Reforma Derecho Agrario en Honduras

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UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE HONDURAS

Innovación, Valores, Liderazgo

Tema:
Agraria, agricultura y medio Rural en Honduras La agenda Pendiente del Sector Campesino

Asignatura:
Derecho Agrario

Presentado por:
Katia Nicol Trochez Vivas 201802073

Carrera de:
Licenciatura en Derecho

Catedrático/a:
Nelly Argueta

Santa Rosa de Copán, Honduras, 2024


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Índice

Introducción .................................................................................................................................... 3
Desarrollo del trabajo ...................................................................................................................... 4
Conclusiones ................................................................................................................................... 8
Recomendaciones ........................................................................................................................... 9
Bibliografia ................................................................................................................................... 10
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Introducción

Honduras ha tenido una distribución desigual de la tierra, con grandes extensiones en manos de
terratenientes y empresas agroindustriales, mientras que una gran parte de la población rural carece
de acceso a tierras adecuadas para la agricultura y la vivienda. Esta situación ha contribuido a la
pobreza rural, la migración hacia áreas urbanas y, en algunos casos, la conflictividad social. A lo
largo de los años, el gobierno hondureño ha intentado implementar reformas agrarias para abordar
estos problemas. Sin embargo, los resultados han sido mixtos debido a una serie de factores,
incluida la resistencia de los intereses establecidos, la falta de recursos y capacidades
institucionales, y la inestabilidad política. Algunas de las iniciativas de reforma agraria en
Honduras han incluido la redistribución de tierras a campesinos sin tierra, programas de titulación
de tierras para comunidades indígenas y campesinas, y políticas de desarrollo rural que buscan
mejorar la infraestructura y los servicios en áreas rurales.
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Desarrollo del trabajo

Los antecedentes históricos de la reforma agraria en Honduras revelan la complejidad de la


estructura de tenencia de la tierra y cómo esta se estableció durante el período colonial. Desde los
primeros días de la conquista y colonización, la propiedad de la tierra estuvo fuertemente ligada al
poder y control de los conquistadores y colonizadores españoles.
Principio de Señorío o base legal del Latifundio: Este principio estableció que la toma de posesión
de las tierras indígenas estaba bajo el dominio del Rey de España, quien otorgaba derechos de
explotación a agentes privados o públicos. Esto condujo a la consolidación de grandes extensiones
de tierra en manos de latifundistas, lo que perpetuó un sistema de desigualdad en la tenencia de la
tierra.
La Tierra como aliciente (tierras e indios cedidos): El Estado español utilizó la concesión de tierras
y mano de obra indígena como incentivo para promover la inmigración española al Nuevo Mundo.
Este sistema de mercedes reales contribuyó a la formación de grandes latifundios y al
sometimiento de la población indígena a la explotación colonial.
Tierra como fuente de ingresos para las Cajas Reales: La Corona española comenzó a exigir el
pago de tributos por la explotación de las tierras cedidas, lo que llevó a la legalización de la
usurpación de tierras y la consolidación de los latifundios como una fuente de ingresos para el
Estado colonial.
Pueblos de Indios con tierras suficientes: mano de obra barata cerca del latifundio: Se fomentó la
concentración de población indígena cerca de los grandes latifundios para garantizar una mano de
obra barata y disponible para la explotación agrícola y minera. Esto condujo a la formación de
pequeñas comunidades indígenas en las cercanías de los enclaves coloniales.
Bloqueo Agrario de los mestizos: origen de la aparcería y colonato: Los mestizos, al no tener
acceso a la propiedad de la tierra, se vieron obligados a vincularse a los grandes latifundios como
arrendatarios, lo que perpetuó la concentración de la tierra en manos de unos pocos y la explotación
de la mano de obra campesina.
Estos principios establecieron las bases del orden social y económico colonial en Honduras,
caracterizado por la concentración de la tierra en manos de unos pocos terratenientes y la
explotación de la población indígena y mestiza. Aunque hubo intentos de reforma agraria durante
el período independiente, el sistema de tenencia de la tierra heredado del colonialismo español
persistió y continuó alimentando la desigualdad y la injusticia social en el país.
El documento menciona que durante los primeros sesenta años tras la independencia de Honduras
(1821-1883), el país experimentó una serie de cambios políticos y reformas que, si bien no
alteraron significativamente la estructura social existente, sentaron las bases para futuros
desarrollos en la agricultura y la tenencia de la tierra.
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La independencia de Honduras no conllevó una reestructuración profunda del orden social


establecido durante la colonia. Los criollos, que lideraron y apoyaron el movimiento
independentista, pronto se acomodaron a la nueva realidad política sin desafiar la estructura de
poder existente, que aún mantenía la concentración de tierras en manos de latifundistas.
A mediados del siglo XIX, figuras como Marco A. Soto y Ramón Rosa comenzaron a promover
un pensamiento liberal y reformista que reconocía la importancia de la agricultura para el
desarrollo económico de Honduras. Este enfoque destacaba la necesidad de promover la
agricultura como la principal actividad económica del país.
Se implementaron medidas para promover el desarrollo agrícola, como incentivos fiscales para
cultivos específicos como café, caña de azúcar, jiquilite y cacao. Además, se ofrecieron beneficios
a empresarios interesados en invertir en la agricultura, como acceso a tierras nacionales y exención
de impuestos a la importación de herramientas y materiales agrícolas.
A pesar de los esfuerzos reformistas, la política agraria de Soto y Rosa no logró los objetivos
planteados. La falta de infraestructura adecuada y de mano de obra cualificada limitó el desarrollo
agrícola. Además, algunos autores señalan que había una agenda oculta para debilitar la propiedad
comunal de la tierra en favor de una clase terrateniente.
A pesar de los cambios políticos y reformas, la estructura de tenencia de la tierra en Honduras no
experimentó una transformación significativa. La propiedad privada sobre la tierra se consolidó en
manos de terratenientes pudientes, y la distribución equitativa de la tierra siguió siendo una
asignatura pendiente.
Los primeros sesenta años tras la independencia de Honduras estuvieron marcados por intentos de
promover la agricultura y reformar la tenencia de la tierra, pero estas iniciativas enfrentaron
desafíos y limitaciones que impidieron cambios sustanciales en el orden social establecido.
En los años de 1884 a 1950, Honduras experimentó una serie de cambios sociales y políticos que
llevaron a un incipiente despertar sobre la importancia de alterar las formas de tenencia de la tierra.
A pesar de la marcada inestabilidad política y social, se realizaron algunos esfuerzos para abordar
la problemática agraria.
En 1898 y 1924 se promulgaron leyes agrarias, una de Policarpo Bonilla y otra de Rafael López
Gutiérrez respectivamente. Estas leyes establecieron ejidos para todas las poblaciones del país,
proporcionando tierras a comunidades que carecían de ellas o que necesitaban expandirlas.
Desde 1924 hasta 1950, se emitieron 34 acuerdos gubernamentales que reservaban amplias zonas
para lotes de familia, concedidos a familias campesinas sin tierra. Estos lotes no podían ser
vendidos, lo que buscaba asegurar la tenencia de la tierra para las comunidades rurales. La llegada
de compañías bananeras estadounidenses a partir de 1898 tuvo un importante impacto en la
organización obrera y campesina, así como en la problemática de la tenencia de la tierra. Las
contratas de tierras y la apropiación ilegal de lotes alternos generaron tensiones y conflictos, lo
que llevó a un mayor reconocimiento de la importancia de abordar las necesidades del sector
campesino.
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Entre 1950 y 1960 surgieron las primeras colonias agrícolas como respuesta a la creciente
conflictividad en las plantaciones bananeras y los conflictos laborales, especialmente después de
la Huelga de 1954. Estas colonias fueron una medida gubernamental para enfrentar el despido
masivo de obreros y la agitación social.
Sin embargo, las experiencias de colonización agrícola de la década de 1950 no fueron un gran
éxito en su momento y posteriormente fueron transferidas al Instituto Nacional Agrario (INA) en
1961 para su administración y reorganización. A pesar de los esfuerzos realizados, la problemática
agraria persistió y se convirtió en un tema central en la agenda política y social de Honduras.
El Instituto Nacional Agrario (INA) en Honduras en 1961 y la promulgación de la Ley de Reforma
Agraria en 1962 marcaron un hito en la historia del país en cuanto a la transformación de la
tenencia de la tierra y el surgimiento de organizaciones campesinas.
La influencia de la Guerra Fría y el triunfo de la Revolución Cubana, junto con la presión de
organizaciones internacionales como la Organización Regional Interamericana de Trabajadores
(ORIT), crearon un ambiente propicio para la implementación de reformas agrarias en América
Latina. En Honduras, la creación del INA y la promulgación de la Ley de Reforma Agraria fueron
respuestas a estas presiones y a los conflictos sociales en el campo.
La ley de Reforma Agraria, según lo expresado por el presidente Ramón Villeda Morales, tenía
como objetivo promover una reforma agraria "práctica y puramente liberal y democrática", que no
implicara expropiaciones masivas a los latifundistas, sino más bien la redistribución de tierras
estatales a los campesinos. Además, se planteaba transformar gradualmente a los terratenientes
tradicionales en empresarios capitalistas y crear un estrato social de pequeños propietarios a través
de proyectos de colonización agrícola.
El surgimiento de organizaciones campesinas como la Federación Nacional de Campesinos
Hondureños (FENACH) y la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras (ANACH) en 1962
fue parte de una estrategia gubernamental para equilibrar el conflicto en torno a la tenencia de la
tierra y promover la implementación de la reforma agraria. Estas organizaciones jugaron un papel
clave en la defensa de los derechos de los campesinos y en la implementación de la ley de Reforma
Agraria.
A pesar de los objetivos establecidos, la ley de Reforma Agraria enfrentó desafíos y presiones,
especialmente de compañías como la Tela Railroad Company (Tela RRco), que llevaron a
modificaciones en menos de un año después de su promulgación. Estas modificaciones evidencian
las tensiones entre los intereses de los terratenientes y las demandas de los campesinos.
El surgimiento del INA, la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y el surgimiento de
organizaciones campesinas marcaron un período de cambio significativo en Honduras en cuanto a
la redistribución de la tierra y la lucha por los derechos de los campesinos. Sin embargo, estos
procesos también enfrentaron desafíos y resistencia por parte de sectores conservadores y
económicos.
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Los Decretos Ley No. 8 y 170 revela una serie de medidas tomadas por el gobierno hondureño en
respuesta a la necesidad de abordar la distribución desigual de la tierra y los conflictos sociales
asociados. Aquí hay algunos puntos clave. Ambos decretos se promulgaron en un contexto de
agitación social y político, con el objetivo de abordar las preocupaciones sobre la distribución de
la tierra y la mejora de las condiciones de vida de los campesinos. El reconocimiento de la
importancia de la participación campesina en la economía nacional y la necesidad de una mejor
distribución de los recursos son aspectos destacados en los considerandos de los decretos.
El Decreto Ley No. 8 otorgó tierras estatales y ejidales a los campesinos organizados, con la opción
de arrendamiento a través del INA. Esta medida fue temporal y tuvo resultados significativos en
un corto período de tiempo, triplicando la cantidad de tierras distribuidas en comparación con la
ley de reforma agraria anterior.
El Decreto Ley No. 170 Este decreto amplió las medidas de redistribución de tierras, incluyendo
la expropiación de tierras no utilizadas adecuadamente, así como las tierras concedidas
previamente a particulares pero no explotadas de manera efectiva. También estableció criterios
para determinar qué tierras eran elegibles para expropiación y proporcionó definiciones claras de
lo que constituía un latifundio en diferentes regiones del país.
A pesar de estos esfuerzos, los decretos enfrentaron desafíos, especialmente en la preservación de
los intereses económicos de los grandes propietarios de tierras. La definición de latifundio y los
límites establecidos podrían permitir que los propietarios evadan las medidas de redistribución
mediante tácticas como el fraccionamiento de grandes propiedades.
Los Decretos Ley No. 8 y 170 representaron intentos significativos por parte del gobierno
hondureño de abordar la desigualdad en la distribución de la tierra y mejorar las condiciones de
vida de los campesinos. Sin embargo, también evidencian los desafíos inherentes a la
implementación de reformas agrarias en un contexto político y económico complejo.
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Conclusiones

• Limitaciones y desafíos persistente, a pesar de los esfuerzos realizados, persisten


limitaciones y desafíos en la implementación efectiva de reformas agrarias. La resistencia
de los grandes propietarios de tierras y la falta de infraestructura y apoyo adecuados han
obstaculizado el progreso.

• Importancia del contexto político y económico, los cambios en el contexto político y


económico, tanto a nivel nacional como internacional, han influido en la dirección y el
éxito de las políticas agrarias en Honduras.

• Necesidad de medidas integrales, la reforma agraria debe ser parte de un enfoque integral
que aborde no solo la redistribución de la tierra, sino también el acceso a recursos, la
capacitación técnica, la infraestructura rural y el apoyo financiero para los agricultores.
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Recomendaciones

• Apoyo continuo al sector campesino para ello es fundamental proporcionar un apoyo


continuo al sector campesino, incluido el acceso a tierras, créditos agrícolas, tecnología y
capacitación para mejorar la productividad y los medios de vida.

• Promoción de la agricultura sostenible, se deben fomentar prácticas agrícolas sostenibles


que protejan los recursos naturales y el medio ambiente, al tiempo que aumentan la
productividad y la resiliencia de los sistemas agrícolas.

• Fortalecimiento de la infraestructura rural, la mejora de la infraestructura rural, incluidas


las carreteras, el acceso al agua y la electricidad, es crucial para facilitar el transporte de
productos agrícolas, mejorar el acceso a los mercados y elevar el nivel de vida en las
zonas rurales.
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Bibliografia

(file:///C:/Users/katia%20trochez/Downloads/file:///C:/Users/katia%20trochez/Dow

nloads/08_COCOCH_Reforma_Agraria_en_Honduras.pdf, s.f.)
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