Quirós 26 Territorio - OBLIGATORIA

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122 AKllUhUJ ,OGlA (llIj

Cimadevilla, _Arehive Espafiel de Arqueolcgfas 65, pp. 105-149 sabre Gij6n; E.


Riu-Barrera (1998): La ceramica espatualada i les sitres de fa Calalunya Vella [c.s.
IX-X/) a rues 'ures guante.s obsesvaatons sabre t'arqueologia, fa ceramica i lo. histo­ Tema26
ria, en J. I. Padilla, 1. M. Vila (eds.). Cemmica medieval i postmedieval. Cin::uils pro­
duetius i seqileneeis culturals, Barcelona, pp. 21-37 sabre las ceramicas espatula­ Territorio y sociedad entre la Antigiiedad
des catalanas; Gutierrez 1. A" Bohigas R. (Coord.), (1989): La cerdmiea medieval Tardia y la Alta Edad Media
en el Norte y Noroeste de fa Peninsula Iberica. Aproximacicn a su esrudio, Lc6n
sabre el norte peninsular.
~
'1(:
~. Juan Antonio Quiros Castillo
Por 10 que se refiere at urbanismo una sfntesis mL\Y unl es Ia de A. Cameron ,r.:
(1998): El mundo mediterrdnea en La An(jgiledad Tardfa. 395-600, Barcelona (7. Las k
transformaciones en la vida urbana y el final de la AntigUedad, pp. 165.188). )
:l!
Concretamente para Hispania se pueden consultar los trabajcs de 1. ARCE,
1993, La ciudru1 en fa Espana tardorromana. r::Continuidad 0 discontlnuidadi, en
Ciudad y comunidad clvica en Hispanic, Madrid, pp. 177-187, realizados esen­
clalmente con las fuentes escritas, las irnportantes observac:iones realizadas par
DJaz Martinez P. C. (2000): City and territory in Hispania in Late Antiquity, in G. P.
Brogiolo, N. Gauthier, N. Christie (eds): TImms and their territories between lAte
Antiquity and Early Middle Age, Leiden-Boston-Koln, pp. 3-35 y fa recierae srnresis
de L. Garda Moreno, S. Rascon Marques (eds.), (1999): Compiutum y las ciudodes
hispanas en fa Antiguedad Tardia, Actas del I Bncuemrc Hispania en la Antigaedad
Thrdfa (Alcahi. de Henares, 16 cctubre 1996), Madrid, que no obstante no aborda
el problema de la recomposici6n del tcjldo urbano en la fase final de la Alta
Edad Media.
Sobre casoa concretes, para el caw de Clunia ver P. de Palol (1994): Clunia.
Historic de la ciudad y gU{Q de las excavaciones, Valladolid; para el caso de
Rcc6polis, L. Olmo Enciso (2000): Ciudad y prDCl!SOS de transformaci6n social entre
los siglos VI y IX: de Rec6pofis a Racupel, en L. Caballero, P. Mateos (eds.):
VlSigodos y Omeyas. Un debate entre La Alltiguedad Tardia y [a AlIa £dad Media,
Anejcs de Archivo Espa:i\ol de Arqueologfaxxm, Madrid, pp. 385-399, para
Rec6polis L. Abad. S. Gutierrez, R. Sanz (I998) EI Talmo de Minafeda tuau«
Aliaante}: una historia de 35DDatlos, Toledo para Barcelona J. Beltran de Heredia
(2001): De Barcino a Barcelona (segfes I-VIII). Les testes arquealegiques de fa plo.r;a
del Rei de Barcelona, Barcelona, y para el ejemplo de Le6n hay que leer conjuma­
mente el trabajo de los arqueologos (1. A. Gutierrez Gonzalez, F. Miguel
Hernandez (1999): Genesis del urbanismoen La ciudad de Wn y su transformacicn
en La Edad Media, en E{ uraanismo de los estados crtstianos peninsulares, La
Pentnsula ibt!ricay e1 Medireminw entre los siglos XI y XlI, Aguilal'de Campoo, pp.
43-90) Y c\ cstudio de la documentaci6n escrita (C. Sanehez Albomoz (1965): Una
ciudad de fa Espana cristiana haae mil ailos, Madrid). Para otros ejemplos
(Barcelona, Tarragcna, Gerena, Cordoba, Valencia, ... ) se pueden consultarIas
aetas del N Congreso de Arqueologla Medieval Espanola (Alicante, 1994) can
bibliografia anterior, A. Ribera Lacomba, Los orlgenes del cristianismo en Valencia
y su eruomo, Valencia, 2000 y Cataluiui en epcca carolingia: Arte y eultum antes del
ronufnko (siglos IX y X), Barcelona, 2000.
,;.'.

~>.

[i;~
Otrc importante indicador arqueol6gico de las transformaciones que
t" caracterizan el transite de la Antiguedad a la Edad Media esta represen­
tadc par las rnodfficaciones que tuvieron Iugar en e] territorio rural.
"

i,
Hace tiempo que historiadcres y arque6logos han podido observar
que exfsre una estrecha relaci6n entre las morfclogras sociales y la orga­
~r
nizaci6n del espacio rural, puesto que, en palabras de M. Barcelo, de
estratificecion social produce desigualdades espaciales que pueden ser
.' arqueol6gicarnente detectades y que necesttan explfcactor». Por ello los
'"
"t arqueologos que se ocupan del transite entre la Antigiledad y la Edad
:? Media han llevado a cabo numerosos estudios en los dltimos decenios
;i;
que trascienden la mcra descripci6n y caracterizactcn de los asenta­
> mientos y del paisaje para identlficar los sujetos sociales que se encuen­
"f,' tran detras de las profundas transformaciones que se observan en el
registro arqueolcgtco.
Problemas como la articulaclon del espacio rural una vez que la red
urbana deja de ser hegemonies en la estrucrura territorial, el papel de los
grupos dirigentes y la iniciativa del campesinado, el conflioto entre diver­
50S modelos socfales partidarios del estado y de la feudalizaci6n, la menor
sofisticaci6n del registro material, las formas del poblamiento rural 0 la
genesis de nuevos marcos de sociabilidad propios de la epoca rnedievai
constituyen las ternaucas princlpales que han sido ebordedos en estes
estudios.
Par otro lado, aunque la atenci6n de los arqueologos se ha concentra­
do esencialmente en los poblados las uillae y las aldeas tardcrromanes y
altomedievales, que constituyen en la acrualfdad el registro arqueolcgico
mejor ststemanzadc en los ultimos decenios tambien ha crecido e] Interes
por el estudio arqueol6gico de los espacios productivos y de las formes de
control social de las actividades agrlcolas y ganaderas.
Se puede afirrnar que eI estudio del territorio rural altomedieval es una
de las rernattcas que goza de un mayor desarrollo en los nldmos enos
126 TE.RRITmuo'i SOCIEDAD ENTRE U\ ANTICOEDAD TARDIA... 127
ARQUEOLOGU (JIl)
e
tanto en Europa como en 1a Penfnsula Iberica, de tal manera que conta­ rrtzada jerarquicamente a partirde grandes haciendas 0 uillae vinculadas
mas con esrudtcs regionales realizados en el valle del Guadalquivir, en el Con los centres urhanos, mientras qrre a nlveles inferiores estaba con_
Sureste peninsular, en la costa de Granada. en Vizcaya, en sectores de formado por asentarmentos normal mente disperses de distinta entidad,
Galicia y Asturias, en los reinos de Castilla y de Leon, espacios catalanes, Can pocas aglomeraciones. Tras este complejo sistema organizativo se
etc. No obstante, resulra muy complejo en la situad6n actual elabcrar encuentran modelcs soeiales complejcs, de caracter tributario yescla­
una stntesls refertda a la Peninsula Iberica. Esta dificultad reside par vista, que prornueven formas de explotacton intensive del terrufio.
un lade en 13 extrema rcgtooalreacton que caractertza los procesos de :i/ Suhsisticron stcmpre otras forrnas de ocupacron "marginal" vtnccledas
transformacton del espacio rural durante este perfodc. ya que son nume­ Ii.." a orientacionee produedvas ganaderas 0 basadas en formas menos inten­
roses y significativas las variantes regionales 0 locales en las forums de
estructuraci6n social del espacio. Par otro lado. las caracterfsticas del j;l sivas de explctacidn agricola, perc su peso ha sido poco relevante en
epoca imperial.
registro arqueol6gico de este pertodo. en el que abundan e.s rructuras rea­ 'F
lizadas en materiales perccederos y esentamfentos carentes de connota­ &13 esrructura organizativa. que se modific6 de forma sustancial en el
"-'.: transite del perfodo altoimperial al tardorromano, no qcebro ni se trans­
crones monumentales. dificultan el reconocimiento y el estudio de estas
Eases de occpacron. De beebe, nntcamenre la realizacion de excavadones ;:;.: forme de forma Inmedjara como ccnsecuencta del final del Imperio
en grandes Areas y el empleo de estrategias de campo muy rigurcsas !i Romano de Occrdente. Perc en el curso de los siglos V al VII sf se han
penniten un acercamicnm adecuado a este perrodo. 1';}" pedido observer algunas tendencias que de forma reiterada caractert­
;i zan los espacios rurales de Occidente. Entre los principales fen6menos
'Ierriendo en cuenta esras circunstanclaa, los arqueclogos que han tra­ generales que se han podidc reconocer hay que sefialar los siguientes­
bajado en el mundo rural durante los ultimos aries han po dido establecer
dos grandee fuses en el penodo aquf analfzado; en primer lugar durante 1. EI fin de las uiltae)' de otros asentamientos menores.
los siglos IV-VII se modiftco profundamen te el paisaje anuguo, 10 que se
2. La oeupacton de alturas y la creaci6n de nuevos centres jerarqulcos.
tradujo en el surgimfento de mcrfolcgfas espaciales muy diferenctadas. Se
trata de un pertodo de contraste entre disuntas modes de producci6n que 3. La ocupacion de espacios ...rnergineles«.
conviven y que en la Penlnsula Iberica se salda con el derrumbamiento de
III fiscalidad visigoda y del sistema tributario. 4. La creacion de aldeas.
Una fracture como tal untcamenre se puede idenrilicar entre los slglos
vn y IX, cuando aparecteron los elementos propios del paisaje medieval. 1.1. El fin de las; "illap. y de otroa asentamientos menores
En este case sf se tendi6 a una estructura especial mucho mas untforme
y esteble, de tal rnanera que algunos de los elementos que aparecen en La transformaei6n de los principales elementos caracterizantes del
e~te penodo han perdurado pr~eticamente hasta nuestros dias. Como poblamiemo antiguo eonstituye, par 10 tanto. un indicador precioso de las
resulta evidente, estas transformaciones paisajfsticas estAndirectamente transforrnaciones sociales que tuvieron tUga! en este petiodo. En realidad,
relacionadas con 10:; cambios que tuvieron lugar en la organizaci6n de la i; la atenci6n de los arque610gos se ha coneentrado casi.Cmicamente en el
sociedad, de tal manera que estos explican y justifiean aqueIlos.
I estudio de los asentamientos de cara.cter monumental y de amplia.s
dimensiones conocidos can el nombre de uiUae·. De hecho, ottas morfa:­
I. LA TRANSFORMACIO'll Y LA DESARTICULACION I logfas de asentamientos rurnles son pr;1cticamentedesconocidas y casi no
han sido objeto de investigaciones sistem6.tiCD.S a pesar de que han sido
DEL PAISAJE ANfIGUO identificadas con frecuencia en el curso de prospecciones 0 de interven·
dones de emergencia. No obstante, en Hispania ---como en gran parte del.
Las investigaciones arqucol6gicas m~s recientes han mostrado la Meditemineo Oeeidental-, las uiltae eran los centros de la jerarqufa del
rrnn complejidad que caraeteriza el mundo rural en Jos siglos compren­ poblarniento roral de epoca romana, en el que dommaba un patr6n d~
aidos e.ntre la cafda del Imperio ROmano y la eonformaci6n del Imperio ocupaci6n disperso salvo excepciones (como por ejemp10, en el caso d~
larolingio. La estructura del paisaje antiguo en Oecidente estaba orga­ los castros del noroeste peninsular).
II
II 128 ARQUROLOG!A (HI) TERRITORIO 'I SOCIEDArl mITRE UI. ANTIGOEDADTARDtA... 129

Segun el rnodelo clasico. 1a uilla romana es una gran propledad rural :.:.­ dos, etc. amortizando espaclos antes de ceracter monumental y produc­
constitulda par un conjunto de tierras (fimdus·), una residencia de carac­ W·
~:
tive es un fen6rneno bien conocidc en numerosos yacimientos. Entre
ter- monumental utilizada de forma estacional per parte del propterartc y .c· los ejemplcs mas paradjgmatlccs se pucdc scaelcr [a rcelizacicn en los
una serte de estructuras productivas y habltaclones reservadas a los tra­
I'" siglos V-VI de un homo metalurgtco en la uilla de Veranes (Gij6n), Ia
bejadores empleados en la explctactcn de las trerras (esclavos, colones, ~
,'!
construccion de una prense de aceite en el siglc V 0 micios del VI en
vilauba (Gerena), la reauzacien de un lager y una pequetia almazara
campesinado libre a sujeto a cargas feudales, etc.). En reeltdad, los arque,
610g05 utilizan tambten el nombre de uilla para designar grandes cons­ ~ que perdura haste finales del siglo vn en Torre Aguila (Badajoz) 0 la
trucctones rnonumentales de ceracrer residencial carentes de espacios •~. realizacicn de un torno de vino y varios dolia en un sector termal en la
producnvos, granjas de dimensiones Infertores a las proptes uillae, e uiila de Els Munts (Tarragona), etc. (fig. I).
incluso en ocastones cualquter tipo de asentamienm rural. ~ En cambro, otras uillae suuadas en los mismos secrores Iueron reno­
A pesar de que se conace 1a extstencia de mas de media millar de f vadas 0 incluso reconstruidas de forma monumental, destecando en par­
uillae en Htspanta de los siglos IV-VI (aunque quizas se trate de un calcu,
10 por defecto), ntnguna de elias ha sido excavada de forma Integral: los "
.
"·; ticular las explotaciones situadas en la Meseta, como en el caso de Ia uitla
de La Olmeda (Palencia), un area en la que la crisis de 13 ciudad fue
estudiosos -salvo excepciones-; han dedicado su atenci6n prieritaria al $-1, mas pronuncieda que en otros secrores pcntnsuleres. Asimismo se ha
analisis de las areas restdenciales monumentales, que se caracterizan • podidc certjficar en epoca medicirnperial una crisis de la mediana y la
por una mayor vistbtltdad erqueclogtca. De heche, el desconoclmienn,
que se tiene de los sectores productivos, cuya impcrtancia para explicar la ,~•
'{
pequefia propiedad que habrla comportadc una simplificaci6n del tejido
rural y cl desarrollo del latifundisrno.
morfologJa y la estructura socioeconormca de estas grandes haciendas es ~~ Aun no ha sido posible establecer con claridad hasta que punto las
basics, es 10 que dificulta analizar en detalle las transformactones de Y:.·, transformaclones de las uiilae tienen relaci6n directa con la reorganiza­
estas estructuras. Par ella, el proceso de transformaci6n y posterior aban­ ci6n de sus estructuras productivas y de la orientaclcn econ6mica de
dono de las uillae romanas debe ser realizado esencralmente a partir de
las explotactones en Hispania. Es Indudable que \a hegemonta comercial
los cambios que han tenldo luger en las areas restdenctales.
afrtcana que se implanta a partir del perfcdo medicimperial, y a la que ya
Sigufendn el esquema rectentemente trazado por A. Chavarria, es post­ se ha heche referencia en relecton con la ceramica. tuvc que influir en la
ble idennficar aI menos dos fuses fundamentales de U<U1sformaci6n de las reorienlaci6n comercial y productiva de las grnndes haciendas hispa­
uillae romanas de Hispania durante el penodo comprendido entre los
siglos m·VII, aunque centraremos nuestra atenci6n sobre la segunda. _ ,
~
nas. AsL a partir del siglo IV el aceite betico dejara de abastecer Roma,
peru todavfa circular1 durante un siglo en Britnnia y en el Rhin. Lo mis­
mo se podrla decir para determinados vinos y atras producciones hisp<1.­
1. En torno a.l siglo m y V se produjo una pnmern rccstru.cturaci6n i' nicas que siguieron circulando aI menoS basta el siglo v. pero induda­
del poblamiento rural en buena parte de Hispania, 10 que se ha tradujo t· blemente la concentraci6n de 13 propiedad en pocas manos favoreci6 la
en el abandono de una parte importante de las «illae y de las entidades
reestructuraci6n de la red de «il1ee hispanicas.
poblacionales menOres, en una profunda reforma y modificaci6n de
los cstablccimientos que continuaron en uso y en la fundaci6n de otras Entre las uillae reestrocturadas se deben seiialar las de Carreonque
nuevas. (Toledo), construida a mediados del siglo IV, 13 de Bai\os de Valdearados
(Burgos), tambien atribuida al siglo IV 0 la de Bro.t'I.el (Jaen), del misrno
Concretamente, Se ha observado que en algunos establecimiemos de
pequei'ias y medianas dimensiones, sobre todo del este y el sur de
Hispania, se produjo una transfonnaci6n funcional de los espacios resi­
denciales de las «illae, utilizados ahora como <1reas de camcter producti­
I periodo. Todas estas fundaciones cuentan con ricos pavimentos decera­
dos y constituyen paradigmas del importante desarrollo que alcanzaron
las grandes eXfllotaciones en el Bajo Imperio.
Yo. La colocaci6n de dep6sitos y recipientes de almac'enaje (campos de 2. Una segunda fuse de transformaciones, que se desarroll6 esencial­
doria"', silos"', etc.) para la conservaei6n y el tratarniento de detenninados mente a partir del siglo IV y V,comport6 un cambio mas profundo de las
productos agrfcolas. la cOnstrucei6n de prensas, lagares y almazaras, la propias uillae y de su propia naturaleza, de tal manera que muchas de
construcei6n de canalizaciones, dep6sitos y pavimentos impermeabiliza- eUas desparecieron.
'i
1,1
130
llRQUEOLOGIA (lHj TERRITORIO YSOCIEDAD ENTRELA ANTICOEDAD TAROlfl... 131
,

~-
uillae como centros jerarqulcos de articulaci6n deltenitorio. En realidad,

'N"'­ este proceso conocido esencialmente a traves de prospeccicnes, ann no ha


side estudiado de forma detallada. En ocastones. como en 1a llanada de

§±] Alava, se produjo una reducclon del numero de asentamientos disperses


altoimperiales, de tal manera que las haciendas establecieron nuevos
criterios de explotaci6n del territorio. Se lntuye. de heche un modele de
gesti6n de cada explotaci6n mas autonomo, pero a la vez mas complejo,
articulado y diversificado.

1'--­
En algunas uillae se ha podido constatar que durante estes siglos se
q-r---' produjo 1a construcci6n 0 la transformaci6n de espactos edificados

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en edificios de culto (vease tema 27). En realidad son abundantes los
casas en los que las excavaciones han rnostradc que muchas iglesias han
side fundadas sabre asentemrenros romanos anteriores, en ocastones
identificadas con autenticas uillae. En algunas ocasiones se ha podiclo
demcstrar que estes centros de eu1to convivieron can el uso residencial de
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I ••y. ,1..._ estas uillae, especialmente durante los siglos IV Y V. Este es el caso de la
uilia Fortunatus (Huesca). donde a inicios del siglo V se construy6 en un
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:d ~)e t;~tifj, nnn

.
sector residencial de Ia uilla una basilica can triple cabecera. Asimismo en
la primera mitad del siglc IV se llev6 a cabo una importante reforma
edilicia en Ja villa de Monte da Cengonha (Vidigueira, Portugal) que
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comporto la consuuccton de un edificio eclesiastlcc coetaneo al resto de
las estructuras residenctales. Se tratarfa, en ambos casas, de oratorios pri­
vades construidos par las elites propietarias, que se convierten de esta
manera en un factor de cristianizacion del mundo rural. En un momenta
posterior; durante los siglcs VI y VII, estos oratorios fueron construidos
;"J!1 ~"I
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sabre las minas de las uillae 0 adaptando sectores de las mismas por par­
te de los grandee prcpietarios -tal y como senela el Segundo Concilio de
01' Braga del afio 572- 0 per parte de las propias comunidades campesinas.
lr('t;,.~·::q Area delasmlerveoc:iooes
~ Estes son los casos de la uilla de La Sevillana (Badajoz). dcnde se cons­
rruye un baptisterio en el siglo VI, de la de Saucedo (Toledo), dcnde se
c "
------~--'". construye una iglesia y un baptisteric tarnbien entre finales del siglo V e
,
\'
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inicios del siglc VI, y probablemente 1a ya mencionada veranes (Gij6n),
donde una parte de la uilla tardfa absidada se transforma en Iglesia entre
FIG. 1. Villa romano de Eis Munls (Tarrogono), modificodo en el Bojo Imperio )
mediante 10 colococi6n de estrucluros artesonales sobre los tarmos onfericres, segun los siglos VI-VIII, etc.
~.
A. Chavarria. Otro fen6meno empliarnente documentado es la aparici6n de espa­
cios funerarios en proximidad de las uiUae 0 amortiz.ando las pro~
pias estructuras residenciales, que en algunas ocestones (Fortunatus,
El primer proceso que se ha detectado es una reestriJ.cturaci6n de las
Saucedo, Sao Cucufare.... ) aparecen asociadas a los centres de culto.
jeracquJ'as del poblamiento rural. La simplificaci6n y la reducci6n del Con frecuencia estas necropolis arnortizan amplios sectores de los espa­
numero de asentamientos rurales que se observa a partir de los slglos N.
cios residenciales. En el caso tarraconense de Els Munts se han exca­
V han llevado a pensar que se modified sustancialmente el papel de las vado 170 tumbas que amortizan el Area productiva altotmpertal, des­
132
ARQUEOLOGlA O~ TERRlTOR10 Y SQCJEDAD ENTRE LA ANTICOEDAb TARDJA... 133

plazado tal Y como ya se ha vista al anterior sector resldencial. Esta Asimismo hay que senalar que en algunas uillae se ha producidc la
necropolis parece que estuvo en usa en los siglos IV-VII. En la uilia de la reocupacion de los espacios residenciales de caracter monumental en
Olmeda (fig. 2) se han identificado des necr6polis; una tardoITomana ruinas par grupos campesinos que construyen estructuras y viviendas
clande se han excavado III tumbas sttuada al norte del edificio resi, con materiales poco conststentes, como la tierra 0 la madera. De hecho,
dencial, y otra al sur, fechada en los slglos IV-VIy donde se han excaV3. se han identificado cabanas de madera de ceracter cernpesino en uillae
do 526 tumbas. En otros casas, como 1a cordobesa uilla de EI Ruedo.l a como El Val (Alcala de Henares) y TInto Juan de la Cruz (Madrid) en el
necropolis que se instala en el siglo IV perdurara hasta el vm. Lo mismo siglo vola de vtlauba (Gerena) en el siglo VTI. En otros casas se han
sucede en Torre Aguila (Badajoz), donde se ha excevado una necr6polis encontrado unicamente silos u hoyos de distinta naturaleza, como en el
que perdura hasta el stglo VIII compuesta per aproximadamente 400 caso de la uilla madrilena de la Torrectlla (Madrid).
Indtviduos, aunque se han exhumado unicamente 120 rumbas.
Todas estes transformactones nos indican que en los siglcs IV YV se
Por otro lado, en algunos yacimientos se observa una continuidad produio una reestructuraci6n de las grandes propiedades ruraies en
espaciaJ, pero no funcional, entre uiIlae romanas y los asentamientos :.!'. Hispania, 10 que comporto Ia reorganizaci6n de un numero relevante de
medievales y modemos. Asf por ejemplo en el case de la comarca cata, I;""" ui/llle. Estos edificios estaban dotadcs de amplios espacios restdenciales
lana del Maresme M. Prevosti ha observadc que de 268 uillae Inventarta, uultaados de forma estactonal per el propietario de las explotaciones, que
des, en 61 de elias se Iocalfza una capilla (en ccastones altomedieval a ple­ de todas formas resldra en las ciudades que segufan slendo el centro

I
na medieval) a un asentamiento rural (masia). De heche. algunos de organizativc del territorio. Pero a partir del sigic V probablememe estes
estes lugares aparecen en 1a documentaci6n a partir los siglos X-XI. Un propietarios prescindieron de los sectores monumentales que fueron
caso peradigmartce que menciona la rrusma autora es la de la rnasfa de ocupados por otras functcnes.
Can Setroma, que curiosamente presente analogfas can el tipo de usa que
se realtzaba en la Andguedad. Los prcpietar-ios de la masia viven en
.t Estc no quiere decir que se agotara el modelo de la uilla romana. En el
Barcelona, como muchos propietarios de masias ccrcanas. y la ocupan f·· valle del Guadalquivir sabemcs que, si bien se produjc una contracci6n
} durante el siglc V de la producci6n de aceite debido al agotarniento de los
solamente los fines de semana y el verano. Un campesino que reside de
forma esteble se ocupa del cultivo de las tierras. 'lodes estes elementos I' mercados de larga distancia a los que ebastecla can antenortdad. en el
" siglo VI se produjo una sustancial recuperaci6n del numero de asenta­
,~
recuerdan, salvando las distancias, el sistema de gesnon de las uillae.
mientos dotados de prensas de aceite y de contenedorcs de alrnacena­
~
:!: nuento, tal y como ha mostrado recientemente K. E. Carr. Par otro lade.
\' y aunque crecieron otras formas de ocupacton del especlo, algunas uillae
o .~. .~1 1;. perduraron hasta el VI a incluso el siglo vn.

[/ DO "Ol!)'" . . . r., f Asimismo en el valle del Guadiana se ha detectado que algunas uil14e
f' pcrduran practicemente basta el siglo vn 0 incluso hasta la invasion
8<00 00'(7
i~,
QOQQ'"
O• q rl' ... - . . J . e. Isla mica, como en el caso de la ya recordada Torre Aguila. A pesar de que
W \0 flo 0':" , ' 0 j'f .:» • muchas de ellas se han convertido en centros de culto, no hay que olvidar
·il . 0 . Q. • QO 0 . ('J' 0 <. • ...,. '. p PIH que muchas de c.stas iglesiaS siguieron a la cabeza de explotaciones de
?O . .,K. @.& .p'Joqo?~ . ~ ~.'uo· ~ caracter econ6ntico, como atestiguan las actas del Concilio de Merida del
°. m. 0 11. o·0 ® oID 0 0 00 fJ
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0 \I . ~. ~ .
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ano 666 estudiadas par P. C. Dfaz.
Lo mismo podrla decin>e para algunos sectores de la Tanaconense. Asf
C'~"'"
,

~ ... '" 0 '19",


por ejemplo-Ia familia del obispo Vicente (557-576?) posefa grandes pro­
-
FIG. 2. Necr6poli$ norle de 10 villo de La Olmedo /Polencio), sag':'n Abasolo,
piedades por toda la actual provincia de Huesca, contando ineluso con
algunas explotaciones al norte de los Pirineos. La mismo podrfa sefialar­
se para eI caso catalAn, donde son frecuentes las uil!a£ en las que se han
Cortes, Perez Rodriguez Arag6n. recuperado materiales fechables cn el pleno siglo VI a vn, a pesar de que
It'f
,I' 134
[email protected] TERRlTORlO YSOCIEDAD ENTRE ~\ ANTIG()EDAD TARDfA... 135
no siempre se han podido analizar Con precisi6n las Fases finales de ccu­
,r paci6n de las mismas, En Vilauba (Gerona), per ejemplo, se ha SUpuesto
que la uilla se abandona en el curso del siglo VII a favor de un asenta,
propiedad. Respecto a ctros territories, como Italia 0 Galla, donde este
fen6meno se produce en el siglo V 0 VI Yde forma mas vcloz, en Hispanla
hubo uillae que perduraron basta la invasi6n Islarnica. Indudablernente
mientc en altura cercano que mantiene el top6nimo de Vllaubay que pre­
I senta marenales fechables a partir del siglc x. En Aguacuit Ja eluma
hay que relacionar esta mayor duraci6n de la villa con 1a forme de gesti6n
de la gran propiedad en Hispania, y con eI importante peso que eun tenf­
Fase del asentamtenro, ya en cl VllI, se parece mas a una aldea altome_
dieva! que a una villa romana (fig. 3). an en los siglos VI y vn las aristocacias tertatenientes en algunos sectores
de la Penfnsula. EI mismo prcceso de la desintegraci6n del estado visigo­
,, Con todos estos datos podemos conclulr que en los aiios 450-650 se
agota en Hispania el modelo de Ia villa como forma de gesti6n de la gran
do al que se ha heche referencia en el tema anterior (vease tema 25)
durante la segunda mirad del siglo VII estarfa directamente relactonado
con el importante papel desempenedo por estes poderes, de tal manera
II que la pertnanencia y la transfonnaci6n de esras uillae refleja en ultima
instancia el conflieto que se viene a crear entre los distintos modeJos
II sociales que caracterizan el desarrollo del reinado visigodo.

~ ~ 110 Se deben, sin embargo, evrtar lecturas simplificadas. Entre los posee­

I'
~ . ~
dores de uillae habria que mencionar tanto las fuerzas centraltzedoras
que se reconocfan en el aparato estatal visigodo, como aquellas desinte­
I' o gradoras. Entre las prirneras se puede sei'ialar el conjunto de uillae que
.~.daonj _ _
I ;!r,~~"
eeee ''''"'"'*-'e.
estaban en manos de la propia monarquia. Aunque aun no han side
!"'C~" J:> ]
.1.. "'.... reconocidas arqueol6gicamente y susciten dudes su ubicaci6n precise. no
debe dejarse de senelarse que la proclamaci6n en el ano 642 del anciano
'3'
16' rey Chindavisto tuvo lugar en Pampalica, que segun algunos autores
habrfa que identificar con la actual Pampliega en Burgos, donde se han
hallado los restos de una villa romana. qulzas transfonnada en el monas­
terio en el que el rey Wamba pas6 sus dltimos draa retirado. Asimismo el

.,-:6 rey Recesvinto muri6 en el afio 672 en su villa de Gertlcos (Valladolid), tal
y como narran las cr6nicas de Alfonso m.

-.11 Se ha querido vincular en cambio con las fuerzas destntegradoras y

rn:H~~{i:
aIternativas al modele estatal el palacio de Pia de Nadal (Riba-roja del
Turia, Valencia) fundado en la segunda mitad del siglo vn (fig. 4). Se tra­
ta de un yacimiento urrico en su genero en el panorama peninsular, ya
que constituye un ejemplo de residencia rural de las elites anstocraucas
,
Iv ,
tr en Ia fuse final del reino visigodo. 'Iambien en esta ocasi6n se ha excava­
do el sector residencial, aunque se ha podido identificar restos pertene­

• Udllrn lnlnlfarmadal dllrante


I. AnllgUcd'd tllrdfa
J 4 y,
, cientes a un area productiva. El edificio principal excavado es un palacio
con galeria y torres angulares abiertas sobre un pertsetlo, y probable.
mente ha sido realizado en dos alturas. La construccton ha sido realizada
[ ] "PM' ./fIm-1/I
'm. con tecntcas de alta calidad, ya que se han utilizado sillares nuevos de
cantera y cuenta con un rico aparato decorativo escult6rico que indica la
- t upllllul'B
presencia de artesanos especializados, probeblemente itinerantes. Los
FIG. 3. Villa ramona de l'Aguacui/ [lerrcsc, Barcelona) en epocc lordorromano, arqueologos que excavaron este palacio 10 atribuyeron a 'Ieodorniro,
segun A. Chavarria.
noble visigodo que pacl6 con los ccnquistados islamicos en el 713 (vease

l'i,t!,
',,,'"
136 ARQUEOlQG[A{Hlj
TERRITORfO YSOCIEDAD ENTRE U,ANTIGOEDAD TARDlII... 137
,..
"·1l····1~ I. 111 u I ~ Para A. Chavarria, la concentracton de la propiedad en pocas manes

,
c
.. "
explicarfa el declive del sector residencial de muchas de estas uillae,
mantentendose de todas Iormas la estructura productiva, aunque este

.. ji
II ;;; L­
criteria parece haber tenido una mayor importancia durante los siglos V
y VI. Para otros autores. en cambia, la posesi6n de las uiIlae esta directa­
mente relacionada can el concepto cultural e ideol6gico de romanidad,
~L!Ia;'r-- par 10 que su abandono supondrfa un cambia en los modelos culturales y
:.-..:- " ,
" I
en las fonnas de representaclon social. Serla a traves de las iglesias y de
L~::J los enterramientos como se manifestarfa esta diferenciaci6n social. Per
ultimo, para otros autores Ja militarizaci6n de la socledad pcdrfa explicar
que los grupos dirigentes perdiesen su interes par este tipo de asenta­
mienlos a favor de otras morfologfas fortificadas u ocupacrones de altum.
De for-ma paraleia a las transformaclones y abandonos de las uiliae,
hay que subrayar que se han documentado procesos similares en algunos
asentamientos clasificados per los arqueologos como vicus y no como
uillae. Este es el caso del vicus· de Banos de la Reina (Calpe, Alicante),
del que se han reconocidc tres grandee viviendas construidas a finales del
siglo 11 d. C. El lugar, que permenecera ocupado hasta el siglo VTI, suEri6
unportantes modificaciones a finales del siglo IV cuandc se abandonaron
algunas estructuras productivas agrrcolas (noria y aljibes) y partes de
las casas fueron ocupadas par 22 enterramientos. Unicamente uno de los
tres edificics reconocidos fue reconstruido en el curso del siglo V per
encima del nivel de enterremlentos.
,
FIG. 4. PIcnIc e cxonomelTro de 10 Villa de Plo de NodollRibartojo del Tuno, 1.2. Los hdhitata de altura y Ia creacien de nuevos eemros
Valencia), segun E. Juan e l. Pester, [erurquiocs
~' Tal y como se ha podido ver, Ia desestructuraci6n de la organizaclon
tema 25), puesto que se han hallado varies grafitos latinos con el nombre
de Ieudinir y de Teud-. Aunque se trata de una hipotesis dffrctl de veri­ Ii del espacio prcpia del mundo romano fue un proceso complejo y que
sigui6 cronologfas y procesos muy variados en los distintos sectores del
Hear, 10 que resulta includable es que la estructura Cue abandonada y
destrujda per un incendio en e1stglo VIII. I~,' imperio. Concretamente en la Peninsula Iberica se ha podido ver que la
red urbana pervivi6 durante mas tiempo en ellitoral medirerraneo. en

Las causas que explicen las transformaciones de las uillae y su poste­


rior abandono han sido objeto de discusi6n per parte de varies autores.
Asf por ejemplo, para algunos esrudiosos, la sustituci6n de los grupos diri­
,II, sectores de Lusitania y en la Betica respecto a la Meseta, donde el Indice
de abandono es muy elevado. Asimismo, en algunos sectores peninsulares
el agotamiento del sistema basado en las grandes explotaciones rurales
como las uil/ae tuvo ritmos muy distintos en funci6n de la propia relaci6n
gentes como consecuencta de las invasiones expltcarta en' Ultima instancia entre campo y ciudad, el status de los grandes propietarios agrfcoles y la
el abandono de los centres de gesti6n de la gran proptedad. No obstante creciente concentraci6n de la propiedad.
esta pasici6n -catastrofista; ha side amplfamente cuesnonada par los
diferentes estudios reallzados. Estc propici6 que a partir del siglo IV y V apareciesen nuevas formas
de ocupacion del espacfo que van a caracterizar el transite del paisaje
~, TE'RRlTORIO', SOCIEDAD FN'TRE LA ANTIGOEDAD TARDiL
139
13& ARQUEOLOG!A (Ill) ,,'
:i:'
En cambio, en los asentamicntos de altura de Ia Meseta dominan
antiguo a! medieval, 0 que se ocupasen espacios y nichos ecol6gicos has­ rnateriales ceramtcos realizados a mana producidos en ralleres de ambi­
ta entonces poco utilizados, como resu.1tado de la irnplantaci6n de nuevas
to dome.stico. De hecho es mas convincente relacionar estes ccupaciones
dinamicas socteles y onentactones productivas. ~) can los cembios que se produjeron en la organizacion social del terrttorio
Si analizamos las transformaciones que tuvieron luger en la Peninsula ]~ (huida del campesinado ante la preston de los grandes propietarios) y con
$" la aparid6n de nuevas 16gicas productivas orientadas a la explotaci6n de
Iberica nos darernos cuenta que es postble observer la existencia de una

It*..
notable variabilidad y heterogeneidad de tendencias y de procesos. de tal recursos forestales y ganaderos. Un aspecto que hay que mencionar en
manera que resulta muy diffcil establecer generalizaciones. Por otro lado, todcs estos casas es que con frecucncia estos asentamientcs parecen
hay que tener en cuenta que estas transformaclones son indicadores que :,
caracterizarse par ocupaciones de duraci6n limitada y no son muy fre­
nos permiten conocer los cambios sociales yecon6micos que se produ­
jeron en estos siglos, y desde este planteamiento hay que analizar los
,.,
:;;.

(~,
cuentes los casas que perduran hasta la plena Edad Media.
En todo caso es necesario diferenciar dos tipos de asentamientos de
cembtos que sufneron las sociedades altomedievales. La distinta capacl­ ',' : altura de caracterfsticas rnateriales y connotactcnes sociales muy dtfe­
dad de control y las estratcgias seguidas por los arist6cratas durante
rentes:
estes stglos. as! como Ia propia reacci6n del cempestnado indudable­
mente conlribuyen a exphcar y dotar de sentido todos estes prccesos, que 1. En algunos casos se ha podide reladonar este proceso con Ia pre­
se traducen tanto en un cambia sustancial de la estructura jerarquica de sencia de grupos campesinos que escapan al creciente control senorial. y
orgaruzacion del poblamiento como en la propla morfologfa de los asen­ forman comunidades independientes de los grandes propietarios y los
tamientos. rnjcleos urbanos en un marco econ6mico tendente a la auterqufe. Un
caso significativo puede estar representado per el yaclrruento de EI
Uno de los fen6mcnos que caractenza las transforrnaciones del Zambo, situado en el valle del rio vlnelopo (Alicante) y estudiado par
poblamiento rural durante los siglos IV-VIll en Hispania y en otros sec­ S. Gutierrez (fig. 5). Se trata de un cerro alargado situado a 467 m sabre
tores del Occidente es la ocupaci6n de espactos elevados. cabezas y el nivel del mar donde se han recuperado los restos de algunos edificios
cohnas, en lugares donde en ocasiones se localizaban los asentamientos
prerrornanos. Curiosamente este fenorneno, bien conocido en muchos
sectores de la peninsula a traves de prospecciones arqueol6gicas 0
incluso par la presencia de noticias documentales, aun no ha sido estu­
dtado de forma detallada debido a Ie carencia de excavactones realize­ )'
das en extensi6n. No obstante, se trata de un fen6meno complejo, en el
que se observe un desplazamientc de grupos humanos desde las llanu­
ras y campifias volcadas a la agricultura tntensiva hacia otros espacios
en los rebordes montaiiosos donde se desarrollan otro tipo de cstrate­
gias productivas.
Las reocupaciones tardorromanas de asentamientos de altura estan
documentadas tanto en ellitoral mediterraneo peninsular como en nume­
rosas regtones del interior. En el sector meditem1neo el tipo de material
ceramlco recuperado es semejante al identificadc en otrcs contcxtos
rurales e incluso urbanos coetaneos, 10 que nos muestra que sus habi­ (
tantes se encontraban integrados en una activa red comercial,.por 10 que
hay que excluir la inseguridad e inestabllidad como un fen6meno que • ••
explique adecuadamente estas fonnas de ocupaci6n. Asimismo, en varios
castI'os gallegos y del noroeste se han hallado ceclmicas african as del FIG. 5. Yocim;el\to de olluro de EI Zombo (Aliconre), sagun S. Gutierrez.
siglo V e incluso del VI.
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140 ARQUEOLOGIA (Ill)
11 '.;"

..
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TERRITORlO YSOCIEDAD ENTRELA ANT[GOEOAD TARDlA... 141

realizados en mamposterfa asrcomo restos de posibles estrucruras rupes­ de Yeltes en Salamanca, Cabeza de Navasangil en Avila, Punt del Cid en
tres. La primera ocupaci6n del cerro tuvo luger en Ia Edad del Bronee, y :r Castellon, Valencia la Vella en Valencia ... ). Par 10 que se refirlere a las
dimensiones de los reclntos, estes son muy variados,l1egando en ocasto­
volvio a ocuparse en los siglos V YVI. En este momento se trata de un t nes a ser relativamente amplios (5-8 Ha). Desde un punta de vista tecnico
asentamientc carente de rectntos fortificados en el que se han hallado
materiales importados de procedeneia africana. Abandonado a mediados y moriot6gico los castros mayores han side realizados de forma similar a
o finales del VI volvi6 a ocuparse en el pertodo emiral (segunda mitad del los contemporaneos cierres amurallados urbanos.
siglo IX), ebandonendose de forma definitiva en ocasi6n de los confltctos Un caso paradigmatico esta representado par el castro de Puig Rom,
que antecedieron el establecimiento del calffato. Los indicadores dispo­ situado en el Pinneo oriental, en una colina que preside el actual poblado
nibles nos permiten pensar que se cultivaban cereales panificables y que de Rosas (fig. 7). Las excavactones realizadas han mostrado que la colina
se practicaba una importante actividad ganadera propia de una comuni­ fue dellmitada par un rectnto amurallado de dos metros de espesor rea­
dad rural autosuficiente. lizado en mamposrerta a con una tecnica en «esptna de pez..•. En el
Z. En cambia, en otras ocasiones se consolidan en el sena de estos recmto, realizado con argamasa de cal, se han localizado cubes de planta
asentamientos de altura nuevas formas de poder local intennedio que se cuadrada, tanto en su trazado como en la (mica puerta hasta el momento
podrian identificar con los castella y castro que aparecen mencionados en localizada. En el interior de 1a fortificaci6n, que se ha fechado entre los
las pizarras de epoca visigoda que se han recuperado en varies sectores afios 625-715 aproximadamente. se han locallzado media docena de
pentnsulares, y especialmente en la Meseta septentrional. Hay que sefia­ .,, viviendas realizadas con z6calos de mamposterfa y alzado de taptal.
lar que can frecuencia esre tipo de asentamientos estan dotados can -~,
Dentro de las mismas se han localizado una docena de silos para el alma­
rectnros amurallados en mamposterfa, en ocasiones imponentes (fig. 6). cenamlento de cereales asf como numerosos materiales ceramtcos y
Algunos de ellos se han excavado, 10 que ha permitido datarlos en los vidrios importados que muestran como este asentamiento se insertaba en
siglos IV-V (Castro Ventosa en Le6n, Monte Cilda en Palencia, Castro una cornpleja red comercial.
d'Bnclar en Andorra) a V-Vll (Bemardos en Segovia, San Esteban de Muchos de estos castros y fortificaciones se han analizado en el marco
Muelas de Pan en Zamora, Tedeja en Burgos, Puig Rom en Gerena, Yecla de la militarizaci6n del territorio que caracteriza el perfodo final del
Imperio y el dominic visigcdc, por 10 que se podrren atribulr a la pre-
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FIG. 6. Reclmc amurallado alromedieval de Ccere Cild6\Palencia), segun M. A.


Garcia Guinea, J. Gonz61ez Echegerey, J. A. Sen M:.guel Ruiz. FIG. 7. Raccnstrucclon del ccsfro de Puig Rom {All Empordaj, segun P. de Pclcl.
II 142 TERRITORTO YSOCIEO!lD ENTRE LA ANTIGOEOAD TARDtA... 143
ARQUEOLOG~

sencia del estado. De hecho, otros yecimlentos europcos similares, como Esteban de Muelas de Pan en Zamora, etc.). De heche, en algunos de
los de Sainz-Blaise en Provenza, Monte Barre, Castelseprio 0 Monselice estes asentarmentos se han localtzado ceC3S, ptzarras de epoca visigoda,
en cl Norte de Italia, han side interpretados en estos mismos tlirminos, mareriales arqueo16gicos importados 0 tncluso sedes episcopales.
claude este npo de nccleos hanjugado un papel muy relevante en terrm, Resulta rnuy significativo .senalar el papel que pudieron jugar estos
nos administrativos y fiscales. puntos centrales en la articulaci6n del poder en la Meseta durante los
siglos v-vtr aunque en realidad la carencia de excavaciones en extension
En el caso de Ia Peninsula Iberica qutzas presente algunas partfculan,
clades la situaci6n de la Meseta, y en particular su mitad septentrional. En no nos permtte conocer de que manera se artlculaban estes poderes loca­
este sector, claude el porcentaje de abandonos de ciudades es el mas alto de les, y de que forma ejercfan su dominio sobre e) campesfnado y otros
roda [a Penfnsula Iberica, se ha podido observer que existe una notable yacimientos cercanos.
concentracton de asentanuentos fortificados en altura. Para explicar esta
concentracion algunos autores han Querida reconocer en este tipo de 1.3. La ocupncicn de 108 «espaclos marginales»
poblados mas que la presencia directa del Estado, las fonnas de relaci6n
existentes entre el poder central y los poderes locales y perifericos. Otro proceso que se ha podido documentar de forma basrante gene­
ralfzada en el occidente medlterraneo ha sido la tendencia a Ia ocupaci6n
Una de las prtncipales concluslones a las que han llegado los estudios durante los siglcs V-IX de zonas «marglnalese siguiendo logtcas de carac­
realizados durante los nlrirnos enos es que el resultado de la desarticula­ ter campeslno. De hecho, se ha podido documentar como a partir de
ci6n del imperio romano de occiderue fue el favorecer el protagonismo de este momenta se empiezan a poblar espacios de montana 0 de valles
poderes locales que adquirieron un cierto grado de autonomra. En un que no habfan sido ocupados de fonna sistematica en el periodo romano.
rectente trabajo S. Castellanos e I. Martin vlso han rnostrado que en los
siglos v-x se produjo una compleja interacci6n entre numerosas forrnas Tal y como ha subrayado S. Gutierrez, Ia «marginalidad.. de estos asen­
de poder local arrafgadas en el campo respecto a los poderes centraliza­ tamientos es relative, ya que algunos de estos espacios habran side explo­
des que, en forma de estado, pugnaron par implanter su dominio en la tados durante eI perfodo imperial, aunque con criterios y 16gicas muy dis­
Peninsula Iberica. Las dificultades que tuvieron todas las formaciones tintas. Perc ademas, la comprensidn de los criterios que han llevado a
estatales que se radicaron en el solar hispano tras la carda del imperio se este tipo de ocupaci6n debe realizarse desde la superacidn de los prejuicios
resolvieron mediante la Integracion de las elites locales capaces de arti­ can los que se perciben en la actualidad estes espacios. Aparentemente, la
cular sectores del territorio en las fonnas estatales. Se ha generadc, de instalaci6n de poblados en zonas poco producttvas como los bosques, los
heche, una tensi6n entre dos modelos sociales que se resueJto a veces montes, 0 incluso espacios malsanos como los humedales, son dlfrctlrnen­
mediante la integracion de los poderes locales en el aparato estatal, bien te expllcables desde la 6ptica actual y tambien desde la lcgica producnva
mediante la marginalizaci6n de los poderes locales en sectores periferi­ del mundo romano. Respecto a los patrones vigentes en epoca romana,
cos, a inclusc en el enfrentamiento abierto. Asf par ejemplo la ocupaci6n muchos de los asentamientos de estos siglos aparecen lejanos, apartados y
de la ciudad de Amaya en el ana 574 par parte del rey Leovigildo debe perifericos. Perc en realidad 10que pretenden los habitantes de estos asen­
leerse en termtnos de confltcto entre ambas Iormas de poder. tamientcs es esrar lejos de los grandes rerrarenientes que explotan los llanos
y de la jerarqufa articulada en torno a las ciudades, de tal manera que este
A traves de esta clave de lectura, ambos autores han analizado fen6­ tipo de ocupadones seria el reflejo de inidativas campesinas y de nuevas
menos tan complejos como la afinnaci6n de los estados germanicos, la , dinarnicas en la caracterizaci6n social del espado.
propia invasi6n islamica y la progresiva afirmaci6n del estado asturleon6
(la «repoblaci6TIl'), expliee.ndo convincentemente los numerosos conflic­ Un caso paradigmatico de estos asentamientos ",marginales D esta
tos y alianzas que se generaron en torno a estos pracesos a la existencia representad'o por las ocupaciones rupestres. No es un fen6meno exclusi­
de una diversidad muy notable de transfonnadones entre el centro en vo de este perfodo, ya que tambien es frecuente que se localicen materia­
que surgen estas fonnaciones y las periferias. Precisamente estes poderes les de lipoca ramana dentro de estas cuevas. Este fen6meno se ha docu­
locales se articularfan a trav6 de este tipo de asentamientos fortificados mentado en la Cordillera Cantabrica (Cantabria, Le6n, Asturias. Pals
de altura (Castro Ventosa, Pena Amaya, Bemardos en Segovia. San Vasco), La Rioja, Arag6n, Cataluna, Navarra, Valencia, Andalucfa, La
144
ARQUEOlOGJA mn TERRlTORIO Y SOCIEDAD ENTREL\ ANTiGOEDAD TARDfA... 145
Rioja, Alto Duero, etc y en otros sectores mediterraneos (fig. 8). Se ha dis­ ter ganadero (p. e. Iruaxpe ill en Gipuzkoa), 0 de caracter domesticc y
cuticle con frecuencta las motivaciones que han deterrninado este tipo de residencial, como el caso de Los Husos (Alave), donde se ha podido
ocupaci6n rupestre, aludiendo a motivos vincuJados con Ia inestabiJi_ documentar su ocupaci6n desde el perfodo tardorromano haste el
dad polltica del perlodo, el caracter eremrtfco a religioso de algunas de
siglo VII.
estas manifestaciones, el proceso de hulda del campe.sinado a su cankter
de refugio temporal de caracrer ganadero. Estas explicaciones no han de Aparentemente estas ocupaciones rupestres conocen una inflexion a
ser excluyentes entre sf, y reflejan la notable fragmentacjon y heteroge­ partir del siglo vm, tal y como han mostrado varios esrudros, aunque hay
neidad a Ia que se hacia antes referenda. En todo case hay que sefialar casos que muestran Ja perduracion de este tipo de ocupaci6n «marginal»
que con frecuencia los materiales hallados en estas cucvas SOn muy seme­ hasta la Plena Edad Media 0 incluso hasta fechas mucho mas recientes.
jantes a los presentes en otros asentamienros coetaneos.Jo que demuestra Asimismo se han podido fechar en este perfodo ocupaciones estacio­
su includable caracter habitacional.
nales 0 estables en zonas de valles y de alturas en las principales menta­
Asf par ejernplo en el case cetalan, donde se han identificado una fias del Medrterraneo (los Pirinecs, los Alpes 0 los Apeninos) que en oca­
quincena de cuevas ocupadas entre los siglcs V-VII, su uso se ha relacio, stones perduran durante toda la Alta Edad Media. En el caso del Pirineo
nado tanto con la inseguridad como con el desarrollo de una actividad catalan se ha llegado a hablar de una verdadera colonizaci6n de la mon­
pastoriI y con el desplazamiento trashurnanre a corte distancia (trashu­ tafia a partir de los siglos V-VI, de forma analoga a otros sectores medi­
mancia verttcal-). que se ha documentado en vartos sectores del terraneos (Liguria, Toscana septentrional, etc.). En otras ocasiones se
Meditemneo durante la Alta Edad Media. ;~,
ha podido observar el desarrollo de practices trashumantes a corte dis­
~. tancia que vincu1arlan los asentamientos de los valles 0 de las lIanuras
En el caso del Pats Vasco, donde se ha podido ver la existencia ver­
daderos eremitortos, tambien se pueden detectar ocupaciones de carac­ can los pastes de verano en altura dentro de una 16gica de expJotaci6n

... , , lirA,,, c ,
"s
~'

~,
propia de comunidades campesmas. En este caso los ejemplos tambien
son numerosos en el Pais V<UiCO, Catalufia, Rosellen, etc.

,. 'f., 1.4. Los nucvoe asentamlentos concentradca


.­ .' Ya hemos visto que los elementos principales de organizaci6n jerar­
,~ quica del poblamiento, las ciudades y las uillae, se rnodifican sustancial­
~: mente durante los siglos IV-VID, de tal manera que al final dc este perfo­
f­ do las primeras pierden su capacidad de estructuracicn del territorio y las
---­
I~ bi
. segundas han desaparecido cornpletarnente.
.ij Tal y como se ha senalado, las uUlae no fueron fa unica forma de ocu­
• paci6n del espacio en epoca romana y tardorromana, y aunque ann que­
da por indagar el destine de Jas pequenas granjas y establecimientos
-'0 I: " ( rurales, aparentemente durante los siglos IV YV se produjo una concen­
traci6n de la propiedad de 1a tierra y una simpliflcaclon de la jerarquia de
.10._­
....,.a.-o_o_
a.-o_
... 0 _ _ ..... _ t
poblamtento, de tal manera que muchos asentarnientos rurales de peque­
i'ia y medtena entidad se abandonaron durante estos siglcs. En cambio,
otros debieron de mantenerse ann en vida, tal y como muestra por ejem­
t, .. "u...
""-­
",,6 _ plo en el Bierzo la -Regla Monasnce.. de San Fructuoso, donde se des­
cribe un pobJamiento disperse de pueblos campesinos diminutos en la
FIG. 6.
Mapa dB dhtribuci6n de acupocione5 rvpeures obomedievoles en 10 segunda mitad del vn, 0 en el case del valle del Guadalquivir durante los
Cordillera Cont6brico, segun J. A. Gutierrez.
slglcs IVal VI (K. E. Carr).
TERRIToRJa Y SOCIEDAn EN . -­
146 ARQUEOLOGIA run
No obstante, 1a dificultad en identificar los asentamientos rurales de
esre petiodo ha llcvado a numerosos historiadores a caracterizarlos como
poblados disperses. de pequeiia entidad y con frecuencia inestables.
Aunque Indudablernente este tipo de asentamiento pudo jugar un papel
Importante en algunos sectores de la peninsula, las investigaciones mAs
recientes han mostrado, en cambia, que en los siglos v-x los asenta­
r:;;.. •''
-
rnientos campesinos concentrados han tenido un proragonismo muy
notable. Para algunos autores, Incfuso, pueden haber consttrutdc a partir
del siglo VI la forma de ocupecton mas extendida durante los siglos de
"
::l"~ ~""",
dominic visigodo en la Peninsula Iberica.
Existe en Ia actualtdad un importante debate sabre el proceso forma­ •
tivo de las estrucnrras aldeanas en Ia Europa medieval. 'Iras varios dece­
mos de investigaciones arqueologicas, autores franceses como R. Possie­ : • II • ~~
~J4~); ~
o J. Chapelot han vinculado Ia genesis de las aldeas can la afirmaclon del
feudalismo en tomo al ano mil; unicamente can el cambio de rnilerrio se
habrta afirmado una red estable y concentrada que habrta perdurado
• , "
haste nuestros dras.
No obstante. investigaciones recientes, como las realizadas par R. FIG. 9. Plante! del asenlomienlo rural de EI severer [Seres, terido).
Prancovich y R Hodges, han evidenciado la importancia que ha tenido en segun P, de Palo!.
el proceso de construccton del paisaje medieval italiano el surgimiento de
los asentemtentos concentrados en altura de ceracter aldeano a partir del
sigio VII, fen6meno que ha sido identificado con una verdadera fracture ill' tamlento, con algunas rncdiftcaclones puntuales, se mantendra hasta los
en la historia del pcblamiento rural. Desde esta optica. estes autores 'I iiltimos aiios del reinc de Toledo, de tal manera que su desrruccion es
cuestionan claramente el modelo defendido por los arqueclogos franceses
y evidencian la complejidad del fen6meno aldeano en fa Alta Edad Media.
En eJ caso de la Peninsula Iberica la aparici6n de estructuras aldeanas
*~
> practicamente coetanea a la ocupaclon islamica.
Asimismo, en los Ultimes anos se han excavado en extension en Madrid y
en la Meseta mas de des dccenas de aldeas de los siglos V-VII de grandes
he sido muy precoz respecto a Italia y gran parte de Francia ya que estan " dimensiones, aunque se ha identificado un numero mas amplio. Entre estos
asentamientos merece la pena seiialarse los de La Huesa (Zamora), Las
documentedas desde el siglo VI, y aunque mnguna de ellas perdurara has­
ta el perrodo medieval, su existencia nos muestra la presencia ya en los
primeros slglos de la Alta Edad Media de nuevas fonnas de soclabflidad

i·NI,
gscorralizas I Camino de Quiiiones (Morales de Taro, Zamora), La Indiana
(Pinto, Madrid), EI Pelfcano (Madrid), Ladera de los Prados (Valladolid),
Carcava de la Peladera (gegovia). G6zquez (Madrid), etc. Se trata de yael­
campesina y nos obliga a plantearnos el papel jugado par estas eldeas.
mtentos caracterizadcs par un registro material poco sofisrtcado, fonnados
Un case paradlgroanco esta representado par el asentamiento de El por la agrupaci6n de unidades restderrciales aparentemente autonomas y
Bovalar (Seres, Lerida). Se trata de un asentamtento concenrradc de separadas que forman aldeas compuestas par elementos dtsociedos. De
, i
casi 2.500 m 2 de extensi6n situado en el alto de un terraplen en proximi­ hecho la dtstribucion de las distintas estructuras dcmesticas indica que su
dad del no Segre y organtzado en tome a una plaza central (fig. 9.). Un densidad es.muy baja, inferior a los 600 m! por cada construccidn. En algu­
primer nucleo de poblaci6n esta conforrnado par Ia presencia de silos nas aldeas se han excavado varias hectareas de extensi6n, 10 que ha penni­
para el almacenaje de grano y otras estructuras de funcionalidad desco­ tido camprender su estructura interna y su organizaci6n urbanfstica.
nneida que atln no ha pedido ser fechado can precisi6n. A finales del siglo
Las construcciones de cankter dom~stico han sido realizadas can
IV 0 inidas del V,se construye una amplia iglesia de 26 x 12 m dotada de
materiales constructivos como la madera 0 e( barro, reservandose el
necropolis, en tomo a la cual se establece un amplio poblado. Este asen-
148 ARQlJEOLOG!A (Ill) TERRITQRIO YSOCIEDAD ENTRE LA ANTIGOEDAD TARDtA... 149

empleo de la piedra para edificios 0 elementos especfficos. Son frecuentes


los fondos de cabana semtexcavados, los silos y las estrucruras excavadaa
de disrinta entidad. En casas puntuales, como en Las Hoyas (Dehesa del
Canal, Salamanca), Je arquitectura domestica no es de piedra. sino que ha
sido reali.zada de forma completa con zccalos de piedra y alzada de tierra,
,;
En algunos casas se han idenrificado estructuras artesanales en los j;
yacimientos, 10 que nos indica que muchas acrividades productivas, inclu­ §
yenda la edificaci6n de las viviendas, la realizaci6n de herramientas a la w
prcduccion de ceramlca. se desarrollaban en ambito domesuco. en el
contexte de las propias aldeas. Son pues esencielmente aldeas campest­
~
nasi aunque en ocasiones se cuenta con lndicadores que hacen pensar a
una forma de control senoriel de las mtsmas. ""
.,e
~
Un ejemplo paradlgmaticc esta representado por el case de G6zquez
(San Martin de la Vega, Madrid). Se trala de un asentamiento de aprnxi­ '"
{j
madamente 12 Ha de extenston, del que se han excavado mas de 23.000 ~
m 2 (fig. 10). EI asentamiento esta dispuesto a los pies de una celina don­
de se ha Jocalizado una necropolis allneada ccetanea fonnada par 350
enterrarntentos. EI asentamientc fue fundado a Inicios del siglo VI, Y
i
<3
estaba compuestc par distintas agrupaciones separadas por amplios
~
espacios vacros en las que se han reconocido algunos edificios, 75 caba­
nas y casi un centenar de silas para fa conservecion del cereal. Los edffi­
eros han sido realizados con zccalos de piedra y alzado de tierra cubiertos
1.>
-a
con teja, mientras que las cabanas han sido realizadas con un entramado

••i
de madera, cubierta vegetal y presentan una bodega serniexcavada. Se ha
identificado asimismo un pozo y varios homos para la cocci6n de pan
distribuidos par el asentamiento. No resulta sencillo atribuir una funcio­ ~
nalidad especufca a cada una de las construcctones, de tal manera que g
31
habra cabanas con funcionalidades residenciales pero tambien destinadas o
al elmacenaje 0 a actividades producdvas. .s
~
A pesar de que el registro arqueo16gico no permita derecter la existencia
de diferencias sociales internas en las aldeas, esto no Impltca que esten al "
o
o
0:
margen de los poderes. Es dena que uno de los fen6menos mas importan­
<5
tes que tiene lugar tras la disaluci6n del aparato estatal bejoimperial ha sido
el profunda trasvase de la gesti6n de la producci6n agraria a manes de las
comunidades campesinas. Pero la farrnaci6n de las propias aldea solamen­
g
te puede explicarse en el marco de la inslauraci6n de poderes a rrivel supra­
local 0 comarcal. Hasta que no se produce la ccnstirucion efectiva de esos
poderes y que se alcanza un grado de consenso y lcgitimidad reconcctda de
esas jerarqufas dentro de un marco territorial amplio es impensable la exrs­ •
tencia de una red de aldeas estable. Asimisma la orientacicn economica que
r . 111

!
TERRITORIO YSOCIEDAD ENTRE J.A ANTIGOEDAD TARDiA... 151
150 ARQUEOLOGiA (Ill)

caracteriza algunas aldeas, como G6zquez (Madrid), muestra niveles de Todos los procesos que se han expuesto hasta ahora muestran que 1a
especiahzacion productive que superan el ambito de la aldea (producei6n crisis del Imperio romano de Occidente no IUVO efectos inrnedlatos en 1a
maslva de aceite, abundancia de equidos, etc.). organizaci6n territorial. aunque sf a breve plaza. Evidentemente los cam­
bios en la estructura del poblamiento reflejan transfonnaciones profun­
Todos estes yaclmlentos se abandonaron a mediados del siglo VIII, tras
das en las bases del sistema.
la ocupacton isldmica, cuando se observan profundae transformactones
en Ia red de poblamiento rural como resultado del desarrollo del proceso En eI tema anterior se ha senalado que el debilitamiento y la desapa­
de Islamlzacton de Ia sociedad que se desarrolla a partir del emirato rici6n de la eslrUctura estatal tuvieron notables consecuencias sabre la
omeya (vease lema 30). Per 10 tanto, estas aldeas no consntulran el circulaei6n de mercanctas a large distancia, ya que constitufa el so porte
esqueleto sabre el que se construfra el paisaje medieval. de Ia misma. No se produio un agotamiento total de las redes comercia­
les, perc si se redujo notablemente su peso e importancia.
En slntesis, la transfonnaci6n del poblamtento rural en los siglos v­
VIII muestra numerosas vartantes y diferencias territortales que no hace Los cambios quese obsexvan en la red de poblainiento estan relacio­
sino reflejar los profundos cambios soclales que tuvieron luger durante nados can estas transfonnaciones estructurales. La eluded, centro de
este periodo. exacci6n fiscal y de organizaci6n del territcrto. pierde progresivamente su
Si las transformaciones que observamos en las uillae esran directa­ capacidad de in£1uencia. Aparecen, en este contexte, nuevas Iormas de
mente relacionadas can las formes de gesti6n de Ia gran propiedad duran­ ocupaclon y explotaci6n del.tenitorio ajenas a las l6gicas que dominaban
te este periodo. las morfologtas tan variables que muestran los asenta­ en el sistema anterior. Am donde la crisis de las redes urbanas es mas
mientos campesinos reflejan una mayor capactdad organizariva de estas unportante, como en la Meseta, se multiplican los asentamtentos en altu­
comunidades durante Ia Alta Edad Media. Indudablemente la desarticu­ ra fortillcados que probablemente desempefian un papel central en la
laci6n del Imperio Romano y de los estados germanicos que Ie sucedieron jerarqufa y organizaci6n del espacio. En otros lugares encontramos gru­
favorecio la afirmacion progresiva de los poderes feudales alternatives al pos de campestnos que ocupan alturas, espacios marginales 0 se orgaru­
estado, 10 que se tradujo en una menor capacidad de presion y de control zan en cenrros aldeanos, en ocasrones bajo la direccion de gropos dtri­
del campesinado durante los siglos centrales de Ia Alta Edad Media. No gentes.
obstante, estos cambios presentan una enorrne variabilidad territorial. Sin embargo, la estructura romana no desaparectc de forma rcpentina
En la Meseta, donde el numero de ciudades era mas reducido durante ni de forma total. En cast todo el Imperio buena parte de las cludades
estos siglos y las prcpias uillae parecen agotarse antes, se definieron perviviercn como centres demograftcos y connnuaron ejerciendo una
pronto nuevas modelos de ocupaci6n del territorio de ceracter aldeano a oierta influencia sobre e1 territorio. Elementos propios del mundo anti­
[a vez que la ccupacion de poblados de altura tuvo una incidencia impor­ gua, como las haciendas de los grandee propietarios u otras entidades de
tante en la eslrUcturaci.6n de poderes locales. El prcceso de fragmenta­ poblamiento perduraron basta los siglos VI a VII. Obviamente se trans­
ci6n polttica fue lento, pero en amplios sectores de la Meseta la jerarqufa formaron sus expectativas productivas y comerciales, 10 que influy6 asi­
de poblamiento parece desarncularse como muy tarde en el siglo VII. mtsmo en las formes de organizad6n social del espacto.
En cambia, en el Htoral rnedlterraneo, Andalucfa y en parte del valle
del Ebro la mayor importancia de los centres urbanos y Ja reorganizaci6n
2. LA CONSTRUCCION DEL PAISAJE MEDIEVAL
bizantina explica que hasta el siglo VIII no se produjera un colapso de la
jerarqufa del poblamiento rural. i'
1 La desaparici6n del estado visigodo y el triunfo del modelo social feu­
Menos clara es la situaci6n en el CantAbrico, donde se desc(;mocen casi dalizante genero un conflicto complejo en el seno de este modelo social
completamente las morfologfas del poblamiento rural altomedieval. entre distintas dases sociales que Dev6, a medio plaza, a la configuraci6n
Aparentemente la situaci6n es mas similar a la de la Meseta, aunque de una estructura polftica plenarnente feudal (vwe tema 28). La capacidad
aun los datos disponibles no son demasiado fiables.
! de control de los poderes locales fue cada vez mAs efectiva a la hora de diri­
gir y absorber rentas de In. producci6n campesina. De forma paralela se han
'" '" '" '" '"
153
TEJUUTORlO Y sOC)J'!:DAD ENTRI'. U ""''T1GOEDMl TARUtA..
152 ARQUEOLOGIA (nil
relativizar algunos modelos realizados unicamente con fuentes docu­
ida creando durante este perfodo nuevas formaciones esratales construidas mentales. Que se estan mostrando cada vez mas parclales y engaftosos.
Integrando 0 dominnndo (as poderes locales territoriales. Las tenstones que Los elementos mas caractertsncos del paisaje medieval van a ser por
se crean entre estos mode1os y las clases sociales son las que exphcan. en un lado la generalizaci6n de las concenuaciones estebles de personas y
Ultima tnstencia. las principales tendencies del perfodo.
par otro et surgirniento de nuevas formas de poder local.
Yn se ha heche referenda con anrerfortdad a la extstencia de drsnntos
modelos interpretativos en el estudio del transite de la Arulguedad a la
2..1. La fonnacion de las concentraciones de poblnmlentoa
Edad Media debido tanto a la existencia de distintas escuelas y criterios
de analisis como al tipo de registro informative uttlizado. In alden
Los autores que utilizan esencialmente fa documentaci6n escrita han Los siglos VIll YX representan una notable Iractura en la historia del
centrado su atenci6n en los cambios que se produjeron aproximada­ poblamiento rural europeo. puesto que es en este momento cuando surge
mente en tomo al ano mil, ouando ruvo lugar la confcrmecicn complcta Ia morfolcgta de pobiamiento mas caractetistica de toda la Edad Media
de una sociedad feudal basada en la creaclon de nuevas vrnculos de destinade a perdurar pnkticamente haste nuestros dfas: la aldea. Desde
dependencia, una nueva forma de organizaci6n del podcr y nuevos mar­ un punto de visto paisajlsticc Y sodalIa construcci6n del paisaje aldeano
cos de organizaci6n social del territorio. Las fuentes de las que disponen medieval representa una fast; clave en la htstona del muadc rural, ya que
con anterioridad suelen ser parciales y limitadas, y no penniten mas que estos pueblos han perdurado casi hasta nuestros dtas. Asf par ejemplo el
esbozar algunos de los rasgos que caracterizan 13 sociedad prefeudal. 90% de las aldeas que exisne en Vizcaya en el afio 1000 aun existen en la
Per ella se ha planteado la exlstencia de un fen6meno de transici6n 0 de actualid.\ld.
ruptura brusca con el orden anterior. De hecho, cs Irecuenre que se feche
en los siglos X-XII Ia aparici6n 0 la consolideclon de elementos basicos Si pensamos que es un pueblo en 13 actualidad, nos daremos cuenta
del paisaje medieval, como la red aldeana. que se trata de un asentamiento esteble, dotadc con frecuencla de una
Iglesia, con Itmitce bien conocidos y normalmente eencenrradc. Un t6pi­
En cambro, las investigaciones arqueol6gicas mas recientes realiza­ co arraigadc es el que identifica el origen de este tipo de habitat rural
das en buena parte de Europa han demostradc que la genesis del paisaje ..traditional:- en 13 memoria de los tiempos, en el marco de la estabilidad
medieval tuvo lugar siglos antes, como resuItado de fa desmembraci6n y el conservadurismo de las soctededes rurales. No obstante, la
del paisaje antiguo y la genesis de nuevas formas de socializaci6n y Arqueologla Medieval ha podido constatar en los ulumos decenios como,
organizaci6n social del territorio. La aparici6n de nuevos patrones de en realldad, la g~nesls de la red de pueblos y aldeas que existen en 1a
poblamiento destinadas a tener una larga duraci6n en los paisajes euro­ actualidad tuvc lugar en un momento y en contexte social muy preclso
peas tuvo luger en torno a los sigtos VII-IX, y Cue el marco en el que se que hay que situar entre los slglos vm.xr y que rcprescnta un hitc en [a
crearcn los poderes locales y las nuevas f6rmulas de dependencia que
genesis del paisaje medieval.
generaron fonnas de organizaci6n social feudal 0 isIamica. Esto no ).,
quiere decir que se produjera una ruptura brusca con 105 modelos de 'fal y como se ha planteado con anterioridad, la existencia de pueblos
ocupaei6n del espacio precedentes. de tal manera que algunos de los
procesos sefi31ados can anterioridad, como la ocupaci6n de los espacios
j. concentrados 0 aldeas no es-una .invenci6n» del paisaje medie... al, sino
que esta presente ya en el mundo antiguo. No obstante, no siempre exis­
te una continuidad entre las aldeas de ~poca antigua y las medievales; de
marginales 0 de alturas, nO solamente continuaron, sino que en algunos
sectores peninsuIares se reactivaron durante los siglos vn y VDI. Con
I I.
hecho, el paisaje medieval europeo se construy6 a partir de nuevas bases
todo, a partir del siglo VIll es posible detectar en varios seclores de la que se gestaron
, a partir de los siglos VIII y x.
Peninsula Ib~rica la aparici6n de un conjunto de indicadores que nos Este fen6meno ha sido estudiado con gran inter~s por parte de 1a
muestran que s.e hao puesto en marcha el proceso de fonnaci6n del pai­ arqueologia europea en cl ultimo medio siglo, constituyendo uno de las
saje medieval. bases sobre la que se ha construido la Arqueologia Medieval como disci·
Aunque aoim se dispone de pecos estudios regionales adecuadas para plina. Estas investigaciones han mostradO la complejidad del fen6meno.
::
analizar este proceso, empieza ao crearse un ciecto consenso a la hora de

I!
TERRlTnRln YsnCIEDAD ENTRE LAANTIGOEDAD TARDI/l,,_ 155
154 ARQUEOLOGJA (I11)

Los estudlos realizados en el centro de Inglaterra han mostrado que a


partir del 850 aproximadamente se produjo la reagrupacion y le estabni­
zaci6n del poblemiento. Es a partir de este memento cuando se produjo
la intensfficacion de la producci6n agrarta y se gestaron las bases de
nuevos poderes locales o pre-estatales sabre los que se fundo Ia sociedad
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m _ 60"'­
,
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/~ /1[\,
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medieval. De hecho. el Domesday Book, redactado en Ia segunda rnitad
del slglo XI, refleja una sociedad plenamente estructurada en aldeas esta­
bles que han llegado pracncamente haste nuestros dras.
En cambia, en orros sectcres europeos donde la estruetura aldeana ha
-­ ~.~M

+
11~
S1I

m\\
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constituido un elemento muy importante en la estrucrura social del espa­
cio ya desde el siglo Y, ha sido posible observar que en epoca carolingia se
'
~ .. :;~:\"
produjeron cambios muy significativos. Este es el caso del NO de Europa,
que ha side estudiado recientemente per H. Hamerow Esta autora hn
mostrado que a partir de Ia segunda mitad del siglo vn se generalizaron
las aldeas planifi.cadas y se transformaron notablemente las exlstentes con
,!~"'-I~:
I
anterioridad mediante cl desarrollo de nuevas fonnas de poder local,
tanto en el interior de las aldcas a par enctma de elias. 10 que se tradujo I
/ •
en cambios morfol6gicos muy significativos. Per un lado se produjo una I
I

reorgamzacton del urbanismo de las a1deas, de tal manera que la dispo­


sici6n ecaonca .. 0 polifocal de los siglos anteriores fue sustituida por
una estrucrura planificada, como en el case de Vorbasse en epcca vikinga.
En el caso de Montours, por ejemplo, se realizaron una serte de fosas per­
pendtculares que crgantzaban el urbanismc aldeano, dividiendo las par­
- I
It 'l~
--
celas y Ievorectendo el drenaje del asentamiento. Dentro de cada una de
estas parcelas se encontraban los distintos editictos (fig. 11). Esta nueva
disposici6n se vio asimismo reflejada en Ia aparici6n de nuevos modclca
edilicios que, de forma unfforme, se distribuyeron per espaeios tan \
amplios como Dtnamerca, Alemania, Pafses Bajcs 0 Gran Bretana.
Concretcmentc Ia aparicion de grandes cabanas alargadas construldas 1/
"
1/
1/
sobre pastes de madera (longhouses a «casas alargadas» eon divisiones
funcionales internas claramente establecidas ccnsttruye un indicador ,., ,­ . II /1'"I
II
{I 1/
..... "'"... 1/
-­ - ----­­ -,­ -
precise de los cambios que tuvieron Iugar en Ia arquitectura y en la orga­
ntzacton urbanfstica de las aldeas de este perfodo (fig. 12). Asimismo se ",.... <-­ ' - ,
produjo una reorganizaci6n de las actividades agrarias mediante Ia mten­
smcaci6n de los espaclos cultivados y [a intrcduccidn de un elemental sis­
tema de rotaci6n, y las aldeas se Insertaron en circuitos comerciales
complejos que hacran referenda a centres rurales especiallzados 0 pro­
tourbanos.
En Gran Bretana los arqueologos han observado que a partir del siglo FIG. 11. Aldeo corolingiCl de Le Teilleul, segun I. Cctteddu. LCI division en porcelcs
VllI se puso en marcha un proceso de reagrupamiento del poblamiento es muy ccman en cldecs frcncescs de epocc carolingia, de lei rrcrerc qoo lc oklee
rural de forma paralela a 1a estabilizacion de los espacios de cultivo y a la sa de~na como una agruflaci6n de unldodes agrlcolas y restdencrcles curoncmcs.
,
IS6 ARQUEOLOGlA (III)
l
TERRITORlO YSOC1EDAD ENTREUI A.'IlTiGOEDAD TARDlA.., IS7
"7
-, separan parcelas que contienen una casa, fondos de cabanas y fosas. La
densidad es tal que se han identlficado hasta sfete fases sucesivas. Sabre
,
; esta realidad socialmente transforrnada se produce Ia inserci6n de nuevas
formas de poder condales a partir de mediados del siglc X,lo que produ­
ce el arrasamiento de varias edfficaciones de epcca carolingia y Ia reali­
zaci6n de una amplia construcci6n de 8 x 7 m identificada como rest­
'~
-Be-~ dencia condal.
•I;'
En el case Italiano los estudios mas recientes han situado en torno a
mcdiados del siglo V11 e inicios del siglo vm la genesis de la red aldea­
FIG. 12. La longnOlJS80 CCOSO olorgodo, de ripo Worendori, segun Hiedir.go. I:$(e na. n-a.s 1a grave crisis social, economice y polftica de los siglos VI y de
modelo orquitecl6nico olconz6 uno ncscble difusi6n en el NO de Europa entre 105 la primera mitad del VII, tuvo luger el desmantelamiento defirritivo
sigl05 VIII Y IX.
del palsaje antiguo. Los arist6cratas perdferon gran parte de su capa­
cidad de influencia, ejerciendc su poder en espacios muy reducidos
consolidaci6n de poderes locales. Un ejemplo peradigrnatlco de estes (Francovich , Hodges). En esre contexte fueron las comunidades earn­
procesos de configuraci6n de esrrucruras aldeanas esta represenrado por pesrnas las que promcvieron la epericion de asentamientcs conccntra­
el yacimiento de wharram Percy (Yorkshire). Es uno de los primeros ? dos y estables. con frecuencia en altura, destinados a perdurar en el
despoblados medtevales que se han estudiado en Inglaterra y ha sido 1, tiernpo. Algunos de estos esentemlentos, como el de Poggio Imperiale
ohjeto de intensas excavactcnes erqueclogcas durante cuatro decenios. (Poggibonsi, Siena), han sido excevados en extension en los Ultimos
El lugar en el que surgtc fa aLdea medieval estuvc ocupado dcsde 1a pro­ enos y han permitido conocer el proceso de transformacion de estas
tohistoria, aunque fue en epoca romana cuando se documenta 1a presen­
aldeas (fig. 13).
cia de granjas de ampltas dimensiones. Durante el perlodo anglosejon ini­
dallas arque61ogos picnsan que subsistieron pequenas granjas formadas El yacimiento de Poggio Imperiale se fund6 en el perlodo tardoanti­
per pocas casas, carentes de una planificaci6n y de un urbanlsmo orde­ guo, probablemente como habitat dependiente de una villa a hacienda
nado. Unicamente a partir de los siglos vrrr-x se produjo la concentraci6n aun no identificada y con una vocaclon agricola y ganadera. No obstante,
del poblamiento y la reestructuracton del mismo, en cuyo seno se cons­ fue en los siglos vn y vm cuando se convirtio en una aldea concentrada
tlUy6la iglesia de San Martfn. La planimetrla de 1<1 nueva aldea muestra de mas de 2 Ha formada por pequenas cabanas de madera y tierra
1a extstencta de una clara voluntad de planificaci6n y ordenaclon del semlexcavadas (80 m') que desarrollaba una economfa esencialmcnte
espacto, puesto que tanto las viviendas como los espacios de cultivo se silvopastoril baseda en Ia crfa de cerdos y cabras. Allacl.o de estas cabaiias
disponfan fonnando des lfneas paralelas entre sf. La presencia de formas se han hallado cobertlzcs, cterres. establos y almacenes. Es imponante
de poder local representadas por Ja exlstencia de manors esta documen­ decir que estas construcciones estaban delimitadas a1 este y al oeste por
tada untcamente a finales del siglc XI, aunque se hahfan desarrollado con
antcrioridad.
Otro caso Importanre que merece la pena senalar es el de Douai, en
Francia. Las excavaciones urbanas han mostrado que]a primera Easede
I dos areas de enterramiento.
El asentamiento se transformc parcialmente en Ja scgunda mitad
del siglo vm mediante la realizaci6n de nuevas construceiones en tome
a un espacio abierto .vallado. Las cabanas semiexcavadas fueron susti­
ocupaci6n dellugar estaba constituida por cabanas de madera rectangu, tuidas por construceiones circulares, elfpticas 0 rectangulare.s realizadas
lares semiexcavadas que configuraban un hAbitat semidisperso a oril]as a mvel de suelo. Se ha calculado que el asentamiento estarla formado
del rio Scarpe durante los siglos VJ-VIII. A partir del siglo IX tuvo lugar la por unos veinte mkleos familiares dedicados a 1a explotaci6n de los
configuraci6n de una aldea concentrada con una alta densidad, de tal recursos agrlcolas y ganaderos. Por ofrO lado se ha deterrninado que a
manera que los arque6logos no dudan en hablar de una aglomeraci6n de partir de este momento la actividad agricola, basada esencialmente en 1a
cankter preurbano. Las constIucciones, realizadas ahora con arrnadura tala y la querna, adquiri6 uIJa mayor importancia en la economfa de la
de madera y z6calos de tierra, estAn separadas entre s1 por rozas que aldea.
;

158
AROUEOLOGf" (III) TERRlTOR.!O Y SOCJEDAD ENTRE L\ ANTIGOEDAD TARDfA... 159
,
para alimentos realizada en esc siglo de la que parte un camino en tome
,"" al que se disponen consrruccrcnes destinadas a estructuras artesanales y
> un granero para el almacenaje de rentas, Hay que senalar asimismo que
,
,J la distrihuci6n de los huesos de animales ha permitido establecer la exis­
tencia de notables diferencias en la dieta de los habtrantes en la «casa
alergada», sus dependientes y el resto de los habitantes de la aldea, tanto
1 en 10que se refiere a la cantidad, como a la variedad y al tipo de came
I
~
consurnida.
Este modelo deftntdo en el centro de Italia, que preve la existencia de
i una primera fuse de formaci6n de estructuras aldeanas por parte de gru­
/, pos campesinos «autonomos» en el curso del siglo VI-VII y un segundo
momento de desarrollo de poderes en el seno de las a1deas a partir del
If periodo carolingio, ha side cuesttcnado por autores como G. P. Brogiolo.
Este arqueologo defiende, en cambro. Ja existencia de poderes fuertes y
I articulados durante los siglos centrales de la Alta Edad Media, entre los
que habria que identificar los promotcres de los procesos de concentra­
ci6n y construcci6n del paisaje medieval.
Estes ejemplos son suficientemente significatfvos para Iograr entender
el tipo de informaciones que se pueden obtener a traves de la realizaci6n
de excavaciones en extensi6n rigurosas para conocer la genesis de los pai­
sajes medievales, ast como 1a fractura que ha supuesto en el mundo rural
europeo los ulumos siglos de la Alta Edad Media. Estos cambios en la
morfologfa de los asentamientcs reflejan en realidad los profundos cam­
bios soclales que estaban teniendo lugar en este perfodo.
Ahora bien,"resulta mas complejo analizar la situaci6n de la Peninsula
Iberica en estos siglos, ya que son muy escasos los ejemplos de yaci­
rnientos de estos siglos excavados en extensi6n. Con frecuencia el estudic
de la genesis de Ia aldea se ha realizado utilizando la documentaci6n
escrita, ya que los fondos documentales suelen empezar precisamente en
f, este perfodc. De esta manera los hfstortadores han concluido, siguiendo
de cerca los modelos interpretatfvos definidos por autores Iranceses
FIG. 13. Evoluci6n del yacimie"nto de Poggio Imperiale (Siena, Iialia)lin 10 Alta como R. Fessler; que la aldea es el fruto de la implantaci6n del feudalis­
Edod Media segun M. Vale.,t; 10. a/deo de apace lombardo, 750-850; b. el centro mo, retrasando de esta rnanera su aparici6n hasta los siglos X-XI. Sin
dominical, IX-X). embargo, las mas recientes excavaciones arqueol6gicas cuestionan
ampliamente este modelo y el significado social que se le pretende atri­
Pero fue en el siglo IX cuando se produjo 1a transformaci6n mas burr a la «eldea de los htstoriadoress ya que la «aldea de los arqueologos».
importante del asentamiento. Se atribuye a esta fase la aparici6n de una siguiendo la termmologra de E. Zadora Rio, muestra una reahdad mucho
corte 0 centro dominical, resultado de 1a aparici6n de nuevas poderes mas compleja y articulada.
locales en el seno de 1a aldea. EI indicador mas preciso de este nuevo En el caso del noroeste peninsular se ha podido observar la exis­
poder es la «casa alargada» (longhouse) de 144 m! dotada de uri almacen tencia de una estrecha relaci6n entre los castros de epoca romana y e1
160 ARQUEOLOGJA (UI) TERRlTORlO YSOCIEDAD ENTRE lA ANTIGOEDADTARDlA 161

surgimientc de una a varies aldeas a los pies a en proxiuudad de los sc puede situar aproxirnadamente en el curso del siglo VIII (fig. 14). Mas
mismos. Es cierto que aun no se conace ni la cronologfa ni los proce­ concretamente se ha podido reconccer la presencia de una vivienda prin­
50S que vinculan ambas formes de ocupaci6n del espada, aurique se cipal realizada a ntvel del suelo sobre pastes asociada a otras construe­
cuenta con varies indicadores que situan esre transire entre los siglos clones semiexcavadas en la roca que se pueden identificar con almacenes
VTI-IX. y edificaciones can funclones secundarlas. Allado de estas construcciones
aparecen tambien silos pam el almacenaje de cereales, un presume cer­
Un caso recientemente estudiado en Galicia es el de A Pouseda
cede y un espacio carente de construcciones.
(Santiago de Compostela), En este yacimiento se ha podido constarar que
ha side durante los siglcs VI-VII cuando se crea una aldea a los pies del Ya en los siglos IX-X ccmienzan a aparecer signas de jerarquizaci6n y
castro de Santa Lucia, formada por silos y estructuras residenciales rea­ diferenclacion social. Entre estes hay que sefialar la presencia de una
lizadas con rnateriales perecederos. La importancia de esra intervenci6n, construcci6n alargada de notables dimensiones reconstruida en varias
realizada por F. Criado, reside en que en proximidad de la aldea se han ocasiones mediante el empleo de wealos de piedra y alzada de madera y
podido estudiar y fechar los procesos de formacion de los espaclos agra­ arcilla siempre en el mismo lugar. Esta pennanencia ocupaclonal se pue­
rios aterrazadcs tambien en el rnismo periodo (ver 2.3). de poner en relaci6n can una clara atrtbuclon y organizaci6n social del
espaclo. Unicarnente en tomo al ano mil se observa una transformaci6n
Asimismo en e] caso del oceidente asturiano M. Fernandez Mier ha
radical de la organizaci6n espacial del asentamiento mediante la cons­
sefialado que el desplazamiento de la territorialidad castrefia a la aldeana
trucci6n de una nueva calle en tome a la cual se disponen nuevas vivien­
esta estrechamente relacionado can la tntensfficacion de la dedicacion
das mcsrrandcnos Ia existencia de una estructura urbanfstica cornpleta-
agricola. y en particular cerealfcola. Este proceso habrla terndc lugar en
un momenta impreciso comprendido entre los siglos VIIy,IX. cuando las
nuevas aldeas ya aparecen en la documentacion escrtra.
La genesis de estas primeras aldeas se produjc en un contexto en el
se habfan rota todas las jerarqutas de poblamiento y formes de organi­
zacion del espacto que caracterizaban el periodo anterior. Y-esta desar­
ticulaci6n solarnente puede ser explicada en relaci6n con la capacldad
de las aristocracies par mantener su influencia en el territorio. EI fin de
la formaci6n social tributaria visigoda esta directamente relacionado
can Ia afinnaci6n de los senores de renta, que de todas formas no logra­ I
ron mantener una posici6n hegem6nica sobre el campesinado. La afir­ Ii
l
maci6n progresiva de estos gropos de pcder y el desarrollo de nuevas
formas de dominic en ambito loeal tuvo luger a partir de los siglos VIII
YIX en un palsaje que ya podemos considerar medieval. Aun durante los ,I.
siglos vm-x los aristocrates dominaron las aldeas solo de forma parcial
y con frecuencia desde el exterior. pero a partir del cambia de milenio se
construyeron nuevas formas de control y de dominio plenamente feu­
dales.
Uno de los ejemplos arqueol6gicarnente mejor conocidos en la actua­
Iidad esta representadc por-Ia aldea excavada en vitoria-Gasteia (Alava).
Las excavaciones realizadas en el casco hist6rico par A. Azkarate han per­
mitido observar que el primer asentamiento estable presente en la celina
en la que surgira posteriormeme la villa medieval esta constituido por FIG. 1A. Fxcoveclcn de [c cldec oltomedievol de Vi!orie-Go5teiz,
una agrupaci6n de cabanas y fondos de cabana, y cuya cronologta inicial segun A. Azkorcre.
162 ARQUEOLOGLA ~ TERRITORIO YSOClEDAD ENTRE LA ANTIGOEDAD TAROU... 163

mente divergente raspecto a lasrases anteriores. Solamente en los siglos Una segunda Case de ocupacion, fechada en e1 siglo IX, comportc Ia
XI y xu se productra una nueva transfcrmacion del espacio urbane reconstrucci6n del temple y la realizaci6n de una sene de tumbas que
mediante la construcctcn de un recinto amuralladc y de una iglesia pro­ cubrIan estracgraftcamente la necropolis anterior. En tor-rio ai centro de
bablemente dedicada a Santa Marla. culto se ha reconocido la edstencia de vanes viviendas que se han Iecha­
Este modelo se esta documentando en los ultlmos enos en otras alde­ do en los siglos IX y X, dellmttadas par un rectnto amurallado.
as alavesas cercanas. de manera que se puede situar el proccsc de [01­ No obstante, no se produjo la concentracton del poblamiento en todos los
maci6n de Ia red aldeana en tomo a1 700 aproximadamente, y la apari­ sectores perunsulares. Asf por ejemplo, las Investigaciones realizadas en
ci6n de formes de dtferenctacton a partir de los siglos IX y sabre todo X. Cataluna han mostrado que Ia esuuctura del poblamiento medieval se pre­
sentaba agrupada en el Pinneo, en los sectores occidenteles y sabre todo en
Otro ejernplo serfa el Castellar de Villajimena (Palencia), excavado
la frontera. mientras que en el sector oriental ha dominado un modelo mas
durante los enos 60 (fig. 15). Se trata de un asentamientc de altura, ocu­
flexible en el que se han desarrcllado formes dtspersas (1. Bo16s). Las abun­
pado en el siglo vn par una pequena Iglesia asociada a Wl3 necropolis [ar­
mada par sets rumbas, algunas de elias utilizadas en "arias ccastones. dantes fuentes escritas de los slglcs lX-X mendonan numerosas unidades de
poblacidn de pequenas dimcnsiones (villa, villare, villula, villarunculus],
algunae dotadas de modestas iglesias. No obstante, distintas excavaciones
arqueolegicas muestran que el proceso de conccntracion del poblamiento en

r-\
~~
altura se habfa empezado a deserroller enciertcs sectores catalanes.
Ejemplos paradrgmaucoe de poblados caneentrados que se forman
,-,

~-,
en este perrodo estan eonstituidas por yacirnientos como Caulers
(Gerena), que surge sabre una cima de 260 rn de altitud (fig. 16). EI
pablado medieval, compuesto por una decena de viviond aa, fue fundado
§ '" \~
,._.e en el siglo vm sabre las ruinas de una terre terdcrrcmena y aparece en la
documentaei6n a partir del siglo X. Posteriormente se transfann6 en el

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lermlno municipal de


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to c'dec de El Coslellar {Villoiimello, Palencial,


fiG. 15. Plor\la de . , .. ­
-
segun M. A. Gardo Gurnee, P. J. Gonzalez Echegaray, B. Madariogo Il,
de 10 Compo. FIG. 16. Plon\o do 10 oldeo de COllIers, Gerono, wgun M. Rill.
'
164 ARQlJEOLOGIA (JIl) l . '
"

I
siglo xn con la construcci6n de la iglesia de Sant Esteve y la consrruccion
de una terre en el Jado opuesto.
Otro ejernplc, ya en la Frontera al sur del Llobregar, podrta ser el del
castillo de Olerdola (All penedes). yacimiento situadc sabre una altura de
358 m que domina rode el Penedes. ocupado ya desde el Neoltttco y la
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Edad del Bronee aunque abandonedo en epoca romana. Las excavaciones i~,;
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arqueologices han permitido localizar una necropolis precedente a la
fundaci6n de la iglesia de Sant Miquel de Olerdola. que se ha fechado en
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un momento indeterrninado de los siglos V~vnI y que ha de corresponder .~:':

ala aparici6n de la primera aIdea campesina. En un momento posterior


se realizo la primera iglesia (siglo IX), reconstruida posteriormente en el
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ano 992 por 1a acci6n del conde Sunyer y el obispo Teuderico, y asoclada ,~(
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a un amplio cementerio. En este case, la aparici6n de los poderes feuda­
les en torno al ana mil comport6 la promoci6n pclltica del castro, que
aparece en la docurnentecton del siglo X mencionado igualmente can el rtm::-_· I 'L...........!..
nombre de civitatem Olerdula, en el momento cn que adqulere una nota­
FIG. 17. Plcntc del csentcmiemc de vilcclcrc (Caslellfallil, Bcrcelcnc],
ble dimensi6n poblacional. Decline como centro dc poder a rafz de la fun­ segun J. Enrich i He]c.
daci6n de Vilafranca del Penedes, aunque se mantuvo como entidad
poblacional menor en torno a una torre vigfa.
Asimismo, se podrlan senalar otros casas, en ocesiones asociadas a que no se ha podido detenninar si de aceite y vino) can un dep6sito. En
fortalezas a iglesias, como los del castillo de Viver, Sant Miquel de 1a las restantes estanclas, de caracter residenclal, se han identificado silos y
Vall, l'Esquerda, Castevell de Rosaries, Castell de Rosanes a Calafell. hogares. Se han recuper:ado materiales ceramtcos Importados aun en el
siglo vn al lado de molinos manuales gtratortos, 10 que indica que a
Pero como se ha senalado, tambien el poblamtento disperse ha eons­ pesar de participar sun en una red de intercambio artieulada, predomina
tituido un elemento caracterlstico del paisaje medieval cetelan, y su gene­ un modelo productive de carecter aut6nomo, tal yeomo atestiguan las
sis ha tentdo lugar en estos siglos altomcdteveles. activtdades productivas identificadas.
Un yaeimiento de referenda a la bora de analizar este proceso es el de Este asentamiento consriruye el antecedente de la Iormacion de las
Vilaelara (Castellfollit, Barcelona), que marca una separaci6n respecto a explotaciones rurales disperses conocidas con el nombre de mas (nombre
los modelos antiguos (fig, 17). Este poblado que se funda en el siglo VII catalan derivado dellatfn mansus). que se difunde a partir del perrodo
sabre las ruinas de un poblado iberico y perdura haste el siglo VIII, y carolingio en algunos sectores del prepirieno catalan, y especiaImente en
constituye un antecedente de los mas que se dccumcnran a partir del siglo
I,
las comarcas del Bergueda y Solsones. Los primeros ejemplos conocidos
JX. Se trata de un asentamientc que ejemplifica el desarrollo de un pobla­ (manso de ..La Creu de Ia pedra» en CasteUtort) fechables en los siglos JX
mlento disperso fonnado per pequenas comunidades (tres viviendas ado­ y X son extremadamente sencillos. Present an una planta rectangular
sadas) que preanuncia e1 surgimiento de los manses catalanes de los alargada, y cuentan can una unica division interior destinados at aloja­
elttmos siglos de la Alta Edad Media, aunque tcdavfa participa de ele­ miento y al establo de los animales. Posterionnente este modelo se hara
mentos caractertsttcos del mundo antiguo. EI asentamtento, de poco mas complejo con la adicd6n de otras habitaciones [manses de Vilosiu),
mas de 500 rnt, esta organlzado en tres espacios dispuestos de forma y 1a presencia de este modelo disperso a scmidisperso de poblamtento se
lineal y articulados en tomo a patios abtertos, qutzas dotados de un por­ generalizara en el sector oriental de Catalufia.
che cubterro. Cada una de estas areas cuenta can una funcionalidad
espedfica. En la mas meridional se ha localizado la presencia de un hor­ Las fuentes documentales de los siglos JX YX utilizan asin1ismo los ter­
no de pan y en la zona septentrional se ha identificado una prensa (aun­ minos de villas y villares. que se han identificadas con forrnas dispersas 0
167
TERRlTORIO Y SOCIEDAD ENTREIA ANTIG{)EDAD TARDLA...
166 AROUEOLOGLA (In)

semtdlsperses de poblarnfenro, aunque aun no ha side reconocidc arquc­


ologicamenre.
Un hecho includable es que 1a documentecton catalana de los siglos IX
YX rnenciona 1a existencia de aldeas (uillae) dotadas de termtnos tetrito­
riales bien delirnitadcs y con una fuerte Identidad especial. Dentro de
estas aldeas se desarrollan los poderes sabre los que se funda la estrucrura
feudal (vease terna 27). A
En el sur peninsular se observa igualmente 1a formaci6n de estructuras
aldeanas con estas mismas cronologtas. Ln caso paradigmatico este
reprcscntado per d Cerro de Penaflcr (Jaen), uno de los principales des­
poblados altomedievales publicados haste el momento. Se trata de una
aldea realizada sobre una colina que ocupa aproxirnadarnente unas 6
Ha de cxtensi6n y que estaba formada per unas trejnta casas aproxima­

-
damente de las que unicamcnte se han excavado diez y un aljibe. Son
casas de gran tamano dotades de amplios patios en tomo a los cuales se
ordcnen dc des a cuatrc habitaclones recrangulares. que han sido rcali­
zadas con zccalos de mamposterfa, alzado de tapial y cubterta vegetal.
Estas viviendas estan egrupadas formando «manzanes» de dos 0 tres
unidadcs. La presencia de grandes patios y la abundancia de sal en su
proximidad ba permitido pensar que estamos en presencia de una aldea 1
esencialmente ganadera. i!
Se tratarta de una aldea de unos 100-300 habitantes orientada esen­
cialmente a la explotaclon ganadera que estuvo ocupada desde finales del
stglo vm: hasta el primer cuarto del siglo X (fig. 1g).
il
En smtesfs.Ios estudios sobre Ja formacion de la red aldeana han mos­
trade Ia notable complejidad del fen6meno en Europa. Conscientes de la
importancia que ha tenido la aparici6n de estc nuevo orden socral en los
espactos rurales medievales, se han dedicado muchos estudios en los Ulti­
I
~-
B

mos enos al analtsis de esta problemerca. Ademas de excavar despoblados i


o analizar-la morfologfa urbarustica de las aldcas llUn existentes, la atenclon
'I
,i
de los estudiosos se ha puesto en otros indicadores arqueologicos que mues­
tran el proceso de construcci6n y transfonnaci6n de la red aldeana y que se
trataran a continuacion: 1. 1a genesis de nuevas centres de poder- local que
contribuyeron a reordenar el espacio; 2.1as profundas trensforrraclones que I
tuvieron lugar en los espacios de producctcn agrarios y ganaderos: 3. las

~
r
iglesias y las necropolis como elementos de configurnci6n estructuracion
de Ja red aldeana (vease terna 27).

FIG. 18. Cerro de PencHor UaEtnj, segun J. C. Cosullo Armenreros y V. selvcuenc


Cuenca. A P1antc; a. Reccnstrucci6n 'Ideal.
..
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168 ARQUEOLOGIII (III)


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....
TERRITOR!O YSOCIEDAD ENHtE LA ANTIGOEDAD TARDIA ... 169
2.2. LOB llUCY06 centres de poder
en muchos casas en la documentaei6n escrita unicamente rras e1 afio mil
como eentros adminlstrativos 0 de pcder; las excavactones arqueclogicas
Como hemos vista, en la fase final de la Alta Edad Media los arqueo­ han mostrado que en todo el norte peninsular la genesis de estes poderes
logos detectan en el registro material indicios evidentes del desarrollo de locales hunde sus rarces en los siglos anteriores.
nuevas formas de poder local. Estas formes de poder; que empiezan a
detectarse a partir del siglo IX en el sene de las mismas eldeas. se detec­ Los estudios arqueolcgtcos realizados en torno a este tipo de eons­
tan igualmente a traves de arras estructuras de caracter monumental, trucciones en los reinos castellano y leones han mostrado las numerosas
como las iglesias 0 los castillos. variantes morfologtcas y funcionales que han tenido estas consrrucciones
en la organizaci6n social del espacio. En algunos casos se ha podido
En un memento posterior, los poderes estatales 0 regionales Integran determinar que se trata de torres aisladas destinadas a la vigilancia de
estas estructuras sociales y de poblamienro en un nuevo orden politico y sectores de la frontera (como por ejemplo, el torreon de Valdezate en
organizativo (Ia denominada «repoblacions). a traves de formulas tan Burgos del siglo X), 0 bien desempenarcn un papel de refugio pam comu­
variadas como 130 fonnad6n de monasterios y sedes episcopales, 130 crea­ nidades campesinas (par ejemplo Llanos de Alba 0 Bonar en Loon). Pero
ci6n de fortalezas, 130 consagraci6n de iglesias, 130 promoctcn de nuevas seguramente el mayor numero de estas fortificaciones esta relaeionado
asenramientos, etc. can 1a presencia de poderes aristocraticos vinculados a la monarqufa 0
I ­
Un heche includable que caracterlza Ia configuraci6n del paisaje I par la propia monarqufa. que juegan un importante papel en la estruetu­
medieval es la aparici6n de nuevas formes de poder local que pueden ser raci6n de los poderes medievales. Tal y como ha sefialado J. A. Gutierrez,
detectadas arqueologicamente y que son de naturaleza y caractertsdcas mas que estaticos refugtos defensives frente a los araques Islenucos. son
muy distintas a las del paisaje antiguo. Sin pretender ser exhaustivos, las instrurnentos actives de 1a expansion feudal.
excavaciones de centros dominicales'", fortalezas, monastertos 0 iglesias Un caso paradigmatico esta representado por el castillo de Curiel,
han permitido mostrar las bases sabre las que se construyeron las nuevas sltuado en Pefiaferruz (Gij6n). E( castillo, excavado por el propio J. A.
formes de poder local en la Alta Edad Media. Gutierrez Gonzalez, fue fundaclo en los siglos VID y IX como una pequena
Resulta mas complejo identificar en cambia las areas residenclales de fortificaci6n delimitada por un recinto arnurallado ovalado realizado
los grupos dirigentes. Exeavaciones realizadas en Europa de viviendas con grandes bloques calizos apenas desbastados (fig. 19). F1anqueando un
aristocraticas a de las elites de los siglos VID-Xl presentan caracterfsueas acceso presente en el tramo meridional del recmto se han identificado los
materiales que no penniten diferenciarlas de las casas campesinas del restos de una torre realizada con sillarejos y sillares de arenisca, en parte
mismo perfodo. Ni las dlmenslones, ni los materiales constructtvos 0 los reutilizados. En el interior de este recinto se han identificado una estruc­
materiales arqueologtcos hallados dentro de estas viviendas se diferencian turn de habitacion, una cisterna y un area artesanal, probablemente de
significativamente de las casas campesinas. Y aunque existe en la actua­ uso metalnrgtco. En torno al afio milia fortificaci6n fue notablemente
lidad un debate sobre que Indicadores pueden ser utilizados para su transformada mediante la realtzaclon de un gran torreon rectangular en
el tramo sur (7 x 15m) y la reforma del recinto amurallado. En el interior
reconocimiento (dieta alimenticia, presencia de silos a cilleros de alma­
cenaje de rentes, presencia de actividades ertesanales), es evidente que la
aristocracia de este pertodo no expresaba su diferenciaci6n social a traves
Ij del recinto se han identificado algunos edfficios reallzados eon zocelo de
piedra y alzado de madera y cubierta de teja, entre los que se ha podido
de Ia vivienda. rceonocer una posible area artesanal. Es importante senalar que sera

En cambro la presencia del poder se hace evidente en otto tipo de yaci­


mientos como son las fortalezas, que han sido objeto de' estudio en los
I durante esta fuse de ocupacion, y mas ccincretamente a mediados del
siglo Xll, cuando el castillo aparezca en Ia documentacion escrita en
manos de un tmportenee magnate regional. Munio Garcfa. 'Iras una serie
ulrimos decenios. de acumulacion de suelos, en los que se han hallado materiales revesudos
del siglo XIII probablemente tmportados de centros mudejares, en la
En el caso de la Peninsula Iberica se conocen un numero relevante de
segunda mitad del siglo se produjo la destruccion parcial de la fortifica­
fortificaciones y ocupaciones en altura en pracncaniente todcs los secto­
cion tras la fundaci6n de las cercanas villas de Pola de Siero y Gij6n. De
res septentrionales fundados en el curso de los siglos VIll-DC Conocidas
hecho, el torre6n fue sustituido por una cabana de madera.
., sacoeoiccurun 1 --"'~_."-,"-,-""
f~' como ha mostrado J. Avelino Gutierrez, en circunscripciones territoriales
a cuya cebeza se encontraban estes recintos fortificados. Hay que tener
'"
\ en cuenta, sin embargo, que los condes y delegados regtos residfan en los
principales centros terrtroriales. coincidentes en ocesrones con las ciu­
dades 0 centres de nueva planta (Le6n, Astorga, Cea. etc.). Un caso para­
digmatico de estes fundacicnes est! representado par el Castillo de Alba,
levantado lracia el afio 874 y que parece heber mantenido practicamente
inaltcrada su estructura altomedieval hasta su destrucci6n en el siglo
XlI par Alfonso vm de Castilla. Se trata de una fortificaci6n sencilla,
fonnado par un reclnto rectangular de 1SO x SO m, en cuyo interior se
,.
I
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enccntraban dos torres rectangulares a cada lado. En el centro del recin­
to se enconrrarta el area residencial dotada de una cisterna (fig. 20).
! Se podrlan sefialar OUOS ejemplos en el ambito navarro 0 castellano
leones que nos mostrarian Ia creclente afumaci6n de nuevas poderes
radicados en el territoric, expresi6n de las nuevas formaciones poHticas
que se estan desarrollando en este perrodo cronol6gico. En todo caso,

FIG. 19. Reconsrrucci6n del ccstillc de Peficlerruz (Gij6n), segvn J.


A. Gulienez Gcnzclez. ~
I
Otto ejemplo es el castillo de Camargo, en Cantabria, presuntamente
fundado entre los siglos VIII-XI. Las excavactones reallzades par R.
! f
I!
Bohigas pennitieron recuperar los restos de una torre cuadrangular situa­
da en el SE de un recinto amurallado de forma rectangular; dentro del
eual se identificaron los resros de una vivienda y de algunas actividades
artesanales. En este castillo se recuper6 un rico repertorio de ceramica
depurada pintada en rojo, entre las que se Incluyen algunas sitras. reco­
noctdas como la primera ceramica de presugto de este pertodo.
Si en el Cantabrica estes fortificaciones se fundan a partir del siglo VIII I
en relad6n con fa consolidaci6n y primera fase de expansion del reino !
astur; en la Meseta sera a partir de la segunda mitad del siglo IX cuando i
se constate Ja presencia de conjuntos de fortificaciones que articulan el ,
j

proceso de integrnci6n y apropiaci6n de espacios en el seno de la nueva


fonnaci6n estatal.
En el 4mbito leones muchas fortificaciones se estabJecieron sabre '
castros que contaban con una larga historia. La realizacicn de estas for­ (, m ill ~ MBnQlI ""i1,
tificaciones debe leerse en eI marco de [a expansi6n territorial del reino
asturleones. cuya estructura organizativa del espacto descansara, tal y fiG. 20. Costillo de Alba ll.e6n), segunJ. A. Gutierrez Gonzalez.
")
172 ARQUEOLOGiA (III)

estos poderes locales se relacionaron de fonna muy distinta con los pede­
res estatales. As! par ejemplo, en Castilla hubo numernsas fortificaciones
y ocupaciones de altura que no fueron creadas directamente par el Con­
1ii)
",

" ..

" f/ :
'.'
;:
TC:RRITORlO Y SOCIEDAO ENTRE LA /UI.'TIGt:rEDAD TARDIA...

2.3. Los pracncas ugrfcolas y ganaderas


173

·'i' , Perc para lograr analtzar de forma adecuade los cambios que se
dado 0 el retno, sino per las proplas elites locales como centres de gestion
de su patrimcrrio e intereses. En cambia, en Catalufia la facultad de fOI"­ ,~r, prcdujerrm en las rnorfologfas del poblamiento rural y en la estructura
-s social de la Alta Edad Media habra que constderar asimismo el tipo de
tificar aparece estrechamente vinculada a los poderes publicos. i.; estrategtas y orientaciones productives agrlcolas y ganaderas que se
En realidad son muy pecos los castillos altomedtevales excavados en
, '" han dcsarrollado durante estos siglos y la capacidad que han tenido los
extension, por 10 que ann desconocemos los lugares de residencia de los
'k:
''1-); , grupos dirigentes a la hora de influir e incidir en las explotaciones. En
.':;".
grupos dirigentes y como Iograban controlar las personas y los espacios a ~:~.
los ultlmcs ados se han deserrcllado en la Penfnsula Iberica un tmpor­
traves de la obtenci6n de rentas. v­
'~.
tante nnmero de esrudtos e investigaciones arqueol6gicas en torno a la
arqueologta egraria que penniten fdenttftcar algunas caracteristicas
Con toda seguridad estas elites dirigentes residran en algunas ocasio­
esenciales de la esrrucrura agraria altomedieval que se puede poner en
nes tambien en proximtdad de las propias aldeas 0 en el Interior de las
mismas. Aunque ann no han sido detectadas arqueol6gicamente este relaci6n can ctras investigaciones similares realizadas en otros con­
textos europeos.
tipo de residencies senortales, algunas de elias aparecen en la documen,
taci6n escrtta. Un buen ejernplo de este tipo de residencias es la corte per­ Desde un punto de vista metcdologico estes estudtos se han realfzado tan­
teneciente al conde Hennenegildo situada en proxtmidad de Santiago de to a traves del anaIisis de indicadores geomorfol6gicos, paleobotanicos y fau­
Cornpostela en el siglo X y constituida per un conjunto de edificaciones nfsticos como a traves del estudio morfol6gico y fonnativo de estructuras
rodeadas per huertos cercados y dotadas de una sene de terrenos dedi­ agrartas como los parcelartos.Jas terrazas de cultivo 0 los sistemas inigados.
cados al cultivo de cereales 0 de arboles frutales. En Castilla la docu­
mentaci6n menciona la existencfa de «palacios», que se han de inter­ Una prirnera constataci6n que es precise hacer es que las investiga­
pretarse Como verdederas residencras de las elites dirigentes, y que aun ciones paleobctanicas han concluido que en algunas regtones de la
no han sido objeto de estudics arqueologtcos. Asimismo no han stdo Peninsula Iberica la Alta Edad Media se caracteriza per una mayor aridez
detectadcs en la Peninsula Iberica yacimientos que puedan ser reconocl­ y por un regimen climaticc en el que se suceden importantes sequfas.
dos como centres dominicales 0 de grandes propiedades.
Astrrusmo se han podido observer otros cambics de ceracter paleo­
Por otro lado, no todas las fortificaciones de los siglos vm.x han de ser ambiental, como 1a variaci6n de algunos cauces fluviales como resultado
identificadas como centres de poder aristocrauco 0 estatal, y de hecho se de una menor capacidad de control de sus trazados, 0 cambios en la
ccnocen algunos casos -los menos- de castillos refugio de propiedad de ljnea de costa, que avanz6 respecro al perfoclo antiguo enterrandose puer­
las comunidades campesinas, como en el caso catalan del castillo de tos y transfcrmandose la propia morfologfa del literal, como se ha podido
Ribes 0 de varies ejemplos reconccidos en el ambito leones. observar en Cataluiia. Asimismo, se han podido observer cambios sus­
En srntesis, a partir de los siglos VIII y IX encontrarnos cristalizado un tanciales en las desembccaduras de algunos rfos como el Llobregat, el
nuevo modelo jer<irquico desarrollado de fonna paralela a la configura­ Bes6s 0 el Segura, en los que se habrian fonnado amplios deltas con
ci6n de las nuevas estructuras de poder. La presencia de estas jerarquJas marjales y espacios pantanosos, algunos de ellos utilizados de forma sis·
supone la plasmaci6n de un orelen territorial que evidencia el papel juga­ temcitica como espacios de pasta.
do por la emergente aristocmcia que va remoclelando el paisaje medieval. Ahora bien, debemos evitar cualquier explicaci6n detenninista a la
La aparici6n de estos signos del poder en el territorio muestra de fonna hora de explicar este tipo de transfonnaciones. Aiin reconociendo el efec.
tangible el avance de estos gropos.
10 que un eambio climatico ha tenido en los ciclos socioecon6rnicos de
larga duraci6n dun-lUte 1a Alta Edad Media, estas transfonnaciones han
de ser explicadas esencialmente a la luz de la capacidad de control y de
gobiemo del paisaje par parte de 1a organizaci6n social y polftica del
perfodo.
174
ARQUEOLOCfA (JII)
..I,,. TERRlTORlO YSOCIEDAD ENTRE U ANTlGOEDAD TARDLL 175
Desde un punta de vista tecnologfco los arqueologos insisten en con­ 1

romano hasta 1a peste negra y en eI horizontal se ha representado el por­


stderar que durante la Alta Edad Media no se produjo una regresi6n de la centaje de cada especie (a la izquierda los bosques y a 1aderecha las espe­
economta agricola respecto al periodo anterior. Es ciertc que varios estu,
des cultivadas; en las tres columnas adiclonales indlcadcres de la acuvidad
dies han mostrado que durante los slglcs V-Vll se produjercn importantes antr6pica y del genadera). En este grafico se observe que tras la cafda del
transformaciones en las formes de explotacfon de los recursos agrlcolas y imperio supusc un fuerte retroceso de los cereales y ctras especies cultiva­
ganaderos. De heche, en algunos secrores europeos se advierte Ia exis­ des. de forma, que solamente se recuperaron tras el siglo IX, aumentando
tencia de una disminuci6n del cultivc de cereales a favor de una actividad
progresivamente durante eI pertodo feudal Asimismo, se observan cambios
orientada esencialmenre bacia la ganaderfa y la agricultura extensiva. relevantes en las especies Iorestales presentes y concretamente del haya
Un ejemplo paradigmatico de esta tendenda est! representado por el dia­ son muy slgnificativos para evaluar la transformaci6n de las orientaciones
grama polrnico- de Rulles (Belgica), en el cual se puede observer con gran produetivas y de los cam bios climaticos de estos pertodos.
claridad el descenso del cultivo de cereal, Ia expansion experimentada por la
cubierta forestal y el desarrollo de actividades genaderas (fig. 21). EI eje ver­ ':z,
;~.
tical muestra la transformacton diacrcnica de los depositos desde el perrodo

. CUADRO 2: Las practtces agrleoIas


~.

"", t:
ik «Hay muchas variedades de agricultura, cada una con sus impli­
' 'ooIaI ,Enlapartealta 1963 All 375 m
I
.r:: caciones ecol6gicas y culturales. La agriculture de secano aprovecha
10 :20 30 40
" .. 70 8C
, 90, 100 I 1 O,60.ll
r-'-i.'A
, las lluvias que ttenen lugar de Forma natural como fuente de hume­
dad; la agrieultura de regadto depende de presas y canales, cons­
rrrrrrrrre-r- ,.
~- truidos artlflcialmente. para llevar el agua a los campos. 'Iambien
'~,::;:::..c:F3

- -­ ~-c _
pueden distlnguirse dtversos tipos de agricultura de secano y de
regadro, cada uno con sus propias implicaciones ecologtcas y cultu­
rales.

- Para practicar Ia agrieultura de secane debe soluclonarse el


problema de la reposici6n de los nutrientes tornados del suelo por
las sucestvas cosechas. Uno de los rnetodos mas antiguos pam solu­
.r cionar este problema, que aun se practice ampliamente en la actua­
Itdad, se conoce eomo tala y quema. Se tala una zona del bosque y
50 se deja secar; Luego se prende fuego y posteriormenre se esparcen las
cenlzas, que son ricas en nulrientes, sobre la zona a plantar. En
regiones de lluvia Irecuente, el proeedimiento de tala y quema s610

. ......
'ji,·r70 Flo
sirve pam dos 0 tres estactones antes de que los nutrtentes de las

..... ....,. cenizas se agoten por complete. Entonces se tala y se quema una

II
_ trIOfI(I/IIlU IIID.­ nueva zona del bosque. La tala y quema, por tanto, requiere grandes
c ... 1!l!J~
Dl'lubil
.OIIIDR. cantidades de tierra inculta esperando que resurja la vegetaci6n
adecuada pam volver a iniciar el proceso.
Una soluci6n eompletamente diferente al problema de mante­
FIG, 21, Grafieo pollnlco de RuUes, an el que se observe 10 variaci6n de los dep6si­
ral de pdlenes entre e! periocla a/laimperial y plenamedieva!, sag'un L Genicol. EI ner la fertilidad del suelo es criar animales y plantar cosechas a Ia
eje vertical muestra 10 evoluci6n diacr6nica y en 10 horizontal el parcentaje de code vez, empleando el estiercol de los animales como abono. Esto se
especla en los dep6silos (o 10 izquierda los boeques yolo derecho los especies conoce como agricultura mixta, y en su tiempo fue caracterfstica de
cu/Hvadas; en los Ires calumnos odidonoles indicodares de 10 acrividod ontropico y la pequei'la granja familiar europea y americana. Con la llegada de la
del gonado).

,
ARQUEOtOClA (Ill) TERRITORIO YSOClEDAD ENTRE I.A. ANTIGOEDAD TARDlA... 177
176
deforestaci6n que se produce tanto en zonas elevadas como en llanuras a
era industrial, Ia fertilidad del suelo ha pasado a depender funda­ favor de la difusi6n de Areas de paste 0 de sistemas de cultivo extensive.
mentalmcnte de los aboncs quimicos, elirninando as! la necesldad de
criar animales y obtener ccsechas en la rnisma granja. En el caso del lltoral catalan los estudics realizados por J. M. Palet y S.
Riera han evidenciado la extstencia de Importames deforestaciones entre
En la agricultura de regadro. la fertilidad del suelo es un pro­ los siglos V Y vn como consecuencia del aumento de los incendios fores­
blema menor, ya que, frecuentemente,la propia agua de iITigaci6n tales y un aumentc de las comunidades arbustivas y herbdceas (nitr6fi1as
contiene ciena y rrutrientes que son dcpositados automaticamente en y graminaceas) que haeen pensar a un uso del medio mucho mas exten­
los campos. Pero la agricultura de regedrc varia mucha en tipo y sivo. Se produjo asimismo una retraccion del cultivc de cereal y de Ia vid
escala. Algunos sistemas de regadfos varia mucha en tipo y escala. que quedo Itmttada a sectcres puntuales de Ia Uanura literal. Estos auto­
Algunos sistemas de regedto estan hmitados a terrazas en las falces res infieren el desarrollo de una actividad ganadera trashumante" a car­
de las montaaas. como en las Filipinas. Otros aprovechan las zonas ta djstancia (vertical), que tntegraria de esta manera espacios productivos
inundadas por los grandee nos, como el Nile 0 el rio Amarillo. OITa complementarios de forma estacional. Estos prccesos de deforestaci6n y
forma de regadfo tmplica la formacion de monticules: se extrae lodo de desarrollo de la actlvidad ganadera se han derectado, con variantes
de lagos poco profundos y se apllca para former hileras en las que se y cronclcgfas dtsttntas. en Salamanca, Ml!rida 0 en zonas del Apenino
plantan las cosechas: son las conocidas chinampas de Mexico. En central.
Oriente Medio se encuentran acueductos subterraneos enonnes 11a­
mados qats que conducen el agua desde los torrentes de las menta­ 'Ierriendo en cuenta todos estes datos, los especlalistas no dudan en
aas hasta las distantes granjas del desierto. En gran pane de la "'C'
0
senalar la importancia en Ia epoca altomedieval de la denominada «agrt­
. culture del fuego», de tala y quema (ver cuadro 2) 0 de rozas, que segun
India, el agua de irrigecicn es extratda de profundos pozos hechos de .. ~ M. Barcelo garantizarfa rendimientos mas elevados. Asimi"mo es posible
ladrillo gracias a un buey y, mas recientemente, bombeada electri­
cementc a traves de tubos de perforacton».
;J,: pensar que la articuIaci6n de los espacios productivos estarfa poco con­
',;
<'1. figurada y diferencieda, 0 10 que es 10 mismo, poco especializada. Los
(M. Harris. Antropologfa Cultural, 100-101) ~~ compos no se cultivaban todos los ados, sino que tres una cosecha se
~~ abandonaban durante pertodos ampltos. y se ponfa en cujnvo otras tie­
rras ganadas al bosque, frecuentemente tras su quema.
De Igual manera se ha comprebadc que tras la cafda del imperio se Otro indicadcr precloso de este tipo de transformaciones esta repre­
produjo una profunda redistribucion de las dedicaciones agrfcolas y sentado par los restos de animales que se recuperan en las excavaciones
ganaderas en relaci6n con las transformacicnes de las formas de ocupa­ arqucol6gicas. El cstudio de estes t-estes faunfsticos ha mostrado que
ci6n del terrttorfo. As! per ejemplo el gran bosque de Brotonne en entre el final de la Antigiiedad y Ia Baja Edad Media se produjo una sen­
Normandfa existe ya desde el siglo VI y se ha implantado en un area sible disminuci6n de 1a talla de las principales especies animales domes­
densamente ocupado y cultivado pOl'granjas de epoca ramana altoimpe-­ .. ticadas (ovejas, cabras, suidos. bovinos). A pesar de que existen diferen­
rial. cias territoriales y crono16gicas importantes, estos datos indi~ que se
Pern esta condusi6n tarnpoco se puede gener:alizar con facilidad, y los abandonaron las pnicticas ganaderas orientadas hacia e1 mercado y,
numerosos silos y hallazgos arqueobotanicos que se han producido en las espeeialmente durante la Alta Edad Media, se afum6 una ganaderia
aldeas campesinas del Duero y del Tajo de los siglos V-VllI nos dan a extensiva y menos compenetrada con la actividad agricola. De hecho 1a
entender que el colapso de las uillae no comport6 una fractura de Ia trashumancia hori'lOnla\ basada en amplios rebafios y desarrollada a
estr\letura productiva, aunque si \lna adaptaci6n a los nuevos contextos larga distalJcia que habra tenido una amplia difusi6n en l!poca romana
sociales que caracterizaban las nuevas foemas de sociahilidad (ocupaci6n pnicticamente desaparece hasta e1ano mil.
areas marginales, zonas de altura. etc). Asimismo se ha observado en la Peninsula Iberica un imporlante des­
Otro proceso observado can frecuencia en varios contextos europeos censo de los suidos (que se convierte en un producto aristocnitico duran­
(Halla central, Catalufia, Pirineos, Salamanca, Merida, etc.) es 1a notable te la Aha Edad Media) a favor de los oviclpridos y el predominio de
''"-'It
! ,~.
i~
178 ARQUEOLOGlA flU] '{ rERRITORIO YSOCIEDAD E~JRE 1JI ANTIGtJEDAD rARDlA,.. 179
~f
j,~
ejemplares Con edades de sacrificio elevadas, 10 que nos indica el desa­ superaba el ambito del autoconsumo. Perc resulta includable que cam­
~:
rrclio de practices ganaderas notablemente difereneiadas respecto a las ~,r biaron las formas de explotaci6n y las estrucruras productivas.
observedas en epoca romana y en la posterior epcca feudal. t~'
,
A partir del slglo VIII, y sobre todo del siglo IX, se advierte una nueva
Todos estos datos nos penni ten pensar que durante los stglos V-VII j
~, transformaci6n en las pautas de explotaci6n agricola y ganadera en varies
se produjo un cambia significative en las formes de explotaci6n de lugares de la Peninsula Iberica y en general en Europa. De forma parale­
los recursos agrtcolas y ganaderos que doeen de significado los cambios ;~
Ia a la fundaci6n y la afirmacion de la red aldeana se observe el desarro­
en las pautas de ocupaci6n y localizaci6n de los asentamientos. Esta llo progresivo de una estraregia tntensiva destinada a sustituir a los mode­
reorientacion de las actividades productivas muestra la existeneia de los desarrollados con anterioridad. De hecho, algunos autores han
una nueva estructura socioeconormca menos diferenciada y scfisticada, sostenido que ha sido precisamente la presencia de bienes comunales y la
tal y como refleja el hecho de que gran parte de las actividades artesa­ ," gesti6n comunal de los recurscs agrarics y ganaderos la que explica la
nales se desarrollan en el Ambito de las propias comunidades campe­ formaclon de las aldeas. EI mismo desarrollo de sistemas de cultlvo basa­
sines. dos en la rotaci6n estarfa en la base misma del nuevo paisaje aldeano que
se delinea a partir de los siglos IX-X en Inglaterra 0 en sectores de
La estructura agricola romana basada en uillae que explotaban los
fundus con criterios intensives y l6gicas comerciales orienradas a la Francia.
exportad6n de productos como el aceite, el vtno 0 los cereales a Iarga 0 Los estudios realizados en Catalufia a los que ya se ha hecho referencia
media distancia va a ser sustituida por un modelo producrivo menos muestran Ia extstencte, a partir del perrodo carolingio, de un proceso de
comercializado, aunque no autarqutco. Ciertamente algunas comunida­ puesta en cultivo de espacios antes dedicados al pasto y de construcci6n
des campesinas que ocupaban espacios marginales contaron con un alto de un paisaje plenamente medieval. Ya a partir del siglo IX se observa una
grade de autonomfa en la organizaci6n de las actividades productivas, reorganizaci6n de la Ilanura de Barcelona, ubtcandose los espactos de
perc hasta e1550-650 aprcdmadamente perduro en casi rode Ja Peninsula pasta en ellitoral y productendose una reactivaci6n del cultivc de cerea­
un nuevo modele socioecondmico basado en la explotaclon exrenstva de les y de vinas de forma paralela a la reforestacton, fndice de una nueva
los recursos agrtcolas y ganaderos. estructuracion de los espacios agrartos explotados de forma intensive
bajo una 16giea de caracter feudal.
De rodas fonnas estas conclusiones no se pueden extender de forma
mecantca a toda la Peninsula Iberica. La regionaIizaci6n a la que se ha En el Plrtneo, a partir del 800, se observa como se produce una perdi­
hecho ya referenda a la hora de tratar oleos indicadores arqueologtcos da de masa forestal, en parte quemada, y se incrementa por un lado los
del transite a la antiguedad a la &lad Media puede ser asimismc aplicado espacios de pasta, as! como los culttvos de los cereales y la villa. En este
en este contexto. contexte se produce la reactivaci6n de practices ganaderas trashumantes
a breve dtstancia (trashumencia vertical"), que responde a una 16gica
As! por ejemplo, en las estrucruras aldeanas dotadas ya de una cierta
campestne que se desarrolla en el marco de las incipientes aldeas.
estabilidad en epoca visigoda los patrones de explotacion fueron dlsuntos.
En los yacimientes aldeanos de Ia Meseta y Madrid, como G6zquez, Ia La creaci6n de los terrazgos aldeanos se ha podldc documemar asi­
produccion de cereales de invierno y la explotaci6n de olivos fueron fun­ mismo en el noroeste peninsular. Can ocasi6n de una intervenci6n pre­
damentales en la econorrua de los asentamieneos. Asimismo sucede en la ventrva realizada en el monte Galas por F. Criado en el extrarradio de
aldea de El Bovalar; donde la importancia de los cereales (esencialmente Santiago de Compostela, se llevaron a cabo una sene de excavaciones en
trigo, cebada y mijo), del aceite y de frutales muestnl una forma distinta espacios aterrazados pertenecientes a una aldea documenlada en ~poca
de gesti6n del territorio. Por olm lado, la presencia de silos de almacenaje medieval (fig. 22). Para ello se realizaron largas trincheras que cortaban
de cereales en estos asentamientos 0 de prensas de aceite y de vino docu­ varias tenil.zas agrfcolas, un tiempo dedicadas al cultivo del cereal. A
mentadas en conleXios catalanes 0 en el valle del Guadalquivir durante trav!s de estas excavaciones se ha podido identificar el proceso de su
estos siglos nos muestra ta importancia de otras estrategias productivas. constrUcci6n, que ha sido definido como de «desmonte y terrapl!nl>, tal y
En el caso del GuadaJquivir los estudios de K. E. Carr han mostrado que como se puede leer en las secciones obtenidas en las trincheras (fig. 23).
al menos basta el siglo VI se mantuvo una produeci6n de aceite que Tertiendo en cuentns sus dimensiones y el volumen de sedimento trans­
180
ARQUEOLOGlA (III) TERRITORlO YSOCrnDAD ENTRE LAANTIGOEDAD TARDiA,.. 181

li~ '

~:
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FIG. 22. Trincberc reohzodc en los terrcecs cgrcrlcs del Monte Gclcs,
segun F. Criodo y P: Ballesteros.
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t~ FIG. 23. Interpretoci6n del procesc de construcci6n de los teITOZIJ5 agrorios
t; del Monle Gclcs, segun F. Criodo y P. Bcllestercs.
portadc se ha podido calcular que la realizaci6n de carla una de estas t
terrazas pudo haber side realizada por diez individuos trabajando todos if
los dfas durante des meses con jomadas de 10 horns. Teniendo en cuenta ';:
estos datos, es evidente que su realizacion ha comportado una cierta No parece que se trate de un caso aislado. En Ia Villa Yimineta (actual
planificaci6n del trabajo y una cooperaclon por parte de las comunidades - Brimeda), fundada en el aiio 878 en proximidad de Astorga, el eseudto
cempesrnas locales. La realizaci6n de anallsis radiocarb6nicos en los ,I·~' morfol6gico y el analisis de la fotograffa aerea ha perrnitido reconocer las
sedimentos que configuran la propia terraza ha pennitido fechar 5U rea­ caracterfsticas de las parcelas de cultivo que se construyen en este perfodo
Iizacldn en los siglos VI-VII. Posteriormente se ha ampllado el nemero de y su morfologfa lineal condfctonada par Ia presencia de un curso fluvial.
casos eseudiedos, 10 que ha pennitido observar que en realidad se ha
Asimismo en Europa, tal y como se ha visto. los siglos vm y IX repre­
recunido a varies recnfcas de construccron de terrazas, como las que se
sentan un momenta en el que se desarroUan los culrtvos cerealrcoles y
observaron en eJ caso de la realizacion del seguirniento del gaseoducto 0
nuevas estrategias producnvas que configuran un paisaje medieval. Asi
de las autopistas gailegas. Los datos disponibles en la actualfdad, que se
por ejemplc en el Apenino central italiano se observe la efirmacton, al
refieren a un conjunto de cinco aldeas, indican de forma provisional, la
menos a partir del siglo VIlli del cultivo de castano que va a desplazar
importancia que tuvo el siglo IX en fa configuraci6n de los terrazgo galle­
gos y en Ia implantacion de una estrategta intensiva de explotacion agra­ progresivamente el bosque rnlxto mediterraneo imponiendo un nuevo
ria, a pesar de que en algunos casas hay fechas discordantes. equilibrio productivo promovido por las propias comunidades campesl­
nas y que ha perdurado en sus grandes lfneas casi basta la actualidad. La
182 ARQUEOLOGfA urn TERRITORIO YSOCIEDAD ENTRE lJI ANTIGOEDAD TARD(A." 183

afirmaci6n de este susdtuto del cereal se produjo de forma paralela a la Interpreting the transionnosion of the Late Roman Villas: the Case of Hispania, en
configuraclon de la red aldeana medieval. 'Iambten a partir de este pen­ N. Christie (ed.): Landscape of cllange. Rural evorutions ill Late Antiquity and the
Early Middle Age, Aldershot, pp. 67-102. Para los casos concretes de se pueden
odo A. Verhulst ha senalado que se produjo el transite del sistema de cul­
senalar las s1ntesis de A. Chavarria Arnau (2001): ViUas y necropolis en Hispania
tlvo itinerante anterior al establecimiento de sistemas estables de parce­
durante la Antigt.ledad tard(a, .BullcLin de l'Associadon pour l'AnLIquit~ rardives
larios y de regtmenes agrartos. Asf por ejemplo, se ha fcchado a partir del 10, pp. 45-66, de K E. Carr (2002): Vandals to Vtsigoths. pural seulement patterns
siglo IX la aparici6n de un regimen agrario en campos abiertos (open­ in Early Medieval Spain, The University of Michigan Press, Ann Arbor 0 la de J.
field·) basado en una rotaci6n de cultivos bienal. Estas conclusiones han L6pez Quiroga, F. G. Rodriguez Manfn (2000-2001): El «(inal. de las uillae en
sido asimismo planteadas por H. Hamerow, quien defiende la extstencta Hispania 1. La transfont/acion de Ia pars urbana de las uillae durante la Anligt.ledad
en los siglos VIII·IX de una intensificaci6n de la producci6n agraria en el Tard(a, "Pol1ugaliall XXI-x:xn, pp. 137-190. Sabre el palacio de Pia de Nadal, E.
noroeste de Europa y en las islas brttanicas, 10que se habrta traducfdo en Juan, J. V. Lerma (2000): La villa dulica del .p/d. de Nadal. fRiba-roja de Tuna), en
un aumento del numero y las dimensiones de los graneros. Este aumento A. Riera Lacomba (coord):1.LJs orfgene.s delcri.stianismo en Valencia y su entomo,
de la produccion esta estrechamente relacionado con un cambia de las Valencia, pp. 135-142. Sobre la villa de Verancs, C. Fernandez Ochoa, F. Gil
Sendino, A. Orejas Saco Del Valle (2004): La villa romano de Verane.s. EI complejo
especies cultivadas, y asf por ejemplo el centeno adquirira un papel pre­ \,: rural tarderramano y propuesta de estudlo delterritorio, "Archivo Espanol de
dominante, 0 la Implantacton de un sistema de rotaci6n de cultivos.
Arqueologfa. 77, pp. 197-220.
'Iambien las Informacfones relatives a [a actividad ganadera nos per­ Sobre Ia arqueologla de los asentamientos altomedievales en Europa las princi­
rniten pensar que durante estos siglos perduran ann las practices trashu­
mantes verticales, aunque los arist6cratas emergentes apuestan decidi­
damente ya a partir de este perrodo por una orientaci6n comerctal que se
It pales sfntesis actualizadas son lasde H. Hamerow (2002): Emly Medieval Se1tlements.
The Archarology of rural communities in North-Wesl Europe 400-900, Oxford para el
noroeste, 0 la de R. Prancovich, R. Hodges (2003): vdla to village. The transformation

I,
Implantara solamente despues del ano 1000. ~, of the Roman Countryside in Italy, c. 4fJQ-IOO, London para la situaci6n italiana. Para
Francia sigue siendo fundamental el elastcc trabajo de J. Chapelct, Fossicr R.
En sfntesis, el colapso de [a estructura econ6mica tardorromana no ~. (1980): Le village et la matson au Moyen Age, Paris, aunque algunos de sus plantea­
supuso una regresion de la producci6n agricola y ganadera sino una mientos basicos han side cucstionados por autores como E. ladora Rio, L'hnbitat
adaptaci6n a un nuevo contexte social. En el occidente la agricultura de I' rural au Moyen Age, efes nouvelles de l'archeologiee 92, 'l' trtmestre, 2003, pp- 5-34.
secane sigui6 siendo domfnante, aunque se desarrollaron practices como Ii! Bs asimismo importante el trabajc de M. VALENTI 2004, Insediamento altomedieva­
I ,~
la tala y la quema de cubiertas forestales, 10 que implica la existencia de le nelle Ci1mpagne loscane. Paesaggi, popolamento e villaggi tra VI e X secoto, Florencia
una menor presi6n sobre el territorio. La documentaci6n paleobotaruca
dccumenta la vigencia de estas practices en los siglos centrales de la
I
,j i y la sfntesis reclcnre de G. P. Brogiolo, A. Chavarria, (2005): AriSlocrazie e campagne
nell'Occidente da Costantino a Carlo Magno, Florencia.
,.
Alta Edad Media. E1 campestno altomedieval conraba con una dieta En la Perlinsula Iberica ann no se dispone de una sfntesis sobre la cuesnon, aun­
pobre de cereal, pero compensada per un mayor consumo de came y de que no fahan los estudios terrltoriales y regionales puntuales. Entre los mas recien­
productos derivados de [a ganaderia. Es cierto que su culture material y 1. tes hay que mencionar loS cstudios realizados en la Meseta (J. Escalona Mongc
,l
la naturaIeza de sus asentamientos no eran tan sofisticadas si la compa­ (2002): Sociedad y territorio en la Alta Edmi Medin. castellana. La fomuu:ion del Alfol.
!f
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tras que para Hispania d trubajo de referenda cs el de A. Chavarria Arnau (2004): muy importnnte la redenle sfnlesis realizada sobre eataluiia (Palol SaleUas P. (dir.)
~If
i.~~'::
184 AR(]UEOLOGIA (III)

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~ ...; ••• "~ I' ., "."",,,, .,. " ; __ , .f'·.·~ ..,,>,_.• !J--~,,·:·~·.~w~i\f
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~,;::",.,r"', ~ "i~,,_" ....... ".'\. " ,.".'
C,' ' :• • .v- "."". .• <,
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;'.: ,,"J,;}:;.,:":·>,"·:;;~i':",\~,~.'
Qut. Vdlajimena (Palerteia), Palencia. y sobre eI Cerro de Pellaflor se puede con­ , ~ , ~ " ;> ",, , . t · •. " ' " " ,., ,,/- , c., ," ,'. ,·_,.".·,!L"\'_d·"!':I'·""~'I'Jo,:.",
,~ .. "," r' ._"': ,."" .' :j,'-. ," ", ,.- ·-·'-'.-',\7/.·:..~'~.·;-\1'i.~:<'"~'''
sultar la obra de Salvatierra Cuenca V'-. Castillo Armenteros J. C., Aguirre Sabcda J.
(2000): LM aseruomientos emiT'l'Jhs de Peila/lor y Miguelico (Jaen). Proyeotc: el pobla.
." ~ (" ;1:,,-•.. [;:·~;".I· !~!.1 '" ['llr ,.-g -,
".~,(.• ~,:,. i,:' ;"\" ~ :;';' :'; -' ;;>( ;,>~;<:; '.. .; '\: '.,
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'. -', '., ~)"': Y'; ~,::'~':r_'; ~~\t;..
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mtento hispano-musulmdn de Andalucfa oriental. La campifla de Jaen (1987-1992). ~...'" . ~ ".'i L ,; ~r; ~t;~:r:: ~:<JI~ ,~~~; ~~"»T~.ll·, . ',~ 1.-:1 I'll!, . '., ,- "::" : " ." ;~, '<" 1"-.'"\1';"
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Junta de Andalucla !<.':; .., l;ji ':"I.'i\";~l'.!}Jli• i< '0 :t' !~1- .o:"i;~":01 "J r 1"',1; 'j;' r,:~ :'.Ir·"~.101 "";~: :', ;';".'.~.~-",:,."",l:':"/J;'

EI estudio dc las fortificaciones en el norte peninsular ha sido realtzade esen­ ~:it~~~;;~~}~~~~}:,~~~;i:;E~:;·j:i~~i~~:~i,~~jl.,~;~:.:;:\\';::''',', ;' I" .: :~': ::}{~;1~~\~~ni:~~:};~~~~~~
cialmente per J. A. Gutierrez GonzAlez, al que se debe una reciente mcnograffa ~~~./:.~;~,l " ·~-;·:,;.;}i~J~1·; :l,,,!lg~ ~ 'J:",."'<: ~ \'1,,::' r\~!:': i (,ill, : <' ,': ;>,:~~~:'~';(~':'~'tp~.Z:
dedicada al castillo de Curiel: J. A. Gutierrez Gonzalez (2003): Pe(fa[errnz. £1 cas­ '....", -j':-:.l~YFr~:,~ll:~~1r:c;/;})'I~, 11'11·,\.'1111' ' I : ' . • ,', "': ;~~'/::~ :?'J.'~";;~
tillo de Curiel y su tem'corio, Gij6n. ~~J'.'",; 'H';, -;:""'<.""".;" ;'. ',,; - . 'I" " .~'C:";I,.;,-:i:·;'i:1i.t~,
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Sobre los cambios medioambientaIes J. M, Palet (1999-2000): Dinaltlica terri­ . ~t< .~ :.". ',.', ~l/-{1/. l~l~'idl'l~'G < oii):" ,..,,".:)-)~: \ .i~r f·:, .,] ~ ,: « t~':"~~\~}~:"~;~~t,~~;:,~
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arqueologla, documentaci6, vol. m. Lt'!rida. pp. 75-110 Y F. Criado Boado. P.


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Ballesteros Arias (2002): La Qrqueologfa rural: contribuci6n at esrudio de fa genesis ';~~>:'., .. '~ -:,:';,>.;>'.',':~~:,:~.~f{·>.!~:t':.:·. .';';;. ~, .. :' -' ... , .~,. ':.'~ ,~,~'.ii~ct::J~,;;·~~;... ~'1~.,"'~
yevoluci6n del paisaje IradidollQl, en I Congreso de Ingenierfa civil, terri/orio y
medio ambience, vol. 1. pp. 461-479. No obstante, 1a reHex..i6n Il1i1.s importante
sobre las prncticas agrfcolas en Ia Alta Edad Media es la de M, Barce16, F. Sigaut
(2004): The making o[[eudal agricultures? The transformations of the Roman
World 14, !..eiden-Boston. I· ,

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