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junio / 2019
CONVERGENCIAS
Diseño de portada
Merari Arévalo Meraz / Sandra Alín Ríos López / Ernesto Salvador Ramírez Blanco
Tramas. Subjetividad y Procesos Sociales aparece en los siguientes índices, bases de datos y colecciones:
Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, El Caribe,
España y Portugal (latindex), Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (clase).
PRESENTACIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
TEMÁTICA
Las tentaciones del poder. Política de las pasiones
y fe en la salvación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Grecia Cordero García
Configuraciones pasionales:
hacia una dialógica de la experiencia afectiva. . . . . . . . . . . .175
Raymundo Mier Garza
CONVERGENCIAS
México 1968-2018: saldos de una lucha desigual
La relación entre el Estado y la sociedad civil. . . . . . . . . . . .215
Carlos Pérez Zavala
Yolanda Corona Caraveo
DOCUMENTOS
Soportar el vómito verbal:
de las pasiones en una experiencia grupal. . . . . . . . . . . . . .257
Silvia Radosh Corkidi
Itzel Cruz Palma
Ana Julia Cosquiahuitl Gómez Manzano
Axell Luna Fuentes
RESEÑAS
Sobre La guerra no tiene rostro de mujer… y las pasiones . . . . . .313
Laura Ariana Aparicio Ruiz
ALGO MÁS
Fatum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .321
Fernando Zurita
Presentación
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temática
Las tentaciones del poder
Política de las pasiones y fe en la salvación
Resumen
Abstract
This article takes up some of the main axes of St. Augustine’s thought that
shaped the political thought of the West, such as salvation, conversion and
temptation, in order to offer a philosophical reflection about the exercise
of power and its relationship with morality, support for a “politics of faith”
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Es necesario que ame a Isaac con toda su alma, y amarle aún más –si
ello es posible– en el momento mismo que Dios se lo exige; sólo enton-
ces estará en condiciones de poder sacrificarlo, pues ese amor, precisa-
mente ese amor que siente por Isaac, al ser paradójicamente opuesto al
que siente por Dios, convierte a su acto en sacrificio. Y la angustia y el
dolor de la paradoja residen en que Abraham –hablando en términos
humanos– no puede hacerse comprender por ninguna persona. Sólo
en el momento en que su acto está en contradicción absoluta con lo
que siente, sólo entonces sacrifica a Isaac, pero al pertenecer la realidad
de su acción a la esfera de lo general, es y continuará siendo un asesino
(Derrida, 2006:147).
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¿Salva el poder?
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Teología política
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3 Según San Agustín, “cogitare, significa pensar; pero en su raíz que es cogo, de donde
sale el frecuentativo cogito, significa recoger y juntar; y así, pensar es lo mismo que juntar y
unir las especies que están dispersas” (San Agustín, 2003:331).
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4 Al respecto, René Girard señala que el deseo trasciende al apetito animal: “El apetito
que se siente por los alimentos o por el sexo no es todavía deseo. Es un mero asunto biológi-
co, que se convierte en deseo cuando entra en juego la imitación de un modelo […] El deseo
es mimético –lo que quiere decir imitativo–, el sujeto desea el objeto poseído o deseado por
aquél al que toma por modelo”, hasta que los hombres se convierten en dobles el uno del
otro o idénticos entre sí, lo cual genera una crisis de indiferenciación o conflicto entre éstos,
por lo que los objetos son pretextos para la rivalidad y el motor de la rivalidad es la imitación.
Así, “sólo el deseo puede ser libre, verdaderamente humano, porque elige el modelo más que
el objeto” (Girard, 2006:51, 53 y 59). El hombre no mata a otro hombre en un conflicto
político por la necesidad de adquirir un bien, lo que subyace siempre en todo conflicto de
esta naturaleza es el afán de dominio y la ira del “yo” ante lo idéntico. El hombre no quiere
igual ni semejante a él, de ahí que su complejo sea el de sentirse el Dios-Uno.
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Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/La_tentación_de_San_Antonio#/media/Archivo:
Bernardino_Parenzano_-_Temptations_of_St_Anthony_-_WGA17016.jpg
7 Gilles Rais fue noble y miembro de una de las más reputadas familias de Francia en
el siglo xv. Acusado de pederastia y asesino serial, se le atribuye el asesinato de 140 niños de
entre 8 y 15 años. Rais experimentaba menos placer en el abuso sexual que en la muerte
de los niños. La voluptuosidad era para él, la voluptuosidad de la violencia. Con frecuencia
encargaba a sus servidores la ejecución de las torturas mientras él contemplaba atentamente
el espectáculo. Quería ver correr la sangre. Hacía abrir a sus víctimas en canal y daba luego
su parecer sobre los órganos internos. Colgaba las cabezas y los miembros por doquier y los
comparaba. La cabeza que más le gustaba, la besaba (Sofsky, 2006:53).
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Quien tiene la máxima autoridad es aquel que reina sobre los corazo-
nes de los súbditos […] y aunque no es posible mandar sobre las al-
mas (animus) como sobre las lenguas, también las almas están de algún
modo bajo el mando de la suprema potestad, ya que ésta, puede lograr
de muchas formas, que la mayor parte de los hombres crean, amen,
odien, lo que ella desee. Por eso, aunque estas acciones no son reali-
zadas directamente por orden de la potestad suprema, muchas veces,
sin embargo, como lo acredita ampliamente la experiencia son hechas
por autoridad de su poder y bajo su dirección, esto es, por su derecho
(Spinoza, 2003:355).
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Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_sacrificio_de_Isaac_(Caravaggio,_Florencia)#/
media/Archivo:The_Sacrifice_of_Isaac_by_Caravaggio.jpg
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8 De acuerdo con René Girard, el asesinato del chivo expiatorio canaliza la violencia
colectiva contra un solo miembro de la comunidad elegido de forma arbitraria, y esta vícti-
ma se convierte en el enemigo de la comunidad, que queda, a la postre, reconciliada. De ahí
que su función sea un double bind, esto es, una entidad maldita y deificada, porque repre-
senta el mal supremo –al señalársele como responsable de la crisis– y el supremo bien-dado
que restablece la paz. Asimismo, Girard señala que tener un chivo expiatorio implica no
saber que se tiene porque el hombre actúa más por sed de violencia que por un mecanismo
racional la cual lo conduce a matar a otro hombre, de manera que éste es perseguidor sin
saberlo, aunque intente justificar su violencia mediante el mito y la religión. No obstante, a
partir del judaísmo, Dios deja definitivamente de ser víctima y las víctimas ya no se divini-
zan. Se sustituye al hombre por el cordero como lo atestigua la historia de Abraham: “Dios
proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío” (Génesis 22:8). Situación que culmina
con el cristianismo porque el “Dios proveerá” significa que él mismo se dará en sacrificio
para acabar de una vez por todas con la violencia sacrificial. De esta manera, los Evangelios
denuncian la inocencia y la acusación en falso de la víctima culpable, pasándose del Dios
de lo sagrado al Dios de la santidad que descubre al hombre en su maldad y lo exhorta a
renunciar a la violencia (Girard, 2006:87 y 90).
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9 De acuerdo con Danilo Zolo, la “guerra justa” dentro de la doctrina medieval con-
sistía en emprender únicamente guerras que pudieran ser justificadas con sólidos funda-
mentos morales y combatidas con medios legítimos. En otras palabras, la limitación moral
se extendía no sólo a las “causas” o motivos que podrían legitimar el inicio de la guerra (el
llamado ius ad bellum), sino también a la propia conducta en y durante las hostilidades,
incluyendo en particular el uso de instrumentos militares (ius in bello) (Zolo, 2000:115).
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Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/El_coloso#/media/Archivo:El_coloso.jpg
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Conclusiones
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Referencias
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Los tres nudos del homenaje de Lacan a Duras
Resumen
Abstract
This work deals with the three knots enunciated by Jaques Lacan in the
“Tribute to Marguerite Duras of the outburst of Lol V. Stein”. The three
elements show how the characters involved in each one of them are
interwoven through the gaze and love and the different effects that fascina-
tion provoques. It is love Lacan, in his variety of the love-that-he-did-not-
obtain, the one that will be questioned by the three Marguerite. Caught by
each of them, will by and answer in the field of the letter.
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al sujeto, es lo que lo arroba; es esa opacidad que le confiere al objeto causa del deseo; es lo
que cubre o encubre el falo en tanto que falta. Falo que se presenta como ese plano oblicuo,
anamórfico, en cuyo efecto Lacan no deja de señalarnos una erección.
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“la característica del nombre propio es que está más o menos ligado
al trazo [trait] de su unión, no al sonido, sino a la escritura” (Lacan,
1961:24).
Lacan elabora su “Homenaje…” arrebatado por lo que en este
nombre se encuentra cifrado, que no es otra cosa que el amor en su
relación con el saber. ¿Cuál es esa palabra que habría debido pronun-
ciarse al cerrarse las puertas tras Michael y Anne-Marie? Esa palabra
es el nombre propio, significante del amor, metáfora del amor: “la
‘metáfora del amor’, a saber el vuelco a través del cual, el amado, el
que resulta ser el centro y el objeto del deseo de los otros, deviene
amante, manifestando así una falta y abandonando de golpe su posi-
ción confortable” (Lucchelli, 2012:13).
¿Por qué Lola Valerie Stein no pudo pronunciar ese nombre?
Porque había sido forcluido, nunca había estado en su lugar, ahí.
Recordemos cómo Tatiana asegura que el corazón de Lola es el que
no estaba ahí y, de igual manera, cuando se refiere a Lola en su vida
cotidiana, es categórica: nunca estaba ahí. Basculaba de la alegría a
la indiferencia. En Lola, el corazón y el amor se encuentran articu-
lados en la misma cadena significante. Como efecto de la forclusión
de la metáfora del amor, Lol se encuentra impedida de darle signifi-
cación al amor. En la escena del baile no pudo deslizarse de la fun-
ción de objeto amado –eromenós– a la función de amante –erastés–,
en cuya formulación algebraica Lacan nos muestra el sentido del
amor:
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¿A qué se debe que él no ame? ¿Qué hace que la metáfora del amor
no pueda producirse? ¿Que no hay sustitución de erastés por eromenós?
¿Que él no se manifieste como erastés allí donde había eromenós? Es
que Sócrates no puede sino negarse, porque considera que no hay en
él nada que sea amable. Su esencia es este ouden, este vacío, este hueco
y, para emplear un término que ha sido empleado ulteriormente en
la meditación neoplatónica y agustiniana, este kenosis, que representa la
posición central de Sócrates (Lacan, 2004:183).
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otro ese talismán del que cada uno se descarga a toda prisa como de un
peligro: la mirada (Lacan, 2012:212).
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Es así como Lol llega a formar ese trío; sólo así, como fantasía del
otro, aspirará a participar en los juegos del amor.
La participación de Jacques Hold en ese ser a tres en el que Lol se
suspende de ninguna manera se puede considerar azarosa. Nuestra
antiheroína desconoce que en su apellido lleva la condición de su
búsqueda. Jacques Hold le servirá para sujetar (hold) la mirada, será
su soporte (hold), del que se agarra (hold) como última posibilidad de
respuesta a su deseo. En él, ella pretenderá efectuar la conjunción
de su división subjetiva:
Aun cuando ella haya tomado conocimiento de este hombre, que ella
lo haya aproximado, que ella literalmente se haya pegado a él, como
si ella ahí volviera a juntar ese sujeto dividido de ella misma, el que
solamente ella puede soportar, que es en la novela quien la soporta,
ese es el relato de ese sujeto gracias al cual ella está presente (Lacan,
1965:24).
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De la pasión de saber en Descartes y Spinoza
a la pasión por la ignorancia en el psicoanálisis
Resumen
Las pasiones son parte vital de la historia del sujeto. De ahí la necesidad
de explorar y comentar los argumentos de Descartes y Spinoza, para esta-
blecer articulaciones con el saber psicoanalítico, en específico de Sigmund
Freud y Jacques Lacan. En Descartes encontramos que, al enfrentar el
juego pasional, su dualismo se torna ambiguo, y reconoce pasiones prima-
rias que entrelaza al bien, al mal y al deseo. Por su parte, Spinoza acepta
sin dificultad la unidad alma-cuerpo; la imaginación ocupa en los plan-
teamientos del filósofo de Ámsterdam un lugar privilegiado; el bien y el
mal también se articulan a las pasiones e, igualmente, el deseo ocupa aquí
un lugar privilegiado. En Spinoza está muy claro que el circuito pasio-
nal siempre implica al otro. Retomar la problemática de las pasiones en
el psicoanálisis nos conduce a reflexionar en torno a la ética de nuestra
disciplina y al lugar de la ignorancia en el sujeto. Aquí planteo algunas
consideraciones al respecto retomando planteamientos de Jacques Lacan
y Sigmund Freud.
Abstract
Passions are a vital part of the subject’s history. Hence the need to explore
and comment on the arguments of Descartes and Spinoza, to establish
articulations with psychoanalytic knowledge, focusing on Sigmund Freud
and Jacques Lacan. In Descartes we find that, in confronting the p assionate
game, his dualism becomes ambiguous, recognizing primary passions
that intertwine good, evil and desire. On the other hand, Spinoza ac-
cepts without difficulty the unity of the soul and body; the imagination
occupies a privileged place in the approaches of the philosopher from
Amsterdam; good and evil are also articulated to the passions and, equally,
desire occupies a privileged place here. In Spinoza it is very clear that the
passional circuit always implies the other. Returning to the problematic
of the passions in psychoanalysis leads us to reflect on the ethics of our
discipline and the place of ignorance in the subject. Now we raise some
considerations in this regard, returning to the ideas of Jacques Lacan and
Sigmund Freud.
Introducción
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Pero para entender más perfectamente todas estas cosas hay que enten-
der que el alma está de verdad unida a todo el cuerpo y que, hablando
con propiedad, no se puede decir que esté en una de sus partes con ex-
clusión de otras, puesto que es uno y en cierto modo indivisible debido
a la disposición de sus órganos que se relacionan entre sí de tal manera
que, cuando uno de ellos es suprimido, eso hace defectuoso a todo el
cuerpo (Descartes, 2014b:167).
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o de aquella en que más nos fijamos, con lo cual hay quien confunde
la sensación de dolor con la pasión de aflicción; o de las cosquillas con la
pasión de la alegría, a la que también llaman voluptuosidad o deleite;
o a las de la sed y hambre, con los deseos de beber o de comer, que
son pasiones; ya que, de ordinario, las causas que provocan el dolor
inmutan también los espíritus de la forma requerida para despertar la
aflicción; y las que provocan algún cosquilleo lo hacen de la forma re-
querida para despertar la alegría, y lo mismo sucede con todo lo demás
(Descartes, 2014a:369).
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Hay que señalar que el efecto principal de todas las pasiones en los
hombres es incitar y disponer su alma con el fin de que quieran las cosas
para las cuales preparan sus cuerpos; de suerte que el sentimiento del
miedo incita a querer huir, el del valor a querer combatir, y así sucesi-
vamente (Descartes, 2014b:172).
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de dolor que el alma sufre advierte a ésta de las cosas que perjudican al
cuerpo, dolor que produce en ella la pasión de la tristeza, en segundo
lugar el odio a lo que causa este dolor, y en tercer lugar el deseo de libe-
rarse de él (Descartes, 2014b:209).
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Una de las primeras cosas que me llamó la atención del filósofo ex-
comulgado de la comunidad judía fue que él estableció una relación
evidente entre la ética y las pasiones. Articulación que también ob-
servamos en el territorio del psicoanálisis. ¿Cómo se configuran las
conexiones entre estos dos ámbitos? Veamos si podemos dar cuenta
de esa vinculación.
En Baruch Spinoza (1632-1677) las pasiones son “cuerpos sóli-
dos” que ponen en crisis los ideales, las normas, las reglas, las leyes
creadas por el hombre moderno, por eso se establece una clara re-
lación entre las pasiones y el bien y el mal. Además, en este aspecto
opera de modo permanente la imaginación y el gozo. Mediante una
síntesis paradójica entre cuerpo y alma, las pasiones nos arrojan a un
cuestionamiento del orden social, de las leyes que circulan en la ciu-
dad que intentan promover la convivencia dentro de un sistema de
producción capitalista que avanzaba, a pasos firmes y presurosos, en
la época de nuestro filósofo. En Spinoza, las pasiones son evidencia
de que ese orden social moderno será permanentemente trastocado,
reinventado al calor del amor, del odio, de la tristeza y de la alegría;
del deseo y del gozo.
La potencia de las pasiones se articula a los movimientos sociales,
tienen que ver con el desorden, el exceso, pero también con el esfuer-
zo, señala reiteradamente Spinoza, que conduce a diversas creacio-
nes. Tanto en Descartes como en Spinoza, el cuerpo siempre está en
juego en el devenir pasional, no obstante, nuestro filósofo holandés
tiene menos dudas respecto a esa articulación; ambos reconocen que
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relación entre afecto e imagen lleva a pensar que esa sólida corres-
pondencia entre uno y otro puede ser tal, que no sólo la imagen y
la cosa son lo mismo; de igual modo, imagen y afecto parecen ser lo
mismo. Nos encontramos ante una consistencia, una potencia cru-
cial en la vida de cualquier ser humano.
Un rasgo constante en los afectos es su direccionalidad, en los
argumentos de Spinoza emerge un “hacia él” o un “hacia aquel”, por
lo tanto, existe otro implicado en la trama afectiva: “Estos afectos
de odio y otros similares se refieren a la envidia, que por eso no es
nada más que el mismo odio, en cuanto se considera que dispone al
hombre de tal manera, que se goce en el mal de otro y que, por el
contrario, se entristezca del bien de ese otro” (Spinoza, 2015:125).
Hemos empleado la palabra afecto, como la usa Spinoza, pero
cualquier lector atento se preguntará si esa denominación es equiva-
lente a la de pasión. Esto es así, según las propias palabras de nuestro
filósofo: “Los hombres pueden diferir en naturaleza en cuanto están
dominados por afectos que son pasiones; y, en tanto, también uno
solo y mismo hombre es voluble e inconstante” y adelante agrega
“[…] luego, en cuanto los hombres están dominados por afectos que
son pasiones, pueden ser contrarios los unos a los otros” (Spinoza,
2015:203-204).
Si ya mencionamos el lugar que tiene el deseo en Descartes, es
indispensable recuperar la manera en que Spinoza se posiciona frente
a esta noción. En ese deseo hay un apetito y una conciencia de éste,
por lo que tenemos un pensamiento ligado al apetito de modo muy
estrecho, no hay gran distancia entre el apetito y el pensamiento. Tal
parece que el deseo está constituido por las pasiones y su “apetito”,
que se despliegan en la relación con el otro, lo cual, además, da el
sentido de bueno o malo a ese deseo, pero que toma como referente
el propio deseo:
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El odio encuentra allí los objetos cotidianos con los que nutrirse. Pero,
sería un error pensar que este odio está ausente en las guerras, donde
algunos sujetos privilegiados se realizan plenamente. Tengan claro que
cuando hablo de amor y odio designo las vías de la realización del ser;
no la realización del ser, únicamente sus vías. Y sin embargo, cuando el
sujeto se compromete en la búsqueda de la verdad como tal es porque
se sitúa en la dimensión de la ignorancia; poco importa que lo sepa o
no. Es éste uno de los elementos que los analistas llaman readiness to
the transference, disposición a la transferencia. Existe en el paciente una
disposición a la transferencia, por el solo hecho de colocarse en la po-
sición de confesarse en la palabra, y buscar su verdad hasta su extremo,
en el extremo que está ahí, en el analista. Conviene también considerar
la ignorancia en el analista (Lacan, 1992:404).
Más allá de esa Áte, no se puede pasar más que un tiempo muy corto y
allí es donde quiere ir Antígona. No se trata de una expedición enter-
necedora: tienen ustedes el testimonio por la misma boca de Antígona
acerca del punto al que llegó –literalmente no puede más. Su vida no
vale la pena ser vivida: vive en la memoria del drama intolerable de aquel
de quien ha surgido esa cepa que acaba de terminar de anonadarse bajo
la figura de sus dos hermanos. Vive en el lugar de Creonte, sometida a su
ley, y esto es lo que ella no puede soportar (Lacan, 1995:315).
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lo imaginario, Amorrortu Editores, Buenos Aires. Además, la relación entre ambas modalidades
de saber fue problematizada por José Perrés (1988) en su libro El nacimiento del psicoanálisis.
Apuntes críticos para una delimitación epistemológica, Plaza y Valdés, Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, México.
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Referencias
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La pasión, un empuje a la pérdida
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and hate are constantly present in the life of subjects, and the psychoanaly-
sis creator doesn´t stop working their relationship with sexuality and death.
To Freud, a fundamental reference to the passions’ analysis were differ-
ent literary texts. Its reading, allowed him a detailed inquiry of its ways
to be present and its effects. Literature has approached passions trough
fictions of infinity of authors, and here are taken some narrations of the
viennese writer Stefan Zweig, which contain an important teaching about
that.
Besides reading this author, other philosophy references can be found
in Aristotle, Descartes, Pascal, Nietzsche, and Heidegger, the reflection
can be enriched in order to show, as Lacan did, the ignorance as essential
in passions.
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revela el otro del amor que es su reverso: el odio. Pero antes, en “Tres
ensayos de teoría sexual” (Freud, 1978:208), distingue dos registros
del primero: el del amor –Liebe– llamado “normal” en oposición a la
pasión amorosa que se encuentra regularmente en el enamoramien-
to: Verliebheit.
Para la teorización del amor “normal”, Freud apela al relato de
Aristófanes en El banquete de Platón, el mito del andrógino que ex-
plica cómo cada individuo busca incansablemente reencontrar su
mitad “perdida” para recuperar su supuesta unidad primera. Pero
cuando se trata del enamoramiento, para señalar el componente pa-
sional del amor como una locura transitoria, hablará de “sobreesti-
mación sexual” del objeto (Freud, 1979) o idealización. En este caso,
el objeto ha absorbido al yo, lo que podrá entenderse como el modo
más radical de negar que, como dice Lacan, “la relación sexual no
existe”. Algo, un significante del Otro, atrapa al sujeto enamorado;
un significante que vendría a colmar imaginariamente su falta por un
tiempo. Es lo que se expresa de forma coloquial como “flechazo”.
Literalmente, un significante del Otro “atraviesa” al sujeto para “en-
gancharlo” totalmente a éste.
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de nosotros, aunque sin mirar a nadie, y para apagar la luz del salón de
lectura; después se oyó cómo su voluminoso cuerpo se desplomaba
pesadamente en un sillón, al tiempo que se percibió un sollozo salvaje,
brutal, la única manera de llorar de un hombre que no había llorado
nunca (Zweig, 2001:12).
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espíritu del otro, así como el otro satura el suyo, pero no quiere saber
nada de los orígenes de esta compulsión que tan imperiosamente se
le impone. Quiere saber del otro, de sus rincones luminosos como
de las oscuridades de lo implícito del discurso del amado o la amada
para mejor ignorar lo suyo.
La búsqueda de indicios, de signos y de sentido del apasionado
constituye el fetiche que su pasión de la ignorancia lo lleva a colocar
en el límite de esa hendidura subjetiva, de esa falta del ser en la que
se abre el abismo de lo incognoscible, de la “parte maldita”. Marca-
do por su condición de sujeto dividido, intenta descifrar en el otro
los jeroglíficos que dicen, a la vez que ocultan, el ser abolido por la
acción del significante.
El estado pasional emerge en el momento en que el saber in-
consciente se impone como inasimilable, afirma masivamente su
existencia y su irreductibilidad. En este momento, el apasionado se
apasiona por no saber nada de la presencia de este saber inconsciente
y de su punto de amarre con lo real. Contrariamente a las aparien-
cias, el objeto es un objeto “parcial”, la parte que “le falta” al sujeto,
que desencadena la pasión. Como lo afirma Lacan:
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Referencias
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A espaldas de la política,
enfrentamientos desde el miedo
Resumen
Abstract
Trough out history we have witness certain situations and events where it
can be seen the connection between politics, the practice of power and the
expression of fear. The purpose of this text is the analysis of the political
use of fear like a control method. The Mexican panorama in these days can
let us see some access and disinformation problems. This text relates some
topics that are involved in the Mexican politics with fear and the use of
fear for political uses, like social and political control.
Sobre la política
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Sugestión y manipulación
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2 Cabe precisar que lo categorizado como injusticia tendría que ser visto desde otro
ámbito –como sería la moral, por ejemplo– en lo que no ahondaré en este escrito.
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Sobre el miedo
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Este mal, que se expresa aquí como soledad surge como aquello
que las campañas políticas se adjudican para poder enlazarse y man-
tenerse en esta posición de control. Esta manera de sujetar a la po-
blación a partir del uso del miedo es característica de cierto tipo de
publicidad, de construcción social, de campañas políticas, e incluso,
en la manera de formación del mito. Con ello, el siguiente párrafo
de Erreguerena Albaitero es un ejemplo:
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Se sabe que poder tiene sobre los hombres el temor a la opinión (de los
demás): en el caso de los duelos, por ejemplo, les hace superar el amor
por la vida, el propio estado, la fortuna o el temor del infierno, y su
efecto es tan seguro que de mil hombres que rehusasen batirse no en-
contraremos uno cuyo motivo sea otro que el miedo. El mismo efecto
podrían tener el temor de ser considerado malvado por todos los hom-
bres, inevitable para el culpable si se aclaran sus verdaderos intereses,
o bien el temor a nuestros propios remordimientos. Ese temor existe
inevitablemente en todas las almas (Condorcet, 1710:106-107).
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4 Dentro de los límites que se pueden trazar entre verídico y falaz, no sabríamos definir
a ciencia cierta qué información pertenece a qué categorización, sin embargo, es un punto
que no se desarrollará en este texto.
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Referencias
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catorio”, en El avance de la insignificancia, Colección Pensamien-
to Contemporáneo, eudeba, Argentina.
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Entre la desesperación y la esperanza:
el paciente psicótico en México
Resumen
Abstract
Mental health in Mexico usually, is for those who decided to work in the
clinical field, a very difficult world to face when there is no institutional
support or a multidisciplinary group in which rely to work with.
Epidemiological cost-benefit and socio-economic studies of mental
health grow every year, however the results in the clinic are not what is
expected for these patients, the challenge with the treatment of patients
diagnosed with psychosis is even greater. What is the hope in the clinical
field for the psychotic patient, for those who work with them and for
their relatives? This is a critical work that aims to show the situation of
the patient diagnosed with some psychotic disorder in Mexico, the clinical
approaches that had been implemented and the bet for a different clinic
proposal, the therapeutic companion, as a necessary figure to potentiate
the quality of life of the patients and their social environment as well.
A mi familia.
“Armarse de paciencia”, ¡qué justa es esa expresión! La pa-
ciencia es efectivamente un arma y al que con ella se arma
nada podría abatirlo. Es la virtud de la que más carezco. Sin
ella, nos vemos automáticamente entregados al capricho o a la
desesperación.
E. M. Cioran, Cuadernos (1957-1972)
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lidiar con el estigma social que pesa sobre su ser querido. En la familia
del psicótico aún no diagnosticado se ve al paciente como alguien
“mal educado”, “huevón”, “el niñito consentido” sin darse cuenta de
que este ostracismo es parte de los síntomas, quizá uno de los más
duros de enfrentar, pues inhabilita socialmente a las personas.
El diagnóstico de un trastorno psicótico puede implicar la utili-
zación de éste como un juicio de valor, como algo mediante lo que
se puede aplicar un castigo, algo que borrar, que corregir. El enfermo
es motivo de nuevos señalamientos por parte de los familiares para
culpabilizarse entre sí dentro de la dinámica familiar. Para la socie-
dad será el representante de aquello a lo que no se quiere mirar de
nosotros mismos.
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El tratamiento en la institución:
la paciencia como virtud necesaria
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El acompañamiento terapéutico
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Referencias
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Configuraciones pasionales:
hacia una dialógica de la experiencia afectiva
Resumen
Abstact
The notion of passion is cardinal, and yet hardly traceable in the Occi-
dent’s philosophical tradition. Its genealogy is dense and intricate, vague
and, paradoxically, supported by uncountable everyday pragmatic evi
dence and intimate experiences. The efforts spent in the endeavour of
clarifying and understanding its nature have been restless and nevertheless
unsuccessful. Nevertheless, modern thought has preserved the convic-
tion of the meaningfullness of this notion. It has turned back to crucial
moments in the history of philosophy, chiefly classical currents and the
definitive contributions of Rationalism, to explore the different facets of
the philosophical, anthropological and political relevance of the concept.
Contemporary readings of Descartes, Hobbes, Leibniz and Spinoza have
built up relevant perspectives for the understanding of the vast and po-
lemic landscape of philosophical problems that still preserve a vivid inci-
dence in the current philosophical approaches. This texts seeks to offer a
brief contribution to the contemporary dialogue on this notion.
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otras series verbales: ser, hacer, tener; así saber hacer, deber ser, poder
tener revelan modos de composición verbal, despliegue de “tensio-
nes inferenciales” derivadas. Las formaciones semióticas involucran
intensidades y calidades pasionales, argumentativas o inferenciales,
propias y singulares, que asumen alcances y relevancias particulares
a partir de las diversas materias expresivas; así, una forma semiótica
visual como la pintura suscitará respuestas pasionales de una calidad
inconmensurable a la despertada por composiciones verbales o mu-
sicales, o por sensaciones táctiles o derivadas de contactos corpora-
les. Las pasiones, como momento autorreflexivo de sentido –como
momentos de la construcción de sí mismo, de autorreferencia del
self– parecen vuelcos súbitos de la experiencia, pliegues fulgurantes
en el desarrollo de los vínculos o como revelación en las disposi-
ciones del sujeto ante el acontecer de los fenómenos. Pero surgen
también como hábitos, automatismos, respuestas de naturaleza cua-
siinstintiva, como formas expresivas de lo pulsional, o bien como
acontecimientos de formaciones singulares del alma humana que se
ofrecen como espectros de signos, índices, articulaciones diagramáti-
cas. Constituyen señales de identidad o de extrañamiento radical de
toda identificación; reclaman inscripciones en la memoria o restos y
huellas residuales, enigmáticas; dan lugar a los relatos sobre acciones
y afecciones que remiten a una tiranía ejercida por agentes inciertos:
impulsos íntimos, pero que parecen encontrar su fuente y perfilar su
naturaleza en posiciones o actores externos.
La pasión participa así de la ambivalencia entre externo e interno
–lo surgido de la conciencia y más allá de ella, emergente de las ver-
tientes irreconocibles de lo inconsciente o surgido de un acontecer
que incide sobre la percepción y afecta de forma duradera o fugaz al
sujeto; lo que inscribe en su experiencia una huella o se disipa en un
olvido inmediato–. La pasión se despliega entre procesos puramente
subjetivos y modos que comprometen la incidencia y el diálogo con
el devenir; preserva una fisonomía dual, revela una potencia surgida
de las dimensiones interiores, tanto conscientes, conducidas por la
atención y la voluntad, como oscuras e inasequibles del sujeto. Esta
dualidad participa en las estrategias para determinar el sentido, el va-
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1 Hume había advertido ya el devenir imperceptible de las pasiones una vez que se
transforman en rutina: “una vez que la pasión se ha convertido en un principio de acción
establecido, no produce habitualmente ninguna agitación sensible” (Hume, 2011:268).
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Las cosas imaginadas como necesarias son más intensas que las imagi-
nadas como posibles o contingentes.
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Se dan, fuera de nosotros muchas cosas que nos son útiles y que por
esto han de ser apetecidas. Entre ellas no pueden excogitarse otras
más excelentes que las que concuerdan enteramente con nuestra na-
turaleza. En efecto, si, por ejemplo, dos individuos, enteramente de
la misma naturaleza, se unen uno al otro, componen un individuo
dos veces más potente que cada uno por separado. Nada pues, más
útil al hombre que el hombre; los hombres, digo, no pueden desear
nada más excelente para conservar su ser que el estar todos de acuerdo
en todas las cosas de tal suerte que las almas y los cuerpos de todos
compongan una sola alma y un solo cuerpo y se esfuercen todos a la
vez, cuanto puedan, por conservar su ser y busquen todos a la vez
para sí lo útil común a todos; de lo cual se sigue que los hombres que
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son gobernados por la razón, esto es, los hombres que buscan lo que
les es útil bajo la guía de la razón, no apetecen nada para sí que no
deseen para los demás hombres y, por lo tanto, son justos y honestos
(Spinoza, 2011:194).
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Referencias
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convergencias
México 1968-2018: saldos de una lucha desigual
La relación entre el Estado y la sociedad civil
Resumen
Abstract
This article deals with the thesis of that in our country we are getting
close to the maturation of a modern political consciousness that assumes
the democratization as an urgent necessity. The longing for justice and
freedom that young students championen in 1968 now have conditions
of possibility to perform.
The historical context for understanding our present inevitably makes
us think in the year of 1968 as the starting point of a long struggle of
broad sectors of civil society, trade unions and many rural and urban social
movements. It also represents the presence of a political culture of Mexi-
can society that was struggling to defend rights and promote libertarian in
the last 50 years.
Introducción
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El origen
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Herencias perversas
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años. Sin embargo, las promesas del nuevo gobierno implican una
cierta dosis de esperanza y expectativa de que este tiempo histórico
tan oscuro se pueda remontar. Recordando la propuesta de (Baruch
Spinoza, 2009) no puede existir el miedo sin esperanza, pero tampo-
co la esperanza sin miedo.
La coyuntura actual
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se debe reconocer que las situaciones de pobreza generan poder, las de-
mandas representadas o mediadas por líderes u organizaciones sociales
o políticas, generan poder de negociar […] se traduce generalmente
en formación de clientelas, en intercambio de favores, pero también
puede derivar en la creación de derechos … Las fuerzas políticas, en es-
pecial los partidos, utilizan las necesidades de los sectores pobres como
motivo de promesas de solución, de falsa solidaridad, reproduciendo
el clientelismo y el populismo […] Se crea una especie de simbiosis
entre pobreza (necesidades, apoyos) mediaciones (promesas-gestiones)
y soluciones (reciprocidad real o simbólica) en la cual se reproduce la
sub-ciudadanía (Durand Ponte, 2007:14).
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Los resultados electorales son sólo indicadores de que algo está cam-
biando, por sí mismos no garantizan la efectividad de un cambio
verdadero; pueden convertirse en cortinas de humo, en distractores
de lo que debe preocuparnos. El índice de criminalidad y violencia
no disminuirá significativamente en el corto plazo aun cuando se
modifiquen las estrategias gubernamentales para enfrentar al crimen
organizado y se cuente con una Guardia Nacional. Sin embargo, se
pueden destacar varias acciones que claramente hablan de un giro
importante en la política del Estado: la guerra declarada en contra
de los huachicoleros aparece como una medida histórica, una acción
valiente y acertada que ningún presidente anterior estuvo dispuesto
a hacer y esto anuncia un cambio de estrategia para enfrentar la de-
lincuencia y el crimen organizado a partir de acciones que reciben el
apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Asimismo, como lo plantea
Zepeda (2019), se han introducido nuevas leyes en el ámbito laboral
que, aun cuando no han roto por completo el control de las élites
sindicales, por lo menos implica la intención de dejar atrás el cor-
porativismo del viejo régimen. Sobre todo, se ha hecho énfasis en la
necesidad de acabar con el dispendio, el saqueo y la corrupción de
la clase política que se apropiaba de manera impune de los recursos
públicos para su propio beneficio.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, también hemos sido
testigos de decisiones y acciones incongruentes del gobierno, sobre
todo en la tendencia a concebir y definir las acciones desde arriba,
sin una verdadera consulta ni participación de los ciudadanos. El
desdén y descrédito del papel de las organizaciones de la sociedad
civil es incomprensible. Si bien en la multiplicidad de organizaciones
y grupos de la sociedad civil existen, sin lugar a duda, algunas que
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han hecho uso indebido del apoyo del gobierno, otras han mostrado
a lo largo de años un compromiso incondicional con las poblacio-
nes vulnerables de nuestro país. Nos referimos, por ejemplo, a las
organizaciones independientes en defensa de los derechos humanos,
centros de apoyo a mujeres violentadas, redes por los derechos de
la infancia, comisiones en defensa de las comunidades indígenas y
grupos que defienden el medioambiente, por mencionar algunas.
Más de 300 colectivos de las organizaciones de la sociedad civil
publicaron un comunicado en el que advierten el grave error del
actual gobierno en relación con su política de descalificar a las orga-
nizaciones de la sociedad civil. Dicen en este comunicado:
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3 “Según datos del Inegi más de 25 millones de mexicanos sufrieron algún delito en
2017”. La Jornada, 26 de septiembre de 2018, p. 1.
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Reflexiones finales
Referencias
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Hemerografía
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“Rómpeme, mátame
pero no me ignores, no, mi vida…”*
El amor como origen del dolor y de la violencia hacia las mujeres
Resumen
La idea del amor está atravesada por múltiples factores, entre ellos y de
manera relevante, el discurso, que es al mismo tiempo vehículo y forma
de expresión de conceptos y valores subjetivos que dan cuenta de una
compleja construcción cargada de significaciones que derivan en lo que
podríamos plantear como “amor apasionado”, éste marca drásticamente
los vínculos amorosos de los sujetos, muchas veces permeándolos de dolor,
incluso de violencia. Propongo la revisión de esta noción del amor a la luz
de dos elementos relevantes en nuestra sociedad: la música y la violencia
hacia las mujeres, no sólo como ámbitos separados, sino como un destino
de esa compleja forma de pensar el amor en nuestra cultura.
* Fragmento de una canción del trío español Trigo limpio, escrita por Juan Carlos Cal-
derón, famosa en México durante la década de 1980. Posteriormente la han interpretado
cantantes como Alicia Villarreal y Edith Márquez.
** Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco,
psicóloga y maestra en Ciencias del lenguaje. Correo electrónico: [vero.alvarado@gmail.
com].
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2 Es decir, como parte de un código que da cuenta de un registro simbólico que el su-
jeto comparte con otros para comprender el mundo, como manifestación de la subjetividad
(Jáidar, 2003).
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o por un tipo de voz, importa lo que ese ritmo y esa voz enmarcan:
el contenido de la canción, la letra, las palabras con que se compone
una canción que otros repetirán a veces con conciencia de lo que
dicen y, muchas otras, sin detenerse a considerarlo.
Dice Carmen de la Peza: “La canción de amor como práctica
ritualizada es un ejercicio lúdico que tiene una doble finalidad. El
canto es a la vez un acto que se agota en sí mismo como puro pla-
cer de cantar y/o bailar, y un instrumento orientado a un fin en el
orden ritual de cortejo y seducción” (2001:130), es parte de un ri-
tual, integrado a la cultura, se canta por amor, al objeto amado, con la
intención de agradar. Pero también se canta por desamor, o bien, por
dolor ante la pérdida del ser amado. En un sentido concreto podemos
encontrar que muchas canciones de contenido romántico (ya sea en
una balada, un bolero, o en una canción del género grupero) el que
canta se ubica como el enamorado que bien puede estar dolido por
el desaire o el desprecio de su objeto amado, o bien puede ocupar ese
espacio para hacerle saber cuán grande es su amor y su necesidad
de estar juntos, nada de eso sería extraño en una canción de amor,
sin embargo, lo relevante es cómo se dice eso.
Como propone Silvia Gutiérrez (2010): “La traducción más li-
teral del pathos es pasión, afección. Se refiere al sentimiento que un
orador pone en su discurso con el propósito de suscitar las emocio-
nes del oyente. El término emoción generalmente es utilizado para
referirse a una perspectiva contemporánea, mientras que el término
pasión implica una perspectiva histórica o vehemente”. Así, tenemos
que el amor apasionado (amor-pasión, lo llama De la Peza), es un
motivo socialmente aceptado y reconocido para cantar, para ponerle
voz al sentimiento que se contiene en una cadena de palabras que, a
manera de rima, se dirigen al objeto de amor. Pero aquí cabe hacer la
diferencia de cómo y qué cantan los hombres y las mujeres, porque
es ahí en donde se cristaliza una diferencia cultural marcada que pone,
con frecuencia, en un lugar de superioridad a los hombres y en uno
de vulnerabilidad a las mujeres.
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3 Ver anexo.
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5 Ver anexo.
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6 Me refiero al sonado caso de una violación tumultuaria que realizaron cuatro hom-
bres jóvenes del estado de Veracruz a una mujer menor de edad. El juicio se logró después
de un año y gracias al esfuerzo del padre de la menor de edad, ya que los agresores son
hijos de familias adineradas que habían logrado detener la acción legal a través de sobornos
a los jueces. Para más información, véase: [https://elpais.com/internacional/2017/04/02/
mexico/1491147030_949215.html].
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251
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De la Peza, Carmen (2001), El bolero y la educación sentimental en México,
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argumentativa”, en Anuario de investigación 2009, uam-Xochimilco,
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Haidar, Julieta (2000), “El poder y la magia de la palabra. El análisis del
discurso”, en Norma del Río (comp.), La producción textual del discurso
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Illouz, Eva (2009), El consumo de la utopía romántica. El amor y las contra-
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Jáidar, Isabel (2003), “Por los senderos de la subjetividad”, en Isabel Jáidar
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Kaminsky, Gregorio (1990), Spinoza: la política de las pasiones, Gedisa,
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La Rochefoucauld, Françoise (2000), Reflexiones y máximas morales, Facto-
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rev/atheread/r13n3.1060].
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”
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Anexo
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documentos
Soportar el vómito verbal: de las pasiones
en una experiencia grupal*
Resumen
* Como en todo trabajo colectivo, la pluma puede ser un portavoz, pero hubo más
voces que ayudaron a construir estos pensamientos ahora convertidos en texto. Por lo cual
queremos agradecer a quienes apoyaron de alguna manera en la elaboración de este do-
cumento: Connie Carreño, Daniel Pérez, Eleazar Pérez y Lizbeth Ramírez. Gracias por
haberse subido en alguna o en varias estaciones de este recorrido.
** Profesora-investigadora, Departamento de Educación y Comunicación, Universi-
dad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Correo electrónico: [[email protected]].
*** Psicólogos egresados de la maestría en Psicología Social de Grupos e Instituciones,
xii Generación, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
Abstract
Pensamiento preliminar
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trucción en grupo que tiene como apellido lo psi levanta, por lo que
hemos escuchado y como veremos más adelante, los significados de
ser analizado por el otro (o por el Otro).3 No sabemos bien quién es
ese otro al cuál se le ha reservado esa palabra y del cual desconfiamos
tanto. Esta desconfianza se hace manifiesta en el proceso grupal en
varias ocasiones, por ejemplo: “Hablar de niveles de verdad, no todo
se comparte, hay miedo a exponerse, la vida ha enseñado que no
todo se cuenta, ni hay que ser transparente…”
Deseamos seguir aprendiendo y aprehendiendo, quizás una bue-
na manera es investigar nuestras fallas, nuestros errores e, incluso,
nuestros fracasos. El trabajo que vamos a exponer aquí justo trata
de un grupo con el que no pudimos lograr un buen acoplamiento.
Desde sus inicios se vio atravesado por: a) hechos institucionales:
problemáticos procesos de selección, problemas de becas, cercano
cambio de dirección de la maestría, carencia de salones y líneas de
investigación excluyentes unas de otras; es decir, grupos de profeso-
res sin interrelación, etcétera; b) hechos grupales: transversalidad en
el grupo, divergencias marcadas en nacionalidades, estados, forma-
ciones profesionales, instituciones de procedencia, incluso socioeco-
nómicas y situaciones personales contrastantes desde gran vitalidad
hasta posibles amenazas de muerte en una alumna y en la coordina-
dora, lo que hizo resaltar lo tanático, que tal vez predominó por los
procesos transferenciales negativos y la dimensión fantasmática, no
hubo apoyo a la coordinación de un observador o cocoordinador, era
amplio el grupo, etcétera, c) hechos sociales: en los que ha predomi-
nado la violencia, el despojo y entrega del país, con altos índices de
violencia y destructividad, al lado de una casi absoluta impunidad y
cinismo, donde la desconfianza y la paranoia son prácticamente “na-
turales” e incluso necesarias y nuestra respuesta (por “nuestra” que-
remos decir el pueblo y la ciudadanía) se levanta un poco contra los
acontecimientos y se va apagando, entonces volvemos a bajar la cabeza
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Luces y oscuridades
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4 Desde el inicio de cada una de las reuniones, la coordinadora solicitó que se realizara
una relatoría por parte de algún participante voluntario. Es de dichas relatorías de donde
recuperamos el discurso grupal.
5 Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
6 Eventualmente, esta persona se fue de la maestría.
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7 Esta formación gramatical, esa oración donde el verbo es “solucionar” y su objeto di-
recto es el sustantivo “soluciones”, nos ha hecho pensar que quizá se quiso decir solucionar
los problemas, pero el lapsus es interesante porque hace pensar que si quien soluciona es el
comité y lo que soluciona no son los problemas de los alumnos sino sus soluciones, enton-
ces quizá la figura del comité también neutraliza la capacidad resolutiva instituyente de los
alumnos, ya que –como anteriormente dijimos– existen los encargos institucionales; y esto
a su vez puede ser promotor de la fantasía de ser “comidos o devorados” por la institución.
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Ahora bien, siguiendo a Freud, y de acuerdo con él, lo que hace posible
la civilización, con todos sus malestares, es desgraciadamente (porque
no tiene ninguna gracia) la culpa. Lo que impide que nos comamos,
en todos los sentidos, los unos a los otros, es la instancia psíquica lla-
mada superyó. El superyó funciona por medio de la culpa, la culpa es
su alimento; lo paradójico es que siendo el guardián de la civilización
es, al mismo tiempo, generadora del odio y la crueldad, es decir, lo que
amenaza con destruirla. Entonces, lo que nos da soporte es insoporta-
ble por sí mismo. Como sujetos, cada uno tiene que arreglárselas para
construir los soportes que detengan eso que lo va a soportar. Es algo
imposible o casi imposible, es el sujeto sosteniendo eso que lo sostie-
ne y eso sólo puede suceder en el campo simbólico. No en el real ni
en el imaginario. Más claramente, sólo es posible si se encuentran bien
amarrados estos tres registros y lo que hace que funcionen los amarres
es la metáfora (Lieberman, 2011:133).
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Creo que hay cosas que no se abren y se tienen que abrir. Las tensiones
que hacen las diferencias personales se pueden hablar afuera; esto es
mi postura, esto sí y esto no. Yo considero que este grupo no es igual
a las otras clases, yo por lo menos no quiero, me incomoda la presión
que siento. Yo afuera hablo con todos, no pueden decir que no me
gustan los grupos (…) No me gusta su metodología. ¿No sería inte-
resante preguntarse qué de este espacio incomoda para irse? [Desde
luego pensamos que sí, y se le propuso a este participante pensar si no
podría tratarse de algo relacionado con la dimensión transferencial; en
otras palabras, la coordinadora expresó: “como que podría yo caerte
gordísima”, y respondió: “puede ser”, pero no parece que esto lo asu-
miera la otra parte del grupo]. Veo una suerte de división en el grupo.
De un grupo de personas que se autoexcluyen, entender por qué se
están autoexpulsando. Es la ley de la vida, la amistad y la enemistad.
Hay cosas profundas. A nosotros mismos tampoco nos conocemos. Lo
institucional nos presiona, tengo que entrar a defender una postura. En
las clases siempre estamos jugando a demostrar; no es un proceso fácil,
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Kaës destaca las exigencias del trabajo psíquico que realizan los su-
jetos en el vínculo intersubjetivo para formar grupos y distingue las
exigencias que queremos citar:
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12 Fue un grupo que permaneció fracturado, roto, y quizá esta palabra tenía un signifi-
cado mucho más importante para todos los participantes del grupo, pues la fragmentación
no sólo era una dimensión imaginaria que había que tramitar, sino una parte constituyente
en la organización de la maestría por las diferencias irreconciliables, en la división de las
líneas de investigación de profesores, mencionadas en un principio.
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pueda ser interpretado por los otros como un propósito de morder y les
valga la mordedura y el corte como respuesta […] La mirada es objeto
del mismo fantasma que la boca: ser mirado es ser devorado y es serlo
en el grupo por cincuenta pares de ojos. Por el contrario, intercambiar
una mirada es buscado como prueba de que se existe para alguien. Lo
que acabamos de decir ilustra la proyección (Anzieu, 1978:101-102).
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16 Debemos tomar en cuenta que Freud no usaba la palabra “fantasma” (que la instau-
ran los franceses a partir de Lacan. Incluso hay traducciones de Anzieu y Kaës que traducen
fantasma como fantasía, pero depende del traductor y la editorial), esto se ha discutido bas-
tante y se ha concluido que la noción de fantasma se equipara a la de fantasía inconsciente
en Freud. Puede consultarse en el diccionario de Laplanche y Pontalis (1971).
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Referencias
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Recurrencias: “terror” y “culpa”
en relatos de la sobrevida*
Julieta Lampasona**
Resumen
Abstract
Introducción
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Conviene señalar que “miedo” y “terror” remiten a procesos divergentes. Si el miedo
remite a formas de control y disciplinamiento (Calveiro, 2015), el terror remite, como
afirma Puget y Kaës (1991), a la inscripción de la amenaza real de muerte y a la parálisis/
inmovilidad, subjetiva y social, que resulta de ella. En los relatos que se analizarán, no se
observa una remisión literal a esta distinción conceptual, sino que uno y otro significante
surja como construcciones de sentido indiferenciadas; sin embargo, diré que en su propia
emergencia narrativa pueden observarse, precisamente, formas de reactualización de esos
efectos del terror en el largo plazo, que inmovilizan al sujeto y cercenan –en muchos casos,
en el presente– su propia capacidad de acción.
3 El problema de la culpa (y de la vergüenza) aparece en la bibliografía sobre la
experiencia concentracionaria –fundamentalmente en la obra de Primo Levi (2005)–
en un claro (aunque, sostengo, no necesario o evidente) anudamiento con la figura del
sobreviviente. Desde esa articulación y sus formas de circulación, en efecto, uno y otro
significante se configuraron como cualidades aparentemente constitutivas de esta figura
en tanto permearon y permean, actualmente, parte de las construcciones de sentido en
torno de los sobrevivientes. Ahora bien, distanciada de la aparente necesariedad de dichos
anudamientos, advierto que la dimensión de la “culpa” –al menos en nuestros entrevistados
y en parte de la literatura testimonial– hizo y hace mella en muchas trayectorias de vida; en
efecto, las recurrentes referencias a un “sentimiento de culpa” en el conjunto de entrevistas
determinó para nosotros un análisis ineludible. Estos sentidos emergentes en los testimonios
se anudan en parte a los efectos de las sospechas o estigmatizaciones (Longoni, 2007)
que han pesado sobre los sobrevivientes, al tiempo que los exceden y anidan, también,
en las inscripciones subjetivas de lo vivido y en la relación, agónica, con el desaparecido.
Con todo, lejos de considerar ese “sentimiento de culpa” como algo “dado”, evidente o
constitutivo de la experiencia de los sobrevivientes, el presente estudio se propone atender
a los efectos de verdad que dichas construcciones configuran en el relato (y en la [sobre]
vida) de los sujetos, anudándolas a las vigencias e insistencias del pasado en el presente, a
sus persistencias y recurrencias. En definitiva, al modo en que los vestigios de la violencia
vivida reaparecen y resuenan –acuciantes– en el presente de la evocación. Por su parte,
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es relevante aclarar también que no se pretende hacer una “reposición” del problema de la
culpa en su (no necesaria) vinculación con la colaboración, sino considerar el modo y el
porqué de su emergencia en el relato. Como señalan los testimonios, dentro del universo de
detenidos-desaparecidos (esto es, tanto aquellos que han sobrevivido como los que continúan
desaparecidos) hay quienes han podido “resistir” en mayor o menor medida y quienes han
brindado información en diferentes situaciones y niveles. Todos ellos, indistintamente,
han sobrevivido o desaparecido. En este sentido, no es en el problema de la delación o la
colaboración, y su presunta relación con el sentimiento de culpa donde pretendo detener
la mirada puesto que, considero, dicho abordaje coadyuva en la estigmatización del sujeto
de la sobrevida.
4 Cabe señalar que esta entrada analítica constituye tan sólo un recorte posible del
problema de las inscripciones de la experiencia límite y sus persistencias en el espacio
subjetivo. En otros abordajes se han analizado, entre otras, la emergencia disruptiva del
secuestro en el relato de vida junto con la temporalidad presente que asume la narración de
la (propia) desaparición (Lampasona, 2017).
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5 Sobre las experiencias sociales límite y sus efectos a nivel subjetivo, véase Puget y Kaës
(1991), Kaufman (1998), LaCapra (2005), entre otros.
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“Estuve”.
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Los primeros tiempos de la transición democrática estuvieron atravesados por fuertes
disputas y presiones militares sobre el gobierno de Alfonsín, materializadas en los sucesivos
levantamientos militares que derivaron, luego, en la sanción de las leyes de impunidad.
19 En particular, la participación en un libro testimonial de elaboración colectiva sobre
la experiencia del exilio y, también, la posibilidad de compartir su propia historia –muchos
años después– con sus tres hijos ya adolescentes, marcaron nuevas configuraciones en su
recorrido vital, animándola a nuevas vinculaciones con ese pasado, y con la escena pública.
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22 La categoría insilio refiere a la movilidad forzada –por los procesos represivos– desde
el lugar de origen o residencia hacia otro destino dentro del país.
23 Oriunda de la provincia de Tucumán y militante del peronismo de izquierda durante
los años setenta (primero, en el marco del Grupo de Estudiantes Tucumanos [get] y, ya en
la universidad, en la Juventud Universitaria Peronista y el Movimiento Villero Peronista),
Margarita fue secuestrada en mayo de 1975, en el marco del Operativo Independencia y
mantenida cautiva durante dos meses, aproximadamente, en lo que pudo identificar como
el ccd “Escuelita de Famaillá”, al sur de la provincia. Margarita ya era madre de su primer
niño, de tan sólo dos meses. Tras su liberación, sufrió su propio insilio en la ciudad de
Buenos Aires, tuvo a su segundo hijo y retomó cierta militancia, en la clandestinidad. Luego
de años de profunda tristeza y soledad, que incluyeron las sucesivas muertes de sus padres,
la transición democrática propiciaría nuevos encuentros y recorridos que la vincularían
fuertemente con el campo de los derechos humanos. Actualmente, Margarita es miembro
de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y ha brindado su testimonio en múltiples
instancias desde la transición democrática hasta el presente.
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Silvia había iniciado su militancia en el Centro de Estudiantes de su escuela
secundaria para comenzar a militar ya orgánicamente en la Juventud de Vanguardia
Comunista, una vez producido el golpe militar de marzo de 1976, mientras cursaba sus
estudios de Magisterio. A mediados de julio de 1978, una patota ingresó a su domicilio y la
llevó a lo que tiempo después supo que era “El Vesubio”, donde permaneció en condición de
desaparecida hasta mediados de septiembre de ese mismo año, cuando ella y otra treintena
de detenidos (pertenecientes en su mayoría a su misma organización) fueron “blanqueados”
(legalizados) y trasladados a distintos penales. Luego de dos meses de detención en una
comisaría de la provincia de Buenos Aires, Silvia fue trasladada junto a otras compañeras al
Penal de Devoto, donde permaneció hasta mayo de 1979. A partir de entonces, permaneció
en un profundo retraimiento sobre su espacio privado de interacción, se casó y fue madre.
A mediados de los años noventa asentó la denuncia de su caso para la tramitación de la
reparación económica impulsada por el Estado nacional pero no fue sino hasta los años
2000, con motivo de diversos acontecimientos, que su testimonio y sus vivencias asumirían
nuevos sentidos y recorridos. Desde entonces, Silvia participa activamente de la Comisión
de Homenaje a las Víctimas del Vesubio y Puente 12, y ha brindado su testimonio en
diferentes instancias.
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Siempre queda una mochila atrás que hay que vaciarla, pero… yo no sé
si voy a tener tiempo con mi edad a vaciar todo lo que tengo adentro.
O sea, me gustaría vaciarla lo más rápido posible porque yo, así, de
esa manera, no me siento más culpable. Yo ahora me siento culpable
de muchas cosas. O sea, soy un tipo que se siente culpable de todo: de
haberme ido, de haberla metido a mi primera mujer en lo que la metí,
a mi segunda mujer en lo que la metí y a mi tercer mujer en lo que la
metí. […] No quiero tener más carga (Esteban, mayo de 2012).
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Una vez en libertad, Osvaldo dio con ese dato clave, revelador,
que supondría un antes y un después en el modo de abordar y pen-
sar ese pasado –específicamente, el del momento de su fuga–: esa
mujer que no había logrado liberar estaba viva y era, como él, una
sobreviviente.
En los fragmentos reseñados, la remisión a la culpa trae a escena a
diferentes sujetos, en diferentes posiciones: mientras que el perpetra-
dor aparece invisibilizado, el sobreviviente trae consigo un disvalor
de sí, que reemerge en relación con múltiples otros: la propia fami-
lia, los detenidos-desaparecidos que quedaron allí, los compañeros
de militancia. Así, el sobreviviente es atormentado por una carga
tortuosa de manera que esa temporalidad abierta por el ccd sigue
marcando, aún y fundamentalmente en el después, múltiples cesuras
y resquebrajamientos: el de sí mismos y el del entramado intersub-
jetivo que los rodea(ba). Con ello, las persistencias de lo vivido con-
tinúan acuciando desde nuevas cadenas de sentido: al golpe funesto
de la (propia) desaparición se anudan así nuevas cargas, nuevos pe-
sares; y el sobreviviente, en ese sentir-se y decir-se culpable –y como
portador de sospechas ajenas– se desplaza del lugar de víctima a, en
cierta forma, presunto victimario.27 Con ello, la violencia vivida, tan
propia de ese espacio particular –el ccd–, se perpetúa y refuerza en
un presente tortuoso, continuo y persistente que detiene, inmoviliza
y acucia al sujeto.
Consideraciones finales
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”
Referencias
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esma, Editorial Sudamericana, Buenos Aires.
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LaCapra, Dominick (2005), Escribir la historia, escribir el trauma, Nueva
Visión, Buenos Aires.
Lampasona, Julieta (2017), “Un pasado que no cesa: reflexiones en torno
a la experiencia de la (propia) desaparición y sus persistencias en el pre-
sente”, Revista Astrolabio. Nueva Época, núm. 19, Córdoba.
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reseñas
Sobre La guerra no tiene rostro de mujer…
y las pasiones*
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tú ahora”. Cuando me vio abrir los ojos, me dijo: “Grita, cariño, grita.
Te hará sentir mejor. Tú sí que puedes hacerlo”. Pensé en mamá y lloré
(p. 182).
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–Nos despertó en mitad de la noche y nos dio unos saquitos con comi-
da. Nos dio un abrazo a cada una de nosotras y nos dijo: “marchaos…”
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embargo, el periodo siguiente a la guerra fue más difícil para las mu-
jeres, muchas no pudieron hacer una vida “culturalmente esperada”
y muchas otras no quisieron.
Me pasé toda la guerra sufriendo porque no quería acabar con las pier-
nas mutiladas. Yo tenía unas piernas bonitas. A un hombre eso le da lo
mismo. No le importa tanto, incluso si pierde las piernas. En cualquier
caso sería un héroe. ¡Podría casarse! Si una mujer queda mutilada, ese
será su destino. Su destino de mujer… (p. 223).
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algo más
Fatum
Fernando Zurita*
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Pide un deseo
Sientes una inmensa alegría, toda una euforia dentro de ti. Quisieras
gritar, llorar, correr, saltar pero no haces nada de eso.
“No podría ser más perfecto”, piensas, pero te tragas tus palabras
cuando ves a alguien abriéndose paso entre la multitud, caminando
hacia ti con un gran pastel en mano. Las luces se atenúan y no sa-
Y al abrir los ojos, no hay nada ni nadie ahí. Sólo eres tú, sentado
en el filo de un edificio, con un pequeño cupcake en la mano. Puedes
ver la ciudad… o lo que queda de ella. Te preguntas si realmente
valió la pena tu deseo de hace un año. “Desearía estar solo”, dijiste
segundos antes de soplar las velas. Y ahora sólo eres tú, mirando los
vestigios de una ciudad y sabes que no hay vuelta atrás.
Metes la mano en tu bolsillo; sacas una velita junto a un encen-
dedor. Insertas la pequeña vela en el centro del cupcake y te dispones
a encenderla. ¿Qué desearás ahora?
Cierras los ojos, inhalas profundamente y dices:
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■ A los colaboradores de Tramas. Subjetividad y Procesos Sociales
Tramas da la bienvenida a colaboraciones enfocadas hacia los estudios sobre la subjetividad
y los procesos sociales. Solicitamos manuscritos inéditos y que no se encuentren sometidos a
consideración para ser publicados en otros espacios editoriales de difusión periódica, de acuerdo
con los siguientes requisitos:
http://tramas.xoc.uam.mx
Ediciones especiales
Ediciones digitales
http://version.xoc.uam.mx
[email protected]
Tramas. Subjetividad y procesos sociales,
núm. 51, se terminó de imprimir en septiembre
de 2019. La tipografía se realizó en tipos A Ga-
ramond, Arial, Helvética y Univers. Se tiraron
500 ejemplares en papel Unibond marfil de 90 g.
ISSN 0188-9273
51
junio / 2019
CONVERGENCIAS