Resume NNN

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

1

UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE HONDURAS

Innovación, Valores, Liderazgo

Tema:

Asignatura:

Presentado por:

Carrera de:

Catedrático/a:

Santa Rosa de Copán, Honduras, 2021


2

Índice

Introducción.....................................................................................................................................3
Desarrollo del trabajo......................................................................................................................3
Conclusiones....................................................................................................................................3
Recomendaciones............................................................................................................................3
Bibliografia......................................................................................................................................3
3

Introducción

El problema central de las políticas agrarias es de procurar que la tierra sea distribuida
y administrada conforme al «interés general». Los expertos del Banco Mundial
constatan que el mercado no es capaz por sí solo de asignar el recurso tierra a los
actores económicos los más eficientes -las unidades de producción agrícola familiares-
y han tratado de analizar las razones de tal deficiencia. Han mostrado, a través de una
reconstrucción histórica, que los otros mercados, aquellos del capital, de los
insumos, de los productos agrícolas, de la fuerza de trabajo, no funcionan en general
de manera perfecta y que la tierra siempre es el centro de las relaciones de poder. Ese
diagnóstico de la incapacidad del mercado a llegar por sí sólo a asegurar una
distribución óptima de tierras es ampliamente compartido.

La concentración de tierras en un número reducido de manos lleva a un gran número


de productores a una situación de inseguridad perjudicial, en primer lugar a la
optimización de la producción, pero también a un manejo viable de los recursos
naturales y al mantenimiento de la paz social. Indagaré entonces sobre las causas de
esta extrema fragilidad y los límites de los procesos de titularización de las tierras y
promoción del mercado de tierras que sucedieron a las dos reformas.
4

Desarrollo del trabajo

La reforma agraria hondureña

La reforma agraria hondureña inició en 1962, algunos años después de la revolución cubana, con
el apoyo de la Alianza por el Progreso y con el objetivo principal de evitar el contagio
revolucionario. En este contexto nació la primera organización federativa campesina, el Comité
Central de Unificación Campesina, que se transformó en 1962 en Federación Nacional de
Campesinos de Honduras, la FENACH. Esta organización, que fue la primera en promover las
invasiones de tierras pertenecientes a las compañías bananeras transnacionales, no obtuvo jamás
un estatuto legal. No podemos comprender la naturaleza de la política de reforma agraria en
Honduras sin hacer referencia a la reorganización del movimiento campesino al que fue asociada
desde un principio.
La aplicación de la primera ley de reforma agraria fue muy lenta.
En el transcurso de los años 60, un modelo de organización colectiva fue experimentado con
éxito por la cooperativa de Guanchías, que era integrada por productores que habían sido
anteriormente trabajadores de las plantaciones de la Tela RR Co y trabajaban tierras
abandonadas por esta compañía. Decreto n 8 de 1972 aceleró la distribución de tierras nacionales
y comunales, a la vez que daba el aval a esta opción colectiva. Pero esta vez, las distribuciones
de tierras en forma colectiva, bajo la forma de cooperativas o de empresas, fueron abiertamente
privilegiadas. La difusión de la «teoría de la organización», desarrollada por C. Santos de
Moraís, se convirtió en una herramienta importante de las instituciones encargadas de poner en
marcha la reforma agraria y de formar los dirigentes campesinos.
El modelo colectivista israelí y las aspiraciones «socialistas» de otros intelectuales y militantes
campesinos también contribuyeron a sustentar ideológicamente estas proposiciones. Al mismo
tiempo, y de acuerdo a las circunstancias, persistió el doble juego, por parte del Estado, de
apoyar o acusar de comunistas a aquellos que pregonaban por ese modelo colectivista de
organización
Aún las organizaciones campesinas más radicales, que habían sido fuertemente reprimidas por
los sucesivos gobiernos, se dejaron encerrar en el papel de promotores de las cooperativas y
empresas asociativas de la Reforma Agraria, pensando con ello poder terminar con el
oscurantismo y el retraso tecnológico de los campesinos individuales. Reforma Agraria –bajo el
pretexto de la formación de cuadros campesinos– y el desarrollo de la corrupción79. La
Federación de Cooperativas de Reforma Agraria de Honduras fue creada a iniciativa y con el
apoyo del Instituto Nacional Agrario, con el propósito de reforzar este dispositivo y dar una
representación propia a los grupos colectivos organizados80. La ley de Reforma agraria de 1975
limitaba a 200 ha la superficie que podía ser objeto de una cesión a un particular por parte del
Estado.
5

La mayoría de las veces el proceso de reforma agraria ha coincidido con un proceso de


«recuperación de tierras nacionales» «ilegalmente» poseídas por grandes ganaderos. Aunque
tales prohibiciones nunca lograron eliminar por completo las formas de explotación indirecta,
introdujeron apremios suplementarios para los pequeños productores e ilustran la filosofía con la
cual se desarrolló la reforma. La lucha por la tierra fue monopolizada por las organizaciones
campesinas ligadas a la administración agraria. Para tener una posibilidad de acceder a las
dotaciones de reforma agraria, era preciso integrar uno de los grupos de campesinos sin tierra
que conformaban las «bases» de las organizaciones, participar en una toma de tierras y luego
obtener del INA el permiso de permanecer en esas tierras para, mucho después, conseguir la
legalización de la propiedad colectiva.
Pero la «propiedad» o los derechos formales sobre la tierra permanecían colectivos en todos los
casos. Las cifras anteriores demuestran que las aspiraciones de los productores apuntaban a
acceder a una parcela individual antes que trabajar colectivamente las tierras. Éste era
ciertamente su interés, salvo para tipos particulares de especulaciones, como por ejemplo la
palma africana o el plátano, o cuando las superficies eran importantes en relación al número de
campesinos.

La reforma agraria nicaragüense

En los años sesenta hubo también en Nicaragua una primera «reforma agraria», cuyo impacto fue
extremadamente limitado. Por este motivo sólo abordaré aquí la reforma agraria implementada
después de la revolución sandinista, la cual transformó profundamente la estructura agraria del
país. La ATC , de creación muy reciente y que reagrupaba a los campesinos pobres y los obreros
agrícolas, solo estaba implantada muy localmente. En lugar de apoyar las movilizaciones
campesinas y la numerosa toma de tierras que ocurrieron durante y en las semanas que siguieron
a la insurrección, el gobierno revolucionario optó por confiscar las tierras de los funcionarios
somocistas para transformarlas en granjas estatales.
Los campesinos pobres que ya habían tomado posesión de esas tierras fueron invitados con
insistencia a convertirse en obreros agrícolas del área de la propiedad del Pueblo. En 1981, por
temor a que los campesinos de clase media y ricos se unieran a la burguesía de oposición, el
FSLN apoyó la creación de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos, cuya función era
reagrupar a los pequeños y medianos productores al lado de una parte de la burguesía agraria
prosandinista. Esta decisión equivalía a negarles un espacio de organización específica a los
campesinos pobres y a los campesinos sin tierra, cuya combatividad y reivindicación eran
consideradas peligrosas e incompatibles con la política de unidad nacional y defensa. El Estado
sería en lo sucesivo quien dirigiría la aplicación de la reforma agraria por el intermediario de la
Secretaria de la Reforma Agraria.
La Ley de reforma agraria adoptada en 1981, permitió afectar progresivamente las tierras
insuficientemente utilizadas de las grandes haciendas. En la práctica, los campesinos debieron
6

aceptar trabajar en estas cooperativas de producción para tener acceso a las tierras de reforma
agraria.
Nicaragua: inestabilidad y concentración de la tenencia

Los nuevos pequeños productores y las empresas privatizadas en beneficio de los trabajadores,
quienes padecían una muy fuerte inseguridad en cuanto a su acceso a la tierra debido a
numerosos problemas legales y presiones de los antiguos propietarios, fueron asfixiados
económicamente por la reducción drástica del crédito y por las inadecuadas renegociaciones de
las deudas adquiridas anteriormente por sus cooperativas o sus empresas90. En estas condiciones
era difícil que se pudieran expresar las ventajas económicas de una repartición más igualitaria de
la tierra.
1980, por las múltiples modificaciones contradictorias aportadas a la legislación después de la
pérdida de las elecciones por el FSLN, y por el hostigamiento jurídico y policiaco resultante de
las reclamaciones de los antiguos propietarios -en agosto de 1994, no menos de 2 millones de
manzanas, o sea el 72% de las tierras adquiridas para la reforma agraria, mediante la
expropiación, la confiscación, el canje o la compra, eran objeto de una demanda de revisión ante
la Comisión Nacional de Revisión de las Confiscaciones91. Así mismo, prohíbe la venta de las
tierras de la reforma agraria durante un plazo de 5 años, aun cuando la determinación laxa de la
fecha de inicio de este plazo le resta eficacia a esta medida. Las tierras más ricas93 son las que
han sufrido las mayores presiones.
En el interior del país, alrededor de 30% de las tierras entregadas algunos años antes a los
soldados de la Resistencia desmovilizados habían sido vendidas. Los precios de venta oscilaban
alrededor del 50% de las tarifas practicadas en la región, de por sí muy bajas con relación a los
precios comunes en los países vecinos. Las informaciones disponibles concuerdan en que las
cooperativas que habían divido sus tierras resistían mejor a las presiones de venta que aquellas
que continuaban trabajando una gran parte de su territorio en forma colectiva. Lo que llamaba la
atención en 1993 y 1994, era la incapacidad de las organizaciones campesinas a encontrar
respuestas al derrumbe de las estructuras resultantes de la reforma agraria.
Un cierto número de dirigentes de organizaciones campesinas rechazaban incluso
categóricamente cualquier idea de intervención sobre el mercado de tierra. Parece que el proceso
de venta de tierras de la reforma agraria ha continuado después de 1994, con la participación
tanto de nicaragüenses como de extranjeros. Tenemos sin embargo que esperar el próximo censo,
previsto para el año 2000, para tener una idea clara y completa de la situación global de la
estructura agraria actual del país.
7

Prioridad a la emisión de títulos agrarios y al libre mercado

Los argumentos básicos son el mejoramiento de la seguridad agraria y la posibilidad para los
productores de utilizar sus títulos agrarios como garantía para acceder al crédito. Sin embargo, la
seguridad del acceso a la tierra no está mecánicamente ligada a la posesión de un título legal. En
Honduras, los productores de café se han desarrollado sin título de propiedad, pero se han
convertido en los primeros o segundos exportadores del país, dependiendo del valor de la
cosecha anual. El desarrollo de los mercados de tierra constituye el otro objetivo de estas
políticas.
Pero los mercados de tierra en la región son profundamente imperfectos, como lo confirma un
interesante estudio realizado al respecto en Honduras La aplicación exclusivamente descendiente
de los modelos de reforma agraria y la reticencia a apoyarse en las iniciativas locales, que
conjuntamente impiden la consolidación de los procesos redistributivos.

Conclusión: hacia nuevas instituciones de gestión agraria en América Central

La tierra no es un bien cualquiera. Tiene en particular las especificidades de constituir un espacio


que no se puede ni destruir107, ni trasladar, así como de contener a la vez recursos «naturales» y
riquezas que son el resultado del trabajo acumulado por generaciones de agricultores. La tierra
tiene las características de un bien creado por el hombre y a la vez sus características propias. La
relación a la tierra es por esencia una relación social, que se teje entre los hombres en torno a la
tierra108.

Por esta razón, no podemos hacer la economía de una perspectiva histórica para analizar las
relaciones ligadas a la tierra. Si bien cualquier lectura de las relaciones agrarias tiene que
referirse necesariamente al espacio, dichas relaciones son muy difíciles de comprender en lo
absoluto, fuera de su contexto temporal109. Los mecanismos de regulación agraria ya no logran
evolucionar y estabilizarse con la suficiente rapidez como para permitir alcanzar una coherencia
social y un equilibrio dinámico. Nos recuerdan que cualquier análisis de los problemas agrarios
no puede ser sino dialéctico.

Las reformas agrarias que apuntaban a abstraerse del mercado y a arreglar las contradicciones de
una manera dirigista, generalmente fracasaron y algunas veces tuvieron a posteriori efectos
opuestos a los que estaban buscando. Por otro lado, y dado a la especificidad del «bien-
tierra», los mercados de tierra, que preconizan las organizaciones internacionales como
alternativa a las antiguas reformas agrarias, sólo pueden funcionar de manera viable y durable si
son objeto de mecanismos permanentes de control e intervención. Las implicaciones de esta
simple observación están todavía lejos de ser integradas en las propuestas que se adelantan para
brindar mayor seguridad en la tenencia de la tierra. En Nicaragua y Honduras, organismos como
el Banco Mundial o la USAID apoyan programas ambiciosos de emisión de títulos de
8

propiedad, con la finalidad de afianzar los derechos agrarios de los ocupantes, y financian


también la modernización de los registros de la propiedad y de los catastros.

Omite asimismo los derechos de acceso a los recursos que podían tener anteriormente otras
personas. Al mismo tiempo, la agudización de los problemas ecológicos lleva a retomar
conciencia de la necesidad de administrar los recursos comunes, más allá de las propiedades
privadas111. Sin embargo, los códigos civiles de Honduras y Nicaragua reconocen también
formas de construcción de la propiedad desde abajo, a través de los mecanismos de
prescripción. Éstos han sido utilizados ampliamente en el pasado, con la emisión de títulos
supletorios.

Los mismos códigos civiles -inspirados por o copiados literalmente de aquellos que existen en
Europa- contienen también artículos que permiten hacer valer los derechos de los diferentes
derechohabientes de una misma parcela. Pero las políticas aplicadas hoy en día sólo privilegian
los mecanismos descendientes de gestación de la propiedad considerada como absoluta. La
necesidad de administrar los mercados de tierra para que su funcionamiento permita una
asignación optima del recurso no concuerda con esta visión absolutista de la propiedad. El reto
consiste entonces a darse el tiempo y los medios para hacer posible la construcción de nuevas
instituciones locales capaces de regular el acceso a la tierra y sus recursos.

A partir de un contexto radicalmente diferente, llegamos aquí a una problemática muy parecida a


aquella que estudian en África los promotores de mecanismos de «gestión patrimonial».

Recomendaciones

Bibliografia

file:///C:/Users/taguilar/Downloads/merlet_ciesas_ird_2003_reforma-agraria_nicaragua-
honduras.pdf
9

También podría gustarte