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º 1, 2010 3 - 24
RESUMEN
Los combustibles obtenidos a partir de materia vegetal, como etanol y biodiesel, están
tomando importancia en la dinámica energética mundial gracias principalmente a que
son más económicos y menos contaminantes del medio ambiente que los combustibles
fósiles. El mercado de biocombustibles ha producido un incremento en las áreas de cultivo
tanto de plantas regularmente usadas como materia prima para su obtención como de
aquellas con potencial de ser nuevas fuentes de producción, al igual que ha impulsado la
investigación básica orientada hacia el incremento en calidad y producción de diferentes
cultivos. Las plantas que almacenan cantidades importantes de almidón, azúcares simples
o aceites son el blanco principal para la producción de biocombustibles, aunque nuevas
tecnologías están permitiendo la utilización de celulosa como materia prima. El cultivo de
yuca (Manihot esculenta) está ampliamente distribuido en toda la zona tropical y es la base
alimenticia de cerca del 10% de la población mundial. El alto contenido de almidón en las
raíces almacenadoras de la yuca hace de este cultivo una opción para la obtención de eta-
nol. El uso de técnicas de mejoramiento no convencional de variedades de yuca permitirá
la generación de plantas más aptas para la industria de biocombustibles. En este manus-
crito se revisa el estado actual de los biocombustibles a nivel mundial y nacional, y se
comentan los beneficios y retos a afrontar en cuanto a las implicaciones respecto al medio
ambiente y la alimentación humana. Finalmente se discute el potencial de la yuca como
fuente eficiente de materia prima para la obtención de biocombustibles en Colombia.
ABSTRACT
Fuels such as ethanol and biodiesel, obtained from plants and their constituents, have
recently received the world’s attention as a true alternative to the global energy supply,
4 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
mainly because they are cheaper and less contaminant of the environment than the
currently used, non-renewable fossil fuels. Due to the pushing biofuel market, the world
is currently experiencing an increase of agricultural land devoted to grow crops used to
obtain them, like maize and sugar cane, as well as crops that have the potential to
become new sources of biofuels. Similarly, this emerging market is boosting the basic
research oriented towards obtaining better quality and yield in these crops. Plants that
store high quantities of starch, simple sugars or oils, are the target of the biofuel
industry, although the newest technologies use also cellulose as raw material to produce
fuels. Cassava (Manihot esculenta) is widely grown in the tropics and constitutes a staple
food for approximately 10% of the world population. The high starch content of its
storage roots, together with the use of conventional and non-conventional breeding
turn this crop into an option to obtain better adapted varieties for ethanol production.
This manuscrip reviews the current state of biofuels worldwide and at the national level,
and discusses the benefits and challenges faced in terms of effect on the environment
and the human food chain. Finally, it discusses the potential of cassava as a source of
raw material for obtaining biofuels in Colombia.
INTRODUCCIÓN
la gasolina de Brasil está formada por una mezcla de 20-26% de etanol, la cual se conoce
como “gasohol”. Actualmente la producción de etanol en Brasil sobrepasa los 1,6x 1010
L y constituye el 14,8% de los combustibles empleados en el transporte (Goldemberg,
2007). Los primeros vehículos comerciales que funcionaron con etanol se introdujeron en
1979 y la proporción de la mezcla etanol-gasolina alcanzó en ese año 15 a 20%, para
posteriormente incrementarse al 25% en el 2003. Desde el 2003, Brasil cuenta con ve-
hículos “flex-fuel” los cuales pueden emplear etanol, gasolina o una mezcla de los dos,
ofreciendo al consumidor la flexibilidad de decidir cuál combustible incorporar en su
automóvil. La materia prima principal para la producción de bioetanol en Brasil la
constituye la caña de azúcar. Se estima que Brasil en el 2004 produjo 350 millones de
toneladas de caña, la agroindustria azucarera generó alrededor de 700.000 empleos
directos y más de 3,5 millones de empleos indirectos (Seixas, 2006). Existe una gran con-
troversia acerca del aumento en la tasa de deforestación de la selva amazónica debido al
incremento de los cultivos de caña de azúcar, sin embargo, las nuevas plantaciones de
caña se están realizando sobre terrenos de sabana previamente usados para pastoreo de
ganado, y no sobre áreas selváticas (Goldemberg y Guardabassi, 2009).
Estados Unidos ha sido otro de los países que ha incursionado fuertemente en la pro-
ducción de biocombustibles en los últimos años, a pesar de que no haya sido uno de
los pioneros en este campo. Desde el año 2000, su gobierno ha instaurado políticas y
leyes con el objetivo de aumentar la producción y empleo de biocombustibles. A partir
de 1990 la industria del etanol ha sido la de mayor crecimiento en las zonas rurales de
Estados Unidos. En el 2004 los biocombustibles en Estados Unidos representaban
aproximadamente el 3% del consumo total de combustible para transporte (Farrell et
al., 2006). La capacidad de producción de etanol para combustible en el 2004 fue de
15.000 millones de litros y se establecieron 12 nuevas plantas de producción elevando
su capacidad de producción a 16.200 millones de litros en el 2005. Sólo en el 2008 la
producción de etanol en Estados Unidos ascendió a 3,4x1010 L, producidos por 170
plantas (RFA, 2009). Esta cifra es equivalente a 2,38x1010 L de combustible fósil. El
90% del etanol de Estados Unidos se obtiene del cultivo de maíz (Hill et al., 2006). Sin
embargo otras alternativas se están considerando, como el empleo de sorgo en grano,
remolacha, celulosa y desechos sólidos municipales (Seixas, 2006).
(Cocus nucífera), Jatropha sp. e higuerillo (Ricinus comunis) se caracterizan por su alto
contenido de aceites transesterificables útiles para la obtención de biodiesel (Ma y
Hanna, 1999). Recientemente se ha establecido el gran potencial para la obtención de
bioetanol que pueden tener materiales vegetales ricos en celulosa tales como madera y
residuos agrícolas (Herrera, 2006). Sin embargo, la tecnología para hacer eficiente la
obtención de etanol a partir de celulosa se encuentra aún en fase de desarrollo
(Ragauskas et al., 2006).
El número diverso de fuentes para la obtención de biocombustibles hace que esta industria
tenga cierta capacidad de elegir entre diferentes opciones de cultivo basada en las
condiciones agronómicas de la zona a cultivar, así como en el comportamiento del
mercado y en la efectividad para la obtención del producto final a partir del material no
procesado. De esta manera en Estados Unidos se ha generalizado el uso del maíz como
fuente de bioetanol a causa de la larga experiencia de los cultivadores de este producto,
junto con el alto rendimiento de las variedades utilizadas y el gran desarrollo tecnológico
en la extracción del bioetanol a partir del almidón del grano (Dien et al., 2002). En Brasil
la principal fuente de biocombustible es la caña de azúcar, ya que la productividad de esta
planta, de metabolismo tipo C4, el cual es más eficiente respecto a la fijación de CO2 en
zonas tropicales es alta y, al igual que en el caso de Estados Unidos, existe una infraestruc-
tura de obtención de bioetanol bastante desarrollada (Parikka, 2004). En países asiáticos
como Tailandia y China se empieza a generar una industria de producción de bioetanol a
partir del cultivo de yuca, el cual tiene una larga tradición en estas zonas y que tiene a
Tailandia como su mayor productor a nivel mundial (Nguyen et al., 2007). Sin embargo,
en países con una alta heterogeneidad edafoclimática existirán zonas no aptas para
determinados cultivos pero adecuadas para el crecimiento y desarrollo de otros. En países
como Colombia es posible la obtención de biocombustibles a partir de diferentes fuentes,
lo que puede propiciar un clima saludable no sólo para los cultivos, sino para las industrias
y mercados basados en cada uno de éstos.
Curran, 2007). La industria de los biocombustibles permitirá generar una gran cantidad
de empleos nuevos que redundará en un fuerte impacto social. El desarrollo de la agri-
cultura se beneficiará de la industria de la producción de biocombustibles y proveerá a
los campesinos de una nueva fuente de ingresos y estabilidad laboral que ayudará a re-
ducir los problemas de desempleo y hambre que se presenta en el sector rural de mu-
chos países del mundo (Seixas, 2006). Esto es particularmente cierto para los países
pobres ubicados en la zona tropical del planeta, donde las plantas tienden a crecer más
rápidamente. Por último, para los países no productores de combustibles fósiles y para
aquellos cuya producción es insuficiente para su consumo interno, la dependencia de
dichos combustibles suele generar conflictos a nivel geopolítico con los países produc-
tores, por lo cual una disminución de dicha dependencia, mediada por un uso incre-
mentado de biocombustibles, tendría la capacidad de producir una distensión en las
relaciones entre productores y consumidores de derivados del petróleo y podría aliviar
las finanzas de los países consumidores y productores de biocombustibles.
Figura 1. Esquema general de los pasos del proceso de obtención de etanol a partir de material vegetal
(modificado de Schubert, 2006). Los procesos dentro del cuadro punteado son necesarios cuando la
materia prima es almidón.
caso del maíz o la yuca, requiere de procesos enzimáticos para reducir la complejidad de
éste polímero de glucosa, los cuales no son necesarios en el caso de la obtención de
azúcares simples como con la caña de azúcar. Sin embargo, en términos de rendimientos
en litro de alcohol por hectárea de producto se observa que mientras en caña de azúcar
se obtienen 75 L de etanol a partir de una tonelada, en yuca se obtienen 200 L. En
términos generales, el rendimiento en litros por hectárea por año empleando caña de
azúcar es de 4.900 L ha-1 año-1, mientras que en yuca es de 6.000 L ha-1 año-1 demostrando
el alto potencial de la yuca para producir alcohol carburante (Jansson et al., 2009).
Dentro de las alternativas para producción de bioetanol, se encuentran el almidón acumu-
lado en las raíces almacenadoras de las plantas de yuca (Manihot esculenta; Amutha y
Gunasekaran, 2001) y la celulosa. La utilización de celulosa para bioetanol se encuentra
aún en fase experimental, ya que es necesario optimizar el proceso de disminución de la
complejidad molecular de ésta, de manera que sea apta para el proceso de fermentación,
lo cual implica retos mayores que los del almidón o los azúcares libres, ya que es necesario
desarrollar toda una línea de procesos fisicoquímicos y enzimáticos para tal fin (Hahn-
Hagerdal et al., 2006). Para este fin, institutos de investigación de punta como el Depar-
tamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés), se encuentran fi-
nanciando tanto plantas de obtención de etanol a partir de celulosa (Service, 2007) como
proyectos destinados a desarrollar estrategias de biotecnología e industriales con miras
a generar rentabilidad financiera a este proceso de obtención de etanol (DOE, 2006).
Después del arroz, el trigo y el maíz, la yuca representa la fuente más importante de ca-
lorías para la población mundial (FAO, 1998), se cultiva en más de 90 países y consti-
tuye la base de la alimentación para más de 1.000 millones de personas, especialmente
en los países tropicales de América Latina, Asia y África. En Colombia la yuca es la prin-
cipal fuente de ingresos para un gran porcentaje de pequeños campesinos. La yuca es
un alto productor de almidón con niveles que oscilan entre 73,7 y 84,9% de su peso seco
total en raíces (Tonukari, 2004). El almidón de yuca presenta características interesan-
tes en comparación con el almidón de otras especies vegetales como maíz, papa o arroz.
Esto hace que su utilización sea apropiada para ciertas industrias. Las cantidades de
proteínas y de materia grasa en el almidón de yuca son más bajas que las del almidón
de maíz o arroz, lo que le da características especiales de sabor y solubilidad (Ihemere,
2003). Los gránulos del almidón de yuca son más pequeños que los del almidón de
papa y son más resistentes a los procesos que implican altas temperaturas como la es-
terilización y fragmentación. El almidón de yuca presenta además mayor viscosidad
después de calentamiento, lo que es de gran utilidad para la obtención de productos
alimenticios y culinarios. El almidón de yuca posee una excelente claridad lo que lo hace
ideal para el desarrollo de geles transparentes. De igual manera, su resistencia al conge-
lamiento tiene aplicaciones importantes en otro tipo de industrias. El almidón de yuca
es también utilizado en la fabricación de papel, como lubricante en la perforación de
pozos petroleros, en la industria textil y en la producción de dextrinas para la elabo-
ración de pegantes (Baguma, 2004). En la actualidad el almidón de yuca ha cobrado
un renovado interés industrial, particularmente en el sector de biocombustibles, por
cuanto a partir de la degradación del almidón y la fermentación de los azúcares que lo
forman se puede producir bioetanol.
La yuca como alternativa para la producción de bioetanol. A partir del almidón pre-
sente en la yuca se puede producir alcohol carburante. El almidón líquido de yuca puede
ser fermentado mediante la utilización de levaduras como Endomycopsis fibuligera en
combinación con cultivos bacterianos de Zymomonas mobilis en dos a cuatro días
(Amutha y Gunasekaran, 2001). Se estima que a través de este proceso se puede llegar
a obtener hasta 280 L de etanol al 96%, a partir de una tonelada de yuca con un 30%
de almidón (FAO, 2006). Las ventajas comparativas del empleo del almidón de yuca
para la producción de bioetanol son diversas. La yuca tiene una alta tasa de asimilación
de carbono fotosintético, particularmente inusual para plantas de metabolismo C3,
alcanzando valores de 43 µmol CO2/m2/s. Igualmente, posee una alta temperatura
óptima para la fotosíntesis (45 ºC). Se ha reportado que la yuca presenta una de las
mayores tasas de asimilación de CO2 a sacarosa dentro de los vegetales (Angelov et al.,
1993; Edwards et al., 1990). En términos agronómicos, la yuca es altamente resistente
a sequías, en donde con una precipitación mínima de 500 mm/año se logran obtener
buenas producciones. El cultivo de yuca genera una alta producción en suelos degra-
dados y se adapta a todos los tipos de suelos a excepción de los fangosos, al igual que
tolera bien los altos niveles de aluminio y manganeso, que son propios de los suelos de
la mayoría de las sabanas tropicales y que resultan tóxicos para la mayoría de las
plantas. La yuca presenta además una alta flexibilidad en el momento de la plantación
y cosecha (Ceballos, 2002). En cuanto a rendimientos de producción, existen datos
14 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
(Fig. 2). La amilopectina constituye alrededor del 75% de los almidones más comunes.
Algunos almidones están constituidos exclusivamente por amilopectina y son conocidos
como céreos (Smith et al., 1997). El almidón se presenta como un conjunto de gránulos
o partículas, estos gránulos son relativamente densos e insolubles en agua fría, aunque
pueden dar lugar a suspensiones cuando se dispersan en el agua (Smith et al., 1997).
Figura 3. Esquema de la ruta de biosíntesis de almidón en una célula vegetal. Encerradas en un círculo
se muestran las principales enzimas de la biosíntesis de almidón. SS: Starch Synthase. GBSSI: Granule-
Bound Starch Synthase. SBE: Starch Branching Enzyme.
Estos estudios han demostrado que es posible mediante manipulación genética obtener
almidones de yuca modificados sin necesidad de tratamientos químicos. Sin embargo,
estos estudios se han realizado fuera del país, en algunos casos por industrias privadas,
se han hecho en papa o en variedades de yuca no adaptadas a las condiciones agroe-
cológicas del país o de baja producción. Por esta razón, se hace necesario realizar
trabajos de mejoramiento genético de yuca en el ámbito nacional, que utilicen material
vegetal adaptado a las diferentes condiciones agronómicas de Colombia, y que permita
el desarrollo de todos los integrantes de la cadena productiva del cultivo de yuca con
fines de obtención de biocombustibles, idealmente sin afectar la producción para la
demanda alimenticia.
Biocombustibles y alimentación. Los biocombustibles pueden ser obtenidos a partir de
una gran variedad de cultivos, por lo cual no es de extrañar que dentro de estos se en-
cuentren cultivos que también son utilizados como fuente de alimento tanto para los
seres humanos como para los animales domésticos sobre los cuales se fundamenta la
obtención de proteína y/o energía para gran parte de la población. Se ha planteado que
el hecho de que los cultivadores tengan la posibilidad de obtener mayores ganancias por
su cosecha cuando la destinan a la producción de biocombustibles en lugar de que ésta
sea utilizada como fuente alimenticia, puede generar un aumento en el costo de los ali-
mentos, lo que también aumentaría el nivel de desnutrición en la población de bajos
recursos. Sin embargo, si se tiene en cuenta que algunos de los proyectos que se están
llevando a cabo para la obtención de biocombustibles se han planteado sobre especies
que no comprometen la seguridad alimentaria, o que si lo hacen, como el caso de la yuca,
utilizarían zonas de cultivo nuevas en las que no se estará compitiendo con la producción
actual de alimento, el panorama se hace más claro. Incluso, es evidente que las fluctua-
ciones en los precios de la gasolina tienen un fuerte impacto en todos los productos de
la canasta familiar, impacto que se podría ver disminuido si se tuviera en los biocombus-
tibles una opción de obtención de energía, haciendo así de los biocombustibles un factor
de economía alimenticia más que de competencia por recursos alimenticios.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Los seres humanos han necesitado de fuentes de energía desde el inicio de su historia.
Esta necesidad ha sido satisfecha a partir de diferentes materiales a lo largo del tiempo,
pasando por la combustión de madera y carbón al aprovechamiento de los combus-
tibles fósiles y fuentes alternativas como la energía nuclear, térmica y eólica entre otras.
La obtención de energía a partir de biomasa vegetal es una opción más en el camino
hacia la generación de un modelo energético que tenga una producción neta favorable
y que no genere productos secundarios altamente contaminantes del medio ambiente.
El hecho de la competencia entre alimento y combustible es un tema que se debe manejar
de la mejor forma posible, teniendo en cuenta la posibilidad que tienen los biocom-
bustibles de generar un balance económico positivo en regiones de escasos recursos, lo
cual permitiría una mejor provisión alimenticia. Sin importar de qué cultivo se parta para
la producción de biocombustibles, se generarán zonas agrícolas que promoverán el de-
sarrollo económico nacional, pero que a la vez deben ser cuidadosamente planeadas para
no alterar las zonas naturales nacionales ni generar amplios terrenos con cultivos que
20 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA