El Pecado-Tema #14-Catequesis
El Pecado-Tema #14-Catequesis
El Pecado-Tema #14-Catequesis
Oración:
BASE BÍBLICA
Adán y Eva fueron los primeros seres humanos que Dios creó, ellos dos tenía una relación de amistad con Dios, sin embargo,
un día ellos desobedecieron una orden de Dios (Génesis 3) y debido a esa desobediencia la amistad entre el hombre y Dios
se rompió, porque el pecado nos separa de Él.
La Biblia dice que todos estamos hechos a imagen de Dios. Eso significa que cuando Dios hizo a la gente, él se utilizó como
modelo. Él nos dio una imaginación que refleja su imaginación. Podemos amar porque Él nos ama. Él nos hizo creativos
porque Él es creativo. Él nos hizo querer estar con otras personas porque le gusta estar en relaciones. La Biblia dice que
somos la obra maestra de Dios (Efesios 2:10 NTV).
Tú eres la obra maestra de Dios. Pero, cuando el pecado entró en el mundo, todo eso se había roto. La gente se rebeló contra
Dios y no vive de la manera que Dios pretendió.
La Biblia también dice que todos pecan. Tu cometes pecado cuando desobedeces a Dios, cuando desobedeces a tus padres,
cuando mientes, y cuando le dices algo malo a tu hermanito o hermanita. Todos en este mundo pecamos y estos pecados salen
de nuestro corazón (Mateo 15:18- 19).
El pecado es como esta trampa para ratones, el diablo no nos presenta el pecado tal como es, él nos enseña el pecado
como algo bonito, algo agradable, algo que pensamos que nos va a hacer bien, sin embargo, cuando nosotros cometemos
el pecado pasa lo mismo que cuando un ratón se come la comida de la trampa.
3.- ¿Cuándo pecamos?
Dios nos da reglas para vivir vidas obedientes. Muchos de ustedes han oído hablar de
los 10 mandamientos que Dios le dio a Moisés. Entonces, cuando desobedeces estos
mandamientos o reglas, estás pecando contra Dios.
Estas son algunas de las reglas que Dios tiene en la Biblia para nosotros:
Dios nos dice: «Honra a tu padre y a tu madre». Cuando hablas feo o les gritas a tus
padres o los desobedeces, estás pecando contra Dios.
Pecado de pensamiento. - En tu mente imaginas algo malo, algo que sabes que a Diosito le duele.
Pecado de palabra. -Cuando dices algo malo como por ejemplo una grosería algún amiguito o a tu propio
padre
Pecado de obra. -Cuando a propósito rompes el juguete favorito de tu hermanito o cuando golpeas a alguien.
Pecado de omisión. - Cuando ves algo que no está bien y decides omitirlo, es decir no contarlo, no decírselo a
nadie y no hacer nada, ahí también estás pecando porque te vuelves cómplice de ese pecado.
PECADO ORIGINAL
Dios creó al ser humano a su imagen y lo estableció en su amistad. El ser humano, tentado por el diablo, dejó morir en su
corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En
esto consistió el primer pecado del ser humano (pecado original). El pecado de afecta a la naturaleza humana, por ello se
transmite, por propagación, a toda la humanidad. El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original
y devuelve el hombre a Dios. (C.I.C. 396-405).
PECADO VENIAL
Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se
desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento. El pecado venial
debilita la caridad, pero no rompe la Alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios. (C.I.C. 1862 -
1863).
PECADO MORTAL
El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del ser humano por una infracción grave de la ley de Dios (diez
mandamientos); aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: tiene como objeto una materia grave (contra los
diez mandamientos) y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento.
En este caso, solo se puede volver al estado de gracia rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios en el sacramento
de la Reconciliación. (C.I.C. 1855 - 1861).
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Clave para la salvación