Comentario de Texto Cocheinómanos
Comentario de Texto Cocheinómanos
Comentario de Texto Cocheinómanos
Los muertos por causa de los coches me temo que superan con mucho a
los que se achaca al tabaco, el alcohol y la droga, y todo eso es perseguido
con virulencia. En cambio, a la circulación de vehículos no sólo no se le
ponen restricciones, sino que nuestro mundo está abyectamente al servicio
de los automóviles, que sin duda crean más adicción que ninguno de los
“venenos” mencionados. Prueben si no a quitarle o confiscarle el coche a
cualquier español de esos que lo cogen hasta para ir a echar una carta al
buzón y que casi siempre van solos a bordo, y verán cómo se convierte en
alguien más peligroso que un heroinómano sin un duro para la siguiente
dosis. Ese conductor desposeído sería capaz de robar, de matar, de
prender fuego a una gasolinera en venganza, ustedes lo saben bien.
Pero no es sólo eso. Nuestras ciudades antiguas, que no fueron concebidas
para la actual riada obsesiva y demente de vehículos, están ya
completamente distorsionadas y destruidas. Nada se hace para los
ciudadanos, sino para los coches de los ciudadanos que tienen coche y
abusan de él, venga chutes de gasolina en vena. Madrid es nuestro mejor
ejemplo más bestial, un lugar arruinado por la codicia y la pusilanimidad
de sus sucesivos alcaldes. La ciudad es la más intransitable y anárquica de
cuantas conozco, y a los cocheinómanos les está permitido todo: invaden
las aceras, los pasos de peatones y hasta las calzadas, quiero decir que
estacionan en medio de ellas sin que nadie lo impida. Es una ciudad
imposible para madres o padres con cochecitos de niño, para ancianos y
para disminuidos físicos: nunca podrán cruzar una calle porque nunca
habrá hueco entre dos automóviles para pasar, y si lo hay probablemente
serán arrollados, y el ruido es tan monstruoso y continuo que no es de
extrañar la progresiva abundancia de psicópatas salidos de quicio.
Resumen
El uso del coche causa más muertos que el consumo de las drogas; sin
embargo, no se persigue como se hace con este, sino que se favorece, a
pesar de que el “cocheinómano” es un verdadero adicto que reaccionará
violentamente si se le priva de “su droga”, el coche. Las ciudades antiguas,
como Madrid, han sido entregadas a los coches y destruidas por ellos (en
parte debido a la mala gestión de los sucesivos alcaldes), en vez de estar al
servicio de los ciudadanos.
Comentario crítico
En primer lugar el columnista compara los efectos perniciosos del uso del
coche con los del uso de las drogas. Y esa tesis se formula mediante la
hipérbole, exagerando los efectos perniciosos del uso del coche y
falseando la realidad (o desconociendo sus dimensiones exactas),
“manipulando los datos”. La circulación no causa más muertes que el
consumo de drogas ni todas aquellas están originadas por la misma razón:
conductores templados o mesurados y conductores “viciosos” pueden
provocar un accidente con víctimas o perecer ellos mismos, pues a la
causa atribuibles al propio conductor hay que añadir las que origina el mal
estado de las vías o el fallo mecánico de un vehículo. Todas las víctimas de
la circulación no son equiparables. Unos cuatro mil muertos al año en
accidente de tráfico no son comparables con los miles de víctimas que
causan las drogas.