Lectura 2
Lectura 2
IMPORTANTES?
licia estaba sentada en un banco del parque que había al lado de su casa,
con un libro y un cuaderno en el regazo y un bolígrafo en la mano. Tenía
que hacer los deberes.
— ¡Malditas matemáticas! ¿Por qué tengo que perder el tiempo con
estas ridículas cuentas en vez de jugar o leer un buen libro de aventuras?
—se quejó en voz alta.
—. ¡Las matemáticas no sirven para nada!
Como si su exclamación hubiera sido un conjuro mágico, de detrás de
unos matorrales que había junto al banco en el que estaba sentada salió
un curioso personaje: era un individuo larguirucho, de rostro
melancólico y vestido a la antigua parecía recién salido de una
ilustración de un viejo libro de Dickens que había en casa de la abuela,
pensó Alicia.
—¿He oído bien, jovencita? ¿Acabas de decir que las matemáticas no sirven para nada?
— preguntó entonces el hombre con expresión preocupada.
— Pues sí, eso he dicho. ¿Y tú quién eres? ¿No serás uno de esos individuos que molestan a las niñas en los
parques?
Depende de lo que se entienda por molestar. Si las matemáticas te disgustan tanto como parecen indicar
tus absurdas quejas, tal vez te moleste la presencia de un matemático…
— ¿Eres un matemático? Más bien pareces uno de esos poetas que van por ahí deshojando margaritas.
— Es que también soy poeta.
— A ver, recítame un poema.
— Luego, tal vez. Cuando uno se encuentra con una niña testaruda que dice que las matemáticas no sirven para
nada, lo primero que tiene que hacer es sacarla de su error.
— ¡Yo no soy una niña testaruda! —protestó Alicia—. ¡Y no voy a dejar que me hables de mates!
— Es una actitud absurda, teniendo en cuenta lo mucho que te interesan los números.
— ¿A mí? ¡Qué risa! No me interesan ni un poquito así—replicó ella juntando las yemas del índice y el pulgar
hasta casi tocarse—. No sé nada de mates, ni ganas.
— Te equivocas. Sabes más de lo que crees. Por ejemplo, ¿cuántos años tienes?
— Once.
— ¿Y cuántos tenías el año pasado?
— Vaya pregunta más tonta: diez, evidentemente.
— ¿Lo ves? Sabes contar, y ése es el origen y la base de todas las matemáticas. Acabas de decir que no sirven
para nada; pero ¿te has puesto a pensar alguna vez cómo sería el mundo si no tuviéramos los números, si no
pudiéramos contar?
— Sería más divertido, seguramente.
— Por ejemplo, tú no sabrías que tienes once años. Nadie lo sabría y, por lo tanto, en vez de estar tan tranquila
holgazaneando en el parque, a lo mejor te mandarían a trabajar como a una persona mayor.
— ¡Yo no estoy holgazaneando, estoy estudiando matemáticas!
— Ah, estupendo. Es bueno que las niñas de once años estudien matemáticas. Por cierto, ¿sabes cómo se
escribe el número once?
— Pues claro; así contestó Alicia, y escribió 11 en su cuaderno.
— Muy bien. ¿Y por qué esos dos unos juntos representan el número once?
Docente: Daniel Vásquez Campos
— Pues porque sí. Siempre ha sido así.
— Nada de eso. Para los antiguos romanos, por ejemplo, dos unos juntos no representaban el número once, sino
el dos — replicó el hombre, y, tomando el bolígrafo de Alicia, escribió un gran II en el cuaderno.
— Es verdad —tuvo que admitir ella—. En casa de mi abuela hay un reloj del tiempo de los romanos y tiene un
dos como ése.
— Y, bien mirado, parece lo más lógico, ¿no crees?
— ¿Por qué?
— Si pones una manzana al lado de otra manzana, tienes dos manzanas, ¿no es cierto?
— Claro.
— Y si pones un uno al lado de otro uno, tienes dos unos, y dos veces uno es dos.
— Pues es verdad, nunca me había fijado en eso. ¿Por qué 11 significa once y no dos?
— ¿Me estás haciendo una pregunta de matemáticas?
— Bueno, supongo que sí.
— Pues hace un momento has dicho que no querías que te hablara de matemáticas. Eres bastante caprichosa.
Cambias constantemente de opinión.
— ¡Sólo he cambiado de opinión una vez! —protestó Alicia—. Además, no quiero que me hables de
matemáticas, sólo que me expliques lo del once.
— No puedo explicarte sólo lo del once, porque en matemáticas todas las cosas están relacionadas entre sí, se
desprenden unas de otras de forma lógica. Para explicarte por qué el número once se escribe como se
escribe, tendría que contarte la historia de los números desde el principio.
— ¿Es muy larga?
— Me temo que sí.
— No me gustan las historias muy largas; cuando llegas al final, ya te has olvidado del principio.
— Bueno, en vez de la historia de los números propiamente dicha, puedo contarte un cuento, que viene a
ser lo mismo...
Autor: Carlo
Frabetti
Respondemos las preguntas.
1. ¿En qué sistema numérico dos unos juntos, representan el número once?
a) Maya. b) Egipcio. c) Romano. d) Decimal.
3. ¿Por qué el personaje de la lectura dice que en matemáticas todas las cosas se desprenden unas de
otras de forma lógica?
a) Es una ciencia exacta. b) Son resultados aleatorios. c) La matemática es experimental.
d) Un conocimiento da lugar a otro de forma natural.
4. 4.- Según la lectura, ¿A qué se debe la actitud negativa de Alicia hacia las matemáticas?
a) No les entiende. b) Le parecen aburridas. c) No les encontraba aplicación.
d) No le dejan tiempo para jugar.
5. Escribe tu opinión acerca de la frase de Alicia ¡Las matemáticas no sirven para nada!
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Docente: Daniel Vásquez Campos
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