Final de Adultos

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FINAL DE ADULTOS:

Unidad 1: del método de la interpretación al método clásico

Definición de la clínica psicoanalítica (Lacan): es lo real en tanto que es lo imposible


de soportar. El icc es a la vez huella y el camino que constituye haciéndose un deber
repudiar todo lo que implica la idea de conocimiento,

Dirección de la cura (Lacan): no prestar el yo, dirigir la cura, hacer cumplir la regla

OM
fundamental. No dirigir al paciente desde los propios ideales, no ser su pedagogo ni su
guía moral. El analista debe buscar la forma de que el sujeto cumpla la regla
fundamental. El psicoanálisis no es una situación de a dos, el analista es el muerto, por
eso el analista es menos libre en su estrategia que en su táctica. Debe ubicarse en su
carencia de ser, que por su ser.

.C
Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico: utilizar la atención
parejamente flotante, fijarse en todo por igual y no hacer una crítica ni selección previa.
DD
No tomar notas de lo que dice el paciente durante la sesión, si hacerlo cuando termina
la sesión. El icc del médico se utiliza como instrumento del análisis, para eso es
necesario que el médico se someta a análisis. Neutralidad y abstinencia.
LA

Unidad 2: formas clásicas y actuales de presentación del síntoma:


Freud en su texto “Inhibición, síntoma y angustia” (1926) se toma el trabajo en
FI

primer lugar de diferenciar la inhibición, el síntoma y la angustia (que serían las tres
formas de padecimiento que postula):

En primer lugar, la INHIBICIÓN es una simple rebaja de la función, que se trata de




una desacostumbrada variación de ella o de una nueva operación y no supone algo


patológico. Es una rebaja en las distintas funciones del yo: la función sexual, la de
alimentación, la locomoción y el trabajo profesional. Pero ya en este punto Freud la
relaciona con la angustia, porque dice que el yo renuncia a esa función porque a raíz de
su ejercicio se desarrollaría la angustia, entonces el yo teme a la angustia por eso
inhibe la función que podría desencadenarla. Esto en la clínica se observa en relatos
de los pacientes donde dicen “yo no puedo…” “a mi me cuesta…”.

Se trata del registro de lo imaginario, ya sea del narcisismo corporal o de la imagen


virtual, la que además se extiende hasta las fantasías.

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El yo inhibiendo las funciones, evita dos tipos de conflicto, con el ello cuando inhibe una
función sexual y para evitar un conflicto con el superyó realiza autopuniciones, el yo no
tiene permitido hacer esas cosas porque le darían provecho y éxito, que el severo
superyó le ha denegado.

En cambio, el SINTOMA no el sucede en el yo a diferencia que la inhibición, aquí hay


una primera diferencia importante a retener: la inhibición atañe a la “función” y pertenece
al Yo, el síntoma es una “formación” (de compromiso) y pertenece a la frontera
del Yo con el Ello.

OM
Se trata siempre del “indicio” (término que tenemos que retener) de un proceso
patológico. Es algo que se le señala al sujeto, sabe que le concierne pero que no sabe
lo que es. Es por eso que una inhibición también podría ser un síntoma en la medida en
que pase a funcionar como “índice” de una satisfacción pulsional “interceptada”, como

.C
dice Freud. Satisfacción molesta e inútil, pero satisfacción al fin. Esto quiere decir que
desde el punto de vista de los conceptos el síntoma no pertenece al ámbito del Yo
(al menos no plenamente) sino del Ello. Ámbito que Freud califica (lo recordarán)
DD
como el “reservorio pulsional”. No es que el Yo no se involucre en el asunto. Suele
hacerlo, sobre todo en el caso de la obsesión.

El Yo entra en lucha contra el Ello a raíz de la señal de angustia. Allí tenemos el “campo
de batalla”, el de la neurosis, que en el caso del análisis tiene que actualizarse en la
LA

transferencia e incluir al analista en la contienda. Esto Freud lo desarrolla así:

El síntoma es indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es el


resultado del proceso represivo. La represión parte del yo, quien por encargo del
FI

superyó no quiere acatar una investidura pulsional incitada por el ello. Mediante la
represión el yo consigue coartar el devenir-consciente de la representación que era la
portadora de la moción desagradable. Cuando el yo se revuelve contra una moción


pulsional proveniente del ello solo debe emitir una señal de displacer para alcanzar su
propósito con ayuda del principio de placer. La represión equivale a un intento de huida
para el yo frente a un estímulo interno, el yo quita la investidura de la agencia
representante de la pulsión que se quiere reprimir y la usa para el desprendimiento del
displacer.

Lo característico del síntoma es el desplazamiento, es decir, a pesar de la


represión, la moción pulsional encontró un sustituto, desplazado y descentrado.
Y por eso ya no se reconoce como satisfacción, y si ese sustituto llega a consumarse
no se produce la sensación de placer, sino que, tal consumación cobra el carácter de la
compulsión.

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El síntoma tiene ese carácter de extrañeza para el sujeto, pero a su vez, es parte de su
singularidad, como dijo Freud es una señorita forastera. Aporta un sentido y eso no
sucede en la inhibición ni tampoco en la angustia. El yo es la parte organizada del ello.

En la lucha defensiva contra la moción pulsional hay dos caminos contradictorios: por
un lado, el yo trata de reconciliarse con el síntoma, incorporándolo a su organización,
queriendo quedar bien con Dios y el diablo. Se adapta al síntoma, para que luego éste
último se vuelva indispensable para el yo. Entonces el yo quiere sacarle ventaja al
síntoma, sobreviene una adaptación al fragmento del mundo interior que es ajeno al yo

OM
y está representado por el síntoma. Así el síntoma cobra un valor para la afirmación del
sí, se fusiona cada vez más con el yo, se vuelve cada vez más indispensable para éste.

En este punto Freud habla de la ganancia secundaria de la enfermedad que se


observa en análisis cuando el síntoma está tan incorporando al yo que ambos se unen

.C
para actuar en el bando de las resistencias.

Freud intenta solucionar el conflicto de ambivalencia afectiva con el caso Juanito donde
dice que la incomprensible angustia al caballo es el síntoma, la incapacidad para andas
DD
por la calle es un fenómeno de inhibición, una limitación que el yo se impone para no
provocar el síntoma-angustia. No se trata de una angustia indeterminada al caballo, sino
de una determinada expectativa angustiada: el caballo lo morderá. La fobia es un intento
de solucionar el conflicto de ambivalencia que se le juega en relación al padre, lo ama
LA

profundamente pero también lo odia. La moción pulsional que se reprime es el impulso


hostil hacia el padre.

Lo que la convierte en neurosis es: la sustitución del padre por el caballo, ese
FI

desplazamiento (descentramiento) es lo que lo que lo convierte en síntoma. El


conflicto de ambivalencia no se tramita en la persona misma, sino que se lo esquiva,
deslizando una de sus mociones hacia otra persona como un objeto sustituto. En lugar


de la agresión hacia el padre se presenta la agresión hacia la persona propia. En Hans


se trata de un proceso represivo que afecta a casi todos los componentes del Complejo
de Edipo, tanto la moción hostil como a la tierna hacia el padre y a la moción tierna
respecto de la madre. El motor de la represión es la angustia de castración, ósea la
angustia genera la represión, ser mordido por el caballo es un sustituto para ser castrado
por el padre.

En el capítulo 5 Freud habla de las neurosis obsesivas, donde declara que se produce
una regresión de la fase fálica a la fase anal. El forzamiento de la regresión significa
primer éxito del yo en la lucha defensiva contra la exigencia de la libido. Ahora nos
situamos en el periodo de latencia que se caracteriza por el sepultamiento del complejo

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de Edipo, la creación del superyó y la erección de las barreras éticas y estéticas en el
interior del yo. En la neurosis obsesiva, estos procesos rebasan la medida normal, a la
destrucción del Complejo de Edipo se le agrega la degradación de la libido, ele superyó
se vuelve particularmente severo y el yo desmorado desarrolla en obediencia al superyó
elevadas formaciones reactivas de la conducta moral, la compasión y la limpieza. (las
formaciones reactivas son exageraciones de formaciones normales del carácter). Por
medio de la represión el yo se ha clausurado del ello, pero no del superyó, por eso el
sentimiento de culpa por parte del yo.

OM
La ANGUSTIA (se especifica mejor en el texto de Lombardi), es un afecto. La angustia
no pertenece a ninguna de las instancias psíquicas. Ni al Yo, ni al Súper Yo, ni al
Ello ni a la Realidad, aunque al mismo tiempo tiene vínculo con todas ellas. El Yo es
quien registra ese afecto. Es también quien ocasionalmente puede almacenar en su
memoria algo de su cualidad distintiva (Freud decía que el Yo es “el genuino almacigo

.C
“de la angustia) y el que discrecionalmente puede transformarla y emitirla como señal
de peligro (de lo que viene del Ello, de la Realidad Externa o del Súper Yo). Pero aun
DD
así la angustia lo supera, no reconoce ninguna de sus categorías cognoscitivas (ideas,
objetos, representaciones, etc), y como afectación apunta mucho más al ser que al
tener, a la existencia (real) que se escapa que a la consistencia (imaginaria) que lo
deposita en la realidad. Es por eso por lo que como afecto no engaña, porque no está
atado a la cadena significante de las representaciones y demás elementos discursivos
LA

como lo están la culpa (índice negativo del deseo), la vergüenza y el pudor (índice
negativo de la satisfacción) o el amor (engañoso por excelencia).

En términos de Lacan, el afecto de angustia es consecuencia del avance del registro de


FI

lo real (“el afecto tipo de todo acontecimiento de lo real”) por sobre lo imaginario (es
decir, el cuerpo). En términos de Freud, se trata de un des-borde de lo psíquico.

Lombardi en su texto “Tres formas de la angustia” menciona por un lado la angustia




automática que se produce cuando no encuentra derivación psíquica. Al faltar toda


preparación subjetiva el paciente se ve afectado por un padecimiento que parece
puramente mecánico, como si él no participara para nada de su génesis y en su
tramitación. Nada sabe el angustiado de la génesis de ese afecto tan displacentero, ni
tampoco qué le angustia. Ni siquiera lo sabe de forma icc, como consecuencia, no hay
posibilidad actual de elaboración psíquica a través de una sintomatización conversiva o
fóbica más definida, ni a través de formaciones del icc como el sueño. Estpa por fuera
del decir y no le da tiempo al yo porque irrumpe de forma muy rápida. No le da tiempo
de ligar esa angustia y lo paraliza.

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Por otro lado, se encuentra la angustia señal, la cual le da la posibilidad al yo de poner
en marcha mecanismos de defensa. Dentro de este grupo se encuentra la inhibición, el
síntoma y la angustia.

Lombardi plantea otra lectura diferente de la angustia, que es la angustia como


brújula y referente para el ser hablante porque es lo que no engaña. A partir de la
angustia, el sujeto en vez de huir podría ser convocado a un cambio de posición, porque
entiende a la angustia como un llamado a la acción, que consiste en elegir: perder para
ganar algo. La angustia como modalidad de tránsito de la pasividad a la actividad.

OM
La angustia señala la oportunidad de acción, es una puerta al acto. Es el afecto-tipo de
todo advenimiento de lo real dice Lacan pero real como apertura de lo que el nudo
estructural ofrece como posibilidad de pasar a otra configuración subjetiva. La angustia
está para señalar la posibilidad de un nuevo estado.

.C
El neurótico en cambio no sabe, no puede o no quiere servirse de esa brújula. Evita
elegir, entonces en la neurosis la angustia es reemplazada por una suerte de
equivalente “el síntoma”, que obstaculiza el pase efectivo al acto. Esta solución esconde
DD
un desgarramiento del ser moral que en algún momento podrá manifestarse como
síntoma, encubre una escisión ética que es fuente del sentimiento inconsciente de
culpabilidad, resultado de no haber tomado partido. Esta solución-obstáculo del
neurótico, es negarse a causar el deseo del Otro. El síntoma entonces es la nueva
LA

bitácora, bien diferente a la angustia, porque señala una coexistencia de opciones


contradictorias que implican un desgarramiento sin pérdida, división en lugar de opción.

La única ventaja del síntoma como brújula, de la que saca provecho el trabajo analítico,
FI

es que su estructura puede desplegarse ampliamente en lo simbólico hasta finalmente


proporcionar, al término de la elaboración analítica, un pasaje de lo simbólico a lo real.

La angustia a secas es la sensación del sujeto ante coordenadas reales convergentes:




el deseo del Otro que no reconoce al sujeto en sus insignias, en su investidura narcisista,
en su máscara de fantasía, en su seducción masoquista de víctima, de lo que él es como
efecto de su división subjetiva. Las coordenadas de la angustia son la apertura del deseo
y la causa que éste encuentra en el ser pulsional, que es el núcleo gozante del ser
hablante. Podemos concebir al psicoanálisis como una suerte de acto vestibular,
un pre-acto. Es una angustia subjetivada, una angustia de transferencia, un
tiempo de elaboración entre angustia y síntoma, entre síntoma y acto.

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La segunda puerta de salida o de entrada, depende a dónde quiere ir uno, es la puerta
conclusiva, se terminó el análisis, ya no es pre-acto, el analista acompañó al analizante
hasta esa segunda puerta, que es la del acto a secas y ahora es su turno.

Sigo con las dos formas de padecimiento de Lacan: acting out y pasaje al acto.

Lacan menciona que el resto de la relación del sujeto con el Otro es el objeto “a”. En
primer lugar, habla del PASAJE AL ACTO donde dice que su correlato principal es
“dejar caer”. La fórmula del fantasma (escena que habitamos): es el momento de mayor

OM
embarazo para el sujeto, donde se mueve en dirección a evadirse de la escena. Es no
pensar el icc, es cuando el sujeto se cae de la escena y se identifica con el objeto
resto del Otro, rechazando la falta en el Otro, identificándose con la caída de la
escena. Sucede lo siguiente “si no te hago falta, yo soy la falta, yo soy lo que sobra/la
basura/el resto. En Dora, se observa cuando le da la cachetada al señor K.

.C
El ACTING OUT de entrada puede parecer que es del orden de evitar la angustia. Freud
dice que la angustia es un fenómeno de borde, una señal que se produce en el límite
del yo cuando éste se ve amenazado por algo que no debe aparecer, que es el “a”, el
DD
resto aborrecido del Otro. Es algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El
acento demostrativo de todo acting out, es su orientación hacia el Otro (no
cualquiera, sino otro simbólico, otro mapeado, el Padre). Demuestra que hay algo
de su deseo que no está siendo alojado por el Otro. No se juega el sentido, se juega
LA

algo del deseo. Hay una verdad, pero no es un sujeto de la palabra, es un sujeto que
actúa.

Es la demostración velada y es un síntoma. Lo demuestra el hecho de que debe ser


FI

interpretado, pero el síntoma no puede ser interpretado directamente, sino que hace
falta la transferencia, o sea, la introducción del Otro. En análisis se descubre que el
síntoma no es llamado al Otro, como el acting out sino que es goce revestido, se basta


a sí mismo. Por lo tanto, a diferencia del síntoma, el acting out es la transferencia salvaje.
Lacan plantea tres caminos posibles frente al acting out: interpretarlo, prohibirlo o se
puede reforzar el yo. Se debe interpretar bajo transferencia, se debe maniobrar para
hacer que la repetición de lugar al recordar.

Es actuar el icc, que ocurre en el marco de una escena que incluye la pregunta por otro,
está por fuera de las palabras, es un pensar icc con acción. Llama al a interpretación,
es una ficción dirigida a otro simbólico. Ahí no hay yo, hay un icc con acción pero si
sujeto. Por eso no hay que reforzar al yo para que le dé sentido porque no hay sujeto.
Vía asociación libre se puede encadenar, es pasar del actuar al decir. El analista debe
entrar por el registro de lo simbólico, no del imaginario. En Dora se observa cuando le

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entrega la carta de suicidio al padre y cuando va a la sesión de Freud y le dice que esa
será la última.

El sentido del síntoma se encuadra en la FANTASIA (marco de realidad psíquica del


sujeto) del sujeto, le da un sentido al síntoma, es la realidad del neurótico donde se
inscribe el síntoma. Freud se encuentra con un problema en el análisis, que muchas
escenas traumáticas parecen no ser verdaderas, son fantasías. En el mejor de los casos
una mezcla de realidad y fantasía. En lugar de saber, hay una realidad psíquica que
encuentra su fundamento en las fantasías y que viene al lugar de la articulación

OM
entre síntoma y pulsión. El sujeto en análisis muestra un desconocimiento por la
diferencia entre realidad y fantasía y además para él también coinciden y no parece
dispuesto a revisar el estatuto de sus fantasías. La fantasía viene a suplir una
carencia fundamental para el hablante: su pulsión sexual no tiene objeto y es la
fantasía la que provee alguno. Lombardi dice que porque existe el muro del lenguaje,

.C
no nos entendemos en el plano sexual y entonces solo podemos malentendernos.
Podemos malentendernos y atravesar el muro del lenguaje por las rendijas que trama
DD
el inconsciente.

La fantasía entra en acción porque el inconsciente, esa maraña, esa red infinita de
malentendidos, permite ubicar en lugar del partenaire, un objeto que es parte de sí
mismo, una parte del cuerpo, alrededor de la cual toda la trama de equívocos del icc se
LA

organiza. Freud a partir del análisis de los neuróticos y los perversos encuentra que
cierta parte del cuerpo naturalmente ligada a un orificio corporal y a un objeto que por
su función misma se pierde: la teta, la caca, la mirada, la voz. Esos objetos sólo
adquieren una función libidinal en tanto efectos del lenguaje, Lacan los llamó objetos
FI

“á”. Lo esencial de la fantasía es que el sujeto se identifica con él.

Cuando el sujeto advierte ese efecto del lenguaje como separado, cuando advierte que
está desgarrado de ese secreto “si mismo” que es el sustrato de su personalidad, el


efecto ilusorio de la fantasía se pierde y resulta angustioso. La angustia señala una


ruptura de la identificación con el objeto a, es un encuentro con el a. Por eso la angustia
es sin objeto a, la angustia señala la presencia estructural de ese objeto que usualmente
el sujeto no ve porque se identifica con él, mira desde él.

La angustia tiene una posición intermedia entre la fantasía y el acto:

-en la fantasía el sujeto se identifica icc con el a

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-en la angustia se encuentra con él como algo que al mismo tiempo, se separa de él y
lo despierta en presencia de un deseo en el Otro, un deseo al que siente como
amenazador si no puede reducir a una demanda de amor o de reconocimiento.

-en el acto, en tercer lugar, el objeto ya intervino como causa del deseo, es una causa
que ya no angustia, sino que impulsó al sujeto al encuentro con el Otro (acto) o al
rechazo del Otro (pasaje al acto).

La fantasía permite al neurótico sostener su deseo, para sostenerlo como

OM
inhibido, como no realizado, por identificación a un objeto a que se define por no
satisfacer la demanda. El analista debe apoyar su acto en la función de la fantasía,
ubicándose él mismo en lugar del a, para luego cortar la identificación del sujeto con el
a, y así realizar la distinción entre el a y la demanda. El neurótico equivale el a con la
demanda para evitar la angustia. Pasar a la acción requiere lograr que el a intervenga

.C
de otro modo, no como sostén neurótico de un deseo inhibido, sino como causa de un
deseo en el Otro.

Freud destaca que la fantasía no es lo mismo que la pulsión, se distingue de ella por su
DD
estructura, tiene varias capas, mediante las cuales la fantasía logra hacer lugar a un
intervalo fundamental para la constitución del sujeto del deseo en la neurosis.

Fantasía/fantasma primordial: la fantasía va a permitir recuperar algo perdido.


LA

Goce: a través de esa fantasía se recupera, se sustituye un goce de la situación


edípica.

La representación fantasía “Pegan a un niño” es confesada con sorprendente


FI

frecuencia por personas que han acudido al tratamiento analítico a causa de una histeria
o una neurosis obsesiva. A esta fantasía se anudan sentimientos placenteros.

Puesto que la representación fantasía “un niño es azotado” era investida regularmente


con elevado placer y desembocaba en un acto de satisfacción autoerótica placentera,


cabía esperar que también contemplar como otro niño era azotado en la escuela hubiera
sido una fuente de parecido goce.

No obstante, no sucedía así. Co-vivenciar escenas reales de paliza en la escuela


provocaba en el niño espectador una peculiar emoción, probablemente una mezcla de
sentimientos en la que la repulsa tenía participación considerable.

Ninguna de estas preguntas recibió esclarecimiento, sino solo esta única, esquiva,
respuesta: “No sé nada más sobre eso, pegan a un niño” De acuerdo con nuestras
actuales intelecciones, una fantasía así, que emerge en la temprana infancia quizás a

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raíz de ocasiones casuales y que se retiene para la satisfacción autoerótica, solo admite
ser concebida como un rasgo primario de perversión. Sabemos que una perversión
infantil de esta índole no necesariamente dura toda la vida, más tarde puede caer bajo
la represión, ser sustituida por una formación reactiva o ser trasmudada por una
sublimación.

Fases de la fantasía:

• La primera fase, corresponde a una época muy temprana de la infancia. “Pegan

OM
a un niño”, el niño azotado, nunca es el fantaseador, lo regular es que sea otro
niño, casi siempre un hermanito, cuando lo hay. Por lo tanto, la fantasía
seguramente no es masoquista, se la llamaría sádica, pero no debe olvidarse
que el niño fantaseador nunca es el que pega. La primera fase de la fantasía de
paliza se formula entonces mediante el enunciado: “el padre pega al niño”.

.C
Dejo traslucir mucho del contenido que luego pesquisaremos si digo, en lugar de
ello: “El padre pega al niño que yo odio”.
• La segunda fase, es la más importante, ella nunca ha tenido existencia real. En
DD
ningún caso es recordada, nunca ha llegado a devenir consciente. Se trata de
una construcción del análisis, mas no por ello es menos necesaria. Entonces, su
texto es ahora: “yo soy azotado por el padre”. Tiene un carácter masoquista.
• La tercera fase se aproxima de nuevo a la primera, La persona que pega nunca
LA

es la del padre, o bien se la deja indeterminada, como en la primera fase, o es


investida de manera típica por una subrogante del padre. Si se les pregunta con
insistencia, las pacientes solo exteriorizan: “Probablemente estoy mirando”.
FI

El carácter esencial que diferencia aun las fantasías más simples de esta fase de las de
la primera y establece el nexo con la fase intermedia es el siguiente: la fantasía es ahora
portadora de una excitación intensa, sexual y como tal procura la satisfacción onanista.
Pronto se comprende que ser azotado, aunque no haga mucho daño, significa una


destitución del amor y una humillación. Por eso es una representación agradable que el
padre azote a este niño odiado, sin que interesa para nada que se haya visto que le
pegaran precisamente a él. Ello quiere decir: “el padre no ama a ese otro niño, me ama
solo a mí”. Este es entonces el contenido y el significado de paliza en su primera fase.

De manera simultánea con este proceso represivo aparece una conciencia de culpa,
también ella de origen desconocido, pero anudada a aquellos deseos incestuosos y
justificados por su perduración en lo inconsciente. La fantasía de lo época del amor
incestuoso había dicho: “El (el padre) me ama solo a mí, no al otro niño, pues a este le

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pega”. La conciencia de culpa no sabe hallar castigo más duro que la inversión de este
triunfo. “no, no te ama a ti, pues a ti pega”.

Así pues, la fantasía ha devenido masoquista, en todos los casos es la conciencia de


culpa el factor que trasmuda el sadismo en masoquismo.

En estos niños se ve facilitado un retroceso a la organización pregenital sádico anal de


la vida sexual. Cuando la represión afecta la organización genital recién alcanzada, no
es la única consecuencia de ello que toda subrogación psíquica del amor incestuoso

OM
deviene o permanece inconsciente, sino que se agrega esta otra: la organización genital
misma experimenta un rebajamiento regresivo. “El padre me ama” se entendía en el
sentido genital, por medio de la regresión se muda en “el padre me pega (soy azotado
por el padre)”.

¿Por qué pegan a un niño? Fantasía que trasciende también los tipos clínicos, Lacan

.C
dice que el diagnostico ha de hacerse por el tipo de síntoma, no por la fantasía.

La elaboración freudiana del texto apunta al corazón estructural de la fantasía. Freud


DD
nos explica que el desarrollo de esa fantasía exige reconocer distintas fases. Lo que da
título al texto es la última fase, la que es convocada en el fantasear cotidiano porque
suscita una excitación intensa y placentera, que despierta el deseo y suele propiciar una
satisfacción sexual. Allí el sujeto no aparece…sino como identificado a la mirada. $Za
LA

Probablemente yo estoy mirando, confiesa. ¿Cómo es que subsiste entonces el deseo?


Porque lo que ha sido elidido también forma parte de la estructura de la fantasía, lo que
quedo enterrado en las otras fases, menos manifiestas, sigue activo.
FI

En el intervalo entre ambas fases, entre la primera y la tercera, Freud deduce una fase
intermedia, que forma parte de la estructura fundamental de la fantasía y reza así “yo
soy golpeado por mi padre”.


Esta frase tiene la particularidad de que jamás es recordada por el sujeto, es una
construcción del análisis, decisiva porque restituye al padre en tanto partenaire de un
amor incestuoso. Esta frase, no puede ser siquiera pronunciada en el erotismo de esa
imposible primera persona, “yo soy golpeado por mi padre” y, sin embargo, revela el
núcleo estructural del Edipo, que es la perversión fundamental del neurótico, el
masoquismo. Esa invocación se hace en las condiciones de desconocimiento, de
represión, que caracterizan a la neurosis, el neurótico es un sin nombre, se presenta
como un sujeto borrado.

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En su texto, Freud da, además, toda una serie de indicaciones como para mostrar que
la fantasía enmarca la realidad psíquica, ya que tiene los más variados efectos
sobre la concepción del mundo que se hace el sujeto (el mundo es hostil, por
ejemplo), sobre las finalidades supuestas para la vida (religiosas, que imponen
disciplina, castigo, sacrificio). Además, una posición en la vida que es característica
de la inhibición neurótica: quedarse mirando, no actuar, y sobre todo no “actuar
el deseo a la pulsión”.

Ser azotado dice Freud, aunque no haga mucho daño, significa una destitución de amor

OM
y una humillación. Esa humillación puede ser entendida progresivamente, en el registro
del masoquismo, como una muestra de amor.

Si además tenemos en cuenta que para el neurótico es con la fantasía que la


significación se estabiliza como fálica, como procedente del padre, se comprende que

.C
la fantasía ocupe un lugar nodal en la estructuración subjetiva y en la constitución de la
realidad del neurótico. Ese lugar nodal de la fantasía se refleja en las últimas
elaboraciones de Lacan, para quien la fantasía parece ser, no solo ineliminable, sino,
DD
además, condición de anudamiento de la estructura.

De la fantasía, hay un empleo fundamental, nodal, radical e ineliminable del nudo


neurótico. ¿Qué se puede esperar de análisis, al final? Sin duda, efectos terapéuticos,
efectos de alivio o desaparición de los síntomas. Eso no será gratis, ni siquiera cuando
LA

ya no se le pague más al analista: habrá que satisfacer pulsión y deseo del Otro de una
forma diferente a la del síntoma, con actos, que siempre requieren un afrontamiento de
la castración, un más allá del principio de placer.
FI

Acción en lugar de padecimiento. Eso no quiere decir que el analizado puede


prescindir de volver a su realidad, a su mundo de fantasía. La necesitaría, para
sus momentos de placer. Tampoco puede esperarse que toda la exigencia pulsional


se satisfaga en actos, siempre queda algún resto sintomático, algún resto de pasividad
y de pulsión no socializable.

Unidad 3: limitaciones de la libertad asociativa, repetición y transferencia.

Freud plantea que es normal que la investidura libidinal aprontada en la expectativa de


alguien que está insatisfecho se vuelva al médico. Esta investidura se basa sobre
modelos, insertará al médico en una de las “series” psíquicas que el paciente ha formado
hasta ese entonces.

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La transferencia sale al paso como la más fuerte resistencia. Porque es muy difícil
confesar una moción de deseo prohibida ante la misma persona quien esa moción
recae.

Será en 1915, en “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” que Freud


realizará una distinción entre: la transferencia como motor - transferencia positiva
de mociones tiernas - y la transferencia como obstáculo - transferencia positiva
de mociones eróticas y transferencia negativa de sentimientos hostiles. La
transferencia como resistencia se observa en la positiva con sentimientos eróticos y en

OM
la negativa, ambas son un obstáculo para la cura, tensionan la asociación libre, la regla
se vuelve estática. Freud remarca que el enamoramiento ha sido impuesto por la
situación analítica y no se puede atribuir a las excelencias de su personalidad. Con
respecto a la transferencia positiva erótica, las enfermas ya no asocian, no recuerdan,
solo piensan en su enamoramiento. Éste ya existía desde antes pero ahora la

.C
resistencia se sirve de él para inhibir la persecución de la cura, apartar del trabajo todo
interés y sumir al médico analista en un penoso desconcierto. La resistencia no ha
DD
creado este amor, lo encuentra hí, se sirve de él y exagera sus exteriorizaciones.
¿Cómo debe actuar el analista? Jamás aceptando la ternura que se le ofrece ni
responder a ella. Debe retener la transferencia de amor, tratarla como algo no real, por
una situación que se atraviesa en la cura que debe ser reorientada hacia sus orígenes
icc y llevarla a la conciencia para gobernarla. Ese amor se compone de repeticiones
LA

y calcos de reacciones anteriores, incluso infantiles y se compromete a


demostrarlo mediante el análisis detallado de la conducta amorosa de la enferma.

La transferencia no es algo que sucede “a veces”, es algo necesario para que el paciente
FI

pueda decir (casi) todo. Es un fenómeno que está promovido por la regla fundamental
“usted diga”, allí se juega algo del amor.

Frente al silencio, Freud decide decirle al paciente “usted debe estar pensando en algo


que tiene que ver conmigo (figura del analista)”. Deduce que las resistencias provienen
del ello, y cuando hay algo nuclear a lo patógeno (llegando a lo real), lo que se transfiere
es algo vinculado con el analista. Freud ubica esto para que el sujeto salga de sus
silencios y retomen la dinámica de la transferencia. En cambio, Lacan, se queda callado,
al igual que el sujeto, es la forma del espejo que no devuelve nada. El objetivo es que
el sujeto se de cuenta de la presencia súbita del analista, para que lo silencios se
acerquen a lo real, por eso angustian porque bordean lo pulsional.

En “Recordar, repetir, reelaborar” Freud comenta que el objetivo de la técnica


psicoanalítica es vencer las resistencias de la represión. El sujeto no recuerda

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nada de lo olvidado, sino que, lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como
acción, lo repite, sin saber obviamente, que lo hace. Pronto se da cuenta que la
transferencia es una parte de la repetición, por eso hay que estar preparados para
que el sujeto se entrega a la compulsión de repetir que sustituye el impulso de recordar,
no sólo a la relación personal con el médico, sino en todas las otras actividades y
vínculos simultáneos de su vida. Cuanto mayor es la resistencia hay más actuar
(repetir) y menos recordar. Se recuerda cuando las resistencias quedan abolidas.

¿Qué repite el sujeto?: repite sus inhibiciones y sus actitudes inviables, sus

OM
rasgos patológicos de carácter y todos sus síntomas.

Es preciso que el analizante cobre coraje, ya no tiene derecho a considerar a su síntoma


como algo despreciable, más bien será un digno oponente. En esta nueva relación con
el síntoma se pueden agudizar los conflictos, pero se debe continuar con la cura.

.C
El principal recurso para dominar la compulsión de repetición es la transferencia.
Porque en ella se crea un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en virtud
del cual se cumple el tránsito de aquella a ésta.
DD
Ahora bien, el principal recurso para domeñar la compulsión de repetición del
paciente y transfórmala en un motivo para el recordar, reside en el manejo de la
transferencia. ¿Qué quiere decir esto? Freud dice que le abrimos la transferencia
LA

como la palestra donde tiene permitido desplegarse con una libertad casi total, y donde
se le ordena que escenifique para nosotros todo pulsional patógeno que permanezca
escondido en la vida anímica del analizado. Con tal que el paciente nos muestre al
menos la solicitud de respetar las condiciones de existencia del tratamiento,
FI

conseguimos, casi siempre, dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo


significado transferencial, sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de
transferencia.


Luego de enfrentarse a las resistencias el paciente debe reelaborarla y eso conlleva un


proceso que lleva tiempo.

Freud ya había hecho mención en “Sobre la psicoterapia de la histeria” a la


transferencia entendida como falso enlace; una especie de encuentro que podría a
la vez no darse. Podríamos pensarlo del siguiente modo: el sentimiento que se pone en
juego está allí, pero lo que no esta es el recuerdo; a falta de este último elemento lo que
está presente es la figura del analista. Es allí mismo donde se produce este falso enlace,
entre el sentimiento y la figura del analista.

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“El yo y el ello” capitulo 5: Hay personas que se comportan de manera extrañísima
en el trabajo analítico. Si uno les da esperanzas y les muestra contento por la marcha
del tratamiento, parecen insatisfechas y por regla general su estado empeora. Uno
termina por convencerse no solo de que estas personas no soportan elogio ni
reconocimiento alguno, sino que reaccionar de manera trastornada frente a los
progresos de la cura.

Toda solución parcial, cuya consecuencia debería ser una mejoría o una suspensión
temporal de los síntomas, como de hecho lo es en otras personas, les provoca un

OM
refuerzo momentáneo de su padecer, empeoran en el curso del tratamiento, en vez de
mejorar. Presentan la llamada reacción terapéutica negativa. La cura es sentida
como un peligro, se dice que en estas personas no prevalece la voluntad de curación,
sino la necesidad de estar enfermas. El superyo manda a sufrir (gozar) todo el tiempo,
por eso no quiere que el yo se recupere y establece este sentimiento de culpa.

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Participación de una pulsión de muerte.

Por último, se llega a la intelección de que se trata de un factor por así decir “moral”, de
DD
un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar
al castigo del padecer.

Ahora bien, ese sentimiento de culpa es mudo para el enfermo, no le dice que es
culpable, el no se siente culpable, sino enfermo. Solo se exterioriza en una resistencia
LA

a la curación, difícil de resistir. El sentimiento de culpa normal, cc, no ofrece dificultades


a la interpretación, descansa en la tensión entre el yo y el ideal del yo, es la expresión
de una condena del yo por su instancia critica.
FI

El psicoanálisis es un instrumento destinado a posibilitar al yo la conquista progresiva


del ello. Pero por otra parte vemos a este mismo como una pobre cosa sometida a tres
servidumbres y que, en consecuencia, sufre las amenazas de tres peligros: de parte del


mundo exterior, de la libido del ello y de la severidad del super yo. Como ser fronterizo,
el yo quiere medir entre el mundo y el ello, hacer que el ello obedezca al mundo y a
través de sus propias accesiones musculares hacer que el mundo haga justicia al deseo
del ello.

No solo es el auxiliador del ello, es también su siervo sumiso. No se mantiene neutral


entre las dos variedades de pulsiones. Mantiene su trabajo de identificación y de
sublimación, presta auxilio a las pulsiones de muerte para dominar a la libido, pero así
cae en el peligro de devenir objeto de las pulsiones de muerte y de sucumbir el mismo.

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A fin de prestar ese auxilio, el mismo tuvo que llenarse con libido, y por esa vía deviene
subrogado del Eros y ahora quiere vivir y ser amado. Si el yo padece o aun sucumbe
bajo la agresión del superyó, su destino es un correspondiente del de los protistas, que
perecen por los productores catabólicos que ellos mismo han creado.

Entre los vasallajes del yo, acaso el mas interesante es el que lo somete al super yo. El
yo es el genuino almacigo de la angustia. Amenazado por las tres clases de peligro, el
yo desarrolla el reflejo de huida retirando su propia investidura de la percepción
amenazadora, o del proceso del ello estimado amenazador, y emitiendo aquella como

OM
angustia. El yo obedece, a la puesta en guardia del principio de placer.

En cambio, puede enunciarse lo que se oculta tras la angustia del yo frente al superyó-
la angustia de la conciencia moral. Del ser superior que devino ideal del yo pendió una
vez la amenaza de castración, y esta angustia de castración es el núcleo en torno del

.C
cual se depositó la posterior angustia de la conciencia moral, ella es la que se continua
como angustia de la conciencia moral.

SUJETO SUPUESTO SABER: Lacan retoma la transferencia postulada por Freud,


DD
tratándola de correr del registro de lo imaginario. Es por eso que menciona el concepto
de Sujeto supuesto saber, llevándolo al registro de lo simbólico. Es el saber que el
sujeto le supone al analista (saber de los textos, referencial).
LA

Sujeto supuesto saber en la neurosis, le hace la pregunta por el saber al analista,


pero con el correr del análisis se debe caer esta estructura del saber. Se juega esta
ficción, el sujeto va al médico y supone que el médico sabe lo que le pasa. Pero en
realidad el analista no sabe lo que el pasa sino que, el saber icc lo tiene el analizado.
FI

Se tiene que jugar esto de que el medico sabe solo al principio, pero a la larga esto debe
caerse.

Sujeto supuesto saber en la Psicosis, no tiene que ocupar un lugar de saber, el




psicótico sabe, hay certeza. SER TESTIGO, tomar nota, SER SUMISO, NO HAY
VERDAD detrás de lo que dice el paciente, es el testigo del alineado, no se interviene
desde un lugar de saber.

Lacan habla del amor al saber: lo que hace lazo es el amor al saber icc, de la dimensión
simbólica de la palabra. Lacan no niega la parte imaginaria, pero trata de correrla de ahí
agregando lo simbólico y allí se encuentra el sujeto supuesto saber.

Lacan dice que la transferencia objeta la subjetividad, allí hay un solo sujeto (el
analizado) y un objeto (el analista). diferenciándose de los post freudianos quienes
decían que la transferencia era una situación de dos sujetos.

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Cuestión preliminar, hay que hacer el diagnostico por la estructura, no se hace desde
la comprensión sino desde la interpretación un análisis. Critica a la psiquiatría. Se trata
de un sujeto en juego, no de los sentidos. No comprensión Si interpretación.

El analista presta la voz y la mirada. El analista se ubica como objeto a, causa del deseo
del sujeto, es responsable de que el sujeto respete la regla fundamental. Analista en el
banquillo, se pone a pensar en los lugares a ocupar. No debe dirigir al paciente

TÁCTICA: de la interpretación, aquí el analista paga con sus palabras porque una vez
que las dice ya no son suyas, quedan en el “entre” sujeto y analista. Es el nivel donde

OM
el analista interviene, Se relaciona con lo que dice el paciente en su discurso y cómo
interviene el analista interpretándolo

ESTRATEGIA: es necesaria, es el manejo de la transferencia. Aquí el analista paga con


su persona. Es cómo el analista maneja cómo el sujeto deposita en su persona sus

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fantasías. En este grupo se encuentra también la maniobra del analista, pero ésta es
contingente, puede aparecer, cómo no. Es el volantazo que pega el analista frente a
alguna situación particular. Se deja tomar por el sujeto, no es un acto voluntario.
DD
POLITICA: no dirigir al paciente, no ser un modelo, tiene que ver con la ética. No poner
lo propio, jugar el lugar del muerto. No responder a todas las demandas, porque algunas
obturan. Debe abstenerse. Es la política del ser en una acción sostenida por el deseo.
LA

Aquí el analista paga con su juicio más íntimo, la apuesta del analista es causar el
trabajo analítico sin saber a donde lleva, cuándo y de qué modo aprovechará el plus de
libertad que allí obtenga.
FI


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