DORADO Since 1994

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por Catalina de los Ríos

“DORADO- 1312 since 1994”


Cró nica de experiencia migrante

Hostal Po, Urriola, Valparaíso. Me presento a esta especie de cita a ciegas, para
conocer a Sara Dorado, artista colombiana que acaba de publicar su primer fanzine de
ilustració n junto a Alerce Ediciones.

Me recibe un chico argentino que se refiere a ella como “Dory”. -No ha llegado la Dory-
pronuncia mientras intenta ubicarla por teléfono. Tras un gesto, lo sigo por una
enroscada escalera hasta el piso 3. Allí, un estar con hermosa luz, una cocina
encendida y los Guns n’ Roses sonando pero jevi. No tardo en sentir esa clá sica onda de
hostal, donde todo es combinació n de acentos, mapas, mochilas, sabores, promesas,
adioses y olor a pito. El muchacho me ofrece un café.
Gracias ¿y tú?¿estuviste en el lanzamiento de la publicación?/Y… sí. Estuvo re lindo.
Hubo de todo, hasta polémica.../¿…polémica?
Sostengo fuerte interés con la mirada esperando que suelte alguna otra papita, pero
no.

Reviso su perfil en ig @dorado.arteycolores, en un intento desesperado por conocerla


un poco má s antes de nuestro encuentro. Arte urbano y activismo migrante. Pincho un
video random de su feed. Suena Strawberry Guy-Mrs Magic mientras se despliega en
mi pantalla el diseñ o de un tag que escribe en colores DORADO, y dicta al pie:
“Fun fact: de pequeña me decían Dora, doralba, doraimon, amarillo o cualquier color,
cualquier cosa que rimara con dora: lavaDORA secaDORA jajaja y ahora me dicen Dorito
doriwi Doris doro dorito Dorotea jajaja AMO MI APELLIDO. gracias papá.
Más que un apellido es mi identidad y como me reconozco a mi misma”.

Llega acelerada, excusá ndose. Saluda a los chicos con cariñ o. Al hablar, mueve las
manos acentuando su expresió n. La envuelve una larga cabellera negra y tiene
hermosas uñ as con diamantes. Parte de la misió n es aproximarme a su experiencia
migrante, lo cual me pone un toque ansiosa. Y es que, conversar sobre lo abusivo que
es este país con la otredad, no es asunto sencillo para una primera cita.
Afortunadamente DORADO no es cualquier chica. Ella acoge la premisa desafiante.

Jugamos a la entrevista y consulto sobre el fanzine. Me comenta que un delicado


estado de á nimo durante la pandemia precipita insospechadamente la creació n, que
su psicó loga de ese entonces le había dicho: Sara, tú dibujas. Plasma todo. Y ella había
hecho el amén.

Posteriormente, su compañ era de taller, Vania Molina–Alerce Ediciones- se encuentra


fascinada con el contenido de esas libretas y la impulsa a publicar. Tristemente, por
falta de recursos y con el autoestima por el piso, Doris decide no hacerle caso y parte a
trabajar a Farellones frustradísima level, “el arte para mí ya fue”.
Tras un par de meses, la editorial insiste. Dory observa sus anotaciones –ya
diagramadas-, y, aunque la remueven, ya no se reconoce en ellas. “Esto era pararme y
darle cara al discurso de la depresió n. Mostrarme como nunca me mostré: vulnerable
(…)en redes sociales todos nos vendemos lo mejor. No posteas tu tragedia”. Sumado a
eso, no tenía el dinero para imprimir. Pero Vania siempre creyó : Soltemos un tiraje de
50 copias y me pagas después. “Desde la mirada migrante, esto fue una ventana
gigante, porque detrá s de mí viene gente que no tiene voz”.

Fue doloroso el lanzamiento. Ver la cara de mi familia migrante ahí -gente de todos
lados: Perú , Bolivia, mucho colombiano, obviamente, como yo-, escuchando lo que
todos teníamos recelo de hablar. Diciendo ¿Saben qué? la hemos pasado mal. Ser una
persona migrante en Chile cuesta ánimo. Requiere todo de ti.

“Todos los días hay que cruzar una frontera invisible. -¡Ah!¿y usted, de dónde es?-
¿Cuánto lleva, ah?- Hay una perpetuació n del estigma social que cargamos las
colombianas de Medellín, “que el reggeteon, que los narcos”. Tengo que estar
defendiéndome constantemente. Y eso que dentro de todo soy “privilegiada”: soy
blanca, he tenido la oportunidad de estudiar, tengo relaciones sociales amplias para
ser migrante.... Imposible no preguntarme ¿có mo lo pasará una haitiana? ¡¡Terrible!!

“Esto”-refiriéndose a su impronta- también es una fachada. Yo soy sú per sensible,


pero no me puedo mostrar así viajando. No puedo estar sintiéndome así porque me
patea la vida. Es cruel.”

Imagínate a una Dory antifascista, hablando de discriminació n social; de lo que pesa


ser migrante en Chile, junto a Julieth Micolta -activista afrocolombiana y moderadora
del evento- y que, sin previo aviso entre “la nieta de un ex presidente de derecha
Brígida” interrumpiendo el discurso: “Al menos antes venían colombianos con
profesión… ahora viene pura gente a ensuciar el país”.

Vuelve a mí el argentino hecho eco,“hubo de todo, hasta polémica…”

¡¿qué?!/por dentro me hervía la sangre, dije, la voy a acuchillar, pero me detuve y


pensé… ésta es también una oportunidad de desafiarme a mí misma, de no pelear
todas las batallas/pero qué hiciste/solté. Dije, estoy exponiéndome –Bendición. Chao.
No quiero que me digas más nada- .

Sabiduría ancestral aplicada frente al fascismo.

“Tener la oportunidad de conversar con ella después y decirle: tus comentarios son
súper clasistas, vives en una burbuja- es una sanació n social. Nunca se me va a olvidar.
Ella me escuchaba y se notaba que no estaba de acuerdo con mis ideas, pero su
educació n no le permitía decir nada… Por eso me atreví”.
pero¿có mo conversar?/ayer tuvimos un almuerzo/¿qué?/estuvimos discutiendo 5
hrs/noo/me invitó a hacerme las uñ as, nunca lo había hecho/¿quiere gastar plata?
debería ser tu mecenas/me compró un cuadro original,un fanzine…yo le regalé un
imán con diseño de una mujer negra, gorda, desnuda/polémica/ríe

“Llá menme resentida social, sí. Tengo mucha rabia con los cuicos. No solo por ser
migrante en Chile. En la vida siempre he sido la renegada. Mi familia de sangre es
sú per facha. No les agrada nada de mí (…)”

Clá sico de mi vida, al igual que en el amor, esta cita se termina cuando má s deseo
quedarme… Llega Kika a hacerle retratos y yo debo volar a ensayo. Dory se levanta
frente al espejo a cerciorar sus detalles. Má s hermosa imposible, pienso. Y mientas me
despido, el rostro de un ancestro indígena en su polera grita RESISTE.

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