Fuentes Menores para El Estudio de La Historiografía Latina de La Alta Edad Media Hispánica (Siglos VIII-X) (Huete, Mario) .
Fuentes Menores para El Estudio de La Historiografía Latina de La Alta Edad Media Hispánica (Siglos VIII-X) (Huete, Mario) .
Fuentes Menores para El Estudio de La Historiografía Latina de La Alta Edad Media Hispánica (Siglos VIII-X) (Huete, Mario) .
DE LA HISTORIOGRAFÍA LATINA
DE LA ALTA EDAD MEDIA HISPÁNICA
(SIGLOS VII-X)
Consideraciones preliminares
Wulsa o Chronica regum Visigothorum. En nuestro estudio hemos preferido utilizar la intitu
lación de Mommsen, más ajustada a la tipología específica de esta fuente.
* Cfr. Th. Mommsen. op. cit.. p. 461: L. A. García Moreno, op. cit., p. 5.
5 Para todo lo relativo a la tradición manuscrita del Laterculus regum Visigothorum, cfr.
Th. Mommsen, op. cit., pp. 461-463. y K. Zeumer, op. cit. (1902), pp. XIX-XXV, si bien
ninguno ofrece una propuesta de stemma codician que aclare un tanto la compleja transmi
sión textual de esta fuente. Para el caso concreto del manuscrito Escurialensis Z.II.2, no co
lacionado por los dos autores citados, cfr. L. A. García Moreno, op. cit., pp. 6-7.
6 Especificamos a continuación el límite final del Laterculus para cada uno de los
manuscritos: Vaticanus reginae Chrístinae n. 1024 (s. vni), hasta Tulga; primera pane del
Parísinus Lat. 4667 (s. IX in.) y Hauniensis n. 805 (s. XIV). hasta Recesvinto; Conimbricen-
sisS. Crucis n. 83 (s. XII). hasta Wamba; Parisinus Lat. 4668 (s. IX), Parisinus Lat. 4418
(ss. IX ex.-X in.), Parísinus Lat. 1557 (s. x) y Ovetensis o Pelagianus (s. XII). hasta Ervigio;
Soríensis, hasta Vitiza; continuación del Parísinus Lat. 4667 y Gorlizianus (ss. xn ex.-XII!
in.), hasta Achila y Ardo, omitiendo a Rodrigo: Legionensis S. Isidorí (B.N. Vitr. 14-5. s. XI)
hasta Rodrigo, enlazando después con los monarcas asturleoneses; Escurialensis S. Laurentii
Z.II.2 (s. XI in.), hasta Rodrigo, enlazando con los reyes francos. Para más detalles sobre los
distintos manuscritos, vid. supra nota 5.
7 E Flórez, «De la Chronica de los Reyes Visigodos, intitulada vulgarmente de Vul-
sa», en España Sagrada, II. Madrid, I754:. pp. 169-182 (estudio y edición).
FUENTES MENORES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIOGRAFÍA... 9
10 Th. Mommsen, op. cit., p. 461. Fundamenta este autor su hipótesis sobre la circuns
tancia de que en dos de los manuscritos del Laterculus —el Parisinus Lat. 4667 (s. IX in.) y
el Hauniensis n. 805 (s. xiv), ambos similares entre sf— el catálogo real se interrumpe tras
la mención del gobierno de Chindasvinto durante la asociación al trono de su hijo Recesvin-
to, es decir, inmediatamente antes de consignar la duración total del reinado en solitario de
este último.
" R. BALLESTER Y Castell, Las fuentes narrativas de la Historia de España durante
la Edad Media (417-1474). Palma de Mallorca. 1908, pp. 22-23.
12 B. SÁNCHEZ Alonso, Historia de la historiografía española, ¡: hasta la publicación
de la Crónica de Ocampo (...-1543). Madrid. 19472, p. 76.
11 M. C. DIaz Y DIaz, índex Scriptorum Latinorum Medii Aevi Hispanorum. Salaman
ca-Madrid, 1959, núm. 241. Del mismo autor, cfr. también «La transmisión textual del Bicla-
rense», en Analecta Sacra Tarraconensia, XXXV (1963), pp. 57-76 (trabajo posteriormente
publicado en De Isidoro al siglo XI. Ocho estudios sobre ¡a vida literaria peninsular. Barce
lona, 1976, pp. 117-140), donde indirectamente se trata acerca de algunos de los manuscritos
que nos han transmitido el Laterculus regum Visigothorum.
" Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, ms. Z.II.2. Para la descrip
ción del mencionado códice, vid. la bibliografía aportada por L. A. García MORENO, op. cit.,
pp. 6-7.
15 Ibidem, pp. 10-12.
FUENTES MENORES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIOGRAFÍA... 1 1
habría sido compuesta en Asturias durante los primeros años del gobier
no de Alfonso II (791-842) y que, por tanto, constituiría la más antigua
manifestación historiográfica de los reinos cristianos del norte peninsu
lar tras la invasión musulmana. Según su hipótesis, esta temprana fuente
—que no conservamos en su recensión originaria— habría sido refundi
da con posterioridad a su elaboración en algunos documentos analísticos
procedentes de la zona noroccidental peninsular, como lo prueba la exis
tencia de notables semejanzas textuales entre ellos: el Chronicon Com
plutense o Alcobacense, el Chronicon Conimbrigense IV, el Laterculus
Legionensis, el Chronicon Compostellanum y el Chronicon Lusitanum.
De la detenida colación de las dichas piezas historiográficas, Barrau-Di-
higo dedujo además que esos primitivos anales astures podrían haber
estado constituidos en su redacción original por dos elementos textuales
diferentes: por un lado, una relación que abarcaría desde la emigración
de los godos de su país de origen hasta la derrota del reino visigodo en
tiempos de Rodrigo; por otro, una nómina de los monarcas desde Pela-
yo hasta la entronización del Rey Casto (a. 791). Interesado en el apro
vechamiento de las mencionadas fuentes analísticas para la datación del
gobierno de los monarcas asturleoneses, también advirtió 3arrau-Dihigo
cómo en algunas de las mismas se omitía la mención de Bermudo I el
Diácono (788-791), sucesor de Mauregato. Sin embargo, el citado autor
se limitó a señalar de manera sucinta esta circunstancia así como algu
nas de las más destacadas particularidades cronológicas de las citadas
obras, concluyendo con la afirmación de su escasa utilidad histórica y
sin profundizar más en su estudio ni proponer denominación alguna para
los supuestos anales asturianos de la época del Rey Casto.
Algunos años más tarde, con ocasión de sus investigaciones en torno
a la realidad de una perdida crónica de tiempos de Alfonso II, C. Sán
chez-Albornoz 24 llega a considerar nuevamente la existencia de unos
desaparecidos anales como forma más primitiva de la historiografía as-
tur. Recogiendo la hipótesis ya planteada por Barrau-Dihigo, Sánchez-
Albornoz confirma la presencia en algunas de las más tempranas obras
analísticas de la España cristiana, de un antiguo texto al que supone re
fundido en aquéllas con posterioridad a su redacción original, datable
en los primeros tiempos del gobierno del Rey Casto. Profundizando algo
más en la cuestión con respecto a lo ya establecido por el investigador
francés, Sánchez-Albornoz designa al citado texto con el nombre de
25 En nuestro estudio emplearemos esta denominación para aludir a los primitivos ana
les asturianos cuyo examen nos ocupa en estas páginas, evitando así los equívocos que pue
dan surgir de la inexistencia de una nomenclatura específica para la citada fuente de tiempos
de Alfonso II.
26 P. David, op. cit., pp. 257-340.
FUENTES MENORES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIOGRAFÍA... 15
Habría que esperar más de veinte años para encontrar un nuevo tra
bajo relacionado en mayor o menor medida con el tema que venimos
considerando; se trata de un interesante recorrido por la historiografía
peninsular altomedieval debido al profesor M. C. Díaz y Díaz3I, quien
a lo largo del mismo se detiene brevemente en la cuestión que nos ocu
pa en estas páginas. Recogiendo las conclusiones formuladas por los au
tores antes mencionados, este investigador apoya igualmente la existen
cia de unos primitivos anales de tiempos de Alfonso II como manifesta
ción más antigua de la narrativa histórica astur, los cuales a su vez ha
brían servido de base a dos ciclos analísticos independientes entre sí: el
Compostelano —representado por el Chronicon Compostellanum y el
Chronicon Iriense— y el Conimbricense —compuesto por los Ármales
Portugalenses Veteres estudiados por P. David y sus recensiones poste
riores—. En opinión de Díaz y Díaz, dos son las piezas menores con
las que la primitiva fuente asturiana se encontraría vinculada: por una
parte con el latérculo real visigodo, con el que existen semejanzas for
males "; por otra con la denominada Nómina Leonesa, aunque son nota
bles las modifícaciones que ésta presenta respecto de los viejos anales
astures ". Siguiendo las ideas apuntadas por P. David, Díaz y Díaz su
braya con especial énfasis la desvinculación —que considera conscien
te— de los monarcas asturianos respecto del poder visigodo mostrada
por el texto de los primitivos anales, circunstancia ésta que achaca a la
reacción antitoledana surgida en Asturias en tiempos del Rey Casto M.
La más reciente alusión a la obra que ahora nos ocupa corresponde
a J. Gil3S. Aunque no apoya totalmente la idea de la existencia de una
crónica asturiana perdida, este investigador ha vuelto a insistir en la pro
bable redacción de un Laterculus regum Ovetensium en tiempos de Al
fonso II, obra que considera posteriormente utilizada como fuente en la
versión Rotense de la Crónica de Alfonso III y en la Nómina Leonesa.
11 M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «La historiografía hispana desde la invasión árabe hasta el año
1000», en De Isidoro..., pp. 213-215. Trabajo originalmente publicado en La Storiografia Al-
tomedievale. XVII Settimane di studio del Centro Italiano di Studi sull' Alto Medioevo (Spo-
leto, 10-16 Aprile 1969). Spoleto, 1970. I. pp. 313-343.
" Ibidem, p. 213.
" Ibidem, pp. 227 y 230.
M Ibidem, pp. 213-214.
" J. Gil Fernández. «La transmisión manuscrita...», pp. 76 y 99.
FUENTES MENORES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIOGRAFÍA... 17
tuye por ello una de las obras más problemáticas y a la vez interesantes
de cuantas estamos examinando en estas páginas. A esto hay que añadir
que los estudios que le han sido consagrados no representan sino una
aproximación a las numerosas cuestiones que aún suscita esta supuesta
fuente de tiempos de Alfonso II, de manera que no es mucho lo que las
investigaciones realizadas hasta el presente nos permitirían concluir con
una razonable seguridad.
En efecto, junto a las ya comentadas dificultades específicas que
plantea toda pieza del género menor para su análisis historiografía), en
este caso tropezamos además con la circunstancia de no haberse conser
vado el latérculo asturiano sino en refundiciones posteriores, como ya
hemos explicado; de esta manera, la imprescindible labor de fijación del
texto original requiere en nuestro caso el insoslayable estudio previo de
las numerosas piezas analísticas galaico-portuguesas en que aquél se en
cuentra inserto. En este sentido, los sucesivos trabajos de L. Barrau-Di-
higo, C. Sánchez-Albornoz, P. David y M. C. Díaz y Díaz han represen
tado otros tantos avances en la diferenciación de las dos principales fa
milias o ciclos textuales analísticos en que se nos ha conservado refun
dido el Laterculus regum Ovetensium: el Compostelano —integrado por
el Chronicon Compostellanum, el Chronicon lriense y el llamado Chro-
nicon de Vaseo— y el Conimbricense, representado por los Ármales Por-
tugalenses Veteres.
Según ya apuntábamos anteriormente, el detallado trabajo de P. Da
vid sobre los anales del área portuguesa permitió fijar el texto del an
tiguo latérculo ovetense en ellos contenido, el cual estaría compuesto
—como ya había advertido Barrau-Dihigo— por dos elementos textua
les yuxtapuestos: un breve resumen de la historia goda hasta la invasión
musulmana y un latérculo de los monarcas asturianos desde Pelayo has
ta la entronización de Alfonso II. Por el contrario, las piezas históricas
del ciclo analístico compostelano carecen todavía de un examen compa
rable que permita comprobar no solamente si es posible reconocer en
ellas el antiguo texto astur refundido, sino también —en caso afirmati
vo— diferenciar la estructura interna de éste 36. En este sentido, un exa-
* No son muchos los esludios dedicados a las tres piezas analísticas que integran el
denominado ciclo compostelano. Así, el Chronicon tríense ha sido modernamente examinado
por B. SÁNCHEZ ALONSO, op. cit., p. 154; por M. R. García Álvarez, op. cit.; y muy re
cientemente por A. Isla Frez, «Ensayo de historiografía medieval. El Cronicón lriense», en
En la España Medieval, IV, I (1984), pp. 413-431. Por lo que respecta al Chronicon Com-
poslellanum, algunas breves anotaciones pueden encontrarse en B. SÁNCHEZ ALONSO, op. cit.,
pp. 141-142; algo más extensamente fue examinado por J. PÉREZ DE URBEL y A. GONZÁLEZ
RlilZ-ZORRILLA, «El Cronicón Compostelano», en Historia Sítense. Madrid, 1959, pp. 52-54.
Vid. también el breve estudio preliminar que acompaña la moderna edición de E. Falque
Rey, ya citada. En cuanto al llamado Cronicón de Vaseo no conocemos estudio específico
18 MARIO HUETE FUDIO
men superficial de los cronicones del área galaica nos inclinaría a con
testar afirmativamente a la anterior disyuntiva, tal y como ya notaron
C. Sánchez-Albornoz " y R David38; no obstante, estas apreciaciones re
querirían a nuestro entender un mayor desarrollo crítico que permita
transformar en conclusiones lo que los mencionados autores expusieron
acertadamente como hipótesis.
No menor importancia tiene la valoración del contenido ideológi
co del primitivo catálogo real ovetense, aspecto éste de gran interés
para la evolución de las narrativas históricas asturleonesa y lusitana.
En este sentido —tal y como se desprende de las atinadas observa
ciones de P. David y M. C. Díaz y Díaz—, tanto la historiografía
asturiana del ciclo alfonsino como la nacida en los territorios portu
gueses habrían evolucionado de manera independiente a partir de un
origen común, el cual estaría representado por el Laterculus regtntt
Ovetensium. Por lo que respecta al área astur, estos primitivos anales
darían testimonio de una concepción histórica, anterior a la restaura
ción goticista alfonsina, en la que no parece existir vinculación ideo
lógica alguna entre el extinto poder visigodo y los primeros reyes
astures; en cuanto a la temprana historiografía del área portuguesa
—representada por los Anuales Portugalenses Veteres—, D. Catalán
Menéndez-Pidal39 ha señalado acertadamente cómo desde sus oríge
nes no comparte ésta el interés ni por la concepción ideológica de la
monarquía asturleonesa como heredera de la toledana, ni tampoco por
la recuperación del patrón historiográfico isidoriano, restaurado por
los compiladores de la corte de Alfonso III.
alguno sobre esta pieza, muy raramente citada por los investigadores aunque de una conside
rable importancia historiográfica por su antigüedad.
" Este investigador no sólo advirtió la refundición de los antiguos anales astures en las
tres piezas del área compostelana —cfr. «Dónde y cuándo...», pp. 47-50—, sino que igual
mente señaló algunas de las más significativas diferencias existentes entre la versión en ellas
contenida y la presente en los anales del ciclo lusitano, tal y como aparece en «¿Una cróni
ca...», pp. 125-126 y nota 63.
" P. David —cfr. op. cit., pp. 316 ss.— destacó especialmente las diferencias existentes
en los respectivos esquemas cronológicos aportados por las fuentes de procedencia galaica
por una pane y las lusitanas por otra.
" D. Catalán Menéndez-Pidal, «La historiografía en Portugal antes del conde de
Barcelos. Estado de la cuestión», en De Alfonso X al conde de Barcelos. Cuatro estu
dios sobre el nacimiento de la historiografía romance en Castilla y Portugal. Madrid,
1962, p. 208.
FUENTES MENORES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIOGRAFÍA... 19
3. La Nómina Leonesa 4o
tos cronológicos. Por último, cree que durante el gobierno de Ramiro III
el texto de la Nómina habría sido refundido en la recensión del códice
Albeldense, donde aparece ampliado hasta incluir la mención del citado
monarca. Aunque de manera muy sucinta, también señaló Gómez-More
no algunas de las más notables particularidades que presenta esta obra
con respecto a las fuentes narrativas coetáneas, principalmente concer
nientes a tres aspectos: la genealogía y parentesco de los diferentes mo
narcas, en algunos casos en abierta contradicción con la información su
ministrada por otras fuentes; los notorios errores presentes en la crono
logía de la Nómina en su versión Rotense; y la manipulación que supo
ne por un lado la supresión de Silo, Mauregato y Bermudo I en las re
censiones Albeldense y Emilianense, y por otro la inclusión de Nepocia-
no como monarca en las tres versiones, al que además se considera cu
ñado del Rey Casto.
Con posterioridad al citado trabajo de Gómez-Moreno, D. Alonso46
se ocupó con un cierto detenimiento de la Nómina Leonesa en su ver
sión Emilianense. Basándose en la última de las menciones consignadas
en la misma, este autor consideró razonable situar su redacción dentro
del gobierno de Ramiro II; por otra parte, D. Alonso propuso una orde
nación cronológica para las tres recensiones de la Nómina que difiere
de la ofrecida por Gómez-Moreno: en su opinión, la más antigua sería
la versión contenida en el códice Emilianense -donde aparece como una
nota marginal al texto de la Crónica Albeldense-, a partir de la cual la
Nómina habría sido copiada en el códice de Roda añadiendo los datos
cronológicos y la mención de los monarcas Silo, Mauregato y Bermu
do I; años después, la Nómina habría pasado al códice Albeldense o Vi-
gilano, ampliándose en éste el catálogo real hasta incluir la mención de
Ramiro III.
En su aproximación a la historiografía latina peninsular entre los si
glos VIH y XI, M. C. Díaz y Díaz47 dedica algunos breves comentarios a
la Nómina Leonesa, poniéndola en relación con el Laterculus regum
Ovetensium anteriormente examinado y destacando las notables particu
laridades que aquélla presenta. Entre las más significativas, este autor
hace especial hincapié en dos aspectos concretos: por una parte, el goti
cismo que muestran las tres versiones de la Nómina, coincidentes en el
empeño de establecer el carácter real, católico y directamente gótico de
los monarcas asturleoneses; por otra, la omisión de los monarcas Silo,
Mauregato y Bermudo I en las recensiones Emilianense y Albeldense,
circunstancia ésta que en opinión de Díaz y Díaz podría indicar una in
tención conscente de continuar la línea de Alfonso I en Alfonso II.
4. El Laterculus Legionensis 50