Libro Control Administrativo. Tomo II - Jaime Rodríguez
Libro Control Administrativo. Tomo II - Jaime Rodríguez
Libro Control Administrativo. Tomo II - Jaime Rodríguez
Actividad de la Administración
VOLUME 2
Dados Internacionais de Catalogação na Publicação (CIP)
ISBN 978-65-81121-01-3
CDD 336
Organizadores
Jaime Rodríguez-Arana
Carlos Delpiazzo
João Antonio da Silva Filho
Rafael Valim
María Rodríguez
São Paulo
2019
Sumário
Parte IV
Tipos de Control Administrativo II
(De la Gestión Económico Financiera, De la Ética Pública,
De Otras Materias)
Parte V
Organización del Control Administrativo
(Interno, Externo e Nuevas Manifestaciones, como Ombudsman etc.)
Parte VI
Procedimientos de Control Administrativo
(Desarrollo, Efectos, Incidencia de las Nuevas Tecnologías)
* Abogado y doctor en Derecho por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Juez retirado de
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal. Profesor titular
ordinario de Derecho Administrativo y Director de la Carrera de Especialización de Derecho Admi-
nistrativo Económico, de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
1 GUARDINI, Romano: El poder, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1977, p. 18
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malas autoridades. En efecto, creen en la cima del poder que nadie puede
con ellos, ni siquiera Dios – a quien hasta desafían –, o se creen Dios. Y
ello porque “los poseedores del poder ceden ante la tentación de usarlo de
manera opresiva o de reservárselo como un bien propio”2.
El poder es benefactor3 – ello es para realizar el bien común o, si se
quiere, el interés general –, esta es la razón de para qué lo ejerce mo-
ralmente el gobernante. Es decir debe ser racional y razonable. Lo que
le valió a una gran santa escribir que “una resolución absolutamente
arbitraria, sin fundamento de algún género, es impensable”4. Entonces,
no es posible que se lo utilice para otra cosa que para hacer el bien.
Lo más interesante de todo lo que se refiere al control judicial del
poder es que, contradictoriamente, el origen del Derecho Administrativo
cifró en evitar que los jueces controlaran a los actos de los poderes pú-
blicos. En efecto, por la ley del 16/24 de agosto de 17905, los revolucio-
narios vedaron a los jueces el control de los actos de los otros poderes,
bajo pena de delito. Esa ley sigue vigente en las recopilaciones francesas
de leyes administrativas, como por ejemplo el Code Dalloz, y puede con-
siderarse el inicio del “contencioso administrativo”. Como se ve, el Dere-
cho Administrativo en su origen tuvo por objeto evitar el control judicial.
Como señaló Moreira Neto, “es misión del Derecho Administrativo
siempre avanzar en la proscripción del arbitrio del poder, por el perfec-
cionamiento constante de los instrumentos que conduzcan a la efectiva
sujeción del comportamiento de la Administración Pública a valores ju-
rídicos, claramente definidos. Agregó dicho autor que no es tarea fácil
esa lucha ancestral contra los excesos del poder, porque jamás agradó
a sus detentadores ser controlados, y mucho menos cuando lo ejercen
abusivamente, citando al efecto la frase de Lord Acton6.
Por suerte, mucha agua corrió bajo el puente de la inmunidad del
control, y ya los jueces no están tan limitados como en aquellos tiempos
2 CALVEZ, Jean-Yves: Una ética para nuestra sociedad en transformación, Ciudad Nueva, Buenos
Aires,1993, p. 137.
3 SÁNCHEZ AGESTA, Luis: Principios de teoría política, Editora Nacional, 6ª ed., Madrid, 1979, p.
86
4 De l’État, trad. fr., Cerf, Friburgo, 1989, p. 66. Esta santa fue discípula preferida de Edmund Hus-
serl y entre su obra filosófica, anterior a su ingreso como monja carmelita descalza —tomando el
nombre religioso de Teresa Benedicta de la Cruz— dedicó dicha monografía a estudiar el fenómeno
estatal y su relación con el Derecho.
5 Article 13. Les fonctions judiciaires sont distinctes et demeureront toujours séparées des fonctions
administratives. Les juges ne pourront, à peine de forfaiture, troubler, de quelque manière que ce
soit, les opérations des corps administratifs, ni citer devant eux les administrateurs pour raison de
leurs fonctions.
6 MOREIRA NETO, Diogo de Figueiredo: Poder, Direito e Estado, Editora Fórum, Belo Horizonte,
2011, pp. 99-100.
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BASES ÉTICAS DEL CONTROL JUDICIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ocurría, pero no hay que creer que zonas oscuras o grises han desapa-
recido en el tema.
En la presente exposición actualizo ideas que expresé en otras opor-
tunidades, pero que en aquí, aprovechando este encuentro en nuestra
hermana República del Brasil, las adecuaré en algunos aspectos a su
Constitución y a su magnífica doctrina.
La ética es una ciencia práctica que tiende a procurar “el bien puro
y simple del hombre”, y no apunta a la perfección de la obra, sino a la
“bondad o perfección misma del hombre”7; también se la ha llamado “la
ciencia de las leyes ideales de la actividad libre del hombre”, que trata
del empleo que debe hacer el hombre para conseguir su último fin8.
Mas la ética no se limita exclusivamente al ser humano en sí. Abarca
también la propia esencia de la actuación estatal en punto a coadyuvar
para que la persona pueda lograr sus fines existenciales. Esta denomi-
nación comprende el fin trascendente y el fin inmanente o secundario
del ser humano9, y son los que dan su razón a toda ciencia e institución
humanas. Al mismo tiempo, fijan el marco de actuación de los poderes
públicos, sea en sentido positivo como negativo. Apartarse de ellos sig-
nificaría quitar toda base ética al ejercicio del poder y a la ciencia que
estudia su ejercicio.
Por ello Maritain pudo sostener que “La política es una rama de la
ética”10. De modo que la ética es la que en el orden de las cosas se en-
cuentra presente en la propia naturaleza de la actividad estatal. Si se
la deja de lado, la acción política (lato sensu) semejaría a una campana
sin badajo.
Así, cuando pregonamos la defensa de los valores del Estado de
Derecho como resumen modélico y norte al que deben dirigir su rumbo
el Estado, de lo que se está hablando es de:
7 MARITAIN Jacques: Introducción general a la filosofía, trad. esp. de la 8ª ed. fr., Club de Lectores,
Buenos Aires, 1949, pp. 229 y sigs.
8 JOLIVET, Régis: Tratado de Filosofía. IV Moral, Lohlé, Buenos Aires, 1962 (trad. de la 5ª ed. fran-
cesa), p.14
9 Se recoge aquí la denominación que da Johannes Messner, en su Ética social, política y económica
a la luz del Derecho Natural, trad. esp., Rialp, Madrid, 1967, p. 39 y ss.
10 MARITAIN, Jacques: El hombre y el Estado, trad. esp., Kraft, Buenos Aires, 1952, p. 77. RIVARO-
LA, Rodolfo: La Constitución Argentina y sus principios de ética política, Editorial Rosario, Rosario,
1944, p. 8 y sigs.
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“aquel que sirve a los valores éticos del Derecho mediante técnicas
que están íntimamente vinculadas a los valores de justicia y seguridad
que el Derecho debe realizar como instrumento de la vida humana en
el orden social, o como definidor del orden de la convivencia humana
en una comunidad política. Supone, pues, la respuesta al problema del
equilibrio de los impulsos del poder y la libertad dentro del orden”11.
11 Sánchez Agesta, Luis: Principios de teoría política, 6º ed., Editora Nacional, Madrid, 1979, p.
151.
12 VALIM, Rafael: O princípio da segurança jurídica no direito administrativo brasileiro, Maleiros,
San Pablo, 2010, p. 31.
a13 BACELLAR FILHO, Romeu Felipe: Reflexôes sobre Direito Administrativo, Editora Fórum, Belo Ho-
rizonte, 2009, p. 15
14 “A administração pública direta e indireta de qualquer dos Poderes da União, dos Estados, do
Distrito Federal e dos Municípios obedecerá aos princípios de legalidade, impessoalidade, morali-
dade, publicidade e eficiencia.”
15 “qualquer cidadão é parte legítima para propor ação popular que vise a anular ato lesivo ao pa-
trimônio público ou de entidade de que o Estado participe, à moralidade administrativa, ao meio
ambiente e ao patrimônio histórico e cultural, ficando o autor, salvo comprovada má-fé, isento de
custas judiciais e do ônus da sucumbência”.
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16 BANDEIRA DE MELLO, Celso Antônio: Curso de Direito Administrativo, 4ª ed. Maleiros, San Pab-
lo, 1993, p.p. 59-60. MEDAUAR, Odete: Direito Administrativo moderno, 16ª ed., Editora Revista
dos Tribunais, pp. 138 i sigs. FERREIRA DA ROCHA, Sílvio Luis: Manual de Direito Administrativo,
Maleiros, San Pablo, 2013, p. 75.
17 FREITAS, Juarez, O control dos atos administrativos e os principios fundamentais, 4ª ed. Maleiros,
San Pablo, 2009, p. 87.
18 Legaz y Lacambra, Luis: Filosofía del Derecho, 2ª ed. Bosch, Barcelona, 1961, p. 643.
19 Del Vecchio, Giorgio: Persona, Estado y Derecho, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1957,
trad. de Manuel Fraga Iribarne, p. 448.
20 La lectura de la obra de Karl Larenz, Derecho Justo. Fundamentos de ética jurídica (Civitas, Mad-
rid, 1993), constituye una referencia necesaria e insoslayable sobre el tópico.
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Se negaba de tal forma que los jueces pudieran juzgar las “razones de
oportunidad, mérito o conveniencia” que determinaban el dictado de los
distintos actos de los órganos estatales, salvo la muy restringida “lega-
lidad formal” de ellos.
Esa visión era, a mi juicio, producto de que parte de la dogmática de
nuestra disciplina la veía desde el complejo de la Administración Pública
en sus relaciones con los administrados, pero con la visión defectuosa
de los autores de limitarse muchas veces a un estudio “estructural”, más
que una indagación profunda de la razón de las instituciones iusadmi-
nistrativas, como si no hubiera un contenido ético en la savia que las
alimentaba.
La persona del administrado era vista más desde el aspecto formal
de su relación con el Estado y, en muchos casos, como alguien “someti-
do” a la decisión estatal, entendida como aquella que involucraba siem-
pre al interés general sobre el interés particular de los “súbditos”. A
veces se consideraba que lo ético era algo casi ajeno al estudio de dicha
rama jurídica. Tal visión era común tanto en el derecho comparado como
en el nacional. A veces se apreciaba el complejo de que lo ético o hasta
religioso era algo ajeno al estudio de dicha rama jurídica.
A lo largo de los años, voces críticas se elevaron para postular una
distinta formulación expositiva del Derecho Administrativo, pero a par-
tir de la persona, no de la mera y fría descripción de la estructura rela-
cional del Estado. Nuestros autores fueron un ejemplo de ello. Para no
abundar en detalles y citas, basta mencionar a Rafael Bielsa, al bastante
olvidado cordobés Félix Sarría, a Bartolomé Fiorini, a Miguel S. Marie-
nhoff, a Juan Carlos Cassagne, o el siempre recordado Julio Rodolfo
Comadira, entre otros clásicos autores de generaciones anteriores, que,
cada uno con su impronta ética o religiosa, renegaron de tan estrecha vi-
sión, que se abstrayera de la persona y del componente moral de nues-
tra disciplina.
Esta idea, que he denominado personalista 25estaba reflejada
en el pensamiento del maestro Jean Rivero, quien hace casi sesenta
años había escrito: “Nuestra disciplina está toda entera al servicio del
hombre”26. Tengamos en cuenta al leer este pensamiento de un gran
25 “El principio de solidaridad en el derecho administrativo. Una visión personalista”, El Derecho- Ad-
ministrativo,del 2/6/2017.
26 RIVERO, Jean: “L’Ètat moderne peut-il encoré un Ètat de droit?”, publicado en Annales de droit de
Liège, , 1957, p. 65. Cabe destacar que Jean Rivero fue un comprometido jurista católico.
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27 “El valor del derecho no es solamente una teoría. Por debajo de todos sus temas está implicado
el destino mismo del hombre. La concepción que defendemos, además de testigos, tiene márti-
res.” Sebastián Soler: Los valores jurídicos, Buenos Aires, 1948; separata de la Revista Jurídica
de Córdoba, Año 1, Núm. 2. Como escribió Giorgio del VECCHIO: “El hombre es la sustancia de
todo Derecho, y el individuo y sus connaturales exigencias son la originaria e intrínseca razón de
los órdenes sociales. La cualidad de persona jurídica no llega al hombre por una concesión de los
órganos del Estado, sino, por el contrario, el Estado tiene por supuesto suyo el Derecho del indivi-
duo. El Derecho positivo que se revela mediante formas y datos exteriores, se halla, por lo tanto,
subordinado a otro Derecho cuyo fundamento está en la naturaleza humana y es directamente co-
nocido por la razón.” Persona, Estado y Derecho, trad. esp. de Manuel FRAGA IRIBARNE, Instituto
de Estudios Políticos, Madrid, 1957, pp. 26 y 27.
28 GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco: Derecho Administrativo Español, t. I, 1a. ed., EUNSA, Pamplo-
na, 1987, p. 40.
29 Basta citar la muy reciente obra del profesor Juan Carlos CASSAGNE: Los grandes principios del
Derecho Público. Constitucional y Administrativo. La Ley, Buenos Aires, 2015, esp. cap. VI “El
principio de libertad”, pp. 231 y sigs.
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2.1 La persona
2.2 Servicialidad
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sentido si está al servicio del bien común”. Tal concepto no tiene valor
sólo moral, sino político-jurídico.
El Estado no es, en este marco de apreciación, sólo una organización
en torno a la cual se estructura el Derecho Administrativo y se formulan
las instituciones iusadministrativas. Tal visión sólo en parte es correcta.
En sentido profundo, el Estado tiene un carácter medial y servicial res-
pecto a la persona y su fin está intrínsecamente vinculado a ella.
El Estado no tiene un fin para sí, sino que su fin es el de las personas.
De esta manera la persona no aparece, en esta visión, como un “instru-
mento” al servicio del Estado, o un súbdito (en el sentido de “sometido”
al nudo poder estatal) o alguien que está en una mal entendida “relación
de especial sujeción”. Antes bien, en una correcta visión, el Estado se
presenta ante la sociedad como una organización a su servicio, lo que
permite que en vez de sostener el dualismo (de raíz liberal) y hasta la
confusión (de los autoritarismos o populismos) sociedad-Estado, se pue-
da hablar de comunidad en el marco de una relación servicial. (No sé
quién fue que dijo que “si el Estado no sirve, no sirve”.)
Tal servicialidad es la que, al mismo tiempo, determina que el Esta-
do, como uno de los gerentes del bien común, deba velar por su logro,
dirima los conflictos que la confrontación entre los distintos intereses
comunitarios puedan existir (característica típica de la función judicial, si
bien existen notas similares, aunque no sustanciales, en las actividades
de los otros dos Poderes), distribuya las cargas sociales conforme prin-
cipios de justicia y adopte las decisiones políticas (de índole legislativa o
administrativa) ordenadas al bien común.
La idea de bien común es de raíz cristiana, toda vez que fue santo
Tomás de Aquino quien la acuñó32. Hoy en día la locución ha tenido un
efecto expansivo que permitió que se la utilice aun bajo ideas ajenas al
catolicismo o al cristianismo, a tal punto que términos aparentemente
irreductibles por su raíz individualista como utilidad general o interés
general se los ha considerado equiparables al bien común33. Con ello
32 SÁNCHEZ AGESTA, Luis: Los principios cristianos del orden político, Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1962, p. 167.
33 Jean RIVERO, quien fue uno de los grandes administrativistas franceses, e inspirado en el pensa-
miento católico, sostuvo que la Administración Pública es en su actuación desinteresada porque
está al servicio del interés general o bien común: Droit administratif, 8 ª ed., edit. Dalloz, Paris,
20
BASES ÉTICAS DEL CONTROL JUDICIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
1977, p. 10. Ver también la 18ª ed. (ediciones Dalloz, París, 2000) escrita con la colaboración
de Jean Waline, p. 10.
34 MESSNER, Johannes: Ética social, política y económica a la luz del Derecho Natural, edit. Rialp,
Madrid, 1967, p. 208.
35 BACELLAR FILHO, ob. cit. p. 21.
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2.5 Subsidiaridad
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Universidad Nacional Autónoma de México, México 2006, p. 225 (el texto corresponde al capítulo
séptimo, punto VII, que fue íntegramente redactado por el profesor COMADIRA).
26
BASES ÉTICAS DEL CONTROL JUDICIAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
49 Estos temas los traté, entre otros, en los siguientes trabajos: “El control judicial de la discrecio-
nalidad administrativa”, en AAVV “Control de la Administración Pública”, Ediciones Rap, Buenos
Aires, 2003. “Las pautas jurisprudenciales para el control de las potestades discrecionales: el
caso ‘Consejo de Presidencia de la Delegación Bahía Blanca de la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos’ (Fallos: 315:1361), en El Derecho. Derecho Administrativo, 2006, pp. 299-
301. “Alcance del control judicial de los entes reguladores”, en Juan Carlos Cassagne (Direc-tor):
Servicios público y poder de policía, El Derecho, Buenos Aires, 2006, pp. 353-368. “La zona de
reserva de la administración: su actualidad y control judicial en el marco de un estado de derecho”,
en AAVV: Desafíos del Derecho Administrativo Contemporáneo. Conmemoración Internacional del
Centenario de la Cátedra de Derecho Administrativo en Venezuela, Ediciones Paredes, Caracas,
2009, t I, pp. 194 y sigs. “El poder de sustitución del juez”, en Cuestiones de Control de la Adminis-
tración Pública. Administrativo, Legislativo y Judicial, correspondiente a las jornadas organizadas
por la Universidad Austral, los dias 13-15 de mayo de 2009. Buenos Aires, 2010.
50 Sobre la motivación de los actos de los poderes públicos, entre otros trabajos los traté en: “La mo-
tivación de las decisiones de los órganos colegiados”, en XXXVIII Jornadas Nacionales de Derecho
Administrativos „Persona, procedimiento, proceso y contratos administrativos“, Ediciones Rap,
Buenos Aires, 2013, pág. 41 y sigs., y “Un precedente poco recomendable como doctrina para
la motivación de los actos de los órganos colegiados: el caso ‘Caiella ‘„, en Juan Carlos Cassagne
[dir.]: Corte Suprema de Justicia de la Nación. Máximos precedentes. Derecho Administrativo,
Buenos Aires, La Ley, 2013, t. I, pág. 649 y sigs.)
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51 SAMPAY, Arturo Enrique: Introducción a la teoría del Estado, Politéia, Buenos Aires, 1951, pp.
225 y 466, n. 1. Legón, Faustino J.: Tratado de Derecho Político general, t. II, Ediar, Buenos
Aires, 1961, pp. 381 y sigs. Friedrich, Carl J.: Teoría y realidad de la organización constitucional
democrática, trad. esp., Fondo de Cultura Económica, México, 1946, pp. 385 y sigs.
52 OLLERO, Andrés: Responsabilidades políticas y razón de Estado, Fundación para el análisis y los
estudios sociales, Madrid, 1996, p. 15. Es importante para estos temas la lectura del trabajo de
AGAMDEN, Giorgio: Estado de excepción, 3ª ed. de la traducción esp., Adriana Hidalgo Editora,
Buenos Aires, 2007, passim, esp. cap. 1.
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58 COMADIRA, Julio Rodolfo: “El control judicial de las decisiones del Consejo de la Magistratura
(con particular referencia a los procedimientos de selección de magistrados”, en Derecho Adminis-
trativo. Acto administrativo, Procedimiento administrativo. Otros estudios, 2ª. ed., Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2003, pp. 541- 557, esp. Pp. 553-555.
30
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5 Conclusión
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* Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Mayor de la República Oriental del
Uruguay. Catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de
Montevideo. Ex Catedrático de Derecho Administrativo, de Derecho Informático y de Derecho
Telemático en la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de la República. Ex Decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad Católica del Uruguay Dámaso Antonio Larrañaga. Autor
de 76 libros y más de 500 trabajos publicados en el país y en el exterior. Profesor Invitado del
Instituto Nacional de Administración Pública (España). Profesor Visitante de la Especialización
en Derecho Administrativo de la Universidad de Belgrano (Argentina). Profesor Extraordinario
Visitante de la Universidad Católica de Salta (Argentina). Miembro del Comité Académico de la
Maestría de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral (Argen-
tina) y de la Comisión Académica del Programa de Doctorado de Derecho Administrativo Iberoa-
mericano liderado por la Universidad de La Coruña (España). Ex Director y miembro del Instituto
Uruguayo de Derecho Administrativo, del Instituto de Derecho Administrativo de la Universidad
Notarial Argentina, de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo, de la Asociación de
Derecho Público del Mercosur, de la Asociación Centroamericana de Derecho Administrativo, de
la Academia Internacional de Derecho Comparado, de la Asociación Iberoamericana de Derecho
Administrativo, y del Instituto Internacional de Derecho Administrativo. Secretario General del
Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo.
1 Carlos E. DELPIAZZO – “Derecho Administrativo General” (A.M.F., Montevideo, 2017), volumen 2,
segunda edición actualizada y ampliada, pág. 291.
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7 Carlos E. DELPIAZZO – “Desafíos actuales del control” (F.C.U., Montevideo, 2001), pág. 11 y sig-
tes.
8 Carlos E. DELPIAZZO – “Los sistemas de control de la actividad administrativa en el Derecho
comparado”, en Carlos E. DELPIAZZO (Coordinador) – “El control de la actividad administrativa”
(Temis, Bogotá, 2018), pág. 525 y sigtes.
9 José Aníbal CAGNONI - “Introducción a la teoría del control“ (Editorial Universidad, Montevideo,
1996), pág. 28 y sigtes.
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10. es solemne;
11. se rige por el Derecho público;
12. se atiende según reglas de competencia; y
13. su sistema de información es diferente al de la hacienda privada.
Más acotadamente, se ha dicho que la Hacienda Pública refiere a
“la coordinación económica activa de personas y de bienes económicos,
establecida por los habitantes afincados en un territorio, con la finali-
dad de satisfacer las necesidades de orden colectivo o común que los
individuos no podrían atender aisladamente”12.
Desde el punto de vista jurídico, corresponde compartir la constata-
ción de que el concepto de Hacienda Pública se usa habitualmente en
una triple acepción13:
1. en su sentido natural, como conjunto de bienes, muebles e in-
muebles, corporales e incorporales que constituyen el patrimo-
nio estatal en sentido amplio;
2. también se utiliza para referir a la denominada actividad finan-
ciera estatal, comprensiva de la obtención, administración y em-
pleo de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades
públicas; y
3. todavía, en una tercera acepción, alude al Fisco, es decir, al Es-
tado mismo en cuanto ejercita derechos y obligaciones referen-
tes a la vida económica, atendiendo a sus gastos, administrando
sus bienes, recibiendo sus ingresos, comprando y vendiendo,
contrayendo deudas y realizando créditos.
Desde el punto de vista evolutivo, a partir de la consideración jurí-
dica señalada y sin prescindir del enfoque técnico, parece claro que se
asiste en nuestros días a una expansión de la significación de la noción
de Hacienda Pública.
En efecto, no es igual la realidad de un Estado liberal de tamaño
reducido con una sola Hacienda Pública, que era la del Estado (de ahí
que se llegara a su personificación), que la situación emergente de las
autonomías regionales y locales y de la irrupción de nuevos entes con el
advenimiento del Estado intervencionista en lo económico y social, de-
terminante de la aparición no sólo de Haciendas Provinciales o Departa-
mentales y Locales, sino de otras Haciendas Autónomas, determinadas
12 Adolfo ATCHABAHIAN - “Régimen jurídico de la gestión y del control en la Hacienda Pública” (De-
palma, Buenos Aires, 1996), pág. 24.
13 Héctor FRUGONE SCHIAVONE - “La actividad financiera del Estado” (F.C.U., Montevideo, 1982),
pág. 18.
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CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
14 Héctor FRUGONE SCHIAVONE - “La actividad financiera del Estado” cit., pág. 23.
15 Carlos E. DELPIAZZO - “Alcance de la noción de Hacienda Pública”, en Carlos E. DELPIAZZO (Coor-
dinador) – “Comentarios al TOCAF sobre la Hacienda Pública” (U.M., Montevideo, 2012), pág. 26
y sigtes.
16 Agustín A. GORDILLO – “La Administración paralela” (Civitas, Madrid, 1997), págs.. 29 y sigters.
Y 35 y sigtes.
17 Carlos E. DELPIAZZO - “Tribunal de Cuentas“ cit., pág. 25 y sigtes.
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23 Carlos E. DELPIAZZO - “Las sociedades de economía mixta en el marco de nuestro Derecho públi-
co”, en Rev. Uruguaya de Estudios Administrativos (Montevideo, 1978), Año II, N° 2, pág. 17 y
sigtes.; “Contratación Administrativa” (U.M., Montevideo, 1999, reedición 2005), capítulo 13; y
“Derecho Administrativo Especial” cit., segunda edición actualizada y ampliada, volumen 1, tercera
edición actualizada y ampliada, capítulo 8.
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27 Enrique SAYAGUES LASO - “Criterio de distinción entre las personas jurídicas públicas y privadas“,
en Rev. de Derecho Público y Privado (Montevideo, 1945), Año VIII, Nº 83, págs. 284 y 285.
28 José ORTIZ MALLOL – “La relación entre la entidad matriz y la instrumental: algunas notas”, en
A.A.V.V. - “La Administración Instrumental. VIII Jornadas del Gabinete Jurídico de la Junta de An-
dalucía” (Sevilla, 2005), pág. 192.
29 José Luis MEILAN GIL – “La funcionalidad de los entes instrumentales como categoría jurídica”, en
A.A.V.V. - “Administración instrumental. Homenaje al Profesor Manuel Francisco Clavero Arévalo”
(Civitas, Madrid, 1994), tomo II, pág. 988.
30 Carlos E. DELPIAZZO - “Actividad empresaria del Estado“ en Rev. Uruguaya de Derecho Constitu-
cional y Político (Montevideo, 1999), tomo VII, Nº 39, pág. 229; y Mariano R. BRITO y Carlos E.
DELPIAZZO - “Derecho Administrativo de la Regulación Económica” (U.M., Montevideo, 1998),
pág. 60.
41
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42
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
3 Necesaria Reformulación
35 Carlos E. DELPIAZZO - “Algunas preocupaciones que plantea el fideicomiso público”, en Rev. Críti-
ca de Derecho Privado (Montevideo, 2013), Nº 10, pág. 137 y sigtes.; y “Acerca del fideicomiso
público”, en Carlos E. DELPIAZZO (Coordinador) – “Comentarios al TOCAF sobre la Contratación
Pública” (U.M, Montevideo, 2015), tomo II, pág. 269 y sigtes.
36 Enrique SAYAGUES LASO – “Tratado de Derecho Administrativo” cit., tomo I, pág. 175.
43
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37 Carlos E. DELPIAZZO – “Derecho Administrativo Uruguayo” (Porrúa – UNAM, México, 2005), pág.
123 y sigtes.
44
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
estatal pero también a aquellos casos en que las dos notas se presentan
por separado, es decir, donde hay presencia de lo público (aunque no de
lo estatal) y donde lo estatal se conjuga con lo privado (como ocurre en
las denominadas sociedades instrumentales).
En el Derecho uruguayo, la Sección XIV de la Constitución se titula
“De la Hacienda Pública” y dentro de la misma figura el art. 228, a cuyo
tenor “la vigilancia en la ejecución de los presupuestos y la función de
contralor de toda gestión relativa a la Hacienda Pública, será de cargo
del Tribunal de Cuentas”, definiendo así el alcance de la competencia de
dicho órgano constitucional38.
Entiendo que tal amplitud permite encartar en su competencia las
organizaciones que forman parte del “parasistema”.
Así, respecto a las personas públicas no estatales, no es difícil soste-
ner que constituyen “administraciones autónomas con patrimonio pro-
pio” en el sentido del art. 191 de la Constitución ni tampoco que con-
figuren “Haciendas públicas” a fines especiales en el marco del citado
art. 22839.
Por otra parte, con relación a las entidades instrumentales, la juris-
prudencia administrativa del Tribunal de Cuentas ya ha hecho tímida
reivindicación de su competencia en algunos casos de disociación de lo
público y lo estatal. Tal es el caso de la Ordenanza Nº 78 de 25 de abril
de 2001, a cuyo tenor:
38 Enrique SAYAGUES LASO – “Tribunales de Cuentas”, en Rev. De Derecho Público y Privado (Mon-
tevideo, 1940), Año III, pág. 320; y Carlos E. DELPIAZZO – “Tribunal de Cuentas” cit., pág. 55.
39 Horacio CASSINELLI MUÑOZ - “Una nueva categoría jurisprudencial: el organismo descentralizado
especial del art. 190”, en Rev. Derecho, Jurisprudencia y Administración (Montevideo, 1964),
tomo 62, pág. 129.
40 Carlos E. DELPIAZZO - “Control externo de las figuras asociativas con participación estatal”, en
“Estudios Jurídicos en homenaje al Prof. Juan Pablo Cajarville Peluffo” (F.C.U., Montevideo, 2011),
pág. 729 y sigtes.
45
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
46
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
por su ser buena) sino también una dimensión tecnológica (en la medida
que las TICs operan como factor de facilitación y colaboración45).
En primer lugar, que la buena administración es un principio resulta
con evidencia de que constituye uno de los soportes primarios estruc-
turales del sistema jurídico todo, al que todos los principios prestan su
contenido. Ello es así porque “en todo sistema jurídico hay cantidad de
reglas de gran generalidad, verdaderamente fundamentales, en el senti-
do de que a ellas pueden vincularse, de un modo directo o indirecto, una
serie de soluciones expresas del Derecho positivo a la vez que pueden
resolverse, mediante su aplicación, casos no previstos, que dichas nor-
mas regulan implícitamente”46.
La propia designación de “principios” alude a lo primero, o sea, lo
que antecede plenamente a cuanto le sigue. Por eso,
En efecto,
47
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49 Giorgio DEL VECCHIO - “Los principios generales del Derecho” (Bosch, Barcelona, 1979), pág. 49.
50 Juan Pablo CAJARVILLE PELUFFO - “Reflexiones sobre los principios generales de Derecho en la
Constitución uruguaya“, en Estudios Jurídicos en memoria de Alberto Ramón Real (F.C.U., Monte-
video, 1996), pág. 173 y sigtes., y en A.A.V.V. - “Los principios generales de Derecho en el Derecho
uruguayo y comparado” cit., pág. 137 y sigtes.
51 Carlos E. DELPIAZZO – “Derecho Administrativo General” cit., volumen 1, segunda edición actua-
lizada y ampliada, pág. 127 y sigtes.; “Reconocimiento de los principios generales de Derecho en
el Derecho Administrativo uruguayo”, en Jaime ARANCIBIA y José Ignacio MARTINEZ (Coordi-
nadores) - “La primacía de la persona. Estudios en homenaje al Prof. Eduardo Soto Kloss” (Legal
Publishing, Santiago de Chile, 2009), pág. 229 y sigtes.; y “Recepción de los principios generales
de Derecho por el Derecho positivo uruguayo”, en A.A.V.V. - “Los principios en el Derecho Adminis-
trativo Iberoamericano. Actas del VII Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo” (Netbiblo,
La Coruña, 2008), pág. 607 y sigtes.
52 Héctor BARBE PEREZ - “Los principios generales de Derecho como fuente de Derecho administra-
tivo en el Derecho positivo uruguayo”, en Estudios Jurídicos en memoria de Juan José Amézaga
(Montevideo, 1958), pág. 37 y sigtes., y en A.A.V.V. - “Los principios generales de Derecho en el
Derecho uruguayo y comparado” cit., pág. 19 y sigtes.
53 Carlos E. DELPIAZZO – “Derecho Administrativo Uruguayo” cit., pág. 7.
48
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
refiere al servicio debido al bien común, que supone que todos y cada
uno los componentes del cuerpo social puedan alcanzar plenamente los
fines propios de su dignidad54. Como bien se ha dicho,
49
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4. 2 Enfoque Aplicativo
56 Horacio CASSINELLI MUÑOZ – “El interés legítimo como situación jurídica garantida en la Consti-
tución uruguaya”, en Perspectivas del Derecho Público en la segunda mitad del siglo XX (Instituto
de Estudios de Administración Local, Madrid, 1969), tomo III, pág. 281 y sigtes., y en Horacio
CASSINELLI MUÑOZ – “Derecho Constitucional y Administrativo” (La Ley Uruguay, Montevideo,
2010), pág. 324 y sigtes.
57 Graciela RUOCCO – “La buena administración y el interés general”, en Augusto DURAN MARTI-
NEZ y Marta HANNA DE ROSA (Coordinadores) – “Etica, Estado de Derecho y buena administra-
ción” (U.C.U., Montevideo, 2013), pág. 97.
58 María Esther MUÑOZ DE HAM - “Normas de Ordenamiento Financiero” (F.C.U., Montevideo,
1988), págs. 75 y 76; y Manrique EGUREN - “El Tribunal de Cuentas” (F.C.U., Montevideo, 2009),
50
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
pág. 44 y sigtes.
59 Robert ALEXY - “Teoría de los derechos fundamentales” (Madrid, 2007), pág. 86 y sigtes.
60 Augusto DURAN MARTINEZ - “Principio de eficacia y Estado subsidiario”, en “Liber Amicorum
Discipulorumque José Aníbal Cagnoni” (F.C.U., Montevideo, 2005), pág. 154.
61 Jaime RODRIGUEZ ARANA MUÑOZ - “El Buen Gobierno y la Buena Administración de Institucio-
nes Públicas” (Thomson Aranzadi, Navarra, 2006), pág. 34 y sigtes.
62 Beatriz TOMAS MALLEN - “El derecho fundamental a una buena administración” (INAP; Madrid,
2004), pág. 302 y sigtes.
63 Horacio CASSINELLI MUÑOZ - “El mérito y el fondo”, en Rev. Derecho, Jurisprudencia y Adminis-
tración (Montevideo, 1970), tomo 69, pág. 254.
51
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
5 Imperativo Ético
64 Bartolomé A. FIORINI - “Teoría jurídica del acto administrativo” (Abeledo Perrot, Buenos Aires,
1969), pág. 213.
65 Mariano R. BRITO - “De la razonabilidad del acto administrativo”, en Rev. de la Facultad de Dere-
cho y C.S., Año XXIII, Nº 3-4, pág. 173 y sigtes., y “La aptitud del acto administrativo para el fin
debido”, en Estudios de Derecho Administrativo. Publicación en homenaje al centenario de la Cá-
tedra de Derecho Administrativo (Montevideo, 1979), tomo II, pág. 29 y sigtes.; Héctor FRUGONE
SCHIAVONE - “La discrecionalidad administrativa”, en Rev. de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales (Montevideo, 1982), Año XXVI, Nº 1, pág. 104; y Juan Pablo CAJARVILLE PELUFFO - “El
Poder Ejecutivo como conductor de políticas sectoriales en la legislación uruguaya”, en Estudios de
Derecho Administrativo. Publicación en homenaje al centenario de la Cátedra de Derecho Admi-
nistrativo (Montevideo, 1979), tomo II, pág. 102 y sigtes.
66 Carlos E. DELPIAZZO – “Proyección ética del control de la Hacienda Pública”, en Felipe ROTONDO
(Coordinador) – “Control estatal sobre entidades públicas y las instrumentales de Derecho priva-
do” (F.C.U., Montevideo, 2017), pág. 435 y sigtes.
67 Tomás TRIGO (Editor) – “En busca de una ética universal: un nuevo modo de ver la ley natural”
(EUNSA, Pamplona, 2010), pág. 53 y sigtes.
68 Carlos E. DELPIAZZO – “De la ética individual a la ética pública”, en Congreso Internacional de
Derecho Administrativo (San Salvador, 2011), pág. 787 y sigtes.
52
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
“No interesa que el beneficio sea económico para que haya corrup-
ción. No interesa que haya daño al Estado o a la organización a la cual
el corrupto pertenece. No interesa tampoco que el sujeto sea funcio-
nario público o no. Lo que importa son dos cosas: a) que un sujeto, en
virtud de ocupar una determinada posición, sea cual sea y donde sea,
ejerza sus poderes para procurar obtener un beneficio de cualquier na-
turaleza para sí o para otro, que de no tener esa posición no lo habría
podido obtener; y b) que ese beneficio sea ilegítimo”70.
69 Jesús GONZALEZ PEREZ – “La ética en la Administración pública” (Civitas, Madrid, 1996), pág. 53.
70 Augusto DURAN MARTINEZ – “Corrupción. Mecanismos sociales y jurídicos para su control”, en
La Justicia Uruguaya, tomo 134, sección Doctrina, págs. 7 y 8; y “Corrupción y derechos humanos.
Aspectos de Derecho Administrativo”, en Estudios sobre Derechos Humanos (Ingranusi, Montevi-
deo, 1999), pág. 138; y en Estudios en memoria de Héctor Frugone Schiavone (A.M.F., Montevi-
deo, 2000), págs. 155 y 156.
53
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71 Carlos E. DELPIAZZO – “Exigencias éticas del nuevo Derecho Administrativo”, en Jaime Orlando
SANTOFIMIO, Javier BARNES y Mónica IBAGON (Editores) – “Perspectivas de una reforma. Estu-
dios de Derecho Administrativo a partir de la obra de Eberhard Schmidt Assmann (Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 2016), pág. 247 y sigtes.
72 Jaime RODRIGUEZ ARANA - “La dimensión ética” (Dykinson, Madrid, 2001), pág. 30 y sigtes.
73 Jaime RODRIGUEZ ARANA MUÑOZ - “El interés general como categoría central de la actuación
de las Administraciones públicas”, en Rev. de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo
(Buenos Aires, 2010), Nº 8, pág. 16 y sigtes.; e “Interés general, Derecho Administrativo y Estado
de Bienestar” (Iustel, 2012), pág. 29 y sigtes.
74 Carlos E. DELPIAZZO - “La servicialidad administrativa y el sometimiento pleno al Derecho como
bases de un Estado de Derecho de calidad. Influencia de la Constitución española en el Derecho
uruguayo”, en Santiago A. BELLO PAREDES (Director) – “40 años de la Constitución española: un
análisis desde España e Iberoamérica” (Thomson Reuters, Madrid, 2018).
75 Carlos E. DELPIAZZO – “Bien común, sociedad y Estado”, en Rev. de Derecho de la Universidad de
Montevideo (Montevideo, 2012), Año XI, Nº 21, pág. 81 y sigtes.
76 José Luis MEILAN GIL - “Intereses generales e interés público desde la perspectiva del Derecho
público español”, en Rev. de Direito Administrativo & Constitucional (Belo Horizonte, 2010), Año
10, Nº 40, pág. 171 y sigtes.
77 Carlos E. DELPIAZZO - “Juridización de la ética pública. A propósito del Decreto Nº 30/003 de 23
54
CONTROL ADMINISTRATIVO DE LA GESTIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
55
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6 Conclusiones
56
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Introducción
57
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58
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
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60
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
6 ROQUE CITADINI, Antonio. El control externo de la Administración Pública. Editora Max Limonad,
Sao Paulo, Brasil, 1995. Editado por la Contraloría General de la República de Venezuela, 1999,
p. 32.
7 FERNANDEZ AJENJO, J. A. El control de las…, Ob. Cit., p. 183.
61
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8 Ley No. 10-07 que instituye el Sistema Nacional de Control Interno y de la Contraloría General de
la República de fecha ocho (8) del mes de enero del año dos mil siete (2007).
9 Artículo 2.- Ámbito de aplicación. La presente ley rige para las siguientes entidades y organismos:
1. El Gobierno Central
2. Las Instituciones Descentralizadas y Autónomas
3. Las Instituciones Públicas de la Seguridad Social
4. Las Empresas Públicas con participación Estatal mayoritaria
5. Los Ayuntamientos de los Municipios y del Distrito Nacional
62
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
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64
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
10 Marte de Barrios, L. Discurso “Hacia una Cultura de Excelencia y Alta Productividad” en el Con-
greso Internacional de Finanzas y Auditoría (VII CIFA) Seminario Latinoamericano de Contadores y
Auditores (XII SELATCA), Bávaro, República Dominicana, 2012.
65
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
año 1928 cuando se dicta la Ley No. 950, mediante la cual se modifica
el artículo 15, que implicó restringir a la Cámara de Cuentas en lo que
respecta al poder de perseguir directamente las acciones en contra del
erario.
En fecha 2 de diciembre de 1942, se promulga la Ley No. 130 sobre
Cámara de Cuentas de la República. Esta Ley orgánica fue modificada
cinco años más tarde mediante la Ley No. 1494 que crea la jurisdicción
de lo Contencioso Administrativo y deroga los artículos del 16 al 23 de
la Ley No. 130, mediante la cual se establece que “mientras el Poder
Ejecutivo no designe los Jueces, el Procurador General y el Secretario
del Tribunal Superior Administrativo, la Cámara de Cuentas de la Re-
pública ejercerá las funciones del Tribunal Superior Administrativo...”,
para conocer todos los recursos contenciosos-administrativos interpues-
tos ante dicho tribunal, lo que estuvo en vigencia hasta el año 2007,
cuando se promulgó la Ley 13-0711.
Como se puede ver, durante ese período la Cámara de Cuentas tam-
bién ejerció funciones jurisdiccionales, como tribunal superior admi-
nistrativo. Durante esa época no hubo mayores avances jurispruden-
ciales en materia administrativa, existiendo unas pocas decisiones de
transcendencia.
Finalmente, la Cámara de Cuentas se encuentra regulada por la Ley
No. 10-04 de fecha 20 de enero del 2004 y su Reglamento de Aplica-
ción No. 06-04 de fecha 20 septiembre de 2004, la cual fue la última le-
gislación que actualizó la regulación de este órgano de control externo,
lo que implicó un cambio y actualizó las funciones de esta importante
instancia, adecuándola al desarrollo y crecimiento del Estado y la so-
ciedad. No obstante lo anterior, en la actualidad existen aprestos para
revisar y adecuar la Ley No. 10-04 para dotarla de mayores mecanismos
de control y fiscalización.
66
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
12 JORGE PRATS, E. Derecho Constitucional. Volumen II. Ius Novum. Amigo del Hogar, Segunda
Edición, Santo Domingo, 2012, p. 713.
13 Gómez ARELLANO, A. y PORTELA González, C. Comentarios… Ob. Cit., pág.1271.
67
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14 BARJAN MUFDI, J. La Cámara de cuentas. Historia y Legislación. Editora Amigo del Hogar, Prime-
ra edición, Santo Domingo, República Dominicana, 2001, p. 136.
68
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
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Por otro lado, la Ley No. 10-04 en su artículo 29 expresa que: “el
control externo realizado a través de la auditoría gubernamental es una
facultad exclusiva de la Cámara de Cuentas, de conformidad con lo que
se estable ce en esta Ley y los reglamentos que emita para su aplica-
ción” y, a seguidas expresa que:
70
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
15 Marte de Barrios, L. Discurso “Hacia una Cultura de Excelencia y Alta Productividad”… Ob. Cit.
71
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72
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
17 CORDERO VEGA, Luis. El control de la Administración del Estado. Legal Publishing, Chile, 2da
Edición, 2009, p. 17.
73
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74
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
19 El artículo 49 de la Ley 10-04 sobre indicios de responsabilidad penal dispone que: “Cuando de
los resultados de auditorias, estudios e investigaciones practicados por los auditores de la Cámara
de Cuentas se establezcan indicios de responsabilidad penal, se informara a1 Ministerio Publico,
a los organismos especializados de la prevención e investigación de la corrupción, a las autorida-
des administrativas y judiciales competentes y a la autoridad nominadora de los funcionarios o
75
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
son:
empleados involucrados en los hechos punibles, así como de todos aquellos que causen perjuicio
a1 patrimonio publico, por acción u omisión del funcionario, empleado publico o de terceros que
actúen en calidad de contratistas o receptores de subsidios o reciban asignaciones de fondos pú-
blicos, acompañando su denuncia con las evidencias recopiladas que respaldan sus observaciones,
disposiciones, conclusiones y recomendaciones, a los fines de que las precitadas autoridades pon-
gan en movimiento la acción publica contra las personas en relación con las cuales hayan surgido
indicios de responsabilidad penal.
20 Gómez ARELLANO, A. y PORTELA González, C. Comentarios… Ob. Cit., pág.1271.
21 IVANEGA, M. Control Público. Administración. Gestión. Responsabilidad. Editorial Astrea, Buenos
Aires, Argentina, 2016, p. 67.
76
LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
6 Reflexiones Finales
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LA ESTRUCTURA DE CONTROL DE LA GESTIÓN ECONÓMICO FINANCIERA...
Notas Bibliográficas
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CONSTITUCIÓN, EFICACIA Y GASTO PÚBLICO
Introducción
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CONSTITUCIÓN, EFICACIA Y GASTO PÚBLICO
postulados constituya uno de los grandes retos del “Estado Social y De-
mocrático de Derecho”, de cara a la función esencial de éste: la “pro-
tección efectiva” de los derechos de las personas. Y es que la inclusión
explícita de la palabra “efectiva” no resulta de una visión programática
o simplemente “declarativa” de la norma constitucional: la inclusión se
erige, más bien, en la consolidación del paradigma del “Estado Social”,
que no era nuevo en el constitucionalismo vernáculo — sin dudas el
contenido de la Constitución de 1955 sentó los cimientos para el surgi-
miento de una noción acabada de la ideología social de la Constitución
—, pero que no contaba con la consagración expresa de éste, reitero,
como arquetipo, ni con lo que vendría a ser la “consecuencia más im-
portante del principio de Estado Social para la Administración” (Parejo
Alfonso): el principio de eficacia, ahora plasmado en el artículo 138 de
la Constitución, como un principio de actuación para la Administración.
El principio de eficacia, tal y como lo sostiene Parejo Alfonso, “predi-
ca, en principio, la producción intencionada de una realidad como resul-
tado de la acción de un agente (cabalmente la Administración) idóneo
para obrar en tal sentido y cumplida conforme al programa legal perti-
nente.”2 Y añade: “Como criterio de toda actuación administrativa, la efi-
cacia engloba necesariamente la eficiencia y la economía en la ejecución
del gasto público encomendado a la Administración.”3
La Administración, de cara a los postulados constitucionales del Es-
tado Social, orienta el ejercicio de la función administrativa a objetivos
delineados normativamente; esto es, a la consecución eficaz de resulta-
dos exigidos por el ordenamiento jurídico y que tienen por fin esencial
la protección efectiva de los derechos de las personas. Así lo prescribe el
artículo 5 de la Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP), No.
247-12, del 9 de agosto de 2012, al delinear lo que ha de denominarse
como “objetivo principal de la Administración Pública”:
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CONSTITUCIÓN, EFICACIA Y GASTO PÚBLICO
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Día tras día cobran más importancia los condicionamientos que, para
un ejercicio de la función administrativa conforme al ordenamiento ju-
rídico del Estado, se derivan del mandato constitucional de eficacia. Se
trata entonces de la vigencia de principios cuyo despliegue y consecuen-
te reflejo como deber a cargo de las Administraciones, conllevan más ex-
peditamente a la verificación de consecuencias jurídicas concretas que
impactan ex ante en la validez misma del comportamiento administra-
tivo examinado. Y es que la conducta irregular imputable a la Adminis-
tración, ante la comprobación del incumplimiento de los compromisos
resultantes de la naturaleza correctiva de la función administrativa — en
lo particular, frente a las disfunciones de sociedades estremecidas por la
“desigualdad extrema”—, no desencadena, en principio, la invalidación
de dicha conducta. No es éste, pues, el ámbito propio para la expansión
de la categoría de la invalidez de los actos administrativos, puesto que
el mandato de eficacia, más allá de su impronta como principio, una
vez establecido su desconocimiento, asemejaría consecuencias disimiles
a las normalmente previstas para aquellos principios enquistados, por
ejemplo, en la cláusula del Estado de Derecho (verbigracia: juridicidad y
tutela judicial efectiva).
Sin desmedro de las lagunas impuestas en aquellos ordenamientos
que, como el nuestro, padecen de un contenido regulador suficiente
para garantizar a plenitud la tutela judicial, lo cierto es que la proble-
mática surgida a propósito del control jurisdiccional del cumplimiento o
no del mandato de eficacia, pone de relieve, justamente, lo planteado
con anterioridad: la directiva de eficacia no comporta, en la mayoría
de los casos, las consecuencias propias de los comportamientos admi-
nistrativos inválidos. Ya lo destacaba Santamaría Pastor al explicar los
problemas de aplicación del principio de eficacia:
5 Ibid., p. 71-72
86
CONSTITUCIÓN, EFICACIA Y GASTO PÚBLICO
6 PAREJO ALFONSO, Luciano Alfonso. (1995). Eficacia y Administración: tres estudios. Madrid.
INAP-BOE, 1era. edición. p. 106.
87
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
7 Ibid., p. 106-107.
88
CONSTITUCIÓN, EFICACIA Y GASTO PÚBLICO
8 GIMENO FELIU, José María. (2010). “El principio de eficiencia.” En Santamaría Pastor, Juan Alfon-
so (coord.). Los principios jurídicos del Derecho Administrativo. Madrid. La Ley, 1era. edición. p.
1256.
9 Ibid., p. 1258.
89
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En fecha 6 de agosto del año 2013, fue promulgada la Ley No. 107-
13, sobre Derechos de las Personas en sus relaciones con la Admi-
nistración Pública y de Procedimiento Administrativo. Tan importante
normativa vino, pues, a hacer realidad un reclamo históricamente inob-
servado en el ordenamiento jurídico dominicano: la plasmación, por vía
legislativa, del conjunto de disposiciones normativas que integrasen, a
título general — puesto que algunos ámbitos sectoriales contemplaban
normas procedimentales de carácter especial —, un procedimiento ad-
ministrativo moderno y garantista que sirviese de contorno supletorio
para el resto del ordenamiento jurídico administrativo. Y ello constituye,
precisamente, un logro del “constituyente derivado” del 2010, dado que
su promulgación se erigía en un mandato expreso de la Constitución: el
artículo 138.1 de la Carta Magna así lo establece.
El procedimiento administrativo constituye el “iter procedimental”
que habrá de seguir la Administración en el dictado de sus actuaciones
administrativas y que tendrían por objeto la creación, modificación o
extinción de una situación jurídica. Es el “cauce formal” (González Pérez)
para discurrir de la voluntad emanada de la Administración. Se trata, de
conformidad con la jurisprudencia española, de “formalidades de índole
procesal o rituaria, exigidas en la tramitación de las actuaciones propias
de la vía administrativa y que desde luego constituye el cauce jurídico
necesario para garantía de los intereses de la Administración y de los
titulares.” (STS 17 de febrero 1977). El mismo habrá de ser entonces
efectivo, removiendo, por ende, aquellos obstáculos o formalismos que
irrazonablemente entorpezcan la resolución de las peticiones e impug-
naciones interpuestas por los particulares, en aras de salvaguardar los
derechos de éstos en sus relaciones con la Administración. Lo anterior
encuentra eco en la definición expuesta por la Ley 107-13, en su artí-
culo 3.6, en lo que concierne precisamente al principio de eficacia: “En
cuya virtud en los procedimientos administrativos las autoridades remo-
verán de oficio los obstáculos puramente formales, evitarán la falta de
respuesta a las peticiones formuladas, las dilaciones y los retardos.” De
ahí que el procedimiento administrativo, para asegurar la eficacia del
mismo, no esté sometido a los rigores propios de ámbitos ajenos al De-
recho Administrativo y, en especial, a los fines que constitucionalmente
persigue la Administración.
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12 BREWER-CARÍAS, Allan R. (1998). “Los principios de legalidad y eficacia en las leyes de procedi-
miento administrativo de América Latina”. En HERNÁNDEZ MENDIBLE, Víctor (coord.). IV Jorna-
das Internacionales de Derecho Administrativo Allan R. Brewer-Carías. Caracas. FUNEDA. p. 36.
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13 RODRIGUEZ ARANA, Jaime. (2008). “El Derecho Fundamental al Buen Gobierno y a la Buena
Administración de Instituciones Públicas.” En Rodríguez Arana, Jaime, et. al. (coord.). El Derecho
a una Buena Administración Pública. CASTILLA Y LEÓN. Ed. Junta de Castilla y León. p. 16.
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14 SÁNCHEZ MORÓN, Miguel. (2009). Derecho Administrativo. Parte General. Madrid. Ed. Tecnos,
3era. edición. p. 63
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16 IBLER, Martin, y HANGST, Matthias. (2012). “La planificación de los proyectos de obras de infrae-
structura en el procedimiento administrativo alemán.” En Aberastury, Pedro, y Josef Blanke, Her-
mann (coord..). Tendencias actuales del procedimiento administrativo en Latinoamérica y Europa.
Buenos Aires. EUDEBA, 1era. edición. p. 188.
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17 A grandes rasgos, la doctrina administrativa es conteste en reconocer tres (3) tipos de vicios que
pudieran afectar, en diversas y variadas formas, la regularidad de una actuación administrativa: i)
la nulidad absoluta; ii) la nulidad relativa o anulabilidad; y iii) las denominadas “irregularidades no
invalidantes”.
18 Artículo 14 de la Ley No. 107-13: “Son nulos de pleno derecho los actos administrativos que
subviertan el orden constitucional, vulneren cualquiera de los derechos fundamentales reconoci-
dos en la Constitución, los dictados por órgano manifiestamente incompetente o prescindiendo
completamente del procedimiento establecido para ello, los carentes de motivación, cuando sea el
resultado del ejercicio de potestades discrecionales, los de contenido imposible, los constitutivos
de infracción penal y los que incurran en infracciones sancionadas expresamente con nulidad por
las leyes.”
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“es bien sabido que estos casos han de ser interpretados muy res-
trictivamente, pues los vicios de competencia o procedimiento pueden
ser irregularidades no invalidantes, en los casos más leves, motivos de
anulabilidad, en los graves, y únicamente siendo gravísimos de nulidad
de pleno derecho, raramente.”20
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una “inversión pública” en los términos citados, bien sea por nulidad o
anulabilidad, al decir de lo siguiente:
Por un lado, la LPIP, además de no prescribir la nulidad o anulabi-
lidad en el citado caso, precisa sanciones para los funcionarios y ser-
vidores públicos que incurran en violación al contenido de dicha ley,
estableciéndose una consecuencia jurídica concreta y especial para la
infracción. Así lo dispone la LPIP en sus artículos 48, 49 y 50. El pri-
mero de los textos dispone que el Ministro de Economía, Planificación y
Desarrollo, en su calidad de rector del Sistema Nacional de Planificación
e Inversión Pública, está en la obligación, y, a la vez, compromete su res-
ponsabilidad — de no hacerlo —, de informar al Congreso Nacional, al
Consejo de Gobierno, a la Cámara de Cuentas, y a la Contraloría General
de la República, de manera inmediata, de toda violación a la presente
ley, indicando el funcionario actuante y motivando debidamente la falta
de que se trate. De manera más precisa, el artículo 49 de la LPIP dispo-
ne: “El no cumplimiento de las obligaciones establecidas en la presente
ley compromete la responsabilidad administrativa de los funcionarios
comprendidos en el ámbito del Artículo 4.” El propio texto expresa que
dicha responsabilidad administrativa se determinará “tomando en cuen-
ta el grado de inobservancia de las normas y procedimientos y el incum-
plimiento de las atribuciones y deberes por parte de los funcionarios de
los organismos del Sector Público definido en el ámbito de aplicación de
esta ley.” Cinco (5) son las “sanciones administrativas” — de indudable
naturaleza disciplinaria — que, al decir del artículo 50 de la ley, pueden
ser impuestas a los funcionarios o servidores públicos que incumplan
los mandatos de la normativa: a) amonestación oral; b) amonestación
escrita; c) sanción económica desde un 15% hasta un 50% del sueldo;
d) suspensión sin disfrute de sueldo; y e) destitución. Así las cosas, re-
sulta indudable que la intención legislativa no radicó en la impugnación
de la validez del procedimiento de contratación ante la omisión del trá-
mite exigido en la LPIP. Más bien, de lo que se trata es de una clara
inclinación del legislador por un régimen de consecuencias que sancione
concretamente el comportamiento irregular del funcionario y no propia-
mente el resultado de ésta.
Por el otro, la particularidad de una precaria regulación que no vin-
cula el procedimiento para los proyectos de inversión pública con el ám-
bito normativo de la contratación pública; de ahí que el mismo no se
erija en un requisito sine qua non — como sí lo sería la disponibilidad
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3 Reflexiones Finales
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Bibliografia
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Introducción
* Prof. Dra. Titular de Derecho Administrativo. Dir. Ius Publicum Innovatio. Coordinadora de estu-
dios del FIDA
1 Cita de Juan Ramallo Massanet. CU Financiero y Tributario. Tribunal de Contas Europeo.
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2 Cfr. La doctrina más destacada que se ha ocupado de este tributo en España: MARTIN-BARNUE-
VO FABIO, D: Los Tributos Locales, obra colectiva, Coord., Ed. Civitas, Madrid, pp. 509 y ss
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4 Cfr., MARÍN -BARNUEVO FABO, D.: op.cit., p. 514. En el mismo sentido, en la doctrina española,
GARCÍA MARTÍNEZ, A.: “La tasa por licencia de obras y el ICIO en los puertos”, Canarias Fiscal,
nº12, nov 2000, p. 9.
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5 Cfr. FERNÁNDEZ CARBALLAL, A : “El régimen jurídico de las licencias”, Comentarios a la Ley
9/2002 del Ordenación Urbanística y Protección del Medio Rural de Galicia, Ed. Aranzadi, Pam-
plona, 2009, pp. 442.
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6 En este sentido, en España, son datos del Ministerio de Economía y Hacienda, de la Dirección G de
Coordinación Financiera con las Entidades Locales, que en el año 2009 -piénsese que en este año
des cuando en nuestro país comienza una crisis llamativa en el sector inmobiliario y de la construc-
ción, lo que condujo a una reducción muy considerable en la obra nueva- de los 691 municipios de
más de 10.000 habitantes existentes, todo ellos, menos uno, preveían el ICIO, que suponía una
importante fuente de obtención de ingresos.
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7 Sobre el principio de buena administración, cfr. por todos, RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, J.: El
derecho a la buena administración; Globalizacion, Equidad, Inclusion Social, Medio ambiente y
Derecho Aministrativo, Ed. Ruubinzal Editores, Argentina, 2013El buen gobierno y la buena admi-
nistración de instituciones públicas, Aranzadi-Thomson, Pamplona, 2006; El ciudadano y el poder
público: el principio y el derecho al buen gobierno y a la buena administración Editorial Reus, El
ciudadano y el poder público: el principio y el derecho al buen gobierno y a la buena administraci-
ón, Reus, Madrid, 2013; El derecho a la buena administración en las relaciones entre ciudadanos
y Administración Pública Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, A Coruña,
2013El derecho a la buena administración pública : STUDI IN ONORE DI AUGUSTO SINAGRA VO-
LUME III - DIRITTO DELL¿UNIONE EUROPEA, Aracne Editrice, Roma 2013 El derecho a una buena
administración para los ciudadanos, Netbiblo-INAP, 2013; The right to a good administration for
citizens, Inap, Madrid, 2015 EL derecho a una buena administración y la ética pública, Ed. Tirant
lo Blanch, 2011.
8 Cfr. RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, J y FERNÁNDEZ CARBALLAL,A: La Buena Adminsitración del.
Urbanismo” . Ed Tirant lo Blanch, Valencia, 2019..
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9 Cfr. DUGUIT.: Las trassformaciones del derecho público y privado., Ed Comares, Granada 2008
pp. 27-37; MEILÁN GIL, JL.: Categorías jurídicas en el Derecho Adminsitartivo, Ed. Iustel,Madrid,
2011, pp. 122 y ss; CASSAGNE, JC: La intervención administrativa, Ed. Abaeledo-Perrot, Buenos
Aires, pp. 59 y ss.
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Notas Introdutórias
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7 Idem, p.76. Decorre daqui um outro princípio tão caro à filosofia habermasiana que é o da ética do
discurso – Princípio D, no sentido de que possono pretendere validità soltanto quelle norme che
trovano (o possono trovare) il consenso di tutti i soggetti coinvolti quali partecipanti a um discorso
pratico. HABERMAS, Jürgen. Etica del Discorso. Op.cit., p.103.
8 Aqui entendidas como atinentes à supremacia do interesse público da maior parte quantitativa da
população e sua indisponibilidade.
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9 O Conselho de Estado Francês, tratando de matéria administrativa sob esta perspectiva, já referiu
que uma ação administrativa ou regulamento que viole um princípio jurídico configura o mesmo
tipo de invalidez que a violação de uma regra positivada. Neste sentido a obra de RIVERO, Jean.
Droit Administratif. Paris: Dalloz, 1981, p.135.
10 ESPINOSA, Roberto Moreno. La ética en la gobernabilidad democrática. Op.cit., p.42.
11 Instituído pelo Decreto nº 1.171, de 22 de junho de 1994. Nele estão estabelecidos princípios e
valores que visam a estimular um comportamento ético na Administração Pública. Disponível em:
http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/decreto/d1171.htm. Acesso em 13/02/2013.
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14 Esta lei também é aplicável aos governos estaduais e municípios. Disponível em: http://
www.planalto.gov.br/ccivil_03/Leis/L8730.htm. Acesso em 13/02/2013.
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16 Ver nosso LEAL, Rogerio Gesta. Estado, Administração Pública e Sociedade: novos paradigmas.
Porto Alegre: Editora do Advogado, 2013.
17 Lembramos que na esfera judicial temos mecanismos de controle prévio, em sede de cautelares
específicas e inominadas, antecipações de tutela, concessões de liminares as mais diversas, no seio
da própria ação popular ou ação civil pública, etc.. Neste sentido ver a obra de CORREIA, Fernan-
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25 Abordamos este tema em nosso livro LEAL, Rogério Gesta. Perspectivas Hermenêuticas dos Direi-
tos Humanos e Fundamentais no Brasil. Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2000.
26 Dispõe o art.74, da Constituição Federal, que os poderes Legislativo, Executivo e Judiciário man-
terão, de forma integrada, sistema de controle interno, com a finalidade de: (I) avaliar o cum-
primento das metas previstas no plano plurianual, a execução dos programas de governo e dos
orçamentos da União; (II) comprovar a legalidade e avaliar os resultados, quanto à eficiência da
gestão orçamentária, financeira e patrimonial nos órgãos e entidades da administração federal,
bem como da aplicação de recursos públicos por entidades de direito privado; (III) exercer o con-
trole das operações de crédito, avais e garantias, bem como dos direitos e haveres da União; (IV)
apoiar o controle externo no exercício de sua missão institucional. Adverte os parágrafos primeiro
e segundo do mesmo artigo que: (1º) os responsáveis pelo controle interno, ao tomarem conhe-
cimento de qualquer irregularidade ou ilegalidade, dela darão ciência ao Tribunal de Contas da
União, sob pena de responsabilidade solidária; (2º) qualquer cidadão, partido político, associação
ou sindicato é parte legítima para, na forma da lei, denunciar irregularidade ou ilegalidade perante
o Tribunal de Contas da União.
27 Ver o texto de VIDAL, Heloisa Garcia Pinto. Controle interno: um enfoque metodológico na gestão
pública. In Revista do Tribunal de Contas do Estado do Rio Grande do Sul, vol.24. Porto Alegre:
TCE, 1996, p.122. Ainda podemos referir que este sistema de controle interno deve se ocupar do
planejamento geral da organização e todas as medidas e métodos que, de uma maneira coordena-
da, adotam-se no interior das organizações para oferecer segurança aos seus ativos, exercer cont-
role sobre a exatidão e confiabilidade das informações de natureza contábeis, estimular a eficácia
operacional e motivar a adesão às políticas de direção que são estabelecidas. Para dar conta disto,
os poderes públicos precisam instituir estrutura organizacional adequada, com normas internas
que definam responsabilidades pelas tarefas, rotinas de trabalho e procedimentos para revisão,
aprovação e registro das operações.
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4 Considerações Finais
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Bibliografia
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________ Estado, Administração Pública e Sociedade: novos paradig-
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1 Con la finalidad de evitar que los funcionarios presenten denuncias injuriosas en contra de sus
propios colegas y jefaturas, el artículo 62 Nº 9 LOCBGAE, dispone que contravienen especialmen-
te el principio de la probidad administrativa, efectuar denuncias de irregularidades o de faltas al
principio de probidad de las que haya afirmado tener conocimiento, sin fundamento y respecto de
las cuales se constatare su falsedad o el ánimo deliberado de perjudicar al denunciado.
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2 El artículo 42 del Estatuto Administrativo define las “anotaciones de mérito” como aquellas des-
tinadas a dejar constancia de cualquier acción del empleado que implique una conducta o de-
sempeño funcionario destacado. Entre las anotaciones de mérito figuran aspectos tales como la
adquisición de algún título u otra calidad especial relacionada con el servicio, cuando éstos no
sean requisitos específicos en su cargo; la aprobación de cursos de capacitación que se relacionen
con las funciones del servicio, el desempeño de labor por períodos más prolongados que el de la
jornada normal, la realización de cometidos que excedan de su trabajo habitual y la ejecución de
tareas propias de otros funcionarios cuando esto sea indispensable.
3 El artículo 43 del Estatuto Administrativo señala que son “anotaciones de demérito” aquéllas des-
tinadas a dejar constancia de cualquier acción u omisión del empleado que implique una conducta
o desempeño funcionario reprochable. Entre las anotaciones de demérito se considerarán el in-
cumplimiento manifiesto de obligaciones funcionarias, tales como, infracciones a las instrucciones
y órdenes de servicio y el no acatamiento de prohibiciones contempladas en este cuerpo legal y los
atrasos en la entrega de trabajos.
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EL CONTROL POR LA ADMINISTRACIÓN DE LOS “GASTOS RESERVADOS”...
5 Conforme a la resolución judicial que formaliza al ex general Fuente-Alba, los recursos públicos
fueron usados, también, para uso personal, remuneración adicional del secretario general del Ejér-
cito, “apoyo” monetario a ex Comandantes en jefe del Ejército, gastos de peluquería, compra de
periódicos, pago de cuota de miembro de Rotary Club, etc.
6 Carlos Peña, profesor de derecho de la Universidad de Chile en artículo de opinión publicado en El
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10 Vid. Ley Nº 19.974, de 2004, sobre el Sistema de Inteligencia del Estado y crea la Agencia Naci-
onal de Inteligencia.
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EL CONTROL POR LA ADMINISTRACIÓN DE LOS “GASTOS RESERVADOS”...
pueden ser usados por los referidos Ministerios y entidades para fines que,
aun siendo públicos, no dicen relación con la jefatura del Estado o con la
seguridad interna y externa del país; menos todavía podrían ser dispuestos
para gastos privados de las autoridades o de terceras personas.
Los gastos reservados se sujetan a las respectivas disponibilidades
presupuestarias. En efecto, ellos deben ser propuestos por el Presidente
de la República, de forma anual, para que sean discutidos y aprobados
por el Congreso Nacional al dictar la Ley de Presupuestos del Sector
Público. El Congreso está llamado a regular los alcances, limitaciones,
condiciones u otros modos de empleo de los gastos reservados, pero sin
facultades para otorgar nuevas partidas a organismos distintos que los
que menciona el artículo 6º. Y, si durante el año presupuestario se hicie-
ren modificaciones a los montos máximos de gastos reservados asigna-
dos a una institución, se debe informar a las Comisiones de Hacienda del
Senado y de la Cámara de Diputados, de manera que puedan realizar un
mínimo control de la ejecución del presupuesto en estas partidas especí-
ficas (artículo 9º inciso 2º).
Resabio del gobierno del General Pinochet son los artículos 89 inciso
2º y 98 consagrados en las leyes orgánicas constitucionales de Carabi-
neros de Chile (Ley Nº 18.961, de 1990) y de las Fuerzas Armadas (Ley
Nº 18.948, de 1990), respectivamente, en el sentido de impedir que el
legislador presupuestario pueda acordar gastos reservados para esas ins-
tituciones policiales y militares inferiores a los que para tal efecto se fijaron
-durante la dictadura- en el año 1989, debidamente actualizados según el
reajuste general de precios. Esas disposiciones se complementan, además,
por el artículo 67 de la Constitución que autoriza al Congreso Nacional
solamente a reducir los gastos contenidos en el proyecto de Ley de Pre-
supuestos, salvo que ellos estuvieren establecidos en una ley permanente,
cuyo es el caso preciso de los gastos reservados de Carabineros de Chile
y Fuerzas Armadas. Respecto de una eventual derogación de los artículos
89 inciso 2º y 98, antes mencionados, causada por la dictación de la Ley
Nº 19.863, el Tribunal Constitucional recientemente afirmó, en un fallo
dividido, que esta última solamente había modificado lo referido a la forma
en que los gastos generales deben fijarse -antes, a través de un decreto
supremo del Ministerio del Interior y Seguridad Pública; hoy, a través de la
Ley de Presupuestos- dejando subsistente el resto de la normativa.11
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C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Cada año, todas las instituciones que tienen a su cargo gastos reser-
vados deben rendir cuenta del uso que han dado a ellos. Esto se realiza
directamente al Contralor General de la República, al tiempo que la cuen-
ta se rinde de forma global, considerando una desagregación por rubros
que sea ilustrativa del contenido fundamental de dichos gastos (artículo
7º). La rendición se sustenta en los denominados “certificados de buena
inversión” que esas autoridades presentan a la Contraloría General de
la República, y que, como su nombre lo dice, “certifican” que los gastos
y desembolsos se han empleado únicamente en los fines propios de la
respectiva entidad, que con ellos no se ha pagado a funcionarios públi-
cos [recuérdese el arriba mencionado caso MOPGATE12], ni que se han
efectuado transferencias de recursos para el financiamiento de partidos
políticos u organizaciones gremiales (artículo 10). El Contralor solamente
puede, como resultado de las rendiciones de cuentas recibidas, expresar
al Presidente de la República (no a autoridades legislativas o judiciales),
de manera secreta, su opinión sobre el destino que se otorgue a estos
gastos en audiencia concedida por el Jefe del Estado exclusivamente con
tal propósito, sin que ella sea vinculante para éste. La autoridad fiscali-
zadora conservará, en todo caso, la responsabilidad que le corresponde
por la mantención del secreto, con lo que se priva a la opinión de pública
de conocer exactamente qué destinos se han dado por las autoridades
concernidas a los recursos contemplados como gastos reservados.
162
EL CONTROL POR LA ADMINISTRACIÓN DE LOS “GASTOS RESERVADOS”...
jefe decide respecto del uso de los mencionados gastos, toda vez que este
último decidir o actúa revestido del privilegio del secreto.
En este escenario, las esperanzas debieran ponerse en el ejercicio del
control administrativo externo. Sin embargo, el legislador ha vendado
los ojos de la Contraloría, transformándola en un simple buzón de de-
claraciones juradas de las autoridades que usan gastos reservados, sin
saber si lo que ellas declaran es efectivo o no y, peor aun, sin capacidad
o posibilidad de investigar ex post sobre su contenido.
Es cierto, también, que fue la propia Contraloría la que a poco de
dictada la Ley Nº 19.863, emitió un pronunciamiento respecto de su
alcance y sentido, para los efectos de ilustrar a los organismos de la
administración sobre la nueva legislación. Lo hizo a través de los dictá-
menes Nº 17485/2003, 11.939/2003 y 55.805/2008. Esta “Doctrina
de Gastos Reservados” (DGR) básicamente repite el tenor literal de las
normas de la Ley Nº 19.863, pero hace, además, algunas afirmaciones y
conclusiones que, probablemente de un modo no querido, ha debilitado
cualquier tipo de control administrativo que se hubiere podido ejercer
al respecto. Los siguientes numerales dan cuenta de lo recién afirmado.
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ni siquiera aduciendo que ella les había sido preparada por funcionario
de menor jerarquía dentro de la organización.
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16 Por ejemplo, el artículo 16 de la Ley de Presupuestos del 2019 (Nº 21.125) dispone que la
DIPRES proporcionará a las señaladas comisiones del Senado y de la Cámara de Diputados, y
a la Comisión Especial Mixta de Presupuestos, entre otros informes y documentos: 1. Informe
de ejecución presupuestaria mensual de ingresos y gastos del Gobierno Central. 2. Informe de
ejecución presupuestaria trimestral de ingresos y gastos del Gobierno Central, con desglose de
los ingresos tributarios del período, otras fuentes de financiamiento y saldo de la deuda bruta del
Gobierno Central. 3. Informe de la ejecución trimestral del presupuesto de ingresos y de gastos de
las Partidas de la ley, al nivel de Partidas, Capítulos y Programas aprobados respecto de cada una
de ellas, estructurado en presupuesto inicial, presupuesto vigente y monto ejecutado a la fecha
respectiva. 4. Copia de los decretos de modificaciones presupuestarias totalmente y un informe
consolidado de las modificaciones presupuestarias efectuadas mensualmente por partida. 5. Co-
pia de balances anuales y estados financieros semestrales de las empresas del Estado y sociedades
en las que este último, o sus instituciones o empresas tengan aporte de capital igual o superior al
50%, realizados y auditados. 6. Informe semestral de la deuda pública bruta y neta del Gobierno
Central y de la deuda bruta y neta del Banco Central. 7. Informe trimestral sobre los Activos Finan-
cieros del Tesoro Público. 8. Informe trimestral sobre el Fondo de Reserva de Pensiones y el Fondo
de Estabilización Económica y Social.
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EL CONTROL POR LA ADMINISTRACIÓN DE LOS “GASTOS RESERVADOS”...
5 Conclusiones
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Introducción
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1 Sobre la Ética
4 Rogelio Moreno Rodríguez, Diccionario de Ciencias Sociales, Ed. Dicciobibliografía Ed. SRL (2003).
5 Idem.
6 Guillermo Cabanellas, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, T. III, Ed. Heliasta (1981).
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ÉTICA, EDUCACIÓN Y GESTIÓN ADMINISTRATIVA
7 Adela Cortina, Ética mínima, pg. 167, Ed. Tecnos 1986 (Undécima edición 2007).
8 El texto citado lee como sigue: “Consider the incentives of a liability insurer when a suit is brought
against its insured that has an expected value greater than the policy limits. Rather than fight the
suit, the insurer (who under the policy bears the expense of litigating and so will usually reserve
the right to handle the defense) would like to settle it even for more than the policy limit, since
the difference will be borne by the insured and the insurer will avoid the expense of the trial. (The
insurance company cannot expect to do better by going to trial, since by assumption the judgment
at trial will be expected to exceed the policy limit. The company will do worse, because it will cost
it more to try the case than to settle it.) To prevent the insurance company from externalizing this
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"[e]s muy importante abrir los ojos a que somos una sociedad
cuyos asuntos públicos debemos gestionar entre todos. Se llama
sociedad por eso, porque somos socios, y no hay ninguna empresa
de la que te puedas desligar, no es conveniente dejarlo todo en
manos de los ejecutivos. No es práctico ni inteligente."
174
ÉTICA, EDUCACIÓN Y GESTIÓN ADMINISTRATIVA
que “somos ciervos de las leyes para poder ser libres.”10 Cicerón tam-
bién expresó que la “primera obligación que impone la justicia es no
causar daño a nadie, si no es injustamente provocado.”11
Me referiré, ahora, a los dos organismos administrativos en Puerto
Rico que controlan la administración pública, el que fiscaliza el uso de
los fondos públicos y el que fiscaliza la conducta de los funcionarios
públicos. Se trata de organismos necesarios y útiles, pero a pesar de su
existencia persiste la mala conducta, por cuya razón, luego presentaré
mis ideas para desarrollar una gestión de país dirigida a fortalecer los
principios éticos que sirvan para controlar la conducta nociva de los ciu-
dadanos, que es la que más nos afecta a todos.
10 Citas tomadas de Sergio Cotta, ¿Qué es el derecho?, pg. 95, Ed. Rialp, Madrid 4ta Ed (2005).
11 Marco Tulio Cicerón, Sobre los deberes, pg. 14, Tecnos (1989).
12 (Intercalado suplido). Se refiere al Senado y la Cámara de Representantes electa por el pueblo
cada cuatro (4) años.
13 La Sección precedente es la § 21 del Art. III de la Constitución que dispone lo siguiente: “La
Cámara de Representantes tendrá el poder exclusivo de iniciar procesos de residencia y con la
concurrencia de dos terceras partes del número total de sus miembros formular la acusación. El
Senado tendrá el poder exclusivo de juzgar y dictar sentencia en todo proceso de residencia; y
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al reunirse para tal fin los Senadores actuarán a nombre del pueblo y lo harán bajo juramento o
afirmación. No se pronunciará fallo condenatorio en un juicio de residencia sin la concurrencia de
tres cuartas partes del número total de los miembros que componen el Senado, y la sentencia se
limitará a la separación de su cargo. La persona residenciada quedará expuesta y sujeta a acusa-
ción, juicio, sentencia y castigo conforme a la ley. Serán causas de residencia la traición, el soborno,
otros delitos graves, y aquellos menos grave que impliquen depravación. El Juez Presidente del
Tribunal Supremo presidirá todo juicio de residencia del Gobernador. Las cámaras legislativas po-
drán ventilar procesos de residencia en sus sesiones ordinarias y extraordinarias. Los presidentes
de las cámaras a solicitud por escrito de dos terceras partes del número total de los miembros que
componen la Cámara de Representantes, deberán convocarlas para entender en tales procesos.”
176
ÉTICA, EDUCACIÓN Y GESTIÓN ADMINISTRATIVA
14 El Tribunal Supremo de Puerto Rico determinó en Colón Colón v. Mun. De Arecibo, 170 D.P.R.
718, 730 (2007) que el contrato escrito “constituye un mecanismo profiláctico tendiente a evitar
pagos y reclamaciones fraudulentas e ilegales.”
15 Rodríguez Ramos, pg. 456. (citando a Jaap Corp. v. Depto. de Estado, 187 D.P.R. 730, 739
(2013)(“Jaap Corp.”).
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25 (Traducción suplida). DeNicola, pg. 4297. El texto en inglés lee como sigue: “Philosophia is not love
of knowledge; it is the love of wisdom. Wisdom entails knowledge, of course, but it expects much
more; and it begins in wonder. It is Socrates, as depicted by Plato, who first says that ‘wonder’
is the feeling of a philosopher, and philosophy begins in wonder.” Plato, Theaetetus. 155d. From
Plato, Complete Works, Ed. John Cooper and D.S. Hutchinson (Indianapolis, IN: Hackett, 1997).
26 Se refiere al filósofo francés, Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet (1743-
1794) (“Condorcet”).
27 Cita tomada de Charles Coutel, Condorcet, Instituir al ciudadano, pg. 67, Ed. Signo (2005). (“Cou-
tel”).
28 Coutel, pg. 73 (citando a Condorcet).
29 Coutel, pg. 76 (citando a Condorcet).
30 Eduardo Andere, Democracia, transparencia y educación: demagogia, corrupción e ignorancia,
pg. 134, Siglo Veintiuno Ed., Ed. Kindle (2018). (“Andere”).
31 Andere, pg. 541.
185
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ÉTICA, EDUCACIÓN Y GESTIÓN ADMINISTRATIVA
ese fin invita a las empresas, a los servidores públicos e incluso a todos
los ciudadanos a detener la corrupción pensando y actuando a partir de
conceptos y normativas morales y éticas.
Para ello, Mestre, nos remite a la distinción hecha por Inmanuel Kant
entre los criterios personales, los universales, el bien propio y el bien
común,37 al afirmar que se debe crear un sistema ético racional en dos
versiones diferentes. La primera dicta: “Obra sólo de forma que puedas
desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal.” La
segunda, “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu perso-
na como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca como un
medio.” Mestre, pg. 584-587.
En ese contexto sugiere “que debemos actuar como creemos que
debería hacerlo todo el mundo, teniendo en cuenta que no podemos
utilizar ningún ser humano como instrumento debido a la dignidad que
posee.” Mestre, pg. 587. Es menester, por lo tanto, iniciar un diálogo
permanente que lleve a conocer mejor las normas ético/legales que rige
la conducta de los ciudadanos.
Cobra importancia también la cita que el profesor Mestre hace de
Francesc Torralba, catedrático de Ética de la Universidad de Ramón Lull:
37 Immanuel Kant filósofo alemán (1724-1804) autor de la Crítica de la razón pura. Sobre Kant se ha
dicho que era un libre pensador que no soportaba “ni las doradas cadenas de la corte, ni los pesa-
dos hierros de las galeras”, pero que no temía enfrentarse con el poder político, con una deferencia
plena de ironía, sobre cuestiones tan candentes como la paz, la guerra o la razón y la religión. Y
también como “el pensador que cierra el siglo XVIII sistematizando el espíritu de las Luces, y que, al
dar razón de la metafísica, inaugura la filosofía contemporánea.” Citas tomadas de Denis Huisman,
Diccionario de las mil obras claves del pensamiento, Ed. Tecnos 1997, originalmente publicado en
francés en 1993 por la Editions Nathan, Paris.
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38 Adela Cortina, ¿Para qué sirve realmente…? La Ética, pg. 13, Ed. Paidós 7ta Impresión (2016).
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9 Qué Hacer
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Esto significa que el ciudadano, tanto el que sirve como el que so-
licita un servicio, tiene que estar dispuesto a observar una conducta
ética todo el tiempo y no dejarse tentar, en palabras del profesor Jaime
Rodríguez Arana por:
“el poder y el dinero, [que] son grandes ídolos a los que se adora
con intensa devoción. El poder por el poder, sea financiero o político,
explica sobradamente el sentido de crisis en la que nos encontramos.”41
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Bibliografía
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Comentaristas
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corrupción e ignorancia, pg. 134, 541, 544, 549, 558, 561, 713-
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Cabanellas, Guillermo, Guillermo Cabanellas, Diccionario Enciclopédico
de Derecho Usual, T. III, Ed. Heliasta (1981)
Cicerón, Marco Tulio, Marco Tulio Cicerón, Sobre los deberes, pg. 14,
Tecnos (1989)
Condorcet, Charles Coutel, Instituir al ciudadano, pg. 67, Ed. Signo
(2005)
Cortina, Adela, Ética mínima, pg. 167, Ed. Tecnos 1986 (Undécima edi-
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ción, pg. 56
Cortina, Adela, ¿Para qué sirve realmente…? La Ética, pg. 13, 17, 178,
Ed. Paidós 7ta Impresión (2016)
Cotta, Sergio ¿Qué es el derecho, pg.95, Ed Rialp, Madrid 4ta Ed
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DeNicola, Daniel R., Understanding Ignorance: The Surprising Impact of
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Echevarría Vargas, Javier, Derecho Administrativo Puertorriqueño, pg.
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192
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193
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INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
1 https://www.transparency.org/cpi2018
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2 Neira Quintero Jesus, El buen Servidor Público, Ed. Grupo Editorial Ibáñez, 4a Edición, Bogotá,
2015, pág. 32.
3 Polania Tello Nicolás, La moralidad administrativa: de la formulación a la eficacia, Ed. Universidad
Externado de Colombia, Colombia, 2014, pág. 10.
4 Ruiz Rodriguez Virgilio, Ética y Deontología Jurídica, Ed. Porrúa, México, 2013, pág. 6.
5 Ibid., pág. 8.
196
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
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tentadas en aspectos axiológicos, por lo que para el tema que nos ocupa
los códigos de ética y de conducta, son instrumentos fundamentales
para el derecho y que actualmente podemos considerarlos como me-
canismos contemporáneos de control, en el entendido que los aspectos
éticos datan de muchos años en el origen del hombre, sin embargo ac-
tualmente los gobiernos han apostado por concientizar a la sociedad y
a los actores que manejan recursos públicos en aplicar estos aspectos
más puntuales.
Una vez llegado a este punto, y sin que sea óbice y exclusivo para los
funcionarios públicos, ya que, para que se dé un acto de corrupción, acto
deshonesto o fuera de la ley, los particulares juegan un papel importan-
te, sin embargo y como se debe entender el Estado debe normar a sus
funcionarios imponiendo límites y control en su actuar:
9 Platas Pacheco, María del Carmen, Ética del servicio público; Elementos de reflexión en torno de
la prudencia judicial, Ed. Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, 2011, pág. 57 y 58
10 Neira Quintero Jesus, Op. cit., pág. 31.
198
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
11 Maihofer Werner, Estado de Derecho y dignidad humana, Ed. B de F Ltda, Argentina, 2008, pág.
80.
12 Márquez Gómez Daniel, Calidad en la Administración Pública, Ed. Novum, México, 2011, pág. 30.
13 Polania Tello Nicolás, Op. cit., pág. 38.
199
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
14 Schreier Fritz, Conceptos y formas fundamentales del Derecho, Ed. Coyoacán, México, 2010, pág.
213.
15 https://www.gob.mx/pgr/documentos/codigo-de-conducta-para-los-funcionarios-encargados-de-ha-
cer-cumplir-la-ley
16 ARTÍCULO 1. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley cumplirán en todo momento los
deberes que les impone la ley, sirviendo a su comunidad y protegiendo a todas las personas contra
actos ilegales, en consonancia con el alto grado de responsabilidad exigido por su profesión.
ARTÍCULO 2. En el desempeño de sus tareas, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
respetarán y protegerán la dignidad humana y mantendrán y defenderán los derechos humanos
de todas las personas.
ARTÍCULO 3. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo
cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas.
ARTÍCULO 4. Las cuestiones de carácter confidencial de que tengan conocimiento los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley se mantendrán en secreto, a menos que el cumplimiento del
deber o las necesidades de la justicia exijan estrictamente lo contrario.
ARTÍCULO 5. Ningún funcionario encargado de hacer cumplir la ley podrá infligir, instigar o tolerar
ningún acto de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, ni invocar la
orden de un superior o circunstancias especiales, como estado de guerra o amenaza de guerra,
amenaza a la seguridad nacional, inestabilidad política interna, o cualquier otra emergencia pú-
blica, como justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
200
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
ARTÍCULO 6. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley asegurarán la plena protección
de la salud de las personas bajo su custodia y, en particular, tomarán medidas inmediatas para
proporcionar atención médica cuando se precise.
ARTÍCULO 7. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no cometerán ningún acto de
corrupción. También se opondrán rigurosamente a todos los actos de esa índole y los combatirán.
ARTÍCULO 8. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley respetarán la ley y el presente
Código. También harán cuanto esté a su alcance por impedir toda violación de ellos y por oponerse
rigurosamente a tal violación.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que tengan motivos para creer que se ha
producido o va a producirse una violación del presente Código informarán de la cuestión a sus
superiores y, si fuere necesario, a cualquier otra autoridad u organismo apropiado que tenga atri-
buciones de control o correctivas.
201
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
las bases mínimas para que todo órgano del Estado mexicano estable-
zca políticas eficaces de ética pública y responsabilidad en el servicio
público, de igual forma que tiene por objeto establecer las bases de
coordinación entre la Federación, las entidades federativas, los munici-
pios y las alcaldías de la Ciudad de México, para el funcionamiento del
Sistema Nacional previsto en el artículo 113 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos17, para que las autoridades competen-
tes prevengan, investiguen y sancionen las faltas administrativas y los
hechos de corrupción.18 Asimismo conforme a los artículos 5 de la Ley
General del Sistema Nacional Anticorrupción, y 7 de la Ley General de
Responsabilidades Administrativas, se establecen como principios rec-
tores del servicio público lo de legalidad, la objetividad, el profesionalis-
mo, la honradez, la lealtad, la imparcialidad, la eficiencia, la eficacia, la
equidad, la transparencia, la economía, la integridad y la competencia
por mérito, asimismo dispone que los entes públicos sujetos a la mis-
ma, están obligados a crear y mantener condiciones estructurales y nor-
mativas que les permita el adecuado funcionamiento del Estado en su
conjunto, en la actuación ética y responsable de cada servidor público.
Por su parte la Ley General de Responsabilidades Administrativas
tiene por objeto distribuir competencias entre los órdenes de gobierno
para establecer las responsabilidades administrativas de los Servidores
Públicos, sus obligaciones, las sanciones aplicables por los actos u omi-
siones en que estos incurran y las que correspondan a los particulares
vinculados con faltas administrativas graves, así como los procedimien-
tos para su aplicación.19 Es en el artículo 6 y 16 de la Ley General de
Responsabilidades Administrativas, en donde se estipula que será obli-
gación de los entes públicos crear y mantener condiciones que permitan
la actuación ética y responsable de cada persona servidora pública, por
lo que el personal que labore en el servicio público deberá observar el
Código de Ética que emitan las Secretarías o los Órganos Internos de
Control, conforme a los lineamientos que emita el Sistema Nacional An-
ticorrupción para que, en su actuación, impere una conducta digna que
responda a las necesidades de la sociedad y que oriente su desempeño.
17 Artículo 113. El Sistema Nacional Anticorrupción es la instancia de coordinación entre las auto-
ridades de todos los órdenes de gobierno competentes en la prevención, detección y sanción de
responsabilidades administrativas y hechos de corrupción, así como en la fiscalización y control de
recursos públicos.
18 Cfr. Art. 1° Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción
19 Cfr. Art. 1° Ley General de Responsabilidades Administrativas
202
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
203
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
204
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
21 Cfr. Artículo 1° Código de Ética de las personas servidoras públicas del Gobierno Federal. (CEPS-
PGF)
205
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206
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
207
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28 Pérez Fernández del Castillo Bernardo, Deontología Jurídica, Ética del abogado y del Servidor
Público, Ed. Porrúa, 19a Edición, México, 2012, pág. 200.
29 Cfr. Artículo 9 CEPSPGF
30 Pérez Fernández del Castillo Bernardo, Op. Cit., pág. 199.
31 Cfr. Artículo 10 CEPSPGF
32 Pérez Fernández del Castillo Bernardo, Op. cit., pág. 146.
208
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
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INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
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INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
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40 Fernández García Eusebio, Valores Constitucionales y Derecho, Ed. Dykinson, Madrid, 2009, pág.
121.
214
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
4 Conclusiones
215
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216
INSTRUMENTOS DE ÉTICA Y CONDUCTA EN EL SECTOR PÚBLICO
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41 Betanzos Torres Eber Omar, Navarro Aldape Fernando de Jesús, Apuntes sobre la Ética Judicial
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Promoción y Difusión de la Ética Judicial, Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, 2013,
pág. 7.
217
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Legislación
Constitución Política de las Estados Unidos Mexicanos.
Ley General de Responsabilidades Administrativas
Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción.
Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
218
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
Introducción
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Constitución) y, en definitiva, un nuevo paradigma del Derecho Público de los países del sistema
interamericano”.
3 SORENSEN, Max, Manual de derecho internacional público, 1ª ed, 12 reimp, Fondo de Cultura
Económica, México, 2011, pp.158 y 159. “Los Estados y las demás personas internacionales
quedan obligadas por los tratados celebrados en forma regular y que hayan entrado en vigor:
ellos deben cumplirse de buena fe. Este principio, afirmado por la Cata de las Naciones Unidas,
se expresa comúnmente por la máxima pacta sunt servanda, lo que quiere decir, literalmente,
“los tratados deben ser cumplidos” […] ¿Cuál es la naturaleza de este principio? Si bien todos los
escritores reconocen su existencia, así como su importancia, no siempre convienen en cuanto a su
naturaleza. Para algunos es una regla del derecho natural; para otros, un principio general de de-
recho; y todavía para otros, una regla consuetudinaria”. VERDROSS, Alfred, Derecho internacional
público, 5ª ed, 3ª reimp, Aguilar, Madrid, 1973, p.35.
SORENSEN, Max, Manual de derecho internacional público, ob., cit., pp.200, 201, 229 y 230.
VERDROSS, Alfred, Derecho internacional público, ob., cit., p.82. “No siendo la comunidad jurídi-
co-internacional una entidad fundada en un señorío, puesto que descansa en la cooperación y el
común acuerdo de los Estados, sus normas solo serán eficaces si los Estados cumplen, de buena
fe, las obligaciones contraídas. Ya BYNKERSHOEK hizo referencia a ello, cuando escribió: “Pacta
privatorum tuetur ius Gentium, pacta principum bona fides. Hanc si tollis, tollis inter príncipes com-
mercia… quin et tollis ipsum illus Gentium”. En otros términos: si hacemos abstracción del principio
de la buena fe, todo el D.I cae por su base (…) Esta idea se manifiesta, asimismo, en la Carta de la
O.N.U por cuanto el art.2.º, obliga a todos los miembros a cumplir “de buena fe” los compromisos
por ellos contraídos de conformidad con la Carta. Y por ello entiende la comisión competente de
la Conferencia de San Francisco, que los tratados no han de interpretarse y aplicarse a la letra,
sino según su espíritu”. BUERGENTHAL, Thomas; NORRIS, E; SHELTON, Dinah, La protección de
los derechos humanos en las américas, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Madrid,
1994, p.94. “El concepto de ius cogens se deriva de una ‘orden superior’ de normas legales esta-
blecidas en tiempos antiguos y que no pueden ser contravenidas por las leyes del hombre o de las
naciones. Las normas de ius cogens han sido descritas por los publicistas como las que abarcan el
‘orden público internacional’”.
4 TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, caso Costa, sentencia de 15 de
julio de 1964, as. 6/64, Rec.1141. La concepción dualista, durante mucho tiempo prevalente,
considera que el orden jurídico internacional y los ordenamientos nacionales constituyen sistemas
independientes y separados que coexisten de forma paralela, de suerte que un tratado perfeccio-
nado, es decir regularmente ratificado, sólo producirá efectos en el ordenamiento internacional,
pues para que resulte imperativamente aplicable en el sistema jurídico de un Estado parte resulta-
rá necesario que éste recoja las disposiciones del tratado en una norma nacional —usualmente la
ley— o las incorpore por medio de alguna fórmula jurídica que opere la correspondiente recepción.
Así opera una auténtica nacionalización del tratado que lo hace aplicable por las autoridades na-
cionales en su calidad de norma de derecho interno y no como precepto de derecho internacional.
La concepción monista, en cambio, se sustenta en la unidad del ordenamiento jurídico, circunstan-
cia que excluye la posibilidad de que exista solución alguna de continuidad entre los órdenes jurí-
dicos internacional y nacionales de los Estados, de forma que dentro de esta concepción la norma
220
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
internacional se aplica en dichos Estados de manera inmediata, en su condición de tal, esto es sin
necesidad de recepción o de transformación en el sistema de cada uno de los Estados parte en el
Tratado; entonces, el instrumento internacionalmente perfecto se integra de pleno derecho en el
sistema normativo que deben aplicar los operadores jurídicos nacionales y sus disposiciones resul-
tan de imperativa observancia en su condición originaria de preceptos internacionales. En el caso
de la Unión Europea —referente indiscutible del modelo de Andino de integración—, como lo ha
subrayado el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas —TJCE—, al indicar que el sistema
comunitario, especialmente en la medida en que implica conferir atribuciones de naturaleza nor-
mativa a las instituciones que lo integran, sólo puede concordar con el monismo, única concepción
compatible con un sistema de integración como el europeo, habida cuenta de que “[…] al constituir
una Comunidad de duración ilimitada, dotada de atribuciones propias, de personalidad, de capaci-
dad jurídica ... y, con más precisión, de poderes reales surgidos de una limitación de competencia
o de una transferencia de atribuciones de los Estados a la Comunidad, éstos han limitado, aunque
en ámbitos restringidos, sus derechos soberanos y creado de esta manera un cuerpo de derecho
aplicable a sus nacionales y a ellos mismos”. TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES
EUROPEAS, caso Simmenthal, sentencia de 9 de marzo de 1978, as. 106/77, Rec. 609. La afir-
mación es particularmente clara: “a diferencia de los tratados internacionales ordinarios, el tratado
de la Comunidad Económica Europea ha creado un ordenamiento jurídico propio integrado en el
sistema jurídico de los Estados miembros desde la entrada en vigor del tratado y que se impone a
sus órganos jurisdiccionales”… De esto hay que deducir que si los Estados miembros son libres de
conservar su concepción dualista respecto del derecho internacional, el dualismo, por el contrario,
es rechazado de las relaciones Comunidades/Estados miembros y que el derecho comunitario, ori-
ginal o derivado, es inmediatamente aplicable en el ordenamiento jurídico interno de los Estados
miembros o, según una fórmula mejor del Tribunal, forma “parte integrante ... del ordenamiento
jurídico aplicable en el territorio de cada uno de los Estados miembros”, lo que implica tres con-
secuencias: • el derecho comunitario está integrado de pleno derecho en el ordenamiento interno
de los Estados, sin necesitar ninguna fórmula especial de introducción; • las normas comunitarias
ocupan su lugar en el ordenamiento jurídico interno en calidad de derecho comunitario; • los jue-
ces nacionales tienen la obligación de aplicar el derecho comunitario” [subrayado fuera de texto].
Puede verse: STEINER, Henry J.; ALSTON, Philip; GOODMAN, Ryan, “Vertical interprenetration:
International Human Rights Law within States Legal and Political Orders”, en STEINER, Henry J.;
ALSTON, Philip; GOODMAN, Ryan, International Human Rights in Context. Law, Politics, Morals,
3th ed, Oxford University Press, New York, 2007, pp.1096 a 1099.
221
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
5 CONVENCIÓN DE VIENA. Derecho de los Tratados. “Artículo 26.- “Pacta sunt servanda”. Todo
tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”. SORENSEN, Max,
Manual de derecho internacional público, ob., cit., pp.158 y 159. “Los Estados y las demás per-
sonas internacionales quedan obligadas por los tratados celebrados en forma regular y que hayan
entrado en vigor: ellos deben cumplirse de buena fe. Este principio, afirmado por la Cata de las
Naciones Unidas, se expresa comúnmente por la máxima pacta sunt servanda, lo que quiere decir,
literalmente, “los tratados deben ser cumplidos” […] ¿Cuál es la naturaleza de este principio? Si
bien todos los escritores reconocen su existencia, así como su importancia, no siempre convienen
en cuanto a su naturaleza. Para algunos es una regla del derecho natural; para otros, un principio
general de derecho; y todavía para otros, una regla consuetudinaria”. VERDROSS, Alfred, Derecho
internacional público, 5ª ed, 3ª reimp, Aguilar, Madrid, 1973, p.35.
6 CONVENCIÓN DE VIENA. Derecho de los Tratados. “Artículo 27.- .El derecho interno y la obser-
vancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispues-
to en el artículo 46”.
7 RODRÍGUEZ CARRIÓN, A., Lecciones de derecho internacional público, Madrid, Tecnos, 2002, p.
26. “En atención a las disposiciones contenidas en los ordenamientos jurídicos internos sobre la re-
cepción de las normas convencionales internacionales, cabe dividirlos en ordenamientos jurídicos
dualistas y monistas. En los sistemas dualistas no cabe la posibilidad de que los órganos internos
apliquen los tratados internacionales mientras que no hayan sido transformados mediante un
acto normativo interno, ya que las normas internacionales son irrelevantes en los ordenamientos
jurídicos internos. Esta postura tiene su razón de ser en el hecho de que el Derecho internacional y
los Derechos internos son concebidos como ordenamientos jurídicos separados e independientes.
Desde esta perspectiva, “una norma internacional incorporada a un ordenamiento interno lo será
en virtud de algún mandato legal establecido en el ordenamiento interno, pero al incorporarse
pierde su naturaleza internacional para convertirse en norma interna. En realidad la norma será
internacional por su origen, pero plenamente interna en cuanto a su naturaleza y aplicabilidad”.
MANGAS MARTÍN, A., “La recepción del Derecho internacional por los ordenamientos internos”,
en Instituciones de derecho internacional público, Madrid, Tecnos, 2003, p.221. El sistema monis-
ta, al contrario que el dualista, proclama la unidad de todos los ordenamientos jurídicos, en tanto
que expresiones diferenciadas del fenómeno jurídico, y, por tanto, los tratados internacionales son
parte del ordenamiento jurídico interno una vez obligatorios en el ámbito internacional pues, como
señala MANGAS MARTÍN, no puede existir “una disociación entre la validez internacional de la
norma y la validez interna”. ACOSTA ESTEVEZ, José, “El derecho internacional, el derecho comuni-
tario europeo y el proyecto de constitución europea”, en [The Jean Monnet/Robert Schuman Paper
Series is produced by the Jean Monnet Chair of the University of Miami, in cooperation with the
Miami European Union Center. Vol.4, No.3, 2004; http://aei.pitt.edu/8117/1/acostafinal.pdf].
222
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
variada naturaleza, como los referentes a las decisiones que estas deban
tomar en aspectos relativos a los derechos humanos, sociales, políticos,
militares, económicos, etc. Precisamente, en la medida en que se trata
de garantizar unos mínimos de convivencia, paz y respeto internacional
y en relación con todos los asociados, dentro del marco de naciones
civilizadas y estados constitucionales que hacen parte de la comunidad
internacional.
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vado de la libertad por robo a mano armada y con el que se configuraron imputaciones penales.
9 COUR EUROPÉENNE DES DROITS DE L’HOMME. Affaire Open Door et Dublen Well Woman c.
Irlande, Requête nº 14234/88; 14235/88, Arrêt 29 octobre 1992. Se trata del caso de las asoci-
aciones sin ánimo de lucro Open Door y Dublin Well Woman a las que las jurisdicciones irlandesas
les prohibieron suministrar a las mujeres embarazadas, en el marco de las consultas, informa-
ciones acerca de las posibilidades de abortar fuera del territorio irlandés.
224
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
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13 COUR EUROPÉENNE DES DROITS DE L’HOMME, Affaire Neulinger et Shuruk c. Suisse, (Requête
nº 41615/07), Arrêt 6 juillet 2010. Caso relativo a la orden judicial de retorno a Israel del hijo de
madre Belga, a petición de su padre.
14 COUR EUROPÉENNE DES DROITS DE L’HOMME, Affaire Nada c. Suisse, (Requête nº 10593/08),
Arrêt 12 septembre 2012. Caso de la revocatoria de un permiso para circular entre Suiza e Italia a
un ciudadano musulmán con ocasión de las medidas internacionales adoptadas por el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas como consecuencia de los ataques a las embajadas de los Estados
Unidos en Nairobi [Kenia] y de Dar el Salaam [Tanzania] el 7 de agosto de 1998.
226
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
15 CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Free Zones of Upper Savoy and the District of Gex, Orden
de 19 de agosto de 1929. “[…] Considerando que, en caso de duda, las cláusulas de un compro-
miso por el cual un diferendo es sometido a la Corte, deben ser interpretadas, si con ello no se
violentan sus términos, de manera que se permita a dichas cláusulas desplegar su efecto útil”.
227
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228
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
tratado en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin” (art. 31.1 de la Convención
de Viena sobre el derecho de los Tratados). El objeto y fin de la Convención Americana es la eficaz
protección de los derechos humanos. Por ello, la Convención debe interpretarse de manera de dar-
le su pleno sentido y permitir que el régimen de protección de los derechos humanos a cargo de la
Comisión y de la Corte adquiera todo “su efecto útil”. Puede verse: CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS, caso Fairén Garbi y Solís Corrales vs. Honduras, sentencia de excepciones
preliminares de 26 de junio de 1987 [párrafo 35]; caso Godínez Cruz vs. Honduras, sentencia de
excepciones preliminares de 26 de junio de 1987 [párrafo 33].
22 Ninguna disposición del Pacto de San José puede ser interpretado en el sentido de que “limite el
goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las
leyes de cualquiera de los Estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno
de dichos Estados”.
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23 VERDROSS, Alfred, Derecho internacional público, ob., cit., p.80 ss. GOMEZ-ROBLEDO, Alfonso;
WITKER, Jorge, Diccionario de derecho internacional, Porrúa-UNAM, México, 2001, pp.201 y
252. “La noción de ius cogens designa, en derecho internacional […], las reglas de carácter im-
perativo (no dispositivas), las cuales no pueden ser derogadas por acuerdo particular entre los
sujetos de derecho, bajo pena de nulidad absoluta (…) Se llaman de orden público internacional
aquellas normas y principios generales de un sistema jurídico determinado que constituyen su
fundamento estructural y, por esta razón, no pueden ser reemplazados ni sustituidos sin que el
sistema pierda sus características definitorias”.
24 VERDROSS, Alfred, Derecho internacional público, ob., cit., pp.84 y 85. El Tribunal Internacional
de Justicia en el dictamen acerca del “Convenio relativo al genocido” consideró: “La convención fue
manifiestamente adoptada para una finalidad puramente humanitaria y civilizadora. Y resulta di-
fícil imaginar una convención que pudiera tener este carácter dual en mayor grado, puesto que su
objeto es por una parte salvaguardar la propia existencia de determinados grupos humanos, y por
otra, confirmar y hacer suyos los más elementales principios de moralidad. En una convención de
esta índole, los Estados no tienen intereses propios; tienen tan solo, todos y cada uno, un interés
común, a saber, el cumplimiento de los altos fines que constituyen la raison d’être de la misma.
No cabe en consecuencia hablar, en tales convenios, de ventajas o desventajas individuales de los
Estados, o del mantenimiento de un equilibrio contractual perfecto entre derechos y deberes. Los
elevados ideales que inspiraron la convención suministran, en virtud de la voluntad común de las
partes, el fundamento y la medida de todas sus disposiciones. La primera norma jurídico-interna-
cional de esta clase es la prohibición de principio de la trata de esclavos por el Congreso de Viena
de 1815, pero que no fue desarrollada hasta después de la Primera Guerra Mundial (…) El princi-
pio de humanidad desempeña también un importante papel en la humanización del derecho de la
guerra, así como en la cláusula MARTENS (…) de ahí que todas las normas dudosas del derecho
de la guerra deban interpretarse en el sentido de este principio. Pero el mismo principio vale para
el derecho de la paz, según afirmó el T.I.J en el litigio sobre el paso por el Estrecho de Corfú: “cer-
tains príncipes généraux et bien connus, tels que des considérations élémentaires d’humanité, plus
absolues encore en temps de paix qu’en temps de guerre…” El principio de humanidad ha llegado,
finalmente, a penetrar en el ámbito de actuación generalmente reservado a los Estados: así, el art.
56 de la Carta de la O.N.U obliga a los miembros a tomar medidas conjunta o separadamente, en
cooperación con la Organización, para convertir en realidad el respeto de los derechos humanos”
[subrayado fuera de texto].
230
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
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127, 129, 130, 131, 132, 135, 136 y 140]; caso Myrna Mack Chang, vs Guatemala, sentencia
de 25 de noviembre de 2003 [párrafos 157 y 179]; caso Martiza Urrutia vs Guatemala, sentencia
de 27 de noviembre de 2003 [párrafos 91, 92, 93, 94 y 95]; caso Molina Theissen vs Guatemala,
sentencia de 4 de mayo de 2004 [párrafo 43]; caso Herrera Ulloa vs Costa Rica, sentencia de 2
de julio de 2004 [párrafos 113, 114, 122, 125, 134 y 170]; caso 19 comerciantes vs Colombia,
sentencia de 5 de julio de 2004 [párrafos 120, 121, 149 y 174]; caso de los “Hermanos Gómez
Paquiyauri” vs Perú, sentencia de 8 de julio de 2004 [párrafos 83, 93, 112, 113, 114, 116, 117,
124, 131, 151, 152, 162, 166, 167 y 170]; caso Ricardo Canese vs Paraguay, sentencia de 31 de
agosto de 2004 [párrafos 84, 85, 86, 89, 90, 102, 115, 116, 124 y 148].
28 Aspecto este último de la figura mejor conocido como el “control de convencionalidad”, que si bien
es el mas destacado doctrinalmente, no es el único, si tenemos en cuenta que fundamentalmente
convencionalidad es derecho sustancial, entendiendo por lo mismo, que el denominado control,
no es mas que un instrumento para el cumplimiento pleno y amplio de los cometidos y finalidades
de su contenido sustancial y material por parte de todos los responsables locales en materia de
derechos humanos.
232
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
29 CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. “Artículo 62.- 1. Todo Estado parte pue-
de, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o adhesión de esta Convención,
o en cualquier momento posterior, declarar que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin
convención especial, la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación
o aplicación de esta Convención.
2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente, o bajo condición de reciprocidad, por un
plazo determinado o para casos específicos. Deberá ser presentada al Secretario General de la Or-
ganización, quien transmitirá copias de la misma a los otros Estados miembros de la Organización
y al Secretario de la Corte.
3. La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplica-
ción de las disposiciones de esta Convención que le sea sometido, siempre que los Estados partes
en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como
se indica en los incisos anteriores, ora por convención especial”.
30 CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. “Artículo 63.- 1. Cuando decida que
hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se
garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello
fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado
la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada.
2. En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños irreparables
a las personas, la Corte, en los asuntos que esté conociendo, podrá tomar las medidas provisio-
nales que considere pertinentes. Si se tratare de asuntos que aún no estén sometidos a su conoci-
miento, podrá actuar a solicitud de la Comisión”.
31 CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. “Artículo 64.- 1. Los Estados miembros
de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la interpretación de esta Convención o de
otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados americanos.
Asimismo, podrán consultarla, en los que les compete, los órganos enumerados en el capítulo X
de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos
Aires”.
2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle opiniones acerca de
la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos interna-
cionales.
32 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Suárez Rosero vs. Ecuador, senten-
cia de 12 de noviembre de 1997. En el numeral quinto de la parte resolutiva declara: “[…] que el
último párrafo del artículo sin numeración después del artículo 114 del Código Penal del Ecuador
es violatorio del artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en concordancia
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C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
con los artículos 7.5 y 1.1 de la misma”. Como fundamento de dicha decisión se argumentó: “[…]
97. Como la Corte ha sostenido, los Estados Partes en la Convención no pueden dictar medidas
que violen los derechos y libertades reconocidos en ella (Responsabilidad internacional por expe-
dición y aplicación de leyes violatorias de la Convención (arts. 1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC_14/94 de 9 de diciembre de 1994, Serie A No. 14,
párr.. 36). Aunque las dos primeras disposiciones del artículo 114 bis del Código Penal ecuatoriano
asignan a las personas detenidas el derecho de ser liberadas cuando existan las condiciones indi-
cadas, el último párrafo del mismo artículo contiene una excepción a dicho derecho. 98. La Corte
considera que esa excepción despoja a una parte de la población carcelaria de un derecho fun-
damental en virtud del delito imputado en su contra y, por ende, lesiona intrínsecamente a todos
los miembros de dicha categoría de inculpados. En el caso concreto del señor Suárez Rosero esa
norma ha sido aplicada y le ha producido un perjuicio indebido. La Corte hace notar, además, que,
a su juicio, esa norma per se viola el artículo 2 de la Convención Americana, independientemente
de que haya sido aplicada en el presente caso”.
33 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, sen-
tencia de 30 de mayo de 1999. En el numeral trece de la parte resolutiva: “[…] declara la invalidez,
por ser incompatible con la Convención Americana sobre Derechos Humanos, del proceso en con-
tra de […] y ordena que se les garantice un nuevo juicio con la plena observancia del debido pro-
ceso legal”. En tanto que en el numeral 14: “[…] ordena al Estado adoptar las medidas apropiadas
para reformar las normas que han sido declaradas violatorias de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en la presente sentencia y asegurar el goce de los derechos consagrados en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos a todas las personas que se encuentran bajo su
jurisdicción, sin excepción alguna”. A estas decisiones llega con base en los siguientes argumentos:
(1) al aplicar la legislación vigente el Estado de Perú mantuvo en detención de manera excesiva a
varias personas, contradiciendo la Convención [párrafo 111]; (2) al estudiar la tipificación penal de
ciertas conductas consideró: “[…] 121. La Corte entiende que en la elaboración de los tipos pena-
les es preciso utilizar términos estrictos y unívocos, que acoten claramente las conductas punibles,
dando pleno sentido al principio de legalidad penal. Este implica una clara definición de la con-
ducta incriminada, que fije sus elementos y permita deslindarla de comportamientos no punibles
o conductas ilícitas sancionables con medidas no penales. La ambigüedad en la formulación de los
tipos penales genera dudas y abre el campo al arbitrio de la autoridad, particularmente indese-
able cuando se trata de establecer la responsabilidad penal de los individuos y sancionarla con
penas que afectan severamente bienes fundamentales, como la vida o la libertad. Normas como
las aplicadas en el caso que nos ocupa, que no delimitan estrictamente las conductas delictuosas,
son violatorias del principio de legalidad establecido en el artículo 9 de la Convención Americana”;
(3) en cuanto a las competencias de la jurisdicción militar para juzgar a los civiles por el delito de
traición a la patria consideró: “[…] 128. […] El traslado de competencias de la justicia común a la
justicia militar y el consiguiente procesamiento de civiles por el delito de traición a la patria en este
fuero, supone excluir al juez natural para el conocimiento de estas causas. En efecto, la jurisdicción
militar no es la naturalmente aplicable a civiles que carecen de funciones militares y que por ello
no pueden incurrir en conductas contrarias a deberes funcionales de este carácter. Cuando la
justicia militar asume competencia sobre un asunto que debe conocer la justicia ordinaria, se ve
afectado el derecho al juez natural y, a fortiori, el debido proceso, el cual, a su vez, encuéntrase
[sic] íntimamente ligado al propio derecho de acceso a la justicia […] 129. […] El Estado no debe
crear “tribunales que no apliquen normas procesales debidamente establecidas para sustituir la
jurisdicción que corresponda normalmente a los tribunales ordinarios” [“Principios Básicos Rela-
tivos a la Independencia de la Judicatura, adoptadas por el Séptimo Congreso de las Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Milán del 26 de
agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en sus resoluciones
40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985”] […] 132. En relación
con el presente caso, la Corte entiende que los tribunales militares que han juzgado a las supues-
tas víctimas por los delitos de traición a la patria no satisfacen los requerimientos inherentes a
las garantías de independencia e imparcialidad establecidas por el artículo 8.1 de la Convención
Americana, como elementos esenciales del debido proceso legal”; (4) con relación a la defensa
técnica se consideró: “[…] 147. La disposición que niega la posibilidad de que un mismo defensor
asista a más de un inculpado, limita las alternativas en cuanto a la elección del defensor, pero no
significa, per se, una violación de, artículo 8.2.d de la Convención”; (5) se evidencia la violación de
234
FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
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36 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile,
sentencia de 26 de septiembre de 2006, párrafo 123: “El cumplimiento por parte de agentes o
funcionarios del Estado de una ley violatoria de la Convención produce responsabilidad internacio-
nal del Estado, y es un principio básico del derecho de la responsabilidad internacional del Estado,
recogido en el derecho internacional de los derechos humanos, en el sentido de que todo Estado es
internacionalmente responsable por actos u omisiones de cualesquiera de sus poderes u órganos
en violación de los derechos internacionales consagrados, según el artículo 1.1 de la Convención
Americana”.
37 FERRER MAcGREGOR, Eduardo. “El control difuso de convencionalidad en el estado constitucio-
nal”, en [http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2873/9.pdf; consultado 9 de febrero de 2014].
“Lo anterior implica reconocer la fuerza normativa de tipo convencional, que se extiende a los
criterios jurisprudenciales emitidos por el órgano internacional que los interpreta. Este nuevo tipo
de control no tiene sustento en la CADH, sino que deriva de la evolución jurisprudencial de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos”.
38 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile,
sentencia de 26 de septiembre de 2006. Cabe tener en cuenta los numerales cinco y seis de la
parte resolutiva: “[…] 5. El Estado debe asegurarse que el decreto Ley No. 2.191 no siga repre-
sentando un obstáculo para la continuación de las investigaciones de la ejecución extrajudicial del
señor Almonacid Arellano y para la identificación y, en su caso, el castigo de los responsables […]
6. El Estado debe asegurarse que el Decreto Ley. No. 2.191 no siga representando un obstáculo
para l investigación, juzgamiento y, en su caso, sanción de los responsables de otras violaciones
similares acontecidas en Chile”.
39 CARBONELL, Miguel, “Introducción general al control de convencionalidad”, en [http://biblio.ju-
ridicas.unam.mx/libros/7/3271/11.pdf; consultado el 9 de febrero de 2014]. “[…] El control de
convencionalidad es consecuencia directa del deber de los Estados de tomar todas las medidas que
sean necesarias para que los tratados internacionales que han firmado se apliquen cabalmente […]
cuando el Legislativo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes contrarias a la Convención
Americana, el Judicial permanece vinculado al deber de garantía establecido en el artículo 1.1 de
la misma y, consecuentemente, debe abstenerse de aplicar cualquier normativa contraria a ella”.
40 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile,
sentencia de 26 de septiembre de 2006, párrafos 123 y 124. “[…] 123 La descrita obligación
legislativa del artículo 2 de la Convención tiene también la finalidad de facilitar la función del Poder
Judicial de tal forma que el aplicador de la ley tenga una opción clara de cómo resolver un caso
particular. Sin embargo, cuando el Legislativo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes
contrarias a la Convención Americana, el Judicial permanece vinculado al deber de garantía esta-
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FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
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42 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Fernández Ortega y otros vs. Méxi-
co, sentencia de 30 de agosto de 2010. En los numerales doce, trece, catorce y dieciocho se con-
creta el control de convencionalidad de la siguiente manera: “[…] 12. El Estado deberá, de acuerdo
con la normativa disciplinaria pertinente, examinar el hecho y la conducta del agente del Ministerio
Público que dificultó la recepción de la denuncia presentada […] 13. El Estado deberá adoptar,
en un plazo razonable, las reformas legislativas pertinentes para compatibilizar el artículo 57 del
Código de Justicia Militar con los estándares internacionales en la materia y de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos […] 14. El Estado deberá adoptar las reformas pertinentes
para permitir que las personas afectadas por la intervención del fuero militar cuenten con un recur-
so efectivo de impugnación de tal competencia […] 18 El Estado deberá continuar con el proceso
de estandarización de un protocolo de actuación, para el ámbito federal y del estado de Guerrero,
respecto de la atención e investigación de violaciones sexuales considerando, en lo pertinente,
los parámetros establecidos en el Protocolo de Estambul y en las Directrices de la Organización
Mundial de la Salud”. A dichas decisiones se llega con base en los siguientes argumentos: “[…]
235. Para este Tribunal, no solo la supresión o expedición de las normas en el derecho interno
garantiza los derechos contenidos en la Convención Americana. De conformidad con la obligación
comprendida en el artículo de dicho instrumento, también se requiere el desarrollo de prácticas
estatales conducentes a la observancia efectiva de los derechos y libertades consagrados en la
misma. La existencia de una norma no garantiza por sí misma que su aplicación sea adecuada. Es
necesario que la aplicación de las normas o su interpretación, en tanto prácticas jurisdiccionales
y manifestación del orden público estatal, se encuentren ajustadas al mismo fin que persigue el
artículo 2 de la Convención. En términos prácticos, como ya lo ha establecido esta Corte, la inter-
pretación del artículo 13 de la Constitución Política mexicana debe ser coherente con los principios
convencionales y constitucionales de debido proceso y acceso a la justicia, contenidos en el artí-
culo 8.1 de la Convención Americana y las normas pertinentes de la Constitución mexicana. 236.
Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente que las autoridades internas
están sujetas al imperio de la ley y, por ello, están obligadas a aplicar las disposiciones vigentes
en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado es parte de un tratado internacional como
la Convención Americana, todos sus órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a
aquel, lo cual les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean
mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin. El Poder Judicial debe ejercer
un “control de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la Convención Americana,
evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales cor-
respondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la
Convención Americana. 237. De tal manera es necesario que las interpretaciones constitucionales
y legislativas referidas a los criterios de competencia material y personal de la jurisdicción militar
en México se adecuen a los principios establecidos en la jurisprudencia de este Tribunal que han
sido reiterados en el presente caso. Ello implica que, independientemente de las reformas legales
que el Estado deba adoptar […] en el presente caso corresponde a las autoridades judiciales, con
base en el control de convencionalidad, disponer inmediatamente y de oficio el conocimiento de
los hechos por el fuero penal ordinario”.
43 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, caso Gelman vs. Uruguay, sentencia de 24
de febrero de 2011. En el numeral 11 se concreta la convencionalidad en los siguientes términos:
“[…] 11. El Estado debe garantizar que la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado,
al carecer de efectos por su incompatibilidad con la Convención Americana y la Convención Inte-
ramericana sobre Desaparición Forzada de Personas, en cuanto puede impedir u obstaculizar la
investigación y eventual sanción de los responsables de graves violaciones de derechos humanos,
no vuelva a representar un obstáculo para la investigación de los hechos materia de autos y para
la identificación y, si procede, sanción de los responsables de los mismos”.
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ango), (vii) derechos de autor (Palamara Iribarne], (viii) naturaleza de las recomendaciones de la
Organización Internacional del Trabajo [Baena Ricardo], (ix) pérdida de vida y de chance (Loayza
Tamayo, Castillo Páez), (x) proyecto de vida [Villagrán Morales, Gutiérrez Soler, Cantoral Huamaní],
(xi) jubilaciones y montos pensionarios (Acevedo Buendía), (xii) derecho a una existencia digna
[Zambrano Vélez, Ximenes Lopes, Montero Aranguren], (xiii) aplicación del Protocolo de San Salva-
dor [Baena Ricardo, Instituto de Reeducación del Menor].
47 En la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el control de convencio-
nalidad se viene consolidando como puede verse: a) caso La Cantuta vs. Perú, sentencia de 29
de noviembre de 2006, donde el control implicó determinar que las leyes de autoamnistía eran
incompatibles con la Convención [párrafo 173]; b) caso Boyce y otros vs Barbados, sentencia de
20 de noviembre de 2007, en la que encontró incompatible la “cláusula de exclusión” consagrada
en el artículo 26 de la Constitución de Barbados, que impedía la impugnación de leyes vigentes,
previas a la Constitución [párrafo 78]; c) caso Heliodoro Portugal vs. Panamá, sentencia de 12 de
agosto de 2008, en la que sostuvo que “cada juzgador debe velar por el efecto útil de los instru-
mentos internacionales, de manera que no quede mermado o anulado por la aplicación de normas
o prácticas internas contrarias al objeto y fin del instrumento internacional o del estándar interna-
cional de protección de los derechos humanos” [párrafo 180]; d) las Resoluciones de supervisión
de 9 de mayo de 2008 en los casos Fermín Ramírez y Raxcacó Reyes vs. Guatemala, el control se
dirigió a la exigencia al Congreso y al Judicial de no ejecutar a ningún condenado hasta que no se
adoptara un decreto que consagrara el indulto; e) caso Radilla Pacheco vs. México, sentencia de
23 de noviembre de 2009, donde el control se centra en cuanto a las interpretaciones constitucio-
nales y legislativas relacionadas con los criterios de competencia material y personal de la jurisdic-
ción militar, las que debe estar conforme con los principios de la jurisprudencia interamericana de
derechos humanos, llegando, incluso, a exigir a los jueces nacionales dejar de aplicar una norma
del Código de Justicia Militar. Bloque de convencionalidad: (1) Declaración Americana de los Dere-
chos y Deberes del hombre, aprobada en Bogotá [Colombia] en 1948; (2) Protocolo adicional a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y
culturales “Protocolo de San Salvador”, adoptado el 17 de noviembre de 1988, que entró en vigor
el 16 de noviembre de 1999, ratificado por Colombia el 23 de diciembre de 1997; (3) Protocolo
a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la abolición de la pena de muerte,
adoptado en Asunción [Paraguay] el 8 de junio de 1990, y que aún no ha sido ratificado por Co-
lombia; (4) la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la
mujer “Convención de Belem do Para”, adoptada en Belem do Pará [Brasil] el 9 de junio de 1994,
entró en vigor el 5 de marzo de 1995 y Colombia la ratificó el 15 de noviembre de 1996; (5) la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de personas, adoptada en Belém do Pará
[Brasil] el 9 de junio de 1994, entró en vigor el 28 de marzo de 1996 y ratificada por Colombia el
12 de abril de 2005; (6) Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, adopta-
do en Cartagena de Indias [Colombia] el 9 de diciembre de 1985, entró en vigor el 28 de febrero
de 1987 y Colombia lo ratificó el 19 de enero de 1999; (7) Convención Interamericana para la
eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad, adoptada
en Ciudad de Guatemala el 7 de junio de 1999, entró en vigor el 14 de septiembre de 2001, y
Colombia la ratificó el 11 de febrero de 2004; (8) Convención Interamericana contra toda forma
de discriminación e intolerancia, adoptada en La Antigua [Guatemala] el 5 de junio de 2013; (9)
Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial y la formas conexas de into-
lerancia, adoptado en La Antigua [Guatemala] el 5 de junio de 2013; (10) Carta Democrática Inte-
ramericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001; (11) Declaración de Principios sobre libertad
de expresión, adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el 108 período
de sesiones celebrado del 2 al 20 de octubre de 2000; (12) Principios y buenas prácticas sobre
la protección de las personas privadas de la libertad en las Américas, adoptados por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el 131 período de sesiones, celebrado del 3 al 14 de
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marzo de 2008.
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FUNDAMENTOS CONVENCIONALES PARA EL CONTROL DE LA ARBITRARIEDAD...
3 Conclusiones
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Parte V
Organización del Control Administrativo
(Interno, Externo e Nuevas Manifestaciones,
como Ombudsman etc.)
La Problemática Configuración Jurídica del
Tribunal de Cuentas en Chile
Gladys Camacho Cépeda*
Introducción
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
2 De acuerdo con VALADÉS, el control es inherente al ejercicio del poder y toda manifestación de
poder es susceptible de control. Así, los controles son una expresión de la racionalidad del poder,
de tal forma que sin control, el poder sería incomprensible e inaceptable de modo que el control
es un procedimiento de legitimación del poder. Vid. VALADÉS (2006), pp. 24 y 28.
3 SCHEDLER (s/f), p. 13-19.
251
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8 CALDERA con acierto examina la materia no a partir del elemento organizativo sino a partir del
procedimiento jurisdiccional a través del cual la Contraloría General despliega la función de natu-
raleza jurisdiccional que por mandato constitucional debe cumplir. CALDERA (1978), pp. 112-113.
9 CERDA (2013), p. 60.
10 JARA (2013), p. 139.
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
go, esta facultad se encuentra limitada y bastante desperfilada por las razones que a continuación
se analizarán […] para el juicio de cuentas se establece otra vía de cumplimiento forzado, la que
obliga a la parte que obtuvo en el juicio _Fiscal- a recurrir ante otro tribunal de la República para
hacer cumplir la sentencia, por medio de la iniciación del juicio ejecutivo de común aplicación.”
HANSSEN (2007), pp. 208-209.
16 Si bien se observa que cada vez más la tendencia es a presentarse patrocinados por abogado y eso
ayuda a que la defensa sea de mayor calidad, tal exigencia no es obligatoria. CERDA (2013), P. 77.
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
a17 El artículo 85 inciso 3º preceptúa: “No obstante, la fiscalización de la inversión de los fondos
fiscales que perciban personas o instituciones de carácter privado, por leyes permanentes, a título
de subvención o aporte del Estado, para una finalidad específica y determinada, se limitará a esta-
blecer si se ha dado cumplimiento a dicha finalidad. En caso de que se produzcan reparos sobre la
materia, las acciones que procedieren serán entabladas ante la justicia ordinaria directamente por
la Contraloría General o por el Consejo de Defensa del Estado, sin perjuicio de poner los reparos
en conocimiento del Presidente de la República, para los efectos que procedan”.
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18 HUMERES subrayó: “Es preciso advertir que en el amplio enunciado de las facultades de examen
y juzgamiento de las cuentas de quienes tengan a su cargo fondos o bienes del Estado, que corres-
ponden a la Contraloría General con arreglo al primer inciso del nuevo precepto constitucional pro-
puesto, debe entenderse excluida la gestión patrimonial del Congreso Nacional, lo que armoniza
con el régimen vigente que expresamente excepciona, en el artículo 21 de la Constitución Política,
la fiscalización administrativa de este Organismo respecto de esas cuentas. No obstante, esta
excepción debería, en opinión del suscrito, establecerse de modo explícito entre las disposiciones
constitucionales que regulen la organización y funcionamiento del Poder Legislativo”. Biblioteca
del Congreso Nacional (s/f): Oficio Nº 88.536 de 10 de noviembre de 1973, Actas oficiales de la
Comisión Constituyente. Sesión 16ª, celebrada en martes 13 de noviembre de 1973. Tomo I, p.
167. Disponible en: https://www.bcn.cl/lc/cpolitica/constitucion_politica/Actas_comision_ortuzar/
Tomo_I_Comision_Ortuzar.pdf
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
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19 Como señala Valadés, el ejercicio de poder conlleva necesariamente el control del mismo. En un
Estado constitucional los pesos y contrapesos institucionales que suponen la limitación y control
del ejercicio del poder afectan la legitimidad del mismo, pues “todo aquello que debilite o tienda a
debilitar los instrumentos de control, afecta la legitimidad del poder”. VALADÉS, Diego (2006), p.
17.
20 A manera de ejemplo, el Ministerio Público ha sancionado diversos reglamentos por resolución del
Fiscal Nacional, tales como Resolución FN/MP Nº 1109 de 11 de julio de 2014, aprueba Regla-
mento de Personal para los Funcionarios del Ministerio Público; Resolución FN/MP Nº 1362 de
30 de junio de 2009, aprueba Reglamento de Responsabilidad Administrativa de Fiscales y Funci-
onarios del Ministerio Público; Resolución FN/MP Nº 93 de 11 de enero de 2016, aprueba
Reglamento de Personal para los Fiscales del Ministerio Público; y Resolución FN/MP Nº 2455 de
23 de diciembre de 2016, aprueba Reglamento de Compra de Bienes Muebles y de Contratación
de Servicios del Ministerio Público. Por su parte el Tribunal Constitucional regula estas materias de
gestión de personal y de caudales públicos a través de autos acordados, así tenemos que el Proce-
dimiento para la Investigación y determinación de Responsabilidades disciplinarias fue aprobado
por Auto Acordado del 7 de abril de 2016.
262
LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
sobre sus cuentas por parte del Tribunal de Cuentas, pues su propia
naturaleza de fondos públicos exige que ellos deben ser debidamente
gestionados. Esta afirmación es aún más correcta en el caso que estos
órganos actúen con personalidad jurídica del Fisco.
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LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
24 JARA sostiene que luego del examen de cuentas el órgano puede: 1. Aprobarla; 2. Observarla; ó
3. Repararla. JARA, J. (2012), p. 139.
25 “El período de discusión se origina con una demanda denominada también reparo, que es formu-
lado por el Jefe de División que efectuó el examen de cuentas o el Contralor Regional –artículo
107bis, ley 10.336. Los requisitos de la demanda que prescribe la ley son mínimos, y debe consi-
derarse que le Contralor Regional o Jefe de División interponen el reparo sin tener la calidad de
parte y sin tener mayor injerencia durante la tramitación del proceso”. CERDA CATTAN, Ángela
(2013), p. 73.
265
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5 Conclusiones
266
LA PROBLEMÁTICA CONFIGURACIÓN JURÍDICA DEL TRIBUNAL DE CUENTAS EN CHILE
de juzgar las cuentas, con la particularidad que sus fallos no son revisa-
bles en los tribunales ordinarios.
5º Los órganos constitucionales autónomos forman parte del Estado
e integran la organización de éste. En ciertos casos, éstos operan con
la personalidad jurídica del Fisco, cuyo patrimonio y recursos públicos
debe ser fiscalizado por la Contraloría General acorde con lo que la
Constitución Política dispone. En consecuencia, los órganos autónomos
que no tienen personalidad jurídica ni patrimonio propio deben enten-
derse incluidos en el ámbito subjetivo de fiscalización y el juzgamiento
de sus cuentas de la Contraloría General.
6º La justificación para sustraer de la competencia de la Contraloría
General el juzgamiento de las cuentas de algunos órganos autónomos
constitucionales ha estado relacionada con la autonomía constitucional
que se les reconoce y que se estaría vulnerando en caso que se les so-
metiera a la competencia de la Contraloría en esta materia. Con ello,
una vez más se impide el surgimiento de un Derecho Administrativo
General que sea aplicable a todos los órganos del Estado en aquellas
materias (como de personal, compras públicas etc.) que no son el núcleo
de su misión institucional sino que más bien están ligadas al ámbito de
su gestión. El control sobre las cuentas en las que se traduce la gestión
económica de estos órganos del Estado y el juzgamiento de las mismas
por parte del tribunal de cuentas no vulnera la autonomía reconocida a
las autonomías constitucionales.
7º El que las leyes orgánicas constitucionales de los órganos autó-
nomos por lo general no contemplen el control externo del tribunal de
cuentas o al contrario expresamente lo exceptúen no se condice con lo
que la Constitución Política expresamente ha establecido reconociendo
a la Contraloría General la fiscalización y el juzgamiento de los recursos
del Fisco, personalidad que estos órganos emplean.
8º La naturaleza de tribunal administrativo de la Contraloría General
se vislumbra con mayor nitidez a través de ciertos rasgos que lo configu-
ran con ciertas limitaciones que no poseen los órganos jurisdiccionales
(en lo relacionado con las facultades de ejecutar sus sentencias) o que le
imprimen formas de actuación más propias de órganos administrativos
(facultades amplias para actuar de oficio, transformar el objetivo del
proceso de obtener la restitución del perjuicio fiscal a hacer efectiva
la responsabilidad administrativa, facultad de comparecer en juicio sin
defensa letrada, etc.).
267
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Bibliografía
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NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
2 Las acciones u omisiones estatales se encuentran delimitadas por la regla general impuesta al
Estado por los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana, los cuales constituyen la base para
la determinación de la responsabilidad internacional. En efecto, el artículo 1.1 prevé la obligación
estatal de respetar y garantizar en forma genérica los derechos previstos en la Convención Ameri-
cana, mientras que el artículo 2 obliga al Estado y a cada uno de sus órganos a remover cualquier
obstáculo para el goce de aquellos y, por consiguiente, a llevar adelante medidas positivas tendien-
tes a asegurar y efectivizar los derechos consagrados en ese tratado.
3 Ello con independencia de la discusión que bien pueda darse respecto del denominado activismo
judicial, la politización de la justicia o la judicialización de la justicia, de entre otros términos que
refieren a la tensión entre poderes del Estado y que desnuda la más actual discusión sobre el rol
del poder judicial en nuestras modernas democracias.
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4 Basta referenciar dos hitos en este tema para tener percepción del nuevo orden internacional
interno más allá de las convenciones de derechos humanos: a) Caso CIADI No. ARB/09/1. (Ae-
rolíneas Argentinas ) LAUDO “Teinver S.A., Transportes de Cercanías S.A. y Autobuses Urbanos
del Sur S.A. (DEMANDANTES) y La República Argentina (DEMANDADA), enviada a las partes
21.7.2017; b) Resolución 598/2013 del Ministerio de Economía de la Nación Argentina, que
efectiviza el cumplimiento interno de una decisión del CIADI.
5 “El requisito de agotamiento de los recursos internos es una manifestación del principio de la cola-
boración o complementariedad del derecho internacional público (…). En este sentido, la forma de
constatar que el Estado, como primer llamado a proteger y garantizar los derechos humanos, tuvo
conocimiento de las violaciones y la posibilidad de actuar al respecto, es precisamente a través
de la regla sobre el agotamiento de los recursos internos (…). De manera reiterada, esta Corte ha
fijado algunos criterios procesales y materiales que deben ser cumplidos en relación con la excep-
ción de falta de agotamiento de recursos internos (…). Asimismo, considera importante enfatizar
la importancia de los criterios de disponibilidad, idoneidad y efectividad que han sido mencionados
de manera reiterada en la jurisprudencia de la Corte frente al requisito de agotamiento de recursos
internos”. Corte IDH OC 22/16, de fecha 26.02.2016.
6 “Al respecto, esta Corte ha establecido que la responsabilidad estatal bajo la Convención Ameri-
cana solo puede ser exigida a nivel internacional después de que el Estado haya tenido la opor-
tunidad de determinar, en su caso, una violación de un derecho y reparar el daño ocasionado por
sus propios medios. Lo anterior se asienta en el principio de complementariedad que informa
transversalmente el sistema interamericano, el cual es, tal como lo expresa el Preámbulo de la
Convención Americana, “coadyuvante o complementario de la [protección] que ofrece el derecho
interno de los Estados americanos”. Así́, el Estado es el principal garante de los derechos huma-
nos de las personas, de manera que, si se produce un acto violatorio de dichos derechos, es el
propio Estado quien tiene el deber de resolver el asunto a nivel interno y, en su caso, reparar, antes
de tener que responder ante instancias internacionales como el sistema interamericano, lo cual
deriva del carácter coadyuvante o complementario que reviste el proceso internacional frente a los
sistemas nacionales de garantías de los derechos humanos. El referido carácter complementario
de la jurisdicción internacional significa que el sistema de protección instaurado por la Convención
Americana no sustituye a las jurisdicciones nacionales, sino que las complementa”. – Corte IDH OC
22/16, cit. -.
272
NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
7 “La Corte recuerda que todas las autoridades de un Estado Parte en la Convención Americana,
entre ellos los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia, tienen la obligación de
ejercer un “control de convencionalidad”, evidentemente en el marco de sus respectivas compe-
tencias y de las regulaciones procesales correspondientes, de forma tal que la interpretación y
aplicación del derecho nacional sea consistente con las obligaciones internacionales del Estado en
materia de derechos humanos. En esta tarea deben tener en cuenta no solamente la Convención
Americana y demás instrumentos interamericanos, sino también la interpretación que de estos
ha hecho la Corte Interamericana. Asimismo, este Tribunal ha indicado que, en lo que respecta a
la implementación de una determinada Sentencia de la Corte Interamericana, “el órgano judicial
tiene la función de hacer prevalecer la Convención Americana y los fallos de esta Corte sobre la
normatividad interna, interpretaciones y prácticas que obstruyan el cumplimiento de lo dispuesto
en un determinado caso” - Corte IDH, Caso Barrios Altos y Caso La Cantuta Vs. Perú. – Resolución
Supervisión de Cumplimiento de Sentencia - , sentencia de 30.05.2018.
273
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11 Cfr. Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Repara-
ciones. Sentencia de 30.11.2012. Serie C No.259,párr.142, y Caso Morín Catrimán y otros (Diri-
gentes, miembros y activista del PuebloMapuche) Vs. Chile, sentencia de 29.05.2014, párr.436
12 En efecto no puede aceptarse uno y rechazarse el otro, exigírsele a uno requisitos y efectos de su
ejercicio diversos al otro. Se fortalecen y debilitan recíprocamente. El control de convencionalidad
y el de constitucionalidad son conectores a nuestro criterio que permiten sostener la mirada sisté-
mica en una multiplicidad de subsistemas.
276
NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
13 Desde el origen mismo de nuestro sistema constitucional este ha sido un principio básico de la
división de poderes – art. 109 de la Constitución de la Nación Argentina -.Explica GELLI, María
Angélica en su comentario a tal cláusula constitucional: “Por otro lado, la constitucionalidad de
la jurisdicción administrativa aun con control judicial suficiente, es decir, con cabal revisión de los
hechos y el derecho implicados encuentra en el art. 109 otra expresa limitación” – GELLI, María
Angélica, Constitución de la Nación Argentina, Comentada y Concordada, p. 451, 4ta edición
ampliada y actualizada, LL, Bs. As., Argentina, 2008.
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C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Para desde allí estructurar que la garantía del debido proceso re-
cogido en su artículo 8vo de la tutela judicial efectiva, no sólo es para
procesos judiciales si no también para aquellos otros en los cuales existe
la determinación de derechos y obligaciones – materialmente judiciales.
Más precisamente a las decisiones de órganos administrativos a los
cuales les corresponda la determinación de los derechos de las personas
o cuando ejerzan funciones de carácter materialmente jurisdiccional15.
Para agregar que han de respetarse determinadas garantías mínimas
las cuales en los procedimientos de orden administrativos coinciden con
los del apartado 2do del artículo 8vo del PSJCR16.
Es importante destacar que la Corte IDH en el caso “Del Tribunal
Constitucional – Camba Campos y Otros - Vs. Ecuador”17 tuvo oportu-
nidad de ratificar su postura en materia de debido proceso en ámbitos
administrativos y materialmente judiciales y no tan sólo en el ámbito del
poder judicial.
Esto posee innegables proyecciones en el campo del derecho admi-
nistrativo, más aún en aquellos países en los cuales el tránsito en la sede
administrativa es obligatorio18 y sujeto a determinadas condiciones para
luego acceder a la protección de sus derechos ya en el ámbito estricta-
mente judicial.
Por su actualidad y trascendencia reproducimos integralmente aquello
ratificado por la Corte IDH en el caso “Del Tribunal Constitucional”:
14 Corte IDH, Caso Ruano Torres y Otros Vs. El Salvador – sentencia de 5.10.2015 -.
15 Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú – 31.01.2001 -, Caso Barbani Duarte Y Otros vs. Urugu-
ay, sentencia de 13.10.2011, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá – sentencia de 2.02.2.001
- entre otros posibles de ser citados.
16 Caso Vélez Loor vs. Panamá – párrafo 142 – sentencia de 23.11.2010 y Caso Familia Pacheco
Tineo vs. Estado Plurinacional de Bolivia – párrafo 132 -, sentencia de 25.11.2013.
17 Corte IDH, 28.08.2013.
18 A propósito, cabe recordar que la garantía de recurrir en sede de las propias administraciones sus
decisiones es una herramienta ciudadana que permite ejercer el control social sobre aquellas y no
tan sólo promover y proteger los derechos individuales en el asunto administrativo concreto. Es un
espacio institucional para prevenir posibles conflictos y resolver controversias entre los derechos
ciudadanos y el poder – competencias públicas - generalmente sin patrocinio letrado y sin mayores
formalismos.
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NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
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NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
23 La Corte IDH posee un firme criterio sobre el tema, justamente destacando el valor instrumental
que tiene el acceso a la información pública, a los documentos, actuaciones y registros públicos. Y
la Corte Federal argentina ha convalidado tales criterios enfatizando la trascendencia institucional
del acceso a la información y el libre debate y difusión de las ideas. Remitimos por todos al caso
Editorial Río Negro contra Provincia de Neuquén, CSJN, 5.09.2007.
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7 Conclusiones
24 El control de convencionalidad aparece como instrumental del efecto útil del PSJCR, esto es la in-
corporación en el sistema interno espontáneamente y de buena fé de todas las medidas necesarias
que generen la vigencia del sistema regional de derechos humanos. Es este control de convencio-
nalidad el que permite adoptar criterios adecuados y remover aquellos otros que infraccionan la
base mínima que importan los sistemas de derechos humanos.
25 Corte IDH, caso Ramírez Escobar y otros vs. Guatemala – sentencia del 9.03/2018 -.
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NUEVAS DIMENSIONES DEL CONTROL
28 Nos parecen acertadas las expresiones de Jaime Rodriguez Arana-Muñoz al decir “…parece tam-
bién fuera de dudas que el Derecho Administrativo del siglo XXI es distinto del Derecho Adminis-
trativo del siglo pasado en la medida en que el sustrato político y social que le sirve de base es
bien otro, como también es bien diferente el modelo de Estado actual.”; El derecho fundamental
a la buena administración en la Constitución española y en la Unión Europea”, Jaime Rodriguez
Arana, Revista de Direito Administrativo & Constitucional, Belo Horizonte, Brasil, ano 10, n. 40, p.
117-149, abr./jun. 2010.
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1 Gestión Pública
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3 Bozeman Barry, Introducción: dos conceptos de gestión pública en la Gestión Pública su situación
actual, Coord.: Barry Bozeman, Fondo de Cultura Económica, México, 2006, pp.37/48. Ver Ivane-
ga Miriam M., El Control Público, Ed. ASTREA-RAP, Buenos Aires, en prensa.
4 Cabrero Mendoza Enrique, op.cit., pp. 29/32.
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2 El Control Público
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3 El control interno
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13 Rodriguez Héctor C. y Vetulle Rubén A., El control público moderno, en Antología Revista OLA-
CEFS, México 1997.
14 FauraLlimós Daniel, La auditoría pública, Revista de los Órganos Autonómicos de Control Externo,
Nro. 12, Gasteiz, 1997.
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GESTIÓN PÚBLICA Y CONTROL INTERNO
16 Fowler Newton Enrique, Tratado de auditoría, 4ta. Edición, T. I, La Ley, Buenos Aires, 2009, p. 238
17 Este componente: se encuentra constituido por el conjunto de procesos, estándares y estructuras
que proveen la base para la ejecución del control interno en la organización. El establecimiento
de un ambiente de control, coadyuva a estimular e influenciar el desempeño del personal de la
organización con respecto al cumplimiento de los objetivos del control interno. Abarca desde el
estilo y conductas de las autoridades en la implantación del control interno, hasta la definición de
las expectativas organizacionales respecto de los valores y estándares de conducta del personal.
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3.3.6 Oportuno
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4 Conclusiones
18 Sesin, Control previo. Naturaleza y alcance. Vinculación con las funciones jurisdiccionales, “Revista
El Control Público”, nº 98, ene.-jun. 2002, p. 31 a 34.
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GESTIÓN PÚBLICA Y CONTROL INTERNO
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Estos argumentos son también los que deben predicarse del control
interno, el que no puede ser relegado a un segundo plano; por el con-
trario, su ejercicio deba encontrarse a la altura de las circunstancias: el
gestor público ha de mirar el verdadero horizonte al cual deben dirigirse
sus acciones.
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
1 El Control
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3 CAJARVILLE, Juan P. “Sobre las personas públicas no estatales. A propósito de la Ley 16736”. En
Sobre Derecho Administrativo, Tomo I, 3ª Ed. p. 827 y sts.
4 El art. 160 de la Constitución refiere a la competencia del Consejo de Ministros como modalidad
de actuación del Poder Ejecutivo, y su relación con el “acuerdo”, segunda forma de actuación de
dicho Poder. En uno de ellos es empleado para referir a lo que la doctrina llama competencia “ex-
clusiva” y en el otro, para referir a lo que en sentido estricto se denomina “privativa”.
5 VAZQUEZ, Cristina. “La actividad de Control”, en Transformaciones actuales del Derecho Adminis-
trativo, Delpiazzo, C. (c), Instituto de Derecho Administrativo, Fder, UDELAR. FCU, 2010. P. 284
6 La Constitución de 1830 al igual que la de 1917 no recogieron estos vocablos. Recién en 1934 se
incoprora el giro “contralor” para referir a las facultades del Poder Ejecutivo, el Tribunal de Cuentas
y las Juntas Departamentales respecto de determinadas administraciones.
a7 De hecho SAYAGUÉS LASO titula el capítulo destinado al tema en su Tratado bajo la expresión “El
contralor de la Administración”. Ello corrobora que en doctrina son asumidos como verdaderos
sinónimos.
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
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11 En varios de sus trabajos subrayó este componente. Así: “Tribunal de Cuentas”, Amalio Fernandez,
1982, p. 18; Derecho Administrativo… cit, p. 292.
12 SAYAGUES LASO, Enrique. Tratado… cit. p. 405, nota al pie n° 3.
13 Gráficamente: premisa mayor “A debe hacer B”; premisa menor “A hizo C”, conclusión “ A no hizo
B”. A partir del control se desplaza el eje a la consecuencia jurídica, que en puridad, no es el control
mismo.
14 CAJARVILLE Juan P., Exposición …. Cit. p. 209
15 CAJARVILLE, Juan P.. “Exposición…”op. cit, p. 210. Vale aclarar que CAJARVILLE reconoce implí-
citamente que estos conceptos, aún siendo unos preferibles sobre otros, dependen del objeto de
análisis, y por eso, pueden ser empleados dependiendo de aquello a lo que se pretenda avocar el
310
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
analista. Ello parece surgir de la aclaración que efectúa al decir “si bien pienso que tal vez ese sea
el concepto técnicamente preferible, a los efectos de ésta, mi exposición, voy a adoptar el concepto
intermedio de control”.
16 VAZQUEZ, Cristina. “La actividad de control…” Cit. p. 285
17 SAYAGUÉS LASO, E. Tratado… cit, p. 409.
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18 Obviamente, en la conceptualización que propongo, el control que se efectúa dentro del sistema
orgánico que integra el controlado no es autocontrol, sino control heterocontrol.
19 RODRIGUEZ ARANA, Jaime. “La buena administración como principio y como derecho funda-
mental en Europa”, en MISIÓN JURÍDICA Revista de Derecho y Ciencias Sociales Bogotá, D.C.
(Colombia) Núm. 6, Año 2013 enero-diciembre, pp. 23-56.
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
1.2 Tipología
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22 DELPIAZZO, Carlos. Derecho administrativo General, , 2ª. Ed., Volumen 2, 2017, p.294. Distin-
gue la clasificación del control según “la naturaleza del órgano de control” y de acuerdo “al acto del
control”, con lo que esta precisión terminológica se alinea con las enseñanzas
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
29 DELPIAZZO, Carlos. Tribunal de Cuentas. Ed. Amalio Fernandez, 1982. P. 20. El concepto de “Ad-
ministración” debe entenderse em un sentido orgánico. A mi juicio, se trata de un sistema orgánico
centralizado. El control en la descentralización puede despertar dificultades de denominación.
Mientras que es externa al órgano, e incluso al sistema centralizado que integra con su jerarca si
lo tuviere, se agrega el hecho de que existe un sistema descentralizado. En cambio, en la visión
de MENDEZ, el control es interno al sistema, tanto centralizado como descentralizado, por lo que
existe “acción externa” atribuida a los órganos que desarrollan la llamada administración activa,
y los órganos de control en cambio, desarrollan “acción interna” -Teoría del órgano, Ed. Definitiva,
1971, p. 205, en especial, nota al pie 420)
30 SAYAGUÉS LASO, Enrique. Tratado… cit, TII, p. 408
31 BANDEIRA DE MELLO, Celso A. Curso de Direito Administrativo, 18 Ed. Malheiros, p. 861
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32 MEILÁN GIL. En “La Administración pública entre dos siglos.” Obra Colectiva en Homenaje a Ma-
riano Baéza de Alcazar. Manuel Arenilla Sáez (c), INAP, 2010, p.
33 LOPEZ ESCARCENA, Sebastian. “Contextualizando el Derecho Administrativo Global”, En: R.
Abello (edit.), Anuario Colombiano de Derecho Internacional, vol. 11: pp. 259-305, Bogotá, Co-
lombia, ISSN 2027-1131.
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
34 https://www.oecd.org/site/peerreview/
35 PEZZUTTI, Miguel. Intercambio de información tributaria entre Argentina y Uruguay en Revista
Tributaria nº 238, enero.-feb. 2014, p. 37 y sts.
36 Al respecto entiendo trasladables en buena medida los conceptos de CAJARVILLE -“Invalidez de
los Actos Administrativos” en “Sobre Derecho Administrativo”, Tomo II, 3ª Ed. p. 26 y 40- para los
actos administrativos, con la salvedad que se verá respecto de los efectos.
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37 CAGNONI, José A. “Introducción a la teoría del control”, Ed. Univ., Montevideo, 1996,.
38 CAJARVILLE, Juan P. Invalidez… cit. p. 27.
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44 Conf. DELPIAZZO, Carlos. El Tribunal de Cuentes, cit. p. 41. El autor sigue en ello la tradicional
postura de Jimenez de Arechaga, a la cual suscribo.
45 Sobre este punto, la Ley agregó el control de eficiencia de la gestión (TOCAF, art. 122). A mi juicio,
el control de eficiencia es también control de legalidad, y la solución legal es ajustada a la consti-
tución.
46 Se trataría de una hipótesis de jerarquía múltiple, conforme definía Mendez el fenómeno en el
cual un órgano o funcionario se encuentra sujeto al poder de dirección de más de un jerarca, aún
cuando una sea de carácter principal y otra accesoria (DELPIAZZO, Carlos, cit., p. 46)
47 Vazquez, Cristina. “La actividad….”, cit. p. 294. ROTONDO, Felipe. Manual de Derecho Adminis-
trativo, 10ª Ed, 2017. P. 441
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
48 Más en profundidad, ver: GUTIERREZ, Adrian y PEZZUTTI, Miguel. Régimen de la denuncia tribu-
taria. En “Profesionales y Empresas” N° XIII, CADE, 2012.
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49 En este sentido, tradicionalmente se ha considerado que la situación que motiva la acción de nuli-
dad debe generar un efecto directo y no indirecto en el accionante. Sin perjuicio de las dificultades
en un proceso de apertura, el TCA ha dado algunas muestras esperanzadoras con algunos fallos en
los que la falta de sanción a un competidor en un mismo mercado ha sido interpretado como una
forma de lesionar un interés directo y personal. Sentencia 134/018
50 DURAN MARTINEZ, Augusto. “Contencioso Administrativo”, FCU, 2007, p. 111; KLETT, Selva y
VALENTIN, Gabriel. “La reforma del Contencioso Administrativo de Anulacion”, en “Estudios Sobre
la Administración Uruguaya”, Tomo II, p. 375 y 376. También puede citarse la Sentencia 41/2006
del TCA por la cual se admitió la defensa de intereses difusos en materia ambiental, otorgando
legitimación a un Fiscal.
51 CAGNONI, José A. Ombudsman.. cit. p. 75
326
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
52 DELPIAZZO, Carlos. “Origen y expansión reciente en América Latina del Defensor del Pueblo” en
Revista de Derecho Público, N° 11-12, 1997, p. 52
53 PEZZUTTI, Miguel. “Perspectivas del contencioso anulatorio (con especial énfasis en el acceso)” en
Jornadas en Homenaje a Mariano R. Brito, Anuario de Derecho Administrativo, UM, 2014. P. 192
54 Al respecto también ver: PEZZUTTI, Miguel. “Ética, legalidad y representación sectorial en entes
públicos”, en Ética y Patologías Corruptivas. Delpiazzo y Gesta Leal, Coord., UM, 2015, p. 309 y
sts. LABAURE, Carlos. “Medios Alternativos de Control de la Administracion Publica” en Revista de
Derecho Público N°11-12, FCU, 1997,p. 45; REAL, Alberto Ramón, Procedimiento Administrativo
Comparado, en Revista Uruguaya de Derecho Administrativo, 1980, N° 2, p. 61
327
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
55 DELPIAZZO, Carlos. Origen y expansión reciente en América Latina del Defensor del Pueblo, en
Revista de Derecho Público, N° 11-12. FCU, 1997, p. 54
56 Art. 6 de la Constitución Sueca: El Parlamento elegira uno o vanos Ombudsman para que, con ar-
reglo a las instrucciones que el propio Parlamento acuerde, ejerzan supervision sobre la aplicacion
en la administracion publica de las leyes y demas disposiciones. El Ombudsman podra entablar
accion judicial en los supuestos que las instrucciones especifiquen. El Ombudsman podra asistir
a las deliberaciones de tribunales o de autoridades administrativas y tendra acceso a las actas
y documentos de dichas autoridades. Los tribunales y autoridades administrativas, asi como los
funcionarios del Estado o de los municipios, deberan ayudar al Ombudsman dandole los datos
y los informes que necesite, y la misma obligacion incumbe a las demas personas que se hallen
bajo la supervision del Ombudsman. Los acusadores publicos (allman aklagare) deberan prestar
asistencia al Ombudsman si este la solicita. El Reglamento de la Camara establecera normas su-
plementarias sobre el Ombudsman.
328
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
moderno defensor del Pueblo. Aquél operó como mediador entre el Rey
y la Nobleza para garantizar a éstos el respeto de sus derechos. No pa-
rece casual la coincidencia temporal con la Carta Magna que arrancan
los nobles a Juan sin tierras en 1215, lo que no hace sino rememorar
una importante función que cumplirá el Defensor del Pueblo en los re-
gímenes modernos: la institucionalización del descontento o la queja.
Rovira Viñas57 identifica a la queja como una petición, “antiguo de-
recho …, que nace al inicio de la Edad Media (en 1215 ya era práctica
habitual en Inglaterra ejercer el derecho de petición ante el Rey)” me-
diante el cual se “pone en conocimiento y solicita a las autoridades la
modificación de una conducta irregular con la finalidad de que éstas le
restituyan en su derecho”.
Afirma que el Defensor del Pueblo coadyuva a la satisfacción de la
queja, mediante la labor de acercamiento, de mediar para solucionar
conflictos antes de que se instrumentalicen, y de divulgar los derechos
entre los ciudadanos.58 Esta función llega en algunos países incluso a
incidir la denominación de esta figura, como el llamado “Crítico del Esta-
do” o “Comisionado de quejas” en el derecho israelí, figura que absorbe
al Defensor del Pueblo59.
Como se verá, el Defensor del Pueblo es básicamente un instrumento
para canalizar el descontento y satisfacerlo de manera oportuna y efi-
ciente, previniendo los efectos disociativos que genera la insatisfacción
en la sociedad.
La vieja matriz nórdica derivó en una figura extendida en el ordena-
miento universal y compartida por distintas culturas jurídicas, al punto
que existe tanto en occidente como en oriente.
En occidente, hacia los años ochenta se vivió un verdadero furor por
esta figura que llegó al punto de que se hablara de una “ombudsma-
nia”60. Dejó los ámbitos reducidos de la discusión doctrinaria y pasó a
ocupar espacios centrales de difusión en medios de prensa.61
Tal elevación del listón puede haber generado aspiraciones pre-
tensiosas y comprensibles decepciones, sin perjuicio de las cuales, es
57 ROVIRA VIÑAS, Antonio. El Derecho de Queja de los ciudadanos, en Revista de Derecho Público,
FCU, Montevideo, N° 10, 1997, p.53.
58 ROVIRA VIÑAS, Antonio. Cit. p. 60
59 TRAPUNSKY, Leone. Crítico del Estado y Defensro del Pueblo en Israel. Funciones y Estructura. En
Revista de Derecho Público N° 17, FCU, 2000 p. 139.
60 DELPIAZZO, Carlos. “Origen …” cit.
61 El país de Madrid, artículo.
329
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
62 “A system of the Swedish type giving the ombudsman the right to supervise the courts has in
fact proved to have several important advantages compared with the systems existing in other
countries. First of all it is easy for anybody – e.g. a party or a witness – who feels that he has been
incorrectly treated by a judge or a court to complain to the ombudsman. Secondly the ombuds-
man can start an investigation even if there is no reason to believe that the error that has been
committed is of such a serious nature as to give rise to disciplinary proceedings, to a prosecution
or to a decision to remove the judge from office. Thirdly, since the ombudsman can look also into
330
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
minor matters he can make such statements concerning good judicial behaviour and the proper
way of applying procedural rules that cannot be made e.g. by a superior court after an appeal. Last
but not least, since the ombudsman is independent in the same way as a judge there can be no
grounds for suspicions that the ombudsman’s interventions has any other purpose than to protect
the citizens and to promote the principle of the rule of law” Mikuli, Piotr. (2017). Ombudsman
Institutions and the Judiciary in Sweden and Finland. Przegląd Prawa Konstytucyjnego. 40. 37-48.
10.15804/ppk.2017.06.02.
63 DELPIAZZO, Carlos. Derecho Administrativo General, vol 2, cit. p. 307. También en “Origen y ex-
pansión reciente en América Latina del Defensor del Pueblo”, Revista de Derecho Público 11-12,
1997, FCU, p. 53.
64 JUSTEN FILHO, Marcal. “Curso de Direito Administrativo”, Thomson Reuters, 10ª. Ed, p. 118.
65 Tal el caso del Taxpayer Advocate -antes Taxpayer Ombudsman- en Estados Unidos con la Orden
de asistencia al contribuyente. Esta “Taxpayer ASsistance Order” es emitida para garantizar la
protección cuando existen una dificultad significativa (significant hardiship) que pone en riesgo
derechos del contribuyente de manera grave. Ello incluye la suspensión de medidas de ejecución
o cautela hasta que el asunto sea resuelto definitivamente por la IRS. Sobre el punto ver el prolijo
análisis de Natalia Acosta y Sol Agostino. “Defensoría del Contribuyente” CSIC UDELAR, 2017,
p45
331
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EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
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334
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
72 Evidentemente, no todas las resoluciones que dicta carecerán de tales atributos, sino aquellas que
se dictan en el marco de su competencia sustantiva, es decir, la de formular recomendaciones u
observaciones a la actuación de ciertos entes públicos. Esto resulta luego ratificado por el art. 7,
cuando establece su régimen de impugnabilidad. Es más, el empleo del giro “resolución” coincide
con el que utiliza el Decreto 500/991 para referir a los actos administrativos de efectos particula-
res y concretos, siendo que acto administrativo es en el derecho positivo uruguayo -y también en
la dogmática- una manifestación productora de efectos jurídicos. En definitiva, una resolución sin
efectos jurídicos es una contradictio per se. Habría sido preferible hablar de “decisiones”, “pro-
nunciamientos” o “recomendaciones u observaciones”, para admitir que junto con éstas, habrá de
dictar también resoluciones en sentido estricto, vinculadas básicamente a su estructura interna o
con particulares.
335
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Esto surge del art. 4, donde se emplean los giros “proponer”, “pro-
mover” “emitir opiniones y recomendaciones”, “colaborar”, “informar y
difundir”.
Sin embargo, dentro de los poderes jurídicos asignados por el art. 36
se incorporan facultades específicas que pueden ordenarse del siguiente
modo:
Poderes de fiscalización: Puede efectuar, con o sin previo aviso, visi-
tas de inspección a cualquier lugar o sector de actividad de los organis-
mos y entidades objeto de su competencia, pudiendo concurrir con peri-
tos, asesores o con quien estime del caso, estando habilitada a registrar
la inspección o visita por los medios y con los soportes tecnológicos que
estime pertinentes; entrevistarse con cualquier autoridad, pedir infor-
mes, examinar expedientes, archivos y todo tipo de documento, realizar
interrogatorios o cualquier otro procedimiento razonable, todo ello sin
sujeción a las normas de procedimiento que rigen la producción de la
prueba siempre que no afecte los derechos esenciales de las personas,
entrevistarse con cualquier persona y solicitarle el aporte de informes o
documentación que fuere necesaria para dilucidar el asunto en el cual
intervenga y realizar todas las demás acciones tendientes al esclareci-
miento de los hechos.
Facultades de patrocinio o legitimación en procedimientos adminis-
trativos y procesos judiciales: puede solicitar ante quien corresponda,
la adopción de cualquier medida cautelar con el fin de impedir la con-
sumación de perjuicios, el incremento de los ya generados o el cese de
los mismos. También puede presentar denuncias penales e interponer
recursos de habeas corpus o amparo, sin perjuicio de solicitar otras me-
didas judiciales cautelares que considere pertinentes.
Facultades de inspección con relevo de restricciones de acceso: Por
su intensidad, puede considerarse separadamente la facultad atribuida
en materia de control de efectividad de la protección a los derechos
humanos en determinados recintos. Así se dispone que puede ingre-
sar, con o sin previo aviso a los lugares de detención, hospitales, esta-
blecimientos militares y cualquier otro establecimiento en que existan
personas privadas de libertad73 o en régimen de internación. Entiendo
73 Respecto de este tema es notorio que existe una yuxtaposición de cometidos con el Comisionado
Parlamentario para el Sistema Carcelario. El proyecto de ley que culminó con el dictado de la Ley
18806 previó en su redacción original la eliminación del Comisionado y la unificación de sus com-
petencias con las del INDDHH. El punto se retiró del proyecto antes de que pleno de la Cámara de
Representes lo votara.
336
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
74 Es heterodoxa la nomenclatura empleada por el art. 5, ya que menciona a las entidades para-
estatales por un lado y a las personas públicas no estatales por otro, cuando normalmente son
asociadas al mismo fenómeno. Lo mismo cuando refiere a “entidades privadas” y luego a “personas
privadas”. Si bien podrían sostenerse alcances diversos, entiendo que son empleados como sinóni-
mos.
337
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
4.3 Organización
338
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
339
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
340
EL OMBUDSMAN EN URUGUAY: LA NECESARIA CANALIZACIÓN DEL DESCONTENTO
5 Notas Finales
341
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
El Control Administrativo y su
Organización en el Uruguay
Felipe Rotondo*
1 Relevancia
2 Aspectos
342
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
4 Luciano Parejo Alfonso. Perspectivas del Derecho Administrativo para el próximo milenio. Edici-
ones Jurídicas Gustavo Ibáñez. Bogotá, 1998, p. 91. En esa línea, la Constitución española, art.
31.2 prevé que “El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su
programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía”. Es de destacar la
ubicación de este precepto en la Sección “De los derechos y deberes de los ciudadanos”.
5 Agustín A. Gordillo, Problemas del control de la Administración Pública en América Latina. Cua-
dernos Civitas. Madrid, 1981 estima que la ‘grave inoportunidad’ que implique falta de racionali-
dad colide con el concepto de legitimidad, pp. 110 y 115-116.
6 “(…) se trata de hacer bien aquello que es correcto, no de hacer correctamente aquello que no es
bueno”, Ferran Termes Anglès. El control de performance en AAVV. Los órganos de control externo
y el sector público. Sevilla 1992, cit. por Francesc Vallês Vives. El control externo del gasto público.
Configuración y garantía constitucional. Madrid 2003, p. 238.
343
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Todos y cada uno de los aspectos allí incluidos son, por esencia, ple-
namente jurídicos.
3 Naturaleza y Caracteres
7 José Aníbal Cagnoni. Introducción a la Teoría del Control. Ed. Universidad. Montevideo 1996, p.
27.
8 Conf. Augusto Durán Martínez. Control de los actos administrativos, en Estudios de Derecho Ad-
ministrativo. Parte General. Montevideo, 1999, pp. 359 y ss.
344
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
4 Proyección
La actividad de control se proyecta hacia los administrados, o sea
fuera de la administración caso en el cual, al ponerse en juego derechos
fundamentales de las personas, requiere fuente legal9; aquí no se tratará
este tipo de control.
Si incide en una entidad estatal y se actúa en función administrativa,
será un control interadministrativo que relaciona a personas jurídicas
estatales diversas; si, en cambio, se efectúa dentro del propio sistema al
que pertenece el órgano de control, será intra administrativo.
En otros términos, el control será externo si se cumple por órganos
ajenos a la Administración controlada e interno, si ellos pertenecen a la
misma Administración.
En visión orgánica también cabe referir al control vertical que supone
la relación jerárquica controlante/controlado y al horizontal, entre órga-
nos en igualdad de posición institucional10.
5 Reglas
345
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
346
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
14 Conforme Aparicio Méndez. La Jerarquía. AMF Montevideo 1973, Nº 41, p. 93. “Es corriente ver
colocados en un mismo plano, como si se tratara de una serie de potestades, al poder de mando,
con el reglamentario, de vigilancia, disciplinario, etc. cuando en realidad estas, con otras, son
expresión del primero”, nota 169, p. 81.
347
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
348
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
18 Conf. art. 239 ordinal 2º de la Constitución; y c. El ordinal 7º dispone que la Corte destituye a
jueces y personal administrativo con al menos cuatro votos de sus cinco miembros. En cada Juzga-
do, la Ley Orgánica de la Judicatura y Organización de los Tribunales Nº 15.750 de 24-VI-1985
prevé que “Los jueces celarán en sus secretarios, actuarios y demás funcionarios de su depen-
dencia, la puntual observancia de sus obligaciones” y que “Los actuarios tendrán la dirección
administrativa de la oficina, bajo la superintendencia del Juzgado”.
19 Art. 107 de la Constitución. Por ejemplo, el Reglamento de la Cámara de Representantes, art. 106
ordinal 15 establece que su Presidente, “de acuerdo con el Secretario Redactor y con la Comisión
de Asuntos Internos destituye a los funcionarios “por faltas graves”. “No existiendo acuerdo (…) el
Presidente someterá el caso a la decisión de la Cámara”.
20 Estos órganos no son Poderes de Gobierno porque no tienen el ejercicio de principio de una fun-
ción jurídica del Estado pero actúan con absoluta autonomía.
21 El art. 273-7 de la Constitución prevé que la Junta Departamental corrige, suspende y destituye
a sus empleados y el 275-5 lo hace para el Intendente. La ley Nº 19.272 de 18-IX-2014, art.12
dispone: “2. Son atribuciones de los Municipios: supervisar las oficinas de su dependencia y
ejercer la potestad disciplinaria sobre los funcionarios del Municipio, en el marco de la política de
recursos humanos y de las disposiciones vigentes establecidas por el respectivo Gobierno Depar-
tamental”
22 Es el caso de la Comisión Asesora de la Administración de Ferrocarriles del Estado (decreto-ley Nº
14.396 de 1-VII-1975, arts.14 y 16, con miembros designados por su Directorio, 2 del personal
técnico y semitécnico, 2 del administrativo, 2 del obrero y 1 a libre elección del Directorio) y de
la Comisión Asesora de Promociones, Faltas y Seguridad Industrial de la Administración de las
Obras Sanitarias del Estado (ley Nº 11.907 de 10-XII-1952, con 1 delegado del Directorio, 3 del
personal técnico y administrativo y 3 del obrero, salvo el primero, electos).
349
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EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
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EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
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354
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
35 Secciones XIII y XIV de la Constitución y normas legales recogidas en el Texto Ordenado de Conta-
bilidad y Administración Financiera (TOCAF- decreto Nº 150/012 con ajustes), art. 111 y ss.
36 Tiene 7 miembros designados por la Asamblea General legislativa por ⅔ del total de sus 130 com-
ponentes.
37 En ciertos casos, actúa directamente el Tribunal, por ejemplo, respecto a gastos emergentes de
transacciones y laudos arbitrales; proyectos de asociación de Entes Autónomos y Servicios De-
scentralizados del dominio comercial e industrial con entidades públicas o privadas nacionales o
extranjeras.
38 Por eso A. Durán Martínez, El control de los actos administrativos, cit., p. 361-362 dice que es
un control externo “intermedio o mixto”, porque el Tribunal puede provocar la suspensión de la
ejecución del acto o paralizar el procedimiento, pero no lo revoca ni anula y si se insiste lleva a la
actuación de otros órganos. Esta actuación no se ha verificado, por cierto, en la medida necesaria.
355
C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO D E L A AC T I V I DA D D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N
Así debe:
“informar a la Asamblea General y a las Juntas Departamentales
en su caso, emitiendo su opinión con respecto al costo de los servicios
y eventualmente su comparación con los rendimientos obtenidos en
orden al cumplimiento de los programas presupuestales y la eficiencia
de los Organismos que los tuvieron a su cargo” y cumple un “control
externo de eficiencia”.
356
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
357
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40 Art. 300 de la Constitución. (“…) su regulación constitucional evidencia que se trata de un con-
trol más tenue que el que rige la descentralización funcional” (por servicios), “ya que en caso de
silencio de la Cámara de Representantes en el plazo de 60 días, se considera confirmado el acto
de la Junta Departamental”. Graciela Ruocco. Controles a cargo de las Cámaras Legislativas, en
Control estatal sobre entidades públicas y las instrumentales de Derecho Privado. Instituto de De-
recho Administrativo. Felipe Rotondo Coordinador Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo
2017, pp.173 y ss.
41 Art. 303 de la Constitución y ley Nº 18.045 de 23-X-2006.
358
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
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361
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43 Rowat citado por Agustín A. Gordillo. Problemas del control de la Administración Pública en Améri-
ca Latina, cit. p. 136.
44 Daniel Hugo Martins. Conveniencia de la creación del Defensor del Pueblo en el Uruguay en Con-
stitución y Administración, Tomo 1 Montevideo 1997, pp. 593 y ss. entendió, en ese sentido, que
“bien puede crearse por ley una Comisión Bicameral con las funciones de la Defensoría del Pueblo,
que proponga a la Asamblea General la designación de un funcionario, el Defensor del Pueblo,
que investigue las quejas que reciba del público, en nombre de dicha Comisión y que dé cuenta a
la misma de sus investigaciones y ésta a la Asamblea General
362
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
45 Debe ser ciudadano uruguayo, natural o legal; en el segundo caso con un mínimo de diez años
de ciudadanía; tener treinta y cinco años de edad como mínimo y ser persona con reconocida
especialización en derechos humanos y específicamente en los derechos vinculados a las personas,
funcionarios y lugares donde se alojan quienes se encuentran privados de libertad.
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46 En el ámbito departamental, se han previsto Defensores del Vecino en algunos Gobiernos Depar-
tamentales, como los de Maldonado y Montevideo, en relación a sus servicios y actividades sea de
prestación directa o indirecta, con excepción de las cuestiones atinentes a la relación funcional.
364
EL CONTROL ADMINISTRATIVO Y SU ORGANIZACIÓN EN EL URUGUAY
por esa Asamblea e integrada por miembros de los partidos con repre-
sentación parlamentaria, la que eleva la nómina de candidatos habilita-
dos; procurándose asegurar “la representación pluralista de las diversas
fuerzas de la sociedad civil interesada en la promoción de los derechos
humanos, según principios de equidad de género y no discriminación”.
15 Anotaciones Finales
47 Conf. Jaime Rodríguez Arana. Sobre la reforma administrativa. Revista La Justicia Uruguaya. Doc-
trinas Magistrales. Tomo I Montevideo 2009, pp. 141 y ss.
48 James Madison, El Federalista, Nº 51, 1788.
365
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Nota Introductoria
366
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368
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
11 Ídem.
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370
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
14 Cfr. Carbonell, Miguel, Elementos de Derecho Constitucional, 4ª ed., México, Fontamara, 2013, p.
104.
15 Cfr. Artículo 6, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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16 Ídem.
17 Cfr. Artículo 79, Ídem.
18 Delgadillo Gutiérrez, Luis H. y Lucero, Manuel, Compendio de Derecho Administrativo, 9ª ed.,
México, Porrúa, 2010, pp. 48 y 49.
372
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
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22 Que aún no comienza su vigencia al no haberse desarrollado todas las condiciones previstas en los
transitorios de la reforma constitucional que lo estableció.
23 Cfr. Artículo 19, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
24 Cfr. Artículo 79, Ídem.
25 Cfr. Artículo 109, Ídem.
374
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
Los entes públicos estatales y municipales, así como del Distrito Fe-
deral y sus demarcaciones territoriales, contarán con órganos internos
de control, que tendrán, en su ámbito de competencia local, las atribu-
ciones a que se refiere el párrafo anterior […]”.26
26 Ídem.
27 Año 2015.
28 Artículo 73, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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376
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
32 El listado de funcionarios Federales y locales se encuentra en el artículo 110, que establece: “Po-
drán ser sujetos de juicio político los senadores y diputados al Congreso de la Unión, los ministros
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Consejeros de la Judicatura Federal, los Secreta-
rios de Despacho, los diputados a la Asamblea del Distrito Federal, el Jefe de Gobierno del Distrito
Federal, el Fiscal General de la República, el Procurador General de Justicia del Distrito Federal,
los magistrados de Circuito y jueces de Distrito, los magistrados y jueces del Fuero Común del
Distrito Federal, los Consejeros de la Judicatura del Distrito Federal, el consejero Presidente, los
consejeros electorales, y el secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral, los magistrados del
Tribunal Electoral, los integrantes de los órganos constitucionales autónomos, los directores ge-
nerales y sus equivalentes de los organismos descentralizados, empresas de participación estatal
mayoritaria, sociedades y asociaciones asimiladas a éstas y fideicomisos públicos.” Artículo 110,
Ídem.
33 Artículo 109, Ídem.
34 Refiriendo a Los Gobernadores de los Estados, Diputados Locales, Magistrados de los Tribunales
Superiores de Justicia Locales, en su caso, los miembros de los Consejos de las Judicaturas Loca-
les, así como los miembros de los organismos a los que las Constituciones Locales y el Estatuto de
Gobierno del Distrito Federal. Artículo 110, Ídem.
35 Ídem.
36 Cfr. Artículo 109, Ídem.
37 Artículo 114, Ídem.
377
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LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
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47 Cfr. Ídem.
48 Ídem.
49 Ídem.
50 Ídem.
380
LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL ADMINISTRATIVO EN MÉXICO
los plazos respectivos, que en los casos graves no puede ser menor a
siete años51.
4 A Manera de Conclusión
Fuentes
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Preliminar
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2 Cfr. entre otros: GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco: Derecho Administrativo Español. Segunda edi-
ción. Primera reimpresión. EUNSA. Pamplona, España, 1995, pp. 236-237.
384
LA INCONSTITUCIONAL DESIGNACIÓN DE LOS TITULARES DE LOS ÓRGANOS DE CONTROL...
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LA INCONSTITUCIONAL DESIGNACIÓN DE LOS TITULARES DE LOS ÓRGANOS DE CONTROL...
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cubanos. Ese programa fue producto de un Tratado entre ambos países que implica y sigue impli-
cando como contraprestación por tal “asistencia” el suministro a Cuba de hidrocarburos. La misión
fue cuestionada en múltiples aspectos, e incluso se plantearon pretensiones de nulidad y de ampa-
ro constitucional alegándose la violación a las normas venezolanas sobre ejercicio profesional de
la medicina. Al acordarse medidas cautelares por parte de un Tribunal contencioso administrativo,
el resultado fue la “clausura” temporal del mismo y posterior destitución de los jueces correspon-
dientes, luego de que el entonces Presidente manifestó públicamente su rechazo a tal decisión e
insultó a los jueces correspondientes. Véase al respecto: NIKKEN, Claudia: El caso Barrio Adentro
: La Corte Primera de lo Contencioso Administrativo ante la Sala Constitucional del Tribunal Su-
premo de Justicia o el avocamiento como medio de amparo de derechos e intereses colectivos y
difusos. Revista de Derecho Público Núms. 93-94-95-96, Editorial Jurídica Venezolana. Caracas,
2003, pp. 5-48.
15 Véanse sobre las «Misiones», entre otros: ZAMBRANO M. Paula E.: Las Misiones en la orga-
nización administrativa venezolana. Fundación Estudios de Derecho Administrativo (FUNE-
DA). Caracas, 2011; BREWER-CARÍAS, Allan R.: Una nueva tendencia en la organización ad-
ministrativa venezolana. Las “misiones” y las instancias y organizaciones del “Poder Popular”
establecidas en paralelo a la Administración Pública. http://allanbrewercarias.com/wp-content/
uploads/2011/09/1091.-1038.-Una-nueva-tendencia-en-la-organizaci%C3%B3n-de-la-Administ-
rac%C3%B3n-P%C3%BAblica-en-Venezuela.-X-FIDA-El-SALVAD.pdf; HERNÁNDEZ G., José Igna-
cio: La administración paralela como instrumento del Poder Público. Revista de Derecho Público
Núm. 112. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas, 2007, pp. 175-178; BREWER-CARÍAS, Allan
R.: El régimen de las Misiones y su aparataje burocrático en el Decreto Ley de la Ley Orgánica de
Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones de noviembre de 2014. Revista de Derecho Público
Núm. 140. Estudios sobre los Decretos Leyes de 2014. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas,
2014, pp. 124-127.
16 Un ejemplo de la conformación de esa estructura paralela, pretendidamente basada en una nor-
mativa por demás confusa y poco técnica puede verse en el Decreto con rango, valor y fuerza
de Ley Orgánica de Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones. Decreto 1.294 del 13/11/14
publicado en G.O. Núm. 6.154 del 19/11/14.
17 http://www.petrocasa.com.ve/.
390
LA INCONSTITUCIONAL DESIGNACIÓN DE LOS TITULARES DE LOS ÓRGANOS DE CONTROL...
18 Cfr. al respecto, entre otros: PÉREZ FERNÁNDEZ, Carlos: Notas sobre la regulación de las fa-
cultades de uso, goce y disposición de las unidades residenciales sometidas a la aplicación del
Decreto con rango, valor y fuerza de Ley del Régimen de Propiedad de las Viviendas de la Gran
Misión Vivienda Venezuela. Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia Núm. 7-III. Edi-
ción Homenaje a José Peña Solís. Caracas, 2016, pp. 671-700. Disponible en: http://rvlj.com.
ve/wp-content/uploads/2016/12/pp.-671-700-PEREZ-FERNANDEZ.pdf; RIQUEZES CONTRERAS,
Oscar: El derecho a la vivienda, la dignidad humana y el Decreto con rango, valor y fuerza de
Ley del Régimen de Propiedad de las Viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Contraste
del texto con la realidad. Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia Núm. 11. Caracas,
2018, pp. 317-337.Disponible en: http://rvlj.com.ve/wp-content/uploads/2019/01/RVLJ-11-317-
337.pdf; HERNÁNDEZ G., José Ignacio: Breve nota sobre la propiedad privada de las viviendas de
la Gran Misión Vivienda Venezuela. Revista de Derecho Público Núms. 145-146. Editorial Jurídica
Venezolana. Caracas, 2016, pp. pp. 116-119.
19 Véanse entre otras, notas de prensa y reportajes: https://www.diariolasamericas.com/america-la-
tina/revelan-que-rafael-ramirez-tuvo-conocimiento-escandalo-corrupcion-pdval-n4108652; https://
www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article2013704.html; http://
www.laverdad.com/economia/1960-escandalo-de-pudreval-cumple-dos-anos.html; https://www.
noticias24.com/actualidad/noticia/160661/vicepresidencia-de-venezuela-dirigira-empresa-pd-
val-tras-hallazgo-de-alimentos-descompuestos/.
20 Luego de la Constitución de 1999 se ha afirmado con acierto que: „…en cuanto a los mecanismos
de control administrativo que se desarrollan en el seno de la propia administración pública tam-
poco han tenido aplicación ni desarrollo durante el período del régimen autoritario actual, en gran
parte por la distorsión que ha sufrido la Administración, de haber abandonado su rol constitucio-
nal de estar al servicio del ciudadano, pasando a ser un instrumento solo al servicio del Estado y
la burocracia“ (BREWER-CARÍAS, El control…, p. 520).
391
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21 Establece el artículo 274 del texto constitucional: Los órganos que ejercen el Poder Ciudadano tie-
nen a su cargo, de conformidad con esta Constitución y con la ley, prevenir, investigar y sancionar
los hechos que atenten contra la ética pública y la moral administrativa; velar por la buena gestión
y la legalidad en el uso del patrimonio público, el cumplimiento y la aplicación del principio de la
legalidad en toda la actividad administrativa del Estado; e, igualmente, promover la educación
como proceso creador de la ciudadanía, así como la solidaridad, la libertad, la democracia, la res-
ponsabilidad social y el trabajo. Una crítica sucinta pero contundente a la inclusión de esta “nueva”
rama del Poder Público puede verse en: CASAL H., Jesús M.: Reformas constitucionales para el
fortalecimiento institucional. Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES). Universidad
Católica Andrés Bello. Caracas, 2008, pp. 465-466. https://www.ucab.edu.ve/wp-content/uploads/
sites/2/2017/09/INV-IIES-REV-090-Reformas-constitucionales-para-el-fortalecimientopdf.pdf.
22 Tales órganos eran catalogados por la doctrina, durante la vigencia de la Constitución de 1961,
como “Administración con autonomía funcional”, o “Administraciones independientes” (Cfr. entre
otros: PEÑA SOLÍS, José: Manual de Derecho Administrativo. Adaptado a la Constitución de 1999
y a la Ley Orgánica de la Administración Pública de 2001. Volumen Segundo. Colección Estudios
Jurídicos. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas, 2001, pp. 706-720). Se trataba pues de un con-
trol administrativo. Entendemos que, más allá del cambio nominal con la instauración del “Poder
Ciudadano”, sigue siendo un control administrativo mas no derivado del vínculo de jerarquía.
23 Véase al respecto, entre otros, la obra colectiva: Leyes Orgánicas del Poder Ciudadano. Editorial
Jurídica Venezolana. Caracas, 2005.
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27 Véase: TORREALBA SÁNCHEZ, Miguel Ángel: ¿Elecciones o elecciones democráticas? Notas sobre
el actual marco normativo e institucional venezolano. Revista Venezolana de Legislación y Juri-
sprudencia N° 5, homenaje a Fernando Parra Aranguren. Caracas, 2015, pp. 493-515, así como
la bibliografía allí citada, especialmente: NOHLEN, Dieter y Nicolas NOHLEN: El sistema electoral
alemán y el tribunal constitucional federal: (La igualdad electoral en debate - con una mirada a
Venezuela). Revista de Derecho Público Núm. 109. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas, 2007, -
pp. 7-26; RACHADELL, Manuel: Consagración, auge y declinación del principio de representación
proporcional en el Derecho venezolano. Politeia Núm. 39. Instituto de Estudios Políticos. Universi-
dad Central de Venezuela. Caracas, 2007, pp. 223-271.
28 Véanse los diversos trabajos en las Revistas de Derecho Público Núms. 145-146. Editorial Jurídi-
ca Venezolana. Caracas, 2016, pp. 267-475 y 147-148. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas,
2016, pp. 305 -379, así como los trabajos de BREWER-CARÍAS, Allan R., en la Revista de Derecho
Público Núms. 149-150. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas, 2017, pp.261 -325. Véase tam-
bién: ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA: El TSJ vs. la
AN: https://www.accesoalajusticia.org/el-tsj-vs-la-an/; PEÑA SOLÍS, José: Análisis de la sentencia
dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia el 1° de marzo de 2016, me-
diante la cual suprime la competencia constitucional de control político de la Asamblea Nacional,
sobre el Gobierno y la Administración Pública Nacional. Revista Electrónica de Investigación y
Asesoría Jurídica de la Asamblea Nacional. Instituto de Estudios Constitucionales. Caracas, 2017,
pp. 558-588. Disponible en: http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/REDIAJ/8/redi-
aj_2017_8_558-588.pdf; BREWER-CARÍAS, Allan R.: Dictadura judicial y perversión del Estado
de Derecho. La Sala Constitucional y la destrucción de la democracia en Venezuela. 2° edición.
Editorial Jurídica Venezolana Internacional. Caracas-New York, 2016. Disponible en: https://al-
lanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2016/06/Brewer.-libro.-DICTADURA-JUDICIAL-Y-PER-
VERSI%C3%93N-DEL-ESTADO-DE-DERECHO-2a-edici%C3%B3n-2016-ISBN-9789803653422.
pdf?lang=en.
29 Como señala BREWER-CARÍAS, El control…, p. 520: „...el control político que prevé la Constitu-
ción por parte de la Asamblea Nacional en relación con el gobierno y la administración pública,
desde que se sancionó la Constitución de 1999 nunca ha tenido aplicación. Primero, hasta 2015,
por el control total que el gobierno ejerció sobre la Asamblea Nacional al controlar la mayoría de
la misma, lo que neutralizó e hizo inefectivas sus potestades de control; y luego, desde enero de
2016, después de que la oposición ganara el control de la Asamblea Nacional en las elecciones
parlamentarias en diciembre de 2015, por el proceso de neutralización y aniquilamiento de sus
poderes a manos del juez constitucional, lo que ha terminado en la configuración de una dictadura
judicial“. Añadimos que se trató de una dictadura judicial en lo formal, pues esta responde a las ór-
denes del Ejecutivo, y en todo caso, perdió buena parte de su relevancia al instalarse la Asamblea
Nacional Constituyente, que también responde al mismo Ejecutivo.
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LA INCONSTITUCIONAL DESIGNACIÓN DE LOS TITULARES DE LOS ÓRGANOS DE CONTROL...
30 La expresión es empleada por, entre otros, Manuel GARCÍA PELAYO (El Estado de Partidos. Ali-
anza Editorial. Madrid, 1986), aunque tiene sus críticos. Su influencia en la realidad venezolana
e incluso en la doctrina administrativista de la época puede verse, por ejemplo, en: BREWER-
CARÍAS, Allan R.: Problemas del Estado de Partidos. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas, 1988.
Disponible en: http://allanbrewercarias.net/Content/449725d9-f1cb-474b-8ab2-41efb849fea5/
Content/II.1.57.pdf.
31 Puede verse en: https://www.rafaelcaldera.com/documento/discurso-reforma-constitucional-1992/.
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Por ello hubo que esperar a la Constitución de 1999 para que, al menos
en teoría, se retomara el asunto plasmándolo en el texto constitucional,
como se verá de seguidas.
32 Cfr. Gaceta Constituyente. Diario de Debates. Asamblea Nacional Constituyente (1999-2000). Im-
prenta del Congreso de la República. Caracas, 2000; Exposición de Motivos de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (G.O. Núm. 5,098 Ext. del 19/02/2000). Véase al respecto:
BREWER-CARÍAS. La democracia representativa…, in totum.
33 Véase entre otros la obra colectiva: La Guerra de las Salas frente al referéndum revocatorio. Edi-
torial Aequitas. Caracas, 2004.
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34 De allí que se sostenga que se trata de una elección de segundo grado (BREWER-CARÍAS, Allan R.:
El golpe de Estado dado en diciembre de 2014, con la inconstitucional designación de las altas
autoridades del Poder Público. Disponible en: http://allanbrewercarias.net/Content/449725d9-
f1cb-474b-8ab2-41efb849fea3/Content/I.2.108.pdf).
35 Salvo el caso de que la designación sea precisamente de integrantes del Poder Ciudadano, pues en
tal supuesto dispone el artículo 279 constitucional: „El Consejo Moral Republicano convocará un
Comité de Evaluación de Postulaciones del Poder Ciudadano, el cual estará integrado por repre-
sentantes de diversos sectores de la sociedad; adelantará un proceso público de cuyo resultado se
obtendrá una terna por cada órgano del Poder Ciudadano, la cual será sometida a la consideración
de la Asamblea Nacional“.
36 Así lo establece, por ejemplo, en el artículo 264 constitucional: „Los magistrados o magistradas
del Tribunal Supremo de Justicia serán elegidos o elegidas por un único período de doce años.
La ley determinará el procedimiento de elección. En todo caso, podrán postularse candidatos o
candidatas ante el Comité de Postulaciones Judiciales, por iniciativa propia o por organizaciones
vinculadas con la actividad jurídica. El Comité, oída la opinión de la comunidad, efectuará una
preselección para su presentación al Poder Ciudadano, el cual efectuará una segunda preselección
que será presentada a la Asamblea Nacional, la cual hará la selección definitiva“.
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Público. Para el caso del llamado Poder Ciudadano, que es el que aquí
nos interesa directamente, en el artículo 23 de su Ley Orgánica se dis-
pone que el Comité de Postulaciones encargado de su primera pre-se-
lección, estará conformado por “representantes de diversos sectores de
la sociedad (…) cuyos requisitos serán establecidos en el Ordenamiento
Jurídico Interno del Consejo Moral Republicano”. Se trata de una norma
que a su vez reenvía a otra de rango sub-legal y que no ha sido dictada.
El resultado: unos Comités de Evaluación de Postulaciones que siem-
pre han estado conformados de hecho y dominados por Diputados del
oficialismo44.
Todas estas violaciones constitucionales fueron posibles tanto en la
formal como en lo fáctico en virtud de que los titulares del Poder Judi-
cial, a saber, los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, han sido
designados igualmente en vulneración de los requisitos sustanciales y
formales constitucionalmente establecidos (artículos 13 encabezamien-
to 65 y de las Leyes del Tribunal Orgánicas del Tribunal Supremo de
Justicia de 2004 y 2010 respectivamente)45. En el caso de los últimos,
con la conformación también irregular y contraria al marco constitu-
cional de un Comité de Postulaciones Judiciales presidido e integrado
mayoritariamente por Diputados del Parlamento Nacional. Algo similar
ha sucedido con los titulares del llamado “Poder Electoral”, pero no es
el caso detallarlo en esta oportunidad. Baste con señalar que la misma
44 De allí que se haya señalado que: „‚…se puede observar que dicho Comité se encontró integrado
por tres diputados de la Asamblea Nacional, la presidenta del Instituto Nacional de la Mujer,
un dirigente popular y el fundador de Fundalatin, sin que se cumpliera con lo establecido en el
Art. 279 de la CRBV, que indica que dicho Comité debe estar “integrado por representantes de
diversos sectores de la sociedad”, lo cual se repite en el Art. 23 de la LOPC, siendo que en este
caso dicho Comité en su mayoría se conformó por funcionarios pertenecientes al gobierno, res-
tringiéndose y limitándose de esa manera la participación de los todos sectores de la sociedad,
ya que éstos deberían ser los únicos que conformen dicho Comité“ (Ibídem, pp. 15-16).
45 Véase por ejemplo: ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA:
Informe sobre el cumplimiento de los requisitos exigidos por parte los magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia, julio 2016. Disponible en: https://www.accesoalajusticia.org/wp-content/
uploads/2016/07/Perfil-de-magistrados-del-TSJ-julio-2016.pdf. Un panorama del devenir del
Tribunal Supremo de Justicia puede verse en: ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VE-
NEZOLANO DE LA JUSTICIA: El TSJ: La joya que pocos han podido retener. Radiografía sobre
la duración de los Magistrados del máximo juzgado en sus cargos. Disponible en: https://www.
accesoalajusticia.org/wp-content/uploads/2017/03/Informe-sobre-duraci%C3%B3n-de-magist-
rados-del-TSJ.pdf.; ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA:
Los Magistrados de la revolución. https://www.accesoalajusticia.org/los-magistrados-de-la-revolu-
cion/; COMISIÓN INTERNACIONAL DE JURISTAS: El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela:
Un instrumento del Poder Ejecutivo. Ginebra, Suiza, 2017. Disponible en: https://www.accesoala-
justicia.org/wp-content/uploads/2017/09/Venezuela-Tribunal-Supremo-Publications-Reports-The-
matic-reports-2017-SPA.pdf; CHAVERO GAZDIK, Rafael: La Justicia Revolucionaria. Una década
de reestructuración (o involución) judicial en Venezuela. Editorial Aequitas. Caracas, 2011.
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48 Cfr. entre otros: BREWER-CARÍAS, Allan R.: El golpe de estado constitucional continuado, la no
creíble defensa de la Constitución por parte de quien la despreció desde siempre, y el anuncio de
una bizarra “revisión y corrección” de sentencias por el Juez Constitucional por órdenes del Poder
Ejecutivo (Secuelas de las sentencias N° 155 y 156 de 27 y 29 de marzo de 2017). Revista de
Derecho Público Núm. 149-150. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas, 2017, pp. 300-312.
49 Véanse –entre muchas- las siguientes notas de prensa: La ‘fiscal rebelde’ de Venezuela huye a Colom-
bia. Luisa Ortega llegó a Bogotá tras escapar en lancha por Aruba.
https://elpais.com/internacional/2017/08/18/america/1503091260_019597.html; Quién es Lui-
sa Ortega, la fiscal chavista que acusó al gobierno de Venezuela de delitos de lesa humanidad y
que ahora ha huido a Colombia. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40443038;
La fiscal general de Venezuela huye a Colombia: salió en lancha a Aruba y desde allí voló a Bogotá.
https://www.univision.com/noticias/america-latina/la-fiscal-general-de-venezuela-huye-a-colombia-
-salio-en-lancha-a-aruba-y-desde-alli-volo-a-bogota; “Venezuela y el narcotráfico es la misma cosa”:
Luisa Ortega Díaz. https://www.voanoticias.com/a/luisa-ortega-diaz-nicolas-maduro-narcotrafi-
co-venezuela-jorge-agobian/4339414.html; Luisa Ortega Díaz: Maduro orquestó los hechos de
corrupción con Odebrecht. https://transparencia.org.ve/project/luisa-ortega-diaz-maduro-orques-
to-los-hechos-corrupcion-odebrecht/; Luisa Ortega pide a la Corte Penal Internacional detener a
Nicolás Maduro por crímenes de lesa humanidad #4Oct. https://www.elimpulso.com/2018/10/04/
luisa-ortega-pide-a-la-corte-penal-internacional-detener-a-nicolas-maduro-por-crimenes-de-lesa-
-humanidad-4oct/; Luisa Ortega Díaz acusó a Maduro, Cabello, Cilia Flores y El Aissami de tráfico
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64 https://lta.reuters.com/articulo/domesticNews/idLTAKCN1NP2MJ-OUSLD; https://www.elnuevo-
herald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article222001965.html. En otros casos
bajo investigación, los montos son tan extravagantes que se ha llegado a hablar de billones de
dólares. Como contraste, el inicio del enjuiciamiento que estaba llevando a cabo la Justicia penal
peruana respecto al ex presidente Allan García y que parece haber dado lugar a su trágico final,
era por unos supuestos sobornos de 4 millones de dólares. Y para el caso de todas las investigaci-
ones vinculadas con el caso Odebretch en Perú, las sumas pagadas indebidamente entre 2004 y
2014 serían de 29 millones de dólares.
65 Véase por ejemplo: ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA:
Informe sobre el desempeño del Ministerio Público (2001-2015). En: https://www.accesoalajusti-
cia.org/informe-sobre-el-desempeno-del-ministerio-publico-2001-2015/.
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66 Véanse entre otros: Oficialmente ONU degrada Defensoría del Pueblo a Categoría B. https://www.
derechos.org.ve/actualidad/oficialmente-onu-degrada-defensoria-del-pueblo-a-categoria-b; ACCE-
SO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA: Resumen del informe de
la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre Venezuela de 2018. https://www.
accesoalajusticia.org/venezuela-la-impunidad-continua-en-medio-de-una-situacion-sombria-de-de-
rechos-humanos/; ACCESO A LA JUSTICIA. EL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA JUSTICIA:
Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre Venezuela 2018. https://www.
accesoalajusticia.org/informe-de-la-cidh-sobre-venezuela-2018/.
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67 Véase: ABADI M., Anabella: 15 años de violaciones a la autonomía del BCV. https://transparencia.
org.ve/wp-content/uploads/2018/07/Violaciones-Autonomi%CC%81a-BCV-2018-Anabella-Aba-
di-M.-.pdf
68 Sentencia de la Sala Constitucional Núm. 259 del 31/03/16. Véase al respecto: BREWER-CARÍAS,
Allan R.: LA SENTENCIA DE MUERTE PODER LEGISLATIVO EN VENEZUELA. El cinismo de la Sala
Constitucional y la inconstitucional pretensión de controlar la actividad política de la Asamblea
Nacional al reformar la Ley del Banco Central de Venezuela. Documento en línea 2016. Disponib-
le en: http://allanbrewercarias.net/Content/449725d9-f1cb-474b-8ab2-. 41efb849fea3/Content/
Brewer.%20La%20sentencia%20de%20muerte%20AN.%20Sentencia%20SC%20Ley%20BCV.
pdf. Previamente: HERNÁNDEZ G., José Ignacio: Comentarios a la reforma de 2015 de la Ley
del Banco Central de Venezuela. Revista de Derecho Público Núms. 145-146. Editorial Jurídica
Venezolana. Caracas, 2016, pp. 107-115.
69 Sentencia Núm. 517 del 08/11/18.
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Parte VI
Procedimientos de Control Administrativo
(Desarrollo, Efectos, Incidencia
de las Nuevas Tecnologías)
Improcedencia de Subsanar la Motivación del
Acto Administrativo en Vía de Recurso. Hacia el
Control ex Ante de la Decisión
María Victoria de Dios Viéitez*
Introducción
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Así las cosas, es preciso señalar que la motivación de los actos ad-
ministrativos cumple distintas funciones. Tal y como ha subrayado el
Tribunal Supremo, “desde el punto de vista interno viene a asegurar la
seriedad en la formación de la voluntad de la Administración”. Desde
el punto de vista formal -exteriorización de los fundamentos por cuya
virtud se dicta un acto administrativo-, la motivación “no es sólo una cor-
tesía sino que constituye una garantía para el administrado que podrá
así impugnar en su caso el acto administrativo con posibilidad de criticar
las bases en que se funda; además y en último término la motivación
facilita el control jurisdiccional de la Administración -art. 106.1 de la
Constitución- que sobre su base podrá desarrollarse con conocimiento
de todos los datos necesarios”4.
En consecuencia, conviene recalcar que la motivación, al margen de
constituir una manifestación del principio de transparencia, tal y como
ha puesto de relieve Navarro González5, tiene una triple funcionalidad:
asegurar el rigor y la seriedad en la adopción de la decisión por parte
de la Administración; exteriorizar las razones en las que se fundamenta
la decisión adoptada para que el particular pueda impugnar, en su caso,
4 STS de 4 de junio de 1991 (RJ 1991/4861). Según se declara con detalle en la STS de 9 de febre-
ro de 1987 (RJ 1987/2916): “Independientemente de que la motivación del acto administrativo
cumpla otras funciones -en el orden interno, el aseguramiento del rigor en la formación de la
voluntad de la Administración-, como elemento formal aspira a que el administrado pueda conocer
claramente el fundamento de la decisión administrativa, para poder impugnarla criticando sus
bases, y a que el órgano que decide los recursos pueda desarrollar el control que le corresponde
con plenitud, examinando con todos los datos si el acto se ajusta o no a derecho”. En los mismos
términos, STSJ de Cataluña de 30 de enero de 1997 (RJCA 1997/311). En la STS 10 de julio de
2014 (RJ 2014/3548) se destaca que el deber de la Administración de motivar sus decisiones “es
consecuencia de los principios de seguridad jurídica y de interdicción de las arbitrariedad de los
poderes públicos, que se garantizan en el artículo 9.3 de la Constitución; y puede considerarse
como una exigencia constitucional que se deriva del artículo 103, al consagrar el principio de
legalidad de la actuación administrativa, según se subraya en la sentencia de esta Sala de 30 de
noviembre de 2004”.
5 En palabras de la autora mencionada, la motivación es “una manifestación de transparencia que
no solo se infiere de la decisión final adoptada sino también del proceso de formación de voluntad
de la Administración” (NAVARRO GONZÁLEZ, R. M., “La motivación de los actos administrativos”,
op. cit., p. 169). También sobre este aspecto; FERNANDO PABLO, M., La motivación del acto
administrativo, op. cit., pp. 23 y ss. La STS de 23 de mayo de 2005 (RJ 2005/4382) alude a la
vinculación de la motivación con el principio de transparencia en los siguientes términos: “Las
garantías procedimentales se concentran en el deber de motivación, lo que asegura la realización
de los principios de transparencia y neutralidad y dota de legitimidad a su actuación, porque la
calificación de Administración independiente del poder ejecutivo, en cuanto no se encuentra so-
metida al principio jerárquico, ni su capacidad de intervención de carácter económico-financiero,
como poder regulador en los mercados bursátiles, no desnaturaliza su carácter de organización de
carácter público ni promueve su desvinculación de las reglas comunes que presiden la actuación
de las Administraciones Públicas en un Estado de Derecho, y, en concreto, de su sujeción al prin-
cipio de interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos administrativos, con el objeto de
lograr que sus decisiones no sean arbitrarias o caprichosas, sino el resultado de la valoración, con
arreglo a criterios técnicos y objetivos, de las circunstancias concurrentes y a la ponderación de los
intereses públicos y privados afectados”.
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6 Al respecto, puede verse NAVARRO GONZÁLEZ, R. M., La motivación de los actos administrativos,
op. cit., pp. 169 y ss. Así, en la STS de 21 de enero de 2003 (RJ 2003/1476) se declara que,
ciertamente, “el Ordenamiento Jurídico viene exigiendo la motivación con relación a ciertos actos,
por aplicación aquí de los arts. 54.1 y 138.1 de la Ley 30/1992, haciendo consistir aquélla en la
necesidad de hacer públicas las razones de hecho y de derecho que los justifican y fundamentan
con las finalidades de permitir el control indirecto de la opinión pública, para que no aparezca el
acto como manifestación voluntarista y de un órgano sin otro apoyo que el ilegítimo de una simple
decisión autoritaria e injustificada, de permitir el control jurisdiccional de dichos actos en los que
la motivación es valiosísimo elemento para determinar si se ajustan o no a Derecho, y de dar a
conocer a sus destinatarios las razones en que aquéllos se asientan, único modo de que puedan
decidir sobre la pertinencia o impertinencia de su impugnación y sobre los fundamentos en que
ésta va a apoyarse, al margen de constituir, la motivación, el ejercicio de una elegante cortesía
siempre deseable”.
7 STSJ. Madrid de 31 de enero de 2005 (RJCA 2005/198).
8 RJ 1990/6847. En esa misma línea, de entre varias, STS de 25 de noviembre de 2004 (RJ
2004/87).
9 PONCE SOLÉ, J., Deber de buena Administración y derecho al procedimiento administrativo de-
bido. Las bases constitucionales del procedimiento administrativo y del ejercicio de la discre-
cionalidad. Lex Nova, Valladolid 2001, pp. 500 y ss. En palabras de FERNANDO PABLO, “el
procedimiento administrativo, en cuanto instituto constitucionalizado, debe servir de cauce para la
realización de las consecuencias jurídicas del principio de objetividad, y, entre ellas, la inequívoca
de que, a consecuencia de la operatividad de la causa de los actos administrativos que resulta
422
IMPROCEDENCIA DE SUBSANAR LA MOTIVACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO EN VÍA DE RECURSO
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18 RJCA 2018/1453. El mismo criterio se mantiene, entre otras muchas, en la STSJ de Cataluña
de 30 de enero de 1997 (RJCA 1997/311): “la falta de motivación o la motivación defectuosa
pueden integrar un vicio de anulabilidad o una mera irregularidad no invalidante, siendo esencial
al respecto, indagar si realmente ha existido una ignorancia de los motivos que fundan la acción
administrativa y si, por lo tanto, se ha producido o no la indefensión del administrado”. En lo que
atañe a la ausencia de motivación como generadora de un vicio de anulabilidad, pueden verse,
entre varias, la STS de 29 de diciembre de 1998 (RJ 1999/559) y STSJ Madrid de 9 de febrero de
2004 (JUR 2004/222476).
19 RJCA 2005/861.
20 Sobre el vicio de forma pueden verse las consideraciones de BELADIEZ ROJO, M., Validez y efica-
cia de los actos administrativos, Marcial Pons, Madrid 1994, pp. 97 y ss. Para esta autora ni el
principio de economía ni el de conservación constituyen un fundamento jurídico suficiente para
sostener el carácter instrumental de la forma respecto del fondo (op. cit., p. 115).
21 STS de 2 de junio de 2004 (RJ 2004/4025). En relación con los vicios de forma la STS de 25 de
octubre de 1988 (RJ 1988/8229) se pronunciaba en los siguientes términos: “la jurisprudencia
tiene declarado que no es procedente una nulidad de actuaciones cuando está claro que, subsa-
nado el defecto, se habría de desembocar en idéntico resultado, pues el Derecho no es un fin en
sí mismo, ni los trámites, por esenciales que sean, pueden convertirse en ritos sacramentales,
disociados, tanto en su realización como en su omisión de los efectos que produzcan -S. Sala 4.ª,
de 8 de mayo de 1986-; declarándose en otra ocasión que es criterio jurisprudencial basado en
razones de economía procesal el rechazo de causas formales de impugnación que no afecten a la
esencialidad del trámite y no generen indefensión en virtud del principio de conservación en los
casos en que aparezca claro que la solución a adoptar sería de idéntico contenido S. de la misma
Sala, de 30 de mayo de 1986”. Resulta de interés la reflexión de GALLARDO CASTILLO en relación
con el alcance invalidante de los vicios de procedimiento. Para la autora citada la consideración de
los vicios de forma desde la perspectiva estricta de la disminución efectiva y real de garantías hace
correr el riesgo de reducir a la nada la imperatividad del cumplimiento de los requisitos formales,
de tal manera que prima el fondo sobre la forma y únicamente se concede virtualidad invalidante
al defecto formal cuando éste ha impedido conocer la adecuación de la resolución al ordenamiento
jurídico. (“Los vicios de procedimiento y el principio de conservación del acto: doctrina jurispru-
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dencial”, en Revista de Administración Pública, nº 171 (2006), pp. 217 y ss.). En este contexto
resulta relevante el criterio sostenido en la STS de 12 de febrero de 1990 (RJ 1990/774) y que
se reitera en la STSJ de Islas Baleares de 2 de septiembre de 1996 (RJCA 1996/1092): “Entre el
procedimiento administrativo y el proceso contencioso-administrativo no existe un «continuum»,
en el que la indefensión producida en un momento pueda subsanarse en otro, sino que el primero
es cualitativamente diferente del segundo, y sus respectivos contenidos no pueden extrapolarse
de uno a otro. Terminado el procedimiento administrativo, «ex post» del mismo, y ya fuera de él,
no pueden subsanarse los vicios producidos «ex ante» de la resolución que le puso término, sien-
do el análisis de esos posibles vicios por la Jurisdicción uno de los posibles motivos del recurso
contencioso-administrativo en el que se impugne la invalidez del acto producido sin las garantías
jurídicas exigibles. La resolución administrativa debe dictarse, respetando el sistema de garantías
establecido en las normas rectoras del procedimiento, sistema de garantías cuyo designio final
es la defensa del administrado frente a la Administración. Si este sistema no se respeta, el acto
administrativo resulta viciado. La defensa posible ante la Jurisdicción no elimina la realidad y
significación jurídica de la indefensión producida frente a la Administración, so pena de confundir
los papeles de ésta y de aquélla. No le corresponde a la Jurisdicción imponer la sanción, de ahí
que las garantías legales para su imposición no puedan cumplirse ante ella, cuya misión se reduce
a controlar si tales garantías se observaron o no por la Administración. El criterio de la sentencia
recurrida al respecto conduce prácticamente a la eliminación de la eficacia jurídica de los vicios de
procedimiento en cuanto motivos de impugnación del acto administrativo, pues en la medida en
que todos los actos son recurribles, la oportunidad de defensa en el recurso contencioso-adminis-
trativo subsanaría los vicios del procedimiento administrativo, lo que es absurdo”. Sobre ello pue-
den verse las consideraciones de GALLARDO CASTILLO, M. J., Los procedimientos administrativos
en la Ley 39/2015: análisis y valoración de la reforma, op. cit., p. 277. También, BELADIEZ ROJO,
M., Validez y eficacia de los actos administrativos, op. cit., pp. 150 y ss.
22 RJ 2004/6726. Ese razonamiento se reproduce también en la STSJ Andalucía de 27 de marzo de
2018 (JT 2018/776). La STS de 25 de junio de 2010 (RJ 2010/5894) declara lo siguiente: “Es
preciso recordar que la motivación constituye un requisito imprescindible en todo acto adminis-
trativo en la medida en que supone la exteriorización de las razones que sirven de justificación
o fundamento a la concreta solución jurídica adoptada por la Administración. Este requisito, de
obligado cumplimiento en el específico marco que nos movemos conforme preceptúa el artículo
54 de la Ley 30/92, de 26 de Noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y
del Procedimiento Administrativo Común, resulta de especial relevancia desde la perspectiva de la
defensa del administrado ya que es la explicitación o exteriorización de las razones de la decisión
administrativa la que le permita articular los concretos medios y argumentos defensivos que a su
derecho interese y, además, permite que los Tribunales puedan efectuar el oportuno control juris-
diccional”.
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30 RJ 2018/4339. Al igual que en los anteriores, en este caso la Administración justificó la denega-
ción en la insuficiencia de crédito, que la Administración pretende probar mediante un informe
emitido con posterioridad a la fecha de la denegación, cuando ya se había interpuesto el corres-
pondiente recurso.
31 Ya en su momento, el Tribunal Constitucional puso de relieve -Sentencia de 16 de enero de 1992
(RTC 1992/8)- que “si es lícito distinguir entre la motivación expresa del acto -«que puede respon-
der a criterios de concisión y claridad propios de la actuación administrativa»- y las razones que
en un proceso posterior se pueden alegar para justificar la decisión tomada, ello no implica que la
justificación ex post libere del deber de motivar el acto desde el momento mismo en que éste se
adopta (STC 53/1986, fundamento jurídico 6.º), pues la falta de motivación impide precisamente
la justa valoración y el control material o de fondo de la medida (STC 27/1989 fundamento jurídico
5.º)”. También en la STC de 5 de mayo de 1986, a la que alude la sentencia anterior, se declara que
no es admisible “que el deber de motivación expresa del acto restrictivo del derecho, en aras de la
brevedad y la concisión, pueda entenderse cumplido con el simple uso de fórmulas genéricas, que
nada aclaran, y que el defecto queda subsanado si en un proceso posterior la autoridad gubernati-
va aporta todos los datos técnicos o jurídicos posibles para apoyar su decisión. La eventual justifi-
cación «ex post» no libera a la autoridad competente de su obligación de motivar adecuadamente
el acto desde el momento en que éste se realiza, lo que requiere que en esa motivación figuren los
factores o criterios cuya ponderación ha conducido a determinar cuáles son los servicios mínimos,
y en qué nivel se fijan, de forma tal que se cumpla el fin esencial de facilitar a los interesados el
conocimiento de las razones por las que se limita su derecho, y permitir, asimismo, la posterior
fiscalización, en su caso, de la legitimidad del acto mismo por los Tribunales de Justicia. Sin que
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sean suficientes, por tanto, indicaciones genéricas, aplicables a cualquier conflicto y de las cuales
no puedan derivarse criterios para enjuiciar la ordenación y proporcionalidad de la restricción
que al ejercicio del derecho de huelga se impone”. Al respecto y en relación con la motivación
extemporánea de los actos que limitan derechos fundamentales; NAVARRO GONZÁLEZ, R. M., La
motivación de los actos administrativos, op. cit., pp. 521 y ss.
32 NAVARRO GONZÁLEZ, R. M., La motivación de los actos administrativos, op.cit., pp. 514 y ss.
Para esta autora es preciso distinguir entre el aplazamiento de la exigencia de cumplimentar la
motivación y el aplazamiento de la justificación del acto: “Una cosa es justificar y justificar en su
momento y otra efectuar la motivación y hacerlo también en su momento”.
33 RJ 2014/2268.
34 En el supuesto de referencia el argumento del recurrente se centró en la falta de motivación.
Frente a ello la sentencia de instancia señala que “la motivación es un requisito de forma del acto
administrativo y en este sentido hay que estar a lo dispuesto en el Art. 63.2 LRJAP -PAC, y des-
cender al extremo de si la falta de motivación o la motivación defectuosa puede integrar un vicio
de anulabilidad o ser una mera irregularidad no invalidante, lo que va unido inescindiblemente al
hecho de si aquella falta de motivación o motivación defectuosa ha causado indefensión al intere-
sado. Pero como ha admitido la jurisprudencia dicho defecto de forma puede quedar subsanado
si en la resolución del recurso administrativo se razona debidamente el fundamento de la decisión
(STS de 29 de julio de 2002). Y analizando éste se constata por la Sala que a diferencia del acto
recurrido, en la resolución del recurso de reposición la Administración ya no se limita a hacer una
mera exposición de hechos y fundamentos de derecho remitiéndose sin más a lo actuado por la
Comisión de Calificación en su sesión de 17 de marzo de 2008, sino que expresamente adjunta,
entre otros, el parecer del importante Informe de la visita del Inspector D. Benedicto fechado el
14 de abril de 2008, que es a la postre en el que se basa aquella Comisión para actuar como lo
hizo, para motivar su decisión. Y por esto, ante la existencia y traslado al interesado de las razones
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y motivos de su exclusión (pag. 59 del expediente) en vía administrativa de recurso, como bien
recoge en la demanda ya interpuesta ante la Sala (Fundamento de Derecho VI, en donde discute,
precisamente dicho Informe) es claro que en esta ocasión la Administración sí ha cumplido con el
deber de motivación que le impone el Art. 54.1 LRJAP -PAC, todo lo cual hace improcedente en
Derecho la anulación del acto administrativo recurrido en base a lo previsto en el Art. 63.2 LRJAP
-PAC, al no haber causado indefensión al interesado”. Por su parte, la sentencia del Tribunal Supre-
mo añade lo siguiente: “No estamos frente a un acto dictado prescindiendo total y absolutamente
del procedimiento establecido. Debe recordarse que constituye jurisprudencia consolidada la que
ha entendido que la omisión de un trámite del procedimiento no supone que se hubiere prescin-
dido totalmente del trámite establecido salvo que fuere determinante o limitase las posibilidades
de defensa del interesado […], nada ha argumentado el recurrente mostrando que esa exposición
tardía de la motivación le hubiere producido indefensión que hubiere llevado, en su caso, a la
anulabilidad. El recurrente no ha argüido ni mostrado cómo hubiera podido variar la resolución
administrativa calificándole de no apto de haberse producido la resolución motivada desde el
primer momento y no en vía de recurso”.
35 En dicha sentencia (RJ 2002/7385) el Tribunal Supremo declara que “si bien el acto originario
pudo adolecer de tal falta de motivación, el recurso resolutorio del recurso de reposición es lo su-
ficientemente explícito, tal como de ello hemos dejado constancia, y la sentencia recoge, para con-
siderar cumplido el mencionado requisito”. En la SAN de 5 de julio de 1996 (RJCA 1996/985) de
la que trae causa la anterior sentencia del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional para entender
subsanada la falta de motivación consideró que “ha sido subsanada a lo largo del procedimiento
administrativo, por haberse dictado después otro acto administrativo, la Orden Ministerial que
desestima los recursos de reposición, que contiene una motivación extensa”. También al respecto
puede verse la STS de 4 de julio de 2001 (RJ 2001/5405). Y en esa línea la STSJ de Madrid de 23
de noviembre de 2016 (JUR 2017/9583).
36 RJ 2015/2868.
37 Como recuerda la STSJ de Canarias de 18 de diciembre de 2009 (JUR 2010/116545) “esta moti-
vación de la decisión adoptada podrá expresarse desde un primer momento o en respuesta a las
reclamaciones que efectúen los aspirantes a las calificaciones otorgadas, cuando este trámite esté
contemplado en las bases de la convocatoria, o podrá resultar de los informes que se recaben del
tribunal por el órgano que revise en vía administrativa sus decisiones”. Ahora bien, añade que “no
puede convalidarse el acto impugnado mediante una motivación extemporánea realizada en vía
judicial, cuando el interesado impugna aquél exclusivamente con base en el defecto de forma del
que adolece el acto, pues de lo contrario se le privaría de la posibilidad de combatir en cuanto al
fondo la decisión adoptada”.
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el contenido de los informes que sobre ese aspecto habían de emitir los
directores de los centros directivos de los puestos de procedencia de los
concursantes y del puesto al que se aspira40.
En relación con este aspecto hay que poner de manifiesto que, si
bien en la resolución inicial no se justificó la calificación otorgada a la
adjudicataria de la plaza, posteriormente la resolución del recurso en
vía administrativa consideró subsanada la falta de fundamentación de
la calificación de “óptima” otorgada con el informe ampliatorio emitido
en vía de recurso.
Pues bien, a este respecto la STS de 2 de noviembre de 2017, tras
exponer cuál ha sido la evolución jurisprudencial en orden al control
de la discrecionalidad técnica y desde la perspectiva de la doctrina del
Tribunal Supremo sentada en ese ámbito41, señala lo siguiente:
40 En consecuencia, recalca la sentencia, la Secretaría General del Congreso de los Diputados no era
libre para hacerlo de cualquier modo, ni en función de sus preferencias personales.
41 Reproduciendo la STS de 6 de octubre de 2011, señala al respecto: “[…] 2.- La jurisprudencia
inicial de esta Sala, desde el mismo momento del reconocimiento de esa discrecionalidad técnica,
ya se preocupó en señalar unos límites para la misma, que vinieron a consistir en la aplicación
también a ella de las técnicas de control que significan los elementos reglados, los hechos determi-
nantes y los principios generales del derecho. Así lo hizo la STS de 5 de octubre de 1989, que se
expresa así: “Los órganos administrativos a quienes corresponde la valoración de las pruebas de
acceso a la función pública gozan de un cierto margen de discrecionalidad en la apreciación de las
pruebas, que incluso merece la calificación de técnica no revisable jurisdiccionalmente en lo que se
refiere a los juicios que la Administración emita acerca de la apreciación de los méritos aportados
o ejercicios realizados, pero ello no excluye el que los Tribunales puedan controlar la concurrencia
de los límites generales jurídicamente impuestos a la actividad discrecional no técnica de la Ad-
ministración que se refieren a la competencia del órgano, procedimiento, hechos determinantes,
adecuación al fin perseguido y al juego de los principios generales del derecho, entre los que, en
estos casos, cobran especial interés los de mérito y capacidad expresamente señalados al efecto
por el artículo 103 CE”. 3.-La evolución jurisprudencial posterior, en aras de perfeccionar el control
jurisdiccional y definir los espacios donde este control puede operar con normalidad, completó
y aclaró esos límites inicialmente enunciados mediante la distinción, dentro de la actuación de
valoración técnica, entre el “núcleo material de la decisión” y sus “aledaños”, distinción que está
presente en la STC 215/1991, de 14 de noviembre (RTC 1991, 215), como también en numerosas
sentencias de esta Sala (entre otras, en las STS de 28 de enero de 1992 (RJ 1992, 110), recurso
172671990; de 11 de diciembre de 1995 (RJ 1995, 9595), recurso 13272/199; de 15 de enero
de 1996 (RJ 1996, 354) , recurso 7895/199; y de 1 de julio de 1996 (RJ 1996, 5588) , recurso
7904/1990. El primero estaría representado por el estricto dictamen o juicio de valor técnico, y
los segundos (los aledaños) comprenderían, de un lado, las actividades preparatorias o instrumen-
tales que rodean a ese estricto juicio técnico para hacerlo posible y, de otro, las pautas jurídicas
que también son exigibles a dichas actividades. Esas actividades preparatorias o instrumentales
serían las encaminadas a delimitar la materia que vaya a ser objeto de ese juicio técnico, a fijar los
criterios de calificación que vayan a ser utilizados y a aplicar individualizadamente dichos criterios
a cada uno de los elementos materiales que constituyan el objeto de la valoración; esto es, serían
los pasos que resultan necesarios para llegar a la estimación cualitativa finalmente contenida en
el estricto juicio técnico. Y esas pautas jurídicas estarían encarnadas por el derecho a la igualdad
de condiciones que asiste a todos los aspirantes, por la necesidad de que el criterio de calificación
responda a los principios de mérito y capacidad y por el obligado cumplimiento también del man-
dato constitucional de interdicción de la arbitrariedad. 4.- Un punto más en esa línea evolutiva de
la jurisprudencia lo representa la necesidad de motivar el juicio técnico. Como ya se ha puesto de
manifiesto, uno de los aledaños de ese juicio técnico está representado por la obligación de cum-
plir el mandato constitucional (artículo 9.3 CE) de la interdicción de la arbitrariedad de los poderes
públicos y, en el criterio de este Tribunal Supremo, ese cumplimiento conlleva la necesidad de mo-
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tivar el juicio cuando así sea solicitado por algún aspirante o cuando sea objeto de impugnación,
como ha ocurrido en el supuesto que ahora examinamos. Así se expresa la STS de 10 de mayo de
2007 (RJ 2007, 5833), recurso 545/2002: “Pero una cosa es el núcleo del juicio técnico sobre el
que opera esa clase de discrecionalidad y otra diferente la obligación de explicar las razones de ese
juicio técnico cuando expresamente hayan sido demandadas o cuando se haya planteado la revi-
sión de la calificación que exteriorice ese juicio técnico. Esto último queda fuera del ámbito propio
del llamado juicio de discrecionalidad técnica, ya que, ante la expresa petición de que dicho juicio
sea explicado o ante su revisión, la constitucional prohibición de arbitrariedad hace intolerable el
silencio sobre las razones que hayan conducido a emitir el concreto juicio de que se trate”. 5.- La
fase final de la evolución jurisprudencial la constituye la definición de cuál debe ser el contenido de
la motivación para que, cuando sea exigible, pueda ser considerada válidamente realizada. Y a este
respecto se ha declarado que ese contenido debe cumplir al menos estas principales exigencias:
(a) expresar el material o las fuentes de información sobre las que va a operar el juicio técnico; (b)
consignar los criterios de valoración cualitativa que se utilizarán para emitir el juicio técnico; y (c)
expresar por qué la aplicación de esos criterios conduce al resultado individualizado que otorga la
preferencia a un candidato frente a los demás. Son exponente de este último criterio jurispruden-
cial los recientes pronunciamientos de este Tribunal Supremo sobre nombramientos de altos car-
gos jurisdiccionales (STS de 27 de noviembre de 2007 (RJ 2008, 794) , recurso 407/2006), sobre
concursos de personal docente universitario (STS de 19 de mayo [sic] de 2008 (RJ 2008, 7924) ,
recurso 4049/2004 ) y sobre convocatorias del Consejo General del Poder Judicial para puestos
en sus órganos técnicos (STS de 10 de octubre de 2007 (RJ 2007, 7051) , recurso 337/2004 )
y la propia STS de 1 de abril de 2009 (RJ 2009, 3728) (recurso 6755/2004 ) relativa a proceso
selectivo para el acceso al cuerpo de profesores de enseñanza secundaria”.
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embargo, frente a ese modo de ver las cosas, el Magistrado que disiente
entiende que la motivación no se cumple solicitando en alzada un infor-
me al autor del acto administrativo. Y ello por lo siguiente43:
valoración, que no fue sino el contenido del examen realizado por la recurrente (y que obra en el
expediente); se sabe también cual fue el criterio cualitativo seguido para decidir la calificación (el
modelo de respuestas previamente aprobado por el Tribunal Calificador); y se explica que la razón
de la puntuación finalmente otorgada fue ese mayor o menor ajuste del examen con el modelo de
respuestas de que se viene hablando. Lo que acaba de exponerse pone de manifiesto que hubo
motivación bastante para que la recurrente pudiera impugnar en el proceso judicial la calificación
que le fue otorgada con total plenitud de las garantías que son inherentes a su derecho de defensa;
y descarta, así mismo, que pueda aceptarse la arbitrariedad que también ha sido reprochada a la
actuación administrativa que es objeto de la actual impugnación jurisdiccional”.
43 Ello tras recordar la jurisprudencia constitucional en relación con la discrecionalidad técnica, entre
otras, la STC 86/2004, de 10 de mayo según la cual, sobre la base de otros pronunciamientos pre-
vios, la llamada discrecionalidad técnica no es sino una presunción iuris tantum: “Debe recordarse
que, frente a la discrecionalidad técnica que ha de reconocerse a los órganos de selección en el
marco de ese “prudente y razonable” arbitrio, nunca “excesivo” ( STC 48/1998 [RTC 1998, 48; F.
7.a), las modulaciones que encuentra la plenitud de conocimiento jurisdiccional sólo se justifican
en una ‘presunción de certeza o de razonabilidad de la actuación administrativa, apoyada en la
especialización y la imparcialidad de los órganos establecidos para realizar la calificación’. Una pre-
sunción iuris tantum, por cierto, de ahí que siempre quepa desvirtuarla ‘si se acredita la infracción
o el desconocimiento del proceder razonable que se presume en el órgano calificador, bien por
desviación de poder, arbitrariedad o ausencia de toda justificación del criterio adoptado’, entre
otros motivos por fundarse en patente error, debidamente acreditado por la parte que lo alega”.
44 Y añade: “queda claro de las actuaciones, donde únicamente consta que en el acto de protesta ante
el Tribunal Calificador se le puso de manifiesto el expediente, que no consta allí motivación alguna,
no solo de su calificación, sino tampoco de las de los demás intervinientes, con lo que el recur-
rente no pudo realizar elemento de comparación alguno. Por otra parte, a mi juicio la pericial que
acompañó el actor es lo suficientemente esclarecedora del acierto del recurrente, en relación con
los motivos que constan en el informe a que se ha hecho referencia. En cualquier caso, al tratarse
de un proceso selectivo, en el que ha de darse a todos los intervinientes el mismo tratamiento,
la estimación del recurso debiera hacer supuesto la retroacción de actuaciones para que por un
Tribunal Calificador distinto, se procediera a hacer una nueva valoración de todos los ejercicios,
una vez determinados los criterios de valoración”.
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45 En ese contexto no está de más poner de manifiesto que la Ley 39/2015 no ha llevado a cabo la
reforma de los recursos administrativos en la línea propugnada por la doctrina, singularmente en
lo que se refiere a la necesidad de suprimir el carácter preceptivo del recurso de alzada. Al respec-
to: GALLARDO CASTILLO, M. J., Los procedimientos administrativos en la Ley 39/2015: análisis
y valoración de la reforma, op. cit., p. 311.
46 GONZÁLEZ NAVARRO, F., Derecho Administrativo español. El acto y el procedimiento administra-
tivos. Eunsa, Pamplona 1997, p. 1177.
47 Art. 118 de la Ley 39/2015: “1. Cuando hayan de tenerse en cuenta nuevos hechos o documentos
no recogidos en el expediente originario, se pondrán de manifiesto a los interesados para que, en
un plazo no inferior a diez días ni superior a quince, formulen las alegaciones y presenten los do-
cumentos y justificantes que estimen procedentes. No se tendrán en cuenta en la resolución de los
recursos, hechos, documentos o alegaciones del recurrente, cuando habiendo podido aportarlos
en el trámite de alegaciones no lo haya hecho. Tampoco podrá solicitarse la práctica de pruebas
cuando su falta de realización en el procedimiento en el que se dictó la resolución recurrida fuera
imputable al interesado. 2. Si hubiera otros interesados se les dará, en todo caso, traslado del
recurso para que en el plazo antes citado, aleguen cuanto estimen procedente. 3. El recurso, los in-
formes y las propuestas no tienen el carácter de documentos nuevos a los efectos de este artículo.
Tampoco lo tendrán los que los interesados hayan aportado al expediente antes de recaer la reso-
lución impugnada”. En orden al alcance de dicho artículo resulta de interés la STS de 30 de mayo
de 2014 (RJ 2014/3117): “Ciertamente la Ley 30/1992 al regular la audiencia de los interesados
dentro de los principios generales de los recursos administrativos, intercala un párrafo segundo
en el apartado 1 del artículo 112 , al señalar que “ no se tendrán en cuenta en la resolución de los
recursos, hechos, documentos o alegaciones del recurrente, cuando habiendo podido aportarlos en
el trámite de alegaciones no lo haya hecho “. De modo que cuando en el curso del procedimiento se
deban tener en cuenta nuevos hechos o documentos (artículo 112.1 párrafo primero) ha de darse
trámite de alegaciones. También ha de conferirse trámite cuando hay otros interesados (artículo
112.2 de la Ley 30/1992). Lo que no permite la Ley, y sobre todo lo que pone de manifiesto tal
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actitud en el procedimiento, es que cuando se han tenido varias ocasiones para hacer alegaciones,
se guarde un elocuente silencio, omitiendo esgrimir un posible hecho exculpatorio, que solo se
invoca cuando se ha impuesto la sanción”.
48 JUR 2016/232133.
49 En relación con dicho artículo, si bien referida al ámbito de las reclamaciones económico-adminis-
trativas, resulta de interés la STS de 10 de septiembre de 2018 (RJ 2018/3987). Esta sentencia
casa y anula la SAN de 22 de septiembre de 2016 que había desestimado el recurso interpuesto
al considerar que la documentación requerida debía haberse aportado en vía de gestión tributaria,
declarando al respecto sobre la base de la aplicación supletoria del art. 112 de la Ley 30/1992 que
“no cabe, en sede de reclamación económico-administrativa, admitir el cumplimiento del requeri-
miento que se negó en sede de gestión, máxime tratándose de una aclaración que se pudo y se
debió (porque fue requerido al efecto por dos veces) aportar en momento procedimental oportuno,
por cuanto otra cosa supondría, dejar al arbitrio de los obligados tributarios la determinación
del procedimiento en que han de examinarse los hechos que puedan convenir a sus intereses”. Y
añade que “aceptar la posibilidad de aportar documentos requeridos o aclaraciones solicitadas en
este momento, convertiría la reclamación económico-administrativa en un nuevo procedimiento
de aplicación de los tributos, pues implicaría prolongar la tramitación del iniciado con la presenta-
ción de la solicitud de devolución efectuada en su día”. Pues bien, al margen de otras cuestiones
cuyo análisis no corresponde ahora analizar a la vista de las peculiaridades del procedimiento
económico-administrativo y de la aplicación al mismo del art. 112, interesa destacar algunas con-
sideraciones de la STS de 10 de septiembre de 2018; así: el Tribunal Supremo rechaza la tesis
mantenida por la sala de instancia de que no cabe alegar o probar en vía revisora cuando no se
hizo, pudiendo hacerlo, en el procedimiento, en este caso, de aplicación de los tributos. Ahora
bien, “todo ello -señala- con una única excepción: que la actitud del interesado haya de reputarse
abusiva o maliciosa y así se constate debida y justificadamente en el expediente”. Y agrega que
“los límites expuestos (la buena fe y la proscripción del abuso del derecho) son consecuencia de
la aplicación a todo tipo de procedimientos -y a las relaciones entre particulares y de éstos con
la Administración- del principio general que impone que los derechos se ejerciten “conforme a las
exigencias de la buena fe”, sin que la ley ampare “el abuso del derecho”.
50 Al respecto, GONZÁLEZ PÉREZ J. y GONZÁLEZ NAVARRO, F., Comentario a la Ley de Régimen
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IMPROCEDENCIA DE SUBSANAR LA MOTIVACIÓN DEL ACTO ADMINISTRATIVO EN VÍA DE RECURSO
4 Recapitulación
Jurídico de las Administraciones Publicas y Procedimiento Administrativo Común, Vol. II, Civitas,
Madrid 1997, p. 1742. En relación con el alcance del art. 112 pueden verse las SSTSJ Andalucía
de 29 de junio de 2018 (JUR 2018/290204) y 20 de diciembre de 2018 (JUR 2019/133772),
ambas con referencia a la STS de 17 de marzo de 2010 (RJ 2010/2570).
51 En ese contexto no está de más reproducir las palabras del profesor FERNÁNDEZ RODRIGUEZ:
“cuando se elude el deber de motivar las decisiones es, no nos engañemos, porque el obligado
a darla carece de una explicación exhibible, y cuando las verdaderas razones de la elección no
son del todo nítidas o contienen elementos espurios la motivación, si se da, tiene que recurrir a
la ambigüedad, al circunloquio o al enmascaramiento puro y simple” (De la arbitrariedad de la
Administración, 5ª ed. Thomson-Civitas, Cizur Menor 2008, p. 157).
52 Y es que, como afirma GALLARDO CASTILLO, en relación con las reglas procedimentales, “permitir
que la Administración se relaje en el cumplimiento de este deber no deja de ser paradójico en un
Estado de Derecho en que debe primar el cumplimiento de las normas jurídicas en toda su extensi-
ón, sin que, para quien esto escribe, resulte fácilmente concebible esta especie de dispensa a favor
de la Administración en cuanto al cumplimiento de determinadas reglas de procedimiento -de las
que sin fisuras se afirma su imperatividad, su carácter de ius cogens, su necesaria observancia por
ser garantizadoras de los derechos de los ciudadanos- y, al propio tiempo continúe afirmándose
sin ambages del Derecho Administrativo su cualidad de Derecho garantizador” (“Los vicios de
procedimiento y el principio de conservación del acto: doctrina jurisprudencial”, op. cit., p. 246).
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Introducción
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TRIBUNAL DE CUENTAS: CONTROL PREVENTIVO DE GASTOS Y PAGOS
De acuerdo con estos textos cabe señalar que, por regla general,
actúa directamente el Tribunal de Cuentas.
También el Tribunal de Cuentas puede actuar por medio de conta-
dores delegados. Es el caso previsto en el tercer inciso del literal B) del
artículo 211 de la Constitución.
Esto ocurre en caso de Gobiernos Departamentales, Entes Autóno-
mos y Servicios Descentralizados. Se trata de funcionarios de esas enti-
dades, especialmente designados por el Tribunal de Cuentas para actuar
como contadores delegados (art. 113 del TOCAF).
Se trata de un caso de los que Méndez llama de jerarquía múltiple.10
En efecto, estos funcionarios son subordinados de los jerarcas del Go-
bierno Departamental, Entes Autónomos y Servicios Descentralizados
a que pertenecen, pero en esta función de contralor, conforme al texto
constitucional, actúan bajo la superintendencia del Tribunal de Cuentas.
Estos contadores delegados actúan de la misma forma que el Tribu-
nal, como si fuese el propio Tribunal (inciso cuarto del artículo 113 del
TOCAF).
Sin perjuicio de lo expuesto, la ley prevé expresamente que el Tri-
bunal de Cuentas puede avocar dicho control (inciso quinto del artículo
113 del TOCAF).
También el Tribunal de Cuentas puede designar Contadores delega-
dos en otros servicios, a solicitud de sus jerarcas máximos (art. 211,
literal B, inciso final y artículo 113, inciso final del TOCAF).
El artículo 113 del TOCAF prevé, asimismo, la actuación por medio
de contadores auditores.
10 MÉNDEZ Aparicio. La jerarquía. Amalio M. Fernández. Montevideo, 1973, pp. 158 y ss., en espe-
cial, pp. 161 y ss.
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11 Ver LEIZA ZUNINO, Pablo, “Control del Tribunal de Cuentas”, en DURÁN MARTÍNEZ, Augusto
(Coordinador) Control de la actividad administrativa, en prensa.
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14 DURÁN MARTÍNEZ, Augusto, “Licitación pública”, en DURÁN MARTÍNEZ, Augusto. Derecho Admi-
nistrativo. Otra forma de verlo. LA LEY Uruguay. Montevideo, 2017, p. 656.
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19 HAURIOU, Maurice. Précis de droit administratif et de droit public. Librairie de la Societé du Re-
cueil Sirey. Paris, 1921, p. 14.
20 DURÁN MARTÍNEZ, Augusto, “Reflexiones sobre la definición de derecho administrativo”, en Estu-
dios de Derecho Administrativo. LA LEY Uruguay, 2013, Nº 7, pp.135 y ss.; DURÁN MARTÍNEZ,
Augusto, “Derecho a trato imparcial y equitativo y en plazo razonable en el procedimiento adminis-
trativo”, en Estudios de Derecho Administrativo. LA LEY Uruguay, 2015, Nº 11, p. 138.
21 GIORGI, Héctor, “El mérito y la validez del acto administrativo. El concepto de buena administra-
ción en la Constitución uruguaya”, en GIORGI, Héctor. Escritos jurídicos. F.C.U. Montevideo, 1976,
pp. 91 y ss.; CAJARVILLE PELUFFO, Juan Pablo, “El Poder Ejecutivo como conductor de políticas
sectoriales en la legislación uruguaya”, en VV.AA. Estudios de Derecho Administrativo. Universidad
de la República. Montevideo, 1980, t. II, pp. 102 y ss.; FRUGONE SCHIAVONE, Héctor, “La discre-
cionalidad administrativa”, en Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad
de la República. Montevideo, enero-junio 1982, año XXVI, Nº 1, p. 104; BRITO, Mariano R., “De
la razonabilidad del acto administrativo: la cuestión de su control jurisdiccional anulatorio”, en Re-
vista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Montevideo, julio-diciembre 1975, año XXIII,
Nº 3-4, pp. 171 y ss.; BRITO, Mariano R., “La aptitud del acto administrativo para el fin debido:
supuesto de principio en que reposa la discrecionalidad”, en VV.AA., Estudios de Derecho Admi-
nistrativo. Universidad de la República. Montevideo, 1980, t. II, pp. 29 y ss.; DURÁN MARTÍNEZ,
Augusto, “Impugnación de reglamento”, en DURÁN MARTÍNEZ, Augusto. Estudios de Derecho Ad-
ministrativo. Parte General. Montevideo, 1999, p. 256; DURÁN MARTÍNEZ, Augusto, “Principios
de eficacia y Estado Subsidiario”, en DURÁN MARTÍNEZ, Augusto. Estudios de Derecho Público.
Montevideo, 2008, vol. II, pp. 14 y ss.
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Contencioso..., p. 294.
34 ZAGREBELSKY, Gustavo. El Derecho dúctil. Ley, derechos, justicia. Editorial Trotta. Madrid, 2005,
pp. 14 y ss.; DURÁN MARTÍNEZ, Augusto, “En torno al neoconstitucionalismo”, en DURÁN MARTÍ-
NEZ, Augusto. Neoconstitucionalismo y derecho administrativo. LA LEY Uruguay. Buenos Aires,
2012, p. 18.
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7 Procedimiento
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Delpiazzo escribió:
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8 Apreciaciones Finales
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Bibliografía
41 DURÁN MARTÍNEZ, Augusto, “Tribunal de Cuentas…”, loc. cit., pp. 160 y ss.
42 SAYAGUÉS, Alberto. Reforma al sistema de compras estatales. Montevideo, 2011, contratapa.
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Introdução
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1 NEVES, Marcelo. Entre Têmis e Leviatã: uma relação difícil: O Estado democrático de Direito a
partir e além de Luhmann e Habermas. São Paulo: Martins Fontes, 2006.
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O CONTROLE SOCIAL DIGITAL DA ADMINISTRAÇÃO PÚBLICA NO BRASIL: ALGUNS APONTAMENTOS
Por outro lado, Montesquieu escreve que todo homem que possui
a alma livre e vive num Estado livre, deveria ser governado por si mes-
mo, mas como isto é impossível, é preciso que o faça através de seus
representantes, com a vantagem de que estes são capazes de discutir
assuntos que o povo não consegue, o que constituiria num dos graves in-
convenientes para a democracia.6 Portanto, para o autor o exercício da
liberdade e da soberania são se opera diretamente, mas via representa-
ção política, pois o povo tem capacidade para escolher o que é melhor
para ele, mas tem dificuldade de realizar o que é melhor. Por isso, não
deve agir de forma autônoma, mas sempre através de representantes.
É um aspecto típico da democracia liberal, visto que ela se expressa
pela representação política do povo, cuja legitimação decorre do
processo eleitoral, quando o sistema da política processa a define os
nomes dos representantes que terão o poder de decidir. Trata-se de
uma forma de reduzir a complexidade, mas que ao mesmo tempo
impede a produção da complexidade necessária para que o sistema da
política prossiga no seu processo evolutivo, dado que a complexidade é
necessária para aumentar as possibilidades de escolha, porque este é o
sentido da democracia.7
Além da representação política, a democracia representativa é outra
expressão amplamente difundidas na ciência política contemporânea,
ambas relacionadas com a noção de Estado Liberal de Direito. Todavia,
não é possível estabelecer uma relação de pertinência lógica entre re-
presentação política e a democracia representativa, como se a primeira
conduzisse automaticamente à segunda. A democracia representativa
de natureza liberal compreende um conjunto de complexas conexões en-
tre eventos sócio-político e teórico-conceitual, os quais expressam uma
associação entre ideologias e movimentos, decorrentes da fusão entre
democracia e liberalismo, destacando-se o substantivo “democracia” e
os adjetivos “representativa” e “liberal”.8
O surgimento da ideologia fundada no liberalismo se apresenta
por um lado, como progressista, dado que se contrapunha ao abso-
lutismo monárquico e, de outro, como um governo representativo ou
6 MONTESQUIEU, Charles de Second, Baron de. O espírito das leis; apresentação Renato Janine
Ribeiro; tradução Cristina Murachco, São Paulo: Martins Fontes, 1996.
7 GIORGI, Raffaele de. Direito, Democracia e Risco - Vínculos com o futuro. Porto Alegre: Sérgio
Fabris Editor, 1998.
8 VITULLO, Gabriel. Representação política e democracia representativa são expressões insepará-
veis? Elementos para uma teoria democrática pós-representativa e pós-liberal, In: Revista Brasilei-
ra de Ciência Política, nº 2. Brasília, julho-dezembro de 2009, p. 272.
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22 LUHMANN, Niklas. Sociologia do direito I, tradução de Gustavo Bayer. Rio de Janeiro: Edições
Tempo Brasileiro, 1983, p. 45
23 LUHMANN, Niklas. Sociologia do Direito, vol. 2, Rio de Janeiro, Tempo Brasileiro, 1983, p. 64.
24 Ibidem, p. 64.
25 NOGUEIRA, Marco Aurélio. Representação, crise e mal-estar institucional. Sociedade e Estado.
Brasília, v. 29, n. 1, p. 92, Apr. 2014 . Disponível em: http://www.scielo.br/pdf/se/v29n1/06.pdf
Acesso em: 25.Apr.2019.
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26 LUHMANN, Niklas. A Constituição como Aquisição Evolutiva. Tradução livre feita por Menelick de
Carvalho Netto. La costituzione come acquisizione evolutiva. In: ZAGREBELSKY, Gustavo (coord.).
et alli. Il Futuro Della Costituzione. Torino: Einaudi, 1996.
27 NOGUEIRA, Marco Aurélio. Representação, crise e mal-estar institucional. Sociedade e Estado.
Brasília, v. 29, n. 1, p. 91, Apr. 2014 .
Disponível em: http://www.scielo.br/pdf/se/v29n1/06.pdf Acesso em: 25.Apr.2019.
474
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28 Ibidem, p. 91
29 GUSSI, Evandro Herrera Bertoni. A representação política. Tese de doutorado. USP, 2009, p.69.
Disponível em: www.teses.usp.br/teses/disponíveis/2/2134/tde-21082009-094450/. Acesso em
20.Apr.2019.
30 Ibidem, p. 69
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31 LEAL, Rogério Gesta. Patologias corruptivas nas relações entre Estado, Administração Pública e
sociedade: causas, consequências e tratamentos. Santa Cruz do Sul: EDUNISC, 2013.
32 CASSESE, Sabino. Las bases del derecho administrativo. Madrid: Instituto Nacional de Adminis-
tración Pública, 1994.
33 JUSTEN FILHO, Marçal. Curso de direito administrativo, 8.ª edição, revista, ampliada e atualiza-
da. Belo Horizonte: Editora Fórum, 2012.
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43 CANOTILHO, J.J. Gomes. Direito constitucional e teoria da constituição. 7ª ed., 15ª reimpressão,
Coimbra: Almedina, 2003, p. 288
44 RODRIGUES-ARANA MUÑOZ, Jaime. El buen Gobierno y la Buena Admnistración de instituciones
Públicas: adaptado a la Ley 5/2006 de 10 de abril, 1ª ed. Navarra: Editorial Aranzadi, 2006, p.
38.
45 MOURÃO, Licurgo; FERREIRA, Diogo Ribeiro e PIANCASTELLI, Sílvia Motta. Controle democrático
da administração pública, Belo Horizonte: Fórum, 2017, p.25.
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a cidadania possa conhecer não apenas a decisão, mas os efeitos que ela
gera para a sociedade. A prestação de contas da Administração Pública
vai além de tornar público informações de natureza econômico-financeira,
mas também os benefícios, malefícios ou riscos que a decisão pode trazer
para a sociedade, visto que as decisões precisam estar em sintonia com
os princípios, objetivos e direitos fundamentais. São, portanto, as diretri-
zes e os valores constitucionais que impõem à Administração pública uma
cultura democrática e transparente da função pública, afastando a ideia
de que ela é instrumento de realização dos interesses do Estado.
Isto porque a Constituição Federal de 1988, ao instaurar o Estado
Democrático de Direito, adotou um conjunto de princípios fundamentais
e assumiu compromissos para com a sociedade, baseados nos objetivos
fundamentais: a construção de uma sociedade livre, justa e solidária, a
garantia do desenvolvimento nacional, a erradicação da pobreza e a mar-
ginalização, assim como a redução das desigualdades sociais e regionais
e a promoção do bem de todos, sem preconceitos de origem, raça, sexo,
cor, idade e quaisquer outras formas de discriminação e, ainda, os direitos
fundamentais, de cuja centralidade, além da proteção dos direitos na sua
dimensão subjetiva, possuem um ângulo objetivo que consagram a or-
dem objetiva de valores essenciais à sociedade, de sorte que deste tríduo
se irradiam efeitos objetivos para todo o ordenamento jurídico.
O Governo federal no ano de 2016, por meio do Decreto nº 8.638,
de 15 de janeiro de 2016, instituiu a Política de Governança Digital no
âmbito dos órgãos e das entidades da administração pública federal, com
a finalidade de gerar benefícios para a sociedade mediante o uso da in-
formação e dos recursos de tecnologia da informação e comunicação na
prestação de serviços públicos; estimular a participação da sociedade na
formulação, na implementação, no monitoramento e na avaliação das po-
líticas públicas e dos serviços públicos disponibilizados em meio digital;
e assegurar a obtenção de informações pela sociedade, observadas as
restrições legalmente previstas.
A Política de Governança Digital instituída é orientada os seguintes
princípios: foco nas necessidades da sociedade; abertura e transparência;
compartilhamento da capacidade de serviço; simplicidade; priorização de
serviços públicos disponibilizados em meio digital; segurança e privacida-
de; participação e controle social; governo como plataforma; e inovação.
Dentre as diretrizes que orientam o planejamento e a execução de pro-
gramas, projetos e processos relativos à governança digital, destaca-se a
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5 Conclusão
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Referências
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O CONTROLE SOCIAL DIGITAL DA ADMINISTRAÇÃO PÚBLICA NO BRASIL: ALGUNS APONTAMENTOS
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QUARTA REVOLUÇÃO INDUSTRIAL: BLOCKCHAIN E SMART CONTRACTS...
Introdução
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1 COMPARATO, Fábio Konder. A civilização capitalista. São Paulo: Saraiva, 2013, p. 197.
2 COMPARATO, Fábio Konder. A civilização capitalista. Op. cit., p. 198.
3 HUNT, Emery Kay; SHERMAN, Howard. História do pensamento econômico. Trad. Jaime Larry
Benchimol. 25. ed. Petrópolis: Vozes, 2010, p. 59.
492
QUARTA REVOLUÇÃO INDUSTRIAL: BLOCKCHAIN E SMART CONTRACTS...
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12 HUNT, Emery Kay; SHERMAN, Howard. História do pensamento econômico. Op. cit., p. 79.
13 A título exemplificativo, a fim de demonstrar essa exploração das mulheres e crianças, no ano de
1830 somente 25 a 30% dos trabalhadores das fábricas de algodão eram homens com mais de
18 anos. Todos os demais eram mulheres e crianças. Cf.: FRIEDLAENDER; Heinrich.; OSER, Jacob.
Historia económica de la Europa Moderna. Trad. Florentino M. Torner. México: Fondo de Cultura
Econômica, 1957, p. 190.
14 BARNES, Harry Elmer. Historia de la Económia del Mundo Occidental. Op. cit., p. 604.
15 HUNT, Emery Kay; SHERMAN, Howard. História do pensamento econômico. Op. cit., p. 81-82.
16 BEAUD, Michel. História do capitalismo: de 1500 anos aos nossos dias. Op. cit., p. 186.
17 ASHTON, Thomas Southcliffe. A Revolução Industrial. Trad. Jorge de Macedo. 4. ed. Lisboa: Euro-
pa-Amérca,1977, p. 186-190.
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QUARTA REVOLUÇÃO INDUSTRIAL: BLOCKCHAIN E SMART CONTRACTS...
18 HUNT, Emery Kay; SHERMAN, Howard. História do pensamento econômico. Op. cit., p.100.
19 COMPARATO, Fábio Konder. A civilização capitalista. Op. cit., p. 97.
20 SCHWAB, Klaus. A Quarta Revolução Industrial. Op. cit., p. 16.
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21 Regina Magalhães e Annelise Vendramini de forma bastante didática definem essas principais
novas tecnologias: “Inteligência artificial: permite que os sistemas aprendam sem necessidade de
programação. É usada na identificação facial e de voz, em veículos autônomos e na automoção
de processos e serviços. Robótica: produz robôs para automação de atividades a custos decre-
scentes. Biotecnologia: usa organismos vivos na produção de medicamentos, nutrientes químicos,
combustíveis e materiais diversos. Neurotecnologia: implanta equipamentos eletrônicos nos orga-
nismos, com potencial de melhorar o monitoramento da saúde e o tratamento de doenças e de
ampliar a capacidade cognitiva. Blockchain: registra transações financeiras em um arquivo digital
de forma distribuída, imutável, transparente e auditável. Também pode ter outros usos, como mo-
nitoramento de cadeias de fornecimento, de registros e de certificações diversas. Internet das coi-
sas: conecta máquinas, eletrodomésticos, veículos, produtos ou qualquer coisa, inclusive pessoas à
internet. É utilizada em diversos setores, na gestão das cidades e nas residências. Impressões em
três dimensões: permite a produção de qualquer coisa, com o uso de qualquer material, em um
sistema de pequena escala.” Cf.: MAGALHÃES, Regina; VENDRAMINI, Annelise. Os impactos da
Quarta Revolução Industrial: o Brasil será uma potência sustentável com condições de capturar as
oportunidades que surgem com as mudanças econômicas, ambientais, sociais e éticas provocadas
pelas novas tecnologias? Disponível em: <http://bibliotecadigital.fgv.br/ojs/index.php/gvexecuti-
vo/article/viewFile/74093/71080>. Acesso em: 24 abr. 2019.
22 BAUMAN, Zygmunt. Modernidade líquida. Trad. Plinio Augusto de Souza Dentzien. Rio de Janeiro:
Zahar, 2001.
23 SCHWAB, Klaus. A Quarta Revolução Industrial. Op. cit., p. 13.
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QUARTA REVOLUÇÃO INDUSTRIAL: BLOCKCHAIN E SMART CONTRACTS...
31 O Brasil possui cerca de 12% dos seus trabalhadores no setor público, enquanto a media da OCDE
é de 21%. Cf.: OECD. Employment in the public sector. In Government at a Glance 2015, OECD
Publishing, Paris. Disponível em: <https://doi.org/10.1787/gov_glance-2015-22-en>. Acesso em:
29 abr. 2019.
32 NIEHUES, Jaison. Administração Pública Inteligente. Disponível em: <https://1doc.com.br/gover-
no/2018/05/24/administracao-publica-inteligente/>. Acesso em: 27 abr. 2019.
33 PEREIRA, Humberto. Uma indústria em agonia. Disponível em: <http://www.secretariageral.gov.
br/estrutura/secretaria_de_assuntos_estrategicos/publicacoes-e-analise/revista-dialogos-estrategi-
cos/revista_volume_2FINAL_020818.pdf>. Acesso em: 24 abr. 2019.
34 Nesse sentido, vide: BUAINAIN, Antônio Márcio. Desafios para a Indústria 4.0: além da economia.
Disponível em:
<http://www.secretariageral.gov.br/estrutura/secretaria_de_assuntos_estrategicos/publi-
cacoes-e-analise/revista-dialogos-estrategicos/revista_volume_2FINAL_020818.pdf>. Acesso em:
24. abr. 2019.
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500
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40 FISS, Owen. A ironia da liberdade de expressão: estado, regulação e diversidade na esfera pública.
Trad. Gustavo Binenbojm e Caio Mário da Silva Pereira Neto. Rio de Janeiro: Renovar, 2005, p. 47.
41 MOUGAYAR, William. Blockchain para negócios: promessa, prática e aplicação da Nova Tecnolo-
gia da Internet. Trad. Vivian Sbravatti. Rio de Janeiro: Alta Books, 2017, p. XXVII.
42 WERBACH, Kevin. The Blockchain and the New Architecture of Trust. Cambridge: MIT Press, 2018,
p. 76.
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43 DI FILIPPI, Primavera; WRIGHT, Aaron. Blockchain and the Law: The Rule of Code. Cambridge:
Harvard University Press, 2008, p. 34.
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44 MARTINS, Pedro. Introdução à Blockchain: bitcoin, criptomoedas, smart contracts, conceitos, tec-
nologia, implicações. Lisboa: FCA, 2018, p. 79.
45 Nesse artigo Nick Szabo sustentou que: “Novas instituições e novas formas de formalizar as re-
lações que compõem essas instituições agora são possíveis graças à revolução digital. Eu chamo
esses novos contratos de “inteligentes”, porque eles são muito mais funcionais do que seus an-
cestrais inanimados baseados em papel. Nenhum uso de inteligência artificial está implícito. Um
contrato inteligente é um conjunto de promessas, especificadas em formato digital, incluindo pro-
tocolos nos quais as partes cumprem essas promessas”. SZABO, Nick. Smart Contracts: Building
Blocks for Digital Free Markets. Passim.
46 MOUGAYAR, William. Blockchain para negócios: promessa, prática e aplicação da Nova Tecnolo-
gia da Internet. Op. cit., p. 43.
47 WERBACH, Kevin. The Blockchain and the New Architecture of Trust. Op. cit., p. 76.
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48 DI FILIPPI, Primavera; WRIGHT, Aaron. Blockchain and the Law: The Rule of Code. Op. cit., p. 74.
49 Em agosto de 2014 foi registrado o primeiro casamento na tecnologia Blockchain, o qual foi
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QUARTA REVOLUÇÃO INDUSTRIAL: BLOCKCHAIN E SMART CONTRACTS...
celebrado no Walt Disney World. TAPSCOTT, Don; TAPSCOTT, Alex. Blockchain Revolution: como
a tecnologia por trás do Bitcoin está mudando o dinheiro, os negócios e o mundo. Trad. Antonio
Carlos Pasquale de Souza Amorim et al. São Paulo: SENAI-SP Editora, 2016, p. 249.
50 DI FILIPPI, Primavera; WRIGHT, Aaron. Blockchain and the Law: The Rule of Code. Op. cit., p. 133-
141.
51 TAPSCOTT, Don; TAPSCOTT, Alex. Blockchain Revolution: como a tecnologia por trás do Bitcoin
está mudando o dinheiro, os negócios e o mundo. Op. cit., p. 241.
52 TAPSCOTT, Don; TAPSCOTT, Alex. Blockchain Revolution: como a tecnologia por trás do Bitcoin
está mudando o dinheiro, os negócios e o mundo. Op. cit., p. 242.
53 MARTINS, Pedro. Introdução à Blockchain: bitcoin, criptomoedas, smart contracts, conceitos, tec-
nologia, implicações. Lisboa: FCA, 2018, p. 130.
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4 Conclusão
57 CELEPAR. Paraná é o primeiro Estado brasileiro a fechar parceria com a Blockchain Research
Institute. Disponível em: <http://www.celepar.pr.gov.br/Noticia/Parana-e-o-primeiro-Estado-brasi-
leiro-fechar-parceria-com-Blockchain-Research-Institute>. Acesso em: 28 abr. 2019.
58 SEMPLAN-TERESINA. Prefeitura inicia debate sobre implementação de tecnologia Blockchain no
transporte público. Disponível em: <https://semplan.teresina.pi.gov.br/2018/05/30/prefeitura-in-
icia-debate-sobre-implementacao-de-tecnologia-blockchain-no-transporte-publico/>. Acesso em:
28 abr. 2019.
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Referências
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nologia por trás do Bitcoin está mudando o dinheiro, os negócios e
o mundo. Trad. Antonio Carlos Pasquale de Souza Amorim et al. São
Paulo: SENAI-SP Editora, 2016.
UFPB. Tecnologia do Lavid/UFPB que criou diploma digital será apresen-
tada a pró-reitores de graduação de todo país, em Brasília. Disponível
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-digital-sera-apresentada-a-pro-reitores-de-graduacao-de-todo-o-
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the Broadcast Nation. Disponível em: <https://ecfsapi.fcc.gov/
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“El Juez trata de reconstruir los hechos valiéndose de los datos que
aquellas le ofrecen o de los que puede procurarse por sí mismo. La mi-
sión del juez es por esto análoga a la del historiador, en cuanto ambos
tienden a averiguar cómo ocurrieron las cosas en el pasado, utilizando
los mismos medios o sea los rastros o huellas que los hechos dejaron.”
(ALSINA, H; 1982:171).
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1 Este es justamente el significado del concepto de actividad probatoria que formula Alsina: “(…) en
su acepción lógica, probar es demostrar la verdad de una proposición, pero en su significación
corriente expresa una operación mental de comparación. Desde este punto de vista, la prueba
judicial es la confrontación de la versión de cada parte con los medios producidos para abonarla.”
(Alsina, H; 1982: 171).
514
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2 Tribunal Contencioso Administrativo. Sección Primera. Resolución N° 428-2010, de las trece ho-
ras del diez de agosto de dos mil diez. Lo subrayado y resaltado no se corresponde con el original.
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los derechos del particular que ya no desea que las probanzas por él
presentadas desplieguen efectos jurídicos, para en su lugar hacer
traer a la palestra una especie de principio pro probatio."
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Toda rama del derecho cuenta con principios básicos que le dan fun-
damento; ya que estos funcionan a la manera de una armazón con ar-
reglo a la cual se van estructurando los institutos y las figuras jurídicas
específicas. El derecho procesal tiene como finalidad esencial la de po-
sibilitar la aplicación y efectividad del derecho sustantivo, para lo cual
acude justamente a los principios ordenadores; los cuales desarrollan
-al mismo tiempo- la importante función de llenar los vacíos normativos
en aquellos casos en que no exista regulación expresa y por tanto se
requiera su intervención. Actúan, pues, a guisa de fuente supletoria de
derecho. Del mismo modo, y vinculado con lo anterior, su intervención
es claramente observable en las actividades tribunalicias de admisión,
evacuación y valoración de las pruebas; y de la misma manera, en este
mismo artículo se examinará someramente la manera en la cual algunos
de estos principios son entendidos al tamiz de las regulaciones y carac-
terísticas propias del Derecho Público. Algunos de los más importantes
son los siguientes:
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“Artículo 111.-
1) Transcurrida la audiencia, el Tribunal deliberará inmediatamen-
te y procederá a dictar sentencia. En casos complejos, la sentencia
deberá notificarse en el plazo máximo de los quince días hábiles si-
guientes a la terminación del juicio oral y público.
2) Vencido dicho plazo con incumplimiento de lo anterior, lo actua-
do y resuelto será nulo, por lo que el juicio oral y público deberá repe-
tirse ante otro tribunal, que será el encargado de dictar la sentencia,
sin perjuicio de las responsabilidades correspondientes; lo anterior,
salvo en el caso de los actos o las actuaciones probatorias irreproduc-
tibles, que mantendrán su validez en la nueva audiencia convocada.
3) De producirse un voto salvado, se notificará conjuntamente con
el voto de mayoría, en el plazo indicado en el aparte 1 del presente
artículo. Si no se hace así, se notificará el voto de mayoría y caducará
la facultad de salvar el voto.”
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4 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Resolución N° 1739-1992, de las once horas
cuarenta y cinco minutos del uno de julio de mil novecientos noventa y dos. Lo resaltado y subraya-
do no se corresponde con el original.
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CAPÍTULO IV
LA PRUEBA
ARTÍCULO 82.-
1) La jueza o el juez ordenará y practicará todas las diligencias
de prueba necesarias, para determinar la verdad real de los hechos
relevantes en el proceso.
2) Los medios de prueba podrán ser todos los que estén permiti-
dos por el Derecho público y el Derecho común.
3) Las pruebas podrán ser consignadas y aportadas al proceso,
mediante cualquier tipo de soporte documental, electrónico,
informático, magnético, óptico, telemático o producido por nuevas
tecnologías.
4) Todas las pruebas serán apreciadas, de conformidad con las
reglas de la sana crítica.
5) Las pruebas que consten en el expediente administrativo, cual-
quiera sea su naturaleza, serán valoradas por la jueza o el juez como
prueba documental, salvo que sea cuestionada por la parte perjudica-
da por los medios legales pertinentes.
COMENTARIO:
Párrafo 1) La jueza o el juez ordenará y practicará todas las dili-
gencias de prueba necesarias, para determinar la verdad real de los
hechos relevantes en el proceso.
En ese sentido, el Código costarricense está aplicando el giro que
establece la Ley General de la Administración Pública, de buscar la ver-
dad real y no la formal, éste último resabio histórico de los civilistas o
procesalistas del Derecho común; es decir, como decíamos antes, no
importan tanto las formas sino las exigencias propias y connaturales a
desprender qué es lo que de verdad acaeció en el curso del proceso. La
prueba se refiere obviamente a los hechos relevantes en el proceso, no
a los hechos accesorios o circunstanciales o no relevantes.
Párrafo 2) Los medios de prueba podrán ser todos los que estén
permitidos por el Derecho público y el Derecho común.
En Derecho Público, el ejemplo más relevante en cuanto a la prueba
es el expediente administrativo; en el derecho común, conviene obser-
var el artículo 318 del Código Procesal Civil de 1990, hoy el artículo
41.2 del nuevo Código Procesal Civil de 2016. Sobre qué es y qué no es
533
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ARTÍCULO 83.-
1) Las partes o sus representantes, la jueza o el juez tramitador
o el Tribunal, según corresponda, podrán requerir la declaración tes-
timonial de la persona funcionaria o de las personas funcionarias que
hayan tenido participación, directa o indirecta, en la conducta adminis-
trativa objeto del proceso.
2) También, las partes, la jueza, el juez tramitador o el Tribunal
podrán requerir la declaración de testigos-peritos, quienes se regirán
por las reglas de la prueba testimonial, sin perjuicio de que puedan ser
interrogados en aspectos técnicos y de apreciación.
COMENTARIO:
5 Artículo 298.-
1. Los medios de prueba podrán ser todos los que estén permitidos por el derecho público, aunque
no sean admisibles por el derecho común.
2. Salvo disposición en contrario, las pruebas serán apreciadas de conformidad con las reglas de
la sana crítica.
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6 Artículo 54 L.R.J.C.A.-
1. La Administración Pública no podrá ser obligada a absolver posiciones por medio de sus agen-
tes, pero todos ellos, cualquiera sea su jerarquía, estarán obligados a suministrar los informes que
el Tribunal les solicitare.
2. Admitido por el Tribunal el interrogatorio correspondiente, la parte contraria podrá, dentro
del plazo de tres días, formular un contra-interrogatorio al funcionario, que admitirá el Tribunal si
fuese pertinente.
3. El Tribunal podrá formular también las preguntas o repreguntas que estime del caso.
4. Si el funcionario no contestare o lo hiciere con evasivas, podrán ser tenidas por exactas las
manifestaciones que la parte hubiere hecho acerca de los hechos respectivos.
5. Los despachos con los interrogatorios correspondientes, serán entregados, bajo conocimiento,
a quien represente en el juicio a la autoridad de quien dependa el funcionario cuyo testimonio se
requiere por informe.
6. El mismo representante estará obligado a presentar al Tribunal la contestación dentro del plazo
señalado, o, en su defecto, la prueba de que entregó el despacho a su destinatario.
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“Artículo 364.-
1. Esta ley es de orden público y deroga las que se le opongan,
con las limitaciones y salvedades que se establecen en los artículos
siguientes.
2. En caso de duda, sus principios y normas prevalecerán sobre los
de cualesquiera otras disposiciones de rango igual o menor.
3. Serán también criterios de interpretación de todo el ordena-
miento jurídico administrativo del país.”
ARTÍCULO 221.-
En el procedimiento administrativo se deberán verificar los hechos
que sirven de motivo del acto final en la forma más fiel y completa
posible, para lo cual el órgano que lo dirige deberá adoptar todas las
medidas probatorias pertinentes o necesarias, aun si no han sido pro-
puestas por las partes y aun en contra la voluntad de estas últimas.
COMENTARIO:
El procedimiento administrativo tiene en mira la búsqueda de la ver-
dad real -distinta de la verdad formal-, así como la verificación fehacien-
te de los hechos que constituyen motivo del acto final. Más claro, dentro
de las normas para lograr el valor justicia, porque en el fondo la verdad
real es la verdad real de la justicia, no el valor formal, que a veces se
desprende del expediente, pero que no es realmente lo que sucedió en
un caso que es objeto de investigación; al procedimiento administrativo
como tal le interesa desentrañar la verdad del caso concreto porque el
ordenamiento parte, de que solo de esta manera se logrará el alcance de
dicho contenido axiológico. El órgano que resuelve debe hacerlo basán-
dose en los hechos ciertos, reales o verdaderos, independientemente de
que hayan sido alegados en el curso del procedimiento administrativo.
540
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Para probar los hechos que son objeto de investigación, se puede acudir
a la prueba confesional, testimonial, pericial, documental, indiciaria; en
este sentido, pues -y como lo expusimos con antelación- el Código Procesal
Contencioso Administrativo indica en su artículo 82 sobre las medidas o
diligencias probatorias:
“Artículo 82.-
• La jueza o el juez ordenará y practicará todas las diligencias de prueba
necesarias, para determinar la verdad real de los hechos relevantes en
el proceso.
• Los medios de prueba podrán ser todos los que estén permitidos por el
Derecho público y el Derecho común.
• Las pruebas podrán ser consignadas y aportadas al proceso, mediante
cualquier tipo de soporte documental, electrónico, informático, magné-
tico, óptico, telemático o producido por nuevas tecnologías.
• Todas las pruebas serán apreciadas, de conformidad con las reglas de
la sana crítica.
• Las pruebas que consten en el expediente administrativo, cualquiera
sea su naturaleza, serán valoradas por la jueza o el juez como prueba
documental, salvo que sea cuestionada por la parte perjudicada por los
medios legales pertinentes.”
La jueza o el juez tramitador del proceso, ordenarán y practicarán
todas las diligencias de prueba necesarias, para determinar la verdad
7 Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Resolución de las doce horas del veinticuatro
de diciembre de dos mil cuatro.
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ARTÍCULO 297.-
1. La Administración ordenará y practicará todas las diligencias de
prueba necesarias para determinar la verdad real de los hechos objeto
del trámite, de oficio o a petición de parte.
2. El ofrecimiento y admisión de la prueba de las partes se hará
con las limitaciones que señale esta ley.
3. Las pruebas que no fuere posible recibir por culpa de las partes
se declararán inevacuables.
COMENTARIO:
El primer inciso indica que la Administración tiene oficiosamente toda
la amplitud, para ordenar la práctica y la evacuación de toda clase de
pruebas necesarias para lograr la verdad real y no meramente la formal
de los hechos objeto del procedimiento. El procedimiento administrativo
que busca la verdad real, permite que el Órgano Director del Procedi-
miento o el que lleva la instrucción de la causa en sede administrativa,
pueda ordenar las pruebas que considere que sean necesarias, para
esclarecer los hechos o para esclarecer cuál es la verdad de los hechos
motivo de una futura resolución o acto administrativo.
El segundo inciso explica que la facultad genérica de ofrecer y de ad-
mitir prueba de las partes, está limitada de acuerdo con los postulados
de la misma Ley General de la Administración Pública. Esto se encuentra
en concordancia con artículo 50, inciso segundo, del Código Procesal
Contencioso Administrativo.
El tercer inciso explica que las pruebas que no fuese posible recibir
por culpa de las partes serán declaradas como inevacuables. No obstan-
te, aquellas que sean que no se practiquen por causa o por culpa de la
Administración nunca podrán ser inevacuables. La Administración tiene
el poder, es más, el deber jurídico de -con su poder de imperio- ordenar
o evacuar la práctica de las diligencias de prueba que sean necesarias
para implementar la verdad real de los hechos objeto del trámite, ya sea
de oficio o a petición de parte. Este es el principio valedero aplicable, del
proceso civil o común de prueba, incluso para mejor resolver, siempre y
542
P R O C E D I M I E N TO S D E C O N T R O L A D M I N I S T R AT I VO
ARTÍCULO 298.-
1. Los medios de prueba podrán ser todos los que estén permiti-
dos por el derecho público, aunque no sean admisibles por el derecho
común.
2. Salvo disposición en contrario, las pruebas serán apreciadas de
conformidad con las reglas de la sana crítica.
COMENTARIO:
El artículo indica que en el procedimiento administrativo no hay prue-
ba tasada, es decir no existe un valor taxativo asignado a la prueba. Los
medios para probar los hechos alegados se encuentran ampliamente
establecidos; es decir, se permiten como probanzas específicas, todas
las que tolere el Derecho Público, sin más límite o valladar que -preci-
samente- el que constituye el necesario resguardo de los intereses pú-
blicos que involucra cada temática sustantiva. El inciso transcrito indica
que permite los medios de prueba de Derecho Público, en el sentido
que el Derecho Público permite toda clase de prueba, y establece que se
recibirán estas pruebas, aunque ellas no sean admisibles por el derecho
común, lo que significa que en el Derecho Procesal Público, existe más
libertad para el órgano director de admitir pruebas, que sean eficaces,
que sean legítimas y que sean admisibles.
En este sentido es posible mencionar como medios de prueba los
que dicta el derecho común, en específico el artículo 41 del nuevo Códi-
go Procesal Civil (que corresponde al artículo 318 de la normativa dero-
gada); no obstante, tal como dicta el artículo comentado, es más amplio
el medio de prueba admitido por el Derecho Público, por lo tanto, éste
último adicionalmente admitirá todos los idóneos, válidos y eficaces y
que confluyan a la demostración de la verdad real de los hechos objeto
de debate. Por ejemplo, para que se admita como prueba en el proceso
civil, una certificación tiene que ser emitida o validada por un Notario
Público, con las firmas estampadas en la propia declaración de volun-
tad, incluso como requisito de validez a veces se necesita la presencia
de testigos, los documentos pueden ser copias, las copias pueden ser
certificadas. Esa certificación tiene que guardar los requisitos que esta-
blece la ley del rito procesal, por ejemplo, hay que buscar el Código de
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Notariado, hay que buscar los requisitos que establece el Código Proce-
sal Civil, el Código Civil.
La eficacia de la prueba se entiende aquella la cual para esclarecer
los hechos, tiende a lograr la verdad real de lo que es objeto propia-
mente del debate, o sea, es ineficaz porque puede probar sobre unos
hechos, pero no tiene ninguna relevancia sobre lo que se está investi-
gando para el objeto del procedimiento administrativo, admisible, eficaz
y legítimo.
El segundo inciso introduce el concepto de “sana crítica”, el cual está
totalmente originado e imbuido en los principios universales del Dere-
cho Común o Civil. La sana critica, es la forma en la cual se analiza un
elemento de prueba, dicho elemento debe apreciarse según la buena fe,
la lógica, la ciencia, el entendimiento humano y la experiencia. Conse-
cuentemente el órgano director debe justificar la valoración que hace de
cada elemento de prueba.
ARTÍCULO 299.-
En los casos en que, a petición del interesado, deban recibirse
pruebas cuya realización implique gastos que no deba soportar la Ad-
ministración, ésta podrá exigir el depósito anticipado de los mismos.
COMENTARIO:
Este artículo es aplicable en diversos casos, inclusive para las solicitu-
des de las copias que el particular requiera del expediente administrati-
vo; es decir, cuando un administrado cualquiera pretenda fotocopiar un
expediente administrativo, la Administración Pública respectiva puede
solicitar que se le pague el costo de las mismas, lo cual es una norma
que someto a crítica, porque la Administración por medio de los impues-
tos está obligada a sufragar todos los gastos que produzca propiamente
el aparato administrativo, lo cual comprende salarios, vehículos, y por
supuesto las fotocopias, correos electrónicos, mobiliarios, entre otros,
los cuales deben estar comprendidos en el pago genérico que los ciuda-
danos realizamos por concepto de impuestos.
Por ejemplo, en ocasiones el Servicio Civil solicita que se depositen
miles de miles de colones para acceder a las solicitudes de copia; con-
secuentemente, establece el deber del pago del valor de los tomos y
folios, todo esto para disuadir una investigación que realice el adminis-
trado. No obstante, esto también es aplicable para peritajes e inclusi-
ve para sufragar gastos de testigos que deban trasladarse, pues se ha
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Bibliografía
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Introducción
Tenemos el privilegio de vivir en la llamada “Era de la Información”,
también conocida como “Era Digital”, asociada con la gran transición
desde la tecnología analógica, mecánica y electrónica, a la digital. Este
cambio nos ha introducido en un mundo de ribetes casi mágicos, permi-
tiéndonos lo que para nuestros abuelos tan solo podía tener lugar en el
plano de la imaginación.
El uso de las tecnologías derivadas de los circuitos lógicos digita-
les, incluyendo computadoras digitales, teléfonos celulares digitales
e Internet ha transformado nuestra civilización y el modo en que nos
relacionamos.
Toda esta maravilla conlleva, no obstante, diversos desafíos: éticos,
económicos, sociales, culturales y, por supuesto, jurídicos.
La carrera para poseer los datos ya ha empezado, señala Yuval Noah
Harari, en “21 Lecciones para el Siglo XXI”, “de modo que lo mejor que
podemos hacer es recurrir a nuestros abogados, políticos, filósofos e
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Como antes hemos expresado1, sobre las dos últimas décadas del si-
glo XX, más de cien Estados implementaron programas de privatización,
abandonando una historia previa de propiedad estatal en la administra-
ción de empresas industriales y comerciales, en sectores considerados
estratégicos.
El nuevo paradigma, que incluía la creación de agencias reguladoras
como elemento fundamental del diseño institucional, sostenía el desem-
peño deficiente de dichas empresas estatales.
La dimensión y características de la privatización fueron variadas.
América Latina se ubica entre las regiones con mayor presencia del
fenómeno, donde puede observarse que los programas implementados
han probado ser, en general, impopulares. En algunos casos, se ha cons-
tatado un manejo opaco y desprolijo de los procesos, que han culminado
en situaciones de corrupción. En muchos, se han identificado problemas
de gobierno corporativo y fallos de regulación.
A partir de tal experiencia, parece haberse arribado a la conclusión
de que la titularidad pública o privada de los bienes y actividades no
constituye, per se, garantía de mejores resultados. En ese escenario, el
análisis se ha desplazado hacia la posibilidad de un menú variado de
alternativas, entre lo puramente privado y lo puramente público, ad-
mitiendo esquemas de concesión, participación público privada y otras
figuras de co-asociación.2
En cualquier caso, el rol del Regulador continúa siendo considerado
esencial para el equilibrio del sistema.
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12 CASES PALLARES, Lluis -Derecho Administrativo de la Defensa de la Competencia, Madrid, 1995.
13 NALLAR - ob. cit., p. 118.
14 LANDIS, James - Report on regulatory agency to the president-elected, cit. por CASES PALLARES,
ob. cit., p. 30
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21 AGUIRRE RAMÍREZ, Gonzalo – Derecho Legislativo, Tomo I, Teoría General de la Ley, FCU, Mont.,
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22 RISSO FERRAND, Martín - Algunas garantías básicas de los Derechos Humanos, 2ª ed., FCU,
Mont., 2011, pág. 81.
23 Sentencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo Nº 70/2014.
24 Sentencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo Nº 753/2015.
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con la llamada “Economía Compartida”42, en virtud del uso que cada vez
más ésta realiza de la plataforma digital.
Como señala Aramendía43, “toda esta nueva realidad plantea múl-
tiples retos al orden establecido, en tanto modifica todos los ámbitos
de nuestras vidas”, resultando esencial la adaptación a ella de ciudada-
nos, empresas y gobiernos. Los ciudadanos deberán poder desarrollar
las competencias digitales necesarias, con protección de sus derechos
fundamentales; las empresas deberán poder producir y brindar sus ser-
vicios en igualdad de condiciones, con reglas de juego claras; y los go-
biernos deberán responder, en un clima de transparencia, garantías y
soluciones que atiendan las nuevas necesidades económicas y sociales.
A su vez, como agrega la autora, “para que esta revolución se desar-
rolle con éxito se requiere que se continúen desarrollando las redes de
telecomunicaciones, que se facilite la innovación y el desarrollo de nue-
vos servicios y soluciones digitales, que se dé confianza y garantía a los
usuarios.” Todo ello demandará adecuación del ordenamiento jurídico a
ritmo compatible con la velocidad de los cambios.
En el nuevo escenario, los aspectos fundamentales a encarar por los
Estados a la hora de regular tienen que ver, entonces, con la protección
de los derechos de los consumidores, con garantías para la equidad de
los mercados, promoviendo a su vez el desarrollo de la innovación sin
desatender la prevención de eventuales consecuencias no queridas de
las tecnologías emergentes (como la inteligencia artificial (AI), el “ma-
chine learning”, el análisis de “big data”, la tecnología de contabilidad
distribuida o “blockchain” y el “Internet of Things (IoT)”, entre otras).
Dichas tecnologías permiten nuevas formas de interacción entre con-
sumidores, de manera que resulta disruptiva respecto de los modelos
comerciales tradicionales. Es un tiempo en el que las máquinas se en-
señan a sí mismas a aprender; vehículos autónomos se comunican entre
sí y con la infraestructura de transporte; y los dispositivos inteligentes
responden y anticipan las necesidades del consumidor.
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44 A fines del siglo XIX, estos desarrollos fueron fuertemente restringidos por normas dictadas por
los parlamentos, como la Ley de locomotoras de 1861, que exigía que las „locomotoras“ -definidas
como vehículos propulsados mecánicamente- estuvieran ocupadas por al menos dos personas y no
excedieran las 10 mph en las carreteras de peaje o las dos millas por hora al pasar por las ciuda-
des. En 1865, la „Ley de Bandera Roja“ requería que los vehículos automotores estuvieran tripu-
lados por al menos tres personas, con una persona que caminara al menos 60 yardas por delante
del vehículo, llevando una bandera roja para advertir a los peatones y otros vehículos, incluidos los
carruajes tirados por caballos. En los Estados Unidos, varios Estados aprobaron leyes similares a
fines del siglo XIX. Una de las leyes más restrictivas fue la de Pennsylvania de 1896, que obligaba
a desmontar el automóvil y ocultar sus piezas hasta que el ecuestre o el ganado afectados por el
vehículo estuvieren “suficientemente pacificados”.
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Este punto se relaciona con la huella digital sobre la vida de los con-
sumidores, que permanece como consecuencia del uso de dispositivos
digitales.
En ejercicio de sus competencias, el Regulador deberá tomar impor-
tantes decisiones con vistas a la protección de los intereses involucra-
dos. Así, deberá definir, por ejemplo, las obligaciones del proveedor de
servicios que almacena información y la medida en que puede compar-
tirla con terceros, generando incentivos para las conductas más garan-
tistas de tales intereses.
En esta materia, resulta esencial la adopción de legislaciones de equi-
librio entre el acceso a la información, necesario para la transparencia, y
la protección de los datos personales.45
Un sector emergente afectado por este tipo de regulación es el de
la salud digital. Un desarrollo clave en tecnología de salud digital es el
“Software como dispositivo médico (SaMD)”, que puede diagnosticar
afecciones médicas, sugerir tratamientos e informar la gestión clínica,
permitiendo a los pacientes un rol más participativo en su propia aten-
ción médica. En este ámbito, caracterizado por la necesidad de protec-
ción de los datos del paciente, como en el de “fintech” antes aludido,
cobra enorme trascendencia la cuestión de la ciberseguridad y la pre-
vención de la ciberactividad maligna.
45 Vid VÁZQUEZ, Cristina - El régimen jurídico del acceso a la información pública y la protección de
los datos personales, en Revista de Derecho y Tribunales, Nº 15, Mont., 2011, ps. 59 y ss.
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Presidente
Jaime Rodríguez-Arana
Vicepresidente
Jorge Danós
Secretario General
Carlos Delpiazzo
Vocales
Gladys Camacho
Jorge Fernández Ruíz
Jaime Orlando Santofimio
Ismael Farrando
Olivo Rodríguez
Karlos Navarro
Coordinadora Editorial
María Rodríguez
Coordinadora de Investigación
Marta García Pérez
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TRIBUNAL DE CONTAS DO MUNICÍPIO DE SÃO PAULO - TCMSP
Presidente
João Antonio da Silva Filho
Vice-Presidente
Roberto Braguim
Corregedor
Edson Simões
Conselheiro
Maurício Faria
Conselheiro
Domingos Dissei
Secretaria Geral
Ricardo Epaminondas L. O. Panato
Subsecretaria Geral
Roseli de Morais Chaves
Subsecretaria Administrativa
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Subsecretaria de Fiscalização e Controle
Lívio Mário Fornazieri
Assessoria Jurídica de Controle Externo
Egle dos Santos Monteiro
Núcleo de Tecnologia da Informação
Mário de Toledo Reis
Escola Superior de Gestão e Contas Públicas
Maurício Piragino – Diretor-Presidente
Marcos Barreto – Chefe de Gabinete
SOBRE O LIVRO
Formato: 16 x 23 cm
Mancha: 27,5 x 49,0 paicas
Tipologia: ITC Symbol Medium 10/14
Papel: Pólen soft 80 g/m2 (miolo)
Cartão Supremo 250 g/ m2 (capa)
1ª edição: 2019
IMPRESSÃO E ACABAMENTO
Imprensa Oficial do Estado de São Paulo - IMESP