Trastornos de Conducta Alimentaria

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Trastornos de conducta alimentaria

Introducción

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Son enfermedades psiquiátricas,


multicausadas que afectan principalmente a los adolescentes y mujeres jóvenes. Los
TCA representan la tercera enfermedad crónica más común entre los jóvenes. En esta
investigación conoceremos los tipos de TCA que existen son: la anorexia, bulimia,
trastornos alimentario compulsivo, trastorno de rumiación y trastorno por evitación o
restricción de ingesta en este trabajo conoceremos que son los tipos de TCA saber el
porque afecta cuales son los tipos por que se ocasionan, sus consecuencias y sus
tratamientos. los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades que tienen
como características principales un comportamiento distorsionado de la alimentación y
una extrema preocupación por la imagen y el peso corporal.

Son enfermedades de evolución crónica, que han tenido un gran aumento de su


frecuencia en las últimas décadas y su etiología es multifactorial.
Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades que tienen como
características principales un comportamiento distorsionado de la alimentación y una
extrema preocupación por la auto imagen y el peso corporal. Los afectados hacen
grandes esfuerzos para perder peso, y muchos niegan que sus hábitos de alimentación
sean un problema. Otra característica importante de estos trastornos es su cronicidad.
Los principales representantes de este grupo son la Anorexia Nerviosa y la Bulimia
Nerviosa, refiriéndonos en esta revisión exclusivamente a la Anorexia Nerviosa. En
las últimas décadas, esta enfermedad ha cobrado mayor importancia no solo entre los
adultos, sino también entre los niños. Las nuevas tendencias en la moda y los nuevos
estándares en el aspecto físico y los patrones de alimentación se señalan como los
posibles disparadores del aumento en la frecuencia de dichos trastornos
Tal y como ocurre con muchas de las enfermedades psiquiátricas, la etiología de la
Anorexia Nerviosa aún no se conocen con certeza, y se piensa que es multifactorial;
existiendo en ellas componentes de tipo genético, sociales, metabólicos, de
personalidad, hormonales, sexuales, del modo de expresar las emociones, de
aprendizaje, de historia de abuso, maltrato o perfeccionismo y la coexistencia con otros
trastornos psiquiátricos, como el componente depresivo, obsesivo-compulsivo, los
trastornos de ansiedad y la pérdida del control del impulso.
Los trastornos alimentarios en los adolescentes se han convertido en un problema de
salud pública, ya que son una de las principales causas de enfermedades crónicas
asociadas a síntomas graves, costes de tratamiento elevados y alta comorbilidad. Sin
embargo, los trastornos alimentarios conocidos como síndromes parciales o trastornos
alimentarios no especificados son mucho más comunes.
Estos trastornos afectan al comportamiento, la cognición, las relaciones
interpersonales/familiares y el estado de ánimo, y suelen ir acompañados de
complicaciones médicas, como trastornos metabólicos y endocrinos, que pueden dejar
secuelas irreversibles en el desarrollo del adolescente. Aunque estos trastornos son
tratables, conllevan un alto riesgo de mortalidad y recaída. Por ello, en la actualidad
tienen una gran relevancia en la psicología clínica por su gravedad, dificultad de
diagnóstico y complejidad, ya que en la mayoría de los casos suelen combinarse con
otras patologías. Se necesita un equipo interdisciplinario experimentado y especializado
en trastornos de déficit de atención para proporcionar un tratamiento específico en cada
etapa del trastorno.
Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen alteraciones severas en la ingesta
de los alimentos, en personas que presentan patrones distorsionados en el acto de
comer en respuesta a un impulso psíquico. Este grupo de enfermedades engloba a
varias entidades que varían grandemente, clasificándose en: anorexia nerviosa,
"trastornos de la conducta alimentaria no especificados" y trastorno por atracón. Todas
son más frecuentes en las mujeres e iniciándose generalmente durante la adolescencia
siendo enfermedades crónicas. El origen preciso no ha podido ser dilucidado,
proponiéndose diferentes teorías al respecto. La gran dificultad es que no existen
tratamientos farmacológicos o nutricionales de eficacia demostrada, por lo que éstos se
dan mediante grupos interdisciplinarios, basándose en psicoterapia, estrategias de
apoyo durante el proceso psicoterapéutico y un programa psico-educativo, proceso que
lleva meses o años. Estos grupos incluyen: psicólogos, psiquiatras, médicos internistas
o endocrinólogos y nutriólogos. Observaciones clínicas han llevado a considerar que
existe una serie de sobreposiciones entre la anorexia nerviosa y la obesidad. En algunos
casos, el peso y las conductas alimentarias pueden cambiar en sus expresiones en el
mismo individuo. Algunas adolescentes que presentaron obesidad importante
desarrollan conductas alimentarias purgativas severas, con lo que logran perder peso,
desarrollando un cuadro clínico en todo compatible con bulimia nerviosa. Estas
observaciones no pretenden ignorar las enormes diferencias fisio patogénicas y clínicas
que existen entre los distintos trastornos de la conducta alimentaria; su descripción trata
de promover una percepción más dinámica de estos fenómenos. Una visión más flexible
y dinámica resulta de gran utilidad para comprender y tratar estos padecimientos.
INDICE

1.TCA.

1.1. Que son.

2.Como ocurren.

2.1. Factores individuales.

2.1.1. Predisposición genética.

2.1.2. Rasgos psicológicos.

2.1.3. Baja autoestima.

2.1.4. Adolescencia.

2.1.5. Sexo femenino.

2.2. Factores familiares.

2.2.1. Ambiente desestructurado.

2.2.2. Ambiente sobreprotector.

2.2.3. Experiencias vitales estresantes.

2.3. Factores sociales.

2.3.1. Modelos de belleza imperante.

2.3.2. Presión social respecto imágenes.

2.3.3. Determinados deportes o profesiones.

2.3.4. Criticas y burlas relacionadas con el físico.

2.3.5. El sistema de tallas actual.

2.3.6. Existencia de páginas web que hacen apología de la anorexia y bulimia.

3.Que tipos hay.


3.1. Anorexia.

3.2. Bulimia.

3.3. Trastorno de alimentos compulsivo.

3.4. Trastornos de rumiación.

3.5. Evitación o restricción de ingesta de alimentos.

3.6 TANE

3.7 TA

4.Consecuencias.

4.1. Consecuencias en.

4.1.1. La anorexia.

4.1.2. La bulimia.

4.1.3. Trastornos alimentarios por atracon.

5.Sintomas comunes.

5.1. Síntomas comunes.

5.2. Síntomas de la anorexia.

5.3. Síntomas de la bulimia.

5.4. Síntomas de los trastornos alimentarios compulsivos.

5.5. Síntomas de los trastornos de rumiación.

5.6. Síntomas de la evitación o restricción de ingesta de alimentos.

6.Recuperacion.

6.1Informacion.

7.tratamiento que existen.


7.1. Generales.

7.2. Tratamientos para la anorexia.

7.3. Tratamientos para la bulimia.

7.4. Tratamientos para los trastornos por atracón

7.5. Tratamientos para la restricción o evitación de ingesta de alimentos.

7.6 Tratamiento interdisciplinario de los trastornos de la conducta alimentaria

8.Complicaciones.

8.1. Cardiovasculares.

8.2. Endocrinológicas.

8.3. Gastrointestinales.

8.4. Neuropsiquiátricas.

8.5. Hematológicas.

8.6. Dermatológicas.

8.7. Psicosociales.

9. Profesionales y pacientes te explican cómo se convive con la enfermedad

10. Vivir con un trastorno de conducta alimentaria

11. ESTADISTICAS DE PERSONA CON PLOBLEMAS ALIMENTICIOS

12. Reflexiones finales: de la anorexia a la obesidad

13. Preguntas frecuentes sobre los trastornos de conduta alimentaria


TCA

Que son:

Son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la


ingesta alimentaria y una obsesión por el control del peso. Se considera trastorno de
origen multifactorial, originados por la interacción de diferentes causas de origen
biológico, psicológico, familiar y sociocultural y provocan consecuencias para la salud
tanto física como mental de la persona.

Se pueden conocer por un patrón persistente de comer no saludablemente, de hacer


dietas no saludables o no ingerir ningún alimento. Estos patrones de conducta
alimentaria están asociados con angustia emocional, física y social. Los TCA no
discriminan a base de género, edad, raza. Se pueden encontrar en ambos géneros, en
cualquier edad y pueden ocurrir en cualquier grupo étnico.

Estos trastornos alimentarios pueden causar graves enfermedades físicas y, en casos


extremos, incluso la muerte (siendo el suicidio o la desnutrición las causas más
comunes).

Si la persona es tratada por un equipo multidisciplinar (médicos, enfermeras y


psicólogos especializados en urgencias), puede recuperarse. Sin embargo, se trata de
tratamientos a largo plazo y complejos, ya que una característica común de estos
trastornos es que la persona no es consciente de su condición. Esto significa que la
persona afectada es incapaz de reconocer las consecuencias negativas del trastorno,
la necesidad de tratamiento o los beneficios de este. En algunos casos, esto dificulta
la adherencia al tratamiento. En este proceso, el papel de la familia y el apoyo del
enfermo son esenciales.

Definición y aspectos epidemiológicos

Los trastornos de la conducta alimentaria se definen como alteraciones específicas y


severas en la ingesta de los alimentos, observadas en personas que presentan patrones
distorsionados en el acto de comer y que se caracterizan, bien sea por comer en exceso
o por dejar de hacerlo; lo anterior en respuesta a un impulso psíquico y no por una
necesidad metabólica o biológica. Este grupo de enfermedades es complejo y engloba
a una serie de entidades patológicas que, aunque comparten ciertos atributos, varían
enormemente en cuanto a sus expresiones físicas, psicológicas y conductuales. A pesar
del gran despliegue de recursos utilizados en las últimas décadas para su comprensión,
el origen preciso de estas alteraciones aún no ha podido ser dilucidado. Los dos tipos
principales de trastornos de la conducta alimentaria son: anorexia y bulimia nerviosas.
Otra categoría la constituyen los "trastornos de la conducta alimentaria no especificados
(TANE)" que codifican los trastornos que no cumplen los criterios para uno específico.
Entre estos trastornos no especificados, se encuentra el trastorno por atracón (TA),
catalogado como una nueva categoría que deberá ser sometida a cuidadosas
revisiones.1

Los trastornos de la conducta alimentaria son más frecuentes en las mujeres y,


generalmente, se inician durante la adolescencia o la juventud temprana, aunque
existen reportes de casos donde aparecen en la infancia o en la vida adulta.2 Estas
enfermedades, que están caracterizadas por su cronicidad así como por la aparición
frecuente de recaídas, provocan a su vez alteraciones en el funcionamiento psicosocial
de los individuos, ya que, además de poseer un efecto devastador en los pacientes y
en sus familias, se asocian a un alto riesgo de conductas suicidas.2,3 Además,
frecuentemente se presentan en asociación con otros trastornos psiquiátricos como son:
depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y abuso de sustancias, lo que
determina un marcado deterioro en el funcionamiento social. enfermedades pueden
poner en riesgo la vida de los que las padecen.

El incremento en el número de casos de alteraciones de la conducta alimentaria ha


hecho que estos padecimientos constituyan uno de los problemas psiquiátricos de
mayor prevalencia en el mundo de hoy, con el consecuente impacto a la salud pública,
tanto por los aspectos médicos y psicológicos, como por los altos costos que el manejo
de las mismas requiere.2 Un análisis reciente determinó que la prevalencia de los
trastornos de la conducta alimentaria es mayor en los países occidentales que en los
orientales, pero que en ambos tipos de culturas se ha incrementado de manera
constante en los últimos años.Ahora bien, a pesar de que la incidencia de estas
enfermedades aparentemente ha ido en aumento en las últimas décadas, habría que
considerar que no se ha podido determinar si esto constituye un fenómeno real, o se
trata sólo de que algunos cambios socioculturales observados en los últimos años,
facilitan el diagnóstico de estas enfermedades. Desde el inicio de los años setenta se
dio un proceso de divulgación sobre los trastornos de la alimentación, a través de los
distintos medios de comunicación. Esto motivó que en la actualidad un porcentaje
elevado de adolescentes y sus familiares tengan conocimiento sobre la existencia de
estas alteraciones. Además, se ha enfatizado que las conductas anormales de estos
individuos constituyen una enfermedad, por lo que se ha recomendado brindarles todo
tipo de apoyos, así como evitar actitudes de reprobación e intolerancia ante los
síntomas. Todo lo anterior, ha favorecido el desarrollo de un ambiente que permite
establecer el diagnóstico con mayor facilidad. Es probable que algunos de los casos
hoy diagnosticados, en el pasado hubiesen transcurrido de manera inadvertida al no ser
detectados por familiares o compañeros.6 Además, no es posible descartar que en
generaciones previas los trastornos alimentarios fueran "mejor escondidos" por los
pacientes, ante la mayor vergüenza provocada por un ambiente menos tolerante y
permisivo.

COMO OCURREN
Factores individuales:

• Predisposición genética: El riesgo de padecer un


TCA se incrementa por encima de los valores
de la población general si hay el antecedente de un
familiar con un TCA. Este factor combinado con otros
de tipo ambiental, como los entornos familiares y
sociales, pueden aumentar la probabilidad de padecer
un TCA.

• Rasgos psicológicos: Ciertos rasgos de


personalidad como una autoexigencia muy elevada,
perfeccionismo obsesivo, necesidad de control y
rigidez cognitiva están muy relacionados con la
aparición de una anorexia. La Bulimia está más relacionada con la ansiedad y la
impulsividad.

• Baja autoestima: Tener una baja autoestima, es decir, hacer una


valoración negativa e insatisfactoria de un mismo / a incrementa
la probabilidad de padecer TCA.

• Imagen corporal negativa: Las personas que no tienen


una imagen real de su propio cuerpo y se sienten mal, son
más vulnerables a la hora de sufrir un TCA.

• Adolescencia: La adolescencia es la etapa vital en la que


existe un mayor riesgo de desarrollar un TCA. Se
diagnostica TCA en personas de todas las edades, pero
en la mayoría de los casos la enfermedad se desarrolla
durante la adolescencia. Esto sucede porque durante esta
etapa, la personalidad, la autoestima y el rol social de la
persona están en pleno desarrollo y, por tanto, es más vulnerable ante un entorno
social en el que la presión por la imagen es excesivamente elevada.

• Sexo femenino: De cada 10 casos de TCA, 9 son mujeres y 1


es un hombre, por lo que ser mujer implica mayor riesgo de
padecer un TCA.

Factores familiares:

• Ambiente familiar desestructurado: Las familias en


las que no existe una estructura estable y segura tienen
mayor riesgo de desarrollar un TCA en alguno de los
miembros, sobre todo en aquellos que de manera
individual tienen más riesgo, como las chicas adolescentes.

• Ambiente familiar sobreprotector: Aquellas familias


en las que la comunicación y la dinámica familiar es
excesivamente rígida, controladora y exigente pueden
influir en el desarrollo de un TCA, sobre todo en
aquellos miembros con mayor vulnerabilidad individual,
como las chicas adolescentes.

• Experiencias vitales estresantes: Cambios


traumáticos en la estructura familiar como, por ejemplo, la muerte de uno de los
miembros puede aumentar la probabilidad de TCA.
Factores Sociales:

• Modelo de belleza imperante: El actual modelo de belleza,


que se centra en un modelo estético delgado, tiene un peso
muy importante en el desarrollo de los TCA. En los últimos
años, la aparición de este nuevo canon de belleza

• Presión social respecto a la imagen:


En las últimas décadas, el valor social
de la imagen también ha ganado
relevancia, por lo que no sólo tenemos
un modelo de belleza perjudicial para
la salud, sino que, además, la presión
social recibida respecto a la
importancia de parecerse a este
modelo es excesivamente elevada. Estos dos factores combinados tienen una
clara influencia en la aparición de TCA. El papel de los medios de comunicación
en la difusión del modelo de belleza actual los sitúa como agentes responsables,
en buena medida, en la proliferación de los TCA en nuestra sociedad.

• Determinados deportes o profesiones: Ciertas


actividades deportivas, como la danza, por ejemplo,
pueden favorecer la aparición de TCA debido al trato que
hacen de la imagen en la práctica de este deporte. Otros
deportes de riesgo son aquellos en los que se compite por
categorías de peso. También son grupo de riesgo todas
aquellas personas que ejercen profesiones relacionadas
con mundo de la moda, espectáculo y / o televisión / cine, ya que la profesión a
menudo ejerce presión en cuanto a tener una determinada imagen.
• Críticas y burlas relacionadas con el físico:
Las personas, sobre todo niños y adolescentes,
que han recibido críticas y burlas relacionadas
con su apariencia física y que debido a ello se
han sentido inseguras con su imagen pueden
presentar mayor tendencia a desarrollar TCA.

• El sistema de tallas actual: es un sistema no unificado


que tiene como resultado un patrón heterogéneo que
resulta confundido para la población, hasta el punto de
que la persona no es capaz de conocer cuál es su talla.
El informe «No encontrar tu talla promueve la anorexia»
alerta de que un 44% de la población hace un intento de dieta para adelgazar al
comprobar que no utilizan la talla que creían.

• Existencia de páginas web que hacen apología de la anorexia y la bulimia:


En los últimos años han aparecido y se han reproducido a una velocidad
vertiginosa, tal y como denuncia el informe «Las páginas pro-ana y pro-mia
inundan la red «, la presencia en internet de páginas que hacen apología la
anorexia y la bulimia como» formas de vida «en lugar de como enfermedades
mentales. Son páginas dirigidas por una persona que sufre TCA y en las que
diferentes personas afectadas por la enfermedad se ponen en contacto con el
objetivo de intercambiar trucos para adelgazar, reforzar las conductas patológicas
propias de la enfermedad (como, por ejemplo, autoexigirse un peso por debajo de
lo que se considera saludable), y engañar familiares y amigos, entre otras
acciones. El acceso a este tipo de páginas es muy fácil y dado que aún no existe
una legislación concreta al respecto, no tenemos al alcance las herramientas
necesarias para acabar con este factor que ejerce una influencia tan negativa,
sobre todo, entre los chicos y chicas más jóvenes.
QUE TIPOS EXISTEN

ANOREXIA

La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno


de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal
anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada
del peso o de la figura corporal. Las personas con anorexia hacen todo lo posible por
controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante
la salud y las actividades cotidianas.

Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de calorías o usas otros métodos
para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de forma desmesurada, tomas laxantes o
suplementos dietéticos, o vomitas después de comer. Los esfuerzos para bajar de peso,
incluso cuando el peso corporal es bajo, pueden causar problemas de salud graves al
punto de morirse de hambre.

BULIMIA

La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente «bulimia», es un trastorno de la


alimentación grave y potencialmente mortal. Cuando padeces bulimia, tienes episodios
de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control sobre tu
alimentación. Muchas personas con bulimia también restringen lo que comen durante
el día, lo que suele causar más episodios de atracones y purgas.

Durante estos episodios, es normal que consumas una gran cantidad de alimentos en
un tiempo corto, para luego intentar deshacerte de las calorías extra de una manera
poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y el temor intenso a aumentar de peso
por comer en exceso, puedes provocarte vómitos, puedes ejercitarte
desmesuradamente o puedes usar otros métodos, como los laxantes, para deshacerte
de las calorías.

Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te


juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción.
Puedes tener un peso normal o, incluso, un poco de sobrepeso.

TRASTORNO ALIMENTARIO COMPULSIVO

Cuando tienes el trastorno alimentario compulsivo, habitualmente comes en exceso


(atracón) y tienes la sensación de pérdida de control sobre lo que comes. Puedes comer
con rapidez o consumir más alimentos de los que tienes pensado, incluso cuando no
tienes apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirte demasiado lleno.

Después de un atracón, puedes sentir culpa, enojo o vergüenza por la conducta y por
la cantidad de alimentos consumidos. Sin embargo, no intentas compensar esta
conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona
bulímica o anoréxica. La vergüenza puede provocar que comas solo para ocultar tus
atracones.

Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo menos una vez a la
semana. Puedes tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.

TRANSTORNO DE RUMIACION

El trastorno de rumiación es la regurgitación repetida y continua de los alimentos


después de comer, pero que no se debe a una enfermedad ni a otro trastorno de la
alimentación, como anorexia, bulimia o trastorno alimentario compulsivo. La comida
vuelve a la boca sin náuseas ni arcadas, y puede que la regurgitación no sea intencional.
A veces, los alimentos que se regurgitan se mastican nuevamente y se vuelven a tragar,
o bien se escupen.
El trastorno puede derivar en desnutrición, si los alimentos se escupen o si la persona
come mucho menos para evitar la conducta. El trastorno de rumiación puede ser más
frecuente en los niños pequeños o en las personas que tienen una discapacidad
intelectual.

TRANSTORNO POR EVITACION O RESTRICCION DE ALIMENTOS

Este trastorno se caracteriza por no alcanzar los requerimientos nutricionales diarios


mínimos por la falta de interés en alimentarse; es decir, evitas las comidas con
determinadas características sensoriales, como el color, la textura, el aroma o el sabor;
o bien estás preocupado por las consecuencias al comer, como el temor a atragantarse.
No evitas alimentos por temor a aumentar de peso.

El resultado del trastorno puede ser un adelgazamiento significativo o la imposibilidad


de aumentar de peso en la niñez, así como deficiencias nutricionales que pueden
acarrear problemas de salud.

TANE

La categoría de TANE se refiere a los trastornos de la conducta alimentaria que no


cumplen los criterios para ninguno de los trastornos específicos reconocidos en el
DSM-IV-TR. En el cuadro 3 se indican los diferentes tipos existentes.

Para el diagnóstico se debe tomar en cuenta que debe existir una relevancia clínica en
la sintomatología y especificar cuál de los criterios de anorexia nerviosa o bulimia
nerviosa no se cumple. A esta clasificación también se le puede denominar "trastorno
alimentario subclínico", ya que muchos de los individuos clasifica' dos de esta manera,
generalmente presentan síntomas y conductas de anorexia o de bulimia, pero no
cumplen con la totalidad de los criterios, aunque finalmente los cumplirán, de no recibir
tratamiento. Es por esto la importancia de identificarlos a tiempo. Los TANE son el
trastorno alimentario más común en clínicas de atención ambulatoria, con una
prevalencia promedio de 60%.
La evidencia relacionada con la severidad de la psicopatología y las comorbilidades
psiquiátricas de las pacientes con TANE, comparadas con las pacientes con anorexia
nerviosa o bulimia nerviosa sigue siendo controvertida. Algunos autores reportan que
no son comparables44'45 y otros encuentran similitudes entre ambos diagnósticos,46 lo
que implicaría brindar un tratamiento semejante.

Existen pocos estudios que hablan del curso y recuperación de las pacientes con
TANE. En uno de ellos se concluye que hay un curso "variado y persistente" de 30
meses y un bajo porcentaje de recuperación.

TA

Se considera que el interés por lo que hoy conocemos como TA se inició cuando
Stunkard describió en una muestra de pacientes obesos un síndrome caracterizado
por la presencia de atracones.48

A pesar de que el TA no es aún un diagnóstico formal y en la actualidad entra en la


categoría de TANE, en la práctica clínica es una categoría ampliamente aceptada. A
raíz de su aparición en el DSM-IV, el TA ha sido objeto de estudio de numerosas
investigaciones con el fin de aclarar aspectos referentes a su naturaleza y definición.

La definición de atracón ha planteado un problema importante. Algunos datos


adicionales para el reconocimiento y objetivación de los episodios de atracón, son los
siguientes:

1. Hay que tener en cuenta el contexto en que se produce el atracón, es decir, lo que
se consideraría un atracón en un contexto normal no lo sería por ejemplo en una
fiesta.

2. Los atracones no tienen por qué producirse en un solo lugar; por ejemplo, un
individuo puede empezar en un restaurante y continuar después en su casa.
3. No se considera atracón al ir "picando" pequeñas cantidades de comida a lo largo
del día, aunque esto signifique un aumento considerable en las kilocalorías
consumidas al final del día.

4. A pesar de que el tipo de comida que se consume en los atracones puede ser
variada, generalmente se trata de dulces y alimentos con alto contenido calórico.

5. Los atracones se realizan por lo general a escondidas o lo más disimuladamente


posible.

6. Los estados de ánimo disfóricos, las situaciones interpersonales estresantes, el


hambre intensa secundaria a una dieta severa o los sentimientos relacionados con el
peso, la silueta y los alimentos pueden desencadenar este tipo de conducta.

Los atracones pueden reducir la disforia de manera transitoria, pero a continuación


suelen provocar sentimientos de autodesprecio, culpa y estado de ánimo depresivo.

El TA, el cual es altamente prevalente entre los individuos obesos (15-50%), ha sido
reconocido como una conducta clínicamente relevante de estos sujetos por más de
cuatro décadas; sin embargo, el concepto de TA como un diagnóstico psiquiátrico
específico es reciente, habiéndose demostrado sus diferencias con la bulimia
purgativa y determinado que no es un subtipo de obesidad. El que la calidad de vida
es mucho peor en aquellos pacientes obesos que presentan atracones que en los que
no, ha permitido calificar a esta entidad como una enfermedad diferente.

Estos pacientes también presentan sentimientos de culpa con su conducta. Sin


embargo, a diferencia de la bulimia, el atracón no se asocia con conductas
compensatorias inadecuadas como los vómitos, el ayuno, el ejercicio excesivo, etc.

Al igual que en los padecimientos antes descritos, se han propuesto una serie de
criterios diagnósticos, siendo también los más utilizados en la actualidad los
del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
CONSECUENCIAS

Los trastornos alimenticios son condiciones serias que potencialmente ponen la vida en
peligro y afectan la salud física y emocional de la persona.

Los trastornos alimenticios no son solamente una “moda” o una “fase”. La gente no
“pesca” un trastorno alimenticio por un periodo de tiempo. Son condiciones reales,
complejas y devastadoras que pueden tener consecuencias en la salud, productividad
y relaciones.

Las personas que sufren de un trastorno alimenticio necesitan ayuda profesional. El


tratamiento temprano aumenta las probabilidades de recuperación física y emocional.

Consecuencias de salud de la Anorexia Nerviosa


En el ciclo de auto-inanición de la anorexia nerviosa, el cuerpo es negado de los
nutrientes esenciales que necesita para un funcionamiento adecuado. Por lo tanto, el
cuerpo es forzado a disminuir todos sus procesos para conservar energía, resultando
en consecuencias médicas muy serias, como las siguientes:

• Disminución anormal en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, indicando que


el músculo cardíaco está debilitado. El riesgo de falla cardíaca incrementa a
medida que la presión y la frecuencia cardíaca bajan.

• Reducción en la densidad de los huesos (osteoporosis) que resulta en huesos


débiles y frágiles.
• Pérdida de músculo y debilidad muscular.

• Deshidratación severa que puede resultar en falla renal.

• Sensación de desmayo, fatiga y debilidad general.

• Cabello y piel secas; la pérdida de cabello es común.

• Crecimiento en todo el cuerpo, incluyendo la cara, de una capa fina de cabello


conocido como lanugo en un esfuerzo de conservar el calor corporal.

Consecuencias de salud de la Bulimia Nerviosa


Los ciclos recurrentes de atracones y purgaciones de la bulimia pueden afectar todo el
sistema digestivo y llevar a un desbalance químico y electrolítico en el cuerpo que
puede afectar las funciones del corazón y otros órganos principales. Algunas de las
consecuencias médicas de la bulimia incluyen:

• Desbalance electrolítico que puede llevar a latidos cardíacos irregulares y posible


falla cardíaca y muerte.

• El desbalance electrolítico es causado por deshidratación y pérdida de potasio,


sodio y cloro por parte del cuerpo por resultado de las purgaciones.

• Ruptura gástrica potencial durante los períodos de atracón.

• Inflamación y posible ruptura del esófago debido al vómito frecuente.

• Caries dentales y destrucción de los dientes debido al contacto con los ácidos
estomacales durante el vómito frecuente.

• Movimientos intestinales irregulares y constipación crónica como resultado del


abuso de laxantes.

• Úlceras pépticas y pancreatitis.

Consecuencias de salud del Trastorno por Atracón


El trastorno por atracón usualmente resulta en muchas de las complicaciones médicas
asociadas con la obesidad clínica. Algunas de las consecuencias médicas potenciales
del trastorno por atracón incluyen:

• Presión arterial alta.

• Niveles altos de colesterol.

• Enfermedad cardíaca como resultado de los niveles elevados de triglicéridos.

• Diabetes mellitus tipo II.

• Enfermedades de la vesícula biliar.

SINTOMAS

SINTOMAS

Los síntomas varían en función del tipo de trastorno de la alimentación. La anorexia


nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo son los trastornos
de la alimentación más frecuentes. Otros trastornos de la alimentación comprenden el
trastorno de rumiación y el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de
alimentos.

ANOREXIA

La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno


de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal
anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción
distorsionada del peso o de la figura corporal. Las personas con anorexia hacen todo
lo posible por controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de
manera importante la salud y las actividades cotidianas.
Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de calorías o usas otros métodos
para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de forma desmesurada, tomas laxantes o
suplementos dietéticos, o vomitas después de comer. Los esfuerzos para bajar de
peso, incluso cuando el peso corporal es bajo, pueden causar problemas de salud
graves al punto de morirse de hambre.

BULIMIA

La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente «bulimia», es un trastorno de la


alimentación grave y potencialmente mortal. Cuando padeces bulimia, tienes
episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control
sobre tu alimentación. Muchas personas con bulimia también restringen lo que comen
durante el día, lo que suele causar más episodios de atracones y purgas.

Durante estos episodios, es normal que consumas una gran cantidad de alimentos en
un tiempo corto, para luego intentar deshacerte de las calorías extra de una manera
poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y el temor intenso a aumentar de
peso por comer en exceso, puedes provocarte vómitos, puedes ejercitarte
desmesuradamente o puedes usar otros métodos, como los laxantes, para deshacerte
de las calorías.

Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te


juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu
autopercepción. Puedes tener un peso normal o, incluso, un poco de sobrepeso.

TRANSTORNO ALIMENTARIO COMPULSIVO


Cuando tienes el trastorno alimentario compulsivo, habitualmente comes en exceso
(atracón) y tienes la sensación de pérdida de control sobre lo que comes. Puedes
comer con rapidez o consumir más alimentos de los que tienes pensado, incluso
cuando no tienes apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirte
demasiado lleno.

Después de un atracón, puedes sentir culpa, enojo o vergüenza por la conducta y por
la cantidad de alimentos consumidos. Sin embargo, no intentas compensar esta
conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona
bulímica o anoréxica. La vergüenza puede provocar que comas solo para ocultar tus
atracones.

Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo menos una vez a la
semana. Puedes tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.

TRANSTORNO DE RUMIACION

El trastorno de rumiación es la regurgitación repetida y continua de los alimentos


después de comer, pero que no se debe a una enfermedad ni a otro trastorno de la
alimentación, como anorexia, bulimia o trastorno alimentario compulsivo. La comida
vuelve a la boca sin náuseas ni arcadas, y puede que la regurgitación no sea
intencional. A veces, los alimentos que se regurgitan se mastican nuevamente y se
vuelven a tragar, o bien se escupen.

El trastorno puede derivar en desnutrición, si los alimentos se escupen o si la persona


come mucho menos para evitar la conducta. El trastorno de rumiación puede ser más
frecuente en los niños pequeños o en las personas que tienen una discapacidad
intelectual.

TRANSTORNO POR EVITACION O RESTRICCION DE ALIMENTOS


Este trastorno se caracteriza por no alcanzar los requerimientos nutricionales diarios
mínimos por la falta de interés en alimentarse; es decir, evitas las comidas con
determinadas características sensoriales, como el color, la textura, el aroma o el
sabor; o bien estás preocupado por las consecuencias al comer, como el temor a
atragantarse. No evitas alimentos por temor a aumentar de peso.

El resultado del trastorno puede ser un adelgazamiento significativo o la imposibilidad


de aumentar de peso en la niñez, así como deficiencias nutricionales que pueden
acarrear problemas de salud.

Tratamiento interdisciplinario de los trastornos de la conducta alimentaria

Los grupos interdisciplinarios para el tratamiento de enfermedades crónicas surgen de


la ausencia de tratamientos específicos que puedan ser aplicados por un solo médico
tratante.

En el caso de los trastornos de la conducta alimentaria, además de lo anterior, se


agrega la gran dificultad de que no existen tratamientos farmacológicos o nutricionales
de eficacia demostrada.

El tratamiento se basa en programas más o menos estructurados que incluyen:

1. La psicoterapia (ya sea cognitivo conductual, psicoanalítica, familiar) pretende


cambiar las conductas alimentarias y los pensamientos irracionales, explorar qué
función tiene el síntoma, para así favorecer la construcción de estrategias
emocionales adecuadas. La psicoterapia familiar pretende modificar las relaciones
entre los miembros.

2. Las estrategias de apoyo durante el proceso psicoterapéutico que incluyen: a)


vigilancia y tratamiento de las comorbilidades endocrinas, metabólicas,
gastrointestinales, etc.; b) vigilancia y tratamiento de las co-morbilidades psiquiátricas:
depresión, trastornos obsesivos compulsivos, alteraciones del sueño, etc.
3. Un programa psicoeducativo que permita una mejor comprensión del padecimiento
tanto al paciente como a sus familiares. Sostiene que el tratamiento eficaz debe tener
en cuenta la interdependencia entre la mente y los factores biológicos que sufra la
persona. En estos programas se da una noción más clara de que el tratamiento no es
una intervención puntual sino un proceso gradual que lleva meses o años.

Los grupos interdisciplinarios encargados del estudio y tratamiento de los trastornos


de la conducta alimentaria incluyen entre otros profesionales: psicólogos, psiquiatras,
médicos internistas o endocrinólogos y nutriólogos. Existen claras diferencias en las
propuestas de tratamiento y en las respuestas alcanzadas en cada uno de los
trastornos de la conducta alimentaria.

Algunos datos y consideraciones sobre el tratamiento de cada uno de estos


padecimientos que nos parecen sobresalientes se muestran a continuación.

Anorexia nerviosa

Para su tratamiento es indispensable un equipo interdisciplinario. Algunos pacientes o


sus familias se resisten a esta aproximación. Es recomendable iniciar el tratamiento
por parte de cualquier profesional de la salud que, luego de establecer en unas
cuantas citas un vínculo con la paciente, debe encausar a ésta al tratamiento
interdisciplinario. La psicoterapia (cognitiva conductual o psicoanalítica) es el elemento
central del tratamiento de estas pacientes.

El uso de antidepresivos inhibidores de recaptura de serotonina, concretamente la


fluoxetina, ha tenido buenos resultados como coadyuvante en el control de la
depresión. Este fármaco se ha utilizado en pacientes con anorexia purgativa
principalmente. Su prescripción debe ser individualizada y requiere de una evaluación
psiquiátrica.
Los parámetros clínicos y de laboratorio a seguir por el internista o endocrinólogo, a fin
de evitar mortalidad en pacientes con anorexia nerviosa se muestran en los cuadros
5 y 6.

RECUPERACION

La respuesta es sí, sí se pueden curar los TCA, pero generalmente es necesario un


tratamiento intensivo en un centro especializado. Es importante saber que la
recuperación rara vez es rápida, y en la mayor parte de los casos puede llevar varios
años. El diagnóstico precoz y la intervención temprana son clave, y están asociadas a
un mejor pronóstico.
El tratamiento de un trastorno de la alimentación depende del trastorno en particular y
de tus síntomas. Por lo general, comprende una combinación de terapia psicológica
(«psicoterapia»), educación sobre alimentación, supervisión médica y, algunas veces,
medicamentos.

El tratamiento de un trastorno de la alimentación también debe abordar otros


problemas de la salud provocados por este, que pueden ser graves o, incluso, pueden
poner en riesgo la vida si no se tratan por mucho tiempo. Si un trastorno de la
alimentación no mejora con el tratamiento estándar o provoca problemas de salud, es
posible que necesites hospitalización u otro tipo de programa hospitalario.

Tener un enfoque organizado hacia el tratamiento de un trastorno de la alimentación


puede ayudarte a controlar los síntomas, volver a tener un peso saludable y mantener
tu salud física y mental.

DONDE COMENZAR

Ya sea que comiences por ver a tu médico de atención médica primaria o algún tipo
de profesional de salud mental, es probable que te beneficies de una remisión a un
equipo de profesionales que se especializan en el tratamiento de los trastornos
alimentarios. Los miembros de tu equipo de tratamiento pueden incluir:

• Un profesional de salud mental, como un psicólogo, que te brinde terapia


psicológica. Si necesitas medicamentos con receta médica y manejo de
medicamentos, puedes consultar a un psiquiatra. Algunos psiquiatras también
brindan terapia psicológica.
• Un dietista registrado que te proporcione información sobre nutrición y
planificación de comidas.
• Especialistas médicos o dentales para tratar los problemas de salud o
dentales que se produzcan a causa de tu trastorno alimentario.
• Tu pareja, padres u otros familiares. En el caso de los jóvenes que todavía
viven en casa, los padres deben participar activamente del tratamiento y
pueden supervisar las comidas.
Es mejor si todas las personas que participan en tu tratamiento se comunican acerca
de tu progreso para que se puedan hacer los ajustes necesarios al tratamiento.

Manejar un trastorno alimentario puede ser un desafío a largo plazo. Puede que debas
seguir consultando a los miembros de tu equipo de tratamiento de forma regular,
incluso si tu trastorno alimentario y los problemas de salud relacionados están bajo
control.

ELABORAR UN PLAN DE TRATAMIENTO

Tú y tu equipo de tratamiento determinan cuáles son tus necesidades, y establecen


objetivos y pautas. El equipo de tratamiento trabajará contigo para lo siguiente:

• Elaborar un plan de tratamiento. Esto incluye proponer un plan para tratar


el trastorno de la alimentación y establecer los objetivos del tratamiento.
También dejará en claro qué debes hacer si no puedes cumplir con el plan.
• Tratar complicaciones físicas. El equipo de tratamiento supervisa y aborda
todo problema de salud y médico que sea resultado de tu trastorno de la
alimentación.
• Identificar recursos. El equipo de tratamiento puede ayudarte a descubrir
qué recursos están disponibles en tu zona para ayudarte a lograr tus metas.
• Identificar opciones de tratamiento que puedas costear. La internación y
los programas ambulatorios para tratar los trastornos de la alimentación
pueden ser costosos, y es posible que el seguro no cubra todos los costos de
la atención. Habla con el equipo de tratamiento sobre cuestiones económicas
y sobre tus inquietudes; no evites el tratamiento por el posible costo.

TERAPIA PSICOLOGICA
La terapia psicológica es el componente más importante del tratamiento de los
trastornos de la alimentación. Consiste en ver a un psicólogo o a otro profesional de
salud mental de forma regular.

La terapia puede durar desde unos meses a años. Puede ayudarte con lo siguiente:

• Normalizar tus patrones de alimentación y llegar a un peso saludable


• Reemplazar los hábitos poco saludables por hábitos saludables
• Aprender a controlar lo que comes y tus estados de ánimo
• Desarrollar la capacidad para resolver problemas
• Explorar formas saludables de afrontar situaciones estresantes
• Mejorar tus relaciones
• Mejorar el estado de ánimo
El tratamiento puede comprender una combinación de diferentes tipos de terapia,
como las siguientes:

• Terapia cognitivo-conductual. Este tipo de psicoterapia se centra en los


comportamientos, los pensamientos y los sentimientos relacionados con tu
trastorno de la alimentación. Después de ayudarte a adquirir conductas
alimentarias saludables, te ayuda a reconocer y cambiar los pensamientos
distorsionados que provocan los comportamientos del trastorno de la
alimentación.
• Terapia familiar. A lo largo de esta terapia, los miembros de tu familia
aprenden a ayudarte a recuperar los patrones de alimentación saludables y a
lograr un peso saludable hasta que puedas hacerlo tú solo. Esta terapia
puede ser de especial utilidad para los padres que están aprendiendo a
ayudar a su hijo adolescente con un trastorno de la alimentación.
• Terapia cognitivo-conductual de grupo. Este tipo de terapia consiste en
reunirse con un psicólogo u otro profesional de salud mental y con otras
personas a quienes les han diagnosticado un trastorno de la alimentación.
Puede ayudarte a tratar los pensamientos, los sentimientos y los
comportamientos relacionados con tu trastorno de la alimentación, aprender
técnicas para controlar los síntomas y recuperar los patrones de alimentación
saludables.
El psicólogo u otro profesional de salud mental pueden pedir que hagas tareas, como
llevar un registro de comidas para revisarlo en las sesiones de terapia e identificar los
desencadenantes que hacen que tengas atracones, te purgues o tengas otras
conductas alimentarias poco saludables.

EDUCACION NUTRICIONAL

Los dietistas matriculados y los demás profesionales involucrados en tu tratamiento


pueden ayudarte a comprender mejor tu trastorno de la alimentación y a elaborar un
plan para adquirir y mantener hábitos de alimentación saludables. Los objetivos de la
educación nutricional pueden ser los siguientes:

• Trabajar para que alcances un peso saludable


• Comprender cómo la alimentación afecta al cuerpo, incluso identificar las
formas en que tu trastorno de la alimentación provoca problemas
nutricionales y físicos
• Practicar la planificación de comidas
• Establecer patrones de alimentación regulares: por lo general, tres comidas al
día más refrigerios frecuentes
• Tomar medidas para evitar dietas y atracones
• Corregir problemas de salud provocados por la desnutrición o la obesidad
MEDICAMENTOS PARA LOS TRANSTORNOS ALIMENTARIOS

Los medicamentos no pueden curar un trastorno alimentario. Son más eficaces


cuando se combinan con terapia psicológica.

Los antidepresivos son los medicamentos más comunes que se usan para tratar los
trastornos alimentarios que implican atracones o purgas, pero, según la situación, a
veces se recetan otros medicamentos.
Tomar un antidepresivo puede ser especialmente útil si tienes bulimia o un trastorno
alimentario compulsivo. Los antidepresivos también pueden ayudar a reducir los
síntomas de depresión o ansiedad, que suelen acompañar a los trastornos
alimentarios.

Es posible que también necesites tomar medicamentos para los problemas de salud
físicos causados por el trastorno alimentario.

HOSPITALIZACION PARA TRATAR TRANSTORNOS DE LA ALIMENTACION

Tal vez sea necesario una hospitalización si tienes problemas graves de salud física o
mental, o si tienes anorexia y no puedes comer o subir de peso. Los problemas de
salud física graves o mortales que se presentan con la anorexia pueden ser una
urgencia médica.

En muchos casos, el objetivo más importante de la hospitalización consiste en


estabilizar los síntomas agudos mediante el comienzo del proceso de normalización
de la alimentación y del peso. La mayor parte de la recuperación de la alimentación y
del peso se lleva a cabo de forma ambulatoria.

TRATAMIENTOS QUE EXISTEN

Anorexia
Es un trastorno grave asociado a un mayor riesgo de
mortalidad que otros trastornos psiquiátricos. La mortalidad,
en la mayor parte de los casos, se debe a causas directas
de la desnutrición. Se estima que en torno a un 5% de las
pacientes fallecen por complicaciones de la enfermedad y
que 1 de cada 5 pacientes lo hace por suicidio. Estudios a
largo plazo señalan que entre un 50%-85% de las pacientes
con Anorexia Nerviosa se recuperan completamente. El pronóstico es mejor en los
casos de Anorexia Nerviosa de inicio en la adolescencia que si el inicio es en la edad
adulta. En un porcentaje importante de los casos, los síntomas pueden cambiar a lo
largo del tiempo. Según un estudio, casi la mitad de las pacientes personas con
Anorexia Nerviosa pueden acabar desarrollando síntomas bulímicos. Una persona
puede recuperarse de un TCA y recaer más adelante con un trastorno diferente.

Bulimia
El riesgo de mortalidad no es tan elevado como en la
Anorexia y el porcentaje de pacientes que fallecen por
suicidio es mayor. Estudios a largo plazo (20 años) indican
que un 75% se recuperan completamente.

Trastornos por Atracones.


Los estudios de seguimiento a largo plazo en los
Trastornos por Atracones son escasos, pero estudios a 2
y 4 años han encontrado unas tasas de recuperación que
oscilan entre un 52-76,7%. No hay datos sobre la
mortalidad asociada a este trastorno.

Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta de


Alimentos.
Al tratarse de un trastorno nuevo, hay muy pocos estudios.
Un estudio no observó diferencias con la Anorexia Nerviosa
en cuanto al pronóstico al año, pero otro estudio reciente sí
que observó un mejor pronóstico en este trastorno
comparado con la Anorexia Nerviosa.
COMPLICACIONES

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria pueden afectar a todos los órganos del
cuerpo y presentar diversidad de complicaciones:

Cardiovasculares. Las más frecuentes son la aparición de


una frecuencia cardíaca baja y la hipotensión. Otras
alteraciones cardiovasculares menos frecuentes pueden
asociarse a alteraciones del ritmo cardíaco y muerte
súbita. La presencia de mareos o desmayos nos debería
alertar de una posible complicación grave. Las conductas
compensatorias como los vómitos y la toma de laxantes pueden asociarse a una
bajada de potasio que puede generar una alteración en el ritmo cardíaco y muerte
súbita. Otros electrolitos como el cloro y el sodio pueden verse afectados por las
conductas compensatorias o la ingesta excesiva de agua.

Endocrinológicas. Se incluye la ausencia de la


menstruación, infertilidad, osteoporosis, detención del
crecimiento e intolerancia al
frío. La osteoporosis puede no ser reversible con la
recuperación. En la analítica se pueden detectar
alteraciones en las hormonas
tiroideas, hipercolesterolemia y disminución de la
glucosa en los casos más graves. El Trastorno por Atracones se ha asociado a
sobrepeso y obesidad, lo que puede implicar un incremento del riesgo del síndrome
metabólico.
Gastrointestinales. El estreñimiento y el retraso
en el vaciado gástrico son muy frecuentes. El
retraso en el vaciado gástrico se asocia a dolor
abdominal, sensación de hinchazón y saciedad
temprana tras la ingesta, incluso de cantidades muy
pequeñas de comida. Otras alteraciones
gastrointestinales raras, pero más graves, incluyen
la dilatación aguda gástrica que se presenta con
náuseas y vómitos y dolor abdominal intenso o la pancreatitis. Los atracones podrían
pueden complicarse con una ruptura del estómago y los vómitos autoprovocados
podrían pueden causar una ruptura del esófago, ambas complicaciones muy graves.
Los vómitos también pueden afectar a la dentadura e inflamar las glándulas salivares.

Neuropsiquiátricas. Pueden presentar problemas de


concentración, irritabilidad, cambios del estado de ánimo,
sintomatología depresiva y/o síntomas obsesivos. En
algunos casos pueden aparecer autolesiones o ideación
suicida.
Hematológicas. La desnutrición se puede asociar a la
aparición de anemia, disminución de los glóbulos
blancos responsables de la inmunidad y disminución de
las plaquetas.

Dermatológicas. La caída de cabello es muy frecuente


en la desnutrición. En casos graves de desnutrición
puede aparecer un pelo fino por todo el cuerpo o acné
entre otras.

Psicosociales. Los TCA pueden tener un importante


impacto negativo en la calidad de vida de quien los tiene y de su
entorno más próximo, generalmente los familiares con los que
convive. La autoimagen, las relaciones, el rendimiento
académico o laboral suelen verse perjudicados. Muchas veces
es difícil decir si estos problemas son secundarios al Trastorno
de la Conducta Alimentaria o si han contribuido a su desarrollo, pero en general todos
estos factores suelen interaccionar y agravarse con la evolución del trastorno.

Profesionales y pacientes te explican cómo se convive con la enfermedad

El diagnóstico precoz y la intervención temprana son clave y se han asociado a un


mejor pronóstico.

Itziar Flamarique Psiquiatra infantil

https://youtu.be/bFllvhnTypY
A mí me hubiera ido bien saber que hay salida posible, que no siempre seré
anoréxica.

Júlia Paciente

https://youtu.be/wVJ59c-QgnU

Vivir con un trastorno de conducta alimentaria

• Consejos para los familiares que conviven con un paciente con TCA:
• Escuchar con atención y paciencia a la persona e intentar ponerse en su lugar

sin juzgarla.
• Mostrar la preocupación por su salud, tanto física como mental, y

preguntarle cómo se siente y qué se puede hacer para ayudarle.


• Cuando la persona comparte sus sentimientos y sufrimiento, mostrar

comprensión.

• Evitar discusiones sobre comida, salud y aspecto físico/peso.


• Seguir las pautas que dan los terapeutas respecto a cómo debe ser la
alimentación y no negociarlo.
• Crear un ambiente agradable durante y después de las comidas y buscar

distracciones para aliviar la ansiedad que genera comer o sentirse lleno.


• Tener paciencia porque la recuperación es lenta y no exigir más de lo pactado

con el terapeuta.
• Animarle a que se implique en el tratamiento y reforzar los pequeños progresos

• Evitar dar consejos simplistas, aunque sea con buena intención, porque puede

hacer que la persona se sienta incomprendida.


• Planificar actividades conjuntas y no desistir en ello a pesar de que la persona
quiera aislarse y no participar.

• Tener presente que es habitual que el entorno familiar sea el blanco de las
reacciones negativas, y no hay que tomárselo como algo personal. En el
momento que el paciente esté más recuperado, agradecerá que hayan

permanecido a su lado.
• Tomarse tiempos de respiro y cuidarse porque se necesitan energía y fuerzas

para poder ofrecer apoyo al paciente.

• No culpabilizarse porque se trata de trastornos multicausales.


• Ser un ejemplo de hábitos de vida saludables.

Preguntas frecuentes sobre los trastornos de conduta alimentaria


¿Los TCA son enfermedades?

Sí. Los TCA son enfermedades mentales. Para un buen pronóstico es fundamental
detectarlos a tiempo y, por eso, son primordiales las actuaciones dirigidas a la
prevención y contar con la motivación de las personas afectadas y sus familias.

¿Los TCA se pueden tratar?

Los TCA sí se pueden tratar. Existen unidades hospitalarias especializadas en el


tratamiento de estas enfermedades. En caso de existir sospecha de tener un TCA se
debe acudir al médico de cabecera donde se realizan las valoraciones pertinentes
para derivar a la persona, en caso de ser necesario, a una unidad especializada
¿Cuanto tiempo dura el tratamiento?

La duración del tratamiento de un TCA depende del tiempo de evolución de la


enfermedad y del deterioro físico y psicológico que presente el paciente al inicio del
tratamiento. También depende del apoyo familiar con el que cuentan las personas que
tienen esta enfermedad. Al ser enfermedades muy complejas los tratamientos no son
cortos y suelen durar varios años, por eso la conciencia del paciente con respecto al
problema y la determinación por curarse es crucial para una adecuada recuperación.

¿Son los familiares responsables de que sus hijas e hijos tengan TCA?

No hay culpables ni responsables en la aparición de un TCA. Son enfermedades


multicausales en los que no puede buscarse una única causa que origine dicho
trastorno. Los padres deben buscar ayuda profesional tan pronto como empiecen a
detectar sintomatología en su hijo o hija y acudir a un centro especializado. En los
TCA influyen factores tanto genéticos, biológicos, psicológicos como socioculturales

¿Las personas que presentan un TCA han decidido tenerlo?

Los TCA son trastornos mentales que nadie elige tener. Son trastornos que provocan
un intenso sufrimiento tanto a la persona afectada como a su entorno familiar. Siempre
tienen un origen multicausal en el que intervienen varios factores de tipo individual,
familiar y social, por lo que puede haber personas más o menos vulnerables de tener
un TCA, nunca personas que deciden desarrollarlo.

¿Que personas presentan un TCA?

Los TCA son más habituales en mujeres (9 de cada 10 casos son mujeres), aunque
afectan también a hombres. También se diagnostican en personas de todas las
edades, aunque lo más habitual es que la edad de inicio se sitúe en la adolescencia o
adultez joven.

¿Los TCA son problemas de la adolescencia?

Los TCA pueden afectar a cualquier persona a cualquier edad. La mayoría de los
casos se sitúan entre los 12 y 25 años, siendo el grupo de mayor incidencia el de 14 a
18 años. Sin embargo, aunque el comienzo se inicia con frecuencia en la
adolescencia, e incluso preadolescencia, también puede iniciarse en personas
adultas. El hecho de que los TCA suelan comenzar habitualmente en la adolescencia
se debe a que es un momento en el que se producen una serie de cambios físicos,
biológicos, psicológicos y sociales, así como la reestructuración de la identidad
personal que, con mayor o menor intensidad, experimentan las personas durante esta
etapa vital.

¿Como puedo ayudar si un amigo tiene un TCA?

En ocasiones puede resultar difícil hablar sobre este tema con la persona afectada, ya
que es habitual que reaccione con respuestas de negación, ocultamiento o rechace la
ayuda. Pero a pesar de esto, es importante que siendo su amigo se ofrezca para
ayudarle, ya que este apoyo resulta muy eficaz para confrontar la enfermedad y
buscar tratamiento. Por tanto, si efectivamente se observa que un amigo tiene
comportamientos que le hacen sospechar este problema, es importante mantener la
calma y buscar un momento adecuado para poder hablar del tema. Es importante
darle tiempo a la persona afectada para hablar, mostrarse abierto a escuchar e
intentar no juzgarle, ya que la persona puede desconfiar y encerrarse más en sí
misma. Si se trata de un menor, es importante poder contactar con un adulto de
referencia para poder explicar la situación y la sospecha de la presencia de un TCA.
ESTADISTICAS DE PERSONA CON PLOBLEMAS ALIMENTICIOS:
Reflexiones finales: de la anorexia a la obesidad

Algunas observaciones clínicas han llevado a considerar que existen una serie de
sobreposiciones entre la anorexia nerviosa y la obesidad. Además, en algunos casos,
el peso y las conductas alimentarias puedan cambiar en sus expresiones en el mismo
individuo (Fig. 1).

En la historia natural de la anorexia nerviosa es casi una regla que las pacientes
pasen de un estado en el que predomina la restricción en la toma de alimentos, a otro
en el que se comienza a incrementar el consumo de alimentos pero que se acompaña
de fenómenos purgativos (vómito y uso de laxantes). Más aún, al seguir por años a
algunas pacientes anoréxicas se observa el desarrollo de una conducta de franca
bulimia nerviosa. Finalmente, unas pocas pacientes que en su adolescencia temprana
presentaron anorexia restrictiva, en la edad adulta presentan grados variables de
sobrepeso o incluso obesidad. Es interesante señalar que a medida que el peso
aumenta, mejora la funcionalidad social de estas pacientes, sin que esto garantice la
recuperación en los aspectos psicodinámicos y psiquiátricos.

Por otra parte, es también una observación clínica que algunas adolescentes que
presentaron obesidad importante, en sus distintas búsquedas de solución a este
problema, acaban por desarrollar conductas alimentarias purgativas severas, con lo
que logran perder peso y desarrollan un cuadro clínico en todo compatible con bulimia
nerviosa.
Algunos pacientes obesos mórbidos que han sido sometidos a cirugía bariátrica,
acaban por desarrollar severos estados de desnutrición. Si bien esta desnutrición
depende en gran medida de las alteraciones anatómicas propias de estas cirugías
(alteraciones que restringen la capacidad para tomar alimentos -gastro plastia- y que
disminuyen la superficie intestinal que permite la absorción de distintos nutrimentos -
bypass o cortocircuito intestinales-), la evaluación psicológica y de conducta
alimentaria de estos pacientes, deja la impresión que en algunos de estos casos
existe una anorexia secundaria.

Además de las observaciones clínicas descritas, se encuentran algunos datos


epidemiológicos. En los últimos años se ha demostrado un aumento entre los
adolescentes de los distintos trastornos de la conducta alimentaria. Esto sugiere que
el ambiente actual, con una pérdida de las características y de la estructura de los
eventos en los que se ingiere alimentos, es facilitador de la instalación de conductas
alimentarias que resultan desfavorables para la salud.

Aquí surge una pregunta obvia: ¿qué determina que en este ambiente el paciente
desarrolle conductas que llevan a la anorexia nerviosa vs bulimia vs TA vs obesidad?
Si bien, hay indicios de algunas alteraciones moleculares que facilitan la adicción a
algunas conductas alimentarias,52 se requiere de una estructura psicodinámica para
"engancharse" en tal o cual conducta, y que incluso ésta cambie en el mismo individuo
a medida que pasa el tiempo en sentidos que parecen ser opuestos -
anorexia vs atracones-. Esta estructura psicodinámica, seguramente tiene también
ciertos patrones moleculares genéticamente determinados. En este sentido, estamos
aún lejos de encontrar explicaciones moleculares y mucho más de esperar propuestas
terapéuticas específicas.

¿Cómo interpretar lo hasta aquí dicho? En nuestra opinión, la interpretación de estos


datos puede dividirse en dos puntos:
1. En estas pacientes, el peso no está determinado de manera dominante por
alteraciones genéticas relacionadas con la función del tejido adiposo y su regulación
hormonal; tampoco con determinantes del gasto energético. De ser así, habría una
gran resistencia a la movilización en el peso. La normalización de la función endocrina
en las pacientes que logran mantener un peso normal es la prueba más contundente
de lo anterior.

2. Las alteraciones moleculares que llevan a las distintas expresiones de los


trastornos de la conducta alimentaria, deben encontrarse fundamentalmente a nivel
del sistema nervioso central, en áreas que determinan alteraciones de conducta:
patrones adictivos, tendencia a la depresión, conductas obsesivas, hambre-saciedad,
etc.

Para concluir, vale la pena enfatizar que estas observaciones no pretenden ignorar las
enormes diferencias fisio patogénicas y clínicas que existen entre los distintos
trastornos de la conducta alimentaria. Su descripción aquí trata de promover una
percepción más dinámica de estos fenómenos. Una visión más flexible y dinámica
resulta de gran utilidad para comprender y tratar mejor estos padecimientos.

REFERENCIAS:

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