Teología Pastoral Ramos
Teología Pastoral Ramos
Teología Pastoral Ramos
TEOLOGÍA PASTORAL
P. Manuel Cedeńo
1
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
TEXTO BASE
2
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
PRESENTACIÓ N
En el ámbito de la teología pastoral es peligroso hablar de un manual
porque sugiere siempre un tiempo histórico y una forma de concebir dicha
teología a todas luces superados.
Los manuales de pastoral surgieron en las primeras épocas del
desarrollo de esta disciplina teológica, estuvieron dedicados a la iluminación
práctica de la tarea de los pastores de la Iglesia y se concibieron como una
especie de recetario o vademécum al que se podía acudir en la más variada
casuística. Caracterizados por su poca o nula profundidad teológica, hacían
frente a una manera concreta de
concebir el ministerio pastoral.
El paso de la historia hizo que fueran desapareciendo. La nueva forma
de concebir las ciencias teológicas, la concepción de una acción pastoral cuya
autoría pasa de la exclusividad de los ministros al protagonismo de todo el
pueblo de Dios, y, de un modo especial, la extensión del mismo concepto de
acción pastoral desde las tareas de los pastores a toda la acción de la Iglesia y
a las relaciones de la Iglesia con el mundo arrinconaron la época de la
manualística y aconsejaron otra literatura para los tratamientos pastorales.
Tanto es así que prácticamente no existen ya manuales de teología
pastoral y su problemática es más abordada por los artículos especializados
puntuales que por una sistematización global para el uso escolar. La práctica
carencia de ellos en nuestra lengua es una buena prueba de su misma
dificultad en un momento en que, por otra parte, el lenguaje eclesial se está
refiriendo siempre a lo pastoral.
Junto a esto hay que añadir que el tratamiento de una realidad eclesial
desde su acción dinámica desaconseja un método de acercamiento más
estático y ahistórico, como puede ser el de un manual.
El que toda teología ha de tener una proyección pastoral y ha de ser en
sí misma pastoral es afirmado por todos; una teología que no lleve a una
acción eclesial o que no sirva para la misión de la Iglesia se sitúa fuera de lo
que deben ser sus coordenadas. El que lo pastoral sea teológico es muchas
veces más repetido que existencialmente vivido en la tarea de la Iglesia Y sin
embargo, quizá una de las necesidades primeras que se presenta hoy a la
acción pastoral es su sustrato teológico para que sea verdaderamente acción
eclesial. Ya que un manual debe dedicarse más a lo comúnmente admitido que
a la toma de postura en cuestiones concretas y candentes de la vida eclesial, a
lo que ha de ser asegurado como sustrato de todo tratamiento actual del tema
más que a la defensa de posturas personales, hemos dividido el tratamiento en
las dos partes clásicas en nuestro tema:
En la primera, fundamental, analizamos la acción pastoral, sus
fundamentos bíblicos, la historia de su teología, sus distintos imperativos.
3
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
SIGLAS Y ABREVIATURAS
AAS Acta Apostolicae Sedis (Roma 1909-).
ACTSYN Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumemci Vaticam II (Roma
1970-1980).
AG VATICANO II, Decreto Ad gentes, 7 diciembre 1965.
CaCo COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATFQUESIS, La
catequesis de la Comunidad. Orientaciones pastorales para la
catequesis en España, hoy (Madrid 1983).
CalCa Catecismo de la Iglesia Católica (Roma 1992).
CD VATICANO II, Decreto Christus Dominus, 28 octubre 1965.
CFC FLORISTÁN C.-TAMAYO J. J. (ed ), Conceptos fundamentales
del cristianismo (Madrid 1993).
CFP FLORISTÁN C.-TAMAYO J. J. (ed ), Conceptos fundamentales
de pastoral (Madrid 1984).
CIC Código de Derecho Canónico (Roma 1983).
CL JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifideles laici, 30
diciembre 1988.
CLIM CONFERFNCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Los cristianos laicos.
Iglesia en el Mundo (Madrid 1992).
CT JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Catechesi tradendae, 16
octubre 1979.
DGPC Directorio General de Pastoral Catequética (Roma 1971).
DV VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum, 18 noviembre
1965.
EN PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 8
diciembre 1975.
GS VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 7 diciembre
1965.
HPTh ARNOLD F, X.-RAHNER. K.-SCHURR V.-WEBER L. M.-
KLOSTERMANN. F. (ed), Handbuch der Pastoraltheologie
Praküsche theologie der Kirche in ihrer Gegenwart (Friburgo d. B.
1970-1972).
LG VATICANO II, Constitución dogmática Lumen gentium, 21
noviembre 1964.
MS FEINER J.-LOHRER M. (ed ), Mysterium Salutis. Manual de
Teología como historia de la salvación (Madrid 1969-1975).
PDV JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Pastores dabo vobis, 25
marzo 1992.
PO VATICANO II, Decreto Presbyterorum ordinis, 7 diciembre 1965.
RICA Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (Roma 1972).
RM JUAN PABLO II, Encíclica Redemptoris missio, 7 diciembre 1990.
5
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
6
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO I
LA TEOLOGÍA PASTORAL
1
Este estatuto, junto al valor teológico y el sentido eclesial, ha necesitado fundamentación durante los dos
siglos de existencia de la teología pastoral. Cf. SZENTMARTONI, M, Introducción a la Teología
Pastoral (Estella 1994), 10.
7
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
8
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
I. UN PRIMER ACERCAMIENTO
Indudablemente, el empleo lingüístico de la palabra «pastoral» tiene una
primera connotación que es la de la práctica y la acción en la vida de la Iglesia.
Podemos hacer una primera aproximación al término y decir que
comúnmente lo empleamos para referirnos a lo práctico en la Iglesia, al trabajo
que se realiza concretamente dentro de ella. En este caso, serían campos
distintos de la pastoral las diferentes acciones eclesiales. De la misma manera
que en nuestro lenguaje normal contraponemos el obrar al ser, en teología
situamos el actuar eclesial frente al ser eclesial y hacemos de ambos objeto de
dos diferentes disciplinas teológicas. Mientras la teología dogmática
eclesiológica estudiaría el ser de la Iglesia, el terreno de la teología pastoral
estaría en la acción, en la tarea que en ella se desarrolla cada día. Con tal
connotación nos referimos comúnmente a la pastoral en la vida de la Iglesia, ya
utilicemos este término como sustantivo, como adjetivo o acompañado de
algún genitivo.
Una segunda posibilidad de acercamiento al término sería la de fijarnos
en otro que hemos convertido en su antónimo: muchas veces entendemos la
pastoral en su contraposición a lo doctrinal 4. Algo muy distinto es, en nuestro
lenguaje, lo doctrinal y lo pastoral; y hemos señalado para lo doctrinal el ámbito
académico reducido a un determinado número de personas y para lo pastoral
el ámbito de las acciones abarcadas por la vida eclesial con un espectro mucho
4
«En particular, en el lenguaje eclesiástico, "pastoral" es entendido en su delimitación en confrontación
con "doctrinal". Mientras "doctrinal" sugiere la impresión de "claramente establecido" e "inmutable",
"pastoral" habla de difuminación de contornos y de flexibilidad un cierto grado de contingencia, propio
de cuanto se refiere no a verdades intelectualmente percibidas, sino a realidades históricas tomadas en su
concreción.
Si "doctrinal", especialmente si está en conexión con "dogmático", habla de nivel abstracto de
comprensión y del carácter teórico de la argumentación, "pastoral" se refiere, por el contrario, a todo lo
que es concreto y operativo; si "doctrinal" y "dogmático" (...) juntamente con "escolástico" requiere un
cierto tecnicismo de expresión y una determinada cientiftcidad de exposición, "pastoral" indica, por el
contrario, una modalidad en cierto modo divulgativa y un esfuerzo de consonancia con la que se presume
ser la sensibilidad media de los destinatarios y, por eso, capaz de llegar y hacerse entender por una
cantidad más vasta de oyentes» SEVESO, B., Edificare la Chiesa. La teologia pastorale e i suoi problemi
(Turín 1982), 45.
9
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
5
4 En cuanto al problema de la teoría y la práctica, cf LEHMANN, K., «Das Theone-Praxis-Problem und
die Begründung der Praktischen Theologie», GREINACHER, N ,«Das Theone-Praxis-Problem ín der
Praktischen Theologie», y SAUTER, G., «Der Praxisbezug aller theologischen Disziphnen», en
KLOSTERMANN, F.-ZERFASS, R. (ed),Praktische Theologie heute (Munich 1974), 81-131.
10
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. La pastoral fundamental
Un primer nivel reflexivo sobre la acción pastoral de la Iglesia es el que se
pregunta por la misma acción en sí misma considerada 6. En un terreno previo a
cada una de las acciones concretas, la Iglesia puede y debe preguntarse qué
hace y de qué manera se manifiesta en la acción su propio ser 7. Lógicamente,
este primer nivel de comprensión de la acción pastoral está fuertemente
influenciado por la conciencia del mismo ser eclesial. La reflexión pastoral es
deudora directa de la teología eclesiológica no por ser una conclusión de su
tratamiento, sino por ser su manifestación epifánica. En este nivel no podemos
hablar de teología pastoral prescindiendo de sus raíces eclesiológicas, de la
misma manera que podemos decir que una eclesiología que no exige una
acción pastoral es, en sí misma, reductora.
Es natural porque a grandes rasgos podemos decir que, mientras la
eclesiología estudia el ser de la Iglesia, la pastoral estudia el obrar, y ambos
están perfectamente trabados. Por eso, el estudio de la eclesiología y el de la
teología pastoral han tenido una historia paralela. La pastoral no es una mera
consecuencia operativa de la eclesiología dogmática, sino que están en
interconexión profunda. De hecho, el modo de considerar a la Iglesia en sus
elementos constitutivos influye necesariamente en la manera como ella existe
en el tiempo y en el espacio. Rahner habla de una eclesiología esencial y una
eclesiología existencial para señalar la mutua implicación a la vez que los
distintos modos de tratamiento de la realidad eclesial 8.
Esta misma realidad fue puesta claramente de manifiesto en la historia
del Concilio Vaticano II. A la constitución dogmática Lumen Gentium siguió la
promulgación de la constitución pastoral Gaudium et Spes. Ambas
constituciones, que son el origen de los tratados de teología de la Iglesia y de
teología pastoral tal y como los hemos estudiado durante los últimos 30 años
6
Cf. SCHUSTER, H., «Ser y quehacer de la teología pastoral», en Concilium 3 (1965), 8.
7
«La teoría inmanente a la actuación creyente y eclesial pue
de ser objeto de reflexión científica; con ello nos encontramos en medio de la disciplina teológica de la
teología práctica Desarrolla así una teoría teológica de la praxis cristiana y eclesial, tal como llega de la
historia, se realiza hoy y continúa hacia el futuro». ZULEHNER, P. M , «Teología práctica», en
EICHER, P , Diccionario de conceptos teológicos, 11 (Barcelona 1990), 530.
8
Cf. RAHNER K., «Ekklesiologische Grundlegung», en HPTh, I, 121-122.
11
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. La pastoral especial
Un segundo nivel que podemos encontrar en el uso del término pastoral
es el que se refiere a la acción de la Iglesia en una situación determinada. Ya
no se trata de contemplar la acción en sí misma y de hacer una teoría sobre la
acción, sino del contraste entre lo que es la acción pastoral en sí y su
realización histórica en cada una de las estructuras y acciones pastorales
concretas.
En este caso, contemplamos la acción de la Iglesia en el hoy de la
historia con un objetivo muy determinado: la proyección de una acción nueva
que responda con más autenticidad a lo que la acción pastoral debe ser.
Por ello, los contenidos de la pastoral especial, que son las estructuras y
las acciones pastorales tal y como hoy están presentes en la Iglesia, deben ser
9
Cuando el cardenal Suenens propuso la división de los dos tratamientos de la Iglesia, partía de una
premisa común Cf. ACTSYN I/IV, 222-225.
10
Cf capítulos 3 y 4.
11
Cf capitulo 5.
12
Cf capítulo 6.
13
Cf capítulo 7.
14
Cf capitulo 8.
15
Cf capitulo 9.
12
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
16
Cf MIDALI M., Teologia pastorale o pratica, (Roma 1985), 349-357.
17
Cf GS 62.
18
Conviene tener esto en cuenta en una época en la que los análisis sociológicos, psicológicos,
pedagógicos o incluso económicos sobre la Iglesia son frecuentes y aparecen con asiduidad en los medios
de comunicación social Son visiones importantes que la teología pastoral ha de tener en cuenta, pero no
se identifican por sí mismos con la teología pastoral. Es más, a veces estos mismos análisis son el cuerpo
de tratados de pastoral o de artículos especializados; llamar a esto teología pastoral es hacer un seno
reduccionismo de su ser y de su tarea en la Iglesia.
13
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. La pastoral aplicada
Pasamos en ella del terreno de lo reflexivo a lo operativo, de la
universalidad a la concreción, del pensamiento a la acción. Su campo ya no
está en el interior de los estudios teológicos, sino en la vida concreta de la
Iglesia.
En la normalidad de nuestro lenguaje, el término pastoral se identifica
con este nivel en multitud de ocasiones y es porque en él se realiza la acción y
porque para él existe la reflexión teológica previa.
19
«La teología pastoral tiene también una función en la misma realización de la Iglesia Ejerce una
constante función crítica frente a la Iglesia y sus formas de acción. Somete las estructuras de la Iglesia a
un examen crítico y busca formas y estructuras del quehacer pastoral adecuadas a la situación»
CALVO, F. J , «¿Que se entiende por teología pastoral?», en Vocaciones 59 (1973) 54.
14
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
15
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
16
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
22
Cf. ANTÓN, A., «Magisterio y Teología dos funciones complementarias en la Iglesia», en Seminarium
29 (1989) 351-382.
17
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO II
FUNDAMENTOS BÍBLICOS DE LA TEOLOGÍA PASTORAL
El término pastoral, que hoy aplicamos comúnmente a la acción de la
Iglesia, encierra una primera connotación que es la de la tarea del pastor. La
evolución histórica de las ideas teológicas y pastorales ha llevado a la revisión
profunda de este vocablo, de su amplitud y de sus distintas dimensiones. De
hecho, y lo veíamos en el capítulo anterior, bajo un solo término se encierran
distintas posibilidades de comprensión y la misma historia ha sido origen de un
cambio profundo en su entendimiento.
El paso en sus contenidos de la teología pastoral a la teología
práctica, o el paso de la pastoral del ministerio ordenado a la acción de la
Iglesia, es claramente significativo de esta evolución. Denominándose
siempre con el mismo término, las realidades eclesiales a que ha hecho
referencia la palabra pastoral han sido muy diversas. Indudablemente una de
las razones del cambio de concepciones teológicas y pastorales que se ha
dado en la reciente historia ha sido la de los estudios bíblicos. Entre los
movimientos renovadores del comienzo de este siglo ocupa un lugar importante
por la trascendencia de su influjo en los niveles cognoscitivos y prácticos de la
teología.
Por eso, al menos brevemente, es necesario que acudamos a los
fundamentos bíblicos del término pastoral y de la primera acción de la
Iglesia y que los sistematicemos para encontrar los orígenes de nuestro
tratamiento y rastrear las características normativas que siempre han de
enmarcarlo.
Nuestro recorrido ha de ser necesariamente sintético, marcando las
direcciones fundamentales que nos indica la acción pastoral de Cristo y
de la Iglesia en los textos de la revelación.
23
Concepto «Pastor y rebaño», en LFON-DUFOUR, X , Vocabulario de teología bíblica (Barcelona
1972). 651-654.
18
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
19
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
24
Cf. VON RAD, G., Teología del Antiguo Testamento (Salamanca 21973), II, 295.
20
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
21
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
22
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
28
Cf TAMAYO J. J., «Jesucristo», en Diccionario abreviado de pastoral, 244.
29
GONZÁLEZ FAUS J. I., «Aspectos antropocéntricos de Dios en Jesús», en Sal Terrae 971 (1994),
636.
30
SCHILLEBEECKX E., Jesús La historia de un viviente (Madrid 1981), 559.
31
Cf. JEREMÍAS J., El mensaje central del Nuevo Testamento (Salamanca 1966), 30-31.
23
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
32
Cf BUSTO SAIZ J. R., «Jesucristo», en CFC, 646
33
Todo el evangelio de Lucas es una muestra evidente de la preferencia de todos los marginados en la
acción de Jesús
24
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
34
Cf BUSTO SAIZ, J R , íbid , 648.
35
Cf FLORISTAN C., Teología practica 45.
36
Para Pablo, el encuentro con el resucitado es razón del apostolado.
37
Cf ALFARO o. c., 17.
38
Cf SCHILLWBEECKX E., «Iglesia y humanidad», en Concilium 1 (1965)65-94.
39
Cf BOFF L., Eclesiogénesis (Santander 1979), 38-39.
25
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
entra a formar parte de este misterio, fuera del cual no tiene razón de ser La
Iglesia es misterio derivado del único misterio que es Cristo 41.
La acción de Jesús tiene su continuidad en la acción de una Iglesia que
surge del resto de Israel, del grupo de los discípulos de Jesús terreno y de la
recepción del Espíritu de Pentecostés, fruto de la Pascua 42. Si hemos llamado
pastoral a la acción de Jesús por sus connotaciones bíblicas, también
llamamos pastoral a la acción de una Iglesia que continúa en el mundo su
misión hasta su vuelta.
A partir del día de Pentecostés, la predicación apostólica, surgida de la
interpretación de la historia de Jesús desde su resurrección y comprendida
desde los profetas del Antiguo Testamento 43, va haciendo surgir una
comunidad eclesial cuyas características siempre hemos considerado
normativas para la Iglesia de todos los tiempos. Más que analizar la acción en
sí44 de la primitiva comunidad, analicemos los presupuestos reflexivos sobre los
que se construye su acción y las características que la definen como tal acción
eclesial o pastoral. Son éstas:
a) Es una acción que no es propia de la Iglesia, sino derivada Está en
conexión con el Señor Jesús, de quien depende en una continuidad de misión,
y es, por su misma esencia, trinitaria, fruto de la economía salvífica de toda la
Trinidad. Los apóstoles son conscientes, y así lo han testimoniado después los
evangelios brotados de sus catequesis, de que ellos continúan en medio del
mundo la tarea a la que había sido enviado Jesús por el Padre con la fuerza del
Espíritu «Como el Padre me envió, así los envío yo, reciban el Espíritu Santo»
(Jn 20,21).
Esta acción trinitaria tiene el protagonismo de la vida de la primera
Iglesia y es fundamentación clara de toda la acción pastoral de los apóstoles y
de las primeras comunidades cristianas Antecede a toda reflexión Cuando
todavía no existía la teología, ya existía la acción pastoral que surge de la
misión del Hijo que la Iglesia continúa en el mundo Y para que esta acción
exista, el Espíritu de Jesús, fruto de su Pascua, hace presente de una forma
nueva a Cristo en medio de su comunidad.
Por ello, la acción pastoral de los primeros cristianos no es propia ni es
considerada como tal, sino que siempre se repetirá el «en nombre de Jesús»
(Hech 2,38, 3,6, 4,18, 10,48) La Iglesia se siente el nuevo Cuerpo por el que
Cristo se hace presente y actúa en medio del mundo Quien ha hecho posible
esta nueva «encarnación» ha sido el Espíritu de Dios.
La presencia del Hijo por el Espíritu en la comunidad.
40
Para profundizar en este tema, cf ALFARO, J , «Cristo, Sacramento de Dios Padre La Iglesia,
Sacramento de Cristo glorificado», en Gregorianum 48 (1967) 5 27.
41
Cf LUBAC, H DF, Paradoja y misterio de la Iglesia (Salamanca 1967), 34-35.
42
Cf SCHLIER, H , «Eclesiología del Nuevo Testamento», en MS, IV/I, 217-218.
43
Cf SCHNACKENBOURG, R, La Theologie du Nouveau Testament (Brujas 1961), 43.
44
" Para un estudio de esta acción, cf FLORISTAN, C , «La acción pastoral de la Iglesia primitiva», en
Teología practica (Salamanca 1991), 53-80.
26
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
27
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
45
Cf LEON-DUFOUR, X , La fracción del pan Culto y existencia en el Nuevo Testamento (Madrid 1983),
156.
46
La obra de BROWN, R E, Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron (Bilbao 1986) es una buena muestra
de la diferencia de las estructuras eclesiales en los distintos textos apostólicos.
28
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
29
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
para ver cuál es el que tiene un resultado más eficaz? ¿Dónde tiene la misma
Iglesia los recursos para optar por las acciones? El servicio de la teología y el
magisterio tienen un importante papel en las acciones pastorales. La historia de
la primera comunidad así nos lo demuestra.
— Cuando Pablo tiene que optar por medidas concretas en el caso de
los judaizantes, no toma una decisión acomodada a su manera concreta de
ver, sino que hace teología de la universalidad de la salvación. La situación real
de la Iglesia es fuente de una reflexión teológica que en sus primeros
momentos no existe, porque solamente quiere repetir la acción de su Señor,
pero que, posteriormente, se va haciendo necesaria por la pluralidad de
situaciones, por la aparición de problemáticas totalmente nuevas y por el
mismo diálogo, apologético o no, con la cultura y el pensamiento circundantes.
No se entiende una acción pastoral nueva sin una teología que la sustente.
Entre los servicios que el pensamiento aporta a la Iglesia hay que destacar el
de ir fijando la propia tradición 47. El concepto de salvación, de Iglesia, de
evangelización, etc., se hace visible y captable en las acciones pastorales, pero
son éstas también las que obligan a la teología a adentrarse en diferentes y
nuevas temáticas. Este diálogo entre la pastoral y la teología ha sido siempre
provechoso y fecundo. Ha hecho que la teología no se ande por las ramas y
que las acciones pastorales hayan sido serias. La dirección de la influencia
siempre ha sido doble: unas veces han sido las necesidades de la
evangelización las que han impulsado el pensamiento y la reflexión teológicos,
otras ha sido el mismo pensamiento quien ha señalado a la Iglesia caminos de
acción y opciones concretas en su actividad pastoral. En todo este desarrollo
no podemos olvidar la acción del Espíritu que conduce a la Iglesia y que se
vale también de la tarea del pensamiento para realizar su obra.
— Pedro decide el bautismo de los primeros gentiles (Hech 10,47-48).
Pablo y Bernabé suben a Jerusalén para solucionar el problema de la Iglesia
de Antioquía (Hech 15,2). Pablo hace cambiar el comportamiento de la Iglesia
de Corinto y se siente con el poder necesario para hacerlo, etc. Cada una de
las comunidades cristianas creadas va teniendo un responsable último desde la
autoridad apostólica. La expansión del cristianismo por la tarea evangelizadora
va sembrando comunidades cristianas en las que se articula un servicio de
autoridad, aunque al comienzo sea más indeterminada y no siempre coincida
en su estructuración. Poco a poco la Iglesia fue creando un ordenamiento de su
vida y de sus ministerios al servicio de esa vida. Entre sus tareas, se van
destacando las de conservar la herencia apostólica y las de distinguir entre la
recta y la falsa doctrina48, servicio inexcusable para ir fijando la regla de la
propia fe. En definitiva, las últimas decisiones de la acción pastoral no
corresponden a la teología ni a la acción carismática, tan presente en la
47
Cf. TREVIJANO, R., Orígenes del Cristianismo. El trasfando judío del cristianismo primitivo (Salamanca
1995), 374-378.
48
Cf. LOHSE, E., Teología del Nuevo Testamento (Madrid 1978), 251-255.
30
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
primera comunidad, sino al servicio de la jerarquía 49, que, sin oponerse a otras
funciones, comienza a ser esencial para la vida de la Iglesia. Ella es
responsable, en muchas ocasiones, de la acción pastoral por que, entre sus
tareas, está la del discernimiento. La teología ha clarificado y ha situado la
problemática profunda de la acción, pero la acción ha sido decidida por las
distintas cabezas de la Iglesia que son también cabezas pastorales en ella.
49
«Los carismas y su función edificante no se contradicen en absoluto con lo que llamamos "ministerio".
Este surge en la Iglesia desde el principio, sea en la forma que fuere y de un modo más o menos reflejo.
Su punto de arranque está ya en el boceto eclesial del grupo de discípulos de Jesús terreno,
concretamente en la función escatológica de los “doce”, y después va adquiriendo vigencia en el
“ministerio”, es decir, en la elección, instauración y otorgamiento de la potestad, en el mandato y misión
po parte de los “apóstoles” que son los responsables de la Iglesia. Después, el apostolado se va
desprendiendo de los oficios posapostólicos en todos los sentidos» SCHLIER H., Lc 2, 21.
31
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO III
HISTORIA DE LA TEOLOGÍA PASTORAL
La pastoral como disciplina teológica tiene una historia reducida. Aunque
en verdad que su terminología primera está unida a los planteamientos y la
recepción del Concilio de Trento 50. Podremos decir que su historia
académica y su desarrollo están unidos a la moderna concepción
eclesiológica y, no tienen más de dos siglos de existencia.
Casi podemos decir que fue el acontecimiento del Vaticano II, con toda
su problemática anterior y posterior, el que hizo que la teoría y la práctica
pastoral de la Iglesia española se encontraran con las ideas que la teología
centroeuropea había ya desarrollado ampliamente.
50
Como antecedentes de los tratados de teología pastoral, se suelen citar: San Pedro Canisio utiliza por
primera vez el nombre Teología Pastoral. 1585: MOLANUS J., publica Theologiae practicae compendium,
separando de la teología formal especulativa una teología practica. 1591: BINSFEL P., obispo auxiliar de
Tréveris, escribe el primer libro sobre esta materia, siguiendo la mentalidad del Concilio de Trento:
Enchiridion Theologiae Pastoralis.
51
Ya en el año anterior se había dado un intento para la creación de una teología pastoral dedicada a los
clérigos menos dotados.
32
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
52
Se denomina josefinismo al sistema de relaciones entre la Iglesia y el Estado que se intentó imponer a
finales del siglo XVIII. Recibe su nombre del Emperador José II de Austria (1780-1790), que fue uno de
los principales autores del sistema. En él la Iglesia debería estar subordinada al Estado en todos sus
aspectos externos (disciplinares y de derecho interno de la Iglesia) en atención al interés del Estado en
promover el bien común, lo que llevaba -según sus promotores- a interesarse por el bien espiritual de
sus súbditos. En efecto, el canciller Kaunitz, uno de los protagonistas de los hechos, declaró que «le
importa mucho al Príncipe que el Dogma permanezca conforme al Evangelio, y que tanto la disciplina
del clero como el culto se ajusten a las necesidades del bien público, no menos que el determinar con
libre criterio a quién, sea éste quien fuese, pueden confiarse cosas de tanta trascendencia».
33
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
34
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
35
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
36
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
37
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
53
Hodegética significa, guiar o mostrar el camino. Como término técnico de la pedagogía histórica es, en
esencia, la doctrina de dar instrucciones. La tarea de la Hodegética es transmitir "el propósito de los
estudios académicos y su metodología" (Horst Kunze). La hodegética se apega al estudio de la disciplina
y gobierno de los alumnos... "consiste en la educación ética y estética en primer lugar, cuyo objeto es
influir sobre los sentimientos y la voluntad y formar el carácter del educando". La hodegética (del griego
odeghéo = guío) se refiere al munus regendi, es decir, a la dirección de las almas y al gobierno de la
comunidad, y a la buena administración de sus bienes espirituales y materiales.
38
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
39
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
defienden Las dos disciplinas tienden a asegurar esta institución como garantía
del autentico ser de la Iglesia De este modo, los caracteres visibles de la Iglesia
son los que prevalecen en su estudio y, aunque los tratados de pastoral estén
destinados al cuidado de las almas, este cuidado se desarrolla por la segundad
de elementos visibles en la vida de la Iglesia La santidad de las almas parece
el resultado exacto de la puesta en practica de unas normas concretas sobre el
funcionamiento de las instituciones.
— No todos siguieron los mismos caminos, tanto en una disciplina como
en la otra Aunque las ideas nuevas no fueron reconocidas en el campo de la
eclesiologia y en el campo de la pastoral, lo cierto es que existen autores que,
con su obra, siguen aportando una doctrina renovada dentro de la teología
postvaticana La siembra de su olvido fue ampliamente recompensada por el
fruto posterior, fruto que ellos mismos ya no vieron Tanto en el terreno del
magisterio como en el de la teología no se puede decir que los cincuenta años
posteriores al Vaticano I fueron perdidos y que no hubo ideas nuevas que
renovaran el panorama existente
40
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
54
Especialmente la Satis cognitum y la Divinum illud encíclicas del Papa Leon XIII.
55
La más clara fue la encíclica Mystici Corporis de Pío XII, del 29 de junio de 1943, que marcó con
claridad los límites dentro de los que una teología del Cuerpo místico puede desarrollarse.
41
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
42
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
43
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
44
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
45
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
46
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
47
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
48
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
49
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO IV
LA CONSTITUCIÓN PASTORAL DEL VATICANO II
A lo largo del recorrido histórico que hemos desarrollado en el capítulo
precedente, siempre hemos encontrado una diversidad de enfoques del
problema eclesiológico y, como consecuencia, del problema pastoral. Las
concepciones jurídicas y comunitarias, internas y externas de la vida eclesial,
se han intensificado unilateralmente en las visiones teológicas, o en las del
magisterio, o en sus repercusiones pastorales, o en las de todos entre sí,
resultando que más de una vez teología, magisterio y acción pastoral no se han
dado la mano en el tiempo, sino que han tenido que pasar los años para que la
concepción de la Iglesia de los teólogos haya repercutido en los documentos
magisteriales o en la acción de la Iglesia.
Sin embargo, el Concilio supone la colaboración de la teología y el
magisterio en el mismo trabajo y también el trabajo común de teólogos con
distintos modos de pensar y de obispos con concepciones eclesiológicas muy
diferentes. El gran resultado de la tarea conciliar, después de largos y pesados
trabajos, son unos documentos que, votados por la inmensa mayoría, suponen
el encuentro real en una serie de puntos fundamentales de todos los miembros
y tendencias.
De este modo, podemos considerar al Vaticano II como el final de un
desarrollo eclesiológico que se ha mostrado en diversas tendencias y
corrientes. Por supuesto, este final en el encuentro de todo este período
histórico que nos está ocupando supone el inicio de una nueva evolución en la
que hoy nos situamos.
La Constitución pastoral es una de las muestras más claras de cómo
distintas tendencias ideológicas presentes en el Concilio llegaron a un texto
final en el que la gran mayoría de padres conciliares estaban de acuerdo.
Siendo el último documento del Concilio, muestra uno de los aspectos de su
historia que continuamente se repitió en él.
50
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
51
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
52
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
escrito. Muchas veces se ha hablado del optimismo que refleja ante la situación
del mundo y del progreso. Quizá era entonces uno de los signos de los tiempos
que hoy ya no puede ser leído de la misma manera.
Existía ciertamente un optimismo generalizado que hablaba de la
bondad del hombre, del poder de su inteligencia, de la belleza de sus
realizaciones y de la esperanza en un futuro que estaba claramente a su
alcance. Y, dados los presupuestos de los que parte la Constitución, ese
optimismo se manifiesta en la redacción conciliar y hace de ella un texto muy
unido a un contexto. Hoy habría que hablar de una manera muy diferente. Pero
precisamente ese lenguaje refleja su carácter pastoral.
La historia conciliar fue difícil para la redacción del documento y la
metodología empleada iba a ser realmente nueva y fuente de un distinto
quehacer teológico. Entramos en ambos temas porque en su tratamiento está
gran parte del conocimiento de lo que fue la misma Constitución.
53
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
54
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
55
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
56
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
56
GS 1.
57
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
58
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
59
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
60
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
61
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CONCLUSIÓN 91-93
57
Cf. RAMOS GULRREIRA, J. A., «El cristocentrismo de la reflexión eclesiológica de Pablo VI», en Diálogo
ecuménico 24 (1989) 5-40 y 247-288.
62
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
63
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1 La primera parte
— Dentro de este fuerte cristocentrismo que preside toda la
Constitución, especialmente en su primera parte, el capítulo primero de la
primera parte de la Constitución ofrece la persona de Cristo como sentido
último que resuelve la pregunta misma por el hombre.
«En realidad, el misterio del hombre solo se esclarece en el
misterio del Verbo encarnado ( ) En el, la naturaleza
humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también
en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su
encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo
hombre»62
61
Las ideas básicas de la Constitución respaldan asi todo el giro cnstocentnco de la eclesiologia que
venia produciéndose desde comienzos del siglo xix y que se había manifestado con fuerza en la
eclesiologia de entreguerras.
62
GS 22.
63
Ibidem. 32.
64
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
64
Ibidem. 38.
65
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
66
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. La segunda parte
Puestos todos estos presupuestos, la Constitución pastoral pasa en su
segunda parte a analizar concretamente problemas urgentes de la humanidad:
la familia, la cultura, la vida económico-social, la comunidad política, la paz en
el mundo, todos aquellos problemas que en un principio no se veían como
objeto de una constitución conciliar, pero ahora, puestas las bases de la
primera parte de la Gaudium et Spes, tienen perfecta cabida y son exponente
concreto de la doctrina de la encarnación.
No nos detenemos ni entramos en el desarrollo de todas las ideas que,
en este terreno, están presentes en la Constitución. En nuestra temática, nos
interesaba más el análisis de su forma de hacer teología y de tratar las
realidades mundanas y el diálogo de la Iglesia. La doctrina concreta en torno a
los temas de la segunda parte es más histórica y está sujeta a cambios
culturales y a las nuevas situaciones de la humanidad.
Sin embargo, es preciso que hagamos alguna referencia a unas cuantas
ideas que van a iluminarnos después en el camino de algunos temas
pastorales.
En cuanto al tema de la cultura, el texto conciliar hace tres afirmaciones
fundamentales65:
— La necesidad de que la fe esté encarnada en una cultura concreta, ya que
solamente así puede llegar en profundidad a los hombres y formar parte de su
vida. El Evangelio ha necesitado y necesita siempre la cultura de los pueblos.
65
Cfr. GS 58.
67
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
66
Cfr. GS 61.
67
Cf. GS 64-65.
68
GS 67-68.
69
GS 74.
70
Cf.GS 75.
68
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
71
Cf. GS 76.
72
Capítulo quinto de la segunda parte de la Constitución.
73
27 Cf. CONGAR, Y. M, «Iglesia y Mundo en la perspectiva del Vaticano II», en CONOAR-PEUCHMAURD
(ed.), La Iglesia en el mundo de hoy (Madrid 1970), III p 37. 44.
69
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
70
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
71
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
72
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO V
RAICES ECLESIOLOGICAS DE LA TEOLOGÍA PASTORAL
Analizada la historia de la teología pastoral desde sus fundamentos
eclesiológicos, y habiéndonos detenido de un modo especial en la redacción de
la constitución pastoral del Vaticano II, pasemos ahora a contemplar el
panorama eclesiológico desde el que vamos a continuar el estudio de la
teología pastoral.
Si hasta este momento nos hemos preguntado siempre por la
concepción eclesiológica que subyacía a toda propuesta pastoral, es lógico que
también ahora nos preguntemos por la concepción eclesiológica que va a estar
por debajo de todo nuestro tratamiento de teología pastoral, tanto fundamental
como especial.
73
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
74
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
relaciones, tal y como lo ha hecho el Vaticano II, implica una acción pastoral
que se caracterice igualmente por esta triple referencia. De hecho, la historia
de la teología pastoral la ha ido descubriendo paulatinamente.
Si el Concilio Vaticano II descubre esta noción de Iglesia como servicio a
otras realidades que, tanto en su ser como en su obrar, van a ir configurando
su esencia, es lógico que opte por el término sacramento para desvelar su
misterio. Ya en la teología anterior al Concilio había estado presente y se
recogen en él los frutos de la reflexión anterior. Sacramento habla de una
realidad significante y de otra significada a la que se sirve desde el signo. Tras
una teoría eclesiológica que había concentrado sus esfuerzos en el mismo ser
de la Iglesia, el Concilio opta por una eclesiología centrífuga, que busca su
centro de gravedad en aquellas realidades a las que sirve y desde las que se
entiende.
Y lo mismo ocurre con la acción pastoral. Tras una acción que siempre
buscó a la misma Iglesia como término de lo pretendido, la pastoral tiende
ahora a buscar fundamentalmente esos núcleos referenciales que son los que
dirigen el actuar eclesial. No se trata de que la Iglesia se busque a sí misma,
sino que busque a Cristo, al Reino y al mundo. La acción pastoral se convierte
también en una acción centrífuga, que va desde el interior de la Iglesia hacia
las realidades servidas por ella. Este servicio devuelve al actuar eclesial sus
raíces evangélicas.
Es necesario, por tanto, que intentemos entrar en las relaciones que
unen a la Iglesia con las realidades a las que sirve y veamos las implicaciones
que, tanto para su ser como para su obrar, tanto para la eclesiología como para
la pastoral, comportan. Inmediatamente nos damos cuenta de que las
relaciones son dialécticas. Por una parte tienden a la identificación, pero, por
otra, señalan claramente sus diferencias. Y es esa tensión la que, en realidad,
hace vivir a la Iglesia y es fuente de todo su obrar.
Sin Cristo, sin Reino y sin mundo, la Iglesia perdería su razón de ser,
pero cualquier identificación absoluta con ellos haría que la Iglesia perdiera su
identidad y equivocara su puesto en la economía salvífica. Lo mismo nos
ocurre en la acción pastoral: si la Iglesia se coloca a la suficiente distancia de
estas tres referencias, si las busca con su acción pero no se identifica con
ellas, entonces estará realizando su tarea y será fiel a su misión.
Históricamente está claro que errores en la acción pastoral de la Iglesia
han tenido como causa el no saber distinguir entre la Iglesia y estas
referencias, ya sea por olvido de alguna de ellas, ya sea por haberse querido
identificar con ellas. Tan peligroso ha sido para la acción pastoral el
reduccionismo como la absolutización.
75
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. Cristo
Indudablemente sólo podemos concebir la Iglesia partiendo de su
relación con él. Cuando Pablo VI inauguraba la segunda sesión conciliar en
otoño de 1963, pedía a los padres conciliares que intentasen dar una noción
clara de lo que la Iglesia es y les recordaba que solamente esto es posible en
la medida en que se haga desde Cristo 75. Meses más tarde, cuando concluyó la
sesión, la encíclica Ecclesiam suam76, quizá la mejor encíclica eclesiológica de
todos los tiempos, volvía a recoger y repetir las mismas enseñanzas.
El fundamento teológico
La intervención de Pablo VI apoyaba la nueva forma de concebir el
esquema de Ecclesia tras el primer fracaso en diciembre del 62. Desde ella, la
Iglesia ha de ser entendida en continuidad con el misterio de la encarnación o,
quizá mejor dicho, formando parte de ese misterio, si entendemos el misterio
de Cristo como el «Christus totus» agustiniano al que hace referencia el papa
en su opción eclesiológica77 y que es así recuperado para la teología de la
Iglesia. Dentro
del misterio de Cristo se encuentra el misterio eclesial, dentro de la fe en Cristo
se halla la fe en la Iglesia. En realidad, la Constitución dogmática Lumen
Gentium comprende el ser de la Iglesia desde el misterio de la plenitud de
Cristo, misterio superior y totalizante que abarca tanto el de la encarnación
como el de la Iglesia. Las mismas palabras iniciales ponen en relación a la
Iglesia con la luz de las gentes que es Cristo.
Cuando esto sucede en el aula conciliar en los comienzos de la segunda
sesión, está concluyendo una larga historia que, teológica y magisterialmente,
ha intentado unir la cristología y la eclesiología para mutuamente iluminarse y
comprenderse. Desde el misterio de Cristo, desde su encarnación, se entiende
el misterio de la Iglesia. Esta referencia cristológica de la eclesiología ha sido
un elemento purificador de tendencias eclesiológicas extrañas y recuperador de
una interioridad eclesial tantas veces perdida por concepciones jurídicas y
societarias.
Esta historia comenzó en Tubinga cuando J. A. Möhler, tras darse
cuenta de que su primera gran obra eclesiológica no solucionaba la
problemática que plantea la visibilidad eclesial por haber basado su concepción
solamente en el Espíritu, busca la fundamentación de la visibilidad eclesial en
la encarnación del Verbo y construye una eclesiología sobre bases
cristológicas. Desde entonces, con sus avances y sus retrocesos, siempre ha
75
Cfr.ACTSYN Il/I, 187.
76
Al comenzar la encíclica, Pablo VI hace relación al discurso de apertura de la segunda sesión
conciliar con el que forma una estrecha unidad. Cf. AAS 56(1964) 610.
77
Cf. ACTSYN II/I, 188.
76
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
78
“Nos referimos a la encíclica Satis cognitum, del 29 de jumo de 1886 En ella León XIII
recupera para la teología eclesial magisterial el concepto de Cuerpo de Cristo en el que se
unen esencialmente los elementos visibles y los invisibles de modo que existen
equilibradamente. La unión de ambos elementos en la Iglesia es comparada con la unión en
Cristo de la naturaleza humana y la naturaleza divina. De la identidad en la misión entre Cristo y la
Iglesia, se deduce un paralelismo en el ser para poder llevarla a cabo.
79
Publicada el 29 de junio de 1943, sale al paso de una serie de concepciones erróneas de la
unión del cristiano con Cristo o de la Iglesia con Cristo propiciadas por el excesivo entusiasmo
con que algunos acogieron las nuevas aportaciones que el dogma cristológico daba al
eclesiológico La encíclica supone, en palabras de CONGAR, Y M, «una condenación motivada
contra toda la teología del Cuerpo místico que estableciera una identidad en el ser entre Cristo
y sus miembros De hecho, ahí está la línea divisoria entre una teología ortodoxa y una teología
errónea», Santa Iglesia (Barcelona 1965), 92.
77
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
La repercusión pastoral
Todo lo dicho a nivel eclesiológico tiene unas repercusiones claras en la
acción pastoral. La primera es que esta acción no es propia, sino derivada.
Está en conexión con el Señor Jesús, de quien depende en una continuidad de
misión. La Iglesia no es dueña de su acción ni libre a la hora de señalarla. No
es la decisión de la mayoría de sus miembros la que ha de señalar su camino.
Solamente es acción pastoral aquella que continúa el pastoreo de su Señor en
medio del mundo. La Iglesia se siente el nuevo cuerpo por el que Cristo se
hace presente y actúa en medio de los hombres. Quien hace posible esta
nueva «encarnación» es el Espíritu del resucitado que, como fruto de su
Pascua, llena las realidades eclesiales y se vale de ellas para continuar la obra
salvífica.
El que la Iglesia continúe la obra de Cristo, pero sin ser él, implica
también una diversidad a la hora de entender la presencia de la divinidad en la
acción de la Iglesia. Mientras que en el Verbo encarnado la divinidad estaba
ligada a la humanidad en la unión hipostática y así toda acción de Cristo tenía
como sujeto a la persona divina, no ocurre lo mismo en el caso de la acción de
la Iglesia. El Espíritu Santo no asume la personalidad de los creyentes, ni de la
estructura eclesial, con lo que podemos decir que no todo en la Iglesia es obra
suya; más bien habría que aclarar que hay que buscar su causalidad por la vía
de la alianza y la fidelidad más que por la vía del ser. Las acciones divinas y
humanas no son separables, pero indudablemente tampoco confundibles. De
este modo, ni hay que atribuir a la causalidad humana lo que procede de Dios,
ni hay que hacer a Dios sujeto responsable de todas las acciones humanas en
la Iglesia.
No podemos hablar de la acción humana y de la acción divina en la
Iglesia desde una unión hipostática que no respetara los límites entre la
trascendencia divina y la Iglesia o sus miembros, pero sí podemos hablar
desde una acción derivada del plan salvador de Dios que tiene su
manifestación en Cristo y se extiende a todos los hombres gracias al don del
80
La imagen de esposa, citada por la LG 6, sirve de contrapeso a la de Cuerpo de Cristo. La
esposa muestra la altendad, la distinción entre Cristo y la Iglesia.
81
16 Fundamentalmente dos citas de la LG lo muestran La identidad en el Espíritu.
78
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. El Reino
Desde la eclesiología sacramental del Vaticano II, el tema del Reino de
Dios es afrontado de una forma nueva. Tras una identificación, presente en la
teología y en el magisterio anterior desde San Agustín, entre la Iglesia y el
Reino, las estructuras sacramentales aplicadas a la Iglesia por la teología
prevaticana y asumidas plenamente por el aula conciliar hacen que se deriven
tres consecuencias importantísimas para el estudio de la Iglesia.
La primera es que hay que distinguir claramente entre la Iglesia y aquello
que es significado sacramentalmente por ella. La Iglesia significa la salvación
79
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
definitiva y total del hombre y del mundo que se ha manifestado en Cristo y que
será realidad plena y gozosa para todos en el Reino de Dios. Esto implica la
distinción entre significante y significado, entre Iglesia y Reino de Dios a cuyo
servicio está la Iglesia, sin que pueda de este modo caer en el peligro de una
divinización o absolutización que negara esta referencia.
La segunda consecuencia, derivada de la primera, es que, si la Iglesia
no es el Reino, camina hacia él; se encuentra en una situación peregrinante en
la que el camino que ha de recorrer le indica continuamente lo inacabado de su
ser y de su misión. Por ello, la categoría de Pueblo de Dios reaparece
fuertemente dentro de esta eclesiología. Pueblo de Dios hace referencia a este
carácter peregrinante de la Iglesia hacia la nueva tierra prometida, hacia el
Reino de Dios que de alguna manera ya está presente y actuante en Cristo y
en su Iglesia, pero que espera su total consumación escatológica.
La tercera es que la Iglesia no agota la significatividad y el servicio al
Reino, y que otras realidades mundanas, con las que la Iglesia tiene que entrar
en diálogo y trabajar en colaboración, son también señal de la llegada del
Reino a nuestro mundo y semilla en el corazón de hombres que no pertenecen
a sus estructuras visibles.
El fundamento teológico
Es importante hacer estas precisiones, porque la distinción entre Iglesia
y Reino no siempre ha estado presente en los documentosmagisteriales y en la
teología católica, con un evidente peligro tambien de triunfalismo. Es verdad
que nunca puede ser separado el Reino de Dios, tal y como aparece en la
revelación, de Cristo y de su Iglesia, pero la relación incluyente no implica la
identificación. De este modo, la tensión Reino-Iglesia va a mostrarse como un
elemento purificador de la eclesiología en el sentido de que no permitirá la
identificación de lo divino con lo humano ni la demasiada separación de ambas
realidades82.
Por otra parte, la tensión Reino-Iglesia, al marcar el carácter
peregrinante del Pueblo de Dios, no absolutizará lo que es propio de la etapa
de camino y se fijará más en la unidad y comunión de todos hacia la que
caminamos. Con ello, tanto la eclesiología como la teología pastoral dejan de
ser jerarcología83 para ampliar su mirada a todo el Pueblo y descubrir la Iglesia
en su totalidad y profundizar en el ser y en la misión de todos los miembros.
82
«El Reino se muestra así como elemento purificador en la eclesiología, evitando dos posibles
errores: una excesiva fusión de los elementos humano-divinos componentes de su esencia,
que conduciría a una divinización de la Iglesia, y una exagerada desconexión entre ellos, que
la consideraría una mera organización o comunidad humana», HERNÁNDEZ, J J., o c , 135.
83
El término «jerarcología» ha sido acuñado por CONGAR, Y M , para indicar la tendencia
eclesiológica postridentma que, confrontándose con el protestantismo, se centraba solamente
en los aspectos jerárquicos de la Iglesia Cf Jalones para una teología del laicado (Barcelona
M965), 62-63. La teología pastoral en sus etapas pasadas tiene la misma tendencia y se
reduce a la acción de los sacerdotes en la Iglesia. La superación de esta tendencia en los dos
tratados se da simultáneamente.
80
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
La repercusión pastoral
En concreto, ¿cómo vive la Iglesia en su acción pastoral esa tensión
hacia el Reino?, ¿qué exigencias le plantea el Reino a su acción histórica,
mientras camina hacia él? La Iglesia realiza toda su acción pastoral con una
referencia clara al Reino: lo anuncia por medio de su evangelización, lo
instaura84 por medio de su comunión y su servicio, y lo celebra por medio de su
liturgia. Todo lo que la Iglesia realiza es anuncio y señal para el mundo de la
salvación que está por venir, a la vez que ella la vive ya sacramentalmente e
intrahistóricamente.
84
Somos conscientes de la dificultad del término «instaurar». No significa tanto hacer de la
llegada del Reino una tarea humana cuanto poner a la Iglesia al servicio de su venida como
don. Cfr. BLÁZQUEZ R., o.c, 41.
81
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. El mundo
Continuar la misión de Cristo en el anuncio y la instauración del Reino
tiene unos destinatarios: los hombres, a los que la Iglesia quiere ofrecer su don.
Entenderse como sacramento de Cristo y como sacramento del Reino es para
aquellos que comprenden ese significado y a los que va dirigida su
significatividad. La Iglesia no puede entenderse sin el mundo y sin los hombres
donde está implantada y hacia donde está enviada su tarea evangelizadora.
Ellos son el término de la misión, el sujeto de la evangelización.
82
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
El fundamento teológico
Hablar del mundo y de los hombres no es hablar de algo distinto de la
Iglesia. La Iglesia está en el mundo, sus hombres son de este mundo, sus
estructuras y elementos visibles también lo son, en su recorrido histórico
comparte con los hombres alegría y esperanzas, tristezas y angustias 85. Pero
tampoco se da la identificación. La Iglesia no es el mundo. La diferencia está
en el Reino anunciado e instaurado por Cristo que la Iglesia aporta al mundo
como novedad salvífica. El Reino es para el mundo, y la Iglesia sirve a ambos
para que el mundo se salve. La presencia en la Iglesia de esa salvación
históricamente realizada es ofrecimiento de un mundo nuevo a la vez que
alternativa para los valores y actitudes fundamentales de este mundo.
Nuevamente tenemos la tensión dialéctica causa de la acción pastoral, que, en
este caso, ha de ser misión, encarnación y diálogo.
Para que la comunicación entre la Iglesia y el mundo sea posible, no
debe extrañarnos que la situación cambiante de la humanidad haya motivado
transformaciones profundas en el actuar de la Iglesia. El descubrimiento de las
exigencias de la encarnación de la Iglesia en las estructuras de este mundo
nos lleva a afirmar la necesidad de cambios en su vida para seguir siendo
signo de Dios y para que su salvación llegue a los distintos hombres. Y junto a
las variaciones en el mundo está su mismo ser peregrinante, en camino,
inacabado, que, hasta que llegue la plenitud del Reino, va enriqueciéndose con
sus hombres, adaptándose a sus necesidades, dando distintas respuestas,
mientras su esencia continúa siendo la misma.
La repercusión pastoral
Siguiendo las pautas del misterio de Cristo, de su encarnación, es
necesario que la Iglesia en su acción pastoral asuma los elementos culturales
de cada pueblo y de cada época histórica. Como el Verbo de Dios asume la
naturaleza humana, sin destruirla, para transformarla, así la Iglesia toma y
asume los elementos culturales de cada pueblo para que sean su vehículo de
expresión, a la vez que ellos mismos son transformados. Una fe no encarnada
en la cultura de un pueblo habría invalidado su incidencia real porque perdería
su capacidad de expresión y de comunicación. Ello no quiere decir que la fe se
identifique con la cultura, ya que, además de distinguirse de cada una de ellas,
tiene un carácter universal frente al particularismo de cada cultura. Pero lo que
sí es cierto es que un desligarse de la cultura sería un drama para la fe. Este es
uno de los grandes retos para la Iglesia de hoy y así lo reconocía el Congreso
85
Cfr. GS 1.
83
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
86
«La fe debe segregar cultura; y el creyente está llamado a dialogar con la cultura. La
impregnación de la cultura por la fe es un punto de conexión importante para el anuncio
cristiano. La diferencia entre la comprensión cristiana del hombre y el mundo y las
antropologías y cosmovisiones dominantes es grave. El reducidísimo número de intelectuales
cristianos es preocupante. Los que entre nosotros generan cultura son casi todos "increyentes",
"pos-creyentes" o "para-creyentes". La presencia de cristianos confesantes en el seno de las
llamadas "minorías cognitivas" es harto escasa y apenas perceptible». Evangelización y
hombre de hoy. Congreso (Madrid 1986), 178.
84
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. El Pueblo de Dios
Quizá ha sido la categoría eclesiológica que más hemos utilizado
después del Concilio y que señala ciertamente características claras para su
85
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
86
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4. El binomio comunión-misión
En su tensión la Iglesia vive y se desarrolla. Quizá la primera recepción
del Vaticano II ha caminado más por la senda de la comunión y la segunda por
la de la misión como elemento correctivo de una eclesiología que podía ser
parcial.
— La comunión es misionera porque, a imagen de la Trinidad de quien
procede, se verifica por la apertura y por la misión. Es comunión abierta que
tiende a crecer, que tiene por vocación la integración de toda la humanidad en
el seno de una comunión divina y de una comunión humana sacramental.
— La misión aporta la comunión. Es misión que llama a la comunión, que
procede de ella y a ella tiende. De esta manera, en la Iglesia la misión es
constitutiva de su propio ser, que no puede ser definido sin incluir la tarea
87
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
evangelizadora. Solamente una Iglesia que rompe sus fronteras para ser
fermento de evangelización, de comunión y de una nueva humanidad, con su
mensaje y su actuación en medio del mundo, es fiel al envío que la constituye.
La visión eclesiológica que hemos descrito deriva claramente hacia
opciones pastorales que han de ser definidas criteriológicamente. A la vez, son
tan amplias que pueden dar origen a distintas estructuraciones pastorales
eclesiales desde la opción significativa por cada una de ellas.
88
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO VI
CRITERIOS DE ACCION PASTORAL
Hemos hablado en más de una ocasión de la diversidad de la acción
pastoral de la Iglesia desde el tiempo y el espacio, desde la pluralidad de las
situaciones humanas. Sin embargo, la acción pastoral de la Iglesia, toda acción
pastoral, tiene un origen, una dirección y un destino comunes. La Iglesia
continúa en el mundo la mediación sacramental de Cristo y quiere aportar a
todos los hombres de todos los tiempos y lugares la salvación acaecida en el
misterio pascual; a la vez, se encamina hacia su consumación escatológica y
sirve en su sacramentalidad a este mundo. Esta continuidad de la obra de
Cristo potenciada por su Espíritu, esta dirección hacia el Reino y este destino
hacia el mundo aseguran a la Iglesia una identidad en su obrar.
Por ello, podemos hablar de criterios de acción pastoral, criterios
comunes a todas las acciones de la Iglesia para que sean de verdad tales.
Criterios que se han de apoyar, por lo tanto, en el acontecimiento de Cristo que
la Iglesia continúa y perpetúa en el tiempo. Desde estos criterios, la acción de
la Iglesia puede ser reconocida como tal, pero a la vez han de ser exigencia a
la hora de realizar acciones eclesiales, a la hora de optar por ellas y a la hora
de hacer cualquier tipo de propuestas pastorales.
Criterios, por tanto, teológicos porque parten de una concepción de
Iglesia y de acción pastoral brotada de la fe. Criterios que brotan de una
identidad eclesial fruto de la revelación y de su acontecimiento central, la
encarnación y el misterio pascual de Nuestro Señor Jesucristo que manifiesta
el Reino y salva a nuestro mundo.
Estos criterios han de estar presentes en todas las fases de la
metodología de la teología pastoral:
a) en el análisis de las situaciones eclesiales;
b) en la proyección de situaciones nuevas;
c) en la estrategia para dar el paso de unas a otras.
Si estos criterios no están presentes, no podríamos llamar «pastorales»
a las acciones eclesiales porque no estarían puestas en continuidad con el
misterio salvador de Jesucristo.
Estos criterios tienen su fundamento en las mismas raíces eclesiológicas
de la acción pastoral. Por ello, vamos a abordarlos dividiéndolos y situándolos
en las tres grandes referencias de la acción pastoral a las que hemos dedicado
el capítulo anterior.
89
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
90
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
89
«Si Dios Padre nos ha salvado por medio de Jesucristo, muerto y resucitado, en su divinidad
y en su humanidad, además del criterio' teocéntrico hemos de tener presente el criterio de la
humanidad de Jesucristo como gran mediación y primer sacramento, del cual la humanidad de
la Iglesia será el sacramento general». PRAT I PONS, R., Compartir la alegría de la fe, 73.
91
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. Criterio sacramental
La Iglesia, que ha sido concebida en el Vaticano II como sacramento de
salvación90, realiza también su acción pastoral de una forma sacramental. Su
sacramentalidad brota de la del mismo Cristo para continuar en medio del
mundo la mediación sacramental ejercida por su cuerpo. La estructura
sacramental está en estrecha relación con la analogía con el Verbo encarnado.
En este sentido, la Iglesia es cuerpo de Cristo, y quien hace posible la
continuación de su sacramentalidad es el Espíritu de Pentecostés.
Cuando hablamos de sacramento desde la concepción tradicional,
hacemos referencia a lo visible y a lo invisible, al signo y a la eficacia. También
esos mismos niveles inciden directamente en la acción pastoral:
a).- Toda acción pastoral está al servicio del aspecto mistérico de la
Iglesia, es decir, de la comunión de Dios con los hombres y de los
hombres entre sí. Es la finalidad de la acción pastoral y es el efecto de su
misión. Por ello, la acción de la Iglesia busca el encuentro del hombre con Dios
que identifica tal acción. Si Dios no pasa por la historia en la Iglesia o el hombre
no se encuentra con el Dios que se le ofrece, la acción pastoral puede quedar
reducida a un ámbito de exterioridad que oculta su misma verdad. Este aspecto
mistérico, que es el determinante en la concepción eclesiológica del Vaticano II,
es también un absoluto en la acción pastoral tanto en el sentido de que, desde
él, han de ser relativizadas todas las acciones como en el de que él sea el
buscado significativamente en todas ellas.
b).- Toda acción pastoral tiene un elemento externo de visibilidad
necesario en la noción misma de sacramento. Esta dimensión sacramental
manifiesta y es camino para la comunión interna. Las estructuras pastorales
o el elemento institucional de la Iglesia no son el añadido a una concepción
teológica espiritualista, sino el componente necesario y también identificador de
una acción eclesial. Es verdad que, integrándose con el elemento interno,
ambas partes actúan como significante y significado y que el significado
impone sus exigencias al significante, pero sin el elemento institucional, la
acción pastoral podría perderse en un puro subjetivismo. La institución en la
Iglesia es necesaria, aunque los niveles de institución sean distintos en su ser y
en su significado y aunque desde el mismo criterio sacramental tengamos que
revisar después la naturaleza y las opciones dentro de las instituciones. Dentro
de este mismo criterio de encarnación, debe ser abordado todo el tema del
ministerio y de la apostolicidad, tema eclesiológico fundamental que atañe
intrínsecamente al ser de la Iglesia, a su constitución y al discernimiento de sus
acciones pastorales91.
90
Cf.LG 1.
92
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
93
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Criterio de conversión
La Iglesia continúa en el mundo, como hemos visto, la mediación
sacramental ejercida por el cuerpo de Cristo. Sin embargo, la mediación del
cuerpo de Cristo y la mediación del cuerpo eclesial difieren en su mismo ser.
Mientras que la sacramentalidad de Cristo está apoyada por el dogma de la
encarnación que contempla la relación de las naturalezas desde la unidad
personal, la sacramentalidad de la Iglesia se apoya en la misión del Espíritu
Santo que actúa de una forma diferente, desde la alianza y el aliento.
De este modo, gracias al misterio de la encarnación, Cristo se convierte
en la revelación más perfecta de Dios, de modo que cada una de sus palabras
y obras son transparencia clara de su misterio y apertura de ese misterio a los
hombres. No podemos decir lo mismo de la palabra y de la acción pastoral de
la Iglesia. Porque no procede de la unión de lo divino y lo humano en la unidad
personal, la acción pastoral lleva consigo los caracteres de la pequenez, el
pecado y la contingencia. Porque el hombre conserva íntegra su libertad y su
responsabilidad en la acción pastoral, a veces lo demasiado humano puede
hacer que esa pastoral no sea pura transparencia de la acción divina y que
pueda llegar incluso a velar más que a revelar desde su pecado el mismo
rostro de Dios.
Esto hace que la peregrinación de la Iglesia en este mundo no sea
desde la perfección de su ser, sino que, en medio de su vida, el pecado esté
presente como infidelidad y la necesidad de conversión por la vuelta a sus
mismos fundamentos sea un imperativo constante para su acción.
La misma falta de unidad en la Iglesia, desde los niveles personales
hasta la comunión de las iglesias, es una manifestación clara de que el Espíritu
de Dios, artífice de la unidad, no está siempre presente en todas las acciones
pastorales. Si el Espíritu actuara no desde la analogía con la encarnación, sino
de una forma encarnada, en la Iglesia no existiría la posibilidad de pecado ni de
división.
No es que afirmemos que el pecado pertenezca a la esencia de la
Iglesia de la misma manera que la santidad. La Iglesia es santa y es pecadora
por dos motivos distintos, y, por eso, sus acciones han de estar marcadas por
la santidad y no por el pecado. El pecado no puede ser considerado nunca
como una nota de la Iglesia. Sin embargo, sí es una realidad con la que hay
que contar por su mismo carácter humano y por su carácter histórico.
Sin embargo, no podemos decir esto de todas las acciones eclesiales.
Existen unas acciones que, por la misma institución divina de la Iglesia, gozan
de la asistencia y de la presencia de la obra del Espíritu del Resucitado. Estas
son las acciones sacramentales, al menos en cuanto a su eficacia principal de
hacer presente y operante la salvación de Jesucristo en el corazón de la
94
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
Iglesia. Pero estas acciones no pueden ser identificadas con todas las acciones
pastorales. A veces, hemos ensalzado unas y devaluado otras:
— Una postura pastoral presente con frecuencia en nuestra Iglesia ha
sido la de la identificación de toda acción con la autoría divina. Desde
posiciones poco críticas hemos visto en toda acción pastoral la mano y la
relación directa con Dios. Hasta nuestro lenguaje se ha contagiado de esta
postura: la voluntad de Dios ha sido esgrimida como argumento común.
Identificamos, entonces, toda postura contra la Iglesia como postura contra el
mismo Dios y hacemos de la Iglesia la encarnación permanente de la divinidad.
Esto es el triunfalismo.
— Por el contrario, en otras ocasiones, las mismas acciones
sacramentales o la palabra infalible o dogmática han sido identificadas con su
autor humano y en él se ha colocado la razón de su eficacia sin el
reconocimiento de la asistencia especial del Espíritu en ellas. Una mala teoría
del ex opere operantis, que ha podido pasar también de lo sacramental a lo no
sacramental, es frecuente como postura eclesial.
La Iglesia, en su distinción con Cristo, en su sentirse esposa 92 además
de cuerpo93, incluye la pastoral de la conversión y la celebra como
reconocimiento de la distancia que la separa de su Señor. Lo que celebra como
sacramento en su liturgia y lo que recibe infaliblemente como perdón y
misericordia lo hace fuente de vida, de reconciliación entre sus miembros, de
compromiso en el mundo, de comprensión realista de su acción pastoral.
Por eso, no absolutiza su acción como acción puramente divina, sino
que trata de confrontarla continuamente con el que es su paradigma, su ideal y
su Señor. La conversión continua, la purificación constante 94 como exigencia de
su mismo ser, se convierte así en criterio mismo para su acción pastoral. Las
reformas en la Iglesia son necesarias, pero realizadas desde su interior, desde
aquellos que han encontrado en su ser que la única Iglesia es ésta, pero que
debe ser renovada continuamente para que sea fiel.
92
LG 6.
93
Ibidem 7.
94
Ibídem 8.
95
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
96
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
97
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
98
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
proponga a los hombres como ideal de vida y el que traduzca a cada momento
histórico las exigencias últimas de ese mensaje.
— Un compromiso concreto con la realidad asumido desde opciones
técnicas de cada uno de los cristianos. La doctrina iluminadora puede dar
origen a distintas encarnaciones de acción, pero sin ellas la doctrina misma
carecería de eficacia. Este compromiso concreto se traduce también en las
distintas presencias del cristiano en las mediaciones que este mundo tiene para
construirse.
— Una postura crítica ante las propias opciones, confrontándolas
continuamente con el evangelio, con la voz de la Iglesia y con los otros
creyentes, porque tampoco esas opciones, aunque broten de su misma
doctrina, encarnan en definitividad el Reino y son en sí mismas reformables.
3. Criterio de universalidad
La distancia entre la Iglesia y el Reino invita a la misma Iglesia a abrirse
a todos los hombres mientras camina hacia una salvación final en la que serán
incluidos todos. La universalidad de la salvación es imperativo y criterio para la
acción de una Iglesia que, gracias al Espíritu del Resucitado, interioriza,
actualiza y universaliza el misterio de Cristo como oferta para todos los
hombres. La Iglesia en su misión rompe las fronteras del tiempo y del espacio
para convertirse en ofrecimiento y en realidad de salvación para todo hombre
que la acepte.
Porque la salvación de Cristo es universal, la Iglesia ha de tener la
capacidad de encarnarse en las distintas culturas de los hombres y ser
salvación para las distintas características históricas de esos mismos hombres.
Esa salvación está ligada a su comunidad; de ahí que la invitación a la
salvación pasa por la invitación a formar parte de la comunidad eclesial en la
que los hombres celebran y viven dicha salvación. La Iglesia tiene que tener las
características que favorezcan la entrada, la participación y la vida de todos los
hombres en ella.
Este universalismo de la misión eclesial debe ser entendido tanto
cuantitativamente, llevar la salvación a todos los hombres, como
cualitativamente, hacer de todos los miembros de la Iglesia verdaderos agentes
de su acción pastoral.
— Contra el universalismo cuantitativo está el eclecticismo que
identifica el universalismo con la ausencia de criterios o la falta de crítica para
la evangelización. Puede tener manifestaciones muy dispares, desde las
posturas personales de tipo camaleón hasta la asunción aerifica de elementos
culturales sin la necesaria purificación que implica la encarnación. Cuando este
eclecticismo está presente, en el fondo late una falta de identidad que
repercute negativamente en la tarea de la evangelización porque elude todo
compromiso.
— Contra el universalismo cualitativo, toda metodología pastoral que
cierra sobre sí mismos los grupos o las tendencias en la Iglesia. Siempre que
99
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
99
En el tratamiento de los pobres, se ha ido dando una evolución dentro de la Teología de la
liberación. Los pobres han pasado de ser considerados como destinatarios de la misión de la
Iglesia y de la solidaridad de los cristianos a ser considerados como los interlocutores
privilegiados de la Iglesia, los protagonistas en la transformación de la sociedad y los
evangehzadores del proceso. Esto es, de tema de la teología han pasado a ser lugar teológico
y, más tarde, sujetos de la teología No se trata ya de una teología que versa sobre los pobres,
sino de una teología hecha desde ellos y que conceptuahza e intelectualiza una acción que
tiene a los pobres mismos por protagonistas.
100
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
100
Ecclesiam Suam 29.
101
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. Criterio de encarnación
El criterio sacramental nos hablaba de la necesidad de lo visible,
humano y estructural en la vida de la Iglesia para hacer de ello instrumento al
102
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
101
EN 20.
102
Cfr. Hech 2.
103
Cfr. GS 53.
103
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
104
GS 58.
105
«En virtud de la comunión católica que une todas las iglesias particulares en una misma
historia, las jóvenes iglesias consideran el pasado de las iglesias que les han dado nacimiento
como una parte de su propia historia Sin embargo, el acto decisivo de interpretación que
señala su madurez espiritual, consiste en reconocer esta anterioridad como originaria y no solo
como histórica» COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, La fe y la inculturacion,
Documento 1987, n 16.
106
Ibidem. 23.
104
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3 Criterio de misión
Gracias al Espíritu del Resucitado recibido en Pentecostés por los
apóstoles y transmitido sacramentalmente por el bautismo, la misión del Hijo es
continuada en la Iglesia y por la Iglesia Con la misión del Espíritu, la misión de
Cristo se ha eternizado en el espacio y en el tiempo. La Iglesia ha sido enviada
por la recepción del Espíritu Santo a continuar entre los hombres lo que
histórica y temporalmente vino a hacer Jesús. Esta misión es la que identifica a
la Iglesia y la que le da la razón más profunda de su unidad en el mundo.
El Espíritu siempre ha sido dado para algo. Esta misión es la de la
evangelización de todos los hombres, base de la identidad de toda acción
pastoral en ella. De esta misión participan todos los creyentes, cada uno desde
su puesto en la Iglesia107.
Dos posturas han podido impedir que esta misión haya sido la
configuradora de la Iglesia y del puesto de cada creyente en ella:
— La pérdida de identidad por una falta de conciencia de la
evangelización o por la disgregación de la misión. Y esta pérdida de identidad
se identifica con la pérdida de unidad en la Iglesia. Si los miembros de la Iglesia
se entienden desde misiones distintas y éstas no coinciden con la de Jesús ni
se dirige a los hombres, la Iglesia rompe su unidad y se autodestruye. Es
necesario, por tanto, que la Iglesia, que todos sus miembros, tengan conciencia
constante de su naturaleza y de su misión.
— El uniformismo que identifica la unidad de la misión con la carencia de
todo pluralismo en la Iglesia. Una forma de pensar, de actuar, de acción
pastoral para toda la Iglesia sin tener en cuenta ni los distintos agentes ni los
distintos destinatarios. Encuadrar de tal manera la acción de la Iglesia que no
sea posible la creatividad ni los riesgos. Es un peligro siempre presente en la
vida de la Iglesia porque implica facilidad y seguridad, pero implica también el
que todos los miembros de la Iglesia sean tenidos por menores de edad. En el
fondo, el uniformismo surge del miedo a lo que pueda cambiar, a lo que otros
puedan hacer; es, incluso, desconfianza del mismo Espíritu y de su acción en
la Iglesia.
Desde la centralidad de la misión continuada de Cristo y desde su
identidad en la acción pastoral de la Iglesia, surgen estas exigencias para su
vida y para su acción:
— Revalorizar el concepto de misión tanto en Cristo como en la Iglesia y
en cada una de sus acciones. Una pastoral construida sobre un mundo
sociológicamente cristiano miraba más la promoción de aspectos
intraeclesiales como acción pastoral que la salida al mundo. Hoy necesitamos
explicitar mucho más la teología de la misión como criterio evaluador de toda la
acción pastoral.
— Una conciencia clara de la misión como fundamento de la Iglesia y
necesidad para todos sus miembros108. Con frecuencia, esta conciencia está
107
RM 21-30.
108
Cfr. RM 5.
105
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPITULO VII
MODELOS DE ACCION PASTORAL
A través del recorrido por la historia de la teología pastoral nos hemos
dado cuenta de que se ha dado una progresiva evolución de su concepto y de
su comprensión. También hemos subrayado cómo la evolución del concepto
pastoral se ha realizado en estrecha relación con la historia de la eclesiología
Desde cada concepción eclesiológica se ha trazado una comprensión de la
109
1 Jn 1, 1-3.
106
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
110
LG 1-8.
111
Sin embargo, en ocasiones se han contrapuesto los modelos. Incluso se ha dicho que en
Vaticano II conviven modelos distintos, especialmente en la LG y en la GS. Cf. RODRÍGUEZ
GARRAPUCHO, F., «Modelos de Iglesia. Perspectiva histórica y problemática actual»:
Salmanticensis 41 (1994) 390-391.
112
«Modelos de acción pastoral en la Iglesia Española», Iglesia viva 112 (1984). 293-302.
107
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
113
Ibidem N. 2.
114
«Esta práctica de programación pastoral merece toda alabanza y apoyo por nuestra parte,
pues no vemos cómo puede llevarse adelante una acción pastoral lúcida y eficaz en las nuevas
situaciones en que se encuentra la Iglesia, sin que la sustente y dirija una adecuada
programación». Ibidem.
115
Ibidem. N.10.
108
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
116
«Particularmente en los años pasados, no han faltado pastores que han dirigido sus
comunidades conforme a pretendidos "modelos de Iglesia" excluyentes. Se han contrapuesto,
en efecto, como irreconciliables en la práctica, un "modelo evangelizador" frente a otro
ritualista; un "modelo" meramente democrático y asambleano frente a otro jundicista; una
Iglesia del culto y de la oración y una Iglesia de la justicia, un "modelo" progresista, en fin,
frente a un "modelo" conservador. No se puede pasar por alto, además, que algunos, sin
afirmar expresamente su opción por un "modelo" concreto de Iglesia o de acción pastoral,
manifiestan con sus hechos la opción implícita por un "modelo" determinado y cerrado sobre sí
mismo Este es el caso, por ejemplo, de quienes reducen de hecho la acción pastoral a una
práctica ritualista». Ibidem. N 11.
109
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
I. MODELO TRADICIONAL
Es el modelo que ha potenciado más directamente la acción litúrgica y
en torno a ella ha configurado una Iglesia que en el culto ha encontrado su
principal campo de acción y desde él se ha entendido. La misma configuración
cultual ha dependido y ha potenciado una imagen de Iglesia y unas acciones
pastorales que hoy perviven en muchos lugares.
110
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Planteamiento pastoral
Una Iglesia así concebida y filosóficamente apoyada fuertemente por un
dualismo antropológico y con un concepto de salvación que es espiritual, hace
centrar su acción pastoral en la parte espiritual del hombre. No es tarea de la
Iglesia la edificación de este mundo más allá de lo que sea garantía para
realizar su labor espiritual.
De ahí que la acción pastoral propuesta sea la cura animarum realizada
fundamentalmente a través de la sacramentalización.
El tipo de hombre que busca el cuidado pastoral de la Iglesia es el
practicante, el que recibe los sacramentos que son los medios de la salvación.
La Iglesia garantiza la recepción de estos sacramentos al menos en sus
mínimos por medio de sus mandatos. Este hombre es entendido en su
individualidad y no en sus aspectos y en su ser comunitario. Piedad individual,
sacramentos individuales, caridad individual... Los aspectos sociales de la fe o
son ignorados o tienen escasa relevancia.
La acción pastoral es actuada activamente por medio de los sacerdotes y
recibida pasivamente por medio de los laicos. La misión de Cristo es
continuada en la Iglesia por la jerarquía que, a imagen del Buen Pastor, tiene
encomendada la Palabra, la sacramentalización y el cuidado de la comunidad.
Parece que la acción y misión de Cristo solamente es continuada por los
sacerdotes, mientras que el resto de miembros eclesiales no tienen
protagonismo pastoral ni participan de la misión.
4. Acción pastoral
Las fundamentales son las acciones del culto sacramental que, de un
modo especial, tienen a la parroquia como plataforma de realización. Otras
acciones pastorales están puestas a su servicio y otras estructuras son
consideradas solamente como complementos. Así:
111
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
112
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
113
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Planteamiento pastoral
La acción pastoral que se ha propuesto este modelo ha sido la de la
edificación de la Iglesia partiendo de la base de la pequeña comunidad hasta la
totalidad de la Iglesia como comunión de comunidades. Y hacer de cada
comunidad la célula de la Iglesia.
Es importante constatar en este modelo que se edifica a la Iglesia desde
la vida misma. No importa tanto la estructura dogmática e ideológica como la
vida real de la unidad en el amor de los que forman las pequeñas
comunidades.
Para configurar a la Iglesia de esta manera, se apela siempre a la
primera experiencia eclesial de los Hechos de los Apóstoles como normativa
para la Iglesia. Pero esta referencia a la vida de las primeras comunidades es
en sí misma plural. Era esencial la existencia de la Iglesia como comunidad,
pero el tipo concreto de comunidad, el «modelo», dependía de múltiples
realidades. De la misma manera, el configurar hoy a la Iglesia como comunidad
va a dar origen a varios tipos o «modelos» de comunidades que tienen en
114
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4. Acción pastoral
Un planteamiento pastoral de este tipo desemboca en acciones
pastorales claramente tipificadas. Convendría señalar lo siguiente sobre ellas:
— la comunidad es el elemento cristalizador de los demás elementos
eclesiales que están fuertemente presentes: el servicio al mundo, la
evangelización tanto hacia dentro como hacia afuera, y la liturgia;
— la comunidad intenta ser un signo vivo de salvación en medio de la
comunidad humana. Ya sea replegada sobre sí misma o transformando las
estructuras del mundo, la pequeña comunidad quiere ser un signo de la
salvación ya realizada y la muestra del poder transformador del amor;
— la estructura evangelizadora es muy fuerte. Las comunidades en sus
momentos de unidad dedican mucho tiempo a la evangelización de sus
miembros. En esta evangelización tiene una importancia decisiva la Palabra de
Dios como fuente y origen de toda evangelización;
— la liturgia comunitaria suele ser propia, aunque cada vez con más
frecuencia hemos ido viendo aparecer liturgias idénticas para los mismos
apellidos en las comunidades. En todas es común el tiempo amplio, la
participación y la espontaneidad, la escucha meditativa de la Palabra y la
escucha del hermano que la hace suya;
115
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
116
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
117
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Planteamiento pastoral
La preocupación evangelizadora quiere ahora concentrar en sí la
plenitud de acciones eclesiales. Se trata también de una acción sectorial, pero
con incidencia clara en toda la vida de la Iglesia: servicio evangelizador,
comunión evangelizadora, liturgia evangelizadora, etc.
Podemos decir que esta preocupación y este modelo de Iglesia supone
una nueva recepción de otro de los aspectos que estaba claro en el Concilio, la
evangelización. El Vaticano II fue un concilio eminentemente evangelizador y
su propuesta de diálogo con el mundo era evangelizadora. Quizá en el tiempo
postconciliar se ha olvidado un poco esta perspectiva y la Iglesia se ha
replegado sobre sí misma y sobre sus propias estructuras. Lo que sí es cierto
es que el modelo evangelizador de pastoral se está imponiendo y caminamos
hacia él, aunque hoy no es todavía realidad y lo vemos como una carencia en
nuestra Iglesia.
Ante esta situación la acción pastoral que la Iglesia se propone es lo que
se ha llamado la segunda evangelización, que, dicho de otra manera, supone la
evangelización de los alejados, la cercanía a los que se están alejando, la
reevangelización de los cristianos y la auténtica iniciación cristiana que sirva de
sustrato a una fe madura y auténtica.
Para que este modelo de pastoral y estas opciones pastorales sean
posibles, necesitaríamos, al menos, estas actitudes y estas exigencias en el
seno de nuestra Iglesia:
a.— Romper el concepto de pastoral de mantenimiento provocada
muchas veces por el miedo. En ocasiones, más que pastoral de mantenimiento
habría que hablar de pastoral de subsistencia. Este tipo de pastoral acaba con
la Iglesia. Dedicarse a conservar trae la consecuencia de que cada vez hay
menos que conservar.
b.— Valoración del mundo de hoy y del momento presente. La añoranza
de otros tiempos evangélicamente se llama infidelidad. Es al hombre de hoy y
al mundo de hoy al que hay que evangelizar. La misión de la Iglesia se realiza
en cada tiempo y éste es el que nos ha tocado vivir. El amor y la salvación de
Dios es para los hombres de nuestra historia y la Iglesia ha de ser sacramento
de ello. Esta valoración implica cercanía, encarnación, sintonía con sus
problemas, hablar el mismo lenguaje y, en definitiva, encuentro con este
mundo.
118
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4. Acción pastoral
Para lograr este planteamiento pastoral, habría que potenciar las
siguientes acciones:
— Iniciación cristiana seria que incluya una celebración auténtica de
los sacramentos de iniciación. Recuperación del catecumenado en la Iglesia
que, aunque de forma diversa y plural, esté integrado en la celebración
sacramental. Dado que el bautismo y, en parte, la primera comunión no pueden
tener un catecumenado como tal, se insiste en el catecumenado de la
confirmación y en nuevos catecumenados, mejor neocatecumenados o
procesos de tipo catecumenal, para aquellos que ya han concluido
teóricamente la iniciación cristiana.
— Potenciación de la misión en la Iglesia caracterizada por:
preocupación por los ambientes, especialmente por aquellos que están más
117
La ponencia cuarta del Congreso de Evangelización nos señala unos cuantos en la España
de hoy:
«— La sexualidad y el matrimonio.
— La justicia social, subrayando en este momento el problema del paro con sus gravísimas
consecuencias personales, familiares, psicológicas y morales; el excesivo gasto público; la
evasión de capitales; la inversión creciente en armamentos para la defensa; y la fabricación y
envío de armas a otros países, sobre todo pobres.
— La falta de responsabilidad ciudadana, política y profesional.
— Los atentados contra la vida: el terrorismo, el aborto, la eutanasia, los suicidios, los
homicidios y la pena de muerte; la explotación económica, laboral, sexual, de los adolescentes.
— La falta de ética respecto a la verdad o a la fama debida a personas e instituciones.
— La búsqueda, en algunos casos, de intereses partidistas en la vida política y en la
administración, así como en el manejo de los medios de comunicación social al servicio de
oscuros intereses, con detrimento de lo que es la razón legitimadora de su existencia: el bien
común de la sociedad».
119
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
120
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
118
«La fe debe segregar cultura; y el creyente está llamado a dialogar con la cultura. La
impregnación de la cultura por la fe es un punto de conexión importante para el anuncio
cristiano. La diferencia entre la comprensión cristiana del hombre y el mundo y las
antropologías y cosmovisiones dominantes es grave. El reducidísimo número de intelectuales
cristianos es preocupante. Los que entre nosotros generan cultura son casi todos "increyentes",
"postcreyentes" o "paracreyentes". La presencia de cristianos confesantes en el seno de las
llamadas "minorías cognitivas" (donde se incuban las creaciones intelectuales, literarias,
estéticas, etc., y se conforman los estados de opinión de las mayorías) es harto escasa y
apenas perceptible. De otra parte, el que muchos cristianos se formen opinión sobre las
realidades de la Iglesia con las informaciones suministradas por órganos reticentes, e incluso
agresivos, es motivo de inquietud». De la tercera ponencia del Congreso Evangelización y
hombre de hoy.
119
«Con estas ofertas diferenciadas (otros grupos están llamados a presentar las suyas) la
convivencia se hace realmente más plural, más rica y más libre. Resulta pintoresco constatar
cómo hoy en España políticos laicos e ideólogos arreligiosos terminan coincidiendo con los
cristianos más conservadores en demandar a la Iglesia que se ocupe exclusivamente de las
almas y en exigir a los teólogos que circunscriban sus elucubraciones a los altos e
inescrutables misterios de la Trinidad, la unión hipostática y la predestinación. Como en los
121
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
122
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Planteamiento pastoral
Su propuesta pastoral es ésta: tomar conciencia de la situación social
(dato socioanalítico) en la que se ejerce la evangelización y transformarla para
que el anuncio de la salvación resulte eficaz. Conviene que recalquemos
algunas ideas:
123
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4. Acción pastoral
— La catequesis como medio de activar el proceso de concienciación. El
modelo pastoral liberador sitúa a la catequesis como fuente de toda la praxis
liberadora porque se adquiere en ella la conciencia de la situación injusta y de
la nueva situación que ha de crear el evangelio.
La catequesis de la liberación tiene un fuerte componente profético tanto
por la denuncia como por el anuncio. No sólo sirve para tomar conciencia de la
situación de pecado en la que se está viviendo, sino también de la situación de
gracia a que invita el evangelio y que se hace real por la acción de los
cristianos.
Esta actitud profética se manifiesta:
A) hacia la sociedad y sus condiciones sociopolíticas que han de
sertransformadas;
B) hacia la Iglesia que en muchas ocasiones ha sustentado con su
teología y con su doctrina no crítica estas situaciones sociales.
C) De ahí que ei modeío liberador se sitúe siempre en una comunión
crítica con la Iglesia institucional. No es que quiera construir una
iglesia paralela, sino que quiere transformar la Iglesia a la que
pertenece.
— Iniciar un proceso de emancipación. Como este proceso tiene que ser
concreto y no puede quedar solamente en ideas, es necesario que los
cristianos asuman un proyecto histórico concreto, político, que quiere ser
mediación de la instauración histórica del Reino.
Aunque las distintas corrientes llegan a distintos compromisos, lo que sí
es incuestionable es que la instauración del Reino pasa por la mediación
política y la concienciación de la catequesis debe llevar a esa acción.
Entendemos política en una acepción más amplia que la partidista o la técnica,
aunque esto no quiere decir que sea excluida.
— El sujeto de este proceso emancipador es el Pueblo de Dios bajo la
inspiración de su Palabra. Quien tiene que lograr la transformación de la
sociedad y hacer del evangelio fuerza liberadora es el Pueblo.
124
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
Las comunidades de base son el medio para hacer del Pueblo de Dios
sujeto de emancipación. En ellas la salvación es anunciada y vivida y en ellas
el evangelio se hace fuerza liberadora.
Estas comunidades son base para una nueva sociedad y para una
nueva Iglesia que no se construye desde arriba, sino desde el mismo pueblo.
De las comunidades surgen los ministerios y los carismas que son servicio a
las mismas y están así llenos de contenido.
Estas comunidades van a dar origen a una nueva comprensión teológica
de la Iglesia, a una nueva eclesiología que se construye desde ellas y desde la
categoría de Pueblo.
— Entrar en este proceso emancipador equivale a ser evangelizado. No
existen dos momentos distintos en la recepción del evangelio, sino que el
evangelio se recibe en la misma medida en que transforma la realidad de aquel
que lo recibe. La Iglesia es evangelizada y evangeliza en el mismo acto,
cuando el evangelio posee eficacia y transforma realmente las realidades
humanas.
Un evangelio sin fuerza transformadora y liberadora no es auténtico;
sería manipulado y puesto al servicio de otros intereses que no son los suyos.
No puede haber una recepción de la Palabra que anule su capacidad
transformadora.
— La pastoral liberadora hace una opción preferencial por los pobres.
De hecho, la acción de la Iglesia en favor de ellos es poner en activo la caridad,
la gran fuerza eficaz del evangelio. La escritura es leída desde esta óptica, en
función de legitimar una caridad eficaz.
Esta opción por los pobres hace que sean considerados como
conciencia crítica y como autores de la salvación, de la Iglesia y de la sociedad.
De ahí la importancia de su voz, que es llamada y evangelizaron para toda la
Iglesia. En realidad, la Iglesia ha de ser el lugar donde su voz pueda ser
pronunciada y oída, porque el evangelio se manifiesta a través de ellos.
— La liturgia está en estrecha conexión con la idea de liberación. En ella
celebra el Pueblo la meta que aún no ha conseguido y a la que aspira. Esta
salvación se ha dado en Cristo y es meta para el camino de liberación.
Los signos de la liturgia son eminentemente populares, comprendidos
por el Pueblo porque son sus propios signos.
— Valoración progresiva de la religiosidad popular en la que el Pueblo
ha manifestado sus inquietudes y sus ansias de liberación. Es uno de los
momentos importantes para que la Iglesia oiga su voz que se manifiesta tan
espontáneamente.
Hemos visto cuatro modelos de acción pastoral. Terminamos el tema
como lo comenzamos: recordando que los modelos no son completos y
cerrados. Es posible que, tal y como los hemos estudiado, no se den nunca y
que haya trasvases de elementos de unos modelos a otros. La realidad de la
vida de la Iglesia y de su acción pastoral es mucho más rica que la
catalogación que de ella podamos hacer. A veces, también es menos lógica
125
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
126
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO VIII
LA PROGRAMACIÓN PASTORAL
A lo largo de los capítulos precedentes, siempre hemos encontrado la
oposición entre un tipo de pastoral caracterizado por la uniformidad de la
repetición de acciones, métodos y finalidades, y otro tipo de pastoral en la que
la planificación, la creatividad y la atención a las realidades van marcando un
futuro plural de acuerdo con las exigencias de las situaciones diversas y de la
misma evangelización.
De hecho, los dos tipos de pastoral corresponden a dos modelos
eclesiológicos diferentes y a dos concepciones distintas de la tarea
evangelizadora de la Iglesia. Sin entrar en estos temas porque están siendo
repetidamente abordados a lo largo de la obra, sí hay que señalar que una
pastoral planificada para dar respuesta a las necesidades de la evangelización
es el resultado de las corrientes y movimientos renovadores de la pastoral de
todo este siglo.
La misma práctica pastoral nos está mostrando que una pastoral
caracterizada por la conservación está llegando a problemas de supervivencia
con la insatisfacción consecuente de sus agentes. El cansancio y la falta de
ilusión de muchos agentes y muchas acciones pastorales contrastan vivamente
con el nuevo ardor que repetidamente citamos como característica de una
nueva evangelización.
El problema de la inadecuación entre medios puestos y resultados
obtenidos sigue siendo un reto para la pastoral de la Iglesia. El tema de la
eficacia y la ineficacia de las acciones pastorales entra de lleno en esta
problemática.
De hecho, cuando Pablo VI escribió la exhortación apostólica Evangelii
Nuntiandi y hablaba de la evangelización como tarea de la Iglesia, más que
preguntarse por el contenido central de la misma, se hacía preguntas en torno
a la eficacia:
«¿Qué eficacia tiene en nuestros días la energía escondida de la
Buena Nueva, capaz de sacudir profundamente la conciencia del
hombre? ¿Hasta dónde y cómo esta fuerza evangélica puede
transformar verdaderamente al hombre de hoy? ¿Con qué
métodos hay que proclamar el evangelio para que su poder sea
eficaz?»120.
Cuando se ha comenzado a hablar en estos últimos tiempos de una
nueva evangelización como programa pastoral para la Iglesia hoy, los nuevos
métodos121 están siempre presentes en cualquier aproximación al tema.
120
EN 4.
121
En el discurso de Juan Pablo II al CELAM en Haití el 9 de marzo de 1983, cuando se
nombra por primera vez el término de nueva evangelización en el sentido que después
comúnmente se ha utilizado, ya está presente el tema de los nuevos métodos que más tarde va
a repetirse reiteradamente.
127
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
128
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
129
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
130
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
131
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
132
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
IV. LA PROGRAMACIÓN
Programar quiere decir situar en una organización todos los elementos
pastorales para lograr los fines que la acción de la Iglesia persigue. Esto
implica:
1.— Sistematizar y poner en relación los elementos de modo que
ninguno actúe por su cuenta y al margen del conjunto, sino que la interrelación
marque a cada elemento su puesto por la relación concreta que tiene con el
plan fijado;
2.— Abarcar la totalidad de elementos pastorales: los personales y no
personales, las acciones, las estructuras, medios, fines. En definitiva, todo lo
que compone la acción pastoral ha de ser incluido en un programa;
3.— Elaboración intelectual previa a la misma acción que la determina,
la precisa y la dirige. La programación implica, por tanto, un proceso reflexivo
en el que se va a decidir la organización concreta de los elementos pastorales
en orden a la consecución de unos objetivos determinados y optados.
La programación busca la eficacia y tiende a que los recursos con los
que contamos para la acción pastoral se ajusten a los objetivos trazados y den
el mayor rendimiento posible. Implica, por tanto, una técnica que tiene su
dificultad, pero que es puesta al servicio de la Iglesia y de su misión
evangelizadora para que esta misión pueda producir mejores frutos. Programar
implica conocer la realidad, conocer posibilidades, estudiar relaciones, poner
en práctica pasos determinados, evaluaciones diversas, etc., y necesita
también una formación tanto teórica como práctica en su misma técnica.
La programación pastoral está ligada a una situación determinada y a un
proyecto determinado, es el resultado de ambos o, mejor dicho, la forma de
pasar de la situación al proyecto. Consiguientemente, antes de cualquier
programación pastoral, hay que conocer la situación dada y explicitar la
situación deseada123 para poder trazar las líneas de una programación pastoral.
Teniendo en cuenta su situación y su ligazón con una situación y un
proyecto, la planificación pastoral responde a los siguientes interrogantes:
— «¿por qué y para qué se va a actuar? (motivos y finalidades)
— ¿qué se quiere conseguir? (objetivos)
— ¿dónde se va a actuar? (contexto)
— ¿a quiénes va dirigida? (destinatarios)
123
MIDALI, M., en su obra Teología pastorale o pratica. Cammino storico di una
riflessionefondante e scientifica (Roma21991), habla de estos tres pasos en el camino
metodológico de la teología pastoral: el conocimiento de la situación dada, la proyección de la
situación deseada y la fase estratégica de paso de una a la otra. Más tarde ha vuelto a repetir
su camino metodológico para la teología pastoral: cf. VANZAN, P. (ed.), La teología pastorale.
Natura e statuto scientifico (Roma 1993).
133
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
134
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
135
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. La planificación o programación
Es la fase estratégica que hace pasar de la situación dada a una nueva
situación deseada por medio de una renovación y organización de la acción
pastoral:
a) la planificación siempre ha de partir de objetivos operativos;
b) en la programación, los objetivos se convierten en tareas y acciones
pastorales concretas que han de ser descritas y sistematizadas;
c) para las distintas acciones y tareas se han de señalar tiempos
determinados, con lo que se programa una acción pastoral a corto, medio y
largo plazo;
d) hay que señalar también con claridad las personas que van a
participar en ellas, teniendo en cuenta:
— los agentes, para la distribución de carismas y ministerios en la que cada
cual sepa realmente quién es y qué le corresponde;
— los destinatarios a los que se dirige la acción;
e) hay que precisar de la misma manera los lugares en los que la acción
va a desarrollarse;
f) y poner a disposición de la acción los medios necesarios para
realizarla: económicos, técnicos, institucionales...;
g) la programación ha de tener en cuenta siempre su misma evaluación,
ya sea la continua como la final. En la continua pueden corregirse los pasos y
rectificar el camino; en la final estamos poniendo la base para una
programación nueva. Cuando se evalúa, hay que tener en cuenta tanto si los
objetivos propuestos son alcanzables como si el método es el adecuado para
conseguir dichos objetivos.
Responder a todos estos pasos es posible, es más, es necesario en
cada una de las acciones pastorales para que conscientemente puedan ser
identificadas. Es verdad que, a veces, las situaciones complejas de la Iglesia y
de su acción hacen de esta programación una tarea llena de dificultades, pero
la misma complicación es acicate y urgencia para programar pastoralmente. Es
más frecuente el caso de no hacer ningún tipo de programación para
actuaciones sencillas o históricamente repetidas o situadas en pequeños
lugares o estructuras pastorales. Sin embargo, una mínima programación,
basada simplemente en los pasos enunciados, haría que la acción pastoral
fuera en estos lugares también mucho más reflexiva y estuviera mejor
identificada.
136
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
137
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
138
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO IX
LOS AGENTES DE LA ACCIÓN PASTORAL
La programación pastoral y su realización conjunta necesita, como
hemos visto, unos agentes de pastoral que conozcan con claridad su
naturaleza y su misión. Ello nos dará una eficacia en el obrar, a la vez que
evitará los problemas pastorales que pueden ser originados tanto por las
interferencias como por las inhibiciones en las tareas de cada uno. Dedicamos
este capítulo a los tres grandes grupos de agentes pastorales que componen la
totalidad de la comunidad cristiana —laicos, religiosos y ministerio ordenado—,
intentando descubrir la teología que sustenta su ser y la tarea a la que en la
Iglesia están llamados.
I. LOS LAICOS
Para comenzar su tratamiento, es necesario partir de una realidad que,
ciertamente, ha cambiado mucho en los últimos años.
139
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
140
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
Intervención de Mons. G. DÍAZ MERCHAN en el sínodo del laicado (6-X-87) sobre la situación
de los laicos en España.
141
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1) Síntesis en el ser
— Cristológicamente: el laico ha de ser definido positivamente desde su
participación bautismal en el sacerdocio, profetismo y realeza de Cristo:
142
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
125
Cfr. LG 31.
143
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
La índole secular del laico abarca todos los campos y ambientes del
mundo, de manera que nada quede fuera de su acción evangelizadora, pero
revisten una importancia especial los campos de:
— la familia, para que ella sea la primera sociedad y la primera Iglesia;
— la sociedad, para que se impregne de los valores evangélicos por la
vida de los cristianos;
— las plataformas desde donde la sociedad se configura, en las que la
participación creyente es indispensable para que el evangelio incida
directamente en la transformación de las estructuras.
2) Síntesis en el obrar
— De experiencia religiosa. El laicado tiene una espiritualidad propia y
diferente a la de los demás miembros de la Iglesia, aunque coincida con ellos
en algunas prácticas. Lo importante es desde dónde se viven y para qué se
viven. Desde ahí, pertenece a la espiritualidad laical:
el alimento con la palabra de Dios;
la celebración sacramental y la oración;
la confrontación de su experiencia de Dios con la vida ordinaria a través
de una lectura creyente de la realidad.
Si separamos esta tercera característica de las anteriores, podemos
convertir la espiritualidad laical en terceras órdenes o en espiritualidad religiosa
camuflada.
— De formación. En ella el laico completa permanentemente su primera
catequesis catecumenal para aprender a vivir desde el espíritu y a
comprometer su vida en la transformación de las realidades temporales.
— De compromiso. No entendido como mera actividad o como
activismo, sino como acción estable y programada. Este compromiso unas
veces es individual y otras asociado; surge de una actitud continua de donación
y servicio desde la que se comprende la propia vida; y se desarrolla en el
interior de la realidad de la que el laico forma parte y a la que quiere cambiar
desde el evangelio.
Esta realidad puede ser la cristiana y el compromiso consiste en la
edificación de la misma comunidad, y puede ser temporal en la que el
compromiso cristiano hace emerger la realidad del Reino de Dios.
Uno de los peligros de la acción laical puede ser el buscar realidades
ajenas a la propia en las que querer ejercer la acción y olvidar que el laico es
precisamente la mediación eclesial para la transformación y evangelización de
la realidad en la que vive.
144
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
145
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
ser, en primer lugar, teológico. Pero mucho más complicado es el tema del
discernimiento pastoral, el de la elección concreta de algunas de estas
asociaciones para un aquí y un ahora, el de potenciar algunas de ellas y
apoyarlas por su relación directa con las necesidades evangelizadoras. Tema
que corresponde a cada una de las iglesias locales y de sus estructuras
pastorales. Sabemos que, en este sentido, últimamente nuestros obispos han
hecho una opción especial por la Acción Católica y por los movimientos
especializados también desde estructuras de corresponsabilidad, entre las que
destacan los distintos consejos pastorales.
4. La pastoral de juventud
Se ha manifestado en los últimos años como uno de los sectores de la
pastoral del laicado que merece un tratamiento nuevo, distinto e intenso por lo
que los mismos jóvenes suponen con su presencia en la sociedad. No vamos a
detenernos ahora en un tema que excede los planteamientos de este libro,
pero sí es conveniente hacer algunas afirmaciones sobre esta pastoral:
— Se trata de una pastoral ambiental, en cuyo ambiente, diversificado
en otros muchos M, la lejanía y la descristianización comienzan a ser
demasiado preocupantes.
— Se trata de una pastoral sectorial que, por las mismas características
de la juventud, difícilmente se integra en el conjunto de la acción de la Iglesia,
con lo que peligra su continuidad. Sin embargo, su evangelización es
especialmente importante porque en ella está el futuro de la Iglesia y de la
humanidad.
— La pastoral de jóvenes debe partir de un proyecto y debe ser
concebida como proceso con características iniciáticas. Solamente así
coincidirá con el sustrato humano para que sea una pastoral eficaz.
— Esta pastoral juvenil solamente es posible cuando hay una pastoral
de la Iglesia y una pastoral de conjunto. Muchos de los defectos que
achacamos a la pastoral de juventud proceden de que no hay una realidad de
Iglesia de la que parte la evangelización de los jóvenes y a la que tiende dicha
evangelización. «No puede existir una pastoral específica sin una pastoral de
conjunto. La pastoral de
jóvenes es la expresión concreta de la misión pastoral de la comunidad
eclesial orientada a la condición juvenil».
Desde hace años la subcomisión de juventud de la CEAS 126 viene
insistiendo en unas claves de pastoral de juventud cada vez más compartidas
por todos, que intentan también ser motivo de discernimiento para los grupos
juveniles que quieren un reconocimiento oficial distintas diócesis están
trabajando en torno a estas claves para lograr la unidad mínima en esta
pastoral y poder trabajar en conjunto. Son éstas:
— Presencia en los ambientes:
los jóvenes deben ser los evangelizadores de los jóvenes;
126
CELCA ESPAÑOL.
146
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
127
CEAS, Jóvenes en la Iglesia, cristianos en el mundo. Proyecto marco de pastoral de juventud (Madrid
1992).
147
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
carismático porque tiene la fe que le lleva a confesar con la ayuda del Espíritu
que Jesús es el Señor. Sobre el carisma fundamental de la fe se desarrollan
todos los demás, algunos de los cuales han sido institucionalizados por la
Iglesia configurando desde ellos formas estables de vida.
Los religiosos son llamados a poseer un don particular en la vida de la
Iglesia y para que contribuyan a su misión salvífica 128 por el Espíritu de Dios
que suscita los carismas de la pobreza, la castidad y la obediencia, que
significan y anuncian el reino futuro, manifiestan que ya está presente en medio
de nosotros y lo sitúan, junto con sus exigencias, por encima de todo lo
terreno129.
Por su consagración, los religiosos no se hacen extraños a la humanidad
o inútiles para el mundo. Están presentes en él de un modo profundo y
cooperan espiritualmente con los hombres para que la ciudad terrena se funde
siempre en Dios y se dirija a El130.
No hemos de entender, por tanto, la vida religiosa en un sentido
negativo, de renuncia, sino en la positividad de la perfección cristiana, del
desarrollo de las exigencias del bautismo y del seguimiento de Jesucristo.
De la misma manera que en el número anterior, analicemos la situación
de la vida religiosa, entremos en la teología que la sustenta y pasemos al
terreno de la acción pastoral para delimitar los campos propios de su vida en la
Iglesia.
128
LG 43.
129
LG 44.
130
LG 46.
148
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
149
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
nuestro y con los valores que persigue plantea una pastoral vocacional con
características distintas a la tradicional.
150
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1) La obediencia
Bautismalmente está conexionada con la fe y la palabra de Dios. Es la
forma concreta de vivir la virtud teologal de la fe:
— es vivir la vida desde una voluntad que está por encima de la nuestra,
la de Dios, y hacer presente la actitud fundamental de Cristo de hallar su
alimento en el cumplimiento de la voluntad del Padre;
— no es, por consiguiente, eludir la propia responsabilidad
descargándola sobre quien es autoridad, sino actuar responsablemente
respondiendo al Dios que se nos ha dado y que nos quiere libres;
— es buscar comunitariamente, autoridad y subdito, la voluntad del
Padre, aunque en dicha búsqueda cada uno tenga diferente misión.
Por eso la obediencia siempre se da en el seno de una comunidad cuya
base es el amor y no la rígida estructuración jerárquica en la que los de arriba
solamente tienen la palabra y la decisión. La obediencia, lejos de buscar el
orden, intenta la respuesta interiorizada a la Palabra de Dios;
— por consiguiente, es la Palabra de Dios la que engloba a la autoridad
y la obediencia dentro de la comunidad eclesial para interpelarla siempre. Y
esa palabra es el absoluto siempre buscado. La autoridad solamente es
histórica, puede terminar, porque no es lo definitivo. Y después, como subdito,
la autoridad se encuentra en el mismo camino.
La obediencia es signo escatológico. Habla a los hombres de que llegará
un cielo en el que Dios será todo en todos, en el que su voluntad será la vida
de todos los salvados. Y ese cielo entra ya y se hace presente en la historia
cuando los hombres viven la voluntad de Dios.
Desde esa voluntad, el mundo cambia y se salva: encuentra nuevos
caminos de comportamiento, nuevas relaciones humanas.
Por eso la obediencia es signo que pone en crisis también al hombre de
hoy que ha hecho de su voluntad el criterio último de la verdad. La obediencia
del religioso ha de mostrar hoy en el mundo que hay otra voluntad que está por
encima de nuestro capricho y nuestra apetencia. Es signo de que nuestro yo no
es lo último ni lo definitivo.
151
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
152
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
153
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
Las comunidades religiosas deben ser el signo donde se vea loque tiene
que llegar a ser la comunidad humana.
134
ALONSO RODRÍGUEZ, S. M., La vida consagrada. Síntesis teológica (Madrid10 1992),64.
154
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
155
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
135
Cfr PDV cap. 1.
156
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
136
Cfr. PO 2.
137
PDV 13-18.
157
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
138
Cfr. PDV 12.
158
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Presbíteros de un presbiterio
Mientras que, en el número anterior, hemos hablado de una
configuración de tipo universalista de la vida religiosa, no podemos hacerlo de
la vida presbiteral, que es, por esencia, diocesana. Ser presbítero implica, por
la misma ordenación, la pertenencia a un colegio, al presbiterio 140.
Este presbiterio tiene como cabeza al obispo 141. A la misión de Cristo
cabeza, de la que el obispo participa directamente, él ha asociado a los
sacerdotes para que formen, juntamente con él, un presbiterio. El Vaticano II ha
profundizado en esta unión íntima que debe existir entre el obispo y sus
sacerdotes, que no se basa solamente en que éstos sean sus cooperadores,
ayuda e instrumento, sino fundamentalmente en que participan de su
sacerdocio y de su misión. Unión, por tanto, no externa o ajena a las personas,
como puede ser la del que manda y la de aquel que le está subordinado, sino
la unión profunda desde el mismo Espíritu que se ha dado para la misma
misión y del que participan de modo diferente.
Los presbíteros están ontológicamente unidos con Cristo y con el obispo
por el Espíritu Santo que se les ha dado por la imposición de manos y por
haber sido enviados a la tarea común de edificar la Iglesia.
Esta unidad profunda ha de ser también para cada sacerdote la base de
un trabajo conjunto con el obispo y con todos los miembros del presbiterio,
teniendo en cuenta que la pertenencia a él hace a todos los presbíteros cabeza
139
PABLO VI, Homilía en la misa del Jueves Santo de 1975: Enseñanzas al Pueblo de Dios 7,230.
140
«El ministerio ordenado, por su propia naturaleza, puede ser desempeñado sólo en la medida en que
el presbítero esté unido a Cristo mediante la inserción sacramental en el orden presbiteral, y por tanto
en la medida en que esté en comunión jerárquica con el propio Obispo. El ministerio ordenado tiene una
radical "forma comunitaria" y puede ser ejercido sólo como tarea "colectiva"». PDV 17.
141
PO 2.
159
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
160
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
4. Misión y tareas
La misma teología del ministerio y del presbiterio nos ha ido indicando
cuáles son las tareas y la misión de la vida del sacerdote en el interior de la
Iglesia. Para concluir el tema, sintetizamos sus direcciones fundamentales:
Hacia el interior de su persona
La exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis143 ha incluido
el tema de la formación permanente en las tareas de la misma vida presbiteral.
Ella es fidelidad a su ministerio y fidelidad a su Pueblo; deber de amor y
justicia.
El ministerio es así concebido dinámicamente, en continuo crecimiento
personal desde:
— la formación humana: gracias a la que los presbíteros crecen en
sintonía mental, vital y práctica con los hombres y mujeres a los que han de
servir;
— la formación intelectual: crecimiento en la inteligencia de la fe,
profundizando en ella con la ayuda del Espíritu. Esta formación ayudará al
diálogo con los hombres en este momento histórico;
— la formación espiritual: adquirida por la práctica de la oración, la
meditación de la Palabra, la celebración de la liturgia y la búsqueda de Cristo
en los hombres;
— la formación pastoral: a través del conocimiento evaluador del mundo,
de la Iglesia y de su diálogo. Esta formación potencia el planteamiento reflexivo
de su tarea y la elaboración de los proyectos y los programas de pastoral.
143
Cfr. PDV cap.VI.
161
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
CAPÍTULO X
EL DIALOGO DE LA IGLESIA Y EL MUNDO
La constitución pastoral del Vaticano II ha señalado una dirección clara
para la acción de la Iglesia: el diálogo con el mundo. Poco tiempo antes de la
proclamación de la constitución pastoral, la encíclica de Pablo VI Ecclesiam
Suam dedicó un capítulo al diálogo de la Iglesia con el mundo que se ha
convertido en referencia obligada de todo tratamiento de dicho diálogo. En ella,
dos coordenadas encuadraban perfectamente este tema. Por una parte, el
diálogo establecido entre Dios y el hombre a lo largo de la revelación,
verdadero modelo de todo diálogo eclesial con el mundo 144. Por otra, el
acontecimiento de Cristo, plenitud de la revelación. En él Dios nos dio su última
palabra desde la que se entiende el misterio de la Iglesia, en cuyo seno Dios
sigue dialogando con el mundo.
Las palabras del papa recogían una herencia de siglo y medio de
teología que había querido comprender el misterio de la Iglesia a la luz del
misterio de la encarnación. El diálogo de la Iglesia con el mundo es análogo al
establecido por Dios en una revelación culminada con el envío de su Hijo. En él
encuentra su identidad, su modelo, su temática y sus concretas características.
162
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
163
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
145
MOHLER, J. A., Symbolik oder Darstellung der dogmatischen Gegensatze der Katholiken und
Protestanten nach ihren offentlichen Bekenntnisschriften (Maguncia 1932).
146
Publicada el 6 de agosto de 1964.
164
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
165
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. Concepciones antropológicas
Algunas de ellas están basadas en un dualismo de origen platónico-
aristotélico y se manifiestan tanto en la separación del alma y el cuerpo como
en la dualidad del hombre como ser individual y como ser social. La primera
manifestación ha venido con más frecuencia del interior de la Iglesia; la
segunda, del mundo con quien la Iglesia ha querido mantener su diálogo.
— La primera es el fruto de una pastoral tradicional, centrada en la cura
animarum, que ha hecho girar la misión de la Iglesia en torno a la salvación de
la propia alma propiciada especialmente por la recepción de los sacramentos.
Dentro de una concepción así, hablar de temas mundanos pertenece a un
campo ajeno a las tareas eclesiales y meterse en esas cuestiones puede ser
infidelidad a la propia misión. A veces, también, desde el exterior de la Iglesia
es frecuente la acusación de que ese terreno no le corresponde y se denomina
con el fácil nombre de «meterse en política» el pronunciamiento doctrinal o el
compromiso concreto en temas sociales.
— La segunda suele venir del mundo, más concretamente de sus
poderes que intentan controlar y arbitrar todo lo que sea social, dejando para el
resto de asociaciones y sociedades lo irrelevante o aquello que se desarrolla
solamente en el interior de la conciencia individual. Las posiciones que no
coinciden con el poder son vistas como interferencia en asuntos que a él
corresponden por creerse con el monopolio de la vida social 148. Una pastoral de
147
Salió a la luz el 20 de noviembre de 1990.
166
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. Concepciones eclesiológico-pastorales
La actitud adoptada por el diálogo de la Iglesia frente al mundo 149 puede
proceder también de estas posturas erróneas:
— Posturas de indiferencia. Aquellas que han consagrado una
separación total entre la fe y la vida, entre la vida del creyente en el interior de
la Iglesia y en las estructuras humanas que han de ser transformadas desde el
Evangelio. Unas veces la Iglesia se refugia para sentirse segura; otras para
rehacerse de los golpes recibidos. No son posturas del pasado, sino
claramente actuales. Baste con ver dónde fueron los que abandonaron los
movimientos apostólicos después de su gran crisis o el tipo de formación social
que está presente en muchas de nuestras comunidades para percibir la
actualidad del tema. Una Iglesia situada así ante el mundo prefiere hacer su
mundo y crear sus propias estructuras paralelas o parejas. No es Iglesia en
misión, sino que prefiere la seguridad de sus obras.
— Posturas de interés. El otro nos interesa en tanto o en la medida en
que podamos obtener de él aquello que necesitamos para nuestros propios
fines. La instrumentalización del otro no es solamente un problema individual;
con frecuencia es social y colectivo. Maridajes y divorcios de la Iglesia o de
determinados grupos en ella con el mundo o con alguno de sus poderes,
siempre han existido, algunos tradicionales y otros nuevos en la historia. En el
fondo, nunca se tomó en serio la alteridad y fue instrumentada egoístamente,
reduciéndola a objeto del que nos podíamos servir para sacar adelante
nuestros intereses. La flecha de las acusaciones bien podría ir en las dos
direcciones.
— Posturas de proyección de sí mismo en el otro. Aquella postura de
quien se relaciona buscando en el otro la imagen de sí mismo. No importa tanto
su vida como la nuestra que se hace realidad en él. Una postura que se ha
podido manifestar en múltiples actitudes pastorales en las que la Iglesia, como
sociedad perfecta, ha querido desde su autoridad moral que el mundo camine
al dictado de su doctrina. Una identificación entre Reino e Iglesia, tan propia de
una eclesiología anterior, ha podido propiciar posturas de este tipo. En modelos
eclesiológicos surgidos, la evangelización ha podido degenerar en colonialismo
y la pastoral ha sido centrípeta en vez de dirigirse hacia el Reino y valorar
desde él las otras realidades. El problema de estas posturas es que siempre se
han presentado al no admitir la mayoría de edad de los hombres o de sus
instituciones, al no respetar su legítima autonomía.
148
Hoy se habla del tercer sector, situado entre el privado y el público, representado por multitud de
asociaciones que muestran el talante verdaderamente democrático de una sociedad en su posibdidad
de protagonismo en la vida social. Cf. MARDONES, J. M., Fe y política. El compromiso político de los
cristianos en tiempos de desencanto (Santander 1993) 52-53.
149
En cuanto a las posturas que se pueden adoptar en un diálogo, cf. M. TAGGI, «Diálogo», en ANCILLI,
E. (ed.), Diccionario de espiritualidad (Barcelona 1987) I, p.583.
167
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Concepciones escatológicas
Algunas han contemplado la salvación como algo meramente
trascendente, sin tener en cuenta su vertiente intrahistórica, o han concebido la
nueva sociedad como el fruto de la acción inmanente de la Iglesia, identificando
su progreso con el advenimiento del Reino de Dios. Desde la afirmación de
Marx que veía el cristianismo como el opio del pueblo a posturas cercanas a
nuevas teocracias, los
extremos también han hecho difícil un diálogo de la Iglesia con los hombres.
— Unas veces ha sido un esplritualismo desencarnado o una doctrina
ahistórica quien no ha permitido a la pastoral de la Iglesia mezclarse con las
realidades de este mundo. Las primeras encíclicas sociales, las que
precedieron al Vaticano II, pueden ser una muestra de un tipo semejante de
doctrina. Tanto es así que el surgimiento de una Teología como la de la
Liberación llevó a un abandono y casi olvido de la doctrina de estas encíclicas
por su falta de capacidad para analizar situaciones históricas, hacer juicios de
valor sobre la realidad o animar a una actuación transformadora de unas
estructuras concretas.
— Otras veces, sin respetar la autonomía del mundo o la pluralidad de
opciones técnicas ante la acción concreta, la pastoral ha querido desde la
misión de la Iglesia configurar un mundo nuevo en el que el Reino de Dios ya
estuviera implantado, olvidando que ese Reino relativiza todo orden humano y
lo trasciende, aun aquel que se ha querido imponer desde las exigencias que
brotan del evangelio.
168
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. Concepciones antropológicas
Una recta concepción eclesiológica y pastoral ha de partir de una
concepción del hombre en la que la unidad personal supere todos los
dualismos. La tarea de la Iglesia no va dirigida a aspectos parciales sino al
hombre, que es inteligencia sentiente, espíritu encarnado, individualidad social.
La salvación de Jesucristo es salvación personal.
Si, como hemos venido afirmando, la eclesiología y la acción pastoral
han de tomar su origen en la revelación y en la encarnación:
— nunca la relación del hombre con Dios estuvo separada de una
postura concreta y de una vida en el pueblo. La comunión de Dios que se abre
a los hombres encuentra su realidad y su significatividad en la formación de un
pueblo cuyo comportamiento será siempre la verificación de su autenticidad. La
auténtica fe, discernida por los verdaderos profetas, es la que brota de la
justicia. El pecado destruye tanto la relación como la solidaridad humana
manifestada en la existencia del mismo pueblo. Podríamos decir que la
comunión humana goza ya en Israel de caracteres sacramentales. Es
expresión de la comunión con Dios, a la vez que salvación ya históricamente
instaurada;
— en el misterio de la encarnación, Dios toma carne para hacer de ella
el lugar de su manifestación; el cuerpo humano se convierte en su epifanía. La
culminación de la encarnación en el misterio pascual es precisamente la
resurrección en la que el cuerpo es salvado, de tal manera que la fe en el Hijo
169
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
2. Concepciones eclesiológico-pastorales
En cuanto a dichas concepciones, habría que aclarar:
— Es impensable la postura de indiferencia porque el mismo hombre es
el que pertenece al mundo y a la Iglesia. Una pastoral basada en la distinción y
en la lejanía de los dos campos termina siendo causa de esquizofrenia,
haciendo vivir al hombre en dos planos que no se corresponden. Hoy ya no hay
una economía o una política eclesial paralela, sino hombres cristianos que
trabajan en economía o en política l8. La creación de espacios y de estructuras
dobles ha desembocado en la conciencia de un sujeto único que vive su fe en
las estructuras temporales.
— La postura del interés es incompatible con el evangelio. Una Iglesia
que se ha definido como servidora de los hombres 153 ha de abandonar toda
postura que implique privilegio y distinción. Contra la postura del interés hay
que practicar la pastoral de la misión: una Iglesia entendida para el mundo, que
vive mirando para él y a la que constituye el haber sido enviada.
— En contra de una Iglesia que quiere proyectarse sobre el mundo, la
distinción Iglesia-Reino ha sido sumamente puriñcadora. No está la salvación
identificada con la Iglesia sino que ella se dirige al Reino, cuyos valores
exceden los límites visibles de la Iglesia. La Iglesia es servidora del mundo,
para conducirlo al Reino donde definitivamente coincidirá con él. Su servicio es
sacramental, significándolo y haciéndolo entrar en la historia.
— La postura pastoral válida es la de la apertura: la del reconocimiento
de su propia autonomía, el respeto, el intercambio mutuo. Pero, además, ha de
saber leer en el mundo los signos de los tiempos, es decir, encontrar en la
misma historia humana la presencia del Espíritu que continuamente hace
llamadas a la Iglesia. Esta postura implica el que la Iglesia analice, lea la
150
Mc 2,1-12 y paralelos.
151
Jn 13, 34 y 15, 12.
152
Mt 25.
153
Homilía de Pablo VI el día 7-XII-65 en la clausura del Concilio.
170
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. Concepciones escatológicas
La misma profundización en el tema del Reino, a cuyo servicio vive la
Iglesia, ha situado la escatología como fuente de acción y compromiso,
expresión privilegiada del diálogo eclesial con el mundo.
— El Reino trascendente entra en la historia y se instaura en la vida de
la Iglesia. El ser sacramental de su misterio implica la presencia en este mundo
de sus valores como invitación y como compromiso. El futuro del Reino mueve
el presente de la Iglesia en su servicio al mundo desde la esperanza. Y pocas
fuerzas existen tan llenas de vida como la esperanza. Quien espera orienta la
vida y la propia actividad hacia aquello que es visto como valor supremo.
— Por otra parte, la Iglesia sabe que el Reino la trasciende y que su
diálogo con el mundo tiene que ser continuamente crítico y transformador, sin
detenerse en ninguna de sus realizaciones, relativizando desde lo que espera
aquello que ya se ha logrado. Es una manifestación más del amor. Porque la
Iglesia sabe que el progreso del mundo no se identifica con la llegada del
Reino154 se esfuerza siempre para que sus valores fecunden la historia sin
confundirse con ella. No desde quien tiene la verdad que soluciona la situación,
sino desde quien espera un futuro de plenitud.
154
GS 39.
155
Cfr. JUAN PABLO II, Sollicitudo rei socialis, 41.
171
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
156
Cfr. Jn8,23; 17,16.
172
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
157
La primera encíclica de Juan Pablo II, Redemptor hominis, ha sido realmente programática de su
pontificado, que ha repetido incansablemente las consecuencias que brotan de una antropología
cristiana.
173
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
1. La antropología cristiana
Desde lo que hemos afirmado, está claro que la Iglesia tiene un modelo
de hombre. Su hombre es Cristo. Desde él cada cristiano quiere configurar su
vida y quiere configurar la humanidad. En él ha conocido la verdad del hombre
y ser como él supone la plenitud humana. Para su juicio sobre la realidad
humana la Iglesia tiene un arquetipo y también tiene un proyecto para ofrecer a
la humanidad
en un diálogo constructivo: Cristo.
No es de extrañar, por eso, que el desarrollo de la antropología cristiana
sobre la base cristológica tenga que estar en la base de todo diálogo de la
Iglesia con el mundo. Cuando el Vaticano II se propuso, rompiendo la tradición
de concilios anteriores, el desarrollo de una doctrina conciliar pastoral y
comenzó los trabajos que iban a dar como conclusión la constitución Gaudium
et Spes, no encontraba el eje en torno al que hacer girar su doctrina. Ni el
deseo de la Iglesia de salir al encuentro del hombre, ni el cambio del método
deductivo por el inductivo acababan de dar cuerpo a lo que quería ser el
esquema. El texto de Malinas fue superado sin pasar por el aula conciliar y el
de Zurich fue devuelto para que se rehiciera. Cuando en Ariccia, en la
primavera del, se construye una antropología cristiana para que dé cuerpo a
158
GS 22.
174
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
159
Parte tercera, n. 34-49.
160
Capítulo tercero, n. 22-29.
161
Costumbre que comenzó con la publicación de la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII y que después
ha estado presente en todos los grandes documentos magisteriales.
162
No nos referimos solamente al hecho de tomar carne humana en un momento concreto de su
historia, sino al acontecimiento global de la carne de Jesús. Por tanto, dentro de su encarnación
englobamos también el misterio pascual.
175
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
163
LG 7.
164
Cfr.Jn 20,21-23.
165
La encíclica de Juan Pablo II Redemptoris missio, especialmente en sus primeros números, refleja
perfectamente esta implicación de la misión en el ser de la Iglesia.
166
Es importante señalar aquí la nueva orientación dada a la Doctrina Social por la Octogésima
adveniens de Pablo VI en orden al pluralismo y a la necesidad del discernimiento local.
176
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
3. La evangelización
Si este hombre y este mundo entran de lleno en la vida de la Iglesia, de
modo que afectan tanto a su ser como a su misión, habría que incluir de lleno
el tema del diálogo con el mundo dentro de la misma evangelización, y más
cuando la Iglesia quiere hacer de ella un proyecto global para su vida,
queriendo aunar desde él todas las acciones pastorales. Si el diálogo con el
mundo configura el ser y el hacer mismo de la Iglesia, tendría que estar incluido
en todas las etapas de la tarea evangelizadora 167:
— En el anuncio: El evangelio es anunciado allí donde la Iglesia muestra
su palabra y sus signos a través de cualquiera de sus miembros y a través de
la misma institución. Una Iglesia abierta al diálogo y al compromiso en la
construcción de un mundo nuevo desde el hombre que es Cristo, está
sembrando los valores evangélicos y está suscitando la misma pregunta por el
Evangelio. Una Iglesia recluida sobre sí misma y enemiga de los hombres, o
que solamente muestra su crítica sin mostrar juntamente su colaboración, hace
daño a la causa misma del Evangelio. Solamente a través del diálogo puede
transmitirse la vida que la Iglesia quiere llevar a los hombres.
— En la iniciación catecumenal: Quien quiera iniciarse en el misterio de
la Iglesia necesariamente ha de crecer también en una conciencia social
implicada en la auténtica misión eclesial. Transformar la realidad desde los
valores del Reino pertenece a la esencia misma de la fe y no colocar esta
transformación en una pastoral iniciática es hacer un grave reduccionismo al
mismo catecumenado. Iniciar en la vida de la Iglesia no es solamente una
comunicación de doctrina, sino un aprendizaje a vivir en el mundo de una forma
nueva.
— En la vida pastoral de la Iglesia: Que es tal en la medida en que la
transformación de la realidad en diálogo con los hombres constituye una parte
importante de su acción. Más que parte, habríamos de hablar de una
dimensión de su propio ser, porque todo lo que la Iglesia hace no es ajeno en
absoluto al mundo en el que ella vive. Es verdad que debe haber carismas
especiales y ministerios que se centren en esa misión de diálogo con el mundo,
pero sabiendo bien claramente que toda la Iglesia tiene las características de la
laicidad porque para el mundo ha sido convocada.
Todo lo afirmado ha de llevarnos a la conclusión de que la base del
diálogo de la Iglesia con el mundo no es ideológica ni fruto de una ideología,
sino que, ante todo, brota de un comportamiento moral cuya fuente es el
evangelio y se manifiesta en él de la misma manera.
167
Estas etapas son conocidas ya por todos como la etapa misionera, la etapa catecumenal y la etapa
pastoral. Cf. el documento de la COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, La Catequesis de
la Comunidad (Madrid 1983), 17. A ellas nos referiremos en el próximo capítulo.
177
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
ÍNDICE GENERAL
Capítulo 1: La Teología Pastoral.
Capítulo 2: Fundamentos bíblicos de la Teología Pastoral.
Capítulo 3: Historia de la Teología Pastoral.
Capítulo 4: La constitución pastoral del Vaticano II.
Capítulo 5: Raíces eclesiológicas de la Teología Pastoral.
Capítulo 6: Criterios de la acción Pastoral.
Capítulo 7: Modelos de acción Pastoral.
Modelo Tradicional.
Modelo Comunitario.
Modelo Evangelizador.
Modelo Liberador.
Capítulo 8: La programación Pastoral.
Capítulo 9: Los agentes de la acción Pastoral.
Capítulo 10: El diálogo de la Iglesia y el Mundo.
178
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
BIBLIOGRAFÍA
TEXTO BASE
OTRA BIBLIOGRAFÍA
AA VV., Praktisches Worterbuch der Pastoral-Anthropologie (Viena 1975).
ARNOLD F. X.-RAHNER K.-SCHURR V.-WFBER L. M.-KLOSTERMANN F.
(ed), Handbuch der Pastoral theologie Praktische Theologie der Kirche in ihrer
Gegenwart (Friburgo d. B. 1964-1972).
Bo V.-BONICELLI C.-CASTELLANI I.-PERADOTTO F. (ed ), Dizionario di
Pastorale della comunità cristiana (Asís 1980).
BRETAGNE G. DE, Pastoral Fundamental (Madrid 1969).
CARDAROPOLI G, La pastorale come mediazione salvifica (Asís 1982).
CERIANI G., Introducción a la teología pastoral (Madrid 1966).
FLORISTAN C., Teología practica Teoría y praxis de la acción pastoral
(Salamanca 1991).
FLORISTAN C. -FSTEPA, J , Pastoral de hoy (Barcelona 1966)
FLORISTAN, C.-TAMAYO J. J. (ed ), Conceptos fundamentales de pastoral
(Madrid 1984).
— Conceptos fundamentales del cristianismo (Madrid 1993).
179
Instituto Superior Tecnológico de Ciencias Religiosas y Educación en Valores “San Pedro”
180