Hornos Crematorios en Juan Frío

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El horror de la desaparición forzada y de los hornos crematorios en el

corregimiento de Juan Frío


Desde una perspectiva de construcción de memoria

Planteamiento del problema:


La comisión de la verdad (2022) hizo entrega del informe final, en el cual se encuentran
las violaciones más graves a los derechos humanos que desafían la dignidad humana. Así, este
esfuerzo social es visto como una invitación a superar el olvido, el miedo y el odio a que dan
lugar la muerte violenta y otros hechos victimizantes. La comisión de la verdad (en adelante
CV) enfrenta esos fenómenos de violencia mediante estrategias puntuales como el
planteamiento de la pregunta ¿dónde está tu hermano? Con esto se pretende dar cuenta del
cómo y el porqué de los crímenes y violaciones a los derechos humanos a que ha dado lugar el
conflicto armado, las desapariciones forzadas, que las Autodefensas Unidas de Colombia (en
adelante AUC)[1], ejecutaron para desaparecer a nuestros hermanos colombianos. De allí que
este este escrito pretende abordar los hechos de los hornos crematorios de Juan Frío,
corregimiento del municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander, desde la construcción
de memorias de sus habitantes a través de narrativas, muestras de arte, movilizaciones, entre
otras.
Es así como el esfuerzo de la CV y las representaciones puntuales de reconocimiento
de la memoria son un llamado a aceptar la responsabilidad ética y política que se desprende de
la verdad. Es más, el rememorar consiste en traer el pasado al presente para construir un futuro
distinto y, al mismo tiempo, mantener vivas las esperanzas pretéritas de quienes han sido
derrotados (Benjamín, 2005). En ese orden, el informe de la CV debe ser entendido como la
memoria de los vencidos, ya que les dio voz a quienes no la habían tenido y, por lo tanto, es
importante comprender que desde el presente la violencia del pasado debe ser transformada y
que la sociedad no debe ser ajena a esta realidad.
Con el fin de realizar una aproximación de los hechos violentos que sucedieron en Juan
Frío es necesario además analizar a las AUC. Dicho grupo armado ilegal, comandado por
Carlos Castaño en los años noventa, se conformó por civiles con el objetivo de defender los
bienes privados. Precisamente en el año 1999 el Bloque Catatumbo incursionó en Norte de
Santander encabezado por el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso. Dicho frente fue
comandado por Jorge Iván Laverde, alias “El Iguano”, quien perpetró uno de los métodos de
desaparición de cuerpos más macabro en la historia de la guerra colombiana: la incineración y
desaparición de personas asesinadas mediante el uso de hornos crematorios (López, 2021).
Por consiguiente, como lo señala el Grupo de Memoria Histórica (2020), Juan Frío es
un corregimiento que lucha contra la estigmatización, ya que al mencionar su origen sus
residentes eran asociados como paramilitares. Así mismo, el territorio simbolizó muerte y
desaparición. Se observa, pues, que los habitantes de la zona desean transformar el significado
de su corregimiento, a través de la reconstrucción del tejido social y de las diferentes acciones
de legitimación comunitaria.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto cabe preguntar: en el marco del conflicto
armado entre los años 2001-2003, y su repercusión en la actualidad, ¿De qué manera tuvo lugar
la construcción de memoria de los habitantes de Juan Frío y los familiares de los desaparecidos
de los hornos crematorios?

Contexto (hechos):
Para recrear los hechos ocurridos en el marco de la creación y uso de los hornos
crematorios de Juan Frío, resulta de suma importancia tener en cuenta que fue cerca de un
trapiche abandonado, hoy cubierto por la maleza, donde los paramilitares construyeron en el
año 2001 un horno crematorio, que funcionó hasta el 2003, en el que incineraron los cadáveres
de las víctimas. Al respecto, cabe mencionar la confesión por parte de Jorge Iván Laverde, alias
‘El Iguano’, quien contó que cada vez que había una cremación inmediatamente se lavaba el
horno para que no quedara huella. A su vez, reveló que los cuerpos que no eran cremados en
el horno, o quemados en hogueras improvisadas con llantas, los tiraban a los ríos Táchira, Zulia
y Catatumbo. Así mismo, concluyó que ¨no bastaba con desaparecer los cadáveres, había que
hacerlo con las cenizas y que éstas iban a una quebrada que conectaba con el río Táchira¨ (Los
Informantes (2018).
Resultó doloroso para la comunidad del corregimiento enterarse que los paramilitares
usaran trapiches como hornos crematorios para desaparecer a sus familiares y demás víctimas.
Incluso, según relató el periodista Javier Osuna, en su libro Me hablarás del fuego: Los hornos
de la infamia, que lograron incinerar unos 560 cuerpos. Estos hechos se ejecutaron sin que los
habitantes se dieran cuenta. Al respecto, el escrito elaborado por el Centro Nacional de
Memoria Histórica recoge el testimonio de Fideligna Gómez, lideresa del corregimiento, quien
señala:
Eso fue el dolor más grande cuando me enteré. Leí en la prensa ‘Los hornos del terror,
el holocausto de Juan Frío’, cuenta la lideresa, quien además les preguntó directamente
a los paramilitares y su respuesta fue: ‘Sí señora, eso es arriba por donde llaman Juan
García. Allí adecuamos un horno’. ‘Uno sí veía que subían ruedas de carro, gasolina,
picas. Con los días llevaron a varios para que vieran cómo desenterraban los cadáveres
de las fosas. Era un castigo por no estar de acuerdo a sus leyes (CNMH, 2020).
Finalmente, los hornos crematorios dejaron de funcionar cuando los comandantes
paramilitares se enteraron de que esas prácticas estaban tipificadas en la justicia internacional
y podría haber condenas. Se sigue de ello que 800 familiares de desaparecidos, esperan saber
qué pasó con los suyos en Norte de Santander, por lo que iniciaron el proceso de búsqueda con
el apoyo del Estado y las organizaciones afines a la resolución del conflicto.

Construcción de la memoria:
Este artículo acude a la memoria como recurso principal que permita no sólo
comprender los hechos ocurridos en Juan Frío, la incineración y la desaparición de seres
humanos, sino, además, como lo señala de Gamboa, porque “la memoria es un proceso a través
del que las personas construyen narrativas que les permite fundar su propia identidad en el
presente” (de Gamboa, 2019, p. 84). A su vez, la docente de Gamboa precisa que la memoria
tiene como objetivo dar cuenta de los hechos ocurridos en el pasado a las víctimas de tal manera
que los hechos violentos no vuelvan a ocurrir (Ibid.). Por consiguiente, estas consideraciones
resultan fundamentales, ya que implican conocer la verdad de los sucesos, lo que se presenta
como una declaración de hechos unívoca y trascendente; además, para ello se requiere conocer
la versión final de la historia que incluya los relatos de las víctimas.
Consecuentemente, para el caso de Juan Frío la importancia de retomar el pasado a
través de narrativas que no solamente se constituyeron individualmente, sino que también
tienen implican una identidad colectiva, son el llamado a aceptar la verdad y comprender cómo
los hechos afectaron a las familias de las víctimas y a la comunidad. Es decir, dar cuenta del
dolor de los familiares que fueron desaparecidos de una manera tan espantosa, que los priva de
la debida elaboración del duelo por la imposibilidad de velar los cuerpos de sus familiares.
Para hacer una aproximación a la manera en que se dio lugar la construcción de la
memoria de la comunidad y los familiares de los desaparecidos en Juan Fío, son muy útiles los
postulados de Halbwachs, quien refiere que la memoria colectiva es la construcción de hechos
del pasado que se remite a la experiencia de una comunidad o de un grupo de individuos; pues,
no recordamos solos y por lo tanto la memoria es por naturaleza compartida. Por lo tanto, estas
memorias se mantienen en el tiempo, en cuanto son importantes para ellas (2005). Es así como
estas memorias por parte de las víctimas se representan a través de la capacidad de agencia,
por medio de fechas conmemorativas, obras de teatro, grafitis, dibujos, escritos y acciones
sociales comunitarias.
Los sobrevivientes construyen su memoria colectiva a través de diferentes actos
simbólicos, espacios de reflexión, mensajes de solidaridad con las víctimas. Estos actos se
reflejaron a través del foro que se realizó en la Biblioteca Publica Julio Pérez Ferrero en la
ciudad de Cúcuta en octubre del 2016 que llevó por nombre: “de lugares de horror a lugares
de memoria” estos actos son vistos como la reconstrucción del tejido social de la comunidad,
y como afirma De Gamboa (2019), es un proceso donde las personas construyen narrativas que
les permite fundar su identidad en el presente. (Corporación cultural, 2016)
De igual manera, se tienen en cuenta los postulados de Todorov (2000), quien indica
que el proceso de reconstrucción de memoria que pasa al ámbito público y sirve como modelo
para comprender situaciones nuevas, se relaciona con la memoria ejemplar, por lo tanto el uso
de la memoria en territorios de violencia tiene como tarea extraer los recuerdos traumatizantes,
así como hacer evidente la utilidad de conservar la memoria del pasado para estar alerta a
situaciones nuevas y análogas. Por lo tanto, el objetivo principal de las prácticas en favor de la
memoria se centra en la no repetición de los hechos violentos. En este sentido, vale la pena
considerar la definición de trauma de Dori Laub: “[…]un evento que no tiene principio, ni fin,
ni un antes, ni un durante, ni un después, como algo que nunca se completó, que no tuvo un
cerramiento y que, por lo tanto, para los sobrevivientes continúa vivo en el presente” (Laub
1992). La ventaja que tiene asociar la memoria ejemplar de Todorov con la noción de trauma
de Laub es que permite comprender cómo este tipo de memoria se alimenta del miedo a que el
hecho traumático regrese y golpee nuevamente. Por ello resulta tan difícil hablar de él.
De acuerdo con lo anterior, se deduce que cuando el sufrimiento pasa de un ámbito
intimo a ser un asunto colectivo, la expresión del dolor emocional por medio de distintas
manifestaciones como escritos, diálogos, expresiones de arte, entre otras, se convierten en una
forma de romper con el silencio y de esta forma romper con el trauma. Los habitantes
construyen una memoria literal que puede verse reflejada por medio de muestras artísticas y
culturales, las mujeres a través de obras de teatro como: Huellas y resistencia en Juan Frío:
territorio de esperanza resalta que los hechos del pasado no hacen parte del presente, en dicha
obra realizaron un homenaje a las víctimas de la masacre del año 2000 cuando incursionó el
bloque Catatumbo en su territorio. De igual manera, tuvo lugar el documental y proceso de
fotografía Tejedoras de memoria, en cooperación con la ONG 5ta con 5ta Crew, donde el
tejido se convierte en una herramienta para expresar emociones bloqueadas por el trauma,
facilitar la sanación y la reconstrucción de los lazos rotos por la guerra, este proceso es visto
como la consolidación de la memoria a través de la perspectiva femenina.
Otra de las muestras artísticas que sus habitantes denominaron Juan Frío territorio de
esperanza. Cuéntale a la gente que tenga más confianza consistió en la elaboración de un mural
en la entrada del corregimiento, donde fue dibujada una gran cachama sostenida por dos manos,
este trabajo realizado por la propia comunidad, es el símbolo de un territorio de paz y esperanza
que tanto aclaman sus habitantes.(El Espectador, 2018).
Por su parte los jóvenes utilizaron el hip-hop como medio para poner en la mira, los
hechos del terror que sacudieron su corregimiento, la resistencia de los docentes al no
abandonar el territorio, la fuerza del amor que prevalece sobre la violencia, y ofrece una
perspectiva de cómo Juan frío se levanta e invita a la sociedad a tener confianza. Las letras de
esta composición nos demuestra que las expresiones artísticas transitan en diferentes lenguajes,
ya que vivimos en una sociedad contenida emocionalmente, y por lo tanto los jóvenes expresan
lo que piensan y sienten al mismo tiempo que generan espacios de transformación social
(Fundación 5ta con 5ta crew, 2019)
De la misma forma el periodista Javier Osuna (2015), en su libro Me hablarás del
fuego: Los hornos de la infamia, dio voz a aquellos familiares de los desaparecidos, a través
de sus testimonios y sus historias propias, fueron escritos para que “oyésemos las voces de los
cuerpos reducidos a cenizas”. En el trabajo investigativo del autor, la memoria es vista como
el único privilegio que la vida puede alzar sobre la muerte, porque la memoria no sólo es la
memoria de los crímenes que se cometieron, sino la memoria de los crímenes que se pudieron
evitar y no se evitaron. (Zurita citado en Osuna, 2015) De esta forma Osuna concuerda con De
Gamboa, precisando que el papel de la memoria está en hacerles justicia a las víctimas, dando
cuenta de los daños que se les hizo. Además, porque la sociedad debe comprender lo que pasó
para preservar su dignidad. En suma, la construcción de la memoria es la manera de reivindicar
el pasado a través del presente, para que estos hechos jamás vuelvan a ocurrir. (De Gamboa,
2019)
Por otra parte, la memoria individual se construye en los espacios privados, a través de
recuerdos y pensamientos que se reflejan a través de trazos y escritos. Según Wills (2022. p
39), “las memorias personales conducen los hilos del pasado en claves subjetivas,
caracterizadas por un relato arraigado en emociones, sensaciones cotidianas que recogen el
sentido de lo vivido”. La memoria personal de los sobrevivientes se recoge en los dibujos del
Libro ladrillo de Juan Frío de Juan Carvajal, (S.f.) donde los trazos se convierten en una
representación simbólica del silencio reprimido al que fueron sometidas las víctimas de hechos
violentos. De este modo se pretende hacer una lectura del miedo, el terror, la tristeza, la
frustración, como la manera de comunicar y expresar emocionalmente los recuerdos dolorosos
del pasado. Con lo cual contaríamos con elementos para analizar representaciones como
dibujos de río de cuerpos, sueños con los desaparecidos, retratos de sus seres queridos
retornando a casa. Todo ello y otros tipos de representaciones de las víctimas que tiene aspectos
distorsionados, según Carvajal, son proporcionales a las verdaderas prácticas de violencia
ejercidas en los cuerpos de las personas sometidas a horrores semejantes a las acaecidas en el
corregimiento Juan Frío.
A continuación, resulta importante tener en cuenta que los encuentros por la verdad
son espacios para la reflexión y comprensión de los daños e impactos del conflicto y de las
múltiples maneras en que las víctimas y las comunidades han afrontado la violencia y han
resistido. Por esta razón, se toma en consideración uno de los relatos narrados en el libro Libro
ladrillo de Juan Frío de Juan Carvajal, (S.f.):
Mi nombre es Gladys Victoria Vargas, madre de un joven de 17 años desaparecido en
Juan Frío. Ustedes como responsables de los ocurrido ¿reconocen hoy que nadie tiene
derecho de quitarle la vida a nadie? ¿qué los motivó a escoger a Juan Frío, un territorio
tan joven de gente humilde y necesitada, convirtiéndolo en un lugar de muerte y
desaparición forzada? ¿por qué desaparecer los cuerpos en lugar de entregarlos a los
familiares y así terminar con la angustia y el sufrimiento de las familias? No bastaron
las masacres que hicieron, sino que también llegaron al punto de degradar la dignidad
de las personas metiéndolas en hornos, quemándolas hasta hacerlas cenizas, haciendo
así más larga la agonía de toda la familia.
Nos gustaría saber si ustedes tienen la forma de averiguar por los cuerpos que eran
tirados al otro lado del río, hacia Venezuela. Se puede saber qué pasó con los cadáveres
para recuperar algunos restos…
Hay otra pregunta que nos hemos hecho: ¿por qué mataron al rector del colegio,
Maturana, a Gersom, a William Rumichaca… y lo más increíble ¿por qué mataron a
los perros, qué les pasaba a Ustedes para que tomaran ese camino e hicieran tanto daño
y causaran tanto terror en la comunidad, tanto que nos hacía verlos como que eran unos
monstruos?
Acorde con este relato, analizar la dura realidad que vivieron para ser conscientes de
ello, no solo por lo que se puede recuperar desde la memoria colectiva, sino también el hecho
de avanzar hacia la reconciliación y la construcción de un país nuevo que honre con la verdad
a los muertos y, en su memoria.
Por esta razón, en este escrito se reconoce que es menester restaurar la buena índole del
escenario de los hechos, la dignidad de su gente y de sus oficios; Para que así, dar paso a la
construcción de paz en Colombia, la cual debe descentralizarse de la discusión de los ámbitos
académicos y élites políticas y dar paso a procesos de construcción de espacios de construcción
de memoria, donde las poblaciones como Juan Frío que se ha visto afectada por el conflicto
armado, planteen sus posiciones que permitan el esclarecimiento del pasado, aportando desde
el auto reconocimiento de los sucesos, una mirada hacia el presente y el futuro buscando
garantías de no repetición en cuanto a los múltiples sucesos de violencias vividas (Jelin &
Langland, 2002).

Conclusiones
La forma en que se dio la construcción de memoria de Juan Frío responde a varios tipos
de memoria, como lo son la memoria colectiva, memoria personal y la memoria literal, si bien
los recuerdos y pensamientos aparecen de manera individual, cuando se expresan y manifiestan
al ámbito público se convierten en bases para la consolidación de memoria colectiva, estos
relatos y los diferentes tipos de manifestaciones al pertenecer a la comunidad, se convierten en
un pacto donde se rompe el silencio y el olvido, dando paso a la superación del trauma, y tal
como lo manifestó Todorov en los abusos de la memoria, genera que “haya una transformación
de la persona y dolor a un recuerdo más lejano y menos doloroso”
Se evidencia que la mujer juega un papel importante en las acciones de sanación
comunitaria, ya que a través de las situaciones adversas que han vivido desarrollan capacidades
de adaptación impresionantes desarrollando así resiliencia , así mismo se deduce que la mujer
es quien toma la iniciativa de organizarse, facilitando la reconstrucción del tejido social, y en
la reconstrucción de la imagen territorial, por lo tanto la figura femenina se convierte en el
sujeto que moviliza las acciones sobre la capacidad de agencia de las víctimas.
Los jóvenes se movilizan colectivamente a través de expresiones artísticas como el
hip hop y la elaboración de murales y grafitis, las letras de las composiciones son el reflejo de
la resistencia y la resiliencia de la comunidad para continuar creando espacios de tipo social
que facilitan la expresión emocional y la transformación social.
Se evidencia como memoria personal citada por Wills (2021) que los habitantes y
familiares de los desaparecidos rememoran los hechos, en espacios que construyen en solitario
a través de trazos, dibujos y escritos, reflejando aquellas emociones de las que nadie quiere
conocer o escuchar por el hecho de que son dolorosas y traumáticas. Estas expresiones nos
acercan a los hechos reconociendo la particularidad de cada caso, otorgando un sentido del
pasado de acuerdo con las experiencias que han vivido las personas que han estado sometidas
a los vejámenes de la guerra.
El arte y la cultura son vistos como herramientas de expresión emocional, los trazos,
los dibujos, los escritos, permiten de una manera hablar de eso que muy pocos se atreven a
hablar, del dolor emocional, del trauma con el objetivo de traer el pasado al presente para que
los hechos como la desaparición forzada y otros hechos victimizantes jamás se repitan y que
como sociedad tenemos el deber de no ser ajenos a esta realidad.
Finalmente, la recuperación de memorias que pretende este artículo nos preparará para
acompañar, con una actitud solidaria y empática, los procesos de pacificación social locales.
Con lo cual contribuir así a dar cuenta de las historias de guerras y conflictos permanentes que
hemos vivido desde hace varias decenas de años. Pues, como sujetos sociales, establecemos y
preservamos consensos en favor de nuestra historia que nos permitan fortalecer nuestro
reconocimiento del pasado y con ello la identidad que por la violencia permanentemente se ve
acosada y en riesgo de disolución, tal y como ocurrió con las desapariciones forzadas y el uso
de hornos crematorios en Juan Frío.

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[1]
Este grupo paramilitar fue un actor armado del conflicto interno que utilizó métodos violentos en
nombre del Estado con el fin de combatir las guerrillas.

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