Un hombre observa a una mujer solitaria que vive en la casa de al lado. Él se enamora de ella a pesar de que ella no sabe de su existencia. Un día la mujer sonríe al viento y él se anima a acercarse a su puerta. Cuando ella sale, su mano roza la de él y él comprende que él era su amor perdido, y que aunque él ya no está físicamente, su alma sigue cuidándola desde el más allá.
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Un hombre observa a una mujer solitaria que vive en la casa de al lado. Él se enamora de ella a pesar de que ella no sabe de su existencia. Un día la mujer sonríe al viento y él se anima a acercarse a su puerta. Cuando ella sale, su mano roza la de él y él comprende que él era su amor perdido, y que aunque él ya no está físicamente, su alma sigue cuidándola desde el más allá.
Un hombre observa a una mujer solitaria que vive en la casa de al lado. Él se enamora de ella a pesar de que ella no sabe de su existencia. Un día la mujer sonríe al viento y él se anima a acercarse a su puerta. Cuando ella sale, su mano roza la de él y él comprende que él era su amor perdido, y que aunque él ya no está físicamente, su alma sigue cuidándola desde el más allá.
Un hombre observa a una mujer solitaria que vive en la casa de al lado. Él se enamora de ella a pesar de que ella no sabe de su existencia. Un día la mujer sonríe al viento y él se anima a acercarse a su puerta. Cuando ella sale, su mano roza la de él y él comprende que él era su amor perdido, y que aunque él ya no está físicamente, su alma sigue cuidándola desde el más allá.
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Mi alma en la tuya
Cuando el aire fresco de la mañana soplaba sobre sobre el cabello despeinado de
Ana, mientras ella saboreaba su café en el balcón de aquella casa junto a la mía, yo la admiraba con detención Ella era hermosa su piel pálida dejaba ver pequeños surcos grises bajo sus ojos, su cabello rizado caía sobre sus hombros cubriéndolos del frio Su mirada era ajena como ´perdida en el tiempo, vivía sola, cada mañana se dejaba ver en el mismo balcón con su taza de café humeante, el resto del día la casa parecía deshabitada, en el jardín solo habían hojas amarillentas que el otoño arrastraba formando una alfombra sobre el césped sin vida. El tiempo parecía detenido en aquella mujer como si se negara a vivir Son 4 meses los que llevo admirándola a pocos metros y no sabe que existo Que habrá dañado su alma, que dolor sufrió que la dejo inmersa en la tristeza y soledad, desde mi ventana le ofrezco mi corazón a diario para que el de ella vuelva a palpitar, no sabe que existo pero aquí estoy, el aire trae su aroma hacia mí, me es familiar, me conformo con sentirla con mirar desde lejos su cabello, me falta valentía para acercarme, para irrumpir en su puerta y mirarla a los ojos, los días pasan en la misma rutina, pero hoy algo cambió esta mañana es diferente está de pie en el mismo balcón, con su taza de café, el viento soplo más fuerte que de costumbre y ella volteo por un instante, sus ojos eran cálidos y sus labios dejaron dibujar una pequeña sonrisa, suspiró profundamente, como si el aire que se escapaba de su pecho sobrara como si fuera el aire de alguien que le faltaba, fueron segundos, que para mí parecieron una eternidad Su sonrisa me dio valentía camine hacia su puerta sin pensar de pronto estaba de pie en su jardín era extraño pero todo me era tan familiar, llame incansablemente y nadie salía a mi encuentro, me quede de pie ahí sin rendirme de pronto el momento había llegado, ella venia hacia mi lento como si flotara en el aire, su mirada era fija en algo que no era yo, su mano rozo la mía y sentí como su piel cálida me traspasaba, se detuvo por un momento miro su mano y luego de esbozar una pequeña sonrisa balbuceo “descansa yo estaré bien mi corazón sigue palpitando por tu amor” En ese momento entendí todo era yo, yo era el aire que le sobraba por quien le faltaba me había ido, yo era por quien sufría, mi amor no me permitía dejarla aun mi alma sigue a su lado ahora lo entiendo y ella sabe que desde mi cielo aún estoy con ella…