El Duelo Colectivo y Los Trabajos de La Memoria

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 21

El duelo colectivo y los trabajos de la memoria en sociedades afectadas por conflictos

bélicos1

Nidia Elena Ortiz

Luz Adriana Muñoz

Victoria Eugenia Díaz

Introducción

En contextos que han padecido los estragos del conflicto armado, las dictaduras y las

guerras, las personas y los grupos sociales sufren múltiples afectaciones, entre ellas

pérdidas tangibles e intangibles que dejan heridas abiertas, las cuales pueden transitar hacia

duelos colectivos, entre otras estrategias, mediante trabajos de las memorias, con los que las

agrupaciones sociales revisan el pasado, reordenan el presente y prefiguran un futuro

distinto.

En el contexto latinoamericano, el interés por el impacto y las consecuencias de la guerra

en los procesos de duelo surgió en los años setenta, tras el colapso de las dictaduras en el

Cono Sur y Centroamérica, cuando se dio el tránsito de estas a gobiernos democráticos. En

esta época salieron a la luz las múltiples pérdidas, los sufrimientos y las heridas abiertas

generadas por las desapariciones, las torturas, las muertes selectivas y los asesinatos

1
Este capítulo de reflexión teórica se deriva de la investigación “El lugar de los trabajos de las memorias en los procesos
de duelo colectivo de comunidades víctimas del conflicto armado colombiano. El caso de La Comunidad de Paz de San
José de Apartadó, Urabá”, desarrollada como tesis del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia.
Directoras: Victoria Eugenia Díaz Facio Lince y Luz Adriana Muñoz Duque. Periodo de desarrollo del doctorado desde el
2020-2 a la actualidad. Investigación adscrita a la línea de Narrativas y Subjetividades del Grupo de Investigación
Psicología, Sociedad y Subjetividades -GIPSYS- de la Universidad de Antioquia.

(Texto provisional en evaluación editorial utilizado con fines docentes, Universidad de Antioquia)
masivos. Los gobiernos civiles, con el propósito de recuperar su legitimidad política,

crearon, entre otros mecanismos, comisiones de la verdad y la reparación que se

propusieron juzgar a los responsables, impedir el olvido de los hechos atroces y brindar un

lugar primario a las víctimas como actores de la guerra2. El trabajo de estas ha logrado

poner la verdad en la escena pública y trabajar la memoria con distintos recursos simbólicos

que buscan contribuir a los procesos de elaboración del daño y a la reconstrucción del

tejido social.

El caso colombiano, contexto donde se escribe este artículo, tiene unas lógicas particulares;

el conflicto armado de este país tiene una historia de más de seis décadas de “confrontación

violenta, irregular y prolongada con grupos armados que luchan por el control político,

social y económico del territorio, afectando en su dinámica a la población civil no

combatiente”3. Las diversas modalidades de la violencia sociopolítica han generado un

sinnúmero de pérdidas a la población civil que ha sido la más afectada por el conflicto:

cerca del 90 % de las víctimas han sido civiles, convertidos muchas veces en el objetivo

estratégico de los grupos armados4. En este contexto, los grupos y comunidades afectados

se han resistido de muchas formas a los actores armados, han exigido el reconocimiento y

la restauración de sus derechos por parte del Estado y han trabajado para construir la

memoria de sus experiencias de violencia y de reconstrucción. Estas acciones de resistencia

2
Elsa Blair, “La dimensión social del duelo y del registro públicode tramitación de la muerte”, Memorias del II Encuentro
Sobre Atención en Duelo. Medellín: Cátedra Fernando Zambrano, Medellín, feb., 2002; María Teresa Uribe, “Los duelos
colectivos: entre la memoria y la reparación”, Agenda Cultural. Alma Máter, vol. 149 (2005): 1-11.
http://bibliotecadigital.udea.edu.co/handle/10495/6983
3
Instituto Nacional de Salud y Observatorio Nacional de Salud. “Consecuencias del conflicto armado en salud en
Colombia. Noveno Informe Técnico”, 2017. https://www.ins.gov.co/Direcciones/ONS/Informes/9 Consecuencias del
Conflicto Armado en la Salud en Colombia.pdf
4 Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. “Informe Final. No matarás. Relato
histórico del conflicto armado interno en Colombia”. HAY FUTURO si hay verdad. Comisión para el Esclarecimiento de
la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (Vol. 3), 2022.
de las personas y los grupos afectados han sido visibilizadas y fortalecidas en este siglo con

el reconocimiento y la voz que se les ha dado con la Ley de Víctimas y Restitución de

Tierras de 2011, y con el acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Gobierno nacional y las

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Como derivación de este último,

destaca el trabajo de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la

No Repetición, que se enfoca en promover el reconocimiento de las víctimas, sus

sufrimientos y sus derechos, esclarecer lo sucedido y construir la memoria histórica a través

de prácticas que promueven el recuerdo.5

En este contexto, los trabajos sobre las memorias del conflicto armado colombiano han

tomado fuerza por iniciativas comunitarias e institucionales. Son procesos subjetivos y

sociales anclados en prácticas simbólicas y materiales que movilizan el recuerdo, generan

una reflexión sobre un pasado doloroso y contribuyen a restablecer los lazos sociales, todo

lo cual es central en los procesos de duelos colectivos de las comunidades heridas por la

guerra. Ha sido difícil, sin embargo, para las comunidades construir trabajos de la memoria

en este contexto donde persiste el conflicto violento, donde la desmovilización de algunos

grupos armados ha llevado al fortalecimiento y aparición de otros, y donde las experiencias

de violencia de millones de víctimas no se convierten en recuerdo de un pasado que nutre la

memoria colectiva, sino que se actualizan cada día con nuevas formas de victimización que

dificultan seriamente las posibilidades de un duelo colectivo en medio de la guerra.

Dos categorías teóricas sustentan esta reflexión: el duelo colectivo y los trabajos de la

5 NicolásAguilar-Forero, “Políticas de la memoria en Colombia: iniciativas, tensiones y experiencias (2005-2016)”.


Historia Crítica, vol. 68 (2018), 111-30. https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.06; Alejandro Castillejo Cuéllar, en “La
imaginación social del porvenir: reflexiones sobre Colombia y el prospecto de una comisión de la verdad Eduardo”
(CLACSO 2015), 13-74. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/becas/20150713033325/ProcesoDePaz.pdf
memoria. El primero, el duelo colectivo, es una noción que articula la dimensión individual

y la social que están siempre intrincadas en este proceso. Para Freud6, el duelo es un

trabajo psíquico que emerge como respuesta ante la pérdida de un ser amado o de una

abstracción equivalente, como la libertad o un ideal. La labor del duelo es lenta y dolorosa,

tiene como punto de partida la confrontanción con la realidad de la pérdida del objeto

amado y como punto de llegada la renuncia o reubicación psíquica de él y el reencuentro

con un deseo por la vida. Pero el duelo no concierne solo a la vida intrapsíquica de quien

ha perdido; no es una labor de un sujeto aislado de su contexto, sino que siempre está

intrincada con lo social porque transcurre con el telón de fondo de las concepciones y las

prácticas culturales que atraviesan la vida de los dolientes y se moviliza con prácticas

sociales tradicionales, como los rituales funerarios, que ayudan a los dolientes y a los

grupos a enfrentar la muerte y a reordenarse tras ella7. La relación con lo social también se

expresa cuando un grupo social ha tenido una pérdida que afecta a todos sus integrantes,

quienes enfrentan, como grupo, el proceso de elaboración de un duelo colectivo8.

La segunda categoría, los trabajos de la memoria, se asienta en la noción de memoria

colectiva entendida por Jelin9 como una construcción colectiva hecha de memorias

compartidas, superpuestas, que están encuadradas en marcos sociales y atravesadas por las

relaciones de poder vigentes. De ahí, la autora propone la categoría de trabajos de la

memoria -en plural, en tanto se trata de una construcción polifónica sobre el recuerdo

6
Sigmund Freud, “Duelo y melancolía (1917 [1915])”, en Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico.
Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916). Obras Completas, Tomo XIV (Amorrortu editores [Trabajo
original publicado en 1917], (1981), 235-55).
7
Alfonso Di Nola, La muerte derrotada. Antropología de la muerte y el duelo (BELACQVA, 2007); Louis-Vincent
Thomas, Antropología de la Muerte (Fondo de Cultura Económica, 1983).
8
Jean-Claude Métraux, Deuils collectifs et création sociale (La Dispute, 2004) ; Fedra Cuestas, “El trabajo de duelo
colectivo en la recuperación de la memoria cultural”, Cuadernillos Aperturas, vol. 2 (2018), 1-27.
9
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria (Siglo XXI Editores, 2002)
herido-, que se refiere a un proceso activo que realizan los sujetos o los grupos sociales que

rememoran su pasado con miras a una tranformación del presente. Entender la memoria

como trabajo, dice Jelin, la acerca a la noción freudiana de “trabajo de duelo”, en tanto

implica un proceso de elaboración de un pasado herido que permite, a quien lo ha sufrido,

simbolizar las pérdidas para que estas no retornen a manera de repetición, y reubicarse

frente a ellas de un modo distinto. Para ello, los trabajos de la memoria se materializan en

productos culturales, vehículos de la memoria que, anclados en lugares y formas diversas

de expresión artística y simbólica, trabajan los sentidos del pasado.

Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos por la experiencia de pérdida colectiva en

contextos de violencia, por las condiciones de posibilidad para un duelo de este orden y por

el lugar de los trabajos de la memoria en este proceso. Al respecto, recordamos la pregunta

planteada por Uribe: “¿acaso las sociedades enferman como los individuos por las

memorias reprimidas, por las palabras no dichas, por los duelos ocultados o por los

sentimientos de soledad y angustia?” 10. Tras la respuesta afirmativa, la autora propone que

las sociedades que han experimentado situaciones de guerra, causantes de múltiples

afectaciones en las poblaciones y en sus vínculos, requieren enfrentar un duelo colectivo

que trascienda lo privado de los sufrimientos individuales y se elabore en el ámbito público

donde las memorias polifónicas de la guerra tengan un lugar, se reconozca a las víctimas y

sus sufrimientos, se enfrente la reconciliación social mediada por los procesos de verdad,

justicia, reparación y garantías de no repetición y se acometa el trabajo de construcción de

la memoria colectiva. Este proceso de elaboración colectiva del duelo es la condición para

10
Uribe, “Los duelos colectivos: entre la memoria y la reparación”, 105.
configurar órdenes más justos, distintos a los que causaron las guerras, y para sanar las

heridas de las víctimas directas e indirectas11.

Con lo dicho hasta ahora entendemos que los trabajos de la memoria son uno de los pilares

del duelo colectivo de los grupos sociales afectados por los conflictos bélicos. Para avanzar

en esta discusión, el capítulo propone una reflexión sobre ambas categorías y sus

relaciones posibles en sociedades afectadas por conflictos bélicos. Reflexionar sobre ello

es importante en el contexto latinoamericano, donde hay una fuerte tradición de los

estudios sobre las memorias de la postdictadura y su incidencia en los procesos de duelo.

Es relevante, particularmente, en el ámbito colombiano donde, a pesar de lo largo y lo

complejo del conflicto armado, el reconocimiento a sus víctimas, la visibilización de sus

heridas y sus memorias y el interés por la reconciliación social son recientes y chocan con

la persistencia del conflicto y con la fragmentación social. En este contexto, los estudios

sobre las memorias son emergentes y con tendencias exploratorias y descriptivas; por su

parte, los trabajos sobre el duelo colectivo son escasos y reclaman más estudios teóricos y

empíricos que densifiquen la conceptualización de esta categoría y que aporten al

entendimiento más profundo de las lógicas de este proceso en los grupos sociales heridos

por la guerra.

Las heridas de la guerra y el duelo colectivo

Para avanzar en la reflexión sobre el duelo colectivo es importante entender lo que

antecede a este proceso: la vivencia de una pérdida que afecta a todos los miembros de un

grupo social. Entedemos la pérdida como “cualquier daño en los recursos personales,

11
María Teresa Uribe, “Estado y sociedad frente a las víctimas de la violencia”, Estudios Políticos, vol. 23 (2003), 9-25.
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/estudiospoliticos/article/view/1383.
materiales o simbólicos con los que hemos establecido un vínculo emocional”.12 Cuando

este daño sucede en grupos humanos puede expresarse como sufrimiento social, como

trauma social, como efecto colectivo de los eventos disruptivos, y puede derivar en la
13
elaboración de un duelo colectivo. Con respecto a lo primero, Furtos señala que el

sufrimiento es inherente a la vida humana, una experiencia que no proviene

exclusivamente de afectaciones fisiológicas o de una conmoción emocional y psíquica,

sino también del ámbito social. El sufrimiento social emerge del lazo que se establece con

los otros, emana como consecuencia de las formas de precarización de la vida y de los

hechos violentos que desestructuran a los colectivos. Se presenta cuando los miembros de

la comunidad coinciden en considerar una situación como problemática, generadora de

dolor, afectaciones y rupturas del lazo social. Ante situaciones de conflicto, este puede

convertirse en un motor para la agencia política de las víctimas y en un facilitador que les

permite devenir en sujetos políticos14.

Además de provocar sufrimiento en los grupos afectados, una pérdida colectiva en

contextos violentos puede provocar un trauma social, entendido como el rompimiento de

los tejidos básicos de la vida social, el cual lesiona los vínculos que ligan mutuamente a las

personas, instituciones, funciones y estructuras sociales y causa un daño al sentido

12
Robert Neimeyer. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo (Paidós, 2002).
13
Jean Furtos, “Souffrance société. Les effets cliniques de la souffrance psychique d´origine sociale” Mental´idées, vol. 1
(2007), 24-33. http://www.ch-le-vinatier.fr/documents/Publications/Articles_RECHERCHE_Orspere-
Samdarra/Les_effets_cliniques_de_la_souffrance_psychique_d_origine_sociale-J_Furtos_Sept.2007.pdf; Fina Hurtado,
“Antropología del sufrimiento social”, Antropología Experimental, vol. 17 (2017), 345-55.
http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae
14
Ximena Castro-Sardi & Cristian Erazo, “Sufrimiento y agencia política: pesquisa sobre la condición de víctima en
Bojayá, Colombia”, Athenea Digital, vol. 19, no. 1 (2019), 1-23.
http://aplicacionesbiblioteca.udea.edu.co:2970/eds/pdfviewer/pdfviewer?vid=3&sid=a660ad12-5ed6-414c-8891-
cb68144383ab%40sessionmgr4008; Herrera y Rodríguez, “El sufrimiento social como un problema de salud pública”.
rchivos en Medicina Familiar, vol. 16, no. 4: 73-81.
prevaleciente de comunidad15. Se entiende con esto que la violencia puede romper las

estructuras socioculturales y el equilibrio biopsicosocial, y generar pérdidas subjetivas,

sociales, culturales, históricas y políticas; fracturas graves que dividen la vida de las

personas y grupos sociales en un antes y un después, y que pueden quedar latentes,

carentes de significación y retornar sintomáticamente trayendo impactos diversos sobre el

sistema social en su integridad16. Ante los traumas colectivos, los trabajos de la memoria

colectiva se erigen como una estrategia de elaboración que permite dar la cara al pasado

herido y construir nuevos sistemas de significados que movilicen la capacidad del

colectivo para reconfigurarse y transformarse tras el hecho doloroso17.

En el marco de los estudios sobre el trauma ha emergido una crítica al uso indiferenciado

de este término para hablar tanto de las causas como de los efectos que la violencia puede

provocar en los sujetos y en los grupos sociales. Por este uso impreciso del concepto,

Benyakar18 precisa que no necesariamente todo evento que afecta la homeostasis psíquica y

social tiene un impacto traumático. Para el autor, asumir de forma a priori que los eventos

con un alto impacto emocional, como lo es la violencia, provocan siempre y a todo el que

los sufre un impacto traumático, supone tres problemas: desconoce la especificidad de los

diversos eventos que se suelen unificarse bajo el calificativo de traumático, deja de

15
Francisco Ortega (Ed.), Trauma, cultura e historia: reflexiones interdisciplinarias para el nuevo milenio (Universidad
Nacional de Colombia, (2011).
16
Erikson, Kal. 2011. Trauma y comunidad. En Trauma, cultura e historia: Reflexiones interdisciplinarias para el nuevo
milenio, ed. Francisco Ortega, 63-84. Colombia: Universidad Nacional de Colombia; Neil Smelser, “Trauma psicológico
y trauma cultural”, en Trauma, cultura e historia: reflexiones interdisciplinarias para el nuevo milenio. Francisco Ortega
(Ed.) (Universidad Nacional de Colombia, 2011), 85-123
17
Jeffrey Alexander, “Trauma cultural, moralidad y solidaridad La construcción social del Holocausto y otros asesinatos
en masa, Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales, vol. 61, no. 228 (2016), 191-210.
https://doi.org/10.1016/S0185-1918(16)30045-9; J Gilad Hirschberger, “Collective trauma and the social construction of
meaning”, Frontiers in Psychology, vol. 9, no. AUG (2018), 1-14. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.01441
18
Moty Benyakar, Lo disruptivo. Amenazas individuales y colectivas: el psiquismo ante guerras, terrorismo y catástrofes
sociales (Editorial Biblos: 2016).
lado la singularidad del sujeto que vive la situación e ignora la relación única que se

establece entre un evento específico y un sujeto en particular. Para sortear este problema

propone el concepto de disrupción, cuyo énfasis es en la relación entre la cualidad de un

evento y el impacto que genera en quien lo recibe, y que se refiere al resultado de una

implosión repentina del mundo externo en el mundo interno, con capacidad para alterar el

equilibrio o la homeostasis en la vida psíquica o social. En esta línea, los eventos

disruptivos son aquellos que tienen la potencialidad de provocar discontinuidad o

distorsión en los procesos de elaboración y que bien pueden generar un trauma de difícil

elaboración o movilizar procesos de duelos individuales y colectivos.

Con lo dicho, entendemos que los eventos violentos en contextos armados tienen un

carácter disruptivo y provocan vivencias de pérdidas colectivas para los grupos sociales

afectados. Además del sufrimiento social producido, estas pérdidas pueden quedar

ancladas como vivencias traumáticas que perviven mudas en un presente sin sentido, o

pueden impulsar procesos de duelo colectivo en los que el ámbito social y el trabajo de

elaboración de las heridas son inextricables. Entendemos esta presencia de lo social en el

duelo colectivo a partir de tres premisas: la primera alude a que, en todo proceso de duelo,

aunque sea el de una persona concreta, hay marcos socioculturales en los que se inscriben

las pérdidas, transmitidos por los grupos de pertenencia y que inciden en las formas

contextuales de responder a estas, y en la validación o la deslegitimación de las formas de

expresión emocional y de respuesta. En este sentido, todo duelo está siempre atravesado

por los referentes sociales y culturales de los sujetos y grupos dolientes19.

19
Robert Neimeyer, Aprender de la pérdida.
La segunda premisa plantea que la dimensión social del duelo se expresa en las prácticas

tradicionales que las sociedades realizan para enfrentar las pérdidas significativas y para

acompañar a quienes las sufren. Entre ellas, son relevantes los rituales funerarios, prácticas

socioculturales que, soportados en un piso mítico, ayudan a los grupos humanos a

reordenar la vida tras la muerte de uno de sus miembros, establecen una reconfiguración

simbólica para los acontecimientos vitales, propician la construcción social de sentidos

compartidos, reafirman los vínculos y reconstruyen el mundo de significados de las

personas y los grupos afectados20.

La tercera premisa respecto de lo social en el duelo colectivo se refiere a que, en ocasiones,

la pérdida no solo afecta a una persona y a su círculo relacional más cercano, sino que hay

una vivencia colectiva de la pérdida. Esto sucede con frecuencia en contextos de conflicto
21
armado donde la violencia causa una disrupción social al producir daños vividos

colectivamente que afectan los vínculos, los lazos sociales, la posibilidad de establecer

relaciones vecinales; cuando se fractura la confianza en los otros, se pierden los liderazgos,

la historia colectiva y la continuidad de los procesos organizativos. Como se ha dicho, estas

experiencias colectivas de la pérdida requieren, para su tramitación, un proceso de duelo

colectivo, un trabajo de elaboración conjunta que realizan las familias, los clanes y las

comunidades tras una pérdida que afecta a todos sus miembros22. Este duelo se sustenta en

procesos simbólicos de recordación y de reordenamiento social que permiten conectar

20
Elsa Blair, “Memoria y Narrativa. La escena del dolor en la escena pública” Estudios políticos, vol. 21: 9-28 (2002 a);
Elsa Blair. Memoria y Narrativa. La escena del dolor en la escena pública. Estudios políticos, vol. 21: 9-28. (2002b);
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5263815; Thomas, Vincent. La muerte. Una lectura cultural. España:
(Ediciones Paidós. 1991)
21
Lira, “Trauma, duelo, reparación y memoria”.
22
Cuestas, “El trabajo de duelo colectivo en la recuperación de la memoria cultural”; Métraux, Deuils collectifs et
création sociale.
con los otros para construir una fuerza colectiva posibilitadora de la elaboración de un
23
sentido de lo perdido . Así, siguiendo a Ahmed, el duelo colectivo moviliza “una

comunidad que llora junta, que se reúne en este gesto de duelo, y que se vincula a partir del

doloroso sentimiento de que la cercanía está perdida”24.

Los trabajos de la memoria y la elaboración del duelo colectivo

Tras sustentar lo que entedemos por duelo colectivo, proponemos ahora avanzar en la

reflexión sobre algunas relaciones posibles entre este proceso y los trabajos de la memoria

en contextos de conflicto armado. Para comenzar, enfaticemos el carácter de trabajo que

tiene la memoria al ser un proceso activo que lleva a los humanos a la elaboración de

sentidos sobre el pasado. Es un proceso colectivo y polifónico que emerge de preguntas

sobre experiencias significativas que demandan la construcción de sentidos porque están

cargadas de afectos, como el sufrimiento por las vivencias disruptivas, que se une a la

necesidad de comunicarlas. Por esto es siempre una labor subjetiva, activa y construida en

diálogo e interacción con los otros25.

También Ricœur26 propone que la memoria es un trabajo activo que conduce a la

integración coherente de los acontecimientos del pasado y a la elaboración de los recuerdos

que han herido a las personas y a las comunidades. Esta forma de entender la memoria lleva

al autor a establecer una relación estrecha entre los trabajos de la memoria y el duelo

porque ambos son procesos activos sobre el recuerdo de un pasado herido. En la contracara

23
Clara Valverde, De la necropolítica neoliberal a la empatía radical. Violencia discreta, cuerpos excluidos y
repolitización (Icaria editorial, S. A., 2015).
24
Sara Ahmed, La política cultural de las emociones (Universidad Autónoma de México, 2015), 75-6.
25
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria.
26
Paul Ricoeur, La Lectura del tiempo pasado: memoria y olvido (Arrecife, 1999); Paul Ricoeur, La memoria, la historia,
el olvido. (Fondo de Cultura Económica, 2000)
de la huella traumática que irrumpe sin mediación e invade el presente con el sinsentido, el

trabajo de la memoria moviliza la elaboración del duelo al traer el pasado al presente, darle

la cara al dolor que él provoca, revisarlo y reordenar los significados asociados; esto

permite la construcción de sentidos sobre lo perdido y la reubicación del doliente frente a

su pasado herido. En esta línea, la función liberadora del trabajo de duelo se logra en la

medida en que opere como un trabajo sobre la memoria del objeto perdido y sobre todas sus

evocaciones.

Esta misma relación entre trabajo de la memoria y duelo colectivo es analizada por Cuestas
27
en contextos de violencia sociopolítica, particularmente en sociedades postdictatoriales.

Al respecto, señala que el pasado violento vivido por una sociedad requiere que esta

acometa el trabajo de la rememoración pública, posibilitadora del reconocimiento social de

lo sucedido y de la puesta en palabras, significativas para los dolientes, de los hechos

disruptivos. Al atravesarlos por el universo simbólico, estos hechos se enmarcan en un

tiempo anterior que deja de hacerlos potencialidad presente y limita la repetición de lo no

elaborado. Desde esta perspectiva, el pilar del duelo colectivo sería el trabajo sobre la

memoria de lo perdido, con el que los grupos heridos rememoran, narran y resignifican las

experiencias compartidas de pérdidas violentas.

Algo esencial emerge del planteamiento anterior: la premisa de que los trabajos de la

memoria permiten el reconocimiento del sufrimiento de una colectividad que ha padecido

la violencia. Al respecto recordamos a Uribe28, quien refiere que la primera condición para

27
Cuestas, “El trabajo de duelo colectivo en la recuperación de la memoria cultural”.
28
María Teresa Uribe, “Los duelos colectivos: entre la memoria y la reparación”, Agenda Cultural. Alma Máter, vol. 149
(2005): 1-11. http://bibliotecadigital.udea.edu.co/handle/10495/6983.
el duelo colectivo es que este trascienda lo privado de los sufrimientos individuales y halle

lugar en el ámbito público, donde las memorias acaezcan y se reconozcan abiertamente las

víctimas y sus sufrimientos. En este mismo sentido, propone que estos duelos deben

trabajarse a través de rituales conmemorativos y lugares para la memoria donde los

dolientes se sientan acompañados y reconocidos; esto ayuda, como en los rituales

tradicionales, a que la muerte se haga pública, se exploren sus efectos, se restauren las

relaciones entre los sobrevivientes y se reafirmen los lazos de solidaridad. Pero se opone

esto lo que la misma autora llama la conjura del silencio y el olvido, manifestación

sintomática del pasado herido que tiene dos caras: por un lado, la de las víctimas que

quieren olvidar las marcas del horror de la guerra, que temen hablar por la estigmatización

social y las posibles retaliaciones de los violentos; por el otro lado, la cara de gran parte de

la sociedad que cuestiona la veracidad de los testimonios de los afectados, que invalida su

sufrimiento o permanece indiferente a él.

En esta misma línea, avanza Butler29 abriendo la discusión sobre la dimensión política del

duelo al plantear que toda pérdida que afecta a una comunidad debería ser reconocida

públicamente en tanto reafirma, para todos, la vulnerabilidad esencial de la condición

humana; así, reducir el acto del duelo a una experiencia privada supone la despolitización

del mismo, porque suprime la responsabilidad que tenemos todos ante la muerte del otro,

lo que rompe toda posibilidad de comunidad. El no reconocimiento de la pérdida de los

otros, la atribución social de que hay vidas no duelables que no merecen ser lloradas,

implica la negación del valor de aquello que ellos sufrieron. Conduce esto al aislamiento

29
Judith Butler. Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. (Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós, 2006)
de los dolientes a quienes se cierra la posibilidad de compartir públicamente sus recuerdos

y se les margina en el silencio de un dolor invalidado, que no halla el soporte social

necesario para sus duelos. Entonces, si hemos dicho que el reconocimiento de los

dolientes, de sus historias y del valor de lo perdido es condición para el duelo colectivo, su

borramiento obstaculiza la elaboración y colma la memoria colectiva de vacíos, de palabras

no dichas que no se contentan con ser borradas, sino que retornan en nuevos síntomas que

afectan no solo a los dolientes directos, sino a la sociedad más amplia en la que perviven

los efectos de las heridas abiertas de la guerra.

Como respuesta a esto, los trabajos de la memoria tienen el carácter de prácticas de

resistencia porque se oponen a la violencia que persiste, a la impunidad, a la invalidación

de las pérdidas, a la conjura del silencio y el olvido, al rompimiento de los lazos

comunales30. De esta manera, al traer el pasado al presente para reordenar la historia y

prefigurar un futuro distinto, al devolver el estatuto de vidas humanas a las vidas no

lloradas, la memoria potencia el carácter político del duelo colectivo porque ayuda a

restaurar la agencia de los grupos que dignifican a sus muertos, restablecen sus vínculos y

vuelven a actuar sobre lo público como actores sociales apropiados de su historia, y de la

memoria colectiva de sus territorios31.

30
Juan Villa, Recordar para reconstruir (Universidad de San Buenaventura, 2014); Villa-Gómez & Avendaño-Ramírez,
“Arte y memoria: expresiones de resistencia y transformaciones subjetivas frente a la violencia política”.
31
Sandra Arenas y José Coimbra, “La memoria y la comunidad en la experiencia de vulnerabilidad. El mural de Santo
Domingo Savio”, Estudios Políticos, vol. 49 (2016), 95–111.
https://revistas.udea.edu.co/index.php/estudiospoliticos/article/view/25732/20784300
Conclusiones

Para concluir, destacamos el valor de la reflexión sobre el duelo colectivo y los trabajos de

la memoria en contextos de violencia sociopolítica, particularmente en el ámbito

colombiano, donde el largo y complejo conflicto armado ha dejado profundas huellas de

sufrimiento en las poblaciones afectadas, heridas difíciles de cicatrizar por la magnitud de

la violencia que ha arrebatado la vida y los bienes de millones de personas, por la

persistencia del conflicto y por la fragmentación social que invalida los daños y el dolor de

los otros. Con este marco, abordamos la pregunta por el duelo colectivo, un concepto de

construcción actual en el marco de las disciplinas sociales, y por el lugar de los trabajos de

la memoria en este proceso de elaboración.

Enfatizamos, para concluir, tres argumentos importantes respecto del duelo colectivo: el

primero se refiere a que este es un proceso que va más allá de la sumatoria de los duelos

individuales de los integrantes de un grupo social; es el trabajo de elaboración que este

lleva a cabo conjuntamente cuando ha tenido una pérdida vivida en común, que afecta a

todos sus miembros y al lazo que los une. El segundo, plantea que los trabajos de la

memoria están en la base del duelo colectivo porque movilizan los procesos que la

elaboración demanda: son una labor sobre el recuerdo de lo perdido, dan la cara al daño,

construyen sentidos sobre el pasado doloroso y median en la reubicación del grupo frente a

su pasado herido. El tercer argumento relevante postula que en el duelo colectivo es

esencial el reconocimiento social de las pérdidas de los afectados; esto implica que el duelo

trascienda el ámbito privado y tenga un lugar en el registro público donde se valide y se

dignifique la memoria de cada vida cegada por la violencia. Esta condición, esencial
para hermanar a un grupo social en la experiencia de la vulnerabilidad, crea y fortalece los

lazos de una comunidad que se resiste al aislamiento de un duelo silenciado.

Finalmente, consideramos que estas reflexiones, que se erigen en el contexto de un país en

el que amplios sectores sociales apuestan por la reparación de las vidas, por la

reconciliación y la paz, instan a avanzar en estudios sobre el duelo colectivo, en el marco

de experiencias concretas de los grupos heridos por una violencia compleja que, además,

se mantiene vigente en nuestro territorio.


Bibliografía

Aguilar-Forero, Nicolás. 2018. Políticas de la memoria en Colombia: iniciativas, tensiones


y experiencias (2005-2016). Historia Crítica, vol. 68: 111-130.
https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.06
Ahmed, Sara. 2015. La política cultural de las emociones. México: Universidad Autónoma
de México.
Alexander, Jeffrey. 2016. Trauma cultural, moralidad y solidaridad La construcción social
del Holocausto y otros asesinatos en masa: Cultural Trauma, Morality and Solidarity The
Social Construction of the Holocaust and Other Mass Murders. Revista Mexicana de
Ciencias Politicas y Sociales, vol. 61, no. 228: 191-210. https://doi.org/10.1016/S0185-
1918(16)30045-9
Arenas, Sandra & Coimbra, José. (2016). La memoria y la comunidad en la experiencia de
vulnerabilidad. El mural de Santo Domingo Savio, Estudios Políticos, vol. 49: 95–111.
https://revistas.udea.edu.co/index.php/estudiospoliticos/article/view/25732/20784300
Arias López, Beatriz. 2017. Entre-tejidos y Redes. Recursos estratégicos de cuidado de la
vida y promoción de la salud mental en contextos de sufrimiento social. Prospectiva, vol.
23: 51-72. https://doi.org/10.25100/prts.v0i23.4586
Arroyave, Orlando. 2019. «Memoria histórica» como respuesta a la violencia. En Qué
hacer ante el daño que produce la violencia. Reflexiones sobre el mal moral, el
resentimiento, la memoria y el perdón, eds. Liliana Molina & Luis Ramírez, 127-157.
Medellín: Editorial Universidad de Antioquia.
Benyakar, Mordechai. 2016. Lo disruptivo. Amenazas individuales y colectivas: el
psiquismo ante guerras, terrorismo y catástrofes sociales. Argentina: Editorial Biblos.
Blair, Elsa. 2002a. La dimensión social del duelo y del registro público. Memorias del II
Encuentro Sobre Atención en Duelo. Medellín: Cátedra Fernando Zambrano., vol. 7, no. 9:
27-44.
-----. 2002b. Memoria y Narrativa. La escena del dolor en la escena pública. Estudios
políticos, vol. 21: 9-28. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5263815
Butler, Judith. 2006. Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires,
Argentina: Editorial Paidós.
Castillejo-Cuéllar, Alejandro. 2015. La imaginación social del porvenir: reflexiones sobre
Colombia y el prospecto de una comisión de la verdad Eduardo. En Proceso de paz y
perspecticas democráticas en Colombia, ed. CLACSO, 13-74.
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/becas/20150713033325/ProcesoDePaz.pdf
Castrillón, Jolyn; Villa Gómez, Juan, & Marín Cortés, Andrés. 2016. Acciones colectivas
como práctica de memoria, realizadas por una organización de víctimas en Medellín
(Colombia). Revista Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 7, no. 2: 404-424.
https://doi.org/10.21501/22161201.1779
Castro-Sardi, Ximena, & Erazo, Cristian. 2019. Sufrimiento y agencia política: pesquisa
sibre la conducion de víctima en Bojayá, Colombia. Athenea Digital, vol. 19, no. 1: 1-23.
http://aplicacionesbiblioteca.udea.edu.co:2970/eds/pdfviewer/pdfviewer?vid=3&sid=a660
a d12-5ed6-414c-8891-cb68144383ab%40sessionmgr4008
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. 2022.
Informe Final. No matarás. Relato histórico del conflicto armado interno en Colombia. En
HAY FUTURO si hay verdad. Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la
Convivencia y la No Repetición (Vol. 3).
Cuestas, Fedra. 2018. El Trabajo De Duelo Colectivo En La Recuperación De La Memoria
Cultural. Cuadernillos Aperturas, vol. 2. 2016: 1-27. http://aperturasclinicas.cl/wp-
content/uploads/2018/12/EL-TRABAJO-DE-DUELO-COLECTIVO-EN-LA-
RECUPERACIÓN-DE-LA-MEMORIA-CULTURAL.-Fedra-Cuestas.pdf
Di Nola, Alfonso. 2007. La muerte derrotada. Antropología de la muerte y el duelo.
Barcelona: BELACQVA.
Díaz, Victoria. 2019. La escritura del duelo. Medellín: Ediciones Uniandes- Coedición con
Editorial EAFIT.
Erikson, Kal. 2011. Trauma y comunidad. En Trauma, cultura e historia: Reflexiones
interdisciplinarias para el nuevo milenio, ed. Francisco Ortega, 63-84. Colombia:
Universidad Nacional de Colombia.
Fabri, Silvina. 2013. Lugares de memoria y marcación territorial: sobre la recuperación de
los centros clandestinos de detención en Argentina y los lugares de memoria en España.
Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, vol. 22, no. 1: 93-108.
https://doi.org/10.15446/rcdg.v22n1.36307
Freud, Sigmund. 1981. Duelo y melancolía (1917 [1915]). En Contribución a la historia
del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-
1916).Obras Completas, Tomo XIV, 235-255. Amorrortu editores [Trabajo original
publicado en 1917].
Furtos, Jean. 2007. Soufrancce société. Les effets cliniques de la souffrance psychique
d´origine sociale. Mental´idées, vol. 1: 24-33. http://www.ch-le-
vinatier.fr/documents/Publications/Articles_RECHERCHE_Orspere-
Samdarra/Les_effets_cliniques_de_la_souffrance_psychique_d_origine_sociale-
J_Furtos_Sept.2007.pdf
Guglielmucci, Ana. 2018. Pensar y actuar en red: los lugares de memoria en Colombia.
Aletheia, vol. 8, no. 16: 1-31.
https://www.researchgate.net/publication/327732593_Pensar_y_actuar_en_red_los_lugares
_de_memoria_en_Colombia
Herrera, Martha & Rodríguez, G. 2014. El sufrimiento social como un problema de salud
pública. Archivos en Medicina Familiar, vol. 16, no. 4: 73-81.
Hirschberger, Gilad. 2018. Collective trauma and the social construction of meaning.
Frontiers in Psychology, vol. 9, no. AUG: 1-14. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.01441
Hurtado, Fina. 2017. Antropología del sufrimiento social. Antropología Experimental, vol.
17: 345-355. http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae
Instituto Nacional de Salud y Observatorio Nacional de Salud. 2017. Consecuencias del
conflicto armado en salud en Colombia. Noveno Informe Técnico.
https://www.ins.gov.co/Direcciones/ONS/Informes/9 Consecuencias del Conflicto Armado
en la Salud en Colombia.pdf
Jelin, Elizabeth. 2002. Los trabajos de la memoria. Madrid: Siglo XXI Editores.
Lira, Elizabeth. 2010. Trauma, duelo, reparación y memoria. Revista de Estudios Sociales,
vol. 2: 5-17. http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0123-
885X2010000200002&script=sci_abstract&tlng=es
Métraux, Jean-Claude. 2004. Deuils collectifs et création sociale. La Dispute.
Neimeyer, Robert. 2002. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo.
Barcelona: Paidós.
Nieto, Patricia. 2012. Crónicas a fuego lento en la nueva narrativa periodística colombiana.
El pasado se hace presente y la memoria se sobrepone a la verdad. En Contar la realidad.
El drama como eje del periodismo literario, 187-211. España: 451 Editores.
Ortega, Francisco. 2011. Trauma psicológico y trauma cultural. En Trauma, cultura e
historia: reflexiones interdisciplinarias para el nuevo milenio, 17-59. Colombia:
Universidad Nacional de Colombia.
Piedrahita, Jonathan. 2018. Políticas públicas de memoria y contextos de transicionalidad :
Colombia y Guatemala, 1996-2014. Forum Revista, vol. 14: 113-140.
https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/71352
Ricoeur, Paul. 1999. La Lectura del tiempo pasado: memoria y olvido. España: Arrecife.
-----. 2000. La memoria, la historia, el olvido. Colombia: Fondo de Cultura Económica.
Rubiano, Elkin. 2022. Los rostros , las tumbas y los rastros : El dolor de la guerra en el
arte colombiano. Colombia: UTADEO.
Smelser, Neil. 2011. Trauma psicológico y trauma cultural. En Trauma, cultura e historia:
reflexiones interdisciplinarias para el nuevo milenio, ed. Francisco Ortega, 85-123.
Colombia: Universidad Nacional de Colombia.
Tafur, Andrés. 2019. La solución política del conflicto armado y la reivindicación de la
memoria como política cultural de las víctimas de crímenes de Estado: el caso de la
Fundación Manuel Cepeda Vargas. Estudios de Derecho, vol. 76, no. 167: 113-142.
https://doi.org/10.17533/udea.esde.v76n167a05
Thomas, Vincent. 1983. Antropología de la Muerte. Colombia: Fondo de Cultura
Económica.
-----. 1991. La muerte. Una lectura cultural. España: Ediciones Paidós.
Uribe, María. 2003. Estado y sociedad frente a las víctimas de la violencia. Estudios
Políticos, vol. 23: 9-25.
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/estudiospoliticos/article/view/1383
-----. 2005. Los duelos colectivos: entre la memoria y la reparación. Agenda Cultural .
Alma Máter, vol. 149: 1-11. http://bibliotecadigital.udea.edu.co/handle/10495/6983
Valverde, Clara. 2015. De la necropolítica neoliberal a la emptía radical. Violencia
discreta, cuerpos excluidos y repolitización. Icaria editorial, S. A.
Villa-Gómez, Juan & Avendaño-Ramírez, Manuela. 2017. Arte y memoria: expresiones de
resistencia y transformaciones subjetivas frente a la violencia política. Revista Colombiana
de Ciencias Sociales, vol. 8, no. 2: 1-37. https://doi.org/DOI:
http://dx.doi.org/10.21501/22161201.2207
-----. 2014. Recordar para reconstruir. Bogotá: Universidad de San Buenaventura.
https://doi.org/10.1515/9783035610062-018

También podría gustarte