Prueba 2
Prueba 2
COLF.CCIÓN DE P•:NSAMIENTO
MF.IHF.VAI. Y RIO:NACF.NTISTA
i. 2.}:;m.t!a!eza del alma: J:l,l:Sio s a:n.ímicas 61
"Se padece pasión corporal por lesión del cuerpo [... ]. Se dice que el
alma padece pasión animal [anúnica] según la operación que es propia del
alma, o bien que es más del alma que del cuerpo"". Ahora bien, con10
puntualiza Juan Fe1nando Sellés, las pasiones corporales son "las que
menos están en nuestra potestad. Ante ellas no cabe sino sufrirlas,
soportarlas"''. Serán las pasiones anínlicas, por tanto, elcentrode nuestra
atención.
Pues bien, con10 dice Aristóteles, "[hen1os de entender] por hábitos
aquello en virtud de Jocual nos comportamos bien o mal con respecto a las
pasiones""·. En este sentido, bien ordenadas por la razón, constituyen una
ayuda inestimable para el ejercicio del bien y un poderoso aliado para el
crecimiento, para el cre cinlientoen la virtud:
"La virtud n1oral, en efecto, tiene que ver con los placeres y dolores,
porque por causa del placer hacemos Jo malo y por causa del dolor nos
apartan1os del bien. Deahí la necesidad de haber sido educado ya desde
jóvenes, como
dice Platón, para poder con1placerse y dolerse como es debido; en
estocon siste, enefecto, la buena educación. Pero además, si las virtudes
tienen que ver con acciones y pasiones, y toda pasión y toda acción van
seguidas de placer o de dolor, ésta es una causa más de que la viltud esté
referida a los placeres y dolores [...]. De suerte que también por esta
razón toda la aten ción, tanto de la virtud como de la política, versa
sobre el placer y el dolor, puestoque el quese silve bien de ellosserá
bueno, y el que Jo hace mal, ma lo"".
Aristóteles -apoyándose en cierta medida en Platón- sienta aquí las bases
de la educación de la afectividad y pone de manifiesto su gran impo1tancia
para el crecinlientoen la virtud. Volveremos sobre ello al final del capítulo.
Mención especial n1erece la preparación del ánimo -<¡ue antes
esbozamos-, noción desarrollada por Santo Tomás, pero que permite clarificar
y proseguir la doctrina aristotélica acerca de la segunda naturaleza del alma y
contemplar uni tariamente la virtud. Másque una disposición distinta de los
hábitos, la prepara ción del áninlo esel elemenio formal de toda virtud. En
efecto, con el ejercicio de los actos -por multiplicación e intensificación
proporcionaln1ente"- se van
caso de Jas virtudes morales. que requieren de muchos actos en tanto que "Japotencia apetiti\
•a dicerelacióna mu.ch.as cosas y de diversos modos":SU.mma Theologiae. 1.n. q. 51, a. 3. co.
Lo mismopodríamos decirdeJa pérdida de ta virtud(o deJaadquisición de) vicio):"noes
generado el hábito porwi solo acto, como tampoco corrompldo": SummaTheologiae, 1.n. q.
71, a. 4, oo.
Puesblen, eSto escieno.aunquenolo esmenos quelaintensidad de losactosinfluyedetenninan•
te.menteenel número de operaciones neeesario para la formacióndel hábito. La clave está. pues.
enla multip1icaciónde actos cada vezmás inte.nsos.
Ciertamente. SantoTomás poneunae.xcepcióna su regJageneral, a saber, loshábitos cienófi.
cos, quesí puede.nadquirirseporun soloacto pleno:cfr. Summa Theologiae. J.n, q. 51. a. 3, oo.
Pero en cuanto que todos los hábitos son susceptib!es de crecimiento. también en estos cas·os
influye claramente tantoel número comoJa inte.n:.-i.daddelas operaciones. Laclave estará aquíen
tainten:.-i.ficacióncíeactos cada vezmásnumerosos.
:, Tomásde Aquino.SUmmaTheologiae. J.II, q. 44,a. l. co.
:, M. Manzanedo, Las pasioneroemocionessegúnSanro Tomás, p. 22.
'' Tomáscíe Aquino.De momcordis,n. 462.
!: Tomáscíe Aquino. Conua Genzes.I.c. 39,n. 3.
l. 2. }:atura!eza delalma: pasiol'!Es a:n.ímic:u 65
Queda claro que no hablan1os aquí del amor como acto de la voluntad,
sino del amor sensible. El ténnino amor, en el sentido más lato, en su sentido
clási co, designa "cualquier inclinación/tensión hacia un bien". Dicha tensión
puede serlo de cualquier apetito: del natural (amor natural),del sensible
(amorsensible o sensitivo, o bien "de concupiscencia" si nos moven1os en el
ámbito de los hábitos) y del intelectivo o voluntad (amor intelectivo, racional
o espiritual, dilección, o bien an1or "de aniistad o benevolencia" si hablamos
de hábitos).
Pero el sujeto propio de los sentinlientos es el apetito sensible: el amor, en el
sentido que ahora le estamos dando al término -el an1or como pasión-, es la
tensión del apetito concupiscible haciasu bien propio.
Tan1poco hablamos del deseo y la delectación con10 movinlientos de la
vo luntad. El deseocomo acto de la voluntad es denonlinado propian1ente
cupidüas o deseo voluntario, deseo codicioso, concupiscencia no natw·al o,
con Aristóte les, concupiscencia con razón''. Y lo nlismo poden1os decir de
la delectación, que como acto de la voluntad -<orno ya adelantamos- en
cuanto que se da con un acto de la razón, en cuanto que espiritual o
inteligible, recibe el nombre de gozo.
En el ladoopuesto se sitúa el odio, la aversión o fuga y el dolor. El odio es
la repugnancia o disonancia del apetito hacia lo quese presenta comocontrario
al bien amado, en cuanto que destruye lo conveniente o dificulta o inlpide su
con secución. El odio, por tanto,se deriva del an1or.
"el amor y el odio -dice Tomás de Aquino- son contrarios cuando se
consi deran en relación a una nlisma cosa. Pero, cuando se refieren a cosas
contra rias, no son contrarios, sino que uno es consecuencia del otro, pues
por la misma razón que algo es amado, es odiado su contrario. Y así, el
amor hacia algo es causade quesu contrario sea odiado' '.
Porotro lado, odio es cualquier rechazo de un mal -o dealgoquese presenta
o es aprehendido como tal"'- y, así, podríamos hablar del odio natw·al, del
odio sensible y del odio racional o voluntario. Pero nos estamos centrando en
el ape-
queTomás de Aquino nos dice que eJobjeto deJ temor es "maJumfuturum difficile cui resisti
non pocerc"
70 Gabriel ).1.uúAndrés
muchísimos los pasajes en los que nuestro autor nos habla de la severa
dificul tad para evitar, repeler o resistirse al mal más que de la imposibilidad
absoluta, algo que -haciendo presente el mal- engendraría más bien dolor
que temor. En efecto,Tomás de Aquino sigue en este punto directamente a
Aristóteles:
"De otro modo es estimado como no futuro algún mal que es futuro,a
saber, por la necesidad, que hace estimarlo como presente. Por esta razón
dice el Filósofoen el libro IIde la Retórica que 'aquéllos que ya van a ser
decapita dos no ten1en', viendo llegar innlinentemente para sí la
necesidad de morir; 'pero para que alguien tema, es necesario que haya
alguna esperanza de sal vación s2.
De este modo,el temorse diferencia claramente de la tristeza:
-"La tristeza es del mal presente; el temor, del mal futuro"".
-"La tristeza [...]se refiere al mal en absoluto [...]. El temor[ ] serefiere
al mal con cierta arduidad o dificultad"".
En cuantoque el ten1or se refiere al nial que no puedeser evitado con
facili dad, sólo tiene razón de temible Jo que proviene de una causa
extrínseca: Jo voluntario sólo tiene tal naturaleza en la medida en que la
voluntad puede ser inducida al mal por alguna causa exterior.En efecto, Joque
depende enteran1en te de nuestra voluntad no tiene razón de temible, pues la
dificultad del mal "desaparece encuanto que algo depende de la voluntad"';_
En el estudio de la ira, Santo Tomás sigue el camino inverso al que
transita en el restode las pasiones, partiendo de la ira comoacto de la
voluntad. Y así la define como "el apetito de causar daño a otro bajola razón
de justa venganza"". Las nociones de justicia y de venganza en su conexión
mutua nossitúan clara mente en el ámbito del espíritu, en el ámbito del
apetito racional. Para encajar la ira pasional dentro de esta definición,
nuestro autor nos dice que los animales realizan n1ovinlientos similares a los
de la razón, encuanto poseen un instinto natural recibido de la razón divina.
Pero es claroque, comoen el an1or, el odio, el deseo, el dolor..., tan1bién
aquíse da un doble nivel: "aunque el animal bruto
(SU.mma Theologiae. 1-II. q. 41, a. 2, co. La cursiva es mía), al cual no podemos resistimos en
absoluto. Pero en eJ artículo a1 que perteneee lo único que pretende mostrar el Santo es que
el te.mortieneunobjeto especial. Noseríajusto. por tanto, entendereste'iloes posible" en
susenti
do literal.
Tomás de Aquino. Swnma Theologiae, 1-II. q. 42, a. 2. co: cfr. Aristóteles, Rerórica, II,
13S3a.
" Tomásde Aquino.SUmmaTheologiae.1-ll,q.42.a 3. ad2.
Tomásde Aquino.SUmmaTheologiae. 1-II, q. 42,a 3,ad2.
} Tomáscíe Aquino. SUmma Theologiae. 1-II, q. 42, a. 3, ad2.
!-:1 Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. 1-II, q. 47.a. l. co.
l. 2. 1'mua!eza delalma: J:l,lSiones a'I\Ímicas 71
7
Tomásde Aquino. SwmnaTheologiae. 1-II, q. 47.a. 2. ad2.
"AunqueSanto Tomás nosiempre se expresa con suficiente claridad., opino queconsidera Ja
iracomouna pasión especial o elemental. Guando dicequela iraes unapa:.-ión'oompuesta'. sólo
quieresignificar queenella intervienen siempre otraspa:.-iones ( ].Detodos modos esinnegable
que la ira es una pa:.-iónmás compleja o oomp!icada que otras": M. 1'-1.anzanedo. Laspasioner o
e.mociones se31ín SanroTomás, p. 29.nota 5.
Tomásde Aquino.SUmma TJieologiae. 11-II.q. 158, a. 2.ad2.
'' Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. 1-II, q. 25.a.4. co.
n Tomásde Aquino.SUmma TJieologiae. 1-II, q. 25. a.4.co:cfr. fn fil Sententiar1on,d. 26. q. 1,
a. 4.
n Cfr. Tomás deAquino. hl fil Senrenticuum.d. 26, q. l. a. 3, oo.
,,. Cfr. Tomás deAquino. De ven·tate..q. 26, a. 4.
1
" Cfr. Tomás deAquino.hl Ethicam, II.lect 5.
72 Gabriel ).1.aníAndrés
n Santo Tomás usa en no pooos pasajes e.J término abominatio también como sinónimo de
Cl\:ersiónofuga. entendiendo laabominación enestoscasos:comopasión primaria
'
6
Lapenitencia también puedeinscñbirseen el ámbito de los hábitos, como veremos al
hablar delas \lirtudes.
n Mención aparte merece la felicidad (natural y sobrenatural), de la que hablaremos en el
próximo capítulo.
'' M. Manzanedo, LaspasioneroemocionessegúnSanro Tomás,p. 29.
l. 2. }:atura!e.zadelalma: pasiones a:,úmicas 73
e.e Santo Tomás-, así también algo puede se.r aprehendido como malo sin serlo realmente.
Y así suc.edeque. a YeceS. ni el odiodel mal ni el amor del bienson buenos":Tomás de Aquino.
SUm maTñeo/03iae, l-11,q. 29.a. 1,ad2.
ti M. Manzanedo, Laspasioner o emociones regún Saltlo Tomás, p. 14.
e Tomás de Aquino, SUmma Theologiae. 1-II. q. 24, a. 3, adl. Nos referimos aquí exclusiva
mente al elemento formal -hablamos dela naturaleza del alma- y a la perturbación de la
razón que deél pudieraderivarse. aunque tamb én la perturoación del cuerpo -el eleme.nto
mate.ria! de la pasión- puede obstacuJizar en cierta medida, indirectamente.el ejercicio de ta
razón: la mente requiere de cie.rtaspotenciassensiti\1as. y éstas puede.n ve.rse impedidas por la
perturoación del cuerpo propia cíe la pasión: cfr. SwnmaTheologiae. 1-II.q. 48,a. 3.co. Muy
claros son los casos del temor (cfr. S>.D11ma Theologúre, I-11, q. 44,a. 4, co) y la ira (cfr. SUmma
Tñeologiae. I-11, q. 4S.
74 Gabriel ).1.aníAndrés
en cuanto causa ciertasolicitud.,y hac.e que el hombrese aconseje y obre con más
atención":Tomás deAquino. SJ.onmaTheologiae, 1-U, q. 44, a. 4.co.
i Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. 1-II, q. 34,a. l. ad2.
r. Tomásde Aquino.In Ethicam, 11,lect 10. n. 10.
!! Tomásde Aquino.In Ethicam, II.lect 10. n. 10.
l. 2. }:atura!eza delalma: pasiol'!Es a:n.ímic:u 75
.s.tano es, no obstante. Ja única diferencia con re:.--pecto a las disposiciones no habituales,
pues, en función del tipo de disposición con la que se compare, podríamos hablar también deJa
infinitud potencial, la vo1untariedad, la indetenninación...: pero sí es ta que más
claramente configura al hábito como segwida naturaJe.za. En el animal son las:destrezas. tanto
innatas: como adquiridas. las quegozandemayor permanencia. de ahíla importancia del
adiestramiento: "Pero comolos animales por ta razóndel hombre sondispuestos
medianteciertacostumbrea haceralgo de un modo o de otro, en cie.rto modo puede habJarse
de hábitos en los animales'': Tomás de
Aquino, Swnma Theologiae. 1-II. q. 50, a. 3. ad2. Ahora bien. en ningúncaso dichas habilidades
animales adquirirán ta estabiJidad de las habilidades técnicas del hombre, y así W\
aguiJucho cautivo pronto pierde las destrezas transmitidaspor su madre, lo cual nosucede con
tas técnicas adquiridas porel hombre(nadar, montaren bicicleta... ).
: Enesto abunda ta idea -defendida por Aristóte.les en tas Caregoríasyasumida
ydesarrollada por los medievales- de que los hábitos constiruyen la primera especie
decualidad, refiriéndose esencialmente más a la naturaleza que a ta potencia. aunque, claro está.
haya hábitos -justo los que\'amos a esrudiar- que imp1ique.n ordeninmediato a laacción yque,
enestesentido, radiquen propiamente enlaspotenciasdel alma.
78 Gabriel ).1.aníAndrés
situaciones de vida encautividad -en unsentido negativo-. si bien las destrezashumanas, eleva
dasa técnica. gozan. comovimos.de mayorestabilidad.
, Sólo caben hábitos en las pote.ncias itúeriores del alma en cuanto éstas son imperadas por el
entendimiento y la voluntad Y así, loshábitos intelectuaJes requierenuna buena educacióndelos
sentidos inte.rnos, ylas morales, de los apetitossensibles-e.n los quepropiamente radicanalgunas
de ellas-.
!" Juan Femando Sellésdie.e con granacierto quela prudencia. lajusticia.la fonale.za y la
tem planzasobrc:naturales son''\lirtudesitúusasen lanaturaleza". mie.ntrasqueta fe. laesperanza
yla caridadson •:,,.1nudes sobrenaturalesitúusas e.n Ja persona": J. F. Sellés, Los hábiror
adquiridos, cuadernos de Anuario Filosófico. Servicio de Publicaciones de Ja Universidad de
Navarra, Pam plona. 2000. p. 9. Por lo de.más. Jas virtudes sobrenaturales. supuesta Ja
infusión, pueden ser actualizadas cuando el hombre quiera, y e.n esto se diferencian de los
dones. que sóJoactúan cuando Dios quiere. como vere.mos más adelante. Merece la penacitar a
Enrique Martínez en un brillante artículo aeerca de Ja educación de la virtud: "Sin embargo.
en Ja vida sobrenaturaJ eJ agenteeducativo principal siempre es Dios. y el educando trataráde
responder adecuadamente a la iniciativadivina. cooperando cone.JJa enel caso de tas virtudes.o
noponiendo obstácu1os eneJ caso deJos dones'': E. Martíne.z, "Educaren la virtud. Principios
pedagógicos de Santo Tomás". E-a.quinas. 2003(1, 1). p. 3S. Y más adelante:"Es verdad quela
iniciativaen toda ta vidasobre naturaleS de Dios. especialmente en taactuación deJos dones deJ
Espíritu Santo: mas e.n Jo que puede actuar el hombre -las virtudes infusas:, pre:..-upae:..'i.ala
gracia-, éstepuedeenseñar a dispo ne!Se adecuadamente a Ja recepción de estos dones, lo que se
hac:e. sobre todo, por medio deJa oraciónnacida deuna fe viva": E. Martínez."EducarenJa
virtud•'. p.46.
83
sentido dice Santo Tomás que los hábitos del entendinlientose dan en las po
tencias aprehensivassensitivasde un modosecundario.
En definitiva, "la acción de conocer se consuma en el entendinliento, y
por estolas virtudes cognoscitivas están en el nlismo intelecto o razón'«·.
Pues bien, según que capaciten a la razón teórica o a la razónpráctica",
podemos hablarde virtudes intelectuales especulativas y de virtudes
intelectuales prácticas.
l. "La virtud intelectual especulativa es aquélla por la cual el intelecto
espe culativo es perfeccionado para considerar la verdad"21• Ahora, Jo
verdadero puede ser conocido por sí mismo o por otro; a su vez, las
verdades queson co nocidas mediante la investigación de la razónpueden ser
últimas en undetermi nado género o últimas respecto de todo el
conocinliento humano. Y así, pode mos hablarde tres virtudes
especulativas:
a) lntellectus, que es el hábito que perfecciona al entendinlientoen el
co nocinliento de las verdades evidentes. Estas verdades son los primeros
princi pios (identidad -eon respecto a la unidad-, no contradicción -en
relación a la aliquidad-, razón suficiente -en atención a la verdad-,
conveniencia" -eon res pectoa la bondad- y principios derivados, con10 los
de causalidad -eoncreción del de razón suficiente- o finalidad -eoncreción
del de conveniencia-)", y por
virtudes especulativas: ta opinión o la sospecha, por cuanto -aún sie.ndo cienos: hábitos
cognoscitivos (imperfectos)- pueden expresar igualme.nte ve.rdad que falsedad (cfr. ,.,cicaa
Nicómaco, VI, 3, 1139b:Tomásde Aquino, Swnma T/¡¿o/03iae. I-11.q. 57.a. 2. ad3).
n "Respondo diciendo que las virtudes gratuitas[...] tienen conexión. [... ] La razón de la
oo nexiónse puedesacarde tres cosas. Primero. dela caridad -que esla forma delas virtudes-,
con lacual todas tas virtudes son itúundidassimuitáneamente. Segundo, de lagracia -que
escomoun todo potencial para las Yirtudes-. de la cuaJ fluye.n encierto modo todas las virtudes.
como las potenciasfluyen dela esenciadelalma. Tercero. deta mismajusticiageneral":Tomás
deAquino. In 111 Senrenlfarum. d. 36, q. 1, a. 2, co(lacursivaesmía). Y
enotrolugar:"Asícomodelaesen
cia del alma fluyensus potencias. de la gracia fluyen ciertas perfeccioneshacia laspotencias del
alma, a saber, tas virtudes y los dones.con los cuales las potenciassonperfeccionadase.norden a
sus actos": Swnma Thcologiae, III, q. 62, a. 2. co. Por lo demás. también la sensuaJidad -de
acuerdo con la naturaleza de los apetitos sensitivos- puede entenderse en este sentido de
todo potencial
,,. Tomásde Aquino.Swmna Theologiae. 1-II, q. 57.a.2. ad2.
88 Gabriel ).1.uúAndrés
Y no sólo eso, sino que "la moral, y máxime la vida sobrenatural, deben
in fluir positivamente en el arte nlismo y perfeccionarlo, elevarlo y
ennoblecerlo ensu fondo mismo artístico' '. Y así, por ejen1plo,"en el artista
cristiano, la fe y el an1or ardientes pueden fecundar y aniniar todas sus
facultades de creación artística, llevándole a aquel gradode elevación y
pureza, de niaravillosas expre siones del arte, quese admiran en los grandes
creadores cristianos"''.
Pues bien, si el a1te es "la recta razón de lo factible" o "la recta razón en
la producción de las cosas", la prudencia es "la recta razón de lo agible" o
"la recta razón en el obrar". A diferencia del arte, la prudencia sí es ya una
virtud perfecta, pues "presupone la rectitud del apetito" o estar "bien
dispuesto acerca de los fines". "De ahí que la prudencia requiera la virtud
moral, por la cual el apetito adquiere rectitud"''. En efecto, la buena
disposición en orden a los me dios (prudencia) requiere de la buena
disposición en orden a los fines (virtudes morales): el prudente es el que
delibera y elige los medios adecuados en orden al fin debido".
En estesentido, el injusto difíciln1ente puede ser prudente. Y el
imprudente difícihnente puede actuar confo1me a la justicia o ser justo con
virtud bien for mada:sin prudencia, las virtudes morales son fuerzas ciegas.
Y esque "las vir tudes morales nose autodirigen, pues no es propio dela
voluntad conocer nada. Su forma se la deben a la prudencia"''·. En toda
operación virtuosa hay dos ele mentos, la disposición al fin-bien y la recta
elección de los medios concretos, pues nose puede practicar la justicia sinsu
recta disposición, pero tan1poco sin la recta elección de lo justo en cada
caso: las virtudes morales -decía Aristóte les, siguiendo en esto a Sócrates-
"no se dan sin la prudencia", pues sólo es recta la razón quese confo1ma a
ella'6.
"Respondo diciendo que el fin propio de toda virtud moral es
confomiarse con la recta razón; así, la templanza esto procura, a saber,
que el hombre no se aparte de la razón por las concupiscencias; y del
nlismo modo la fortaleza procuraque el hon1bre nose aparte delrecto
juicio de la razón por el ten1or o
1
T. Urdanoz."Introducción aJTratadode loshábitos y virtudes".p. 204.
: T. Urdanoz."Introducción aJTratadode loshábitos y virtudes".p. 204.
i Tomáscíe Aquino.SUmma Theologiae, 1-11, q. 57.a. 4, co:cfr. De viniaibus, q. 1, a. 12.
... "La verdad del intelecto práctico es tomada porootúormidadoonel apetitorecto"(Tomás
de Aquino, SUmma Theologiae. 1.11.q. 51. a. 5, ad3). mientras que ta del
entendimientoespecuJatiYo lo es porcotúonnidad con lacosa.
} J. P. Sellés. IAvinud de la prudencia tegúnTomás de. Aquino. cuadernos deAnuario Filosó
fico. Servicio de Publicaciones cíe la Universidad de Navarra, Pamplona, 1999. p. 36. Y
cfr. Tomásde Aquino, In fil Senrenriarwn,d. 27. q. 2,a. 4, co. adl•2:De veritate, q. 27. a.
5, ad5.
i .Aristóteles, ticaaNicómaco. VI. 13, 1144b.
90 Gabriel ).1.aníAndrés
7
¿ Tomás de Aquino, Swnma Thcologiae. II-Il,q. 47, a. 7. co:cfr. 33,q.
In111 Sententiar1ond,
2. a. 3.
"' Tomásde Aquino. In lll Sementiarum. d. 33,q.2. a. 5,oo.
, M. A. Bel.monte. "Aproximacióna una genealogía deta prudencia", E-aquinas, 2005(3. S). p.
11.
:, Tomásde Aquino.SUmma TJieologiae. U-II.q. 47, a. s.co: cfr. In Romanos, 8, lect. l.
:: Ladeliberación esunaoperación inmanente. Nose trata. pues, cíeaoonsejar o pedirconsejo
a otros -algo que también es importante-. sino de aconsejaue, sopesando los:pros y Jos contras
de unaaoción:cfr. J. P. Sellés. La vinud de la prudencia se31inTomásde Aquino.p. 45.
:: El matiz que diferencia a la prudenciade la sínesis es claro: "la prudencia es preceptiva,
en cuanto su fin es determinar Jo que hay que hacer o no hacer, pero lasínESis essólo
judicativa"; Tomásde . quino, In Ezhicam. VI.Ject 9. n.6.
92 Gabriel ).1.aníAndrés
para elegir. y c:ede ante ta atracción de las pasiones": J. F. Se.J!és, La. vinud de la prudencia
según TomásdeAquino,p.102.
:, "Unhombre inconstanteesquie.nse despreocupa porflojera de nevara cabo lopropuesto ylo
decidido. Lopropuesto se debe a1 juicio práaico de la razón. Lo decidido, a ta elección de
la
-::olw\tad":J. F.Sel!és, La 1,inud de. la prudencia segúnTomásde Aquino.p. 105.
:, Tomás de Aquino, Swnma Theologiae, 11-11, q. 47, a. 9, co:cfr. Aristóteles. ,,,ticaa Nicóma
co,VI,9, 1142b.
, Por lo demás. a cada una de las partes integrales de la prude.ncia se opone unhábito, si bien
no todos ellos constituyenense.mido estricto vicios; algW\osson más bien impedimentos para el
ejercicio perfeetode lavirtud. Y así, podemos hablarde olvido, ignorancia,
irracionalidad,indoci lidad, imprevisión, falta decircunspección, faltadecautela
ytambiénnegligencia
i J. P. SeUés, La.vinudde la prudencia se31ínTomás deAquino, p. 172.
l. 3. La··!etUl'ld¡ t1atun1en··del alma 93
-La astucia -se ordena al fin, sea buenoo malo, sin reparar en los
medios incluye elengaño, el dolo yel fraude, que constituyen la ejecución de
la astucia, biensólo con hechos (fraude), biencon palabras (dolo in verbis o
mentira), bien con hechos y/o palabras (engaño). Surge cuando, en Jugar de
someter la volun tada la recta razón, eligiendo los medios adecuados
enorden al findebido, es la razón la que se pone al servicio de la voluntad
para legitimar artificiahnente - mediante el engaño y las argucias- y llevar
a efecto por cualquier medio sus inclinaciones. La astucia, tan reputada por
Maquiavelo como viltud del buen Príncipe", es en realidad vicio opuesto al
buen gobierno de la prudencia. "Compañeros suyos son [ ) la doblez, la
simulación, el disimulo,la apariencia,
etc. Se to1na, pues, hipócrita'"'.
-La ex,eesi>a preocupación por las cosas temporales -pues se ha de
atender preferentemente a Joespiritual6'-y del por>enir -<lebiéndose reservar
la inquie tud para su debido tien1po-. Y esto bien"a causa de tomar los
bienes materiales, las posesiones físicas, el trabajo, los negocios, el placer,
etc. con10 fin en sf', bien"a causa del interés excesivo [ )que ponemos para
allegar recursos, aca
rrear méritos, etc.", bien "por el temor excesivo a perder en el futuro Jo que se
tiene[... ), y ello a pesar de poner los medios razonables para que no se
pierdan los bienes de que se dispone". Y es que "en rigor, sin medida
lasolicitud no es virtud,sino un 'vicio' opuestoa la prudencia"".
3.::vfención aparte merecela sindéresis o razón natural, que esel hábito
inna to de la razón práctica, equivalente al hábito de los primeros
principios de la razón teórica.La sindéresis proporciona el conocimiento de
los primeros princi piosde Jo operable, los principios prácticos o del orden
n1oral, como"los fines de las virtudes n1orales' ' y las potencias del ahna y
"los preceptos de la ley natural",;, de tal modo que "la sindéresis nmeve a la
prudencia como el enten dimiento de los principios a la ciencia"". "An1bas
viltudes [la sindéresis y el intellectus] -<!ice García López- son naturales,
surgen de manera espontánea y sinesfuerzo alguno; no faltan en ningún
hombre, y son la base de todas las de-
más[...). Nadie puede dejarde ver que una cosa no puede ser y no ser al m.ismo
tiempo y bajo el mismo aspecto (primer principio de la inteligencia), ni
tan1poco que hay que buscar el bien y rechazar el mal (primer principio de la
sindére sis)"'".
Como dice Juan Femando Sellés, la sindéresis y el hábito de los primeros
principios especulativos "son perfecciones de entrada con que a modo de inr
trumento cuenta el entendimiento agellte""'. Así Jo dice Santo Tomás
explícita
mente: "los primeros principios de la demostración [...) son en nosotros como
los instrumentos del entendimiento agente por cuya luz está vigente la razón
natural,,;'. Sin embargo, el Angélico los ubica -junto con el resto de virtudes
intelectuales- en el entendinliento posible: "Si hay en el entendimiento posible
algún hábitocausado inmediatan1ente por el entendimiento agente, tal hábito es
inconuptible tanto porsí con10 por accidente. Y de esta natw·aleza son los hábi
tos de los primeros principios, tanto de los especulativos con10 de los prácti
cos"72.
Pero,¿cómo es posible quesean innatos y, al mismo tiempo, causador por
el entendimiento agente en el posible? Prosiguiendo los planteamientos
tomistas y en coherencia con ellos, podemos afimw que los hábüor de los
prin1eros prin cipios como tales hábitos radican en el entendimiento agente -Jo
cual afianza nuestra comprensión del intelecto agente con10 potencia-, pero el
conocimiento mismo de dichos principios, como cualquier otro
conocimiento, reside en el
posible. Por Jo demás, como el resto de los hábitos, son susceptibles de creci
miento, y también de decrecimiento, aunque no puedan desaparecer en cuanto
tales. En estesentido, ni en los principios prácticos ni en los especulativos cabe
el error propian1ente dicho".
Pero los hábitos intelectuales -como indicamos antes- sólo son reahnente
virtudes si se ordenan al buen ejercicio de la voluntad y, con ello, a las virtudes
morales;'_Nos centraren1os en la templanza, la fortaleza y la justicia que, junto
con la prudencia, constituyen las cuatro virtudes cardinales, a las que todas
las demás remiten en última instancia y que"reivindican para sí aquello que
perte nece comúnmente a todas las virtudes";;_ La justicia es la virtud
cardinal de la voluntad, que radica en ella con10 ensu sujeto; la fortaleza, la
del apetito irasci ble; la templanza, la del apetito concupiscible; y la
prudencia, como hemos vis to, la del entendinlientoensucone,,;:ión con la
volunta '.
l. "Lo propio de la justicia entre las demás viltudeses que rija al hombre
en las cosas relativas a otro"11• Dicho en palabras de Pieper, justicia es"la
capaci dad de vivir en la verdad 'con el prójimo'""; "por eso -dice
Aristóteles- la justicia parece nmchas veces la más excelente de las
virtudes"". De esta forma "se dice justolo que co1Tesponde a otrosegún
alguna igualdad[ ). De alú que
el objeto de la justicia, especialmente y a diferencia de las demás virtudes, se
detemlina por sí mismo, y es llamado lo justo. Esto es el derecho"". De
este modo, "justicia es el hábito según el cual uno,con constante y perpetua
volun tad, da a cada cual su derecho"". Este dar a cada cual su derecho ha
de enten derse ensuconecto sentido: nose trata de dar a cada uno loque le
pertenece en propiedad, lo cual puede ser un mal en determinados casos,
sino de darle loque se ledebe"según igualdad de proporción"".
La justicia se divide en tres especies, y toda otra fomia de justicia se
reduce a algunade ellas:
les toma lanaturale·zacomo órexis- ennue:..-tra naturaleza": A. M. Gonzále::z. "Las fuentes dela
moralidad a laluz delaética aristotélica dela \lirtud". Sapiemia, 2001(56). p. 366.
n Tomáscíe Aquino.SUmma Theologiae, [J.II.q. 123, a. 11. co.
'6 Esto noimplicaque todas las \lirtudesderi\•adas radiquen en lamisma potenciaquesu virtud
principal. Y así, porejemplo, lacontinencia-pane potencial dela templanza- tiene susedeenla
-:;olw\tad.
n Tomásde Aquino.SUmma Theologiae, [J.II.q. 57, a. l.co.
'' J. Pieper.lA.svirtudes fundamenzaler.p. 18.
" .Aristóteles, ticaaNicómaco. V. 1, 1129b.
!:I Tomáscíe Aquino.SUmma Theologiae. lJ.II. q. 57,a. l. co. Nohe.mos cíeconfundireJ derecho
conla nonna, puestodo el orden moralesendefiniti\•a normativo.El derechoestablece Jo debido
enjusticia, atendiendo así a las exigencias de.J otro (debizwn legale). Este rasgo -que implica
la altertdad de la relación y la igualdad de lodebido-. junto con laobjetividad, ta exterioridad y
la coercibilidad,sonlas notas esenciales del derecho yel ordenjurídico en el conJwuo
delanorma
tividad ética: cfr. SU.mma Theologiae, n.n.q. 57. E1 estudio detenido de la ley (di\lina.eterna.
natural yhumana) encuanto razónyraíz delderecho. encuanto regla ymedida de todoslosactos
humanos(razón práctica.prudencia) yprincipiorector, por tanto, de todoel ordenmoral, escapa a
tas pretensiones deeste trabajo.
ti Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. lf.II.q. 5S, a.
l.co. n Tomáscíe Aquino.SUmma Theologiae. lJ.II.q.5S, a.
11.co.
96 Gabriel ).1.uúAndrés
Enel plano de las virtudes teologales, también ta caridad puede decirse '\lirtudgeneral', por
cuanto ordenael actode todas las \lirtudesal ble.n divino. Por lodemás, Santo Tomásda a
'biencomún' ensus distintas obras unsentido muy amplio, incluyendo todos los tipos de
comunidad, como la comunidad de fines. Y así podríamoshablarde Dios -biencomún por
esencia- y de la bienave.n turanza natural ysobrenatural -en cuanto que fin en e.J que
convienen todos los hombres-. Pe.ro aquínos referimos albien comúnde. la socfedad. cuyo
ordeneS reguJado por lajusticia y, más en concreto. por la justicia legal, querecibe estenombre
precisamente porcuanto la leyes orde.nada a1bienoomún.
,. Tomásde Aquino.SUmma Theologiae.11-11.q. 58, a. 6. ad4.
t} Al margen quedan los derechos fundame.ntales. que. en cuanto que pe.nenecen a ta
propia naturalezadel hombre. en ningún caso pueden serusados oomo moneda cíe cambio para
ta con traprestación. Volveremossobre ellounpoco másadelante.
i,s Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. U-II.q. 5S, a. 12.co.
98 Gabriel ).1.a.l-JAndrés
mayores cultos y honores que los que podamos rendirle-, sino en atención a
otras circunstancias, con10 rendir culto a quien no se debe o cuando no se
debe. Y así, el paradigma de vicio opuestoa la religión por exceso es la
supersiición (idolatría, adivinación y prácticas supersticiosas). Y por defecto
se le opone la irreligiosidad (tentación de Dios, perjurio, sacrilegio y simonía).
La piedad consiste en rendir a los padres (y, porextensión, a todos los con
sanguíneos) y a la patria (y, por extensión, a todos los conciudadanos y
amigos de la patria) el honor y el cultodebidos, a través de la reverencia y la
obediencia (sunlisión o servicio). "Después de Dios, a quien más debe el
hombre es a los padres y a la patria"". Esta misma jerarquía establece el
límite de la piedad: "Si nuestros padres nos inducen a pecar y nos apartan del
culto divino, debemos abandonarles y odiarles'm; el vicio por excesosería,
pues, el culto exagerado a los padres (y a la patria). Pero si no inducen a pecar
y en cuanto que "el culto rendido a los padres por piedad puede referirse a
Dios"", no debemos abando narles por seguirla religión: éstesería un casode
impiedad o vicio por defecto.
Laobservancia consiste en rendir el culto, el honor y la obediencia debidos
a las personas "constituidas en dignidad""; (príncipes, jefes del ejército,
maestros y, en sentido an1plio, a los virtuosos). Tiene dos especies, a saber,
la dulfa, por la quese honra a los superiores (en sentido amplio, a los que
gozan de alguna excelencia), y la obediencia, por la quese les obedece. Frente
a la observancia, el exceso de culto y la útobservancia.
Por la penitencia nos dolen1os y anepentirnos de nuestros nlalos actos
pasa dos"' en cuanto ofensas a Dios y nos esforzamos por enn1endaJnos y
reparar el pecado. Los vicios contrarios son la impenitencia -por defecto- y la
exagera ciónenel dolor y elesfuerzo por faltas nimias.
Por la gratitud recompensamos (retribución afectiva y efectiva) a todo
aquél que nos hace algún bien gratuitamente, conlo que la obse1vancia, la
piedad y la religión serían formas superiores de gratitud. La gratitud tiene tres
momentos: reconocer el beneficio recibido, dar las gracias y recompensarlo
según las pro
pias posibilidades y en buen tien1po y lugar. La recompensa en casos en ws
que no se debe o antesde lo debido, por un lado, y la útgratitud, por otro,
engendran los vicios opuestos.
!r.•Comodice cana.Js. Ja codicia de riquezas esel vicio "que más iruned.iatame.ntepone en mar
cha una convenio ad crecaurar y que puede Uevara una pérdida del fin último de la vidahmna
na": F. Canals."La perezaactiva". E-aquinas. 2004(2. 1). pp. 3-4.
!,: P. Canals:, "Laperezaacti\1a",p. 4.
m Aristóteles, ... ticaa.Nicómaco. IV. 6. 1126b.
!" .Aristóteles, ... ticaa Nicómaco. VIII, 1, 1155a.
Aristóteles, ... ticaa Nicómaco. V!ll, 1, 1155a
!),<
afánde gloriase niega a cumplir los preceptos de los supe.Iiores), la jactancia (iaaanzia, que
busca lagloriacomo fin pormedio depa1abras), lahipocresía (hypocrisir. que, como vicioopues
toa la veracidad,simula teneruna personalidad distinta y. como hijacíe Ja vana!.Ioria, busca 1os
honorescomo fin por mediode hechos:fingidos). ta disputa (comenzio, que en su afán de gloria
discute agritosen lugar de buscaracuerdos:), Ja peninacia (pcninacia. que para alcanzar Ja gloria
-buscadacomo fin- desprecia eJparecerde los mejores),)a discordia(discordia, que. con elafán
cíe alcanzar Ja gloria. no c:ede paraannonizarsu -::oJw\tadoonJa deJos demás) yeJ afánde nove
dades (novitatum praesumptio. que busca Ja gloria como fin por medio de hechos reales:). La
105
sidades --eualquier adversidad- nos aparten del bien: "La posesión conlleva
quietud de dominio. Y por esto se dice que el hon1bre posee su alma por la
pa ciencia, en cuanto ésta arranca de raíz las pasiones de las adversidades, las
cua les inquietan al alma""'.
Hay dos matices que diferencian a la fortaleza de la paciencia, siendo ésta,
noobstante, parte potencial de aquélla. En primer lugar, la fortaleza tiene
como función propia soportar los males más difíciles de resistir, a saber, los
peligros de mue1te, nlientras que a la paciencia compete soportar cualquier
mal. En se gundolugar, la fo1taleza reside propian1ente en el apetito irascible
-pues versa sobre los temores-, nlientras que la paciencia se ubica en el
concupiscible -pues se ocupa de las tristezas-";_Son formas de la paciencia la
longanimidad -que fortalece al ánin10 en su tendencia hacia el bien cuando
éste es lejano- y la constancia -que hace lo propiocuando la buena obra
requiere unesfuerzo con tinuado-. El vicio opuesto a la paciencia es la
impaciencia.
La perseveraJ1cw fortalece al ánin10 para que pueda llevar a ténnino la
obra virtuosa, persistiendo firmemente en el bien cuando la obra se haya de
prolon gar en el tiempoo sea necesaria una repetición continua de actos, y
ellomedian te la n1oderación del temor a la fatiga, al tedio, al
desfallecimiento, a la mono tonía'"... La dificultad en este caso proviene de la
misma duración de la obra virtuosa; y en esto justamente difiere de la
constancia, pues ésta fortalece para persistir en el bien frente a los
impedin1entos externos.
Los vicios opuestos a la perseverancia son la molicie o flojedad -por defec
to- y la terquedad o pertinacia -por exceso-. La primera hace apartarse del
bien ante dificultades que por su levedad podríanser soportadas; la presión
más débil la ejerce la tristeza causada por la privación de placeres, de tal modo
que la molicie en su máJi:ima expresión llega a despreciar el trabajo y todolo
laborioso
(delicia) y buscar por encima de otras muchas cosas superiores el alivio del
juego o cualquier otro descanso. La segunda hace persistir en algo
conobstina ción y porfía, aferrándose -por ejemplo- a la propia opinión más
de lo conve niente.
A la virtud de la fortaleza corresponde en el cristiano el don homónimo
que, cuando Dios quiere, robustece el alma para el ejercicio de la virtud
heroica, infundiendo en ella la absoluta seguridad de que podrá superar todas
las dificul tades -por grandes que éstas sean-y llevar a término la obra
virtuosa steesel
donmás propio de losmártires, y es dirigido por el dondel consejo.
3. La templanza o morigeración'"aten1pera, n1odera o reprime, según el
ca so, losdeseos y placeres sensibles'" -e indirectamente el resto delas
pasiones paraque la inclinación del apetito concupiscible (propiamente en lo
que respec ta a las pasiones principales -más naturales y más atrayentes-,
que son las pa siones del tacto y del gusto pertenecientes a la conse1vación
de la naturaleza, con10el deseo de comer o los placeres venéreos)
pennanezca dentro de loslími tes racionales, de tal modo que no aparte ino
que acerque- al bien de la ra zón''°. Y es que las pasiones que tienden a los
bienes sensibles no repugnan en sí mismas a la razón, pero han de ser
subordinadas a ella, de tal modo que ésta pueda utilizarlas como
instrumentos para la consecución de bienes superiores. Merece la pena traer
un textosumamente clarificador de J. A. Brage Tuñón:
"Templanza indica moderación: ésta es su razón fomlal. Pero no una
mode ración cualquiera, sino aquélla propia de la razón. Por tanto, para
Santo Tonlás, la ten1planza noes una oposición a la inclinación natural del
hombre, ser racional poresencia, sino la virtud que le penrutedirigirse al
biencon to das las fuerzas de su naturaleza, corporal y espiritual, creando
un orden in terior en sus potencias y tendencias sensibles. Este orden es el
dictado por la
?:1.Aristóteles usa el ténnino owq:,Q<OV parareferirse alhombre te.mpe.rado; cfr licaa Nicóma.
co.111. 11.1119a
m "Hadedecirsequelas delectaciones espirituales están porsí mismas de acuerdooonla
razón. de donde no es prec:is-o refrenarlas más que accicíentalme.nte, cuando una deleetación
espiritual aparta de otra más dignay más debida":Tomás de Aquino, S1onma Theologiae, 11-Il, q.
141, a. 4, ad4.
m "Dedonde es patente quela templanza no escontraria a la inclinación de la naturale·zahmna
na. sino que conviene oonella. Sin embargo. sí esoontraria a la inclinación deJa naturalezaani•
mal.nosujeta a la razón":Tomás deAquino. SUmma Theologitu.11-11. q. 141.a. 1.ad!. Aristóte
les ya había dicho que los pJaceres objeto de ta te:mpJanza son"los placeres de que participan
también Jos demásanimales". p!ac.eresque por eso"parece.n se1viles y bestiales". si no sonregu
lados:porJarazón: A.Iistóteles rfcaaNicómaco, llI, 10.11lSa.
108 Gabriel ).1.aníAndrés
nos de. Fz1oroft'a., 200S (13. 5). Pamplona, p. 477. Degran interés resultalarelación que esteautor
establece entrela templanza y la salud psíquica pues, como dice. el deseo irunoderado debienes
sensibles Ueva a la constante insatltj'aoción, a la frustración y.en última instancia, a la an:,;edad:
"La naturalezadela templanzasegún SantoTomásde A.quino". pp.443-444.
?,: .Aristóteles utiliza eJ término ct%ój,aO'to : cfr.Aristóteles.,,.n·caaNfcómaco. II, 2. 1104a
!,: J. A.BrageTuñón."La naturaleza de la templanzasegún SantoTomás de Aquino".p. 453.
Y es que,si bien toda virtudes bella, Ja templanza goza de una belJeza especial: "A Jo
tercero hay que decir que, aunque ta belleza conve.nga a cualquier virtud, sin embargo es
atribuida a la tem planza de unmodo excele.nte, yello pordos razones. Enprimer Jugar,
según la razón común de te.mplanz.a, a Ja cua.1 pertenece cierta proporción moderada y
conveniente. en Ja cuaJconsiste Ja razón de belleza., como hizo patente Dionisio en et capítulo
[V de Div. Nom.. Ensegundo lugar.
porque aquellas cosas que refrena la tempJanza son Jas ínfimas en e.J hombre. Jas cosas que
Je convienen para sí según lanaturaleza animal[...]:es decir, aquellascosas que más afeanal
hom bre. Y en consecuencia, en cuanto que e.Jimina principalmente esta fealdad deJ hombre, a la
tem planza es atribuida mátimamente Ja beUe.za":Tomás de Aquino.SUmma Theologiae. U-II. q.
141.
a. 2. ad.3.
" Tomásde Aquino.SUmma TJieologiae. U-II.q. 145, a. 3. co.
,... Su vicio opuesto es Ja gu.Ja. que da Jugar a Ja alegría necia (inepca laetitia), a la
bufonería (scurrflitas). a la Jocuacidad (multiloquium), a Ja e:..--tupide·z (hebetudo menús
circa imelligen tiam) ...
,: Suvicioopuesto esJaebriedad o embriaguez..
109
1
Tomás de Aquino. Summa Theologiae, ll-II. q. 151, a. l, ad3. Mención apane merece Ja
"'!
seviciao fie.re·za.que esel vicio del que goza castigando, sin conside.rarla culpa:no se opone a
sirrudnatural alguna.sino al dondepiedad(cfr.SUmma Theologiae,11-II. q. 159, a.2).
!"'' C. Aniz, "Introducción al Tratado de la templanza". en Swna ceológica. t. X. BAC. Madrid,
1955,p. 306.
!.U Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. U-II.q. 161, a. 2.co.
,., Tomásde Aquino.SUmma Theologiae,11-II.q. 161, a. l. ad3.
!"':: Tomásde Aquino.SUmma Theologiae. U-II.q. 161, a. 6.co.
111
pequeño frente a Dios y se hunlilla ante ...!con reverencia y ten1or, así como
ante el prójimo en lo que tiene de divino, bien por poseer mayor bondad o
me nosdefectos (ninguno si hablamos de Dios), bien por enfrentar nuestros
defec tosa su Perfección o a sus dones, según el caso. A la hunlildad
con1pete "alejar el árun10 del apetito desordenado de cosas grandes, contra
la presunción"'". "No quiere esto decir que el hunlilde jamás pueda aspirara
nada; no puede aspi rar a nada que sea desordenado, incongruente. Llevado
de la mano de Dios, puede aspirar al misn10 Dios, al nlismo tiempo que
afirma su propia pequeñez y miseria""'. La hunlildad se opone a la soberbia
del quese rebela contra Dios y su grandeza -y contra todo lo que es de algún
modosuperior-, al aspirar a una excelencia excesiva, desn1edida o
desproporcionada confiando sólo en las pro pias fuerzas"'; y también a la
falsa humildad del quesólo busca la propia gloria mediante la exhibición de
signos externos de humildad que no responden a mo vimientos interiores del
alma.
Porotra parte,el hombre-de acuerdoconsu naturaleza espiritual- desea co
nocer. La estudiosidad es la virtud que n1odera este deseo para que la fuerza
intelectiva sea aplicada con el esfuerzo del que a veces aparta la naturaleza
cor poral, perocon apetito recto y sin vehemencia. Seopone por defecto a la
pereza intelectual. Y por e,,;:ceso a la curiosidad, que inlplica desorden en el
deseo de saber, bien porque se busca el conocinliento por razón de algún
mal -como la soberbia o el pecado-, bien por distracción de la mente en
conocimientos trivia-
m Como \limos al hab,ar de la veracidad, he.mes de mostramos ta1 cual somos. en honor a
Ja verdad, y, en este sentido. esta terrera especie de modestia ha de re:.--ponder a Jas virtudes
que moderanlas disposiciones internas (cfr. Tomás de Aquino, Swnma Theologiae. II-ll, q. 16S,
a. 1, adl y ad3), de tal modo que un cuidado e.xcesivo de las formas que no responde a una
buena disposición del e,1>íritu es del todocensurable (cfr. SUmma Theo/03iae. II-II. q. 168,
a. l, ad4; In
Ill Se,uemiarum,d 33, q.3, a. 2. qla. 1,ad.3).
n: Tomásde Aquino. SUmma Theologiae. U-II.q. 169, a. 2.ad3.
l. 3. La··!etUl'ld¡ t1atun1en··del alma 113
3. Lasvirtudes teologales
:::: i.las
teologales son la fe, la esperanza y la caridad, virtudes que, junto con los
dones del Espíritu
virtudes n1orales sobrenaturales, son infundidas en el alnia con la
todas las virtudes cardinales --Oice García López- "son necesarias para cada
una de ellas, y cada una de ellas lo es para todas las demás", y esto es lo que
hace que formen"un verdadero sistema""'. Enefecto, las virtudes tienen muy
diver sas materias, pero comparten un nlismo elen1ento fomial que es, como
ya vi mos, la preparación del ánimo. Esta disposición del ánimo, este
elemento for nial de toda virtud, se adquiere con la prudencia -en el plano
natural- y con la caridad (a través de la prudencia infusa) -en el
planosobrenatural-.
Y así, "la caridad es la forma, n1otor y raíz de toda viltud"'o;, de tal modo
que"quien tenga caridad es necesario que tenga también todas las demás virtu
des"'"': con la caridad son infundidas sin1ultáneamente todas las virtudes sobre
naturales, a saber, las viltudes teologales, la prudencia sobrenatural, la justicia
infusa, la fortaleza sobrenatural... , recibidas con la gracia167• Pero hablamos del
bien hUlllano, del plano natural, de la naturaleza del alma, y aquí la conexión
entre las viltudes se produce en la prudencia adquirida. "Todas las virtudes mo
rales se conectan con la prudencia, y cuando se conectan entre sí, lo hacen a
través de la prudencia.Tal es el sistema que ligaentre sí a las viltudes morales o
activas""'. En efecto, a partir del ejercicio de las distintas viltudes morales -
pues para la recta razón de prudencia hay que estar bien dispuesto respecto de
los fines'"- bajo la dirección de la prudencia imperfecta o parcial -el primer
ejercicio de la prudencia-, se va forjando la prudencia perfecta, completa, total
o urútaria, que tiene por materia todas las virtudes morales y dispone para hacer
el bien en todas las circunstancias: "la viltud n1oral perfecta es el hábito que
:,s. J.García López, Vinudy personalidad según Tomás de Aquino. p. 193. "Así, nadie puede
posee.r la prudencia como\lirtud cabal ycompleta, si no posee también la justicia ylafonalezay
ta temperancia:ni hay alguienque puedaserjusto. demaneraperfecta.si noposee las virtudesde
ta prudencia. de la fortaleza y de ta temperancia. y así sucesivamente": Vinud y pc-rro1UJ1idad
seg1inTomásde Aquino,p. 194.
:-s: Tomásde Aquino.De 1,,inutibus, q. 2.a. 3. co.
'·" Toma• s •e .•.q. umo. Ln/C. .l.1mm'bus, q-. . a.2.co.
:i, Podemoshablar, noobstante., de unordendispositivo entre tas virtudes teologales, pues la fe
dispone para ta esperanza yésta, para la caridad. Estohac.e posible pE.rder una \linud teo1oga1 sin
perdersus virtudes dispositi\•as.si ble.nsincaridad Jos otros hábitos teologales noserian virtudes
perfectas. Las \li.rtudes morales sobrenaturales, por lo demás. guardan una estrecha relación con
tasreo!og:ales. pues"sonhábitosoperati\'os itúundidos por Dios en las potencias:delhombre.para
que todos losactos cuyoobjeto no es Dios mismo, se vean iluminados por la fe ymovidos porJa
caridad, demodo quese ordenen siemprea Dios":J. M. Iraburu,Por obra del Espíritu Santo, p.
19.
:-ss J.García López.Vinud ypc-rro1UJ1idadregún TomásdeAquino, p. 196.
Y sobretodo re:.--pecto del último fin. Porello Jas \lirtudes naturalessólo
:-s;-
seránabsolutamente perfectasconla caridad yJas demásvirtudes sobrenaturales,si bien
puedendme en unestado de semiperfeocióntambiénen1os"gentiles",enel plano exclusl\•ame.nte
naturaJ.
117
1
inclina a hacer bien la obra buena" ". Y así "resulta claro, por tanto, de lo
que hen1os dicho, que no es posible ser bueno en sentido estricto sin
prudencia, ni prudente sin la virtud moral"1;1 o, dichoen otros
términos,"ninguna virtud [mo ral] puede darse sin p1udencia, y es imposible
tener prudencia sin las virtudes morales""12•
En conclusión, en las virtudes cardinales sólo puede hablarse de una
priori daden el orden de los actos, por cuanto el acto de una de ellas
presupone el de otra, pero node una prioridad temporal en el ordende
loshábitos, pues en cuan to virtudes -en cuanto virtudes perfectas- "todas
1
comienzan a ser simultánea mente en el alma" ". De ahí la importancia de
cultivarlas todas ellas para el crecinliento moral o, dicho de otro modo, para
el perfeccionanliento de la se gunda naturaleza del alnia. La virtud -<lice
Pieper- es "lo má-s:imo a que puede aspirar el hombre, o sea, la realización
de las posibilidades hunianas en el as pecto natural y sobrenatural"17'. Y éste
es el canlino de la felicidad, como sen timiento estable derivado de la virtud,
uncamino que en la nlisma n1edida de su conveniencia a la naturaleza
primera, uncaminoque en la misnia medida enque nosacerca al Bien, resulta
más hondamente deleitable¡;;.
m Tomás de Aquino, Swnma Theologiae. l II.q. 65, a. l. co."Perfecta autem virtus moraJis est
4
El alma es el principio del ser del compuesto hwnano, de tal modo que
el cuerpo es y opera "con y dentro de la vida del alma intelectual"'': "en
esta unión el cuerpo es elevado a la existencia espiritual del alma"". Pero
entonces la muerte no puede ser considerada un hecho de naturaleza física:
"debemos decirque la muerte es unevento espiritual""."El resultado-
concluye Pegis- es ciertamente un misterio, por no decir varios misterios.
Peroelloes, al menos en la enseñanza de Santo Tomás, no más y no menos
misterio que el hon1bre mis
n10" ;.
alma humana, participando así desu dignidad. La presencia del alma espiri
tualse manifiesta en todo elser yel obrar humano"'°.
Yen estesentido se puede hablar con propiedad de la muerte como un
even toespiritual sin negar la inmortalidad natural del alma.
1lcus Vivés, Parisiis. 1856-1877. vo!. ID, pp. 548-549. Por lo demás. también la voluntad
re.aliza sus operacionessin usar de órgano corpóreo y. conesto. también desde la inmediate.z
con la que la
potencia volitiva realiza sus actos se puede demostrar la inmonalidad del alma bwnana: cfr.
Tom deAquino.ConzraGe11Zes. U.e. SO.n. 16.
J. Rodrígue.z Arias."Elmás antiguo y discutido argume.mo para probar la incorporeidad del
almahumana".Esrudios Filosóficos. 1952 (l-2). pp.139-190.
Cfr.Tomás deAquino.Compendium 1heo/03iae,!, c. 84.
Cfr.TomásdeAquino.Deanima.a. )4.adll.
e Cfr.Tomás deAquino.De anima. a. )4.adlS.
ei Cfr.Tomás deAquino.In 11 Senzenzianun. d. 19.q. l. a. Lco.
-o E. Formem.Jd a Tomás. p. 1)4.
D. 4. La iranona!idad del J.lma 137
J.García Lópe,z. "El alma humana y su inmonalidad". en El alma hwnana y ouos escritos
il"iiditos. cuade.mos de Anuario Filosófico. Serie Universitaria. Servicio de Publicaciones de la
Unive!Sidad de iNa\1arra. Pamplona. 2007.p. 45.
Tomás de Aquino.De spin'tualibus creazuris. a 9. ad3:"Et tamen quiaanima ime.Jlectiva est
forma trcllScende.nscorporis capacitatem, babetessesuum elevatumsupra corpus:unde destructo
corporeadhuc remanetesse ani.mae".
:ao Tomás de Aquino. Conua Gentes. II.c. 79, n. 3:"Perfectio autem animaebumanaeconsistit
inabsuacóone quadama corpore. Perficitur e.nimanima scientiaetvirrute".
138
***
,. Cfr.Tomás deAquino. Quodlfbcta, X. q.3, a.2. co. En taCuenión dispuzada sobre la inmor
zalidad del alma se aclaraque esta contrariedad quee.xplica la corrupciónesJa conrrariedad entre
formas:"la corrupción noacontece más que introducidauna forma y excluida otra, lo cual no
podríadarsesi entre lasformas nobubñera contrariedad, pues aquellas cosas que caree.ende
con
trariedadnoseexcluyenmuruameme'':TomásdeAquino(?). De immonaliuue animae, ad6. Y se
añade quelacomposición tsencia-ser nodemuestra lacorruptibilidad de)alma. pues"la sustancia
subsiste.me ene.Jse.res lamismaformayel sersigueporsí a la forma":De immonaliuue animae.
ad5.
, Tomásde Aquino. ConzraGenres.n.c. 55.n..♦.•
Cfr.Tomás deAquino. Conua Getuer. II,c. 55.n.5.
r T. Alvira/ L Claven/ T. Melendo. Merofísica.p. 97.
Tomásde Aquino. ContraGenres. ll. c. 55.n. 5.
V
ELSER DEL ALi\.1A
1
J. capreolo. Defensiones Theologiae Divi Thomae ,iquinatis. Turonibus. Sumptibus Alfred
Cattier. BibliopoJae Edito!S. 1903 (7). p. 3S."Sancrus Tbomas eciam. 2 Conua genziles. cap.
55. ostendit muJtipliciter rationi narurali. quod substantiae ime.J!ecrua.Jessum incorrupñbiles.et
quod nonhabentpotentiam ad non esse".
ISO
}-: Tomásde Aquino. In De caeloet mWitlo. ll, lect. 4. n. 5. "Diec.ndumeSt ergoquod immonali•
tas: signat vitam inde.ficieme.m: vivere autem nonsolum nominal ipswn esse vive.mis.sed etiam
operationem vitae. sicut ime.Jligere est quoddam vive.re.etse.mireet alia huiusmodi. utpatee in
ll De anima et in IX Elltic.. Et adboc e.xprimendumsubiun,g,it.haec autem.scilicet immonalitas,
est vitasempiterna: propte.rquodetiamnon dicit quoddei operatiosit incorruptibilitaS,quae
importat
so1um sempitemitatem i ius eSSe-. sed dicit immonaJitas. ut includat sempitemitatem operatio
nis".
} Cfr. Aristóteles..-'\cerca del alma. IL
" Cfr.T. Al,ira / L CJav,.Jl /T. Melendo.M<1a¡ísica. p.61.
}} Tomásde Aquino. InDecaelo et mwuio.11, Ject 4. n. 5.
: Tomásde Aquino. In I Setuentiarum. d. 17. q. 1. a. 1. ad2:"animacompararu.r ad corpus non
tanrum ut causa agens, secundum quod est moaii corporis. sed etiam ut forma: unde fonnaliter
seipsa facit viverecorpus.secundumquod viveredicituresse vi\'entium".
Il. $. Elser del al:::ia 153
uz docre... D. Thoma i4quiruue Doctore . ngelico autore. Sumptibus Pbilippl Tin,g,hi Florentini.
Lugduni. 1575. p. 319:"anima potestdici incorporea. idest ine-xte.nsaetsupe.rfacultatemcorporis:.
dupliciter:scilicec inessendo et in operando".
:-: J. Rodrígue.z Arias."El más antiguo y discutido argwne.mo para probar la incorporeidad del
almahumana".p. 164.
156
los medios se dirige con cierta comparación, en cuanto que tienen bondad
porsu orden a otro"". Enefecto, la voluntad tiende al bonum, perodentro
de la razón de bondadse da -por así decir- undoble objeto: mientras la
volwi tas ut natura tiende al bien en común, al que se dirige de forma
natural, la voluntas ut ratio se ordena al bien particular, al bienen
concreto, que es me diocon respecto al /Jonumincommuni y al que tiende
de fomia indetermina da ysin necesidad, como resultado de undiscurso
racional yelectivo"".
Ladivisión del objeto de la voluntad -como acabamos de decir- nosupone,
sin embargo, una diversificación de potencias, sino sólo de actos, de actos de
una misma facultad>;o, más precisamente, de momentos en el desarrollo del
conocimiento subyacente. Y es que a todo n1omento en el despliegue
tendencia! de la voluntad ha de anteceder un conocimiento"'. Hay
conocimientos naturales y conocimientos adquiridos, principios
inden1ostrables conocidos naturaln1ente y conocimientos obtenidos por
inquisición o comparación. Entre los prin1eros está el conocimiento del fin
que, en lo que respecta al apetito, es el "ipsum bo
nun1absolute"» o la ipsa bonitas'°"· Los primeros principios considerados en
el ámbito de looperable son proporcionados por la sindéresis o razón natural,
que es el hábito innato de la razón práctica equivalente al hábito de los
prin1eros
principios de la razón teórica1•1• Pues bien, la voluntad en cuanto que sigue al
conocimiento innato de los principios recibe el nombre de voluntas ut natura, y
en cuanto que sigue a los conocimientos adquiridos por obra de la razón -y en
11
J. F. Se.J!és.'1mroducción"aDe \.'en·zaze22. El apetitodel bien.pp. 77-78.
n: E.Forment.B ordendel ser.p. 118.
m- E.Forment.JdaTomás.p.107.
n- J. F.Se.J!és. "Introducción"aDeVen·caze22. El apezizo del bfen.p.71.
m Cfr. L Po!o zica.Hacia una \'eYiión moderna de los remas clás-icos. Unión Editorial. Ma
drid, 1996.p. 143-144.
m L. Polo....ricap. 139.
i::- L.Polo....ricap.137.
D. 6. El alma Sé parada 177
i; La \.ida eterna, Ja nueva vida, en cuanto que es: también \-ida del cuerpo. implica -por
lo demás-una nueva ydefinitiva ordenacióndel cosmos. que nosc.rá aniquilado en su ser -
puesen la absoluta peñección divina no c-.abe e.J mal y. por tanto. tampoco el
arrepe.ntimiemo-. pero sí transformado ensu esencia.
1
J. CruzCruz. ¿inmonalidaddel almao inmonalidaddel hombre?.pp. 95-96.
*' Tomásde Aquino. In111Senzenzianon. d. 5.q. 3. a.2,co.Sípodríamos hablarconcoherencia
de pe.rsona incompleza -comosugerimos- enel ámbitode 1a moral, pues la persona -constituida
omológicameme como tal- está llamada a crecer e.n ta \!Jrrud. de tal modo que sólo así
puede reaJme.me"Uegara ser toque es".
182
Por ser sólo una parte de la esencia del hombre, con10 hemos dicho, el
alma separada es incompleta, es impelfecta. Y todolo imperfecto desea
naturaln1ente alcanzar la perfección -la pelfección de naturaleza-, algo que
el alnia sólo podrá conseguir restituyendo la unidad consucuerpo. Existe en
el alnia separa da, pues, una tendencia natural a la re-unidad, una tendencia
a la regeneración de la persona en su reunión con el cuerpo, un estatuto -el
de persona- con el que el hombre es engendrado, pero que pierde con la
tragedia de su nmerte. En la Swnacontra los gentiles,Santo Tomás
loexpresa con granclaridad:
1
Tomásde Aquino. SUmma Theologiae. l. q. 75. a. 6. co. Es: importante el añadido entre
•
" ...el deseo natural del hombre tiende hacia la felicidad. Pero la
felicidad última es la perfección de lo feliz [la felicidad-perfección]. De
este modo, quien carece de algo para su perfección aún no tiene la
felicidad perfecta, porque su deseo aún no está completamente
tranquilo: todo lo imperfecto desea naturalmente conseguir la pe1fección.
Ahora bien, el alma separada del cuerpo es de algún n1odo imperfecta,
como toda parte que existe fuera de su todo, pues el alma es por esencia
parte de la naturaleza humana. Así pues, el hon1bre no puede conseguir
su últinia felicidad más que si el alma se une nuevamente alcuerpo"".
Este argumento es similar a una de las pruebas de la inn1ortalidad del
alma más conocidas de Tomás de Aquino, y que viene a decir lo siguiente:
lo apete cidocondeseo natural por todo ente es el ser; pero la sustancia
intelectual apre hende el ser absolutamente y en todo tiempo -el ser
perpetuo-, siendo éste, pues, el ser que apetece naturahnente; y la naturaleza
nada hace en vano, luego el alnia huniana es inmortal. Ciertamente, esta
prueba -como defiende Capreo lo- tiene sólo un valor probable. "l\o es
demostración -dice Báñez-, sino cierta razón persuasiva congruente con la
naturaleza de las cosas"'º. El mismo Santo Tomás reduce su valor
probatorio a la categoría de "signum"". Pero es que tan1poco la
resurrección -como dijin1os- puede probarse con el solo amparo de la razón
de modo concluyente. Sólo poden1os argüir razones de conveniencia, pero
razones suficientes para poder reflexionar sobre ella en términos estricta
n1ente filosóficos. Aclarado este punto,sigamos con la argumentación.
Noexistiría esta tendencia natural en el alma separada si ésta no
conservara su fudole personal. l\o hay nada enel cadáverque reclame la
reunión, pues con la muerte el ahna essustituida por otra fonnaque da
alcuerpo otroser específi co, y en esta nueva especie el cuerpo es
con1pleto, es perfecto. En can1bio, el alnia essustancia incompleta,
queproclama loque le falta para reconstituirseen persona. Y loque
lodemanda, justamente, es su índole personal. El almaquiere volver a
vivificar alcuerpo del queundía se separó abruptan1ente, desea hacerle
participar de su ser, de su sempiternidad, de su libertad trascendental, de
su vinculación a Dios.El alma quiere que su cuerpo sea, quiere elevarle a su
exis-
1
Tomásde Aquino. ConzraGenres.IV. c. 79.n. H.
:.? Domingo Báñez. Scholanica Commemaria in primam panem .iillgelici DoczoriJ S. Thoma.e.
Apud Pecrum Borre.mannumTypograpbum Iurarum, subsigno SS. Apost. Peai & Pauli. !614.
p. 145.
:i Tomás de Aquino. SwnmaTheologiae. l. q. 75. a. 6. co:'í.mpossibile est ergo quod
anima ime.J!ecñva sit corrupóbilis. Potest etiam huius rei accipi sign.um ex hoc. quod
unumquodque naruralite.rsuo modoesse desiderat[ ].Undeomne
habensimellecrumnarurafüer desiderat esse
semper. Karurale autem desideriu.m non potest esse inane. Omnis igitur imel!ecruaJis substantia
est incom1ptibilis''(la cursivaesmía).
Il. 6. El alma Sé parada 185
Son muchos los exegetas, teólogos y Padres griegos que han concluido de
estas palabras el paso directo a la inmonalidad de aquéllos que vivieran en el
n1omento de la parusía, perosu contenido doctrinal pareceser más bien otro:
-enel encuentro con Cristo victorioso, no habrá posición ventajosa para
los quese hallen en vida al final de los tiempos;
-y loscuerpos de los justos -de todos los justos, vivos o nmertos en el mo
n1ento de la parusía- serántransfomiados en cuerpos gloriosos.
Con respecto a la cuestión que nos ocupa, parece más plausible esta
últinia interpretación que, por lo demás, es la que defienden San Agustfu y
Santo To más.
parte en acto, pero tiene -<!ice Santo Tomás- naturaleza de parte' •. Con la
nmerte del hombre, el alma deja de infomiaren acto, pero es forma por
esencia y -en cuanto tal- sigue conservando la virtud formativa. El ahna es
forma que subsiste ensuser, que tiene el ser sin depender de aquello a loque
informa. En estesentido, no por separarse pierde las capacidades, aptitudes,
tendencias, vir tudes... que le convienen en cuanto que forma. La condición
de forma perma nece enel ahna tras la muerte.En estesentido, la resurrección
noes antinatural, no es contraria a la naturaleza del hon1bre ni le imprin1e
violencia alguna - aunque, como dijimos, necesita de la intervención
divina, requiere de una ac ción sobrenatural fruto de la libre decisión del
Creador-.
El almaseparada goza de aptitud natural para re-unirse consucuerpo. Lo
re aln1ente violento es la nmerte, ya que cuerpo y alma tienden por
naturaleza a estar unidos. Por su naturaleza particular, el ente natural tiende
a conse1var su ser propio. En el caso del hombre la mue1te llega a ser
trágica, y no ya por la misma corrupción del cuerpo -que, por tratarse de un
cuerpo humano, supone sin duda una inmensa pérdida-, sino porque el alma
espiritual, gozando de una vida dignísima, se ve condenada a vivirla sin él,
como sustancia incompleta.
.. .sta-si se me permite una última incursión en el terreno de la fe- es una de
las consecuencias del pecado original. Así es. El hombre -eomo todo ente
natural goza de virtud conservadora pero, por razón de la materia, es
naturalmente co rruptible, de acuerdocon la naturaleza universal de las cosas.
Su alma es inmor tal, perosu cuerpo -en cuanto que está compuesto de
elementos contrarios- es corruptible. Dios, sin embargo, al crear al hon1bre
en el estado de inocencia, suprimió la inclinación natural de su materia,
suplió el defecto de su cuerpo haciendo -por gracia- inmortal al hombre. Y
lo hizo, no confiriendo directa n1ente al cuerpo la indisolubilidad -pues
esto sí sería antinatural y, por tanto, contradicción divina-, sino dotando al
alma de una virtud sobrenatural que le permitiera preservar al cuerpo de toda
corrupción. ?viientras no pecase, el hon1- bre gozaría de inmortalidad". Así
sería autor de su vida y de su muerte; y así poden1os decir -eomo leemos en
el Libro de la Sabiduría- que "Dios nohizo la nmerte". Pero con el pecado -
pecado de naturaleza- de los Primeros Padres, el
y precisa establea San . gusún:"Adam, nisi peccasset molirurus non fuisset [ ...]. Proinde si
non peccasset Ad.am. non erat expoliandus corpore. sed supervestiendus immonalitateet
incorruptio
ne.utabsorbererur monalea vita. idest.abanimaJi inspirtta.le transiret"; SanAgusón. De pecca
wrummeritiser remissione ezde baptismo pan:uiorwn. l. c. 2.
Ap,ércdice 191
"Ya se ha demostrado que el ahna humana no es una fomia tal que esté
to taln1ente inmersa en la materia, sino que es -de entre todas las
fomias- la que más elevada está sobre ella. Y por ello puede realizar
operaciones sin el cuerpo, es decir, independizándose de él en el obrar,
porque tampoco en el serdepende delcuerpo"'.
Por la independencia 01110/.ógica el ahna consen,a su individuación una vez
corrompido el cuerpo•; la independencia operativa se manifiesta en las
poten cias espirituales, que son las facultades que se atribuyen al alnia "desde
aquella parte que e.,cede al cuerpo"'. Y es que, aunque el ser del alnia sea
también el ser del cuerpo, el cuerpo no alcanza a participar de aquél en toda
su nobleza y virtud'. Enefecto, el cuerpo humano es proporcional al alma
huniana, pues es su materia e instrumento, pero nose adecua a ella
encuantoa su virtus essendi'.
Con esto, el ahna -eonsiderada en sí misma- es independiente del
cuerpo. En efecto, en tanto que sustancia intelectual, en tanto que fomia
subsistente, es con1pletamente independiente de la materia, pues su acto de
ser lecorresponde per se y no por su vinculación con el principio material.
El alnia huniana, "en cuanto excede el ser de la materia corporal, pudiendo
subsistir y operar por sí nlisnia, es sustancia espiritual". Sin embargo, "en
cuanto es alcanzada por la niateria y le comunica su ser, es fomia del
cuerpo"'º y, en cuanto fomia del cuerpo, es sólo ca-principio, parte de la
naturaleza del hombre: "el alnia no tiene la perfección de su naturaleza
fuera del cuerpo, puesto que no es por sí la nlisnia especie con1pleta de
alguna naturaleza, sino parte de la naturaleza huma na"". Cuerpo y ahna son
dos principios complen1entarios que constituyen con juntamente la esencia
del hon1bre: "el hon1bre noes sólo alma, sino una sustan cia con1puesta
decuerpo y alnia"".
El alma espiritual no es fomia material en el sentido estricto del término,
y esto se hace patente en el hecho de que cuenta con potencias
completamente inmateriales. Perosí es fomia sustancial, fomia de una
sustancia constituida por cuerpo y alma. "Cuerpo y alma -dice Dionisia
Roca- no son 'sustancias con1- pletas' que llevan a cabo una actuación
conjunta a lo largo de la vida, sino que
i; D. Roca Blanco. SanroTomás de. Aquino. Ediciones del Ono. Madrid. 1994. p. 41 {]a cUISi\1a
esmía}
,. J. Rassam. IrarotJ;.v:ción a la filosofía de Sanzo Tomás de .-\quino. Rialp. Madrid. 1980. p.
146.
i; Tomásde Aquino. In De anima, II. lecl. l. n. 5.
1
Tomásde Aquino. Deanima, a. l. adl2.
1
• Tomásde Aquino. CoturaGenres. ll. c. 69. n. 2.
194
b) Estudios contemporáneos
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(1998,'2CXl9)
2. ]OSiiÁNCm. GAKdA CuAUKAUO,. La luzdel intelecto DKettle. Estudio desde lametafísica
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Téllcz. Estudio preliminar de Juan Cruz Cruz (1999,'2CXll)
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las teorías medievales dela proposición (1999)
5. TOMÁS Uti AQUlNO, Comentario al librode Aristóteles sobre la inlc.--rpretación. Tradue+
ción eiotroducción deMirkoSkarica. Estudio prc.lirninar,.revisión y
JlotasdcJua" Cruz Cruz (1999)
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7. MA.KÍA ]1-SOS Soro BKUNA v CONCtiPC..:IÓN Au.)NSO Ufl. Rt<.AL,, De proa."SSione mundi.
f.studio yedición crflica del tratadode Domin¡¡oCundisalvo(1999)
8. 0L.CA L. LAIOO¡, La ftlosoffanatural deOckham romo fenomenolOl!;fadelindividuo(2000)
9. TOMÁS UH AQUINO,. Comentario a la llica a Nicómaro de Aristóteles. Estudio prcli
ini"ar y oolas de Cclina A. Lértor.1Mc"doza (2000,. r.lOOJ,. '2010)
10. TOMÁSUfi /\QUINO,. E:q,asición sobreel .,.Libro delascausas".lolroducció",.traducción
y notas de Juan Cruz Cruz (2CXXl)
11. )UAN UtiSANTOTOMÁS, f./ SÍl!;tlO. Cuestiones t/.5, XXI, XXII y XXI)) del 'Ars Logíca·.
fotroducción y traducción aoot.ada de Juao Cruz Cruz (2(XX))
12. . TOMÁS UE AQUINO,. Cuestión dis¡Jutada sobre las virtudes en general.Estudio prchmi
nar, traducción y notas de Laura Corso de Estrada (2íKKI)
13. JUAN CAKAMUtiJ.,.Gramática audaz.Traducción dePedro Arias. Estudio preliminar
de Lorenzo Vcl:izqucz (2CXll)
14. ]J...:;s CAKLiA Ló,,,"'--Metaffsica tomista: Ontolol!;fa, Cnoseologfa y Teolol!;fa natural
(2CXll, '2CXll)
15. TOMÁS UE AQUtNO,. Comentario alos librosde Aristóteles Sobreel sentido y Josensible
.'I Sobre la memoria y la remin da. [l)troducción,. traducción y ootas de Juan
Cruz Cruz (2001)
16. Dmco Uli Av..:NUAÑO, 1ñesaums lndicus (1668). fotroducció" y traducción de Á"gcl
Muiioz García (2CXll)
17. PevKO os L1ve:,,MA, Sobre la perfección del acto de ser creado (1.596). Introducción y
traducción de 5'intiago Orrcgo(2íl01)
18. LouisLACH.ANO Humanismo ¡10lniro. Individuo y estadoen Tomás de Aquino (2íKn)
19. N1c'OI.ÁS os ÚJSA, Diál0So5 del idiota, El1=t,Lacumbre dela teoría.
lntroduociór\ traducción y notas de Angel Luis Conzálcz (2íKll,'2()()8)
20. FKANuS<.-0 UCAKn>Metaffsiro de laesencia. Unestudiodesde Tomásde Aquino (2001)
21. TOMÁS Uti A(lulNO, Comentario a la f-tsica de Aristóteles. Traducción y estudio
pre,-. limioar de Celioa A. Lérlora Mcndoza (2(Xl1,.12011)
22. TOMÁS Uli AQutNO v P1-l.)f{O utt ALVERNIA., Comentario a la Polflica de Aristóteles.
Traducción de Ana Mallea (2CXll)
23. ICNACK) Ve.JWO Bi;KCANZA, 'lñomas 8radwardine. f.l11rob/ema de lalibertad (2íKll)
24. ]UAN Po,NSOr OuANutiSAN10 To.-.,IS), Verdad trascendental y verdad formal. lntro
ducció" y lraduccióo anotada de Juan Cruz Cruz (2002)