El Discurso Político. Las Máscaras Del Poder

El discurso político.
Las máscaras del poder
Patrick Charaudeau
Libros Prometeo, 2021, Buenos Aires
Nº páginas: 341
Reseña por César Rina Simón
LAS MÚLTIPLES MÁSCARAS DEL

DISCURSO POLÍTICO
Este libro solventa una excepcionalidad de las publicaciones relativas a la comunicación
política, ya que han tenido que pasar 16 años para ver editada la traducción al castellano
de una de las obras referenciales de Patrick Charaudeau, profesor emérito de la
Universidad de París XIII y uno de los académicos que mejor han investigado y
diseccionado el discurso político contemporáneo. La matriz analítica del libro pertenece
al ámbito de la lingüística, pero lo trasciende con creces al concebir el discurso político
como una práctica social que, desde sus orígenes, no se ha limitado a perfilar debates
ideológicos en el espacio público. Por el contrario, tal y como explica el autor tomando
multitud de ejemplos extraídos de la política francesa de las últimas décadas y de
Revista Internacional de Historia de la Comunicación, nº 17, 2021, pp. 298-301. 2981
© Universidad de Sevilla
El discurso político. Las máscaras del poder, por Patrick Charaudeau
El discurso
César Rinapolítico.
Simón Las máscaras del poder, por Patrick Charaudeau
César Rina Simón
múltiples referencias del ámbito internacional, el discurso político trasciende de lo

ideológico y se vincula a lo emocional a través de sus múltiples mecanismos de
persuasión, tanto social como lingüística. En las sociedades políticas contemporáneas,
el poder descansa en la legitimidad de los discursos, es decir, en su grado de aceptación.
Por eso mismo es muy relevante el análisis de la capacidad de seducción de los emisores
y su potencial a la hora de envolver en términos emocionales los mensajes en la noción
de verdad. Todos estos mecanismos, presentes en la historia contemporánea de la
comunicación política, se han acrecentado en las últimas décadas, en buena medida por
la irrupción de nuevas formas de populismo, término, por cierto, difícil de delimitar y
que acoge en su concepción prácticas y discursos transversales a todas las culturas
políticas, incluyendo a las que se definen en oposición al mismo.
La obra se divide en cinco grandes apartados. Una primera más teórica dedicada
a definir qué es el discurso político; una segunda sobre las estrategias de persuasión que
despliega; una tercera sobre el papel que desempeña la imagen de los actores políticos;
una cuarta sobre la ambivalente relación entre el discurso político y la verdad –en esta
sección cabe destacar, por sus conexiones con la práctica historiográfica, las páginas
dedicadas a los imaginarios políticos de tradición, modernidad o soberanía popular-; y
una última a modo de balance final en la que trata de repensar la noción extendida de
degradación del discurso y, en términos generales, de todas las esferas políticas.
El subtítulo que emplea Charaudeau, “máscaras del poder”, se presenta como

una metáfora idónea para explicar las múltiples aristas del discurso político, que no sólo
pertenece al ámbito de la disimulación o el engaño sino que está mediatizado por otros
factores. Desde la irrupción de la opinión pública, no cabe duda que el poder está
intrínsecamente ligado a la capacidad de persuasión y convencimiento del discurso. El
poder contemporáneo radica en la palabra y en su capacidad para legitimar las acciones.
El discurso político se despliega en el horizonte de los medios de comunicación,

cuyos fines, más allá de la ética de informar a la ciudadanía, tienen una clara derivada
comercial de competencia entre grandes grupos empresariales. Para legitimar a su
emisor o las ideas que exponen, emplea una serie de estrategias que Charaudeau va
explicando con ejemplos específicos de las últimas décadas. Estas estrategias, según
contexto o destinatarios, apelan a la razón y a la emoción empleando recursos de
dramatización. En este sentido, resulta esclarecedor la tercera parte del libro, dedicada
a los procesos emocionales y a las estrategias de persuasión que escenifican los
oradores, así como la relación entre el ethos y el logos, entre lo sensitivo y lo racional.
Para Charaudeau, el ethos forma parte del imaginario social, es decir, es “el resultado
de una puesta en escena sociolingüística que depende de los juicios cruzados que los
individuos de un grupo social determinado emiten unos sobre otros” (p. 121). El
discurso, de cara a su eficacia persuasiva, adquiere forma de credibilidad -seriedad,
virtud, competencia- y busca la identificación: potencia, carácter, inteligencia,
Revista internacional de Historia de la Comunicación, Nº 17, año 2021, ISSN 2255-5129, pp. 298-301.
Revista internacional de Historia de la Comunicación, Nº17, año 2021, pp. 272-273 299
2
El discurso
César Rina Simón
humanidad, liderazgo-jefatura o solidaridad. Como podemos comprobar, estas

categorizaciones analíticas son de suma utilidad para identificar las estrategias
comunicativas de los líderes políticos a lo largo de toda la contemporaneidad y sus
formas de expresión en los medios de comunicación.
Como hemos señalado, adquiere especial significación para los historiadores de

la comunicación las páginas dedicadas a los “imaginarios de verdad” (pp. 213-249) que
refuerzan la integración de las sociedades modernas. Ahí destaca el recurso a la
tradición, la evocación de un pasado genuino y esplendoroso en contraposición a un
presente decadente. No cabe duda que las culturas políticas y los nacionalismos
contemporáneos tomaron este leitmotiv como principal eje de unas narrativas que
proyectaban un pasado mítico e idealizado hacia unas expectativas de regeneración. El
recurso a la tradición, a la verdad de origen como mecanismo de superación de la
decadencia, a una pureza originaria perdida por diversos factores, fue un eje vertebral y
transversal de las ideologías contemporáneas. Sin embargo, la modernidad también se
nutrió de un discurso paralelo de proyección del futuro, como espacio temporal que
hacía posible las utopías, y ahí transitarían el positivismo, el cientifismo y más
recientemente el tecnologicismo y las cibertuopías, con una noción de progreso que
nunca ha desaparecido de nuestros imaginarios sociales. Por lo tanto, la modernidad se
caracterizaría por el extrañamiento del pasado y del futuro, por la escisión del presente
de esos dos vectores, lo que permite a través del discurso político y de, por ejemplo, las
narrativas historiográficas, consolidar el presente como continuidad correcta con un
pasado de esplendor y encaminarlo hacia un tiempo progresivamente superior.
En relación a la irrupción de los populismos y a la consideración en los

imaginarios sociales de la degeneración de las esferas políticas, Charaudeau
problematiza la relación entre ideología y discurso y destaca la imprescindibilidad de lo
político para las sociedades modernas. Y por eso mismo nos recuerda que el discurso no
sólo mana del poder, sino que es el resultado en democracia “de un encuentro entre el
objetivo de influencia de la instancia política y el objetivo de solicitud de la instancia
ciudadana” (p. 254). Es decir, la opinión pública puede desempeñar un papel más
relevante que el de los actores políticos. Opinión pública que es emocional y racional y
que tiene una dimensión eminentemente plural, teniendo en las democracias la función
de moderar la radicalización de los discursos y de las emociones. El autor también
aborda la cuestión del consumo de masas de información y de discursos políticos, lo que
ha propiciado un campo de producción de contenidos efímeros y renovados para su
consumo constante. Es en este horizonte en el que han proliferado propuestas
“populistas” que apelan a las identidades individuales. Estos planteamientos son
desarrollados en extensión en el último capítulo, quizá el que más se aleja de las ciencias
del lenguaje para acercarse a la interpretación del estado presente del discurso y para
proponer una nueva ética política.
Revista internacional de Historia de la Comunicación, Nº 17, año 2021, ISSN 2255-5129, pp. 298-301.
Revista Internacional de Historiadores de la Comunicación, Nº17, año 2021, PP. 272-273 300
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El discurso
César Rina Simón
En definitiva, estamos ante una obra fundamental para analizar la historia del discurso
político desde la óptica de las ciencias del lenguaje, pero también ante un mapa
imprescindible para los historiadores que trabajamos con fuentes impresas y
audiovisuales impregnadas de discursos políticos. El estudio de los procesos históricos
ha comenzado a prestar atención a la forma de los discursos políticos, vectores muy
relevantes para comprender los imaginarios culturales que los producen, los creen y los
cuestionan. Para ello es sumamente interesante acercarnos a la obra de Patrick
Charaudeau, cuyos trabajos académicos han sido muy influyentes a nivel internacional
y que en castellano podemos leer en monografías como El discurso de la información
mediática (Gedisa, 2003) y ahora en El discurso político (Prometeo, 2021).
Revista internacional de Historia de la Comunicación, Nº 17, año 2021, ISSN 2255-5129,

Revista internacional
pp. 298-301. de Historia de la Comunicación, Nº17, año 2021, pp. 272-273
http://dx.doi.org/10.12795/RiCH.2021.i17.12 301
4

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El discurso político.

Las máscaras del poder

Reseña por César Rina Simón

LAS MÚLTIPLES MÁSCARAS DEL

Revista Internacional de Historia de la Comunicación, nº 17, 2021, pp. 298-301. 2981

múltiples referencias del ámbito internacional, el discurso político trasciende de lo

El subtítulo que emplea Charaudeau, “máscaras del poder”, se presenta como

El discurso político se despliega en el horizonte de los medios de comunicación,

humanidad, liderazgo-jefatura o solidaridad. Como podemos comprobar, estas

Como hemos señalado, adquiere especial significación para los historiadores de

En relación a la irrupción de los populismos y a la consideración en los

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