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Icse Unidad 5b

El documento describe la historia y concepto de los derechos humanos. Surgen de los derechos naturales defendidos por filósofos ilustrados como Locke. Tras la Segunda Guerra Mundial, se reconocen internacionalmente con la Declaración Universal de 1948 para proteger la dignidad humana. Esta, junto con los Pactos de 1966, componen la carta internacional de derechos humanos que protege derechos civiles, políticos, económicos y sociales.
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Icse Unidad 5b

El documento describe la historia y concepto de los derechos humanos. Surgen de los derechos naturales defendidos por filósofos ilustrados como Locke. Tras la Segunda Guerra Mundial, se reconocen internacionalmente con la Declaración Universal de 1948 para proteger la dignidad humana. Esta, junto con los Pactos de 1966, componen la carta internacional de derechos humanos que protege derechos civiles, políticos, económicos y sociales.
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Artículo “Nuevos derechos, viejos problemas” de Julio Montero

1. ¿De dónde surge el concepto de derechos humanos? ¿Qué son los derechos naturales?
La práctica de los derechos humanos internacionales comenzó el 10 de diciembre de 1948,
Ese día, tras varias jornadas de debates y negociaciones, la Asamblea General de las
Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos con el voto
positivo de la mayoría de sus miembros, In abstención del bloque socialista liderado por la
Unión Soviética y el voto negativo de Sudáfrica y Arabia Saudita.
Mediante este crucial documento los Estados firmantes se comprometían por primera vez
en la historia a respetar los derechos más fundamentales de sus residentes, al margen de
las ideologías, las tradiciones culturales y los deseos de las mayorías. Nunca más los
gobiernos volverían a tener un derecho de vida y muerte sobre los seres humanos. La
dignidad humana estaba por encima de cualquier causa colectiva o nacional.
Conceptualmente, la idea de los derechos humanos fue una invención de los filósofos
liberales asociados con el Humanismo y la Ilustración. Ya en el siglo XVII, una época
dominada por déspotas y monarcas absolutos, el pensador inglés John Locke argumentó
que todos los individuos gozamos de una serie de derechos "naturales" por el mero hecho
de ser personas humanas. Entre ellos incluyó los derechos a la vida, a la salud, a la libertad
y a la propiedad.

2. ¿Qué cambió respecto a los derechos humanos luego de la Segunda Guerra Mundial?
Piensen en las implicancias de que los derechos pasen a ser internacionales.
Más allá de su larga trayectoria filosófica y de su influencia sobre varias constituciones
occidentales de los siglos XVIII y XIX, la noción de derechos humanos recién alcanzó
aceptación internacional plena durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese momento,
había predominado la idea de que cada Estado tenía total libertad para fijar su propio marco
legal y para decidir qué derechos les reconocía a sus ciudadanos. Lo que los gobiernos
hacían dentro de su territorio era un asunto de cada comunidad política y de nadie más. De
hecho, si un país se inmiscuye en los asuntos internos de otro, su "interferencia" podría ser
considerada como un acto de guerra y dar lugar a represalias. Así lo estipulaba el orden
jurídico que regía las relaciones entre los pueblos desde 1648, conocido como el "sistema
westfaliano" por la región de Europa donde se firmaron los tratados que le dieron origen.

Este panorama cambió drásticamente con el ascenso de Adolf Hitler al poder. Cuando los
nazis pusieron en marcha su macabro plan criminal, y mientras millones de seres humanos
eran masacrados a plena luz del día o confinados en guetos y campos de trabajo forzado, la
comunidad internacional tomó conciencia de que el respeto de los derechos más
fundamentales de las personas no podía quedar sujeto a la buena voluntad de sus
gobiernos. Las aberra- ciones de los nazis no podían repetirse, ni en Alemania ni en
ninguna parte.

3. ¿Cuáles son los documentos que componen la carta internacional de derechos? ¿Qué
derechos protegen?
Por esa razón, una vez finalizada la guerra, los Aliados sometieron a los altos mandos nazis
a una serie de juicios sin precedentes que se desarrollaron en la ciudad de Núremberg y
decidieron avanzar en la redacción de un documento internacional que regulara el trato que
los Estados podían dar a sus habitan- tes en cualquier lugar del mundo. Ese documento,
elaborado por un comité de académicos e intelectuales de distintos países liderados por
Eleanor Roosevelt, se convertiría en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La adopción de la Declaración Universal fue un evento de gran valor político y cultural que
fijó nuevas pautas para el orden mundial y transformó la vida de millones de personas de
manera muy significativa. Sin embargo, fue solo el primer paso de un largo proceso que
siguió con la sanción del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Estos dos documentos
entraron en vigor en 1976, y son especialmente importantes porque tienen fuerza legal para
los Estados firmantes y porque establecen mecanismos concretos de monitoreo y
supervisión a través de las fronteras. Por el contrario, al menos al momento de su adopción,
la Declaración Universal fue vista como un documento me- ramente aspiracional, cuya
violación no tenía consecuencias legales para los gobiernos infractores.

4. ¿Cuáles son los dos axiomas fundamentales de los derechos humanos?


En su conjunto, la doctrina de los derechos humanos articula dos axiomas fundamentales.
El primero de ellos sostiene que la soberanía de los Estados no es absoluta sino
condicionada: si un Estado viola los derechos humanos de sus residentes, la comunidad
internacional está autorizada a involucrarse en sus asuntos internos a través de la
supervisión, la crítica pública y la imposición de sanciones diplomáticas, económicas o
militares. El derecho de los pueblos a autodeterminarse y a resolver sus conflictos por sus
propios medios nunca puede estar por encima de los derechos humanos. El segundo
axioma, por su parte, establece que la comunidad internacional tiene la obligación de
trabajar mancomunadamente para que los derechos humanos se realicen plenamente en
todo el mundo. Esto quiere decir que la satisfacción de los derechos humanos no es una
responsabilidad de cada Estado tomado separadamente, sino una responsabilidad
compartida por toda la humanidad

5. ¿Por qué algunos derechos humanos son de aplicación inmediata, mientras que otros
son progresivos?
Los derechos de bienestar están sujetos a una cláusula de realización progresiva, según el
máximo de recursos disponibles, bajo el supuesto de que los países menos desarrollados
pueden necesitar tiempo para lograr su realización plena. Por su parte, las otras categorías
de derechos son de aplicación inmediata e incondicional.

6. ¿Qué pensaban James Griffin y Ronald Dworkin sobre los derechos humanos?
En este sentido, el filósofo James Griffin sostiene que los derechos humanos son normas
que protegen nuestra facultad de evaluar, de elegir un plan de vida para nosotros y de
actuar para hacerlo realidad. En opinión de Griffin, esta capacidad es la que nos distingue
del resto de los animales y la que nos hace especiales. Partiendo de esta noción de
persona, Griffin extrae tres derechos humanos abstractos que todas las sociedades deben
respetar en todo tiempo y lugar: el derecho de concebir metas propias sin padecer
amenazas ni presiones externas, el derecho de actuar libremente para alcanzar nuestros
objetivos y el derecho a una dotación mínima de recursos que nos permita hacer un uso
efectivo de la libertad en nuestro entorno social.
En cambio, otros filósofos como Ronald Dworkin han tratado de darle un contenido más
específico a la noción de dignidad que aparece en la doctrina internacional. Según Dworkin,
la dignidad humana se vincula con dos postulados generales de los que pueden extraerse
los derechos humanos más importantes. El primero de esos postulados sostiene que la vida
de cada persona tiene el mismo valor que la vida de cualquier otra, y el segundo afirma que
cada persona debe ser libre de decidir cómo quiere vivir su vida a partir de sus propias
evaluaciones de mérito. Cuando los gobiernos torturan o asesinan a sus ciudadanos, o
permiten que otros lo hagan impunemente, violan el primero de estos principios. Y cuando
les impiden expresarse libremente, profesar su religión o participar de la vida pública, violan
el segundo. En esos casos, Dworkin dice que los gobiernos se vuelven tiránicos y que los
ciudadanos pueden cuestionar su autoridad, y resistir aquellas leyes y directivas que
consideren lesivas de sus intereses vitales. Así, los derechos humanos funcionan como
estándares de legitimidad para los gobiernos.

7. ¿Por qué los derechos humanos son naturalmente heterogéneos?


Los derechos reconocidos por los documentos internacionales son de naturaleza
sumamente heterogénea. Algunos de ellos requieren conductas muy específicas por parte
de los Estados, como abstenerse de torturar, discriminar o censurar a las personas,
mientras que otros operan como directrices abstractas que los gobiernos deben
cumplimentar mediante la implementación de políticas públicas a lo largo del tiempo. Ese
sería el caso, por ejemplo, del derecho a la vivienda o a un nivel adecuado de salud física y
mental.

8. ¿Los actores privados pueden violar los derechos humanos? ¿Por qué?
En el mundo tal como lo conocemos esta facultad es mayormente ejercida por los Estados,
pero no es privativa de ellos. En cambio, los derechos humanos no se aplican a la conducta
de actores privados como los individuos, las empresas y los medios de comunicación. Si
bien estos agentes tienen la obligación de obedecer las leyes de su país, sus actos ilícitos
no constituyen violaciones de derechos humanos, aunque esto podría cambiar en los
próximos años.

9. ¿Son lo mismo los derechos humanos que los constitucionales? ¿Por qué?
Como derechos que regulan el uso de la autoridad política soberana, los derechos humanos
se asemejan a los derechos constitucionales. Pero hay una diferencia importante entre
estas dos familias de derechos. Los derechos constitucionales son derechos que las
comunidades políticas se dan a sí mismas para limitar el rango de acción de las mayorías
de turno y evitar el uso arbitrario del poder. Por eso, su contenido depende de las
tradiciones y los acuerdos fundacionales de cada sociedad y pueden ser derogados
mediante procesos previstos en la Constitución, como las enmiendas o las asambleas
constitucionales. Por el contrario, los derechos humanos son los mismos en todas partes y
no pueden ser cambiados ni siquiera mediante el consenso unánime de todos los
ciudadanos. Esto significa que los derechos humanos se sitúan más allá de la órbita de lo
políticamente decidible: están incluso por encima de la Constitución y sirven como
estándares generales para evaluar y criticar los ordenamientos legales, institucionales y
culturales existentes.

10. ¿De qué maneras los Estados pueden violar los derechos humanos?
En el plano interno los derechos humanos generan tres clases de deberes que los
gobiernos deben satisfacer respecto de sus habitantes: los deberes de respetar, los deberes
de proteger y los deberes de promover. Los deberes de respetar son obligaciones de no
interferir activamente con el goce de los derechos humanos; los deberes de proteger son
obligaciones de impedir que el ejercicio de los derechos humanos sea menoscabado por la
acción de terce- ros, y los deberes de promover son obligaciones de brindar asistencia a
quienes se vean privados del goce de sus derechos. Cuando los Estados incumplen alguno
de estos tres deberes genéricos, violan los derechos humanos de las personas, ya sea por
acción, por omisión intencional o por conducta negligente. Y si las violaciones son graves,
sistemáticas o generalizadas, pueden comprometer la legitimidad del gobierno tanto a nivel
interno como externo, justificando interferencias foráneas en su autonomía.

11. ¿Qué son los crímenes de lesa humanidad? ¿Cómo se relacionan con la idea de la
jurisdicción universal?
Esto significa que los crímenes de lesa humanidad involucran la existencia de un plan
deliberado por parte del gobierno y la utilización de la maquinaria estatal con fines
delictivos. La característica más distintiva de los crímenes de lesa humanidad es que son
imprescriptibles y que los individuos implicados en ellos pueden ser juzgados bajo
jurisdicción universal y no solamente bajo la jurisdicción y las leyes del Estado en el que
ocurrieron los abusos. En la actualidad, estos procesos son mayormente administrados por
la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, qué ha condenado a varios exjefes de
Estado a penas de prisión efectiva. La intuición que respalda este recurso completamente
extraordinario en nuestras prácticas penales es que los il- citos en cuestión resultan tan
aberrantes que ofenden la conciencia misma de la humanidad, al extremo de que su castigo
se vuelve un imperativo que traspasa las fronteras jurisdiccionales.
Evitar que estos crímenes queden impunes es un interés compartido por la humanidad en
su conjunto, no solamente por razones de justicia, sino también porque la garantía de
castigo genera un poderoso incentivo para que estas atrocidades no se repitan en el futuro
y para que todos estemos a resguardo de ellas.

12. ¿Qué deberes generales los derechos producen a los Estados para con su exterior?
La segunda función de los derechos humanos es externa y consiste en regular la conducta
de los Estados más allá de sus fronteras. En este plano, los derechos humanos también
generan tres deberes generales que podemos re- sumir así: el deber de cada Estado de no
violar ni menoscabar el goce de los derechos humanos en el territorio de otros Estados, el
deber de cada Estado de velar por el reconocimiento de los derechos humanos a escala
global y de brindar asistencia a quienes sean oprimidos o tiranizados por sus gobiernos, y el
deber de cada Estado de cooperar activamente para lograr la realización progresiva de los
derechos humanos en todas partes y no solamente en su propia jurisdicción.
De estos tres deberes, el primero es el más intuitivo y el más fácil de explicar. La idea es
que los Estados no deben atentar contra los derechos humanos de individuos situados en
otros países, ya sea mediante acciones directas, como el secuestro, la tortura y el
asesinato, o cooperando con la perpetración de abusos, como cuando proveen
equipamiento, información o apoyo logístico a un gobierno criminal o deportan a un
refugiado sabiendo que sus derechos humanos serán violados en el país de destino.
El segundo deber internacional es un tanto más exigente. Requiere que la comunidad
internacional supervise la conducta de sus miembros y aplique sanciones a los Estados que
violen los derechos humanos de sus residentes de manera repetida o generalizada.
Naturalmente, esas sanciones deben ser siempre progresivas y proporcionales, en el
sentido de que las penalidades nunca deben producir más daño que el que pretenden
evitar.
Finalmente, el tercer deber internacional establece que la comunidad internacional debe
tomar medidas proactivas para mejorar la situación de los derechos humanos a escala
global. El camino más directo para satisfacer esta obligación es brindar asistencia a las
sociedades que no puedan honrar los derechos humanos de sus residentes por sus propios
medios, incluyendo la transferencia de conocimiento, tecnología y recursos a los países que
necesiten ayuda. Pero la mejor manera de cumplir con este compromiso en el largo plazo
es adoptando regulaciones transnacionales que aceleren el desarrollo de los países más
rezagados.

13. ¿Cómo pueden ayudarse los Estados entre sí para satisfacer el derecho al desarrollo?
Esto puede conseguirse, por ejemplo, mediante normas de comercio diferenciales para los
países más pobres que les permitan conquistar nuevos mercados, mediante la concesión
de créditos blandos para obras de infraestructura, como centrales eléctricas, redes
cloacales, caminos y plantas de energía, y mediante la condonación de una parte de la
deuda externa sujeta al cum- plimiento de objetivos de política pública. Muchas de las
medidas específicas asociadas a este deber están expresadas en la Declaración sobre el
Derecho al Desarrollo de 1986 y fueron retomadas en un documento internacional más
reciente, los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

14. ¿Qué significa que los derechos humanos son principios suprapositivos?
Estos tres deberes internacionales que acabamos de comentar tienen fuentes legales
claramente establecidas: se derivan de la Carta de las Naciones Unidas, de los documentos
de derechos humanos y de las sentencias de varias cortes internacionales. Pero más allá
de estas fuentes legales, muchos autores creen que estas obligaciones están respaldadas
por principios suprapositivos que existen con independencia de las declaraciones y los
tratados. Su idea es que todos los individuos tenemos un deber fundamental de trabajar en
pos de la justicia y que solo cumplimos con este deber si cooperamos activamente con los
demás para lograr que todas las personas gocen de condiciones dignas de vida en todas
partes del mundo y no solo en nuestro país. También, en este sentido, las obligaciones por
los derechos humanos trascienden las fronteras y las nacionalidades y configuran un ideal
común que todos los pueblos deben esforzarse por realizar.

15. ¿Cómo se puede responder a la crítica de que los derechos humanos intentan imponer
valores occidentales sobre el resto del mundo? ¿Y al argumento de que son parte de un
orden social individualista y perverso? ¿Y al postulado de que defienden los derechos de los
delincuentes?
Para evaluar esta objeción debemos tener en cuenta que los derechos humanos nos han
mostrado ser una herramienta muy eficaz para proteger a las minorías culturales, religiosas
y de otro tipo en contextos hostiles y desventajosos. En este sentido, los derechos humanos
no impiden que las personas vivan sus vidas según las convenciones fijadas por su cultura
o su religión, si así lo deciden. Lo único que los derechos humanos prohíben es que algunos
individuos sean forzados a vivir según las creencias que otros les imponen mediante
sanciones, intimidaciones y amenazas en nombre de un supuesto pasado común.Desde la
perspectiva de estos críticos, los derechos humanos son parte de un orden social
individualista y perverso que debemos dejar atrás a cualquier precio. En cambio, en la
utopía socialista esos derechos no serán necesarios porque las personas serán realmente
libres e iguales y estarán dispuestas a sacrificar se voluntariamente por el bienestar de los
demás. Así pensaban los grandes líderes revolucionarios del siglo XX, desde Lenin, Stalin y
Mao Tse Tung hasta Pol-Pot, Fidel Castro y el Che Guevara.
La última objeción que debiéramos considerar es mucho menos elaborada, pero mucho
más familiar en el debate público. Esa objeción afirma que los derechos humanos son
derechos que defienden los intereses de los "delincuentes" y que impiden que el Estado
haga cumplir las leyes y las reglas de convivencia. Es cierto que en muchos países los
derechos humanos son usados de una manera parcial y sesgada para promover ciertas
causas ideológicas o desprestigiar a los gobiernos. Sin embargo, esta objeción se basa en
dos presupuestos equivocados.
En primer lugar, los derechos humanos no son contrarios a la autoridad, sino que la
presuponen y dependen de ella. La única manera de garantizar que todos podamos gozar
de nuestros derechos es mediante fuerzas de seguridad democráticas, imparciales y
respetuosas de las leyes, que actúen cuando sea necesario. En tal sentido, cuando el uso
de la fuerza es proporcionado y se orienta a evitar abusos y atropellos, es constitutivo de la
libertad misma. Impedir que algunos individuos violen los derechos de otros no es autoritario
ni represivo, sino todo lo contrario.
segundo lugar, es bueno no olvidar que los derechos humanos van mucho más allá de la
tortura, los asesinatos politicos y la desaparición forzada de personas. Son derechos que
todas las personas tenemos y que protegen nuestra libertad de pensar, de disentir, de
circular, de publicar nuestras ideas, de transitar el espacio público sin miedo y de no ser
privados de lo que es nuestro. La vida de todos nosotros sería muy distinta sin ellos.

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