Comentario de Texto Cocheinómanos

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COCHEINÓMANOS

Los muertos por causa de los coches me temo que superan con mucho a
los que se achaca al tabaco, el alcohol y la droga, y todo eso es perseguido
con virulencia. En cambio, a la circulación de vehículos no sólo no se le
ponen restricciones, sino que nuestro mundo está abyectamente al servicio
de los automóviles, que sin duda crean más adicción que ninguno de los
“venenos” mencionados. Prueben si no a quitarle o confiscarle el coche a
cualquier español de esos que lo cogen hasta para ir a echar una carta al
buzón y que casi siempre van solos a bordo, y verán cómo se convierte en
alguien más peligroso que un heroinómano sin un duro para la siguiente
dosis. Ese conductor desposeído sería capaz de robar, de matar, de
prender fuego a una gasolinera en venganza, ustedes lo saben bien.
Pero no es sólo eso. Nuestras ciudades antiguas, que no fueron concebidas
para la actual riada obsesiva y demente de vehículos, están ya
completamente distorsionadas y destruidas. Nada se hace para los
ciudadanos, sino para los coches de los ciudadanos que tienen coche y
abusan de él, venga chutes de gasolina en vena. Madrid es nuestro mejor
ejemplo más bestial, un lugar arruinado por la codicia y la pusilanimidad
de sus sucesivos alcaldes. La ciudad es la más intransitable y anárquica de
cuantas conozco, y a los cocheinómanos les está permitido todo: invaden
las aceras, los pasos de peatones y hasta las calzadas, quiero decir que
estacionan en medio de ellas sin que nadie lo impida. Es una ciudad
imposible para madres o padres con cochecitos de niño, para ancianos y
para disminuidos físicos: nunca podrán cruzar una calle porque nunca
habrá hueco entre dos automóviles para pasar, y si lo hay probablemente
serán arrollados, y el ruido es tan monstruoso y continuo que no es de
extrañar la progresiva abundancia de psicópatas salidos de quicio.

Javier Marías, en El diario vasco.

1. Indique las ideas del texto y explique su organización (puntuación


máxima: 3 puntos).
2. Señale el tema y escriba un resumen del texto (puntuación máxima:
2 puntos).
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto (puntuación
máxima: 5 puntos).
Tema

Las ciudades han sido sacrificadas al automóvil

El coche crea adicción

El automóvil, más peligroso que las drogas

Resumen

El uso del coche causa más muertos que el consumo de las drogas; sin
embargo, no se persigue como se hace con este, sino que se favorece, a
pesar de que el “cocheinómano” es un verdadero adicto que reaccionará
violentamente si se le priva de “su droga”, el coche. Las ciudades antiguas,
como Madrid, han sido entregadas a los coches y destruidas por ellos (en
parte debido a la mala gestión de los sucesivos alcaldes), en vez de estar al
servicio de los ciudadanos.

Ideas del texto

1. El uso del coche causa más muertos que la droga.


2. El automóvil crea adicción.
3. El mundo está al servicio de los automóviles.
3.1. Todo está diseñado en las ciudades para los coches.
3.1.1. Madrid es el mejor ejemplo.

Organización del texto

 Estructura externa se trata de un texto escrito en prosa que consta


de dos párrafos de aproximadamente la misma extensión. La forma
de expresión que domina es la exposición y la argumentación y el
nivel del uso del lenguaje que se ha utilizado es el culto con ciertos
toques coloquiales.
 En cuanto a la estructura interna, al tratarse de un texto expositivo-
argumentativo, vemos una primera parte (hasta… “venga chutes de
gasolina en vena”) en la que se encuentra la tesis central del mismo:
“el uso del coche causa más muertes que las drogas, sin embargo el
mundo está a su servicio” y los argumentos que apoyan esta tesis
son: “el automóvil crea adicción” y “el cocheinómano es más
peligroso que el heroinómano” (primer párrafo). Todo ello se
complementa con la idea expositiva de que “las ciudades antiguas
están distorsionadas y destruidas” (segundo párrafo).
En la segunda parte encontramos el ejemplo de Madrid, “donde los
coches lo invaden todo” y “es una ciudad imposible para peatones”.
En conclusión observamos que la primera parte ocupa el primer
párrafo y parte del segundo y se hace una observación de carácter
general sobre el hecho de que el coche crea adicción y es más
peligroso que cualquier droga y de que se hayan sacrificado las
ciudades a los coches y a los “cocheinómanos”, por lo tanto
nuestras ciudades se encuentran distorsionadas y destruidas; y la
segunda parte que se desarrolla en el segundo párrafo y en ella se
plasma una observación de carácter particular, como es considerar
Madrid como perfecto ejemplo de lo anterior.
De esta manera el texto se configura, según la distribución de sus
ideas, con una estructura deductiva o analizante, pues de lo general
pasa a lo particular. Lo que se presenta como tesis al principio, se
avala seguidamente con la descripción de un hecho concreto o
particular que lo confirma.

Comentario crítico

Nos encontramos ante un texto periodístico, pues su autor, Javier Marías,


es un famoso escritor y colaborador habitual que expone sus artículos de
opinión en periódicos con suplemento semanal. En este texto defiende
que el mundo moderno ha puesto la ciudad exclusivamente al servicio del
automóvil y además nos advierte de los peligros que conlleva esa
situación.

En primer lugar el columnista compara los efectos perniciosos del uso del
coche con los del uso de las drogas. Y esa tesis se formula mediante la
hipérbole, exagerando los efectos perniciosos del uso del coche y
falseando la realidad (o desconociendo sus dimensiones exactas),
“manipulando los datos”. La circulación no causa más muertes que el
consumo de drogas ni todas aquellas están originadas por la misma razón:
conductores templados o mesurados y conductores “viciosos” pueden
provocar un accidente con víctimas o perecer ellos mismos, pues a la
causa atribuibles al propio conductor hay que añadir las que origina el mal
estado de las vías o el fallo mecánico de un vehículo. Todas las víctimas de
la circulación no son equiparables. Unos cuatro mil muertos al año en
accidente de tráfico no son comparables con los miles de víctimas que
causan las drogas.

En segundo lugar, el autor ha pretendido igualar la adicción que puede


producir en una persona el consumo de estupefacientes con la que
provoca la utilización del automóvil. Nos parece que esta comparación es
desafortunada y tal vez hasta irresponsable porque contribuye a frivolizar
sobre un tema tan grave como es el de la toxicomanía. El juego literario
quizás haya ido demasiado lejos e infravalore la importancia de las
adicciones, al incluir entre ellas la “cocheinomanía”, pues estas no son
realidades homogéneas. Aunque el juego, eso sí, permite acuñar vocablos
ingeniosos como el de cocheinómano o formular imágenes como el de
venga chutes de gasolina en vena.

Por otra parte, el columnista defiende la idea de que vivimos en un mundo


diseñado, medido y pensado para el automóvil. Diremos que es cierto que
las ciudades han sido tomadas por los coches. Y Madrid es un claro
ejemplo de ello. Sin embargo el articulista cae en un planteamiento
maniqueo (como es la consideración de que la realidad está constituida
extremadamente por buenos y malos, sin término medio), y así todos los
automovilistas son malos (no ceden el paso a los peatones, desobedecen
las normas de circulación, quebrantan las que dictan la cortesía,
estacionan el vehículo donde no deben…), mientras que todos los
peatones son buenos y muy débiles frente al conductor (no se citan
peatones “normales”: solo padres o madres con niños desprotegidos,
frágiles ancianos con dificultades motoras, desvalidos disminuidos
físicos…). Nunca encontrarán un paso de cebra sin coches aparcados, si lo
encuentran serán arrollados y, en cualquier caso, martirizados por el
ruido. Otra vez se recurre a la exageración, el maniqueísmo y la
manipulación. Y sin embargo, parece cierta esta idea del articulista: no se
restringe el uso del automóvil en nuestras ciudades, sino que algunas
medidas adoptadas lo favorecen. Y la ciudad se convierte en inhabitable.
Es verdad que los cascos antiguos de las urbes se sumen en un caos, que
hay tal insuficiencia de espacios para estacionar tantos vehículos que no
se soluciona ni siquiera aparcando en doble o triple fila, no se respetan los
pasos de peatones como se debiera, etc.

En fin, Javier Marías plantea, pues, un tema importante en la vida


cotidiana pero parece interesante más por darle un tratamiento ingenioso
para hacer literatura (el cómo decir las cosas más importantes que lo que
se dice realmente); por eso, exagera los datos (el coche es más peligroso
que el consumo de estupefacientes) y enfrenta maniqueamente vehículos
y ciudadanos.

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