establecidas
socialmente y que ayudan a recuperar o a mantener su
autoridad dentro de la familia.
En un plano terapéutico, la acción ya es un poco diferente,
pues implica a toda la familia. El primer paso es reconocer la
situación real. Aceptar que el hijo, la hija está realmente
caminando en dirección a las drogas y que esto es algo que no
le sucede solamente a las familias de los otros. A continuación
hay que mirar al hijo o a la hija con cariño, y al mismo tiempo
buscar una orientación específica de parte de profesionales
de salud física y mental. Es importante aceptar que no va a ser
el papá o la mamá quien le dé tratamiento al hijo. Sino aceptar
que papá y mamá simplemente no fueron entrenados para
eso y tienen que buscar ayuda profesional.
Una cosa importante para los padres es saber CÓMO
actuar, imponiendo y manteniendo su autoridad con amor, sin
utilizar violencia.
Vamos a partir de un concepto, de definir qué es violencia.
Para efectos prácticos, podemos decir que la violencia es
cuando alguien pega y lastima; o cuando alguien trata de
librarse de otro que lo molesta de alguna forma, dando una
cachetada, un golpe, o con palabras agresivas. El padre o la
madre que golpean, y que se van lejos, que desaparecen,
están usando violencia, están haciendo una agresión.
Por lo tanto, para no agredir es necesario agregar. No es
violencia llamar la atención del hijo o de la hija y mantenerse
cercano a él o ella. Poner a un niño que está haciendo
berrinche, gritando y pateando, cerca de mamá o de papá y
exigirle que se quede callado sin hacer ruido inmediatamente,
en ese momento, no puede ser llamado violencia. Abrazar
91
junto a sí mismo a un niño que está pateando, escupe o da
golpes, que pega, para impedirle sus movimientos hasta que
se calme por completo, no es violencia. Todo esto no puede
ser considerado violencia porque el padre, la madre se quedó
ahí junto, cerca, y no hubo ninguna hostilidad.
Los padres pueden tratar de estar físicamente cerca de los
adolescentes que se rehúsan a sentarse a la mesa, o a estar
cerca de los otros, de las personas con las que convive dentro
de la casa, o se aíslan y se encierran en el cuarto y les pueden
decir, en repetidas veces que “ese comportamiento no está
siendo aceptado en esa casa y todos queremos disfrutar de su
compañía”.
Nosotros pensamos que el mismo comportamiento se
puede tener con los hijos adultos que viven en la casa de los
padres. De hecho, quien pone las reglas en la casa son los
padres. Y las reglas sólo pueden, o sólo deben ser cambiadas
con el consentimiento de los padres, con un consentimiento
explícito. A medida que los hijos van creciendo, se van
volviendo independientes emocional y financieramente, inde-
pendientes en general, es normal que quieran tener su propia
casa, vivir aparte o con quien ellos decidan. Pero, si ellos
optan por quedarse en casa de los padres, deben obedecer
las reglas. Y los padres pueden quedarse tranquilos, porque
independientemente de la edad de los hijos, ya sea que
tengan 18, 20,30 o 40 años de edad, ellos siempre estarán
seguros si los padres ponen reglas y se ocupan de que sean
respetadas.
El respeto a las reglas de los padres es el respeto a los
padres.
Las reglas varían de casa a casa, de familia a familia. Para
algunos, es conveniente que haya movimiento en casa, hués-
pedes, amigos de los hijos que lleguen a comer o a dormir en
su casa, algunos dan el permiso de que abran el refrigerador
en el momento que quieran o de que los bienes materiales de
la casa sean utilizados por los amigos. Si algunas de estas
cosas molesta a los padres, deben decirlo al hijo o a la hija.
Deben decirlo de buena manera como para ser escuchados,
diciendo que tal comportamiento en su casa les molesta y no
debe continuar. Si el comportamiento se repite, y se trata de
92
algún amigo, se puede decir eso directamente al amigo del
hijo. De preferencia, con una sonrisa tranquila, afirmando que
aquí en nuestra casa tenemos este comportamiento,
reafirmando lo que debe ser mantenido.
En realidad, el tenerse que aguantar al ver que un límite no
está siendo respetado en casa es mucho peor que tener que
tomar la iniciativa de decirle a alguien que hay una molestia,
que están molestos por algún comportamiento suyo.
Si los hijos traen a casa personas que los padres consi-
deran inconvenientes, sin límites, que les gusta oír música
muy alta, molestando, etcétera, los padres pueden decirlo
aparte al hijo, en privado. Y en el caso de que el hijo no haga
caso a los padres, ellos mismos pueden decir a las visitas que
el hijo no tiene permiso de recibir amigos, o huéspedes, y que
los padres les piden que se vayan de la casa, que se retiren. Y
si el hijo continúa con ese compo-tamiento no deseado y pega
en la puerta, con el volumen de la música demasiado alto,
pega en las cosas o las rompe, los padres le pueden decir al
hijo que no les gusta su comportamiento y que “ese
comportamiento no está siendo aceptado en esta casa”.
Durante este procedimiento, los padres necesitan
mantenerse cercanos a los hijos, mirándolos, simplemente
apartándose después de notar que los hijos están ya dis-
puestos a dialogar, o cuando socialmente se cansan de man-
tenerse ahí. Deben volver a decir lo mismo, más tarde, espe-
rando una respuesta del hijo, disponiéndose y esperando el
momento del diálogo. Y para los padres, principalmente, así
como para los hijos, deben buscar que quede bien claro que la
casa es de la familia, que los muebles son comunes, que las
pertenencias que son usadas en casa son de todos. Los hijos
pueden utilizar esas cosas, pero la prioridad no es de ellos.
Tal vez sea bueno saber que siempre recibimos lo que
esperamos. Cuando alimentamos una expectativa positiva en
relación a los comportamientos de nuestros hijos, ellos res-
ponden teniendo el comportamiento que esperábamos.
Muchos padres dicen a los hijos cosas negativas de ellos,
con la esperanza de que están desafiándolos y que así los
hijos mejorarán. No es verdad. Los hijos escuchan las cosas
93
negativas y hacen lo que escuchan. Si decimos cosas buenas
a nuestros hijos respecto de ellos mismos, entonces también
van a escuchar y a seguir nuestras sugestiones positivas. Esto
porque nunca jamás alguien se transforma en una persona
buena por haber sido señalado como una persona mala. Es
también falsa la afirmación de que: señálame mis errores para
que entonces mejore. Cuando señalamos los errores la per-
sona continúa igual. La manera de cuidar y de mantener una
persona buena, pura, de buen carácter es señalarle las cuali-
dades positivas que naturalmente tiene. Si decimos cosas
negativas, esto funciona como etiquetas, al igual que las que
están pegadas sobre las botellas y que dicen el producto que
está adentro. Cuando etiquetamos a un joven como malo, va-
gabundo, marginado, recibe esa etiqueta y comienza a llenar
la botella. No es difícil encontrar personas que están frustradas
en su vida y que escucharon en su casa, desde que eran pe-
queñas, que no iban a lograr nada en la vida. Si pensamos en
nuestro propio pasado, podemos recordar personas que nos
decían que seríamos profesionistas, doctores, inteligentes,
que estábamos destinados a ser príncipes y princesas. Y así
escuchamos y llenamos nuestras botellas a partir de esas
etiquetas positivas.
Recibí a un hombre en mi consultorio comenta J. Augusto.
Como de costumbre, antes de entrar llenó una ficha con sus
datos personales. En este papel no puso la edad de la esposa
ni su ocupación. Empecé por ahí mi entrevista. Después de
hablar de la esposa, pregunté por sus hijos. Contestó son tres:
el más grande, de 24 años de edad, está siguiendo la misma
profesión del padre. El segundo, de 21, es estudiante unive-
sitario en otra área. Y el tercero, de 18 años, no va a pasar de
secundaria y se encuentra sin estudiar. Inmediatamente le
pregunté si su hijo estaba “mezclado con drogas”. “Debe
estar”, respondió el padre. “Seguramente fuma marihuana,
como todo joven por ahí. Pero no vine aquí para hablar de él.
Mi esposa se está ocupando de él, lo está llevando a la clínica
del doctor M., ya va a ir para allá. Yo quiero que usted me
ayude a ocuparme de mí. Yo fumé y estoy dejando de fumar.
Bebo y quiero también dejar de beber. Y quiero, principal-
mente, que me ayude a quererme a mí mismo”.
94
Me quedé pensando un poco en lo que me había dicho.
Pensé en su hijo y en su dificultad para quererse a sí mismo,
para sentirse responsable del comportamiento de su hijo,
adicto a la marihuana, que había dejado de estudiar y estaba
sin trabajar. Pensé cómo es duro y difícil para un padre
aceptar eso, admitir eso y no percibir que, mientras él no se
resuelva a abrazar a su hijo, a cuidarlo, a llamarle por teléfono,
muy probablemente la culpa que él traía “por haberse equi-
vocado en la educación de su propio hijo” no le va a permitir
quererse a sí mismo.
Para fortalecer mi hipótesis, este hombre me habló de que
ya había estado en otros consultorios, sin ningún resultado;
había abandonado otras terapias y tratamientos porque no
encontraba a través de ellos un camino que seguir.
Pensé que mientras ese padre no resolviera consigo
mismo el hecho de que tenía un pedacito de omisión y que
podía ayudar a su hijo, continuaría rodando la piedra de Sísifo.
Sísifo era un personaje de la mitología griega que, por castigo
de los dioses, debería rodar una piedra cuesta arriba. Al llegar
a cierta altura, cansado, se detenía, y la piedra rodaba cuesta
abajo y tenia otra vez que recomenzar el camino.
Afortunadamente, después de algunas sesiones de psico-
terapia, este hombre fue capaz de abrazar a su hijo.
95
EL CAMINO DEL ÉXITO
97
Después de los tres primeros partidos, empezamos a jugar
de verdad, pero me propuse perder, sin que él se diera cuenta,
con el objetivo de que se interesara más en el juego. Es bueno
ganar, principalmente al principio. Algunos dicen que es suerte
de principiantes... y así fue. Perdí los cinco primeros partidos
que jugamos. El niño estaba muy satisfecho y venía a sesión
con mucho gusto. En la sala de espera del consultorio, la
madre, que siempre lo traía, me contó que notaba un cambio
sustancial en el niño, me contó que la escuela todavía no
había dicho nada, pero que el niño estaba estudiando, siendo
amigo de los hermanos, y que ya llevaba a algunos
compañeros a la casa.
Llegó el momento del sexto partido. Había pensado que era
importante que el niño también perdiera un poco, puesto que
la vida no está hecha sólo de victorias y que perder alguna vez
era útil para desarrollar la resistencia a la frustración. Además,
el niño ya conocía algunas jugadas clásicas como por
ejemplo, el “jaque mate del pastor” que se da en cuatro
jugadas. Él ya sabía, y bien, planear jugadas con anticipación,
pensando cómo actuar si yo hacía una determinada jugada o
cómo neutralizar jugadas que él podría hacer. Ya había
ganado las suficientes veces como para soportar una derrota.
Y, entonces, jugué a ganar. Armé los pases con seguridad para
vencerlo rápidamente, sin que tuviera un dolor muy grande ni
angustia. Pero el niño estaba bien entrenado y resistió. Me
quedé sorprendido cuando escuché el primer ¡“jaque”!, que
venía de él. Mi rey estaba en apuros. Tenía que defenderlo. Y
otra vez llegó con otro ¡“jaque”!, y otro más hasta que dio el
golpe final con un ¡“jaque mate”!
El niño percibió mi sorpresa. Había perdido, cuando había
hecho todo para ganar. Le dije que quería una revancha
porque además yo era bueno en ese juego. El niño se extrañó
y me dijo: pero que si nunca me había ganado, desde el primer
par-tido, y que ahora no entendía por qué quería una
revancha. ¡Si él siempre me vencía!
Jugamos otras tres veces, que fueron otras tres derrotas.
Pensé que él, de tanto ganar, se estaba acostumbrando a
eso... y que no sería fácil ahora vencerlo. Platiqué con él sobre
lo que sucedió y le conté que a propósito me había dejado
98
ganar los cinco primeros partidos, como sucedió. Le hablé de
mi alegría de que él estuviera ganando y le dije que me
entrenaría más para jugar con él y ganarle.
La mamá me pidió una sesión. Para ella ya se había
acabado la terapia. Tuvo una entrevista en la escuela que le
dio muchísimo gusto porque no hubo ninguna queja y al
contrario, estaban muy satisfechos con el desempeño del
niño. Él estaba jugando ajedrez con todo mundo, en la casa
con los hermanos, con los amigos de la cuadra, con los
compañeros de escuela que iban de visita. Y por el interés de
todos ellos compró un libro de algún campeón de ajedrez para
poder estudiar las grandes jugadas. El ajedrez se había
convertido en un pasatiempo, en una diversión, en la ocu-
pación de todos los que jugaban, discutían y asistían a los
partidos de otros.
Así al darle oportunidad de ganar, abrí el camino de la victo-
ria, del éxito.
De esta forma trabajaba el doctor Milton H. Erickson, tera-
peuta estadounidense que tuvo una gran influencia en la prác-
tica psicológica actual. Él sabía que un cambio nos puede
llevar a otro cambio y así sucesivamente. Y con esta idea en la
mente, buscaba promover un cambio significativo en algún
compor-tamiento y esperaba que enseguida, naturalmente,
surgiera lo que él denominaba el efecto bola de nieve. Cuando
una bola de nieve empieza a descender por la montaña, es
muy chiquitita, pero cuando llega hasta abajo...
99
MOVIENDO MONTAÑAS
101
completamente lleno. Volvimos a casa y empezamos todo el
trabajo otra vez. Por ahí de las cinco de la -tarde terminamos
todo. El cuartito estaba lleno de botellas llenas. Le dije que
podía quedarse con todas las que quisiera para él para tomar
en la casa. Salió satisfecho a sus 11 años de edad, tanto por el
trabajo realizado con su papá, como por el premio. No le dije
nada respecto de la pregunta que me hizo a la hora del al-
muerzo, esperando que me la volviera a hacer... y la pregunta
volvió, en la noche, en forma de respuesta, cuando todos nos
preparábamos para dormir.
—Papá estoy muy cansado hoy. Creo que fue porque
movimos una montaña...
102
LA PRESENCIA DE LOS PADRES
103
muy sabiamente acostumbraba decir que: cuando la gente
quiere a alguien, le gusta estar cerca de él o de ella.
Podemos pasar tiempo junto con los hijos trabajando,
divirtiéndonos, participando en ceremonias religiosas,
comiendo juntos y hasta viendo televisión si pueden escoger
el pro-grama con armonía y se puede tener especial cuidado
en comentar lo que se está viendo en la televisión. Lo
importante no es lo que se hace sino hacerlo.
Algunas veces, los padres tienen mucho trabajo y no tienen
tiempo para estar con los hijos. Nosotros, con nuestros hijos,
teníamos y todavía tenemos buenos momentos chiquititos,
paseos a mercados, viajes, o mirar la televisión en casa
compartiendo opiniones. Cuando eran chicos, el miércoles en
la noche era día de salir con ellos, a veces les gustaba ir a
alguna plaza a andar en bicicleta, tomar un helado, ver la luna
o un cielo estrellado, tomar aire fresco, ir a una pizzería, visitar
a los abuelos. Hacíamos distintas cosas, pero siempre que le
gustara a los niños.
Últimamente dimos una conferencia en una escuela. Ahí
estábamos discutiendo el tema de los padres que, por tener
necesidad de trabajar, salen muy temprano de casa, y cuando
regresan, los hijos ya están dormidos. Pasan tres, cuatro,
cinco días sin poder verlos. ¿Cómo solucionar esa situación, o
sea, cómo ese padre o esa madre pueden estar más
presentes? Uno de los padres me contó que aprendió a estar
junto, presente a pasar y pasar tres y hasta cuatro días sin ver
a sus dos hijos. Este padre tenía dos turnos, dos empleos,
salía muy temprano y cuando regresaba, los hijos ya estaban
durmiendo. Entonces él empezó a idear que cada noche,
cuando llegara a casa iría al cuarto de sus hijos y les daría un
beso. Como él quería estar presente y cercano y saber lo que
sus hijos estaban aprendiendo en la escuela, los niños
dejarían sus cuadernos en la mesa de estudio del cuarto para
que así él día tras día pudiera estar al pendiente del trabajo
que los hijos estaban haciendo en la escuela. Se le ocurrió
también que cuando saliera del cuarto, apagaría la luz de la
lamparita y haría un nudo en las sábanas de cada quien para
que supieran que había estado ahí. Y esto sucedía
religiosamente todos los días. Por la mañana, cuando los hijos
veían los cuadernos que los había estado hojeando, o los
104
había tocado, la luz de la lamparita apagada y un nudo en las
sábanas, los hijos sentirían la presencia cariñosa y cuidadosa
del papá. Y el padre contó que cuando pensó en proponer esto
así a los hijos, se quedó pensando en el esfuerzo que tendría
que hacer, puesto que llegaba a casa tan cansado. Pero para
su sorpresa, éste era tal vez el momento más placentero de su
día, porque era como plantar una buena semilla y después
verla germinar: los hijos mejoraron en la escuela y ahora eran
excelentes alumnos. Cuando se encontraban les producía una
gran alegría, había un intercambio mutuo de cariño y siempre
tenían muchas historias para contar a papá.
Hay familias, hay grupos que tienen un día de la semana en
que se reúnen para hacer una oración, para leer un texto y
después comer algo sabroso. Si esos momentos son encuen-
tros agradables, cariñosos, de intercambio de aprecios y
busca de soluciones para problemas familiares, son mome-
ntos esperados y aprovechados por los miembros de la fami-
lia, los mantienen unidos y la presencia saludable se da.
Una vez vino una pareja para pedir una orientación como
padres y nos contó que había decidido que todos los martes
en la noche harían con sus hijos una REUNIÓN. El papá, la
mamá, cada uno en su trabajo tenía muchas reuniones. De
este modo, cuando ellos propusieron la REUNIÓN del martes
fue muy bien aceptada por sus hijos de diez, ocho y cinco
años, que de este modo se sintieron muy importantes, porque
estaban haciendo lo mismo que papá y mamá hacían, y para
ellos sus papás con tantas reuniones eran muy importantes.
En esas reuniones trataban asuntos como ciudadanía, el
reciclaje de la basura, discutían sobre campañas para la
guardería que la familia ayudaba, textos que venían de la
escuela, de los libros que leían; hablaban de objetivos, de
metas que se ponían y que trataban de alcanzar; sobre libros,
textos, temas sobre sexualidad; planeaban en forma conjunta
los paseos, las vacaciones y otras cosas que fueran
surgiendo. Después de la REUNIÓN, del mismo modo que
sucedía en muchas reuniones de papá y mamá, había ya sea
un almuerzo o una cena sabrosa en casa o fuera de casa. En
estas reuniones había una regla: era un momento para
intercambiar cariño. No se podían hacer reclamos.
105
Nosotros aconsejamos a los padres que observen,
observen, observen, observen qué cosas pueden ser buenas
que hagan en conjunto padres e hijos. Lo que puede resultar
bueno para una familia, puede ser que no sea para otra. Las
características, los valores, lo que da satisfacción y bienestar
varía de familia a familia, de grupo a grupo. En esta familia que
hacía REUNIONES, los padres eran especialistas en hacer
reuniones.
Muchos padres quieren a sus hijos, pero no saben
expresar su cariño. Todavía no existe una escuela que nos
enseña a expresar los sentimientos en forma adecuada. John
Gottman1 nos dice que durante veinte años trabajó con la
psicología del desarrollo, estudiando la vida emocional del
niño. Sin embargo nos dice, que sólo después de que nació su
hija pudo entender la relación entre padres e hijos. Cuando
nació su hija pudo experimentar un sentimiento de excitación,
orgullo, satisfacción, junto a los sentimientos de frustración,
decepción y vulnerabilidad. Y cada padre, cada madre puede
escuchar su corazón, sentir sus emociones y expresarlas a su
hijo, a su hija diciéndole: Yo te amo. Tengo mucho orgullo de
ser tu padre, tu madre. Me encanta cuando estás feliz,
jugando, disfrutando... y otros sentimientos positivos que
surgen continuamente en la relación entre padres e hijos.
Aceptación, obediencia y responsabilidad vienen del amor
y de la unión que el niño siente en su familia. Así, las
interacciones emocionales entre los miembros de la familia se
convierten en la base de la transmisión de los valores y de la
formación de personas saludables y productivas.
La semilla está sembrada. Si la tierra es buena, la propia
naturaleza se encargará de mantener la humedad y el calor
para que la semilla crezca y dé flores y frutos.
1
.GOTTMAN, John e DECLAIRE, Joan, Inteligência emocional e a arte de educar nossos filhos: como aplicar
os conceitos revolucionários de inteligência emocional para uma compreensão da relação entre pais e filhos,
Objetiva, Rio de Janeiro, 1997, p. 15.
106
LA VIDA QUE ES VIDA
1
.
. MENDONÇA, J. Augusto, A magia da hipnose en psicoterapia, Psy, Campinas, 1995, pp. 31-34.
107
alguna lluvia, generalmente los primeros diez días,
preparando así la llegada de la primavera2. Quien trabaja en el
campo sabe que hay una buena época para plantar cada
vegetal: el ajo, en el mes de marzo o abril, el maíz, en el mes
de septiembre, etcétera. Aunque se pueda plantar en
cualquier momento, seguir las observaciones del calendario
ayuda bastante para tener buenos resultados.
Pues bien, apenas caía la lluvia, mientras la tierra todavía
estaba húmeda, mi papá nos llamaba a todos, a los siete hijos,
que íbamos al terreno con él. Los más grandes hacían los
surcos en el suelo; los más chicos iban colocando los maíces
dentro y cerrando los surcos. Tenía que ser con las manos. Y,
después, todos tenían que traer agua, en regaderas, latas
vacías, cacerolas, y comenzar a regar. No perdíamos tiempo,
apenas se acababa de plantar, empezábamos a regar. Y
todos los días, apenas nos despertábamos, íbamos al terreno
a regar el maíz. También en la tarde, apenas el sol se ponía,
regresá-bamos a la tierra a mojar el maíz.
El maíz crecía rápidamente; las plantas eran muy grandes
y los elotes, cuando surgían, eran como para dar envidia a
cualquier agricultor. Porque quien planta una buena semilla,
siempre cosecha un buen fruto. Y así, cuando el maíz estaba
a punto de ser cosechado, regresábamos al terreno, y mi papá
organizaba la cosecha. Cosechábamos un poco de maíz cada
día y en la cocina preparábamos lo que se nos antojaba: elote
cocido, esquites, arroz con maíz, mole de olla, rajitas con
calabacita, tomate y maíz, tamales de maíz, etcétera. Mamá
lo preparaba con gusto y comíamos disfrutándolo mucho.
Cosechábamos todo el maíz y alcanzaba para alimentar a la
familia por un buen tiempo. Cuando ya no quedaban más
elotes, mi padre nos llevaba otra vez al terreno para arrancar
los tallos de maíz. Y decía en voz alta y bien fuerte: “todo lo
que ya no produce tiene que ser arrancado y tirado”.
Arrancábamos los tallos de maíz y las hojas y cuando estaban
ya secas las amontonábamos en medio del terreno. Mi padre
sacaba la caja de cerillos de su bolsa y, ahí veíamos alzarse
una fogata enorme. Otra vez nos decía: “este fuego no vale
2
. En Brasil, que se encuentra en el hemisferio sur, la primavera inicia el 21 de septiembre. Las estaciones están
al revés que en el hemisferio norte. Allá empieza la primavera el 21 de septiembre y cuando es invierno en el
hemisferio norte es primavera allá y viceversa. (N. de la T.).
108
nada, es sólo llamarada de petate, no deja ni siquiera una
ceniza que sea útil”. Y después barríamos el terreno, lo
limpiábamos todo. Y empezábamos a preparar el suelo, divi-
diéndolo en pedacitos para plantar diferentes hortalizas.
Hasta el día de hoy continúo esperando la lluvia de sep-
tiembre, época buena para plantar...
109
REGRESANDO AL INICIO...
111
Su respuesta sorprendió al hombre. Se quedó confundido.
No sabía qué responder. Y entonces, se dio la vuelta y regresó
a casa para empezar a escribir.
Durante todo el día, mientras escribía, no podía apartar de
su mente la imagen del muchacho. Trató de ignorarla, pero la
visión persistía.
Finalmente, al caer de la noche, se dio cuenta de que él, el
científico, él, el poeta, había dejado pasar la naturaleza básica
de la actividad del joven. Entonces se dio cuenta de que lo que
el joven hacía era una opción para no ser simplemente un
observador del universo y verlo pasar. Puesto que él había
optado por actuar en el universo y hacer alguna diferencia.
Se sintió avergonzado. Y esa noche se fue a la cama
preocupado.
En la mañana temprano, se despertó, sabiendo que debía
hacer alguna cosa. Se levantó, se vistió, se fue a la playa y
encontró al joven y, junto con él pasó toda la mañana tirando
estrellas de mar al océano.
¿Se dan cuenta de lo que las acciones de ese muchacho
representan? Es algo muy especial en cada uno de nosotros.
Todos nosotros fuimos dotados con la capacidad para hacer
alguna diferencia. Y si podemos, como ese muchacho,
hacernos conscientes de ese don, seremos capaces de
modelar el futuro, lo conquistaremos a través de la fuerza de
nuestra visión.
Y ese es el desafío de ustedes como padres. También es
nuestro desafío como psicólogos. Cada uno necesita encontrar
su estrella de mar.
Y si tiramos al mar nuestras estrellas bien, con sabiduría, no
tengo duda de que el siglo XXI será un lugar maravilloso.
Recuerden:
Una visión sin acción no deja de ser un sueño.
La acción sin una visión es sólo un pasatiempo.
Una visión con acción puede cambiar al mundo1.
1.
EISELEY, L., The star thrower, in video: BAKER, Joe Arthur, The image of the future, Harcourt Brace Jovano-
vich, New York.
112
Bibliografía
113
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Janeiro, 1987.
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.————,La magia de nuestros disfraces, Alom Editores, S.A.
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.————,Revisando el pasado para construir el futuro. Manual
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————, Terapia cortada a la medida. Un seminario
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Paulo,1996.
ZEIG, Jeffrey K., Seminários didáticos com Milton H. Erickson
(M.D.): hipnose, metáforas e cominicação em psicoterapia,
Psy II, Campinas, 1995.
114
“El amor
tocó en mi puerta
y yo de adentro respondí
mi casa está abierta
puede entrar
Estoy aquí.”
CASOS CLÍNICOS
salir del túnel y olvidar, hipnosis ericksoniana con sintomatología
psicótica por Cinthia de Gortari
Este libro muestra en cada sesión, cómo la actitud cercana, la
mirada compasiva del terapeuta y las técnicas ericksonianas,
pueden resolver problemáticas frente a las que otras psicote-
rapias se muestran escépticas.
ELIZABETH Y MILTON H. ERICKSON
homenaje a Elizabeth Moore Erickson, mujer extraordinaria,
profesional, esposa, madre, compañera por Marilia Baker
Te recomendamos este primer libro de la serie que se crea en
conmemoración del padre de la terapia breve, la hipnosis
moderna y de su compañera de vida. La obra nos muestra la
contribución de Elizabeth a la obra del Dr. Erickson a través
de la sinergia de una pareja que duró cerca de 16 mil días,
uno tras otro. Publicado en inglés y español.
seminarios de introducción a la hipnosis, california 1958 por
Milton H. Erickson
Este seminario, dictado a un grupo de médicos en la época de
madurez de su trabajo, muestra paso a paso su forma de hacer
hipnosis. Es así un excelente punto de partida para princi-
piantes, y aclara ideas a quienes ya trabajan con hipnosis.
estrategias psicoterapéuticas de Milton H. Erickson, por Dan
Short
El autor propone una sistematización de las estrategias psico-
terapéuticas del Dr. Erickson, ilustradas con casos clínicos. Se
incluye un capítulo de la terapeuta italiana Consuelo Casula
donde explica dos conceptos Esperanza y Resiliencia, que
marcaron la obra del Dr. Erickson.
Milton H. Erickson, un sanador americano, editado por Betty
Alice Erickson y Bradford Keeney
Es un honor y un placer contar con la publicación de este libro
en español, porque además nos ofrece una visión diferente del
Dr. Erickson. Una visión que propone que su trabajo era tam-
bién espiritual. Y esto queda claro a través de las aportaciones
de las personas más cercanas a él, y de sus amigos, discí-
pulos y colaboradores.
NUEVOS PARADIGMAS DE LA CIENCIA
tejiendo sueños y realidades, aportaciones del paradigma
holográfico a la psicoterapia ericksoniana por Guillermina Krause
La autora nos presenta en forma sencilla las últimas
propuestas de la física cuántica para entender el Universo.
Estas propuestas fascinantes, ofrecen una explicación a los
cambios “mila-grosos” que se dan a través de la psicoterapia
ericksoniana. Es un libro de interés general que nos lleva a
expandir la conciencia.
AUTOAYUDA - Libros
revisando el pasado para construir el futuro por Teresa Robles
A partir de elementos autobiográficos, la autora nos presenta
en lenguaje cotidiano, conceptualizaciones teóricas, junto con
sencillos ejercicios de autohipnosis. Lectores y lectoras se
reconocen en estas páginas constando que, si bien somos
únicos e individuales, en el fondo somos muy parecidos.
síndrome de pánico, una señal que nos despierta por Sofía
Bauer
La autora menciona que el síndrome de pánico o crisis de
angustia, es una señal que aparece para que cambies tu
estilo de vida. Si escuchas su mensaje, puedes curarte.
Ofrece ideas y ejercicios prácticos para disminuir la
ansiedad.la granja de la esperanza, transformando las
huellas de la vergüenza editado por Cecilia Fabre
La vergüenza es universal y puede surgir a partir de distintas
experiencias que generan una maraña de emociones. Este
libro de cuentos terapéuticos para niños y grandes te ayudará
a manejarla mejor.
abriendo puertas con amor, caminos en la educación de los hijos
y en la prevención de problemas futuros por Angela Cota
Guimarães Mendonça y J.Augusto Mendonça
Es un libro dirigido especialmente a los padres, psicólogos y
educadores, donde a través de relatos sencillos, sobre temas
universales, los autores ofrecen ejemplos prácticos y útiles de
su vida para enfrentar situaciones de todos los días.
guía de auto-preparación para el parto que sueñas tener, por
Armelle Touyarot
Este libro es una guía de auto-preparación para el aconte-
cimiento “nacimiento” y está construido como un programa. El
objetivo de la autora es que tengas una buena experiencia de
tu parto utilizando la hipnosis ericksoniana. En la medida que
vayas avanzando en su lectura podrás darte cuenta si respon-
de a tus dudas, si tranquiliza tus miedos, si te da las herra-
mientas que necesitas para sentirte lista para ese momento.
creando, sanando, disfrutando, la neuroplasticidad y las
metáforas para tu salud o enfermedad, por Elsa Lesser
Este libro muestra el valor de saber cómo funciona el cerebro
humano y cómo lo podemos usar para mejorar nuestra
existencia, aprendiendo nuestras propias metáforas. Casos
clínicos como una sólida introducción a la plasticidad
neuronal y a las metáforas y lenguaje de nuestro cuerpo.
las muertas que no son de juárez, siete historias de amor y una
canción desesperada: infidelidad y abandono por Laura Chávez
Cázares
Es un libro que presenta : la problemática de las mujeres que
viven violencia, ideas para que los terapeutas mejoren su
práctica en estos casos y ejercicios de auto hipnosis que las
mujeres que están en esta situación pueden utilizar para estar
mejor. Gran parte del texto es la presentación de casos.
constelaciones familiares alegorías y mandalas, construyendo
mi arcoiris por Elida Montoya y Fabiola Esmeral
El trabajo con constelaciones familiares y las técnicas erickso-
nianas son complementarios, como se muestra en este libro
para trabajar con niños. Las autoras unen las técnicas de cons-
telaciones, la narración de cuentos (técnicas ericksonianas) y
el dibujo (arte terapia) y nos presentan esquemas de trabajo
para diferentes problemáticas.
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deberíamos hacernos de vez en cuando para estar bien en la
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que te ayudan a entrar adentro de ti. Una, con instrumentos
musicales mexicanos. Otra, con el sonido del mar y un sonido
producido con diferentes cantos de sanación. Esta música es
el fondo de los otros materiales de audio. Al escucharla, se
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dencia y autonomía, utilizando tus recursos internos.
para quererte tú a ti justo como necesitas por Teresa Robles
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nosotros mismos. Dejamos de percibir las señales de nuestro
cuerpo, tragamos nuestras emociones. Este CD te ayudará a
reconocer tus emociones, escucharlas y digerirlas. Es ideal
para personas que sufren de depresión, ansiedad y/o estrés.
la herencia. música que desata imágenes producción Francisco
Robles
Esta música compuesta te lleva a entrar adentro de ti, desen-
cadenando los procesos naturales que requieres en este
momento de tu vida. Contiene una introducción de Teresa
Robles para proteger el proceso y un final para facilitar que te
pongas nuevamente en contacto con el mundo externo.
para relacionarte mejor contigo y con los demás por Teresa
Robles
Si la vida es una escuela, las relaciones con los demás son la
universidad. Este compacto constituye un servicio general a
tus relaciones para ayudar a pasar al postgrado donde nos
toca disfrutar la vida con paz interior.
para volver a dormir como antes, por Montserrat Ramos
Los sueños son parte de nuestros mecanismos para digerir
las emociones que vamos acumulando día tras día. Cuando
tenemos muchas indigestas, viene el insomnio. Este CD te
ayudará a digerir las emociones viejas y nuevas de forma
agradable y protegida mientras descansas y vuelves a dormir
como antes.
construye tu realidad y ayúdanos a construir un mundo mejor, por
Teresa Robles
Hoy en día, la Física Cuántica nos dice que el mundo que con-
sideramos real es una proyección, algo como una ilusión y que
nosotros construimos la realidad material. La construimos con
nuestra intención, nuestro deseo y la imaginación. En este CD,
aprenderás algo sobre estos temas, pero sobre todo te invita-
remos a hacer un pacto entre tu parte humana y el Dios
adentro de ti, para construir tu mundo a tu estilo y ayudarnos a,
entre todos, construir un mundo mejor.
cuentos terapéuticos para chicos y grandes, por Cecilia Fabre
Los cuentos abren la puerta a una comprensión diferente de
los problemas abriendo opciones más saludables para
contactar con nuestras emociones y con nuestras expe-
riencias de vida. Con este CD verás que los cuentos permiten
que tanto adultos como niños se conecten con vivencias
pasadas de una manera segura y protegida, poniendo a
distancia los problemas mientras de manera cercana se
resuelven, aprendiendo de ellos, cómoda y protegidamente.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la
comida, por Teresa Robles
Nuestro cuerpo es tan sabio que nos provoca hambre cuando
le falta combustible y sed cuando necesita hidratarse. Y para
que nunca dejemos de alimentarnos, nos regala el disfrutar la
comida. Cuando éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio,
que nuestro cuerpo necesita para funcionar bien. Crecemos y
mal aprendemos a comer a la hora de comer, a llevarnos a la
boca cualquier cosa cuando tenemos hambre, que hay
comidas sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es
una obligación. En este CD, recordarás cómo escuchar las
señales de tu cuerpo y atenderlas para vivir con salud.
aprende autohipnosis, por Teresa Robles
El Dr. Erickson decía que adentro de ti, de mí, está todo lo que
necesitamos para resolver las dificultades que día a día la
vida nos presenta para crecer: las grabaciones en nuestra
mente inconsciente de nuestras experiencias de vida. Hoy día
la Física Cuántica propone que toda la información del
Universo está en cada una de sus partes, adentro de mí, la
misma información que el mar, el sol, la luna y las estrellas. En
este CD aprenderás a despertar esa Sabiduría Universal y a
utilizarla conscientemente para resolver esas dificultades.
metáforas universales para el crecimiento personal, por Teresa
Robles
El Dr. Milton H. Erickson decía: la vida es dura, es injusta, el
dolor existe, pero cómo la vivamos depende sólo de nosotros.
A mí me gusta decir que la vida tiene de todo, también hay
muybuenos momentos. Y si es injusta en nuestra contra,
también es injusta a nuestro favor. La vida tiene de todo y
siempre estamos creciendo como las plantas, los anima-les,
como todo en este Universo. Este CD te ofrece en forma
agradable, reflexiones y anécdotas que te ayudarán a disfrutar
más esta vida, en los buenos y en los malos momentos.
para relacionarte mejor con tu cuerpo a través del ejercicio y la
comida (para personas con diabetes e hipertensión), por Teresa
Robles
La diabetes es una enfermedad, pero también puede ser tu
mejor amiga. Puede enseñarte a vivir saludablemente, cosa
que muchas veces hemos olvidado. Nuestro cuerpo es tan
sabio que nos provoca hambre cuando le falta combustible y
sed cuando necesita hidratarse. Y para que nunca dejemos
de alimentarnos, nos regala el disfrutar la comida. Cuando
éramos chicos, disfrutábamos el ejercicio, que nuestro cuer-
po necesita para funcionar bien. Crecemos y mal aprende-
mos a comer a la hora de comer, a llevarnos a la boca
cualquier cosa cuando tenemos hambre, que hay comidas
sabrosas y otras obligatorias y que hacer ejercicio es una
obligación. En este CD, recordarás cómo escuchar las seña-
les de tu cuerpo y atenderlas para vivir con salud.
ejercicios para manejar el estrés y evitar el síndrome de fatiga
profesional crónica, por Teresa Robles y otros
El estrés y el síndrome de fatiga profesional crónica son parte
de los males de nuestro tiempo. El Centro Ericksoniano de
México (CEM) creó a través de algunos de sus maestros un
CD de dos volúmenes con ejercicios para aprender a mane-
jar el estrés y evitar la fatiga profesional crónica y muy pronto
nos ofrecerá también un Manual para trabajar con estos
ejercicios en grupos.
FASCÍCULOS
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